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��������� � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � ���� � ����� �������� � ��������� 1 ÍNDICE SRI LANKA: CLAVES DEL CONFLICTO Y PERSPECTIVAS DE FUTURO, María Villellas Ariño I. ANTECEDENTES: DOS DÉCADAS DE CONFLICTO ARMADO, UN PAÍS DIVIDIDO ........................................................................3 II. UN PROCESO DE PAZ ESPERANZADOR, UNAS EXPECTATIVAS TRUNCADAS ............................................................................7 III. ALGUNAS CLAVES PARA ENTENDER EL PROCESO DE PAZ ......12 1. La internacionalización de las negociaciones ........................12 2. Retos, riesgos y oportunidades ..........................................21 IV. BIBLIOGRAFÍA ..................................................................28 ALGUNOS APUNTES ACTUALES SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS EN SRI LANKA, M.C.M. Iqbal I. INTRODUCCIÓN ..................................................................29 II. ESTADO DE EXCEPCIÓN......................................................30 III. SECUESTROS, DESAPARICIONES Y ASESINATOS ..................31 IV. NIÑOS SOLDADO ..............................................................33 V. DESPLAZADOS INTERNOS ...................................................34 VI. EL DERECHO DE LA LIBERTAD DE OPINIÓN Y DE EXPRESIÓN .36 VII. LIBERTAD DE MOVIMIENTO Y ACCESO HUMANITARIO ..........37 VIII. LA INSEGURIDAD DE LOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS .............................................................................38 IX. EL PODER JUDICIAL COMO PROTECTOR DE LOS DERECHOS HUMANOS .............................................................................39 X. CONCLUSIÓN.....................................................................41 2 SUEÑOS IMPOSIBLES: TRAS LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD, LA JUSTICIA Y LA RECONCILIACIÓN EN EL CONFLICTO DE SRI LANKA, Kishali Pinto Jayawardena I. INTRODUCCIÓN ..................................................................43 II. LA ESCALADA DE LA CULTURA DE LA VIOLENCIA...................46 III. EL FRACASO DE LAS COMISIONES DE INVESTIGACIÓN PARA IMPEDIR VIOLACIONES ...........................................................68 IV. CONCLUSIÓN....................................................................80 LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS Y LA PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS EN LOS CONFLICTOS ARMADOS: CASO DE SRI LANKA, Montserrat Tafalla Plana I. INTRODUCCIÓN ..................................................................85 II. EVOLUCIÓN DE LA PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS EN CONFLICTOS ARMADOS EN LAS NACIONES UNIDAS ......................................85 III. LA LABOR DEL CONSEJO DE SEGURIDAD EN LA CUESTIÓN DE LOS NIÑOS Y LOS CONFLICTOS ARMADOS: EL MECANISMO DE VIGILANCIA Y PRESENTACIÓN DE INFORMES ............................96 IV. EL CASO DE SRI LANKA ................................................... 108 V. BIBLIOGRAFÍA ................................................................. 124 VI. DOCUMENTACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS............................................................................... 124 VII ANEXOS ......................................................................... 127 3 SRI LANKA: CLAVES DEL CONFLICTO Y PERSPECTIVAS DE FUTURO∗ I. ANTECEDENTES: DOS DÉCADAS DE CONFLICTO ARMADO, UN PAÍS DIVIDIDO♣ En febrero del año 2002, el Gobierno de Sri Lanka y el grupo armado de oposición LTTE (Tigres de Liberación de la Tierra Tamil) convenían la firma de un acuerdo de alto el fuego que suponía la interrupción de los enfrentamientos armados que habían devastado al país desde que en 1983 diera comienzo un conflicto armado que a lo largo de su transcurso ha causado la muerte más de 75.000 personas1. La firma de este acuerdo de alto el fuego permitió que se diera inicio a un proceso de negociación, en el que el Gobierno de Noruega jugó el papel de mediador oficial, facilitando las conversaciones y encuentros entre las partes. Sin embargo, en el año 2006 la grave escalada de la violencia llevó a la reanudación abierta y virulenta del conflicto armado provocando centenares de muertos y miles de desplazados. A principios del año 2008 el proceso finalizaba de manera definitiva al retirarse las partes del acuerdo de alto el fuego, que si bien de manera formal únicamente, se había mantenido vigente desde su firma. Para entender las causas de este conflicto hay que hacer referencia ∗ María Villellas Ariño, Investigadora de la Escola de Cultura de Pau de la UAB. ♣ Traducido del original en catalán por Silvia Llimos Fabregas. 1 Según la Armed Conflict Database del International Institute for Strategic Studies [consultada el 15 de mayo de 2008], el número total de personas fallecidas como consecuencia del conflicto armado es de más de 75.110. http://www.iiss.org/publications/armed-conflict-database/ 4 a la marginación que sufre la población tamil, minoritaria en el país pero concentrada geográficamente en el norte y el este del país – zonas en las que el conflicto armado ha tenido su epicentro–, tras la proclamación de la independencia de la isla en 1948, así como a sus aspiraciones de autodeterminación y de creación de un Estado tamil independiente, nunca satisfechas. Durante la época de la colonización inglesa de la isla, los tamiles habían gozado de ciertos privilegios sociales y económicos que se vieron cercenados con el fin del periodo colonial. Con la llegada de la independencia, la comunidad cingalesa (etnia mayoritaria y que habita las provincias centrales y meridionales del país) se hace con las posiciones de poder e inicia un proceso de consolidación de privilegios y de exclusión de la minoría tamil, produciéndose una “cingalización” del Estado. El estallido del conflicto armado vino precedido de varios episodios de tensión y de violencia entre ambas comunidades. En las décadas previas a su inicio se produjeron graves tensiones entre cingaleses y tamiles, que se acentuaron a finales de la década de los 70. El grupo armado de oposición tamil LTTE, fundado en el año 1972, inicia el conflicto armado en 1983 con un ataque que causa la muerte de doce soldados y al que el Gobierno responde con represalias que causan la muerte de entre 2.000 y 3.000 personas. Desde 1983 el conflicto armado que ha asolado el país se ha desarrollado en cuatro fases. La primera de ellas concluyó con una pequeña tregua de tres meses a principios de 1990. Este periodo dejó un terrible legado de 20.000 personas muertas, 750.000 desplazadas en el interior del país y algo más de 120.000 refugiadas, que fundamentalmente huyeron a la India. En junio de 1990, el LTTE rompió la tregua y se reinició el conflicto armado, en 5 una segunda fase cuyo desarrollo tendrá como consecuencia la división del país en tres zonas claramente diferenciadas: el Norte, con un 95% de población tamil; el este, donde conviven tamiles (42%), musulmanes (32%) y cingaleses (25%); y las siete provincias centrales y meridionales del país, habitadas mayoritariamente por cingaleses. Desde 1993 se inició un proceso informal de negociación en Europa, que culminó con un encuentro auspiciado por el Comité Internacional de la Cruz Roja en 1994 entre las delegaciones gubernamental y del LTTE. Todo este proceso exploratorio tuvo como resultado final un alto el fuego y la apertura de negociaciones en enero de 1995, situación que únicamente duró hasta abril del mismo año, cuando se reanudaron las hostilidades, que durarán hasta la firma de un alto el fuego en enero de 2002. En el año 2000, en un contexto de claro estancamiento militar en el conflicto después de que el LTTE hubiera obtenido importantes victorias militares y tuviera control sobre algunos puntos estratégicos en la isla, ambas partes pidena Noruega que facilite unas negociaciones de paz. Así pues, en febrero de 2002 se firmó un acuerdo de alto el fuego y se inició un proceso que duró hasta 2006, periodo durante el cual se mantuvieron varias rondas de negociaciones con la mediación de Noruega en Tailandia, Japón, Alemania y en la propia Noruega. Además, se desplegó una misión de supervisión del alto el fuego integrada por los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia e Islandia). Sin embargo, en la decisión adoptada por el LTTE en el año 2003 suspendiendo su participación directa en las negociaciones de paz alegaba que el Gobierno estaba tratando de marginar al grupo armado del proceso negociador. A pesar de la retirada, se mantuvo el acuerdo de alto el 6 fuego y se produjeron varios intentos por parte de Noruega de relanzar las negociaciones de paz. No obstante, a lo largo de 2006 el deterioro de la situación en el país fue notable y los episodios de violencia esporádicos aumentaron su frecuencia y su intensidad provocando centenares de víctimas mortales y de población desplazada y la reanudación del conflicto armado. El líder tamil Prabhakaran declaró el 27 de noviembre que ante la evolución de la situación no le quedaba otra opción que presionar para la creación de un Estado independiente, lo que, según numerosos analistas, supuso la defunción de facto del acuerdo de alto el fuego. Estas declaraciones provocaron, paradójicamente, la oferta del Presidente, M. Rajapakse, de mantener conversaciones directas con el líder tamil. Sin embargo, en paralelo se produjeron graves violaciones de los derechos humanos por ambas partes en conflicto y las FFAA acusaron al LTTE de utilizar a la población civil como escudos humanos. La ofensiva militar iniciada por las FFAA en 2006 erosionó notablemente la capacidad militar del LTTE y le permitió tomar el control de buena parte de la región oriental del país durante el año 2007, obligando al LTTE a replegarse a zonas selváticas y a abandonar feudos que había controlado en los últimos 15 años. Además, el líder del ala política del LTTE y principal negociador del grupo en los últimos años, murió en un bombardeo de las FFAA. Ante esta situación, a finales de noviembre el líder del LTTE, Prabhakaran, amenazó tácitamente con extender la violencia a todo el país si el Gobierno trataba de ganar posiciones también en la zona septentrional del país. En este sentido, el LTTE demostró una gran capacidad bélica cuando, por vez primera, llevó a cabo ataques aéreos, incluso en las inmediaciones de Colombo. 7 A finales de año, el Gobierno amenazó con ilegalizar de nuevo al LTTE (lo que impediría el reinicio de las conversaciones de paz) y se retiró formalmente del acuerdo de alto el fuego de 2002 (de hecho interrumpido desde 2006) alegando miles de violaciones del mismo por parte del LTTE. La ruptura formal del acuerdo de alto el fuego entre las partes se materializó en los primeros días de 2008, dando lugar a una escalada de la violencia sin precedentes en la isla. Desde que a principios de 2006 colapsara el proceso de paz y se reiniciaran las hostilidades entre las FFAA y el LTTE habrían muerto más de 5.000 personas (una quinta parte de las cuales civiles) y otras 200.000 se habrían visto forzadas a desplazarse. II. UN PROCESO DE PAZ ESPERANZADOR, UNAS EXPECTATIVAS TRUNCADAS El inicio de las negociaciones de paz en el año 2002 vino precedido de la firma de un acuerdo formal de alto el fuego. Este acuerdo preveía el cese total de todas las actividades militares (incluyendo el desarme de los grupos paramilitares); el establecimiento de medidas para la restauración de la normalidad (medidas de confianza y cese de hostilidades contra la población civil); y la creación de la Misión de Monitoreo del alto el fuego integrada por los cinco países nórdicos (SLMM, por sus siglas en inglés). El acuerdo de alto el fuego permitió el inicio de las negociaciones de paz oficiales que se formalizaron mediante seis encuentros directos entre las partes, con la presencia de Noruega, tres de ellos en 8 Tailandia, uno en Noruega, uno en Alemania y otro en Japón2. Además, el Gobierno retiró previamente la prohibición que existía sobre el LTTE para permitir los encuentros directos entre ambas partes. Dos años antes, la Presidenta, Chandrika Kumaratunga, y el LTTE habían pedido a Noruega su intervención en el proceso. Uno de los puntos más destacables de este proceso fue el acuerdo que alcanzaron las partes durante la celebración de la tercera ronda de negociaciones en Oslo. En el documento hecho público al fin de este encuentro, conocido como el Oslo Communiqué3 se recogía la intención de las partes de “explorar una solución fundada en el principio de autodeterminación interna en las áreas habitadas históricamente por la población de lengua tamil, basado en una estructura federal en el marco de una Sri Lanka unida”. Se trataba de un punto de partida satisfactorio para ambas partes, aunque no así para otros actores externos al proceso de negociación directa pero absolutamente indispensables a la hora de garantizar la sostenibilidad de una posible solución definitiva a este conflicto. a) La ruptura de las negociaciones 2 Puede consultar la agenda completa de las negociaciones, así como los comunicados públicos efectuados al término de cada encuentro y otras informaciones relevantes sobre el proceso de paz, en la página web oficial del Gobierno de Sri Lanka sobre el proceso de paz http://www.peaceinsrilanka.org/ 3 El texto íntegro puede consultarse en la página web del Secretariado de Paz del Gobierno de Sri Lanka. http://www.peaceinsrilanka.org/peace2005/Insidepage/PressRelease/RNG/RN G5thDec.asp 9 En el mes de abril de 2003, el LTTE decidió abandonar las negociaciones de paz y suspender su participación, aunque con el compromiso de mantener vigente el acuerdo de alto el fuego. En aquel momento, en una carta dirigida al Primer Ministro, R. Wickremesinghe (uno de los grandes impulsores del mismo), el LTTE esgrimió tres motivos principales para justificar su retirada. En primer lugar, la sensación de que el Gobierno les estaba marginando en las relaciones que con la comunidad de donantes se estaban estableciendo4 en la búsqueda de asistencia económica para el país. En segundo lugar, el LTTE argüía el hecho de que el Gobierno no hubiera desalojado emplazamientos civiles ocupados por fuerzas militares, especialmente la Zona de Alta Seguridad de Jaffna. Por último, el LTTE apuntaba a que la estrategia establecida por el Gobierno de lucha contra la pobreza no había sido capaz de hacer frente a la situación de devastación en que se encontraba el nordeste de la isla después de años de conflicto armado5. Sin embargo, es importante señalar que además de estas razones explicitadas por el grupo armado otros factores deben ser tenidos en cuenta para entender el verdadero alcance y motivación de la ruptura. Un primer aspecto fue la sensación del LTTE de que el Gobierno trataba de situarse en una posición de poder desde la que pudiera limitar la capacidad de maniobra del grupo armado, poniéndose fin a la igualdad entre las partes. Como acostumbra a 4 Como se explicará en el apartado relativo a la internacionalización del proceso de paz, los donantes han jugado un papel clave en todo este proceso, y a través de la creación de una conferencia de donantes copresidida por Noruega, Japón, EEUU y la UE, la comunidad internacional ha canalizado su participación y su apoyo al proceso. 5 GOODHAND, J. and KLEM, B. et. al., Aid, Conflict and Peacebuilding in Sri Lanka, 2000-2005. The Asia Foundation, 2005. 10 ocurrir en muchas negociaciones de paz,los actores no gubernamentales suelen encontrarse en desventaja con respecto a los Gobiernos (tanto en lo que respecta a la disposición de recursos materiales, como de otro tipo: habilidades de negociación o el nivel de legitimidad como actores políticos, o reconocimiento por parte de la comunidad internacional, entre otros). En el caso de Sri Lanka, la intervención de Noruega en su papel de facilitadora del proceso había tratado de paliar esta desigualdad en el inicio de las negociaciones. Otra de las cuestiones que actuó de detonante para el abandono por parte del LTTE del proceso negociador fue la celebración de una reunión preparatoria de la Conferencia de Donantes de Tokio en EEUU. La inclusión del LTTE en las listas de organizaciones terroristas del Gobierno estadounidense imposibilitaba que el grupo armado asistiera a la reunión, y este impedimento alimentó la percepción de que estaban siendo excluidos de un proceso que la comunidad internacional parecía estar condicionando crecientemente. Así pues, se percibía que cada vez menos el proceso estaba en manos de los actores locales y más en manos de los internacionales. El LTTE sintió que esta situación les devolvía a un escenario inicial de asimetría, en el que su capacidad de presión para lograr sus aspiraciones se veía notoriamente mermada, al verse nuevamente encasillado en la consideración de grupo terrorista, con las connotaciones que este calificativo conlleva, en términos de falta de legitimidad y de reducción del perfil político del grupo. Es probable que esta sensación de que estaban siendo relegados y pasando a ser considerados como interlocutores de segunda llevara al grupo armado a lanzar su propuesta de creación de una administración 11 interina para el norte y el este de la isla inmediatamente después de su abandono de la mesa de negociaciones. Esta propuesta establecía la creación de dicha administración por un periodo de cinco años, bajo control del LTTE, periodo tras el cual se celebrarían elecciones. La incorporación a la agenda de las negociaciones de esta propuesta pasó a ser conditio sine qua non para el retorno del grupo armado a las negociaciones. A los detonantes inmediatos que llevaron a la ruptura de las negociaciones de paz hay que añadir la sensación que se estaba generalizando en el país de que el proceso de paz no estaba teniendo resultados concretos y que el único beneficio tangible estaba siendo el acuerdo de alto el fuego. Éste ha sido el mayor éxito del proceso de paz, la suspensión temporal de las hostilidades, pero sin embargo, el progresivo deterioro de su cumplimiento y el hecho de que las violaciones del mismo dejaran de ser hechos puntuales y aislados para convertirse en cada vez más frecuentes conllevó que, de manera creciente, las voces contrarias al proceso de paz alcanzaran notoriedad. Por otra parte, en las zonas de mayor oposición al proceso de paz apenas se habían percibido los beneficios de la paz, puesto que no se habían visto afectadas por la destrucción ocasionada por el conflicto armado, y por tanto no se habían llevado a cabo proyectos de reconstrucción. Esta circunstancia fue aprovechada por los sectores políticos contrarios a las negociaciones de paz para difundir la idea de que únicamente la población tamil estaba siendo beneficiada por el proceso. 12 III. ALGUNAS CLAVES PARA ENTENDER EL PROCESO DE PAZ 1. LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS NEGOCIACIONES Una de las características más notables del proceso de paz iniciado fue su elevado grado de internacionalización que conllevó que la presencia de determinados actores externos al país, no sólo fuera continuada, sino que en ciertos momentos incluso llegó a condicionar el mismo. La percepción de que este proceso estaba sufriendo de una “sobreinternacionalización”, fue uno de los factores que llevaron al LTTE a abandonar las conversaciones de paz algo más de un año después de que éstas comenzaran. El LTTE estimó como excesiva la implicación de la comunidad internacional, señalando que eran los actores externos, particularmente los donantes, quienes estaban dictando la agenda, y no los protagonistas de éste, es decir el propio LTTE y el Gobierno. Sin embargo, cabría preguntarse si esta sobreinternacionalización respondía a una mera percepción por parte del LTTE o si por el contrario era un reflejo de la realidad de las negociaciones de paz. Al contrario de lo que ocurre en muchos de los conflictos armados contemporáneos, en el caso de Sri Lanka el conflicto armado había permanecido relativamente ajeno a cualquier injerencia de la comunidad internacional previamente al inicio del actual proceso de paz, con la excepción de la intervención de la India en la década de los 80. Tanto en el caso de Naciones Unidas como otros actores internacionales y diplomáticos presentes en el país, la voluntad del gobierno había sido la de que estos actores mantuvieran un perfil bajo, lo que había llevado a una intervención de la comunidad 13 internacional ciertamente limitada. Mención aparte merece la diáspora Tamil, con un papel fundamental en el sostenimiento del LTTE desde países como Canadá, Australia o Noruega, si bien esta diáspora no puede ser considerada como un actor exterior en sentido estricto. La firma del acuerdo de alto el fuego, auspiciada por Noruega, supuso un giro de 180 grados, al incorporar a los actores internacionales a la altura de un tercero en todo este proceso. Por un lado, Noruega, como facilitador del diálogo entre el Gobierno y el LTTE, pero también a la cabeza de la SLMM. Por otro lado, los donantes, agrupados en una alianza formada por la UE, EEUU, Japón y en la que también entra Noruega. La comunidad de donantes pretendía ofrecer una serie de incentivos a los actores enfrentados, de tal manera que se pudiera llegar a un punto de no retorno en el que la reanudación de las hostilidades armadas se convirtiera en imposible. Sin embargo esta posición de los donantes se reveló como ineficaz, y han sido numerosas las críticas que se han vertido desde diferentes sectores a la excesiva confianza que los donantes pusieron en el desarrollo de un proceso de paz tan marcadamente economicista. En primer lugar, es necesario señalar que el conflicto armado se encontraba geográficamente muy localizado, como ya se señaló con anterioridad, en el este y el norte del país. Éstas fueron, por tanto, las zonas que se beneficiaron en mayor medida de los esfuerzos económicos de reconstrucción. Se trataba de zonas que habían resultado ampliamente devastadas durante los años de violencia bélica, y cuya población era muy favorable a un proceso de paz que pudiera poner fin a la guerra. 14 Por el contrario, la población con una opinión no tan favorable a dicho proceso se encontraba en el oeste y el sur de la isla, zonas, que por no haber sufrido el impacto de la guerra, tampoco se beneficiaron de la reconstrucción y en consecuencia no mejoraron su opinión con respecto a éste gracias a la implementación de medidas de rehabilitación posbélica. Es decir, que el dividendo de paz trajo beneficios para quienes ya apoyaban previamente un proceso de negociación y apenas repercutieron de manera directa en los sectores más reacios a este proceso. Por otra parte, desde determinados sectores se ha criticado la intención de la comunidad internacional de aprovechar su posición de donantes para forzar determinadas reformas económicas encaminadas a una mayor liberalización de la economía del país y a la potenciación de las privatizaciones, siguiendo sus propias agendas y descuidando las dinámicas internas del país. La agenda neoliberal del Primer Ministro en aquel entonces, R. Wickremesinghe, y la agenda neoliberal de la comunidad internacional confluyeron en el procesode paz, dejando de lado las causas estructurales del conflicto armado y priorizando el crecimiento económico y la apertura de mercados. Gobierno y comunidad internacional coincidieron en considerar que una mejora de las condiciones materiales sería un incentivo suficiente para no retornar a los enfrentamientos armados. Algunos sectores del país llegaron a afirmar que la aproximación del partido del Primer Ministro al proceso de paz era únicamente en términos económicos, al considerar la paz como un escenario favorable para el crecimiento económico, pero que no partía de un reconocimiento a los derechos del pueblo tamil. 15 Hay que añadir que un punto crítico en todo este proceso ha sido la cuestión de la agenda de derechos humanos en la negociación. La comunidad internacional también condicionó su apoyo a que se hicieran avances en este sentido, fundamentalmente en lo que respecta al reclutamiento de menores soldado. El LTTE consideró la inclusión en la agenda de estos aspectos como una intromisión, pero sin embargo, desde numerosos sectores de la sociedad civil se ha considerado que, por el contrario, la comunidad internacional no presionó con la suficiente firmeza para que determinados principios fueran respetados. Puesto que se iba a respaldar y financiar un proceso de paz, la comunidad internacional quiso incluir la exigencia de ciertas garantías y el respeto a determinados principios internacionalmente aceptados. Sin embargo, primaron las consideraciones económicas y las cuestiones de derechos humanos quedaron relegadas a un segundo plano, lo que contribuyó a incrementar la percepción de que los donantes buscaban la transformación de las políticas económicas del país en su propio beneficio. No obstante, desde que el proceso de paz entró en su fase de crisis y estancamiento, la participación de la comunidad internacional se vio considerablemente reducida, con la excepción de la crisis generada por el tsunami, aunque la intervención en esas circunstancias adquiere unos tintes completamente diferentes. Desde algunos sectores involucrados en el proceso de paz se ha criticado esta postura, por considerar que parte de la comunidad internacional sólo se involucra y compromete con la construcción de la paz y los procesos de negociación cuando las probabilidades de éxito son elevadas, y por tanto aumenta el prestigio de aquellos que ofrecieron su acompañamiento al proceso pero que son muy pocos 16 los que mantienen su compromiso cuando las perspectivas no son tan halagüeñas. a) El papel facilitador de Noruega La consideración de que el papel de Noruega ha sido encomiable y de que nadie puede poner en duda su compromiso desinteresado con este proceso es prácticamente de consenso, con la excepción de los sectores más recalcitrantes e ultranacionalistas de la sociedad cingalesa. Las críticas vertidas a la gestión que del proceso hizo durante el tiempo que contó con la confianza de las partes para ello son ciertamente tímidas y casi siempre constructivas. Sin embargo, puede ser útil apuntar al menos cuáles son las recriminaciones que los sectores anteriormente mencionados hicieron, ya que al margen de que estas afirmaciones sean cuestionables, a nadie se le escapa que en un proceso de paz, tan importante como los hechos objetivos, son las percepciones, y que éstas pueden dar al traste con todos los esfuerzos bienintencionados que puedan llevarse a cabo. Efectivamente, estas críticas respondían más a percepciones, posteriormente instrumentalizadas por algunos sectores cingaleses, que a actuaciones reales o hechos objetivos. En primer lugar se acusó a Noruega de no haber tenido una postura imparcial y de haber favorecido al LTTE. Como se señaló anteriormente, en los momentos iniciales del proceso Noruega llevó a cabo un proceso de empoderamiento del LTTE para tratar de igualar a los contendientes en la mesa de las negociaciones. Por otra parte, la presencia de una destacada comunidad de la diáspora tamil en Noruega también contribuyó a acrecentar esta percepción de una mayor cercanía noruega hacia la comunidad tamil, y por extensión al LTTE. 17 En segundo lugar, el hecho de que Noruega desempeñara varios papeles simultáneamente, como los de la facilitación de las negociaciones y supervisión del cumplimiento del alto el fuego (a través de la SLMM) también añadió algunos problemas, puesto que se generó cierta confusión, y el mandato de la SLMM no quedó suficientemente claro ante la sociedad. Además estos dos roles conllevaban tareas contradictorias, ya que por un lado se debía generar confianza en las partes implicadas para el buen desarrollo de las negociaciones, y por el otro lado denunciarlas cuando incumplían el alto el fuego. Es necesario puntualizar que si Noruega desempeña ambos roles es porque las partes así lo han solicitado, pero aun a pesar de esta petición se trata de dos tareas difícilmente compatibles. b) La participación de las mujeres en el proceso de paz Cuando las negociaciones de paz entre Gobierno y LTTE dieron comienzo, la presencia de las mujeres en éstas era extremadamente reducida. La delegación negociadora gubernamental estaba conformada íntegramente por hombres y en el caso de la delegación del LTTE, únicamente una mujer formaba parte del equipo, que además era la esposa del principal líder negociador del grupo armado. Sin embargo, en Sri Lanka había existido un movimiento de mujeres por la paz así como una militancia feminista muy activa en los años previos, y las organizaciones de mujeres reclamaron su espacio en estas negociaciones, que ya en sus inicios se postulaban como decisivas para el futuro de la isla. Desde la década de los 80 las organizaciones de mujeres se habían involucrado activamente en las cuestiones relativas al conflicto étnico y los derechos humanos, particularmente denunciando el impacto que este conflicto estaba 18 teniendo sobre las vidas de las mujeres6. A lo largo de los años 80 y 90 surgen diversos grupos de mujeres muy activos en el ámbito público que se movilizan en torno a los ejes antes nombrados (derechos humanos e impacto de la guerra) poniendo en cuestión la política gubernamental respecto al conflicto armado, por una parte, y denunciando las consecuencias que este conflicto está teniendo sobre el conjunto de la sociedad de Sri Lanka, por otra. Esta situación llevo a que en el momento de iniciarse las conversaciones de paz existiera una cierta base social concienciada respecto a la importancia de la participación de las mujeres en el proceso formal de paz7. Como sucediera en otros procesos de paz y negociación8, un determinado contexto internacional acabó dando un impulso a las legítimas reclamaciones de las mujeres para ser incorporadas en dicho proceso. En el caso de Sri Lanka, fue la conjugación fundamentalmente de dos factores la que sirvió para fortalecer las reivindicaciones de las organizaciones y movimientos de mujeres. En primer lugar, la aprobación en octubre del año 2000 de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las mujeres, la paz y la seguridad. 6 SAMUEL, K., “Gender difference in conflict resolution: The case of Sri Lanka” en Gender, peace and Conflict. 2001, PRIO. 7 Como señala UNIFEM, es más probable que las mujeres puedan tener un impacto en las negociaciones de paz cuando existe una cierta base social y red de mujeres con una agenda común para la paz. UNIFEM, Securing the peace. Guiding the Internacional Community towards women’s effective participation throughout peace processes. UNIFEM, October 2005. 8 En el caso de las negociaciones de paz en Guatemala en 1996, el hecho de que un año antes se hubiera celebrado la IV Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing, sirviópara la incorporación de las cuestiones de género a la agenda de las negociaciones. 19 Esta resolución, desde su aprobación, se ha convertido en un documento de referencia para las organizaciones de mujeres en muchos países afectados por conflictos armados, que la han utilizado para exigir a sus Gobiernos y a aquellos actores de la comunidad internacional implicados en el contexto concreto, que las necesidades de las mujeres fueran tenidas en cuenta, así como la creación de espacios propios de participación en las negociaciones que han llevado al fin de algunos conflictos armados. Se trata, por tanto, de una herramienta práctica de construcción de paz y de un instrumento de presión política, puesto que el cumplimiento de lo establecido por la Resolución es un compromiso exigible a los Estados miembro de Naciones Unidas. Cabe destacar que gracias a la existencia de esta resolución se pudieron vehicular las reivindicaciones de las mujeres con respecto al derecho a tener una mayor participación en las negociaciones de paz. Éstas, ante la inicial indiferencia del Ejecutivo dieron comienzo un proceso de presión y de generación de alianzas internacionales. Estas presiones se sumaron a la sensibilidad del Gobierno noruego hacia el tema, que además se sintió interpelado por la existencia de la resolución. La participación de las mujeres en las negociaciones de paz se hizo efectiva a partir de la tercera ronda, en la que se acuerda la creación de un subcomité que posteriormente será denominado por sus integrantes como subcomité de género. Las integrantes querían aportar una visión amplia desde una perspectiva de género y no únicamente de las mujeres. Cabe puntualizar, sin embargo, que se trató de un comité en el que únicamente participaron mujeres, cinco en cada delegación, aunque las representantes de la delegación gubernamental no eran integrantes del Gobierno sino que provenían 20 de los ámbitos académicos y activistas feministas. El subcomité estuvo facilitado por una Consejera del Gobierno noruego, A. N. Heiberg, antigua Presidenta de la Federación Internacional de la Cruz Roja. A lo largo de los diferentes encuentros que las representantes mantuvieron, se decidió que los temas que formarían parte de su agenda serían los siguientes: desarrollo socioeconómico, participación política, reconstrucción, reintegración, reconciliación, salud y educación. Además, el subcomité debía formular pautas para la incorporación de la perspectiva de género en las diferentes mesas de negociación y subcomités. En el transcurso de los encuentros que las mujeres tamiles y cingalesas mantuvieron existió un claro acuerdo en los temas de la agenda. No obstante, la ruptura de las negociaciones de paz oficiales impidió que el subcomité de género (orgánicamente ligado a éstas) prosiguiera su proceso, que tal vez hubiera podido continuar de no haber tenido una dependencia directa de la marcha del proceso oficial. Las mujeres tamiles y cingalesas fueron capaces de elaborar una agenda común sobre la que discutir, estableciendo sus propias prioridades, y con un mismo punto de partida: el reconocimiento de los efectos devastadores que el conflicto armado había tenido sobre las vidas de las mujeres. Tal vez un espacio no tan estrechamente ligado a las negociaciones oficiales entre Gobierno y LTTE hubiera permitido a las mujeres continuar con su propio proceso de negociaciones. Algunas cuestiones que es importante apuntar es que ante la ausencia de las mujeres en las delegaciones oficiales, la creación del subcomité de género fue una solución intermedia que permitió garantizar un mínimo espacio de participación y además supuso el reconocimiento oficial por ambas partes de la importancia de las 21 cuestiones de género y de la participación de las mujeres. Sin embargo, la dinámica del proceso y su ruptura poco tiempo después de que se iniciara la actividad del subcomité de género, lo convirtió en más simbólico que otra cosa. Dado el brevísimo lapso de tiempo que duró es realmente difícil evaluar el impacto real de este comité y tampoco pueden hacerse predicciones respecto a su continuidad en el caso de que se produjera una reanudación de las negociaciones. Sin embargo, tanto el Gobierno como el LTTE, así como la comunidad internacional, deberían valorar como un activo de la máxima importancia el proceso generado a través de este espacio, dado el extraordinario clima de colaboración en el que transcurrió y el mantenimiento de manera informal de esta red de mujeres de ambas comunidades a pesar de la ruptura de las negociaciones. 2. RETOS, RIESGOS Y OPORTUNIDADES Seis años después del inicio de este particular proceso de paz, y en una coyuntura en la que difícilmente se entrevé alguna oportunidad para que el proceso de paz pueda reanudarse, al menos en el corto plazo, puede ser interesante analizar algunos de los retos que acompañaron al frágil proceso de paz y que deberían ser contemplados por la comunidad internacional para preparar un futuro terreno favorable la reanudación de unas negociaciones que pudieran permitir el fin de la violencia armada. a) Retos para nuevo proceso de paz En primer lugar, cabe señalar que el principal reto es el de cómo restaurar la confianza entre las partes, profundamente dañada por los años de bloqueo y crisis y por los múltiples episodios de 22 violencia que han tenido lugar. Cualquier intento de reanudación de las negociaciones entre Gobierno y LTTE que no venga acompañado de una mejora en las relaciones y en la confianza entre estos actores podría estar condenado al fracaso. Además, la implementación de iniciativas destinadas a reforzar la confianza entre los contendientes se ha revelado como una ruta eficaz para llevar a los procesos de paz a un punto en el que la marcha atrás se haga cada vez más difícil. El proceso de paz entre India y Pakistán constituye el caso más paradigmático en este sentido. Cabe recordar que en el año 2002, el Gobierno y el LTTE llevaron a cabo también iniciativas en este sentido, algunas de las cuales podrían ser recuperadas o incluso ampliadas. En segundo lugar, un reto de enorme importancia sería el de poner fin a la escalada de la violencia que se ha venido produciendo en los dos últimos años, y fundamentalmente en los últimos meses, cuestión vital para resucitar el proceso. La cuestión del alto el fuego aparece como una de las de mayor importancia en estos momentos. La búsqueda de nuevos compromisos por las partes y mecanismos de supervisión de estos compromisos se perfilaría como un importante desafío, teniendo en cuenta las lecciones que puedan extraerse del acuerdo de alto el fuego vigente entre 2002 y 2008. En tercer lugar, y de cara a futuras posibilidades de reanudación de las negociaciones entre el Gobierno y el LTTE sería importante estudiar fórmulas para expandir la agenda de las negociaciones de paz hacia los temas sustantivos del conflicto, y cómo incorporar las diferentes propuestas que sobre la mesa se han ido poniendo en los últimos años, principalmente la posibilidad de explorar una solución federal y la propuesta de creación de una administración interina en las zonas norte y este de la isla, que serían dos de las tareas 23 pendientes cruciales para el futuro del proceso. En cuarto lugar, sería necesario crear un proceso que tenga un carácter más inclusivo del que ha tenido hasta ahora. Como señalan algunos autores9, “en la negociación han de participar todos los actores clave. Si no es posible, como mínimo hay que aplicar el principio de “inclusión suficiente”, que supone la participación de los actores más representativos y de aquellos que tienen gran capacidad de boicotear y romper la negociación”. Es evidente que no todo el mundo debe tener el mismo protagonismoni capacidad de decisión a la hora de llegar a un acuerdo final, pero sí se deben garantizar los espacios necesarios y suficientes para que los diferentes sectores implicados en el conflicto puedan expresar sus visiones acerca de éste, así como sus demandas y encuentren una manera de canalizar los sentimientos de agravio. En el caso de Sri Lanka, el grupo que se ha visto más afectado por la exclusión ha sido la comunidad musulmana, que en reiteradas ocasiones ha expresado su sensación de exclusión. Sería necesario también pensar en formas de incluir a otros grupos sociales y políticos, no necesariamente en la mesa de las negociaciones, sino a través de otro tipo de espacios que permitan al conjunto de la sociedad de Sri Lanka apropiarse del proceso de paz. Un proceso más inclusivo podría permitir también que se limen las asperezas entre las diferentes sensibilidades políticas que existen en la comunidad cingalesa, ya que hasta el momento, el partido político en el poder en cada uno de los momentos decisivos ha excluido a la oposición del proceso, lo que ha llevado a una 9 FISAS, V. Procesos de paz y negociación en conflictos armados. Paidós, Barcelona, 2004. 24 creciente polarización de la sociedad y la consolidación de posturas cada vez más alejadas. Parecería importante, por tanto, extender la participación en el proceso a los dos principales partidos políticos, a la comunidad musulmana, a los sectores ultranacionacionalistas representados por los partidos JVP y JHU, además de reforzar las iniciativas de diplomacia paralela que se han venido desarrollando a lo largo de estos años10. En quinto lugar, sería necesario revisar la actuación de la comunidad internacional en el país en lo que respecta a su intervención en el proceso. Tal vez sea el momento de pensar en nuevas formas de facilitación. Noruega ha desempeñado una labor encomiable hasta el momento. Como ya se señalado anteriormente, ha ofrecido su colaboración desinteresada y a pesar de las múltiples y continuadas crisis que ha atravesado el proceso siempre ha garantizado su presencia y su ayuda. Sin embargo, la percepción por parte de ciertos sectores cingaleses de que no estaba siendo neutral en el ejercicio de sus funciones, sino que estaba favoreciendo al LTTE, por un lado, y por otro, el hecho de que ha llevado al mismo tiempo el sombrero de la facilitación y el de la supervisión del cumplimiento del alto el fuego, ha empañado estos esfuerzos. Pese a que la SLMM estuvo conformada por los cinco países nórdicos, la lideró Noruega y ante la sociedad de Sri Lanka siempre apareció como un organismo noruego. Por estas razones, una facilitación moderadamente colegiada, con el liderazgo noruego pero con una mayor participación de otros países o actores de la comunidad internacional podría servir para reducir el cuestionamiento que desde determinados sectores políticos y sociales se ha hecho de Noruega. 10 GOODHAND, J. and KLEM, B. et. al., op. cit. 25 b) Otros factores a tener en cuenta Como no podía ser de otra manera en una coyuntura internacional como la actual, la cuestión del terrorismo también ha impregnado el conflicto armado de Sri Lanka. El primer episodio destacable tuvo lugar cuando a causa de la inclusión del LTTE en las listas de grupos terroristas de EEUU se impidió su asistencia a la reunión de Washington, preparatoria de la Conferencia de Donantes, lo que se convirtió en el detonante para el abandono de la mesa de negociaciones por parte del grupo armado. Un segundo momento de enorme importancia ha sido tras el asesinato de Lakshman Kardigamar que llevó a la UE a advertir al grupo armado de la posibilidad de ser incluido en la lista de grupos terroristas de la organización europea, además de la prohibición a delegaciones del grupo a llevar a cabo visitas oficiales a los países integrantes de la UE. Esta postura viene explicada no sólo por las actuaciones del grupo armado, sino por la coincidencia en el tiempo con la presidencia de turno británica, con una agenda en cuestiones de terrorismo más dura que la de otros países europeos. Además, era una respuesta a las demandas de amplios sectores de la sociedad cingalesa que consideraban que la comunidad internacional estaba siendo excesivamente permisiva con el grupo armado, y que reclamaba acciones de mayor contundencia. La inclusión de determinados grupos armados en las listas internacionales de grupos terroristas se ha revelado como un obstáculo para la buena marcha de las negociaciones de paz en 26 muchos países11 puesto que restringe la movilidad de las personas que deben participar en las negociaciones, y de hecho, en el caso de Sri Lanka llevó a la paralización de las negociaciones. Así pues, el mecanismo de las listas se convierte en un arma de doble filo, que puede generar numerosas dificultades añadidas al ya de por sí difícil proceso de negociar la paz y además, contribuye a la deslegitimación del interlocutor al restar validez a sus objetivos políticos. Otro segundo aspecto que cabe añadir las actuaciones que determinados actores que podrían ser calificados de “spoilers”12 han tenido hacia el proceso de paz. Se trata de los sectores más ultranacionalistas del espectro político cingalés, los partidos marxista JVP y budista JHU. La situación se ha complicado al tratarse de partidos que han ofrecido un apoyo clave al Ejecutivo, quien en cierta medida depende de ellos para poder llevar a cabo su tarea de Gobierno. Su actitud fue la que llevó al fracaso la iniciativa de gestión conjunta de la ayuda del tsunami entre Gobierno y LTTE, 11 Así lo atestigua un estudio elaborado por la Escola de Cultura de Pau que puede ser consultado en http://www.escolapau.org/img/programas/procesos/05procesos011.pdf 12 Algunos autores señalan que utilizar este concepto en el caso de Sri Lanka es incorrecto puesto que la oposición al proceso de paz obedece a motivaciones y razones muy diferentes y es necesario separar a aquellos que se oponen de aquellos que se han sentido excluidos del proceso. FERDINANDS, T., RUPESINGHE, K., SARAVANAMUTTU, P., UYANGODA, J., ROPERS, N., op. cit. Sin embargo, aquí se ha optado por utilizar este término, ya que algunas definiciones contienen ambas acepciones y consideran que los spoilers son líderes que con el proceso de paz ven amenazadas sus posiciones, privilegios, intereses o poder […] Por lo general se trata de grupos o personas que han quedado fuera del proceso […]. FISAS, V., op. cit. 27 lo que pone de manifiesto su capacidad de incidencia e influencia en la arena política del país. Ambos partidos se han mostrado en sus declaraciones públicas contrarios a las negociaciones con el LTTE y a una reorganización territorial del Estado. Su capacidad de movilización social, al tiempo que la dependencia del Gobierno respecto a estos grupos son factores nada desdeñables a la hora de evaluar todas las dificultades a las que se debe hacer frente para llevar a buen puerto las negociaciones. c) Oportunidades A lo largo de estos años en los que el proceso de paz ha permanecido bloqueado y en el que los canales oficiales de comunicación estaban rotos las iniciativas para mantener vivo el proceso de paz han sido numerosas y han contado con múltiples escenarios. Los esfuerzos diplomáticos de Noruega no han cesado desde que el LTTE abandonara las negociaciones de paz en el año 2003. La comunidad internacional ha reiterado sus llamamientos y presiones a las partes para que se celebraran nuevos encuentros destinados a poner punto final a la violencia armada. El tsunami, paradójicamente, supuso una oportunidad (perdida en este caso)para una fórmula de colaboración entre las partes en la gestión de la ayuda humanitaria. Las diferentes organizaciones de la sociedad civil que a lo largo de estos años han desarrollado iniciativas de diplomacia paralela han permanecido activas favoreciendo canales de comunicación y espacios de discusión al margen del no siempre constructivo ojo público. Sri Lanka ha desaprovechado una oportunidad histórica que difícilmente se repetirá en el corto plazo, pero tal vez de este proceso puedan extraerse algunas lecciones que permitan que cualquier nueva oportunidad sea la definitiva. 28 IV. BIBLIOGRAFÍA • COOMARASWAMY, R., FONSEKA, D. (eds.), Peace Work. Women, Armed Conflict and Negotiation, ICES, 2004. • FERDINANDS, T., RUPESINGHE, K., SARAVANAMUTTU, P., UYANGODA, J., ROPERS, N., The Sri Lankan Peace Process at a Crossroads. Lessons, Opportunities and Ideas for Principled Negotiations and Conflict Tranformation, CPA, FCE, INPACT, SSA and Berghof Foundation, 2004. • FISAS, V. Procesos de paz y negociación en conflictos armados. Paidós, Barcelona, 2004. • GOODHAND, J. and KLEM, B. et. al., Aid, Conflict and Peacebuilding in Sri Lanka, 2000-2005. The Asia Foundation, 2005 • SAMUEL, K., “Gender difference in conflict resolution: The case of Sri Lanka” en Gender, peace and Conflict. 2001, PRIO. • UYANGODA, J., Sri Lanka’s Conflict and Peace Process: The International Dimension, CPA, 2005. 29 ALGUNOS APUNTES ACTUALES SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS EN SRI LANKA∗ I. INTRODUCCIÓN♣ La llegada al poder del presidente Mahinda Rajapakse en noviembre de 2005 condujo a un deterioro de los derechos humanos en Sri Lanka, particularmente, en el norte y el este del país. Pese a la promesa electoral de traer la paz (incluso, aunque tuviera que “caminar una milla extra”) los acontecimientos que la sucedieron difuminaron, cada vez más, esta esperanza. La escasa mayoría que el presidente obtuvo en las elecciones parlamentarias lo obligaron a depender del apoyo de radicales como el Janatha Vimukthi Peramuna1 (JVP) y el Jathika Hela Urumaya2 (JHU), que no creían en una negociación pacífica para obtener un acuerdo con los Liberation Tigres of Tamil Eelam3 (LTTE, de ahora en adelante, Tigres Tamiles). Posteriormente, con acciones como el nombramiento de partidarios de ultraconservadores cingaleses en posiciones claves de poder (Primer Ministro, Comandante del Ejército y Consejero de Asuntos Policiales); el presidente mandó señales erróneas a los Tigres Tamiles y a sus militantes. El detonante fue el nombramiento de los hermanos del presidente, uno como Secretario de Defensa y el otro como Secretario de la Policía. ∗ M.C.M. Iqbal fue asesor de la por entonces Comisión Nacional para los Derechos Humanos de Sri Lanka (National Human Rights Commission of Sri Lanka) y, posteriormente, coordinador del Grupo Internacional Independiente de Personas Eminentes (International Independent Group of Eminent Persons) ♣ Traducido del original en inglés por Laura M. Saus. 1 JVP, Frente para la Liberación de la Población. 2 JHU, Partido para el Patrimonio Nacional. 3 LTTE, Tigres de la Liberación de la Tierra Tamil. 30 Posteriormente, la escalada de violencia entre el gobierno y los militantes del norte condujo a un deterioro de los derechos humanos en todo el país y, en enero 2008, se ponía fin al acuerdo de alto el fuego. A continuación, se exponen algunas de las cuestiones relativas a esta situación. II. ESTADO DE EXCEPCIÓN Desde su independencia ahora hace ya más de 60 años, Sri Lanka ha estado sometido a un Estado de excepción durante más de la mitad de este tiempo. Durante este periodo, los derechos humanos de las minorías, especialmente de los tamiles, han sido sistemáticamente violados y éstos se han ido distanciando de la corriente principal de la Administración del país. La regulación del Estado de excepción (ER, por sus siglas en inglés, Emergency Regulation) suspende provisiones tan relevantes de la ley como la protección de los derechos humanos o la supervisión del poder judicial entorno al arresto y detención de personas. Tanto la ER como la Ley antiterrorista (Prevention of Terrorism Act, PTA), suspendidas durante el acuerdo de alto el fuego de febrero 2002, fueron reactivadas en agosto de 2005, después del asesinato del por aquel entonces ministro de Asuntos Extranjeros. Este nuevo marco legal permitió al gobierno desplegar las fuerzas de seguridad para acordonar la zona y detener libremente a cualquier persona sospechosa de estar implicada en actividades terroristas. La ER confiere un amplio poder al secretario de Defensa para detener sospechosos (sin cargos) durante largos periodos de tiempo. Los tamiles fueron masivamente acorralados en estas operaciones. Hoy 31 por hoy, son numerosas las desapariciones y asesinatos bajo la custodia de la policía o de las fuerzas de seguridad. III. SECUESTROS, DESAPARICIONES Y ASESINATOS La historia de Sri Lanka es una historia plagada de desapariciones desde 1971 y que alcanzó el punto más álgido en el periodo 1989- 90. A partir de 1995 se redujeron pero desde 2006 la cantidad de desapariciones ha vuelto a aumentar. Un Comité Civil se encarga de monitorear las desapariciones forzosas, los secuestros, los asesinatos extrajudiciales, los arrestos arbitrarios y las detenciones en el país. Desde la reactivación de la ER, el comité ha recopilado información de varios centenares de desapariciones forzosas. Muchos de estos incidentes han acontecido en zonas de alta seguridad y durante los toques de queda; hecho que indica, claramente, la implicación de la policía y de las fuerzas policiales en la mayor parte de éstos. Sin embargo, el gobierno continúa negando la responsabilidad de la mayor parte de estos secuestros, testimoniados por algunas personas. En la mayor parte de estos casos, los secuestrados han desparecido, pese a que alguno de ellos haya sido hallado, posteriormente, bajo arresto. Ciertamente, hay una directiva, a cargo del presidente, por la cual debe darse a conocer la situación de cualquier persona arrestada bajo custodia; pero también es cierto que esta directiva está siendo constantemente vulnerada. La otra directiva que hace referencia al derecho de la Comisión Nacional para los Derechos Humanos de ser informada sobre el arresto de cualquier detenido en base a la ER en un plazo de 48 horas, también ha sido constantemente ignorada en un 32 incumplimiento por el cual, por otro lado, aún no se ha detenido a nadie. También ha habido un incremento del número de asesinatos de personas bajo custodia policial cometidos por agentes que, durante el juicio, alegaron legítima defensa. En su informe de mayo de 2006, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias denunció la implicación de la policía en las ejecuciones sumarias, así como el hecho de que no se hubiese abierto ninguna investigación interna en ninguno de los asesinatos cometidos por la policía. El relator también señaló la falta de efectividad e imparcialidad que suponía remitir la investigación de casos flagrantes donde miembros del cuerpo policial habían sido acusados de cometer tortura o asesinato al Departamento de Investigación Criminal (CID). También constató que los pocos casos remitidos a juicio muy raramente habían culminado en juicio y añadió que “la falta de un sistema procesal eficaz en los casos de violaciones de derechos humanos es un problema latente en Sri Lanka (…) mucha gente pone en duda que sus vidas estén protegidas bajo el Estado de excepción”. En este informe, dirigido a la Asamblea General, el relator sugería que muchos de los asesinatos cometidos en Sri Lanka deberían ser reconocidos comoviolaciones de los derechos humanos y remitidos a aquellos instrumentos que se encargaban de monitorear el estado de éstos. En muchos de los casos de asesinatos de civiles, los crímenes fueron cometidos por personas no identificables que se presentaban en los hogares de las víctimas para dispararles o secuestrarlos para matarlos a continuación. Muchos de estos 33 cadáveres aparecieron en espacios públicos. Otros fueron directamente asesinados en estaciones de autobuses, calles, tiendas u oficinas. Estos hechos han creado pánico y terror entre la población, especialmente en el norte y el este del país. Y, aunque la mayor parte de civiles asesinados tenía entre 15 y 35 años, también hubo muertos de más de 60 años. Los principales acusados de cometer estos crímenes han sido las fuerzas de seguridad cingalesas, los grupos paramilitares afines a éstas y los Tigres Tamiles. El marcado incremento de estos hechos en el norte del país ha comportado que muchos tamiles pidan órdenes de “custodia protegida” a los magistrados locales con el fin de evitar ser secuestrados. Por otro lado, centenares de tamiles civiles también han sido víctimas de los aviones de las fuerzas de seguridad cingalesas, la artillería pesada, etc. La BBC estima que cerca de 3.500 personas han sido asesinadas desde enero 2006. En estos casos, casi todas las víctimas han sido tamiles, excepto en aquellos casos de bombas en el sur donde el LTTE se ha responsabilizado de los atentados. IV. NIÑOS SOLDADO Las agencias que trabajan con niños anuncian que el reclutamiento de niños soldados en el LTTE ha continuado una vez fracasado el alto el fuego. Por otro lado, el secuestro de niños a cargo de militantes del norte y el este – muchos de los cuales están siendo entrenados para ser utilizados como soldados – también ha aumentado desde 2005. En el este, estos raptos se están produciendo de la mano de un grupo militante, el Karina, que, tras distanciarse del LTTE, ahora colabora con las fuerzas de seguridad gubernamentales. El ala política de esta facción, creada con 34 posterioridad con el nombre de Tamil Peoples Liberation Tigers (TMVP, Tigres para la Liberación del Pueblo Tamil) fue dirigida, inicialmente, por el Karuna y, posteriormente, por el Pillayan, que continuó trabajando estrechamente con las fuerzas de seguridad. Este grupo ha continuado reclutando niños por la fuerza; hecho que el gobierno niega con rotundidad. No obstante, distintas fuentes de gran credibilidad reafirman que las fuerzas armadas de Sri Lanka han apoyado a este reclutamiento forzado a cargo del TMVP, sobretodo entre niños que viven en campos del este del país. El gobierno no puede ignorar su responsabilidad en estos incidentes, que están adquiriendo dimensiones alarmantes desde 2007. V. DESPLAZADOS INTERNOS Desde la reanudación de las principales operaciones militares en abril de 2006, ha habido más de 200.000 desplazados sólo en las provincias del este, cifras que elevan el número total de desplazados víctimas del conflicto a 500.000. Porcentualmente, Sri Lanka tiene uno de los mayores porcentajes de desplazados internos del mundo, de los cuales una amplia mayoría son tamiles o musulmanes. Son numerosas las razones que han forzado a los civiles a huir, como los bombardeos aéreos o las amenazas de bombas tanto por parte del LTTE, como de las fuerzas armadas u otros grupos armados. Además, muchos de estos se han visto obligados a migrar en múltiples ocasiones a lo largo de los años, abandonando sus refugios temporales por nuevos en función de los cambios de área de las operaciones militares. En los últimos tiempos, muchos migrantes han huido hacia la India, que ya ha acogido centenares de miles de refugiados de etapas anteriores del conflicto. 35 Las condiciones en los campos de desplazados internos, algunos de las cuales se hallan en escuelas, son deplorables. Además, muchos de estos refugios no satisfacen los estándares de seguridad y la provisión de alimentos es insatisfactoria. También existen informes regulares sobre grupos armados que no tienen demasiadas dificultades para acceder a estos campos y, en ocasiones, ejercer su control total, continuando con los secuestros, el reclutamiento forzado, los asesinatos y, en general, creando una atmósfera de pánico entre los desplazados. En lo que atañe a las fuerzas gubernamentales, se las considera próximas a éstas. Las fuerzas armadas cingalesas se han instalado, con relativa frecuencia, cerca de estos campamentos pero sin proteger en modo alguno a sus habitantes. La educación, tanto para los autóctonos como para los desplazados, ha sido una de las grandes damnificadas en la lucha de las provincias del este. También existe el temor, entre los tamiles y los musulmanes desplazados, de que sus hogares sean cedidos a los colonos cingaleses tras conocerse informaciones fiables de personas armadas implicadas en el saqueo de casas abandonadas. Tal y como indicó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados en marzo de 2006, ha habido un esfuerzo coordinado y orquestado por parte del gobierno para devolver o recolocar a los desplazados en áreas identificadas por éstos como inseguras. Los métodos de coerción testimoniados por miembros de Naciones Unidas y distintas ONG incluyen la amenaza, por parte de las fuerzas armadas y el TMVP, el negar la asistencia humanitaria o el provocar ataques violentos. Esta escalada de violencia, producida desde septiembre de 2006, se manifiesta tanto por las cifras como por la dureza de los métodos usados. 36 VI. EL DERECHO DE LA LIBERTAD DE OPINIÓN Y DE EXPRESIÓN En su informe del 27 de marzo de 2006 sobre Sri Lanka, el Relator Especial de Naciones Unidas para la libertad de opinión y expresión mostraba su preocupación por el hecho de que los responsables del ataque y asesinato de cinco periodistas en los últimos cuatro años no hubiesen sido ni encarcelados ni juzgados. El relator apremiaba al gobierno a proteger a los periodistas y otros defensores de los derechos humanos y lo instaba a investigar y juzgar a los responsables de acuerdo con las normas y estándares internacionales para la vulneración de los derechos humanos. De acuerdo con el Sri Lankan Free Media Movement (FMM, Movimiento para la Libertad de los Medios de Comunicación en Sri Lanka), en los últimos 16 meses, seis trabajadores vinculados a los medios de comunicación (de los cuales, cuatro periodistas) han sido asesinados. No obstante, ninguno de los crímenes contra estos profesionales se ha esclarecido en los últimos veinte años. En algunas ocasiones, el presidente Rajapakse, el secretario de Defensa y el comandante del ejército han convocado a los representantes de los medios para advertirles de que la críticas a la guerra podrían afectar a la seguridad nacional, además de a la moral de las fuerzas de seguridad. Posteriormente, uno de los ministros, enloquecido, asaltó una de las estaciones de televisión para advertir al editor del telenoticias que no emitiese alguna de sus declaraciones. Este suceso fue precedido por otros ataques a profesionales vinculados a los medios. Así, la libertad de los medios de comunicación ha sido duramente reprimida con la imposición de restrictivos límites en cuestiones vinculadas a asuntos militares. Las 37 provisiones de la ER se han usado para recortar la libertad de prensa e, incluso, para arrestar a profesionales de los medios con fines políticos. Y, pese a que organizaciones como la BBC o Reporteros Sin Fronteras han criticado esta situación, aún no se ha percibido ninguna mejora. VII. LIBERTAD DE MOVIMIENTO Y ACCESO HUMANITARIO Desde agosto de 2006, las personas que viven en la península de Jaffna lo hacen bajo constantes toques de queda que, en algunas ocasiones,llegan a durar de tres a cuatro días con una breve pausa de algunas horas. Esto afecta al tipo de vida del norte, particularmente de los trabajadores más pobres. Pero el toque de queda también facilita los raptos, las agresiones sexuales contra las mujeres, los robos o las desapariciones en numerosas áreas. El cierre de la A9, la principal vía de acceso a Jaffna cuando el presidente Rajapakse asumió su cargo, ha comportado un encierro “virtual” de sus habitantes. Hay problemas en la provisión de los alimentos y medicinas enviados por barcos, ya que esta vía de comunicación a menudo es interrumpida bien por causa de la siempre presente guerra bien debido a las condiciones climáticas de la zona. En lo que atañe al transporte aéreo, éste no es económicamente viable para la mayor parte de las personas que residen en el norte y, las pocas que se lo pueden financiar, necesitan la autorización previa de los militares. En muchas ocasiones, el LTTE y el gobierno han tratado de evitar que los civiles abandonasen estas áreas cuando, fruto del miedo, han intentado escapar. Esto es lo que sucedió, por ejemplo, en la ciudad de Mutur en septiembre 2006 cuando, tras la distribución de 38 un folleto advirtiendo a los ciudadanos que abandonasen la ciudad, las fuerzas armadas trataron de impedirlo. De la misma manera, el LTTE impidió a los civiles que abandonasen la zona de retención de Vaharai (en su control) en noviembre/diciembre de 2006, tras el estallido del conflicto entre las fuerzas armadas y el LTTE. Más recientemente, se han impuesto nuevas restricciones a los extranjeros que viajaban hacia el norte y el este. Estas medidas incluyen al personal en servicio diplomático además de trabajadores de organizaciones internacionales y ONGs. Este hecho ha afectado seriamente las ayudas y el trabajo para el desarrollo, con consecuencias directas para las víctimas, tanto del tsunami como del conflicto. Estas medidas, que restringen claramente la libertad de movimiento, no pueden ser justificadas bajo ninguna causa militar. Estas restricciones han alterado la ayuda humanitaria recibida y han coartado la libertad del movimiento de los ciudadanos del norte. VIII. LA INSEGURIDAD DE LOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS Los trabajadores de organizaciones internacionales y locales, y los defensores de los derechos humanos individuales y colectivos viven bajo una gran amenaza en Sri Lanka. Algunos ministros e, incluso, el presidente han afirmado constantemente que aquellos que hablan de derechos humanos son defensores del LTTE y que, por tanto, deben ser tratados como traidores. Estas acusaciones se han dirigido incluso a los oficiales de Naciones Unidas destinados en la zona para señalar y difundir qué derechos humanos eran violados por el gobierno. 39 Las Organizaciones Internacionales No Gubernamentales también han sido víctimas de estas acusaciones, provocando cierta adversidad en la opinión pública del país en relación a la tarea que realizan, de esta manera, los activistas de derechos humanos han arriesgado su seguridad, amenazada por las fuerzas armadas y ciudadanos manipulados. Desde 2004, más de 90 defensores de derechos humanos han sido asesinados mientras que muchos otros han tenido que abandonar el país por temor a ser secuestrados o asesinados. IX. EL PODER JUDICIAL COMO PROTECTOR DE LOS DERECHOS HUMANOS El poder judicial en un país tendría que ser el responsable de proteger los derechos de sus ciudadanos, además de ser accesible a todas las personas que han visto vulnerados sus derechos. Pero esto no es posible si los ciudadanos no tienen confianza en el proceso judicial. Existe, pues, la extrema necesidad de crear un sistema judicial creíble ya que el actual no es ni responsable ni independiente. En algunas ocasiones, se ha roto el principio del juez natural. La interferencia política en la Corte Suprema y la Comisión del Servicio Judicial ha minado la independencia de este poder. Se han producido transferencias arbitrarias de magistrados que se encargaban de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzosas, y estos incidentes han contribuido a minar la imparcialidad de los procesos judiciales. La Fiscalía General ya no es percibida como un ente independiente. El Grupo Internacional Independiente de Personas Eminentes 40 (IIGEP4, por sus siglas en inglés), invitado por el presidente del país para monitorear el funcionamiento de la Comisión de Investigación (CoI) sobre Violaciones de los Derechos Humanos Graves, tuvo que abortar la misión y abandonar el país tras emitir un informe donde denunciaba que la CoI no siguió ni las normas ni los estándares internacionales durante sus informes. También cuestionó el rol de la Fiscalía General en la mencionada comisión. La policía y las fuerzas de seguridad continúan violando con impunidad los derechos humanos de la mayor parte de los civiles y, en particular, de las minorías ya que el ER concede impunidad a todas aquellas actuaciones realizadas bajo el principio de la “buena fe”. Casi ninguno de los perpetradores de violaciones de los derechos humanos ha sido condenado por sus acciones, pese a que la Corte Suprema ha sostenido que, en algunos casos, sí que se ha producido la violación de los derechos humanos de algunos individuos. No obstante, pese a que se condenase a algunos oficiales subalternos, no se ha investigado a los altos mandos responsables. En palabras de un analista legal: la pérdida de la imparcialidad del poder judicial de Sri Lanka ha reemplazado la “rule of law” por la “rule of politics”. Esta afirmación es ampliamente ilustrada por las acciones del mismo presidente, que ignoró las provisiones del artículo 17 de la Constitución al nombrar personas de su elección para cargos de instituciones independientes, tales como la Comisión Nacional para los Derechos Humanos, la Comisión Policial, etc. Esto comportó una devaluación de dichos cuerpos, además de cuestionarse su imparcialidad. Y, mientras, el presidente hace oídos sordos a las 4 International Independent Group of Eminent Persons. 41 persistentes condenas de los juristas y de las organizaciones de derechos humanos. Además, debido a una sentencia de la Corte Suprema se ha denegado el acceso a los ciudadanos del país a ayudas facilitadas por Naciones Unidas para las víctimas de violaciones de los derechos humanos. Esta sentencia establece que, aunque Sri Lanka haya firmado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no tiene validez legal al faltar una ley nacional que lo apoye. Y a esta tensa situación, cabe añadir que el presidente acaba de emitir una declaración donde confiere poderes policiales a los militares. Esta medida ha comportado un brutal deterioro de los derechos humanos en el país. Visto que el país está viviendo una guerra y que el LTTE también está implicado en la violación de los derechos humanos, no hay ninguna excusa para condonar las violaciones de estos ni por parte de la policía ni por parte de las fuerzas de seguridad. Esta decisión del presidente indica el grado de inviolabilidad que los derechos humanos tienen en el país. X. CONCLUSIÓN Pese a que se afirme lo contrario, el gobierno de Sri Lanka quiere demostrar que sí está comprometido con los principios y estándares democráticos. Sin embargo, no ha cumplido la promesa ni de mantener los estándares de protección de los derechos humanos ni de cooperar con Naciones Unidas. De hecho, los derechos humanos se han deteriorado desde hace dos años. Esta afirmación fue confirmada en un informe a cargo del Comisario para los Derechos Humanos de Naciones Unidas a raíz de una reciente visita al país. 42 Los abusos sistemáticos de la policía y de lasfuerzas de seguridad son más graves de lo que se piensa y se ha afirmado que han proliferado los secuestros, desapariciones, torturas y asesinatos, al tiempo que el gobierno ignora estos hechos. Por lo menos, el presidente habría podido mostrar respeto por la ley suprema del país, la Constitución, absteniéndose de violar tan flagrantemente las provisiones relativas a la independencia institucional recogida en el artículo 17, especialmente en los casos de la Comisión Nacional para los Derechos Humanos y la Comisión Policial. También habría podido mostrar preocupación por la situación de los derechos humanos, no tanto creando un ministerio como confiriendo a la Comisión Nacional poderes adicionales y dotándola de más recursos para que se pudiese ocupar de ello. Por otro lado, si la protección y la promoción de los derechos humanos en el país es una de las funciones recogidas en los estatutos de la Comisión, la creación de un ministerio al margen con el mismo objetivo es pura hipocresía. Ante la persistencia de esta falta de derechos en el país, uno se pregunta cómo espera el gobierno convencer a los miembros del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en sus sesiones de mayo 2008 de ser reelegidos para otro mandato. Y, si esto sucede, si los esfuerzos por maquillar la horrible situación de los derechos humanos en el país fructifican, entonces, será un pésimo día para todos aquellos que luchan por la defensa de los derechos humanos en el mundo y que se preocupan por los ciudadanos de Sri Lanka5. 5 Nota del IDHC: Afortunadamente, MCM Iqbal no se equivocaba. Los esfuerzos del gobierno de Sri Lanka por intentar maquillar la realidad que se vive en la isla fueron fallidos y el país no renovó su mandato (en favor de Bahrein) como miembro del grupo asiático del Consejo de Derechos Humanos. Sí lo hicieron Japón, la República de Corea y Pakistán. 43 SUEÑOS IMPOSIBLES: TRAS LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD, LA JUSTICIA Y LA RECONCILIACIÓN EN EL CONFLICTO DE SRI LANKA∗ I. INTRODUCCIÓN♣ Este documento incluye, en primer lugar, una visión general de la escalada de la cultura de la violencia que ha conducido a una grave violación de los derechos humanos en Sri Lanka, incluyendo el uso de leyes de seguridad nacional extraordinarias. La confianza depositada tanto en las comisiones de Investigación como en las ad hoc, que han tenido más éxito encontrando cuerpos que funcionando dentro del sistema legal, forma parte también de este background histórico. Este análisis contextual viene precedido por un análisis más detallado del procedimiento, funcionamiento y averiguaciones de las Comisiones de Investigación (Commissions of Inquiry Act, Nº 17 de 1948) que tenían que investigar los numerosos casos de alegaciones donde se denunciaban graves violaciones de los derechos humanos, particularmente, ejecuciones extra judiciales y desapariciones forzadas producidas en los ochenta y en los primeros años de los noventa1. ∗ Kishali Pinto Jayawardena es abogada y asesora legal; activista y escritora; subdirectora de la fundación Law and Society; columnista en la publicación cingalesa The Sunday Times. El presente documento forma parte de una publicación expresa para el IDHC. ♣ Traducido del original en inglés por Laura M. Saus. 1 El análisis incluye un examen crítico de los actores estatales, que no tiene como objetivo minimizar las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por los actores no estatales, como es el caso de los Tigres por la Liberación de la Tierra Tamil (LTTE, por sus siglas en inglés, Liberation Tigers of Tamil Eelam) o de otros grupos paramilitares como la facción Karuna), sino 44 Algunos de los hechos más conocidos son: • Que las Comisiones de Investigación han sido usadas por el gobierno en una descarada manera de identificar los abusos cometidos durante un régimen político anterior o, en los casos de abusos cometidos por la misma administración, cubrir estas atrocidades. • Que las averiguaciones/recomendaciones de estos órganos, aún cuando han funcionado con crédito, no se han seguido (por lo menos en el sentido de que no se han celebrado procesos judiciales derivados de estas investigaciones). La accountability (responsabilidad), en el caso de violaciones de derechos humanos, no se ha producido. • Que el fracaso en el momento de garantizar esta accountability en el caso de graves violaciones de derechos humanos es atribuible, no sólo a las omisiones del Estado sino también a la impunidad, de jure y de facto, de la que han gozado los perpetradores de tales abusos. Así pues, la frecuente falta de relevancia de las Comisiones de Investigación en todo el proceso legal supone un grave problema. En este sentido, este documento se centra en el proceso judicial y la fiscalía; y, en particular, examina las no-acusaciones, las absoluciones/retractaciones, la ausencia de apelaciones en las absoluciones y una inadecuada política de sentencias en relación con las denuncias de graves violaciones de derechos humanos. que, bajo la premisa de que, a diferencia de los grupos terroristas, el Estado de Sri Lanka es responsable de gobernar de manera democrática bajo el marco legal y de hacerlo mediante instituciones judiciales y policiales que funcionen. El nivel de accountability en el Estado de Sri Lanka se aleja de este estándar y es en esta dimensión que las acciones estatales son evaluadas. 45 Sin lugar a dudas, los procedimientos judiciales en Sri Lanka no funcionan. La falta de investigaciones independientes y un sistema legal hostil han conducido a las víctimas de violaciones de derechos humanos a estar penalizadas en todas las etapas del proceso, desde el momento que se presentan en la comisaría de policía hasta la prolongada, intensa y adversa naturaleza de los procesos legales, que ha tenido como consecuencia que muchos testigos hayan sido coaccionados/obligados a cambiar sus declaraciones, hecho que, de nuevo, refuerza este ciclo de impunidad. El asesinato de testigos ha sido, durante mucho tiempo, una característica de este ineficaz sistema judicial. La fiscalía y el proceso judicial es, por si mismo, problemático; la falta de voluntad política a la hora de procesar y condenar estas violaciones es una evidencia. Resulta obvio que la justicia debe aplicarse de acuerdo con la ley. La ley establece que, en un juicio, la condena debe estar basada en pruebas que vayan más allá de la duda razonable. Y, si bien es correcto afirmar que no podemos esperar que el tribunal supla, motu proprio, las omisiones de la acusación, tomando en consideración las circunstancias sociopolíticas de la sociedad en un momento determinado; también es cierto que la argumentación judicial que se ha visto en diversas sentencias absolutorias derivadas de las investigaciones de las Comisiones de Desapariciones (Disappearances Commissions) de 1994 y 1998, permiten inferir la intención de absolver al acusado en base a una argumentación subyacente común a todos estos casos. Estas circunstancias parecen haber influenciado el pensamiento del juez y de la acusación; viz, que estos habían sido “tiempos extraordinarios” y que no sería justo imponer estrictos estándares 46 de rendición de cuentas a los agentes de la policía o de las fuerzas armadas. Este razonamiento se refiere, sobretodo, a los abusos cometidos en el conflicto con el norte y el este del país. Efectivamente, las personas más marginadas y perseguidas han sido las víctimas civiles del conflicto del norte y del este, a las que se ha traumado en todo momento del proceso; desde la transferencia