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Epistemologia_Educacion

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TALLER DE ACTUALIZACIÓN INTERNO METODOLOGÍAS DE 
INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN
ESCUELA DE PEDAGOGÍA. Jefatura de Investigación y Desarrollo
BREVE INTRODUCCIÓN A LA 
EPISTEMOLOGÍA EN EDUCACIÓN
J. Félix Angulo
Grupo de Investigación L.A.C.E.
Didáctica y Organización Escolar
2013
Breve Introducción a la Epistemología en 
Educación.
"Scholars do not have to agree on issues,
but they must be able to discuss them
 extensively in their disagreements"
House, E.R. (1992)
Las Dimensiones de la Racionalidad
En el campo de la educación resulta inevitable encontrar dos 
dimensiones básicas: una relacionada con la necesidad de explicar los 
procesos educativos, y la otra con la importancia, y no menos 
necesidad, de normar o justificar la validez de la acción o el 
desarrollo de procesos educativos. Para analizar con mayor 
profundidad estas dos características es necesario llevarlas a un 
terreno diferente y traducirlas con respecto dos nuevos ejes. El 
terreno especial en el que pretendo realizar este análisis es el que he 
denominado (Angulo 1988, 1991b) 'dimensiones de la racionalidad' o, 
dicho de otra forma, los parámetros posibles de nuestra capacidad de 
entender y actuar racionalmente.
Este tipo de análisis, en un decorado nuevo, se justifica porque por 
encima de cualquier otra cosa, nos interesa situar aquí con especial 
claridad el marco general -el marco de razón- en el que incluir la 
comprensión epistemológica de la educación y, por extensión, la 
investigación y acción educativa. Y esto, desde luego, no puede 
hacerse si no preparamos antes las bases de su arquitectura, a 
menos que estemos dispuestos a aceptar la circularidad de las 
definiciones.
Pues bien, las dimensiones de nuestra razón son dos: la 'racionalidad 
de la representación' y la 'racionalidad de la acción'1. Ambas tienen 
un cometido esencial: la primera nos permite comprender el mundo, 
establecer sus límites, explicarlo; con ella construimos -interrogando 
e investigando- nuestra comprensión explicativa y teórica del mundo. 
Con la segunda -con la racionalidad de la acción- accedemos al 
mundo; accedemos intencionalmente al mismo, lo transformamos y 
adaptamos según nuestros intereses y valores.
Estas dos dimensiones, coinciden parcialmente con las dos 
características epistemológicas de la Didáctica y, por extensión, de la 
Pedagogía: la explicativa estaría incluida en la dimensión de la 
representación del mundo. Explicar los fenómenos educativos no es 
2 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
1 Véase en general, y para todas estas cuestiones, Angulo (1988).
otra cosa que intentar construir una representación válida (racional) 
del mismo. Intervenir y normar la acción educativa, no es otra cosa 
que actuar racionalmente sobre los contextos, ambientes y relaciones 
educativas para mejorarlos, cambiarlos u optimizarlos. (Véase fig. nº 1).
En principio cualquier objeto o acontecimiento (natural o psicosocial), 
puede ser incluido en una u otra dimensión, ya sea que expliquemos, 
o demostremos la veracidad de las interpretaciones que sobre su 
constitución podamos construir, o bien, actuemos con o sobre él para 
adaptarlo a nuestras necesidades y nuestras exigencias. 
¿Pero cómo se constituyen internamente estas dimensiones? La 
respuesta a esta pregunta supone poner un nuevo pilar en nuestra 
arquitectura. Como he señalado en otro lugar (Angulo 1988, 1991b)2, 
estas dimensiones se expresan epistemológicamente de forma 
diferente. Dichas expresiones epistemológicas vamos a llamarlas aquí 
concepciones, en lugar del manido término de 'paradigma'3.
ACCIÓNREPRESENTACIÓN
Compreder
Interpretar
Investigar
Construir 
Teorías
Transformar
Cambiar
Intervenir
Fig. nº 1. Dimensiones de la Racionalidad.
Fuente: Elaboración propia.
3 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
2 Este desarrollo implica algunas variaciones conceptuales al 'modelo' presentado originalmente en 
Angulo (1988).
3 Los problemas con este concepto (usado profusamente, sin duda, en la literatura educativa: Gage 
(1963b); Bellack (1978); Doyle (1978); Giroux (1980); Popkewitz (1984), han sido señalados por 
Shapere (1971) y Masterman (1972). Véanse también Angulo (1988 y 1991b).
¿Cua les son, pues, estas concepc iones?: Yo creo que 
fundamentalmente contamos con dos concepciones que se reparten 
por igual en ambas dimensiones de nuestra razón: la concepción 
positivista y la interpretativa. Ambas alimentan, constituyen y 
determinan las claves, los principios y los factores de nuestra 
interpretación y de nuestra acción. Veamos, antes de especificar y 
concretar su sentido en cada ámbito de nuestra razón, cada 
concepción por separado.
La Concepción Positivista.
La concepción positivista, que ha recibido a lo largo de su extensa 
historia varias denominaciones4, se ha desarrollado como el 
programa de investigación científica por excelencia, llegando a 
constituirse como el único 'marco de razón' legítimo. En su desarrollo 
y en su constitución han participado directa o indirectamente autores 
tan sobresalientes como Bacon, Comte, Mill, y, más recientemente, 
Russell, el Primer Wittgenstein y el Positivismo Lógico Vienés hasta 
llegar a sus últimas derivaciones, mucho más flexibles que las 
anteriores, en Popper y, especialmente, en Bunge.
Dos son las tesis más fuertes que esta concepción mantiene: La 
formalista-nominalista y la fenomenista-empirista. A estas dos tesis 
hay que añadir ciertos 'residuos' que se desprenden de las mismas, 
por el mero hecho de su puesta en funcionamiento 'epistemológica'; 
dichos residuos son los siguientes: la unidad metodológica y 
lingüística de las ciencias; el reduccionismo operacional; la hipertrofia 
del contexto de justificación a expensas del contexto de 
descubrimiento; y la neutralidad valorativa de la ciencia (Kolakowski 
1966; Radnitzky 1970; von Wright 1971; Quintanilla 1971, 1972, 
1973; Giddens 1987; Piaget 1979; Harré 1981).
a) La tesis formalista-nominalista. 
Esta tesis afirma que la concepción positivista se orienta hacia el 
desarrollo y la construcción de un lenguaje lógico-formal que modele 
y 'exprese' la estructura del mundo. Este lenguaje formal, que 
constituye la estructura medular de las teorías científicas, por 
ejemplo, no es meramente (en las ciencias factuales) un lenguaje 
autoreferido, es un lenguaje que dice cosas con sentido sobre el 
4 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
4 Como por ejemplo: empirismo lógico, experimentalismo, verificacionismo, falsacionismo, etc. Véase 
Radnitzky (1970) y Angulo (1988a).
mundo; es decir, no es un lenguaje simplemente tautológico. Sus 
términos, su vocabulario, sus construcciones se refieren 
significativamente a los hechos del mundo. Por otro lado, esta tesis 
también afirma que cada concepto o cada enunciado se refiere a 
hechos, o mejor, a una entidad individual sobre el mundo («unum 
nomen unum nominatum»)5, y se refiere a que dichas entidades son 
'invariantes', en el sentido en que los átomos de hidrógenos son 
átomos de hidrógeno sea quien sea quien, y donde, los perciba, mida 
o registre. 
b) La tesis fenomenista-empirista:
Esta tesis afirma que sólo podemos conocer los fenómenos; que sólo 
podemos registrar lo que se 'manifiesta' a la experiencia. Con ello, el 
positivismo equipara la 'esencia' con el 'fenómeno', en su versión más 
fuerte. 
En su aceptación menos rígida esta tesis señala que el lenguaje 
utilizado no añade nada a los hechos empíricos y a los datos 
observados medidos; dicho de otra manera, los conceptos teóricos no 
improntan los datos empíricos que utilizamos para confirmarlos o 
falsarlos. La realidad, a través de los hechos, está a disposición del 
conocimiento científico. Los hechos mismos son concretos, 
singulares; y la realidad puede ser fragmentada en factores, variables 
y procesos singulares ('individualismo metodológico').
La sola presencia de estas dos tesis viene a reafirmar y a apuntalar, 
la bondad epistemológica de las ciencias naturales: su poder formal 
(lógico-matemático), y su poder empírico (hechosdel mundo que se 
comprenden nomológicamente).
Como decía al principio, de estas dos tesis pueden ser derivadas 
ciertas consecuencias o residuos, de un orden conceptual más bajo:
i) La unidad metodológica y lingüística de las ciencias: Según esta 
consecuencia, sólo se puede llamar ciencias a aquellas disciplinas que 
se conformen metodológica y lógicamente a los cánones establecidos 
por las ciencias físiconaturales. En una versión más suavizada (como 
por ejemplo la que utiliza Snow (1973a)) este requisito se toma como 
un ideal de aproximación.
Esto significa que existe sólo un método de investigación: el 
'experimental desarrollado' (o hipotético-deductivo), y que resulta 
necesario, en orden a la comprensión del mundo, la construcción de 
5 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
5 Esto es lo que normalmente se denomina 'nominalismo'.
enunciados generalizables nomológicos y legaliformes del mismo, que 
aceptan ceteris paribus su universalidad y 'necesidad natural'.
ii) El reduccionismo operacional6 de los hechos, hace referencia a que 
como nuestros conceptos señalan individuales fenoménicos hechos 
empír icos, la real idad puede ser medida y organizada 
cuantitativamente. Este criterio conlleva tanto la idea de la invarianza 
de significado, en cuanto que el significado empírico de los términos 
en los enunciados proposicionales, o de los enunciados mismos, es 
invariante -no depende del contexto de uso; como la idea de 
neutralidad cognitiva de las teorías, por cuanto los conceptos teóricos 
no añaden nada a los datos empíricos que sirven para confirmar o 
falsar las teorías. En todo caso siempre es posible establecer un 
enunciado empírico observacional que no dependa de la teoría.
iii) La hipertrofia del contexto de justificación a expensas del contexto 
de descubrimiento, señala que el 'descubrimiento' es asunto de la 
subjetividad del científico. El análisis racional del conocimiento sólo 
puede centrarse en los presupuestos lógicos y metodológicos de su 
trabajo, i.e. en aquellos supuestos que pueden ser evaluados 
intersubjetivamente, por procedimientos lógicos reconocidos. Con ello 
la metodología se convierte en una 'tecnología' neutral, en la que no 
influyen factores históricos, sociales, psíquicos o 'políticos'.7
iv) Neutralidad valorativa de la ciencia, supone a su vez la separación 
'radical de hechos y valores'. El conocimiento científico es neutral 
porque nos dice cómo son las cosas, el mundo (social y natural), pero 
no nos indica cómo deben ser. La única incidencia aceptable, y válida 
sobre la realidad es la que se realiza gracias al poder instrumental 
que dicho conocimiento posee. Por lo tanto los valores, ni afectan, ni 
deben afectar al trabajo de investigación o a sus resultados (Angulo 
1992b). 
El giro socio-histórico
Todos estos supuestos han sido 'contestados' desde dentro mismo de 
la epistemología de las ciencias físiconaturales. Este movimiento de 
crítica y replanteamiento dentro del campo, ha sido denominado 'giro 
sociohistórico'. Este movimiento está compuesto por epistemólogos e 
historiadores tan importantes como Kuhn, Toulmin, Feyerabend, 
6 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
6 En la versión más fuerte este residuo implica un claro 'reduccionismo físico'.
7 La idea de metodología como tecnología ha sido defendida recientemente por uno de los voceros 
poperianos más cualificados Radnitzky (1978, 1979).
Hanson, Lakatos, Stegmüller y Hübner (Angulo 1988)8. Para conocer, 
si bien brevemente, sus consecuencias, veamos puntualmente 
algunas de sus críticas.
Primero, los datos con los que un científico tiene que contrastar una 
teoría, no pueden ser descritos con independencia del lenguaje 
teórico (del vocabulario teórico) de cada teoría o de cada caso 
(Hanson 1958-1971). Los hechos estarían siempre determinados, o 
bien por la teoría que va a ser validada, o por otras teorías que se 
introducen9 en el proceso mismo de validación e indagación científica. 
"La ciencia no conoce 'hechos desnudos', los 'hechos' que registra 
nuestro conocimiento están ya interpretados de alguna forma y 
son… esencialmente teóricos" (Feyerabend 1976: 3)10.
Por lo tanto, resulta absolutamente erróneo afirmar, o mantener la 
creencia en enunciados falsadores (contrastadores), Inter.-
subjetivamente independientes de la teoría que se desea contrastar 
(o de otras teorías). Dichos enunciados son internos al proceso de 
contrastación, y no externos. Al mismo tiempo, y apoyada en esta 
conclusión, existe la convicción de que la percepción de la realidad, el 
conocimiento de la misma, se realiza a partir de paradigmas, o 
'estructuras conceptuales' (que incluyen a los lenguajes teóricos). 
Dichas estructuras conceptuales, 'seleccionan' la realidad percibida, la 
modelan e interactúan con ella (Bohm 1974). Sin embargo, los 
límites de un paradigma, no son absolutos y los procesos y las 
construcciones cognitivas de los científicos tampoco (Stegmüller 
1979: 334 y ss.). En todo caso, el conocimiento científico interpreta, 
pero no 'describe' la realidad, como si los datos y acontecimientos 
fueran neutrales con respecto a las formas de comprensión. La 
validez, como señala Kuhn, sólo tiene aplicación intrateórica (1972ª: 
434). 
Segundo. Ni la racionalidad científica, ni la razón en general pueden 
ser equiparadas a la logicidad (Toulmin 1972). La lógica formal, es un 
instrumento para la expresividad de la razón; pero las reglas de la 
lógica formal no son exclusivamente las reglas del pensamiento y el 
conocimiento racional. Por lo mismo, la reconstrucción lógica del 
conocimiento, ni ayuda al científico, ni aclara la dinámica de su 
trabajo. La racionalidad es un acontecimiento complejo, pero siempre 
7 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
8 Véase también Chalmers (1976), Suppe (1974) y Brown (1977).
9La teoría de los instrumentos utilizados en la medición, por ejemplo.
10 Kuhn afirmaba al respecto: “Las teorías no evolucionan gradualmente por ajuste a los hechos que 
se encontraban presentes en todo tiempo… surgen al mismo tiempo que los hechos a los que se 
ajustan" (1962, pág. 220).
un logro humano. Comprenderla supone comprender la base humana 
(social, institucional, cultural, política, etc.) por la que se constituye.
Tercero. Como consecuencia del punto anterior, el conocimiento de la 
ciencia no puede realizarse únicamente a través del análisis lógico de 
sus resultados aislados o conectados meramente por vínculos lógicos 
y de crecimiento empírico acumulativo11. El conocimiento de la 
empresa humana llamada ciencia, no puede excluir el reconocimiento 
de la estructura institucional y comunal, a través de la cual surge y se 
desarrolla dicha empresa. Tanto el conocimiento científico como la 
racionalidad que representa, es un logro del trabajo de investigación 
y de la crítica argumentativa de los científicos, en el mejor de los 
casos. Este carácter social de la ciencia, enfoca el análisis 
epistemológico justamente hacia donde el positivismo se ha negado 
sistemáticamente a indagar: las prácticas reales y materiales de 
investigación, y las determinaciones sociales e ideológicas que, 
conformando e influyendo en los foros públicos de discusión e 
investigación, determinan su desarrollo. Es la práctica científica, los 
modos de investigación particulares y colectivos de los científicos, lo 
que en primera instancia desmiente el poder explicativo del 
tratamiento lógico formal de la racionalidad científica.
"Si la razón científica no puede separarse de la práctica de la 
ciencia, si es «inmanente a la investigación», entonces tampoco 
puede ser formulada ni entendida fuera de las situaciones 
específicas de la investigación. Para comprender la razón científica 
uno tiene que convertirse en parte de la propia ciencia" (Feyerabend 
1973: XVI).12
En este sentido, son muy importantes las investigaciones realizadas 
recientemente por Knorr-Cetina (1977, 1979, 1981). Las 
conclusiones a las que llega dicha autora, después de un largo trabajo 
de campo en un destacadolaboratorio de bioquímica en Estados 
Unidos, no pueden ser más significativas. En principio, la 
'naturaleza' (bioquímica, objeto de investigación) no se encuentra en 
estado 'puro', sino que es introducida en el mismo laboratorio como 
"producto del trabajo científico" (Knorr-Cetina 1981: 4). Esto es: el 
investigador, en su proceso de indagación, crea las condiciones y 
define el contexto en el que la naturaleza 'aparece'; ésta nunca viene 
dada, por el contrario, resulta 'construida' por el investigador. En 
8 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
11 Ya sean teorías, conceptos teóricos o explicaciones nomológicas.
12 En otro lugar Feyerabend añade: "La práctica científica puede pasar por encima de la lógica e 
igualmente por encima de los 'hechos' y de las leyes bien acreditadas. Y puede pasar por encima de la 
lógica porque contiene siempre fundamentos de ordenación variable, que encajan mucho mejor con la 
realidad y con los sucesos variantes de la investigación que las simples reglas e ideas que proponen 
los lógicos y que repiten, maquinalmente confiados, los filósofos de la ciencia" (1982: 150).
segundo lugar, el lenguaje interactivo utilizado por el científico 
durante el proceso de investigación, no difiere del propio uso 
cotidiano de los términos "en una variedad de funciones pragmáticas 
y retóricas que no tienen mucho que ver con el concepto 
epistemológico de verdad" (4). En tercer lugar, el científico no está 
preocupado originalmente por la consecución de la verdad, sino por 
lograr que "las cosas funcionen" («making things work») (Knorr-
Cetina 1981: 4-5; 1977: 671); este es un principio que gobierna las 
acciones del laboratorio. En lugar de preocuparse por la verificación o 
la falsación de los resultados (como Popper cree), la primera 
preocupación del científico es su producción. El éxito científico estriba 
en el éxito particular al conseguir producir resultados. Dicha 
producción depende de las condiciones concretas que el laboratorio 
ofrece, y de las dificultades materiales, también concretas, a las que 
tiene que hacer frente.
"Los productos de la ciencia son construcciones específicas 
contextualizadas que dependen del trabajo de situaciones 
contingentes y de intereses estructurales del proceso por el cual son 
generados, y que no pueden ser comprendidos adecuadamente sin 
el análisis del proceso de construcción" (Knorr-Cetina 1981: 5).
Aunque es muy pronto todavía, para conocer hacia dónde nos llevan 
estudios como los de Knorr- Cetina, está claro que la imagen que 
devuelven de la investigación científica, es mucho menos 'altiva' y 
'misteriosa', de lo que ha sido hasta ahora. Además, con trabajos 
como éstos se socava de manera radical, la fe indeleblemente 
depositada en la reconstrucción lógica del conocimiento científico, y 
en el predominio del contexto de justificación. En particular, esta 
nueva orientación que debe aceptar la epistemología y que filósofos 
de la ciencia tan poco dogmáticos como Toulmin han sido incapaces 
de tomar, aunque no de intuir, conlleva quizás un giro mucho más 
marcado hacia el lado psicosocial del análisis epistemológico de la 
racionalidad, de lo que se ha podido imaginar. Las estructuras 
conceptuales que la ciencia construye, valida y desarrolla, se doblan 
siempre en estructuras y prácticas materiales13.
Cuarto. También para la comprensión del desarrollo y el progreso 
científicos es necesario la conjugación de su entramado histórico 
(Miller 1972). La sola utilización del análisis lógico, además de 
tergiversar, dogmatiza peligrosamente su imagen histórica. La ciencia 
no evoluciona ni lineal, ni acumulativamente (Laudan 1977). La 
historia de la ciencia es la historia dialéctica de las contradicciones, 
las rupturas, solapamientos genealógicos, conflictos e imbricaciones 
9 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
13 En una importante medida el programa fuerte de la sociología del conocimiento 
desarrolla esta ideas. Véanse Bloor (1998) y Barnes y Bloor (1997).
retroactivas entre las ideas del pasado y las ideas del presente, entre 
la teoría y la experiencia, entre la legitimidad social del conocimiento 
y su validez epistemológica (Sayers 1982)14. 
"La adquisición acumulativa de novedades no previstas resulta una 
excepción casi inexistente a la regla de desarrollo científico. El 
hombre que tome en serio los hechos históricos deberá sospechar 
que la ciencia no tiende al ideal que ha forjado nuestra imagen de 
su acumulación" (Kuhn 1962: 155)15.
El estudio detallado de las fuentes, incluye de modo inevitable tanto 
el razonamiento práctico en la acción de los investigadores (Knorr-
Cetina 1981: 22), como el análisis histórico de los procesos de 
razonamiento de los grandes científicos:
"El historiador debe mantenerse en guardia con objeto de 
percatarse de los aspectos significativos del proceso de pensamiento 
de un Newton, un Kepler, un Galileo, un Darwin, o un 
Einstein" (Cohen 1974: 387).
Y éste es un tipo de análisis del que no se puede prescindir alegando 
injustificadamente su falta de validez:
"No se puede suponer que los datos del psicólogo, sólo porque son 
del psicólogo no puedan ayudar a alguien que tenga intereses 
epistemológicos" (Kuhn 1977: 164).
Quinto. Una idea extremadamente relevante que se desprende de los 
análisis sociohistóricos, es la de que la ciencia progresa y se realiza a 
través de comunidades de científicos, comunidades que pueden ser 
definidas epistemológicamente, si no ya por la ambigüedad de la 
noción de paradigma, si, al menos, por la fecunda noción de 
programa de investigación (Lakatos 1970, 1978). 
Al margen de su validez lógica y del predominio del análisis formal e 
interno con el que Lakatos ha presentado siempre esta noción, los 
programas de investigación representan quizás, uno de los aportes 
más importantes para el conocimiento descriptivo de la racionalidad 
científica. Sin embargo, la idea misma de programas de investigación 
debe ser reconvertida, liberada de sus servidumbres y sus 
esquematismos formalistas, para que conceptualmente se permita su 
aplicación no sólo al desarrollo del conocimiento científico particular 
10 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
14 Esta cuestión es enfatizada también por Apple (1979), y Popkewitz (1981). 
15 Feyeranbend (1970: 27), en el mismo sentido señala que "lo que debemos hacer es sustituir los 
castillos formales en el aire, bellos, pero inútiles, por un estudio detallado de las fuentes primarias en 
la historia de la ciencia. Este es el material a analizar, y éste es el material del que deben surgir 
problemas filosóficos". 
en las ciencia naturales, sino al desarrollo de planteamientos 
sistemáticos y valorativos orientados tanto a la comprensión, como a 
la transformación de la realidad en el campo de las ciencias sociales y 
del conocimiento educativo (Shulman 1986). Podríamos decir, 
retomando esta idea, que la concepción positivista se desarrolla 
desde sus orígenes a través de programas de investigación, en cuyo 
centro se encuentran las convicciones más sólidas que la 
personifican16. Estos programas de investigación, no lineales y en 
ocasiones contradictorios, configuran el devenir histórico del ideal 
epistemológico, metodológico y político del espítritu positivo17.
La Concepción Interpretativa.
Esta concepción tiene una historia vigente y reconocible no tan larga 
como la representada por la concepción positivista; pues aunque sus 
orígenes más lejanos pueden ser trazados hasta la 'hermenéutica 
bíblica' (Freund 1973), es sólo a finales del siglo pasado, y más 
concretamente a principios del presente18, cuando dicha concepción 
comienza a configurarse como un 'programa de investigación' 
legítimo.
Además de la hermenéutica (Gadamer 1975a, 1975b), esta 
concepción viene comprendida por diversas escuelas como el 
interaccionismo simbólico (Mead 1934; Blumer 1971; Cronk 1973; 
Spradley 1979; Schwatz y Jacobs 1979 y Bogdan y Biklen 1982), la 
fenomenología social (Schütz 1932, 1962, 1964), la etnometodología(Garfinkel 1967, 1968; Wolf 1979; Pollner 1974; Cicourel 1964, 
1974; Mehan y Wood 1975; Leiter 1980), y la etnografía (Malinowski 
1922; Erickson 1973; Wolcott 1975; Sanday 1979; Ogbu 1981; Lutz 
1981; LeCompte y Goetz 1982; Jacob 1987)19.
Las cuestiones principales de esta concepción pueden ser organizadas 
a través de cuatro tesis principales y de dos hipótesis resultantes 
(Angulo 1988). Las tesis son las siguientes:
11 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
16 Son las que aquí hemos denominado 'tesis'.
17 Recientemente un epistemólogo tan ponderado y mesurado como Laudan (1986: 11 y ss.) señalaba 
parecidas críticas a la concepción positivista; entre las que destacan, al menos tres: 'no se rechazan 
teorías simplemente porque presentan anomalías, así como tampoco, en general, se las acepta por el 
mero hecho de estar confirmadas empíricamente', 'los cambios de teorías científicas, y las 
controversias sobre ellas, se resuelven en cuestiones conceptuales, más que de apoyo empírico', y 'los 
principios específicos y «puntuales» de racionalidad científica que los científicos emplean al evaluar 
teorías no están fijados de modo permanente, sino que se han modificado sustancialmente a través de 
la historia de la ciencia'.
18 Especialmente con la obra de Weber (1922-1969).
19 Para más referencias véase Angulo (1988).
i) Según nos ha enseñado la hermenéutica, los procesos de 
comprensión/ interpretación son procesos substantivamente 
existenciales, insertos profundamente en el ser humano. El 
conocimiento de las formas y estructuras de la realidad social, así 
como el conocimiento de los productos simbólicos del ser humano, no 
pueden hacerse sin el concurso de la interpretación dialogante con la 
realidad simbólica y significativa. La comprensión del mundo humano 
es el resultado de la interpretación, porque la interpretación es el 
fondo esencial y existencial de la comprensión significativa del mundo 
(Angulo 1990c).
ii) Según el interaccionismo simbólico, los sujetos se orientan en la 
realidad social a través del universo de significados que manejan y 
construyen. Pero estos significados no son producto exclusivo de su 
interpretación subjetiva e individual. La realidad social es una 
realidad interactiva. Los sujetos construyen los significados y 
atribuyen significados a las cosas, a otros sujetos, y a los ambientes 
en el mundo social como resultado de su interacción con otros 
sujetos. En el contexto de la interaccción, la situación se define, 
negocia y significa. Al mismo tiempo, ni la interpretación que cada 
sujeto realiza de los significados del copartícipe, ni tan siquiera las 
definiciones resultantes de la interacción, quedan establecidas de 
modo inamovible. Los significados cambian porque cambian los 
sujetos y los contextos implicados en la interacción.
iii) Para la fenomenología social, lo que los participantes en la 
interacción aportan y a través de lo cual interpretan la realidad, es su 
conocimiento a mano, su experiencia biográfica, su universo 
particular de significados. Pero en la interacción, los significados se 
relacionan reflexivamente con el contexto mismo. Por ello, los 
significados de los objetos, de las situaciones y de los otros sujetos, 
están recorridos por la indexicalidad ineludible que la reflexibilidad 
introduce. Es el uso concreto en el contexto concreto de interacción, 
el que determina en última instancia el significado de las cosas. Sin 
embargo, gracias a la actitud natural, los sujetos pueden presuponer 
la generalidad, la constancia del mundo y del significado; gracias a la 
epojé de la actitud natural, la realidad externa, el mundo fuera, es 
visto por los sujetos como independiente, no indexicalizado. El precio 
de la actitud natural, de la suspensión de la duda en el 'afuera', en su 
constancia invariable, es el trabajo incesante que se ha de efectuar a 
través de las prácticas de razonamiento común. Gracias a dichas 
prácticas, la facticidad del mundo social se manifiesta. El mundo 
social y su racionalidad, no son ya resultado de una construcción, 
sino el logro de las subjetividades encontradas.
12 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
iv) Con la etnografía, la construcción y el logro de la subjetividad se 
torna resultado objetivo. La cultura es el vínculo objetivo y 
compartido, que unifica los universos particulares de significados y 
acciones, de prácticas, de razonamientos y de interacciones. Ya venga 
definida semióticamente, o como un conjunto de elementos 
funcionales, la cultura ordena y determina, si bien no exclusivamente, 
el mundo social de los sujetos. Una cultura es un marco común de 
entendimiento; a partir de él, de las situaciones concretas en las que 
se encuentren, los sujetos actúan, razonan, deciden y comprenden su 
realidad psicosocial. La cultura es, en cierta medida, la consecución 
objetiva de las subjetividades; al mismo tiempo, la objetividad de la 
cultura es el fundamento de las subjetividades. La etnografía nos 
señala, que más allá de las particulares interpretaciones que cada 
participante realiza, se encuentra una estructura simbólica, común y 
general que confiere sentido al mundo material y social en el que los 
sujetos se desenvuelven.
De estas cuatro tesis pueden ser derivadas dos hipótesis esenciales 
para la concepción interpretativa. Estas dos hipótesis han sido 
denominadas por Wilson (1977:249 y ss.) 'Cual itat ivo-
Fenomenológica' y 'Ecológico-Naturalista'.
La primera hipótesis viene definida de la siguiente manera:
"Aquéllos que trabajan en esta tradición afirman que el científico 
social no puede comprender la conducta humana sin comprender la 
estructura en la que los sujetos interpretan sus pensamientos, 
sentimientos y acciones" (253).
Esta hipótesis general supone, al menos, dos consecuencias. En 
primer lugar, que los sujetos los seres humanos interactúan a través 
de símbolos (Woods y Hammersley 1977), y que, por dicha 
'mediación simbólica', se define tanto el 'mundo social' en el que 
viven, como ellos mismos (Erickson 1973).
En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, los seres 
humanos actúan sobre sus semejantes, ellos mismos y las cosas, 
según los significados que les atribuyen; esta atribución es un 
proceso continuo, interactivo, y de negociación en el que los 
significados son construidos.
En tercer lugar, al ser los significados construidos se supone que los 
sujetos conocen y aprenden dichos significados (Magoon 1977), en 
los procesos de interacción, y que para captar el significado de los 
fenómenos sociales, es necesario estudiar y conocer (i.e. 
comprender) los 'procedimientos de interpretación' de los sujetos 
(Bauman 1978), o dicho de otra manera, los métodos que emplean 
13 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
para definir la situación (Woods y Hammersley 1977). A su vez, 
éstos están determinados de modo inmediato aunque no únicamente 
por la biografía particular de los sujetos20; como advierte Dale, la 
manera por la "que el actor define las situaciones y les otorga 
significado… está restringida al rango de presuposiciones que trae a la 
situación como producto de su biografía personal" (Dale 1973: 176).
La segunda hipótesis naturalista-ecológica señala que la conducta 
humana "está influida significativamente por los ambientes en los que 
ocurre" (Brofenbrenner 1979). Esta hipótesis a su vez se desglosa en 
dos suposiciones: primera, la necesidad esencial de estudiar los 
acontecimientos psicosociales en su 'ambiente natural', y, segundo, 
que dichos ambientes "generan regularidades en la conducta que a 
menudo trascienden las diferencias entre individuos" (Sells 1969)21. 
Desde la concepción interpretativa, la cuestión de cómo el ambiente 
influye en los sujetos, origina dos tipos de exigencias: 
ecologíaambiental y ecologíacultural. Según la primera, el punto de 
vista científicointerpretativo admite y reclama "el examen directo del 
mundo social realempírico", y no el estudio de simulaciones 
elaboradas del mismo (Blumer 1971; Denzin1970).
El ambiente natural es, pues, la "fuente directa de los datos" (Bogdan 
y Biklen 1982). Solo así, se afirma, puede asegurarse el respeto a la 
incidencia y determinación que los contextos tienen en la 
construcción de los significados, y en el desarrollo de los procesos de 
comprensión de los sujetos.
Por otro lado, la exigencia ecológico-cultural, matiza que los 
contextos no se refieren tanto a los ambientes 'físicos', como a los 
ambientes simbólico-culturales. Por 'ambiente simbólico-cultural' se 
entiende tanto los elementos propiamente simbólicos: papeles, 
valores, normas y el lenguaje mismo, como elementos socio-
estructurales: organizaciones, instituciones, procesos de 
participación, etc. Es en este sentido, pues, en el que las 
interacciones, construcciones y negociaciones de significados sólo 
pueden ser comprendidas si son investigadas desde la ecología 
cultural en la que se producen, y que a su vez reproducen 
continuamente.
14 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
20 En inglés: «personal histories». 
21 Esta hipótesis tienen su origen inmediato en la psicología ecológica, y en los trabajos de Barker 
(1969), y Sells (1969) por ejemplo. Además de Doyle (1978, 1986), ha sido Zeichner (1986, 1987); 
Zeichner y Tabachnick (1985); Zeichner, Tabachnick y Densmore (1987), quien ha reconocido la 
importancia de los contextos, no sólo físicos, en el análisis de los fenómenos educativos y de formación 
docente.
La introducción de esta última exigencia marca un necesario 
contrapeso con respecto a la hipótesis cualitativofenomenológica. Si 
ésta enfatiza el carácter subjetivo, en cuanto dependiente de la 
percepción 'significativa' del sujeto (su biografía, por ejemplo), y 
particular, en cuanto dependiente de la negociación específica del 
proceso social, la ecológicocultural advierte que éstas a su vez se 
producen y son determinadas por marcos culturales intersubjetivos, 
relativamente comunes. Los significados, aclara Erickson (1986:129), 
son también 'no-locales' en origen.
El concurso de la ecología-cultural evita en cierta medida, la 
sobredeterminación subjetiva (i.e. idealista), en la que en ocasiones 
la concepción interpretativa se ve atrapada, pero no excluye la 
intervención de la subjetividad. La cultura es, pues, el aspecto 
'objetivo' de los procesos sociales, en el sentido fuerte, incluso, de un 
orden y una historia social que determinan efectivamente, pero no de 
manera absoluta, la interpretación de la realidad (Carr y Kemmis 
1983: 95).
En fin, los procesos sociales están conformados tanto por las 
interpretaciones subjetivas de los sujetos, como por las estructuras y 
elementos intersubjetivos (i.e. objetivos) 'no-locales', que mediatizan 
sus interacciones, y que a su vez son producto de los primeros, y 
están reformulados en cada proceso de interacción mismo.
Reconsideración Crítica de la Crítica.
Existe sin duda un tercer planteamiento en abierto contraste con los 
dos anteriores. Este planteamiento, o si se quiere 'concepción' ha 
recibido variadas denominaciones: radical, crítica, socio-crítica, y 
neo-marxista. 
No creo que como concepción teóricofilosófica, dicha concepción 
tenga que ser puesta en duda; sin embargo, resulta ciertamente 
difícil clasificarla en paralelo a las dos concepciones que acabamos de 
ver, al menos por dos razones: la primera es que tanto la concepción 
positivista, como la interpretativa delimitan ámbitos metodológicos 
'inconmensurables' y propios, es decir, cada una de estas 
concepciones se expresan, respectivamente, a través de criterios de 
racionalidad de la representación propios. Frente a ellos, la 
'concepción crítica' no posee dichos criterios propios. Por ejemplo, el 
famoso estudio de Bowles y Gintis (1976)22, metodológicamente se 
encontraría en la concepción positivista, mientras que los estudios de 
15 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
22 Recuérdese que Habermas (1968a) encuentra residuos 'positivistas' en los planteamientos de 
Marx;algunos abiertamente dogmáticos se encuentran también en el reciente trabajo de Sharp (1980).
Sharp y Green (1975) y Willis (1977) en la interpretativa. Lo que 
hace 'distinta', y esto resulta realmente importante, a esta 
concepción, al menos en este plano, es la 'radicalización' que lleva a 
cabo de dichos principios, su abierta utilización 'ideológica', i.e. su 
crítica social e ideológica de los postulados de las teorías rivales 
(Sharp 1980; Angulo 1992b).
La segunda razón es que en lo referente a la racionalidad de la 
acción, la 'concepción crítica' también ha de aceptar en principio las 
delimitaciones de la acción tecnológica o práctica, y también aquí, 
esta concepción radicaliza estos presupuestos ideologizándolos, 
haciendo que funcionen abiertamente según una orientación 
determinada: la emancipación de los seres humanos.23
No obstante, y salvando las cuestiones que acabamos de señalar, el 
lugar propio de discusión de esta concepción, podría estar justo allí 
donde Habermas (1968b) la sitúa: en potenciar y realizar una ideal 
de emancipación esencial para la acción transformadora de la realidad 
humana y social.
Pero, ¿qué elementos aporta la 'concepción crítica' a, por ejemplo, la 
concepción interpretativa? Quizás resulte útil recordar la crítica que 
Habermas realiza del trabajo de Gadamer (1975a); en ella, Habermas 
(1970) señala que la sociología interpretativa, indefectiblemente, 
hipertrofia el lenguaje "en las formas de vida del sujeto", con ello se 
conecta con la "presuposición idealista según la cual la conciencia 
lingüísticamente articulada determina la práctica material de la vida". 
Pero…
"la infraestructura lingüística de una sociedad es parte de un 
complejo que, aunque mediado simbólicamente, está también 
constituido por los constreñimientos de la realidad… Las acciones 
sociales sólo pueden ser comprendidas por una estructura objetiva 
construida conjuntamente por el lenguaje, el trabajo y la 
dominación. La sociología no puede ser reducida, por ello, a 
sociología interpretativa. Se requiere la referencia a un sistema, 
que, por un lado, no suprima la mediación simbólica de la acción 
social en favor de una visión naturalista de la conducta controlada 
meramente por señales y estímulos, pero que, por el otro lado, no 
sucumba al idealismo del lenguaje, y que no sublime los procesos 
sociales enteramente como tradición cultural" (361).
16 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
23 El mismo discurso de Marx, anclado en el positivismo cientifista, se encontraba orientado 
técnicamente en su acción, por no decir instrumentalmente (Habermas 1968a). Es decir, aunque se 
haya postulado abiertamente el poder emancipador de la tecnología, esto no significa que en realidad 
dicho interés haya sido el interés rector último de su trabajo. Como ha demostrado la historia, la 
emancipación tecnológica es más un sueño o una 'legitimación' espúrea, que una realidad social 
reconocible. Como veremos luego, la racionalidad tecnológica no puede promover otro interés que el 
técnico o instrumental, i.e. el control social.
En efecto, el excesivo énfasis de la concepción interpretativa en la 
comprensión/ interpretación subjetiva del actor de su mundo social, 
le priva justamente del trasfondo social que abierta o veladamente, 
determina, aunque no absolutamente, los procesos 'internos' de 
comprensión (Angulo 1992b). El mundo social, como afirman Sharp 
y Green (1975: 21), es mucho más que la constelación de 
significados que los sujetos manejan, ya sea individual o 
colectivamente.
A lo que la concepción interpretativa no contesta, frente a lo que se 
muestra indiferente, es por qué ciertos signif icados se 
institucionalizan a expensas de otros, por qué ciertas constelaciones 
de normas, de papeles sociales, de lenguajes, de categorías se 
presentan como legítimos por encima de los otros (Apple 1979).
"El mundo social no está estructurado meramente por el lenguaje y 
los significados, sino por modos y fuerzas de producción material, 
por sistemasde dominación relacionados de alguna manera con la 
realidad material y su control… la construcción intelectual de la 
realidad social, la estructuración del lenguaje y del significado está 
afectada por las relaciones de dominación y subordinación en la 
sociedad… y los diferentes intereses de los grupos en la estructura 
social" (Sharp y Green 1975: 25).
Afirmando la exclusividad de la subjetividad, la concepción 
interpretativa afirma el orden establecido, la bondad y naturalidad de 
los sistemas socio-colectivos. ¿Cómo romper justamente con esta 
reducción a la subjetividad? ¿Cómo desentrañar la naturalidad y 
bondad ficticia de las estructuras sociales? Para Sharp y Green (1975: 
59), la respuesta es
"… mucho más que atender a la comprensión hermenéutica del 
sujeto individual actuando en toda su idiosincrasia particular, la 
tarea del científico social estribaría en intentar desarrollar en las 
situaciones sociológicas la estructura subyacente y las 
interconexiones, constreñimientos y contingencias que impone".
Esto significa, ni más ni menos, que el investigador debe situar las 
interpretaciones del actor dentro de una comprensión crítica e 
histórica de la evolución y estructuración social (Apple 1979; Sharp 
1980). ¿Cuáles son las relaciones de poder? ¿Cuál es la jerarquía 
social imperante? ¿Cuáles son las bases económicas y materiales que 
justifican ciertas acciones e interpretaciones? Son algunas de las 
interrogantes que el investigador debe formular para comprender los 
procesos de comprensión del actor. Pero estas preguntas, no pueden 
ser respondidas, y ni siquiera formuladas, sin una teoría política de la 
sociedad, i.e. una teoría de la acción como praxis. Como afirma 
17 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
Habermas (1976: 3) en referencia al materialismo histórico, ésta 
sería una teoría de la sociedad "concebida con intención práctica, que 
evita la debilidad complementaria tanto de la política tradicional como 
de la moderna filosofía social".
Sin embargo, todo ello no puede implicar la anulación de la 
subjetividad del actor. El análisis del significado no puede ser abolido 
por su contextualización y su conexión con los 'determinantes' 
socioeconómicos, que sin duda intervienen en su creación24. Por otro 
lado, la concepción crítica, como decíamos al principio, es antes que 
nada (o mejor, en tanto crítica) una concepción implicada en la acción 
y transformación emancipativa de la realidad social, y es ahí, 
justamente donde hay que plantearla25. 
18 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
24 Esta es también una pieza clave para superar cierto determinismo que ha invadido a la concepción 
crítica misma, como Sharp (1981) y Giroux (1983), señalan.
25 Como afirma Habermas (1971: 2) "la crítica comprende que sus afirmaciones de validez sólo 
pueden ser verificadas en los procesos exitosos de ilustración [«enlightment»], y esto significa: en el 
discurso práctico de aquellos implicados". Las características de esta concepción son presentadas con 
mayor detalle en el apartado "Política de la Innovación o Innovación de la Política'.
Características de la Racionalidad de la 
Representación Positivista e Interpretativa.
Como decía al comienzo, nuestra racionalidad posee dos dimensiones, 
una de las cuales es la 'representacional'. Una vez que hemos 
presentado las dos concepciones básicas, ¿cómo se articulan, cómo 
formulan sus modos de representación?
La Lógica de la Representación Positivista.
La lógica de la representación positivista viene sustentada en ciertos 
objetivos epistemológicos, y en ciertos criterios metodológicos 
(Angulo 1988). 
En primer lugar, es una lógica que afirma el valor científico de la 
construcción de teorías formales deductivas, teorías que estructuran 
su vocabulario teórico a través de un lenguaje lógico con referente 
empírico (tanto en su versión sintáctica, como semántica)26. Como 
señala Snow (1973: 84)
"La forma más alta de teoría impone demandas y genera exigencias 
no siempre presentadas por las teorías educativas y psicológicas. No 
aspirar a dichos niveles en el trabajo teórico sería miope, como lo 
sería la denigración del trabajo en los niveles más bajos" (El 
subrayado es mío).
Esto quiere decir que en las ciencias menos afortunadas que la física 
este ideal deductivo, aunque inalcanzable, no deja de ser un 'ideal' 
comparativo de la cientificidad de sus construcciones teóricas27.
En segundo lugar, el modelo de explicación científica defendido por el 
positivismo es el modelo 'lógicodeductivo' o el modelo de 'cobertura 
legal' (Hempel y Oppenheim 1948; Popper 1950; Hempel 1952; von 
Wright 1971). Este modelo viene definido de la siguiente manera:
"Dar una explicación causal de cierto suceso significa extraer 
deductivamente un enunciado (que llamaremos prognosis) que 
describe dicho suceso, utilizando como premisas de la deducción 
19 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
26 Gage (1989) y Gage y Needels (1989), en su defensa del programa de investigación en la enseñanza 
proceso-producto ha atemperado y suavizado mucho este requisito, y no sólo por cuestiones 
pragmáticas.
27 Por ejemplo Brodbeck (1963) define teoría científica como "un conjunto deductivamente conectado 
de leyes. Tiene la forma lógica de una explicación… En una teoría, todos los enunciados teóricos… son 
generalizaciones. Los que explican son llamados axiomas de la teoría. Las leyes que son explicadas 
son teoremas de la teoría. Los axiomas son tales en virtud de su lugar en la teoría" (68). Véase 
también Bunge (1969, 1980), y Wallace (1971).
ciertas leyes universales junto con ciertos juicios específicos o 
singulares que podríamos denominar condiciones iniciales " (Popper 
1950: 424-425).
Al igual que con las teorías formales, no todas las ciencias pueden 
disfrutar exactamente de los beneficios de este modelo de 
explicación. Por ello, y especialmente en las ciencias sociales, se 
admiten explicaciones de generalizaciones estadísticas (Hempel 
1958; Kaplan 1964; Wallace 1971); sin embargo, se afirma 
plenamente y se persigue como un criterio epistemológico de 
cientificidad irrenunciable la validación de inferencias causales (Cook 
y Campbel 1979). Es la explicación causal el motivo esencial que 
justifica el trabajo experimental en esta perspectiva.
En tercer lugar, el método de investigación de la concepción 
positivista es el llamado método HipotéticoDeductivo o experimental, 
que viene definido de la siguiente manera:
"De acuerdo con esta reconstrucción, el científico, por una 
combinación de observación, de conjeturas perspicaces e intuiciones 
científicas, llega a un conjunto de postulados que [supone] 
gobiernan los fenómenos en los que está interesado; de aquéllas 
deduce consecuencias por experimento, y confirma o disconfirma los 
postulados, reemplazándolos, si fuera necesario, por otros y así 
sucesivamente" (Kaplan 1964: 9-10).
La labor de este método, por lo tanto, está en 'validar' y comprobar la 
veracidad de todo constructo teórico, en el sentido de que una 
disciplina científica es aquélla que puede "elaborar hipótesis 
empíricamente contrastables" (Braithwaite 1959: 25), y 
contrastarlas; porque "es la contrastación objetiva lo que convierte al 
sistema deductivo [i.e. teórico], para cuya construcción gozamos de 
g ran l i be r tad , en un s i s t ema deduc t i vo de h ipó tes i s 
científicas" (Braithwaite 1959: 339)28.
"Un procedimiento es considerado como investigación científica si y 
sólo si es empírico en la medida en que somete hipótesis, teorías, 
etc., a crítica basada en la evidencia, esto es, basada en hipótesis 
menos generales (describiendo, por ejemplo, tipos de eventos 
observables), cuya corrección ha sido intersubjetivamente 
comprobada y puede ser recomprobada en cualquier momento… y el 
proceso es además suficientemente sistemático por cuanto las 
conjeturas, una vez realizadas, son controladas por escrutinio y 
contraste empírico" (Radnitzky 1978: 233).
20 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
28 Esto es válidoincluso si analizamos el desarrollo histórico del programa de investigación 
positivista, en este particular asunto. Tanto la línea correlacional como la experimental se unifican en 
el sentido indicado en el texto, es decir, en la configuración del método hipotético-deductivo fuerte y 
desarrollado para la investigación en las disciplinas sociales. Véase, por ejemplo, Cronbach (1957); 
Alvira et al. (1975); Gage (1978).
En cuarto lugar, la lógica de la investigación experimental se distingue 
por los siguientes criterios29: Con respecto al valor de verdad de los 
resultados de una investigación, se extreman los procesos de control 
y manipulación de variables, que el investigador introduce para lograr 
un 'isomorfismo válido', y no espúreo, entre dichos resultados (sus 
afirmaciones causales), y los acontecimientos de la realidad externa. 
Esto depende de la validez interna del diseño de investigación. Con 
respecto a su aplicabilidad, la investigación experimental pretende 
amplificar y asegurar la validez externa de los resultados, a través 
principalmente de la consecución de muestras representativas de la 
población a la que se va a generalizar. La consistencia, por otro lado, 
es asunto de replicación de los resultados, o de la constancia de los 
mismos si se trata de un instrumento (i.e. de su fiabilidad)30. Por 
último, la neutralidad de una investigación implica la búsqueda del 
conocimiento objetivo, tanto en lo relativo a los datos utilizados, los 
instrumentos, el tratamiento y análisis de los primeros a través de 
procedimientos matemáticamente asépticos e impersonales 
(neutralidad cuantitativa del instrumento y del análisis, 
respectivamente), como, asimismo, por la evitación de cualquier 
sesgo debido a las preferencias valorativas o a los 'juicios de valor', 
que el investigador pueda introducir.
La Lógica de la Representación Interpretativa
La lógica de la representación interpretativa viene sustentada en 
ciertos objetivos epistemológicos, y en ciertos criterios metodológicos 
(Angulo 1988, 1990b). 
En primer lugar, las teorías interpretativas no pueden ser ni 
constructos formales, ni previos al proceso mismo de investigación. 
Las teorías interpretativas son teorías fundamentadas (Glaser y 
Strauss 1967), i.e. teorías que surgen o se generan en un proceso de 
diálogo cognoscitivo e interactivo con los datos. Por otro lado, los 
conceptos de la teoría interpretativa se desarrollan sistemáticamente 
en relación con los datos durante el curso de la investigación. Dichos 
conceptos están cerca y son sensibles a los conceptos utilizados por 
los informantes, es decir, entran en el ámbito de lo 'emic', pero que a 
medida que evolucionan en abstracción, y sin perder dicha 
fundamentación 'emic', pueden llegar a constituir 'universales 
concretos' ('etic') (Blumer 1971; Denzin 1970; van Maanen 1983; 
21 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
29 Sobre este asunto véase Campbell y Stanley (1963); Cook y Campbell (1979); Goetz y LeCompte 
(1982); Guba (1978); Guba y Lincoln (1982); y Angulo (1988).
30 El tipo de instrumentos privilegiados en la investigación positivista vienen caracterizados por ser 
impositivos, fríos, y digitales. Véase Angulo (1988, 1990d).
Erickson 1986).
En segundo lugar, y en contradicción con el modelo deductivo de 
explicación, la concepción interpretativa defiende la interpretación/ 
comprensión, i.e. la 'verstehen', como un fenómeno constitutivo, 
porque a diferencia de los objetos 'inertes' o 'asignificativos' de la 
ciencia natural, el objeto del conocimiento social es justamente un 
sujeto, es decir, un constructor y negociador de significados (Winch 
1958; Giddens 1976; Angulo1990c). El mundo natural no se 
constituye a sí mismo y por sí mismo como significativo31, mientras 
que el mundo social (o cultural) sí lo hace, en el sentido de que la 
vida social es producida por sus actores componentes precisamente 
en términos de su constitución y reconstitución activa de los marcos 
de significados por los que organizan su experiencia, la comprenden y 
la explican (Agar 1985; Angulo 1992).
Por otro lado, el proceso de la 'verstehen', no es sólo una técnica de 
investigación, ni un simple procedimiento o una técnica de recogida 
de datos, ni un mero proceso psicológico, sino un núcleo y una 
intención sustantiva y constitutiva, un proceso de socialización del 
investigador en el que el investigador mismo se inspira para su 
análisis y explicación, en la misma clase de recursos que el sujeto 
social utiliza para dar sentido a su conducta (Erickson 1986; Angulo 
1990c, 1992).
En tercer lugar, y al contrario que la lógica experimental, los procesos 
de investigación interpretativa pretenden mantener la validez 
ecológica al máximo (Bronfrenbrener 1979). Esto quiere decir que 
son diseños flexibles y progresivos, adaptados y determinados sólo 
por las circunstancias naturales y la dinámica social en la que ocurren 
las interacciones y los intercambios de significados ( Guba y Lincoln 
1981, 1982; Bogdan y Biklen 1982).
En cuarto lugar, la investigación interpretativa ha comenzado 
recientemente a construir y señalar sus propios criterios de rigor en 
abierta discrepancia con los de la investigación positivista (Guba 
1979, 1981; Guba y Lincoln 1981, 1982; Goetz y LeCompte 1982; 
Angulo 1988). 
La investigación interpretativa no puede siquiera, con respecto al 
valor de verdad de sus afirmaciones, presuponer como mera 
hipótesis, el isomorfismo entre resultados y realidad. La realidad 
social que intenta explicar, no es una realidad única, ni uniforme, y no 
22 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
31 Por ejemplo el concepto de gravedad no 'pertenece' al objeto que cae, sino al científico que nombra 
dicho fenómeno. 
es independiente de las percepciones de los sujetos, ni de los modos 
de interacción entre ellos, ni de las estructuras 'objetivas' 
socioculturales que entran en juego. Por estas razones, esta 
concepción se preocupa de la credibilidad de sus resultados, sus 
conjeturas, sus hipótesis y sus interpretaciones, así como de la 
credibilidad en sus procedimientos, con respecto al contextoproblema 
en concreto investigado, a las circunstancias en las que se ha 
desarrollado la investigación y a las fuentes de información y 
comparación utilizadas.
En el mismo sentido, mientras la 'aplicabilidad' debe hacer frente a la 
radical idiosincrasia de los acontecimientos que estudia, y aspirar por 
ello, sólo a que sus resultados en tanto 'hipótesis de trabajo'32, o 
como 'experiencia vicaria', sean transferibles a otros contextos 
'similares’; la 'consistencia' debe renunciar a la 'replicación', porque 
cada problema investigado es una situación propia y única, con 
características no permanentes, y que presenta al investigador 
conflictos particulares que tendrá que resolver particularmente para 
cada investigación en concreto, estableciendo la dependencia de sus 
procedimientos y decisiones con respecto a las características y 
circunstancias del ambiente y la situación estudiada; y la 
'neutralidad', debe aceptar el carácter fuertemente 'personal' y 
'valorativo' de cualquier indagación interpretativa, y asegurar la 
confirmabilidad de los datos producidos, y el acuerdo consensuado 
entre las diferentes (o incluso divergentes) interpretaciones de los 
participantes, a través del diálogo y la argumentación racional 
(Angulo 1990b).
23 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
32 Esta idea fue anunciada por primera vez por Cronbach (1975).
Los Intereses de la Razón
Después de analizar y presentar las dos concepciones básicas del 
conocimiento y sus divergentes y contrapuestas expresiones, quisiera 
introducir un cuarto eje de análisis. 
Este cuarto eje de análisis ha sido desarrollado por Habermas 
(1968a, 1973, 1976) en los últimos veinte años, y trata de dar 
cuenta de los intereses 'esenciales' que motivan el conocimiento y la 
acción. Plantear este nuevo eje ni es tarea fácil y está exento de 
controversias. Especialmente debido a que dichos interesesactúan 
como categorías fluctuantes33 entre una y otra concepción, y uno y 
otro ámbito de racionalidad. Quiero decir que, aunque en principio 
parezca fácil y sencillo asimilar uno u otro interés a, por ejemplo, un 
tipo u otro de acción, la realidad conceptual y empírica de nuestro 
conocimiento y de nuestra acción pueden desmentir esta simple 
equiparación34. Lo que en principio puede estar determinado por un 
interés, se ve en la acción atrapado en la madeja de un interés 
opuesto.
Pero, ¿cuáles son estos intereses? Habermas (1968) ha señalado que 
los intereses fundamentales de la razón35 son tres: técnico, práctico y 
emancipativo. Como intereses son esenciales para la orientación de la 
especie humana, porque, como señala Grundy (1987)36 son 
orientaciones de la racionalidad:
"Por una parte son testimonio de que los procesos cognitivos surgen 
de contextos vitales y cumplen sus funciones dentro de ellos; pero, 
por otra parte, en ellos queda también de manifiesto que lo que 
caracteriza a la forma de vida reproductiva socialmente es la 
conexión entre conocimiento y acción" (Habermas 1968: 214).
Por lo tanto, y en una descripción simple, los intereses, 'fluctuantes', 
conectan el 'flujo' entre nuestras formas de conocimiento y nuestras 
24 
©J. Félix Angulo Rasco-2013
33 También podría utilizarse el calificativo de 'flotantes'.
34 Muy posiblemente en esta cuestión entren en juego tanto problemas de coherencia 'racional' como 
de coherencia 'psicosocial'; es decir, en la determinación de un interés no solo participa su adecuación 
racional, sino también las circunstancias ideológicas que determinan un pensamiento en su acción.
35 Habermas (1968: 214), ha utilizado la expresión 'intereses rectores del conocimiento', pero tal como 
estamos aquí planteando las cosas, me parece más propio utilizar la expresión 'intereses de la razón'.
36 Grundy (1987: 9) señala acertadamente al respecto: "La racionalidad puede ser aplicada de 
diferentes maneras para asegurar la autopreservación. La manera precisa en la cual la racionalidad 
se manifiesta a sí misma determina lo que un grupo social está preparado a distinguir como 
conocimiento… no solamente los intereses fundamentales en la preservación tienen implicaciones 
prácticas y cognitivas, sino que constituirán también conocimiento de diferentes formas".
formas de acción, o dicho de otra manera, orientan la compleja 
relación entre unas y otras37. 
El interés técnico, aparece según Habermas unido a las ciencias 
físiconaturales38, y animado por las posibilidades que dicho 
conocimiento ha brindado a la especie humana para el control de la 
realidad natural y social, externa e interna. Dicho interés se basa en 
el valor instrumental que el conocimiento experimental brinda, y en 
sus posibilidades de desarrollo tecnológico, i.e. de explotación de 
recursos de forma eficiente, eficaz, o de su utilización para la 
ordenación racional de la interacción y organización social.
"La metodología de las ciencias empíricas se encuentra tácita pero 
efectivamente enraizada en el interés cognitivo técnico, que excluye 
todos los otros intereses; consecuentemente todas las otras 
relaciones vida/praxis pueden ser bloqueadas bajo el eslogan de la 
neutralidad ética o de la libertad valorativa. La economía en la 
selección de los medios racionales, que está garantizada por las 
predicciones condicionales en la forma de recomendaciones 
técnicas, es el único valor admitido, y no es visto explícitamente 
como un valor, pues parece coincidir con la racionalidad como tal".
Ésta es en principio, la forma de razonar incrustada en la concepción 
positivista y en su expresión tecnológica, como hemos visto. Por lo 
tanto, el interés técnico supone control y previsibilidad, en razón de 
la imprescindible instrumentación del conocimiento y de la situación 
de poder que el experto 'neutral' llega a poseer. 
Por el contrario, el interés práctico surge de las ciencias 
históricohermeneuticas, y es hacia la comprensión entre 
interlocutores hacia la que orienta su sentido; es decir, hacia la 
comprensión de individuos y grupos con 'tradiciones culturales 
distintas' (Habermas 1968). Con ello, este interés permite la 
organización consensuada y sin coacciones de su mundo social y de 
los significados puestos en juego, así como la acción comunicativa no 
dirigida al éxito o la competencia entre participantes. Como señala 
Grundy (1987: 14), los conceptos claves asociados a este interés son 
los de 'comprensión' e 'interacción'.
Por último, el interés emancipador, guarda con los anteriores una 
relación especial. En realidad este interés no posee las conexiones 
con concepciones afines que, sin embargo, sí guardan en cierta 
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37 Véase al respecto Bernstein (1979) y McCarthy (1978).
38 O como diríamos nosotros, a la concepción positivista tanto en las ciencias físiconaturales como en 
las sociales. 
medida, los intereses anteriores39. Para Habermas la emancipación, 
que es un ideal que deriva de la I lustración, signif ica 
fundamentalmente autonomía, es decir, autonomía del sujeto y de la 
humanidad de cualquier constreñimiento interno o externo. Dicho de 
otra forma, la emancipación es la reacción del ser humano ante la 
injusticia y la comunicación distorsionada por las circunstancias 
internas y externas a la acción comunicativa misma. La emancipación 
es un interés hacia la libertad y la comunidad de comunicación 
humana, que se encuentra ya inscrito en el mismo lenguaje, en la 
pramática del lenguaje ideal40.
La figura siguiente, resume conjuntamente las dimensiones de 
nuestra razón, las concepciones y los intereses del conocimiento.
Intereses de la
Razón
Concepciones
de la Acción
Concepciones
de la 
Representación
Técnico
Instrumental
Práctico
Emancipador
Positivismo Tecnológica
Práctica
Comunicativa
Interpretativa
Concepciones e Intereses del Conocimiento.
Fuente: Elaboración propia.
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39 Véase especialmente para todo ello McCarthy (1978: 98 y ss.). Habermas sitúa a la emancipación 
conectada con las ciencias críticas, pero yo creo que sería más correcto hablar de 'actitud crítica' y que, 
por ello, posee un estatuto derivado (1978: 325).
40 Véase Bernstein (1983), y Habermas (1973, 1976), Apple (1986), y McCarthy (1978: 98 y ss.).
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