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Aristoteles Retorica-páginas-47

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por ejemplo, que no hay que estar orgulloso de lo que vie­
ne de la fortuna, sino de lo ganado por uno mismo. Dicho 5 
de esta manera vale como consejo; como alabanza asi: pone 
su orgullo, no en lo que existe por la fortuna, sino en lo 
debido a él mismo (105). De manera que cuando se quiere 
ensalzar, hay que mirar qué es lo que se podría aconsejar; 
y cuando se quiere aconsejar, hay que mirar qué es lo que 
se podría alabar. La expresión será contraria por necesi­
dad, según se traslade lo que prohibe a lo que no prohibe.
M o d o s e s p e c i a l e s d e e n c a r e c i m i e n t o .
También hay que servirse de muchas circunstancias de 10 
encarecimiento (106), como si es el único o el primero, o con 
pocos o que tuvo el que más parte en hacerlo, pues todo esto 
es noble. También las de tiempo y lugar, pues éstas también 
superan lo que cabe esperar. Y si muchas veces ha logrado 
lo mismo, pues ello parecerá cosa grande y no de fortuna, u 
sino lograda por uno mismo. Y si lo que le ha estimulado 
y premiado ha sido inventado y dispuesto por él; y a quien 
se hizo el primer encomio, como a Hipóloco (107), y como a 
Harmodio y Aristogiton (108), que fueron los primeros en 
tener estatua en el ágora. Lo mismo ocurre con los contra­
rios. Y si no se halla suficiente en él mismo, compáresele 20 
con otros; lo cual hacía Isócrates, por su falta de costum­
bre en la oratoria forense (109). Es necesario hacer la com­
paración con gente famosa, pues resulta encarecedor y en­
noblece si alguien es mejor que personas excelentes. Ra­
zonablemente el encarecimiento corresponde en las ala­
banzas, ya que consiste en una excelencia, y la excelencia 25 
es una de las cosas nobles. Por eso, si no con gente famosa, 
al menos es preciso hacer comparación con otros, puesto 
que excelencia parece que revela virtud.
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E l e n c a r e c i m i e n t o , c a r a c t e r í s t i c o d e l g é n e r o d e m o s ­
t r a t i v o , COMO E L E JE M P L O , D E L D ELIB E R A T IV O , Y EL
EN TIM E M A , D E L FO R E N SE .
En general, de las formas comunes a todos los discur­
sos, el encarecimiento es el más apropiado en los declama­
torios, pues toman las cosas como admitidas por todos, de 
manera que no falta sino rodearlas de importancia y be­
lleza. Los ejemplos son lo más apropiado para los delibera­
tivos, ya que por lo pasado juzgamos augurando el futuro; 
los entimemas, para los forenses, pues fundamentación en 
causa y prueba admite especialmente lo pasado, por ser 
dudoso.
En qué se apoyan casi todos los elogios y vituperios, y 
a qué hay que atender para ensalzar y reprochar, y de qué 
resultan los encomios y las invectivas, es todo esto; y ad­
quiridas estas nociones, son evidentes sus contrarios, pues 
el vituperio proviene de las cosas contrarias.
L a o r a t o r i a f o r e n s e : t r e s b a s e s d e s u s r a z o n a m i e n t o s .
Acerca de la acusación y la defensa, y de cuántas y cuá­
les premisas hay que sacar los razonamientos, parece que 
es lo que corresponde tra tar a continuación. Hay que con­
siderar tres cosas: la una, por cuántas y cuáles causas se 
comete injusticia; en segundo lugar, cuál es la disposi­
ción (110) de quienes la cometen; en tercero, contra quiénes 
y en qué disposición. Después de definir qué es cometer in­
justicia, digamos lo que sigue.
L a i n j u s t i c i a , l a l e y .
Sea cometer injusticia el hacer daño voluntariamente y 
contra la ley. La ley es [v. cap. 13] o particular o común;
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