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6161Canto Rodado▪12:61-80, 2017▪ISSN 1818-2917 61 Con el propósito de contribuir a la investigación his- tórica sobre el periodo federal colombiano, en el que se incluye la historia del territorio panameño durante el siglo XIX, las siguientes líneas se encaminan a exponer el desempeño de los dirigentes políticos y militares del territorio del Estado Soberano de Panamá durante la guerra civil, decretada entre 1876 y 1877 por el gobierno nacional del entonces “Estados Unidos de Colombia”. Como método de estudio se enfatiza en el abordaje de la guerra y su interrelación en la política, la sociedad y la administración e instituciones del Estado, pues para el caso estudiado la guerra se convierte en un instrumento político capaz de consolidar el poder y el dominio a nivel regional y nacional. En cuanto a la metodología, ésta se compone principalmente por el análisis de documen- tación de naturaleza pública del gobierno nacional y el gobierno del Estado Soberano de Panamá. Guerra Civil, 1876 - 1877, Estado Soberano de Panamá PANAMÁ: En medio de la Guerra Civil de los Estados Unidos de Colombia, 1876 - 1877 Maritza Maldonado Niño · maritzamn01@gmail.com Universidad Industrial de Santander Resumen Recibido: 28/06/17 Aprobado: 14/09/17 Palabras clave *CAPH 2016 mailto:maritzamn01@gmail.com 6262 Canto Rodado▪12:61-80, 2017▪ISSN 1818-291762 Abstract Keywords With the purpose of contributing to historical research on the Colombian federal period, which includes the his- tory of Panamanian territory during the nineteenth cen- tury, the following lines are aimed at exposing the perfor- mance of the political and military leaders of the territory of the Sovereign State Of Panama during the Civil War, decreed between 1876 and 1877 by the then “United States of Colombia” national government. In view of this historic event, Panamanian political and military leaders exercised a policy of cooperation towards the national government headed by Aquileo Parra, mate- rialized through various payments for extraordinary war expenses and the disposition of the Panamanian militias in favor of: established federal institutions, National libe- ralism and the restoration of national public order. This support could be exerted thanks to the fact that within the Panamanian territory there were no disturbances or public disorder due to the national conflict. As a method of study, the approach to war and its inte- rrelation in politics, society and state administration and institutions is emphasized; for the case studied, war beco- mes a political instrument capable of consolidating power and domination at the regional and national levels. As for the methodology, this is mainly composed of the analysis of documentation of a public nature of the national go- vernment and the government of the Sovereign State of Panama. Civil War, 1876 - 1877, Sovereign State of Panama. 63Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 63 Introducción La historiografía de la costa colom- biana demuestra que la segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada por la violencia, el déficit fiscal, el declive de- mográfico y la búsqueda de un produc- to para la exportación. Siguiendo estos parámetros esta investigación muestra un proceso de construcción de la na- ción marcada por la violencia, la lucha regional y nacional, desarrollada por líderes políticos y militares que bus- can desempeñar cargos públicos bien sea por la vía electoral o por las armas. Entre los escritos que hacen parte del legado clásico e historiográfico sobre Panamá se encuentran aquellos estu- dios sobre la independencia de Pana- má, los cuales toman como periodo de análisis la anexión de Panamá al pro- yecto de Simón Bolívar en 1821 hasta 1903 como la fecha de independencia definitiva del Istmo (Bosa y Arce, s/f). El historiador panameño Catalino Arrocha Graell hace una presentación del proyecto independista al narrar el acontecer istmeño y su participación en el movimiento emancipador ameri- cano; además Arrocha Graell realiza un estudio de las causas que originaron la separación de Panamá de Colombia. El texto de Juan B. Sosa y Enrique J. Arce, “Compendio de historia de Pa- namá”, también hace parte de los clá- sicos sobre la historia de este territorio; en él se presenta un abstracto de la historia del país, donde se divulgan los hechos importantes ocurridos desde antes de su descubrimiento y conquis- ta europea, hasta su constitución como nación independiente. Rodrigo Espino y Raúl Martínez también realizan un aporte a la historia de la independen- cia de Panamá presentando sus ante- cedentes coloniales y su proceso de independencia; su libro “Textos de la historia de Centroamérica y el Caribe, Panamá I” presenta una antología que tiene por objeto mostrar una visión ge- neral de la historia de Panamá durante el siglo XIX y para ello revela una serie de fragmentos de textos, artículos de revistas, documentos de la época y re- latos de viajeros. En este periodo, los habitantes pa- nameños, a la cabeza de sus dirigen- tes políticos, militares y comerciantes, contribuyeron a la construcción de la nación colombiana, a través de la pro- moción de la autonomía, soberanía y progreso de su región (Figueroa, 1978). Sin embargo, y a pesar del reconoci- miento de un pasado en común entre Colombia y Panamá, hoy existen esca- sas investigaciones que rescaten el de- venir histórico compartido enmarcado en el periodo mencionado, especial- mente hay poca historiografía conoci- da o divulgada en torno a las guerras o conflictos regionales en el Estado Soberano de Panamá (ESPanamá de 64 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291764 ahora en adelante) que comprende el periodo de 1857 a 1886 Basado en lo anterior, las siguien- tes líneas se encaminan a exponer de manera particular el desempeño de los dirigentes políticos y militares del te- rritorio del ESPanamá, durante la gue- rra civil decretada entre 1876 y 1877 por los que antaño eran denominados “Estados Unidos de Colombia”. Se enfatiza el abordaje de la guerra y su interrelación en la política, la sociedad, y la administración e instituciones del estado (Maldonado, 2012). Para ello, se indagará acerca de las disposiciones de los dirigentes panameños establecidos en el Poder Ejecutivo del estado, du- rante el conflicto nacional desatado en 1876. Así las cosas, se demuestra que la Guerra Civil Nacional sirvió para consolidar el dominio político y militar sobre el poder administrativo y legisla- tivo regional, mediante la combinación estratégica entre armamento y política, y oportunismo y manipulación dis- cursiva, en esta última refiriéndome al discurso patriótico e ideales liberales radicales propios de la época. Sucesos que permitieron el establecimiento de alianzas políticas entre el gobierno pa- nameño y el gobierno central colom- biano, garantizando con ello su perma- nencia en el poder. Antes de ofrecer un adelanto a los hechos de 1876 y 1877, es menester establecer que durante el siglo XIX el gobierno panameño compartió con el gobierno central y el resto de la nación, una estructura administrativa e institu- cional, y una necesidad por establecer una nación sólida y capaz de proveer los mecanismos económicos, sociales y políticos para el desarrollo, civilización y progreso de la región y de la nación. En su búsqueda por instaurar un go- bierno sólido y progresista, los líderes colombianos del Siglo XIX, optaron por entender la guerra como un instru- mento de acción política, que de ma- nera inesperada contribuía a la cons- trucción de la nación (Botero, 2003). Es así como: “las guerras civiles del si- glo XIX colombiano fueron guerras entre ciudadanos, guerras por la nación, por el establecimiento de poderes y dominios con capacidad de dirección y de control político; guerras por la conformación del Estado moderno y por la generalización y ampliación de sus referentes de orden: soberanía,derechos y ciudadanía. En fin, fueron guerras por la política, y acciones políticas vividas como si de una guerra se tratara.” (Uribe de Hincapié, 2004: 5) Así las cosas, las guerras que acae- cieron en territorio colombiano fueron de tipo fratricida, caracterizadas por enfrentamientos armados y directos, entre bandos designados como parti- dos políticos, claramente reconocidos como conservadores y liberales. Estas facciones se disputaron permanente- mente la conquista y dominio del poder 65Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 65 ejecutivo nacional, fenómeno que a su vez se trasladó a las diversas regiones de la nación. De esta manera, se pro- movió una respuesta violenta en cada región, continuamente alimentada por la efervescencia de enardecimientos políticos e interés económico, íntima- mente relacionada con el poder, do- minio y control. Prueba de ello es que durante la segunda mitad del siglo XIX en Panamá, se evidenció una constante lucha por controlar la administración del estado, para garantizar la defensa de los intereses de una élite regional agrupada ideológicamente en los partidos políticos. En este contexto, las acciones de los líderes gubernamen- tales y militares panameños, se cen- traron en la disputa por el manejo del poder ejecutivo, disputa en la que el conservatismo se halló opacado por el creciente liberalismo istmeño, reflejado en la contienda emprendida a través de las urnas y el uso de las armas, capaces de desencadenar continuos conflictos de orden público regional, local y hasta nacional. La Guerra Civil Nacional proclama- da en 1876 en los Estados Unidos de Colombia no fue la excepción. Esta guerra ha sido descrita como una res- puesta de los conservadores en asocio a la Iglesia Católica, contra el proyecto liberal que buscaba implementar un sistema de educación pública que per- mitiera a la población nacional elegir entre educación laica o religiosa, y así romper el monopolio mantenido por la Iglesia. (García y Santoque, 2010). En junio de 1876, la Iglesia no se resignaba a perder este monopolio. Finalmente, en el Estado Soberano del Cauca esta- lla la guerra y se extiende al resto del territorio nacional. Sin embargo, más allá de la lucha entre liberales y conservadores, para el caso del ESPanamá pueden encon- trarse otras tensiones que alimen- taron dicha guerra: la inestabilidad política al interior del partido liberal entre moderados y radicales, la conti- nua pugna electoral, la búsqueda por consolidar una economía regional y la existencia de un conflicto armado de carácter local. Estas acarrearon como consecuencias la pérdida de la riqueza de cada Estado Soberano, además de menguar el patrimonio de los habitan- tes mediante el compromiso de fondos desviados al conflicto interno regional. Finalmente, el conflicto local se retro- alimentaba con el conflicto de orden nacional. Una vez más, la guerra sirvió de teatro político, en que la disputa real se encausaba al dominio y el control gubernamental, tanto nacional como regional. La lucha se argumentaba en la defensa de la democracia y respeto a las libertades individuales, versus la lucha por la defensa de la soberanía de los estados y de la religión. Por lo tanto, en el caso particular del ESPanamá, la 66 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291766 Guerra Civil Nacional de 1876 y 1877 significó el telón perfecto para asegurar y fortalecer la permanencia del domi- nio de los líderes políticos y militares instaurados en el poder ejecutivo local, mediante el apoyo incondicional al li- beralismo radical, representado clara- mente en el poder ejecutivo nacional. La antesala de la guerra civil nacional de 1876 y 1877 La posición geográfica del Istmo lo convirtió en el impulso de una econo- mía interoceánica capaz de estimular el desarrollo capitalista mercantil y, el posterior afianzamiento de las relacio- nes de producción capitalistas en Eu- ropa y los Estados Unidos; situación que le permitió al liberalismo mayor aceptación y representación en las bases de la sociedad panameña. Una muestra de su ventaja geográfica y su carácter interoceánico es la construc- ción y puesta en funcionamiento de la Panama Railroad Co.; esta fue una de las empresas más rentables de su momento y reflejó de manera clara los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos, no sólo frente Améri- ca Latina sino frente a sus competido- res más fuertes en la región: Francia, Inglaterra y España (Correa, s/f). Para la década de los setenta del siglo XIX, se evidenció una crisis eco- nómica a causa de la finalización del periodo de la fiebre de oro en California, la crisis del sector cafetero a nivel mun- dial y la escasa inversión por parte del gobierno nacional y local en proyectos económicos de vías de comunicación. Al finalizar la actividad minera en Cali- fornia, a Panamá solo le quedó miseria, enfermedades, corrupción y desem- pleo. Para completar la crisis se inau- guró el Ferrocarril Transcontinental en los Estados Unidos lo que representó una disminución dramática del uso de Panamá como ruta obligatoria (García, 2002). La región panameña del siglo XIX, se caracterizó por mantener una estrecha dinámica entre la política y la guerra. Es- tos dos móviles interactuaban para con- solidar el orden constitucional, político, económico y militar regional, orientado especialmente bajo los parámetros fe- derales establecidos desde 1863. En medio de esta interacción se pue- den identificar tres componentes pa- nameños recurrentes: 1. El marcado interés de sus lí- deres por fomentar la autonomía de su región, y así hacer uso de las riquezas del territorio; 2. Un evidente conflicto de orden interno por el control y dominio del poder del estado entre grupos políticos panameños; 3. La involucración directa o in- 67Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 67 directa del gobierno panameño en las diversas guerras civiles nacio- nales; sin que ello significase un conflicto de orden interno. Desde su separación del dominio español en 1821, los dirigentes del Istmo mostraron un claro interés por resguardar los intereses particu- lares de su región. En el entendido de perseguir su autonomía, incenti- varon la soberanía del territorio en esferas administrativas, económicas, militares y legislativas, sin alejarse de la figura proteccionista que re- presentaba el gobierno central, ins- taurado en la capital ubicada en la actual Bogotá. Para consolidar este ideal, se inició desde los años 50 del siglo XIX una constante campaña para establecer un sistema federal de los representantes istmeños en Bo- gotá, encabezada por el jurisconsulto panameño Justo Arosemena (Tello de Ugarte, 1971), quien enfatizaba la importancia de gestar un territorio federal en el que se pudiese fomentar el desarrollo particular de las regio- nes nacionales, mediante el estímulo y la inversión económica, sobre las riquezas particulares de cada región. Luego de que se gestara dicho ideal, en 1855 los líderes panameños lo- graron obtener el reconocimiento de “Estado Federal de Panamá”. A este nombramiento le siguió el reconocimiento de 8 estados respal- dados en la constitución de Rionegro de 1863, organizados bajo el nombre de los Estados Unidos de Colombia, instaurando con ello un sistema ad- ministrativo federal, el cual se man- tuvo hasta 1885 (Rocha, 1876)). Tras la instauración del federalismo, los istmeños obtuvieron las libertades autónomas que buscaban con el fin de promover el desarrollo económico y comercial de su región. Este, a su vez, estaba respaldado por un gobier- no que, en la distancia, facilitaba la autonomía y la soberanía administra- tiva, económica y política del Istmo. Sin embargo, el federalismo per- mitió que se acentuaran conflictos locales, que revelaron guerras re- gionales. En ocasiones, dichos con- flictos lograron proyectarse a nivel nacional. Para el caso del ESPanamá,durante la segunda mitad del siglo XIX, las guerras que predominaron sobre su territorio fueron las de tipo local, promovidas por una intensa lu- cha que pretendía el control y dominio administrativo y político del estado, favoreciendo los intereses de particula- res y de grupos políticos. Este conflicto logró alterar el orden constitucional, administrativo y militar del territorio, mediante una sustitución súbita de los líderes políticos en el poder le- gislativo y ejecutivo por parte de los vencedores del conflicto. Estos, asegu- raron su poderío mediante el respal- 68 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291768 do de nuevas constituciones políticas regionales. Al interior del ESPanamá, esta disputa interna estuvo claramen- te marcada por divergencias políticas. Durante la década del 70 del siglo XIX, las tensiones políticas fueron especial- mente las impulsoras de un conflicto interno latente y frecuente en el terri- torio panameño. La contienda fue oca- sionada por una fuerte división en el interior del Partido Liberal: de un lado, una fracción liberal independiente que buscaba una política conciliadora en la que pudiesen participar el Partido Conservador y la iglesia, y de otra parte una fracción liberal radical que se re- sistía a compartir el control y la admi- nistración del estado. Estas fracciones liberales lograron segregar al partido conservador de la lucha por el control del territorio istmeño. Las disputas por el control del Poder Ejecutivo del ESPanamá se gestaron a través de procesos electorales y a través de la ejecución de campañas armadas, capaces de alterar el orden público del territorio. Con respecto a los procesos electorales locales de la región, estos se convirtieron, al igual que en el ámbito nacional, en un proceso manchado por la manipulación y la corrupción, que alimentaban los odios y las pasiones del bando perdedor (Posada, 1997). Para el caso de las campañas armadas, estas se convirtieron en un mecanismo político para acceder al poderío del es- tado y reprimir al opositor. El conflicto de orden público que se gestaba en el ESPanamá era ajeno a la problemática que afrontaba el Po- der Ejecutivo Nacional, debido a que la región panameña asumió su propia dinámica de conflicto interno, enmar- cado en rencores regionales y en inte- reses económicos y políticos liderados por sus dirigentes locales. La disputa al interior del ESPanamá se fortaleció al amparo de las leyes federales de la época que garantizaban la no interven- ción del gobierno central en asuntos de tipo local. Para el caso panameño, el conflicto de orden público nacional no alteró siempre el orden público al interior del ESPanamá, como ocurrió en la Guerra Civil Nacional de 1876. En el territorio panameño y, al menos en la esfera del orden público, este se alteró por causas de conflicto interno político y militar. Sin embargo, dicha perturbación no fue consecuencia del conflicto nacional; aunque, de manera colateral, las guerras civiles nacionales requirieron del apoyo y cooperación panameña, afectando el tesoro público regional. Dicha afirmación se sustenta al dar seguimiento al conflicto de orden pú- blico interno de la región tomando como guía dos problemas: uno ocurri- do en el año de 1873, seguido de otro acaecido en medio del proceso elec- toral nacional que abarca la participa- 69Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 69 ción de los estados costeros de Bolívar, Magdalena y Panamá en 1875.. Este último se vislumbra como anteceden- te directo de la guerra y por supuesto, fue determinante para la participación del ESPanamá en la guerra nacional de 1876. Tras una ardua disputa por el domi- nio del Poder Ejecutivo Nacional, llega a la presidencia del estado el General Gabriel Neira, por medio del proceso electoral a finales de 1872. El arribo del general venía acompañado de un programa de gobierno liberal inde- pendiente de orientación conciliadora, alterando con ello los intereses parti- culares de sus opositores, de corte li- beral radical. Ante el inconformismo de estos últimos, se gestó una revolu- ción armada en 1873, la cual provocó la inestabilidad del orden público. Sin embargo, al final Neira logra mante- nerse en el poder y respaldar su legiti- midad, consolidado en las armas de la Fuerza Pública del estado y del apoyo de la Guardia Nacional. Como recurso para mantener al liberalismo indepen- diente en el poder, el cargo de Presi- dente en el ESPanamá fue adjudicado directamente por la Asamblea Legisla- tiva a finales de 1873 al general Grego- rio Miró, líder político y militar liberal independiente. Desde su investidura presidencial, Miró instauró un nuevo orden constitucional respaldado en una nueva constitución política decre- tada a final de 1873 (Iturralde, 1873). Aunque se fortaleció el dominio del liberalismo independiente la disputa por el Poder Ejecutivo del estado se mantuvo a la sombra y al acecho. El grupo liberal radical en oposición y derrotado desde ese año, esperaba la ocasión para tomar nuevamente las ar- mas y apoderarse del Poder Ejecutivo del estado y de esta manera, reorgani- zar el territorio una vez más, según sus aspiraciones políticas e interés. Dicha ocasión se presentó en 1875, tras una crisis en medio de la contienda elec- toral por la presidencia de la nación; en este conflicto se involucraron los estados costeros del Estado Soberano de Magdalena, el Estado Soberano de Bolívar y el ESPanamá contra las as- piraciones del entonces presidente nacional Santiago Pérez, a quién se le acusó de mostrar preferencia por uno de los candidatos en campaña por la presidencia nacional, el señor Aquileo Parra (Álvarez, 2012). La crisis de 1875 fue asumida por el gobierno nacional como una rebelión de los estados costeros, a causa de una revuelta electoral ocasionada en razón de la disputa por la presidencia de la República, en la que se batieron como candidatos los señores Aquileo Parra y Rafael Núñez (Acosta, 1876). La ten- sión se sintió especialmente entre los estados del Magdalena y de Panamá con el gobierno central, debido a la in- 70 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291770 tervención del gobierno nacional en el conflicto electoral de carácter interno en el Estado Soberano del Magdale- na, vulnerando con ello su autonomía y soberanía, además poniendo en pe- ligro los derechos federales de los de- más estados. Las agitaciones movidas por las divergencias políticas en los estados costeros de la nación con el gobierno central fueron decisivas para la conformación de alianzas y grupos políticos que participaron en la guerra civil, declarada en 1876, pues al final permitió la consolidación de líderes políticos y militares de tendencia libe- ral radical, los cuales ejercieron en la administración de los estados a favor del gobierno nacional. En Panamá el panorama que enfren- taba el Presidente Miró era la posible incursión armada de la Guardia Na- cional en su territorio, la necesidad de defender el orden constitucional na- cional que salvaguardaba la autonomía y soberanía regional y la intensión del propio Miró y sus seguidores en res- paldar al candidato Rafael Núñez. Por lo tanto, Miró se proclamó en contra de las medidas de incursión armada lleva- das a cabo por la Guardia Nacional en el territorio del Estado del Magdalena, al mando del presidente de la nación, Santiago Pérez y el abierto apoyo brin- dado por este a Parra. Así las cosas, se gestó una enemistad con el gobierno nacional que impulsó una crisis de carácter social y económico en la po- blación del Istmo. Miró consideró que debía defender las instituciones fede- rales y los lineamientos de autonomía y soberanía, por ello no dudó en apo- yar con armas y dinero al gobierno del Estado del Magdalena representado en el General Joaquín Riscos. Los panameños asumieron con difi- cultad las medidas dictadas por el pre- sidente del estado, las cuales fueronlas mismas que se tomarían ante el peligro de un desorden público en el territo- rio: se alzó el pie de fuerza, se solicitó empréstitos voluntarios y forzosos, se compraron armas, se dispuso de los fondos del estado, y se aplazaron las obras públicas. Además, el gobierno de Miró declaró el ESPanamá en “estado de guerra” contra las fuerzas federales de la Nación (Miró, 1875) favoreciendo la defensa de la soberanía y autonomía del territorio. Tales circunstancias con- dujeron a un ambiente de inconformi- dad dentro de la población istmeña, la cual vio afectada sus ingresos moneta- rios y la rentabilidad de sus negocios, debido al pago de empréstitos, alzas de impuestos y las amenazas de expropia- ciones y persecuciones, para aquellos que se negaran a acatar con rapidez las medidas de recaudo de fondos desti- nados a sostener la guerra con las fuer- zas federales. En medio de dichas circunstancias reaparece en el teatro del conflicto el 71Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 71 grupo liberal radical, caracterizado por ser el directo opositor al gobierno esta- blecido en Panamá. El Partido Liberal radical inició una campaña en el in- terior del estado, para tomar el poder ejecutivo, tras el fallido intento en 1873. Las aspiraciones por obtener el Poder Ejecutivo y administrativo del estado se reavivaron al presentarse la oportu- nidad de tomar las armas en contra de la administración de Gregorio Miró, e instaurarse en la magistratura regional. Aprovechando la inconformidad de la población panameña y del distancia- miento entre el gobierno legítimo del estado y el gobierno central, los libe- rales radicales, liderados por el general Rafael Aizpuru, iniciaron una campaña armada donde se desconocía el gobier- no de Miró y el orden constitucional establecido. De manera estratégica y oportuna los liberales radicales brinda- ron apoyo al gobierno central ante la crisis de la rebelión de la costa, asegu- rando la amistad del gobierno nacional y de la Guardia Nacional. Ante tales estrategias, el resultado fue el esperado por el general Aizpuru y su sequito de liberales radicales; tras la campaña armada, se obtuvo el des- conocimiento de la administración de Gregorio Miró y su sucesor electo Pablo Arosemena. El 25 de agosto de 1875 se instauró un gobierno provisorio que logró consolidarse en el Poder Ejecuti- vo del ESPanamá el 1 de enero de 1876 (Correoso, 1875) bajo la aprobación de la Asamblea Constituyente y bajo el mandato del general Rafael Aizpuru y los lineamientos del radicalismo libe- ral. Como podemos observar, las estra- tegias políticas y militares fueron utili- zadas como mecanismos para acceder al dominio sobre el territorio y las ins- tituciones consideradas legítimas. Panamá y la guerra civil de 1876 Desde la instauración del gobierno provisorio, el General Aizpuru se ase- guró el apoyo del gobierno central al declararse en completa obediencia a este, a la carta constitucional nacional y a los encargados del Poder Ejecutivo, Santiago Pérez y su sucesor Aquileo Parra (Galindo, s/f). Dichas proclamas se sostuvieron y materializaron en un apoyo y colaboración constante en favor del gobierno federal y del libe- ralismo radical, en medio de la per- turbación del orden nacional de 1876. Tal sumisión, obediencia y apoyo se evidenció desde las primeras noticias de perturbación del orden en el Esta- do Soberano del Cauca, pues cuando se conocieron de manera incipiente las fricciones causadas a raíz de los intere- ses políticos de los conservadores y de la Iglesia en contra del laicizado de la educación, de la campaña iniciada para derrocar al presidente de aquel esta- 72 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291772 do y, seguidamente, al presidente de la Nación, el general Rafael Aizpuru, quien en nombre del ESPanamá brin- dó su apoyo al gobierno central para reforzar la soberanía sobre el territorio nacional en San Andrés y San Luis de Providencia, mientras este afrontaba la nueva crisis nacional. En el mes de abril de 1876, el territo- rio de San Andrés y San Luis de Pro- videncia se encontraba dominado por grandes agitaciones y alarma, difíciles de controlar y llevar en orden, por cau- sa de divergencias en el proceso elec- toral de 1875, y debido a una serie de incidentes en que el agente consular de los Estados Unidos en la capital del territorio de San Andrés era blanco de clandestinos ataques durante las no- ches. Además, se carecía de la fuerza pública necesaria para proteger a los habitantes de la isla y hacer respetar la autoridad establecida. Ante tal difi- cultad, el presidente Aizpuru, envió un piquete hombres de la Guardia Nacio- nal, para salvaguardar las instituciones nacionales y mantener el orden públi- co, evitando cualquier tipo de inciden- te político, militar o diplomático. Este acto se repitió durante el mes de agos- to del mismo año, garantizando con ello la regencia del gobierno nacional sobre esta parte del territorio (Ardila, 1876). A lo largo de 1876, la rebelión con- servadora se extendió por el territorio nacional. El presidente Aizpuru puso a disposición del gobierno central todos los recursos del estado panameño para el restablecimiento del orden federal y la salvación del liberalismo radical. Los recursos se hicieron palpables en la organización de la milicia, el apoyo económico y el abastecimiento de ele- mentos de guerra. (Archivo Histórico Regional. Fondo República; Sección Secretaría de Guerra y Marina. Tomo 1041, Folios 00453). Respecto a la crisis de orden público desatada en el estado del Cauca, el presidente Aizpuru brin- dó su apoyo al gobierno legítimo cau- cano, quien a su vez guardaba fidelidad al gobierno nacional. La colaboración inició mediante el envío de armamen- to dirigido al estado caucano donde se encontraban las fuerzas federales y sus colaboradores. A partir de entonces, se inició una comunicación entre los diri- gentes de dichos estados, aprovechan- do la navegación por las costas del mar Pacífico. Panamá participó en la cam- paña militar al sur de la nación dispo- niendo la adecuación de un buque de guerra llamado “El General Trujillo”, para el transporte y el abastecimiento de tropas, armas y suministros destina- dos a la Guardia Nacional. Esta medi- da sirvió de conexión entre los puertos del Pacífico en el estado de Panamá y el puerto de Buenaventura en el estado del Cauca, convirtiéndose en la princi- pal ruta de apoyo a las fuerzas legiti- 73Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 73 mas del Cauca y del gobierno central. Con el fin de brindar respaldo militar al gobierno central, el gobierno pana- meño reorganizó la fuerza pública del estado, tomando para ello dos dispo- siciones directas: se inició desde me- diados de 1876 el llamado al servicio militar y, de otra parte, se reorganizó el personal militar del estado designado como el Batallón Colombia Nº 1, con 356 hombres, y el Batallón Istmo Nº 2 con 240 hombres incluyendo sus jefes y oficiales. El objetivo era facilitar la or- ganización rápida y eficaz de personal armado panameño, capaz de marchar hacia donde lo dispusiera el gobierno nacional. La continuidad del desorden público en territorio nacional deman- dó declarar la perturbación del orden nacional el 16 agosto de 1876 (Parra, 1876); como resultado, los istmeños armados para la batalla y organizados en el Batallón Colombia N°1, marcha- ron para reforzar el ejército nacional e incorporarse en la división del ejér- cito atlántico a cargo del comandan- te general Fernando Ponce. De esta manera, los panameños alistados se convirtieron en valientes elementos de guerra que reforzando el control so- bre el puerto de Barranquilla evitaron el avance de las fuerzas rebeldes hacia los estados costeros. Además, parte de las tropas istmeñas marcharon hacia Manizales colaborando con la toma de esta ciudad. A su vez, en el territorio del ESPa- namá sealbergaron los prisioneros de guerra que el gobierno nacional dispu- so, procedentes del estado soberano del Cauca. Adicionalmente, en el caso de determinar la expulsión de algún prisionero de guerra del territorio de los Estados Unidos de Colombia, Pa- namá era ideal para ejecutar con rapi- dez y eficiencia dicha misión, al ser un centro de encuentro marítimo con bu- ques procedentes de todas partes del mundo, gracias a las ventajas comer- ciales que representaba su ubicación geográfica. Además de lo antedicho, el gobierno del presidente Aizpuru, asu- mió el pago de los gastos de educación subsidiados por la nación, generados a lo largo de los meses de conflicto na- cional, cumpliendo con el compromiso económico, militar y político que ad- quirió con la nación. Esta decisión fue argumentada en la idea del impacto negativo que tendría la suspensión de dichos compromisos sobre el progreso del estado y en la fuerte creencia de que en estas circunstancias de crisis, se debía destinar la mayoría de los recur- sos del Tesoro Nacional al cubrimiento de las demandas de guerra. Al interior del ESPanamá, las fuerzas del estado, bajo la organización del Ba- tallón Istmo N°2, cumplieron con los deberes de la Guardia Nacional, orga- nizados en 5 compañías. Esta medida fue asumida debido a que el Batallón 74 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291774 de la Guardia Nacional Zarpadores debió marchar, por disposición del gobierno nacional, hacia el puerto de Buenaventura en el estado soberano del Cauca, para defender las aduanas y oficinas nacionales localizadas en di- cho puerto, y para luchar en defensa del gobierno nacional. Es así que con la participación de los batallones Colom- bia N°1 e Istmo N°2, Panamá alistó en armas a un total de 596 istmeños a dis- posición de la Guardia Nacional, con el fin de defender el Poder Ejecutivo Na- cional y el liberalismo radical. Así las cosas, el ejército panameño se unió a la defensa de los ideales políticos libera- les radicales, mediante la estrategia ar- mamentista, de la que se sirvieron para reforzar las alianzas políticas regionales y nacionales. A pesar de la aguda crisis moneta- ria experimentada dentro del tesoro público del ESPanamá, Aizpuru pudo implementar medidas de recaudo para la obtención de fondos destinados a la reactivación de la economía local y el pago de los gastos extraordinarios de guerra, producto de la colaboración brindada al gobierno nacional durante este periodo. Entre las medidas adoptadas sobre- salieron: la suspensión temporal en la cancelación de la deuda pública y sus respectivos intereses, el cobro de con- tribuciones urbanas directas, el esta- blecimiento de empréstitos, el remate de terrenos departamentales y las ren- tas incorporadas, los gastos causados por la organización de las milicias del estado, las negociaciones para la com- pra de armas e implementos de guerra y el envío de ayudas para el ejército na- cional, tales como: la movilización de tropas; fletes de los elementos envia- dos a los estados soberanos de Cauca, Bolívar y Santander; auxilios para la marcha de militares; gastos causados por presos de guerra, enviados a la ciu- dad de Panamá provenientes de dis- tintos puntos de la nación; gastos de la fundación de un hospital militar en la ciudad capital del estado; sueldos del personal militar; vestuario y fornituras para las fuerzas públicas; racimos de inválidos y de otros militares con co- locación accidental en los cuerpos or- ganizados; cablegramas transmitidos a Londres, Nueva York, realizados para las negociaciones de compra arma- mentista y elementos de guerra; me- dicinas para el ejército del Sur, en las costas del estado soberano del Cauca; intereses por empréstitos contratados a través del estado para obtener recur- sos que respaldaran los gastos extraor- dinarios de la guerra; entre otros gastos menores (Maldonado, 2012). Al término de la Guerra Civil, el ESPanamá, había invertido en gastos nacionales extraordinarios de guerra $52.124,80 (Ardila,1877). Estos gastos exorbitantes, fueron asumidos por la 75Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 75 administración de la hacienda de Pa- namá y son un reflejo del esfuerzo eco- nómico y humano brindado al gobier- no nacional durante la Guerra Civil de 1876 y 1877 que favoreció a su vez, el control político del Partido Liberal ra- dical en el Poder Ejecutivo Nacional y colateralmente al radicalismo regional. El ESPanamá pudo centrar todos sus esfuerzos en apoyar al gobierno fede- ral durante la Guerra Civil nacional de 1876 y 1877, debido a que dentro del territorio panameño no se vivió nin- guna amenaza de orden público, que hubiera podido ser causa de la zozobra y la perturbación en el orden nacional. La tranquilidad en el istmo se dio en gran medida a que la iglesia católica asumió una posición neutral que evitó el fomento y la propagación de enar- decimientos políticos y divisiones par- tidistas en la población, que eran laten- tes en lo que se refiere a la laicización educativa. Además, el Partido Conser- vador panameño no se involucró de manera activa en la guerra nacional, ni ejerció presión al gobierno panameño para ello. Por último, los opositores del gobierno regente se encontraban re- primidos desde el conflicto de la rebe- lión de la costa en 1875. Por lo tanto, el gobierno panameño pudo ejercer con normalidad la administración del territorio, a la vez que, el comercio, los negocios nacionales e internacionales y la instrucción pública mantuvieron su funcionamiento. Asimismo, el ferro- carril de Panamá no cerró el recorrido que realizaba de la ciudad de Panamá a Colón y viceversa. La permanencia de esta ruta, permitió la normatividad del transporte de mercancías y pasajeros de índole nacional e interoceánico en medio del conflicto nacional. Al finalizar la Guerra Civil, el go- bierno nacional y el liberalismo radical se proclamaron vencedores de la con- tienda, e inició el periodo de desarme y disminución de las tropas nacionales. En el caso del ESPanamá, el desarme de sus milicias inició desde junio de 1877, con la desvinculación del Bata- llón Istmo N°2 de la Guardia Nacio- nal y la liquidación de sus integrantes. Además, se gestó la reincorporación del Batallón Colombia N°1 a las fuer- zas públicas del estado, disminuyen- do considerablemente su personal. El gobierno central manifestó sentirse satisfecho con la conducta de los diri- gentes panameños y se complacía en reconocer que por causa de la coope- ración istmeña, el Poder Ejecutivo Na- cional obtuvo resultados victoriosos en la sección de la costa y en el resto de la nación (Salgar, 1878). En retribución al apoyo, el gobierno nacional, mediante el Congreso, otor- gó al gobierno panameño la cesión de los derechos que tenía la nación sobre las ruinas y el terreno conocido con el nombre de “Panamá la antigua”. 76 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291776 Además, determinó que el producto de la cesión se destinara a favor de la instrucción pública (Murillo, 1877). A partir de este hecho, se iniciaba el re- integro de los fondos destinados a la educación pública nacional en el ES- Panamá. El general Aizpuru terminó su perio- do administrativo con el respaldo y la estima de la asamblea legislativa local. El agrado hacia el general se debió al celo y al patriotismo con que obró en su carácter de agente del Poder Ejecu- tivo Federal, en el restablecimiento del control político del gobierno central. Asimismo, la conducta de Aizpuru fue aprobada en su ejercicio como agen- te del Poder Ejecutivo, “ al salvar con juicio administrativo al territorio pa- nameño, de la guerra general que azo- taba a los demás Estados de la Unión” (Cervera, 1877). En la Guerra Civil Nacional de 1876 y 1877 se fortaleció el Partido Liberal radical dentro del Istmo, como resul- tado del apoyo constante que ofrecían los dirigentes políticos y militares pa- nameños.Así las cosas, se manifestó una preferencia en la ocupación de los cargos políticos al interior del es- tado. Ante el gobierno central, fueron valorados positivamente los dirigen- tes políticos y militares de Panamá, de orientación radical, que participaron activamente en la Guerra Civil, en de- fensa del gobierno nacional (Locarno M., 1877). Con lo antedicho, se conso- lidaron las relaciones entre los dirigen- tes locales panameños y los nacionales. Para finalizar, hay que resaltar que durante la Guerra Civil de 1876 y 1877, el ESPanamá reportó una cooperación y participación constante, en la que tuvo un papel esencial como provee- dor de armas, elementos de guerra y hombres para las campañas militares del Sur y del Atlántico de la nación, en apoyo al gobierno nacional y al ejérci- to nacional. Los dirigentes políticos y militares panameños señalaban que su cooperación obedecía al cumplimiento de sus deberes constitucionales. Consideraciones finales Al iniciar la presente investigación se esperó que la Guerra Civil nacional fuera un detonante del desorden públi- co al interior del ESPanamá, capaz de desestabilizar el desarrollo económico y administrativo del territorio a medi- da que el caos se apoderaba de la po- blación y de los líderes y gobernantes políticos y militares del estado, factores que suelen identificarse con facilidad en un continuo conflicto armado en las calles panameñas. Sin embargo, para la Guerra Civil nacional de 1876 y 1877 en el territorio panameño se evidenció que la guerra nacional no afectó direc- tamente en el orden público del terri- torio panameño, ni alteró el desarrollo 77Maritza Maldonado Niño▪El estado soberano de Panamá 77 económico del mismo a pesar de su participación en el conflicto nacional. La situación política en el ESPanamá a lo largo del siglo XIX se caracterizó por una lucha constante entre sus lí- deres gubernamentales y militares, a través de la cual se buscaba el control del Poder Ejecutivo y Legislativo del territorio. En este contexto, acaecieron enfrentamientos desarrollados a par- tir de inconsistencias en las urnas de votación y en los procesos electorales. Asimismo, la violencia se gestó des- de la toma armamentista y la elección de la vía beligerante. Estas decisiones fueron responsables de provocar múl- tiples, graves y prolongados trastornos en el orden público, por medio de los cuales, la tranquilidad administrativa y el bienestar de la población fueron ex- puestos a cambios sorpresivos por las directrices del gobierno, que fluctuaba en permanente cambio. Un claro refle- jo de esta situación lo constituyó el agi- tado periodo político de 1873 a 1877; en este tiempo, la división ideológica al interior del Partido Liberal, entre sus facciones radical e independiente, ocasionó variados enfrentamientos ar- mados por la toma del poder ejecutivo en el ESPanamá, el cual fue sometido a diversos cambios en el manejo de su administración. Asimismo, se desarro- llaron enfrentamientos armados reco- nocidos como revueltas, revoluciones y guerra locales. A finales de 1873, la facción indepen- diente permanece en el dominio admi- nistrativo del estado panameño, con la instauración de Gregorio Miró como presidente del estado. Sin embargo, en 1875, la participación activa de Miró en la rebelión de la costa, apoyando la defensa de los principios de soberanía y autonomía junto a los estados de Bo- lívar y Magdalena, le significó la pérdi- da de los afectos de los panameños, le costó su cargo, la caída del liberalismo independiente y la instauración de un nuevo régimen liberal radical. La crisis de la rebelión costera, no solo fue responsable de la suspensión temporal en los tratos con el gobierno central; además, fue imprescindible en el establecimiento y la consolidación de un nuevo grupo político liberal radi- cal en la administración regional pana- meña, que desarrolló fuertes alianzas y relaciones de amistad con el gobierno central, fundamentales en la explica- ción de su intervención armada duran- te la guerra civil de 1876. Tras los múltiples incidentes arma- dos ocurridos durante la rebelión de la costa, se logró la instauración y pro- clamación del general Aizpuru, líder de las fuerzas opositoras, en el cargo de presidente del estado. Tras su llegada al poder, el general procedió al estableci- miento de una nueva ideología radical en las directrices del gobierno, cerca- na y leal a los principios políticos de la 78 Canto Rodado▪12:61-80▪ISSN 1818-291778 nación, representados en su presidente electo, Aquileo Parra; personalidad con quien se gestó una mutua cooperación en la lucha por la defensa de sus prin- cipios, en medio de la guerra civil na- cional declarada entre 1876 y 1877. Por último, vale la pena señalar el valor de la guerra y los enfrentamien- tos bélicos como mecanismos de lucha política por el control del poder admi- nistrativo y representativo al interior del estado panameño. Estos se encar- garon de influir directamente a lo lar- go de todo el periodo de estudio en la reorganización del territorio en favor de los intereses gubernamentales y económicos de quien se proclamó ven- cedor, investido de potestad para nom- brar funcionarios y para transformar la carta constitucional, a través de la cual pregonaron las ideologías políticas, desde la autoridad presidencial. Referencias Bibliográficas Acosta, Santos 1876. Memoria de la Secretaría de Guerra y Marina, dirigida al presi- dente de los Estados Unidos de Co- lombia, para el congreso de 1876, im- presa por Candido Pontón, Bogotá. Álvarez Jiménez, Jairo 2012. La guerra de 1875 en el ca- ribe colombiano; debate electoral, soberanía y regionalismo. El taller de Historia. vol. IV, N°4/ 2012 - ISS: 1657 -3633. Universidad de Car- tagena de Indias, Colombia Págs. 126. Documento digital disponible en: http://ojs.udc.edu.co/index.php/ taller/article/view/414/0. (Consul- tado en enero de 2015). 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