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Julio César Martínez Rivera Fotos: Antonio Herrera Palacios
Los historiantes:
Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
 
3
Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
Los historiantes:
Copyright © 2017 Julio Martínez
Martínez, Julio
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos en El Salvador
Herrera Palacios, Antonio
Fotografías ilustrativas de moros y cristianos
San Salvador, El Salvador, Centro América
Diseño y diagramación: Antonio Herrera Palacios
 
Todos los derechos reservados: Editorial xxxx, 52 páginas.
ISBN: xxxxxxxxxxx
Prohibida su reproducción total o parcial, incluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de los 
editores
Junio de 2017
4
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
Índice de contenidos
Presentación................................................................................................................................. 5
Unas palabras para “La fiesta de moros y cristianos o los historiantes de El Salvador”, de Julio 
Martínez........................................................................................................................................ 5
“La Fiesta de los moros y cristianos o los Historiantes de El Salvador” ....................................... 9
Capítulo I: Moros y cristianos ..................................................................................................... 10
Acepciones ................................................................................................................................. 10
Los moros y los cristianos ...........................................................................................................11
El teatro de moros y cristianos ....................................................................................................11
¿Cómo hablar de la identidad española usando el tagalo como lenguaje? ............................... 14
Capítulo II: Breve alusión a la conquista y reconquista .............................................................. 15
El Imperio español ...................................................................................................................... 16
Capítulo III: La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición
de la cultura ................................................................................................................................ 18
La danza de la historia o moros y cristianos como imposición cultural ...................................... 21
¿Qué pasa en el Caribe? ........................................................................................................... 23
Cap. IV: Los moros y cristianos, la persistencia ingenua ........................................................... 25
Percepción de la llegada de Los historiantes a nuestra cultura ................................................. 25
Acerca de las historias ............................................................................................................... 28
La música en Los historiantes .................................................................................................... 29
Los historiantes y la población ................................................................................................... 29
Auto percepción.......................................................................................................................... 31
Capítulo V: Un mapa actual de moros y cristianos en El Salvador ............................................ 32
Distribución de los historiantes en el país .................................................................................. 33
Conclusiones: ............................................................................................................................. 38
Bibliografía.................................................................................................................................. 39
 
5
Presentación
Un muy interesante trabajo puso en mis manos 
el amigo Julio Martínez, como valioso testimonio 
de su vocación de antropólogo e investigador, 
con un tema evocador y de intenso cromatismo 
histórico como es el de la fiesta de los historiantes, 
la cual permanece en el calendario de festejos de 
los pueblos ancestrales salvadoreños, en aquellos 
sitios donde aflora la expresión siempre presente 
del mestizaje cultural insertada en la herencia 
indígena. 
Es el baile-drama de moros y cristianos, que 
con sus parlamentos y recitados, su música y 
sus cadencias, sus cortejos y danzas, sus trajes, 
tocados y máscaras multicolores, rememoran 
las luchas y la cohabitación confrontativa de 
musulmanes y cristianos en el área del Mar 
Mediterráneo y especialmente en España, donde 
Al-Andalus fue por siglos primero sede del califato 
occidental, emanado de Damasco, y luego una 
nación de pequeños señoríos y reinos inmersos 
en la civilización árabe. 
La expresión de las luchas de cristianos contra 
el Islam español se manifestó en representaciones 
teatrales que abundaron en la Península y luego 
emigraron a América, aquí trasplantados al pie de 
los volcanes como tantas y tantas manifestaciones 
populares y religiosas enraizadas en el Nuevo 
Mundo por los españoles.
Las representaciones teatrales de luchas entre 
islámicos y cristianos, llamadas morismas, tuvieron 
su auge tanto en España como otros países 
europeos, pero no solamente era el musulmán 
árabe-magrebí el antagonista, sino que se incluyó 
al rampante imperio turco, que abarcaba la mayor 
parte de 
los territorios árabe y los arabizados del norte 
de África, y era el gran temor del Mediterráneo, 
con lo cual se estaba simbolizando la lucha entre 
el bien y el mal -lo que se consideraba entonces 
como tal-, en una dicotomía maniqueísta. 
La conquista de Túnez, dominada por los turcos, 
por el emperador Carlos V en 1535, los intentos 
posteriores de dominar Argel, los trascendentes 
trabajos del Concilio de Trento, de 1545 a 1563, 
así como la célebre batalla de Lepanto en 1571, 
y otros sucesos, pusieron más incentivo en las 
representaciones de la confrontación festiva de 
moros y cristianos, revitalizados por los sucesos 
que iban sucediendo en las conflagraciones con 
los turcos musulmanes, que sustituyeron como 
principales antagonistas a los árabes-magrebíes 
andaluces, sometidos en definitiva en 1492, pero 
con una gran población morisca restante en la 
Península. 
La morisma y su parafernalia épica llegaron a la 
América española en el bagaje cultural peninsular 
y se volvió parte de la vida y diversiones de las 
provincias castellanas de ultramar. 
El español siempre fue dado a la fiesta, al 
regocijo público, que ponía la nota de alegría 
colectiva en una vida donde los dictados de la 
Iglesia eran tan influyentes en la realidad social. 
El amplio espacio de las plazas centrales del 
urbanismo colonial americano, plazas Mayores o 
de Armas, o sencillas plazas de mercado, ya fuera 
en ciudades, villas o pueblos, tenían entre otros 
fines el de servir de marco citadino para la fiesta y 
sus expresiones populares.
La primera constancia histórica documental 
de la representación en Mesoamérica del baile-
drama de moros y cristianos fue en el viaje 
de Hernán Cortés a Honduras, iniciado desde 
México-Tenochtitlan a finales de 1524, con motivo 
de las noticias del alzamiento de Cristóbal de Olid. 
Ocurrió la morisma al pasar por el poblado 
marítimo de Coatzacoalcos, a orillas del golfo, 
Unas palabras para “La fiesta de 
moros y cristianos o los historiantes 
de El Salvador”, de Julio Martínez.
6
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
donde sus habitantes lo recibieron con tal 
espectáculo. El dato lo apuntó Bernal Díaz del 
Castillo en su “Historia verdadera de la conquista 
de Nueva España”: …y quiero decir el gran 
recaudo de canoas queteníamos ya mandado 
que estuvieran aparejadas y atadas de dos en 
dos en el gran río junto a la villa, que pasaba 
de trescientas. Pues el gran recibimiento que le 
hicimos con arcos triunfales y ciertas emboscadas 
de cristianos y moros, y otros grandes regocijos e 
invenciones de fuego, y les aposentamos lo mejor 
que pudimos… (capítulo CLXXXIV).
 
Los religiosos y frailes que llegaron a la 
evangelización del Nuevo Mundo fomentaron estas 
danzas con parlamentos, con lo cual se buscaban 
diversiones edificantes y fáciles de comprender 
por los indígenas, como fue el caso de los autos 
sacramentales para explicar el Evangelio y la 
liturgia católica. Y no solamente ellos incentivaron 
estas representaciones, también lo hicieron las 
autoridades civiles como complemento de las 
fiestas de ayuntamientos y cabildos. 
Los indígenas tomaron esos bailes y 
escenificaciones y los adaptaron a sus propias 
circunstancias con cambios propios y adaptaciones 
a su personalidad cultural. Como una variante 
de la morisma surgió el baile de la Conquista, 
donde el contrincante del cristiano es el pagano 
americano. Se manifestó como una prolongación 
del festejo importado y el cual tenía en su origen 
y raíz la demostración festiva de la imposición 
del cristiano sobre el musulmán, y en el caso 
vernáculo indígena la exaltación del cristianismo 
por sobre el panteón precolombino. 
Esto último había que remarcarlo 
constantemente en la sociedad indígena y que 
las cofradías lo incorporaran en sus entrañas 
culturales religiosas, y así dejaran de lado bailes 
de origen precolombino, como sería el caso del 
famoso 
Rabinal Achí, en Guatemala, con su antecedente 
el Tun Teleché. Y en el actual El Salvador podrían 
ser los bailes del venado, del tigre, el cujtan 
cuyamet de Izalco y otros.
En las provincias salvadoreñas el mayor 
espectáculo de bailes de morisma del que se tiene 
noticia documental sucedió en enero de 1761, 
con motivo de las fiestas reales de la jura del rey 
Carlos III en La Trinidad de Sonsonate, pero no se 
trató en absoluto del primero en su género. Las 
fiestas reales se celebraban obligatoriamente en 
diversos días del calendario de la monarquía, ya 
fuera por jura de nuevos monarcas, por nacimiento 
de herederos a la Corona o matrimonios reales. 
En las capitales de virreinatos y de real audiencia 
y capitanía general se realizaban señalados 
festejos por la entrada de la nueva autoridad regia 
y otros sucesos, como la designación de obispos 
y arzobispos. 
En ocasiones especiales, ya fueran ciudades 
- cabecera de jurisdicción o provincias, así como 
villas de españoles, y aun algún pueblo indígena 
principal, todos debían celebrar festejos según 
sus capacidades y las poblaciones del actual El 
Salvador no fueron la excepción. 
Además, estaba el indispensable paseo del 
pendón real, en San Salvador el día 6 de agosto 
de cada año. La primera vez que una fiesta real 
sucedió en San Salvador, en un día no precisado, 
probablemente en septiembre u octubre de 1556, 
fue cuando se proclamó rey a Felipe II. Dicen los 
documentos que se levantaron pendones por el 
rey don Felipe, sucesor en el trono español de su 
padre el emperador Carlos V.
Fiestas reales se celebraron muchas 
veces a través de los siglos coloniales, pero 
documentalmente la crónica más completa de 
todos los festejos realizados fue la que escribió 
el alcalde mayor de Sonsonate, Bernardo de 
Veira, con el título de “Plausibles fiestas reales 
y obsequiosa demostración con que la muy leal 
provincia de Sonsonate proclamó en su villa de 
la Santísima Trinidad en el Reino de Goathemala, 
el lunes 19 de enero de 1761 a su Cathólico 
Monarca y Señor natural (que Dios guarde) Don 
Carlos Tercero de Borbón…” . La extensa crónica, 
que describe los festejos de dieciséis días, algo 
inusitado para una villa cabecera de alcaldía 
 
7
mayor, fue impresa en los talleres de Sebastián 
de Arévalo, en Santiago de Guatemala al año 
siguiente, 1762.
Las “Plausibles fiestas reales” es el gran 
documento del barroco provinciano salvadoreño, 
con redacción edulcorada, laudatoria, 
extraordinario compendio de sucesos y festejos, 
una verdadera monografía de los tiempos 
españoles en una región que guardaba abolengo 
de siglos atrás, cuando era el emporio de riqueza 
por la producción y exportación de cacao. 
De todo hubo: liturgia religiosa y civil, con la jura 
en la plaza Mayor, paseo de pendón real, fuegos 
artificiales, banquetes, luminarias, música, bailes, 
juegos de competencia, corrida de toros, corrida 
de cañas, entremeses, sainetes, comedias y, por 
supuesto, una extraordinaria presentación de 
bailes de moros y cristianos organizados por los 
pueblos indígenas, que con las morismas hacían 
su entrada en la plaza –las tradicionales “entradas 
de cofradía”-. 
Asimismo se presentó el gran espectáculo de 
una fiesta del volcán, con personajes centrales 
representando a Hernán Cortés y a Moctezuma, 
el día 21 de enero, con desfile de indígenas, unos 
disfrazados de chichimecas, otros exhibiendo su 
orgullo de ser de la estirpe de Tlaxcala y mexicas, 
los indios conquistadores originarios del Anáhuac 
que cooperaron con España en la conquista, 
asentados en La Trinidad de Sonsonate en el 
Barrio de los Mexicanos, como también lo estaban 
en el Barrio de los Mexicanos de San Salvador.
El documento de Bernardo de Veira, de 
ciento seis folios, no tiene igual en la historia 
de la bibliografía histórica salvadoreña. Y para 
la crónica de bailes de moros y cristianos es un 
testimonio enciclopédico de lo que ocurrió en 
enero de 1761, cuando por la jura el rey Carlos 
III se volvió de pleno derecho monarca reinante 
en la alcaldía mayor, como ya había sucedido 
en San Salvador y su intendencia. No solamente 
fueron variados los cuadros de historiantes, sino 
también las comedias con aires de mojiganga que 
presentaron indígenas y ladinos.
Este trabajo del investigador social Julio 
Martínez rescata en su estudio esa tan expresiva 
tradición de los baile-dramas de moros y cristianos, 
la cual es parte integrante de la cultura popular de 
raigambre indígena. 
No se trata de manifestaciones heredadas 
directamente de los tiempos prehispánicos de la 
gentilidad ancestral, sino elementos inmersos en 
la transculturación surgida con el mestizaje, en la 
aculturación sufrida por los indígenas en su vida y 
costumbres, pero que se volvió parte de su visión 
ante la imposición cultural occidental europea y el 
cristianismo. 
La gran aventura de la morisma adaptada 
a las novedades americanas es algo único en 
la historia, pues una tradición surgida en el 
Mediterráneo, particularmente en España en el 
caso de Mesoamérica y del resto del continente, 
se adaptó al mundo indígena autóctono. 
En España, los espectáculos de moros 
y cristianos son actualmente frecuentes en 
diversos sitios y ciudades, con gran despliegue 
de escenografía popular, en particular el que se 
realiza en la ciudad valenciana de Alcoy.
En El Salvador la permanencia de los bailes-
dramas de historiantes ha sido meritoria por 
diversas razones. Los grupos que todavía los 
representan están adscritos a las antiguas 
cofradías religiosas, y aquí hay que considerar la 
siempre carencia de fondos de la gran mayoría, 
la pobreza de las cofradías indígenas que hacen 
tantos esfuerzos para realizar sus expresiones 
festivas. 
Además, los débiles y escasos grupos indígenas 
tienen que luchar contra el mundo voraz del ladino 
salvadoreño, y el modernismo está devorando las 
tradiciones originales. 
En estas dificultades para las morismas también 
ha incidido la pérdida patrimonial ocurrida con la 
reciente guerra civil, con la destrucción de tantos 
testimonios del pasado, materiales, documentales, 
espirituales. Y para más dificultad, la emigración 
8
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
masiva de los habitantes de los pueblos ancestrales 
a otros horizontes, nacionales y extranjeros, así 
como los cambios masivos de vertientesreligiosas 
cristianas ocurridos en los años recientes, que 
han contribuido galopantemente a la disminución 
de las expresiones tradicionales colectivas, como 
el baile de moros y cristianos, indefectiblemente 
unido a las manifestaciones del mundo cultural 
católico heredado de la historia.
Pero todavía en El Salvador se mantiene viva 
la tradición de estas danzas, con las variantes 
surgidas por los tiempos, y son numerosos los 
pueblos que las celebran en sus fiestas patronales. 
Es una evocación única de historia y 
costumbrismo, de raíz mestiza, de ancestro y 
orgullo indígena, contemplar en las plazas y 
espacios abiertos de los pueblos los cortejos 
engalanados de cristianos con sus propias 
máscaras, y los islámicos, o moros, con sus 
distintivos, que después del desafío entre ambos 
bandos comienzan las lentas y cadenciosas 
danzas con golpe de espada, sable o machete, al 
compás de tambor y pito, con melodías sabidas 
de oído, nunca escritas, con la presencia del 
personaje gracejo y la usualmente infaltable 
princesa. 
Los actores repiten las historias que no 
comprenden, porque se trata de Oliveros y 
Fierabrás, de Selim Rojel, de Muley, de Mustafá, 
y aparece Carlomagno, y los doce Pares de 
Francia, y el Príncipe de Medina, y el emperador 
don Carlos, y tantos otros personajes que danzan 
y repiten sus antiguos parlamentos. 
Es una buena labor la realizada en este trabajo 
por el investigador Julio Martínez, él ha estudiado 
la situación actual del baile de moros y cristianos, 
la dificultad de supervivencia de un sincretismo 
heredado de la historia, como una expresión 
colectiva que es parte propia de la herencia 
cultural de El Salvador y se comparte con muchos 
países de Hispanoamérica. 
Las páginas de Martínez son un meritorio 
esfuerzo y tienen valor permanente. Le agradezco 
haberme permitido escribir estas palabras.
Pedro Antonio Escalante Arce
 
9
Moros y cristianos, los “Historiantes”, de 
Julio Martínez, es un estudio aproximado sobre 
la cultura de los conquistadores españoles en 
Cuscatlán, que se mantiene después de casi tres 
siglos. 
Desde entonces se ha ido convirtiendo en 
parte de las tradiciones comunitarias que integran 
como valores culturales una actividad colonial, 
expresada como presentación teatral sencilla de 
contenido religioso, cristiano o católico. 
La tradición no se parece en nada a la que aún 
subsiste en España con mucho vigor; y pareciera 
que en la colonia también se daba trascendencia a 
esas expresiones festivas por tratarse de celebrar 
el hecho de haber expulsado a los moros del 
actual país Ibero España. 
Sin duda que la colonia cultivó estas 
manifestaciones para estimular o fortalecer las 
creencias cristianas frente a las que profesaban 
las poblaciones amerindias. En todo caso las 
comunidades mantuvieron la tradición a su 
manera, sin el boato y masividad que actualmente 
se organiza en España para celebrar el fin de la 
dominación árabe en ese país, siglo XV, donde lo 
celebran en varias ciudades de forma masiva y 
con representaciones faustuosas, particularmente 
en Alicante, Castellón, Murcia, Valencia, Castilla 
La Mancha, Andalucía, Extremadura, Baleares, y 
Canarias, pero además en toda España.
Esto contrasta con la sencillez interpretada 
por las poblaciones de El Salvador, que sin duda 
mantienen las características originarias en la 
medida de lo que pretendían los españoles de la 
época. 
Hay máscaras y vestuarios coloridos, hay 
parlamentos y danza elemental. Pareciera que 
la tradición se transfirió para incidir en las fiestas 
propias del habitante originario para acercarlo al 
cristianismo, alejarlo de su originaria religiosidad 
y ponerlo en contra de la religión musulmana, por 
eso se mantiene esta danza coincidiendo con 
las fiestas patronales de las pocas comunidades 
donde aún se mantiene la tradición, siempre 
vinculada a la religión católica y las cofradías.
“La Fiesta de los moros y cristianos 
o los Historiantes de El Salvador”
La expulsión de los moros tuvo tanta 
trascendencia para España que los conquistadores 
vieron la necesidad de promover esta danza 
teatro, en la medida que fueron consolidando su 
poder en el Nuevo Mundo, hasta dejar la tradición 
y extenderla por varias regiones de la Nueva 
España, y de esa manera la hicieron suya los 
pueblos originarios, tanto mesoamericanos como 
caribeños.
Aunque la tradición se ha perdido en nuestras 
ciudades principales, la fuerza histórica ha sido 
tal que traspasa el tiempo y se mantiene viva 
en ciertas comunidades indígenas que le han 
agregado expresiones, aunque sin perder la 
esencia original de la obra colonial. 
Por su intención hegemónica religiosa el 
conquistador pudo introducir esta celebración 
de su triunfo sobre los árabes, y de esa manera 
estimulaba a los pueblos de Iberoamérica 
para celebrar con ellos una victoria ajena a los 
originarios, una fiesta recordatoria de la expulsión 
musulmana con lo cual se consolidaba con el 
recuerdo una ideología religiosa sobre otra. 
Se promovía así el triunfo católico y, a la vez, se 
magnificaba por sobre las propias celebraciones 
religiosas de los indoamericanos, ya fuesen las 
católicas o las asumidas en las cofradías.
Pese a todo, a esa propiedad identitaria, a esa 
celebración ibérica y esa fastuosidad con que se 
celebra en España, la celebración sencilla de los 
pueblos de nuestra América, significó para ellos 
un pequeño momento de relajamiento, dedicado 
al arte teatral, la estimulación de la memoria 
y lo lúdico que puede existir en la danza, todo 
ello en un contexto de opresión, festejando con 
música, bailes y vestuario en las plazas de cada 
comunidad.
Actualmente estos contenidos no se absorben 
por quienes los presencian, solo se aprecia la 
vistosidad de la danza, el vestuario y las máscaras. 
Pero por lo menos los indígenas son protagonistas 
de una fiesta artística ante la invisibilidad de las 
suyas propias. 
El trabajo de Julio Martínez nos permite hacer 
estas reflexiones sobre una expresión humilde, 
pero digna, de nuestros pueblos.
Manlio Argueta
10
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
Por moros y cristianos conocemos al menos dos cosas: 
a) La primera es un plato de comida muy reconocido 
en toda América Latina, con distintos nombres: En Cuba persiste 
el nombre de “moros y cristianos” para un plato de comida cuyos 
ingredientes son de fácil obtención: arroz, frijoles, pimiento rojo, 
laurel, aceite de oliva, sal, ajo, comino y cebolla. 
En otras partes a este plato le llamamos de distintas maneras: 
En Dominicana se le conoce con el nombre simplemente de 
“Moro” o “moro de habichuelas”; en Costa Rica se le llama 
“gallo pinto”; “Hopping John” en el sur de los Estados Unidos; 
“Pabellón criollo” en Venezuela; “Tacu Tacu” en Perú 
es algo muy parecido; en El Salvador se le conoce 
con el nombre de “casamiento”; en Brasil 
como “Feijoada”; y desde luego los “moros 
y cristianos” en Cuba, hechos con frijoles 
negros. 
Así mismo se prepara el “congrí”, 
pero con frijoles rojos. “Congo” 
y “riz” dan origen al vocablo y 
proviene de Haití. Seguramente 
habrá otros nombres para el 
mismo plato en otros países. 
El plato tiene un 
origen en la población 
afrodescendiente esclava, 
traído culturalmente por ellos 
a América en donde se adoptó 
diferentes formas de hacerlo, 
pero manteniendo la base 
fundamental, la mezcla del 
arroz y los frijoles. El nombre 
alude a los “moros”
b) “Moros y cristianos” es un 
teatro popular, una fiesta de origen 
“soldadesca”, una batalla con 
vencedores y vencidos 
que corresponde a la 
celebración del triunfo 
de los españoles 
sobre los moros, y 
Capítulo I: Moros y cristianos
Acepciones
Moros y Cristianos. Acepciones
11
1. “Bulla” en latín Se trata, de acuerdo a su aplicación, de un documento firmado por el Papa, y que es legitimado con un sello de plomo o con el sello papal. Las bulas 
pueden referirse a distintas temáticas de la iglesia, aunque en algunos momentos dela historia también se han referido a asuntos civiles o de gobierno.
2. Los godos eran uno de los grupos pertenecientes a los pueblos germánicos orientales y una de las muchas tribus del otro lado de la frontera oriental a las que los 
romanos llamaban bárbaras o germánicas. Los visigodos fueron la rama de los pueblos godos perteneciente a los pueblos germánicos orientales.
3. Se conoce como la Reconquista española al esfuerzo de los reyes cristianos por quitarles el poder de la Península Ibérica a los musulmanes. Ese proceso inició 
ante la misma ocupación mora y solo finalizó con la caída del Reino Nazarí en Granada, en el año 1492.
que generalmente forma parte de las fiestas a 
determinado santo patrono de un pueblo, esta 
fiesta se celebra probablemente desde antes de 
la expulsión definitiva de los moros de España en 
el siglo XVI y puede remontarse al siglo XII. En 
América se celebran “moros y cristianos” desde la 
conquista. 
Este teatro popular ha sufrido cambios a veces 
radicales en su evolución cultural, cambios que 
van desde los nombres como en el caso de El 
Salvador (Los historiantes) y algún pueblo de 
Guatemala (El baile de la historia).
En el caso de El Salvador “moros y cristianos” 
suena a poco, ni el plato de frijoles con arroz ni el 
teatro popular se llama así. Solo de vez en cuando 
se oye hablar de moros y cristianos, y muy pocos 
saben a qué se refiere. 
Los moros y los cristianos
“Moro” es un originario del noroeste del África, 
también conocida como “Magreb”, que comprende 
al norte del Sahara, es decir: Marruecos, Argelia, 
Túnez y Mauritania. Un “Cristiano” en este caso, 
simboliza en este contexto a un católico español 
en el siglo XV y XVI, gobernado por los Reyes 
Católico, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, 
los reyes católicos, nombrados así por el Papa 
Alejandro VI mediante la bula1 Si convenit. de 
diciembre de 1496.
Los Moros y los cristianos en el contexto de la 
fiesta son antagónicos, rivales y contrarios. Les 
ocupan intereses distintos, a los moros el tema 
que les define es la ocupación de la tierra de 
los godos y visigodos2 . A los cristianos les roba 
el sueño la necesidad de resolver el agravio de 
la ocupación mora en territorio que hoy día es 
España, históricamente, eso se resuelve a través 
del proceso llamado “reconquista”3.
El teatro de moros y cristianos
Teatro o fiesta de moros y cristianos es la puesta 
en escena de los acontecimientos relacionados 
con la expulsión de los moros de España luego 
que ellos hubieron ocupado una buena parte del 
territorio habitado por los godos y visigodos.
Este proceso que se ha dado en llamar 
ocupación musulmana en la península ibérica 
fue una ocupación cuyo asentamiento tuvo 
una larguísima duración, duró desde el 711 
hasta el 726 de nuestra era para que los moros 
se establecieran de forma muy consolidada, 
ejerciendo la ocupación durante varios siglos.
“La fiesta de Moros y cristianos se celebra en 
casi toda España, pero sobre todo en el Levante, 
en la zona de Alicante y la Comunidad Valenciana. 
Con esta fiesta, se conmemora la Reconquista, 
o sea la época histórica de la lucha entre los 
cristianos y los árabes (moros), que duró casi 800 
años, desde 711 hasta 1492” (Santelman, 2002, 
pág. 3).
Hubo momentos históricos en que esta fiesta 
fue “soldadesca”, queriendo significar con ello 
que existió un culto hacia los grupos de militares 
vencedores, en el que seguramente se premió la 
heroicidad, el arrojo, la valentía, como una forma 
de agradecimiento popular hacia los defensores y 
recuperadores del territorio español. 
La fiesta seguramente era organizada por las 
clases que habían recuperado el poder para sí, 
que ahora lo detentaban y que poseían un don, el 
del poder, que antes no tenían, territorios vastos, 
y una población con posibilidades de tributación 
mayor seguramente.
12
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
4. Moros y cristianos nace en España al calor de la Reconquista, para insistir en el carácter guerrero y religioso de ésta y para conmemorar las victorias cristianas. 
Tiene varias realizaciones (danza, espectáculo de masas, representación teatral, etc.). Su difusión en la Península fue grande, y tenemos testimonios de ella desde 
el siglo XV. En el siglo xvi alcanza su máximo esplendor como espectáculo cortesano. A partir del siglo xvil quedó en manos del gobierno de las ciudades, es decir, 
de la alta burguesía y después, en manos de la pequeña. Hoy en día es parte de los festejos populares, generalmente de carácter religioso, en grandes zonas del 
territorio español, de acuerdo a Warman (1972).
5. El concepto del “descubrimiento” es una visión eurocéntrica, se descubre lo que no existe y en efecto es así para los españoles quienes no tenían entre sus ideas, la 
existencia del continente americano. Para los pobladores americanos, la existencia de sus Tahuantinsuyu, Abya Yala o el Anahuác era una cosa concreta y sincrónica, 
se vivía en esta tierra desde siempre, no se concibe el descubrimiento sino la idea de “llegada” e incluso, desde una percepción de violencia, la invasión.
Desde luego que debe haber existido una alta 
dosis de patriotismo en la que se magnificaba la 
acción expulsora. 
“Durante los siglos XV al XVIII en toda 
España se celebraron espectáculos de moros y 
cristianos: Toledo, 1586; Denia, 1599; Valencia, 
1755; Alicante, 1700 y 1724. Pero no eran fiestas 
populares ya que estaban organizadas por la 
Corte y por las clases altas, limitándose al pueblo 
a ser espectadores, así como tampoco se les 
daba una continuidad anual” (Sempere Martínez, 
2012, pág. 10).
No es extraño pues, que en tanto la conquista 
de América se inicia con la llegada de Colón al 
territorio insular en el mismo año en que se 
celebraba la expulsión definitiva de los moros, esa 
fiesta se comience a celebrar.
Una de las primeras impresiones que se tienen 
en América por parte de los estudiosos de las 
fiestas o teatro de moros y cristianos es que son 
los conquistadores españoles los que impulsan 
el proceso de inserción del tema en la población 
indígena4. 
El proceso de conquista se establece desde 
el aparecimiento de los primeros soldados a 
inicios del siglo XVI después de los avistamientos 
realizados por Colón. En algunos lugares de 
América la conquista tuvo lugar incluso a finales 
del siglo XVIII por parte de los españoles, tal 
es el caso de algunos pueblos originarios que 
dominaron la Patagonia, la Pampa, el Chaco y 
otras regiones en Sur América y que solamente 
fueron dominados por los nuevos poderes 
establecidos en América.
En nuestra región la conquista se entrecruza 
con los procesos de colonización, es ambas cosas, 
es dominio a través de la fuerza y es producción 
y expoliación. Es fuerza y evangelio en paralelo.
No es un proceso que agota fases, así como 
hay “descubrimiento”5 , a la vez hay conquista, 
y en algunos lugares colonia, las tres fases se 
repiten y se complican a la vez al mismo tiempo 
en distintos lugares del continente. 
Es de tal forma, que las ocupaciones de 
españoles para la producción y explotación del 
territorio y población, así como la evangelización se 
realizan en paralelo a los procesos de dominación 
violenta.
El uso de la fuerza que genera procesos 
violentísimos y de arrasamiento de la cultura y 
la vida de la población se junta con esfuerzos de 
evangelización, del reparto de la palabra de Dios 
para lograr que las ideas sobre las divinidades 
como Viracocha, Inti, Pachamama, Huitzilopochtli, 
Coatlicue, Hehecat, Tlaloc, dioses de los pueblos 
originarios que tienen a su favor su existencia 
concreta, se sometan y desaparezcan ante la 
inserción cultural del Dios cristiano, impulsado no 
por deseo de los actores de la conquista sino por 
mandato de los Reyes Católicos.
Esta acción de difusión del evangelio para 
lograr adeptos no por el convencimiento y la fe, 
sino por medio del uso de la fuerza auxiliada por 
mecanismos didácticos, formas de enseñanzautilizando elementos que favorecen el aprendizaje, 
también utilizó a la fiesta de moros y cristianos 
como un resorte para lograr la admiración de las 
bondades del Dios cristiano que ha favorecido al 
pueblo (español) que fue sometido y que ahora 
somete a otros pueblos (americanos).
Aunque tenemos las ideas más o menos claras 
cuando se inician las fiestas de moros y cristianos, 
Moros y Cristianos. Acepciones
13
no contamos con la certeza exacta de ese hecho. 
Menos tenemos claridad de las fechas o el año en 
que en América estas se comienzan a estilar en la 
Nueva España y Goathemala6.
 
Es claro que no fue durante la conquista7 de 
manera sistemática, sino durante la colonia, 
y como hemos visto, las primeras fi estas se 
realizaron en España y su celebración tradicional 
como la conocemos ahora ha debido tomar siglos. 
Desde una visión de teoría de la cultura, la 
fi esta cumple una función notable, junta alrededor 
de un evento tradicional importante para la 
identidad del pueblo, mantiene memoria histórica, 
provoca unidad de la nación y genera solidez a la 
consciencia colectiva.
En América no, las fi estas debieron comenzar 
a realizarse primero como parte de un conjunto 
de actividades culturales de los españoles que 
les mantenían conjuntos, que les recordaban su 
origen y provocaban momentos de unidad. De una 
manera más a propósito, la fi esta se celebraba 
para lograr la infl uencia hacia los indígenas a 
partir del siglo XVII como la fecha probable más 
antigua, o quizá después, veremos esto más 
adelante.
La fi esta de moros y cristianos, que durante 
la época imperial española se exportó hacia 
todos los sitios y poblaciones donde España 
tenía su poder, asume nombres diferentes en 
diferentes lugares del mundo como parte de su 
sincretización, adaptación cultural y asimilación, 
así en Filipinas se conoce con el nombre de “Moro 
moro”, aunque no siempre comprendido por la 
población española ocupante del territorio en toda 
su intensidad:
6. Nueva España es el nombre del territorio que incluía desde el México actual 
a lo que sumamos California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, 
Texas, Oregon, Washington, Florida, parte de Idaho, Montana, Wyoming, 
Kansas, Oklahoma y Louisiana. También parte de los actuales EEUU y el 
sureste de Columbia Británica de Canadá. También se incluía la Capitanía 
General de Goathemala, la Capitanía General de Cuba y la Capitanía General 
de Las Filipinas.
7. Aunque… Bernal Díaz del Castillo hace alusión a una recepción de Pedro 
de Alvarado en la que se celebra Moros y cristianos como veremos adelante.
14
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
“Así la principal razón por la que los 
funcionarios españoles destinados a Filipinas no 
podían entender un teatro de base hispánica era 
la estética, la lengua y sobre todo constituir un 
entretenimiento netamente filipinizado” (Donoso, 
2012, pág. 14)
¿Cómo hablar de la identidad española 
usando el tagalo como lenguaje?
Los sincretismos se entienden como 
adaptaciones o fusiones de elementos culturales 
distintos, en ocasiones con dificultades para 
establecer una coherencia lógica interna, pero 
que sin embargo se juntan. Los sincretismos son 
evidentes en los contactos culturales y como 
resultado de procesos de asimilación forzada 
desde la postura del conquistador, del que domina 
en la relación.
En Nicaragua también existe algo parecido, 
llamado “El Güegüense”, que no es “moros y 
cristianos” pero que efectivamente tiene una 
clara influencia hispánica, unos trajes, y un teatro 
similar:
“…piezas relacionadas con la conquista de los 
españoles y con la resistencia de los indígenas. 
Piezas que parecen haber sido construidas 
bajo el patrón de lo que en España se llaman 
representaciones de moros y cristianos, en las 
que el conflicto entre el moro y el cristiano se ve 
desplazado hacia la órbita de la lucha entre el 
indio y el español…” (Pedrosa, 2007, pág. 1)
En México, como en otros sitios influenciados 
por España también existe una celebración 
basada en Moros y cristianos;
“Es poco usual que una ciudad, tenga la fiesta 
como tal en su acontecer festivo8, aunque existe 
un caso en el estado de Zacatecas, en su ciudad 
capital, en donde se realiza en una serranía 
colindante, lo que es conocido como La Morisma 
de Bracho que por su importancia ha involucrado a 
espacios de la ciudad y la participación y asistencia 
de la ciudadanía, además del turismo que acude a 
ver la representación” (Rubio Moreno, 2016)
En otros países, como Guatemala se conoce 
con el nombre de “la danza de la historia” en la 
región de Jutiapa, y como “La historia” o “Moros y 
cristianos” en otras zonas.
En El Salvador, se asume el nombre genérico 
de “Los historiantes” en casi todos los pueblos 
donde se celebra la fiesta. 
A mucha gente no le suena a nada el nombre 
de “Moros y cristianos”, e incluso algunos llegan 
a pensar que son dos fiestas distintas, “Los 
historiantes” es un nombre más popularizado 
de esta fiesta, y casi cualquier persona puede 
reconocer en el nombre a una danza que, en su 
imaginario, es originaria de los pueblos indígenas 
de la región que hoy es El Salvador.
8. En realidad, en México se ha identificado poco más de 500 ciudades donde se celebran Moros y cristianos.
Moros y Cristianos. Acepciones
15
La España actual no siempre ha sido lo que 
es, de hecho, a pesar de que a nosotros en 
el continente americano nos resuena la imagen 
de la “España conquistadora y avasalladora” 
su historia no ha sido siempre así, como todos 
los pueblos y como todo en la vida hay luces y 
sombras, altos y bajos.
A inicios del siglo VIII, como resultado de las 
complicaciones de los visigodos, y la idea de los 
musulmanes de una “guerra santa”, se introducen 
ellos, los musulmanes, por la fuerza en el norte 
del África y en el sur de España y en poco tiempo 
habían ocupado Toledo, Zaragoza y el centro de 
la región, dejando apenas la Cantabria y la zona 
de los Pirineos como únicos sitios en donde no 
lograron establecerse. 
“Aprovechando la crisis interna del 
reino visigodo, envuelto en una de 
sus constantes luchas internas por el 
poder monárquico, tropas musulmanas, 
compuestas por árabes y beréberes, 
cruzaron el estrecho de Gibraltar en el año 
711 iniciando la conquista de la península 
ibérica” (Al Andalus, 2015). 
Esta ocupación no sería tan corta, de hecho 
preñó a la cultura española con sus ideas, 
valores, religiosidad, arquitectura, cocina y demás 
elementos culturales como las formas de riego, la 
fabricación de cerámica, la confección de tejidos 
y tapices, el procesamiento de los metales tan 
útil en la conquista española sobre los pueblos 
originarios de América, lengua, alquimia, ciencias 
como las matemáticas, astronomía y medicina y 
ya no se diga de elementos de carácter político 
que se vieron influidos del vínculo religión-poder 
al establecer califatos como el de Al Ándalus y el 
de Córdoba.
No es raro pues que los pueblos conquistadores 
se imponen en todo sentido a los pueblos a los 
que someten. La intencionalidad de una conquista 
atraviesa la imposición, es cierto, pero también 
la ideologización, la culturización con nuevos 
elementos que formarán costumbres nuevas y 
que harán menos complicado el gobierno que se 
establezca.
Nunca abandonaron los españoles la idea de 
superar ese amplio período histórico y esa idea 
se convirtió en el motivo de la existencia, en una 
lucha permanente, y no fue sino hasta la llegada 
del reino de los cristianos que el asunto tuvo éxito. 
No se puede hablar en estricto sentido de 
una reconquista en la medida que los cristianos 
como reino no fueron despojados del territorio y 
el control sobre la población. A la llegada de los 
moros, más bien fueron los godos y visigodos los 
conquistados. 
Los cristianos pelean una lucha para desalojar 
a los musulmanes y asumir el control del territorio 
y la población a través de su poder. Ellos 
asumieron comopropia la tarea de expulsar a los 
musulmanes en un proceso que culmina en enero 
1492 con la caída del Reino, Emirato o Sultanato 
de Granada, que es anexado a la Corona de 
Castilla.
Esos largos setecientos años marcaron una 
huella indeleble en los habitantes de la región, 
digamos en los herederos de los visigodos, y 
como resultado se impulsaron las fiestas de la 
expulsión, que para algunos es recuperación del 
poder en el territorio. 
Esas fiestas del triunfo español en España se 
celebran hoy día en muchos lugares del mundo 
como resultado de la transferencia cultural del 
conquistador hacia los pueblos hacia los que se 
impuso el dominio religioso, político y cultural; 
esta celebración no asume el mismo sentimiento 
de alegría de la expulsión de los musulmanes 
o de la recuperación del control del territorio, 
las formas que se adoptan en cuanto al origen, 
sentido e identidad son distintas.
Capítulo II: Breve alusión a 
la conquista y reconquista
16
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
“La más extendida de estas 
representaciones, que se siguen 
celebrando en casi tres centenares 
de localidades pequeñas y medianas 
de la Península Ibérica, el continente 
americano y alguna otra zona 
geográfica, es la que gira en torno 
a la lucha entre un bando moro y 
otro cristiano. Estos enfrentamientos 
rituales, impregnados de una ostensible 
exaltación de la religión católica, son 
un fogoso y rejuvenecido rescoldo de 
una de las modalidades de diversión 
popular más profusamente implantadas 
en la Península y transportada por los 
españoles a todas las áreas por las 
que extendieron su cultura. Y este 
fenómeno abarca por lo menos ocho 
siglos” (Brisset Martín, 2015).
El Imperio español
Una nueva era había comenzado para España. 
Junto con la expulsión de los árabes también 
surge la idea de nuevas rutas comerciales y la 
identificación de un continente hasta ese momento 
desconocido para el mundo europeo (no tanto, 
siendo que vikingos y chinos le conocen antes 
que los españoles, pero no desarrollan procesos 
de conquista, aunque en el caso de los vikingos sí 
de poblamiento) 9. 
España inició un proceso de exploraciones 
primero, y luego de conquista sobre el continente 
americano, iniciando sus guerras en las Antillas, 
como es el caso de los pueblos siboney o taínos 
en la actual isla ocupada por la República 
Dominicana, y Haití, tanto como en Cuba o Puerto 
Rico.
El paso siguiente fue más continental, así lo que 
conocemos hoy como La Florida y otras regiones 
del sureste del actual Estados Unidos y luego se 
propuso el ingreso a México por el Golfo o Mar 
de Cortés, Centroamérica y la mayor parte de la 
región del Sur de América, exceptuando la región 
de Brasil.
Las guerras de conquista en el continente 
encontraron a pueblos con fuerte defensa de sus 
territorios, ejércitos armados en diversas formas, 
aunque sin alcanzar la tecnología del ejército 
español. Diamond lo recoge de los cronistas de la 
conquista, tales como Francisco de Xerez:
“Porque si los romanos tantas 
provincias sojuzgaron, fue con igual 
o poco menor número de gente, y 
en tierras sabidas porque, si los y 
proveídas de mantenimientos usados, 
y con capitanes y ejércitos pagados. 
Mas nuestros españoles, siendo 
pocos en número, que nunca fueron 
juntos sino doscientos o trescientos, y 
algunas veces ciento y aún menos; y el 
mayor número fué sola una vez veinte 
años há, que fueron con el capitán 
Pedrarias mil y trescientos hombres. 
Y los que en diversas veces han ido 
no han sido pagados ni forzados, sino 
de su propia voluntad y á su costa han 
ido; y así, han conquistado en nuestros 
tiempos mas tierra que la que antes se 
sabia que todos los príncipes fieles y 
infieles poseían” (Diamond, 2015).
De tal forma que ejércitos españoles con pocos 
soldados y aliados con guerreros de los pueblos 
originarios de América fueron capaces de someter 
a grandes y aparentemente fuertes ejércitos, un 
caso ejemplar es el de Atahualpa en Cajamarca, 
el Moctecuzoma en Tenochtitlán, o finalmente el 
pequeño ejército de 300 soldados al mando de 
Atonatl en Tacuzcalco.
9. Existen indicios acerca de que los chinos han encontrado –no descubierto- América antes que Cristóbal Colón, John Ruskamp ha escrito un libro sobre el tema en 
el que afirma que hace más de 2,500 años ya había intercambios entre pueblos americanos y chinos. Hace pocos años se mostró un mapa de América elaborado 
por el almirante chino Zhen He. Por otro lado, la historia de Leif Ericsson, hijo de Eric el rojo es bastante conocido e incluso ha dado lugar a una novel de la autora 
canadiense Luci Dufresne, “Quetzalcoatl, el hombre huracán”, literatura basada en la historia verdadera. 
Breve alusión a la conquista y reconsquista
17
A fi nes del siglo XVI, también penetraron en 
los archipiélagos del Pacífi co y establecieron la 
conquista de las islas Filipinas, Marianas y las 
Carolinas. En el África tomaron Melilla, Mazalquivir, 
Vélez de la Gomera, Orán, Argel, Bugía y Tripolien 
constituyendo la Nova Hispania. 
El imperio español se amplió y los conquistadores 
se establecieron imponiendo formas de ejercicio 
del poder, costumbres, religión y en general la 
cultura, incluso sus propias celebraciones, como 
es la relacionada con la expulsión de moros 
por parte de los cristianos de España, la que 
continuaron celebrando en las nuevas regiones 
conquistadas y que fue siendo asumida por los 
habitantes sometidos a todo eso mismo, el poder, 
las costumbres, la religión y la cultura en general. 
Eso incluyó las celebraciones mismas de los 
españoles, pero de una manera extraña.
Pleitez menciona que la danza puede 
remontarse mucho tiempo atrás en la historia 
relacionada con la expulsión de los musulmanes:
“…se sostiene que sus orígenes se encuentran 
en la dominación musulmana en España (771-
1002), en donde la primera referencia documental 
de la danza se vincula a la boda del Conde de 
Cataluña, Ramón Berenguer IV, con Petronila, 
Reina de Aragón. Esta fue celebrada en la Catedral 
de Lérida en el año de 1150. En esa boda se fi ngió 
un combate entre moros y cristianos” (Pleitez, 
2000).
Ese detalle sin embargo no parece del 
todo asumido por otras referencias a la 
danza, más bien hay una vinculación 
con la expulsión de los musulmanes de 
España.
18
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
Capítulo III: La cruz y la espada, 
evangelización y poder. Conquista de 
América e imposición de la cultura
La conquista de América significó para 
los españoles la imposición del poder 
político junto con la cultura, la necesidad 
de imponer una manera particular de pensar 
desde los conquistadores atravesaba también por 
la importancia de hacer olvidar el pensamiento 
de los pueblos originarios. No se conquista 
solo el territorio y la población sino también su 
pensamiento, su ideología, se impone la cultura 
del dominante. Se borra la cultura del dominado.
Desde una perspectiva histórica siempre se 
ha considerado a la conquista como una gesta 
imponente y heroica. La magnitud de los efectos 
de la conquista muestra un poder impresionante 
de los españoles sobre los pueblos americanos.
Pocos hombres derrotaron a cientos de miles de 
habitantes, derrotaron y sometieron, les llevaron 
a un sistema pseudo esclavista, exprimieron sus 
fuerzas y robaron sus posesiones, ocuparon sus 
tierras y desplazaron del poder establecido.
Armas, tecnología, diplomacia, política fueron 
algunos de los mecanismos e instrumentos 
utilizados para lograr este sometimiento, todo ello 
fue aprovechado por Cortes, Alvarado, Pedrarias 
Dávila, Vasco Nuñez, Pizarro, Benalcazar, De 
Soto y demás auxiliares de la conquista.
La estrategia diseñada por los conquistadores 
mostraba su manera de administrar los conflictos, 
con más picardía que los indígenas y por cierto, 
con valores distintos. Los españoles trajeron todo 
eso, e incluso sus enfermedades que diezmaron 
a la poblacióny que se convirtieron en armas 
biológicas. Era fundamental para el español contar 
con si conocimiento sobre cómo manejarse en las 
guerras-
También para el español conquistador era 
importante como lo es para cualquier migrante, 
tratar de mantener sus tradiciones y relacionarse 
con su origen a través de la reproducción y difusión 
de sus costumbres. 
No perder la identidad propia es más 
complicado cuando el proceso migratorio hace 
que el migrante se encuentre en desventaja, 
no era este el caso del español, tenía todas las 
ventajas: económicas, tecnológicas, científicas, 
emotivas, incluso la habilidad de negociar entre 
grupos de indígenas enemigos de tal forma que 
podía mantener su identidad desde su posición de 
poder. Como veremos, mantenerla y reproducirla.
Desde luego que un asunto crucial en la 
imposición de la cultura lo tiene la religiosidad, 
especialmente lo católico, como una visión y 
aspiración de la monarquía en el propósito de 
evangelización de los pueblos y nuevos súbditos. 
El español conquistador y colonizador en 
América hizo algo más: Fue capaz de introducir 
con bastante éxito su fiesta de celebración 
de la retirada de los musulmanes de España, 
agregando además detalles importantes relativos 
a la conquista e historia de la victoria sobre México-
Tenochtitlan en el caso de México (Pleitez, 2000), 
claramente remarcando el dominio del español 
sobre el indígena, como un asunto ideológico que 
recalca el sometimiento.
Si bien, los historiantes representan imposición 
de poder militar y político, también se vincula 
con mucha mayor claridad a la imposición y 
sometimiento de las cuestiones ideológicas y 
religiosas. Como en muchos otros casos, la idea 
de sincretizar la cultura era una estrategia para 
imponer la religión, así: 
“…la política misionera de los primeros 
franciscanos en México: favorecer que 
los indios integraran sus diversiones 
tradicionales con las aportadas por 
los conquistadores, para que mejor 
aprendieran los Evangelios” (Brisset 
Martín, 2015).
La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura 
19
Las formas de imposición cultural se producen 
también a través del arte, y uno de los elementos 
que mejor la impone de una manera laxa, suave, 
pasiva es la música. 
Hace algunos años, los franceses en 1995, 
decidieron crear un estado de excepción 
cultural que llevó a establecer una serie de 
tasas impositivas a la importación de la cultura, 
como una manera de defender a su pueblo de 
la influencia de valores externos que podrían 
considerarse nocivos, todo eso en el marco del 
Acuerdo General sobre el Comercio y Servicios 
(GATS por su siglas en inglés).
Eso no lo pudieron hacer los pueblos originarios 
que debieron someterse y aceptar la influencia 
cultural y la imposición religiosa, los españoles se 
introdujeron en la ideología y las pertenencias de 
los pueblos originarios, y así establecerse:
“…el baile fue utilizado aquí por los 
españoles, en su afán de conquistar 
tierras para su rey y catequizar gente 
para su religión” (Mijutiapa.com, 2015). 
El logro fue impresionante, quinientos años 
más tarde, aun los pueblos continúan bailando 
y danzando la historia. Los pueblos originarios 
han sabido aprender esta danza y baile de la 
historia de los moros y cristianos y asumirlo 
generacionalmente, tradicionalmente como 
un elemento cultural propio y que muchos 
salvadoreños asumen como originario, sin 
cuestionárselo.
Probablemente no era esta la intención, 
hipotéticamente puede considerarse que los 
españoles trajeron la danza y la celebraban 
mientras los pueblos originarios la miraban y 
aprendían, hasta tal punto de asumirla, esto 
solamente como una posibilidad explicativa de la 
profundidad con que la danza ha sido asumida.
Otra posibilidad que bien cabe es que, los 
españoles de la colonia tratando de mantener su 
identidad con su historia y costumbres, y además 
celebrando este hecho crucial en su relación con 
los musulmanes, que significa un hito importante 
en el hilo de su historia y trayendo su propia 
cultura en la misma manera que los salvadoreños 
lo hacen en el norte de América o en cualquier país 
europeo hoy día, buscaron la forma de sentirse 
arraigados a su patria, a su terruño a través de 
sus tradiciones.
En ese buscar, enseñaron desde su posición 
de poder, a los indígenas en su posición de 
sometimiento, los parlamentos y la música de la 
historia de los moros y cristianos, repitiendo cada 
año en una época determinada generalmente 
asociada a la festividad religiosa, el baile o teatro 
de la calle de los moros y cristianos.
Quizá hasta la danza y parlamentos hayan sido 
enseñados para que los indígenas entretuvieran 
a los españoles, que le daría cierto sentido a las 
máscaras negras y blancas.
En esa idea, se puede imaginar a los españoles 
de la colonia sentados frente a un escenario viendo 
como los indígenas se atavían de cristianos y de 
moros, y se preparan en la fiesta de Santiago 
apóstol (o cualquier otro santo o santa) a actuar en 
el teatro popular, de la calle para que los españoles 
puedan recordar una fiesta de su propia identidad. 
Es un pensamiento cruel. Por ahí se esboza una 
leve sonrisa, sabiendo que el trabajo de enseñar 
ha sido bien hecho. 
Las generaciones de indígenas trasladaron 
sus elementos culturales, lengua, producción, 
costumbres, y desde luego, el componente más 
intencionado de la transferencia cultura, la religión, 
ya fuertemente establecida y consolidada también 
fue pasando de padres a hijos. 
La fiesta de moros y cristianos se enraizó tanto 
en los pueblos originarios que la consideraron 
suya propia y así también la trasladaron a los 
hijos y estos a los hijos de los hijos hasta hoy. 
En ese tránsito debemos entender que ha 
tenido variaciones, cambios sencillos y también 
profundos. 
20
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
En muchos casos, el aprendizaje fue, ha sido, 
es fiel y hasta mejorado o transformado en una 
historia igual pero distinta: 
 
“En México, y en todas las partes do 
hay monasterio, sacan todos cuantos 
atavíos e invenciones saben y pueden 
hacer, y lo que han tomado y deprendido 
de nuestros españoles; y cada año se 
esmeran y hacen más primos, y andan 
mirando como monas para contrahacer 
todo cuanto ven hacer, que, hasta los 
oficios, con sólo estarlos mirando sin 
poner la mano en ellos, quedan maestros 
como adelante diré” (Motolinía, 1555).
Una parte de la población asume ingenuamente 
como “originaria” la danza de los historiantes o 
moros y cristianos, y desconoce su verdadero 
significado y la importancia que tuvo en su 
momento como elemento cultural, ideologizador y 
de dominación. 
No son solamente pueblos con fuerte presencia 
indígena los que consideran así esta danza 
de la historia10, también muchos estudiantes, 
profesionales y sociedad en general tienen esta 
percepción: “los historiantes es una danza de 
pueblos originarios”11 es una de las frases que uno 
puede escuchar ante la pregunta hecha: ¿Dónde 
nacen los historiantes o moros y cristianos? 
Como se indica, se excluyen explicaciones 
valiosas para la comprensión de la danza: “…uno 
de los grupos más representativos del folklore 
de El Salvador, Los Historiantes de la ciudad de 
Panchimalco localizada a 17 km de San Salvador” 
(Folklor de El Salvador, 2015). ¿Folklore de El 
Salvador? sencillamente se asume como parte de 
las costumbres salvadoreñas, ¿Será conveniente 
explicarlo abiertamente? ¿No perdería su magia 
la tradición?
La asunción de esta originalidad de la danza 
tiene varias explicaciones, una de las más fuertes 
es que los danzantes, los actores del teatro son en 
su generalidad población de los pueblos indígenas 
que no han tenido una formación académica en 
historia. Es una explicación muy frágil. 
Extrañamente los pueblos mestizos o ladinos, 
no realizan la danza.Incluso las personas 
salvadoreñas que ostentosamente indican con 
bastante orgullo que sus apellidos son originales 
del territorio español12 no celebran en ningún 
momento esta fiesta, sino los indígenas. 
La fuerza de la presencia cultural española se 
explica a partir de la debilidad de la presencia de la 
cultura de los pueblos originarios, no porque haya 
desaparecido sino porque se hizo desaparecer, 
los historiantes se explican a partir de la conquista:
“Tiene su origen con la llegada de los 
españoles a Cuscatlán, siendo una mezcla 
de la cultura de los indios cuscatlecos 
y la cultura de los conquistadores que 
llegó a borrar casi todo vestigio de las 
danzas tradicionales indígenas dando 
como resultado una nueva cultura híbrida” 
(Historiantes, 2015).
El tiempo, el desvarío de la memoria y la 
intencionalidad de confusión para imposición, 
establece que la historia contada por la danza 
desobedece a la propia historia, existe por la falta 
de fidelidad a la que hemos aludido antes, una 
historia creíble, eso sí, hay una historia fantástica, 
una mezcla de fantasías. Incluso uno de los 
sociólogos más importantes13 determinó que los 
textos no eran tan importantes siendo que había 
mucha tergiversación de los originales. 
10. Quienes parecen tener una mayor claridad acerca de las historias son generalmente los dirigentes de los grupos de danzantes, quienes han leído las historias y 
se han enterado por medio de sus lecturas, informaciones de otros o por cualquier medio, que efectivamente los historiantes tienen un basamento en una historia y 
cultura ajena que sin embargo ya ha pasado a ser propia.
11. Contestación de un estudiante de segundo año universitario.
12. La casi totalidad de los apellidos en El Salvador son de origen español. Los apellidos indígenas como Pasasin, Turish Suachi, Teshe, Masin, Pashaca, uilizapa, 
Chulo, Chical, Tepas y otras decenas más están concentrados en muy pocos pueblos del occidente de El Salvador.3. 
La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura 
21
Marroquín consideró que una historia de moros 
y cristianos transformada a través del tiempo, no 
era de importancia cultural.
“(Marroquín) También descalifica la 
memoria histórica de la comunidad por 
entremezclar personajes y épocas sin 
un orden temporal lógico, según el juicio 
científico vigente. 
Sólo se acepta válida una visión 
positivista y lineal en su continuo progreso 
inevitable” (Lara Martínez, 2015).
En realidad, esta transferencia sistematizada y 
tergiversada es ya de por sí, valiosa culturalmente. 
Nos indica la apropiación de los indígenas de 
una historia no propia, asumida como propia 
posteriormente, transformada en su contenido 
y adaptada en su esencia. Todo ello lo hace 
importante culturalmente.
La danza de la historia o moros y 
cristianos como imposición cultural
Las celebraciones españolas integraban 
diversos motivos, algunas se relacionaban 
directamente con la religión. La influencia de los 
reyes católicos y su herencia fue muy fuerte y 
desde luego, se percibía la integración de la visión 
de la religión con la política, el poder. 
Otras fiestas se establecen como parte de 
aspectos de entretenimiento, tales como la fiesta 
de toros y algunas celebraciones que se vinculan 
a cuestiones históricas como la de moros y 
cristianos que celebra la salida o expulsión de los 
musulmanes del poder, en términos generales a 
esto que algunos llaman la reconquista.
Es importante destacar que esta es una fiesta 
española muy propia que obedece a una historia 
muy propia y que seguramente como sucede 
en muchas culturas, el hecho de triunfar en la 
confrontación y la lucha y además salir triunfante 
da un orgullo muy propio.
Sin embargo, la danza o teatro de los Moros y 
cristianos se celebra en varios países de América: 
México, Guatemala, El Salvador, Honduras, 
Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, 
Puerto Rico, Dominicana, Venezuela, Perú, 
Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Estados Unidos; en 
Europa por Korchula, Croacia, España, Francia, 
Portugal, Italia; en Africa por Sao Tomé y en Asia 
por las Filipinas. (Catalá Pérez, 2012)
Tiene un alcance importante tanto como el que 
tuvo el imperio español en su momento en los 
siglos XVI, XVII y XVIII. 
Uno de los hechos interesantes de esta 
transferencia cultural es que la fiesta de moros 
y cristianos no es una celebración que hoy día y 
al menos en El Salvador hagan españoles, o sus 
hijos o quienes por razones de “sangre” como 
manifiestan algunos, se sientan españoles. 
Es una fiesta que es celebrada por pueblos 
indígenas, en el caso de El Salvador por gente 
de Panchimalco, Izalco, Tejutla, Tepezontes, 
Texacuangos, Nonualcos, Nahuizalco y en otras 
ciudades como Alegría en Usulután, Ciudad 
Delgado, Santo Tomás, San Martín, San Antonio 
Abad, Chinameca, Ilobasco, Apastepeque, San 
Vicente, Conchagua y otros (Marroquín, 2007).
En Guatemala, este teatro popular o danza tiene 
particularidades ya que existe una adaptación a la 
realidad guatemalteca con personajes regionales, 
sin embargo, esencialmente el contenido, el fondo 
del baile representa lo que ha sido necesario 
representar a partir de la historia: una lucha, 
vencedores y vencidos. 
Pareciera en este caso que intencionadamente 
ha existido la necesidad de integrar la danza a la 
realidad de los pueblos originarios para cumplir con 
el “apropiamiento” de la población local, dejando 
siempre la lección moral que resulta necesaria 
para el colonizador, lo que denota también una 
intencionalidad más allá de la mera celebración 
de la salida de los musulmanes de España, la 
aceptación de la doctrina católica. 
22
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
En Jutiapa, Guatemala hay un baile llamado “El 
baile de la conquista”, que es ni más ni menos que 
una copia de la danza de moros y cristianos:
 
“Aparentemente, este baile representa 
una adaptación del tema de la danza 
española de “Moros y Cristianos”. La 
versión de Guatemala, incluye una 
mecánica similar pero con héroes locales. 
En efecto, en ambos casos el 
enfrentamiento entre los dos grupos 
culmina con la conversión al cristianismo 
del grupo derrotado” (Morales, 2015).
“El baile de la conquista”, tiene también 
trasfondos que van siendo tergiversados o 
adaptados en cada caso. No hay adopciones del 
baile debido a que no se usan los parlamentos 
originales de moros y cristianos, sino los que se 
van creando a partir de una realidad local.
El caso de Jutiapa con “el baile de la 
conquista” es muy interesante, claramente 
se evidencia que los pueblos originarios 
adaptaron el baile de moros 
y cristianos a su propio 
interés y conveniencia. 
La razón por la 
que son los pueblos 
originarios los 
que mantienen 
la tradición debe 
vincularse como 
se ha buscado 
explicar, que 
h i p o t é t i c a m e n t e 
los españoles 
p r o b a b l e m e n t e 
enseñaron esto a los 
indígenas para 
que lo danzaran 
y el grupo de 
criollos y españoles 
colonizadores se 
divirtieran.
Los indígenas usan el baile, el texto y lo adaptan 
posteriormente a su necesidad de transmitir un 
mensaje distinto al original de la historia española, 
así por ejemplo: 
“Los indios y los españoles utilizan 
máscaras con piel rosada y bigotes. Sin 
embargo, las máscaras de los españoles 
tienen el rostro serio, mientras que los 
indios van sonrientes. 
El traje de los españoles 
consiste en pantalones cortos, 
chaquetas de terciopelo 
morado y botas negras. Los indios, 
por su parte, utilizan atuendos más 
elaborados: capas de terciopelo de 
colores con bordados e imitaciones 
de piedras preciosas y espejos. 
Además, llevan pantalones 
cortos de algodón, sandalias 
y sombreros con 
a d o r n o s 
La cruz y la espada, evangelización y poder
23
de papel o plumas de colores” (Morales, 
2015).
Las fi estas en las que se presentan moros 
y cristianos son generalmente religiosas y en 
distintos lugares, los propósitos dedifusión y 
propaganda del español colonizador se mantienen 
para mostrar su fuerza, su poder y el vencimiento 
del cristiano al no cristiano. Sin embargo, se han 
introducido nuevos matices que no formaron parte 
de su objetivo original y que más bien introducen 
elementos regionales o locales.
Estos nuevos elementos introducidos no tienen 
nada que ver con los moros ni con los cristianos, y 
forman parte de un imaginario previo a la llegada 
de los españoles (Avelar, 2015).
No siempre la celebración generalmente 
religiosa en donde se presentan los danzantes 
cuentan localmente con grupos propios, en 
algunos casos deben contratarse para que se 
presenten en el lugar, y existen algunas compañías 
de danzantes que se especializan en danzas 
tradicionales provenientes de la cultura original de 
los pueblos de indígenas tales como “El tigre y 
el venado”, “el cuche de monte”, “torito pinto” y 
otros” (Mijutiapa.com, 2015).
Otro elemento que debe anotarse es la ausencia 
a la fi delidad del texto por razones obvias:
- Los textos fueron pasados de españoles a 
indígenas que se encargaron del teatro danzante.
- Los textos originales fueron perdiéndose y 
la tradición oral fue convirtiéndose en la memoria 
del texto.
- Los indígenas y otros danzantes 
modifi caron o crearon nuevos textos buscando 
seguir la línea original, pero no de manera fi el, 
sino como la tradición oral lo recordaba.
Por ello, probablemente es que se 
encuentran diálogos modifi cados, y no puede 
ser de otro modo. En algunos casos como el de los 
Historiantes de San Antonio Abad, Celio López14
guarda y reproduce los textos que ha mantenido 
durante años, sin embargo en otros casos:
- Los danzantes o practicantes del baile, han 
fallecido.
- Los textos originales desparecieron
- Los más jóvenes en muchos casos no han 
mantenido la tradición
- Los más viejos narran el texto como apenas 
lo recuerda.
- La cultura transformadora y adaptante se 
ha encargado de incorporar temas y expresiones 
contemporáneas.
- La música que acompaña al texto español 
es realizada con pito y tambor en muchísimos 
casos.
A pesar de todo ello, los historiantes es, el 
más popular de los bailes y teatros danzantes 
salvadoreños, quizá sea el más importante de 
todos por sus implicaciones ideológicas, políticas, 
culturales y sociales. Los grupos de danzantes:
“…dan vida con grandes esfuerzos a 
una de las manifestaciones folklóricas más 
conocidas en nuestro país como es bailar 
“la historia” o “El baile de los historiantes” 
o de “Moros y Cristianos” (Garabatos y 
otros, 2015).
El más popular, sobradamente.
¿Qué pasa en el Caribe?
No parece existir esta tradición de manera tan 
profunda en países antillanos, aunque sin poder 
asegurarlo. Claramente no existe en Cuba15 a 
pesar de ser una de las primeras islas de conquista 
española y sede de los primeros conquistadores 
continentales.
Brevemente se hará alusión al tema, ya que es 
por ahora, solamente tangencial.
14. Celio López dirige el grupo de danzantes Los Historiantes en el antiguo pueblo, hoy Barrio de San Antonio Abad en San Salvador
 15. Aunque… efectivamente sí ha existido en el pasado como se muestra 
24
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
De las 693 o algo así poblaciones que en 
América celebran la fiesta, solamente cuatro 
pertenecen a Cuba (1), Dominicana (2) y Puerto 
Rico (1) juntas (Catalá Pérez, 2012).
En realidad eso es menos del 1%, en concreto 
el 0.57% de la totalidad de las poblaciones donde 
hay moros y cristianos. ¿Por qué, si los españoles 
ingresaron por la puerta del Caribe y fue ésta 
región la que primero recibió la influencia de la 
cultura europea, ahora resulta que la tradición 
casi desaparece en esta zona? ¿Por qué no tuvo 
raigambre?
Quienes recibieron la dicha influencia 
originalmente fueron los pueblos Taínos y 
Caribes, los primeros fueron muy numerosos 
(Nuñez Polanco, s/d) Al siglo XVIII, con el 
asentamiento español y la ausencia de defensas 
biológicas para las enfermedades europeas, los 
taínos fueron muriendo por la viruela. (Fundacion 
Culural Educativa, 2011).
Otro factor de invisibilización en la región como 
en el resto de América ha sido el mestizaje. Sin 
embargo, la muerte por enfermedad y el reto de 
continuar la explotación de los recursos llevó a los 
españoles a través del forzamiento, a contar con 
esclavos africanos (Arias, Mestizaje, indigenas 
e identidad nacional en centroamericsa: de la 
colonia a las repúblicas liberales Flacso, Costa 
Rica, 2007, 2007).
Ninguno de los pueblos indígenas de la colonia 
parece haber sido aniquilado por completo, en el 
caso salvadoreño en donde el mestizaje es muy 
profundo, existe un 97% de la población con una 
veta de adn indígena (Amaroli, 2017).
No en igual medida, sino de forma más 
discreta, un pequeño porcentaje de la población 
caribeña cuenta con un adn taíno, tal vez de un 
10–15%. Eso es un tema biológico. Sin embargo, 
la población caribeña cuenta con adn africano y 
europeo en mayor medida (Valdivia, s/d).
Los africanos fueron tratados como esclavos, 
faltos de ánima (alma) y no sujetos de evangelización 
como seres no humanos considerados así. Por 
tanto, tampoco era necesario para el español 
ejercer dominio ideológico ya que existía dominio 
de propiedad, el poder de haberle cosificado y a 
partir de ello, tratarle como objeto.
La cultura cristiana no es traspasada en la misma 
medida que lo es con los indígenas continentales. 
Los afrodescendientes han mantenido viva su 
religión yoruba, orishas y abakúa (Guanche, 2008)
No hubo traspaso profundo de la religión católica. 
Tampoco hubo como en América continental, 
como en El Salvador el proceso evangelizador 
auxiliado por el instrumental festivo. 
Los moros y cristianos apenas se pudieron 
insertar en la identidad de esos pueblos, y debido 
a la invisibilización de tainos y caribes, también 
se obvió su cultura. Eso explicaría la ausencia de 
esta tradición en el Caribe.
La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura 
25
2525
Capítulo IV: Los moros y cristianos, 
la persistencia ingenua
Percepción de la llegada de Los 
historiantes a nuestra cultura
La manera como se establecen Los 
historiantes en la cultura del pueblo no es 
suficientemente clara, incluso entre personas con 
formación académica hay ciertas dudas sobre el 
origen de la danza y parlamentos o textos. En 
adelante se usará parlamentos para referirse 
a los guiones del teatro de moros y cristianos o 
historiantes.
Aun cuando se utiliza de manera ambigua los 
conceptos de danza y baile, haremos distinciones: 
La danza es un arte que a través de movimientos 
tiene un significado simbólico, permite expresar 
emocionalidades. El baile es entretenimiento, y 
aun cuando igualmente utiliza movimientos, estos 
son al gusto y criterio del bailador, de acuerdo 
incluso a su estado de ánimo o habilidad.
Como es sabido, los historiantes tienen un 
componente muy importante en la danza, y para 
la comprensión de la misma es también necesario 
hacer consciente su origen. A pesar de ello, uno 
los antiguos miembros del grupo de Historiantes 
de Cuisnahuat, acerca de la llegada de la tradición 
de los historiantes solo pudo decir que: 
“La danza llegó de Teotepeque, 
después a Ishuatán, y hasta después a 
Cuisnahuat, más antes no sé. No, no sé 
quién hizo la historia, lo que le puedo decir 
es que (quienes escribieron la historia) ya 
no viven” (Moisés, 2016).
No es extraño que suceda esto, pues no ha 
existido una sistematización de la danza o teatro. 
Los abordajes acerca de los historiantes en El 
Salvador, los más antiguos quizá sean los de María 
de Baratta, y tangencial y brevemente también los 
aborda Dagoberto Marroquín en el caso particular 
de la Monografía de Panchimalco.
Por cierto, este mismo autor considera los 
elementos culturales de Los historiantes como de 
un valor secundario, fundamentalmente porque 
en su idea, el hecho de que las historiastuvieran 
anacronismo, y que además se incluyeran 
elementos propios de la cultura de los pueblos 
originarios, los hacía de menos valor en contrario 
de considerarlos enriquecidos y estudiar las 
razones que promovieron dicho enriquecimiento:
“Los anacronismos de estos relatos 
son notables. Nuestro famoso y 
popular bandido Partideño aparece 
colocado como Rey Moro, así como los 
emperadores aztecas y sus ayudantes… 
también interludios de recitación en los 
cuales los danzantes vociferan a través 
de las máscaras los mal aprendidos 
versos de los libretos en forma tal que 
es imposible captar el sentido de la 
recitación…” (Marroquín, 1980).
En torno al asunto, se debe valorar mejor 
estas transformaciones de los parlamentos de 
los historiantes, la idea de que hayan sufrido 
modificaciones y adaptaciones sincréticas tienen 
por sí misma un elevado valor cultural. 
Nos ayuda a entender mejor la apropiación del 
parlamento y ofrece luces en cuanto las razones 
por las que hoy día los historiantes se conciban 
como un teatro original de los pueblos indígenas, 
aunque como se ha explicado no es la totalidad 
de la población que lo concibe así, pero una 
importante parte lo ha asumido de la tal manera.
Reviste importancia, además, que se pueda 
desarrollar un estudio profundo acerca de cómo 
los parlamentos, los personajes, el sentido de las 
historias han evolucionado a lo largo del tiempo, 
una tarea muy difícil considerando la ubicación de 
las fuentes.
Hay casos en los que el teatro no cuenta con 
parlamentos, o al menos existe la idea que no hay 
tales parlamentos, como bien lo mencionan en 
Cuisnahuat:
26
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
“El equipo (grupo) que está ahora solo 
tiene movimientos, ni hablan ni conocen 
la historia” (Moisés, 2016). 
La danza parece tener un mayor arraigo cultural 
que los parlamentos, textos o historia. Quizá por 
ello, es que hay algunos casos en los que el origen 
extranjero de la historia es difuso, y en otros ni 
siquiera se sabe: 
“Son de lejos, de Francia, de España, 
ahí lo dice, hasta de Finlandia, solo 
que hay unos que entienden la 
historia y otros que no entienden 
nada” (Ramón, 2016).
Y en efecto, la lectura de los parlamentos, 
dicta esta orientación:
“- Rey Cristiano: 
Notece el Belicuso, es Troendo, 
que son Poblasones De laygres, 
norepitan las baqyutas, mas 
de bos frudSados porque 
esa Primavera Forma 
de grarsotes Plumajes, 
altos y las Vanderas que 
emolacion, de estos balles 
donde esta el moro sobervio, 
aquel subervio Omenaje altivo, 
de dinamarca, a quien Castiga, mi 
corazón, estos priramidades, que 
desde suabiscimos, nace Vuestras 
Conchas de Plata, Para que esta 
parte guarde el Golpe de mis 
Trabucos sean prestos, materiales 
Para el rey de España a poner 
cerco a los tumbrales, ochenta 
mil conbatientes Españoles, 
que forman Catre Mas lucidas 
granadas conaldifas, Y arradiantes 
Los moros y cristianos, la persistencia ingenua 
27
que es el baleroso emPlen, padecer 
Calamidades…” (manuscrito, 1919)16.
Las alusiones a Dinamarca y España confirman 
la sospecha del informante: “Son de lejos…”
En este nivel de comprensión de las historias, 
la danza y el teatro parece existir una versión 
ingenua de la inserción de la historia. No pasa a 
todos por igual; desde la perspectiva de algunos 
se atribuye una intencionalidad ideológica en la 
enseñanza de los historiantes:
“Las historias nacen de los cristianos 
en su lucha contra los moros, ellos tenían 
sus propios dioses como Mahoma, así 
que la historia la trajeron los frailes y los 
españoles” (Vásquez, 2016).
Como se nota, existe la certeza que detrás de 
la historia hay un afán de influir en el pensamiento 
de los pueblos originarios y, además, de mostrar 
que el Dios cristiano es más poderoso que los 
“otros dioses” de los musulmanes. 
La religión de acuerdo a esta explicación se 
auxilió didácticamente de los moros y cristianos 
para introducirse en la ideología y la cultura de los 
indígenas. Sin embargo, Cortez y Larraz en 1776 
expresa:
“Asimismo ha notado, que unos bailes 
que usan los indios en sus fiestas y 
llaman historias de moros, se atreven 
con notable desacato a danzarlos dentro 
de las propias iglesias, a que concurra 
mucho número de gente de ambos sexos 
y de todas las edades y que lo más que ha 
conseguido es, que salen a hacer dichas 
danzas en el cementerio…” (Cortez y 
Larraz, 2000).
Cortez y Larraz español como es, parece 
desconocer la danza o “baile” como lo llama, de 
los historiantes, o en su descripción, “historias 
de moros” a los que considera en cierta forma, 
irreverentes. 
La región de nacimiento del cura, Zaragoza, 
es alejada de la zona con mayor incidencia de 
los historiantes en España como indicado por 
Santelman (2002), lo que podría explicar el hecho 
de que él asume una postura de no saber sobre 
la historia. 
Los relatos de Los historiantes, generalmente 
abordan el tema de la supremacía de los cristianos, 
basados en la expulsión de los moros del territorio 
español. Era lógico, se mostraba la victoria de los 
cristianos para así mostrar el poder del Dios para 
el que se estaba evangelizando.
Ello le da sentido a una de las afirmaciones 
de un miembro del grupo de historiantes, en el 
sentido más ideologizador del aprendizaje de la 
danza: 
“Así para que dejaran de creer 
(en sus propias historias), la religión 
católica pensó y enseñó los historiantes” 
(Vásquez, 2016).
No es extraño, los procesos de dominación de los 
pueblos, implican también lograr el sometimiento 
ideológico, así vemos hoy día eventos en los que, 
a través de la música, el consumismo y la moda, 
se ejercen las dominaciones.
El ejercicio del poder no tiene por qué ser 
violento físicamente, la dominación puede llegar 
de maneras sutiles, de formas tales que sea 
imposible resistirse, el arte ha servido y sirve para 
transferir elementos culturales de dominación, 
tal como ha sucedido con el cine, la televisión, la 
literatura, la danza y el teatro.
16. La transcripción del manuscrito hace notar de inmediato varias cosas: la primera es que ese “español” en que se ha escrito el parlamento está mezclado con formas 
propias de hablar de los pueblos indígenas, que se colige pues, que el escritor es un indígena o descendiente. La segunda es que, en efecto, no hay fidelidad al texto y 
se ha recordado y hecho un esfuerzo de mantener a través de la escritura a mano, en 1919, el parlamento de la historia, el que se debe expresar durante la danza. Se 
ha pasado de la tradición oral al manuscrito y ahora tenemos las transcripciones en digital, para perdurabilidad histórica y cultural. La tercera cosa es un símbolo de la 
estructura social, el escritor seguro descendiente indígena tiene fallas en la escritura, no son atribuibles a él solo, el sistema probablemente le brindó pocas oportunidades.
28
Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
También existen hoy día conflictos en los 
que los dominantes se encargan de borrar los 
elementos culturales identitarios de los vencidos, 
como en muchos casos en la historia moderna, 
cargada de atentados culturales que se escudan 
en la religión. 
Por cierto, mucho del arrasamiento cultural 
durante la conquista y la colonia en América tenía 
una intencionalidad de suplantación ideológica 
religiosa, de ahí que se han tumbado símbolos de 
la religiosidad de los pueblos americanos.
Acerca de las historias
Las historias que se abordan integran temáticas 
distintas, aunque todas vinculadas a batallas 
y santos. Religión y milicia se juntan en estas 
historias, tal y como también se juntaron estas 
dos categorías durante el proceso de conquista y 
colonización.
Algunos de los nombres que reciben las 
historias son: El Rey y San Bartolomé, La Batalla, 
el rey Carlos Magno, El Rey Carlos V, Los doce 
pares de Francia, Los Corintios, Taborlan, Santa 
Marta, El renegado del cielo, Fernando II, Ganzul 
y el cerco de Zamora, el gran Taborlan

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