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I ll 9 196 porque siempre el oyente cree que alcanza algo, y algo para él definido; puesto que es penoso no prever ni rematar nada; y es fácil de comprender porque se recuerda bien. Y esto porque el estilo periódico tiene número, lo cual es lo 5 más fácilmente recordable de todo. Por eso todos se acuer dan mejor de los versos que de la prosa, ya que tienen un número con el que se miden. Es preciso que el período se termine a la vez que el pensamiento, y que no lo corte, como los yambos de Sófocles: «Esta es la tierra de Calidón, del suelo de Pélope...» ίο Porque cabe entender lo contrario de la división, como en el caso dicho entender que Calidón es del Peloponeso (65). O r g a n iz a c ió n d e l p e r í o d o . El período es o bien en miembros, o bien simple. El pe ríodo en miembros está terminado y hien dividido y es fá cil de decir de un aliento, mas no en la división como el 15 período (66), sino en el todo. Miembro es la una de las partes de éste. Llamo simple al período de un solo miem bro. Es preciso que los miembros y los períodos no sean ni demasiado pequeños ni demasiado largos. Pues la peque- ñez hace tropezar muchas veces al oyente, porque es pre ciso que, cuando el oyente va lanzado hacia adelante y en 20 el metro del que tiene dentro la noción, se tire de él en di rección contraria, al detenerse el orador, y así resulta como un tropiezo por causa de un obstáculo. Los demasiado lar gos hacen que el oyente se quede atrás, como los que dan la vuelta muy fuera del poste, pues éstos se quedan atrás de los que pasean (67) con ellos. De modo semejante (68), 25 los períodos que son largos resultan discursos y como el preludio de un ditirambo. Con lo cual resulta lo que ridicu lizaba Demócrito de Quíos (69) contra Melanípides, que ha- I ll 9 197 bía compuesto preludios en lugar de estrofas en correspon dencia: «Para sí males trama este hombre cuando se los trama a otro. Pues el largo preludio es el peor para el poeta.» Tal dicho conviene también'aplicárselo a los oradores de 30 miembros largos. Los de miambros demasiado breves no resultan períodos, pues arrastran de cabeza al oyente. Del estilo en miembros, una variedad es en divisiones, otra en oposiciones; es en divisiones, por ejemplo: «Muchas veces he admirado a los que han reunido las grandes fies- 35 tas y a los que han instituido los juegos gimnásticos» (70); en oposiciones aquel en que a cada uno de dos miembros se mío a opone el contrario, o el mismo se opone a los contrarios, por ejemplo: «A todos les fueron de provecho, a los que se quedaron y a los que les acompañaron, pues a los unos les procuraron más que lo que en su patria tenían, y a los otros les dejaron en su. patria hacienda suficiente» (71 ): aquí son contrarios quedarse y acompañar, suficiente y más. «De manera que para los que necesitan riquezas y para 5 los que quieren disfrutar» (72), el disfrute se opone a la po sesión. Y otros ejemplos: «Acaece muchas veces en tales acciones que los prudentes fracasan y los insensatos triunfan» (73). «En seguida merecieron el premio, y no mucho después alcanzaron el imperio del mar» (74). «Navegó a través de la tierra firme y caminó a pie a 10 través del mar, haciendo un puente sobre el Helesponto y cavando un canal en el Athos» (75). «Y a los que eran ciudadanos por naturaleza, por la ley privarlos de ciudadanía» (76). «Porque los unos perecieron miserablemente, los otros se salvaron con vergüenza» (77). «En privado servirse de los bárbaros como esclavos, y
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