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II 23 149 ma. Y acerca del muerto en Tebas (110), sobre el cual se io manda juzgar si es justo que haya sido muerto, pues no se tiene por injusto m atar al que se considera merece justa muerte. IV. Otro lugar es el del más y menos (111), por ejem plo: si ni los dioses lo saben todo, desde luego que menos los hombres; es decir, que si al que más conviene el predicado, no lo posee, es evidente que no lo poseerá aquel al que con viene menos. El argumento de que golpea a los que tiene 15 cerca el que golpea a su padre, proviene de que aquel al que conviene lo menos también le conviene lo más, pues se suele golpear menos al padre que a los vecinos. Asi, si al que mejor conviene algo no lo posee, o al que menos le conviene sí lo posee, según cuál de las dos cosas sea preciso - demostrar, bien que lo posee o bien que no. Y también, si no es cosa de más ni de menos (112), de donde el dicho (113): «Tu padre es por cierto digno de lástima por haber perdido [a sus hijos; mas ¿Oineus no lo será, que ha perdido un hijo ilustre?» 2o Y también: si Teseo no cometió injusticia raptando a Helena, tampoco Alejandro; y si no la cometieron los Tin- dáridas, tampoco Alejandro; y si Héctor pudo m atar con derecho a Patroclo, también a Aquiles Alejandro (114). Y si no son malos los otros cultivadores de las artes, tampoco 25 los filósofos (115). Y si los generales no son malos porque sean condenados a muerte muchas veces, tampoco los so fistas. Y «si es preciso que el hombre privado se cuide de vuestra gloria, también vosotros de la de los griegos» (116). Y. Otro lugar es el de mirar a la oportunidad, por ejemplo, como Ifícrates (117) en su debate contra Harmodio dijo: «Si antes de hacerlo hubiera pedido la estatua si lo II 23 150 hacía, me la hubiérais dado, mas cuando lo hecho ¿no me la váis a conceder? Pues no prometáis cuando estáis es perando y cuando habéis experimentado la ventaja lo qui téis». Y otra vez, para que los tebanos (118) dejasen a Filipo i30g ̂ pasar por su territorio contra el Atica: «si antes de prestar socorro contra los focidios lo hubiera pedido, se lo hubieran prometido; es absurdo entonces que porque ha descuidado esta precaución y se ha confiado no le vayan a dejar pasar». VI. Otro lugar es lo que se dice contra uno mismo, vol verlo contra el que lo dice, porque esta vuelta es excelente, por ejemplo, en el Teucro (119); del cual lugar se sirvió Ifí- 5 crates (120) contra Aristofón, al preguntarle si entregaría por dinero las naves, como respondiera que no, le dijo: «¿Tú, entonces, porque eres Aristofón no las entregarías, y yo sí porque soy Ifícrates?» Es preciso para eso que parezca el adversario más capaz de cometer injusticia,.pues si no, po dría parecer ridículo que, acusando a Aristides (121), al- 10 guien dijera tal cosa, que se volvería en falta de crédito del acusador; porque en general el acusador debe (122) ser me jor que el acusado, y eso es preciso refutarlo. Resulta el argumento completamente inoportuno cuando alguien re prende en los otros lo que él hace o haría, o exhorta a hacer lo que él mismo no hace ni haría. VII. Otro lugar es por definición, por ejemplo, lo so- 15 breñatural, ¿qué es? ¿No es un dios u obra de un dios? Pues el que cree que es obra de una divinidad es preciso que ese crea que hay dioses (123). Y como Ifícrates (124) de que el más noble es el mejor, pues Harmodio y Aristogiton no te nían nada noble antes de hacer algo noble. Y que él era más 20 pariente de ellos, «pues son mis obras más emparentadas con las de Harmodio y-Aristogitón que las tuyas». Y como en el Alejandro (125), que todos estarán de acuerdo en que los que no son continentes no gustan de los favores de una sola persona. Y por lo que Sócrates afirmó (126) que no irla a la corte de Arquelao porque dijo que sería tanta vergüenza 25
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