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II 4 103 podido hacerles, de manera que creen éstos que ya han to mado su venganza. Y si creen que han cometido injusticia y que la han sufrido justamente, [pues la ira no se siente contra lo justo], ya que no creen sufrir nada sobre lo mere cido, y eso era (19) la ira. Por eso es preciso castigar primero con reprimendas, porque así se enojan menos al ser castiga- 20 dos los mismos esclavos. Y no se siente ira si se cree que no ha de sentir el castigado que ha sido por causa de uno mismo y en compensación de lo que uno sufrió, porque la ira es sobre lo particular, según es evidente por ¡a defini ción. Por eso dice bien el verso [Od. IX 504]: «di que fué Ulises destructor de ciudades», 25 porque no se creería Ulises vengado si el cíclope no supiera por quién y por qué. De manera que no se enojan contra otros que no sienten, ni contra los que ya han muerto, por que han sufrido lo último y no tendrán más dolor, ni sen tirán, que es lo que los airados desean. Por eso bien dice 30 sobre Héctor ya muerto el poeta, que quiere hacer cesar a Aquiles en la ira, que [II. XXIV 54]: «A sorda tierra m altrata iracundo» (20). Claro es que los que quieren aplacar han de sacar de es tos lugares para disponer a los oyentes de tal manera, bien infundiéndoles temor a aquellos contra los que están enoja- 35 dos, bien respeto, bien presentándolos como autores de fa vor, bien como que obraron sin querer, bien como muy arrepentidos de lo que han hecho. D e l a m o r .y e l o d i o . 4 Digamos por quiénes se siente amor y odio, y por qué, después de definir la amistad y el amor (21). Sea el amor el querer para alguien lo que se cree bueno, por causa de él y II 4 104 no de uno mismo, y ser inclinado a realizarlo según las fa- i38i a cultades. Es amigo el que ama y es correspondido. Se con sideran amigos los que se creen así dispuestos entre sí. Supuestas estas cosas, es necesario que sea amigo el que juntamente se goza con los bienes y se duele con los males, 5 no por otra cosa sino por uno mismo. Porque cuando suce den las cosas que se desean todos gozan, y cuando las con trarias, sienten pena, de manera que signo de la voluntad son las penas y los placeres. Son amigos, pues, aquellos para quienes bienes y males son los mismos y los mismos los amigos y los enemigos; pues es forzoso que quieran lo mis- 10 mo que sus amigos, de modo que el que quiere lo que para sí para otro, parece que es amigo de éste. Y se ama a los benefactores de uno mismo o de los amigos de uno, bien si los favores son grandes, bien si con buen ánimo, bien si en ciertas circunstancias y por causa de uno mismo, o bien a los que se considera que tienen intención de hacer favor. Y a los amigos de los amigos, y que aman a los que uno mis- X5 mo ama. Y a los que son amados por los amados por uno. Y a los que tienen los mismos enemigos que uno, y a los que odian a quienes uno odia, y a los que son odiados por los por uno mismo odiados; pues para todos estos parece que son los bienes los mismos que para uno, de manera que quieren los mismos bienes que uno mismo quiere, lo 30 cual decíamos propio del amigo. También a los que han hecho beneficio en riqueza o acerca de la seguridad; por eso se aprecia a los liberales y a los valerosos y a los justos. Se suponen tales los que no viven a costa de otros; y tales son los que viven de su trabajo, y de éstos los que de la la branza, y entre los demás los artesanos especialmente. Y a 25 los que son temperantes, porque no cometen injusticia. Y a los que no enredan, por lo mismo. Y aquellos a los que de seamos ser caros, si nos pareciere que quieren estimarnos; son tales los buenos por virtud y los de buena fama, bien entre todos bien entre los mejores o entre los que son por 16
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