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T E S I S 
 
 
 Presenta: 
 
 
 Laura Rosalía Martínez Gutiérrez 
 
 
 
 Xalapa, Veracruz Septiembre de 2018 
 
 
 
 
 
 
 UNIVERSIDAD VERACRUZANA 
 INSTITUTO DE PSICOLOGÍA Y 
EDUCACIÓN 
MAESTRÍA EN DESARROLLO HUMANO 
 
 
MAESTRÍA EN DESARROLLO HUMANO 
 
 
 
Acompañamiento en la experiencia de pérdida 
por muerte de un ser querido. 
Una propuesta desde el enfoque centrado en las personas 
 
2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 UNIVERSIDAD VERACRUZANA 
 INSTITUTO DE PSICOLOGÍA Y 
EDUCACIÓN 
MAESTRÍA EN DESARROLLO HUMANO 
 
 
 
MAESTRÍA EN DESARROLLO HUMANO 
 
 
 
 
 
 T E S I S 
 
 
T E S I S 
 
 
Presenta: 
 
 
 Laura Rosalía Martínez Gutiérrez 
 
 Directora: 
 
Dra. Elsa Angélica Rivera Vargas 
 
 
 Xalapa, Veracruz Septiembre de 2018 
 
Acompañamiento en la experiencia de pérdida 
por muerte de un ser querido. 
Una propuesta desde el enfoque centrado en las personas 
 
3 
 
Resumen 
La muerte de un ser querido es una de las pérdidas más dolorosas en la vida de 
un ser humano; el estudio de la muerte ha generado mucho interés a lo largo de 
los años sobre todo por las consecuencias en quienes afrontan esta circunstancia. 
Se realizó una investigación de corte cualitativo, con el objetivo principal de 
elaborar una propuesta para dar acompañamiento ante la experiencia de pérdida 
por muerte de un ser querido, teniendo como fundamento teórico el enfoque 
centrado en las personas; para ello se llevaron a cabo entrevistas a mujeres que 
tuvieron la experiencia de pérdida por muerte de un ser querido, y a tanatólogos 
con experiencia en el acompañamiento. La propuesta tiene como base los 
recursos personales de los participantes, utilizadas en su propia vivencia ante la 
pérdida y aquellos factores externos que les ayudaron durante su proceso de 
duelo. 
Palabras clave: acompañamiento, experiencia de pérdida, duelo, vínculo, enfoque 
centrado en las personas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
Índice 
Resumen 
 CAPÍTULO I 
INTRODUCCIÓN 
 
9 
1.1 Planteamiento del problema 11 
1.2 Justificación 12 
a) Motivación personal 13 
b) Relevancia académica 13 
c) Relevancia social 14 
1.3 Antecedentes 14 
1.3.1 Experiencia de pérdida 14 
1.3.2 El duelo silente 15 
1.3.3. Acompañamiento 16 
1.3.3.1 Importancia de acompañar en el duelo 16 
1.3.3.2 Objetivos del acompañamiento 18 
1.3.3.3 Experiencias y obstáculos en el acompañamiento 19 
1.3.3.4 Apoyo y atención psico-socio-espiritual a familias en duelo 20 
1.4 Objetivos 22 
1.4.1 Objetivo general 22 
1.4.2 Objetivos específicos 22 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
5 
 
 CAPÍTULO II 
MARCO TEÓRICO 
 
2.1 Vinculo 23 
2.1.1 Teoría del apego 23 
2.1.2 Apego y vínculo 24 
2.1.3 Tipos de apego 25 
2.1.4 Vínculo de apego y desapego 26 
2.2. Duelo 27 
2.2.1 Manejo del duelo 28 
2.2.2 Etapas del duelo 29 
2.2.3 Formas diferentes del duelo 32 
2.3 Pérdidas 33 
2.3.1 Pérdidas por muerte 35 
2.3.2 Pérdidas de seres queridos 36 
2.4 Tanatología 37 
2.5 Resiliencia 38 
2.5.1 Tipos o modalidades de resiliencia 39 
2.5.2 Resiliencia tanatológica 41 
2.6 Acompañamiento tanatológico 41 
2.6.1 Enfoques, modelos y técnicas de acompañamiento tanatológico 42 
2.6.2 Modelo de Worden: las cuatro tareas del duelo 45 
2.6.3 Técnicas conductuales utilizadas para trabajo en duelo 46 
2.6.4 Técnicas cognitivas utilizadas para trabajo en duelo 47 
2.6.5 Abordaje sistémico del duelo 48 
2.6.6 Acompañar al enfermo/moribundo 50 
2.6.7 Acompañar a la familia 51 
2.7 Espiritualidad 52 
2.7.1 Espiritualidad y resiliencia 54 
2.8 Enfoque centrado en las personas 55 
2.8.1 Tendencia actualizante 57 
2.8.2 Relación de ayuda 59 
6 
 
2.8.3 Congruencia 61 
2.8.4 Consideración positiva incondicional 63 
2.8.5 Comprensión empática 64 
2.8.6 Yo-mismo 67 
2.8.7 Experiencia 69 
2.8.8 Sentimiento 70 
2.8.9 Apertura a la experiencia 71 
2.8.10 Adaptación psicológica 73 
 
 
 
 CAPÍTULO III 
METODOLOGÍA 
 
3.1 Tipo de investigación 75 
3.2 Participantes 75 
3.2.1 Dolientes 75 
3.2.2 Tanatólogos 76 
3.3 Técnica de recolección de información: entrevista 77 
3.4. Instrumentos de recopilación de información 79 
3.4.1 Inventario de historia de pérdidas 79 
3.4.2 Ficha profesional de tanatólogos 80 
3.5 Procedimiento 80 
3.5.1 Dolientes 80 
3.5.2 Tanatólogos 81 
3.6 Análisis 83 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
 
 CAPÍTULO IV 
RESULTADOS 
 
 
4.1 Inventario de historia de pérdidas 85 
4.2 Categorías más significativas (dolientes) 86 
4.3 Categorías más significativas (tanatólogos) 88 
4.4 Análisis de resultados 90 
4.4.1 Definición de categorías y subcategorías (dolientes) 90 
4.4.2 Definición de categorías y subcategorías (tanatólogos) 91 
 
 
 
 CAPÍTULO V 
PROPUESTA DE ACOMPAÑAMIENTO DESDE EL ENFOQUE 
CENTRADO EN LAS PERSONAS 
 
 Introducción 93 
5.1 Descripción de elementos clave del acompañamiento en la experiencia 
de pérdida por muerte de un ser querido 
 
94 
5.2 Acompañamiento centrado en los dolientes 101 
5.3 Importancia de la congruencia, comprensión empática y consideración 
positiva incondicional 
 
103 
5.4 Duelo en términos del enfoque centrado en las personas 104 
5.5 Acompañamiento en la experiencia de pérdida por muerte de un ser 
querido. Una propuesta desde el enfoque centrado en las personas 
 
107 
5.5.1 A 
Condiciones para un acompañamiento en la experiencia de pérdida 
(relación de ayuda) 
 
107 
5.5.2 
 
B 
Condiciones del proceso de acompañamiento en la experiencia de 
pérdida (relación de ayuda) 
 
 
108 
 
 
8 
 
5.5.3 C 
El proceso del acompañamiento en la experiencia de pérdida (la 
relación de ayuda) 
 
 
108 
5.6 Forma de abordar el acompañamiento en la experiencia de pérdida 
(estrategias) 
 
 
 
111 
 CAPÍTULO VI 
CONSIDERACIONES FINALES Y CONCLUSIONES 
 
 
6.1 Consideraciones finales y conclusiones 113 
6.2 Sugerencias para futuras investigaciones 116 
 
 
 
Referencias 
Apéndices 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
119 
126 
9 
 
Índice de tablas 
Tabla 1. Datos de la pérdida referente de las dolientes participantes 75 
Tabla 2. Tanatólogos participantes 76 
Tabla 3. Inventario de historia de pérdidas 84 
Tabla 4. Categorías más significativas (dolientes) 85 
Tabla 5. Categorías más significativas (tanatólogos) 87 
Tabla 6. Definición de categorías y subcategorías (dolientes) 90 
Tabla 7. Definición de categorías y subcategorías (tanatólogos) 91 
Tabla 8. Tanatólogos entrevistados 132 
Tabla 9. Ficha profesional de tanatólogos 133 
Tabla 10. Unidad de registro por subcategorías (dolientes) 135 
Tabla 11. Unidad de registro por subcategorías (tanatólogos) 164 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10 
 
 
 
 
CAPÍTULO I 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
La muerte siempre ha sido un tema que promueve profundas reflexiones en el 
campo de la Filosofía, la Religión y actualmente en la Ciencia; el concepto y las 
actitudes hacia ella han ido teniendo cambios en los últimos siglos. Hasta 
mediados del siglo XX, la muerte se afrontaba en el núcleo familiar, incluyendo a 
los niños, lo cual hacía que se experimentara como algo normal dentro del 
proceso vital; era vista como un fenómeno natural de la vida, no como algoamenazador y extraño. En las últimas décadas se le han depositado al tema todos 
los más inconfesables temores, se ha querido apartar de la existencia, incluso se 
busca eliminar del lenguaje; de ese modo se aleja e incluso se oculta la muerte 
(Bravo, 2007). 
 
En términos de Yoffe (2002), la muerte es el signo de la finitud de la vida y 
naturalmente marca también su final, ha sido considerada como algo doloroso por 
lo que ha sido negada. Al nacer en una determinada cultura, las personas van 
incorporando creencias respecto a lo que la muerte significa, que están 
condicionadas por los padres, la sociedad y el grupo sociocultural al que se 
pertenece. 
 
La Tanatología, ciencia sobre la muerte o del morir, o definida etimológicamente 
como la ciencia que se ocupa de encontrar sentido al proceso de la muerte (dar 
razón a la esencia del fenómeno); habla de modo muy indiferenciado sobre los 
términos de: ayuda, acompañamiento y asistencia en el morir sin aclararlos 
suficientemente ni limitarlos entre ellos. 
11 
 
Actualmente no existe un acompañamiento ante la experiencia de pérdida por 
muerte de un ser querido que tenga como fundamento el enfoque centrado en las 
personas de Carl Rogers, proponerlo con base en la relación de ayuda y de las 
tres actitudes básicas necesarias para establecerla, es la intención del presente 
trabajo. 
 
1.1 Planteamiento del problema 
 
La experiencia de muerte es un hecho que está presente en los seres humanos 
constantemente, es una realidad universal y que no puede evitarse. El impacto 
que tiene en cada persona es diferente, de acuerdo con los recursos personales 
de cada una y los posibles factores externos que tengan a su alcance para 
enfrentar esta vivencia. 
 
Baltes (1984, en Gómez, 2007), plantea sobre el tema de la muerte, que existen 
grandes diferencias en las actitudes de la gente, los significados que puede tener 
para las personas mayores varían bastante, las formas de superación en la 
confrontación indican una gran diversidad; se afirma que la gente mayor no tiene 
una actitud ante la muerte más negativa o conflictiva que los más jóvenes y en 
cada edad hay muy distintas formas de elaboración, estrategias de superación y 
subjetivos significados. 
 
La Tanatología, de acuerdo con Bravo (2006), en una definición etimológica, es la 
ciencia que se encarga de encontrar sentido al proceso de la muerte, de dar razón 
a la esencia del fenómeno. La nueva Tanatología busca fomentar y desarrollar de 
forma holística las potencialidades del ser humano para enfrentar con éxito la 
difícil tarea de contrarrestar los efectos destructivos de la “cultura de la muerte”, 
mediante una existencia cargada de sentido, optimismo y creatividad, donde el 
trabajo sea un placer y el humanismo una realidad. 
 
12 
 
Es indiscutible la repercusión de los trabajos sobre la muerte de la fundadora de la 
Tanatología moderna Elisabeth Kübler-Ross, que hablaba de las fases del duelo: 
negación, ira, negociación, depresión y aceptación. La mayoría de los trabajos 
tanatológicos se encargan de aspectos sobre las actitudes, imágenes y conceptos 
de morir, pero no del propio proceso de morir (Gómez, 2007). 
 
Existe un amplio estudio sobre las intervenciones realizadas en el proceso de 
duelo desde el punto de vista médico-psiquiátrico y psicoterapias de distintos 
enfoques, pero no dan prioridad a la propia experiencia del doliente. Por eso se 
parte de la siguiente pregunta de investigación: 
 
¿Qué recursos personales y factores externos ayudan en la experiencia de 
pérdida por muerte de un ser querido? 
 
1.2 Justificación 
 
Las relaciones sociales son de suma importancia para las personas, de acuerdo 
con Cabodevilla (2007), cuando los lazos afectivos se rompen por fallecimiento de 
un ser querido al que se está vinculado, se produce un estado afectivo de gran 
intensidad emocional que es denominado duelo; este proceso no sólo es aplicable 
a la muerte de una persona, sin embargo, ese hecho le imprime un carácter 
particular ya que es radical, irreversible, universal e implacable. El dolor por la 
pérdida es parte de la condición humana, de su naturaleza, si no se aprende a 
asimilar el dolor de las pérdidas pueden generar enfermedades mentales, físicas 
que van desmoronando el equilibrio vital de la persona; poder expresar el 
sufrimiento es un paso hacia su superación. Actualmente se ignora, oculta o evade 
la muerte al considerársele un tabú. 
 
 
 
13 
 
Si la experiencia de pérdida por muerte de un ser querido es en sí misma 
dolorosa, lo es aún más cuando se obliga a la persona a llevarla en silencio y de 
forma solitaria porque de forma individual, familiar o social no se sabe cómo darle 
un abordaje al tema y al proceso de duelo. 
Dicho tema ha sido estudiado en sus diversas facetas, sin embargo, no hay un 
abordaje particular de acompañamiento ante la muerte de un ser querido, desde el 
enfoque centrado en las personas. 
A través de su teoría, Rogers (1993), insistió en devolver a la persona el 
protagonismo sobre su vida, para poder de esa forma tener la libertad de hacerse 
responsable de su equilibrio emocional, plantea favorecer los propios recursos de 
cada persona para superar sus etapas de tristeza y malestar que se generan en la 
vida cotidiana. Intenta describir la experiencia y conducta humana en su 
complejidad, lo notable es el enfoque de la experiencia interna, tal como es 
sentida y conceptualizada por el individuo. 
 
a. Motivación personal 
 
El motivo para realizar este estudio tuvo que ver con la muerte de mi único 
hermano, que tras una dolorosa pérdida que me llevó años procesar, he 
desarrollado un particular interés sobre el tema, pues ahora sé que implica un 
trabajo emocional y espiritual muy fuerte de varios momentos, que se fue 
actualizando en mis diferentes procesos terapéuticos; en cada uno iba 
aprendiendo y creciendo más. Significa vivir una experiencia de metamorfosis que 
parece no tener límite ni final, pues cada que vuelvo a revisar mi pérdida siento un 
cambio. 
 
b. Relevancia académica 
 
Elaborar una propuesta novedosa de acompañamiento con fundamento en el 
enfoque centrado en las personas, que no posee un abordaje particular ante las 
14 
 
pérdidas por muerte. Dicha propuesta se fundamentó desde la relación de ayuda 
desarrollada por Carl Rogers y las tres actitudes básicas: congruencia, 
consideración positiva incondicional y comprensión empática. 
 
c. Relevancia social 
 
Las pérdidas por muerte están de manera constante en la vida de los seres 
humanos, con la presente propuesta los orientadores del enfoque centrado en las 
personas tendrán un referente elaborado desde la propia experiencia de los 
dolientes, para brindar acompañamiento ante las pérdidas significativas por 
muertes de un ser querido. 
 
1.3 Antecedentes 
 
A continuación se mencionan algunas investigaciones tomadas como 
antecedentes de este estudio. 
 
1.3.1 Experiencia de pérdida 
 
Una importante investigación, pionera en el enfoque centrado en las personas, es 
la aportada por Barreiro (2015), en su trabajo de tesis de maestría Experiencia de 
pérdida de un ser querido, donde realizó un análisis de entrevistas 
fenomenológicas a través del discurso desde el interior de la persona. Aportó el 
constructo de “experiencia de pérdida” para denominar a lo antes llamado duelo o 
proceso de duelo, pues buscaba documentarla desde la propia vivencia y mundo 
privado de los participantes; elaboró un diagrama de la visión de dicha experiencia 
de pérdida y del enfoque centrado en las personas. Realizó un análisis de las 
entrevistas realizadas en su investigación, relacionándolas con las proposiciones 
de las Teoría de la Personalidad de Rogers (1993). 
 
Su investigación aporta conclusiones en los siguientes aspectos temáticos: 
15 
 
 Antecedentes de pérdidas significativas- Si las personashan tenido 
pérdidas anteriores que fueron debidamente elaboradas en su mundo 
privado, servirán de referencia para las actuales, aunque fueran dolorosas. 
Si las pérdidas ocurrieron en edades tempranas y no se simbolizaron 
adecuadamente podría ser una amenaza ante futuras experiencias 
similares. 
 Relación con su ser querido- Percibirse amado de forma incondicional por el 
ser querido, permite hacer con el paso del tiempo una elaboración más 
exitosa de su experiencia de pérdida; si contrariamente la relación se 
caracteriza por falta de aceptación, la muerte puede llevar a la persona a 
sentimientos ambivalentes, que conlleva a una elaboración más complicada 
y dolorosa de su pérdida. 
 Experiencia vívida de la persona- Es tan diversa en cada persona, el dolor 
es intenso en la mayoría; los recursos internos juegan un papel muy 
importante en la elaboración de la experiencia de pérdida. No se puede 
hablar de tiempos concretos respecto a la duración de los procesos, varía 
de acuerdo a cada caso; la persona es el centro de su campo fenoménico y 
sólo desde ahí es posible comprender su conducta. Los recursos externos 
como la religión, redes de apoyo y circunstancias de la muerte influirán en 
la elaboración de la experiencia de pérdida. 
 Vivencia posterior y actual- En los casos analizados, como generalidad 
importante hay un cambio de significado de ser en el mundo que la persona 
experimenta; dar cara a la muerte conllevo dos cosas: estar plenamente 
presentes en el aquí y el ahora al ver su propia temporalidad en esta vida e 
hizo surgir de ellos una enorme capacidad de aceptación de su realidad. 
 
1.3.2 El duelo silente 
 
Tovar (2004), en su tesis de maestría El duelo silente, realizó una investigación 
documental centrándose en el tema de las pérdidas y los duelos, tomando en 
cuenta su experiencia personal respecto a las pérdidas importantes acontecidas 
16 
 
en su vida. Kübler-Ross, 1997; Fonnegra, 2001, Frankl, 1979; Gómez del Campo, 
1994; Lukas, 2002; O´Connor, 1990; Rogers, 1972 y La Grand, 2001 (en Tovar, 
2004), presentan testimonios sobre experiencias de pérdida y duelo, y aunque 
cada autor cuenta con un estilo propio de abordaje del tema, coinciden en el trato 
humano y tolerante; cada uno ha realizado clasificaciones de actitudes, conductas, 
reacciones y estilos de comunicación, no clasifican personas, clasifican 
circunstancias y situaciones. 
 
La limitación de dicha investigación documental es que, al haber una amplia 
variedad de referencias y autores sobre el tema, y la cierta regularidad con la que 
surgen nuevos textos, es imposible para un solo investigador revisar todos los 
escritos referentes. En los textos revisados para su investigación, no se hacía 
referencia a un tipo de duelo que él creía existente: el duelo silente, el cual fue la 
principal aportación que realizó. Dicho duelo se hace presente cuando no se 
cuenta con una relación de ayuda tras la pérdida por muerte de un ser querido, no 
hay ocasión para expresar libremente la experiencia sin recibir juicios, 
interrupciones o ser escuchado con prisa; entonces el duelo se vive en silencio 
para evitar lo anterior. 
 
1.3.3 Acompañamiento 
 
A continuación se mencionan algunas generalidades del acompañamiento, 
incluyendo su importancia, objetivos, obstáculos. 
 
1.3.3.1 Importancia de acompañar en el duelo 
 
En su artículo La muerte y el duelo como experiencia vital: acompañando el 
proceso de morir, Navarro (2006) realiza un breve recorrido por algunas 
situaciones propias del proceso de morir, con la finalidad de valorar la importancia 
del profesional de la relación de ayuda para alcanzar un cambio actitudinal con 
respecto a la muerte. Menciona que la vida de los humanos está marcada por 
17 
 
duelos básicos (en especial el primero), de acuerdo al momento y la secuencia en 
que aparecen y la edad en que se experimentan. Tomar conciencia de esta 
realidad es un reto, una consecuencia inmediata de no aceptar la muerte es que 
resulta difícil acompañar a quien sufre, es una tarea complicada de la que 
preferentemente se huye, no se enfrenta y cuando no puede evitarse se carga de 
proyecciones que el sufriente interpreta como exigencias que no le permiten ser él 
mismo, interfiriendo en la superación al no conceder permiso para sentir. 
 
El profesional de la Relación de Ayuda necesita tener conciencia del importante rol 
que realiza desde la función que ejerce, su trabajo se centra en el sufrimiento del 
otro. Acompañar a un paciente en proceso de morir o a quién experimenta un 
duelo por la pérdida de un ser querido, conlleva un proceso de gran intensidad 
emocional; el profesional tiene dos opciones: ponerse una coraza defensiva que 
impida que el dolor del otro impacte en su persona o acercarse convencido de que 
el acercamiento auténtico y empático podrá disminuir su sufrimiento y devolverle 
su capacidad para enfrentar con fortaleza sus temores. 
 
Por el tipo de vínculo y apego con el fallecido, se dice que existen tantos duelos 
como personas hay en el mundo; por ello el trabajo psicoterapéutico con la 
persona en dicho proceso debe estar marcado por el respeto y alejado de 
cualquier intervención protocolarizada, hay una necesidad de realizarla de forma 
personalizada en el paciente. 
 
López (2009), en Importancia de la atención del paciente en duelo, refiere que el 
duelo es un proceso dinámico y personal que en la mayoría de los casos se 
resuelve de forma espontánea conforme transcurre el tiempo y la persona utiliza 
sus recursos psicológicos para adaptarse a la pérdida. Sin embargo, existen casos 
en que las reacciones iniciales se acentúan y prologan por algunos años, limitan a 
quien lo padece y desencadenan alteraciones físicas o mentales relevantes que 
pueden aumentar la posibilidad de morbilidad y mortalidad en ciertas poblaciones. 
 
18 
 
De acuerdo a diversas investigaciones sobre el riesgo que tienen los familiares en 
proceso de duelo de padecer enfermedades psíquicas y físicas, hay una evidente 
necesidad de capacitar al personal de la salud sobre aspectos tanatológicos, con 
la finalidad de que se reconozca la pérdida, identificar factores de riesgo y resolver 
conflictos que ocasiona y de esa forma evitar el error de ignorar, menospreciar o 
dividir su abordaje. 
 
1.3.3.2 Objetivos del acompañamiento 
 
En Grupos de acompañamiento en el proceso de duelo por muerte de un ser 
querido (Margenat, 2003), describe al duelo como una experiencia global que 
atraviesa diferentes etapas y que afecta a la persona totalmente en los siguientes 
aspectos: psicológico, emocional, mental, social, físico, material y espiritual. La 
pérdida de un ser querido es vivida única e individualmente por cada uno, su 
comprensión y forma de afrontar está influida por el propio sentido de la 
existencia, bases religiosas, culturales y sociales del individuo y su grado de 
madurez. Muchos autores han llamado tarea al trabajo de elaborar el duelo y 
restablecer el equilibrio después de la pérdida, dicha tarea se realiza a través del 
acompañamiento. 
 
Los objetivos del acompañamiento son: 
 Ayudar a hacer real la pérdida y distinguir los mecanismos de negación 
adoptados que lo impiden. 
 Identificar y expresar sentimientos (facilitar y no forzar). 
 Ayudar al doliente a vivir sin el fallecido, reconocer el nuevo rol y tomar 
decisiones. 
 Ayudar a creer en sus propios recursos y habilidades. 
 Independizarse del fallecido, recolocarlo emocionalmente. 
 
19 
 
El duelo se debe vivir conscientemente, sin anestesia de medicamentos para no 
sentir, pues eso disminuye o elimina la posibilidad de profundizar en las 
emociones para elaborarlas. 
 
1.3.3.3 Experiencias y obstáculos en el acompañamiento 
 
En el estudio Experiencias y obstáculos de los psicólogos en el acompañamiento 
de los procesos de fin de vida, realizado por Fernández, García, Pérezy Cruz 
(2013), se realizó un estudio cualitativo de tipo fenomenológico utilizando 
entrevistas en profundidad en una muestra compuesta por 15 psicólogos que 
desempeñaban su labor en cuidados paliativos, otras unidades hospitalarias tales 
como oncología, salud mental, urgencias y atención temprana o intervenían de 
manera privada. Se muestra relevancia en los sentimientos de los propios 
profesionales que pueden influir en su intervención y se plantea la necesidad de 
formación para superar los diferentes obstáculos que plantea la labor en el final de 
la vida. Los resultados de la investigación mencionan que el trabajo que se 
realizan en cuidados paliativos intentan no abrir nada problemático (tratan de 
disminuir la ansiedad en el paciente y la familia sin profundizar demasiado). 
Cuando el acompañamiento se efectúa en un hospital es más complicado ya que 
se da en situaciones de urgencia lo cual exige actuar sin información adecuada y 
preparación previa sobre el caso particular. 
 
Se encontraron los siguientes obstáculos, problemas e impedimentos en la 
práctica clínica de los psicólogos: 
 Organizacionales - Estado del lugar de trabajo, falta de privacidad para 
hablar con los pacientes; el tiempo llega a ser un obstáculo sino es 
organizado por los mismos psicólogos. 
 Personales - Dificultad en manejo de emociones, situaciones personales 
similares o muy recientes, ser los delegados de dar malas noticias o en 
casos en los que nadie se responsabiliza de dar la información. 
20 
 
 Relacionados con la derivación del paciente - Cuando no se conducen en el 
tiempo adecuado, el primer encuentro con los pacientes, están en estado 
de extrema gravedad, lo cual dificulta la intervención adecuada. 
 Al trabajar con el paciente, la familia y el equipo sanitario - En paliativos el 
principal problema es identificarse con el paciente, ya sea por tener la 
misma edad o compartir alguna característica común; es complicado 
cuando el paciente no quiere saber nada de su enfermedad, intentos de 
suicidio y casos de un pronóstico poco claro y cambiante. Con la familia son 
la conspiración de silencio, la no aceptación del diagnóstico y existencia de 
psicopatología previa en la familia; respecto al equipo sanitario las 
dificultades radican en la diferencia de criterios al atender a un paciente 
determinado, falta de coordinación entre compañeros, sentimientos 
negativos ante actuares inadecuados y la crítica entre ellos. Las 
expectativas puestas en el psicólogo, lo limitan de poder mostrarse 
vulnerable o con dificultades emocionales ante estas intervenciones en el 
fin de vida. 
 
1.3.3.4 Apoyo y atención psico-socio-espiritual a familias en duelo 
 
En la Guía de Práctica Clínica de Cuidados Paliativos, del CENETEC: Centro 
Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud (2010), se mencionan los siguientes 
aspectos respecto a Apoyo psicosocial, espiritual, atención a la familia, sedación y 
duelo: 
 La mayoría de las personas afrontan de forma efectiva el duelo, los que 
tienen dificultades en el proceso de adaptación son un 10%-20% de las 
personas. 
 El 70% de las personas que enfrentan pérdidas significativas cursan de 
forma adaptada y no requieren atención profesional especializada. El 30% 
restante es muy vulnerable y es probable que requiera atención 
especializada. 
 La valoración de los factores de riesgo implica 4 categorías: 
21 
 
1. Características de la enfermedad y de la naturaleza de la muerte. 
2. Características del doliente, edad, rasgos dependientes, estructura 
vulnerable de personalidad. 
3. Relaciones interpersonales, búsqueda de apoyo y comunicación 
efectiva y afectiva. 
4. Características del fallecido. 
 No es eficaz hacer intervención en duelo normal, incluso puede ser 
perjudicial; en duelo de riesgo puede haber cierto beneficio y en duelo 
complicado es eficaz. 
 La evidencia actual no permite concluir cuál es la terapia más eficaz: apoyo 
psicológico en el duelo en niños y adolescentes y en el duelo de riesgo, las 
terapias de orientación psicodinámicas y cognitivo-conductuales en el duelo 
complicado, y la psicoterapia junto con antidepresivos en la depresión 
asociada al duelo. 
 La identificación del riesgo en duelo complicado debe realizarse con base 
en: 
1. Los factores de riesgo 
2. El juicio clínico 
3. La información acerca del entorno familiar 
 En el duelo normal no se recomiendan las intervenciones formales o 
estructuradas, se recomienda proporcionar información acerca del duelo y 
los recursos disponibles, y apoyo emocional básico. En duelo de riesgo se 
recomienda un seguimiento regular, con apoyo emocional, valorando 
individualmente la necesidad de psicoterapias específicas y estructuradas. 
 Se recomienda derivar a psicología y psiquiatría a las personas con duelo 
complicado. Los profesionales que atienden a enfermos y familiares 
deberían tener una capacitación en duelo que incluyan cuidados básicos a 
los dolientes y permita detectar a personas con duelo complicado y 
derivarlas. 
 La atención al duelo es recomendable que sea otorgada por un profesional 
de la salud (médicos, enfermeras y psicólogos). 
22 
 
4. Objetivos 
 
4.1 Objetivo general 
 
Analizar los recursos personales y factores externos que ayudan en la experiencia 
de pérdida por muerte de un ser querido, a fin de elaborar una propuesta de 
acompañamiento para orientadores desde el enfoque centrado en las personas. 
 
4.2. Objetivos específicos 
 
 Identificar los recursos personales de los participantes, utilizados en su 
propia vivencia ante la pérdida por muerte de un ser querido. 
 Identificar factores externos que les ayudaron en su proceso de duelo. 
 Elaborar una propuesta de acompañamiento para orientadores teniendo 
como fundamento teórico el enfoque centrado en las personas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
23 
 
 
 
 
CAPÍTULO II 
 
MARCO TEÓRICO 
 
 
2.1 Vínculo 
 
En las pérdidas por muerte de seres queridos, el vínculo afectivo que el doliente 
tenía con el fallecido es un factor clave del proceso de duelo, de ahí la importancia 
de definirlo desde la teoría del apego. 
 
2.1.1 Teoría del Apego 
 
En términos de Moneta (2014), la teoría del apego desarrollada por Bowlby 
durante los años 1969 a 1980, describe el efecto que producen las experiencias 
tempranas y la relación de la primera figura de afecto (con la que establece el 
vínculo) en el desarrollo del niño, la cual determinará en gran medida con su 
accesibilidad y capacidad de respuesta el estado de seguridad, ansiedad o temor 
del niño. Un apego seguro con un cuidador estable y continuo puede asegurar un 
adecuado desarrollo cognitivo y mental. Los estilos de apego se desarrollan 
tempranamente y se mantienen generalmente toda la vida, permitiendo la 
formación de un modelo interno que integra por un lado creencias acerca de sí 
mismo y de los demás y por el otro una serie de juicios que influyen en la 
formación y mantenimiento de las dinámicas relacionales durante la vida de la 
persona. Por eso resulta importante la figura del primer cuidador, generalmente la 
madre, ya que el tipo de relación que se establezca entre ésta y el niño será 
determinante en el estilo de apego que se desarrollará, sin embargo, otras figuras 
24 
 
significativas como el padre y los hermanos pasan a ocupar un lugar secundario y 
complementario, lo que permite establecer una jerarquía en las figuras de apego. 
 
2.1.2 Apego y vínculo 
 
El concepto de apego se refiere a la disposición que tiene un niño o persona 
mayor para buscar la proximidad y el contacto con un individuo, como lo 
mencionan Repetur y Quezada (2005), sobre todo bajo ciertas circunstancias 
percibidas como adversas; las conductas de apego promueven el establecimiento 
de una relación de apego que a su vez promueve el establecimiento de un tipo 
particularde vínculo, la conducta de apego puede manifestarse en relación con 
diversos individuos, mientras que el vínculo se limita a unos pocos. 
 
El vínculo puede ser definido como un lazo afectivo que una persona forma entre 
sí mismo y otro, lazo que los junta en el espacio y perdura en el tiempo; el sello 
conductual del vínculo es la búsqueda para conseguir y mantener cierto grado de 
proximidad hacia el objeto de apego, que va desde contacto físico cercano bajo 
ciertas circunstancias, hasta la interacción o comunicación a través de la distancia, 
bajo otras 8(Bowlby, 1988 en Repetur y Quezada, 2005). Cuando esto ocurre se 
dice que el niño está vinculado a su cuidador, en general su madre, ya que sus 
conductas de búsqueda de proximidad se organizan de manera jerárquica y se 
dirigen activa y específicamente hacia ella. El vínculo permanece a través de 
periodos en los que ninguno de los componentes de la conducta de apego ha sido 
activado (Ainsworth, 1979 en Repetur y Quezada, 2005). 
 
Bowlby y Ainsworth pensaban que la naturaleza de los primeros vínculos tendía a 
influir significativamente en la vida posterior, no solo en las relaciones futuras, sino 
también en el desarrollo de otros sistemas conductuales. 
 
 
 
25 
 
2.1.3 Tipos de apego 
De acuerdo con lo que plantea Bowlby (1998), existen los siguientes tipos de 
apego: 
 Apego seguro: se da cuando la persona que cuida demuestra cariño, 
protección, disponibilidad y atención a las señales del bebé, lo que permite 
desarrollar un concepto de sí mismo positivo y sentimiento de confianza; en 
el ámbito interpersonal, las personas seguras tienden a ser más cálidas, 
estables y con relaciones íntimas satisfactorias, en el ámbito intrapersonal 
tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí 
mismo. 
 Apego inseguro o ansioso: se da cuando el cuidador está física y 
emocionalmente disponible solo en ciertas ocasiones, lo que hace al 
individuo más propenso a la ansiedad de separación y al temor de explorar 
el mundo; no tiene expectativas de confianza respecto al acceso y 
respuesta de sus cuidadores, debido a la inconsistencia en las habilidades 
emocionales. Es evidente un fuerte deseo de intimidad, pero a la vez una 
sensación de inseguridad respecto a los demás. Este tipo de apego a su 
vez puede ser de dos tipos: 
a) Apego ambivalente: responden a la separación con angustia 
intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones 
de protesta, enojo y resistencia; debido a la inconsistencia en las 
habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no 
tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta 
de sus cuidadores. 
b) Apego evitativo: se da cuando el cuidador deja de atender 
constantemente las señales de necesidad de protección del niño, 
lo que no permite el desarrollo del sentimiento de confianza que 
necesita; se sienten inseguros hacia los demás y esperan ser 
desplazados sobre la base de las experiencias pasadas de 
abandono. 
26 
 
 Apego desorganizado desorientado: el cuidador ante las señales del niño 
tiene respuestas desproporcionadas y/o inadecuadas, incluso en su 
desesperación al no poder calmar al niño, entra en procesos de disociación; 
esta conducta del adulto desorienta al niño y no le da seguridad y le genera 
ansiedad adicional. 
 
En 1988, Bowlby afirmaba que la resiliencia frente a sucesos estresantes que 
ocurren en el niño es influida por el patrón de apego o el vínculo emocional que los 
individuos desarrollan durante su primer año de vida con el cuidador. Hay el 
supuesto de que, en ciertas características de la biología humana, se buscan 
apegos en tiempos de crisis, penas o necesidades (Moneta, 2003 en Moneta, 
2014). 
 
2.1.4 Vínculo de apego y de desapego 
 
En el presente estudio se encontraron dos tipos de vínculos, por lo que hay que 
diferenciar entre vínculo de apego y de desapego: 
 Apego: definido como un “lazo psicológico”, producto de las sensaciones 
agradables y desagradables que se experimentan al lado de una persona, 
que inspira el deseo de permanecer cerca, recibir no sólo cuidados, sino 
también atenciones, sonrisas, caricias y afectos (Ainsworth, 1969, en 
Estévez, 2013) y con quien se busca compartir, sentir confort, cercanía y 
disfrutar de su compañía en términos de significado y sentido para la vida 
personal (Bowlby, 1969, en Estévez, 2013). Por su arte, Tzeng (1992, en 
Estévez, 2013) lo define conductualmente como todas aquellas dinámicas 
emocionales que conducen al amor romántico. 
El vínculo de apego tiene una función intrínseca de tipo social, la cual 
posee un valor emocional que permite hacer una conexión entre lo 
sentimental, lo cognitivo y lo espiritual (Sternberg, 1995, en Estévez, 2013). 
 
27 
 
 Desapego: provoca una desvinculación emocional, muchas veces 
originada por algún trauma, situación estresante o miedos (Schlüter, 2012, 
en Estévez, 2013). Se basa en la premisa básica que cada persona es 
responsable de sí misma y que puede resolver sus problemas, tomar sus 
decisiones, responsabilidades sin necesidad de otra persona. Se puede 
definir como una actitud personal y opcional, la gente que la práctica 
considera que, para ser verdaderamente feliz, hay que vivir cada 
experiencia, así como relacionarse con personas y cosas, con absoluto 
desprendimiento emocional, es decir, no permitiendo que lo externo al 
sujeto, por negativo, insatisfactorio o doloroso que sea, le afecte su armonía 
emocional interna o lo altere en su equilibrio energético individual. Implica 
ser autónomo desde el punto de vista emocional, la autonomía emocional 
es la capacidad de sentir, pensar y tomar decisiones por sí mismo, que 
incluye la capacidad para asumir las consecuencias que se derivan de los 
propios actos, esto significa, responsabilidad (Estévez, 2013). 
 
2.2 Duelo 
 
De acuerdo con Meza, García, Torres, Castillo, Sauri y Martínez (2008), el duelo 
es una reacción natural ante una pérdida significativa, es una reacción emocional 
y comportamental en forma de sufrimiento y aflicción cuando se rompe un vínculo 
afectivo. Se compone de elementos psicológicos, físicos y sociales, con una 
intensidad y duración proporcionales al significado de la pérdida; lo esencial del 
duelo son el apego y la pérdida. La muerte le imprime un carácter particular debido 
a que es irreversible, universal e implacable; en todos los duelos habrá muchas 
características comunes que parten de una información básica heredada, aunque 
la personalidad, la experiencia y el aprendizaje y otros factores externos, harán 
que la respuesta de duelo sea distinta en cada persona. La expresión del duelo no 
es universal, uniforme, ni homogénea, tiene diferentes manifestaciones y formas 
de comprensión basadas en variables socioculturales. 
 
28 
 
Cabodevilla (2007), en Las pérdidas y sus duelos describe al duelo como la 
respuesta emotiva ante la pérdida de alguien o de algo; es esa experiencia de 
dolor, lástima, aflicción o resentimiento por la que pasa toda persona que sufre la 
pérdida de un ser querido. La forma en que se comprende el proceso de duelo se 
relaciona con la forma de manejar la muerte en el medio cultural, la muerte se ha 
convertido en algo molesto de lo que ya no se habla; la actitud social ante los 
duelos es de presión hacia su ocultación y aislamiento. 
 
2.2.1 Manejo del duelo 
 
Bravo (2007), menciona en Cómo afrontar la pérdida de un ser querido, que en las 
sociedades se niega este espacio y tiempo donde la persona hace todo un 
proceso para poder recuperarse de la pérdida, volviéndose a encontrar, a 
recuperar las partes de sí misma que parecen también haber desaparecido con la 
pérdida y el sufrimiento que conlleva. La persona que está pasando por ello, 
necesita ese tiempo, poder vivir su dolor; su entorno, familiares, amigos, 
compañeros es preciso que lo sepan y lo respeten. Si enese proceso encuentra la 
comprensión y compasión que requiere, encontrará la forma de recuperarse, 
incluso de salir mejor y enriquecida. 
 
No existe un tiempo para vivir el duelo, cada quién marca el tiempo que necesita 
para considerarse recuperado; integrarlo es todo un proceso que busca reconocer 
el dolor que produce la pérdida, admitir que duele, la ausencia, aceptar que ha 
muerto, manifestar el dolor e iniciar el camino de vuelta a la realidad y al orden de 
las cosas. Los factores que influyen en la elaboración del duelo son: familia, 
dinero, madurez emocional, edad, relación (cercana, lejana) con la persona 
fallecida, sexo, religión, cultura, rol familiar, personalidad del doliente, entre otros. 
Por lo anterior el duelo de cada persona es único e irrepetible, pues cada persona 
es única y el duelo por pérdida de un familiar se vive de distinta manera. 
 
29 
 
Las vivencias más comunes en el duelo, como lo menciona Lizárraga (2005, en 
Cabodevilla, 2007) son: 
 Dimensión física: molestias físicas que pueden aparecer durante el duelo. 
Dolor o sensación de vacío estomacal, sequedad de boca, alteraciones 
intestinales, opresión en el pecho o garganta, hipersensibilidad a los ruidos, 
palpitaciones, falta de energía, tensión muscular, inquietud, alteraciones del 
sueño, pérdida del apetito y de peso, mareos. 
 Dimensión emocional: sentimientos internos. Los estados de ánimo varían y 
sus manifestaciones son de diferente intensidad, los más frecuentes son: 
tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo, ansiedad, soledad, impotencia, 
añoranza, cansancio existencial, desesperanza, sentimiento de abandono, 
amargura, venganza. 
 Dimensión cognitiva: lo mental. Dificultad para concentrarse, confusión, falta 
de interés por las cosas, ideas repetitivas relacionadas con el difunto, 
olvidos frecuentes. 
 Dimensión conductual: cambios en la forma de comportarse, comparado 
con el patrón previo. Aislamiento social, hiperactividad o inactividad, 
conductas de búsqueda, llanto, aumento en consumo de tabaco, alcohol, 
drogas, psicofármacos. 
 Dimensión social: resentimiento hacia los demás, aislamiento. 
 Dimensión espiritual: replanteamiento de propias creencias y de idea de 
trascendencia. Se hacen preguntas respecto al sentido de la vida y la 
muerte. 
 
2.2.2 Etapas del duelo 
 
De acuerdo con Bravo (2007), las etapas del duelo varían entre un autor y otro, 
siendo las generales: 
 Negación: hay incredulidad, no se acepta la pérdida; el que alguien amado 
ya no existe, no parece algo enteramente real para la persona que sufre la 
pérdida, está más allá de su credulidad. 
30 
 
 Enojo, ira: etapa más larga de intenso dolor psíquico, lamentos, llantos, 
cambios emocionales y quejas respecto a la salud, regresiones a etapas 
más desvalidas, desesperanza y ansiedad por la separación. También 
puede haber furia, hacia los otros o hacia los muertos; se siente culpa por lo 
hecho o dejado de hacer, después de la conmoción y por la etapa de dolor 
psíquico agudo, se dirige hacia el “final” del duelo. 
 Aceptación y adaptación: implica aceptar la muerte, disminuyen el dolor y la 
pena; se necesita desprender del apego a la persona fallecida. 
 
Las etapas del duelo que definió Kübler-Ross (1993), se dividen en: 
 Primera fase: negación y asilamiento. Es común una negación inicial, la 
cual funciona como un amortiguador ante una noticia inesperada e 
impresionante, permite a la persona recobrarse y activar otras defensas 
menos radicales; en general es una defensa provisional que pronto será 
sustituida por una aceptación parcial. 
 Segunda fase: ira. Cuando no se puede mantener la negación, se sustituye 
por sentimientos de ira, rabia, envidia y resentimiento; esta fase es muy 
difícil de afrontar ya que la ira se desplaza en todas direcciones y se 
proyecta contra los demás, a veces casi al azar. 
 Tercera fase: pacto. Cuando no se puede afrontar la triste realidad en la 
primera fase y hay enojo hacia la gente en la segunda, tal vez se busca 
llegar a un acuerdo que posponga lo inevitable, dicho intento de aplazar los 
hechos incluye un premio a la “buena conducta” y fija un “vencimiento” 
impuesto por la persona con una promesa implícita de que no se pedirá 
más si se concede esta demora; la mayoría de los pactos se hacen con 
Dios y generalmente se guardan en secreto. 
 Cuarta fase: depresión. La ira y la rabia son sustituidas por una gran 
sensación de pérdida, la persona responde con depresión (que a menudo 
se acompaña de culpa), ante lo que ha perdido; cuando se permite 
expresar el dolor por la pérdida, se facilita la aceptación final. 
31 
 
 Quinta fase: aceptación. No hay que creer que esta es una fase feliz ya que 
está casi carente de sentimientos, es como si el dolor hubiera desaparecido 
y la lucha hubiera terminado. 
 
Kübler-Ross (1993), señala que las etapas no son lineales, que pueden vivirse de 
manera salteada o desordenada y se puede llegar a vivir una etapa más de una 
vez y es posible nunca llegar a vivir la aceptación como etapa final. 
 
Otras definiciones de las diferentes de las etapas del duelo 
O´Connor, 1990 en Tovar, 2015: 
 Ruptura de antiguos hábitos 
 Inicio de reconstrucción de la vida 
 Búsqueda de nuevos objetivos, de amor o de amigos 
 Terminación del reajuste 
 
Fonnegra, 2001 en Tovar, 2015: 
 Shock, aturdimiento y anestesia emocional 
 Enfrentando la ausencia: fase aguda 
 Volver a la vida: cambio, reorganización y restablecimiento 
 
Roccatagliata, 2000 en Tovar, 2015: 
 Choque e incredulidad 
 Tomar conciencia de la pérdida 
 Desorganización, desesperación y el retraimiento 
 Reorganización y sanación 
 Resolución 
 
Las etapas del duelo duran diferentes periodos de tiempo y ocasionalmente se 
ocultan: negación es la imposibilidad de reconocer y aceptar como un hecho real 
la pérdida, ira es la reacción emocional de rabia, envidia, resentimiento y hostilidad 
32 
 
y es dirigida hacia todo el entorno, a Dios, incluso hacia sí mismo al culparse por 
la pérdida, el pacto/negociación es una forma de afrontar la culpa y se establece 
imaginaria o realmente con aquéllos hacia los que se dirigió la ira (no se perciben 
culpables, se les hace promesas a cambio), la depresión implica sentimientos de 
profundo vacío y dolor ante la situación y por último la aceptación que es el 
reconocimiento de la realidad y situación de dolor, sin buscar culpables y asumir 
una actitud de supervivencia. Esta fase se alcanza tras hacer un balance de la 
pérdida y dar nuevos significados a la situación que se vive (Kübler-Ross, 1969, 
en Miaja y Moral, 2013). 
 
2.2.3 Formas diferentes de duelo 
 
En términos de Cabodevilla (2007), que el duelo sea patológico o no, se 
caracteriza principalmente por la intensidad y duración de la reacción emocional; 
las personas que en su niñez más temprana no fueron estimuladas y ayudadas a 
ser personas individuales, posteriormente tienen dificultad para desprenderse, se 
aferran y por eso les resulta difícil elaborar el duelo. 
 
Dicho autor menciona algunas formas de duelo más comunes: 
 Duelo anticipatorio: la persona empezó la elaboración del dolor de la 
pérdida sin que esta haya ocurrido todavía y se anticipa la pérdida que es 
irremediable en un periodo corto de tiempo. 
 Duelo crónico: la persona se queda pegada en el dolor pudiendo hacerlo 
durante años, acompañado de un fuerte sentimiento de desesperación; es 
incapaz de rehacer su vida, se muestra absorbido por los recuerdos y su 
vida gira en torno al fallecido, considerando ofensivo para el difunto retomar 
cierta normalidad. 
 Duelo congelado o retardado: inhibido o pospuesto, se presenta en 
personas en las que las fases iniciales del duelo no mostraron signos de 
dolor por el fallecimiento del ser querido y se instala una prolongación del 
33 
 
embotamiento afectivo, dificultándose la expresión de emociones;en este 
duelo cuesta reaccionar a la pérdida. 
 Duelo enmascarado: la persona experimenta somatizaciones y conductas 
que causan dificultades y sufrimientos, pero no las relaciona con la pérdida 
del ser querido. 
 Duelo exagerado: eufórico. Presenta una intensa reacción de duelo, se 
niega la realidad de la muerte (se tiene la sensación de que la persona 
continua viva), se reconoce la muerte, pero con exagerada certeza de que 
fue para bien del familiar. 
 Duelo ambiguo: no se aclara. Se percibe a la persona ausente físicamente, 
pero presente psicológicamente, ya que no es seguro si la persona está 
muerta o viva, no se localiza el cuerpo. Otro tipo de pérdida ambigua se da 
en personas con demencias avanzadas o con daño cerebral. Se percibe a 
la persona presente físicamente, pero ausente psicológicamente. 
 
No hay una respuesta al cuándo se ha terminado un duelo, es indispensable haber 
completado las etapas. El duelo normal se deriva hacia el duelo patológico cuando 
las anomalías normales después de la pérdida se extienden en tiempo o 
desencadenan problemas psiquiátricos. 
A dicho duelo patológico se le han dado diferentes nombres: no resuelto, 
complicado, crónico, retrasado o exagerado. Es la intensificación del duelo en la 
que la persona recurre a conductas desadaptativas o permanece en ese estado 
sin avanzar en el proceso de duelo hacia su resolución. 
 
2.3 Pérdidas 
 
Las pérdidas forman parte de la vida de las personas, están presentes de manera 
constante. 
 
De acuerdo con Tovar (2015), una pérdida sucede cuando alguien o algo 
importante para una persona, deja de estar temporal o definitivamente en su vida, 
34 
 
sea por decisión propia, porque alguien más lo decidió o por causas meramente 
circunstanciales. 
 
Existen diferentes tipos de pérdidas: 
 Pérdidas o ausencia de elementos abstractos o intangibles: pérdidas de 
ilusiones y fantasías de la infancia, adolescencia o edad adulta; planes, la 
confianza en alguien; valores como el respeto, el amor, la cordialidad, la 
paz, la compasión, la honradez van siendo escasos en diferentes espacios 
donde se convive; ideas sin realizar. 
 Pérdidas o ausencia por muertes: oportunas, inoportunas, inadmisibles; 
muerte del cónyuge/pareja, muerte de los padres, muerte de los hijos, 
muerte de los hermanos, muerte de la mascota. 
 Pérdidas o ausencias corporales: disminución visual, pérdida de rasgos de 
la juventud, menor fuerza muscular, menor agilidad de movimientos, 
disminución de memoria y reducción de capacidad auditiva; pérdidas 
corporales causadas por enfermedad o accidente como la extracción de 
algún órgano, amputación de alguna parte del cuerpo. 
 Pérdidas o ausencias sin reconocimiento social: desaparición de un familiar, 
interrupción de un embarazo (aborto), familiar en prisión, cambio de 
escuela, cambio de prioridades (necesario o impuesto), cambio de 
residencia (colonia, ciudad, estado o país) por sobrevivencia, trabajo, 
estudio, salud o por gusto; desempleo, desesperanza por futuro incierto, 
divorcio. 
 Pérdidas o ausencias causadas por otras pérdidas o ausencias: en 
ocasiones generan mayores estragos que el evento que les dio origen, 
cuando sucede un cambio importante generalmente no viene solo y tiene 
repercusión en varias instancias de la vida; suceden cuando a 
consecuencia de una pérdida o ausencia surgen otras quizá más 
importantes o trascendentes. 
 Pérdidas o ausencias por logros: también suceden por situaciones de 
triunfo, alegría, éxito, logros, ganancias, avances o mejoras en la vida de 
35 
 
las personas; cuando los ingresos de dinero se incrementan 
extraordinariamente, cuando se va siendo más conocido por más personas, 
disminución de la privacidad, cuando ya no se pasa desapercibido tan 
fácilmente en un lugar, cuando el nacimiento de un hijo implica cambiar el 
ritmo de actividades y comunicación con la pareja, cuando un ascenso 
laboral posiblemente implique dedicar mayor tiempo al trabajo y menor 
tiempo a la familia o a las actividades fuera del horario laboral. 
 Pérdidas o ausencias por circunstancias adversas: cuando un familiar o 
conocido comete abuso de confianza, pero se prefiere no tomar cartas en el 
asunto pensando que es temporal y para no provocar una crisis mayor, 
cuando hay violencia intrafamiliar, cuando se modifica el plan de vida o se 
posponen los intereses personales para atender necesidades familiares o 
de otra persona que no puede valerse por sí misma. 
 
2.3.1 Pérdidas por muerte 
 
El presente estudio centra su interés en las pérdidas por muerte de un ser querido. 
En términos de Castro (2007), cada pérdida causa dolor y es mayor o menor en 
relación con la severidad de la misma. 
 
Existen diferentes tipos de pérdidas: 
 Oportunas: en general, se relacionan con muertes esperadas y se 
sustentan en la racionalización que se hace de ellas, aunque como la 
muerte es ucrónica, nunca es el momento adecuado. 
 Inoportunas: se presentan fuera de tiempo, ante ellas es difícil racionalizar. 
La muerte generalmente va a ser inoportuna. 
 Inadmisibles: siempre son inoportunas y se presentan cuando las personas 
alrededor del difunto se resisten o están incapacitadas ante la situación. Un 
factor que las dificulta es que en general pudieron haberse evitado por lo 
que son muy difíciles de superar. 
 
36 
 
2.3.2 Pérdidas de seres queridos 
 
La reacción ante la muerte de un ser querido, como describe Fonnegra (2001), 
depende del papel que desempeña en la familia la persona que fallece, la manera 
en que murió, los valores y creencias, la red social de apoyo y el momento en que 
ocurre la pérdida. 
 Muerte del cónyuge: es una de las pérdidas más grandes, conlleva un 
proceso de cicatrización lento y doloroso; si era una buena pareja es uno de 
los duelos más difíciles de elaborar ya que implica varias pérdidas juntas: la 
del amigo, amante, padre o madre, confidente, cómplice, compañero de 
cama, en la vejez, compañero de camino, proveedor, socio en la 
paternidad. Si la muerte es por enfermedad hay posibilidad de vivir el duelo 
anticipado, puede haber sentimientos contradictorios (desear la muerte ante 
el sufrimiento y sentir culpa por desearla); si la muerte es repentina el 
periodo de incredulidad es más prolongado, si hubo pleitos antes de la 
muerte, eso dificulta la elaboración del duelo. 
 Muerte de los padres: se percibe de manera más natural, aunque depende 
del tipo de relación, papel que desempeñó en la vida del hijo, etapa del ciclo 
vital en que fallece, edad del hijo, periodo de advertencia previo a la muerte 
y recursos internos. 
 Muerte de los hijos: los sentimientos son devastadores para los padres, un 
peligro es que los padres ignoren a los otros hijos, es uno de los duelos 
más difíciles y prolongados; entre el 60% y 70% de los matrimonios que 
pierden a un hijo se rompen. Si la muerte es por enfermedad, es posible 
vivir el duelo anticipado, si es por accidente se experimentan sentimientos 
de culpa. 
 Muerte de los hermanos: confronta con la propia vulnerabilidad o 
envejecimiento. Hay que considerar factores como edad de los hermanos, 
cercanía en la relación y solución de las rivalidades. 
 
 
37 
 
2.4 Tanatología 
 
El término Tanatología (la ciencia de la muerte), fue creado en 1901 por el médico 
ruso Elías Metchnikoff, en ese momento fue considerada como una rama de la 
medicina forense que trataba de la muerte y lo relativo a cadáveres desde el 
marco médico-legal. El vocablo tanatos deriva del griego Thanatos, nombre que se 
le daba a la diosa de la muerte en la mitología griega, por otro lado, logos tiene 
varios significados, pero la mayoría de los filósofos griegos le daban el significado 
de sentido. Por lo anterior, etimológicamente se le define a la Tanatología como la 
ciencia encargada de encontrar sentido al proceso de muerte, dar razón a la 
esencia del fenómeno (Behar,2004, en Bravo, 2006). 
 
En términos del Random House College Dictionary (en Castro, 2007), la 
Tanatología es el estudio interdisciplinario del moribundo y de la muerte, 
especialmente de las medidas para disminuir el sufrimiento físico y psicológico de 
los enfermos terminales, así como la aprensión y sentimientos de culpa y pérdida 
de los familiares. Actualmente se emplea como una disciplina que se ocupa de 
todo tipo de pérdidas y duelos. 
 
Elizabeth Kübler-Ross es considerada la fundadora de la Tanatología moderna, 
como comenta Bravo (2006), al haber descrito los fenómenos psicológicos que 
acompañan a los enfermos terminales en el proceso de muerte. El objetivo de la 
nueva Tanatología es promover y desarrollar de forma holística las 
potencialidades del ser humano para enfrentar exitosamente la difícil tarea de 
contrarrestar los efectos destructivos de la muerte, mediante el optimismo, sentido 
y creatividad. Kübler-Ross comenzó su trabajo en Tanatología a través de una 
investigación sobre la muerte con un equipo formado por cuatro seminaristas, se 
acercó a los pacientes sin previa revisión de la materia, quería observar y 
aprender directamente de ellos; ella platicaba con ellos y los seminaristas se 
ubicaban alrededor tomando notas. Su estudio estaba basado principalmente en: 
no tener ideas preconcebidas, estar con mente abierta, llegar a un darse cuenta 
38 
 
personal, sensibilizarse ante las necesidades de los enfermos terminales y las 
personas que los rodearan, realzar la percepción para aprender. 
 
La nueva Tanatología que surgió hace algunas décadas, se encarga de las 
personas, de dar atención a los pacientes terminales y sus familias. El tanatólogo 
es el profesional capacitado para ayudar en el proceso de duelo o cualquier tipo 
de pérdidas significativas, otra finalidad de dicho personal es procurar que al 
paciente o persona que sufra una pérdida se le trate con respeto, cariño, 
compasión y conserve su dignidad hasta el último momento. 
 
2.5 Resiliencia 
 
El término resiliencia se empleó originalmente en el campo de la física, donde se 
relaciona con la resistencia que tienen los metales al someterlos a altas presiones, 
recobrando su forma original; en osteología, se ha utilizado para expresar la 
capacidad de los huesos para reponerse después de una fractura. Posteriormente, 
fue adaptado a las ciencias sociales para describir a las personas que, a pesar de 
nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanas 
y exitosas (Machuca, 2002 en Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 2011). 
 
En términos de Rutter (1993 en Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 2011), 
resiliencia es un anglicismo que proviene del término resilienceo resiliency, cuyo 
significado es la resistencia de los cuerpos a los choques, con habilidad para 
recuperarse o ajustarse nuevamente. 
 
Se ha definido como la capacidad personal de sobreponerse a las presiones y 
dificultades que otra persona no podría lograr (Trujillo, 2006); soportar retos 
perturbadores en la vida y recuperarse de la adversidad (Greff y Loubser, 2008); 
hacer frente a situaciones muy adversas, adaptándose y restaurando el equilibrio 
en la vida personal y evitando el efecto mortífero potencial del estrés (Canaval, 
González y Sánchez, 2007). 
39 
 
De acuerdo con Raffo y Rammsy (2005), la adaptación exitosa implica una 
transformación de la persona después de la crisis, manifestada en un conjunto de 
cualidades. 
 
También se ha definido como el conjunto de conductas, pensamientos y acciones 
que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona en su proceso 
de adaptación a la adversidad y que le permiten “rebotar” de experiencias difíciles 
(traumáticas, tragedias, amenazas, problemas familiares o de relaciones 
interpersonales, enfermedades crónicas o situaciones estresantes laborales y 
financieras) como si fuera una bola o un resorte (APA, 2004). 
 
2.5.1 Tipos o modalidades de resiliencia 
 
 Resiliencia psicológica: combinación de rasgos personales positivos y de 
respuestas o conductas de afrontamiento que facilitan la gestión exitosa de 
los cambios inesperados o estresantes en la vida (Rutter, 2007 en 
Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 2011). 
 Resiliencia familiar: conjunto de procesos interactivos entre los miembros 
de una familia que fortalecen, con el transcurso del tiempo a cada individuo 
y a todo el grupo, permitiéndoles acomodarse a sus diversos estilos de 
organización o creencias, recursos y limitaciones internas, así como 
amoldarse a los desafíos psicosociales que se les plantean desde fuera de 
la familia (Rollan y Walsh, 2006 en Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 
2011). 
 Resiliencia comunitaria: conjunto de valores, disposiciones y movilizaciones 
colectivas que permiten a ciertas poblaciones enfrentar solidariamente los 
daños causados por desastres naturales, saliendo finalmente exitosas de 
tales crisis y con una nueva autoimagen de fortaleza y cohesión entre las 
personas involucradas en dichos eventos (Suárez y Melillo, 2001 en 
Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 2011) 
40 
 
 Resiliencia vicaria: efecto único y positivo que transforma al psicoterapeuta 
en respuesta a la propia resiliencia de un paciente sobreviviente de un 
trauma, proceso que puede darse también en forma generalizada en otros 
ámbitos como el familiar, amigos, grupos laborales o religiosos (Hernández, 
Gansei y Engstrom, 2007 en Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 
2011). 
 Resiliencia espiritual: capacidad para responder a los factores estresantes, 
a la adversidad y a los eventos traumáticos, sin presentar síntomas 
patológicos crónicos o verse disminuidas las capacidades vitales del 
espíritu (poder amar, comprender, perdonar o servir generosamente a los 
demás), de la mente (poder pensar racional, objetiva y equilibradamente) y 
del cuerpo (funcionar de manera saludable), sino más bien resultando estas 
fortalecidas (Dugal, 2009 en Rodríguez, Fernández, Pérez y Noriega, 
2011). 
 
En Psicología, la resiliencia, de acuerdo con Castro (2013), se refiere a la 
capacidad de las personas para sobreponerse a las pérdidas o al dolor 
psicoafectivo, es una aptitud para continuar con su vida ante situaciones adversas, 
e implica un proceso dinámico en el que la persona se sobrepone y reconstruye a 
partir del suceso crítico o traumático. La resiliencia cambia dependiendo del 
momento, las circunstancias y el tipo de pérdidas y crisis en que se encuentre la 
persona. Para la elaboración de duelos, es necesario considerar factores tales 
como la personalidad, el entorno de la persona, su cultura, su autoestima, es 
decir, sus características resilientes; el ser una persona resiliente no significa estar 
libre de estrés o de las presiones que implica la vida cotidiana, significa ser capaz 
de afrontar con éxito estas situaciones cuando se presenten. Las personas 
resilientes experimentan también miedo, tristeza, enojo e inseguridad ante tales 
situaciones dramáticas o difíciles de la vida, la diferencia radica en la forma de 
afrontarlas, ya que estas personas no se abruman y poseen competencias con las 
que recuperan de manera eficaz la armonía de sus vidas. 
 
41 
 
2.5.2 Resiliencia tanatológica 
 
La resiliencia tanatológica es un pensamiento y sentimiento de esperanza realista 
donde se vive el duelo, el dolor y la tristeza que conlleva; implica fortalecer un 
proceso de maduración para convertir a la persona en lo que puede ser, mediante 
la activación de recursos o fuerzas dentro o fuera de sí misma que hay que 
identificar, pero están a su disposición. Es una competencia que puede 
desarrollarse y educarse; no se crea con base en la personalidad, la creencia o 
juicio que tenga de su pérdida y la red social de apoyo, sino mediante la 
interacción que hay entre los diversos factores: 
 
 Factores psicológicos: característicasgenéticas y adquiridas que definen a 
una persona, elementos del yo-mismo (autoestima, autorrespeto, 
autoaceptación, autoevaluación, autoconcepto, autoconocimiento) 
 Factores sociales: habilidades interpersonales o sociales que permiten a 
una persona la resolución de conflictos y el impulso a la acción, los vínculos 
de afecto fuertes acumulados forman la resiliencia. 
 Factores lingüísticos, creencias/juicios: mundos interpretativos, hay tantas 
visiones de la realidad como personas (Castro, 2013). 
 
2.6 Acompañamiento tanatológico 
 
Las cualidades básicas de saber acompañar, como lo dijo Armendáriz (2004), 
incluyen calidez, escucha, empatía, respeto, compasión, comprensión y un manejo 
apropiado de sentimientos; el sentido esencial del acompañamiento requiere de un 
conjunto de habilidades tales como: saber comunicar, escuchar, saber cómo y 
cuándo confrontar, respetar el proceso de vida en que se encuentra y reconocer y 
respetar el de los demás, ponerse en el lugar del otro para comprenderlo y 
flexibilizar los intereses propios. 
 
 
42 
 
2.6.1 Enfoques, modelos y técnicas de acompañamiento tanatológico 
 
En atención después de la pérdida, se diferencian tres niveles de intervención: 
acompañamiento, asesoramiento psicológico y terapia en duelo. 
 El acompañamiento se refiere a la ayuda no profesional proporcionada por 
voluntariado o grupos de autoayuda, en principio puede ser brindado por 
cualquier persona que haya recibido formación específica al respecto. 
 El asesoramiento psicológico tiene como objetivo facilitar las tareas del 
duelo a la persona que está elaborando uno reciente (ayudar en la 
resolución de un duelo no complicado (García y Landa, 2015; García-
García, Landa-Petralanda, Grandes-Odriozola, Mauriz-Etxabe y Andollo-
Hervás, 2001; Nomen-Martín, 2008) 
 
Se utilizan técnicas de intervención generales junto a otras específicas de atención 
al duelo. García y Landa (2015), utilizan el acrónimo REFINO para hacer 
referencia a las técnicas generales: R, establecer una buena relación con el 
paciente; E, escucha activa; F, facilitar la expresión emocional; I, informar de lo 
que se conoce científicamente del proceso de duelo; N, normalizar las 
manifestaciones del duelo; O, orientar. Entre las estrategias específicas se 
incluyen, por ejemplo, la anticipación de fechas claves (aniversarios, cumpleaños), 
escribir acerca de la pérdida y de la persona perdida, dibujar expresando las 
emociones o técnicas de imaginación guiada. 
 
 La terapia en duelo trata de identificar y resolver conflictos de separación 
que impiden la realización de las tareas en personas cuyo duelo no 
aparece, se retrasa, es excesivo o prolongado (técnicas específicas para 
resolver duelo complicado). 
 
 
43 
 
Se proponen diversas recomendaciones según el tipo de duelo: a) en el duelo 
normal no son aconsejables las intervenciones formales y/o estructuradas, b) en el 
duelo de riesgo es importante realizar un seguimiento regular, con apoyo 
emocional y valorando individuamente la necesidad de psicoterapias específicas y 
estructuradas, c) en el duelo complicado se recomienda derivar a servicios 
especializados para recibir intervenciones determinadas. 
 
Con independencia de las técnicas específicas que se vayan a emplear en el 
tratamiento e intervención en el duelo, Zech, Ryckebosch-Dayez y Delesplaux 
(2010, en Fernández, 2016), resaltan el hecho de centrarse en el proceso y en la 
relación terapéutica; es común que los síntomas o experiencias de duelo varíen en 
gran medida de un paciente a otro. Las autoras defienden una intervención 
individualizada donde se tengan en cuenta los obstáculos y recursos personales 
durante el proceso de duelo; destacan la importancia de establecer una relación 
terapéutica basada en el acogimiento, la calidez, la empatía y la congruencia 
como principales motores del cambio terapéutico (Zech, Delesplaux y 
Ryckebosch-Dayez, 2013, en Fernández, 2016). 
 
Gómez (2015), menciona que el tanatólogo puede ayudar a superar todo tipo de 
pérdida, puede apoyar al doliente, darle consejería tanatológica y atención en 
crisis, tanto al paciente como sus familiares y dar acompañamiento tanatológico a 
enfermos terminales, ayudarlos a vivir con calidad de vida en este proceso tan 
difícil. La Tanatología y el acompañamiento pueden ser previos, durante y 
después de una pérdida significativa para el doliente; la intervención en crisis es 
en el momento o después de un suceso traumático. Se puede trabajar de forma 
individual, en pareja, en familia, con grupos de trabajo, escolares, vecinales, con el 
equipo de salud, multidisciplinaria o interdisciplinariamente y puede hacerlo de 
distintas formas de acuerdo al momento que estén pasando aquellos que tuvieron 
la pérdida. 
 
 
44 
 
La misma autora (Gómez, 2015), hace la siguiente diferenciación: 
 Acompañamiento tanatológico: Se trata de acompañar a la persona en el 
proceso del morir o de la pérdida, suele ser solamente en momentos donde 
el duelo transcurre naturalmente, sin complicaciones mayores y la tarea del 
profesional, se basa únicamente en cerciorarse de que “la herida no se 
infecte” y vaya cicatrizando adecuadamente. Incluye dar información, 
orientar a las personas con respecto al momento que pasan, escuchar al 
paciente, etc. Se busca contener y escuchar al paciente, no el cambiar su 
actitud, empatizar con él y que se sienta apoyado por alguien ajeno a sus 
seres queridos. Es el acto de ponerse al servicio del otro, sin anteponer los 
deseos o intereses personales, de modo que a través de las herramientas 
que la persona posee pueda encontrar formas de planear sus necesidades 
y resolver sus pendientes, así como lograr la expresión de sentimientos por 
medio de la escucha y el diálogo. El camino del duelo, acompañar, sólo se 
trata de acompañar sencillamente, con el silencio y la palabra cuando es 
necesaria, estar ahí incondicionalmente, hablar poco escuchar con el oído 
muy atento para que la otra persona se sienta acogida. 
 Intervención tanatológica: Aquí es necesario ayudar a la persona a 
trascender la pérdida que tuvo, resignificando (darle un nuevo sentido) lo 
que le ha ocurrido, sanando emociones y resolviendo asuntos pasados que 
puedan estar estorbando el proceso natural del duelo. Aliviar el miedo a la 
muerte, etc. 
 Intervención en crisis: Se requiere de brindar primeros auxilios psicológicos 
y emocionales a la persona(s) en crisis, ya sea porque acaba de recibir una 
noticia (enfermedad, divorcio, muerte, fracaso, etc.) o bien, por emociones 
atoradas que, ante un detonador directo o indirecto, desbordaron a la 
persona. 
 
 
 
 
45 
 
2.6.2 Modelo de Worden: las cuatro tareas del duelo 
 
Worden (2004, en Romero, 2013), describió cuatro tareas básicas que 
consideraba fundamentales en la elaboración del duelo: 
 
1. Aceptar la realidad de la pérdida - Intentar entender que la persona fallecida 
no va a volver, no se le va a ver nunca más, ni a poder compartir nada más 
con ella. Consiste en superar la negación inicial, que se da en la persona 
para amortiguar el impacto que supone la realidad de la pérdida y sus 
consecuencias. En esta tarea puede ser útil hablar de los rituales funerarios 
y describir las circunstancias de la muerte, invitar a los dolientes a visitar el 
cementerio o lugar donde se encuentre el difunto y dirigirse a él en pasado. 
2. Identificar y expresar sentimientos – Cuando la persona comienza a darse 
cuenta de que todo lo ocurrido es real y que no va a cambiar, se intensifican 
las emociones propias del duelo; el acompañamiento va dirigido a 
encauzarlas, permitir su expresión y normalizarlas. Para lo anterior puede 
ser útil escribir lo que siente o hacer uso del dibujo para ejemplificarlo, traer 
fotos y hablar del fallecido, utilizar la técnica de la imaginación guiada, 
reestructurar cognitivamente pensamientoserróneos que pudieran surgir, 
escribir un diario o libro de recuerdos que incluyan acontecimientos vividos, 
historias, fotografías. 
3. Adaptarse a vivir en un mundo en el que la otra persona ya no está – No es 
fácil continuar con la vida posterior a la pérdida, menos el encargarse de 
todo lo que la otra persona hacía. En este momento se enseña a poder 
resolver problemas generando estrategias y herramientas que ayuden a 
afrontar y responder a las demandas, dándoles soluciones adecuadas. 
4. Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo – Implica no olvidar 
a la persona fallecida, recordarla sin dolor, empezar nuevas relaciones, 
establecer nuevos vínculos encontrando un lugar adecuado a la persona 
que se ha perdido, un lugar emocional transformado, un espacio que no 
46 
 
impida ser compartido con los lugares de otras personas ni evite el vivir el 
presente. 
 
2.6.3 Técnicas conductuales utilizadas para trabajo en duelo 
 
Su objetivo básico, en términos de Gómez (2015), consiste en reducir la tendencia 
del sujeto a la evitación de recuerdos dolorosos (eventos, pensamientos, 
sentimientos, etc.) y situaciones ansiógenas externas (que generan ansiedad); 
para que así el sujeto pueda habituarse a ellos, o "procesarlos" (elaborarlos). 
 
1. Programación de actividades de dominio-agrado: Por ejemplo, reemplazar 
las visitas al cementerio por actividades potencialmente agradables. 
2. Exposición simbólica: Por ejemplo, ordenar una habitación como si el 
paciente viviera los momentos previos a su propia muerte; o imaginarse 
rodeado de los seres queridos, despidiéndose de cada uno de ellos antes de 
morir. 
3. Exposición y prevención de repuestas de evitación: Consiste en verbalizar 
los recuerdos vivenciales en relación al difunto sin evitar tal tarea. En cierto 
modo la "asociación libre" aplicada a esta tarea tendría la misma función. 
4. La amplificación de sentimientos: Consiste en la expresión de sentimientos 
positivos o negativos hacia la persona desaparecida, de forma más o menos 
dramatizada. 
5. Juego de roles: Psicodramatizar o representar escenas relevantes, y a 
menudo conflictivas, respecto a la relación con el difunto, de modo que se 
puedan experimentar cogniciones y emociones relevante y que han sido 
evitadas. Se puede emplear el procedimiento de la "silla vacía" de la Gestalt. 
6. Hacer deporte o caminar 1 hora al día: Ya sabemos lo beneficioso del 
deporte a nivel físico y mental, pero cada vez se conocen más datos de la 
relación entre ejercicio y hormonas de la felicidad. Según un reciente estudio 
realizado en el Centro Médico de la Universidad Duke (EEUU), practicar 
ejercicio regularmente puede ser tan útil como la medicación para aliviar los 
47 
 
síntomas de la depresión grave porque incide sobre la producción de 
hormonas y neurotransmisores como la noradrenalina, la serotonina, las 
endorfinas y las neurotrofinas. 
 
2.6.4 Técnicas cognitivas utilizadas para trabajo en duelo 
 
Su objetivo es revisar la validez de la cogniciones y significados que el sujeto da a 
la experiencia de la pérdida; de modo que pueda realizar atribuciones más 
ajustadas a la realidad y elevar sus expectativas de esperanzas a continuar su 
vida sin el difunto. 
 
1. Descatastrofizar: Se trabaja las probabilidades reales de que sucedan 
eventos catastróficos si el sujeto afronta determinados recuerdos o situaciones. 
La exposición apoya la descatastrofización. 
2. Reatribución: Se examinan las evidencias que el sujeto tiene para su culpa y 
se revisan las evidencias para explicaciones alternativas más plausibles 
(normalmente, atribuciones externas frente a internas). 
3. Autoaceptación: Se trabaja con el sujeto sus exigencias y autocríticas por 
haber experimentado ciertos sentimientos hacia el difunto (p.e agresivos, odio, 
etc.) y se diferencia entre estos y la persona global. 
4. Psicoterapia: Lo primero que debería de hacer un buen psicoterapeuta es 
ponerle al paciente un paquete de pañuelos en la mesa y permitirle llorar. Lo 
segundo crear un clima de confianza, confidencialidad y seguridad. 
Empezaríamos por hacer las 40 respiraciones profundas y alguna técnica de 
relajación. Acompañar al paciente en el proceso de duelo, indicarle a este la 
sombra, el vacío, invitarle a que mire y de esta forma hacer funcionar el darse 
cuenta (Gómez, 2015). 
 
 
 
 
48 
 
2.6.5 Abordaje sistémico del duelo 
 
En términos de Bowen (1976, en Pereira, 2016) y desde un punto de vista 
sistémico, la pérdida o amenaza de pérdida de un miembro es la mayor crisis que 
tiene que afrontar un sistema; ante la crisis, si tiene suficientes recursos, 
reaccionará con un cambio adaptativo, si no los tiene, el sistema puede 
desaparecer. La reorganización del sistema familiar necesita tiempo, mientras 
pende sobre el sistema la amenaza de desaparición; es necesario adoptar una 
conducta defensiva de la integridad de la familia, la cual pone en marcha una serie 
de mecanismos de defensa, reforzados socioculturalmente, que tienen como 
objetivo el mantenimiento de la familia: 
1. Reagrupamiento de la familia nuclear: refuerza su contacto, restringe su 
área de movimiento, filtra los contactos con el exterior, delega funciones en 
personas cercanas a la familia o miembros de la familia extensa, y en 
definitiva se “encastilla” en la casa (“La familia no recibe”) procurando 
incrementar el tiempo de contacto mutuo y disminuir los estímulos 
exteriores. 
2. Intensificación del contacto con la familia extensa, o con personas cercanas 
afectivamente a la familia (amigos, etc.): la familia extensa se aproxima a la 
familia nuclear, ofreciendo su apoyo y ayuda si es necesaria, al igual que 
las amistades. Dependiendo del Ciclo Vital de la Familia Nuclear, es 
frecuente que se delegue en este círculo la organización de los Rituales de 
despedida y evacuación del cadáver, o bien que se trasladen al domicilio 
familiar para ocuparse de los niños o de la rutina doméstica. 
3. Disminución de la comunicación con el medio externo: aunque sin llegar a 
las exigencias sociales del Luto se hace unas décadas, aún sigue 
manteniéndose una cierta disminución del intercambio con el medio 
externo, reduciendo las actividades sociales, especialmente las 
consideradas más frívolas. La ausencia actual de normas claras a este 
respecto con frecuencia crea conflictos generacionales acerca de lo 
prohibido y su duración. 
49 
 
4. Apoyo socio-cultural a la continuidad de la familia: la organización social 
tiene en la familia su base principal, en la que delega sus funciones de 
alimentación, cuidado, educación, etc., por lo que socialmente hay un 
interés evidente para que el grupo familiar siga existiendo a pesar de perder 
uno de sus miembros. Así además de la ayuda proveniente del entorno 
cercano y la familia extensa, las sociedades que disponen de recursos 
destinan parte de ellos a favorecer la continuidad de la familia, aunque haya 
perdido a uno de sus miembros clave. Becas, pensiones, subsidios, 
exenciones del Servicio Militar, colegios para huérfanos, asociaciones de 
viudos y viudas, seguros de vida, etc., tratarán de ofrecer apoyo social y 
económico a la nueva familia, quizás ahora carente de su fuente principal 
de recursos. 
5. Exigencia de tregua en los conflictos familiares “antiguos”: reconciliación. 
Durante el Duelo se produce una exigencia implícita y a menudo también 
explícita de cese de hostilidades en la familia, cuando la supervivencia del 
grupo familiar está amenazada, debe predominar el apoyo mutuo para 
hacer frente a las adversidades, por lo que se hace necesario una tregua en 
los conflictos, por muy antiguos que sean. Incluso es un momento 
especialmente adecuado para la reconciliación, ya que la cercanía de la 
muerte relativiza la importancia de los agravios y aumenta la de valores 
como el apoyo mutuo y la solidaridad grupal. 
6.