Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
II 9 119 conversaciones y demás sobre los que sufren desgracia, por ejemplo, de los que están muriendo. Y especialmente el que personas buenas estén en tal situación excita la compasión, pues todo esto, por hacerlos aparecer cerca, acrece la com pasión, porque la desgracia resulta inmerecida y porque aparece ante los ojos. 5 D e LA IN DIG NACIÓN. 9 Se contrapone a la compasión, principalmente, lo que llaman indignación, porque al sentir pena por las desgra cias inmerecidas es en cierto modo contrario, y procede del mismo carácter sentir pena por las fortunas inmerecidas. Ambas pasiones son propias de un carácter noble, porque corresponde apenarse y sentir compasión por los que su- 10 fren desgracia inmerecidamente, e indignarse contra los que inmerecidamente gozan de ventura, porque es injusto lo que ocurre contra los merecimientos, por lo cual atribuimos también a los dioses la indignación. También podría parecer que la envidia se opone a la compasión de la misma manera, como si se acercara mucho 15 y fuese del mismo género que la indignación, pero es cosa diferente, porque la envidia es una pena con turbación, y se siente por el bien ajeno, pero no por el inmerecido, sino contra la persona igual o semejante. Mas el que sea no por que a uno le va a ocurrir algo, sino por el prójimo, es preci so que se dé en unos y en otros, porque ya no será lo uno 20 envidia y lo otro indignación, sino temor, si el pesar y la turbación vienen de que a uno le va a venir un daño de la ventura de aquél. Y es evidente que les seguirán a éstos las pasiones con trarias, pues el que siente pesar por los que injustamente sufren daño se alegrará o mantendrá sin pena cuando de 25 modo contrario lo sufren; por ejemplo, de los parricidas o asesinos cuando les llega el castigo ningún hombre bueno II 9 120 sentirá compasión, ya que es preciso alegrarse de tales co sas; y del mismo modo ocurre con los que gozan de ventura merecidamente, pues lo uno y lo otro es justo y causa gozo en el hombre decente, porque corresponde esperar que le ocurra lo que al que es como uno, a uno mismo. Y es propio todo ésto del mismo carácter,^ lo contrario del contrario, 30 pues la misma persona es el que en el mal se goza y el en- 1337 a vidioso, ya que por lo que uno siente pesar cuando ocurre o lo tiene alguien, es forzoso que él mismo se alegre de la privación y destrucción de aquello. Por eso son impedi mentos de la compasión todos estos sentimientos, pues se diferencian por las causas dichas, de manera que para ha cer (44) una cosa indigna de compasión todas son igualmen- 5 te útiles. Digamos en primer lugar acerca de la indignación, contra quiénes uno se indigna y por qué y en qué disposición; des pués a continuación, acerca del resto. Por lo expuesto, es ello evidente, porque si la indignación es pesar por el que parece que goza de fortuna inmerecidamente, es en primer 10 lugar claro que no es posible indignarse con todos los bie nes; pues nadie se indignará contra uno que sea justo o va leroso o alcance una virtxid (pues tampoco la compasión se siente por los contrarios a ésto), sino por la riqueza y el poder, y cosas tales de las que hablando en general son dig nos los buenos y los que por naturaleza poseen bienes como 15 nobleza, belleza y demás semejantes. Y puesto que lo que es antiguo parece próximo a lo que es de naturaleza, es forzoso que contra los que tienen un mismo bien, si ca sualmente lo tienen desde ha poco, y por ello gozan de ventura, se sienta más indignación, pues más pesar causan los que son ricos recientes que los que lo son de antiguo y 20 por su familia; del mismo modo también los que tienen mando y poder y muchos amigos y buenos hijos y cual quier cosa de las tales. Y si a causa de estas cosas les sucede a ellos algún otro bien, lo mismo; porque más pesar causan 18
Compartir