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Aristoteles Retorica-páginas-71

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dependiente del contrario. Y también las cosas en que no 25 
hay socorro o éste no es fácil. Por decirlo en general, son 
temibles todas las cosas que cuando les ocurren a otros o 
amenazan ocurrirles merecen compasión.
Las cosas temibles y por decirlo así las que mayormen­
te se temen son, éstas; digamos ahora cuál es la disposición 
de los que temen. Si el temor es con cierta espera de sufrir 30 
algún daño que aniquile, es evidente que nadie teme entre 
los que creen que no les puede pasar nada, ni se teme lo que 
uno cree que no le va a pasar, ni a quienes no se cree que 
causen daño, ni cuando no se cree que va a ocurrir. Es for­
zoso por consiguiente que teman los que creen que Ies puede 3g 
pasar algo, y a quienes pueden causarlo, y lo que es tal 
daño y cuando puede suceder. Porque no creen que puede 
sucederles ni los que están en gran ventura ni los que por 1383 
tal se tienen; por eso insolentes y desdeñosos y audaces 
(pues tales los hace la riqueza, la fuerza, las amistades y el 
ser poderoso); tampoco los que ya creen que les ha ocurrido 
lo peor y están fríos ante el futuro, como los que ya han 5 
sufrido grave pena corporal (26); pues para temer es pre­
ciso que reste alguna esperanza de salvación sobre aquello 
que angustia. La prueba es que el miedo hace considerados, 
pero nadie anda en consideraciones sobre las cosas deses­
peradas.
De manera que a los oyentes es preciso disponerlos de 
tal modo, cuando es mejor que teman, diciéndoles que están 
en condiciones de que algo les sobrevenga, porque también 
otros mayores que ellos han sufrido; y mostrarles que otros 10 
como ellos padecen o han padecido, y a manos de quienes 
no pensaban y lo que no pensaban y cuando no podían es­
perarlo.
D e l v a l o r .
Puesto que acerca del temor está claro qué es, y tam­
bién acerca de lo que es temible, y en qué disposición teme
II 5 n o
cada uno, resulta evidente de esto qué es el valor y en cuá- 15 
les cosas se muestran los valientes y en qué disposición se 
es valeroso, porque el valor es lo contrario del temor; y lo 
que da valor, de lo que causa temor, de manera que es la 
esperanza con imaginación de que está cerca lo que puede 
salvar, y de que las cosas temibles o no existen o están lejos.
Son cosas que dan valor que lo temible esté lejos o que 20 
lo que salva esté cerca. Y si caben remedios o socorros, bien 
muchos, bien grandes, bien lo uno y lo otro, y si no se ha 
cometido injusticia ni sido víctima de ella, si los contrarios 
o no existen en absoluto o no tienen poder, o si teniendo 
poder son amigos, o si han hecho beneficio o lo han reci­
bido. O si son más numerosos aquellos a quienes conviene 25 
lo mismo que a uno, o más fuertes, o ambas cosas.
Los animosos lo son en las siguientes disposiciones: si 
creen que han triunfado en mucho y no han sufrido, o si a 
menudo han llegado a estar en peligro pero se han salvado; 
porque de dos modos (27) los hombres se hacen insensibles: 
o por no tener experiencia o por tener seguridad, y así en 30 
los peligros del mar, los que no han conocido tormenta con­
fían en el futuro y también los que sienten seguridad a cau­
sa de su experiencia. Y cuando ello no es temible para los 
que son iguales, ni para los que soja inferiores ni para aque­
llos de quienes uno se considera superior; y tales se consi­
deran aquellos a los que se ha vencido, bien a ellos mismos, 
bien a los que a ellos superan, bien a los iguales. También 35 
los que creen que tienen más y mayores cosas de aquellas 1333 b 
cuya posesión hace a los hombres temibles; son esas cosas 
riqueza, vigor corporal, amistades, posesiones territoria­
les y elementos para la guerra, bien de todas clases bien de 
los más importantes. Y tampoco se teme si no se ha come­
tido injusticia contra nadie, o contra pocos o contra quie­
nes no son de temer. Y, en general, tampoco si tienen res- 5 
pecto de los dioses una situación buena, en todo y espe­
cialmente en lo que resulta de agüeros y oráculos (28): por-

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