Logo Studenta

Resumen y análisis de la novela La bolsa

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Resumen y análisis de la novela La bolsa de Julián Martel
INTRODUCCION
Los hechos se desarrollan en torno del doctor Luis Glow, un abogado
de renombre, "liberal y falto de creencias", que, entregado "en 
cuerpo y alma" a las especulaciones bursátiles, olvida su profesión y
reúne una gran fortuna.
Se casa con Margarita, nieta de un guerrero de la Independencia, 
mujer ejemplar, que trata de alejarlo del mundo de la Bolsa.
A pesar del gran amor que siente por su mujer y por sus dos hijos, 
Glow sucumbe, tentado por la ambición de dinero, y su estudio 
jurídico se convierte en punto de reunión de una porción de gente 
elegante, embarcada, como él, en ese buque roto de la 
especulación, cuyo seguro naufragio es tanto más doloroso cuanto 
que cada viajero imagina, al poner el pie en su resbaladiza cubierta, 
marchar a la conquista de un nuevo mundo" (I, 2).
Los que lo rodean viven de la apariencia, de la mentira, del robo y 
de la prostitución. Negocios turbios, fiestas frívolas, amores de 
conveniencia degradan paulatinamente la moral de esa sociedad 
materialista y superflua.
Cuando Glow más necesita a los que han soñado con él "proyectos 
halagadores”, se encuentra solo. Su estudio está vacío. La traición 
de sus falsos amigos lo llena de amargura:
—En la Bolsa no hay otra seguridad que la de fundirse tarde o 
temprano cuando se es hombre de honor. (II, 3)
Pone, entonces, sus últimas esperanzas en una carrera de caballos, 
pero pierde todo su dinero. Enferma de gravedad y, aunque logra 
reponerse, una carta de su corredor en la Bolsa, Ernesto Lillo, lo 
sume en la desesperación y en la locura:
Y él entonces, debatiéndose en el horror de una agonía espantosa, 
¡loco, loco para siempre!, oyó estas tres palabras que salían 
roncamente por la boca del monstruo: —Soy la Bolsa. (II, 9)
Contexto social e histórico: apogeo y crisis de una época
1
Las páginas de La Bolsa reflejan la época aciaga del gobierno del 
doctor Juárez Celman (1886-1890), hombre incapaz de evitar el 
desastre financiero que origina la revolución del 90. El narrador 
hace una crítica de índole moral contra la corrupción gubernativa: 
¡Si tuviésemos un Gobierno moral, celoso de los intereses del Estado
[...] un Gobierno económico, arreglado, patriota...! [...]
—Cuando uno considera que a pesar de los esquilmos de que le 
hacen víctima, abunda tanto el dinero en ella, que la miseria, como 
me decía no sé quién el otro día, es un verdadero mito entre 
nosotros... [...]
Pero el oro es corruptor. Allí donde el dinero abunda, rara vez el 
patriotismo existe. (I, 7)
Sostiene, pues, que debe imperar el trabajo honrado para ganar el 
respeto y la consideración de los demás. De ahí, su concepto de la 
verdadera sociedad: El honor para nuestra clase consiste en el 
respeto de la palabra empeñada, en la de los tratos comerciales, en 
el castigo de las injurias; y en muchas otras cosas que se dividen al 
infinito, y cuyos matices varían con las circunstancias Por eso, 
afirma que el exhibicionismo "es una de las neurosis 
contemporáneas extendidas y desarrolladas" (I, 8).
Estructura:
La Bolsa consta de dos partes; cada una de ellas posee nueve 
capítulos. La primera parte (ascenso) comienza con la descripción 
del viento —ambición vertiginosa—, que se introduce en todas 
partes, y termina con el goce absoluto del bienestar fundado sobre 
una base endeble.
La segunda parte (descenso) es antitética respecto de la primera, 
pues representa la ruina económica. Ya no hay ética, ni religión, ni 
espiritualidad. Los personajes han perdido el respeto por sí mismos.
Todos los títulos se habían venido de golpe al suelo. Los Bancos 
habían suspendido sus créditos y no descontaban un peso a nadie, a
nadie absolutamente. El oro se mantenía alto. La liquidación de fin 
de mes amenazaba ser desastrosa, y se susurraban nombres de 
fuertes casas seriamente comprometidas. En cuanto a quiebras de 
particulares, especialmente corredores, se aseguraba que las habría 
2
por docenas. El valor de la tierra había experimentado un súbito 
descenso, y el pánico reinaba en todas partes. (II, 1)
Los títulos de los capítulos de ambas partes también contrastan. Por
ejemplo: "El escenario" (I, 1) y "El fantasma" (II, 1).
El punto de vista del narrador
El narrador es omnisciente, pero, al mismo tiempo, invoca al lector y
establece con él una especie de complicidad empleando, a veces, la 
primera persona plural:
Glow, como el lector habrá observado, no tenía pelos en la lengua 
para cantar verdades. . (I, 2)
Además, interrumpe la narración con sus comentarios críticos:
¡Come, come, insigne doctor, saborea despacio los manjares que te 
presentan, porque los bolsistas como tú, sábelo bien, no tienen 
nunca seguro el pan de mañana!... (I, 3) y su voz "en off" advierte 
a los personajes sobre los males futuros.
Los personajes:
Julián Martel emplea la palabra pincelada para señalar la forma en 
que va presentando a sus personajes, pero los retratos son más 
rigurosos que una pincelada; casi poseen el prolijo detalle de una 
fotografía. Todos los hombres están unidos por una característica 
común: son especuladores.
¡Sí, el bolsista, el especulador, es un infame traidor a la patria, 
porque en vez de beneficiarla la perjudica, porque tarde o temprano 
ocasiona su ruina! (U, 2)
Los personajes más heterogéneos, de toda naturaleza y condición, 
desfilan ante las pizarras de la Bolsa: " el fastuoso banquero, el 
chalán marrullero, el humilde comisionista, el propietario 
acaudalado, el mozalbete recién iniciado en la turbulenta vida de los
negocios, el estafador, el aventurero procaz, el simple dependiente, 
el insulso petimetre, el periodista burlón, el especulador arrojado, el
anciano enriquecido, el usurero famélico".
El protagonista de la novela y primera víctima de ese medio que 
frecuenta es el doctor Luis Glow, hombre talentoso, recto, instruido, 
3
pero débil de carácter. Es hijo de un inmigrante inglés. A pesar de 
su origen humilde, logra reunir una gran fortuna, fruto "de la 
especulación irresponsable, de la fiebre de los negocios turbios":
¡Se lo tragó la Bolsa!... ¡Lo atrajo, lo absorbió con su inmenso 
aliento de abismo! Le presentó esos espejismos engañadores por los
cuales le mostraba al pobre de ayer nadando hoy en ríos de oro. Al 
principio titubeó, tuvo escrúpulos. ¿Y si le iba mal? ¿Y si en vez de 
ganar como los otros, perdía lo poco que había adquirido a costa de 
tantos y tantos sacrificios? Pero ¡bah! —se había dicho recordando a
multitud de conocidos suyos enriquecidos de la noche a la mañana 
por las especulaciones bursátiles—. ¡Si es imposible perder! (I, 3)
Pero pierde todo su dinero; sólo le resta salvar "el honor de su 
nombre" y el bienestar de su familia. Entonces, acepta la trampa y 
hace su apuesta en el hipódromo. El, que pertenece a la clase de 
hombres que respetan lo respetable, ha roto su integridad moral y 
ha quedado sumergido en la más profunda miseria. Esta situación 
irreversible altera sus facultades mentales.
En torno de Glow se agrupan inocentes y estafadores. Entre los 
primeros figura Ernesto Lillo, joven corredor de la Bolsa, quien es el 
sostén de su anciana madre. "Razonable", "equilibrado", 
"antirromántico", "fuerte", Lillo no pierde las fuerzas para seguir 
luchando, aunque la quiebra lo ha alcanzado. El otro personaje de 
este grupo es el incorruptible Miguelín, uno de los pocos que no 
pierde el juicio "en la borrachera general de los negocios".
El segundo grupo corresponde a los que viven sin moral. A él 
pertenecen: 
Juan Gray, "un jovenzuelo de aspecto' enfermizo";
León Riffi, "el ratón";
Germán Zolé, ingeniero de "cabeza matemática", "esterilizado por la
especulación demoledora", cuyo rasgo sobresaliente es "la gravedad
cómica";
 Granulillo, "abogado sin clientela y ex socio de Glow", cuyas armas 
son la intriga insidiosa y la falsedad;
4
Daniel Fouchez, inmigrante aventurero y ladino, que llega de Francia
a estas tierras, porque aquí es fácil enriquecerse;
GuillermoPeñas, el usurero tenebroso, quien mediante distintos 
disfraces asume papeles diversos para cumplir con su único 
objetivo: ganar mucho dinero.
Completan el cuadro el ministro Armel, el Barón de Mackser, 
Carcaneli, Anatolio Roselano, rublo, William Pitt, Jacobo Leony, 
Luciano Boyst y otros personajes masculinos sin nombre, cuya 
personalidad se halla definida por breves notas.
Martel demuestra, sobre todo, su habilidad como retratista al 
presentar a las mujeres:
Margarita, la esposa del doctor Glow, "desdeñosa y espléndida";
doña Dolores, su tía;
Elenita Zurberán, "una niña encantadora";
la Baronesa de Mackser, de rasgos orientales;
Norma, la cortesana voluptuosa, amante de Granulillo;
Lucrecia, "la bailarina retirada", compañía de Juan Gray;
Victoria Geihl, "la célebre aventurera, la Condesa apócrifa";
 Lili, una mucama francesa, "corrompida hasta la médula"
El espacio
El primer capítulo de la novela ubica la acción en Buenos Aires y, 
específicamente, en el recinto de la Bolsa de Comercio. La 
personificación del viento permite al narrador mostrar los intersticios
de ese ambiente contaminado por el afán de ganar dinero:
Después de larga gira por pasillos y corredores, por antesalas y 
gabinetes, gira en que parecía ir preludiando entusiastas discursos 
políticos, tenían que ver los bríos con que salía envuelto en lluvia, 
para lanzarse sobre la mole oscura y elegante de la Bolsa de 
Comercio, ¡como si con las lágrimas que le hiciera derramar su 
pesquisa por los antros administrativos, intentase barrer y limpiar 
de una sola vez toda la escoria financiera!... (I, 1)
5
La Plaza de Mayo se convierte, entonces, en "un muestrario 
antitético y curioso de todos los esplendores y de todas las miserias 
que informan la compleja y agitada vida social de la grande Buenos 
Aires". Ésta constituye, sin duda, el gran tema literario de la 
generación del 80; de ahí que aparezcan en la novela el Club del 
Progreso, el Club del Prisma, el Sport Club, el Café de París, las 
"Aguas Minerales", café de la calle San Martín; otras calles, como 
Corrientes, Florida, Suipacha, Reconquista, de la Piedad, Avenida 
Alvear, Cangallo, o paseos característicos, como Palermo y la 
barranca de la Recoleta.
Todos los lugares responden al tema de la novela. La Bolsa, el 
escritorio y la mansión del doctor Glow, la habitación de una 
cortesana, el despacho del ministro, encierran la ambición sin 
escrúpulos y "tragedias íntimas, espantosas, no sospechadas":
Elegancia, lujo casi, había en la que propiamente podía llamarse el 
bufete. Cubrían la pared del fondo dos estantes de libros 
vistosamente encuadernados. El centro lo ocupaba un ancho 
escritorio ministro, sobre cuyo paño verde se destacaba un hermoso
tintero de bronce con el busto de Cicerón 94. Dos cómodos sofás de 
marroquí 95, y varios sillones y sillas del mismo cuero, todo rico, 
todo de buen gusto, invitaban al plácido descanso. Una estufa por-
tátil [. . .]. Cuatro planos topográficos iluminados [. ..] y una blanda
alfombra escarlata [. . .] completaban el mobiliario ... (I, 2)
El tiempo:
La primera parte de la novela transcurre en julio de 1889 y la 
segunda, a fines de octubre, "es decir, tres meses después de 
ocurridos los sucesos que hemos narrado".
Los hechos se desarrollan cronológicamente. Se produce un 
"racconto" cuando Luis Glow recuerda su ayer, junto a su padre, y el
día y el lugar donde conoce a su esposa: . . .compara mentalmente 
su situación actual con aquella infancia miserable, cuando su padre, 
un inglés muy severo, venido a América en persecución de una 
fortuna que no logró alcanzar jamás (¡oh! ¡eran otros tiempos!) le 
obligaba a estudiar noche y día, queriendo sacar de él un hombre de
provecho. [...]
6
En la segunda parte de la obra, el tratamiento del tiempo adquiere 
un cariz romántico, cuando Glow lamenta su ruina:
El reloj de la Recoleta dio tres campanadas, graves, tristes, como 
debe ser la voz de los que fueron. (II, 2); y cuando su mujer lo 
alienta:
El reloj de la Recoleta dio una campanada: pero esta vez su sonido 
no fue triste, sino alegre. Más que voz de ultratumba, parecía 
argentina vibración que bajaba de los cielos como una promesa 
consoladora... (II, 2)
En el capítulo 8, en cambio, la angustia de Glow y de Juan Gray es 
tal, que el tiempo no avanza, pues es medido por la ansiedad:
¡Horribles diez minutos para Glow y su amigo aquellos que los 
parejeros tardaron en llegar al sitio convenido!
Consideraciones finales:
La Bolsa no es una novela rigurosamente naturalista, pues la 
postura crítica del narrador, su presencia latente en la trama, restan
objetividad al argumento.
En la obra descubrimos las características del folletín: el suspenso, 
la intervención del narrador, repeticiones, uso de los signos de 
exclamación y de interrogación:
Hay dos niveles de lengua: el literario y el coloquial
Como otros escritores del 80, Martel usa galicismos, italanismos y 
anglicismos.
Un rasgo interesante de su estilo es el empleo de paréntesis y de 
rayas, a la manera teatral, para acotar actitudes o gestos de los 
personajes e, incluso, sus reflexiones: —En cuanto a mí —Zolé, al 
decir esto, se puso la mano abierta sobre el pecho, una
mano tremenda—, no pienso perder... (I, 2)
Respecto de las descripciones y de los retratos, se advierte una 
acumulación de adjetivos que torna moroso el ritmo de la prosa. Lo 
mismo sucede, en otros pasajes de la novela, con los verbos, los 
participios y los gerundios
7
Entre los recursos estilísticos, predominan las imágenes visuales. La 
intención de Martel de trasladar al mundo de la ficción la realidad 
que él vive y padece, se manifiesta aun en la necesidad de mostrar 
los momentos en que simultáneamente sus personales actúan. Asi, 
por ejemplo, en el capiuto 8 de la primera parte, presenta 
secuencias paralelas de carácter cinematográfico:
Doña Dolores, escandalizada por los horrores que le contaba 
Granulillo y aturdida al mismo tiempo por la música y el tumulto [..]
se separó del director de Banco. [...] Escurriéndose por un pasillo, 
se metió en el dormitorio de su sobrina [...].
Mientras tanto, la animación crecía bajo los artesones de los techos 
relucientes y el diluvio de plata luminosa que caía de los focos.
Breve biografía de Julián Martel
José María Miró (Julián Martel nace en Buenos Aires, el 2 de junio de
1867. Pertenece a la rama pobre de una aristocrática familia. 
Huérfano de padre, se hace cargo de su madre, doña Justina Barros,
y de su hermana. Desde 1888 y durante toda su vida se desem-
peña, entonces, como cronista volante del diario La Nación. La 
índole de su trabajo lo obliga a frecuentar distintos ambientes de 
Buenos Aires y, por ende, a tratar con personas de clases 
diferentes. De esta manera, reúne valiosos datos para escribir su 
novela La Bolsa , que concluye el 30 de diciembre de 1890, cuando 
sólo cuenta veintidós años. Desde el 24 de agosto hasta el 4 de 
octubre de 1891, aparece como folletín en La Nación. En ese mismo 
año, la imprenta homónima publica la primera edición en libro de la 
obra.
Martel también publica relatos y poemas en diarios y revistas , pero 
carecen de la importancia que posee su novela.
Más tarde, enferma de tuberculosis y viaja a Santiago del Estero en 
busca de un clima más benigno. Finalmente, regresa a Buenos 
Aires, donde muere el 9 de diciembre de 1896.
Martel condena la moral corrompida de especuladores y funcionarios
estatales y se rebela contra la falta de nacionalismo y la pérdida de 
los valores autóctonos. Aquello, atribuido a un siglo de materialismo
exorbitante; esto último, a la inmigración. Ambos se resumen en 
8
una crítica acerba a la política liberal. Acuciado por necesidades 
económicas, Martel también sufre la experiencia de la Bolsa: "Yo 
estoy metido hasta los ojos en la Bolsa, y Dios quiera que no pierda 
más de lo que tengo". (Carta de Martel a su amigo Gregorio de 
Laferrere.)
Sobre él escribió Rubén Darío:
Paso a paso, melancólicamente como un sonámbulo quepersiguiese
una mariposa y se perdiese en lo profundo de bosques sombríos, así
tú, tras tu ilusión, mi amigo Julián Martel, penetras en la noche de la
muerte.
Yo te he conocido en la primavera de tu juventud, triste enamorado 
de la gloria, soñador testarudo, cultivador de rosas de fantasía. 
Vivías en tu sueño que era un jardín cuidado perennemente por tu 
alma. Parecía que no oyeses la voz del mundo, de este mundo 
nuestro. [. . .] No te dejabas vencer por la vida, mentirosa y fatal 
enemiga; eras siempre fiel a la divina Imposible. [.'..] Tu corazón 
era una urna de bondad, de una bondad ingénita y sencilla, de una 
bondad columbina 80; había mucho de tu corazón en tu cerebro, de 
manera que pensabas sintiendo. [. . .] eras un sensitivo y un 
romántico.
9

Continuar navegando

Otros materiales