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Los astros en eL foLkLore ASTRONOMÍA POPULAR LA HERMOSURA DE LA BÓVEDA CELESTE HA ESTIMULADO LA CURIOSIDAD Y LA IMAGINACIÓN DE LOS SERES HUMANOS DESDE TIEMPOS REMOTOS. LA CULTURA POPULAR ATESORA EL RECUERDO DE ESTA ANTIGUA FASCINACIÓN nicolás bartolomé pérez M uchos de los nombres de los planetas del sis- tema solar, de estrellas, de galaxias y constelaciones tie- nen origen en la mitología greco- latina, pero sus denominaciones populares suelen ser más varia- das. Por ejemplo, la Vía Láctea re- cibe en León el nombre de Ca- mino de Santiago. Una antigua tradición europea explica este nombre mediante una leyenda que cuenta que el apóstol San- tiago se apareció al emperador Carlomagno en la Vía Láctea pa- ra señalar el camino que tenían que seguir aquellos que quisieran peregrinar a su tumba en los con- fines galaicos; en León se cuenta que el Camino de Santiago mues- tra en el cielo la vía terrestre que tienen que seguir los peregrinos hasta Compostela. En diferentes zonas de la pro- vincia de León la Osa Mayor es conocida como El Carru, El Ca- rro Triunfante, El Carrellín o Ca- rrico por su forma que se asemeja a la de un carro. Por otro lado, la Osa Menor es en Los Argüellos La Madreña Taruguera, al recor- dar vagamente su figura a de este típico calzado leonés. De carácter descriptivo es el nombre Sietres- trello o Sietestrellos para refe- rirse a Las Pléyades, por ser pre- cisamente siete estrellas las que parecen formar esa constelación; aunque también recibe otros de- signaciones como La Piña por es- tar las estrellas aparentemente muy juntas entre sí, y también Las Cabriellas, Las Siete Cabrie- llas o Cabrillas, denominación de probable origen pastoril. Un refrán de los Picos de Europa leo- neses dice que «No nació ni na- cerá el que Las Siete Cabriellas verá», que alude a la dificultad para ver las siete estrellas de la constelación ya que una de ellas, Merope, es menos brillante que el resto. De matiz cristiano es el nombre de Las Tres Marías, tres estrellas alineadas pertenecien- tes a la constelación de Orión. Una tradición argollana apunta que antiguamente los filandones finalizaban cuando estas estrellas tocaban aparentemente un deter- minado punto de la tierra. LAS TRES MARÍAS Un refrán de Laciana recuerda la misma tradición: «Cuando las Tres Marías chegan al Tesetón, salen las mozas del filandón». A partir de determinada época del año Las Tres Marías desapa- recen del cielo leonés como in- dica un dicho del valle del Esla: «No ha nacido ni nacerá el que Las Tres Marías en mayo verá». Otra paremia de esa zona resume así las constelaciones más desta- cadas del firmamento visible en nuestra tierra: «Por lo más alto del cielo camina el Carro Triun- fante, las Tres Marías detrás y el Siete Estrellos delante». Por otro lado, el planeta Venus, vi- sible solo al amanecer y al os- curecer, es en leonés omañés El Lluceiru, aunque en el Valle del Esla también se le llama Arrata Yeguas, ya que su aparición ce- leste señalaba la hora de «arra- tar» (atar, trabar) al ganado ca- ballar que se dejaba pastando en los pastizales a primera hora de la mañana. La Luna es, no obstante, el cuer- po celeste que concentra un ma- yor número de creencias y su- persticiones en León. Al respecto, decía Antonio Viñayo que el ca- lendario alternativo y paralelo del medio rural leonés media el tiempo hasta nuestros días más por la Luna que por el Sol. Eran la Luna y las lunaciones, particu- larmente el creciente y el men- guante, quienes regían la vida rural. Más que por meses y es- taciones se nombraban el tiem- po por la Luna: Luna de San Blas, Luna de San Andrés, etc. Se creía (y se cree en algún caso) que la Luna regulaba los tiempos de la siembra, de la poda y de la corta de los árboles, del sacrificio del cerdo, de la recolección de los nabos, el apareamiento y castra- do de los animales, el esquileo de los rebaños y hasta la tonsura de cabello y el rapado de la barba en los humanos. Una leyenda leonesa muy co- nocida relata que en la Luna hay una persona descrita en algunas tradiciones como un ladrón que está allí castigado por sus críme- nes, y en otras como un hombre que lleva una carga de espinos. Pero, sin duda, la conseja más fascinante sobre el satélite terres- tre es la que afirma que en la lu- na hay una vieja hilando, recogi- da en varios lugares leoneses por José Luis Puerto. Un cantar en leonés nos releva de forma poética lo cambiante del cielo nocturno: “Las estrel.las cuerren, cuerren, you nun deixo de correr, ya onde m’alcuentre la nueite, al.lí quiero alborecer.” PATRICK PLEUL 5 DIARIO DE LEÓN | DOMINGO | 09 | AGOSTO | 2015la llariega EL PAN DE SAN ROQUE roberto gonzález-quevedo Nestos días tenemos fiestas a esgaya por tola xeografía popular. La Virxe de las Nieves, San L.lorienzu, San Roque, Nuesa Señora de Carrasconte ya d’outros sitios… Yía’l momentu de más celebración coleutiva, cuando bril. lan polos pueblos los bail. les, las procesiones ya las romerías… A mí traime alcordanzas especiales Roque, aquel santu francés, concreta- mente occitanu, que sanóu a muitos enfermos ya termi- nóu siendo un pelegrín que, xunto al sou perru, protexe a la xente de las andancias. Tolos de Palacios del Sil ya, especialmente, los de la Plaza del Concechu, al- cordarémonos siempres de la bendición del pan de San Roque, un pan máxicu ya santu. Un pan que nun s’acaronxa ya que trai pa la casa la seguranza del fu- turu. La mia vecina ya ami- ga Queca, la xente de la mia familia ya outros más vía- mos dende la escalera de piedra la celebración de «la caridá», xunto a la techa, al pía de la ilesia. Repartíase’l pan, primeiru pa los fores- teiros ya depués pa la xen- te del pueblu. Recitábase la oración de San Roque: «Roque, tu que nos l.libraste de la pes- te…» Recochía depués cada familia’l sou pan ya ¡pa casa al gran banquete de la fami- lia ya los invitaos! Queda pa siempres na memoria esta imaxe: el pe- rru l.lambiendo la chaga de Roque. Pero más al.lá de la creencia relixosa, tous te- nemos una imaxe que mar- ca la nuesa identidá. Ya las fiestas de los santos del nuesu pueblu o del nuesu barriu son los escalones po- los que xubimos la escalera infinita del tiempu, el molín que nun termina enxamás de dar vueltas. eL moLín deL tiempu ACARONXAR(E) Apolillarse, pudrirse. ANDANCIU, ANDANCIA Peste, enfermedad CHAGA Llaga. ILESIA Iglesia. L.LAMBER(E) Lamer. PÍA Pie glosario Diario de León (León) 09/08/2015. Página 61 - Biblioteca Leonesa.