Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
TALLER DE ACTUALIZACIÓN INTERNO METODOLOGÍAS DE INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN ESCUELA DE PEDAGOGÍA. Jefatura de Investigación y Desarrollo BREVE INTRODUCCIÓN A LA EPISTEMOLOGÍA EN EDUCACIÓN J. Félix Angulo Grupo de Investigación L.A.C.E. Didáctica y Organización Escolar 2013 Breve Introducción a la Epistemología en Educación. "Scholars do not have to agree on issues, but they must be able to discuss them extensively in their disagreements" House, E.R. (1992) Las Dimensiones de la Racionalidad En el campo de la educación resulta inevitable encontrar dos dimensiones básicas: una relacionada con la necesidad de explicar los procesos educativos, y la otra con la importancia, y no menos necesidad, de normar o justificar la validez de la acción o el desarrollo de procesos educativos. Para analizar con mayor profundidad estas dos características es necesario llevarlas a un terreno diferente y traducirlas con respecto dos nuevos ejes. El terreno especial en el que pretendo realizar este análisis es el que he denominado (Angulo 1988, 1991b) 'dimensiones de la racionalidad' o, dicho de otra forma, los parámetros posibles de nuestra capacidad de entender y actuar racionalmente. Este tipo de análisis, en un decorado nuevo, se justifica porque por encima de cualquier otra cosa, nos interesa situar aquí con especial claridad el marco general -el marco de razón- en el que incluir la comprensión epistemológica de la educación y, por extensión, la investigación y acción educativa. Y esto, desde luego, no puede hacerse si no preparamos antes las bases de su arquitectura, a menos que estemos dispuestos a aceptar la circularidad de las definiciones. Pues bien, las dimensiones de nuestra razón son dos: la 'racionalidad de la representación' y la 'racionalidad de la acción'1. Ambas tienen un cometido esencial: la primera nos permite comprender el mundo, establecer sus límites, explicarlo; con ella construimos -interrogando e investigando- nuestra comprensión explicativa y teórica del mundo. Con la segunda -con la racionalidad de la acción- accedemos al mundo; accedemos intencionalmente al mismo, lo transformamos y adaptamos según nuestros intereses y valores. Estas dos dimensiones, coinciden parcialmente con las dos características epistemológicas de la Didáctica y, por extensión, de la Pedagogía: la explicativa estaría incluida en la dimensión de la representación del mundo. Explicar los fenómenos educativos no es 2 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 1 Véase en general, y para todas estas cuestiones, Angulo (1988). otra cosa que intentar construir una representación válida (racional) del mismo. Intervenir y normar la acción educativa, no es otra cosa que actuar racionalmente sobre los contextos, ambientes y relaciones educativas para mejorarlos, cambiarlos u optimizarlos. (Véase fig. nº 1). En principio cualquier objeto o acontecimiento (natural o psicosocial), puede ser incluido en una u otra dimensión, ya sea que expliquemos, o demostremos la veracidad de las interpretaciones que sobre su constitución podamos construir, o bien, actuemos con o sobre él para adaptarlo a nuestras necesidades y nuestras exigencias. ¿Pero cómo se constituyen internamente estas dimensiones? La respuesta a esta pregunta supone poner un nuevo pilar en nuestra arquitectura. Como he señalado en otro lugar (Angulo 1988, 1991b)2, estas dimensiones se expresan epistemológicamente de forma diferente. Dichas expresiones epistemológicas vamos a llamarlas aquí concepciones, en lugar del manido término de 'paradigma'3. ACCIÓNREPRESENTACIÓN Compreder Interpretar Investigar Construir Teorías Transformar Cambiar Intervenir Fig. nº 1. Dimensiones de la Racionalidad. Fuente: Elaboración propia. 3 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 2 Este desarrollo implica algunas variaciones conceptuales al 'modelo' presentado originalmente en Angulo (1988). 3 Los problemas con este concepto (usado profusamente, sin duda, en la literatura educativa: Gage (1963b); Bellack (1978); Doyle (1978); Giroux (1980); Popkewitz (1984), han sido señalados por Shapere (1971) y Masterman (1972). Véanse también Angulo (1988 y 1991b). ¿Cua les son, pues, estas concepc iones?: Yo creo que fundamentalmente contamos con dos concepciones que se reparten por igual en ambas dimensiones de nuestra razón: la concepción positivista y la interpretativa. Ambas alimentan, constituyen y determinan las claves, los principios y los factores de nuestra interpretación y de nuestra acción. Veamos, antes de especificar y concretar su sentido en cada ámbito de nuestra razón, cada concepción por separado. La Concepción Positivista. La concepción positivista, que ha recibido a lo largo de su extensa historia varias denominaciones4, se ha desarrollado como el programa de investigación científica por excelencia, llegando a constituirse como el único 'marco de razón' legítimo. En su desarrollo y en su constitución han participado directa o indirectamente autores tan sobresalientes como Bacon, Comte, Mill, y, más recientemente, Russell, el Primer Wittgenstein y el Positivismo Lógico Vienés hasta llegar a sus últimas derivaciones, mucho más flexibles que las anteriores, en Popper y, especialmente, en Bunge. Dos son las tesis más fuertes que esta concepción mantiene: La formalista-nominalista y la fenomenista-empirista. A estas dos tesis hay que añadir ciertos 'residuos' que se desprenden de las mismas, por el mero hecho de su puesta en funcionamiento 'epistemológica'; dichos residuos son los siguientes: la unidad metodológica y lingüística de las ciencias; el reduccionismo operacional; la hipertrofia del contexto de justificación a expensas del contexto de descubrimiento; y la neutralidad valorativa de la ciencia (Kolakowski 1966; Radnitzky 1970; von Wright 1971; Quintanilla 1971, 1972, 1973; Giddens 1987; Piaget 1979; Harré 1981). a) La tesis formalista-nominalista. Esta tesis afirma que la concepción positivista se orienta hacia el desarrollo y la construcción de un lenguaje lógico-formal que modele y 'exprese' la estructura del mundo. Este lenguaje formal, que constituye la estructura medular de las teorías científicas, por ejemplo, no es meramente (en las ciencias factuales) un lenguaje autoreferido, es un lenguaje que dice cosas con sentido sobre el 4 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 4 Como por ejemplo: empirismo lógico, experimentalismo, verificacionismo, falsacionismo, etc. Véase Radnitzky (1970) y Angulo (1988a). mundo; es decir, no es un lenguaje simplemente tautológico. Sus términos, su vocabulario, sus construcciones se refieren significativamente a los hechos del mundo. Por otro lado, esta tesis también afirma que cada concepto o cada enunciado se refiere a hechos, o mejor, a una entidad individual sobre el mundo («unum nomen unum nominatum»)5, y se refiere a que dichas entidades son 'invariantes', en el sentido en que los átomos de hidrógenos son átomos de hidrógeno sea quien sea quien, y donde, los perciba, mida o registre. b) La tesis fenomenista-empirista: Esta tesis afirma que sólo podemos conocer los fenómenos; que sólo podemos registrar lo que se 'manifiesta' a la experiencia. Con ello, el positivismo equipara la 'esencia' con el 'fenómeno', en su versión más fuerte. En su aceptación menos rígida esta tesis señala que el lenguaje utilizado no añade nada a los hechos empíricos y a los datos observados medidos; dicho de otra manera, los conceptos teóricos no improntan los datos empíricos que utilizamos para confirmarlos o falsarlos. La realidad, a través de los hechos, está a disposición del conocimiento científico. Los hechos mismos son concretos, singulares; y la realidad puede ser fragmentada en factores, variables y procesos singulares ('individualismo metodológico'). La sola presencia de estas dos tesis viene a reafirmar y a apuntalar, la bondad epistemológica de las ciencias naturales: su poder formal (lógico-matemático), y su poder empírico (hechosdel mundo que se comprenden nomológicamente). Como decía al principio, de estas dos tesis pueden ser derivadas ciertas consecuencias o residuos, de un orden conceptual más bajo: i) La unidad metodológica y lingüística de las ciencias: Según esta consecuencia, sólo se puede llamar ciencias a aquellas disciplinas que se conformen metodológica y lógicamente a los cánones establecidos por las ciencias físiconaturales. En una versión más suavizada (como por ejemplo la que utiliza Snow (1973a)) este requisito se toma como un ideal de aproximación. Esto significa que existe sólo un método de investigación: el 'experimental desarrollado' (o hipotético-deductivo), y que resulta necesario, en orden a la comprensión del mundo, la construcción de 5 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 5 Esto es lo que normalmente se denomina 'nominalismo'. enunciados generalizables nomológicos y legaliformes del mismo, que aceptan ceteris paribus su universalidad y 'necesidad natural'. ii) El reduccionismo operacional6 de los hechos, hace referencia a que como nuestros conceptos señalan individuales fenoménicos hechos empír icos, la real idad puede ser medida y organizada cuantitativamente. Este criterio conlleva tanto la idea de la invarianza de significado, en cuanto que el significado empírico de los términos en los enunciados proposicionales, o de los enunciados mismos, es invariante -no depende del contexto de uso; como la idea de neutralidad cognitiva de las teorías, por cuanto los conceptos teóricos no añaden nada a los datos empíricos que sirven para confirmar o falsar las teorías. En todo caso siempre es posible establecer un enunciado empírico observacional que no dependa de la teoría. iii) La hipertrofia del contexto de justificación a expensas del contexto de descubrimiento, señala que el 'descubrimiento' es asunto de la subjetividad del científico. El análisis racional del conocimiento sólo puede centrarse en los presupuestos lógicos y metodológicos de su trabajo, i.e. en aquellos supuestos que pueden ser evaluados intersubjetivamente, por procedimientos lógicos reconocidos. Con ello la metodología se convierte en una 'tecnología' neutral, en la que no influyen factores históricos, sociales, psíquicos o 'políticos'.7 iv) Neutralidad valorativa de la ciencia, supone a su vez la separación 'radical de hechos y valores'. El conocimiento científico es neutral porque nos dice cómo son las cosas, el mundo (social y natural), pero no nos indica cómo deben ser. La única incidencia aceptable, y válida sobre la realidad es la que se realiza gracias al poder instrumental que dicho conocimiento posee. Por lo tanto los valores, ni afectan, ni deben afectar al trabajo de investigación o a sus resultados (Angulo 1992b). El giro socio-histórico Todos estos supuestos han sido 'contestados' desde dentro mismo de la epistemología de las ciencias físiconaturales. Este movimiento de crítica y replanteamiento dentro del campo, ha sido denominado 'giro sociohistórico'. Este movimiento está compuesto por epistemólogos e historiadores tan importantes como Kuhn, Toulmin, Feyerabend, 6 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 6 En la versión más fuerte este residuo implica un claro 'reduccionismo físico'. 7 La idea de metodología como tecnología ha sido defendida recientemente por uno de los voceros poperianos más cualificados Radnitzky (1978, 1979). Hanson, Lakatos, Stegmüller y Hübner (Angulo 1988)8. Para conocer, si bien brevemente, sus consecuencias, veamos puntualmente algunas de sus críticas. Primero, los datos con los que un científico tiene que contrastar una teoría, no pueden ser descritos con independencia del lenguaje teórico (del vocabulario teórico) de cada teoría o de cada caso (Hanson 1958-1971). Los hechos estarían siempre determinados, o bien por la teoría que va a ser validada, o por otras teorías que se introducen9 en el proceso mismo de validación e indagación científica. "La ciencia no conoce 'hechos desnudos', los 'hechos' que registra nuestro conocimiento están ya interpretados de alguna forma y son… esencialmente teóricos" (Feyerabend 1976: 3)10. Por lo tanto, resulta absolutamente erróneo afirmar, o mantener la creencia en enunciados falsadores (contrastadores), Inter.- subjetivamente independientes de la teoría que se desea contrastar (o de otras teorías). Dichos enunciados son internos al proceso de contrastación, y no externos. Al mismo tiempo, y apoyada en esta conclusión, existe la convicción de que la percepción de la realidad, el conocimiento de la misma, se realiza a partir de paradigmas, o 'estructuras conceptuales' (que incluyen a los lenguajes teóricos). Dichas estructuras conceptuales, 'seleccionan' la realidad percibida, la modelan e interactúan con ella (Bohm 1974). Sin embargo, los límites de un paradigma, no son absolutos y los procesos y las construcciones cognitivas de los científicos tampoco (Stegmüller 1979: 334 y ss.). En todo caso, el conocimiento científico interpreta, pero no 'describe' la realidad, como si los datos y acontecimientos fueran neutrales con respecto a las formas de comprensión. La validez, como señala Kuhn, sólo tiene aplicación intrateórica (1972ª: 434). Segundo. Ni la racionalidad científica, ni la razón en general pueden ser equiparadas a la logicidad (Toulmin 1972). La lógica formal, es un instrumento para la expresividad de la razón; pero las reglas de la lógica formal no son exclusivamente las reglas del pensamiento y el conocimiento racional. Por lo mismo, la reconstrucción lógica del conocimiento, ni ayuda al científico, ni aclara la dinámica de su trabajo. La racionalidad es un acontecimiento complejo, pero siempre 7 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 8 Véase también Chalmers (1976), Suppe (1974) y Brown (1977). 9La teoría de los instrumentos utilizados en la medición, por ejemplo. 10 Kuhn afirmaba al respecto: “Las teorías no evolucionan gradualmente por ajuste a los hechos que se encontraban presentes en todo tiempo… surgen al mismo tiempo que los hechos a los que se ajustan" (1962, pág. 220). un logro humano. Comprenderla supone comprender la base humana (social, institucional, cultural, política, etc.) por la que se constituye. Tercero. Como consecuencia del punto anterior, el conocimiento de la ciencia no puede realizarse únicamente a través del análisis lógico de sus resultados aislados o conectados meramente por vínculos lógicos y de crecimiento empírico acumulativo11. El conocimiento de la empresa humana llamada ciencia, no puede excluir el reconocimiento de la estructura institucional y comunal, a través de la cual surge y se desarrolla dicha empresa. Tanto el conocimiento científico como la racionalidad que representa, es un logro del trabajo de investigación y de la crítica argumentativa de los científicos, en el mejor de los casos. Este carácter social de la ciencia, enfoca el análisis epistemológico justamente hacia donde el positivismo se ha negado sistemáticamente a indagar: las prácticas reales y materiales de investigación, y las determinaciones sociales e ideológicas que, conformando e influyendo en los foros públicos de discusión e investigación, determinan su desarrollo. Es la práctica científica, los modos de investigación particulares y colectivos de los científicos, lo que en primera instancia desmiente el poder explicativo del tratamiento lógico formal de la racionalidad científica. "Si la razón científica no puede separarse de la práctica de la ciencia, si es «inmanente a la investigación», entonces tampoco puede ser formulada ni entendida fuera de las situaciones específicas de la investigación. Para comprender la razón científica uno tiene que convertirse en parte de la propia ciencia" (Feyerabend 1973: XVI).12 En este sentido, son muy importantes las investigaciones realizadas recientemente por Knorr-Cetina (1977, 1979, 1981). Las conclusiones a las que llega dicha autora, después de un largo trabajo de campo en un destacadolaboratorio de bioquímica en Estados Unidos, no pueden ser más significativas. En principio, la 'naturaleza' (bioquímica, objeto de investigación) no se encuentra en estado 'puro', sino que es introducida en el mismo laboratorio como "producto del trabajo científico" (Knorr-Cetina 1981: 4). Esto es: el investigador, en su proceso de indagación, crea las condiciones y define el contexto en el que la naturaleza 'aparece'; ésta nunca viene dada, por el contrario, resulta 'construida' por el investigador. En 8 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 11 Ya sean teorías, conceptos teóricos o explicaciones nomológicas. 12 En otro lugar Feyerabend añade: "La práctica científica puede pasar por encima de la lógica e igualmente por encima de los 'hechos' y de las leyes bien acreditadas. Y puede pasar por encima de la lógica porque contiene siempre fundamentos de ordenación variable, que encajan mucho mejor con la realidad y con los sucesos variantes de la investigación que las simples reglas e ideas que proponen los lógicos y que repiten, maquinalmente confiados, los filósofos de la ciencia" (1982: 150). segundo lugar, el lenguaje interactivo utilizado por el científico durante el proceso de investigación, no difiere del propio uso cotidiano de los términos "en una variedad de funciones pragmáticas y retóricas que no tienen mucho que ver con el concepto epistemológico de verdad" (4). En tercer lugar, el científico no está preocupado originalmente por la consecución de la verdad, sino por lograr que "las cosas funcionen" («making things work») (Knorr- Cetina 1981: 4-5; 1977: 671); este es un principio que gobierna las acciones del laboratorio. En lugar de preocuparse por la verificación o la falsación de los resultados (como Popper cree), la primera preocupación del científico es su producción. El éxito científico estriba en el éxito particular al conseguir producir resultados. Dicha producción depende de las condiciones concretas que el laboratorio ofrece, y de las dificultades materiales, también concretas, a las que tiene que hacer frente. "Los productos de la ciencia son construcciones específicas contextualizadas que dependen del trabajo de situaciones contingentes y de intereses estructurales del proceso por el cual son generados, y que no pueden ser comprendidos adecuadamente sin el análisis del proceso de construcción" (Knorr-Cetina 1981: 5). Aunque es muy pronto todavía, para conocer hacia dónde nos llevan estudios como los de Knorr- Cetina, está claro que la imagen que devuelven de la investigación científica, es mucho menos 'altiva' y 'misteriosa', de lo que ha sido hasta ahora. Además, con trabajos como éstos se socava de manera radical, la fe indeleblemente depositada en la reconstrucción lógica del conocimiento científico, y en el predominio del contexto de justificación. En particular, esta nueva orientación que debe aceptar la epistemología y que filósofos de la ciencia tan poco dogmáticos como Toulmin han sido incapaces de tomar, aunque no de intuir, conlleva quizás un giro mucho más marcado hacia el lado psicosocial del análisis epistemológico de la racionalidad, de lo que se ha podido imaginar. Las estructuras conceptuales que la ciencia construye, valida y desarrolla, se doblan siempre en estructuras y prácticas materiales13. Cuarto. También para la comprensión del desarrollo y el progreso científicos es necesario la conjugación de su entramado histórico (Miller 1972). La sola utilización del análisis lógico, además de tergiversar, dogmatiza peligrosamente su imagen histórica. La ciencia no evoluciona ni lineal, ni acumulativamente (Laudan 1977). La historia de la ciencia es la historia dialéctica de las contradicciones, las rupturas, solapamientos genealógicos, conflictos e imbricaciones 9 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 13 En una importante medida el programa fuerte de la sociología del conocimiento desarrolla esta ideas. Véanse Bloor (1998) y Barnes y Bloor (1997). retroactivas entre las ideas del pasado y las ideas del presente, entre la teoría y la experiencia, entre la legitimidad social del conocimiento y su validez epistemológica (Sayers 1982)14. "La adquisición acumulativa de novedades no previstas resulta una excepción casi inexistente a la regla de desarrollo científico. El hombre que tome en serio los hechos históricos deberá sospechar que la ciencia no tiende al ideal que ha forjado nuestra imagen de su acumulación" (Kuhn 1962: 155)15. El estudio detallado de las fuentes, incluye de modo inevitable tanto el razonamiento práctico en la acción de los investigadores (Knorr- Cetina 1981: 22), como el análisis histórico de los procesos de razonamiento de los grandes científicos: "El historiador debe mantenerse en guardia con objeto de percatarse de los aspectos significativos del proceso de pensamiento de un Newton, un Kepler, un Galileo, un Darwin, o un Einstein" (Cohen 1974: 387). Y éste es un tipo de análisis del que no se puede prescindir alegando injustificadamente su falta de validez: "No se puede suponer que los datos del psicólogo, sólo porque son del psicólogo no puedan ayudar a alguien que tenga intereses epistemológicos" (Kuhn 1977: 164). Quinto. Una idea extremadamente relevante que se desprende de los análisis sociohistóricos, es la de que la ciencia progresa y se realiza a través de comunidades de científicos, comunidades que pueden ser definidas epistemológicamente, si no ya por la ambigüedad de la noción de paradigma, si, al menos, por la fecunda noción de programa de investigación (Lakatos 1970, 1978). Al margen de su validez lógica y del predominio del análisis formal e interno con el que Lakatos ha presentado siempre esta noción, los programas de investigación representan quizás, uno de los aportes más importantes para el conocimiento descriptivo de la racionalidad científica. Sin embargo, la idea misma de programas de investigación debe ser reconvertida, liberada de sus servidumbres y sus esquematismos formalistas, para que conceptualmente se permita su aplicación no sólo al desarrollo del conocimiento científico particular 10 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 14 Esta cuestión es enfatizada también por Apple (1979), y Popkewitz (1981). 15 Feyeranbend (1970: 27), en el mismo sentido señala que "lo que debemos hacer es sustituir los castillos formales en el aire, bellos, pero inútiles, por un estudio detallado de las fuentes primarias en la historia de la ciencia. Este es el material a analizar, y éste es el material del que deben surgir problemas filosóficos". en las ciencia naturales, sino al desarrollo de planteamientos sistemáticos y valorativos orientados tanto a la comprensión, como a la transformación de la realidad en el campo de las ciencias sociales y del conocimiento educativo (Shulman 1986). Podríamos decir, retomando esta idea, que la concepción positivista se desarrolla desde sus orígenes a través de programas de investigación, en cuyo centro se encuentran las convicciones más sólidas que la personifican16. Estos programas de investigación, no lineales y en ocasiones contradictorios, configuran el devenir histórico del ideal epistemológico, metodológico y político del espítritu positivo17. La Concepción Interpretativa. Esta concepción tiene una historia vigente y reconocible no tan larga como la representada por la concepción positivista; pues aunque sus orígenes más lejanos pueden ser trazados hasta la 'hermenéutica bíblica' (Freund 1973), es sólo a finales del siglo pasado, y más concretamente a principios del presente18, cuando dicha concepción comienza a configurarse como un 'programa de investigación' legítimo. Además de la hermenéutica (Gadamer 1975a, 1975b), esta concepción viene comprendida por diversas escuelas como el interaccionismo simbólico (Mead 1934; Blumer 1971; Cronk 1973; Spradley 1979; Schwatz y Jacobs 1979 y Bogdan y Biklen 1982), la fenomenología social (Schütz 1932, 1962, 1964), la etnometodología(Garfinkel 1967, 1968; Wolf 1979; Pollner 1974; Cicourel 1964, 1974; Mehan y Wood 1975; Leiter 1980), y la etnografía (Malinowski 1922; Erickson 1973; Wolcott 1975; Sanday 1979; Ogbu 1981; Lutz 1981; LeCompte y Goetz 1982; Jacob 1987)19. Las cuestiones principales de esta concepción pueden ser organizadas a través de cuatro tesis principales y de dos hipótesis resultantes (Angulo 1988). Las tesis son las siguientes: 11 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 16 Son las que aquí hemos denominado 'tesis'. 17 Recientemente un epistemólogo tan ponderado y mesurado como Laudan (1986: 11 y ss.) señalaba parecidas críticas a la concepción positivista; entre las que destacan, al menos tres: 'no se rechazan teorías simplemente porque presentan anomalías, así como tampoco, en general, se las acepta por el mero hecho de estar confirmadas empíricamente', 'los cambios de teorías científicas, y las controversias sobre ellas, se resuelven en cuestiones conceptuales, más que de apoyo empírico', y 'los principios específicos y «puntuales» de racionalidad científica que los científicos emplean al evaluar teorías no están fijados de modo permanente, sino que se han modificado sustancialmente a través de la historia de la ciencia'. 18 Especialmente con la obra de Weber (1922-1969). 19 Para más referencias véase Angulo (1988). i) Según nos ha enseñado la hermenéutica, los procesos de comprensión/ interpretación son procesos substantivamente existenciales, insertos profundamente en el ser humano. El conocimiento de las formas y estructuras de la realidad social, así como el conocimiento de los productos simbólicos del ser humano, no pueden hacerse sin el concurso de la interpretación dialogante con la realidad simbólica y significativa. La comprensión del mundo humano es el resultado de la interpretación, porque la interpretación es el fondo esencial y existencial de la comprensión significativa del mundo (Angulo 1990c). ii) Según el interaccionismo simbólico, los sujetos se orientan en la realidad social a través del universo de significados que manejan y construyen. Pero estos significados no son producto exclusivo de su interpretación subjetiva e individual. La realidad social es una realidad interactiva. Los sujetos construyen los significados y atribuyen significados a las cosas, a otros sujetos, y a los ambientes en el mundo social como resultado de su interacción con otros sujetos. En el contexto de la interaccción, la situación se define, negocia y significa. Al mismo tiempo, ni la interpretación que cada sujeto realiza de los significados del copartícipe, ni tan siquiera las definiciones resultantes de la interacción, quedan establecidas de modo inamovible. Los significados cambian porque cambian los sujetos y los contextos implicados en la interacción. iii) Para la fenomenología social, lo que los participantes en la interacción aportan y a través de lo cual interpretan la realidad, es su conocimiento a mano, su experiencia biográfica, su universo particular de significados. Pero en la interacción, los significados se relacionan reflexivamente con el contexto mismo. Por ello, los significados de los objetos, de las situaciones y de los otros sujetos, están recorridos por la indexicalidad ineludible que la reflexibilidad introduce. Es el uso concreto en el contexto concreto de interacción, el que determina en última instancia el significado de las cosas. Sin embargo, gracias a la actitud natural, los sujetos pueden presuponer la generalidad, la constancia del mundo y del significado; gracias a la epojé de la actitud natural, la realidad externa, el mundo fuera, es visto por los sujetos como independiente, no indexicalizado. El precio de la actitud natural, de la suspensión de la duda en el 'afuera', en su constancia invariable, es el trabajo incesante que se ha de efectuar a través de las prácticas de razonamiento común. Gracias a dichas prácticas, la facticidad del mundo social se manifiesta. El mundo social y su racionalidad, no son ya resultado de una construcción, sino el logro de las subjetividades encontradas. 12 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 iv) Con la etnografía, la construcción y el logro de la subjetividad se torna resultado objetivo. La cultura es el vínculo objetivo y compartido, que unifica los universos particulares de significados y acciones, de prácticas, de razonamientos y de interacciones. Ya venga definida semióticamente, o como un conjunto de elementos funcionales, la cultura ordena y determina, si bien no exclusivamente, el mundo social de los sujetos. Una cultura es un marco común de entendimiento; a partir de él, de las situaciones concretas en las que se encuentren, los sujetos actúan, razonan, deciden y comprenden su realidad psicosocial. La cultura es, en cierta medida, la consecución objetiva de las subjetividades; al mismo tiempo, la objetividad de la cultura es el fundamento de las subjetividades. La etnografía nos señala, que más allá de las particulares interpretaciones que cada participante realiza, se encuentra una estructura simbólica, común y general que confiere sentido al mundo material y social en el que los sujetos se desenvuelven. De estas cuatro tesis pueden ser derivadas dos hipótesis esenciales para la concepción interpretativa. Estas dos hipótesis han sido denominadas por Wilson (1977:249 y ss.) 'Cual itat ivo- Fenomenológica' y 'Ecológico-Naturalista'. La primera hipótesis viene definida de la siguiente manera: "Aquéllos que trabajan en esta tradición afirman que el científico social no puede comprender la conducta humana sin comprender la estructura en la que los sujetos interpretan sus pensamientos, sentimientos y acciones" (253). Esta hipótesis general supone, al menos, dos consecuencias. En primer lugar, que los sujetos los seres humanos interactúan a través de símbolos (Woods y Hammersley 1977), y que, por dicha 'mediación simbólica', se define tanto el 'mundo social' en el que viven, como ellos mismos (Erickson 1973). En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, los seres humanos actúan sobre sus semejantes, ellos mismos y las cosas, según los significados que les atribuyen; esta atribución es un proceso continuo, interactivo, y de negociación en el que los significados son construidos. En tercer lugar, al ser los significados construidos se supone que los sujetos conocen y aprenden dichos significados (Magoon 1977), en los procesos de interacción, y que para captar el significado de los fenómenos sociales, es necesario estudiar y conocer (i.e. comprender) los 'procedimientos de interpretación' de los sujetos (Bauman 1978), o dicho de otra manera, los métodos que emplean 13 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 para definir la situación (Woods y Hammersley 1977). A su vez, éstos están determinados de modo inmediato aunque no únicamente por la biografía particular de los sujetos20; como advierte Dale, la manera por la "que el actor define las situaciones y les otorga significado… está restringida al rango de presuposiciones que trae a la situación como producto de su biografía personal" (Dale 1973: 176). La segunda hipótesis naturalista-ecológica señala que la conducta humana "está influida significativamente por los ambientes en los que ocurre" (Brofenbrenner 1979). Esta hipótesis a su vez se desglosa en dos suposiciones: primera, la necesidad esencial de estudiar los acontecimientos psicosociales en su 'ambiente natural', y, segundo, que dichos ambientes "generan regularidades en la conducta que a menudo trascienden las diferencias entre individuos" (Sells 1969)21. Desde la concepción interpretativa, la cuestión de cómo el ambiente influye en los sujetos, origina dos tipos de exigencias: ecologíaambiental y ecologíacultural. Según la primera, el punto de vista científicointerpretativo admite y reclama "el examen directo del mundo social realempírico", y no el estudio de simulaciones elaboradas del mismo (Blumer 1971; Denzin1970). El ambiente natural es, pues, la "fuente directa de los datos" (Bogdan y Biklen 1982). Solo así, se afirma, puede asegurarse el respeto a la incidencia y determinación que los contextos tienen en la construcción de los significados, y en el desarrollo de los procesos de comprensión de los sujetos. Por otro lado, la exigencia ecológico-cultural, matiza que los contextos no se refieren tanto a los ambientes 'físicos', como a los ambientes simbólico-culturales. Por 'ambiente simbólico-cultural' se entiende tanto los elementos propiamente simbólicos: papeles, valores, normas y el lenguaje mismo, como elementos socio- estructurales: organizaciones, instituciones, procesos de participación, etc. Es en este sentido, pues, en el que las interacciones, construcciones y negociaciones de significados sólo pueden ser comprendidas si son investigadas desde la ecología cultural en la que se producen, y que a su vez reproducen continuamente. 14 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 20 En inglés: «personal histories». 21 Esta hipótesis tienen su origen inmediato en la psicología ecológica, y en los trabajos de Barker (1969), y Sells (1969) por ejemplo. Además de Doyle (1978, 1986), ha sido Zeichner (1986, 1987); Zeichner y Tabachnick (1985); Zeichner, Tabachnick y Densmore (1987), quien ha reconocido la importancia de los contextos, no sólo físicos, en el análisis de los fenómenos educativos y de formación docente. La introducción de esta última exigencia marca un necesario contrapeso con respecto a la hipótesis cualitativofenomenológica. Si ésta enfatiza el carácter subjetivo, en cuanto dependiente de la percepción 'significativa' del sujeto (su biografía, por ejemplo), y particular, en cuanto dependiente de la negociación específica del proceso social, la ecológicocultural advierte que éstas a su vez se producen y son determinadas por marcos culturales intersubjetivos, relativamente comunes. Los significados, aclara Erickson (1986:129), son también 'no-locales' en origen. El concurso de la ecología-cultural evita en cierta medida, la sobredeterminación subjetiva (i.e. idealista), en la que en ocasiones la concepción interpretativa se ve atrapada, pero no excluye la intervención de la subjetividad. La cultura es, pues, el aspecto 'objetivo' de los procesos sociales, en el sentido fuerte, incluso, de un orden y una historia social que determinan efectivamente, pero no de manera absoluta, la interpretación de la realidad (Carr y Kemmis 1983: 95). En fin, los procesos sociales están conformados tanto por las interpretaciones subjetivas de los sujetos, como por las estructuras y elementos intersubjetivos (i.e. objetivos) 'no-locales', que mediatizan sus interacciones, y que a su vez son producto de los primeros, y están reformulados en cada proceso de interacción mismo. Reconsideración Crítica de la Crítica. Existe sin duda un tercer planteamiento en abierto contraste con los dos anteriores. Este planteamiento, o si se quiere 'concepción' ha recibido variadas denominaciones: radical, crítica, socio-crítica, y neo-marxista. No creo que como concepción teóricofilosófica, dicha concepción tenga que ser puesta en duda; sin embargo, resulta ciertamente difícil clasificarla en paralelo a las dos concepciones que acabamos de ver, al menos por dos razones: la primera es que tanto la concepción positivista, como la interpretativa delimitan ámbitos metodológicos 'inconmensurables' y propios, es decir, cada una de estas concepciones se expresan, respectivamente, a través de criterios de racionalidad de la representación propios. Frente a ellos, la 'concepción crítica' no posee dichos criterios propios. Por ejemplo, el famoso estudio de Bowles y Gintis (1976)22, metodológicamente se encontraría en la concepción positivista, mientras que los estudios de 15 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 22 Recuérdese que Habermas (1968a) encuentra residuos 'positivistas' en los planteamientos de Marx;algunos abiertamente dogmáticos se encuentran también en el reciente trabajo de Sharp (1980). Sharp y Green (1975) y Willis (1977) en la interpretativa. Lo que hace 'distinta', y esto resulta realmente importante, a esta concepción, al menos en este plano, es la 'radicalización' que lleva a cabo de dichos principios, su abierta utilización 'ideológica', i.e. su crítica social e ideológica de los postulados de las teorías rivales (Sharp 1980; Angulo 1992b). La segunda razón es que en lo referente a la racionalidad de la acción, la 'concepción crítica' también ha de aceptar en principio las delimitaciones de la acción tecnológica o práctica, y también aquí, esta concepción radicaliza estos presupuestos ideologizándolos, haciendo que funcionen abiertamente según una orientación determinada: la emancipación de los seres humanos.23 No obstante, y salvando las cuestiones que acabamos de señalar, el lugar propio de discusión de esta concepción, podría estar justo allí donde Habermas (1968b) la sitúa: en potenciar y realizar una ideal de emancipación esencial para la acción transformadora de la realidad humana y social. Pero, ¿qué elementos aporta la 'concepción crítica' a, por ejemplo, la concepción interpretativa? Quizás resulte útil recordar la crítica que Habermas realiza del trabajo de Gadamer (1975a); en ella, Habermas (1970) señala que la sociología interpretativa, indefectiblemente, hipertrofia el lenguaje "en las formas de vida del sujeto", con ello se conecta con la "presuposición idealista según la cual la conciencia lingüísticamente articulada determina la práctica material de la vida". Pero… "la infraestructura lingüística de una sociedad es parte de un complejo que, aunque mediado simbólicamente, está también constituido por los constreñimientos de la realidad… Las acciones sociales sólo pueden ser comprendidas por una estructura objetiva construida conjuntamente por el lenguaje, el trabajo y la dominación. La sociología no puede ser reducida, por ello, a sociología interpretativa. Se requiere la referencia a un sistema, que, por un lado, no suprima la mediación simbólica de la acción social en favor de una visión naturalista de la conducta controlada meramente por señales y estímulos, pero que, por el otro lado, no sucumba al idealismo del lenguaje, y que no sublime los procesos sociales enteramente como tradición cultural" (361). 16 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 23 El mismo discurso de Marx, anclado en el positivismo cientifista, se encontraba orientado técnicamente en su acción, por no decir instrumentalmente (Habermas 1968a). Es decir, aunque se haya postulado abiertamente el poder emancipador de la tecnología, esto no significa que en realidad dicho interés haya sido el interés rector último de su trabajo. Como ha demostrado la historia, la emancipación tecnológica es más un sueño o una 'legitimación' espúrea, que una realidad social reconocible. Como veremos luego, la racionalidad tecnológica no puede promover otro interés que el técnico o instrumental, i.e. el control social. En efecto, el excesivo énfasis de la concepción interpretativa en la comprensión/ interpretación subjetiva del actor de su mundo social, le priva justamente del trasfondo social que abierta o veladamente, determina, aunque no absolutamente, los procesos 'internos' de comprensión (Angulo 1992b). El mundo social, como afirman Sharp y Green (1975: 21), es mucho más que la constelación de significados que los sujetos manejan, ya sea individual o colectivamente. A lo que la concepción interpretativa no contesta, frente a lo que se muestra indiferente, es por qué ciertos signif icados se institucionalizan a expensas de otros, por qué ciertas constelaciones de normas, de papeles sociales, de lenguajes, de categorías se presentan como legítimos por encima de los otros (Apple 1979). "El mundo social no está estructurado meramente por el lenguaje y los significados, sino por modos y fuerzas de producción material, por sistemasde dominación relacionados de alguna manera con la realidad material y su control… la construcción intelectual de la realidad social, la estructuración del lenguaje y del significado está afectada por las relaciones de dominación y subordinación en la sociedad… y los diferentes intereses de los grupos en la estructura social" (Sharp y Green 1975: 25). Afirmando la exclusividad de la subjetividad, la concepción interpretativa afirma el orden establecido, la bondad y naturalidad de los sistemas socio-colectivos. ¿Cómo romper justamente con esta reducción a la subjetividad? ¿Cómo desentrañar la naturalidad y bondad ficticia de las estructuras sociales? Para Sharp y Green (1975: 59), la respuesta es "… mucho más que atender a la comprensión hermenéutica del sujeto individual actuando en toda su idiosincrasia particular, la tarea del científico social estribaría en intentar desarrollar en las situaciones sociológicas la estructura subyacente y las interconexiones, constreñimientos y contingencias que impone". Esto significa, ni más ni menos, que el investigador debe situar las interpretaciones del actor dentro de una comprensión crítica e histórica de la evolución y estructuración social (Apple 1979; Sharp 1980). ¿Cuáles son las relaciones de poder? ¿Cuál es la jerarquía social imperante? ¿Cuáles son las bases económicas y materiales que justifican ciertas acciones e interpretaciones? Son algunas de las interrogantes que el investigador debe formular para comprender los procesos de comprensión del actor. Pero estas preguntas, no pueden ser respondidas, y ni siquiera formuladas, sin una teoría política de la sociedad, i.e. una teoría de la acción como praxis. Como afirma 17 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 Habermas (1976: 3) en referencia al materialismo histórico, ésta sería una teoría de la sociedad "concebida con intención práctica, que evita la debilidad complementaria tanto de la política tradicional como de la moderna filosofía social". Sin embargo, todo ello no puede implicar la anulación de la subjetividad del actor. El análisis del significado no puede ser abolido por su contextualización y su conexión con los 'determinantes' socioeconómicos, que sin duda intervienen en su creación24. Por otro lado, la concepción crítica, como decíamos al principio, es antes que nada (o mejor, en tanto crítica) una concepción implicada en la acción y transformación emancipativa de la realidad social, y es ahí, justamente donde hay que plantearla25. 18 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 24 Esta es también una pieza clave para superar cierto determinismo que ha invadido a la concepción crítica misma, como Sharp (1981) y Giroux (1983), señalan. 25 Como afirma Habermas (1971: 2) "la crítica comprende que sus afirmaciones de validez sólo pueden ser verificadas en los procesos exitosos de ilustración [«enlightment»], y esto significa: en el discurso práctico de aquellos implicados". Las características de esta concepción son presentadas con mayor detalle en el apartado "Política de la Innovación o Innovación de la Política'. Características de la Racionalidad de la Representación Positivista e Interpretativa. Como decía al comienzo, nuestra racionalidad posee dos dimensiones, una de las cuales es la 'representacional'. Una vez que hemos presentado las dos concepciones básicas, ¿cómo se articulan, cómo formulan sus modos de representación? La Lógica de la Representación Positivista. La lógica de la representación positivista viene sustentada en ciertos objetivos epistemológicos, y en ciertos criterios metodológicos (Angulo 1988). En primer lugar, es una lógica que afirma el valor científico de la construcción de teorías formales deductivas, teorías que estructuran su vocabulario teórico a través de un lenguaje lógico con referente empírico (tanto en su versión sintáctica, como semántica)26. Como señala Snow (1973: 84) "La forma más alta de teoría impone demandas y genera exigencias no siempre presentadas por las teorías educativas y psicológicas. No aspirar a dichos niveles en el trabajo teórico sería miope, como lo sería la denigración del trabajo en los niveles más bajos" (El subrayado es mío). Esto quiere decir que en las ciencias menos afortunadas que la física este ideal deductivo, aunque inalcanzable, no deja de ser un 'ideal' comparativo de la cientificidad de sus construcciones teóricas27. En segundo lugar, el modelo de explicación científica defendido por el positivismo es el modelo 'lógicodeductivo' o el modelo de 'cobertura legal' (Hempel y Oppenheim 1948; Popper 1950; Hempel 1952; von Wright 1971). Este modelo viene definido de la siguiente manera: "Dar una explicación causal de cierto suceso significa extraer deductivamente un enunciado (que llamaremos prognosis) que describe dicho suceso, utilizando como premisas de la deducción 19 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 26 Gage (1989) y Gage y Needels (1989), en su defensa del programa de investigación en la enseñanza proceso-producto ha atemperado y suavizado mucho este requisito, y no sólo por cuestiones pragmáticas. 27 Por ejemplo Brodbeck (1963) define teoría científica como "un conjunto deductivamente conectado de leyes. Tiene la forma lógica de una explicación… En una teoría, todos los enunciados teóricos… son generalizaciones. Los que explican son llamados axiomas de la teoría. Las leyes que son explicadas son teoremas de la teoría. Los axiomas son tales en virtud de su lugar en la teoría" (68). Véase también Bunge (1969, 1980), y Wallace (1971). ciertas leyes universales junto con ciertos juicios específicos o singulares que podríamos denominar condiciones iniciales " (Popper 1950: 424-425). Al igual que con las teorías formales, no todas las ciencias pueden disfrutar exactamente de los beneficios de este modelo de explicación. Por ello, y especialmente en las ciencias sociales, se admiten explicaciones de generalizaciones estadísticas (Hempel 1958; Kaplan 1964; Wallace 1971); sin embargo, se afirma plenamente y se persigue como un criterio epistemológico de cientificidad irrenunciable la validación de inferencias causales (Cook y Campbel 1979). Es la explicación causal el motivo esencial que justifica el trabajo experimental en esta perspectiva. En tercer lugar, el método de investigación de la concepción positivista es el llamado método HipotéticoDeductivo o experimental, que viene definido de la siguiente manera: "De acuerdo con esta reconstrucción, el científico, por una combinación de observación, de conjeturas perspicaces e intuiciones científicas, llega a un conjunto de postulados que [supone] gobiernan los fenómenos en los que está interesado; de aquéllas deduce consecuencias por experimento, y confirma o disconfirma los postulados, reemplazándolos, si fuera necesario, por otros y así sucesivamente" (Kaplan 1964: 9-10). La labor de este método, por lo tanto, está en 'validar' y comprobar la veracidad de todo constructo teórico, en el sentido de que una disciplina científica es aquélla que puede "elaborar hipótesis empíricamente contrastables" (Braithwaite 1959: 25), y contrastarlas; porque "es la contrastación objetiva lo que convierte al sistema deductivo [i.e. teórico], para cuya construcción gozamos de g ran l i be r tad , en un s i s t ema deduc t i vo de h ipó tes i s científicas" (Braithwaite 1959: 339)28. "Un procedimiento es considerado como investigación científica si y sólo si es empírico en la medida en que somete hipótesis, teorías, etc., a crítica basada en la evidencia, esto es, basada en hipótesis menos generales (describiendo, por ejemplo, tipos de eventos observables), cuya corrección ha sido intersubjetivamente comprobada y puede ser recomprobada en cualquier momento… y el proceso es además suficientemente sistemático por cuanto las conjeturas, una vez realizadas, son controladas por escrutinio y contraste empírico" (Radnitzky 1978: 233). 20 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 28 Esto es válidoincluso si analizamos el desarrollo histórico del programa de investigación positivista, en este particular asunto. Tanto la línea correlacional como la experimental se unifican en el sentido indicado en el texto, es decir, en la configuración del método hipotético-deductivo fuerte y desarrollado para la investigación en las disciplinas sociales. Véase, por ejemplo, Cronbach (1957); Alvira et al. (1975); Gage (1978). En cuarto lugar, la lógica de la investigación experimental se distingue por los siguientes criterios29: Con respecto al valor de verdad de los resultados de una investigación, se extreman los procesos de control y manipulación de variables, que el investigador introduce para lograr un 'isomorfismo válido', y no espúreo, entre dichos resultados (sus afirmaciones causales), y los acontecimientos de la realidad externa. Esto depende de la validez interna del diseño de investigación. Con respecto a su aplicabilidad, la investigación experimental pretende amplificar y asegurar la validez externa de los resultados, a través principalmente de la consecución de muestras representativas de la población a la que se va a generalizar. La consistencia, por otro lado, es asunto de replicación de los resultados, o de la constancia de los mismos si se trata de un instrumento (i.e. de su fiabilidad)30. Por último, la neutralidad de una investigación implica la búsqueda del conocimiento objetivo, tanto en lo relativo a los datos utilizados, los instrumentos, el tratamiento y análisis de los primeros a través de procedimientos matemáticamente asépticos e impersonales (neutralidad cuantitativa del instrumento y del análisis, respectivamente), como, asimismo, por la evitación de cualquier sesgo debido a las preferencias valorativas o a los 'juicios de valor', que el investigador pueda introducir. La Lógica de la Representación Interpretativa La lógica de la representación interpretativa viene sustentada en ciertos objetivos epistemológicos, y en ciertos criterios metodológicos (Angulo 1988, 1990b). En primer lugar, las teorías interpretativas no pueden ser ni constructos formales, ni previos al proceso mismo de investigación. Las teorías interpretativas son teorías fundamentadas (Glaser y Strauss 1967), i.e. teorías que surgen o se generan en un proceso de diálogo cognoscitivo e interactivo con los datos. Por otro lado, los conceptos de la teoría interpretativa se desarrollan sistemáticamente en relación con los datos durante el curso de la investigación. Dichos conceptos están cerca y son sensibles a los conceptos utilizados por los informantes, es decir, entran en el ámbito de lo 'emic', pero que a medida que evolucionan en abstracción, y sin perder dicha fundamentación 'emic', pueden llegar a constituir 'universales concretos' ('etic') (Blumer 1971; Denzin 1970; van Maanen 1983; 21 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 29 Sobre este asunto véase Campbell y Stanley (1963); Cook y Campbell (1979); Goetz y LeCompte (1982); Guba (1978); Guba y Lincoln (1982); y Angulo (1988). 30 El tipo de instrumentos privilegiados en la investigación positivista vienen caracterizados por ser impositivos, fríos, y digitales. Véase Angulo (1988, 1990d). Erickson 1986). En segundo lugar, y en contradicción con el modelo deductivo de explicación, la concepción interpretativa defiende la interpretación/ comprensión, i.e. la 'verstehen', como un fenómeno constitutivo, porque a diferencia de los objetos 'inertes' o 'asignificativos' de la ciencia natural, el objeto del conocimiento social es justamente un sujeto, es decir, un constructor y negociador de significados (Winch 1958; Giddens 1976; Angulo1990c). El mundo natural no se constituye a sí mismo y por sí mismo como significativo31, mientras que el mundo social (o cultural) sí lo hace, en el sentido de que la vida social es producida por sus actores componentes precisamente en términos de su constitución y reconstitución activa de los marcos de significados por los que organizan su experiencia, la comprenden y la explican (Agar 1985; Angulo 1992). Por otro lado, el proceso de la 'verstehen', no es sólo una técnica de investigación, ni un simple procedimiento o una técnica de recogida de datos, ni un mero proceso psicológico, sino un núcleo y una intención sustantiva y constitutiva, un proceso de socialización del investigador en el que el investigador mismo se inspira para su análisis y explicación, en la misma clase de recursos que el sujeto social utiliza para dar sentido a su conducta (Erickson 1986; Angulo 1990c, 1992). En tercer lugar, y al contrario que la lógica experimental, los procesos de investigación interpretativa pretenden mantener la validez ecológica al máximo (Bronfrenbrener 1979). Esto quiere decir que son diseños flexibles y progresivos, adaptados y determinados sólo por las circunstancias naturales y la dinámica social en la que ocurren las interacciones y los intercambios de significados ( Guba y Lincoln 1981, 1982; Bogdan y Biklen 1982). En cuarto lugar, la investigación interpretativa ha comenzado recientemente a construir y señalar sus propios criterios de rigor en abierta discrepancia con los de la investigación positivista (Guba 1979, 1981; Guba y Lincoln 1981, 1982; Goetz y LeCompte 1982; Angulo 1988). La investigación interpretativa no puede siquiera, con respecto al valor de verdad de sus afirmaciones, presuponer como mera hipótesis, el isomorfismo entre resultados y realidad. La realidad social que intenta explicar, no es una realidad única, ni uniforme, y no 22 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 31 Por ejemplo el concepto de gravedad no 'pertenece' al objeto que cae, sino al científico que nombra dicho fenómeno. es independiente de las percepciones de los sujetos, ni de los modos de interacción entre ellos, ni de las estructuras 'objetivas' socioculturales que entran en juego. Por estas razones, esta concepción se preocupa de la credibilidad de sus resultados, sus conjeturas, sus hipótesis y sus interpretaciones, así como de la credibilidad en sus procedimientos, con respecto al contextoproblema en concreto investigado, a las circunstancias en las que se ha desarrollado la investigación y a las fuentes de información y comparación utilizadas. En el mismo sentido, mientras la 'aplicabilidad' debe hacer frente a la radical idiosincrasia de los acontecimientos que estudia, y aspirar por ello, sólo a que sus resultados en tanto 'hipótesis de trabajo'32, o como 'experiencia vicaria', sean transferibles a otros contextos 'similares’; la 'consistencia' debe renunciar a la 'replicación', porque cada problema investigado es una situación propia y única, con características no permanentes, y que presenta al investigador conflictos particulares que tendrá que resolver particularmente para cada investigación en concreto, estableciendo la dependencia de sus procedimientos y decisiones con respecto a las características y circunstancias del ambiente y la situación estudiada; y la 'neutralidad', debe aceptar el carácter fuertemente 'personal' y 'valorativo' de cualquier indagación interpretativa, y asegurar la confirmabilidad de los datos producidos, y el acuerdo consensuado entre las diferentes (o incluso divergentes) interpretaciones de los participantes, a través del diálogo y la argumentación racional (Angulo 1990b). 23 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 32 Esta idea fue anunciada por primera vez por Cronbach (1975). Los Intereses de la Razón Después de analizar y presentar las dos concepciones básicas del conocimiento y sus divergentes y contrapuestas expresiones, quisiera introducir un cuarto eje de análisis. Este cuarto eje de análisis ha sido desarrollado por Habermas (1968a, 1973, 1976) en los últimos veinte años, y trata de dar cuenta de los intereses 'esenciales' que motivan el conocimiento y la acción. Plantear este nuevo eje ni es tarea fácil y está exento de controversias. Especialmente debido a que dichos interesesactúan como categorías fluctuantes33 entre una y otra concepción, y uno y otro ámbito de racionalidad. Quiero decir que, aunque en principio parezca fácil y sencillo asimilar uno u otro interés a, por ejemplo, un tipo u otro de acción, la realidad conceptual y empírica de nuestro conocimiento y de nuestra acción pueden desmentir esta simple equiparación34. Lo que en principio puede estar determinado por un interés, se ve en la acción atrapado en la madeja de un interés opuesto. Pero, ¿cuáles son estos intereses? Habermas (1968) ha señalado que los intereses fundamentales de la razón35 son tres: técnico, práctico y emancipativo. Como intereses son esenciales para la orientación de la especie humana, porque, como señala Grundy (1987)36 son orientaciones de la racionalidad: "Por una parte son testimonio de que los procesos cognitivos surgen de contextos vitales y cumplen sus funciones dentro de ellos; pero, por otra parte, en ellos queda también de manifiesto que lo que caracteriza a la forma de vida reproductiva socialmente es la conexión entre conocimiento y acción" (Habermas 1968: 214). Por lo tanto, y en una descripción simple, los intereses, 'fluctuantes', conectan el 'flujo' entre nuestras formas de conocimiento y nuestras 24 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 33 También podría utilizarse el calificativo de 'flotantes'. 34 Muy posiblemente en esta cuestión entren en juego tanto problemas de coherencia 'racional' como de coherencia 'psicosocial'; es decir, en la determinación de un interés no solo participa su adecuación racional, sino también las circunstancias ideológicas que determinan un pensamiento en su acción. 35 Habermas (1968: 214), ha utilizado la expresión 'intereses rectores del conocimiento', pero tal como estamos aquí planteando las cosas, me parece más propio utilizar la expresión 'intereses de la razón'. 36 Grundy (1987: 9) señala acertadamente al respecto: "La racionalidad puede ser aplicada de diferentes maneras para asegurar la autopreservación. La manera precisa en la cual la racionalidad se manifiesta a sí misma determina lo que un grupo social está preparado a distinguir como conocimiento… no solamente los intereses fundamentales en la preservación tienen implicaciones prácticas y cognitivas, sino que constituirán también conocimiento de diferentes formas". formas de acción, o dicho de otra manera, orientan la compleja relación entre unas y otras37. El interés técnico, aparece según Habermas unido a las ciencias físiconaturales38, y animado por las posibilidades que dicho conocimiento ha brindado a la especie humana para el control de la realidad natural y social, externa e interna. Dicho interés se basa en el valor instrumental que el conocimiento experimental brinda, y en sus posibilidades de desarrollo tecnológico, i.e. de explotación de recursos de forma eficiente, eficaz, o de su utilización para la ordenación racional de la interacción y organización social. "La metodología de las ciencias empíricas se encuentra tácita pero efectivamente enraizada en el interés cognitivo técnico, que excluye todos los otros intereses; consecuentemente todas las otras relaciones vida/praxis pueden ser bloqueadas bajo el eslogan de la neutralidad ética o de la libertad valorativa. La economía en la selección de los medios racionales, que está garantizada por las predicciones condicionales en la forma de recomendaciones técnicas, es el único valor admitido, y no es visto explícitamente como un valor, pues parece coincidir con la racionalidad como tal". Ésta es en principio, la forma de razonar incrustada en la concepción positivista y en su expresión tecnológica, como hemos visto. Por lo tanto, el interés técnico supone control y previsibilidad, en razón de la imprescindible instrumentación del conocimiento y de la situación de poder que el experto 'neutral' llega a poseer. Por el contrario, el interés práctico surge de las ciencias históricohermeneuticas, y es hacia la comprensión entre interlocutores hacia la que orienta su sentido; es decir, hacia la comprensión de individuos y grupos con 'tradiciones culturales distintas' (Habermas 1968). Con ello, este interés permite la organización consensuada y sin coacciones de su mundo social y de los significados puestos en juego, así como la acción comunicativa no dirigida al éxito o la competencia entre participantes. Como señala Grundy (1987: 14), los conceptos claves asociados a este interés son los de 'comprensión' e 'interacción'. Por último, el interés emancipador, guarda con los anteriores una relación especial. En realidad este interés no posee las conexiones con concepciones afines que, sin embargo, sí guardan en cierta 25 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 37 Véase al respecto Bernstein (1979) y McCarthy (1978). 38 O como diríamos nosotros, a la concepción positivista tanto en las ciencias físiconaturales como en las sociales. medida, los intereses anteriores39. Para Habermas la emancipación, que es un ideal que deriva de la I lustración, signif ica fundamentalmente autonomía, es decir, autonomía del sujeto y de la humanidad de cualquier constreñimiento interno o externo. Dicho de otra forma, la emancipación es la reacción del ser humano ante la injusticia y la comunicación distorsionada por las circunstancias internas y externas a la acción comunicativa misma. La emancipación es un interés hacia la libertad y la comunidad de comunicación humana, que se encuentra ya inscrito en el mismo lenguaje, en la pramática del lenguaje ideal40. La figura siguiente, resume conjuntamente las dimensiones de nuestra razón, las concepciones y los intereses del conocimiento. Intereses de la Razón Concepciones de la Acción Concepciones de la Representación Técnico Instrumental Práctico Emancipador Positivismo Tecnológica Práctica Comunicativa Interpretativa Concepciones e Intereses del Conocimiento. Fuente: Elaboración propia. 26 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 39 Véase especialmente para todo ello McCarthy (1978: 98 y ss.). Habermas sitúa a la emancipación conectada con las ciencias críticas, pero yo creo que sería más correcto hablar de 'actitud crítica' y que, por ello, posee un estatuto derivado (1978: 325). 40 Véase Bernstein (1983), y Habermas (1973, 1976), Apple (1986), y McCarthy (1978: 98 y ss.). BIBLIOGRAFÍA Agar, M. H. (1980) The Professional Stranger. An Informal Introduc8on to Ethnography. New York. Academic Press, Inc. Alvira, F. et al. (Comp.) (1975) Los Dos Métodos de las Ciencias Sociales. Madrid. Centro de InvesPgaciones Sociológicas. Angulo, J. F. (1988) Análisis Epistemológico de la Racionalidad CienDfica en el Ambito de la Didác8ca. Unversidad de Málaga. Málaga. Angulo, J. F. (1990a) "Las Posibilidades de la Explicación InterpretaPva: Un Enfoque ConsPtuPvo" Philosophica Malcitana, Vol. 3, nº 3, págs. 25‐44. Angulo, J. F. (1990b) El Problema de la Credibilidad y el Lugar de la Triangulación en la InvesPgación InterpretaPva, en Marbnez Rodríquez, J. B. (Comp.) (1990) Hacia un Enfoque Interpreta8vo de la Enseñanza. Granada. Universidad de Granada: 95‐110. Angulo, J. F. (1990c) "Las Posibilidades de la Explicación InterpretaPva: Un Enfoque ConsPtuPvo" Philosophica Malcitana, Vol. 3, nº 3: 25‐44. Angulo, J. F. (1991) "Contra la Simplicidad" Revista de Educación, nº 296, págs. 389‐440. Angulo, J. F. (1992) "ObjePvidad y Valoración en la InvesPgación EducaPva. hacia una Orientación Emancipadora" Educación y Sociedad, nº 10, págs. 91‐129.Doyle, W. (1978) Paradigms for Research on Teacher EffecPveness, en SHULMAN, L. S. (Comp.) (1978) Review of Research in Educa8on. Vol. 5. Itasca, IL. AERA. Peacock Publish.; págs. 163‐198. Apel, K. O. (1986) Estudios É8cos. Barcelona. Alfa. Apple, M. W. (1979) Ideología y Curriculo. Madrid. Akal, 1986. Bauman, Zygmunt (1974) 1978: Hermeneu8cs and Social Science: Approachesto Understanding. London: Hutchinson. Blumer, H. (1971) El Interaccionismo Simbólico. Perspec8va y Metodología. Barcelona. hora, 1982. Bernstein, R. J. (1983) Beyond Objec8vism and Rela8vism. Oxford. Basil Blackwell. Bogdan, R. C. y Biklen, S. K. (1982) Qualita8ve Research for Educa8on. Boston. Allyn & Bacon, Inc. Bohm, D. (1974) La ciencia como Percepción‐Comunicación, en Suppe, F. (Comp.) (1974) La Estructura de las Teorías CienDficas. Madrid. Editora Nacional, 1979; págs. 421‐439. Brofenbrenner, Ulrik (1979) The Ecology of Human Development: Experiments by Nature and Design Cambridge, MA: Harvard University Press. Brown, H. I. (1977) La Nueva Filoso[a de la Ciencia. Madrid. Tecnos, 1983. Bowles, S. y GinQs, H. (1985) la Instrucción Escolar en la América Capitalista. Madrid. Siglo XXI.Carr, W. y Kemmis, S. (1983) Becoming criPcal: knowing through acPon research. Victoria: Deakin University Press. Bunge, M. (1969) La Inves8gación CienDfica. Barcelona. Ariel. Bunge, M. (1980) Epistemología. Barcelona. Ariel.Chalmers, A. F. (1976) ¿Qué es esa Cosa llamada Ciencia? Una Valoración de la Naturaleza y el Estatuto de la Ciencia y sus Métodos. Madrid. Siglo XXI, 1982. Blumer, H. (1971) El Interaccionismo Simbólico. Perspec8va y Metodología. Barcelona. hora, 1982. Braithwaite, Richar B. (1959) ScienPfic ExplanaPon: A Study of the FuncPon of Theory, Probability and Law in Science. Cambridge. Cambridge University Press 27 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 Campbell, D. & Stanley, J. (1963). Experimental and quasi‐experimental designs for research. Chicago, IL: Rand‐McNally (Trad. esp. Buenos Aires. Amorrortu. 1978). Cicourel, A. V. (1964) Método y Medida en Sociología. Madrid. Editora Nacional, 1982. Cicourel, A. V. (1974) Cogni8ve Sociology..Language and Meaning in Social Interac8on. New York. The Free Press. Cook, T. D. y Campbell, D. T. (1979). Quasi‐experimenta8on: design & analysis issues for field se`ngs. Chicago: Rand McNally. Cronk, G. F. (1973) "Symbolic InteracPonism: A 'Ler‐Meadian' InterpretaPon" Social Theory and prac8ce, Vol. 2, nº 3, págs. 313‐333. Cronbach, L. J. (1957) Las Dos Disciplinas de la Psicología Cienbfica, en Alvira, F. y al., e. (Comp.) (1957) Los Dos Métodos de las Ciencias Sociales. Madrid. Centro de InvesPgaciones Sociológicas; págs. 93‐121. Denzin, N. K. (1970): Sociological Methods: a Source Book. Aldine Publishing Company. Chicago. Doyle, W. (1978) Paradigms for Research on Teacher EffecPveness, en SHULMAN, L. S. (Comp.) (1978) Review of Research in Educa8on. Vol. 5. Itasca, IL. AERA. Peacock Publish.:163‐198. Doyle, W. (1986a) Classroom OrganizaPon and Mangement, en Wisrock, M. C. (Comp.) (1986a) Handbook of Research on Teaching. Third Edi8on. New York. MacMillan Publish. Comp.; págs. 392‐431. Erickson, F. (1973) "What Makes School Ethnography 'Ethnographic'?" Anthropology and Educa8onal Quarterly, Vol. 15, nº 1, págs. 51‐66. Erickson, F. (1986) QualitaPve methods in research on teaching. In M. C. Wisrock (Ed.), Handbook of research on teaching, 3rd edi8on: A project of The American Educa8onal Research Associa8on. New York: Macmillan. Feyerabend, P. K. (1973) Tratado Contra el Método. Madrid. Tecnos, 1981. Feyerabend, P. K. (1976) Cómo ser un buen Empirista. (Defensa de la Tolerancia en Cues8ones Epistemológicas). Valencia. Cuadernos Teorema, nº7. Universidad de Valencia. Feyerabend, P. K. (1982) Una Lanza por Aristóteles. Anotaciones al Postulado del Aumento del Contenido, en Radnitzky, G. y Andersson, G. (Comp.) (1982) Progreso y Racionalidad en la Ciencia. Madrid. Alianza; págs. 133‐164. Gadamer, H.‐G. (1975a) Verdad y Método. Salamanca. Sígueme, 1977. Gadamer, H.‐G. (1975b) "HermeneuPcs and Social Science" Cultural Hermeneu8cs, Vol. 1, nº 2, págs. 307‐316. Gage, N. L. (1963b) Paradigms for Research on Teaching, en Gage, N. L. (Comp.) (1963b) Handbook of Research on Teaching. Chicago. Rand McNally and Comp.; págs. 94‐141. Gage, N. L. (1989) "The Paradigm Wars and their Arermath: A «Historical» Sketch of Research on Teaching since 1989" Teachers College Record, Vol. 91, nº 2, págs. 135‐150. Gage, N. L. (1978) The Scien8fic Basis of the Art of Teaching. New York. Teachers College Press. Gage, N. L. y Needels, M. C. (1989) "Process‐Product Research on Teaching: A Review of CriPcisms" The Elementary School Journal, Vol. 89, nº 3, págs. 253‐300. Garfinkel, H. (1967) Studies in Ethnomethodology. New Jersey. PrenPce‐Hall. 28 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 Garfinkel, H. (1968) The Origins of the Term «Ethnomethodology», en Turner, R. (Comp.) (1968) Ethnomethodology. Harmondsworth. Penguin Books; págs. 15‐18. Giddens, Anthony (1976) Las nuevas reglas del método sociológico. Buenos Aires. Amorrortu.(1987) Giroux, H. (1980) "CriPcal Theory and RaPonality in CiPzenship EducaPon" Curriculum Inquiry, Vol. 10, nº 4, págs. 229‐366. Giroux, H. (1983) "Theories of ReproducPon and Resistance in the New Sociology of EducaPon: A CriPcal Analysis" Harvard Educa8onal Review, Vol. 53, nº 3, págs. 257‐293. Glaser, B.G. & Strauss, A. L. (1967) The discovery of grounded theory: strategies for qualita8ve research. Chicago. Aldine. Goetz, J. P. y LeCompte, M. D. (1982) Etnogra[a y Diseño en Inves8gación Educa8va. madrid. Morata, 1984. Grundy, S. (1987) Producto o Praxis del Curriculum. Madrid. Morata, 1991. Guba, E. G. (1978) Toward a Methodology of Naturalis8c Inquiry in Educa8onal Evalua8on. Los Angeles, California. Center for The Study of EvaluaPon. University of California. Guba, E. G. y Lincoln, Y. (1981) Effec8ve Evalau8on. Improving the Usefulness of Evalua8on Results through Responsive and Naturalis8c Approaches. San Francisco. Jossey‐bass Publis. Guba, E. G. y Lincoln, Y. (1982) "Epistemological and Methodological Bases of NaturalisPc inquiry" Educa8onal Communica8on andTechnology Journal, Vol. 30, nº 4: 233‐252. Habermas, Jürgen (1968) Conocimiento e Interés. Madrid. taurus, 1982. Habermas, Jürgen (1970) Toward a Theory of CommunicaPve Competence. Inquiry 3 (1‐4):360‐375. Habermas, J. (1973) Problemas de Legi8mación en el Capitalismo Tardío. B. A. Amorrortu. Habermas, J. (1976) La Reconstrucción del Materialismo Histórico. Madrid, 1981. Taurus. Hanson, N. R. (1958/71) Observación y Explicación: Guía de a filoso[a de laCiencia. Patrones de Descubrimiento. madrid. Alianza, 1977. Harré, R. (1981) The PosiPvism‐Empiricist Approach and its AlternaPve, en Reason, P. y Rowan, J. (Comp.) (1981) Human Inquiry. Chicester. John Wiley & Sons; págs. 3‐17. Hempel, Carl (1952) Fundamentals of Concept Forma8on in Empirical Science, Chicago: University of Chicago Press (trad. Española 1987 Filoso[a de la Ciencia Natural, Alianza Ed., Madrid) Hempel, Carl & Oppenheim, Paul (1948). «Studies in the logic of explanaPon». Philosophy of Science 15: 135‐175. Jacob, E. (1987) "QualitaPve Research TradiPons: A Review" Review of Educa8onal Research, Vol. 57, nº 1, págs. 1‐50. Kaplan, A. (1964) The Conduct of Inquiry. San Francisco. Chandler. Knorr‐CeQna, K. D. (1977) "Producing and Reproducing Knowledge: DescripPve or ConstrucPve? Toward a Model of Research ProducPon" Social Science informa8on, Vol. 16, nº 6, págs. 669‐696. Knorr‐CeQna, K. D. (1979) "Tinkering Toward Success: Prelude to a Theory of ScienPfics PracPce" Theory and Society, Vol. 18, nº 1, págs. 347‐376. 29 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 Knorr‐CeQna, K. D. (1981) The Manufacture of Knowledge. An Essay on the Construc8vist and Contextual Nature of Science. Oxford. Pergamon. Kolakowski, L. (1966) La Filoso[aPosi8vista. Madrid. Cátedra, 1981. Kuhn, T. S. (1962) La Estructura de las Revoluciones CienDficas. México. Fondo de Cultura Cienbfica, 1977 (2ª reimpresión), 1977. Kuhn, T. S. (1972a) Lógica del Descubrimiento o Psicología de la InvesPgación, en Lakatos, I. y Musgrave, A. (Comp.) (1972a) La Crí8ca y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona. Grijalbo; págs. 81‐111. Kuhn, T. S. (1977) La Tensión Esencial. México‐Madrid, F.C.E. Lakatos, Imre (1970) FalsificaPon and the methodology of scienPfic research programmes, en Lakatos, I. y Musgrave, A. (Comp.) (1975) La Crí8ca y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona. Grijalbo: 91‐196. Lakatos, Imre (1978). The Methodology of Scien8fic Research Programmes: Philosophical Papers Volume 1. Cambridge. Cambridge University Press Laudan, L. (1977) El Progreso y sus Problemas. Hacia una Teoría del Crecimiento CienDfico. Madrid. Ediciones Encuentro.Masterman, M. (1972) La Naturaleza de los Paradigmas, en Lakatos, I. y Musgrave, A. (Comp.) (1972) La Crí8ca y el Desarrollo del Conocimiento. Barcelona. Grijalbo; págs. 159‐201. LeCompte, M. D. y Goetz, J. P. (1982) Etnogra[a y Diseño en Inves8gación Educa8va. madrid. Morata, 1984. Leiter, K. (1980) A Primer on Ethnomethodology. Oxford. Oxford University Press. Lutz, F. W. (1981) Ethnography‐ The HolisPc Approach to Understanding Schooling, en Green, P. y Wallat, W. (Comp.) (1981) Etnography and Language in Educa8onal Se`ngs. Norwood, Nj. Ablex; págs. 51‐63. Magoon, A. J. (1977) "ConstrucPvist Approaches in EducaPonal Research" Review of Educa8onal Research, Vol. 47, nº 4, págs. 651‐693. Malinowski, B. (1922) Los Argonautas del Pacífico. Barcelona. Península, 1975. McCarthy, Thomas (1978) The CriPcal Theory of Jurgen Habermas. Mass. The MIT Press (trad. esp. 1987). Mead, George Herbert (1934) Mind, Self and Society. Chicago. University of Chicago Press. (trad. Espíritu, persona y sociedad, Paidós, Buenos Aires, 1968). Mehan, H. y Wood, H. (1975) The Reality of Ethnomethodology. Malabar, Florida. Robert E. Krieger Publ. Miller, E. (1972) "PosiPvism, Historicism and PoliPcal Inquiry" American Poli8cal Science Review, Vol. 66, nº 3, págs. 796‐817.Piaget, J. (1979) Tratado de la Lógica y Conocimiento CienDfico. Naturaleza y Métodos de la Epistemología. Vol.I. Buenos Aires. Paidós. Ogbu, J. U. (1981) "School Ethnography: A MulPlevel Approach" Anthropology and Educa8onal Quarterly, Vol. 12, nº 1, págs. 3‐29. Pollner, M. (1974) Sociological and Common‐Sense Models of labeling Process, en Turner, R. (Comp.) (1974) Ethnomethodology. Harmondsworth. Penguin Books; págs. 27‐40. Popkewitz, T. S. (1984) Paradigma e Ideología en Inves8gación Educa8va. Madrid. Mondadori, 1988. Popper, K. (1950) La Sociedad Abierta y sus Enemigos. Buenos Aires. Paidós.Quintanilla, A. (1971) "Formalismo y Epistemología en la Obra de K. Popper" Teorema, Vol. 1, nº 4, págs. 48‐81. Quintanilla, M. A. (1972) Idealismo y Filoso[a de la Ciencia. madrid. Tecnos. Quintanilla, M. A. (1973) "Popper y Piagetr: Dos PerspecPvas para la Teoría de la Ciencia" Teorema, Vol. 13, nº 1, págs. 77‐83. 30 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 Radnitzky, G. (1970) Contemporaty Schools of Metascience. Göteborg, Sweeden. Akademiförlaget. Scandinavian University Books. Radnitzky, G. (1978) "Los Límites de la Ciencia y de la Tecnología" Teorema, Vol. 8, nº 3‐4, págs. 229‐261. Sanday, P. R. (1979) "The Ethnographic Paradigm(s)" Administra8ve Science Quarterly, Vol. 24, nº 10, págs. 527‐538.Sayers, S. (1982) "ContradicPon and DialecPc in the Development of Science" Science and Society, Vol. 14, nº 4, págs. 409‐436. Schütz, A. (1932) Fenmenología del Mundo Social. Buenos Aires. Paidós, 1972. Schütz, A. (1962) El Problema de la Realidad Social. Buenos Aires. Amorrortu, 1974. Schütz, A. (1964) Estudios sobre la Teoría Social. Buenos Aires. Amorrortu, 1974. Schwatz, M. y Jacobs, J. (1979) Sociología Cualita8va: Métodos para la Reconstrucción de la Realidad. México. Trillas, 1984. Shapere, D. (1971) "The Paradigm Concept" Science, Vol. 172, nº 3, págs. 706‐709. Sharp, R. y Green, A. (1975) Educa8on and Social Control. London. Routledge & Kegan Paul. Shulman, L. S. (1986a) Paradigmas y Programas de InvesPgación en el Estudio de la Enseñanza: Una PerspecPva Contemporánea, en Wisrock, M. C. (Comp.) (1986a) La Inves8gación de la Enseñanza. Vol.1. Tercera Edición. Barcelona. Paidós, 1989; págs. 9‐91. Snow, R. E. (1973) Theory ConstrucPon for Research on Teaching, en Travers, R. M. N. (Comp.) (1973a) Second Handbook for Research on Teaching. Chicago. Rand McNally College Publis.; págs. 77‐112. Spradley, J. P. (1979) The Ethnographic interview. new Yor. Holt, Rinehart and Winston. Suppe, F. (Comp.) (1974) La Estructura de las Teorías CienDficas. Madrid. Editora Nacional, 1979. Stegmüler, W. (1979) La Concepción Estructural de las Teorías. Madrid. Alianza.von Wright, G. H. (1971) Explicación y Comprensión. Madrid. Alianza, 1979. Toulmin, S. (1972) la Comprensión Humana I. El Uso Colec8vo y la Evolución de los Conceptos. Madrid. Alianza, 1977. von Wright, G. H. (1971) Explicación y Comprensión. Madrid. Alianza, 1979. Wallace, Walter (1971) La lógica de la Cienica en Sociología. Madrid. Alianza. Weber, M. (1922/1969) La Acción Social. Ensayos metodológicos. Barcelona. Península. Wilson, S. (1977). The use of ethnographic techniques in educaPonal research, Review of EducaPonal Research, 47, 245‐265. Willis, Paul (1977) Learning to Labor: How Working Class Kids Get Working Class Jobs. Columbia University Press. Winch, Peter (1958) Ciencia social y filoso[a. Buenos Aires. Amorrortu, 1972. Woods, Peter and Hammersley, Martyn eds. (1977). School Experience: Explora8ons in the sociology of educa8on. London: Croom Helm. Wolco_, P. (1975) "Criteria for an Ethnographic Approach to Research in Schools" Human Organiza8on, Vol. 34, nº 2, págs. 111‐127. Wolf, M. (1979) Sociologías de la Vida Co8diana. Madrid. Cátedra, 1982. Zeichner, K. M. (1986) "Content and Context: Neglected Elements in Studies of Student Teaching as an Occasion for Learning to Teach" Journal of Educa8on for Teaching, Vol. 12, nº 1, págs. 5‐24. Zeichner, K. (1987) The Ecology of Field Experience: Toward an Understanding of the Role of Field Experiences in Teacher Development, en Haberman, M. y 31 ©J. Félix Angulo Rasco-2013 Backus, J. M. (Comp.) (1987) Advances in Teacher Educa8on. Vol. 3. Norwood. Ablex Publish. Corp.; págs. 94‐117. Zeichner, K. M. y Tabachnick, B. R. (1985) "The Development of Teacher PerspecPves: Social Strategies and InsPtuPonal Control in the SocializaPon of Beginning Teachers" Journal of Educa8on for Teaching, Vol. 11, nº 1, págs. 1‐25. Zeichner, K. M., Tabachnick, B. R. y Densmore, K. (1987) Individual, InsPtuPonal, and Cultural Influences on the Development of Teachers´ Crar Knowledge, en Calderhead, J. (Comp.) (1987) Exploring Teachers´ Thinking. London. Cassell; págs. 21‐59. 32 ©J. Félix Angulo Rasco-2013
Compartir