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Aristoteles Retorica-páginas-75

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va a sentir compasión esté en situación tal que pueda creer 
que va a sufrir algún mal o bien él mismo o bien alguno de 20 
los allegados, y un mal tal como se ha indicado en la defi­
nición, o semejante o casi igual; por eso no sienten compa­
sión los que están completamente perdidos (pues creen que 
nada les puede ocurrir porque ya les ha sucedido), ni los 
que se creen en una felicidad suprema, que son insolen­
tes (38), pues si creen que tienen todos los bienes es evidente 25 
que también el de no poder sufrir ningún mal, pues cierta­
mente esto es uno de los bienes. Son capaces de pensar que 
puede ocurrirles los que han sufrido mal y se han librado 
de él, y los ancianos, por su prudencia y por su experiencia, 
y los débiles, y aún más los cobardes, y los instruidos, por­
que saben calcular. Y los que tienen padres o hijos o mu- 30 
jeres, pues éstos son cosas propias que pueden sufrir el mal.
Y los que no están dominados por una pasión valerosa, por 
ejemplo la ira o la cólera (que no tienen en cuenta el futu­
ro), ni los que están con ánimo insolente (porque tampoco 
éstos piensan que les pueda ocurrir nada); mas si los que 
se hallan en un punto medio; ni tampoco los demasiado 35 
asustados, pues no sienten compasión los que están abru­
mados bajo el peso de su propio daño. Siéntese compasión 
si se cree que algunos son buenos, porque el que a nadie 1386 a 
cree tal, pensará que todos son dignos de sufrir daño. Y, 
en general, cuando se está en tal disposición que uno se 
acuerda de que tal cosa le ha ocurrido o a él mismo o a sus 
allegados, o espera que le ocurra a él o a sus allegados.
En qué disposición se compadece queda dicho; lo que 
se compadece está claro por la definición: todas las cosas 5 
graves entre las penosas y dolorosas, todas son dignas de 
compasión, y las que sean mortales, y todos los males cau­
sados por la fortuna que sean grandes. Son males dolorosos 
y graves las muertes y ultrajes corporales, los malos tra­
tamientos y la vejez y enfermedades y la falta de alimento; 
son males causados por la fortuna la carencia y escasez de 10
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amigos (por eso es digno de lástima el ser arrancado de los 
amigos y compañeros), la fealdad, la debilidad, la mutila­
ción y el'que de donde procede que resulte un bien resulte 
un mal (39). Y el repetirse ésto. Y también el que suceda 
algo bueno después de haber sufrido el mal, por ejemplo, 
que a Diopeithes (40) le llegara el regalo del rey después de is 
morirse. Y o bien no ocurrirle a uno nada bueno o si le 
ocurre no disfrutarlo.
Sobre lo que se siente compasión son las cosas dichas y 
las semejantes; se siente compasión por los conocidos, si no 
están demasiado cerca en la relación, pues por éstos se tie­
ne el mismo sentimiento que si le ocurriera a uno mismo. 20 
Por eso Amasis (41) no lloró por el hijo llevado a la muerte, 
según cuentan, pero si por el amigo que pedía limosna, 
porque esto sí que era digno de compasión, mientras que 
lo otro era horrendo; y lo horrible es cosa diferente de lo 
lastimoso, y aleja la compasión, y muchas veces sirve para 
lo contrario; porque ya no se siente compasión cuando está 25 
cerca de uno lo que es horrible. Se compadece también a 
los semejantes en edad, en carácter, en hábitos, en digni­
dad, en estirpe; pues en todos éstos parece más que le pue­
de ocurrir a uno mismo, porque, en general, es preciso de­
finir (42) aquí que cuanto se teme para uno es lo que se 
compadece cuando ocurre a otros. Puesto que son dignas 30 
de compasión las desgracias que parecen cerca, las que ocu­
rrieron u ocurrirán a los diez mil años (43), como no se es­
peran ni se recuerdan, o no son compadecidas en absoluto 
o no igualmente, y así es forzoso que los que refuerzan el 
efecto con sus gestos, sus voces y vestido y, en general, con 
lo teatral despiertan más la compasión, porque hacen que 35 
parezca cercano al ponerlo delante de los ojos, o como in­
minente o como recién sucedido. Y lo que ha poco ocurrió 
o amenaza para en seguida despierta más la compasión; por i3se b 
eso las señales, por ejemplo los vestidos de los que han sufri­
do desgracia y las demás cosas semejantes; y los hechos y las

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