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CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS

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CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS 
Existen lo que se llaman las críticas constructivas y las críticas destructivas. 
Todos en algún momento de nuestra vida vamos a tener que hacer una crítica a 
alguien, pero también las vamos a recibir. Tenemos que estar preparados para 
hacerlas sin herir, y para recibirlas sin tener que tomárnoslo necesariamente 
como algo personal. 
 
Y está claro que hay gente que no sabe criticar sin herir, y gente que no es capaz 
de tomarse bien ningún tipo de crítica. Si estás en alguno de estos dos grupos, 
eres consciente de ello y quieres evitarlo, te mostramos algunos consejos para 
poder sobrellevarlo. Y estés en el grupo que estés recuerda siempre esta verdad 
universal: todo el mundo, absolutamente todo el mundo, puede cometer errores. 
No te puedes creer perfecta e ir con aires de superioridad, pero tampoco puedes 
caer en el caso contrario y considerarte la peor persona del mundo... 
Las críticas constructivas y las críticas destructivas 
La palabra crítica parece una palabra muy fea, pero todo el mundo se ve obligado 
en algún momento a hacerla. Se tiene que recurrir a la crítica cuando alguien no 
está haciendo las cosas del todo bien, cuando algo no ha funcionado, o el 
resultado no es el que esperábamos. El objetivo de la crítica es, pues, mejorar lo 
mejorable. 
 
Es mediante las críticas constructivas con las que se consigue este objetivo. Pero 
no todo el mundo 'sabe criticar como' es debido. Las personas que carecen de 
empatía o simplemente no tienen sensibilidad suelen recurrir a las críticas 
destructivas. La consecuencia: no cumplen ni por asomo el objetivo que 
persiguen al hacer la crítica. La crítica destructiva lleva directamente a la 
crispación, a mermar la autoestima del criticado y a crear un ambiente de 
tensión. De esta manera, si el criticado no estaba haciendo las cosas como el 
criticador quería, es más que probable que el criticado baje el ritmo y los 
resultados sean aún peor de lo esperados. Y es que la críticas destructivas 
reiteradas, pueden llevar al deterioro de la persona que las recibe. 
Pasos a seguir si tienes que hacer una crítica 
¿Cómo hacer entonces críticas constructivas y no destructivas? Realmente esto 
de criticar es todo un arte, pero todo se aprende. Lo primero que hay que tener 
claro antes de hacer una crítica es que la hacemos para obtener resultados 
positivos, por lo tanto te tienes que llenar de positivismo antes de lanzar la crítica. 
Primero valorar lo bueno que hace la persona a la que te quieres dirigir, y pensar 
en la crítica como un pequeño fallo que puede corregir. 
 
Antes de comenzar la crítica, es muy recomendable informarse de la situación 
en la que se encuentra la persona. Quizá eso que tú consideras que ha hecho 
mal, no lo ha hecho mal, sino que simplemente no sabe cuál es tu método, no 
sabe cómo hacerlo a tu gusto, o simplemente no lo podía hacer mejor por el 
motivo que sea. En tal caso, esa persona no necesita una crítica, sino una 
pequeña ayuda, un empujón. Pero si consideras que necesita una crítica 
inevitablemente, lo que debes evitar en todo momento es la humillación de la 
persona a la que debes criticar. No se te ocurra bajo ningún 
concepto menospreciarla, si empiezas así, fracasarás en tu objetivo. Y esto no 
quiere decir que simplemente que no utilices insultos, existen modos más sutiles 
de humillación sin utilizar palabras feas. 
 
Otro de los trucos para hacer una buena crítica constructiva es concretar. Si 
tienes que hacer una crítica a alguien siempre va a ser por un tema en concreto, 
así que a la hora de decírselo a la persona, háblale del momento concreto en el 
que ha cometido el error. Evita expresiones como 'últimamente', vete al grano y 
dile 'hoy' o 'ayer' o cuanto haya sido. Por supuesto, lo principal es explicarle de 
forma objetiva el error que ha cometido, porqué consideras que es un error y 
explicale cómo crees que puede mejorarlo. Recuerda: no divagues, no 
dramatices y no saques las cosas de contexto. 
Evitar generar impotencia en la persona a la que tienes que criticar 
Una cosa muy importante es elegir el momento y el lugar adecuado para hacer 
la crítica. Es conveniente prevenir a la persona, prevenir de forma amable, para 
que no se lleve un disgusto y se lo tome mal. Y por supuesto, algo imprescindible 
para hacer una crítica es hacerla cara a cara, con la persona de cuerpo presente. 
Y es que para hacer una critica hay que controlar el tono de voz, los gestos y 
mostrarse tranquilo en todo momento, y si no estás presente, el criticado puede 
llegar a malinterpretar determinadas cosas por el simple hecho de que no te ve. 
Si no lo haces de forma valiente, mirando a la cara, y si tampoco lo haces en el 
lugar y el momento adecuado, lo único que puedes generar es impotencia en la 
persona a la que te diriges. Impotencia que puede surgir si la crítica que haces 
no tiene fundamento ni objetivos concretos, es decir, si con esa crítica sabes ya 
de antemano que no vas a conseguir los objetivos que te propones, que no vas 
a poder modificar nada. Si tú sabes que no se puede hacer mejor o de otra forma, 
seguramente la persona a la que intentas criticar también lo sabe, así que evita 
por todos los medios crispar a la persona a la que te diriges. 
 
Para hacer una buena crítica constructiva te tienes que centrar en la persona a 
la que vas a criticar, no involucres a los demás ni pongas en boca de otro lo que 
estás diciendo tú. Habla por ti. Tampoco hagas del error de esa persona un 
problema para los demás. No amenaces diciendo que el error de esa persona 
puede afectar a los demás si no es cierto. Y si lo es, si el error de una persona 
ciertamente ha perjudicado a otras tantas, no hablaremos de crítica, sino de un 
tema más serio que tendrás que tratar no sólo con esa persona sino también con 
el conjunto de personas a las que haya perjudicado. Criticar no es amenazar, las 
amenazas solo se las puede tomar uno como son: amenazas. No te puedes 
tomar esto a la ligera. 
 
Y el éxito de la crítica constructiva te lo aseguras si comienzas en primer 
lugar reconociendo tus propios errores y explicando cómo los enmendaste, es 
decir, haciendo autocrítica. Ante una crítica siempre, siempre tienes que ofrecer 
soluciones, alternativas, explicar de forma tranquila y relajada lo que habrías 
hecho tú en su lugar.

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