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Arte e investigación multidisciplinar MÚSICA Y EDUCACIÓN Antonio Félix Vico Prieto María Lorena Cueva Ramírez Teresa López Castilla (Edición y coordinación) Colección Nuevos Aprendizajes: teorías y modelos de educación artística AASA 6 Edición y coordinación Antonio Félix Vico Prieto María Lorena Cueva Ramírez Teresa López Castilla Publica AASA ISSBN: 978-84-15901-20-4 Jaén 2018 Depósito Legal: J 743-2018 Diseño y maquetación María Isabel Moreno Montoro Antonio Félix Vico Prieto Autoras y autores Antonio Félix Vico Prieto María Lorena Cueva Ramírez Teresa López Castilla Mónica Osma Díaz Irene Fernández España Miguel González Segura Helena Montané Delgado Todos los textos de este libro están sujetos a Licencia de Creative Commons © de esta edición: AASA Asociación Acción Social por el Arte. 2018. Impresión: PrintAlias S.L. © de las imágenes sus autores/as 7 Agradecimientos Este trabajo no habría podido realizarse sin la estimable colaboración (en muchos casos excesiva) de los autores que firman los capítulos del presente libro y de las profesoras del Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Universidad de Jaén, María Isabel Moreno y María Martínez. Para todos ellos, nuestra más sincera Gratitud. 8 9 Índice Antonio Félix Vico Prieto, María Lorena Cueva Ramírez, Teresa López Castilla Presentación. 11 Antonio Félix Vico Prieto, María Lorena Cueva Ramírez, Teresa López Castilla La musicalización de las artes: un concepto base para proyectos multidiciplinares de educación en arte. 15 Miguel González Segura En la montaña elevada. Un proceso de investigación creación en el ámbito de la música independiente 33 Mónica Osma Díaz ¿Música para el autismo? 69 Irene Fernández España La escuela bolera a través del vito. una investigación artística del proceso creativo a partir de la tradición. 109 Helena Montané Delgado El empoderamiento femenino en la educación a través del teatro musical. El caso de “Wicked”. 131 Reseñas biográficas 165 10 15 La musicalización de las artes: un concepto base para proyectos multidisciplinares de educación en arte Antonio Félix Vico Prieto María Lorena Cueva Ramírez Teresa López Castilla Universidad de Jaén Introducción El concepto de musicalización de las artes, aunque abordado de forma frecuente en el ámbito educativo, ya sea en enseñanzas primaria, secundaria e incluso en enseñanza universitarita, es un concepto que se afronta, al menos desde lo visto en nuestra experiencia docente, sin 16 conocimiento de la historia e implicaciones del mismo. Este trabajo aporta un estudio acerca de la correspondencia entre las proporciones musicales y visuales, idea estética del pensamiento clásico defendida por artistas y pensadores como Pitágoras, Leon Battista Alberti o Leonardo da Vinci. De forma breve, pero de la forma más precisa posible, intentaremos ofrecer una visión de este concepto clave de la educación multidisciplinar en arte. La musicalización de las artes El concepto clásico de correspondencia entre artes visuales y música, comúnmente denominado, musicalización de las artes, está unido al ideal clásico de belleza basado en la armonía y proporción. Para la estética clásica, y para los pitagóricos en particular, la armonía y la proporción se concebían a partir de los números (Kirk, 2003): el número era el principio de todas las cosas y sin él ninguna verdad podía descubrirse. Atendiendo al pensamiento pitagórico del número como principio del universo, las cosas existen porque están ordenadas y están ordenadas cumpliendo una serie de modelos matemáticos que son a la vez condición de existencia y belleza. Refiriendo esta propuesta estética a la disciplina musical, los pitagóricos fueron los primeros en estudiar las relaciones matemáticas que rigen los sonidos musicales, su pensamiento filosófico asociaba la idea de la armonía musical a las normas para la producción de lo bello (Eco, 2004). 17 La correspondencia entre proporciones musicales y visuales Es preciso recordar que fue Pitágoras quien descubrió que las notas musicales tenían una plasmación espacial, afirmando que las consonancias musicales estaban determinadas por relaciones de pequeños números enteros. Al hacer vibrar dos cuerdas de las mismas características, siendo una de ellas la mitad de larga que la otra, Pitágoras observó que la nota que produce la cuerda menor se encuentra una octava (diapasón) por encima de la producida por la más larga. Si la relación entre las longitudes de las cuerdas era de dos a tres, la diferencia entre las notas era de una quinta (diapente), y si la relación era de tres a cuatro, la diferencia era de una cuarta (diatesarón). Estas consonancias, en las que se basaba el sistema musical griego, se podían representar mediante la progresión 1:2:3:4. Y esta progresión no sólo contiene las consonancias simples octava, quinta y cuarta, sino también las dos consonancias compuestas que reconocían los griegos: la octava más quinta (1:2:3) y las dos octavas (1:2:4). Pitágoras afirmaba que este descubrimiento encerraba la armonía del universo y sobre él construyó su teoría sobre la armonía y la proporción basaba en los números (Wittkower, 1995), afirmación que tuvo su aplicación no sólo en la música, sino en las demás artes, pues el número era el principio de todas las cosas, el descubrimiento de la armonía y la proporción en la música debía tener una correspondencia similar en las artes visuales. Según Tatarkievicz (1986), 18 esta idea de correspondencia entre las artes fue una de las propuestas estéticas más sólidas que dominó el período clásico en Grecia. Fue el filósofo romano Boecio (480-525) quien recogió este pensamiento estético y lo transmitió a la Edad Media y al Renacimiento. Boecio afirmaba que por el número y la proporción numérica se comprenden todas las dimensiones espaciales que estudian la geometría, la música y la aritmética. Para él, “los sonidos, en efecto, se articulan y se relacionan entre sí, como cualquier número con otro número según una proporción, una ratio y un logos, y conocer ese sistema proporcional es la vía de acceso al conocimiento de la esencia de las cosas. La ratio que articula los sonidos musicales encierra la clave que estructura tanto al hombre como al universo que lo rodea” (Boecio, c. 500/2009, p. 13). Boecio en su tratado De música afirma que “la visión está sometida a las mismas leyes que el oído: la belleza de las figuras plásticas derivará, pues, también de la música de las relaciones elementales percibidas por el ojo” (Boecio, c. 500/2009, pp. 9-10, en Bruyne, 1958). Para Boecio, por tanto, es completamente natural que todo número que ha llegado a ser audible, como todo número hecho visible en el espacio, traduzca una armonía equivalente (Bruyne, 1958). Para los creadores y filósofos de la estética clásica, la analogía de la estética clásica entre proporciones musicales y visuales no era una simple especulación teórica, sino el testimonio de una creencia en la estructura matemática y armónica de toda la creación. 19 La teoría de la equivalencia entre proporciones musicales y visuales llegó al Renacimiento gracias sobre todo a la difusión de los tratados de Boecio. Fue Leonardo da Vinci (1452-1519) uno de los primeros artistas en defender que las proporciones musicales subyacen también en las visuales al afirmar que la música es hermana de la pintura. Dicha afirmación indica una estrecha relación, ya que para da Vinci, tanto la música como la pintura comunican armonías: la música mediante sus acordes y la pintura mediante sus proporciones, pues los intervalos musicales y la perspectiva lineal se basan enlas mismas relaciones numéricas (da Vinci, 1542/1964). De esta forma, da Vinci describió sus pinturas en términos musicales diciendo que la percepción de las proporciones de una pintura crea una armonía concordante que, para el ojo, es una sensación equivalente a aquella experimentada por el oído cuando escucha música: “pero la pintura, servidora de los ojos, el más noble de los sentidos, encuentra una proporción armónica lo mismo que cuando se reúnen muchas voces y cantan a la vez, resultando una proporción armónica, deleitable de tal modo que los auditores permanecen como extasiados en viva admiración” (da Vinci, 1542/1964, p. 48). La belleza de los números: Leon Battista Alberti Sin embargo, el más claro defensor de la idea de equivalencia entre proporciones musicales y visuales durante el renacimiento fue Leon Battista Alberti (1404- 20 1472), quien defendía que la belleza era “la armonía (concinnitas) entre todas las partes del conjunto, conforme a una norma determinada, de forma que no sea posible reducir o cambiar nada, sin que el todo se vuelva más imperfecto” (Alberti, 1485/1991, p. 246). Así, en el capítulo IX de su tratado De re aedificatoria expone la máxima que para él habría que aplicar en todo arte. Recogiendo la afirmación de Pitágoras de que la naturaleza es en todo absolutamente idéntica a sí misma, Alberti asume que “los números gracias a los cuales se produce aquella armonía de sonidos sumamente agradable al oído, son los mismos números que consiguen que los ojos y el espíritu queden henchidos de un admirable placer” (Alberti, 1485/1991, p. 387). Así, la propuesta de Alberti es que existían determinadas divisiones (intervalos) producidas por un instrumento musical que producen armonía para el oído, y que distancias similares en las líneas que pertenecen a la forma, podrían deleitar del mismo modo la mirada (Hogarth, 1772/1997). La importancia para Alberti de esta postura se demuestra en la advertencia que hizo en una carta a Matteo de Pasti durante la construcción de la capilla de San Francesco de Rimini. Alberti insistió al arquitecto italiano para que mantuviera las medidas y proporciones de las pilastras, ya que modificarlas sería igual que desafinar toda la música que ofrece el edificio. De este modo se revela la sensibilidad de Alberti en referencia a la equivalencia entre valores musicales y arquitectónicos en este caso (Chastel, 1991). Para Alberti las relaciones armónicas que eran inherentes en la naturaleza, se revelaban en la música. 21 No es que el arquitecto tuviera que trasladar directamente las proporciones musicales a la arquitectura, sino que tenía que hacer uso de una armonía universal que se manifestaba en la música (Alberti, 1485/1991). El análisis pormenorizado de Alberti sobre la correspondencia entre los intervalos musicales y las proporciones arquitectónicas se convirtió en el sistema fundamental para toda la concepción renacentista de la proporción. Alberti redux: la musicalización llega a nuestros días En su Tratado del arte de la pintura (1584), el pintor Giovanni Lomazzo (1538-1600) se refería a las proporciones humanas de sus pinturas también en términos musicales. Lomazzo consideraba evidente que los términos musicales eran aplicables a las proporciones del cuerpo humano. Por este hecho, se refería constantemente a las proporciones espaciales como si se tratara de experiencias acústicas. Para Lomazzo, la distancia comprendida entre la parte superior de la cabeza y la nariz, por ejemplo, “resuena con la distancia que va desde esta última a la mejilla en proporción triple, dando como resultado el diapasón y el diapente; y dicha distancia comprendida entre la nariz y la barbilla y la que va de la barbilla al encuentro de las clavículas resuena con una proporción doble que forma el diapasón” (Lomazzo, 1584, p. 63). Esta idea de correspondencia entre las artes se vio abrigada por otros pensadores más allá de la estética clásica; en el siglo XVII el filósofo alemán Gottfried Leibniz (1646-1716) afirmaba que la música es un arte que 22 nos cautiva, aunque su belleza consista simplemente en una correspondencia de números. Para Leibniz, el placer que experimenta nuestra vista cuando contempla una proporción visual es de la misma naturaleza, y lo mismo ocurre con aquello que afecta otros sentidos (Tatarkiewicz, 1986). Como hemos comentado al principio de este texto, la idea de la musicalización de las artes estaba ligada al concepto de belleza de armonía y proporción del ideal clásico. Cuando este ideal de belleza se fue diluyendo a partir de la segunda mitad del siglo XVII, la idea de correspondencia entre las artes lo hizo de la misma forma. Se podría excluir, ya iniciado en el siglo XX, la discusión teórica que Le Corbusier hizo en el inicio del modulor, tratado que retoma la idea de Vitruvio de que las medidas para la arquitectura deberían obtenerse de la combinación de elementos propios a la estructura del hombre. Aunque de forma indirecta, Le Courbusier sí que trata estas correspondencias ensalzando las proporciones musicales en detrimento de las proporciones arquitectónicas de las construcciones del siglo XX: “¿se sabe que en lo referente a las cosas visuales, las longitudes no han franqueado todavía nuestras civilizaciones la etapa realizada por la música? Todo lo que se ha edificado, construido, en longitudes, anchuras o volúmenes, no ha beneficiado de una manera equivalente a aquella que goza la música” (Corbusier, 1953, p.16). Aun así, existen artistas y pensadores que se enfrentan a esta idea estética de la correspondencia entre 23 proporciones visuales y musicales. El pintor William Hogarth (1697-1764), autor del tratado Análisis de la belleza, no dudó en señalar que artistas como Alberti o Durero no sólo habían confundido a todo el mundo con sus minuciosas e inútiles divisiones, sino que además lo hicieron con la extraña convicción de que esas divisiones se rigen por las leyes de la música. Según Hogarth (1772/1997), tal error procede de los descubrimientos de Pitágoras, que afirmaba que determinadas divisiones en una cuerda producen armonía para el oído, convencido además de que distancias similares, en las líneas que pertenecen a la forma, podrían deleitar del mismo modo la mirada. Hogarth intenta demostrar que lo cierto es posiblemente lo contrario. Según la estética clásica, la longitud del pie con respecto a su anchura la forman un diapasón y un diatesseron, lo cual en opinión de Hogarth “es una proporción que podría ser tan aplicable al oído, como a una planta, un árbol o a cualquier otra forma” (Hogarth, 1772/1997, p. 95). Para este autor, a pesar de lo absurdo de tales esquemas, este tipo de medidas pueden prestar algún servicio a los pintores y escultores. Pero esto es muy diferente del servicio que prestan a los arquitectos y constructores las medidas sacadas del mismo modo de edificios antiguos, pues éstos no se ocupan sino de figuras geométricas simples, cuyas medidas no sirven más que para copiar lo que ya se hizo anteriormente (Hogarth, 1772/1997). Ghyka y el número áureo 24 Matila Ghyka (1992), estudió las correspondencias entre artes visuales y música en su libro El número de oro. Este autor ofrecía un resumen muy comprensible sobre el concepto de correspondencia entre las artes. Ghyka explica que lo que en música es un intervalo (distancia entre dos notas) tendría una correspondencia en arquitectura como razón de dos longitudes, y un acorde (combinación de tres o más notas musicales) correspondería a una proporción en arquitectura. De esta forma, la idea de armonía musical producirá una euritmia melódica, es decir, un efecto agradable al oído, que se correspondería con la simetría en arquitectura que produciría una euritmia arquitectónica, efecto agradable a la vista (Ghyka, 1992). Aunque se trata ciertamente de un concepto de la estética clásica, centrado sobre todoen el ideal arquitectónico del Renacimiento, lo atractivo de su propuesta es que nos remite de nuevo a las enseñanzas de Alberti que, en el capítulo V de su tratado De re aedificatoria, explica cuáles son los intervalos musicales más agradables al oído, y que por tanto son los que tendrán una correspondencia de igual belleza en la percepción visual. Dichos intervalos (ya comentados anteriormente) son del diapasón, diapente y diatesarón (los intervalos de octava, quinta y cuarta), que están relacionados de forma clara con la denominada proporción áurea (Alberti, 1485/1991). Las armonías de la música y la sección áurea La sección áurea se define a través del número áureo o 25 número de oro, un número irracional que se representa con la letra griega Phi (φ), y fue un hallazgo de los matemáticos griegos de la época clásica, documentado por primera vez en Elementos de geometría de Euclides. En el libro VI de los Elementos, en su tercera definición, Euclides presenta lo que denomina como recta dividida en media y extrema razón: “se dice que una recta está dividida en media y extrema razón cuando la longitud de la línea total es a la de la parte mayor, como la de esta parte mayor es a la de la menor” (Euclides, 300 a.C./1996, p. 118). Las armonías musicales pitagóricas y su correspondencia con la sección áurea ya estaban recogidas en los tratados Diez libros de arquitectura de Vitruvio (27 a.C./1995) y posteriormente en De intitutione música de Boecio (c. 500/2009), aunque bien es cierto que la comprensión de sus análisis es complicada, ya que son tratados que frecuentemente usan el lenguaje alegórico y referencias a la mística para explicar sus razonamientos. Doczy (2004) realizó una investigación pormenorizada, y más comprensible, de dichas correspondencias; en sus análisis se puede comprobar cómo la proporción 2/3 del diapente es igual a 0.666, que es una aproximación cercana a la proporción 0.618 de la sección áurea. El diatéssaron es idéntico a la proporción 3/4 del triángulo de Pitágoras de longitudes 3-4-5 (3 y 4 son los lados y 5 la hipotenusa), donde el 3 y 5 son números consecutivos de la serie Fibonacci 3:5=0.6. La proporción 1/2 del diapasón es igual a un rectángulo compuesto por dos cuadrados iguales y una diagonal de √5, o lo que es lo mismo, la proporción 26 mayor de un segmento áureo con la porción menor a ambos lados (Doczy, 2004). Equivalentes visuales de las armonías musicales pitagóricas y la sección áurea. El diapente (Figura 12a) o 2/3 corresponde a los lados de los triángulos del pentágrafo 2:3=0.666 una aproximación a 0.618. El diatéssaron (Figura 12b) o 3:4 corresponde a los triángulos del pentágono, triángulos pitagóricos 3-4-5, donde 3:5=0.6. El diapasón (Figura 12c) o 1/2 corresponde a un rectángulo compuesto por dos cuadrados con una diagonal 2,236= √5 que es el largo del lado de los dos rectángulo áureos recíprocos o bien un cuadrado más dos rectángulos áureos (Tomado de Doczy, 2004). Además, cuando un sonido musical es emitido, las proporciones 1/2, 2/3, y 3/4 aparecen en los primeros armónicos, también llamados parciales, combinándose con el fundamental de dicho sonido. A este hecho en la teoría musical se le conoce como el fenómeno físico armónico que explica cómo un sonido musical va acompañado por otros sonidos más simples, o sonidos armónicos. Esto indica que el sonido musical no es puro, en realidad es un conglomerado de sonidos compuesto por uno fundamental y otros derivados o secundarios (armónicos) que pueden ser analizados por separado. Los sonidos armónicos más importantes son los que determinan la proporción 1/2 (octava), 2/3 (quinta), y 3/4 (cuarta) que aparecen de forma natural inmediatamente después de la vibración del sonido fundamental, lo que demuestra la importancia de estas proporciones y su relación con la proporción áurea ya 27 desde un hecho puramente físico, pues su efecto acústico ya aparece en la naturaleza del propio sonido (Doczy, 2004; Michels, 1998). Ejemplos de la teoría de la equivalencia entre proporciones los encontramos de forma habitual en las construcciones, sobre todo del Renacimiento. Referiremos sólo dos de ellos con el ánimo de nos extendernos demasiado. El primero se refiere a la iglesia veneciana de San Francesco della Vigna, un encargo que realizó Francesco Giorgi (1439-1502), un renombrado estudioso de todos los asuntos de la proporción; el estudio de la construcción revela que el arquitecto eligió la proporción de la nave (9:18:27) a partir de términos musicales, dicha proporción forma un diapasón y un diapente (un diapasón es una octava y un diapente una quinta). Si se observa la progresión 9:18:27, se observa que 9:18 es igual a 1:2, es decir, una octava, y 18:27 es igual a la proporción 2:3, una quinta (Wittkower, 1995). Un segundo ejemplo del uso de las proporciones musicales en la organización de un edificio lo encontramos en la Villa de Godi del arquitecto renacentista Andrea Paladio (1508-1580). La planta de dicha construcción mide dieciséis por veinticuatro pies, es decir, la proporción entre su anchura y longitud es de una quinta o diapente (2:3); el pórtico y el vestíbulo mantienen la proporción 2:3; y la serie en la que se basa todo el proyecto es la progresión 16, 24, 36, una progresión que ya propuso Alberti como descomposición de la proporción 4:9 sobre la progresión 4:6:9, que es equivalente a dos diapentes en términos musicales (Wittkower, 1995). 28 Conclusión El concepto de correspondencia entre artes visuales y mú- sica, la musicalización de las artes, es un concepto comple- jo que, a nuestro juicio, necesita un conocimiento amplio y profundo para ser trabajado en el ámbito educativo. No se nos escapa que además del conocimiento teórico, que hemos intentado abordar de la forma más profunda posi- ble en este texto, se necesitan metodologías y estructuras activas y diversificadas (fruto de un proyecto docente, por ejemplo) para la comprensión de este concepto en la prácti- ca (instalaciones de arte contemporáneo, paisajes sonoros, etc.), que lleven a una buena interpretación y análisis de lo que nos ofrece (Guirado Isla, 2018). La documentación, quizá hecha con un registro audiovisual, de estas prácticas, y su transformación en textos documentales que den cuen- ta de manera reflexiva de la acción formativa desarrollada, puede ser un gran paso para llegar a la compresión real del concepto que abordamos. Una vez logrado este propósito, se podrán conseguir proyectos de carácter multidisciplinar con inmensas capacidades de transformación del conoci- miento y la creación artística. Referencias Alberti, L. (1485/1991). De re aedificatoria. Madrid: Akal. 29 Boecio, A. (c.500/2009). Sobre el fundamento de la mú- sica: cinco libros. Madrid: Gredos. Bruyne, E. (1958). Estudios de estética medieval. Ma- drid: Gredos. Chastel, A. (1991): Arte y humanismo en Florencia en la época de Lorenzo el magnífico. Madrid: Cátedra. Corbusier, L. (1953). El Modulor I y II. Barcelona: Apóstrofe. Da Vinci, L. (1542/1964). Tratado de pintura. Madrid: Espasa Calpe. Doczy, G. (2004). El poder de los límites; proporciones armónicas en la naturaleza, el arte y la arquitectura. Buenos Aires: Troquel. Eco, U. (2004). Historia de la belleza. Barcelona: Lu- men. Euclides, (300 a.C./1996). Elementos, Libros I-IV, V-IX, X-XII. Madrid: Gredos. Hogarth, W. (1772/1997). Análisis de la belleza. Ma- drid: Visor libros. Ghyka, M. (1992). El número de oro: ritos y ritmos pitagóricos en el desarrollo de la civilización occidental. Barcelona: Poseidón. Guirado Isla, Irene (2018). La fotografía como medio para la interpretación sonora. Tercio Creciente, 14, págs. 97-108. https://dx.doi.org/10.17561/rtc.n14.8 30 Kirk, G. (2003): Los filósofos presocráticos; historia crítica con selección de textos. Madrid: Gredos. Lomazzo, G. (1584). Tratado del arte de la pintura. (Versión micro filmadade la copia de 1844 del tratado original de 1584. Disponible como recurso electróni- co). Michels, U. (1998): Atlas de música. Madrid. Alianza. Tatarkiewicz, W. (1986). Historia de la estética. Madrid: Akal. Vitruvio, M. (27a.C./1995). Diez libros de arquitectu- ra. Wittkower, R. (1995). Los fundamentos de la arquitec- tura en la edad del humanismo. Madrid: Alianza. 31 32 161 Reseñas Biográficas 162 163 Antonio Félix Vico Prieto. Músico, Doctor en Psicología del Arte (Uja, Jaén), Licenciado en Musicología Histórica (Esmuc, Barcelona) en la especialidad de Música para Medios Audiovisuales. Actualmente es profesor en la Universidad de Jaén. 164 165 M. Teresa López Castilla. Licenciada en Historia y CC. de la Música por la Universidad de Granada recientemente ha defendido la tesis Música Electrónica y cultura de club: Un estudio postfeminista de la escena española bajo la dirección de la Doctora Pilar Ramos López en la Universidad de la Rioja (septiembre de 2015). Desarrolla su trabajo de investigación bajo la guía teórica de los estudios culturales, estudios feministas/queer, y la sociología de la música en el ámbito de la música popular urbana. Desde 2016 forma parte del equipo docente como profesora interina de la UNIR; y la Universidad de Jaén en el departamento de Didáctica de la Expresión musical. 166 167 María Lorena Cueva Ramírez es Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Granada, actualmente realiza los Estudios de Doctorado en la Universidad de Jaén (España), es miembro de Grupo de Investigación PAI Hum 862-Estudios en Sociedad, Artes y Gestión Cultural e investiga en el área de Didáctica de la Expresión Plástica y Visual, en la Universidad de Jaén. Máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas por la Universidad de Jaén. La práctica artística como herramienta de comunicación de la comunidades en riesgo de exclusión social con el resto de la sociedad es, entre otros, uno de los conceptos que aborda desde la investigación artográfica. 168 177 Este libro se acabó de imprimir el 3 de diciembre de 2018 178 179 180 Música y Educación.pdf portada.pdf contraportada
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