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Violencia intrafamiliar hombre como víctima invisible

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VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: HOMBRE COMO VÍCTIMA INVISIBLE
*
 
DOMESTIC VIOLENCE: MAN, AS AN INVISIBLE VICTIM 
 
 
Laura Daniela Triviño Vargas 
Resumen 
La violencia doméstica se ha vuelto un problema de salud pública, tan es así, que ya no se 
predica únicamente para mujeres sino también para varones, pero, debido a la poca 
investigación respecto estos últimos, el presente trabajo de investigación tendrá como fin 
analizar la problemática de la violencia intrafamiliar contra el hombre a través de los 
diversos estudios realizados y los cambios socioculturales que han generado en primera 
medida la invisibilidad del maltrato hacía el hombre, y, en segundo lugar las causales para 
que el hombre no denuncie el maltrato sufrido. 
 
Palabras clave: violencia intrafamiliar, hombre, victima, aceptación, sociedad, violencia 
de género, denuncias. 
 
Abstract 
Domestic violence has become a public health problem, so much so, that it is no longer 
preached only for women, but also for men, but, given the little research regarding the 
latter, the objective of the work is to give a description of violence domestica against man, 
through the various studies carried out and the sociocultural changes that have generated, 
in the first place, the invisibility of mistreatment towards man, and, secondly, the causes so 
that man does not report the mistreatment suffered. 
 
Key Words: domestic violence, men, victims, aceptence, society, gender violence, 
denunce 
 
* 1
Artículo de Reflexión elaborado como Trabajo de Grado para optar por el Título de Abogada en la 
Universidad Católica de Colombia por parte de la estudiante Laura Daniela Triviño Vargas del programa de 
Derecho de la Universidad Católica de Colombia, Código 2112035, correo institucional: E. mail: 
ldtrivino35@ucatolica.edu.co.. Este artículo fue dirigido por el Dr. Luis Carlos Pinto Rodríguez docente de la 
Facultad de Derecho Universidad Católica de Colombia. Sede Bogotá D.C., 2022 
mailto:ldtrivino35@ucatolica.edu.co
 3 
Sumario 
Introducción. 1. Definición de la violencia intrafamiliar. 2. Contextualización de la 
violencia intrafamiliar con perspectiva de género en hombres. 3. Casos de violencia 
intrafamiliar con perspectiva de género hacia los hombres. 4 Razones que generan que la 
violencia intrafamiliar con perspectiva de género hacia el hombre se mantenga inmutable. 5 
Concientización de la violencia intrafamiliar. Conclusiones. Referencias 
 
INTRODUCCIÓN 
La violencia intrafamiliar es un concepto más o menos contemporáneo, que se 
asentó luego de varias luchas dadas en pro de los Derechos Humanos. Batallas, que han 
puesto en igualdad de condiciones al hombre y la mujer, y, con el tiempo asentaron que la 
violencia intrafamiliar no era algo que debía ser aceptado socialmente. 
De acuerdo con las diferentes encuestas y bases de datos, se ha evidenciado que 
tanto hombres como mujeres son víctimas de violencia intrafamiliar. Pues, conforme a las 
Encuestas Nacionales de Demografía y Salud, sólo en el 2015 se encontró respecto a los 
tipos de violencia establecidos en la Ley 1257 de 2008 que de las mujeres el 31.9% alguna 
vez fue víctima de violencia física por parte de su pareja, el 7,6% sufrió violencia sexual, 
31.1% señaló ser víctima de violencia económica (el 14% de las víctimas manifestaron 
que su pareja les prohibió trabajar, mientras el 10.5% manifestó que su pareja amenazó 
con quitarle el apoyo financiero), el 4.4% adujo ser víctima de violencia patrimonial. Por 
su parte, el mismo estudio encontró referente a los hombres que el 22,4% reportó haber 
sufrido violencia física; el 1.1% violencia sexual; el 25.2% violencia económica; y 2.2% 
violencia patrimonial, tal estudio tuvo como base a 38.718 mujeres y 35.783 hombres. 
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLF 2020) 
encontró que en el año 2019, en los departamentos de Atlántico; Bolívar; Magdalena, La 
Guajira, Sucre y San Andrés que al menos 275 mujeres y 27 hombres eran víctimas de 
violencia de pareja; la violencia por parte de otro familiar la sufrían 90 mujeres y 48 
hombres; la violencia de Adulto mayor entre hombres y mujeres era muy pareja, ya que, 10 
mujeres y 9 hombres eran víctimas de ella; finalmente, él estudió encontró que la violencia 
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de niños, niñas y adolescentes la sufrían 19 mujeres y 13 hombres. Para los años 2020 y 
2021, el mismo instituto de Medicina legal, encontró en el año 2020, 10.778 hombres 
víctimas de violencia intrafamiliar y 36.399 mujeres víctimas de la misma violencia. Para el 
2021, 11.552 hombres víctimas de violencia intrafamiliar y 40.058 mujeres víctimas de esta 
(INMLF 2021, 2022) 
Conforme a lo anterior, las estadísticas muestran tres aspectos, a saber: (i) 
Cualquier género puede ser víctima de violencia intrafamiliar, (ii) La violencia respecto a 
hombres y mujeres ha subido a través de los años, y (iii) La mujer es quién tiene mayores 
índices de violencia intrafamiliar. Ahora bien, pese que la mujer es quien tiene mayores 
índices de violencia intrafamiliar, hay mucha doctrina y jurisprudencia que evidencia el 
maltrato hacia las mujeres y niños, y poca investigación sobre la violencia ejercida en el 
hombre, aunque, existan múltiples trabajos y estadísticas que demuestran que ellos también 
son víctimas de violencia intrafamiliar. Surgen entonces, preguntas hacia la violencia 
intrafamiliar que sufre el género masculino. En consecuencia, la presente investigación 
pretende saber ¿ Cuáles son las causas por las cuales los hombres víctimas de violencia 
intrafamiliar no denuncian sus casos? 
Para ello se abarcarán 5 ejes temáticos específicos: (i) Definición de violencia 
intrafamiliar; (ii) Contextualización de la violencia intrafamiliar con perspectiva de género 
en hombres; (iii) casos de violencia intrafamiliar hacia los hombres silenciados ; (iv) 
razones porque la violencia intrafamiliar con perspectiva de género hacia el hombre se 
mantiene inmutable; y (v) conciencia de violencia intrafamiliar. 
 
1. DEFINICIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 
Doctrinalmente, se ha definido la violencia intrafamiliar como la muestra de poder 
que ejerce el más fuerte sobre el más débil (Sierra-Gómez, 2018). Violencia, que según 
Vanegas-Mosquera (2016) se manifiesta de diversas maneras, donde las víctimas no son 
únicamente las mujeres, también serán niños, personas de la tercera edad y en ocasiones 
hombres. 
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Desde el ámbito de las organizaciones internacionales, la violencia intrafamiliar será 
entendida por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002) como aquellos actos 
dados por un miembro de la familia a otro, en escenarios de abuso, poder, agresiones o 
maltratos físicos, psicológicos, emocionales, sexuales y económicos. 
Por su parte, la Corte Constitucional en sentencia C468 de 2014, ha establecido que 
la violencia intrafamiliar es “todo daño o maltrato físico, psíquico, trato cruel, 
intimidatorio o degradante, amenaza, agravio, ofensa o cualquier otra forma de agresión 
contra el natural modo de proceder, producida entre las personas del mismo núcleo 
familiar de manera permanente”. 
Para captar el tema de la violencia intrafamiliar, es necesario entonces entender la 
composición de familia, que según Esteinou (2004) se establecen como (i) el grupo de personas 
que viven bajo el mismo techo; (ii) relaciones de autoridad y afecto al interior del grupo; y (iii) 
lazo de parentesco en la relaciones entre los distintos grupos de co-residentes. 
En contraposición a Esteinou (2004), la Corte Suprema de Justicia, cambió el 
paradigma que entendía la necesidad de que tanto la víctima como el victimario debían 
vivir bajo el mismo techo para entender la existencia de la unidad familiar. El “núcleo 
familiar” como ingrediente normativo del tipo penal, no va a comprender la necesidad quealguien conviva con la persona, sino que integre la familia, por ejemplo, el hijo común es 
parte de la familia, como lo son su padre y madre a pesar de que estos no constituyen un 
núcleo familiar. De otro lado, se tiene que los hijos menores mientras no se emancipen 
tiene la condición de hijos de familia, pero ello no puede conducir que los padres que se 
encuentren separados o que nunca hayan convivido integren el núcleo familiar , pese haber 
tenido hijos en la relación (Sala de Casación Penal, Sentencias SP 8064-2017, SP 3888- 
2020, SP1462-2022). 
Los tipos de la violencia intrafamiliar, según varios autores, entre ellos Báez, 
Carrasco y Hernández (2006); Gazmuri (2017); Moral de la Rubia, López, Díaz y 
Cienfuegos (2011) Sunieska y Salazar (2019). Valdés (2012) son: 
 Física: En esta violencia la víctima sufre de golpes o agresiones que le dejan 
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una marca en su cuerpo. En otras palabras, los moretones y los dolores en el 
cuerpo a causa de la violencia, se vuelven un recordatorio de su padecimiento 
del cual muchas veces no puede escapar y genera un sentimiento de destrucción 
total o parcial a su entorno. 
 Psicológica: Las agresiones verbales, en las cuales se resaltan las inseguridades 
de la otra persona, los insultos, las humillaciones, gritos y amenazas, generan en 
las víctimas un decaimiento en su autoestima y emociones. Dejando rastros 
invisibles en su mente, tanto que la víctima empieza a creerse incapaz. Sin 
embargo, la violencia psicológica no son sólo las agresiones verbales, sino 
también, la infidelidad, indiferencia, marginación, comparación, rechazo y 
prohibición, entre otros. 
 Sexual: la violencia sexual, no es únicamente el acceso carnal a una persona sin 
su consentimiento, sino que abarca actos desde acoso verbal, hasta la 
penetración forzada. En otras palabras, es el sometimiento de cualquier acto 
lujurioso o sexual, tales como manoseo, morbo entre otros. 
 Economíca: La violencia economíca, es aquella en la que un individuo no puede 
desligarse del otro debido a su dependencia económica total, esto pone al 
victimario en una posición de poder, a tal punto que cierra las salidas de las 
víctimas para poder perseguir un ingreso para subsistir. En otras palabras, esta 
violencia se presenta cuando en el grupo familiar no se cuenta con recursos 
económicos amplios, ya sea por la mala administración económica o por la falta 
de trabajo estable para uno de los integrantes. 
 
2. CONTEXTUALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON 
PERSPECTIVA DE GÉNERO EN HOMBRES. 
Boira (2009), señaló que en los años 60 se empezó a usar el término de síndrome del 
niño maltratado, desmitificando al hogar como una institución de protección y seguridad. 
Es así que, se empezó a dar importantes descubrimientos de la situación de abuso al interior 
de los hogares. En los años 70, se empieza a hablar del Síndrome de la mujer golpeada, sin 
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embargo, la sociedad aún no estaba lista para ser consciente de las situaciones de violencia 
y tales casos se mantenían en el seno familiar. 
Posteriormente, los movimientos profeministas empezaron a visibilizar la violencia 
de género. En tales movimientos, se mostró que la violencia del hombre hacia la mujer era 
un problema social, criminal y público que no podía seguir estando en silencio. Se 
desarrollaron estudios de género para establecer la violencia contra la mujer en el hogar, y 
se empezó abordar la problemática a nivel internacional, con leyes, casos y fundaciones a 
favor de la mujer violentada (Boira, 2009). 
El modelo de la familia patriarcal dio paso a la violencia de género. Modelo que 
según Bourdie (2000) generó un desarrollo de roles, a tal punto que se dio la dominación de 
la masculinidad como producto socialmente construido. Tal modelo, ocasionó que tanto el 
hombre y la mujer, debieran comportarse de cierto modo a nivel universal, en ese sentido, 
se define el modelo patriarcal como un “orden psicosocial existente, incluida la tupida red 
de relaciones interpersonales que araña, une, reúne, vincula, acerca, capta, remite y 
circula en las personas” (Sau, 2004). 
Dicho modelo, puso al hombre varón en la cúspide de la dominación y la sumisión 
de la mujer, y originó gerontologías de enseñanza a los hombres para no hablar de la 
violencia que pueden sufrir con sus parejas, pues, en la estructura patriarcal la mujer en 
ninguna situación puede ser vista como el género dominante según la jerarquía (Sau, 2004). 
El modelo socialmente construido estableció a través de las épocas una idea del 
género masculino dominante, es así que se observa que las victimas invisibles de la 
violencia domestica son los hombres. De hecho, Wadham (1996), ha indicado que la 
violencia doméstica es impartida y recibida sin distinción de género. 
Ahora bien, los hombres son el género olvidado que también está inmerso en el 
sistema patriarcal. Género, para el cual es difícil establecer su rol fuera del concepto de 
señor y dueño ante la mujer (Giraldo, 1972). Para quien es inaceptable el sentimentalismo 
y la afectividad, y lo sitúa en sentimientos de frialdad y desapego. Tan es así que Hundek 
(2010), ha mencionado que la brutalidad de los casos violencia machista silencia a los 
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hombres maltratados, de quienes se busca beneficios económicos y no se les permite ver a 
sus hijos siendo víctimas de maltrato psicológico. 
Lo anterior, también ha sido planteado por Trujano, Martínez y Camacho (2010), 
quienes exponen que el incremento de casos de violencia hacia el hombre por parte de la 
mujer, ya sea, en una relación de noviazgo o casados, ha ido aumentando, siendo con 
mayor frecuencia cuando la pareja ya tiene un lazo matrimonial. De otro lado, la 
investigación de Maldonado y Figueroa (2013), hace énfasis en la relación de noviazgo, 
donde el hombre es mayoritariamente la víctima y la mujer la victimaria. Para Del Ángel 
y Rodríguez (2015) en la misma situación de noviazgo, la violencia es mutua y sugiere 
analizar los roles de cada género. Graña, Rodríguez y De la Peña (2009) estudiaron los 
actos agresivos hacia el cónyuge, dando como resultado que los hombres se consideran 
victimarios en la agresión sexual y física, y las mujeres en la agresión psicológica, siendo 
menor las agresiones a medida que aumenta la edad de la pareja. 
Cienfuegos (2014), menciona que la violencia de pareja es cada vez más recurrente 
a tal punto que la recepción como la ejecución de la violencia tiene varios matices, que 
van desde lo psicológico, físico, económico, social, hasta lo sexual. Por su parte, Rojas, 
Galleguillos, Miranda y Valencia (2013) establecen que en las parejas, la contraparte usa 
la violencia verbal para ridiculizar o subcategorizar la masculinidad de los hombres. 
Adicional a lo anterior, González y Fernández de Juan (2014) en su estudio destacan que 
los hombres jóvenes son quienes estadísticamente sufren más violencia en la frontera del 
norte de México. 
Ramos y Moral (2016) han concluido que la violencia intrafamiliar tiene 
incidencia en los años de relación y el número de hijos. La investigación de la Unión 
Mundial de Hombres Libres citada por Williamson (1995) da a conocer que la proporción 
de hombres y mujeres golpeados es igual. 
El artículo de Fontena y Gatica (2011) evidencia que los factores sociales 
influyen en la violencia hacia los hombres, por los valores patriarcales que son aceptados 
por la sociedad. Para Bueno (2019) el hombre como víctima de VIF es una realidad 
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social, compartida en la misma proporción que el número de mujeres, pero, si superada 
por el número de decesos donde la mujer fue la víctima. Martínez (2016) habla de la 
desprotección de los hombres como víctimas de violencia ya que no reciben apoyo del 
Estado. 
En ese orden de ideas, se observa que la violencia intrafamiliar y de pareja no sólo 
se presenta contra las mujeres. Encambio afecta a cualquier integrante de la familia sin 
distinción alguna, generando consigo una problemática social toda vez que afecta 
directamente la salud pública al momento de atender a la víctima por el número de 
decesos y lesiones físicas(Alonso y Castellanos, 2006). Sin embargo, cuando se entra a 
analizar los conceptos de violencia intrafamiliar con perspectiva de género para dar mayor 
protección y superar el fenómeno, el hombre no es siquiera considerado en tal concepto, 
pues la violencia de género según Naciones Unidas (1993) es: “ Todo acto de violencia 
basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un 
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas 
de tales actos, la coacción o privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la 
vida pública o privada.” 
Es así que, la violencia basada en el género, ha sido entendida como aquella que 
solo puede ser sufrida por parte de las mujeres. Pero, género no debería ser entendido sólo 
hacia la mujer, ya que, según Arce, (2006), el género es el resultado de la socialización del 
sexo a partir de las diferencias sexuales y reproductivas, en ese orden de ideas, según 
Guevara (2007) se debe sobreponer el papel de las categorías en los roles que ejerce el 
hombre y la mujer, para hablar de género. 
De hecho, el ministerio de salud (2020) indicó que la violencia de género debía ser 
entendida como cualquier acción o conducta que se desarrolle a partir de las relaciones 
asimétricas de poder basado en el género, que sobrevaloran lo relacionado con lo masculino 
y subvaloran lo femenino. Bajo la misma línea, Araujo (2021) argumentó que la violencia 
de género en algunos casos también debería abarcar al hombre conforme a los roles que se 
le asignan socialmente como proveedor familiar. La violencia de género, según estos 
autores debería entonces aplicarse al hombre maltratado que debe adaptarse constantemente 
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a los comportamientos de su pareja, pues la violencia es un problema de Estado que no sólo 
trasgrede los Derechos Humanos, sino también constituye un problema de salud pública. 
Conforme a Alvarado (2018) si bien la violencia de género es frecuente hacía las 
mujeres y el Estado trabaja para su erradicación, debe admitirse que hay otros sujetos que 
pueden ser objeto de diferentes violencias por su naturaleza de género (rol socialmente 
atribuido), por lo que los hombres pueden ser víctimas de la violencia de género también. 
 
3. CASOS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO 
HACIA LOS HOMBRES 
Conforme a los puntos uno y dos, es claro que la violencia intrafamiliar con 
perspectiva de género puede ser sufrida tanto por hombres como mujeres, sin embargo, en 
Colombia no existe jurisprudencia analizada ante las altas cortes donde los hombres fueran 
víctimas de violencia intrafamiliar y violencia de género, ello porque el eje fundamental 
que ha permitido positivizar este tipo de violencia es la protección del género femenino. 
Lo anterior se soporta en la sentencia SU 080 de 2020 de la Corte Constitucional 
que estableció que los hombres no podían ser víctimas de violencia de género. Consideró el 
Alto Tribunal Constitucional que la violencia de género sólo la ejercen hombres sobre 
mujeres, pues la causa de violencia se basa en la desigualdad histórica y universal que 
sufren las mujeres respecto a los hombres, generando así en palabras de Desphande Sanjai 
(2019): que los roles de género sean quienes callen a los hombres víctimas de la violencia, 
pues la sociedad apenas cree que una mujer pueda infligir violencia sobre un hombre, 
llegando a desconocerle incluso ayudas legales. 
De hecho, la Corte Constitucional en sentencia C496 de 1996, advirtió que las 
mujeres son quienes están sometidas a una violencia más silenciosa y oculta, pero no por 
ello menos grave, sin embargo, los datos de Medicina legal (2022) demuestra que las 
mujeres ya no son las víctimas ocultas, ahora son los hombres ya que del 2021 al 2022 ha 
habido por lo menos un aumento de 350 hombres que admiten ser víctimas de violencia 
intrafamiliar, sin embargo, aún son muchos los que se resisten a denunciar. Los casos de los 
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hombres que no denuncian la violencia intrafamiliar, más las estadísticas y que la Corte 
Constitucional no los considere como víctimas de violencia de género, se explica en palabra 
de Alfredo Santacruz Echeverri (2015): 
“Como consecuencia de los factores culturales colombianos, que no permiten 
socialmente el reconocimiento de la victimización del maltrato por parte de la mujer 
porque esto implicaría doble castigo, el físico que recibe de su esposa y el social que 
recibiría del entorno social. El maltrato a los hombres es una realidad, igual de cruel que 
el maltrato hacia las mujeres, la mujer desarrolló habilidades de autodefensa por llamarla 
de alguna manera, lo que le permite emitir conductas ya no solo de defensa, sino también 
de ataque. De igual manera, cabe anotar que la violencia ejercida por la mujer es más 
agresiva y más lesiva que la ejercida por el hombre, debido a que la agresión femenina es 
instrumental, eso quiere decir que usa elementos para agredir, como la plancha, la tapa de 
la olla a presión o el cuchillo de la carne. La única diferencia es que la sociedad y las leyes 
o normas hechas no han podido mantener un concepto de violencia familiar que englobe a 
todos los maltratos que tienen lugar en el seno de una familia”. 
Ahora bien, tal ocurrencia no se da únicamente en Colombia, de hecho, en algunos 
eventos los hombres reciben un trato diferencial por parte de los jueces en otros países, tal 
es el caso de los jueces en San José de Costa Rica, quienes dieron un trato diferencial al 
hombre de la mujer. En esta oportunidad se concedió únicamente la medida de protección a 
la mujer, pese a que al Sr. Pablo se la negaron por no encontrarse acreditada la violencia 
doméstica, ello aun cuando ambas partes se encontraban inmersas en la misma situación en 
la cual señalaban que si bien no convivían juntos y habían terminado hace tiempo eran 
víctimas de maltrato psicológico por parte del otro (Chávez, 2017). 
En Estados Unidos por su parte se registran alrededor de 800.000 mil hombres que 
son víctimas del maltrato doméstico (cada 37 segundos un hombre es herido por su 
compañera) por lo que, en la actualidad las cifra de muertes de hombres por violencia 
doméstica es mayor que el de mujeres (Efe new service, 2018). De hecho, Grant (2016) 
afirma que los hombres son víctimas invisibles de la violencia doméstica en USA, y para 
visibilizarlos relata casos en los que se establecen los tipos de violencia que han sufrido sus 
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representados: 
1. violencia psicológica: Josef, es un hombre joven de Ucrania que se encontraba en 
Estados Unidos con visa J1. Tomó la decisión de casarse con Daniell una bailarina de 
un club nocturno. En su caso, Joseff afirmó que su relación con Daniell era tormentosa 
debido a que esta última, nunca aportaba ingresos al hogar, y cuando él le reclamaba, 
ejercía ataques verbales hacía Joseff aduciendo que este le era infiel. 
Otro caso de violencia psicológica, es el de Naresh quien se casó con Nekeisha. En la 
relación la pareja tuvo varios problemas en los cuales se dio el abandono e infidelidad 
por parte de Nekeisha a Naresh. 
2. Violencia Sexual: Addisson decidió conformar su vida con Vikki de 27 años, en ese 
entonces, Adisson no asimilaba que era víctima de violencia sexual por parte de su 
pareja. Indicó que su pareja cuando no lograba tener una erección lo golpeaba y lo 
encerraba en la habitación sólo. Hubo muchos años que Addison no hablo de la 
situación, porque se le enseñó que los hombres no podían ser abusados sexualmente. 
3. Violencia física y económica: Oneyi se casó con Amanda, quien le exigía dinero y ropa, 
y si él pensaba en negarse ella lo amenazabacon llamar a emigración. Incluso hubo un 
punto que lo atacó con un cuchillo y lo envió a cuidados intensivos. 
Conforme a lo anterior, los hombres pueden llegar a sufrir los mismos tipos de 
violencia doméstica que la mujer, pero, los hombres son víctimas invisibles en Estados 
Unidos, y si bien hay casos que se les protege como el de Meléndez hombre víctima de 
violencia intrafamiliar, que logró recibir la residencia estadounidense por su condición de 
víctima (Amador,2001), hay otros en los que el Estado los ignora, pues, Ortega (2008) 
adujo que un hombre de Sacramento que era maltratado por su esposa no pudo acudir a las 
agencias domesticas en busca de protección por su sexo, debido a ello, el Tribunal de 
Apelaciones del Distrito Tercero con sede en Sacramento, tuvo que determinar que los 
hombres también son víctimas de violencia, por lo que si bien las agencias de violencia 
doméstica subsidiados por el Estado no tienen que proporcionar servicios idénticos a las 
víctimas masculinas, sí tienen que ayudarlos. 
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Gavanas (2004) estableció que en USA en muchos casos los hombres son víctimas 
de persecución en los pleitos familiares, tan es así que han tenido que crear grupos por los 
derechos de los padres que enfrentan denuncias o disputas por alimentos o custodias, 
incluso Adams (2006) indicó que los hombres son las verdaderas victimas en los casos de 
familia, víctimas de un sistema que los discrimina. 
En los múltiples casos y estudios señalados, el Estado da un trato diferente a los 
hombres de las mujeres, mientras aquellas se les brinda más protección, a ellos se les indica 
que no pueden ser víctimas de la violencia de género, desmeritando cuando un hombre 
acude a los tribunales u organizaciones por ayuda, tal como se observó en los casos de 
Sacramento y Costa Rica. Conforme a Edwars y Wallace (2021), los hombres al ser vistos 
usualmente como perpetradores de la violencia intrafamiliar o quienes en ocasiones 
generan la ruptura de las familias, son vistos como víctimas improbables de la violencia 
doméstica. Tan es así que existe un estereotipo que clasifica quienes son víctimas y quien 
es el abusador, ello genera que los hombres no denuncien tal como se expondrá a 
continuación. 
 
1. RAZONES QUE GENERAN QUE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON 
PERSPECTIVA DE GÉNERO HACIA EL HOMBRE SE MANTENGA 
INMUTABLE 
Durante años se dio por sentada la masculinidad, así como los poderes y prácticas 
de los hombres, sin embargo, esta visión ha cambiado en las últimas décadas. En todo el 
mundo los roles de género han cambiado rápidamente, verbigracia, las tasas de separación 
y divorcio, los patrones de empleo, la lucha por la igualdad de género. Características 
importantes, que generaron un efecto cambiante en las relaciones de género y la 
compresión de los hombres. En ese sentido, la problemática de género de los hombres y las 
masculinidades es tan compleja, como lo es la respuestas diferencial de los sistemas de 
bienestar(Hearn et al, 2002). 
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Conforme a Shuler (2010), las políticas y prácticas para determinar un enfoque de 
género de las víctimas de violencia intrafamiliar, se basa en el paradigma feminista. Lo 
anterior genera según Acher (2000), que el enfoque feminista debilite la perspectiva de 
género de las otras víctimas. En ese sentido, según Hearn y Mckie (2009) la política de 
violencia se enfoca en las mujeres por el contexto histórico. Tal política ha generado que 
las víctimas masculinas callen su situación. 
A través de los procesos de socialización, se vuelve menos probable que los 
hombres indiquen ser víctimas o busquen ayuda de las mujeres, ello porque la forma en 
que se ha venido desarrollando la cultura occidental, construye la masculinidad 
(Archer,2000). Una de las razones por la cual los hombres no suelen acudir a instancias 
legales para amparar sus derechos como víctimas de violencia, en palabras de Edwards y 
Wallace (2021), es porque los hombres suelen ser vistos como los victimarios y las 
mujeres como las víctimas. Es así que el mismo autor señala que tal contexto de 
supremacía psicológica se da por la concepción generalizada de los roles de género 
femenino y masculino. En ese sentido, un estudio realizado por Quiroz y Duque (2008) 
encontró que los hombres cuando son denunciados tienen una etiqueta de culpables sin 
haber pisado el tribunal o la Comisaria de Familia. 
En este estudio, se dijo por parte de los hombres que acudían a las audiencias como 
parte del proceso que se sentían sin derecho a nada a causa del estigma existente, el cual 
los desacreditaba por el patriarcado y el machismo. Argumentaron los hombres, que pese a 
ser un proceso en el cual deberían tener las mismas armas, sentían en varias oportunidades 
que sólo se acogía la versión de la mujer, siendo su versión del ambiente de celos (violencia 
psicológica) ignorada. 
Siguiendo el estudio, autores como Gómez, Godoy, García y León (2009) 
denotaron que una de las primeras causas de decesos en el mundo, tristemente es el 
hogar, en el cual antes era la mujer la víctima del maltrato, ahora es el hombre, siendo el 
principal detonante los celos. Por su parte, Delvasto, Rodríguez y Vargas (2012) hablan 
sobre la violencia conyugal hacia los hombres y sus consecuencias como la inseguridad y 
temor a nuevas relaciones sentimentales, afectando la identidad masculina. 
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El patriarcado, aunque no es visto como un problema para los hombres, quienes 
tienen más ventajas sociales según los estudios que relatan la violencia contra la mujer, si 
es un problema grande para los hombres víctimas de violencia doméstica. En los apartes 
anteriores de la investigación, se evidenció que el hombre también es víctima del sistema, 
de hecho, conforme a Mas‟udah (2021) , la masculinidad asociada al sistema patriarcal 
genera no sólo una forma en que los hombres se relacionan con las mujeres, sino también, 
pone en aprietos a los hombres que tienen una masculinidad no hegemónica, que lo 
subordina ante la mujer. Mujer que pasa a ser perpetradora de violencia hacia el hombre y 
lo silencia. 
Según Deshpande (2019), ello se da porque en una sociedad dominada por 
hombres, estos se sienten avergonzados de ser golpeados por la mujer, conduciendo a que 
no puedan reportar la violencia. El mismo autor indica que la presión por parte de la 
familia, en algunos casos llega a prevenir a los hombres a tomar cualquier acción legal, 
por lo que se sienten atrapados en una acusación falsa y con miedo, de otro lado, añade 
Aplin (2019) que cuando los hombres tratan de reportar el abuso doméstico del cual son 
víctimas, las personas no les creen y no los toman en serio. Toda vez que en palabras de 
Rojas (2016) la génesis del hombre maltratado sigue siendo un tabú. 
Ahora bien, los celos son una forma de ejercer una violencia inconsciente, tan es 
así que conforme a Mas‟udah (2021) se evidencia la negativa del hombre a cumplir las 
prohibiciones de su pareja derivadas por los celos, pues se generan cambios de 
comportamiento en su compañera y se deteriora la relación, ocasionando eventos 
violentos. Eventos que conforme a las investigaciones ya desarrolladas, no pueden 
denunciar los hombres por la vergüenza, pero, las mujeres sí. Mujeres que conforme a 
Araujo (2021), pueden llegar acusar falsamente al hombre víctima de violencia y sentirse 
en una posición de poder, porque la ley las protege. 
En consecuencia, el sistema, los valores culturales y el rol que desempeña el 
hombre lo hace callar por considerarlo dominante sobre la mujer, y le hace tener 
sentimientos de culpa por ser víctima (Barber, 2008). Tal teoría es completada por 
Edwards y Wallace (2021), quienes en su estudio en Trinidad y Tobago encontraron que 
 16 
los hombres que eran víctimas de violencia intrafamiliar viven en el silencio, vergüenza, 
exclusión e invisibilidad. Conforme a Rojas (et al. 2019) Cuando unhombre se vuelve 
víctima, la ideología patriarcal, genera que ellos no puedan escapar del círculo de 
violencia, por lo que, prefieren quedarse en el matrimonio e intentar arreglar el mismo 
que poner un alto a su situación. En ese sentido, la búsqueda de ayuda se vuelve un 
comportamiento complejo y multifacético para el hombre, debido a los traumas 
individuales, creencias culturales y religiosas e incluso recursos de apoyo (Ansara & 
Hindin, 2010). 
Indican los autores Machado, Matos, Morais y Montes (2021), que los hombres 
prefieren quedarse en el matrimonio porque no quieren que otros sepan que sus esposas 
cometen actos de violencia, porque otros creerán que no tienen masculinidad, y su 
personalidad sería tomada como una muestra de debilidad, haciendo que se sientan 
avergonzados. De hecho, los mismos autores señalan que en las sociedades javanesas y 
musulmanas, los hombres son considerados como la cabeza de la familia, a quienes los 
demás deben de respetar, por lo que deben ser capaces de convertirse en buenos lideres. 
Es así que, cuando pasan a ser víctimas es extremadamente difícil para ellos hablar del 
tema, pues hacerlo, los mostraría como alguien incapaz de ser la cabeza de la familia, 
generando que su situación de violencia sea un secreto para guardar la dignidad. 
Además de lo anterior, se debe considerar también frente a la victimización 
masculina por parte de las mujeres en relaciones íntimas, que los hombres cómo grupo 
pueden tener dominio debido a su género, pero como individuos se llegan a sentir 
impotentes debido a otras características como la clase social, ingresos, educación, entre 
otros (Schrock & Schwalbe, 2009), en consecuencia, la masculinidad conforme a 
Mankowski y Maton (2010) puede privilegiar y a la vez dañar a los hombres. 
Las barreras de negación, miedo, vergüenza, entre otras, son estereotipos 
interiorizados por el género masculino, de otro lado, los obstáculos externos son las 
normas de masculinidad, escasez de servicios de apoyo, perjuicios, perpetradores 
sospechosos, que impiden que los hombres busquen ayuda (Bates, 2019). De hecho, 
conforme a Walker (2019) muchas víctimas masculinas de violencia intrafamiliar cuando 
 17 
buscan ayuda de agencias domésticas, con frecuencia reciben respuestas negativas como 
ser rechazados, ridiculizados y acusados de ser perpetradores y los remiten a servicios de 
manejo de la ira. 
Tan es así que en el estudio ya mencionado de Mas‟udah (2021) encontró que los 
hombres tienden a ser víctimas constantes de la violencia verbal y psicológica que se 
extiende a sus familias, quienes muchas veces los insultan y los mantienen alejados de 
ella. A los hombres se les limita o prohíbe el uso de las redes sociales, y muchas veces 
sufren de violencia económica por no dar suficiente dinero o no trabajar lo suficiente para 
mantener a la familia feliz, todo bajo la excusa del deber que tiene como líder de la 
familia, y no cómo víctima de la violencia intrafamiliar. 
Por su parte, Dutton y White (2013) indican que localizar servicios que ayuden a 
los hombres a satisfacer sus necesidades no es nada fácil, porque las líneas de ayuda y 
organizaciones están para las mujeres víctimas. Es tan así que en Bogotá sólo hasta el 
2020 conforme a Suache (2021) se abrió la línea calma para hombres, quienes, en la fase 
piloto reportaron que estaban viviendo situaciones de violencia de pareja, motivadas por 
machismo, celos y control. 
Adicional a lo anterior, cuando se habla de violencia intrafamiliar conforme a 
Machado, Matos, Morais y Montes (2021), se encuentra la teoría de discriminación en la 
construcción del tipo criminal, pues el delito no protege a la persona, sino al bien jurídico, 
en ese sentido, el tipo penal no debería distinguir entre las víctimas por género. Sin 
embargo, al momento de monitorear a las víctimas conforme a las necesidades prácticas 
de estas, el sistema crea una protección a aquellas personas especiales y vulnerables. El 
sistema legal, empieza a identificar a una víctima frágil o vulnerable, y a partir de ahí se 
ven prácticas o enfoques sobre la violencia doméstica, que ofrecen una discriminación en 
términos de protección práctica. 
Si se observa la Ley 1257 de 2008 de Colombia, está solo sanciona la violencia y 
discriminación contra las mujeres, e incluso conforme a la Ley 1142 de 2007 4.3.2.1 
Artículo 33 y el artículo 229 de la Ley 599 de 2000 que dice: “ Artículo 229. Violencia 
 18 
intrafamiliar: El que maltrate física o sicológicamente a cualquier miembro de su núcleo 
familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena 
mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años. La pena se aumentará de la mitad a las 
tres cuartas partes cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona 
mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en incapacidad o disminución física, 
sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión”. 
Demostrando así que la teoría de Machado, Matos, Morais y Montes (2021), es 
cierta, ya que, a partir de la protección total del género femenino se descuida al masculino, 
por lo que es necesario acatar lo dicho por Deshpande (2019), en el sentido que las leyes 
deberían incluir a hombres y mujeres víctimas de violencia doméstica por igual, y no traer 
una diferencia de género que deja a la contraparte en un estado de indefensión, tal como 
ocurre en las leyes colombianas. 
Si se acoge la teoría de Addis y Mahali (2003), las normas colombianas, son leyes 
tradicionales, que le indican a los hombres que deben ser estoicos, emocionalmente 
controlados, y autosuficientes, en consecuencia, los hombres no buscarán ayuda de sus 
problemas, puesto que la sociedad no tiene protección normativa para ellos, porque deben 
manejarse solos. Tal teoría puede ser reforzada por Syzdek, Addis, Green, Whorley, y 
Berger (2014), quienes argumentan que mientras un hombre se ajusta más a las normas 
tradicionales de masculinidad, se crea un estigma respecto a la búsqueda de ayuda, y se 
asocia el pedir ayuda con una actitud negativa, es por ello que en muchos casos la tasa de 
denuncia es más baja. Adicional a lo anterior, puede pasar que la baja tasa de denuncia se 
de por el denominado “ciclo de violencia”. 
 
 
 19 
Figura 1. Ciclo de violencia 
 
Fuente: Elaboración propia, conforme al ciclo de violencia dado por la FGN (S.F). 
En ese sentido, muchas de las víctimas decidan denunciar cuando se da el episodio 
de violencia en segunda fase, teniendo interés en el avance de la investigación, sin 
embargo, cuando se entra a la etapa de normalidad, la víctima puede llegar a demostrar un 
desinterés en el proceso penal, decidiendo no declarar contra el agresor y renunciar 
tácitamente al proceso. La ley en circunstancias iguales, no sólo va ayudar a que los 
hombres puedan sentirse cobijados por la sociedad y puedan hablar abiertamente sobre la 
violencia que sufren, sino también, ayudara a entender un poco más cómo sienten ellos la 
violencia, y poder separarse del ciclo de violencia. 
Conforme a lo anterior, toda persona debería poder beneficiarse de la protección 
que el Estado les da por ser víctimas de la violencia intrafamiliar, porque, como ya se dijo 
antes, esta protección se confiere en función del bien jurídico infringido y no en la 
condición, estatus o identidad de la víctima, es así que tanto los hombres como las 
mujeres deben poder beneficiarse de la protección de la violencia doméstica cometidas 
1. situaciones de 
tensión 
acumulada 
2. Estadillo de la 
tensión 
3. Etapa de 
distanciamiento 
4. periodo de 
razonalización o 
justificación 
4. Etapa de 
reconciliación y/o 
luna de miel 
 20 
por su pareja, no obstante, el sistema está organizado para dar respuesta a determinadas 
víctimas que son sujetos de especial protección constitucional, y deja de lado a quienesno 
lo son. En la mayoría de los países no existe una red de apoyo para los hombres víctimas 
de violencia intrafamiliar, ni una campaña mediática dirigido a ellos, haciendo más clara 
la discriminación negativa frente al tipo penal (Huntley et al, 2019). 
 
2. CONCIENTIZACIÓN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 
Conforme a Saldaña y Gorjón (2020) cuando se da la violencia doméstica, se afecta 
la salud mental y física de los miembros de la familia y los predispone también a la 
violencia social. Los hijos de familia que observan la violencia intrafamiliar pueden 
volverse posibles agresores o posibles víctimas, porque en el seno familiar se reproduce un 
patrón de relaciones que las personas intentan conseguir. Es por ello, que es necesario 
prevenir la violencia intrafamiliar en todos sus tipos. 
Ahora bien, en las investigaciones y estudios, se evidencia que cada vez es más 
abundante la falta de legislación que sustente y proteja a las víctimas masculinas. En ese 
sentido, el desarrollo de la cultura patriarcal enseña a los niños que no deben socializar o 
expresar sus emociones consideradas femeninas y no mostrar signos de debilidad o 
culpabilidad, pues, al ser socialmente rechazado existe una falta de empatía frente a los 
hombres, quienes se inmutan para no mostrar su inseguridad o falta de control en una 
relación (Medina et la., 2015). 
Evidencia son las excusas que dan las mujeres cuando violentan a los hombres, 
excusas cómo “el hombre pudo haber hecho algo mal” siempre están presentes, por lo que 
se tiende a normalizar este tipo de comportamientos (Rojas et la, 2013), que son necesarios 
prevenir pues como se desarrolló anteriormente, la violencia intrafamiliar es un problema 
de salud pública, sin importar el sexo sobre el cual se ejerza. Es por ello, que una de las 
primeras acciones necesarias para promover la disminución de la violencia doméstica y las 
tensiones familiares, surge de la necesidad inminente de crear políticas de conciliación 
entre la familia. (Aguirre,2007). 
 21 
En la misma línea Fergusson (2005) considera que para visibilizar a las víctimas de 
violencia intrafamiliar, es crucial que las políticas públicas y las medidas para combatirla, 
se adopten desde la prevención, mediante un enfoque de género inclusivo. Además, se debe 
realizar un análisis ecológico para comprender la victimización como la perpetración de la 
violencia, con ítems específicos que contengan la violencia contra el hombre. En ese orden 
de ideas, según el autor en mención, la violencia debe aplicarse de tal forma que permita el 
reconocimiento y la satisfacción de las experiencias de las víctimas. 
Si se tiene en cuenta los factores por los cuales los hombres no denuncian, 
resumidos por Ramírez (2015) de la siguiente forma :en Colombia los hombres no 
denuncian porque consideran que es una pérdida de tiempo, ya que, piensan que denunciar 
no llegará a tener efectos reales en cuanto a su situación de violencia , puesto que en los 
imaginarios y las prácticas sociales asociadas con la feminidad y masculinidad, no serán 
vistos cómo víctimas, por el contrario, se les considera agresores. Además, tienen miedo de 
convertirse en burlas sociales por ser víctimas de violencia doméstica. 
En ese caso, no sólo es necesario aplicar políticas públicas y legales de protección 
como se estableció en puntos anteriores de la investigación, sino también, lo dicho por 
Gárces (2018), en cuanto a la necesidad de prácticas y actividades creadas para ayudar a las 
personas a relacionarse con otras desde un contexto de igualdad y no superioridad. Así 
mismo, sería necesario incluir la educación de la empatía en menores, que de acuerdo a 
Alonso (2006) permite trasmitir valores basados en la comunicación y respeto mutuo, toda 
vez que, es una forma de prevención y visibilización de la violencia. Es así que, los padres 
deben inculcar en sus hijos pautas y pequeños hábitos que los ayude a entender sus 
sentimientos, aceptarlos, y tomar decisiones respecto a ello. Del mismo modo, el autor 
establece la necesidad de procedimientos inclusivos, para la exclusión sistemática de la 
violencia de cualquier tipo. En caso de que se llegue a dar la violencia, la intervención en la 
persona debe ser desde el ámbito de la salud mental familiar o individual. 
 
 
 22 
CONCLUSIONES 
El mundo cambia cada día, es así que los grandes avances han permitido que 
actividades que solo ejercía el hombre, en este momento también pueden ser ejercidas por 
las mujeres. Por lo que, conforme a lo dicho por Usme, Herrera, Ocampo, Duque y 
Chavarría (2011) las mujeres pasaron de ser vistas como pasivas, inferiores y emotivas; a 
acceder a la educación, y ser grandes líderes. Esto trajo consigo una serie de 
modificaciones en la relación hombre- mujer, en especial en el ámbito familiar, pues ahora 
los hombres también pueden ser víctimas de violencia intrafamiliar e incluso de género. 
Ahora bien, luego del análisis no existe una concepción de violencias de 
intrafamiliar de género que cobije a los hombres, a tal punto que se tuvo que desplegar todo 
el análisis doctrinal que evidencia que los hombres son víctimas de la violencia género en 
el seno familiar por el rol que desempeñan, no sólo en Colombia sino también en otros 
países como Estados Unidos y México. Un hombre maltratado es quien debe callar la 
violencia física, sexual, verbal o psicológica ejercida por su pareja debido a la sociedad 
patriarcal, que, no los reconoce como una víctima sino como un victimario 
Finalmente, los hombres no se sienten capaces de hablar de su situación de violencia 
en muchos casos puede que ni lleguen a entender que son víctimas, y en otros casos la 
violencia de genero se ha visto tan inmersa en la violencia intrafamiliar que no hay una 
protección en el marco legal hacia el hombre victima tal como se evidenció en la sentencia 
SU 080 de 2020, a eso hay que añadir el ciclo de violencia, la normalización y la 
invisibilización del género masculino como víctima. Ello va a ocasionar que el fenómeno 
de violencia que surgió desde los 60 no pueda ser superado socialmente y aumente 
gradualmente a tal punto que sea imposible de controlar. Por eso se vuelve importante crear 
conciencia y empatía de que tanto hombres como mujeres pueden sufrir violencia 
intrafamiliar en perspectiva de género y ponerle un alto a la misma. 
 
 
 23 
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