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www.pearsonenespañol.com Aguayo • Rodríguez ECO N O M ÍA D E LA SALU D EN M ÉXICO Comprender las relaciones que existen entre salud y bienestar, o entre salud y crecimiento, es de vital importancia para potenciar no sólo el desarrollo económico de un país, sino también para mejorar la salud de sus habitantes, y con ello el bienestar de su población. Este libro reúne una serie de investigaciones de vanguardia realizadas por prestigiosos economistas e investigadores, nacionales y extranjeros, sobre la salud y la economía en México. Investigaciones que ven a la salud de la población como forma de capital humano, como un camino para salir de la pobreza, como un camino para lograr la igualdad de oportunidades y como un camino hacia el desarrollo sustentable de México. ¿Por qué el sobrepeso es más común en hogares pobres?, ¿Por qué la diabetes es más común en esos hogares?, ¿Qué se puede hacer para combatir el sobrepeso y la diabetes al mismo tiempo que el hambre y la inseguridad alimentaria?, ¿La ayuda del gobierno para combatir la inseguridad alimentaria es más efectiva en dinero o en especie?, ¿Cómo afecta la mala alimentación el futuro de nuestros niños?, ¿Por qué la contaminación del aire incrementa la mortalidad?, ¿Por qué la política de distribución gratuita de condones ha incrementado el embarazo adolescente?, ¿Por qué políticas de impuestos sobre bebidas azucaradas, que tienen como objetivo reducir el consumo de azúcar y con ello el sobrepeso y la diabetes, podrían tener únicamente efectos de corto plazo? Éstas son algunas de las preguntas que se presentan en este libro y cuya respuesta se desarrolla con la esperanza de que no sólo contribuyan al mejor entendimiento de la economía de la salud en México sino que también sirvan de referencia para futuras investigaciones sobre el tema. ISBN 978-607-32-4436-7 Rodriguez_PEARSON_Economia Salud Mexico_2.indd 2-3 4/16/18 3:23 PM Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México coordinadores Ernesto Aguayo Tél lez Martha Claudia Rodríguez Vil lalobos Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Dirección general: Sergio Fonseca ■ Dirección de innovación y servicios educativos: Alan David Palau ■ Gerencia de contenidos y servicios editoriales: Jorge Luis Íñiguez ■ Coordinadora de desarrollo de contenidos: Lilia Moreno ■ Coordinadora de arte y diseño: Mónica Galván ■ Especialista en contenidos de aprendizaje: María Elena Zahar ■ Editor de desarrollo: Bernardino Gutiérrez Hernández ■ Corrección de estilo: Ma. de Lourdes Amador Araujo ■ Gestor de arte y diseño: José Hernández Garduño ■ Lectura de pruebas: Vivaldina Jaubert ■ Diseño de interiores: Servicios Editoriales 6Ns ■ Diseño de portada: Gráfica Alterna S.A. de C.V. ■ Composición y diagramación: Servicios Editoriales 6Ns. Contacto: soporte@pearson.com AGUAYO TÉLLEZ, ERNESTO Y RODRÍGUEZ VILLALOBOS, MARTHA CLAUDIA Economía de la salud en México Pearson Educación de México, S.A. de C.V., 2018 ISBN: 978-607-32-4436-7 Área: Custom Formato: 17 x 24 cm Páginas: 168 Impreso en México. Printed in Mexico. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 - 21 20 19 18 ISBN LIBRO IMPRESO: 978-607-32-4436-7 ISBN E-BOOK: 978-607-32-4437-4 D.R. © 2018 por Pearson Educación de México, S.A. de C.V. Avenida Antonio Dovalí Jaime número 70 Torre B, Piso 6, Colonia Zedec, Ed. Plaza Santa Fe Delegación Álvaro Obregón, México, Ciudad de México, C. P. 01210 Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Reg. Núm. 1031 www.pearsonenespañol.com Datos de catalogación Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magné- tico o electroóptico, fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito del editor. Primera edición, 2018 Pearson Hispanoamérica Argentina ■ Belice ■ Bolivia ■ Chile ■ Colombia ■ Costa Rica ■ Cuba ■ República Dominicana ■ Ecuador ■ El Salvador ■ Guatemala ■ Honduras ■ México ■ Nicaragua ■ Panamá ■ Paraguay ■ Perú ■ Uruguay ■ Venezuela Este libro es un proyecto revisado por un equipo de profesionales quienes cuidaron que cumpliera con los lineamientos y estándares establecidos por Pearson Educación. Pearson Educación en su misión de divulgar el conocimiento científico y tecnológico en México con obras como este ejemplar, informa a la comunidad científica que cuenta con su Prerregistro al RENIECYT No. CVU 892558. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Colaboradores de esta edición Ernesto Aguayo Téllez. Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Dillan Aguirre Sedeño. Investigador del Centro de Investigación e Inteligencia Económica de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Alok K. Bohara. Profesor del Departamento de Economía e investigador del Centro RWJF de Política de Salud de la Universidad de Nuevo México. Cinthya G. Caamal Olvera. Profesora-Investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Daniel Flores Curiel. Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). J. Mario Herrera Ramos. Profesor-Investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO- México). Alejando Islas Camargo. Profesor-Investigador del Departamento de Estadística del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Edgar M. Luna Domínguez. Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Alfonso Mendoza Velázquez. Profesor-Investigador del Centro de Investigación e Inteligencia Económica de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Martha C. Rodríguez Villalobos. Profesora-Investigadora del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Monterrey (UdeM). Silvia Urbina Hinojosa. Directora de Planeación del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecunarias (INIFAP) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). Edwin van Gameren. Profesor-Investigador del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión v Acerca de los coordinadores ErnEsto AguAyo téllEz Doctor en Economía por la Rice University, con especialidad en Desarrollo económico y economía laboral, y licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Actualmente es profesor-investigador en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, nivel II. Cuenta con estudios postdoctorales en la Universidad de California en San Diego y en Rice University. Ha publicado varios libros y algunos artículos en revistas especializadas internacionales sobre economía de la salud y desarrollo económico de México. MArthA ClAudiA rodríguEz VillAlobos Doctora en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León con especialidad en Desarrollo económico y economía laboral, maestra en Economía con orientación en Econo- mía Industrial, y licenciada en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Actualmente es profesora- investigadora en la Universidad de Monterrey y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt. Varios de sus artículos se han publicado en revistas especializadas internacionales sobre educación, salud y administración. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .XI Capítulo 1 La doble carga dela malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 2 . AnTECEdEnTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 3 . LAS VARIAbLES PRInCIPALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 4 . METodoLogíA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 5 . RESuLTAdoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 6 . ConCLuSIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 AnEXo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Capítulo 2 La diabetes entre los más pobres . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 2 . REVISIón dE LITERATuRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 3 . METodoLogíA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 4 . dAToS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 5 . ESTRATEgIA EMPíRICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 6 . RESuLTAdoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 7 . ConCLuSIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 Capítulo 3 Salud y rendimiento escolar en América Latina: La comida chatarra y una vida sedentaria reducen el aprovechamiento escolar de los niños de 6to . grado . . . . . . . . . . . . . . . . 55 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 2 . REVISIón dE LITERATuRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 Contenido Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Contenidoviii 3 . MARCo TEóRICo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 4 . ESTAdíSTICAS dESCRIPTIVAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 5 . MARCo EMPíRICo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 6 . RESuLTAdoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 7 . ConCLuSIonES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Capítulo 4 ¿Existe un apresuramiento en la muerte de personas frágiles de salud como respuesta a un incre mento de partículas suspendidas en el aire en tres áreas socioeconó micamente desiguales de la Zona Metropolitana del Valle de México? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 2. CARACTERíSTICAS y dAToS gEnERALES dE LoS MunICIPIoS . . . . . . 77 3 . EL ModELo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 4 . RESuLTAdoS y AnáLISIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 5 . ConCLuSIonES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Capítulo 5 La política de anticoncepción y el embarazo de adolescentes en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 2 . EL ModELo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 3 . EL EfECTo dE un CAMbIo En PRECIo SobRE EL EMbARAzo dE AdoLESCEnTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 4 . LoS dETERMInAnTES dEL éXITo o fRACASo dE LA PoLíTICA dE AnTIConCEPCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 5 . EL CoMPoRTAMIEnTo SEXuAL dE LoS AdoLESCEnTES En MéXICo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 6 . CóMo SE EXPLICA EL RECIEnTE InCREMEnTo En LA TASA dE EMbARAzoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 7 . LoS EfECToS dE LA PoLíTICA dE AnTIConCEPCIón . . . . . . . . . . . . . 100 8 . ConCLuSIonES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Contenido ix Capítulo 6 Los determinantes socioeconómicos de la inseguridad alimentaria en México y la efectividad de los programas públicos: ENSANUT 2012 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . 109 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 2 . REVISIón dE LITERATuRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111 3 . dAToS y ESTAdíSTICA dESCRIPTIVA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117 4 . ModELo EConoMéTRICo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 5 . RESuLTAdoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126 6 . ConCLuSIonES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 AnEXo A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 AnEXo b . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 Capítulo 7 ¿Tuvo algún efecto el impuesto especial sobre las ventas de bebidas azucaradas en México? Evidencia mediante pruebas de raíces unitarias con cambio estructural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 SInoPSIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140 1 . InTRoduCCIón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140 2 . AnTECEdEnTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141 3 . dAToS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 4 . METodoLogíA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144 5 . RESuLTAdoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146 6 . ConCLuSIonES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152 REfEREnCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 AnEXoS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155 Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Presentación La salud, como forma de capital humano, es uno de los determinantes más importantes del de- sarrollo económico de cualquier nación. Una nación saludable potencia sus oportunidades de crecimiento, no sólo al mantener una población más feliz, que en el corto plazo es el mejor indicador de bienestar, sino también al tener una fuerza laboral más productiva e innovadora, que en el largo plazo significa un crecimiento económico sostenible, y la capacidad de aprovechar de manera más eficiente los recursos con que cuenta. A nivel mundial los países gastan, en promedio, 9% de su PIB en salud, lo cual representa el doble del gasto anual invertido en educación (4.5%). A pesar de que este porcentaje se ha incre- mentado a través de los años, México actualmente dedica sólo 6.3% de su PIB al gasto en sa- lud, cifra que está por debajo del promedio de los países de América Latina y de los de Europa. Aunque el Plan Nacional de Desarrollo del actual gobierno estableció cinco metas nacionales asociadas con temas de salud y perspectiva de género, entre las que sobresale la meta México Incluyente, que abarca varios indicadores de salud, como la fecundidad y las tasas de mortalidad, México aún enfrenta situaciones que atentan contra la salud, como la pobreza y los estilos de vida poco saludables que conllevan a la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Comprender las relaciones que existen entre salud y bienestar, o entre salud y crecimiento, es de vital importancia para potenciar no sólo el desarrollo económico de un país, sino también para mejorar la salud de sus habitantes, y con ello el bienestar de su población. Sin embargo, la investigación sobre economía de la salud que se desarrolla en México todavía es muy escasa. ¿Cómo afecta la contaminación ambiental la mortalidad?, ¿cuáles son los factores de riesgo asociados a enfermedades como la diabetes?, ¿cómo puede afectar la intervención gubernamen- tal el consumo de bebidas azucaradas?, ¿de qué forma la política social contribuye a combatir la inseguridad alimentaria y el sobrepeso o el embarazo en el adolescente?, o ¿cómo una buena salud puede incrementar el rendimiento escolar de nuestros niños y adolescentes?, son algunas de las preguntas que se abordan en este texto. Sabemos que hay todavía mucha investigación por realizar, y que la necesidad de comprender mejor estas interacciones es aún muy grande. Este libro pretende motivar a la comunidad científica para realizar más investigación sobre el tema y una invitación también a los gobiernos y a los hacedores de política pública para utilizar esta información en beneficio de nuestro país. Este libro forma parte de un proyecto más ambicioso al generar una Red de Investigación en Economía de la Salud en México, donde todos los investigadores involucrados en el tema que así lo deseen puedan obtener información actualizada y compartir opiniones, propuestas y so- luciones de investigación. Como parte de este proyecto, el 18 de agosto de 2017 se realizó el Primer Congreso de Economía de la Salud en México, en las instalaciones de la Universidad de Monterrey, donde se presentaron 12 ponencias y participaron 16 investigadores de 9 universida- des de México. Las 7 investigaciones que se incluyen en este libro fueron presentadas en ese congre- so, donde recibieron retroalimentación por parte de los asistentes. Una vez considerada dicha Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión xii Presentación retroalimentación, los manuscritos participantes fueron sometidos a un estricto proceso de arbi- traje anónimo. Los artículos finales incluyen los comentarios y sugerencias de los árbitros. En el primer capítulo, Edwin van Gameren y Silvia Urbina estudian si existe o no una relación entre la dificultad para conseguir alimentos nutritivos y el sobrepeso en México. Después de controlar los factores externos, los autores no encuentran una relación clara, pero dada la pre- sencia de ambos problemas en la población, principalmente en los hogares pobres, hacen notar la necesidad de políticas públicas que aborden ambos problemas de manera complementaria. En el segundo capítulo, Cinthya Caamal investiga los factores de riesgo asociados con la pre- sencia de diabetes. El análisis se basa en sectores altamente vulnerables en el área metropolitana de Monterrey, y encuentra una asociación positiva entre la condición de pobreza multidimensio- nal y la presencia de diabetes, siendo la inseguridad alimentaria (la incertidumbre de no tener acceso a la alimentación adecuada) la principal dimensión de la pobreza asociada con la diabetes. En el tercer capítulo Ernesto Aguayo y Martha Rodríguez estudian el impacto que tiene el con- sumo frecuente de diversos alimentos y la realización de ejercicio en el rendimiento escolar de los niños de 6to. año deprimaria en América Latina. Los autores encuentran que el consumo frecuente de alimentos ricos en hierro, así como la práctica regular de algún deporte, incrementan el rendi- miento escolar de los alumnos, mientras que el consumo frecuente de comida chatarra lo reduce. En el cuarto capítulo, Alejandro Islas, Alok Bohara y Mario Herrera investigan empíricamente el efecto que tienen la contaminación del aire y la variación de la temperatura en la Ciudad de México, sobre la salud de la población. Los autores encuentran evidencia de un efecto estadís- ticamente significativo de la contaminación del aire sobre la mortalidad en aquellas zonas con condiciones económicas más desfavorables, lo que implica la necesidad de implementar ini- ciativas de política pública que mejoren los factores fundamentales de salud en la población con mayores problemas para afrontar las condiciones adversas del medio ambiente. En el quinto capítulo, Daniel Flores argumenta que la política de provisión gratuita de condo- nes ha sido una de las causas por la que las adolescentes han dejado de practicar la abstinencia para practicar el sexo protegido con condón, lo que puede tener un efecto en el incremento de la tasa de embarazo adolecente en los últimos años en México; sobre todo para las adolescentes entre 14 y 16 años de edad. El autor discute que dicha política “ha estado trabajando en la dirección equivo- cada” ya que tiende a sacar más adolescentes de la abstinencia que del sexo sin protección. En el sexto capítulo, Alfonso Mendoza y Dillan Aguirre examinan los determinantes socioeco- nómicos de la inseguridad alimentaria en México y la efectividad de los programas públicos de alimentación, así como qué tipo de gasto en alimentos (saludables vs. no saludables) es más efi- ciente para lograr seguridad alimentaria en los hogares mexicanos. Los autores encuentran que los programas públicos de ayuda en especie (alimentos) tienen un efecto positivo al asegurar la provisión alimentaria en esos hogares en México, mientras que la ayuda monetaria no pare- ce tener dicho efecto; es decir, el incremento en el ingreso no asegura el consumo de alimentos saludables. Finalmente, en el séptimo capítulo, Edgar Luna examina el comportamiento de la venta de bebidas azucaradas ante el establecimiento del impuesto especial que se les impuso, a partir del 1 de enero de 2014, y que tiene como objetivo disminuir los niveles de obesidad de la po- blación a través de la restricción del consumo de esas bebidas. El autor encuentra evidencia de un cambio estructural en el nivel de las ventas de bebidas azucaradas que coincide con la fecha de implementación del impuesto; sin embargo, también encuentra que esta serie de tiempo es de tendencia estacionaria, lo que implicaría que el impuesto implementado únicamente reduci- rá de manera temporal las ventas de esas bebidas en México. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión 1 La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México Edwin van Gameren1 Silvia Urbina Hinojosa2 Capítulo 1 Centro de Estudios Económicos, El Colegio de México. Correo electrónico: egameren@colmex.mx 2 Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México2 SinopSiS La inseguridad alimentaria entendida como la dificultad para conseguir alimentos nutritivos, es una manifestación de la malnutrición, mientras que la presencia de sobrepeso y obesidad es otra. Muchos estudios internacionales sugieren que la inseguridad alimentaria provoca sobrepeso, aunque esta idea parezca ir en contra de la intuición. En este trabajo se analizó si existe o no una relación entre la inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México, utilizando datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT). Se estiman sistemas de ecuaciones simultáneas de probits ordenados, controlando determinantes sociodemográficos y socioeconómicos a nivel individual, y por hogar, localidad y región. El vínculo contraintuitivo entre la inseguridad alimentaria y el sobrepeso, encontrado inicialmente en el caso de las mujeres, se rompe con la inclusión de las características socioeconómicas del hogar. La pobreza aumenta la probabilidad de inseguridad alimentaria en un hogar, mientras que la relación entre pobreza y la probabilidad de sobrepeso es débil y menos clara. En el caso de los hombres, la inseguridad alimentaria reduce el sobrepeso. Restringir la muestra a zonas rurales elimina toda relación entre inseguridad alimentaria y sobrepeso. Los resultados implican que se requieren políticas complementarias para abordar los problemas de inseguridad alimentaria y de sobrepeso. Clasificación JEL: I12, I14, I15, I18, R12. Palabras clave: Malnutrición, seguridad alimentaria, sobrepeso, obesidad y pobreza. Agradecimientos: Agradecemos el apoyo de Amaya Gutiérrez Cañal en la preparación de los datos, y las sugerencias de Georgina Ortiz Fuentes y los asistentes a seminarios impartidos en la Universidad Iberoamericana, la Universidad de Monterrey (UdeM), la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, y en el congreso mundial de la International Health Economics Association (IHEA) celebrado en Boston. 1. introduCCión La malnutrición es un concepto que combina una alimentación inadecuada por defecto o carencia (desnutrición) con un exceso de alimentación o una ingesta desequilibrada de alimentos no saludables que se puede transformar en sobrepeso y obesidad (OMS, 2015). México se caracteriza actualmente, al igual que otros países emergentes, por esta bipolaridad en las condiciones de malnutrición (CONEVAL, 2013b:6); es decir, en nuestro país se presenta una situación en la que la desnutrición coexiste con el sobrepeso y la obesidad (Urquía Fernández, 2014). En los últimos años, el agudizamiento de estas condiciones de malnutrición ha impuesto nuevos retos al diseño, la implementación y la coordinación de las políticas públicas del país, particularmente en los ámbitos social, educativo, de la salud y de la producción de alimentos. A pesar de que la desnutrición infantil en México se ha reducido, la obesidad ha aumentado casi tres veces en la población adulta en menos de 25 años. La obesidad, junto con el sobrepeso, constituye un fuerte problema de salud pública que aqueja a más de 70.5 por ciento de la población mexicana (INSP, 2013:178). En este estudio se intentan medir los factores que pueden explicar la malnutrición en sus dos representaciones: la inseguridad alimentaria, y el problema de sobrepeso y obesidad. En particu- lar, se busca establecer si existe relación entre los dos fenómenos dentro de un mismo hogar en México. Con frecuencia, los resultados en la literatura internacional sugieren que la inseguridad alimentaria aumenta la probabilidad de sobrepeso u obesidad; sin embargo, esto se opone a la intuición, ya que parece más lógico que una falta de nutrientes reduzca el peso de una persona. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 3 La hipótesis del presente trabajo es que cualquier relación entre inseguridad alimentaria y el so- brepeso u obesidad es espuria, generada por la omisión de otros factores importantes —socio- demográficos y socioeconómicos— en su explicación, y por el hecho de que los mismos factores pueden tener efectos directos en las dos representaciones de malnutrición. Se utilizan datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2012 y otras fuentes externas para ha- cer un análisis a nivel individual y de hogares, tratando la inseguridad alimentaria como variable explicativa endógena. Además, se pretende entender cuáles son los factores más susceptibles para las políticas públicas. Entender mejor la relación entre inseguridad alimentaria y sobrepeso se vuelve relevante para diseñar políticaspúblicas que ayuden a resolver los problemas del país. En particular, es im- portante entender qué políticas públicas, diseñadas para combatir la inseguridad alimentaria uti- lizando factores de afectación definidos, tienen un efecto directo sobre la probabilidad de que se presente obesidad. La pregunta dual clave: ¿Reducir la inseguridad alimentaria es más favorable para combatir el sobrepeso en la población? ¿O acaso una reducción de la inseguridad alimenta- ria tendrá el efecto inesperado de aumentar el problema de sobrepeso? En la siguiente sección, dedicada a examinar los antecedentes, se presenta una breve revisión de la literatura relevante para el estudio de la relación entre inseguridad alimentaria y el sobre- peso. La sección 3 presenta los datos utilizados, las definiciones de las variables principales y la selección de la muestra. La estrategia econométrica y las variables explicativas se presentan en la sección 4, mientras que en la sección 5 se exponen los resultados de las estimaciones. La sección 6 presenta los resultados y las conclusiones. 2. AnteCedenteS Intuitivamente, el concepto de inseguridad alimentaria se vincula con un acceso limitado a la alimentación o con un cierto nivel de desnutrición. El concepto adquirió importancia en la década de 1960 como consecuencia de la tendencia al alza en los precios internacionales del trigo y del maíz, así como por los problemas de disponibilidad para atender el crecimiento en la demanda agregada, principalmente de cereales (FAO-SAGARPA, 2013:xIV). La Cumbre Mundial de la Alimentación celebrada en 1996 concluyó que “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana” (FAO, 1996). Sin embargo, la inseguridad alimentaria no se vincula exclusivamente con la desnutrición, sino también con una (sobre) alimentación de productos de menor calidad o menos nutritivos, lo que da por resultado sobrepeso u obesidad. Uno de los primeros planteamientos de la paradójica relación entre inseguridad alimentaria y sobrepeso corresponde a Dietz (1995). Desde entonces, se ha desarrollado una línea de investigación que pretende explicar por qué los dos extremos —uno relacionado con falta de nutrientes y el otro con un exceso de éstos— pueden coexistir. Sin embargo, esa literatura se enfoca en Estados Unidos. La definición de inseguridad alimentaria encontrada en la literatura varía un poco, pero en general, se basa en una o más preguntas relacionadas con (las preocupaciones sobre) la falta de alimentos en el hogar (Dinour et al., 2007; Franklin et al., 2012; Larson y Story, 2011; Eisenmann et al., 2011; FRAC, 2015). En resumen, los estudios encuentran que, entre las mujeres, la insegu- ridad alimentaria está asociada con sobrepeso y obesidad; sin embargo, en el caso de los hom- bres y de los niños o adolescentes varones, la asociación no es clara. Además del género y la edad, también el estado civil y algunos indicadores de estrés —como depresión y ansiedad— se Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México4 han identificado como factores que modifican la relación entre seguridad alimentaria y so- brepeso. Un dato interesante es que existe evidencia de que la participación en programas de apoyo nutricional (food stamps) aumenta la probabilidad de sobrepeso. Las explicaciones osci- lan entre la calidad de los alimentos y la selección de los participantes; no todos los elegibles participan. Como explicación de la relación contraintuitiva, los autores sugieren que dicha re- lación tiene que ver con la calidad de los alimentos que están disponibles para los grupos po- blacionales con diferentes niveles de seguridad alimentaria. También se ha sugerido que hay adaptaciones fisiológicas que corresponden a una reacción corporal por la falta de estabilidad de acceso a los alimentos. Con respecto a México, Ortiz-Hernández y sus colaboradores (2012) no encontraron una asociación entre inseguridad alimentaria y sobrepeso/obesidad en adolescentes en la Ciudad de México. Sin embargo, la obesidad abdominal (en el área de la cintura) es más frecuente entre adolescentes que sufren inseguridad sin hambre. Entre estudiantes de escuelas primarias de la Ciudad de México, la asociación es más clara: la inseguridad tanto moderada como severa van acompañadas de una probabilidad más alta de presentar sobrepeso (Ortiz-Hernández et al., 2007). Morales-Ruán y sus colaboradores (2014) reportan que, entre adultos, la inseguridad leve está asociada con obesidad. Entre mujeres, más inseguridad significa más obesidad; en los hom- bres, sin embargo, no se encuentra relación alguna. Los estudios revisados sugieren evidencia de una asociación entre inseguridad alimentaria y sobrepeso en varios grupos demográficos. Sin embargo, no consideran la existencia de factores que afectan tanto la probabilidad de presentar sobrepeso u obesidad, como el hecho de que el hogar sufra inseguridad alimentaria. Ambos fenómenos se determinan de forma conjunta. En estudios realizados en Estados Unidos, se encuentra una relación fuerte entre un bajo in- greso y la inseguridad alimentaria, aunque se hace hincapié en que pobreza e inseguridad alimen- taria no son lo mismo: muchos hogares pobres reportan seguridad, mientras muchos hogares que no se clasifican como pobres reportan inseguridad alimentaria. Un bajo ingreso y un bajo nivel de activos líquidos son factores que aumentan la inseguridad alimentaria. Los hogares con hijos parecen ser más vulnerables, aunque también aquéllos con un jefe de familia soltero o con nivel educativo bajo, los hogares de afroestadounidenses o latinos, los que rentan su vi- vienda y los hogares con fumadores reportan mayor inseguridad alimentaria (Coleman-Jensen et al., 2016; Carter et al., 2012; Barrett, 2010; Gundersen et al., 2011). Además de los factores in- dividuales, a nivel macroeconómico se han identificado algunos factores determinantes de inseguridad alimentaria, como el nivel de desarrollo del país y la existencia de programas para aliviar la pobreza (FAO, 2015). Al igual que en otros artículos, Yen y sus colaboradores (2008) encontraron que un ingreso alto y contar con un nivel educativo equivalente a preparatoria o superior son factores que redu- cen la probabilidad de inseguridad alimentaria en un hogar. Tener a un adulto mayor en el hogar y ser propietario de la vivienda son factores que también ayudan a reducir esa probabilidad. En contraste con muchos otros estudios, al utilizar variables instrumentales para controlar endoge- neidad, los investigadores encontraron que participar en programas nutricionales reduce la inse- guridad alimentaria, tal como se esperaría. En el caso de México, Magaña-Lemus y sus colaboradores (2016) encontraron que hogares con jefes de familia más jóvenes y menor nivel educativo tienen mayor probabilidad de repor- tar inseguridad alimentaria. También, los hogares con una jefa de familia soltera, con más hijos o con miembros discapacitados son más propensos a sufrir inseguridad alimentaria. Además, vivir en una zona rural aumenta el riesgo. Por el contrario, percibir un ingreso alto protege contra la inseguridad. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 5 Gundersen y sus colaboradores (2011) analizaron los determinantes de la inseguridad alimen- taria, y abordaron el problema de la medición de impactos causales en varias dimensiones de la salud. Argumentan que existen múltiples factores con efectos en la salud y en la inseguridad alimentaria y que, por esa razón, no es conveniente interpretar las relaciones encontradas en- tre ambos como relaciones causales, ya que podría tratarse de una relación falsa, impulsadapor otros factores. En particular, no puede decirse que un cambio en el nivel de la inseguridad ali- mentaria de un hogar derive en un cambio en el sobrepeso, porque los factores detrás de ambos están unidos y no es posible separarlos. Hay pocos estudios que abordan los dos fenómenos en conjunto y que buscan establecer una relación causal. Por otro lado, existe vasta literatura que vincula la inseguridad alimentaria con efectos ne- gativos para una extensa variedad de dimensiones de la salud por ejemplo, anemia, ansiedad, depresión, asma y otros problemas físicos en el caso de niños, adultos y adultos mayores (vea referencias en Gundersen et al., 2011:289). En la misma línea, se puede interpretar la obesidad como un indicador de mala salud, que aumenta cuando hay más inseguridad alimentaria. 3. LAS vAriAbLeS prinCipALeS El análisis se realizó con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2012. Es una encuesta poblacional probabilística con esquema de muestreo polietápico y estratificado. La tasa de respuesta de los hogares fue de 87 por ciento. Los 50,528 hogares visitados están distribuidos en las 32 entidades federativas del país, y representan a 29,429,252 hogares estimados en el país en 2012. En los hogares visitados se reporta que habitan 194,923 individuos que representan a los 115,170,278 habitantes de México. En esos hogares se obtuvieron en total 96,031 entrevistas individuales completas; la cobertura alcanzada permite hacer inferencias sobre condiciones de salud y nutrición a nivel nacional (Romero Martínez et al., 2012; INSP, 2013).3 3.1 Definición y medición de inseguridad alimentaria La inseguridad alimentaria se define como la disponibilidad limitada o incierta de alimentos nutricionalmente adecuados e inocuos; o la capacidad limitada e incierta de adquirir alimentos ade- cuados en formas socialmente aceptables (FAO, 2012:11). Según la FAO, la seguridad alimentaria se clasifica en cuatro dimensiones: 1. la disponibilidad física de alimentos; 2. el acceso a alimentos o la capacidad para adquirirlos; 3. la calidad de los alimentos; y finalmente 4. la estabilidad de disponibilidad, acceso y calidad. En la ENSANUT, el estado de inseguridad alimentaria, de acuerdo con la percepción y las experiencias de los individuos, se midió usando la versión adaptada para México de la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) (FAO, 2012; Villagómez-Ornelas et al., 2014). La ELCSA consta de 15 preguntas con opciones de respuesta “sí ” y “no” dirigidas al jefe de familia o a la mujer encargada de preparar los alimentos en el hogar, reproducidas en el cuadro 1-1 (INSP, 2013:125).4 La ELCSA clasifica a los hogares en cuatro categorías, dependiendo del número de respuestas positivas y de si cuentan o no con integrantes menores de 18 años. Los hogares que responden “no” a todas las preguntas se consideran como hogares con seguridad alimentaria. En general, el número de respuestas afirmativas en las preguntas de la escala determina si los hogares se 3 Los datos están disponibles en línea en http://ensanut.insp.mx/. 4 La ELCSA es similar a la escala de 18 preguntas utilizada por la USDA por medir seguridad alimentaria en Estados Unidos (https://www.ers.usda.gov/topics/food-nutrition-assistance/food-security-in-the-us/measurement.aspx).Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México6 encuentran en una situación de inseguridad alimentaria leve, moderada o severa (cuadro 1-2). Los hogares que se clasifican en la categoría de inseguridad alimentaria leve muestran, en primera instancia, preocupación por el acceso a los alimentos, sacrificando la calidad de la dieta. Cuando los hogares se encuentran en inseguridad alimentaria moderada, además del sacrificio en calidad, refieren restricciones en la cantidad de alimentos consumidos. Los hogares en inseguridad ali- mentaria severa, además de las percepciones anteriores, relatan experiencias de hambre. Cuadro 1-1 Las preguntas de la escala latinoamericana y caribeña de seguridad alimentaria (ELCSA)a En los últimos 3 meses, por falta de dinero u otros recursos, alguna vez… 1 ¿Usted se preocupó de que los alimentos se acabaran en su hogar? 2 ¿En su hogar se quedaron sin alimentos? 3 ¿En su hogar dejaron de tener una alimentación (saludable, nutritiva, balanceada, equilibrada)? 4 ¿Usted o algún adulto en su hogar tuvo una alimentación basada en poca variedad de alimentos? 5 ¿Usted o algún adulto en su hogar dejó de desayunar (comer, almorzar) o cenar? 6 ¿Usted o algún adulto en su hogar comió menos de lo que debía comer? 7 ¿Usted o algún adulto en su hogar sintió hambre, pero no comió? 8 ¿Usted o algún adulto en su hogar sólo comió una vez al día o dejó de comer todo un día? ¿En su hogar viven personas menores de 18 años? En caso de responder “Sí”: En los últimos 3 meses, por falta de dinero u otros recursos, alguna vez… 9 ¿Algún menor de 18 años en su hogar dejó de tener una alimentación (saludable, nutritiva, ba- lanceada, equilibrada)? 10 ¿Algún menor de 18 años en su hogar tuvo una alimentación basada en poca variedad de alimentos? 11 ¿Algún menor de 18 años en su hogar dejó de desayunar (comer, almorzar) o cenar? 12 ¿Algún menor de 18 años en su hogar comió menos de lo que debía? 13 ¿Tuvieron que disminuir la cantidad servida en las comidas a algún menor de 18 años en su hogar? 14 ¿Algún menor de 18 años en su hogar sintió hambre, pero no comió? 15 ¿Algún menor de 18 años en su hogar sólo comió una vez al día o dejó de comer todo un día? a Posibles respuestas: SÍ, NO, No sabe, No responde Fuente: Cuestionario de Seguridad Alimentaria ENSANUT-2012. Cuadro 1-2 Clasificación ELCSAa Clasificación Hogares con integrantes < 18 Hogares sin integrantes < 18 Seguridad 0 0 Inseguridad leve 1 - 5 1 - 3 Inseguridad moderada 6 - 10 4 - 6 Inseguridad severa 11 - 15 7 - 8 a Número de respuestas confirmativas a las preguntas de la ELCSA. Clasificación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) (2013: 125). Fuente: Cuestionario de Seguridad Alimentaria ENSANUT-2012. El apartado de seguridad alimentaria de la ENSANUT contiene información sobre 41,165 hogares, mientras que 9,363 hogares no fueron entrevistados con respecto a su nivel de seguridad alimentaria. Algunos hogares no contestaron las preguntas requeridas, o bien, las observaciones para los cálculos no fueron tomadas en cuenta por no ser confiables; en total, 40,809 hogares fueron analizados, y representan a 29,099,584 hogares a nivel nacional (figura 1-1).Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 7 10 0% 90 % 80 % 70 % 60 % 50 % 40 % 30 % 20 % 10 % 0% Aguascalientes Baja California Baja Calif. Sur Campeche Coahuila Colima Chiapas Chihuahua Distr. Fed. Durango Guanajuato Guerrero Hidalgo Jalisco Edo. México Michoacán Morelos Nayarit Nuevo León Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo S. L. Potosí Sinaloa Sonora Tabasco Tamaulipas Tlaxcala Veracruz Yucatán Zacatecas Se gu rid ad In se gu rid ad le ve In se gu rid ad m od er ad a In se gu rid ad s ev er a a Lo s ni ve le s de s eg ur id ad a lim en ta ri a es tá n de fin id os e n el c ua dr o 1- 2. Fu en te : C ál cu lo s de lo s au to re s co n ba se e n la E N SA N U T 20 12 . Fi gu ra 1 -1 Se gu ri da d al im en ta ri a en M éx ic o a ni ve l d e ho ga re s po r es ta do a Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México8 3.2 Definición y medición de sobrepeso y obesidad La ENSANUT obtuvo mediciones de peso y talla en personas a partir de los dos años de edad, realizadas por personal capacitado según procedimientos estandarizados y protocolos convencionales (INSP, 2013:126). Por consiguiente, esas mediciones se consideran más confiablesque los datos autorreportados. Para este estudio se tomó como base focal a los adultos, porque es el único grupo que existe en todos los hogares, y porque la medición se basa en el índice de masa corporal (IMC), definido como el peso en kilogramos dividido entre la talla expresada en metros al cuadrado: IMC = kg/m2. Las medidas antropométricas están disponibles para 85,291 individuos de 40,176 hogares, pero esto incluye a los menores de 20 años, para quienes la medida no está validada y, por eso, se les excluye del análisis. Además, se excluyó a mujeres embarazadas y a las personas con un IMC por debajo de 15 o por arriba de 58 kg/m2. Eso implica que se tiene información relevante de 37,560 personas de 35,880 hogares. La clasificación utilizada para categorizar el IMC de esas personas fue la de la OMS, basada en cuatro categorías (cuadro 1-3). Cuadro 1-3 Clasificación del IMCa IMC Clasificación Menos que 18.5 kg/m2 Bajo peso Entre 18.5 y 24.9 kg/m2 Peso normal Entre 25.0 y 29.9 kg/m2 Sobrepeso Más que 30.0 kg/m2 Obesidad a Con base en la clasificación del CDC, http://www.cdc.gov/obesity/adult/defining.html. Fuente: Cuestionario de Seguridad Alimentaria ENSANUT-2012. La figura 1-2 muestra los niveles de sobrepeso y obesidad en los 32 estados de la República Mexicana. Se observa que el peso bajo es una condición muy poco frecuente en todo el país. Los estados de Yucatán, Baja California, Campeche, Tabasco, Baja California Sur y Nuevo León re- gistran los porcentajes más elevados de adultos con obesidad, cerca o arriba de 40 por ciento. Como se observó anteriormente, esta lista incluye estados con los niveles más altos y más ba- jos de inseguridad alimentaria severa, lo cual demuestra que la relación a nivel estatal entre las dos representaciones de malnutrición no es estrecha. A la par, los descriptivos en Barquera y sus colaboradores (2013) sugieren que la relación entre pobreza y sobrepeso no es clara ni evidente; por ejemplo, un mejor nivel socioeconómico y acceso a un sistema de seguridad social parecen tener una pequeña correlación positiva con el sobrepeso, pero en el caso de educación, la corre- lación puede ser igual a cero. 4. MetodoLogíA Para responder la pregunta referente a si la existencia de inseguridad alimentaria dentro de un hogar tiene un efecto en la incidencia de sobrepeso y obesidad, se aprovechó el hecho de que el índice de masa corporal está medido a nivel de personas individuales, mientras que la seguridad alimentaria es una medida a nivel de los hogares. Si suponemos que la influencia de la masa corporal de una persona individual en la situación alimentaria del total del hogar es mínima, sería posible interpretar el efecto de seguridad alimentaria en el hogar con el IMC individual como un efecto causal; se trata de un supuesto fuerte, dado el tamaño de los hogares. Además, la explicación de la seguridad alimentaria se basa en variables totales del Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 9 10 0% 90 % 80 % 70 % 60 % 50 % 40 % 30 % 20 % 10 % 0% Aguascalientes Baja California Baja California Sur Campeche Coahuila Colima Chiapas Chihuahua Distrito Federal Durango Guanajuato Guerrero Hidalgo Jalisco Edo. de México Michoacán Morelos Nayarit Nuevo León Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa Sonora Tabasco Tamaulipas Tlaxcala Veracruz Yucatán Zacatecas Ba jo p es o Pe so n or m al So br ep es o O be si da d a La c la si fic ac ió n de l í nd ic e de m as a co rp o ra l e st á de fin id a en e l c ua dr o 1- 3. Fu en te : C ál cu lo s de lo s au to re s co n ba se e n la E N SA N U T 20 12 . Fi gu ra 1 -2 So br ep es o y ob es id ad e n M éx ic o en tr e ad ul to s de 2 0 añ os y m ás p or e st ad oa Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México10 hogar o en características del jefe de familia y no de la persona que ha sido seleccionada para las mediciones de peso y talla.5 La primera ecuación especifica la relación entre el nivel de inseguridad alimentaria (ISAh) en el hogar y sus factores explicativos (Xh): ISAh = a Xh + eh (ecuación 1) donde el subíndice h indica que todas las variables están medidas a nivel (del representante) del hogar, mientras que eh es un error aleatorio. Como representante del hogar se considera al (autodenominado) jefe de hogar, pero puesto que no existe una definición clara de éste, también se hicieron estimaciones con base en la información de la persona que realiza la contribución mayoritaria al ingreso total del hogar. La segunda ecuación explica la incidencia de sobrepeso u obesidad en el individuo i seleccio- nado dentro del hogar h (IMChi), con base en la inseguridad alimentaria y variables individuales y del hogar:6 IMChi = d ISAh + b Zhi + g Zh + u1,h + u2,hi (ecuación 2) Sólo se observa una persona por hogar y no es posible distinguir entre u1,h y u2,hi, los errores a nivel de hogar e individual, respectivamente, y se incluye únicamente la suma hhi = u1,h + u2,hi. Si la identificación del modelo es válida, la estimación del parámetro d puede interpretarse como un impacto causal de inseguridad alimentaria en el sobrepeso. En general, en modelos estructurales como éste, se necesitan variables exógenas dentro de Xh que sólo afectan la primera ecuación (de ISAh), pero que no tienen un efecto directo en las segundas ecuaciones (de IMChi) y, por eso, pueden excluirse de Zhi y Zh. Como en este caso muchas variables se refieren al nivel de hogar o al jefe del hogar para la primera ecuación, pero las mediciones de talla y peso se refieren a otra persona, implícitamente existen diferencias que ayudan a la identificación de los parámetros. Existen razones para pensar que la explicación del sobrepeso/obesidad es diferente entre hombres y mujeres, por razones fisiológicas o culturales. Sin embargo, no hay razones para que la inseguridad alimentaria dependa de si la persona seleccionada es hombre o mujer. Por eso se plantea un sistema de tres ecuaciones, donde la ecuación de ISAh se estima para el conjunto de todos los hogares, junto con dos ecuaciones de IMChi, una para los hombres y otra para las mujeres. En el análisis, las tres ecuaciones se consideran como un modelo conjunto, suponiendo que los errores, eh y hhi —este último por separado para hombres y mujeres—, siguen una distribución normal trivariada. Además, se considera que las dos variables dependientes —la inseguridad ali- mentaria y el índice de masa corporal— están construidas como variables categóricas ordena- das, lo que implica que todas las ecuaciones constituyen modelos probit ordenados. Versiones recientes de un comando escrito por Roodman (2011) en Stata, cmp, permiten la estimación del sistema de ecuaciones simultáneas sin necesidad de programar explícitamente la función de verosimilitud. En este tipo de modelos de variables categóricas, el signo de los coeficientes indica el sentido de cambio de la probabilidad: si el coeficiente tiene un valor con signo positivo y es significativo, incrementa la probabilidad de que el hogar tenga inseguridad alimentaria o de que la persona 5 Comparar el IMC en grupos con y sin seguridad alimentaria a través de un propensity score matching no es suficiente, porque la seguridad alimentaria no está asignada aleatoriamente. No hay certeza de poder identificar todos los fac- tores que determinan la inseguridad alimentaria para cumplir con el supuesto de “selección en observables”. Además, como la ENSANUT no es una encuesta longitudinal, no es posible analizar cambios a lo largo del tiempo. 6 Un efecto bidireccional es muy improbable: no es de esperar que el sobrepeso de un miembro del hogar cause (in)se- guridad alimentaria del hogar como conjunto. Pr op ied add e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 11 seleccionada padezca sobrepeso u obesidad; en caso contrario, esto es, si el signo del coeficiente es negativo y significativo, se reducen las respectivas probabilidades. 4.1 Variables explicativas Las variables explicativas para los modelos se guían por la revisión de literatura (vea la sección 2), y combinan variables sociodemográficas y socioeconómicas a nivel individual o del hogar. También se utiliza información a nivel municipal y estatal para captar diferencias regionales que pueden impactar tanto la inseguridad alimentaria como la probabilidad de desarrollar sobrepeso por las diferencias generales en circunstancias y oportunidades. Las estadísticas descriptivas se encuentran en el anexo (cuadro A-1). En la ecuación de la inseguridad alimentaria, las variables independientes, el vector Xh, fueron determinadas respecto del jefe del hogar y son los siguientes indicadores sociodemográficos: gé- nero, edad y edad al cuadrado (para captar efectos no lineales), el estado civil, si habla una len- gua indígena, y el nivel de educación (en 8 categorías). Se incluyen los mismos indicadores a nivel individual en las ecuaciones de sobrepeso (en el vector Zhi). Ambas partes del modelo incluyen información sobre el número de miembros del hogar, las proporciones de miembros del hogar entre 0 y 5 años, entre 6 y 14 años, y de adultos mayores de 60 años o más, información que por definición se refiere al nivel de hogar. Para finalizar, la información sociodemográfica incluye los indicadores a nivel localidad sobre la urbanización del lugar de residencia del hogar, con base en tres categorías: localidades con menos de 2,500 habitantes (rural), con más de 2,500 habitantes pero menos de 100,000 (urbano), y localidades con 100,000 habitantes o más, lo que correspon- de a capitales de los estados o áreas metropolitanas (metropolitano). La situación socioeconómica en la ecuación de la inseguridad alimentaria está reflejada por la situación laboral del jefe del hogar: el número de horas trabajadas y si trabajó por su cuenta (o como empleador). En las ecuaciones de sobrepeso se incluye la misma información, pero de la persona seleccionada. Además, los gastos semanales totales del hogar (y al cuadrado) están incluidos en ambas partes, al igual que los indicadores de las proporciones de los gastos en vi- vienda, transporte y educación en los gastos totales. Éstos son gastos inevitables que reducen el presupuesto disponible para alimentos. Otras variables que captan la situación económica del hogar son un indicador de si la vivienda es propiedad de uno de los miembros del hogar, una es- cala de la calidad de la vivienda, y una escala de los bienes que se encuentran dentro del hogar. La calidad de la vivienda combina información como el material de paredes, techo y pisos, el nú- mero de cuartos, si cuenta con baño, dónde se cocina y qué tipo de combustible se emplea. Los bienes incluyen la posesión de activos como automóvil, motocicleta, televisor, refrigerador, la- vadora, computadora, teléfono fijo o celular, servicio de TV de paga e internet, etcétera. Ambas escalas están construidas con un análisis de correspondencias múltiples (MCA) que pondera la importancia de cada elemento en una medida generalizada; un valor más alto indica mejor cali- dad de la vivienda y la posesión de más bienes. También se incluye información sobre el acceso a servicios de salud del sistema de seguridad social (IMSS, ISSSTE u otro instituto) o del Seguro Popular, a nivel del jefe del hogar y de la persona seleccionada. Otras medidas de la situación socioeconómica del hogar son los indicadores res- pecto de si algún miembro del hogar recibe ingresos —apoyos monetarios— por parte de progra- mas sociales (como Oportunidades, Procampo, becas, programas de apoyo a adultos mayores o a madres solteras), por jubilación u otra pensión, o recibe remesas (nacionales o internacionales). La salud puede reflejar las necesidades de alimentación del hogar o del individuo. En particu- lar, se controla la variable referente a si el jefe del hogar (o en la explicación del sobrepeso, la Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México12 persona con mediciones antropométricas) ha tenido un problema de salud en las dos semanas anteriores a la entrevista (“algún problema de salud, por enfermedad o lesiones físicas por ac- cidente o agresiones”), y más específicamente si tiene dificultad de realizar actividades físicas o mentales (como caminar, ver, hablar, oír y entender, vestirse, comer, hacer actividades diarias), o si un médico le diagnosticó una enfermedad crónica (hipertensión, gastritis, diabetes, colitis, asma, entre otras). Información sobre los hábitos de fumar y beber sólo están disponibles para el repre- sentante con información antropométrica; a nivel de hogares, se construyeron indicadores que toman valor 1 si se reportan gastos positivos en bebidas alcohólicas o en tabaco. El último conjunto de variables considera la situación económica regional, e información proveniente de otras fuentes de datos.7,8 Se incluyó información, a nivel estatal, sobre la im- portación y exportación de productos agroalimentarios, y del PIB agropecuario y total. Las es- timaciones del comercio exterior agroalimentario por entidad federativa están disponibles en el Sistema de Información Comercial del Sector Agroalimentario,9 mientras que la información sobre el PIB proviene del Sistema de Cuentas Nacionales de México del INEGI.10 Para obtener una estimación del PIB agroalimentario, comparable con los datos sobre el comercio exterior, se sumó la información del PIB agropecuario, pesquero y forestal, el PIB de la industria alimentaria, y el PIB de bebidas y tabaco. En particular, se incluyó en los modelos el PIB agroalimentario como proporción del PIB total, el cual indica la dependencia regional del sector agropecuario, y el PIB agroalimentario per cápita como indicador de la productividad del sector. Además, se incluyeron las exportaciones e importaciones agroalimentarias per cápita, como indicadores de disponibili- dad de productos locales e importados. Adicionalmente, se incluyó información sobre el número de tiendas (de varios tipos, per cápi- ta) que existen en los municipios considerados en la ENSANUT. El primero, el número de puntos de distribución del programa de abasto social Liconsa relativo al número de tiendas de aba- rrotes, forma una aproximación exógena de la participación en programas nutricionales.11 A pesar de que la ENSANUT brinda información del uso de Liconsa y otros programas alimen- tarios a nivel de hogares (e individual), es muy probable que el uso de estos programas ocurra precisamente por el estatus nutricional —de inseguridad alimentaria— de un hogar. Yen y sus co- laboradores (2008) han mostrado que esto es importante para entender el papel que juega la inseguridad alimentaria. Asimismo, se incluye información referente al número (per cápita) de tiendas de abarrotes, tiendas especializadas en frutas y verduras, supermercados y otras tiendas de autoservicio.12 Estas variables toman en cuenta el tipo de alimentos que están disponibles 7 Incluir información sobre el consumo de nutrientes dentro de los hogares sería más dudoso, puesto que la misma in- seguridad alimentaria y el sobrepeso son determinantes del consumo. 8 Se revisó información sobre el nivel de precios de varios alimentos; sin embargo, los precios no se incluyeron final- mente en los modelos, por falta de poder explicativo. El INEGI publica el índice de precios al consumidor (IPC) para 46 ciudades distribuidas por todo el territorio mexicano. Para cada observación en la ENSANUT se determinó cuál de las 46 ciudades era la más cercana, y se asignaron los precios registrados en esa ciudad. Esto implica una pérdida de preci- sión; en particular,para localidades rurales, los precios de una ciudad (tal vez no tan cercana) podrían no reflejar bien los precios en la localidad. Quizás esto dio como resultado la aparente irrelevancia de los precios en las estimaciones elaboradas. 9 Disponible por http://sicagro.sagarpa.gob.mx/SICAGRO_CONSULTA/otrasconsultas.aspx. Las cifras estadísticas a nivel de entidad federativa no existen de origen, razón por la cual esa información se generó con base en un procedimiento que considera: 1. el domicilio fiscal de las empresas que registraron operaciones de comercio exterior agroalimentario; 2. las empresas que los gobiernos estatales reportaron como ubicadas en su territorio, y 3. registro de plantas produc- tivas de empresas IMMEx (antes PITEx y Maquila). Por ello, estas cifras representan una mera estimación del comercio exterior de cada entidad. 10 Disponible en http://www.inegi.org.mx/sistemas/bie/?idserpadre=10200070#D10200070. 11 Disponible en http://www.beta.inegi.org.mx/app/mapa/denue/default.aspx. Se utilizaron datos de 2015 como aproxima- ción, por falta de datos para 2012. Eliminarlos no cambia las estimaciones de las variables presentadas en los cuadros siguientes. 12 Disponible en http://www.beta.inegi.org.mx/app/descarga/?ti=6. Vea la nota al pie número 11.Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 13 en los municipios; más allá de una medida económica, esa diversidad refleja las opciones de nu- trientes que los hogares pueden comprar. Para finalizar, se incluye un indicador a nivel municipal sobre la proporción de hogares en el municipio que reportaron tener al menos un adulto en el hogar que dejó de desayunar, comer o cenar, como indicador general de la situación alimentaria y socioeconómica en el municipio. 5. reSuLtAdoS En la sección 5.1 se presenta una primera exploración descriptiva a nivel de hogares de la relación entre las dos representaciones de la malnutrición, mientras que la sección 5.2 presenta los modelos explicativos, primero considerando la inseguridad alimentaria como variable exógena en la explicación del sobrepeso y obesidad, y luego con base en el modelo integrado descrito en la sección 4. La sección 5.3 presenta un resumen de estimaciones de los modelos integrados en varias submuestras. 5.1 Análisis descriptivo de la relación entre la inseguridad alimentaria y el sobrepeso El cuadro 1-4 muestra el índice de masa corporal del adulto seleccionado para la medición de peso y talla en cada hogar, y lo contrasta con la seguridad alimentaria que se reporta en el mismo hogar medida por la escala ELCSA. En la última columna, se observa que 30 por ciento de los hogares tienen seguridad alimentaria, y 42 por ciento de la población de 20 años y más mantiene una inseguridad leve. El 28 por ciento restante corresponde a hogares con inseguridad alimentaria moderada o severa. Cuadro 1-4 Seguridad alimentaria versus el índice de masa corporal Escala ELCSA Índice de masa corporal TotalBajo peso Peso normal Sobrepeso Obesidad Seguridad 229,984 1.15% 29.43% 5,399,508 27.06% 29.30% 8,031,075 40.25% 30.70% 6,292,492 31.54% 28.79% 19,953,058 100.00% 29.68% Inseguridad leve 278,273 0.98% 35.61% 7,551,870 26.55% 40.98% 11,242,924 39.52% 42.98% 9,374,765 32.95% 42.90% 28,447,831 100.00% 42.32% Inseguridad moderada 160,650 1.35% 20.56% 3,328,128 27.93% 18.06% 4,471,446 37.53% 17.09% 3,953,751 33.19% 18.09% 11,913,975 100.00% 17.72% Inseguridad severa 112,431 1.63% 14.39% 2,150,411 31.12% 11.67% 2,413,693 34.93% 9.23% 2,232,616 32.31% 10.22% 6,909,151 100.00% 10.28% Total 781,338 1.16% 100.00% 18,429,916 27.42% 100.00% 26,159,138 38.91% 100.00% 21,853,624 32.51% 100.00% 67,224,015 100.00% 100.00% Fuente: Cálculos de los autores con base en la ENSANUT 2012. Se observa que, en general, entre los adultos de 20 años o más se reporta bajo peso muy esporádicamente, pero el porcentaje es ligeramente mayor entre los adultos de hogares con inseguridad moderada o severa. Por otro lado, el porcentaje con un peso normal es un poco ma- yor entre los que reportan más inseguridad alimentaria. Al otro lado del espectro se observa que, en toda la población, la obesidad es mucho más común que un peso bajo o normal, sin una Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México14 tendencia clara en relación con la seguridad alimentaria. Sin embargo, para la categoría de so- brepeso, se observa que esa condición es menos frecuente cuando aumenta la inseguridad. De igual manera se observa que un peso normal es más frecuente en niveles de mayor inseguridad. Esto deja claro que, en estrictos términos generales, el reporte de inseguridad alimentaria de los hogares —es decir, los riesgos de sufrir problemas con la calidad y cantidad de alimentos hasta llegar al hambre— no se refleja directamente en el número de adultos con peso bajo o normal en dichos hogares, aunque hay una tendencia en esa dirección. 5.2 Modelos explicativos Inseguridad alimentaria como factor exógeno El cuadro 1-5 presenta los resultados de un modelo que explica el sobrepeso considerando la inseguridad alimentaria como una variable exógena (ecuación 2). Entre los hombres, un nivel de inseguridad más alto parece reducir la probabilidad de sobrepeso u obesidad (la relación esperada) (cuadro 1-5, panel A). En contraste, entre las mujeres se encontró que a mayor inseguridad, el sobrepeso y la obesidad tienden a aumentar (cuadro 1-5, panel B). Aunque se ha encontrado esta relación en la literatura tanto en Estados Unidos como en México, se trata de una relación contraintuitiva. Se observa que los modelos que únicamente incluyen inseguridad (cuadro 1-5, columna 1) no tienen valor explicativo relevante: las R cuadradas son menores de 0.4 por ciento. Incluir las variables sociodemográficas aumenta la R cuadrada hasta alrededor de 4 por ciento (columna 2). Si se controlan variables intermediarias adicionales, la relación entre sobrepeso/obesidad y la inseguridad alimentaria no cambia sustancialmente. La mayor diferencia para los hombres es que la relación negativa (esto es, más inseguridad, menos sobrepeso) es menor, aunque mantie- ne su significancia (cuadro 1-5, columnas 2 a 4). La relación positiva en el caso de las mujeres se mantiene para la inseguridad leve y moderada —estos niveles de inseguridad alimentaria parecen incrementar la probabilidad de sobrepeso—, pero la inseguridad severa no aumenta de manera significativa esa probabilidad cuando se incluyen los indicadores económicos regionales y sobre los hogares. Además, comparar las R cuadradas de las columnas 4 y 5 (cuadro 1-5) sugiere —al igual que la primera columna— que las otras variables dominan la explicación del sobrepeso. Como se explicó anteriormente, es muy probable que haya variables intermediarias que con- tribuyan directamente no solamente a los niveles individuales de sobrepeso, sino también a la seguridad alimentaria observada en los hogares. Con base en los resultados del cuadro 1-5 (p. 15), no es posible concluir que, en el caso de los hombres, la falta de seguridad alimentaria cause una reducción en el riesgo de sobrepeso, ni tampoco que, en el caso de las mujeres, la existencia de inseguridad alimentaria en el hogar cause un aumento del riesgo de sufrir sobrepe- so. Es necesario estimar modelos que consideren la inseguridad alimentaria como un factor en- dógeno en la explicación de la probabilidad de reportar sobrepeso. Inseguridad alimentaria como factor endógeno Con la intención de entender mejor la interacción simultánea entre el nivel de inseguridad alimentaria de un hogar y la existencia de sobrepeso u obesidad en el miembro seleccionado de ese hogar, se estimó un modelo integrado que incluye las dos ecuaciones (1) y (2) presentadas en la sección 4. El cuadro 1-6 presenta los resultados, considerando la información del autodenominadojefe del hogar (JH) (columnas 1 a 3) y la de la principal fuente de ingreso (columnas 4 a 6) para explicar la inseguridad alimentaria a nivel del hogar (columnas 1 y 4, respectivamente). Ésta se estima en conjunto con el nivel de sobrepeso para la persona seleccionada dentro del Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 15 Cuadro 1-5 Sobrepeso/obesidad, con diferentes conjuntos de variables explicativasa (1) (2) (3) (4) (5) VARIABLES Panel A. HOMBRES Hogar: Escala ELCSA: Inseguridad leve 20.114*** (0.032) 20.092*** (0.033) 20.086** (0.038) 20.084** (0.038) Hogar: Escala ELCSA: Inseguridad moderada 20.184*** (0.044) 20.133*** (0.047) 20.050 (0.051) 20.052 (0.051) Hogar: Escala ELCSA: Inseguridad severa 20.307*** (0.049) 20.237*** (0.052) 20.146** (0.058) 20.164*** (0.058) Observaciones 15,719 15,719 12,658 12,658 12,804 Pseudo R-sq 0.00311 0.0386 0.0473 0.0507 0.0494 Wald Chi sq 46.05 590.2 603.3 679 687.3 Df 3 22 48 58 55 Panel B. MUJERES Hogar: Escala ELCSA: Inseguridad leve 0.155*** (0.031) 0.110*** (0.032) 0.107*** (0.035) 0.106*** (0.035) Hogar: Escala ELCSA: Inseguridad moderada 0.157*** (0.037) 0.107*** (0.039) 0.139*** (0.043) 0.135*** (0.043) Hogar: Escala ELCSA: Inseguridad severa 0.131*** (0.044) 0.044 (0.046) 0.078 (0.050) 0.063 (0.050) Número de observaciones 21,424 21,424 18,537 18,537 18,732 Pseudo R-sq 0.00171 0.0444 0.0451 0.0468 0.0465 Wald Chi sq 29.23 796.9 750.6 801.5 797.4 Df 3 22 48 58 55 Variables sociodemográ- ficas no sí sí sí sí Variables socioeconómicas, salud y comportamiento no no sí sí sí Variables económicas regionales no no no sí sí Nota: Robust standard errors aparecen entre paréntesis. *** p < 0.01, ** p < 0.05, * p < 0.10 a Probit ordenado, adultos de 20 años y más, datos ponderados. Seguridad alimentaria considerada como exógena. La varia- ble dependiente se mide en una escala de 4 niveles ordenados de bajo peso (1) a obesidad (4) (cuadro 1-3). Las estimaciones de los otros parámetros están disponibles a petición. Fuente: Cálculos de los autores con base en la ENSANUT 2012. Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Economía de la salud en México16 hogar, permitiendo factores explicativos distintos en el caso de los hombres (columnas 2 y 5) y las mujeres (columnas 3 y 6) de las diferencias señaladas anteriormente. En el caso de los hombres, con ambas fuentes de datos sobre el hogar, se mantiene o fortale- ce el efecto encontrado anteriormente de que a mayor inseguridad alimentaria, menor es la pro- babilidad de tener sobrepeso; considerando la inseguridad alimentaria como factor endógeno, resulta más claro que el efecto negativo es más fuerte en niveles más altos de inseguridad ali- mentaria. Por otra parte, en el caso de las mujeres, es importante qué tipo de información sobre el hogar se utiliza. Con la información de la principal fuente de ingreso, se pierde la relevancia de la inseguridad alimentaria para explicar la existencia de obesidad. En contraste, con la infor- mación del jefe del hogar, se mantiene el hecho de que un nivel de inseguridad alimentaria leve o moderada incrementa la probabilidad de que una mujer adulta en ese hogar tenga sobrepeso, igual a lo reportado considerando la inseguridad como exógena y utilizando todas las variables (cuadro 1-5, columna 4). El cuadro 1-7 (panel A) demuestra que en un modelo integrado que considere las variables sociodemográficas, pero excluyendo las económicas, la inseguridad alimentaria es fuertemen- te significativa en la explicación del sobrepeso para las mujeres, mucho más que en el modelo completo presentado en el cuadro 1-6. Se nota un cambio similar a lo observado en el cuadro 1-5 (panel B) al momento de incluir más variables explicativas: la inseguridad alimentaria con- tribuye menos a la explicación del sobrepeso. En el caso de los hombres, incluir las variables so- cioeconómicas (cuadro 1-6) recupera el efecto fuertemente negativo que no se encuentra en el cuadro 1-7 (panel A) usando datos del jefe del hogar. Esto deja claro que, para ambos géneros, la interacción de la inseguridad alimentaria con la situación socioeconómica individual y regional es importante para determinar los efectos en el sobrepeso, y particularmente que, al momento de incluirlas, los efectos de inseguridad alimentaria en el sobrepeso se mueven hacia el efecto esperado. Entonces, lo que se mantiene es la importante diferencia entre hombres y mujeres. En el caso de los varones, se cumple la hipótesis que sostiene que a mayor inseguridad alimentaria, hay me- nor probabilidad de desarrollar sobrepeso. En cuanto a las mujeres, el resultado contraintuitivo encontrado anteriormente —es decir, que más inseguridad se traduce en una probabilidad más alta de desarrollar sobrepeso— resulta menos claro o ausente al considerar la inseguridad ali- mentaria y el sobrepeso de manera simultánea. Además, la inclusión de variables socioeconómi- cas modifica la relación entre obesidad e inseguridad alimentaria; no se deben ignorar los efectos directos e indirectos de la situación económica cuando se pretende entender la relación entre inseguridad alimentaria y obesidad. Factores relevantes para la inseguridad alimentaria En relación con otras variables, se encontró que en las ecuaciones de inseguridad alimentaria existe un gran número de variables significativas (cuadro 1-6, columnas 1 y 4). Se descubrió que el género de la persona que encabeza el hogar nunca es relevante para explicar el riesgo de inseguridad alimentaria en el modelo integrado. La edad tiene un efecto parabólico en la estimación con base en la información del autodenominado jefe del hogar; la máxima inseguridad se presenta a la edad de 55 años. Con la información de la principal fuente de ingreso, la edad no ayuda a explicar la inseguridad alimentaria en el hogar. A la par, la composición del hogar es de gran importancia para la inseguridad alimentaria. Hogares más grandes son más propensos a mostrar inseguridad alimentaria; además, una fracción mayor de niños en edad escolar aumenta ese riesgo, mientras que los hogares con niños en edad preescolar o con adultos mayores corren un riesgo menor. En cuanto al estado civil, los divorciados y solteros corren mayor riesgo.Pr op ied ad d e Pe ar so n Ed uc ac ión Capítulo 1 | La doble carga de la malnutrición: La inseguridad alimentaria y el sobrepeso en México 17 Hay indicios muy claros y muy fuertes de que un nivel más alto de educación protege contra la inseguridad alimentaria: hogares con un jefe o principal fuente de ingreso con un alto nivel de educación tienen menor riesgo de sufrir inseguridad alimentaria (debe recordarse que “secunda- ria terminada” es la categoría omitida). Hablar una lengua indígena reduce los riesgos de reportar inseguridad alimentaria. Aunque en muchas situaciones es un indicador de rezagos socioeconó- micos, en el análisis hay muchos factores que captan la situación socioeconómica, y el efecto en- contrado podría relacionarse con otros factores culturales y tradiciones. El mismo razonamiento podría explicar por qué la inseguridad alimentaria es más alta en zonas urbanas y metropolitanas. En zonas rurales hay mejor acceso a alimentos producidos localmente, en particular los de la ca- nasta básica, y aunque no siempre brindan la diversidad necesaria para una dieta saludable, la cantidad de productos frescos ayuda a evitar la inseguridad alimentaria. Además, es probable que los alimentos sean más baratos, debido a que los costos de transporte y de mano de obra son más bajos, por lo que el consumidor rural se ve beneficiado en comparación con los habitantes de zonas urbanas o metropolitanas. Por lo que respecta a los factores socioeconómicos, estar desempleado o no participar en el mercado laboral aumenta la inseguridad alimentaria en los modelos con jefes autodefini-