Logo Studenta

Historia_iconica_historia_revolucionaria

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

INDIVIDuALIA 
Revista Sin Ideas 
 
Invierno 19/20 
 
INDIVIDUALIA 
Revista Sin Ideas 
 
 
Nº 9 (Invierno 2019-20) 
 
DIRECTOR: Paco Fernández Mengual 
 
SECRETARIO DE REDACCIÓN: Belén Molina Gómez 
 
INFORMÁTICO: Ignacio Sánchez Palazón 
 
CONSEJO DE REDACCIÓN: Rosa María López Pérez, Sabrina Gallardo, Janis Fernández de 
la Casa, Tamara Fernández de la Casa. Fernando Rull. 
 
LUGAR DE LA EDICIÓN: Murcia 
 
EDITOR 
 
 
DISEÑO: Paco Fernández Mengual & Belén Molina Gómez 
 
PORTADA: José Coy 
 
EDICIÓN DIGITAL http://www.revistaindividualia.wordpress.com. 
 
ISSN: 2340-1834 
 
DEPÓSITO LEGAL 
 
 
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 
International License. Los textos puede copiarlos, distribuirlos y comunicarlos públicamente, siempre que 
cite su autor y el nombre de esta publicación: INDIVIDUALIA –Revista Sin Ideas-. No los utilice para fines 
comerciales y no haga con ellos obra derivada. 
AGRADECIMIENTOS 
Raúl García. Gerente de SEDAUTO SEGURA DE AUTOMOCIÓN SL 
Concesionario oficial de VOLVO para Murcia y Cartagena 
 
http://www.revistaindividualia.wordpress.com/
 
 
 
Individualia 9 Invierno 2019-20 
 
SUMARIO 
 
 
5 
 
7 
 
8 
16 
PRESENTACIÓN 
 
Dos poemas: Gloria Fuertes y Mario Benedetti 
 
ENTREVISTA A BETTINA HEINEMANN 
 La tercera Alemania / Alberto Hernández Moreno 
 
 ARTÍCULOS 
 
17 
21 
24 
28 
33 
37 
43 
 
48 
53 
57 
 
 Líneas rojas / Belén Molina Gómez 
 Imagina un muro entre Lennon y Nietzsche / Manuel Ballester 
 Israel y Palestina: muros y negaciones / Paco Fernández Mengual 
 Contornos y muros: los “Muros de la Paz” en Belfast / Marco A. Oma Jiménez 
 ¿Tenemos el coraje de hacer lo posible? / Miguel Ángel García López 
 Historia icónica, historia revolucionaria, historia contada / Joaquín Jareño Alarcón 
 Las sociedades gentilicias en dos Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes 
/Alberto Hernández Moreno 
 Historia de dos aldeas / Manuel Férez Muñoz 
 Ideología y trastornos de la percepción / Pascual Velázquez Vicente 
 The Wall. Música contra la alienación / Salvador Martínez García 
 
 MUNDOLOGÍA 
 
 
70 
74 
78 
 
 Los muros del silencio / Mar Salinas Gómez 
 La gran muralla educativa / Peligros Nicolás 
 Situación actual del talento de alumnos con altas capacidades intelectuales / Peligros Ni
 
 CRÍTICA MUSICAL 
 
83  Música para Babel / Jorge Coy 
 
 CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA 
 
87  Pasen y vean: un ejemplo deformante / José Coy 
 
90 CRÍTICA DE LIBROS 
 
 o Las cartas de Platón, por Fulgencio Martínez 
o A merced de la tormenta (José A. Fernández López), por José A. Zamora 
o Distopía Vol. 1, (VV.AA.), por Alfonso Gutiérrez Cano 
 
 
 
 
 
PRESENTACIÓN 
_________________________________________________ 
as letras de la música rock son demasiado optimistas cuando se hacen eco 
de los eventos o acontecimientos, concretos o de carácter más general, que 
caracterizan una época o un momento histórico. 
En 1964, Dylan cantaban The times they are a-changing, una pieza de 
cuatro estrofas que expresan una llamada a diferentes colectivos y una conclusión 
en la que afirma: “The order is rapidly fading”. Es cierto que en la canción no se 
distingue, pero cualquier oyente avispado puede escuchar un ruido de fondo que 
no es otra cosa que la sentencia lampedusiana de que hay que cambiarlo todo 
para que nada cambie. 
Lampedusa sabía, y así lo escribió en El 
gatopardo (1958), lo que Dylan jamás pudo 
aprender, esto es, la amenaza que se cierne sobre 
todo cambio social o político: que el cambio sólo 
afecte a la superficie quedando indemnes las 
estructuras profundas sobre las que se erige el 
orden social y político. Es la enseñanza que 
transmite el gatopardismo, una sentencia cuya 
performatividad queda reflejada en una de las 
escenas de la mítica película, El gatopardo, 
basada en la novela homónica de Lampedusa, 
dirigida por Luchino Visconti en 1963. En dicha 
escena, Tancredi Falconeri (Alain Delon) utiliza dicha sentencia ante su tío, el 
príncipe Fabrizio Salina (Burt Lancaster), como estrategia para evitar la 
proclamación de la república de Sicilia. 
En 1990, la banda alemana Scorpions lanza Wind of Change, una canción 
incluida en su álbum Crazy World. La canción pasó a ser considerada como el 
himno de la perestroika debido a que presentaba un mensaje de paz y 
reunificación del mundo tras la caída del muro de Berlín y el final de la Guerra 
Fría. Wind of Change (más de 14 millones de copias vendidas en todo el mundo) 
expresaba, de nuevo, el optimismo de la música 
rock, esta vez en versión balada de heavy metal. 
Los vientos del cambio eran evidentes, todo el 
mundo sonreía “listening to the wind of change”, y 
solo restaba celebrarlo y acomodarse en un buen 
asiento para recorrer la historia a bordo del tren de 
la reunificación, del Este y el Oeste, del capitalismo 
y el comunismo. En dicho tren, Scorpions imagina 
un lugar “Where the children of tomorrow dream 
away in the wind of change […] whre the children 
of tomorrow share their dreams with you and me”. 
Wind of change marcaba el final de una época, de un tiempo que quedaría en el 
recuerdo, del triunfo de una libertad cuya fuerza podía derribar cualquier muro. 
Los acontecimientos a los que se refiere la canción enderezaban una historia que 
llevaba demasiado tiempo torcida, pues 
L 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 6
 
The wind of change blows straight / into the face of time /like a 
stormwind that will ring / the freedom bell for peace of mind […] 
 En 2016, Individualia decide dedicar un monográfico a los muros. Los 
vientos del cambio no han sido suficientemente contundentes, como si los muros 
fuesen algo consustancial a la historia de la humanidad. Somos conscientes de 
que la posición ideológica distingue entre buenos y malos muros. El muro que me 
protege es un buen muro, el que me excluye, un muro malo. Dylan tenía razón, 
los tiempos siempre están cambiando. Lampedusa no le va a la zaga y la política 
contemporánea es buena prueba de ello. Escorpions nos invita a encender las 
velas, o los mecheros, o los móviles, para sentirnos mejor con nosotros mismos y 
nuestros bellos y hermosos sueños. No está mal. Entonamos el estribillo de la 
canción hermanados en un sueño condenado a estrellarse con una realidad 
saturada de muros. El final de la canción no es el final del sueño. Tenemos 
muchos muros, pero también muchos soñadores. Antes de apagar la luz, antes de 
dormir, volvemos de nuevo a las velas, o a los mecheros, o a los encendedores, y 
nos imaginamos a “all the people sharing all the world”. 
 Así pues, entre sueños y muros, entre buenos deseos y las amenazas de la 
implacable realidad, decidimos reflexionar sobre este asunto de los muros, 
intentando mantener el equilibrio entre los sueños y la realidad para no ceder a 
la tentación del mesianismo laico redentor que promete la solución definitiva a 
todos los problemas del mundo, ni a la desesperación que amenaza desde cada 
uno de vértices de la poliédrica realidad en la que estamos instalados. El resultado 
es este nuevo número de Individualia. 
 
Foto de José Coy 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 7
 
Nos separan altos muros (Gloria Fuertes) 
 
Nos separan altos muros 
Contra los que golpeo con ternura 
Los muros se van agrietando 
y por esas tenues aberturas 
nos comunicamos (burlando la guardia) 
 los días que nosotros mismos queremos. 
Epigrama con muro (Mario Benedetti) 
Entre tú y yo mengana mía se levantaba 
un muro de Berlín hecho de horas desiertas 
añoranzas fugaces 
tú no podías verme porque montaban guardia 
los rencores ajenos 
yo no podía verte porque me encandilabael sol de tus augurios 
y no obstante solía preguntarme 
cómo serías en tu espera 
si abrirías por ejemplo los brazos 
para abrazar mi ausencia 
pero el muro cayó 
se fue cayendo 
nadie supo qué hacer con los malentendidos 
hubo quien los juntó como reliquias 
y de pronto una tarde 
te vi emerger por un hueco de niebla 
y pasar a mi lado sin llamarme 
ni tocarme ni verme 
y correr al encuentro de otro rostro 
rebosante de calma cotidiana 
otro rostro que tal vez ignoraba 
que entre tú y yo existía 
había existido 
un muro de Berlín que al separarnos 
desesperadamente nos juntaba 
ese muro que ahora es sólo escombros 
más escombros y olvido. 
 
Dos Poetas 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 8
 
 
 
 Paco Fernández Mengual y Belén Molina Gómez 
 
 
 
Hubo un tiempo en que Alemania no era una, sino dos, separadas por un muro. 
Hablamos de los inicios de la Guerra Fría y de como Alemania se dividió en dos 
Estados creciendo cada uno a su ritmo. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial 
los territorios alemanes ocupados por los soviéticos quedaron bajo la administración 
comunista. La República Democrática Alemana (RDA) se convirtió en un país satélite 
de la URSS y allí el comunismo se implantó con la precisión y frialdad que caracteriza 
a los regímenes totalitarios. Partido y Estado eran lo mismo, la denominada 
democracia popular no era sino un trasunto del big brother que tan bien describió 
George Orwell. Todo era absorbido por la omnipotente maquinaria del comunismo. 
La existencia de la RDA no fue reconocida por Alemania Occidental hasta 1969. 
El reconocimiento mutuo de ambos Estados alemanes (Este y Oeste) duró hasta la 
caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989. La unificación de Alemania llegó 
un año más tarde, el 3 de octubre de 1990, el Estado del Este fue desapareciendo y sus 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 9
 
antiguos territorios pasaron a formar parte de la Alemania Occidental, manteniendo 
su modelo de organización política y económica hasta nuestros días. 
En la actualidad solo hay una Alemania, y aun así todavía se pueden ver los 
vestigios de aquel pasado. Las heridas tardan en cicatrizar, perdura la desconfianza 
hacia la madre Rusia y todavía se conservan en el imaginario popular los tonos grises 
del Este. Hace ya 30 años que rompieron los ladrillos, pero no por ello cayeron los 
muros. 
_________________________________________________ 
 
Las condiciones políticas en las que vivías de niña fueron muy duras. 
El cine a través de cintas amables como Fuga en la noche o Good Bye, Lenin! 
nos has mostrado alguna de ellas. Bajo estas condiciones transcurrió tu 
infancia: ¿se resintió tu niñez por ello? 
Mis recuerdos de la infancia son felices, a pesar de que mi padre murió siendo yo 
pequeña y por eso mi madre quiso salir de Erfürt. En Erfürt (Alemania Oriental) 
teníamos mucha relación con la familia de mi 
padre (con mis primos y abuelos). Con su 
muerte, mi madre se sentía muy sola y echaba 
en falta el apoyo de su familia. Por esta razón, 
solicitó vía administrativa marchar del Este al 
Oeste. La petición fue denegada sin razón 
alguna y gracias a ella, mi madre se convirtió 
para el gobierno en persona sospechosa y por 
eso estaba bajo vigilancia. 
Una niña feliz y una madre con 
una situación complicada. Es curioso 
que una petición legal se convierta en un 
instrumento para confeccionar una 
lista negra, aunque supongo que la 
delación podría venir desde la persona 
más insospechada. 
Exacto. Tras la unificación de 
Alemania, mi madre tuvo acceso a su archivo 
Stasi. Nunca me quiso contar quienes eran los que nos vigilaban y delataban. Se lo pedí 
en varias ocasiones, pero decía que era muy fuerte saber quiénes nos habían traicionado 
y vigilado durante aquellos años. La calificación de persona sospechosa era muy seria y 
por ella, el sistema (siempre a servicio de Rusia) nos ponía muchas piedras en el camino. 
Mi hermano, sin ir más lejos, no pudo ir a la Universidad porque el Estado no se lo 
permitía. 
Al final, el tesón de tu madre, dio sus frutos y conseguisteis dejar 
Erfürt, ¿en qué momento y cuándo se hace ello posible? 
Salimos de Erfürt (y por tanto de la zona Este) en 1988, un año antes de la Caída 
del Muro, a través de una autorización oficial, aunque no fue sellada en las oficinas del 
Este. 
A finales de la década de los 80, las relaciones entre ambas Alemanias (Este y 
Oeste) eran más relajadas y por ello vino un político importante de la zona Oeste a mi 
ciudad. Mi madre al tener conocimiento de esto, escribió una carta donde contaba su 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
0 
situación personal y aprovechó su visita a una misa de la Catedral de Erfürt para dársela 
en mano. No fue fácil, tuvo que saltarse el cordón policial para llegar hasta él. Cualquier 
acción por simple que pareciera constituía un riesgo. Un mes después de aquello, y 
coincidiendo con el décimo octavo cumpleaños de mi hermano, nos llegó la autorización 
de que podíamos cruzar el Muro. 
 
¡Cuántas emociones juntas!, ¿cómo afrontasteis, tus hermanos y tú 
esta noticia? 
A pesar de tener tan solo 8 años, para mí fue muy triste dejar a mis amigos. Nunca 
he hablado con mis hermanos de cómo nos sentíamos en Erfürt ni de qué esperábamos 
encontrar al otro lado del Muro. Ellos eran mayores que yo (9 y 10 años más) tenían su 
círculo de amigos, y aunque ninguno de nosotros estábamos de acuerdo con el sistema, 
estábamos conformes, estábamos habituados a él. Nuestra madre tenía mucho peso en 
casa y tras la muerte de mi padre, queríamos que estuviera bien y queríamos agradarla. 
Si ella quería salir, nosotros también. 
No puedo imaginarme cómo transcurrieron los días siguientes, los 
preparativos para el viaje, las despedidas. 
No fue nada fácil. No podíamos hablar con nadie de ello, mi madre nos lo 
prohibió. 
Desde que nos dieron la autorización hasta que nos fuimos, pasó un mes, y en ese 
mes mi madre intentó vender todo cuanto pudo para así conseguir liquidez. El día antes 
de irnos mi madre me dejó despedirme de mi mejor amiga. En varias ocasiones he 
intentado contactar con ella, pero no lo he conseguido. No sé nada desde aquel adiós. 
Antes nos ha hablado de la pérdida de tu padre, de su muerte, ¿tuvo 
que ver este hecho con la 
situación política en la que 
estabais inmersos? 
La muerte de mi padre no 
tuvo que ver con el sistema político 
en el que estábamos envueltos, al 
menos de forma directa. Mi padre 
(Martin, como también he llamado a 
mi hijo) arrastraba una depresión y 
acabó suicidándose. 
Mi madre piensa que su 
enfermedad vino a raíz del servicio 
militar. El servicio militar en los 
años 70 duraba en torno a un año y 
seguía las mismas pautas que en 
Rusia. Ese tiempo no debió ser fácil 
para mi padre. Él era muy hippy, de 
los que van desnudos tocando la 
guitarra por la playa. El servicio 
militar le alejó de casa prácticamente un año y al estar tanto tiempo fuera, acabó 
rompiendo con su pareja, con el amor de su vida. 
Mi padre optó por estudiar en el conservatorio, su vocación era la guitarra y la 
trompeta. Mis abuelos (sus padres) no lo veían bien, querían que su hijo se ganara la 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
1 
vida de una forma más ortodoxa y no con las artes. Además, mi madre era unos 10 años 
mayor que él y estaba separada; también tenía dos hijos de su relación anterior (mis 
hermanos lo son por parte de madre), hijos que apenas se llevaban con mi padre 10 años. 
Estas circunstancias incomodabana mis abuelos. Todos estos obstáculos en el camino 
hicieron que al final mi padre muriera de suicidio. 
Y con su perdida, tocó pasar 
el duelo. 
Al morir mi padre, mi madre se 
quedó abatida. Perdió mucho peso, 
apenas llegaba a los 40 kilos, también 
enfermó de neumonía. Mi madre me 
cuenta que a raíz de aquello volví a 
dormir con ella, sufría pesadillas y tenía 
un miedo horrible de que a ella le pudiera 
pasar algo, algo tan terrible como lo de mi 
padre. Yo solo quería que mi madre 
estuviera bien y si para ello había que 
marchar al Oeste, marcharíamos. 
Cuéntanos cómo fue ese día, 
ese día en el que al fin dejasteis 
atrás la dictadura del Este. 
Salimos de Erfürt con 7000 
marcos del Este, al cambio en la zona 
Oeste eran unos 1000 marcos, muy poco. 
Fuimos en tren acompañados por unos 
amigos hasta Berlín, donde hicimos el 
intercambio en el famoso Checkpoint 
Charlie. Allí nos estaban esperando. Nos 
quedamos con mi abuelo (el padre de mi 
madre) y su mujer. También estaban mi 
tía, su marido y mis primos. Mi recuerdo de esa escena está envuelto en una nebulosa. 
Recuerdo a los militares, jóvenes y armados, cuya orden era disparar en el caso de que 
fuera necesario. De todo esto se hablaba en el colegio, mis amigas tenían hermanos y 
ellos habían hecho el servicio militar, las órdenes eran claras, si alguien intenta salir, 
disparar. Había mucho miedo y se fomentaba que lo hubiera. 
Supongo que los primeros días en el Oeste serían tan emocionantes 
como inciertos. 
Desde luego. Llegamos a casa de mi tía en Berlín y nos quedamos una semana 
allí. Después nos fuimos a un centro de refugiados, recuerdo que hasta en dos ocasiones 
cambiamos de centro. 
Y ¿por qué no os quedasteis con vuestra tía? 
No había ningún problema en quedarnos en su casa pero mi madre no quería 
ocasionar molestias. La casa era pequeña y éramos 9 personas para tan solo 3 
habitaciones. Además, con el cambio mi madre había perdido mucho dinero. De hecho 
al año siguiente, con la Caída del Muro, el cambio fue 1 a 1 pero a mi madre le tocó perder 
(7 a 1) y bastante. Teníamos ahorros para mantenernos un mes y no podíamos estar a la 
sopa boba en casa de mi tía, había que colaborar. Nada más que en la cesta de la compra 
se iba gran parte de nuestros ahorros, éramos muchas bocas para alimentar. 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
2 
En casa de tu tía, en Centros de Refugiados, ¿cuándo conseguisteis 
una vivienda para vosotros, un espacio al que llamar hogar? 
Se pasaron unos tres meses de idas y venidas entre los Centros de Refugiados y la 
casa de mi tía, hasta que nos dieron un piso de alquiler (vivienda social) y una ayuda 
social para comenzar a vivir. 
Me cuesta mucho no hacer paralelismos entre tu historia y nuestra 
realidad actual, ¿crees que esas ayudas eran vistas con agrado en la 
Alemania Occidental? 
El hecho de recibir estas ayudas generaba cierta hostilidad incluso entre los 
propios berlineses del Este. Mi madre por ejemplo, estaba muy dolida porque perdió los 
ahorros de su vida y si hubiera esperado un poco más, hubiera tenido su dinero, sin sufrir 
las trampas del cambio. Ella se había esforzado mucho en salir del Este y ahora 
cualquiera salía y no perdía nada. Se fue de casa con tres maletas para empezar una vida 
nueva, luchó mucho por ello. En apenas un año, los demás cruzaban la frontera sin 
problema alguno. 
 Ya han pasado 30 años de aquello, supongo que esa hostilidad se 
habrá al menos limado. 
A día de hoy siguen existiendo ciertas reticencias entre el Oeste y el Este. Es más, 
hace unos días llegaron unos alemanes al Balneario de Archena (lugar donde hoy día 
trabajo) y les dije que era de Erfürt. Ellos vivían esta historia del Muro como muy lejana. 
Parecía que no fuéramos del mismo país, me hablaban como si todavía existiera un muro 
entre el Este y el Oeste, como si Alemania no estuviera unificada. El muro cayó el 9 de 
noviembre de 1989 y el 3 de octubre (festivo en Alemania) de 1990 se unieron las dos 
Alemanias, pero parece que algunas personas no son conscientes de ello, de que ya somos 
un solo país. 
Lo sois, el muro cayó como bien apuntas y como niña que eras, ¿cómo 
viviste ese momento? 
No recuerdo que me pasó por la cabeza cuando cayó el muro. Puse la tele al llegar 
del colegio y vi cómo, una vez más, todo giraba en torno a él. 
Sin pensarlo mucho, cogí mi bici y pedalee unos 3 o 4 km. Me acerqué hasta el 
Muro, era la historia de mi vida y sentía que tenía que estar allí. Cuando llegué con mi 
bici al Muro sentí miedo, se hacía oscuro y había mucha policía. Era una niña y tampoco 
sentí la necesidad de romper el Muro con un martillo. 
Y a partir de aquí, ¿cómo empezáis a crear vuestro sitio en esta nueva 
Alemania? 
Seguimos viviendo de alquiler (algo común en Alemania) en el piso de protección 
social. Mis vecinos llevaban a sus espaldas otras historias, algunas parecidas a la mía, 
otras bien distintas. 
 Mi madre empezó a cursar estudios relacionados con la Administración de 
Empresas (a ello se dedicaba en Erfürt) y así se actualizaba y reciclaba. Por estas 
actividades de formación también recibía dinero, como si estuviera trabajando. 
 Y supongo que tú empezarías de nuevo, en un nuevo colegio, a pesar 
de ser tan pequeña, ¿recuerdas alguna diferencia entre las dos formas de 
educación que recibiste? 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
3 
Cuando empecé el colegio, los niños se reían de mi manera de hablar porque el 
acento en Erfürt es muy característico y fuerte, como el vuestro aquí en Murcia, de hecho 
cuando viene al Balneario alguien de mi ciudad, siempre me hace sonreír porque en 
verdad, es un acento muy especial y característico. 
Con tan solo 9 años notaba con claridad algunas de las diferencias más evidentes 
entre el colegio en el Este y en el Oeste. En el Este las mañanas empezaban cantando el 
himno y además de las asignaturas, teníamos notas por el comportamiento. En clase nos 
peleábamos por ser el responsable, pero esa figura no se parecía en nada a la que veo hoy 
en día en clase de mis hijos. En el Este, el responsable iba mesa por mesa viendo que 
todo se hacía de manera correcta, su misión era delatar al compañero que no hacía las 
tareas como estaba estipulado, para que así se le pudiera aplicar el castigo pertinente. Ya 
desde pequeños se nos enseñaba a ser chivatos y se nos daba recompensas por ello. La 
delación y el miedo es la base de cualquier 
sistema totalitario. 
Si así era con los niños, no 
quiero imaginarme como sería con los 
adultos. 
Mi madre se movía en círculos 
contrarios al régimen, en reuniones donde 
se leían libros y se escuchaban canciones 
prohibidas. No llegó a participar de forma 
activa contra el régimen pero el simple 
hecho de asistir a esas reuniones le pudo 
haber traído muchos problemas. Mi tía 
(hermana menor de mi madre) tuvo esos 
problemas, e intentó saltar el Muro. No 
hubo suerte y la pillaron, por ello estuvo 2 
años en la cárcel. Mi tía por aquel entonces 
era joven y hoy por hoy en su pensión tiene 
una compensación económica por los años 
que estuvo encarcelada, además, también 
fue indemnizada. 
En la mayoría de los casos se salió del Este, pero en tu familia también 
está la excepción. 
Mi abuela era de la parte Oeste y al conocer a mi abuelo, de manera voluntaria se 
vino al Este. Se trajo también a su madre, a mi bisabuela, que la llegué a conocer. En esos 
tiempos recibía muchas visitas del Oeste y cuando llegaban mis parientes era como si 
viniera Papa Noel a vernos, con todos sus regalos. De entre todo lo que traían, tengo 
especial recuerdo del chocolate Milka y de los Kinder. No es que en Erfürt no hubiera 
chocolates para niños, de hecho mi madre me los compraba en la tienda de la estación, 
donde se cambiaban divisas,pero sucedía muy de cuando en cuando. Al igual que con la 
fruta, yo creo que en el Este no llegué a probar los plátanos y en Navidad me acuerdo que 
mis hermanos hacían colas de dos y tres horas paras conseguir naranjas. Mi familia del 
Oeste también nos traían pañales (PAMPERS) para los más pequeños, en el Este no 
había, era el sistema tradicional. Lavar y frotar gasas. 
Cuando mi familia regresaba a su casa les revisaban el coche, los controles era 
muy exhaustivos, debían de asegurarse que nadie salía de manera fraudulenta hacia el 
Oeste, que en el vehículo no había ningún falso pasajero. 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
4 
Como niña veía algunas historias curiosas detrás de estos abusos de poder. Me 
acuerdo que una amiga de mi madre se vino a Berlín Oeste. Un día fuimos a la puerta de 
Brandeburgo y a un 1 km o así, veíamos a los de la otra parte (a los del Este) y 
saludábamos a su pareja alzando la mano. Algo duro pero que evoco desde la dulzura e 
inocencia que me producía en aquellos días. 
Una vez unificada Alemania, ¿qué relación mantenías con Erfürt? 
Volvía con frecuencia a Erfürt, en tren donde pasaba unas 3 o 4 horas, todavía 
tenía familia allí. Mi madre no quería ir porque todavía sentía miedo a las represalias. 
Año tras año, veía los cambios en mi ciudad y veía como se volvía más alegre, con 
más color. Antes, todo era gris, y poco a poco fue adquiriendo colores nuevos. Con todo, 
hoy por hoy, la ciudad todavía conserva un aire de otros tiempo, hay cosas que no han 
cambiado, el Este seguirá siendo el Este. No solo en la manera de ser de las gentes de allí, 
sino por detalles tan sencillos como los nombres de algunas calles o plazas, los cuales se 
conservan intactos desde hace 30 años. 
Hablas de la manera de ser de la gente del Este, ¿qué desvela en ti que 
eres de esa zona? 
A pesar de que las cosas han cambiado no se puede evitar que los que somos del 
Este tengamos cierta reticencia a los rusos. En mi ciudad aunque tuviéramos nuestros 
políticos, estábamos gobernados por Rusia y sufríamos su disciplina y por eso, por muy 
bien que me lleve con mis compañeras de trabajo rusas, parece que esta hostilidad es un 
lugar común para ambos tanto para los alemanes del Este como para los rusos. Es una 
hostilidad fruto de esos años de represión, reconozco que es un prejuicio irracional, pero 
no por ello deja de estar ahí. 
 Me queda una duda, ¿pudo tu hermano cursar estudios 
universitarios? 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
5 
Sí. Mi hermano retomó los estudios y comenzó a estudiar su Bachillerato Oeste 
para después poder estudiar ingeniería (trabaja con bombas de inyección para coches). 
Y tú ¿cómo y en qué te formaste? 
Yo también estudie Bachillerato pero no hice estudios universitarios. Estudié 
Turismo de Salud e hice las prácticas en Archena, cuando tenía unos 20 años. De siempre 
he trabajado mucho para escaparme al Sur, los inviernos en Alemania eran muy duros y 
antes de venir a Archena yo ya había venido a España. 
La madre de una amiga mía compró una casa en Senes, cerca de Tabernas. La 
arregló y la visitaba con frecuencia. Vine en el 1995 con siete amigas y estuvimos unas 5 
semanas allí de veraneo. Allí empezaron también los vínculos con España. En esas cinco 
semanas escribimos qué íbamos a hacer el día de mañana y yo fui de las que di en el 
clavo. Aunque todas hablamos de vivir en esta tierra solo yo vivo en España. Mi amiga 
ha heredado de su madre la casa de Senes, viene de vacaciones pero no ha hecho su vida 
aquí. 
Ahora me encanta ir a Alemania de visita pero ya no pienso en vivir allí, ya me he 
hecho a España y siempre me he sentido atraída por esta tierra. De hecho, con 14 años 
empecé a estudiar español, de alguna manera parece que estaba predestinada a vivir aquí. 
 
 
ANEXO FOTOS ORDEN DE APARICIÓN 
 
 FOTO I: La familia de Tina (padres, hermanos, tíos y primos) 
 FOTO II: Tina con su jersey favorito. 
 FOTO III: De vacaciones en la playa junto con sus hermanos. 
 FOTO IV: Tina junto a su padre. 
 FOTO V: En el colegio de Erfürt. Fiesta carnaval. 
 FOTO VI: Tina con un muñeco cosido por su bisabuela. 
 FOTO VII: Angelika (madre de Tina) junto con sus primos del Oeste 
 
 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
6 
Coda: La tercera Alemania 
 
 Alberto Hernández Moreno 
 
 
iáspora es un término asociado tradicionalmente al pueblo judío. No 
obstante, es el alemán quien mejor encarna este concepto en Europa. 
Tras la Primera Guerra Mundial las nuevas repúblicas de Alemania y 
Austria estaban lejos de mantener en sus fronteras a la población 
germana europea. En Francia vivían 1.600.000 alsacianos y loreneses. En Polonia 
740.000 prusianos. En Checoslovaquia 3.100.000 sudetes y 128.000 alemanes 
carpáticos. En Yugoslavia, Hungría y Rumanía 1.224.000 suabos y sajones danubianos. 
En Bulgaria, 16.000 alemanes de Dobrudja. En Italia 95.000 tiroleses. En Estonia, 
Letonia y Lituania 230.000 alemanes bálticos. Y en la Unión Soviética 600.000 
alemanes del Volga, 200.000 alemanes del Cáucaso y 16.000 alemanes de Crimea. 
La derrota del III Reich frustró las políticas de acercamiento de las minorías 
germánicas extranjeras, y estas masas de población fueron expulsadas de sus países de 
asentamiento ya en los últimos meses de la guerra provocando el mayor éxodo jamás 
conocido en Europa. A las dos Alemanias separadas por el Telón de Acero se les sumaba 
el terruño añorado de esos germanos expatriados (que se sentían en tierra ajena en 
cualquiera de las dos Alemanias después de haber vivido durante varias generaciones en 
otros países) y la tercera Alemania, reivindicada sólo por la Occidental, y formada por 
los territorios al este de los ríos Óder y Neisse (Prusia Oriental, Prusia Occidental, 
Posnania, Pomerania y Silesia) adjudicados en 1945 a Polonia en la Conferencia de 
Potsdam. Los mapas políticos del continente realizados durante la Guerra Fría en Europa 
Occidental marcaban los límites entre Alemania Orienta y Polonia como frontera en 
disputa o no reconocida porque se aspiraba a revertir la situación que dejó sin hogar a 
los habitantes de esa tercera Alemania. Ésta dejó de existir, incluso en las esperanzas de 
sus nostálgicos habitantes, cuando el 16 de enero de 1992 la Alemania reunificada y 
Polonia ratificaron sus respectivas fronteras. 
 
D 
Foto de Nuria Barba Aragón 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
7 
 
 
 
 
 
Líneas rojas 
 
Belén Molina Gómez 
 
 Pintada callejera en Archena (Murcia), alusión directa a la banda 
de rock radical vasco de los años 80 Eskorbuto, formación acusada tanto 
de pro etarra como de españolista. 
 
 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
8 
 
l siglo XXI se bajó en la estación de tren de Atocha (Madrid) la mañana del 
11 de marzo de 2004, dándonos así su particular bienvenida. No hubo fuegos 
artificiales, la comitiva fue mucho más sonora, haciendo gala de una desmedida 
estridencia. Los vagones del tren saltaron por los aires, las explosiones ensordecieron 
durante un largo instante a toda la ciudad. 
El número de fallecidos aún hubiese sido mayor si los trenes hubieran llegado a 
la estación con puntualidad británica, por suerte, el retraso mermó el número de 
víctimas. 
 La información de aquellos días era contradictoria. La mayoría de los ciudadanos 
veían los atentados demasiado crueles para 
ser fruto de ETA y de su Kale borroka.Suena irrisorio. En el 2004 
estábamos familiarizados con la actividad 
de ETA: asesinatos en cafés, manos 
destrozados por paquetes y cartas bombas, 
tiros a bocajarro en los despachos 
universitarios, periodistas amenazados y 
amenazas consumadas. Acostumbrados a 
estas salvajadas teníamos la piel muy gruesa 
para hacer semejante concesión a ETA, 
debíamos ser unos incautos al conceder 
semejantes subterfugios éticos a los que en 
su día mataron por la espalda, remataron en 
el asfalto o usaron bombas lapas para acabar 
con sus objetivos (aunque sería mejor hablar 
de sus subjetivos pues las bombas iban 
dirigidas contra personas con sus nombres y 
apellidos). Se decía a favor de ETA que sus 
objetivos no eran civiles. Discrepo de la 
afirmación, aunque concediendo que así fuera, los daños colaterales de sus atentados sí 
que llegaban hasta civiles, sin distinción de edad alguna. 
Como las noticias en España no son tan sutiles como las de la BBC, mi generación 
creció viendo las consecuencias de estos actos sin pudor alguno. Cuerpos en el suelo 
mutilados como si fueran muñecos, coches carbonizados, autobuses y cajeros 
reventados, como si aquello fuese un campo de batalla, una guerra. Desde luego que los 
informativos bien se ocupaban de hablar de conflicto, porque nosotros, vivíamos en paz. 
Además, al quedar Murcia lejos de todo (llámese Madrid, llámese País Vasco), nunca fue 
un problema portar el lazo azul a favor del cese de la violencia terrorista (no se recibía 
por ello el insulto de españolazo) como tampoco lo fue acudir a las manifestaciones 
convocadas a favor del desarme de la banda. 
Esta extraña paz coincidió con el inicio de los años universitarios. Algunos de mis 
compañeros habían abandonado sus lugares de residencia ante la amenaza de ETA. Unos 
eran hijos de empresarios, otros de funcionarios de prisiones o de concejales que se 
E 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 1
9 
presentaron por la lista equivocada. ETA era muy democrática en sus objetivos y 
asesinaba por igual a los políticos del PP que a los del PSOE. 
Alguna vez tuve la osadía de preguntar a mis compañeros qué hacían por aquí, 
obteniendo respuestas tan sencillas como contundentes: Hemos venido a vivir aquí 
porque arriba no se puede. Recuerdo a una de ellas revisando los bajos de su coche, 
diciéndome que era una rutina diaria. Las listas negras se venden y no hay Asociación 
del Consumidor que tenga acceso. No se puede cancelar la macabra permanencia. 
Desconozco el funcionamiento real de las listas. Quizá esta historia es tan solo una 
estrategia para no bajar la guardia. Al fin y al cabo, si se deja de estar a salvo una vez, 
nunca se vuelve a estarlo. 
En medio de esta atmósfera hice un viaje a Egipto con la tranquilidad de que 
aquellas tierras lejanas contaban con la misma alerta por terrorismo que España. 
El terrorismo no se deseaba pero se esperaba y fue así como formó parte de lo 
cotidiano, de la sobremesa. En mi 
casa, viví la indignación de mis padres 
ante estas noticias, en especial la de 
mi madre, hija de guardia civil. La 
pobre no podía evitar derramar 
lágrimas ante el asesinato de algún 
joven militar o ante el atentado contra 
una Casa Cuartel, como si la Casa de 
Zaragoza o la de Vic fuesen la suya. 
Nunca llegué a entender el 
sentimiento nacionalista, quizá 
porque nunca entendí lo medios para 
reivindicarlo. Desde luego que no 
todos los nacionalistas eran 
partidarios de los medios usados por 
ETA, es más algunos ertzainas afines 
fueron también víctimas de sus 
atentados, acabando tiroteados y 
muertos sobre el asfalto mientras 
dirigían el tráfico. 
A mi manera de ver, el terrorismo fue siempre un asunto de pistoleros, de 
mafiosos, nunca lo pude ver como una reclamación legítima, nunca vi los muros que ellos 
decían ver, nunca vi que hubiera una política restrictiva contra los vascos, nunca vi acoso 
hacia ellos por usar su lengua o defender su folclore. Nunca vi el País Vasco como un 
lugar carente de autonomía. En comparación con Murcia, el País Vasco era un Estado 
Federal al más puro estilo americano. 
Durante el gobierno socialista de Zapatero se puso fin a la actividad de ETA y la 
banda quedó disuelta. Un logro que estaba próximo y que bajo su mandato quedó 
consumado. 
Si tal y como vaticinó Marx, el capitalismo morirá por las contradicciones que 
genera, esperemos que la democracia no muera por las mismas razones. Algunos 
estudiosos dicen que los españoles estamos viviendo en paz desde 1978, obviando estos 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
0 
años de atentados perpetrados por ETA o por el terrorismo islámico. La expansión del 
terrorismo islámico por toda Europa se está volviendo tan cotidiana que ha dejado en un 
segundo plano tiempos pasados. De aquellos años tan duros y a pesar de las perdidas 
hemos conseguido retener alguna ganancia. Tal vez, gracias a ellos los cuerpos de 
seguridad de nuestro país son tan eficaces a la hora de frustrar posibles atentados. No 
solo merecen respeto los que hoy nos protegen sino también los que un día murieron. 
Hoy todavía se producen delitos por exaltación del terrorismo, aunque nada tiene 
que ver con las noticias de antaño sobre coches bombas o artefactos caseros. Parece que 
hoy vivimos mejor que ayer. Sin embargo, echo de menos ese mundo donde los límites 
estaban claros, donde era fácil distinguir lo bueno de lo malo, donde nadie temía 
condenar un atentado, donde no todo valía y donde las negativas venían de frente para 
así poder combatirlas, e incluso en algunas ocasiones, hacer de ese no un sí. Con fuerza 
y tesón, con la ayuda de huelgas y manifestaciones, incluso de artículos y charlas 
informativas. La estrategia hoy es otra, no hay límites, no hay muro. La burocracia es 
cada vez más férrea y compleja dificultando así la actuación, la estrategia es dejar morir 
las cosas, dejarlas pasar, una noticia sirve de cortina de humo de otra y así se evita el 
posicionamiento, no hay límite y al no haberlo no se puede cuestionar nada. Las opciones 
aparecen como únicas cuando son infinitas. 
Los informativos no han mejorado con el tiempo y nuestro lugar como 
ciudadanos ha empeorado. No tenemos muros que tirar y eso lejos de hacernos más 
felices o más solidarios, nos vuelve más huraños. El muro no es una construcción física 
sino una realidad constitutiva del hombre. Los muros son los límites de nuestras 
ciudades, límites en forma de códigos morales, éticos y legales. Ahora con la postverdad 
y la crisis de la Modernidad no hay líneas rojas, o mejor, las líneas rojas son infinitas y 
parece que todas valen lo mismo. La ciudad ya no tiene límites y por eso no queda más 
remedio que amurallarnos en nuestro reino, en nuestro yo, construyendo así pequeños 
micromuros, difícil de derribar. Y así vamos, sin gobierno, con barcos llenos de 
refugiados, alianzas con Bildu, VOX ganando adeptos, pero da igual. Podemos hacer de 
todo, y si no se puede, es porque no somos suficientes, hagamos un crowdfunding y ya 
está. No es que ya no haya valores, que los hay, el problema es otro: no hay límites, no 
hay muros, no hay nada para tirar o para empujar entre todos. Somos islas de 
incomprensión amuralladas con los ladrillos de nuestras gafas de sol, nuestros 
auriculares, nuestros móviles y nuestros perros. 
Foto de José Coy 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
1 
 
Imagina un muro 
entre 
Lennon y Nietzsche 
 
Manuel Ballester 
 
 Foto de José Coy 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
2 
Un lector atento y juicioso, quelos hay, alcanza la evidencia de que lee con facilidad 
y agrado los textos que confirman su modo de ver el mundo, su manera se sentir y 
sentirse, mientras que no entiende o no entiende con facilidad los escritos que cuestionan 
su modo de sentir la vida. 
Un escritor mediano sabe que en sus textos se dice, se manifiesta, se expone, a sí 
mismo, a su modo de ser, pensar y sentir el mundo y la vida. 
Y ahí radica la razón por la que a veces decimos que “Me gusta (o no me gusta) 
Cervantes o Defreds”, en vez de “Me gusta El Quijote o Casi sin querer”. 
Tanto el lector como el escritor interpretan, seleccionan, proponen una perspectiva 
sobre el asunto del que se trata. Hay perspectivas individuales y hay lecturas epocales, 
enfoques propios de la mentalidad dominante en un determinado periodo cultural. 
Tomar conciencia de esos enfoques presentes en quienes escriben y quienes leemos 
es un primer paso para llegar a ser un verdadero lector. 
Digo esto porque el ambiente actual proyecta constantemente una consideración 
negativa respecto a los muros. Son metáfora de insolidaridad, exclusión, de hostilidad, 
valores todos ellos marcados como negativos, “valores no-valiosos” cuando debiera 
haber hospitalidad, fraternidad y buenismo que son “valores válidos y valiosos”. 
Es cierto que todo muro es una barrera que impide avanzar a quien se encuentra 
con él. Y eso es verdad, pero no es toda la verdad y, precisamente por eso, pone de 
manifiesto una perspectiva parcial. 
Porque también es verdad que un muro protege, proporciona cobijo y seguridad. 
Así ocurre con los muros de una casa: están pensados para enmarcar un hogar que sea 
refugio, para hacer posible la acogida y el descanso. 
De modo similar distintos pueblos y culturas han construido muros. No como signo 
de animadversión sino todo lo contrario: para defenderse de posibles hostilidades. Más 
precisamente: para proteger a los suyos contra posibles ataques, para proporcionarles 
un entorno seguro y grato. En esta regla general cabe destacar una excepción (la única 
que conozco): el famoso muro de Berlín, construido no para proteger a sus habitantes 
sino para impedir que huyesen del sediciente “paraíso” comunista. Aparte esa excepción, 
todos los demás muros se han construido para proteger a los propios frente a los 
eventuales enemigos de fuera, no para agredir a nadie. 
Sin embargo, me temo que la visión actual dominante se inclina a considerar el 
muro como una agresión, un impedimento para la libre circulación de las personas. A 
pequeña escala no tanto (no cuando hablamos de los muros o paredes de una vivienda) 
pero sí cuando hablamos de las fronteras de los países. 
Permanece la idea de que el muro es un obstáculo, algo que limita la libertad. Y por 
ahí sí que no pasamos los modernos, claro. 
Porque, en el fondo, se trata de la libertad. Se trata de que el muro aparece en el 
ideario contemporáneo como un insultante, insufrible, impedimento. El muro no 
permite la (libre) espontaneidad de cada individuo. El muro es para el hombre como la 
jaula para el pájaro: la negación de su anhelo (y su derecho) a volar. Por eso, suprimir los 
muros, las barreras, los obstáculos, es una tarea en la que todos debemos contribuir. 
Esa es, insisto, la idea en la que vivimos. 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
3 
Ese es el mundo en el que vivimos. Por eso, haría falta ser un soñador (a dreamer), 
un revolucionario, para imaginar otro mundo. Un mundo, como canta John Lennon, sin 
fronteras porque no habría países (no countries), donde no necesitáramos cercas porque 
nadie tendría nada que proteger (no possessions) y todos compartirían todo con todos 
(Imagine all the people/Sharing all the world), un paraíso sin frío ni calor donde la 
naturaleza proporcionaría espontáneamente lo necesario para cubrir nuestras 
necesidades y, por tanto, sin nada por lo que merezca la pena esforzarse ni luchar 
(Nothing to kill or die for). En definitiva, un mundo donde todos vivan y gocen en el 
presente (Imagine all the people/Living for today) sin preocuparse del futuro, ni del 
más allá (no religion too). Ninguna jaula, ningún obstáculo, ninguna muralla: ese parece 
ser el valioso ideal al que el “odioso” muro se opone. 
Conviene leer despacio y caer en la cuenta de que ese maravilloso ideal ya existe, 
ya es real. No hace falta ser un soñador revolucionario para imaginarlo: así viven los 
animales. 
Si nos fijamos, veremos que los animales viven el presente (for today), sin 
preocuparse por el futuro, sin plantearse responsabilidades ni por el más acá ni por el 
más allá (no religión). Al tratarse de un “ideal” encarnado en el mundo real, estos seres 
que parecen ser el modelo antropológico del progresista arquetípico tienen también sus 
depredadores, porque al corderito se lo come el lobo y al pajarito se lo merienda el ave 
rapaz. Es lo que hay. Pero que la descripción idílica sea inexacta por desconocimiento, 
por ignorancia, es lo de menos. 
Lo importante es que ese estilo de vida no es humano. Igual que esa idea de la 
libertad y de los límites, de los muros, ponen de relieve una deficiente comprensión del 
ser humano porque la idea de libertad como acción de emancipar, romper jaulas y abatir 
muros es, ciertamente, un gran ideal que engendra ideologías pero no hay que perder de 
vista que hay muchos “grandes pensamientos que no hacen más que lo que el fuelle: 
inflan y producen un vacío aún mayor”
1. Nietzsche rechaza de plano la interpretación de la libertad y del hombre a la que 
estamos aludiendo cuando pregunta y nos invita a plantearnos lo siguiente: “¿Libre te 
llamas a ti mismo? Quiero oír tu pensamiento dominante, y no que has escapado de un 
yugo” 2. 
Escapar de un yugo, derribar un muro, sería suficiente si fuéramos animales en un 
paraíso herbívoro. Pero ese ideal, si fuera realizable, no sería humano. Porque lo que 
define al ser humano es su proyecto de vida, su tensión hacia las metas, su tendencia a la 
propia plenitud. No el carecer de límites, sino nutrir su existencia de tensión hacia lo 
bueno y lo mejor: eso es el hombre. Y así se realiza, es decir, se hace “real” lo que antes 
era sólo posibilidad, la mejor posibilidad, entendida y deseada como meta y horizonte 
hacia el que marchar. No se trata de sacudir un yugo, huir de una jaula o abatir un muro. 
Se trata de orientar la existencia hacia nuestra mejor posibilidad. 
 
 
1 F. Nietzsche. “Del camino creador” en Así habló Zaratustra. 
2 Íbid. 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
4 
 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
5 
Es un hecho que los seres humanos construimos muros con objetivos diferentes 
pero relacionados entre sí: proteger nuestra intimidad, construir un espacio para la 
privacidad, satisfacer nuestro deseo de protección y seguridad, recluir a los inadaptados, 
enfermos, delincuentes, etc. Es un tópico, pero no por ello deja de ser una evidencia, que 
ciertos muros son como pantallas en las que proyectamos la imagen de un otro –persona, 
comunidad, colectivo, étnica, etc.-al cual le atribuimos la propiedad de ser la causa de 
todos nuestros males y aflicciones. 
Entre los diferentes tipos de muros, quisiera destacar lo geopolíticos, es decir, 
aquellos que responden a exigencias territoriales ligadas a intereses económicos, étnicos, 
religiosos y políticos. Hay, al menos, dos tipos de muros: aquellos que impiden salir 
(Berlín) y los que no permiten entrar (Israel-Palestina o EEUU-Méjico). Ambos tipos 
tienen en común un rasgo esencial: el muro forma parte de un sistema o estrategia que 
lo define de un modo funcional. Centraré mi reflexiónen los muros que separan Israel 
de Palestina. 
En primer lugar, antes de abordar la cuestión del muro que separa Israel de 
Palestina, me voy a permitir unas breves palabras sobre el muro de Jerusalén. 
No es un muro que impida o limite el movimiento de las personas. Es un muro 
ubicado en un lugar sagrado que invita a la oración. Su carácter religioso no lo exime de 
presentar ciertas connotaciones políticas e ideológicas presentes en el modo como es 
denominado por judíos y musulmanes. Dicha denominación obedece a la máxima de que 
diferentes creencias e interpretaciones generan diferentes expectativas. Veamos. El 
Muro de las Lamentaciones, lugar de culto del judaísmo, es una estructura reducida a su 
mínima expresión. De los 488 metros de lo que queda del Templo, solo 60 son visibles, 
los que se encuentra en el Barrio Judío. Vespasiano destruyó el templo y dejó el muro 
como símbolo de la victoria de los romanos sobre los judíos. Para estos últimos, sin 
embargo, el muro representaba la continuidad de la alianza de Dios con el pueblo hebreo. 
Es un muro en su mayor parte invisible, cubierto por las casas del Barrio Musulmán. Los 
nombres de dicha estructura, así como su ubicación, dependen de la perspectiva religiosa 
adoptada. Para los musulmanes no es el Muro de los Lamentos, sino el Muro de Burak. 
Para los judíos se encuentra en la Explanada del Templo, los musulmanes lo sitúan en la 
Explanada de las Mezquitas. Es un muro que no separa físicamente, pero sí se ha 
convertido en un icono de la distancia ideológica o religiosa que existe entre ambas 
comunidades. La Explanada es un lugar sagrado para ambas religiones, pero ahí se acaba 
la cosa. El muro es un símbolo del conflicto en el que la mezquita de Al Aqsa y la Roca de 
la Cúpula se enfrentan a los restos del Segundo Templo. 
Nombrar no es un proceso neutral, es un acto político que define y diferencia. 
Define aquello que nombra y lo instala en un horizonte hermenéutico ideológico que lo 
diferencia de otros objetos nombrados pertenecientes al mismo campo semántico. De 
ahí la reivindicación palestina expuesta por Sheik Ikrama Sabri, Mufti oficial de la ANP, en 
el periódico Makor Rishon, el 22 de mayo de 1998: 
Si los judíos están interesados en la paz, deben olvidarse del Monte del 
Templo y el Muro de los Lamentos porque éstos pertenecen a los árabes. Por más de 
600 años los musulmanes han dominado esta tierra y ahora los judíos reclaman su 
derecho al Monte del Templo. ¿Por qué debemos permitir que los judíos compartan 
los lugares sagrados del Islam?1
 
 
1 S. Cypel. Entre muros. Círculo de Lectores, Barcelona, 2006. 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
6 
En segundo lugar, quisiera tratar el segundo de los muros, el muro geopolítico 
construido por Israel, un muro que no impide salir, pero que no permite entrar. 
Un muro, como cualquier otra producción humana, resuelve y genera, al mismo 
tiempo, problemas de diversa índole. Si donde hay poder hay también resistencia, 
entonces, donde hay un muro hay también posibilidad de salvarlo. No hay muro que cien 
embestidas soporte. Por muy alto que se construya, siempre se puede construir una 
escalera más alta. Su eficacia es más bien psicosociológica que real. El muro produce la 
ilusión de seguridad, pues ninguno de los construidos hasta el día de hoy ha podido evitar 
el flujo de individuos –o mercancías- que intentan y consiguen, finalmente, superarlo. 
Un muro geopolítico se construye sobre la negación fundamental del Otro. En 
ocasiones, la negación puede ser recíproca, como en el caso del muro entre Israel y 
Palestina: la negación del dominante –Israel- frente a la negación del dominado –
Palestina-. El resultado, tras más de un siglo de conflictos, no es otro que la guerra, la 
violencia, el odio y, finalmente, la construcción de un muro que se nutre de esta historia 
de negaciones. La negación fundamental y recíproca entre palestinos e israelíes no es 
otra que el derecho que tiene cada una de las partes a un territorio. El conflicto entre 
Palestina e Israel no es religioso, sino producto de la negación de los derechos del Otro a 
una tierra, una “disputa estatal”, en palabras de Amos Oz. Es un conflicto territorial 
alimentado por una negación recíproca que perpetúa la hostilidad. El muro es la 
encarnación de todo ello, con él la tragedia que envuelve las relaciones entre palestinos 
e israelíes se ha revestido de hormigón. El muro une y separa dos reivindicaciones 
territoriales diferentes pero igual de legítimas. Expresa la paradoja de que cuanto más se 
insiste en destruir al otro, más necesario se vuelve para justificar la propia existencia. 
La denominación del muro está impregnada de connotaciones políticas. Los 
nombres no son neutros ni asépticos, responden a una percepción de las cosas cargada 
de ideología, prejuicios y creencias. Los israelíes lo llaman “Valla de seguridad” (Security 
Fence), pues argumentan que su objetivo –el único- es la defensa frente al terrorismo 
palestino. Los palestinos, que lo consideran como otro más de los instrumentos israelíes 
para fijar los territorios que han ido ocupando desde 1967 con el objetivo de impedir la 
constitución de un Estado árabe, lo llaman “Muro de la segregación racial” o “Muro del 
Apartheid”. Las organizaciones internacionales lo denominan “Muro de Cisjordania” en 
su afán por demostrar su neutralidad ante el conflicto. 
Son 800 kilómetros de muro construidos sobre los muros ideológicos de dos 
certezas: la certeza de la seguridad de los israelíes y la de la resistencia de los palestinos. 
Los muros ideológicos se nutren de cadáveres. Son voraces y su hambre no tiene límites. 
El muro físico, mezcla de hormigón y vallado electrificado, es el resultado de la 
conjunción de otros muros. La paradoja de los muros es que separan tanto como unen. 
Separan físicamente al mismo tiempo que crean un destino común para las partes 
implicadas. El muro es un argumento más para la resistencia, dicen los palestinos. El 
muro es un argumento más para la seguridad, dicen los israelíes. Argumentos ilusorios: 
ni la amenaza palestina será erradicada, ni los Israelíes cejarán en su empeño. Ni los 
israelíes piensan abandonar los territorios “ocupados”, ni los palestinos renunciar a 
utilizar los medios que consideren oportunos para seguir resistiendo. El muro no 
soluciona el conflicto, pero permite a ambas partes afirmarse en sus ideas y posiciones 
políticas. 
Los argumentos de ambos lados parten de una misma idea: el victimismo. Las 
acciones, más o menos violentas, son una respuesta a la agresión del Otro inspirada en 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
7 
la vieja máxima del “ojo por ojo”. En definitiva, terrorismo de Estado contra terrorismo 
de proto-Estado. Violencia recíproca que se justifica mediante la negación del Otro o de 
sus reivindicaciones que es presentado como símbolo del mal y afirmación de uno mismo 
como víctima de dicha maldad. En definitiva, construcción ficticia de identidades 
amparada en la dialéctica amigo-enemigo. 
El muro de hormigón es el resultado de un muro de separación que comenzó a 
forjarse a finales del siglo XIX. La historia de dicho muro es compleja y los problemas 
que ha generado no admiten soluciones fáciles. El muro es una pretendida solución 
condenada al fracaso. Demasiado simple, pues se constituye como una solución fácil a 
un problema complejo. Y de nuevo la paradoja: encerrar a los palestinos tras un muro 
significa también la cerrazón de los israelíes que legitima la opresión cotidiana de todo 
un pueblo. Sentirse encerrados tras un muro significa también la justificación de 
cualquier acto terrorista. 
La negación tiene un carácter bidireccional:negar la legitimidad del Estado de 
Israel, negar la legitimidad de un futuro Estado palestino. Y entre ambas negaciones se 
encuentran los muros del pasado y el muro del presente: coartadas para seguir negando. 
El muro se alimenta de una negación que se retroalimenta de la negación del otro. 
Me niegan, luego me refuerzo en mi negación, así justifico mi violencia a partir de mi 
condición de víctima. Cada pueblo ha tenido su catástrofe particular: la Shoah de los 
judíos y la Nakba de los árabes palestinos. La apelación al sufrimiento se convierte en la 
coartada de un fanatismo sin límites que caricaturiza al otro y lo convierte en la fuente 
de donde emanan todos los problemas. 
¿Qué función cumple el muro? Proporciona seguridad frente a las incursiones de 
los terroristas suicidas, dicen los israelíes. Es un instrumento más para impedir la 
constitución de un Estado, dicen los palestinos. Cada parte tiene sus razones y tienen 
parte de razón. El número de atentados se ha reducido desde su construcción. Pero su 
recorrido ha segmentado el territorio palestino de tal modo que es casi imposible pensar 
en un Estado fijado sobre el mismo. Sin embargo, resulta evidente que el muro resulta 
ineficaz con respecto al problema global que afecta a ambos pueblos: no ha reducido la 
violencia ni es una vía para una posible solución del conflicto. En definitiva, el muro, 
como todo muro, no ha hecho más que alterar las tácticas y estrategias que nutren de 
violencia el conflicto. 
El muro es negación y la negación se expresa en el muro. En el muro de la 
autopista Tel aviv-Haifa, se podían encontrar en el año 2002, dos pintadas que 
configuraban el cuadro de negaciones en su máxima expresión: “Sin árabes no habría 
atentados. Sin judíos no habría víctimas”2. 
 
 
2 Ibid. 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
8 
 
Contorno y muros: 
Los “Muros de la Paz” en Belfast, 
¿una anomalía de la Unión 
Europea? 
 
Marco A. Oma Jiménez 
 
Foto de José Coy 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 2
9 
 
o que sigue es, en parte, una serie de notas en aplicación de las ideas de “entorno, 
contorno y dintorno” en la conceptualización que de ellas se hace desde el 
materialismo filosófico de Gustavo Bueno con ocasión del fenómeno de los “Muros 
de la Paz de Belfast” y, también, de las “No Go Zones”. 
 
Entorno, contorno y dintorno 
 
Los grupos de personas, en función de los fines perseguidos y de los individuos 
(y subgrupos) que los componen, tendrán una serie de características propias: duración, 
cohesión, persistencia, resistencia, capacidad de cooperación, liderazgo, organización 
interna, historial de logros y fracasos, símbolos, regulaciones propias, capacidad de 
adaptación a los cambios, acumulación de recursos y patrimonio, etc. Unos serán 
efímeros (grupos de individuos que colaboran para satisfacer algún fin concreto y 
pasajero) y otros tendrán una duración indeterminada (en los planes de ninguna nación 
política, por ejemplo, entra el disolverse). 
 
Pero en la configuración del grupo no sólo han de tenerse en cuenta los elementos 
constitutivos propios sino también los del entorno con el que interactúa, compuesto a su 
vez por otros individuos, otros grupos y subgrupos y otros elementos (accidentes 
naturales, clima, recursos disponibles, etc). Es decir, que en gran parte la configuración, 
composición, definición, naturaleza e historia de cada grupo estará codeterminada por 
la configuración, composición, definición, naturaleza e historia de los individuos y 
grupos de su entorno. Y es en la confluencia entre el grupo y su entorno en donde aparece 
el contorno, entendido como la frontera entre el dintorno y su entorno, con las 
características propias que el tipo de relaciones precise. Es decir, que la zona de frontera 
o contorno no depende sólo del grupo al que “envuelve”. 
 
Esa frontera no tiene tampoco por qué dar lugar a una estructura especial (las 
nubes y los cúmulos de estrellas no tienen “piel”) pero sin contorno no hay forma, aunque 
sea tan irregular como la de una nebulosa de gas y polvo. Pero es que, aunque de hecho 
exista una configuración específica, esta tampoco tiene por qué ser material, corporal, 
pues, ¿no han conseguido ciertas organizaciones separatistas españolas la conversión de 
las lenguas vernáculas en el muro invisible (aunque sí audible) que separa y distingue a 
los propios de los ajenos? Además, también puede decirse que el contorno se configura 
como el momento de equilibrio donde se anulan todas las fuerzas en juego (mientras 
queden fuerzas que poner en juego, claro) y como es el resultado de un sistema dinámico, 
éste no es fijo. 
 
Así pues, atendiendo a lo dicho, y dependiendo de la escala que usemos, al 
referirnos a las comunidades humanas podríamos distinguir comunidades vaporosas, de 
contorno impreciso, borroso o sólo apreciable desde la distancia (la de la antropología, 
por ejemplo, cuando habla del Homo neardentalensis, o la de la historia cuando habla 
del “hombre europeo del siglo XVI”) o de comunidades de contorno definido y marcada 
discontinuidad con el entorno, como los Estados que controlan política y 
administrativamente un territorio dado. 
 
El contorno definido implicará discontinuidad para anular peligros y amenazas o 
continuidad para aprovechar recursos y opciones de cooperación, sobre todo en el 
contacto con otras comunidades vecinas. En el límite, ninguna comunidad será 
L 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
0 
completamente hermética o completamente permeable a otras. Tampoco podemos 
olvidar que la configuración específica de un contorno (la valla, la cabeza nuclear, el 
escudo antimisiles, la tierra quemada, la reja…) que una comunidad levanta a su 
alrededor (o que tiene que soportar que otros le levanten), como realidad secundaria, 
depende a su vez de la forma en la que previamente se codeterminen los grupos 
implicados. 
 
Tampoco podemos pasar por alto el hecho de que, aunque realidad secundaria, 
el contorno y su configuración también influyen a posteriori sobre los elementos que 
separan, tanto a nivel “interno” como a nivel “externo”. Los contornos dan una “forma” 
a las piezas de la realidad que determinará su posición y sus posibilidades de “encaje” 
con otras “piezas”, más allá de las causas actuantes que determinaron dicha forma en su 
momento. A nivel interno, la mera presencia de la valla que separa el Peñón del Campo 
de Gibraltar provoca una reorganización de sus elementos a uno y otro lado. A nivel 
externo, la discontinuidad supone una determinación, un factor, que influirá 
inevitablemente sobre el desarrollo ulterior de los elementos separados de formas a veces 
inimaginables (la dificultad para atravesar el Mar Mediterráneo, controlado por los 
turcos, o la de ir las Indias doblando el cabo de Buena Esperanza, controlado por los 
portugueses, dio lugar al descubrimiento por accidente de todo un continente), adversas 
(el aislamiento de un grupo de población puede dar lugar a prácticas endogámicas nada 
saludables para su progenie y, a la larga, para el propio grupo, como en el conocido caso 
del barrio de Huéscar) o paradójicas (la interacción carcelaria a menudo agudiza las 
tendencias delictivas o terroristas de algunos de los presos, algo completamente opuesto 
a lo que se pretende con la privación de libertad). 
 
También hay que notar que la relación de las cosas y su entorno no sólo está 
mediatizada por su contorno, sino también por los contornos de las demás cosas que 
forman parte del entorno. Las cordilleras, valles, ríos, mares, etc. son contornos,formas, 
que determinan absolutamente las posibilidades de interacción de los elementos 
(comunidades humanas) por ellas separados o contenidos. 
 
El encaje de los “Muros de la Paz” de Belfast en la Unión Europea 
 
A partir de 1969 el gobierno británico comenzó a levantar las barreras temporales 
que evitaran los ataques entre los unionistas y los republicanos en Belfast y otras 
ciudades de Irlanda del Norte, un conflicto que trajo más de 3500 víctimas mortales. 
 
Con el tiempo, esas estructuras no sólo no desaparecieron, sino que se 
consolidaron, incluso después de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, convirtiéndose 
en muros de hasta 7 metros de altura en algunos casos, coronados por cámaras de 
seguridad y alambre de espino y que, aún a día de hoy, siguen cerrando sus puertas a las 
seis de la tarde. Son los llamados “Muros de la Paz” (Peace Walls). La posibilidad de que 
el Reino Unido abandone la Unión Europea parece reforzar, más que deshacer, la 
presencia de tales muros, pues a pesar de la excepcionalidad que le conceden en este 
terreno los tratados europeos a la República de Irlanda y al Reino Unido, el llamado 
Brexit podría suponer levantar de nuevo la frontera terrestre en Irlanda del Norte con la 
Unión Europea (con la vecina República de Irlanda), alterando la actual situación de 
libre circulación de personas, mercancías y capitales. De hecho, a pesar de que existe un 
acuerdo político que obliga a que dichas estructuras sean desmanteladas antes del 2023 
(lo que, dicho sea de paso, podría poner en peligro un boyante y lucrativo reclamo 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
1 
turístico) los políticos están más preocupados por reducir el “factor intimidante” de los 
“muros de la paz” a través de cambios estéticos que de retirarlos. 
 
También se acusa a los 
políticos norirlandeses (que llevan 
más de 20 meses sin ponerse de 
acuerdo para formar gobierno, 
casualmente casi tanto como los 
políticos británicos llevan 
enredados a causa del “Brexit”), 
tal vez de forma injusta, de “tener 
más interés por mantener los 
muros que por retirarlos”. Pero, 
¿qué político norirlandés, 
republicano o unionista, puede 
arriesgarse, en el contexto de las posibilidades abiertas por el Brexit, a retirar muros y 
comenzar una política de integración entre las dos comunidades cuando ninguna de ellas 
ha renunciado a sus objetivos ni han dejado de operar grupos paramilitares en ambos 
lados? Por un lado, del voto unionista (mayoritariamente protestante) que otorgó el 58% 
a favor de la permanencia en el Reino Unido en el referéndum de 1973, 
demográficamente en descenso frente al voto republicano (mayoritariamente católico), 
tal vez ya no quede lo suficiente en los años venideros para frenar una tendencia a la 
integración con la República de Irlanda (la mayoría de Irlanda del Norte se mostró 
favorable a permanecer en la Unión Europea en el referéndum del Brexit de 2016), sobre 
todo si la reaparición de la frontera impacta negativamente, como algunos pronostican, 
en la economía norirlandesa. Esta situación sería proclive a los intereses republicanos, 
pero aumentaría sus resistencias a la retirada de los muros ante el temor de un 
recrudecimiento de la conflictividad social causada por los unionistas más recalcitrantes 
en los años que durara la transición. Pero por parte unionista tampoco habría incentivos 
a retirarlos, dado que la única manera de seguir defendiendo la unión con un Reino 
Unido que ha renunciado precisamente a Schengen y a la libre circulación de ciudadanos 
entre sus países miembros es delimitando y protegiendo su contorno, esto es, la frontera 
con la República de Irlanda, con guardias y puestos fronterizos militarizados, lo que 
también supondría un aumento de la conflictividad y, por tanto, una necesidad de tener 
que seguir protegiendo a las barriadas de población unionista de los conatos de violencia 
republicana. 
 
Siendo ambos países miembros de la Unión Europea, ¿no es acaso la 
permanencia de dichos muros una anomalía en el mismo seno de la Unión Europea que 
ofrece “libertad, seguridad y justicia sin fronteras interiores”? O, como se preguntaba 
Gustavo Bueno, “¿acaso el proyecto de una Unión Europea no va precisamente dirigido 
a superar este estado de «acuerdo insolidario» propio de las «biocenosis salvajes» para 
conseguir la transformación de la Europa de los combatientes en una Europa de las 
personas libres, solidarias, democráticas, etc., dentro de una comunidad fraternal 
universal?” 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
2 
 
Lo europeo parece que sería retirar esos muros y eliminar las divisiones. Y es 
indudable que, dentro del contexto de la Unión Europea, la facilitación de la libre 
circulación entre ambos territorios ha ayudado a rebajar la tensión social y, de hecho, las 
últimas dos décadas han estado marcadas por una estabilidad social y una prosperidad 
inusitadas. Pero esto no puede cegarnos ante el hecho de que aunque desaparecieran los 
muros, por más que la élite euroburócrata crea en el advenimiento de la Europa sublime 
de la “fraternidad universal” cuya unidad dan por supuesta, la Unión Europea realmente 
existente se compone por unos estados miembros de contornos bien delineados que no 
pueden renunciar a sus propios intereses políticos so pena de llevar a sus países al 
suicidio en nombre de una utopía. Y justo eso es lo que supondría renunciar a las 
fronteras o a los muros, en el caso de Irlanda del Norte. Y aunque los muros no tengan 
ni puedan tener el reconocimiento internacional que los tratados conceden a las 
fronteras, son la configuración física del contorno real de dos comunidades 
codeterminadas mutuamente por unos intereses territoriales diametralmente opuestos 
que comparten espacio dentro de otro contorno más amplio. Ni la libre circulación ni la 
retirada de los muros va a cambiar esa realidad esencial a corto plazo. 
 
Más pesimistas son, acaso, las perspectivas de integración de cantidades nada 
despreciables de población islámica como ciudadanos europeos, habida cuenta del 
fenómeno creciente de intentos de crear y mantener “No Go Zones” en barriadas de 
mayoría muslim de grandes ciudades europeas como Londres, París, Amsterdam, 
Estocolmo, Marsella, etc (se han contabilizado más de 750 sólo en Francia). Se trata de 
zonas de exclusión de facto, sin base legal que, a modo de invaginaciones de la bicapa 
lipídica, crean espacios que reproducen la organización social, política y religiosa más 
afín a la de sus países de origen y en los que tratan de impedir la vigencia del derecho de 
la nación que las alberga. A tan sólo 5 kilómetros del centro de Londres podían leerse 
carteles con el significativo escrito de “Esto ya no es es Reino Unido”. Y cabe preguntarse 
qué, si no es el Reino Unido, ¿qué es? Otros cárteles vendrían a aclararlo: “La sharia es 
el futuro”. 
 
¿Cómo reaccionarán las comunidades autóctonas de las naciones políticas de la 
Unión Europea que no quieren perder el control de partes de su territorio? ¿Seguirán 
confiando en la Unión Europea o se apoyarán, más bien, en las plataformas realmente 
existentes que la componen, es decir, los viejos Estados de siempre, pero sin el yugo de 
legislación comunitaria? ¿Qué son los “Muros de la Paz” de Belfast? ¿Una anomalía o un 
anticipo? 
 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
3 
 
 
 
¿Tenemos el coraje de hacer lo posible? 
Miguel Ángel García López 
 
 
Los frutos de la tierra 
(Acuarela del autor del artículo) 
 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.comISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
4 
En última instancia vivir significa asumir la 
responsabilidad de encontrar la respuesta 
correcta a los problemas que ello plantea y 
cumplir las tareas que la vida asigna 
continuamente a cada individuo. 
 
Viktor E. Frankl. El hombre en busca de sentido 
 
El hombre desde siempre ha intentado con sus acciones trascender su propia 
realidad, buscando objetivos e ideales que doten de sentido a su existencia. El arte, la 
ciencia, la mística y la religión son vehículos propicios para ello. 
El camino hacia la trascendencia implica el encuentro con el sentido de la 
existencia y, este sentido puede ser de lo más variado: la creación de una obra de arte, la 
investigación en una vacuna capaz de vencer la muerte, o la sencilla lucha diaria por 
hacer justicia. No importa el motivo, no tiene porque ser excepcional, basta con que sea 
bueno. 
No es fácil encontrar la respuesta correcta a los problemas que la vida nos plantea, 
estamos asediados por muchos ruidos y se nos olvida que el primer paso para escuchar 
es guardar silencio. Si somos capaces de encontrar la serenidad para mantener ese 
silencio interior, encontraremos la respuesta. Ahora bien, ¿estamos preparados y 
dispuestos para afrontar los retos diarios? La vida nos enfrenta a problemas de todo tipo 
y a ellos tendremos que mirar de frente, sin recurrir a justificaciones banales. 
Cada época presenta a la humanidad retos concretos y ellos requieren coraje para 
afrontarlos. Los grandes cambios y el progreso de la humanidad han sido el resultado de 
la respuesta valiente del ser humano ante los desafíos exigidos. 
No se trata de buscar grandes heroicidades, de hecho los verdaderos héroes no lo 
son porque hayan querido, lo son porque se han hecho cargo de sus circunstancias con 
auténtica maestría. Vivimos rodeados de héroes anónimos, padres cuidando de sus hijos 
enfermos, cooperantes de ONGs y misioneros trabajando por empoderar a los más 
necesitados. En ciertas ocasiones, los hechos concretos trascienden e iluminan a otros y 
entonces, sirven de ejemplo, aunque ninguno de estos héroes haya actuado buscando la 
gloría, sino tan solo guiado por su sentido de la responsabilidad. 
Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Trento (1943) fue 
bombardeada con dureza. En medio de todas estas ruinas, Chiara Lubich, una joven 
maestra de apenas veinte años, veía truncado su sueño de estudiar Filosofía. Las bombas 
no solo destruían casas, también destruían las esperanzas y deseos de muchos. Sin 
embargo, la crueldad del bombardeo ofreció a Chiara un nuevo reto. Si el mundo estaba 
dividido, si los pueblos y sus hombres estaban envenenados, no quedaba más remedio 
que luchar por revertir la situación, no quedaba más remedio que buscar el modo de unir 
aquello que un día fue separado y enfrentado. La clave para conseguir tan noble meta la 
encontraría en el Evangelio y en su vivencia diaria. 
Chiara y otras jóvenes comienzan a ayudar a los más necesitados. Su compromiso 
es firme, e incluso permanece en Trento cuando su familia decide huir en busca de un 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
5 
lugar más seguro. Así fue cómo surgió el Movimiento de los Focolares, un movimiento 
católico con clara vocación al ecumenismo y al diálogo entre las distintas religiones, cuya 
prioridad es establecer puentes y relaciones de fraternidad entre los hombres, para 
conseguir que todos seamos uno (ut omnes). El ideal de Chiara transcendió 
Trento y pronto llegó a otros países. En primer lugar a Italia, y de ahí se fue extendido 
por más de 180 países más, atrayendo a gentes de diferentes razas, creencias y 
convicciones (tanto religiosas como no). 
El 30 de marzo de 1990, pocos meses después de la caída del Muro de Berlín, se 
reunían más de 15.000 jóvenes del Movimiento de los Focolares en su encuentro 
mundial, en el Genfest. 
 
 
Los países del Este participaban en el evento por primera vez. Antes, su presencia 
estaba vetada. La caída del Muro se celebró como un signo de los tiempos y como prueba 
de que la unidad de los pueblos era posible, una realidad que comenzaba a manifestarse. 
El lema del encuentro así lo recogía: El mundo unido: Un ideal que hace historia. 
Las canciones eran himnos a la unidad. La unidad era destino de los hombres y 
así se expresaba en aquellas letras, “nuevos signos nacen ya, hay más sol en nuestras 
ciudades. El mundo unido brilla entre nosotros, es un ideal que la historia hará. Un 
ideal que hace historia”. Al final del encuentro reinaba el optimismo y la euforia. Los 
jóvenes del Este contaban sus experiencias y ansiaban un mundo mejor, estaban 
dispuestos a buscar lugares comunes, puntos de encuentro desde lo que construir la 
anhelada unidad. Esa actitud positiva y conciliadora contagiaba a cuantos estaban en el 
Palaeur de Roma. 
La alegría duró poco. Cinco meses después del encuentro (agosto, 1990), estalla 
la Primera Guerra del Golfo. Un año y medio después el conflicto bélico de los Balcanes 
cscmedia.focolare.org 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
6 
y la posterior desaparición de Yugoslavia. La reflexión es inevitable, por cada muro que 
cae otros se levantan provocados por odio, violencia y demás sinrazones. 
Los hechos hablan por ellos mismos y entonces cabe preguntarse si la unidad 
entre los pueblos es sólo una utopía o un signo de los tiempos. Quizá los grandes ideales 
no tengan cabida hoy y sin embargo, sabemos que hay cabida para ellos. 
Los jóvenes han seguido dando testimonio de ese ideal de unión en los siguientes 
Genfest, saben que es una apuesta arriesgada, y por eso mismo merece la pena. 
En 1995 el lema del Genfest fue “mostremos el mundo unido”. Los jóvenes relataron sus 
experiencias y cómo conseguían cambiar la realidad más inmediata por otra mejor. Así, 
un grupo de chicos contó cómo en su barrio organizaban campeonatos deportivos para 
dar una alternativa distinta a los jóvenes y así disminuir la delincuencia juvenil. Sin 
embargo, otras veces los testimonios eran más estremecedores. Una chica de Mostar 
(Bosnia) recordaba entre lágrimas como durante la guerra sus amigos y vecinos dejaron 
de hablarle por ser musulmana y ellos católicos. Tanto es así que en varias ocasiones llegó 
a temer por su vida. Después de la guerra las heridas no estaban curadas, aún no podía 
perdonar todo el mal que le hicieron pero no sentía odio. Las experiencias relatadas 
(sencillas o estremecedoras) eran canalizadas a través de un prisma distinto y por eso su 
luz era nueva. 
Un mundo mejor en el que todos nos reconozcamos como iguales es una tarea 
con tintes utópicos, pero al mismo tiempo, la Caída del Muro de Berlín, el joven que en 
la plaza de Tiananmen se enfrenta a los tanques, así como las luchas personales que 
culminan con la caída de muros, levantados por terquedad, ignorancia e incluso maldad, 
hacen que nuestro pequeño mundo sea, sin lugar a dudas, mejor. 
 
La unión de pequeños mundos inconexos en apariencia, es el camino hacia una 
sociedad más humana y justa. Un camino largo pero no por ello infructuoso, cuyos frutos 
dependen de nuestras decisiones y acciones, donde todo cuanto demos hoy formará parte 
de un mañana. 
 
Y4uw.org 
INDIVIDUALIA 9 / Invierno 2019 https://revistaindividualia.wordpress.com ISSN: 2340-1834 
 
 
 
In
d
iv
id
ua
lia
 -
 3
7 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
a caída del muro de Berlín (die Berliner Mauer) me pilló bien joven en casa de 
unas amistades, con quienes no aparté la mirada de un televisor que mostraba 
expectante y jubiloso la apertura del muro entre las dos partes de una Alemania 
dividida y aislada desde el final de

Continuar navegando

Contenido elegido para ti

Otros materiales