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I 13 72 veces con voluntad, y otras sin voluntad de los legisladores; sin su voluntad, cuando les ha pasado desapercibido; con su voluntad, cuando no pueden definir, pero es forzoso ha- 30 blar o en absoluto, o si no, con el valor más general. Y tam bién lo que no se puede definir por causa de su infinitud, como el herir con hierro y con qué tamaño y con qué clase de hierro, y se pasaría una vida enumerando. Si algo es in finito y es preciso legislar sobre ello, es necesario hablar en 35 general, de manera que si uno que tiene un anillo (143) le vanta la mano o golpea, según la ley escrita es culpable y 1374 b comete delito, pero según la verdad no comete delito, y esto es la equidad. Siendo lo equitativo Jo que hemos dicho, es claro qué ac tos son los equitativos y no equitativos, y cuáles son los hom bres inicuos; los actos disculpables son de equidad, pero los errores y los delitos no han de ser estimados en lo mismo, e ni las desgracias, pues son desgracias sucesos no previsibles racionalmente ni tampoco resultantes de negligencia; erro res los sucesos no previsibles y que no proceden de maldad; delitos, los que son calculados y proceden de maldad, pues xo lo que se hace por apetito es por maldad. Ser indulgente con las cosas humanas es también de equidad. Y mirar no a la ley sino al legislador. Y no a la letra, sino a la intención del legislador, y no al hecho, sino a la intención, y no a la parte, sino al todo; ni cómo es el acusado en el momento, sino cómo era siempre, o la mayo- 15 ría de las veces. Y el acordarse más de los bienes que de los males recibidos, y más de los bienes que ha recibido que de los que ha hecho. Y el soportar la injusticia recibida. Y el preferir la solución más por la palabra que por las obras. Y el querer acudir mejor a un arbitraje que a juicio, por- 20 que el árbitro atiende a lo equitativo, mas el juez a la ley, y por eso se inventó el árbitro, para que domine la equidad. Acerca de las cosas de equidad queda definido de esta manera. I 14 73 C r i t e r i o s p a r a m e d i r l a g r a v e d a d d e l d e l i t o . 14 El delito es mayor según que proceda de injusticia ma- 25 yor, por eso los más mínimos pueden ser muy grandes, como Calístrato cuando acusaba a Melanopo (144) de que había sisado óbolo y medio sagrado a los constructores del templo; en cuestión de justicia es al contrario. Aquellos ca sos son por lo que existe en potencia, porque el que ha ro bado óbolo y medio sagrado sería capaz de cometer cual quier injusticia. Pues unas veces se juzga así la gravedad, y otras por el 30 daño. Tal aquello cuyo castigo no es adecuado, sino que todo es demasiado pequeño. Y aquello que no tiene remedio, que es difícil e imposible (145), y aquello por lo que no puede reclamar castigo el perjudicado, porque es irremediable; ya que el castigo y venganza es un remedio. Y si el que ha sufrido el daño y la injusticia se ha castigado fuertemente a 35 sí mismo, pues es justo que el que ha hecho el daño sea más castigado; así Sófocles (146) hablando en favor de Eucte- mon, después que se mató él mismo por haber recibido ul- 1375 a traje, dijo que no lo estimaría en menos que en lo que el que lo había recibido lo había estimado contra sí. Y el que cometió él solo el crimen o el primero o des pués de pocos. Y el cometer muchas veces el mismo delito. Y aquel delito por cuya causa se han buscado y hallado 5 medios de prevenirlo o castigarlo, así en Argos castigan a aquel por cuya causa se ha establecido una ley y a aquellos por cuya causa se ha construido una cárcel. Y el crimen cuanto más brutal es mayor. Y el ser premeditado lo hace mayor. Y aquél al que los oyentes temen más que compa decen. Los recursos retóricos son los siguientes: que el acusado muchas cosas ha suprimido o transgredido, como juramen- 10 tos, apretones de las diestras, palabras de fe, matrimo nios (147); muchas injusticias juntas hacen exceso. Y el ser
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