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Julio César Martínez Rivera Fotos: Antonio Herrera Palacios Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador 3 Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador Los historiantes: Copyright © 2017 Julio Martínez Martínez, Julio Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos en El Salvador Herrera Palacios, Antonio Fotografías ilustrativas de moros y cristianos San Salvador, El Salvador, Centro América Diseño y diagramación: Antonio Herrera Palacios Todos los derechos reservados: Editorial xxxx, 52 páginas. ISBN: xxxxxxxxxxx Prohibida su reproducción total o parcial, incluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de los editores Junio de 2017 4 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador Índice de contenidos Presentación................................................................................................................................. 5 Unas palabras para “La fiesta de moros y cristianos o los historiantes de El Salvador”, de Julio Martínez........................................................................................................................................ 5 “La Fiesta de los moros y cristianos o los Historiantes de El Salvador” ....................................... 9 Capítulo I: Moros y cristianos ..................................................................................................... 10 Acepciones ................................................................................................................................. 10 Los moros y los cristianos ...........................................................................................................11 El teatro de moros y cristianos ....................................................................................................11 ¿Cómo hablar de la identidad española usando el tagalo como lenguaje? ............................... 14 Capítulo II: Breve alusión a la conquista y reconquista .............................................................. 15 El Imperio español ...................................................................................................................... 16 Capítulo III: La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura ................................................................................................................................ 18 La danza de la historia o moros y cristianos como imposición cultural ...................................... 21 ¿Qué pasa en el Caribe? ........................................................................................................... 23 Cap. IV: Los moros y cristianos, la persistencia ingenua ........................................................... 25 Percepción de la llegada de Los historiantes a nuestra cultura ................................................. 25 Acerca de las historias ............................................................................................................... 28 La música en Los historiantes .................................................................................................... 29 Los historiantes y la población ................................................................................................... 29 Auto percepción.......................................................................................................................... 31 Capítulo V: Un mapa actual de moros y cristianos en El Salvador ............................................ 32 Distribución de los historiantes en el país .................................................................................. 33 Conclusiones: ............................................................................................................................. 38 Bibliografía.................................................................................................................................. 39 5 Presentación Un muy interesante trabajo puso en mis manos el amigo Julio Martínez, como valioso testimonio de su vocación de antropólogo e investigador, con un tema evocador y de intenso cromatismo histórico como es el de la fiesta de los historiantes, la cual permanece en el calendario de festejos de los pueblos ancestrales salvadoreños, en aquellos sitios donde aflora la expresión siempre presente del mestizaje cultural insertada en la herencia indígena. Es el baile-drama de moros y cristianos, que con sus parlamentos y recitados, su música y sus cadencias, sus cortejos y danzas, sus trajes, tocados y máscaras multicolores, rememoran las luchas y la cohabitación confrontativa de musulmanes y cristianos en el área del Mar Mediterráneo y especialmente en España, donde Al-Andalus fue por siglos primero sede del califato occidental, emanado de Damasco, y luego una nación de pequeños señoríos y reinos inmersos en la civilización árabe. La expresión de las luchas de cristianos contra el Islam español se manifestó en representaciones teatrales que abundaron en la Península y luego emigraron a América, aquí trasplantados al pie de los volcanes como tantas y tantas manifestaciones populares y religiosas enraizadas en el Nuevo Mundo por los españoles. Las representaciones teatrales de luchas entre islámicos y cristianos, llamadas morismas, tuvieron su auge tanto en España como otros países europeos, pero no solamente era el musulmán árabe-magrebí el antagonista, sino que se incluyó al rampante imperio turco, que abarcaba la mayor parte de los territorios árabe y los arabizados del norte de África, y era el gran temor del Mediterráneo, con lo cual se estaba simbolizando la lucha entre el bien y el mal -lo que se consideraba entonces como tal-, en una dicotomía maniqueísta. La conquista de Túnez, dominada por los turcos, por el emperador Carlos V en 1535, los intentos posteriores de dominar Argel, los trascendentes trabajos del Concilio de Trento, de 1545 a 1563, así como la célebre batalla de Lepanto en 1571, y otros sucesos, pusieron más incentivo en las representaciones de la confrontación festiva de moros y cristianos, revitalizados por los sucesos que iban sucediendo en las conflagraciones con los turcos musulmanes, que sustituyeron como principales antagonistas a los árabes-magrebíes andaluces, sometidos en definitiva en 1492, pero con una gran población morisca restante en la Península. La morisma y su parafernalia épica llegaron a la América española en el bagaje cultural peninsular y se volvió parte de la vida y diversiones de las provincias castellanas de ultramar. El español siempre fue dado a la fiesta, al regocijo público, que ponía la nota de alegría colectiva en una vida donde los dictados de la Iglesia eran tan influyentes en la realidad social. El amplio espacio de las plazas centrales del urbanismo colonial americano, plazas Mayores o de Armas, o sencillas plazas de mercado, ya fuera en ciudades, villas o pueblos, tenían entre otros fines el de servir de marco citadino para la fiesta y sus expresiones populares. La primera constancia histórica documental de la representación en Mesoamérica del baile- drama de moros y cristianos fue en el viaje de Hernán Cortés a Honduras, iniciado desde México-Tenochtitlan a finales de 1524, con motivo de las noticias del alzamiento de Cristóbal de Olid. Ocurrió la morisma al pasar por el poblado marítimo de Coatzacoalcos, a orillas del golfo, Unas palabras para “La fiesta de moros y cristianos o los historiantes de El Salvador”, de Julio Martínez. 6 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador donde sus habitantes lo recibieron con tal espectáculo. El dato lo apuntó Bernal Díaz del Castillo en su “Historia verdadera de la conquista de Nueva España”: …y quiero decir el gran recaudo de canoas queteníamos ya mandado que estuvieran aparejadas y atadas de dos en dos en el gran río junto a la villa, que pasaba de trescientas. Pues el gran recibimiento que le hicimos con arcos triunfales y ciertas emboscadas de cristianos y moros, y otros grandes regocijos e invenciones de fuego, y les aposentamos lo mejor que pudimos… (capítulo CLXXXIV). Los religiosos y frailes que llegaron a la evangelización del Nuevo Mundo fomentaron estas danzas con parlamentos, con lo cual se buscaban diversiones edificantes y fáciles de comprender por los indígenas, como fue el caso de los autos sacramentales para explicar el Evangelio y la liturgia católica. Y no solamente ellos incentivaron estas representaciones, también lo hicieron las autoridades civiles como complemento de las fiestas de ayuntamientos y cabildos. Los indígenas tomaron esos bailes y escenificaciones y los adaptaron a sus propias circunstancias con cambios propios y adaptaciones a su personalidad cultural. Como una variante de la morisma surgió el baile de la Conquista, donde el contrincante del cristiano es el pagano americano. Se manifestó como una prolongación del festejo importado y el cual tenía en su origen y raíz la demostración festiva de la imposición del cristiano sobre el musulmán, y en el caso vernáculo indígena la exaltación del cristianismo por sobre el panteón precolombino. Esto último había que remarcarlo constantemente en la sociedad indígena y que las cofradías lo incorporaran en sus entrañas culturales religiosas, y así dejaran de lado bailes de origen precolombino, como sería el caso del famoso Rabinal Achí, en Guatemala, con su antecedente el Tun Teleché. Y en el actual El Salvador podrían ser los bailes del venado, del tigre, el cujtan cuyamet de Izalco y otros. En las provincias salvadoreñas el mayor espectáculo de bailes de morisma del que se tiene noticia documental sucedió en enero de 1761, con motivo de las fiestas reales de la jura del rey Carlos III en La Trinidad de Sonsonate, pero no se trató en absoluto del primero en su género. Las fiestas reales se celebraban obligatoriamente en diversos días del calendario de la monarquía, ya fuera por jura de nuevos monarcas, por nacimiento de herederos a la Corona o matrimonios reales. En las capitales de virreinatos y de real audiencia y capitanía general se realizaban señalados festejos por la entrada de la nueva autoridad regia y otros sucesos, como la designación de obispos y arzobispos. En ocasiones especiales, ya fueran ciudades - cabecera de jurisdicción o provincias, así como villas de españoles, y aun algún pueblo indígena principal, todos debían celebrar festejos según sus capacidades y las poblaciones del actual El Salvador no fueron la excepción. Además, estaba el indispensable paseo del pendón real, en San Salvador el día 6 de agosto de cada año. La primera vez que una fiesta real sucedió en San Salvador, en un día no precisado, probablemente en septiembre u octubre de 1556, fue cuando se proclamó rey a Felipe II. Dicen los documentos que se levantaron pendones por el rey don Felipe, sucesor en el trono español de su padre el emperador Carlos V. Fiestas reales se celebraron muchas veces a través de los siglos coloniales, pero documentalmente la crónica más completa de todos los festejos realizados fue la que escribió el alcalde mayor de Sonsonate, Bernardo de Veira, con el título de “Plausibles fiestas reales y obsequiosa demostración con que la muy leal provincia de Sonsonate proclamó en su villa de la Santísima Trinidad en el Reino de Goathemala, el lunes 19 de enero de 1761 a su Cathólico Monarca y Señor natural (que Dios guarde) Don Carlos Tercero de Borbón…” . La extensa crónica, que describe los festejos de dieciséis días, algo inusitado para una villa cabecera de alcaldía 7 mayor, fue impresa en los talleres de Sebastián de Arévalo, en Santiago de Guatemala al año siguiente, 1762. Las “Plausibles fiestas reales” es el gran documento del barroco provinciano salvadoreño, con redacción edulcorada, laudatoria, extraordinario compendio de sucesos y festejos, una verdadera monografía de los tiempos españoles en una región que guardaba abolengo de siglos atrás, cuando era el emporio de riqueza por la producción y exportación de cacao. De todo hubo: liturgia religiosa y civil, con la jura en la plaza Mayor, paseo de pendón real, fuegos artificiales, banquetes, luminarias, música, bailes, juegos de competencia, corrida de toros, corrida de cañas, entremeses, sainetes, comedias y, por supuesto, una extraordinaria presentación de bailes de moros y cristianos organizados por los pueblos indígenas, que con las morismas hacían su entrada en la plaza –las tradicionales “entradas de cofradía”-. Asimismo se presentó el gran espectáculo de una fiesta del volcán, con personajes centrales representando a Hernán Cortés y a Moctezuma, el día 21 de enero, con desfile de indígenas, unos disfrazados de chichimecas, otros exhibiendo su orgullo de ser de la estirpe de Tlaxcala y mexicas, los indios conquistadores originarios del Anáhuac que cooperaron con España en la conquista, asentados en La Trinidad de Sonsonate en el Barrio de los Mexicanos, como también lo estaban en el Barrio de los Mexicanos de San Salvador. El documento de Bernardo de Veira, de ciento seis folios, no tiene igual en la historia de la bibliografía histórica salvadoreña. Y para la crónica de bailes de moros y cristianos es un testimonio enciclopédico de lo que ocurrió en enero de 1761, cuando por la jura el rey Carlos III se volvió de pleno derecho monarca reinante en la alcaldía mayor, como ya había sucedido en San Salvador y su intendencia. No solamente fueron variados los cuadros de historiantes, sino también las comedias con aires de mojiganga que presentaron indígenas y ladinos. Este trabajo del investigador social Julio Martínez rescata en su estudio esa tan expresiva tradición de los baile-dramas de moros y cristianos, la cual es parte integrante de la cultura popular de raigambre indígena. No se trata de manifestaciones heredadas directamente de los tiempos prehispánicos de la gentilidad ancestral, sino elementos inmersos en la transculturación surgida con el mestizaje, en la aculturación sufrida por los indígenas en su vida y costumbres, pero que se volvió parte de su visión ante la imposición cultural occidental europea y el cristianismo. La gran aventura de la morisma adaptada a las novedades americanas es algo único en la historia, pues una tradición surgida en el Mediterráneo, particularmente en España en el caso de Mesoamérica y del resto del continente, se adaptó al mundo indígena autóctono. En España, los espectáculos de moros y cristianos son actualmente frecuentes en diversos sitios y ciudades, con gran despliegue de escenografía popular, en particular el que se realiza en la ciudad valenciana de Alcoy. En El Salvador la permanencia de los bailes- dramas de historiantes ha sido meritoria por diversas razones. Los grupos que todavía los representan están adscritos a las antiguas cofradías religiosas, y aquí hay que considerar la siempre carencia de fondos de la gran mayoría, la pobreza de las cofradías indígenas que hacen tantos esfuerzos para realizar sus expresiones festivas. Además, los débiles y escasos grupos indígenas tienen que luchar contra el mundo voraz del ladino salvadoreño, y el modernismo está devorando las tradiciones originales. En estas dificultades para las morismas también ha incidido la pérdida patrimonial ocurrida con la reciente guerra civil, con la destrucción de tantos testimonios del pasado, materiales, documentales, espirituales. Y para más dificultad, la emigración 8 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador masiva de los habitantes de los pueblos ancestrales a otros horizontes, nacionales y extranjeros, así como los cambios masivos de vertientesreligiosas cristianas ocurridos en los años recientes, que han contribuido galopantemente a la disminución de las expresiones tradicionales colectivas, como el baile de moros y cristianos, indefectiblemente unido a las manifestaciones del mundo cultural católico heredado de la historia. Pero todavía en El Salvador se mantiene viva la tradición de estas danzas, con las variantes surgidas por los tiempos, y son numerosos los pueblos que las celebran en sus fiestas patronales. Es una evocación única de historia y costumbrismo, de raíz mestiza, de ancestro y orgullo indígena, contemplar en las plazas y espacios abiertos de los pueblos los cortejos engalanados de cristianos con sus propias máscaras, y los islámicos, o moros, con sus distintivos, que después del desafío entre ambos bandos comienzan las lentas y cadenciosas danzas con golpe de espada, sable o machete, al compás de tambor y pito, con melodías sabidas de oído, nunca escritas, con la presencia del personaje gracejo y la usualmente infaltable princesa. Los actores repiten las historias que no comprenden, porque se trata de Oliveros y Fierabrás, de Selim Rojel, de Muley, de Mustafá, y aparece Carlomagno, y los doce Pares de Francia, y el Príncipe de Medina, y el emperador don Carlos, y tantos otros personajes que danzan y repiten sus antiguos parlamentos. Es una buena labor la realizada en este trabajo por el investigador Julio Martínez, él ha estudiado la situación actual del baile de moros y cristianos, la dificultad de supervivencia de un sincretismo heredado de la historia, como una expresión colectiva que es parte propia de la herencia cultural de El Salvador y se comparte con muchos países de Hispanoamérica. Las páginas de Martínez son un meritorio esfuerzo y tienen valor permanente. Le agradezco haberme permitido escribir estas palabras. Pedro Antonio Escalante Arce 9 Moros y cristianos, los “Historiantes”, de Julio Martínez, es un estudio aproximado sobre la cultura de los conquistadores españoles en Cuscatlán, que se mantiene después de casi tres siglos. Desde entonces se ha ido convirtiendo en parte de las tradiciones comunitarias que integran como valores culturales una actividad colonial, expresada como presentación teatral sencilla de contenido religioso, cristiano o católico. La tradición no se parece en nada a la que aún subsiste en España con mucho vigor; y pareciera que en la colonia también se daba trascendencia a esas expresiones festivas por tratarse de celebrar el hecho de haber expulsado a los moros del actual país Ibero España. Sin duda que la colonia cultivó estas manifestaciones para estimular o fortalecer las creencias cristianas frente a las que profesaban las poblaciones amerindias. En todo caso las comunidades mantuvieron la tradición a su manera, sin el boato y masividad que actualmente se organiza en España para celebrar el fin de la dominación árabe en ese país, siglo XV, donde lo celebran en varias ciudades de forma masiva y con representaciones faustuosas, particularmente en Alicante, Castellón, Murcia, Valencia, Castilla La Mancha, Andalucía, Extremadura, Baleares, y Canarias, pero además en toda España. Esto contrasta con la sencillez interpretada por las poblaciones de El Salvador, que sin duda mantienen las características originarias en la medida de lo que pretendían los españoles de la época. Hay máscaras y vestuarios coloridos, hay parlamentos y danza elemental. Pareciera que la tradición se transfirió para incidir en las fiestas propias del habitante originario para acercarlo al cristianismo, alejarlo de su originaria religiosidad y ponerlo en contra de la religión musulmana, por eso se mantiene esta danza coincidiendo con las fiestas patronales de las pocas comunidades donde aún se mantiene la tradición, siempre vinculada a la religión católica y las cofradías. “La Fiesta de los moros y cristianos o los Historiantes de El Salvador” La expulsión de los moros tuvo tanta trascendencia para España que los conquistadores vieron la necesidad de promover esta danza teatro, en la medida que fueron consolidando su poder en el Nuevo Mundo, hasta dejar la tradición y extenderla por varias regiones de la Nueva España, y de esa manera la hicieron suya los pueblos originarios, tanto mesoamericanos como caribeños. Aunque la tradición se ha perdido en nuestras ciudades principales, la fuerza histórica ha sido tal que traspasa el tiempo y se mantiene viva en ciertas comunidades indígenas que le han agregado expresiones, aunque sin perder la esencia original de la obra colonial. Por su intención hegemónica religiosa el conquistador pudo introducir esta celebración de su triunfo sobre los árabes, y de esa manera estimulaba a los pueblos de Iberoamérica para celebrar con ellos una victoria ajena a los originarios, una fiesta recordatoria de la expulsión musulmana con lo cual se consolidaba con el recuerdo una ideología religiosa sobre otra. Se promovía así el triunfo católico y, a la vez, se magnificaba por sobre las propias celebraciones religiosas de los indoamericanos, ya fuesen las católicas o las asumidas en las cofradías. Pese a todo, a esa propiedad identitaria, a esa celebración ibérica y esa fastuosidad con que se celebra en España, la celebración sencilla de los pueblos de nuestra América, significó para ellos un pequeño momento de relajamiento, dedicado al arte teatral, la estimulación de la memoria y lo lúdico que puede existir en la danza, todo ello en un contexto de opresión, festejando con música, bailes y vestuario en las plazas de cada comunidad. Actualmente estos contenidos no se absorben por quienes los presencian, solo se aprecia la vistosidad de la danza, el vestuario y las máscaras. Pero por lo menos los indígenas son protagonistas de una fiesta artística ante la invisibilidad de las suyas propias. El trabajo de Julio Martínez nos permite hacer estas reflexiones sobre una expresión humilde, pero digna, de nuestros pueblos. Manlio Argueta 10 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador Por moros y cristianos conocemos al menos dos cosas: a) La primera es un plato de comida muy reconocido en toda América Latina, con distintos nombres: En Cuba persiste el nombre de “moros y cristianos” para un plato de comida cuyos ingredientes son de fácil obtención: arroz, frijoles, pimiento rojo, laurel, aceite de oliva, sal, ajo, comino y cebolla. En otras partes a este plato le llamamos de distintas maneras: En Dominicana se le conoce con el nombre simplemente de “Moro” o “moro de habichuelas”; en Costa Rica se le llama “gallo pinto”; “Hopping John” en el sur de los Estados Unidos; “Pabellón criollo” en Venezuela; “Tacu Tacu” en Perú es algo muy parecido; en El Salvador se le conoce con el nombre de “casamiento”; en Brasil como “Feijoada”; y desde luego los “moros y cristianos” en Cuba, hechos con frijoles negros. Así mismo se prepara el “congrí”, pero con frijoles rojos. “Congo” y “riz” dan origen al vocablo y proviene de Haití. Seguramente habrá otros nombres para el mismo plato en otros países. El plato tiene un origen en la población afrodescendiente esclava, traído culturalmente por ellos a América en donde se adoptó diferentes formas de hacerlo, pero manteniendo la base fundamental, la mezcla del arroz y los frijoles. El nombre alude a los “moros” b) “Moros y cristianos” es un teatro popular, una fiesta de origen “soldadesca”, una batalla con vencedores y vencidos que corresponde a la celebración del triunfo de los españoles sobre los moros, y Capítulo I: Moros y cristianos Acepciones Moros y Cristianos. Acepciones 11 1. “Bulla” en latín Se trata, de acuerdo a su aplicación, de un documento firmado por el Papa, y que es legitimado con un sello de plomo o con el sello papal. Las bulas pueden referirse a distintas temáticas de la iglesia, aunque en algunos momentos dela historia también se han referido a asuntos civiles o de gobierno. 2. Los godos eran uno de los grupos pertenecientes a los pueblos germánicos orientales y una de las muchas tribus del otro lado de la frontera oriental a las que los romanos llamaban bárbaras o germánicas. Los visigodos fueron la rama de los pueblos godos perteneciente a los pueblos germánicos orientales. 3. Se conoce como la Reconquista española al esfuerzo de los reyes cristianos por quitarles el poder de la Península Ibérica a los musulmanes. Ese proceso inició ante la misma ocupación mora y solo finalizó con la caída del Reino Nazarí en Granada, en el año 1492. que generalmente forma parte de las fiestas a determinado santo patrono de un pueblo, esta fiesta se celebra probablemente desde antes de la expulsión definitiva de los moros de España en el siglo XVI y puede remontarse al siglo XII. En América se celebran “moros y cristianos” desde la conquista. Este teatro popular ha sufrido cambios a veces radicales en su evolución cultural, cambios que van desde los nombres como en el caso de El Salvador (Los historiantes) y algún pueblo de Guatemala (El baile de la historia). En el caso de El Salvador “moros y cristianos” suena a poco, ni el plato de frijoles con arroz ni el teatro popular se llama así. Solo de vez en cuando se oye hablar de moros y cristianos, y muy pocos saben a qué se refiere. Los moros y los cristianos “Moro” es un originario del noroeste del África, también conocida como “Magreb”, que comprende al norte del Sahara, es decir: Marruecos, Argelia, Túnez y Mauritania. Un “Cristiano” en este caso, simboliza en este contexto a un católico español en el siglo XV y XVI, gobernado por los Reyes Católico, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, los reyes católicos, nombrados así por el Papa Alejandro VI mediante la bula1 Si convenit. de diciembre de 1496. Los Moros y los cristianos en el contexto de la fiesta son antagónicos, rivales y contrarios. Les ocupan intereses distintos, a los moros el tema que les define es la ocupación de la tierra de los godos y visigodos2 . A los cristianos les roba el sueño la necesidad de resolver el agravio de la ocupación mora en territorio que hoy día es España, históricamente, eso se resuelve a través del proceso llamado “reconquista”3. El teatro de moros y cristianos Teatro o fiesta de moros y cristianos es la puesta en escena de los acontecimientos relacionados con la expulsión de los moros de España luego que ellos hubieron ocupado una buena parte del territorio habitado por los godos y visigodos. Este proceso que se ha dado en llamar ocupación musulmana en la península ibérica fue una ocupación cuyo asentamiento tuvo una larguísima duración, duró desde el 711 hasta el 726 de nuestra era para que los moros se establecieran de forma muy consolidada, ejerciendo la ocupación durante varios siglos. “La fiesta de Moros y cristianos se celebra en casi toda España, pero sobre todo en el Levante, en la zona de Alicante y la Comunidad Valenciana. Con esta fiesta, se conmemora la Reconquista, o sea la época histórica de la lucha entre los cristianos y los árabes (moros), que duró casi 800 años, desde 711 hasta 1492” (Santelman, 2002, pág. 3). Hubo momentos históricos en que esta fiesta fue “soldadesca”, queriendo significar con ello que existió un culto hacia los grupos de militares vencedores, en el que seguramente se premió la heroicidad, el arrojo, la valentía, como una forma de agradecimiento popular hacia los defensores y recuperadores del territorio español. La fiesta seguramente era organizada por las clases que habían recuperado el poder para sí, que ahora lo detentaban y que poseían un don, el del poder, que antes no tenían, territorios vastos, y una población con posibilidades de tributación mayor seguramente. 12 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador 4. Moros y cristianos nace en España al calor de la Reconquista, para insistir en el carácter guerrero y religioso de ésta y para conmemorar las victorias cristianas. Tiene varias realizaciones (danza, espectáculo de masas, representación teatral, etc.). Su difusión en la Península fue grande, y tenemos testimonios de ella desde el siglo XV. En el siglo xvi alcanza su máximo esplendor como espectáculo cortesano. A partir del siglo xvil quedó en manos del gobierno de las ciudades, es decir, de la alta burguesía y después, en manos de la pequeña. Hoy en día es parte de los festejos populares, generalmente de carácter religioso, en grandes zonas del territorio español, de acuerdo a Warman (1972). 5. El concepto del “descubrimiento” es una visión eurocéntrica, se descubre lo que no existe y en efecto es así para los españoles quienes no tenían entre sus ideas, la existencia del continente americano. Para los pobladores americanos, la existencia de sus Tahuantinsuyu, Abya Yala o el Anahuác era una cosa concreta y sincrónica, se vivía en esta tierra desde siempre, no se concibe el descubrimiento sino la idea de “llegada” e incluso, desde una percepción de violencia, la invasión. Desde luego que debe haber existido una alta dosis de patriotismo en la que se magnificaba la acción expulsora. “Durante los siglos XV al XVIII en toda España se celebraron espectáculos de moros y cristianos: Toledo, 1586; Denia, 1599; Valencia, 1755; Alicante, 1700 y 1724. Pero no eran fiestas populares ya que estaban organizadas por la Corte y por las clases altas, limitándose al pueblo a ser espectadores, así como tampoco se les daba una continuidad anual” (Sempere Martínez, 2012, pág. 10). No es extraño pues, que en tanto la conquista de América se inicia con la llegada de Colón al territorio insular en el mismo año en que se celebraba la expulsión definitiva de los moros, esa fiesta se comience a celebrar. Una de las primeras impresiones que se tienen en América por parte de los estudiosos de las fiestas o teatro de moros y cristianos es que son los conquistadores españoles los que impulsan el proceso de inserción del tema en la población indígena4. El proceso de conquista se establece desde el aparecimiento de los primeros soldados a inicios del siglo XVI después de los avistamientos realizados por Colón. En algunos lugares de América la conquista tuvo lugar incluso a finales del siglo XVIII por parte de los españoles, tal es el caso de algunos pueblos originarios que dominaron la Patagonia, la Pampa, el Chaco y otras regiones en Sur América y que solamente fueron dominados por los nuevos poderes establecidos en América. En nuestra región la conquista se entrecruza con los procesos de colonización, es ambas cosas, es dominio a través de la fuerza y es producción y expoliación. Es fuerza y evangelio en paralelo. No es un proceso que agota fases, así como hay “descubrimiento”5 , a la vez hay conquista, y en algunos lugares colonia, las tres fases se repiten y se complican a la vez al mismo tiempo en distintos lugares del continente. Es de tal forma, que las ocupaciones de españoles para la producción y explotación del territorio y población, así como la evangelización se realizan en paralelo a los procesos de dominación violenta. El uso de la fuerza que genera procesos violentísimos y de arrasamiento de la cultura y la vida de la población se junta con esfuerzos de evangelización, del reparto de la palabra de Dios para lograr que las ideas sobre las divinidades como Viracocha, Inti, Pachamama, Huitzilopochtli, Coatlicue, Hehecat, Tlaloc, dioses de los pueblos originarios que tienen a su favor su existencia concreta, se sometan y desaparezcan ante la inserción cultural del Dios cristiano, impulsado no por deseo de los actores de la conquista sino por mandato de los Reyes Católicos. Esta acción de difusión del evangelio para lograr adeptos no por el convencimiento y la fe, sino por medio del uso de la fuerza auxiliada por mecanismos didácticos, formas de enseñanzautilizando elementos que favorecen el aprendizaje, también utilizó a la fiesta de moros y cristianos como un resorte para lograr la admiración de las bondades del Dios cristiano que ha favorecido al pueblo (español) que fue sometido y que ahora somete a otros pueblos (americanos). Aunque tenemos las ideas más o menos claras cuando se inician las fiestas de moros y cristianos, Moros y Cristianos. Acepciones 13 no contamos con la certeza exacta de ese hecho. Menos tenemos claridad de las fechas o el año en que en América estas se comienzan a estilar en la Nueva España y Goathemala6. Es claro que no fue durante la conquista7 de manera sistemática, sino durante la colonia, y como hemos visto, las primeras fi estas se realizaron en España y su celebración tradicional como la conocemos ahora ha debido tomar siglos. Desde una visión de teoría de la cultura, la fi esta cumple una función notable, junta alrededor de un evento tradicional importante para la identidad del pueblo, mantiene memoria histórica, provoca unidad de la nación y genera solidez a la consciencia colectiva. En América no, las fi estas debieron comenzar a realizarse primero como parte de un conjunto de actividades culturales de los españoles que les mantenían conjuntos, que les recordaban su origen y provocaban momentos de unidad. De una manera más a propósito, la fi esta se celebraba para lograr la infl uencia hacia los indígenas a partir del siglo XVII como la fecha probable más antigua, o quizá después, veremos esto más adelante. La fi esta de moros y cristianos, que durante la época imperial española se exportó hacia todos los sitios y poblaciones donde España tenía su poder, asume nombres diferentes en diferentes lugares del mundo como parte de su sincretización, adaptación cultural y asimilación, así en Filipinas se conoce con el nombre de “Moro moro”, aunque no siempre comprendido por la población española ocupante del territorio en toda su intensidad: 6. Nueva España es el nombre del territorio que incluía desde el México actual a lo que sumamos California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregon, Washington, Florida, parte de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Louisiana. También parte de los actuales EEUU y el sureste de Columbia Británica de Canadá. También se incluía la Capitanía General de Goathemala, la Capitanía General de Cuba y la Capitanía General de Las Filipinas. 7. Aunque… Bernal Díaz del Castillo hace alusión a una recepción de Pedro de Alvarado en la que se celebra Moros y cristianos como veremos adelante. 14 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador “Así la principal razón por la que los funcionarios españoles destinados a Filipinas no podían entender un teatro de base hispánica era la estética, la lengua y sobre todo constituir un entretenimiento netamente filipinizado” (Donoso, 2012, pág. 14) ¿Cómo hablar de la identidad española usando el tagalo como lenguaje? Los sincretismos se entienden como adaptaciones o fusiones de elementos culturales distintos, en ocasiones con dificultades para establecer una coherencia lógica interna, pero que sin embargo se juntan. Los sincretismos son evidentes en los contactos culturales y como resultado de procesos de asimilación forzada desde la postura del conquistador, del que domina en la relación. En Nicaragua también existe algo parecido, llamado “El Güegüense”, que no es “moros y cristianos” pero que efectivamente tiene una clara influencia hispánica, unos trajes, y un teatro similar: “…piezas relacionadas con la conquista de los españoles y con la resistencia de los indígenas. Piezas que parecen haber sido construidas bajo el patrón de lo que en España se llaman representaciones de moros y cristianos, en las que el conflicto entre el moro y el cristiano se ve desplazado hacia la órbita de la lucha entre el indio y el español…” (Pedrosa, 2007, pág. 1) En México, como en otros sitios influenciados por España también existe una celebración basada en Moros y cristianos; “Es poco usual que una ciudad, tenga la fiesta como tal en su acontecer festivo8, aunque existe un caso en el estado de Zacatecas, en su ciudad capital, en donde se realiza en una serranía colindante, lo que es conocido como La Morisma de Bracho que por su importancia ha involucrado a espacios de la ciudad y la participación y asistencia de la ciudadanía, además del turismo que acude a ver la representación” (Rubio Moreno, 2016) En otros países, como Guatemala se conoce con el nombre de “la danza de la historia” en la región de Jutiapa, y como “La historia” o “Moros y cristianos” en otras zonas. En El Salvador, se asume el nombre genérico de “Los historiantes” en casi todos los pueblos donde se celebra la fiesta. A mucha gente no le suena a nada el nombre de “Moros y cristianos”, e incluso algunos llegan a pensar que son dos fiestas distintas, “Los historiantes” es un nombre más popularizado de esta fiesta, y casi cualquier persona puede reconocer en el nombre a una danza que, en su imaginario, es originaria de los pueblos indígenas de la región que hoy es El Salvador. 8. En realidad, en México se ha identificado poco más de 500 ciudades donde se celebran Moros y cristianos. Moros y Cristianos. Acepciones 15 La España actual no siempre ha sido lo que es, de hecho, a pesar de que a nosotros en el continente americano nos resuena la imagen de la “España conquistadora y avasalladora” su historia no ha sido siempre así, como todos los pueblos y como todo en la vida hay luces y sombras, altos y bajos. A inicios del siglo VIII, como resultado de las complicaciones de los visigodos, y la idea de los musulmanes de una “guerra santa”, se introducen ellos, los musulmanes, por la fuerza en el norte del África y en el sur de España y en poco tiempo habían ocupado Toledo, Zaragoza y el centro de la región, dejando apenas la Cantabria y la zona de los Pirineos como únicos sitios en donde no lograron establecerse. “Aprovechando la crisis interna del reino visigodo, envuelto en una de sus constantes luchas internas por el poder monárquico, tropas musulmanas, compuestas por árabes y beréberes, cruzaron el estrecho de Gibraltar en el año 711 iniciando la conquista de la península ibérica” (Al Andalus, 2015). Esta ocupación no sería tan corta, de hecho preñó a la cultura española con sus ideas, valores, religiosidad, arquitectura, cocina y demás elementos culturales como las formas de riego, la fabricación de cerámica, la confección de tejidos y tapices, el procesamiento de los metales tan útil en la conquista española sobre los pueblos originarios de América, lengua, alquimia, ciencias como las matemáticas, astronomía y medicina y ya no se diga de elementos de carácter político que se vieron influidos del vínculo religión-poder al establecer califatos como el de Al Ándalus y el de Córdoba. No es raro pues que los pueblos conquistadores se imponen en todo sentido a los pueblos a los que someten. La intencionalidad de una conquista atraviesa la imposición, es cierto, pero también la ideologización, la culturización con nuevos elementos que formarán costumbres nuevas y que harán menos complicado el gobierno que se establezca. Nunca abandonaron los españoles la idea de superar ese amplio período histórico y esa idea se convirtió en el motivo de la existencia, en una lucha permanente, y no fue sino hasta la llegada del reino de los cristianos que el asunto tuvo éxito. No se puede hablar en estricto sentido de una reconquista en la medida que los cristianos como reino no fueron despojados del territorio y el control sobre la población. A la llegada de los moros, más bien fueron los godos y visigodos los conquistados. Los cristianos pelean una lucha para desalojar a los musulmanes y asumir el control del territorio y la población a través de su poder. Ellos asumieron comopropia la tarea de expulsar a los musulmanes en un proceso que culmina en enero 1492 con la caída del Reino, Emirato o Sultanato de Granada, que es anexado a la Corona de Castilla. Esos largos setecientos años marcaron una huella indeleble en los habitantes de la región, digamos en los herederos de los visigodos, y como resultado se impulsaron las fiestas de la expulsión, que para algunos es recuperación del poder en el territorio. Esas fiestas del triunfo español en España se celebran hoy día en muchos lugares del mundo como resultado de la transferencia cultural del conquistador hacia los pueblos hacia los que se impuso el dominio religioso, político y cultural; esta celebración no asume el mismo sentimiento de alegría de la expulsión de los musulmanes o de la recuperación del control del territorio, las formas que se adoptan en cuanto al origen, sentido e identidad son distintas. Capítulo II: Breve alusión a la conquista y reconquista 16 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador “La más extendida de estas representaciones, que se siguen celebrando en casi tres centenares de localidades pequeñas y medianas de la Península Ibérica, el continente americano y alguna otra zona geográfica, es la que gira en torno a la lucha entre un bando moro y otro cristiano. Estos enfrentamientos rituales, impregnados de una ostensible exaltación de la religión católica, son un fogoso y rejuvenecido rescoldo de una de las modalidades de diversión popular más profusamente implantadas en la Península y transportada por los españoles a todas las áreas por las que extendieron su cultura. Y este fenómeno abarca por lo menos ocho siglos” (Brisset Martín, 2015). El Imperio español Una nueva era había comenzado para España. Junto con la expulsión de los árabes también surge la idea de nuevas rutas comerciales y la identificación de un continente hasta ese momento desconocido para el mundo europeo (no tanto, siendo que vikingos y chinos le conocen antes que los españoles, pero no desarrollan procesos de conquista, aunque en el caso de los vikingos sí de poblamiento) 9. España inició un proceso de exploraciones primero, y luego de conquista sobre el continente americano, iniciando sus guerras en las Antillas, como es el caso de los pueblos siboney o taínos en la actual isla ocupada por la República Dominicana, y Haití, tanto como en Cuba o Puerto Rico. El paso siguiente fue más continental, así lo que conocemos hoy como La Florida y otras regiones del sureste del actual Estados Unidos y luego se propuso el ingreso a México por el Golfo o Mar de Cortés, Centroamérica y la mayor parte de la región del Sur de América, exceptuando la región de Brasil. Las guerras de conquista en el continente encontraron a pueblos con fuerte defensa de sus territorios, ejércitos armados en diversas formas, aunque sin alcanzar la tecnología del ejército español. Diamond lo recoge de los cronistas de la conquista, tales como Francisco de Xerez: “Porque si los romanos tantas provincias sojuzgaron, fue con igual o poco menor número de gente, y en tierras sabidas porque, si los y proveídas de mantenimientos usados, y con capitanes y ejércitos pagados. Mas nuestros españoles, siendo pocos en número, que nunca fueron juntos sino doscientos o trescientos, y algunas veces ciento y aún menos; y el mayor número fué sola una vez veinte años há, que fueron con el capitán Pedrarias mil y trescientos hombres. Y los que en diversas veces han ido no han sido pagados ni forzados, sino de su propia voluntad y á su costa han ido; y así, han conquistado en nuestros tiempos mas tierra que la que antes se sabia que todos los príncipes fieles y infieles poseían” (Diamond, 2015). De tal forma que ejércitos españoles con pocos soldados y aliados con guerreros de los pueblos originarios de América fueron capaces de someter a grandes y aparentemente fuertes ejércitos, un caso ejemplar es el de Atahualpa en Cajamarca, el Moctecuzoma en Tenochtitlán, o finalmente el pequeño ejército de 300 soldados al mando de Atonatl en Tacuzcalco. 9. Existen indicios acerca de que los chinos han encontrado –no descubierto- América antes que Cristóbal Colón, John Ruskamp ha escrito un libro sobre el tema en el que afirma que hace más de 2,500 años ya había intercambios entre pueblos americanos y chinos. Hace pocos años se mostró un mapa de América elaborado por el almirante chino Zhen He. Por otro lado, la historia de Leif Ericsson, hijo de Eric el rojo es bastante conocido e incluso ha dado lugar a una novel de la autora canadiense Luci Dufresne, “Quetzalcoatl, el hombre huracán”, literatura basada en la historia verdadera. Breve alusión a la conquista y reconsquista 17 A fi nes del siglo XVI, también penetraron en los archipiélagos del Pacífi co y establecieron la conquista de las islas Filipinas, Marianas y las Carolinas. En el África tomaron Melilla, Mazalquivir, Vélez de la Gomera, Orán, Argel, Bugía y Tripolien constituyendo la Nova Hispania. El imperio español se amplió y los conquistadores se establecieron imponiendo formas de ejercicio del poder, costumbres, religión y en general la cultura, incluso sus propias celebraciones, como es la relacionada con la expulsión de moros por parte de los cristianos de España, la que continuaron celebrando en las nuevas regiones conquistadas y que fue siendo asumida por los habitantes sometidos a todo eso mismo, el poder, las costumbres, la religión y la cultura en general. Eso incluyó las celebraciones mismas de los españoles, pero de una manera extraña. Pleitez menciona que la danza puede remontarse mucho tiempo atrás en la historia relacionada con la expulsión de los musulmanes: “…se sostiene que sus orígenes se encuentran en la dominación musulmana en España (771- 1002), en donde la primera referencia documental de la danza se vincula a la boda del Conde de Cataluña, Ramón Berenguer IV, con Petronila, Reina de Aragón. Esta fue celebrada en la Catedral de Lérida en el año de 1150. En esa boda se fi ngió un combate entre moros y cristianos” (Pleitez, 2000). Ese detalle sin embargo no parece del todo asumido por otras referencias a la danza, más bien hay una vinculación con la expulsión de los musulmanes de España. 18 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador Capítulo III: La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura La conquista de América significó para los españoles la imposición del poder político junto con la cultura, la necesidad de imponer una manera particular de pensar desde los conquistadores atravesaba también por la importancia de hacer olvidar el pensamiento de los pueblos originarios. No se conquista solo el territorio y la población sino también su pensamiento, su ideología, se impone la cultura del dominante. Se borra la cultura del dominado. Desde una perspectiva histórica siempre se ha considerado a la conquista como una gesta imponente y heroica. La magnitud de los efectos de la conquista muestra un poder impresionante de los españoles sobre los pueblos americanos. Pocos hombres derrotaron a cientos de miles de habitantes, derrotaron y sometieron, les llevaron a un sistema pseudo esclavista, exprimieron sus fuerzas y robaron sus posesiones, ocuparon sus tierras y desplazaron del poder establecido. Armas, tecnología, diplomacia, política fueron algunos de los mecanismos e instrumentos utilizados para lograr este sometimiento, todo ello fue aprovechado por Cortes, Alvarado, Pedrarias Dávila, Vasco Nuñez, Pizarro, Benalcazar, De Soto y demás auxiliares de la conquista. La estrategia diseñada por los conquistadores mostraba su manera de administrar los conflictos, con más picardía que los indígenas y por cierto, con valores distintos. Los españoles trajeron todo eso, e incluso sus enfermedades que diezmaron a la poblacióny que se convirtieron en armas biológicas. Era fundamental para el español contar con si conocimiento sobre cómo manejarse en las guerras- También para el español conquistador era importante como lo es para cualquier migrante, tratar de mantener sus tradiciones y relacionarse con su origen a través de la reproducción y difusión de sus costumbres. No perder la identidad propia es más complicado cuando el proceso migratorio hace que el migrante se encuentre en desventaja, no era este el caso del español, tenía todas las ventajas: económicas, tecnológicas, científicas, emotivas, incluso la habilidad de negociar entre grupos de indígenas enemigos de tal forma que podía mantener su identidad desde su posición de poder. Como veremos, mantenerla y reproducirla. Desde luego que un asunto crucial en la imposición de la cultura lo tiene la religiosidad, especialmente lo católico, como una visión y aspiración de la monarquía en el propósito de evangelización de los pueblos y nuevos súbditos. El español conquistador y colonizador en América hizo algo más: Fue capaz de introducir con bastante éxito su fiesta de celebración de la retirada de los musulmanes de España, agregando además detalles importantes relativos a la conquista e historia de la victoria sobre México- Tenochtitlan en el caso de México (Pleitez, 2000), claramente remarcando el dominio del español sobre el indígena, como un asunto ideológico que recalca el sometimiento. Si bien, los historiantes representan imposición de poder militar y político, también se vincula con mucha mayor claridad a la imposición y sometimiento de las cuestiones ideológicas y religiosas. Como en muchos otros casos, la idea de sincretizar la cultura era una estrategia para imponer la religión, así: “…la política misionera de los primeros franciscanos en México: favorecer que los indios integraran sus diversiones tradicionales con las aportadas por los conquistadores, para que mejor aprendieran los Evangelios” (Brisset Martín, 2015). La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura 19 Las formas de imposición cultural se producen también a través del arte, y uno de los elementos que mejor la impone de una manera laxa, suave, pasiva es la música. Hace algunos años, los franceses en 1995, decidieron crear un estado de excepción cultural que llevó a establecer una serie de tasas impositivas a la importación de la cultura, como una manera de defender a su pueblo de la influencia de valores externos que podrían considerarse nocivos, todo eso en el marco del Acuerdo General sobre el Comercio y Servicios (GATS por su siglas en inglés). Eso no lo pudieron hacer los pueblos originarios que debieron someterse y aceptar la influencia cultural y la imposición religiosa, los españoles se introdujeron en la ideología y las pertenencias de los pueblos originarios, y así establecerse: “…el baile fue utilizado aquí por los españoles, en su afán de conquistar tierras para su rey y catequizar gente para su religión” (Mijutiapa.com, 2015). El logro fue impresionante, quinientos años más tarde, aun los pueblos continúan bailando y danzando la historia. Los pueblos originarios han sabido aprender esta danza y baile de la historia de los moros y cristianos y asumirlo generacionalmente, tradicionalmente como un elemento cultural propio y que muchos salvadoreños asumen como originario, sin cuestionárselo. Probablemente no era esta la intención, hipotéticamente puede considerarse que los españoles trajeron la danza y la celebraban mientras los pueblos originarios la miraban y aprendían, hasta tal punto de asumirla, esto solamente como una posibilidad explicativa de la profundidad con que la danza ha sido asumida. Otra posibilidad que bien cabe es que, los españoles de la colonia tratando de mantener su identidad con su historia y costumbres, y además celebrando este hecho crucial en su relación con los musulmanes, que significa un hito importante en el hilo de su historia y trayendo su propia cultura en la misma manera que los salvadoreños lo hacen en el norte de América o en cualquier país europeo hoy día, buscaron la forma de sentirse arraigados a su patria, a su terruño a través de sus tradiciones. En ese buscar, enseñaron desde su posición de poder, a los indígenas en su posición de sometimiento, los parlamentos y la música de la historia de los moros y cristianos, repitiendo cada año en una época determinada generalmente asociada a la festividad religiosa, el baile o teatro de la calle de los moros y cristianos. Quizá hasta la danza y parlamentos hayan sido enseñados para que los indígenas entretuvieran a los españoles, que le daría cierto sentido a las máscaras negras y blancas. En esa idea, se puede imaginar a los españoles de la colonia sentados frente a un escenario viendo como los indígenas se atavían de cristianos y de moros, y se preparan en la fiesta de Santiago apóstol (o cualquier otro santo o santa) a actuar en el teatro popular, de la calle para que los españoles puedan recordar una fiesta de su propia identidad. Es un pensamiento cruel. Por ahí se esboza una leve sonrisa, sabiendo que el trabajo de enseñar ha sido bien hecho. Las generaciones de indígenas trasladaron sus elementos culturales, lengua, producción, costumbres, y desde luego, el componente más intencionado de la transferencia cultura, la religión, ya fuertemente establecida y consolidada también fue pasando de padres a hijos. La fiesta de moros y cristianos se enraizó tanto en los pueblos originarios que la consideraron suya propia y así también la trasladaron a los hijos y estos a los hijos de los hijos hasta hoy. En ese tránsito debemos entender que ha tenido variaciones, cambios sencillos y también profundos. 20 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador En muchos casos, el aprendizaje fue, ha sido, es fiel y hasta mejorado o transformado en una historia igual pero distinta: “En México, y en todas las partes do hay monasterio, sacan todos cuantos atavíos e invenciones saben y pueden hacer, y lo que han tomado y deprendido de nuestros españoles; y cada año se esmeran y hacen más primos, y andan mirando como monas para contrahacer todo cuanto ven hacer, que, hasta los oficios, con sólo estarlos mirando sin poner la mano en ellos, quedan maestros como adelante diré” (Motolinía, 1555). Una parte de la población asume ingenuamente como “originaria” la danza de los historiantes o moros y cristianos, y desconoce su verdadero significado y la importancia que tuvo en su momento como elemento cultural, ideologizador y de dominación. No son solamente pueblos con fuerte presencia indígena los que consideran así esta danza de la historia10, también muchos estudiantes, profesionales y sociedad en general tienen esta percepción: “los historiantes es una danza de pueblos originarios”11 es una de las frases que uno puede escuchar ante la pregunta hecha: ¿Dónde nacen los historiantes o moros y cristianos? Como se indica, se excluyen explicaciones valiosas para la comprensión de la danza: “…uno de los grupos más representativos del folklore de El Salvador, Los Historiantes de la ciudad de Panchimalco localizada a 17 km de San Salvador” (Folklor de El Salvador, 2015). ¿Folklore de El Salvador? sencillamente se asume como parte de las costumbres salvadoreñas, ¿Será conveniente explicarlo abiertamente? ¿No perdería su magia la tradición? La asunción de esta originalidad de la danza tiene varias explicaciones, una de las más fuertes es que los danzantes, los actores del teatro son en su generalidad población de los pueblos indígenas que no han tenido una formación académica en historia. Es una explicación muy frágil. Extrañamente los pueblos mestizos o ladinos, no realizan la danza.Incluso las personas salvadoreñas que ostentosamente indican con bastante orgullo que sus apellidos son originales del territorio español12 no celebran en ningún momento esta fiesta, sino los indígenas. La fuerza de la presencia cultural española se explica a partir de la debilidad de la presencia de la cultura de los pueblos originarios, no porque haya desaparecido sino porque se hizo desaparecer, los historiantes se explican a partir de la conquista: “Tiene su origen con la llegada de los españoles a Cuscatlán, siendo una mezcla de la cultura de los indios cuscatlecos y la cultura de los conquistadores que llegó a borrar casi todo vestigio de las danzas tradicionales indígenas dando como resultado una nueva cultura híbrida” (Historiantes, 2015). El tiempo, el desvarío de la memoria y la intencionalidad de confusión para imposición, establece que la historia contada por la danza desobedece a la propia historia, existe por la falta de fidelidad a la que hemos aludido antes, una historia creíble, eso sí, hay una historia fantástica, una mezcla de fantasías. Incluso uno de los sociólogos más importantes13 determinó que los textos no eran tan importantes siendo que había mucha tergiversación de los originales. 10. Quienes parecen tener una mayor claridad acerca de las historias son generalmente los dirigentes de los grupos de danzantes, quienes han leído las historias y se han enterado por medio de sus lecturas, informaciones de otros o por cualquier medio, que efectivamente los historiantes tienen un basamento en una historia y cultura ajena que sin embargo ya ha pasado a ser propia. 11. Contestación de un estudiante de segundo año universitario. 12. La casi totalidad de los apellidos en El Salvador son de origen español. Los apellidos indígenas como Pasasin, Turish Suachi, Teshe, Masin, Pashaca, uilizapa, Chulo, Chical, Tepas y otras decenas más están concentrados en muy pocos pueblos del occidente de El Salvador.3. La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura 21 Marroquín consideró que una historia de moros y cristianos transformada a través del tiempo, no era de importancia cultural. “(Marroquín) También descalifica la memoria histórica de la comunidad por entremezclar personajes y épocas sin un orden temporal lógico, según el juicio científico vigente. Sólo se acepta válida una visión positivista y lineal en su continuo progreso inevitable” (Lara Martínez, 2015). En realidad, esta transferencia sistematizada y tergiversada es ya de por sí, valiosa culturalmente. Nos indica la apropiación de los indígenas de una historia no propia, asumida como propia posteriormente, transformada en su contenido y adaptada en su esencia. Todo ello lo hace importante culturalmente. La danza de la historia o moros y cristianos como imposición cultural Las celebraciones españolas integraban diversos motivos, algunas se relacionaban directamente con la religión. La influencia de los reyes católicos y su herencia fue muy fuerte y desde luego, se percibía la integración de la visión de la religión con la política, el poder. Otras fiestas se establecen como parte de aspectos de entretenimiento, tales como la fiesta de toros y algunas celebraciones que se vinculan a cuestiones históricas como la de moros y cristianos que celebra la salida o expulsión de los musulmanes del poder, en términos generales a esto que algunos llaman la reconquista. Es importante destacar que esta es una fiesta española muy propia que obedece a una historia muy propia y que seguramente como sucede en muchas culturas, el hecho de triunfar en la confrontación y la lucha y además salir triunfante da un orgullo muy propio. Sin embargo, la danza o teatro de los Moros y cristianos se celebra en varios países de América: México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Puerto Rico, Dominicana, Venezuela, Perú, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Estados Unidos; en Europa por Korchula, Croacia, España, Francia, Portugal, Italia; en Africa por Sao Tomé y en Asia por las Filipinas. (Catalá Pérez, 2012) Tiene un alcance importante tanto como el que tuvo el imperio español en su momento en los siglos XVI, XVII y XVIII. Uno de los hechos interesantes de esta transferencia cultural es que la fiesta de moros y cristianos no es una celebración que hoy día y al menos en El Salvador hagan españoles, o sus hijos o quienes por razones de “sangre” como manifiestan algunos, se sientan españoles. Es una fiesta que es celebrada por pueblos indígenas, en el caso de El Salvador por gente de Panchimalco, Izalco, Tejutla, Tepezontes, Texacuangos, Nonualcos, Nahuizalco y en otras ciudades como Alegría en Usulután, Ciudad Delgado, Santo Tomás, San Martín, San Antonio Abad, Chinameca, Ilobasco, Apastepeque, San Vicente, Conchagua y otros (Marroquín, 2007). En Guatemala, este teatro popular o danza tiene particularidades ya que existe una adaptación a la realidad guatemalteca con personajes regionales, sin embargo, esencialmente el contenido, el fondo del baile representa lo que ha sido necesario representar a partir de la historia: una lucha, vencedores y vencidos. Pareciera en este caso que intencionadamente ha existido la necesidad de integrar la danza a la realidad de los pueblos originarios para cumplir con el “apropiamiento” de la población local, dejando siempre la lección moral que resulta necesaria para el colonizador, lo que denota también una intencionalidad más allá de la mera celebración de la salida de los musulmanes de España, la aceptación de la doctrina católica. 22 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador En Jutiapa, Guatemala hay un baile llamado “El baile de la conquista”, que es ni más ni menos que una copia de la danza de moros y cristianos: “Aparentemente, este baile representa una adaptación del tema de la danza española de “Moros y Cristianos”. La versión de Guatemala, incluye una mecánica similar pero con héroes locales. En efecto, en ambos casos el enfrentamiento entre los dos grupos culmina con la conversión al cristianismo del grupo derrotado” (Morales, 2015). “El baile de la conquista”, tiene también trasfondos que van siendo tergiversados o adaptados en cada caso. No hay adopciones del baile debido a que no se usan los parlamentos originales de moros y cristianos, sino los que se van creando a partir de una realidad local. El caso de Jutiapa con “el baile de la conquista” es muy interesante, claramente se evidencia que los pueblos originarios adaptaron el baile de moros y cristianos a su propio interés y conveniencia. La razón por la que son los pueblos originarios los que mantienen la tradición debe vincularse como se ha buscado explicar, que h i p o t é t i c a m e n t e los españoles p r o b a b l e m e n t e enseñaron esto a los indígenas para que lo danzaran y el grupo de criollos y españoles colonizadores se divirtieran. Los indígenas usan el baile, el texto y lo adaptan posteriormente a su necesidad de transmitir un mensaje distinto al original de la historia española, así por ejemplo: “Los indios y los españoles utilizan máscaras con piel rosada y bigotes. Sin embargo, las máscaras de los españoles tienen el rostro serio, mientras que los indios van sonrientes. El traje de los españoles consiste en pantalones cortos, chaquetas de terciopelo morado y botas negras. Los indios, por su parte, utilizan atuendos más elaborados: capas de terciopelo de colores con bordados e imitaciones de piedras preciosas y espejos. Además, llevan pantalones cortos de algodón, sandalias y sombreros con a d o r n o s La cruz y la espada, evangelización y poder 23 de papel o plumas de colores” (Morales, 2015). Las fi estas en las que se presentan moros y cristianos son generalmente religiosas y en distintos lugares, los propósitos dedifusión y propaganda del español colonizador se mantienen para mostrar su fuerza, su poder y el vencimiento del cristiano al no cristiano. Sin embargo, se han introducido nuevos matices que no formaron parte de su objetivo original y que más bien introducen elementos regionales o locales. Estos nuevos elementos introducidos no tienen nada que ver con los moros ni con los cristianos, y forman parte de un imaginario previo a la llegada de los españoles (Avelar, 2015). No siempre la celebración generalmente religiosa en donde se presentan los danzantes cuentan localmente con grupos propios, en algunos casos deben contratarse para que se presenten en el lugar, y existen algunas compañías de danzantes que se especializan en danzas tradicionales provenientes de la cultura original de los pueblos de indígenas tales como “El tigre y el venado”, “el cuche de monte”, “torito pinto” y otros” (Mijutiapa.com, 2015). Otro elemento que debe anotarse es la ausencia a la fi delidad del texto por razones obvias: - Los textos fueron pasados de españoles a indígenas que se encargaron del teatro danzante. - Los textos originales fueron perdiéndose y la tradición oral fue convirtiéndose en la memoria del texto. - Los indígenas y otros danzantes modifi caron o crearon nuevos textos buscando seguir la línea original, pero no de manera fi el, sino como la tradición oral lo recordaba. Por ello, probablemente es que se encuentran diálogos modifi cados, y no puede ser de otro modo. En algunos casos como el de los Historiantes de San Antonio Abad, Celio López14 guarda y reproduce los textos que ha mantenido durante años, sin embargo en otros casos: - Los danzantes o practicantes del baile, han fallecido. - Los textos originales desparecieron - Los más jóvenes en muchos casos no han mantenido la tradición - Los más viejos narran el texto como apenas lo recuerda. - La cultura transformadora y adaptante se ha encargado de incorporar temas y expresiones contemporáneas. - La música que acompaña al texto español es realizada con pito y tambor en muchísimos casos. A pesar de todo ello, los historiantes es, el más popular de los bailes y teatros danzantes salvadoreños, quizá sea el más importante de todos por sus implicaciones ideológicas, políticas, culturales y sociales. Los grupos de danzantes: “…dan vida con grandes esfuerzos a una de las manifestaciones folklóricas más conocidas en nuestro país como es bailar “la historia” o “El baile de los historiantes” o de “Moros y Cristianos” (Garabatos y otros, 2015). El más popular, sobradamente. ¿Qué pasa en el Caribe? No parece existir esta tradición de manera tan profunda en países antillanos, aunque sin poder asegurarlo. Claramente no existe en Cuba15 a pesar de ser una de las primeras islas de conquista española y sede de los primeros conquistadores continentales. Brevemente se hará alusión al tema, ya que es por ahora, solamente tangencial. 14. Celio López dirige el grupo de danzantes Los Historiantes en el antiguo pueblo, hoy Barrio de San Antonio Abad en San Salvador 15. Aunque… efectivamente sí ha existido en el pasado como se muestra 24 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador De las 693 o algo así poblaciones que en América celebran la fiesta, solamente cuatro pertenecen a Cuba (1), Dominicana (2) y Puerto Rico (1) juntas (Catalá Pérez, 2012). En realidad eso es menos del 1%, en concreto el 0.57% de la totalidad de las poblaciones donde hay moros y cristianos. ¿Por qué, si los españoles ingresaron por la puerta del Caribe y fue ésta región la que primero recibió la influencia de la cultura europea, ahora resulta que la tradición casi desaparece en esta zona? ¿Por qué no tuvo raigambre? Quienes recibieron la dicha influencia originalmente fueron los pueblos Taínos y Caribes, los primeros fueron muy numerosos (Nuñez Polanco, s/d) Al siglo XVIII, con el asentamiento español y la ausencia de defensas biológicas para las enfermedades europeas, los taínos fueron muriendo por la viruela. (Fundacion Culural Educativa, 2011). Otro factor de invisibilización en la región como en el resto de América ha sido el mestizaje. Sin embargo, la muerte por enfermedad y el reto de continuar la explotación de los recursos llevó a los españoles a través del forzamiento, a contar con esclavos africanos (Arias, Mestizaje, indigenas e identidad nacional en centroamericsa: de la colonia a las repúblicas liberales Flacso, Costa Rica, 2007, 2007). Ninguno de los pueblos indígenas de la colonia parece haber sido aniquilado por completo, en el caso salvadoreño en donde el mestizaje es muy profundo, existe un 97% de la población con una veta de adn indígena (Amaroli, 2017). No en igual medida, sino de forma más discreta, un pequeño porcentaje de la población caribeña cuenta con un adn taíno, tal vez de un 10–15%. Eso es un tema biológico. Sin embargo, la población caribeña cuenta con adn africano y europeo en mayor medida (Valdivia, s/d). Los africanos fueron tratados como esclavos, faltos de ánima (alma) y no sujetos de evangelización como seres no humanos considerados así. Por tanto, tampoco era necesario para el español ejercer dominio ideológico ya que existía dominio de propiedad, el poder de haberle cosificado y a partir de ello, tratarle como objeto. La cultura cristiana no es traspasada en la misma medida que lo es con los indígenas continentales. Los afrodescendientes han mantenido viva su religión yoruba, orishas y abakúa (Guanche, 2008) No hubo traspaso profundo de la religión católica. Tampoco hubo como en América continental, como en El Salvador el proceso evangelizador auxiliado por el instrumental festivo. Los moros y cristianos apenas se pudieron insertar en la identidad de esos pueblos, y debido a la invisibilización de tainos y caribes, también se obvió su cultura. Eso explicaría la ausencia de esta tradición en el Caribe. La cruz y la espada, evangelización y poder. Conquista de América e imposición de la cultura 25 2525 Capítulo IV: Los moros y cristianos, la persistencia ingenua Percepción de la llegada de Los historiantes a nuestra cultura La manera como se establecen Los historiantes en la cultura del pueblo no es suficientemente clara, incluso entre personas con formación académica hay ciertas dudas sobre el origen de la danza y parlamentos o textos. En adelante se usará parlamentos para referirse a los guiones del teatro de moros y cristianos o historiantes. Aun cuando se utiliza de manera ambigua los conceptos de danza y baile, haremos distinciones: La danza es un arte que a través de movimientos tiene un significado simbólico, permite expresar emocionalidades. El baile es entretenimiento, y aun cuando igualmente utiliza movimientos, estos son al gusto y criterio del bailador, de acuerdo incluso a su estado de ánimo o habilidad. Como es sabido, los historiantes tienen un componente muy importante en la danza, y para la comprensión de la misma es también necesario hacer consciente su origen. A pesar de ello, uno los antiguos miembros del grupo de Historiantes de Cuisnahuat, acerca de la llegada de la tradición de los historiantes solo pudo decir que: “La danza llegó de Teotepeque, después a Ishuatán, y hasta después a Cuisnahuat, más antes no sé. No, no sé quién hizo la historia, lo que le puedo decir es que (quienes escribieron la historia) ya no viven” (Moisés, 2016). No es extraño que suceda esto, pues no ha existido una sistematización de la danza o teatro. Los abordajes acerca de los historiantes en El Salvador, los más antiguos quizá sean los de María de Baratta, y tangencial y brevemente también los aborda Dagoberto Marroquín en el caso particular de la Monografía de Panchimalco. Por cierto, este mismo autor considera los elementos culturales de Los historiantes como de un valor secundario, fundamentalmente porque en su idea, el hecho de que las historiastuvieran anacronismo, y que además se incluyeran elementos propios de la cultura de los pueblos originarios, los hacía de menos valor en contrario de considerarlos enriquecidos y estudiar las razones que promovieron dicho enriquecimiento: “Los anacronismos de estos relatos son notables. Nuestro famoso y popular bandido Partideño aparece colocado como Rey Moro, así como los emperadores aztecas y sus ayudantes… también interludios de recitación en los cuales los danzantes vociferan a través de las máscaras los mal aprendidos versos de los libretos en forma tal que es imposible captar el sentido de la recitación…” (Marroquín, 1980). En torno al asunto, se debe valorar mejor estas transformaciones de los parlamentos de los historiantes, la idea de que hayan sufrido modificaciones y adaptaciones sincréticas tienen por sí misma un elevado valor cultural. Nos ayuda a entender mejor la apropiación del parlamento y ofrece luces en cuanto las razones por las que hoy día los historiantes se conciban como un teatro original de los pueblos indígenas, aunque como se ha explicado no es la totalidad de la población que lo concibe así, pero una importante parte lo ha asumido de la tal manera. Reviste importancia, además, que se pueda desarrollar un estudio profundo acerca de cómo los parlamentos, los personajes, el sentido de las historias han evolucionado a lo largo del tiempo, una tarea muy difícil considerando la ubicación de las fuentes. Hay casos en los que el teatro no cuenta con parlamentos, o al menos existe la idea que no hay tales parlamentos, como bien lo mencionan en Cuisnahuat: 26 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador “El equipo (grupo) que está ahora solo tiene movimientos, ni hablan ni conocen la historia” (Moisés, 2016). La danza parece tener un mayor arraigo cultural que los parlamentos, textos o historia. Quizá por ello, es que hay algunos casos en los que el origen extranjero de la historia es difuso, y en otros ni siquiera se sabe: “Son de lejos, de Francia, de España, ahí lo dice, hasta de Finlandia, solo que hay unos que entienden la historia y otros que no entienden nada” (Ramón, 2016). Y en efecto, la lectura de los parlamentos, dicta esta orientación: “- Rey Cristiano: Notece el Belicuso, es Troendo, que son Poblasones De laygres, norepitan las baqyutas, mas de bos frudSados porque esa Primavera Forma de grarsotes Plumajes, altos y las Vanderas que emolacion, de estos balles donde esta el moro sobervio, aquel subervio Omenaje altivo, de dinamarca, a quien Castiga, mi corazón, estos priramidades, que desde suabiscimos, nace Vuestras Conchas de Plata, Para que esta parte guarde el Golpe de mis Trabucos sean prestos, materiales Para el rey de España a poner cerco a los tumbrales, ochenta mil conbatientes Españoles, que forman Catre Mas lucidas granadas conaldifas, Y arradiantes Los moros y cristianos, la persistencia ingenua 27 que es el baleroso emPlen, padecer Calamidades…” (manuscrito, 1919)16. Las alusiones a Dinamarca y España confirman la sospecha del informante: “Son de lejos…” En este nivel de comprensión de las historias, la danza y el teatro parece existir una versión ingenua de la inserción de la historia. No pasa a todos por igual; desde la perspectiva de algunos se atribuye una intencionalidad ideológica en la enseñanza de los historiantes: “Las historias nacen de los cristianos en su lucha contra los moros, ellos tenían sus propios dioses como Mahoma, así que la historia la trajeron los frailes y los españoles” (Vásquez, 2016). Como se nota, existe la certeza que detrás de la historia hay un afán de influir en el pensamiento de los pueblos originarios y, además, de mostrar que el Dios cristiano es más poderoso que los “otros dioses” de los musulmanes. La religión de acuerdo a esta explicación se auxilió didácticamente de los moros y cristianos para introducirse en la ideología y la cultura de los indígenas. Sin embargo, Cortez y Larraz en 1776 expresa: “Asimismo ha notado, que unos bailes que usan los indios en sus fiestas y llaman historias de moros, se atreven con notable desacato a danzarlos dentro de las propias iglesias, a que concurra mucho número de gente de ambos sexos y de todas las edades y que lo más que ha conseguido es, que salen a hacer dichas danzas en el cementerio…” (Cortez y Larraz, 2000). Cortez y Larraz español como es, parece desconocer la danza o “baile” como lo llama, de los historiantes, o en su descripción, “historias de moros” a los que considera en cierta forma, irreverentes. La región de nacimiento del cura, Zaragoza, es alejada de la zona con mayor incidencia de los historiantes en España como indicado por Santelman (2002), lo que podría explicar el hecho de que él asume una postura de no saber sobre la historia. Los relatos de Los historiantes, generalmente abordan el tema de la supremacía de los cristianos, basados en la expulsión de los moros del territorio español. Era lógico, se mostraba la victoria de los cristianos para así mostrar el poder del Dios para el que se estaba evangelizando. Ello le da sentido a una de las afirmaciones de un miembro del grupo de historiantes, en el sentido más ideologizador del aprendizaje de la danza: “Así para que dejaran de creer (en sus propias historias), la religión católica pensó y enseñó los historiantes” (Vásquez, 2016). No es extraño, los procesos de dominación de los pueblos, implican también lograr el sometimiento ideológico, así vemos hoy día eventos en los que, a través de la música, el consumismo y la moda, se ejercen las dominaciones. El ejercicio del poder no tiene por qué ser violento físicamente, la dominación puede llegar de maneras sutiles, de formas tales que sea imposible resistirse, el arte ha servido y sirve para transferir elementos culturales de dominación, tal como ha sucedido con el cine, la televisión, la literatura, la danza y el teatro. 16. La transcripción del manuscrito hace notar de inmediato varias cosas: la primera es que ese “español” en que se ha escrito el parlamento está mezclado con formas propias de hablar de los pueblos indígenas, que se colige pues, que el escritor es un indígena o descendiente. La segunda es que, en efecto, no hay fidelidad al texto y se ha recordado y hecho un esfuerzo de mantener a través de la escritura a mano, en 1919, el parlamento de la historia, el que se debe expresar durante la danza. Se ha pasado de la tradición oral al manuscrito y ahora tenemos las transcripciones en digital, para perdurabilidad histórica y cultural. La tercera cosa es un símbolo de la estructura social, el escritor seguro descendiente indígena tiene fallas en la escritura, no son atribuibles a él solo, el sistema probablemente le brindó pocas oportunidades. 28 Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador También existen hoy día conflictos en los que los dominantes se encargan de borrar los elementos culturales identitarios de los vencidos, como en muchos casos en la historia moderna, cargada de atentados culturales que se escudan en la religión. Por cierto, mucho del arrasamiento cultural durante la conquista y la colonia en América tenía una intencionalidad de suplantación ideológica religiosa, de ahí que se han tumbado símbolos de la religiosidad de los pueblos americanos. Acerca de las historias Las historias que se abordan integran temáticas distintas, aunque todas vinculadas a batallas y santos. Religión y milicia se juntan en estas historias, tal y como también se juntaron estas dos categorías durante el proceso de conquista y colonización. Algunos de los nombres que reciben las historias son: El Rey y San Bartolomé, La Batalla, el rey Carlos Magno, El Rey Carlos V, Los doce pares de Francia, Los Corintios, Taborlan, Santa Marta, El renegado del cielo, Fernando II, Ganzul y el cerco de Zamora, el gran Taborlan
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