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Aristoteles Retorica-páginas-60

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84 NOTAS AL LIB. I
tica. El ataque está aquí dirigido contra Isócrates, que enseñaba retórica nada 
más, y pretendía, sin duda, ensenar filosofía, y política. Véase infra n. 52, y n. 96 
al lib. II .
(22) Los textos que alegamos son terminantes, y de ambos se deduce que Aris­
tóteles creía que todo llegamos a creerlo mediante el silogismo o la inducción, no 
sólo en la dialéctica, sino en la retórica y en general. E n cuanto a estas referen­
cias y las de tres líneas más abajo v. lo que advierte J . Zürcher Aristóteles’ 
Gefet u . Werky p. 275. '
(23) Traducimos así (con Dufour I p. 40) el término técnico ρητορεία, usa­
do en las escuelas (por ejemplo, por Isócrates), y que Aristóteles no emplea sino 
en este pasaje (y aun aquí mismo con variantes) y en otro más.
(24) De este título hay una obra perdida de Aristóteles, conocida por mencio­
nes en los diversos catálogos de obras del filósofo, y también en la Epístola a 
Ammaeus de Dionisio de Halicarnaso (6 y 8). Pero aquí se alude no a ésta, sino 
a Tóp. I 12, 105 a 10 y IX 2, 151 a 18 (v. Moraux p. 66, siguiendo a Vahlen).
(25) Traducimos literalmente entendiendo que αύτών se refiere a ejemplos y 
entimemas; algunos editores, traductores y comentaristas (Mureto, Bywater) su- 
primen esta palabra.
(26) Dufour, en nota a este pasaje, pone en relación con ésto Tóp. I 10,104 
a 5 ss., donde se establecen las condiciones para que una proposición sea dia­
léctica, a saber: que a los sabios les parezca creíble, sin que a las personas vul­
gares les parezca increíble.
(27) La retórica, como la dialéctica, recae sobre asuntos que no son objeto de 
un arte o facultad especial: parece deducirse de aquí que Aristóteles concibe que 
el campo de la retórica se vaya restringiendo, a medida que nuevas artes hagan 
a los asuntos objeto de estudio especial.
(28) Quizá convendría, en vez de «inferir», un término menos técnico: en grie­
go, συνοραν, podría significar algo así como «tener una visión de conjunto)). Gra­
nero: «no son capaces de entender en conjunto)).
(29) E l término griego ένδοξα indica lo que descansa en la opinión corriente, 
precisamente en cuanto se contrapone al valor pleno de las primeras y fundamen­
tales verdades.
(30) E l silogismo primero es para Aristóteles aquel en que el predicado de la 
mayor es sujeto de la menor: A es verdad de todo B, B es verdad de todo C, lue­
go A deberá ser predicado de todo C; cf. Anal. pr. I 4, 25 b 32 sgs.
(31) Dorieo es un famoso vencedor olímpico, de familia de campeones; la
OI. V II de Píndaro celebra la victoria de su padre en el pugilato.
(31 a) Gohlke Entst. p. 117 piensa que no es este texto el ¿ludido, por ser 
tardío en el desarrollo de la técnica aristotélica, sino que se refiere a uñ pasaje de 
la analítica que ahora no tenemos, al sustituirlo Aristóteles por su doctrina de la 
modalidad.
(31 b) Es decir, que los entimemas necesarios corresponden a los indicios, y 
los frecuentemente verdaderos a lo verosímil.
(32) Es decir, tiene la misma relaoión con la conclusión que ha de ser alcan­
zada: «con aquello a que va dirigida su probabilidad general», respecto del caso 
particular probable que ha de ser probado (cf. Roberts en nota a este luga-r).
(33) Traducimos κατά μέρος por «particular)) y καθ’ έκαστον por «individual#; 
sus opuestos son respectivamente καθόλου y άπλώς, como puede verse en Bo­
ni tz.
(34) Así traducimos la. palabra τεκμήριον, que está en relación etimológica 
con τέκμαρ, la cual significa «fin, término, objetivo»; la diferencia entre las dos 
palabras que Aristóteles explica como equivalentes ea que πέρας pertenece a la
NOTAS AL LIB. I 85
prosa ática, mientras que τέκμαρ ea poética y jónica; la «lengua antigua» a que 
se refiere el texto ea la poesía homérica. Cf. para todo este pasaje infra, I I 25» 
1402 6 14-1403 a 16. Gohlke, op. cit. p. 120, considera interpoladas por el autor 
estas líneas (2-10).
(34 a) Nuevo añadido (13-18) al texto primitivo, cf. Gohlke op. cit. p. 121.
(34 6) También Gohlke loe. cit. da por añadidas las líneas 20-25.
(35) La doctrina de ese último cap. de Jos An. pr. es la distinción entre vero­
símil e indicio, la definición de entimema como silogismo a partir de premisas ve­
rosímiles o indicios; que el indicio consta de una sola premisa, mientras que el 
silogismo de dos; el silogismo primero es el concluyente, mientras que la figura 
media y última del silogismo no son concluyentes; en realidad un resumen de eaa 
doctrina ea la que leemos aquí, líns. 11-21.
(36) El término entimema se halla sin duda en el tecnicismo dp los retóricos 
antes de Aristóteles; así, aparece en Isócrates 9, 10 (cf. Solmsen A JP h L X II p. 39 
n.) en Esquines 2, 110. Supone P . Moraux (p. 102 s.) que de la distinción de los 
entimemas en retóricos, o sin facultad determinada, y didácticos (v. infra, 1358 
o 24 y Ref. sof. 2, 165 6 1-4 ss.) se ocupaba el Estagirita en su obra perdida 
ενθυμημάτων διαιρέσεις. Lo característico de Aristóteles es que hace del entimema 
algo no retórico ni estilístico, sino dialéctico.
(37) Sobre el tema volverá más adelante, I I 22.
(38) «Lugares») es un tecnicismo aristotélico, quien lo extendió a la lógica,
pero el término ya empezaba a usarse en los tratadistas de retórica, y otra vez 
nos sirven de testimonio de ello Isócrates y Esquines.,
(39) Traduzco así el término física; quizá así se hace resaltar mejor la dife­
rencia que hay entre lo que Aristóteles entendía bajo este término y lo que com­
prendemos en él nosotros.
(40) Llamaríamos también a este «lugar de más y menos» tópico de grado.
(41) Traducimos con este término el griego πρότασις, definido en los An. pr.
1 1, 24 a- 17, como «oración aseverativa o negativa de algo respecto de alguna cosa».
(42) Se trata de los entimemas específicos, y por eso tenemos en el texto
griego el género neutro, como se puede comprobar eatudiando el asunto en el 
índice de Bonitz s. u. ίδιος.
(43) Igual que en el pasaje a que se refiere a la nota anterior, se tra ta de los 
entimemas específicos, los de una ciencia determinada; a medida que se abando­
nan los lugares comunes, más se entra con éstos en una habilidad o ciencia espeoial.
(44) Aquí (como en; 6, 1362 α 21) «elementos» no significa cosa distinta de 
«lugares», lo que expresamente encontramos explicado más adelante, I I 26, 1403 
o 18, cf. también 1396 b 22 y Teofrasto fr. 68 Wimmer (en Alej. Afrod. in 
Top. I p. 5).
(45) Cope anota aquí la contradicción de este pasaje con 6,1362 α 15 sgs., don­
de el orador deliberante se ocupa del preaente, y con 8, 1366 α 18, donde se dice 
eso mismo expresamente. Véase infra n. 154.
(46) Como es bien sabido, τέλος es un tecnicismo aristotélico, que equivale en 
general a σκοπός, a τό ού £νεκα, y que podría traducirse en la terminología tradi­
cional como «causa final».
(47) El miamo tema se halla en Platón Apol. 28 b e y Banq. 179 e; procede como 
e sabe de la Iliada X V III 79 sgs. También Isócrates Paneg. 53 y Esquines In
Tim . 145 y 150, recogen el asunto.
(48) Es decir, los fines de laa tres clases de retórica, deliberante, forense y de­
mostrativa, que son respectivamente lo conveniente, lo justo y lo noble. Gohlke 
Entsiehung p. 124 considera todo este párrafo (iín. 6-10) como un añadido ulterior, 
destinado a sustituir al siguiente (11-29).

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