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1 2 VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: HOMBRE COMO VÍCTIMA INVISIBLE * DOMESTIC VIOLENCE: MAN, AS AN INVISIBLE VICTIM Laura Daniela Triviño Vargas Resumen La violencia doméstica se ha vuelto un problema de salud pública, tan es así, que ya no se predica únicamente para mujeres sino también para varones, pero, debido a la poca investigación respecto estos últimos, el presente trabajo de investigación tendrá como fin analizar la problemática de la violencia intrafamiliar contra el hombre a través de los diversos estudios realizados y los cambios socioculturales que han generado en primera medida la invisibilidad del maltrato hacía el hombre, y, en segundo lugar las causales para que el hombre no denuncie el maltrato sufrido. Palabras clave: violencia intrafamiliar, hombre, victima, aceptación, sociedad, violencia de género, denuncias. Abstract Domestic violence has become a public health problem, so much so, that it is no longer preached only for women, but also for men, but, given the little research regarding the latter, the objective of the work is to give a description of violence domestica against man, through the various studies carried out and the sociocultural changes that have generated, in the first place, the invisibility of mistreatment towards man, and, secondly, the causes so that man does not report the mistreatment suffered. Key Words: domestic violence, men, victims, aceptence, society, gender violence, denunce * 1 Artículo de Reflexión elaborado como Trabajo de Grado para optar por el Título de Abogada en la Universidad Católica de Colombia por parte de la estudiante Laura Daniela Triviño Vargas del programa de Derecho de la Universidad Católica de Colombia, Código 2112035, correo institucional: E. mail: ldtrivino35@ucatolica.edu.co.. Este artículo fue dirigido por el Dr. Luis Carlos Pinto Rodríguez docente de la Facultad de Derecho Universidad Católica de Colombia. Sede Bogotá D.C., 2022 mailto:ldtrivino35@ucatolica.edu.co 3 Sumario Introducción. 1. Definición de la violencia intrafamiliar. 2. Contextualización de la violencia intrafamiliar con perspectiva de género en hombres. 3. Casos de violencia intrafamiliar con perspectiva de género hacia los hombres. 4 Razones que generan que la violencia intrafamiliar con perspectiva de género hacia el hombre se mantenga inmutable. 5 Concientización de la violencia intrafamiliar. Conclusiones. Referencias INTRODUCCIÓN La violencia intrafamiliar es un concepto más o menos contemporáneo, que se asentó luego de varias luchas dadas en pro de los Derechos Humanos. Batallas, que han puesto en igualdad de condiciones al hombre y la mujer, y, con el tiempo asentaron que la violencia intrafamiliar no era algo que debía ser aceptado socialmente. De acuerdo con las diferentes encuestas y bases de datos, se ha evidenciado que tanto hombres como mujeres son víctimas de violencia intrafamiliar. Pues, conforme a las Encuestas Nacionales de Demografía y Salud, sólo en el 2015 se encontró respecto a los tipos de violencia establecidos en la Ley 1257 de 2008 que de las mujeres el 31.9% alguna vez fue víctima de violencia física por parte de su pareja, el 7,6% sufrió violencia sexual, 31.1% señaló ser víctima de violencia económica (el 14% de las víctimas manifestaron que su pareja les prohibió trabajar, mientras el 10.5% manifestó que su pareja amenazó con quitarle el apoyo financiero), el 4.4% adujo ser víctima de violencia patrimonial. Por su parte, el mismo estudio encontró referente a los hombres que el 22,4% reportó haber sufrido violencia física; el 1.1% violencia sexual; el 25.2% violencia económica; y 2.2% violencia patrimonial, tal estudio tuvo como base a 38.718 mujeres y 35.783 hombres. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLF 2020) encontró que en el año 2019, en los departamentos de Atlántico; Bolívar; Magdalena, La Guajira, Sucre y San Andrés que al menos 275 mujeres y 27 hombres eran víctimas de violencia de pareja; la violencia por parte de otro familiar la sufrían 90 mujeres y 48 hombres; la violencia de Adulto mayor entre hombres y mujeres era muy pareja, ya que, 10 mujeres y 9 hombres eran víctimas de ella; finalmente, él estudió encontró que la violencia 4 de niños, niñas y adolescentes la sufrían 19 mujeres y 13 hombres. Para los años 2020 y 2021, el mismo instituto de Medicina legal, encontró en el año 2020, 10.778 hombres víctimas de violencia intrafamiliar y 36.399 mujeres víctimas de la misma violencia. Para el 2021, 11.552 hombres víctimas de violencia intrafamiliar y 40.058 mujeres víctimas de esta (INMLF 2021, 2022) Conforme a lo anterior, las estadísticas muestran tres aspectos, a saber: (i) Cualquier género puede ser víctima de violencia intrafamiliar, (ii) La violencia respecto a hombres y mujeres ha subido a través de los años, y (iii) La mujer es quién tiene mayores índices de violencia intrafamiliar. Ahora bien, pese que la mujer es quien tiene mayores índices de violencia intrafamiliar, hay mucha doctrina y jurisprudencia que evidencia el maltrato hacia las mujeres y niños, y poca investigación sobre la violencia ejercida en el hombre, aunque, existan múltiples trabajos y estadísticas que demuestran que ellos también son víctimas de violencia intrafamiliar. Surgen entonces, preguntas hacia la violencia intrafamiliar que sufre el género masculino. En consecuencia, la presente investigación pretende saber ¿ Cuáles son las causas por las cuales los hombres víctimas de violencia intrafamiliar no denuncian sus casos? Para ello se abarcarán 5 ejes temáticos específicos: (i) Definición de violencia intrafamiliar; (ii) Contextualización de la violencia intrafamiliar con perspectiva de género en hombres; (iii) casos de violencia intrafamiliar hacia los hombres silenciados ; (iv) razones porque la violencia intrafamiliar con perspectiva de género hacia el hombre se mantiene inmutable; y (v) conciencia de violencia intrafamiliar. 1. DEFINICIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Doctrinalmente, se ha definido la violencia intrafamiliar como la muestra de poder que ejerce el más fuerte sobre el más débil (Sierra-Gómez, 2018). Violencia, que según Vanegas-Mosquera (2016) se manifiesta de diversas maneras, donde las víctimas no son únicamente las mujeres, también serán niños, personas de la tercera edad y en ocasiones hombres. 5 Desde el ámbito de las organizaciones internacionales, la violencia intrafamiliar será entendida por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002) como aquellos actos dados por un miembro de la familia a otro, en escenarios de abuso, poder, agresiones o maltratos físicos, psicológicos, emocionales, sexuales y económicos. Por su parte, la Corte Constitucional en sentencia C468 de 2014, ha establecido que la violencia intrafamiliar es “todo daño o maltrato físico, psíquico, trato cruel, intimidatorio o degradante, amenaza, agravio, ofensa o cualquier otra forma de agresión contra el natural modo de proceder, producida entre las personas del mismo núcleo familiar de manera permanente”. Para captar el tema de la violencia intrafamiliar, es necesario entonces entender la composición de familia, que según Esteinou (2004) se establecen como (i) el grupo de personas que viven bajo el mismo techo; (ii) relaciones de autoridad y afecto al interior del grupo; y (iii) lazo de parentesco en la relaciones entre los distintos grupos de co-residentes. En contraposición a Esteinou (2004), la Corte Suprema de Justicia, cambió el paradigma que entendía la necesidad de que tanto la víctima como el victimario debían vivir bajo el mismo techo para entender la existencia de la unidad familiar. El “núcleo familiar” como ingrediente normativo del tipo penal, no va a comprender la necesidad quealguien conviva con la persona, sino que integre la familia, por ejemplo, el hijo común es parte de la familia, como lo son su padre y madre a pesar de que estos no constituyen un núcleo familiar. De otro lado, se tiene que los hijos menores mientras no se emancipen tiene la condición de hijos de familia, pero ello no puede conducir que los padres que se encuentren separados o que nunca hayan convivido integren el núcleo familiar , pese haber tenido hijos en la relación (Sala de Casación Penal, Sentencias SP 8064-2017, SP 3888- 2020, SP1462-2022). Los tipos de la violencia intrafamiliar, según varios autores, entre ellos Báez, Carrasco y Hernández (2006); Gazmuri (2017); Moral de la Rubia, López, Díaz y Cienfuegos (2011) Sunieska y Salazar (2019). Valdés (2012) son: Física: En esta violencia la víctima sufre de golpes o agresiones que le dejan 6 una marca en su cuerpo. En otras palabras, los moretones y los dolores en el cuerpo a causa de la violencia, se vuelven un recordatorio de su padecimiento del cual muchas veces no puede escapar y genera un sentimiento de destrucción total o parcial a su entorno. Psicológica: Las agresiones verbales, en las cuales se resaltan las inseguridades de la otra persona, los insultos, las humillaciones, gritos y amenazas, generan en las víctimas un decaimiento en su autoestima y emociones. Dejando rastros invisibles en su mente, tanto que la víctima empieza a creerse incapaz. Sin embargo, la violencia psicológica no son sólo las agresiones verbales, sino también, la infidelidad, indiferencia, marginación, comparación, rechazo y prohibición, entre otros. Sexual: la violencia sexual, no es únicamente el acceso carnal a una persona sin su consentimiento, sino que abarca actos desde acoso verbal, hasta la penetración forzada. En otras palabras, es el sometimiento de cualquier acto lujurioso o sexual, tales como manoseo, morbo entre otros. Economíca: La violencia economíca, es aquella en la que un individuo no puede desligarse del otro debido a su dependencia económica total, esto pone al victimario en una posición de poder, a tal punto que cierra las salidas de las víctimas para poder perseguir un ingreso para subsistir. En otras palabras, esta violencia se presenta cuando en el grupo familiar no se cuenta con recursos económicos amplios, ya sea por la mala administración económica o por la falta de trabajo estable para uno de los integrantes. 2. CONTEXTUALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO EN HOMBRES. Boira (2009), señaló que en los años 60 se empezó a usar el término de síndrome del niño maltratado, desmitificando al hogar como una institución de protección y seguridad. Es así que, se empezó a dar importantes descubrimientos de la situación de abuso al interior de los hogares. En los años 70, se empieza a hablar del Síndrome de la mujer golpeada, sin 7 embargo, la sociedad aún no estaba lista para ser consciente de las situaciones de violencia y tales casos se mantenían en el seno familiar. Posteriormente, los movimientos profeministas empezaron a visibilizar la violencia de género. En tales movimientos, se mostró que la violencia del hombre hacia la mujer era un problema social, criminal y público que no podía seguir estando en silencio. Se desarrollaron estudios de género para establecer la violencia contra la mujer en el hogar, y se empezó abordar la problemática a nivel internacional, con leyes, casos y fundaciones a favor de la mujer violentada (Boira, 2009). El modelo de la familia patriarcal dio paso a la violencia de género. Modelo que según Bourdie (2000) generó un desarrollo de roles, a tal punto que se dio la dominación de la masculinidad como producto socialmente construido. Tal modelo, ocasionó que tanto el hombre y la mujer, debieran comportarse de cierto modo a nivel universal, en ese sentido, se define el modelo patriarcal como un “orden psicosocial existente, incluida la tupida red de relaciones interpersonales que araña, une, reúne, vincula, acerca, capta, remite y circula en las personas” (Sau, 2004). Dicho modelo, puso al hombre varón en la cúspide de la dominación y la sumisión de la mujer, y originó gerontologías de enseñanza a los hombres para no hablar de la violencia que pueden sufrir con sus parejas, pues, en la estructura patriarcal la mujer en ninguna situación puede ser vista como el género dominante según la jerarquía (Sau, 2004). El modelo socialmente construido estableció a través de las épocas una idea del género masculino dominante, es así que se observa que las victimas invisibles de la violencia domestica son los hombres. De hecho, Wadham (1996), ha indicado que la violencia doméstica es impartida y recibida sin distinción de género. Ahora bien, los hombres son el género olvidado que también está inmerso en el sistema patriarcal. Género, para el cual es difícil establecer su rol fuera del concepto de señor y dueño ante la mujer (Giraldo, 1972). Para quien es inaceptable el sentimentalismo y la afectividad, y lo sitúa en sentimientos de frialdad y desapego. Tan es así que Hundek (2010), ha mencionado que la brutalidad de los casos violencia machista silencia a los 8 hombres maltratados, de quienes se busca beneficios económicos y no se les permite ver a sus hijos siendo víctimas de maltrato psicológico. Lo anterior, también ha sido planteado por Trujano, Martínez y Camacho (2010), quienes exponen que el incremento de casos de violencia hacia el hombre por parte de la mujer, ya sea, en una relación de noviazgo o casados, ha ido aumentando, siendo con mayor frecuencia cuando la pareja ya tiene un lazo matrimonial. De otro lado, la investigación de Maldonado y Figueroa (2013), hace énfasis en la relación de noviazgo, donde el hombre es mayoritariamente la víctima y la mujer la victimaria. Para Del Ángel y Rodríguez (2015) en la misma situación de noviazgo, la violencia es mutua y sugiere analizar los roles de cada género. Graña, Rodríguez y De la Peña (2009) estudiaron los actos agresivos hacia el cónyuge, dando como resultado que los hombres se consideran victimarios en la agresión sexual y física, y las mujeres en la agresión psicológica, siendo menor las agresiones a medida que aumenta la edad de la pareja. Cienfuegos (2014), menciona que la violencia de pareja es cada vez más recurrente a tal punto que la recepción como la ejecución de la violencia tiene varios matices, que van desde lo psicológico, físico, económico, social, hasta lo sexual. Por su parte, Rojas, Galleguillos, Miranda y Valencia (2013) establecen que en las parejas, la contraparte usa la violencia verbal para ridiculizar o subcategorizar la masculinidad de los hombres. Adicional a lo anterior, González y Fernández de Juan (2014) en su estudio destacan que los hombres jóvenes son quienes estadísticamente sufren más violencia en la frontera del norte de México. Ramos y Moral (2016) han concluido que la violencia intrafamiliar tiene incidencia en los años de relación y el número de hijos. La investigación de la Unión Mundial de Hombres Libres citada por Williamson (1995) da a conocer que la proporción de hombres y mujeres golpeados es igual. El artículo de Fontena y Gatica (2011) evidencia que los factores sociales influyen en la violencia hacia los hombres, por los valores patriarcales que son aceptados por la sociedad. Para Bueno (2019) el hombre como víctima de VIF es una realidad 9 social, compartida en la misma proporción que el número de mujeres, pero, si superada por el número de decesos donde la mujer fue la víctima. Martínez (2016) habla de la desprotección de los hombres como víctimas de violencia ya que no reciben apoyo del Estado. En ese orden de ideas, se observa que la violencia intrafamiliar y de pareja no sólo se presenta contra las mujeres. Encambio afecta a cualquier integrante de la familia sin distinción alguna, generando consigo una problemática social toda vez que afecta directamente la salud pública al momento de atender a la víctima por el número de decesos y lesiones físicas(Alonso y Castellanos, 2006). Sin embargo, cuando se entra a analizar los conceptos de violencia intrafamiliar con perspectiva de género para dar mayor protección y superar el fenómeno, el hombre no es siquiera considerado en tal concepto, pues la violencia de género según Naciones Unidas (1993) es: “ Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada.” Es así que, la violencia basada en el género, ha sido entendida como aquella que solo puede ser sufrida por parte de las mujeres. Pero, género no debería ser entendido sólo hacia la mujer, ya que, según Arce, (2006), el género es el resultado de la socialización del sexo a partir de las diferencias sexuales y reproductivas, en ese orden de ideas, según Guevara (2007) se debe sobreponer el papel de las categorías en los roles que ejerce el hombre y la mujer, para hablar de género. De hecho, el ministerio de salud (2020) indicó que la violencia de género debía ser entendida como cualquier acción o conducta que se desarrolle a partir de las relaciones asimétricas de poder basado en el género, que sobrevaloran lo relacionado con lo masculino y subvaloran lo femenino. Bajo la misma línea, Araujo (2021) argumentó que la violencia de género en algunos casos también debería abarcar al hombre conforme a los roles que se le asignan socialmente como proveedor familiar. La violencia de género, según estos autores debería entonces aplicarse al hombre maltratado que debe adaptarse constantemente 10 a los comportamientos de su pareja, pues la violencia es un problema de Estado que no sólo trasgrede los Derechos Humanos, sino también constituye un problema de salud pública. Conforme a Alvarado (2018) si bien la violencia de género es frecuente hacía las mujeres y el Estado trabaja para su erradicación, debe admitirse que hay otros sujetos que pueden ser objeto de diferentes violencias por su naturaleza de género (rol socialmente atribuido), por lo que los hombres pueden ser víctimas de la violencia de género también. 3. CASOS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO HACIA LOS HOMBRES Conforme a los puntos uno y dos, es claro que la violencia intrafamiliar con perspectiva de género puede ser sufrida tanto por hombres como mujeres, sin embargo, en Colombia no existe jurisprudencia analizada ante las altas cortes donde los hombres fueran víctimas de violencia intrafamiliar y violencia de género, ello porque el eje fundamental que ha permitido positivizar este tipo de violencia es la protección del género femenino. Lo anterior se soporta en la sentencia SU 080 de 2020 de la Corte Constitucional que estableció que los hombres no podían ser víctimas de violencia de género. Consideró el Alto Tribunal Constitucional que la violencia de género sólo la ejercen hombres sobre mujeres, pues la causa de violencia se basa en la desigualdad histórica y universal que sufren las mujeres respecto a los hombres, generando así en palabras de Desphande Sanjai (2019): que los roles de género sean quienes callen a los hombres víctimas de la violencia, pues la sociedad apenas cree que una mujer pueda infligir violencia sobre un hombre, llegando a desconocerle incluso ayudas legales. De hecho, la Corte Constitucional en sentencia C496 de 1996, advirtió que las mujeres son quienes están sometidas a una violencia más silenciosa y oculta, pero no por ello menos grave, sin embargo, los datos de Medicina legal (2022) demuestra que las mujeres ya no son las víctimas ocultas, ahora son los hombres ya que del 2021 al 2022 ha habido por lo menos un aumento de 350 hombres que admiten ser víctimas de violencia intrafamiliar, sin embargo, aún son muchos los que se resisten a denunciar. Los casos de los 11 hombres que no denuncian la violencia intrafamiliar, más las estadísticas y que la Corte Constitucional no los considere como víctimas de violencia de género, se explica en palabra de Alfredo Santacruz Echeverri (2015): “Como consecuencia de los factores culturales colombianos, que no permiten socialmente el reconocimiento de la victimización del maltrato por parte de la mujer porque esto implicaría doble castigo, el físico que recibe de su esposa y el social que recibiría del entorno social. El maltrato a los hombres es una realidad, igual de cruel que el maltrato hacia las mujeres, la mujer desarrolló habilidades de autodefensa por llamarla de alguna manera, lo que le permite emitir conductas ya no solo de defensa, sino también de ataque. De igual manera, cabe anotar que la violencia ejercida por la mujer es más agresiva y más lesiva que la ejercida por el hombre, debido a que la agresión femenina es instrumental, eso quiere decir que usa elementos para agredir, como la plancha, la tapa de la olla a presión o el cuchillo de la carne. La única diferencia es que la sociedad y las leyes o normas hechas no han podido mantener un concepto de violencia familiar que englobe a todos los maltratos que tienen lugar en el seno de una familia”. Ahora bien, tal ocurrencia no se da únicamente en Colombia, de hecho, en algunos eventos los hombres reciben un trato diferencial por parte de los jueces en otros países, tal es el caso de los jueces en San José de Costa Rica, quienes dieron un trato diferencial al hombre de la mujer. En esta oportunidad se concedió únicamente la medida de protección a la mujer, pese a que al Sr. Pablo se la negaron por no encontrarse acreditada la violencia doméstica, ello aun cuando ambas partes se encontraban inmersas en la misma situación en la cual señalaban que si bien no convivían juntos y habían terminado hace tiempo eran víctimas de maltrato psicológico por parte del otro (Chávez, 2017). En Estados Unidos por su parte se registran alrededor de 800.000 mil hombres que son víctimas del maltrato doméstico (cada 37 segundos un hombre es herido por su compañera) por lo que, en la actualidad las cifra de muertes de hombres por violencia doméstica es mayor que el de mujeres (Efe new service, 2018). De hecho, Grant (2016) afirma que los hombres son víctimas invisibles de la violencia doméstica en USA, y para visibilizarlos relata casos en los que se establecen los tipos de violencia que han sufrido sus 12 representados: 1. violencia psicológica: Josef, es un hombre joven de Ucrania que se encontraba en Estados Unidos con visa J1. Tomó la decisión de casarse con Daniell una bailarina de un club nocturno. En su caso, Joseff afirmó que su relación con Daniell era tormentosa debido a que esta última, nunca aportaba ingresos al hogar, y cuando él le reclamaba, ejercía ataques verbales hacía Joseff aduciendo que este le era infiel. Otro caso de violencia psicológica, es el de Naresh quien se casó con Nekeisha. En la relación la pareja tuvo varios problemas en los cuales se dio el abandono e infidelidad por parte de Nekeisha a Naresh. 2. Violencia Sexual: Addisson decidió conformar su vida con Vikki de 27 años, en ese entonces, Adisson no asimilaba que era víctima de violencia sexual por parte de su pareja. Indicó que su pareja cuando no lograba tener una erección lo golpeaba y lo encerraba en la habitación sólo. Hubo muchos años que Addison no hablo de la situación, porque se le enseñó que los hombres no podían ser abusados sexualmente. 3. Violencia física y económica: Oneyi se casó con Amanda, quien le exigía dinero y ropa, y si él pensaba en negarse ella lo amenazabacon llamar a emigración. Incluso hubo un punto que lo atacó con un cuchillo y lo envió a cuidados intensivos. Conforme a lo anterior, los hombres pueden llegar a sufrir los mismos tipos de violencia doméstica que la mujer, pero, los hombres son víctimas invisibles en Estados Unidos, y si bien hay casos que se les protege como el de Meléndez hombre víctima de violencia intrafamiliar, que logró recibir la residencia estadounidense por su condición de víctima (Amador,2001), hay otros en los que el Estado los ignora, pues, Ortega (2008) adujo que un hombre de Sacramento que era maltratado por su esposa no pudo acudir a las agencias domesticas en busca de protección por su sexo, debido a ello, el Tribunal de Apelaciones del Distrito Tercero con sede en Sacramento, tuvo que determinar que los hombres también son víctimas de violencia, por lo que si bien las agencias de violencia doméstica subsidiados por el Estado no tienen que proporcionar servicios idénticos a las víctimas masculinas, sí tienen que ayudarlos. 13 Gavanas (2004) estableció que en USA en muchos casos los hombres son víctimas de persecución en los pleitos familiares, tan es así que han tenido que crear grupos por los derechos de los padres que enfrentan denuncias o disputas por alimentos o custodias, incluso Adams (2006) indicó que los hombres son las verdaderas victimas en los casos de familia, víctimas de un sistema que los discrimina. En los múltiples casos y estudios señalados, el Estado da un trato diferente a los hombres de las mujeres, mientras aquellas se les brinda más protección, a ellos se les indica que no pueden ser víctimas de la violencia de género, desmeritando cuando un hombre acude a los tribunales u organizaciones por ayuda, tal como se observó en los casos de Sacramento y Costa Rica. Conforme a Edwars y Wallace (2021), los hombres al ser vistos usualmente como perpetradores de la violencia intrafamiliar o quienes en ocasiones generan la ruptura de las familias, son vistos como víctimas improbables de la violencia doméstica. Tan es así que existe un estereotipo que clasifica quienes son víctimas y quien es el abusador, ello genera que los hombres no denuncien tal como se expondrá a continuación. 1. RAZONES QUE GENERAN QUE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO HACIA EL HOMBRE SE MANTENGA INMUTABLE Durante años se dio por sentada la masculinidad, así como los poderes y prácticas de los hombres, sin embargo, esta visión ha cambiado en las últimas décadas. En todo el mundo los roles de género han cambiado rápidamente, verbigracia, las tasas de separación y divorcio, los patrones de empleo, la lucha por la igualdad de género. Características importantes, que generaron un efecto cambiante en las relaciones de género y la compresión de los hombres. En ese sentido, la problemática de género de los hombres y las masculinidades es tan compleja, como lo es la respuestas diferencial de los sistemas de bienestar(Hearn et al, 2002). 14 Conforme a Shuler (2010), las políticas y prácticas para determinar un enfoque de género de las víctimas de violencia intrafamiliar, se basa en el paradigma feminista. Lo anterior genera según Acher (2000), que el enfoque feminista debilite la perspectiva de género de las otras víctimas. En ese sentido, según Hearn y Mckie (2009) la política de violencia se enfoca en las mujeres por el contexto histórico. Tal política ha generado que las víctimas masculinas callen su situación. A través de los procesos de socialización, se vuelve menos probable que los hombres indiquen ser víctimas o busquen ayuda de las mujeres, ello porque la forma en que se ha venido desarrollando la cultura occidental, construye la masculinidad (Archer,2000). Una de las razones por la cual los hombres no suelen acudir a instancias legales para amparar sus derechos como víctimas de violencia, en palabras de Edwards y Wallace (2021), es porque los hombres suelen ser vistos como los victimarios y las mujeres como las víctimas. Es así que el mismo autor señala que tal contexto de supremacía psicológica se da por la concepción generalizada de los roles de género femenino y masculino. En ese sentido, un estudio realizado por Quiroz y Duque (2008) encontró que los hombres cuando son denunciados tienen una etiqueta de culpables sin haber pisado el tribunal o la Comisaria de Familia. En este estudio, se dijo por parte de los hombres que acudían a las audiencias como parte del proceso que se sentían sin derecho a nada a causa del estigma existente, el cual los desacreditaba por el patriarcado y el machismo. Argumentaron los hombres, que pese a ser un proceso en el cual deberían tener las mismas armas, sentían en varias oportunidades que sólo se acogía la versión de la mujer, siendo su versión del ambiente de celos (violencia psicológica) ignorada. Siguiendo el estudio, autores como Gómez, Godoy, García y León (2009) denotaron que una de las primeras causas de decesos en el mundo, tristemente es el hogar, en el cual antes era la mujer la víctima del maltrato, ahora es el hombre, siendo el principal detonante los celos. Por su parte, Delvasto, Rodríguez y Vargas (2012) hablan sobre la violencia conyugal hacia los hombres y sus consecuencias como la inseguridad y temor a nuevas relaciones sentimentales, afectando la identidad masculina. 15 El patriarcado, aunque no es visto como un problema para los hombres, quienes tienen más ventajas sociales según los estudios que relatan la violencia contra la mujer, si es un problema grande para los hombres víctimas de violencia doméstica. En los apartes anteriores de la investigación, se evidenció que el hombre también es víctima del sistema, de hecho, conforme a Mas‟udah (2021) , la masculinidad asociada al sistema patriarcal genera no sólo una forma en que los hombres se relacionan con las mujeres, sino también, pone en aprietos a los hombres que tienen una masculinidad no hegemónica, que lo subordina ante la mujer. Mujer que pasa a ser perpetradora de violencia hacia el hombre y lo silencia. Según Deshpande (2019), ello se da porque en una sociedad dominada por hombres, estos se sienten avergonzados de ser golpeados por la mujer, conduciendo a que no puedan reportar la violencia. El mismo autor indica que la presión por parte de la familia, en algunos casos llega a prevenir a los hombres a tomar cualquier acción legal, por lo que se sienten atrapados en una acusación falsa y con miedo, de otro lado, añade Aplin (2019) que cuando los hombres tratan de reportar el abuso doméstico del cual son víctimas, las personas no les creen y no los toman en serio. Toda vez que en palabras de Rojas (2016) la génesis del hombre maltratado sigue siendo un tabú. Ahora bien, los celos son una forma de ejercer una violencia inconsciente, tan es así que conforme a Mas‟udah (2021) se evidencia la negativa del hombre a cumplir las prohibiciones de su pareja derivadas por los celos, pues se generan cambios de comportamiento en su compañera y se deteriora la relación, ocasionando eventos violentos. Eventos que conforme a las investigaciones ya desarrolladas, no pueden denunciar los hombres por la vergüenza, pero, las mujeres sí. Mujeres que conforme a Araujo (2021), pueden llegar acusar falsamente al hombre víctima de violencia y sentirse en una posición de poder, porque la ley las protege. En consecuencia, el sistema, los valores culturales y el rol que desempeña el hombre lo hace callar por considerarlo dominante sobre la mujer, y le hace tener sentimientos de culpa por ser víctima (Barber, 2008). Tal teoría es completada por Edwards y Wallace (2021), quienes en su estudio en Trinidad y Tobago encontraron que 16 los hombres que eran víctimas de violencia intrafamiliar viven en el silencio, vergüenza, exclusión e invisibilidad. Conforme a Rojas (et al. 2019) Cuando unhombre se vuelve víctima, la ideología patriarcal, genera que ellos no puedan escapar del círculo de violencia, por lo que, prefieren quedarse en el matrimonio e intentar arreglar el mismo que poner un alto a su situación. En ese sentido, la búsqueda de ayuda se vuelve un comportamiento complejo y multifacético para el hombre, debido a los traumas individuales, creencias culturales y religiosas e incluso recursos de apoyo (Ansara & Hindin, 2010). Indican los autores Machado, Matos, Morais y Montes (2021), que los hombres prefieren quedarse en el matrimonio porque no quieren que otros sepan que sus esposas cometen actos de violencia, porque otros creerán que no tienen masculinidad, y su personalidad sería tomada como una muestra de debilidad, haciendo que se sientan avergonzados. De hecho, los mismos autores señalan que en las sociedades javanesas y musulmanas, los hombres son considerados como la cabeza de la familia, a quienes los demás deben de respetar, por lo que deben ser capaces de convertirse en buenos lideres. Es así que, cuando pasan a ser víctimas es extremadamente difícil para ellos hablar del tema, pues hacerlo, los mostraría como alguien incapaz de ser la cabeza de la familia, generando que su situación de violencia sea un secreto para guardar la dignidad. Además de lo anterior, se debe considerar también frente a la victimización masculina por parte de las mujeres en relaciones íntimas, que los hombres cómo grupo pueden tener dominio debido a su género, pero como individuos se llegan a sentir impotentes debido a otras características como la clase social, ingresos, educación, entre otros (Schrock & Schwalbe, 2009), en consecuencia, la masculinidad conforme a Mankowski y Maton (2010) puede privilegiar y a la vez dañar a los hombres. Las barreras de negación, miedo, vergüenza, entre otras, son estereotipos interiorizados por el género masculino, de otro lado, los obstáculos externos son las normas de masculinidad, escasez de servicios de apoyo, perjuicios, perpetradores sospechosos, que impiden que los hombres busquen ayuda (Bates, 2019). De hecho, conforme a Walker (2019) muchas víctimas masculinas de violencia intrafamiliar cuando 17 buscan ayuda de agencias domésticas, con frecuencia reciben respuestas negativas como ser rechazados, ridiculizados y acusados de ser perpetradores y los remiten a servicios de manejo de la ira. Tan es así que en el estudio ya mencionado de Mas‟udah (2021) encontró que los hombres tienden a ser víctimas constantes de la violencia verbal y psicológica que se extiende a sus familias, quienes muchas veces los insultan y los mantienen alejados de ella. A los hombres se les limita o prohíbe el uso de las redes sociales, y muchas veces sufren de violencia económica por no dar suficiente dinero o no trabajar lo suficiente para mantener a la familia feliz, todo bajo la excusa del deber que tiene como líder de la familia, y no cómo víctima de la violencia intrafamiliar. Por su parte, Dutton y White (2013) indican que localizar servicios que ayuden a los hombres a satisfacer sus necesidades no es nada fácil, porque las líneas de ayuda y organizaciones están para las mujeres víctimas. Es tan así que en Bogotá sólo hasta el 2020 conforme a Suache (2021) se abrió la línea calma para hombres, quienes, en la fase piloto reportaron que estaban viviendo situaciones de violencia de pareja, motivadas por machismo, celos y control. Adicional a lo anterior, cuando se habla de violencia intrafamiliar conforme a Machado, Matos, Morais y Montes (2021), se encuentra la teoría de discriminación en la construcción del tipo criminal, pues el delito no protege a la persona, sino al bien jurídico, en ese sentido, el tipo penal no debería distinguir entre las víctimas por género. Sin embargo, al momento de monitorear a las víctimas conforme a las necesidades prácticas de estas, el sistema crea una protección a aquellas personas especiales y vulnerables. El sistema legal, empieza a identificar a una víctima frágil o vulnerable, y a partir de ahí se ven prácticas o enfoques sobre la violencia doméstica, que ofrecen una discriminación en términos de protección práctica. Si se observa la Ley 1257 de 2008 de Colombia, está solo sanciona la violencia y discriminación contra las mujeres, e incluso conforme a la Ley 1142 de 2007 4.3.2.1 Artículo 33 y el artículo 229 de la Ley 599 de 2000 que dice: “ Artículo 229. Violencia 18 intrafamiliar: El que maltrate física o sicológicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años. La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión”. Demostrando así que la teoría de Machado, Matos, Morais y Montes (2021), es cierta, ya que, a partir de la protección total del género femenino se descuida al masculino, por lo que es necesario acatar lo dicho por Deshpande (2019), en el sentido que las leyes deberían incluir a hombres y mujeres víctimas de violencia doméstica por igual, y no traer una diferencia de género que deja a la contraparte en un estado de indefensión, tal como ocurre en las leyes colombianas. Si se acoge la teoría de Addis y Mahali (2003), las normas colombianas, son leyes tradicionales, que le indican a los hombres que deben ser estoicos, emocionalmente controlados, y autosuficientes, en consecuencia, los hombres no buscarán ayuda de sus problemas, puesto que la sociedad no tiene protección normativa para ellos, porque deben manejarse solos. Tal teoría puede ser reforzada por Syzdek, Addis, Green, Whorley, y Berger (2014), quienes argumentan que mientras un hombre se ajusta más a las normas tradicionales de masculinidad, se crea un estigma respecto a la búsqueda de ayuda, y se asocia el pedir ayuda con una actitud negativa, es por ello que en muchos casos la tasa de denuncia es más baja. Adicional a lo anterior, puede pasar que la baja tasa de denuncia se de por el denominado “ciclo de violencia”. 19 Figura 1. Ciclo de violencia Fuente: Elaboración propia, conforme al ciclo de violencia dado por la FGN (S.F). En ese sentido, muchas de las víctimas decidan denunciar cuando se da el episodio de violencia en segunda fase, teniendo interés en el avance de la investigación, sin embargo, cuando se entra a la etapa de normalidad, la víctima puede llegar a demostrar un desinterés en el proceso penal, decidiendo no declarar contra el agresor y renunciar tácitamente al proceso. La ley en circunstancias iguales, no sólo va ayudar a que los hombres puedan sentirse cobijados por la sociedad y puedan hablar abiertamente sobre la violencia que sufren, sino también, ayudara a entender un poco más cómo sienten ellos la violencia, y poder separarse del ciclo de violencia. Conforme a lo anterior, toda persona debería poder beneficiarse de la protección que el Estado les da por ser víctimas de la violencia intrafamiliar, porque, como ya se dijo antes, esta protección se confiere en función del bien jurídico infringido y no en la condición, estatus o identidad de la víctima, es así que tanto los hombres como las mujeres deben poder beneficiarse de la protección de la violencia doméstica cometidas 1. situaciones de tensión acumulada 2. Estadillo de la tensión 3. Etapa de distanciamiento 4. periodo de razonalización o justificación 4. Etapa de reconciliación y/o luna de miel 20 por su pareja, no obstante, el sistema está organizado para dar respuesta a determinadas víctimas que son sujetos de especial protección constitucional, y deja de lado a quienesno lo son. En la mayoría de los países no existe una red de apoyo para los hombres víctimas de violencia intrafamiliar, ni una campaña mediática dirigido a ellos, haciendo más clara la discriminación negativa frente al tipo penal (Huntley et al, 2019). 2. CONCIENTIZACIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Conforme a Saldaña y Gorjón (2020) cuando se da la violencia doméstica, se afecta la salud mental y física de los miembros de la familia y los predispone también a la violencia social. Los hijos de familia que observan la violencia intrafamiliar pueden volverse posibles agresores o posibles víctimas, porque en el seno familiar se reproduce un patrón de relaciones que las personas intentan conseguir. Es por ello, que es necesario prevenir la violencia intrafamiliar en todos sus tipos. Ahora bien, en las investigaciones y estudios, se evidencia que cada vez es más abundante la falta de legislación que sustente y proteja a las víctimas masculinas. En ese sentido, el desarrollo de la cultura patriarcal enseña a los niños que no deben socializar o expresar sus emociones consideradas femeninas y no mostrar signos de debilidad o culpabilidad, pues, al ser socialmente rechazado existe una falta de empatía frente a los hombres, quienes se inmutan para no mostrar su inseguridad o falta de control en una relación (Medina et la., 2015). Evidencia son las excusas que dan las mujeres cuando violentan a los hombres, excusas cómo “el hombre pudo haber hecho algo mal” siempre están presentes, por lo que se tiende a normalizar este tipo de comportamientos (Rojas et la, 2013), que son necesarios prevenir pues como se desarrolló anteriormente, la violencia intrafamiliar es un problema de salud pública, sin importar el sexo sobre el cual se ejerza. Es por ello, que una de las primeras acciones necesarias para promover la disminución de la violencia doméstica y las tensiones familiares, surge de la necesidad inminente de crear políticas de conciliación entre la familia. (Aguirre,2007). 21 En la misma línea Fergusson (2005) considera que para visibilizar a las víctimas de violencia intrafamiliar, es crucial que las políticas públicas y las medidas para combatirla, se adopten desde la prevención, mediante un enfoque de género inclusivo. Además, se debe realizar un análisis ecológico para comprender la victimización como la perpetración de la violencia, con ítems específicos que contengan la violencia contra el hombre. En ese orden de ideas, según el autor en mención, la violencia debe aplicarse de tal forma que permita el reconocimiento y la satisfacción de las experiencias de las víctimas. Si se tiene en cuenta los factores por los cuales los hombres no denuncian, resumidos por Ramírez (2015) de la siguiente forma :en Colombia los hombres no denuncian porque consideran que es una pérdida de tiempo, ya que, piensan que denunciar no llegará a tener efectos reales en cuanto a su situación de violencia , puesto que en los imaginarios y las prácticas sociales asociadas con la feminidad y masculinidad, no serán vistos cómo víctimas, por el contrario, se les considera agresores. Además, tienen miedo de convertirse en burlas sociales por ser víctimas de violencia doméstica. En ese caso, no sólo es necesario aplicar políticas públicas y legales de protección como se estableció en puntos anteriores de la investigación, sino también, lo dicho por Gárces (2018), en cuanto a la necesidad de prácticas y actividades creadas para ayudar a las personas a relacionarse con otras desde un contexto de igualdad y no superioridad. Así mismo, sería necesario incluir la educación de la empatía en menores, que de acuerdo a Alonso (2006) permite trasmitir valores basados en la comunicación y respeto mutuo, toda vez que, es una forma de prevención y visibilización de la violencia. Es así que, los padres deben inculcar en sus hijos pautas y pequeños hábitos que los ayude a entender sus sentimientos, aceptarlos, y tomar decisiones respecto a ello. Del mismo modo, el autor establece la necesidad de procedimientos inclusivos, para la exclusión sistemática de la violencia de cualquier tipo. En caso de que se llegue a dar la violencia, la intervención en la persona debe ser desde el ámbito de la salud mental familiar o individual. 22 CONCLUSIONES El mundo cambia cada día, es así que los grandes avances han permitido que actividades que solo ejercía el hombre, en este momento también pueden ser ejercidas por las mujeres. Por lo que, conforme a lo dicho por Usme, Herrera, Ocampo, Duque y Chavarría (2011) las mujeres pasaron de ser vistas como pasivas, inferiores y emotivas; a acceder a la educación, y ser grandes líderes. Esto trajo consigo una serie de modificaciones en la relación hombre- mujer, en especial en el ámbito familiar, pues ahora los hombres también pueden ser víctimas de violencia intrafamiliar e incluso de género. Ahora bien, luego del análisis no existe una concepción de violencias de intrafamiliar de género que cobije a los hombres, a tal punto que se tuvo que desplegar todo el análisis doctrinal que evidencia que los hombres son víctimas de la violencia género en el seno familiar por el rol que desempeñan, no sólo en Colombia sino también en otros países como Estados Unidos y México. Un hombre maltratado es quien debe callar la violencia física, sexual, verbal o psicológica ejercida por su pareja debido a la sociedad patriarcal, que, no los reconoce como una víctima sino como un victimario Finalmente, los hombres no se sienten capaces de hablar de su situación de violencia en muchos casos puede que ni lleguen a entender que son víctimas, y en otros casos la violencia de genero se ha visto tan inmersa en la violencia intrafamiliar que no hay una protección en el marco legal hacia el hombre victima tal como se evidenció en la sentencia SU 080 de 2020, a eso hay que añadir el ciclo de violencia, la normalización y la invisibilización del género masculino como víctima. Ello va a ocasionar que el fenómeno de violencia que surgió desde los 60 no pueda ser superado socialmente y aumente gradualmente a tal punto que sea imposible de controlar. Por eso se vuelve importante crear conciencia y empatía de que tanto hombres como mujeres pueden sufrir violencia intrafamiliar en perspectiva de género y ponerle un alto a la misma. 23 BIBLIOGRAFÍA Adams, Michele A, (2006). Framing contests in child custody disputes: Pa ation syndrome, child abuse, gender, and fathers' rights. Family Law 40:315-39. Addis, M. and Mahalik, J. (2003) Men, masculinity, and the contexts of help seeking. American Psychologist, 58: 5–14. doi: 10.1037/0003-066X.58.1.5 Aguirre R. 2007. Los cuidados familiares como problema público y objeto de políticas. See a, Arriagada 2007. pp. 187–99 Alonso Varea, José Manuel, & Castellanos Delgado, José Luis. (2006). Por un enfoque integral de la violencia familiar. Psychosocial Intervention, 15(3), 253-274. Recuperado en 25 de junio de 2022, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132- 05592006000300002&lng=es&tlng=es. Amador, L. (2001, Dec 14). 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