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POR QUE "MOROS" Y NO ARABES
El título de las FIESTAS DE MOROS Y CRISTIA­
NOS hace reflexionar a más de uno.
¿Por qué "moros"? ¿No es un título despectivo? 
¿Por qué no se habla de "árabes" o de "musulmanes"?
Ha habido pueblos alicantinos que han querido 
modificar recientemente el tradicional título festero y 
llamar a ese jolgorio popular "fiestas hispano-árabes". 
Era para quitarle el carácter despectivo relacionado con 
"moros" y por hacer más laico el título religioso tradi­
cional de "cristianos".
Es verdad que el título de "moro" es muy tra­
dicional y suele decirse con cierto desprecio. Moder­
namente, sólo se empleaba en Marruecos, durante el 
período de "protectorado" español, para calificar a los 
marroquíes colonizados. Por eso los marroquíes actua­
les, que conocen bien este significado de la palabra, rei­
vindican que no se les llame moros, sino "árabes", por 
referencia a la cultura básica de todos los árabes, o 
"musulmanes", si se refiere a la religión de los que siguen 
al Islam. También se les llama "magrebíes", por referen­
cia a la regi-on del Norte de Africa o Mágreb, y no moros 
y berberiscos, como se les llamaba agresivamente en el 
siglo XVI español. O también suelen utilizar su nombre 
nacional moderno: marroquíes, argelinos, tunecinos, li­
bios y mauritanos, según el estado árabe actual al que 
pertenezcan.
Los demás árabes o musulmanes reclaman lo mis­
mo: los árabes son unos 150 millones, pero no todos son 
musulmanes de religión (los hay de religión cristiana y 
judía); los musulmanes son más de 700 millones, de los 
que el 80 por ciento no son de lengua y cultura árabes 
(turcos, persas, pakistaníes, indonesios, agricanos sub- 
saharianos, etc.). Todos ellos rechazan el epíteto hispa­
no de "moros".
En realidad, "moro" viene del latín "maurus", ori­
ginario de la Mauritania romana, que no era la actual 
República Islámica de Mauritania —cuyo territorio es 
subsahariano—, sino las provincias norteafricanas de la 
Mauritania Cesariense (o de Cherchell, en la costa cen­
tral de la actual Argelia) y de la Mauritania Tingitania 
(o de Tánger, el actual Marruecos aproximadamente). 
En la Península se empezó a llamar "mauri" o "moros" 
a los musulmanes a partir de las importantes emigrado- I 
nes magrebíes del siglo XII, en época almorávide y almo- 
hade, cuando la capital administrativa de la parte musul­
mana de la Península estaba en la ciudad magrebí de 
Marrákech.
Evidentemente, en un contexto de luchas religio­
sas pero también nacionales y raciales de la Baja Edad 
Media y del Imperio Español, el término "moro" lle­
vó una gran carga de agresividad. Era el enemigo por 
excelencia. Por eso las Fiestas de Moros y Cristianos 
podrían llamarse "de Buenos y Malos" (de Malos y 
Buenos, en este caso) o de "Angeles y Demonios". 
Cuando éramos chavales nos hacían aprender latín a 
base de luchas entre Romanos y Cartagineses, que es 
lo mismo: el prototipo de la lucha total, de la oposi­
ción de dos formas irreconciliables de vivir. Aún ahora 
se dice en castellano que un niño que no está bautizado 
es "moro". Y la expresión "hay moros en la costa" 
no se refiere precisamente a los árabes o musulmanes, 
sino a cualquier enemigo, a cualquier extraño, a cual­
quier "diferente".
Por eso creo que el epíteto "Moros y Cristianos" 
es muy exacto para nuestra popular fiesta.
Es una amistosa lucha, un espectáculo de diferen­
cias, que contrasta durante unos días con la monotonía 
unificadora de los demás días del año. Moros y Cristia­
nos durante las fiestas e hijos de un mismo pueblo, As­
pe, durante el resto de año.
Que haya una referencia histórica a los árabes o 
musulmanes del pasado no quita que todos sabemos que 
los "moros" de las fiestas tienen poco que ver con los 
moros del pasado peninsular y menos aún con los ve­
cinos árabes y musulmanes que nos visitan. "Moro" 
es una denominación festera, tan ajena a las creencias 
del que viste de moro como a veces del que viste de 
"Cristiano".
MIKELDE EPALZA 
Doctor Catedrático de Arabe 
de la Universidad de Alicante

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