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Entimemas e Argumentações

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pues o espantarás la pasión, o el erxtimema resultará dicho 
en vano, puesto que chocan los movimientos opuestos y a 
la ve î,y o se anulan ose debilitan. Tampoco cuando el dis- is 
curso sea de carácter se debe buscar el entimema, porque 
en la demostración no cabe ni carácter ni preferencia.
S e n t e n c i a s .
De sentencias ha de usarse tanto en la narración como 
en la argumentación, porque son cosas de carácter: «Tam­
bién yo se lo, di, aun sabiendo que no hay que fiarse». Y si 
es en tono patético: «Y no me arrepiento, aunque haya sido 20 
a mi costa la injusticia, pues a éste le ha tocado el prove­
cho, mas a mi la justicia».
N o t a s s o b r e c a d a g é n e r o .
Hablar al pueblo es más difícil que ante la justicia, na­
turalmente, porque es sobre el futuro, mientras que lo otro 
es sobre algo que ha sucedido, lo cual es ya sabido hasta por 
los adivinos, como decía Epiménides de Greta (172), pues 
aquel personaje no profetizaba sobre el futuro, sino sobre 25 
lo pasado que estuviera oculto. Y la ley es el asunto en la 
oratoria forense, y cuando se tiene un principio, es fácil 
hallar una demostración. No admite tampoco muchas di­
gresiones el género deliberativo, como en el judicial, por 
ejemplo, las hay contra la parte adversaria o sobre uno 
mismo, o cabe hablar patéticamente. La oratoria delibe­
rativa es la que entre todos los géneros menos admite, si 
no se quiere distraer al oyente. Es, pues, conveniente ha- 30 
cer esto sólo cuando no haya otro remedio, como hacen los 
oradores atenienses e Isócrates, pues hasta en el género de­
liberativo acusa,como a los lacedemonios e n elPanegírico,y 
a Cares en el discurso sobre los aliados (173). En los demos­
trativos es preciso adornar el discurso con elogios episódi-
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cos, como hace Isocrates, que siempre introduce alguno. Y 85 
lo que decía Gorgias de que nunca le faltaba materia para 
el discurso, es precisamente ésto, pues si habla de Aquiles, 
ensalza a Peleo, después a Eaco, después al dios. De modo 
semejante hace con el valor, que causa ésto y lo otro o que 
es tan grande.
E l c a r á c t e r .
Una vez que se tienen argumentos, hay que hablar con 
carácter y de jnodo que demuestre, pero si no se tienen enti- 髧 t, 
memas, mostrando el carácter moral, pues más conviene 
al que es bueno parecer bueno que de cuidado discurso.
Lo s EN TIM EM A S.
De los entimemas los que refutan son más estimados 
que los que demuestran, porque los que refutan se ve más 
claro que están formando razonamiento, ya que cuando se 
ponen juntos se conocen mejor los contrarios.
R e s p u e s t a a l a p a r t e c o n t r a r i a .
Lo que se dirige contra la parte adversaria no es de 5 
especie diferente, sino que de la misma que los argumen­
tos que ora refutan mediante objeción ora mediante si­
logismo. Es preciso, lo mismo en la deliberación que en 
el foro, decir primero para comenzar los argumentos pro­
pios, y después salir al encuentro del adversario refutando 
y rebajando sus razones. Si la réplica fuera copiosa, hay io 
que poner primero los argumentos contrarios, como hizo ' 
Calístrato (174) en la asamblea de Mesenia, que después de 
responder a lo que dijeron, es cuando habló él.
Guando se hable después, en primer lugar hay que ha­
blar contra el discurso del adversario, refutándolo y ha-

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