Vista previa del material en texto
t Nunca hemos sido un país ganadero, y sospecho que nunca lo . - seremos, pues nuestros accidentadas campos no nos permiten desarrollar una act.ivida,d de crianza de reses -paz de competir i: en calidad y precio en el mercado internacbnal. Sin embargo, sí podemos converfirnos en grandes pr~ductcues de otro tipa de carnes, como h s del cerdo, el cordero y el cabri%o. Este animal, el ciibrlto, que sí se adaptó a nuestra geografía y que ademds enmntrá en las vainas de algarrobo un alimenta que le da un sabor Qnico e inimitable, ha16 en nuestro país su escenario tc<ltural. I Con @I, se prepara el arraigado seco de cabrito, con aromas :L a culantro, chicha y loche, jamás pintado de verde como su ' similar de res; la wersián bshuesada trujiliana, que mi madre siempre escondió; y por último, el chiclayano, al que acompaña un arroz flor espectacular. 1 E l PerCi estB Ileno de deficiosos guisos que esconden uh sabor y una técnica colsi perfectos que constituyen ta mejor garantía de que en nuestra cocina aiin quedan muchísimas historias que contar.