Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
I l l 7 192 P a t e t i s m o . El estilo será patético si cuando hay ultraje se habla enojado; y si ha habido cosas impías y torpes, se habla con indignación y reticencia; y si sobre algo que merece elogios, con admiración; y si sobre algo lamentable, con humildad, y de modo semejante en los demás casos. Contribuye a la 20 persuasión del asunto también la elocución apropiada; por que el alma del oyente deduce erróneamente que el orador habla con verdad, pues sobre tales cosas los hombres reaccionan de esa manera, así que creen, aun cuando no se halle en4*al disposición el orador, que todo es como él dice, y el oyente experimenta las mismas pasiones que el que habla con patetismo, aunque diga una nadería. [Por eso muchos impresionan a los oyentes simplemente haciendo 25 ruido. E l c a r á c t e r e n e l e s t i l o . Y comporta carácter esta demostración mediante sig nos, porque acompaña la dicción adecuada a cada género y hábito. Llamo género al de cada edad, como niñez, edad adulta, o vejez, o si es mujer u hombre, y si de Laconia o de Tesalia; hábito, lo que es cada uno según su vida, por-. 30 que no según toda disposición las vidas tienen cualidad de terminada. Pero si se dicen las palabras adecuadas al há bito, se representará el carácter, ya que no diría lo mismo ni del mismo modo el rústico que el educado. Les afecta a los espectadores de algún modo lo que usan los logógrafos (49) hasta la saciedad: «¿quién no lo sabe?»«Todos lo saben.» Y el que escucha, avergonzado, presta aquiescencia, con el 35 fin de participar de lo que todos los demás. I ll 8 193 D i v e b s o s r e c u b s o s . El servirse con oportunidad o sin ella de estos medios uo8 b es común a todos los géneros. Un remedio contra todo ex ceso es el conocidísimo: es preciso que uno mismo se, haga adelantándose las críticas, porque parece que habla con verdad cuanto no le pasa desapercibido lo que hace. Ade más no hay que usar todas las correspondencias a la vez, pues el oyente es así burlado. Quiero decir, por ejemplo, que si las palabras son duras, no lo sea también la voz y el rostro ni todo lo que va junto; si no, resulta clara cada una de las cosas qué es. Pero si unas cosas las cambia y otras no, pasará desapercibido que hace lo mismo. Mas si dijere dura mente lo que es suave y suavemente lo que es duro, resulta indigno de crédito. Los nombres compuestos y los muchos epítetos y las palabras inusitadas convienen sobre todo al que habla en tono patético, ya que al que está enojado se le perdona que diga «un mal tan grande como el cielo» o «gigantesco». Y cuando haya conquistado a los oyentes y los haga entu siasmarse, bien con alabanzas o vituperios, bien con ira o amistad, tal como hace también Isócrates en el Panegírico, al final : (50) «La fama y la memoria» y «Los que soportaron». Pues se dicen tales cosas en pleno entusiasmo, de manera que es claro que los oyentes las admiten cuando están en semejante disposición. Por eso convienen a la poesía, pues to que la poesía es cosa inspirada. Así, pues, conviene o de este modo o con ironía, como hacía Gorgias (51) y los ejem- 2Q píos que hallamos en el Fedro (52). E l . RITMO EN LA PRO SA . 8 La forma del estilo es preciso que no sea ni en verso ni sin ritmo (53), ya que lo uno no es persuasivo, pues parece que es artificioso, y a la vez distrae: porque hace que el es pectador esté atendiendo a ver cuándo vuelve la cadencia.
Compartir