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Aristoteles Retorica-páginas-68

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podido hacerles, de manera que creen éstos que ya han to­
mado su venganza. Y si creen que han cometido injusticia 
y que la han sufrido justamente, [pues la ira no se siente 
contra lo justo], ya que no creen sufrir nada sobre lo mere­
cido, y eso era (19) la ira. Por eso es preciso castigar primero 
con reprimendas, porque así se enojan menos al ser castiga- 20 
dos los mismos esclavos. Y no se siente ira si se cree que 
no ha de sentir el castigado que ha sido por causa de uno 
mismo y en compensación de lo que uno sufrió, porque la 
ira es sobre lo particular, según es evidente por ¡a defini­
ción. Por eso dice bien el verso [Od. IX 504]:
«di que fué Ulises destructor de ciudades», 25
porque no se creería Ulises vengado si el cíclope no supiera 
por quién y por qué. De manera que no se enojan contra 
otros que no sienten, ni contra los que ya han muerto, por­
que han sufrido lo último y no tendrán más dolor, ni sen­
tirán, que es lo que los airados desean. Por eso bien dice 30 
sobre Héctor ya muerto el poeta, que quiere hacer cesar a 
Aquiles en la ira, que [II. XXIV 54]:
«A sorda tierra m altrata iracundo» (20).
Claro es que los que quieren aplacar han de sacar de es­
tos lugares para disponer a los oyentes de tal manera, bien 
infundiéndoles temor a aquellos contra los que están enoja- 35 
dos, bien respeto, bien presentándolos como autores de fa­
vor, bien como que obraron sin querer, bien como muy 
arrepentidos de lo que han hecho.
D e l a m o r .y e l o d i o . 4
Digamos por quiénes se siente amor y odio, y por qué, 
después de definir la amistad y el amor (21). Sea el amor el 
querer para alguien lo que se cree bueno, por causa de él y
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no de uno mismo, y ser inclinado a realizarlo según las fa- i38i a 
cultades. Es amigo el que ama y es correspondido. Se con­
sideran amigos los que se creen así dispuestos entre sí.
Supuestas estas cosas, es necesario que sea amigo el que 
juntamente se goza con los bienes y se duele con los males, 5 
no por otra cosa sino por uno mismo. Porque cuando suce­
den las cosas que se desean todos gozan, y cuando las con­
trarias, sienten pena, de manera que signo de la voluntad 
son las penas y los placeres. Son amigos, pues, aquellos para 
quienes bienes y males son los mismos y los mismos los 
amigos y los enemigos; pues es forzoso que quieran lo mis- 10 
mo que sus amigos, de modo que el que quiere lo que para 
sí para otro, parece que es amigo de éste. Y se ama a los 
benefactores de uno mismo o de los amigos de uno, bien si 
los favores son grandes, bien si con buen ánimo, bien si en 
ciertas circunstancias y por causa de uno mismo, o bien a 
los que se considera que tienen intención de hacer favor. Y 
a los amigos de los amigos, y que aman a los que uno mis- X5 
mo ama. Y a los que son amados por los amados por uno.
Y a los que tienen los mismos enemigos que uno, y a los 
que odian a quienes uno odia, y a los que son odiados por 
los por uno mismo odiados; pues para todos estos parece 
que son los bienes los mismos que para uno, de manera 
que quieren los mismos bienes que uno mismo quiere, lo 30 
cual decíamos propio del amigo. También a los que han 
hecho beneficio en riqueza o acerca de la seguridad; por eso 
se aprecia a los liberales y a los valerosos y a los justos. Se 
suponen tales los que no viven a costa de otros; y tales 
son los que viven de su trabajo, y de éstos los que de la la­
branza, y entre los demás los artesanos especialmente. Y a 25 
los que son temperantes, porque no cometen injusticia. Y a 
los que no enredan, por lo mismo. Y aquellos a los que de­
seamos ser caros, si nos pareciere que quieren estimarnos; 
son tales los buenos por virtud y los de buena fama, bien 
entre todos bien entre los mejores o entre los que son por
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