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Aristoteles Retorica-páginas-91

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ma. Y acerca del muerto en Tebas (110), sobre el cual se io 
manda juzgar si es justo que haya sido muerto, pues no se 
tiene por injusto m atar al que se considera merece justa 
muerte.
IV. Otro lugar es el del más y menos (111), por ejem­
plo: si ni los dioses lo saben todo, desde luego que menos los 
hombres; es decir, que si al que más conviene el predicado, 
no lo posee, es evidente que no lo poseerá aquel al que con­
viene menos. El argumento de que golpea a los que tiene 15 
cerca el que golpea a su padre, proviene de que aquel al 
que conviene lo menos también le conviene lo más, pues se 
suele golpear menos al padre que a los vecinos. Asi, si al 
que mejor conviene algo no lo posee, o al que menos le 
conviene sí lo posee, según cuál de las dos cosas sea preciso 
- demostrar, bien que lo posee o bien que no. Y también, si no 
es cosa de más ni de menos (112), de donde el dicho (113):
«Tu padre es por cierto digno de lástima por haber perdido
[a sus hijos;
mas ¿Oineus no lo será, que ha perdido un hijo ilustre?» 2o
Y también: si Teseo no cometió injusticia raptando a 
Helena, tampoco Alejandro; y si no la cometieron los Tin- 
dáridas, tampoco Alejandro; y si Héctor pudo m atar con 
derecho a Patroclo, también a Aquiles Alejandro (114). Y si 
no son malos los otros cultivadores de las artes, tampoco 25 
los filósofos (115). Y si los generales no son malos porque 
sean condenados a muerte muchas veces, tampoco los so­
fistas. Y «si es preciso que el hombre privado se cuide de 
vuestra gloria, también vosotros de la de los griegos» 
(116).
Y. Otro lugar es el de mirar a la oportunidad, por 
ejemplo, como Ifícrates (117) en su debate contra Harmodio 
dijo: «Si antes de hacerlo hubiera pedido la estatua si lo
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hacía, me la hubiérais dado, mas cuando lo hecho ¿no me 
la váis a conceder? Pues no prometáis cuando estáis es­
perando y cuando habéis experimentado la ventaja lo qui­
téis». Y otra vez, para que los tebanos (118) dejasen a Filipo i30g ̂
pasar por su territorio contra el Atica: «si antes de prestar 
socorro contra los focidios lo hubiera pedido, se lo hubieran 
prometido; es absurdo entonces que porque ha descuidado 
esta precaución y se ha confiado no le vayan a dejar pasar».
VI. Otro lugar es lo que se dice contra uno mismo, vol­
verlo contra el que lo dice, porque esta vuelta es excelente, 
por ejemplo, en el Teucro (119); del cual lugar se sirvió Ifí- 5 
crates (120) contra Aristofón, al preguntarle si entregaría 
por dinero las naves, como respondiera que no, le dijo: «¿Tú, 
entonces, porque eres Aristofón no las entregarías, y yo sí 
porque soy Ifícrates?» Es preciso para eso que parezca el 
adversario más capaz de cometer injusticia,.pues si no, po­
dría parecer ridículo que, acusando a Aristides (121), al- 10 
guien dijera tal cosa, que se volvería en falta de crédito del 
acusador; porque en general el acusador debe (122) ser me­
jor que el acusado, y eso es preciso refutarlo. Resulta el 
argumento completamente inoportuno cuando alguien re­
prende en los otros lo que él hace o haría, o exhorta a hacer
lo que él mismo no hace ni haría.
VII. Otro lugar es por definición, por ejemplo, lo so- 15 
breñatural, ¿qué es? ¿No es un dios u obra de un dios? Pues
el que cree que es obra de una divinidad es preciso que ese 
crea que hay dioses (123). Y como Ifícrates (124) de que el 
más noble es el mejor, pues Harmodio y Aristogiton no te­
nían nada noble antes de hacer algo noble. Y que él era más 20 
pariente de ellos, «pues son mis obras más emparentadas con 
las de Harmodio y-Aristogitón que las tuyas». Y como en 
el Alejandro (125), que todos estarán de acuerdo en que los 
que no son continentes no gustan de los favores de una sola 
persona. Y por lo que Sócrates afirmó (126) que no irla a la 
corte de Arquelao porque dijo que sería tanta vergüenza 25

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