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II 24 159 son dignos de dinero sino de estima. Pues eL ser digno de mención no se dice unívocamente. II. Otro es el de decir lo dividido junto, o distinguiendo lo compuesto, puesto que parece que es todo lo mismo lo que muchas veces no lo es, lo que convenga más es lo que de las dos cosas distintas se ha de hacer. Este es el razonamiento de Eutidemo (173): por ejemplo, saber que hay una trirreme en el Pireo, porque se conoce cada uno de estos términos. Y que se saben las letras porque se sabe la palabra, dado que la palabra es idéntica con las letras. Y puesto que lo doble es doblemente dañoso, tampoco será sano una vez, porque sería absurdo que si dos por separado fueran buenos el to tal fuera malo. Así el entimema es propio para refutar, mas del modo siguiente es demostrativo: —No es posible que si dos por separado son buenos el total sea malo. Mas todo este lugar es paralogístico. También el dicho de Polícrates sobre Trasíbulo de que eliminó a treinta tiranos, porque lo dice por acumulación (174). O también lo que hay en el Orestes de Teodectes, que consiste en una división: «Es justo que la que mata a su esposo muera ella y también que el hijo vengue a su padre». Pues esto es lo que ha sido hecho (175); pero si se reúne lo uno con lo otro, acaso ya no será justo. También se puede esto considerar paralogístico por omisión, porque falta decir por obra de quién. III. Otro lugar es establecer o refutar un argumento me diante la exageración. Esto es cuando sin probar que lo hizo, aumenta (176) lo hecho, porque la exageración hace que se vea o bien que no lo hizo, cuando el que es objeto de la acusación exagera, o que lo hizo, cuando el que acusa se enoja. No es un entimema, por lo que comete paralogismo el oyente al juzgar que el acusado lo cometió o no lo co metió, sin que se haya demostrado. 30 ' 35 1401 b II 24 160 IV. Otro es el de indicio, el cual es paralogismo tam- 10 bien sin conclusión, como, por ejemplo, si alguien dijere: «A las ciudades les convienen los enamorados, porque el amor de Harmodio y Aristogiton derribó al tirano Hipar- co» (177); y si alguien dijere que es ladrón Dionisio porque es malo; lo cual es también sin conclusión; porque no todo malvado es ladrón, sino que todo ladrón es malo. ir, V. Otro del accidente, como lo que dice Polícrates so bre los ratones, de que prestaron servicio royendo las cuer- dasdel arco (178). Osi alguien dijere que el ser invitadoaun banquete es el máximo honor, porque por no haber sido in vitado Aquiles se enojó contra los aqueos en Ténedos (179), ya que él se enojó por haber sido despreciado, y esto sobre- 20 vino a cau.sa de no haber sido invitado. VI. Otro es por la consecuencia como, por ejemplo, en el Alejandro (180), que es magnánimo porque desprecian do el,trato con muchos vivía solo en el Ida, puesto que los magnánimos son así, y éste pareceríalo también. También con el argumento de que puesto que uno es elegante y pa- 25 sea de noche, debe ser libertino, porque los libertinos son así. Semejante es también el de que si en los santuarios los mendigos cantan y bailan, y si los desterrados pueden ha bitar donde quieren (181); dado que los que parece que son f e l i c e s pueden hacer esto, también aquéllos que pueden ha cerlo parecería que son felices. Pero es distinto el cómo, por 30 lo cual este sofisma corresponde al capítulo do omisión. VII. Otro, de presenlar lo que no es causa, como causa, así el suceder a la vez o después de algo, porque suponen que el ser después de algo es como por causa de eco, y so bre todo lo usan los políticos; por ejemplo, como Demadcs hacía al gobierno de Djmóstenes causa de todos los males, porque después de aquél acontecuó la guerra (182). V III. Otro es por la omisión ciel cuándo ij el cómo; por 35 ejemplo, que Alejandro raptó a Helena con justicia, por que a ella le había sido dada por su padre la elección. Pero 23
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