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Aristoteles Retorica-páginas-78

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nor, y se excita la fama, y por todo lo que es ventura, casi 
por todo esto se siente envidia, y especialmente por aqué­
llo que le excita a uno o cree que debe tenerlo, o con cuya 
posesión se supera un poco o se queda en poco inferior. 5
Está claro también a quiénes se envidia, pues ha queda­
do dicho a la vez, ya que se envidia a los que están cerca 
en tiempo y lugar y edad y fama y nacimiento. De donde 
el dicho [Esquilo fr. 305 N.]
«la familia también sabe envidian).
Y está claro a quiénes se emula, pues contra los dichos 
es contra quienes se siente emulación, mientras que nadie 
compite con los de hace diez mil años, ni con los venideros 
ni con los muertos, ni con los que están donde las columnas 10 
de Hércules. Ni tampoco a los que estima uno mismo y es­
timan otros que le dejan a uno muy ajtrás, ni a los que uno 
supera con mucho. De la misma manéra en lo que se refie­
re a rivalizar sobre las mismas cosas, puesto que contra 
los competidores en juegos y los rivales en amor, y en gene­
ral contra los que desean las mismas cosas se siente la emu­
lación, es preciso que a éstos se les envidie sobre todo, de 15 
donde el dicho [v. más arriba 1381 b 17]
«También el alfarero al alfarero».
También envidian a los que poseyendo o alcanzando tal 
cosa son para uno un deshonor, pues éstos son los cercanos 
e iguales. Porque está claro que en comparación con éstos 
no ha alcanzado uno el bien, ya que esto es lo que hace a la 
envidia penosa. Y a los que tienen o han alcanzado lo que 20 
le corresponde a uno o lo que alguna vez alcanzó, por eso 
los viejos tienen envidia de los jóvenes, y también envi­
dian los que han gastado mucho en lo mismo a los que han 
gastado poco. Y a los que han logrado algo enseguida, en-
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vidian quienes o aún no lo han alcanzado o pasaron la 
ocasión. 25
Resulta claro en qué sç gozan los tales y en qué cosas 
y en qué disposición, pues según la disposición en que sien­
ten pesar, asi se alegrarán de las cosas contrarias, de manera 
que si son capaces los oradores de causar tal disposición 
en los oyentes, y los que estiman que han de ser compade­
cidos o debían alcanzar algún bien son como los que he­
mos dicho, es claro que no alcanzarán compasión en los 
árbitros de la situación (47).
D e la em tjlac tón . 11
En qué disposición se siente emulación, y acerca de qué 
cosas y en qué ocasiones, resulta claro de lo siguiente, pues 
si .la emulación es un pesar al mostrarse presentes bienes 
estimados susceptibles de ser alcanzados por uno, contra 
los que son de natural semejante, y no porque pertenecen 
a otro, sino porque no a uno (por lo cual es honrosa la emú- 35 
lación y propia de gente de honor, mientras que el envidiar 
es vil y de viles, pues mientras uno se dispone mediante la 
emulación a alcanzar bienes, el otro mediante la envidia a 
que el prójimo no los posea), es forzoso que sean emulado­
res los que se estiman a sí mismos merecedores de bienes 1388 i 
que no poseen, pues nadie aspira a lo que aparece imposible.
Por eso los jóvenes y los magnánimos lo son. Y los que 
poseen bienes tales que sean dignos de hombres llenos de 
honores, y son éstos la riqueza, los muchos amigos, los car­
gos en la ciudad, y demás cosas semejantes; pues como les 
es a ellos mismos adecuado ser buenos, porque les es ade- 5 
cuado a los que están bien dispuestos (48), sienten emulación 
por tales bienes. Y también sienten emulación los que los 
otros estiman dignos. Y aquellos cuyos antepasados o pa­
rientes o familiares o su nación o ciudad están cubiertos de 
honor sienten emulación por tales cosas, pues las creen

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