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ESCUELA DE HUMANIDADES FACULTAD DE COMUNICACIÓN Primer avance del trabajo final Feminicidio: Una violencia de género Trabajo realizado para la Asignatura de Temáticas de Desarrollo Sección: 704 Profesor del curso: Carlos Rivadeneyra Por: Fiorella Espinoza Agramonte 2018-1 Índice: 1. Introducción 2. Definición temática 3. Información estadística del problema 4. Sobre las organizaciones que han tratado el tema 5. ¿Qué se ha hecho desde la comunicación para frenar este fenómeno? 6. Bibliografía “¿Cuánto de esta verdad puedo soportar ver y aún vivir sin estar ciega?” Audre Lorde, 1981 1. Introducción Como diría Teresa Valdés en el libro Masculinidades, poder y crisis, América Latina es considerada la “cuna del machismo”, un sistema arraigado en nuestras estructuras sociales que se sustenta en el poder de la dominación y el Perú es uno de los países que más lo demuestra. No es normal que todos los días las mujeres suframos algún tipo de acoso. No es normal que en muchas partes del mundo las mujeres seamos asesinadas por nuestra condición de ser mujeres. No son normales los tipos de violencia sexual, psicológica, física, etc. a las que nos exponemos. Todo esto responde a un sistema, a una estructura instaurada en nuestra sociedad que por muchos ha sido normalizada. Este sistema se llama patriarcado: Es cierto que el machismo- ese término desgastado y privilegiado por la retórica feminista- suele ser la causa visible de múltiples marginaciones de la mujer, pero siempre me ha resultado difícil aceptar que el hombre macho pueda prosperar sin que exista un sistema ideológico, pero también político y económico que lo avale. (Barrig, 2017, p.13). Este sistema tiene dos leyes: “La norma del control o posesión sobre el cuerpo femenino y la norma de la superioridad masculina.” (Segato, 2006, p.4). Con respecto a la posesión sobre el cuerpo femenino, Foucault (1998) explica cómo la concepción que se ha creado del cuerpo y sexo devienen del poder y del saber: “Mediante este proceso el cuerpo de la mujer fue analizado como cuerpo integralmente saturado de sexualidad. Atribuyéndole patologías intrínsecas regulando su fecundidad y haciéndola autora de una responsabilidad biológica moral de la vida de los niños.” (p.62). A esto el autor lo denomina Histerización del cuerpo de la mujer. Por otro lado, la superioridad masculina es una realidad social y naturalizada que determina y crea desigualdades entre hombres y mujeres, asignando roles según el género y dejando a las mujeres en la subordinación mediante una diferenciación social y dominante. Este sistema no es un invento de intelectuales o académicos. El patriarcado es el conjunto de las relaciones sociales, políticas y económicas basados en la superioridad masculina. Esta estructura surge desde la división de trabajo (aunque aquí se dio de una forma natural: hembras, dar de lactar a sus crías; machos, dedicados a la caza del alimento para su familia). El problema surge cuando esta división de trabajo se fue institucionalizando dando origen así a lo que conocemos como división de espacios: Privado y público. Así, las mujeres eran colocadas en el espacio privado dedicadas a las labores domésticas y al cuidado de los hijos e hijas. Mientras que el varón era el protagonista del espacio público. El hombre era el que trabajaba, salía a reuniones, salía a compromisos, etc. Poco a poco se le fueron atribuyendo ciertas actitudes a los hombres y otras a las mujeres. Esta diferenciación se dio dependiendo al género que te asignaban cuando nacías. Así, lo explica Miguel Ramos (2006) en su investigación Masculinidades y violencia conyugal: El recién nacido, apenas identificado por sus genitales como varón, la sociedad trata de hacer de él lo que esta entiendo por varón. Trata de fomentarle unos comportamientos, de reprimirle otros y de transmitirle ciertas convicciones de lo que significa ser varón. Así, su ubicación estará en un colectivo situado en una posición de superioridad sobre otro, el de las mujeres, alimentará su práctica con la perspectiva y pautas propias del grupo (p.18) Entonces, este sistema de dominación masculina, que ha sido criticado y cuestionado hace varias décadas por parte de expertas/os, académicas/os, especialistas (específicamente desde las teorías de género y teorías feministas), etc., ha dado origen a múltiples formas de dominación denominadas como actitudes machistas, algunas sutiles otras no tanto, que hoy en día son puestas en práctica. Cuando hablamos de sutiles, nos referimos a los micro machismos, aquellos comportamiento que indirectamente muestran la superioridad del hombre por encima de las mujeres. Por ejemplo, el mansplaining que se refiere a la actitud paternalista y condescendiente de un varón para explicarle cosas a las mujeres asumiendo que este sabe más que ellas, solo por el hecho de ser hombre. Las formas no sutiles de machismo son la misoginia y el sexismo. Pero existe aún una práctica que se ha vuelto común para los hombres, esta practica muestra hasta donde es capaz de llegar la violencia machista. Es una dominación masculina culminada en tragedia: El feminicidio. El feminicidio es considerado como el asesinato a las mujeres por parte de hombres por el hecho de ser mujeres. Esta es una expresión máxima de la violencia patriarcal. Así, las mujeres no solo mueren por ser mujeres, sino además porque están instauradas en un contexto patriarcal de subjetivación y dominación donde aún se les atribuyen actitudes pasivas, sublimes, modestas, etc. Marcela Lagarde (2005) en un informe denomina feminicidio como: “Una ínfima parte visible de la violencia contra las niñas y mujeres que sucede como culminación de una situación caracterizada por la violación reiterada y sistemática de los derechos humanos de las mujeres” (p.1). El feminicidio es un hecho social que sucede en todas partes del mundo, especialmente en América Latina y la solución a estos crímenes es en primer lugar una tipificación del fenómeno. Es decir, que los gobiernos usen el término feminicidio para determinarlos legalmente y lo trabajen como un caso específico. No como homicidio, sino como feminicidio. Finalmente, la principal corriente que ha trabajado este fenómeno es el feminismo y es claro que es desde esta perspectiva que se puede estudiar al fenómeno y así crear estrategias para su disminución. Así, Marcela Lagarde (2006) afirma: “El feminismo es paradigmático e indispensable para erradicar la violencia feminicida y lograr el respeto ineludible a la vida y a la libertad de las mujeres.” (p. 14). 2. Definición temática El feminicidio es un fenómeno social con características específicas que tipifica un crimen, pero no cualquiera sino un crimen que abarca una violencia de género. Por tanto, se considera feminicidio al asesinato de mujeres por hombres por el hecho de ser mujeres. Este término fue utilizado por primera vez en el libro A Satirical View of London at the Commencement of the Nineteenth Century de John Corry en 1801 para denominar el “asesinato de una mujer”, pero es más adelante que Diana Russel usa el término cuando le toca testificar sobre ese crimen en el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres en Bruselas en el año 1976” (Russel, p. 75-76) Así, ya para 1990 Russel definía feminicidio como todas las formas de asesinato sexista, esos motivados por el odio hacia las mujeres, en tanto que los asesinatos sexistas incluyan a los asesinatos realizados por varones motivados por un sentido de tener derecho a ello o superioridad sobre las mujeres. (Russel, p. 77-78). Por otrolado, otros investigadores como Campbell usan el término feminicidio para referirse a todos los asesinatos de mujeres sin importar la motivación para tales actos. De esta manera, vemos que el término ha sido estudiado e investigado por muchas/os académicas/os, pero en todas las definiciones este responde a una estructura, a un sistema. El feminismo responde también a lo que consideramos violencia de género. “La violencia constituida y cristalizada en forma de sistema de comunicación se transforma en un lenguaje estable y pasa a comportarse con el casi- automatismo de cualquier idioma” (Segato, 2006, p.7). Si bien esta violencia podría darse de distintas formas (psicológica, sexual, etc), su manifestación más visible es el feminicidio. Se pueden distinguir dos tipos de feminicidio: Feminicidio íntimo y no íntimo. Karen Stout (1991) en el libro de Russel define el término feminicidio íntimo como asesinato de mujeres por sus parejas íntimas masculinas” (p. 83). De esta manera se conoce que los feminicidios íntimos se presentan en casos donde la víctima mantiene o habría mantenido una relación de pareja con el criminal que no necesariamente obedece a relaciones matrimoniales, sino que pueden ser relaciones de pareja de convivientes, enamorados, novios, etc. En esta concepción también se incluyen casos de muerte de mujeres a manos de miembros de la familia, ya sean padres, hermanos, primos, tíos o padrastros. Sobre el feminicidio no íntimo, se refieren a los casos donde los homicidas no tenían una relación sentimental o familiar con la víctima. Entonces, en este tipo de feminicidio se incluye la muerte de mujeres por agentes externos, tales como amigos, vecinos o desconocidos. “Frecuentemente, el feminicidio no íntimo involucra el ataque sexual a la víctima”. (Carcedo, 2000, p.18) 3. Información estadística del problema Para la elaboración de este punto nos basamos en el Reporte estadístico de casos con características de feminicidio y/o tentativa de este en el periodo enero- abril por el MIMP (Ministerio de Mujer y Poblaciones Vulnerables) y el informe sobre Feminicidios en el Perú 2017 elaborado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en colaboración con INDAGA (Observatorio Nacional de Política Criminal). El Perú es uno de los países de Latinoamérica con altos índices de muertes de mujeres por razones de género. Según el Informe del M. De Justicia, el Perú tiene un 0.385 de IDG (Índice de desigualdad de género). Esta desigualdad es una de las principales causas del sistema patriarcal y por ende del feminicidio. Fuente: INEI- Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, 2012-2016 Sobre los tipos de violencia hacia las mujeres se han destacado las siguientes: violencia psicológica, física y sexual. En el siguiente cuadro se observa cuál ha sido la magnitud de estas violencias familiares contra la mujer ejercidas por algún compañero o esposo. Fuente: INEI- Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, 2012-2016 Lo que observamos en el anterior gráfico es que la tasa más alta es de violencia 68.2% (2016) psicológica o verbal, la cual sucede muy a menudo en los hogares domésticos. Le sigue la violencia física con un 31.7% (2016) y, por último la violencia sexual con un 6.6% (2016). Algo que se evidencia en el gráfico es que la tasa de cualquiera de los tipos de violencia ha disminuido en los años 2012-2016. En relación a la tasa de feminicidios, primero explicaremos la situación de Perú frente a América Latina y luego, la situación interna del país. Fuente: INEI- Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, 2012-2016 Así, vemos que Honduras es el país con mayor número de registro de feminicidios con 531 registros solo hasta el 2014. Mientras que en Perú para el año 2014 se tienen registrados 14 casos. Para esto recordemos que muchas veces, no todos los casos de feminicidios son registrados como tales, y más bien son registrados como homicidios. De acuerdo con el Reporte Estadístico del MIMP, este año hasta el mes de abril existen 43 casos de feminicidio. Fuente: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables De estos casos, las regiones con mayor registro de feminicidios son Lima Metropolitana, Arequipa, Junín, Ayacucho y Cusco con 9, 5, 2, 2, 4 respectivamente. Sobre los motivos supuestos por el asesino en caso de feminicidios, se encuentran los siguientes: Fuente: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables Observamos en el gráfico que se consideran los celos como el principal motivo del feminicidio con un 44%. Sobre la modalidad con la cual el asesino ejecutó su crimen, se encuentran los siguientes: Fuente: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables Se puede observar que el estrangulamiento y el acuchillamiento son los más comunes. En quemaduras hay un porcentaje de 0%, sin embargo, recordemos que este reporte se realizó antes de que suceda el feminicidio de Eyvi Ágreda, la cual fue quemada en un lugar público por un hombre, quien la venía acosando hacia un tiempo atrás. Sobre los perfiles tanto de la víctima como del victimario, tenemos los siguientes gráficos. Aquí observamos que las mujeres más atacadas por hombres se encuentran en una edad promedio, de 18-60 años. Fuente: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables Sobre el perfil del victimario, la edad donde mayor efecto ha tenido , está en el rango de entre 18-60. Fuente: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables Siguiendo la línea, la situación del victimario después del hecho generalmente es detenido y sin sentencia. Fuente: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables 4. Sobre las organizaciones que han tratado el tema En el Perú, los primeros estudios para analizar este fenómeno social han estado a cargo de las organizaciones feministas. “Desde los inicios de este siglo, las organizaciones feministas trabajaron para demostrar que el crimen de las mujeres se ha rodeado de circunstancias distintas al de los hombres, evidenciando la existencia del feminicidio” (Dador, 2012, p.6). Es más, es gracias a los aportes, desde inicios de los años 2000, de organizaciones feministas como Centro Peruano de la Mujer Flora Tristán, Manuela Ramos, DEMUS (Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer), entre otras, que los crímenes (asesinatos) hacia las mujeres por el hecho de ser mujeres son tipificados como feminicidios en Perú. Así, el feminicidio en nuestro país, fue tipificado como delito el 27 de diciembre del 2011 mediante la Ley Nº 29819, y en la actualidad se reconocen los dos tipos: Íntimo y no íntimo. En el caso del Estado podríamos algunos esfuerzos como la creación de los CEM (Centros de Emergencia para la mujer) que trabajan con temas sobre violencia de género y el mismo MIMP. Con respecto a las instituciones estatales, hemos identificado a dos de ellas que recogen datos estadísticos (cada uno a su manera) sobre feminicidios: Estos son el Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). En este sentido, vemos un doble trabajo (de parte de organizaciones y otro por parte del Estado) aunque muchas veces diferenciado: “Mientras que el Feminismo ha buscado explicarlo a partir de un sistema patriarcal dominante, la Sociología y la Criminología han buscado, cada una a su manera, identificar regularidades en las características de las víctimas y los perpetradores así como en las características del contexto en que suceden los feminicidios”. (Corradi, Marcuello-Servós, Boira, & Weil, 2016). 5. ¿Qué se ha hecho desde la comunicación para frenar este fenómeno? Muchas veces los casos de feminicidiosson presentados por los medios de comunicación de una manera, banal y trivial y con poca ética periodística. El problema con esto es que desinforma a la ciudadanía sobre la verdadera sucesión de los casos de feminicidios. Así, la opinión pública que se forma es una lejana a la vida real, ya que los medios no informan las cosas como realmente lo son. Algunas características, según Rosales (2012) de cómo los casos de feminicidios son presentados en el campo mediático son las siguientes: - Trivialización del tema: Se ubican a estos casos como aislados, sin dar cuenta de la dimensión y el impacto que adquiere el fenómeno. - Persistencia de referencias a distintos móviles: Cuando se le adjudica el término de crimen pasional. - Espectacularización de casos de feminicidios: Cuando lo más importante son los hechos sangrientos, se exige noticiabilidad e imágenes de la víctima. Especialmente si en estas se pueden evidenciar los daños en su cuerpo. Estas características se pueden evidenciar en muchos casos peruanos, como el último de la compañera Eivy Ágreda que fue quemada por un hombre que era su acosador. Muchos medios de comunicación en vez de enfocarse en el problema de fondo, el cual es el sistema que engloba a todos y todas, se dedicaron a ahondar en la vida de los actores, tanto en la de la víctima como el del victimario, muchas de las cuestiones fueron ¿Cuál era la relación de ella con su agresor?, ¿Habrá sido un crimen por celos?. Así, vimos cómo primaba más la vida privada de la víctima antes del enfoque en el problema real o en la búsqueda de formas de parar el fenómeno. Sin embargo, desde la comunicación se han llevado a cabo distintas tareas que obedecen a estrategias para frenar el fenómeno. Recordemos que la comunicación es la principal herramienta por la cual las personas mediante el lenguaje reciben un mensaje. Así, “La comunicación, por tanto, es una herramienta que puede contribuir a transformar y entender la categoría de género como una dimensión constitutiva de las relaciones sociales y comunicacionales mediadas por el poder”. (Rosales, 2012, p.36) En este caso, nombramos como principal ejemplo para hacer freno a la alta tasa de feminicidios mediante la comunicación, al uso de las redes sociales. El uso de las redes sociales como mecanismo de denuncia ha sido el que en los últimos años más incidencia y viralización ha tenido para la denuncia y conocimiento de muchos casos de feminicidio. Esto surge luego de la multitudinaria marcha Ni Una Menos 2016 , la cual se organizó por medio de las redes, especialmente Facebook, articulando a diversas organizaciones y personas para la asistencia a la marcha. Es así, que hoy las denuncias de mujeres en las redes, que cada vez son más, han hecho posible que los casos de feminicidio no solo se pueda viralizar a la sociedad, sino también de manera indirecta el Estado y las organizaciones gubernamentales se sienten presionados a emitir una respuesta mediante las acciones adecuadas. Sumado a esto, está la prensa independiente que tiene un compromiso con la sociedad. Portales como Wayka.pe, LaMula.pe, Utero.pe son medios que comparten las denuncias de las mujeres que sufren de algún tipo de violencia. Estos portales ponen en agenda estos casos, muchos de ellos sobre feminicidios o tentativas de feminicidio. Por otro lado, otras organizaciones están comprometidas con un nueva educación con enfoque de género como solución a los casos de feminicidio, puesto que un nuevo enfoque de la educación en el Perú es la única manera de cambiar el sistema patriarcal del país. Así, mediante diversos canales de comunicación, organizaciones como PROMSEX o Plan Internacional se enfocan principalmente en la educación y el empoderamiento de las niñas como prevención a cualquier tipo de discriminación o violencia que puedan sufrir por parte de los hombres. 6. Bibliografía Valdés, T., & Olavarría, J. (1997). Masculinidades, Poder y crisis. Santiago, Chile : Ediciones de las mujeres N.24 . Barrig, M. (2017). Cinturón de castidad. La mujer de clase media en el Perú. . Lima, Perú. Segato, R. (2006). Qué es un feminicidio. Notas para un debate emergente. Brasilia. Foucault, M. (1998). Historia de la Sexualidad I . Madrid, España. Ramos, M. (2006). Masculinidades y violencia conyugal . Lima, Perú . Lagarde, M. (2005). ¿A qué llamamos feminicidio? Russel, D., & Harmes, R. (2006). Feminicidio: una perspectiva global. México, México. A., C. (2000). Feminicidio en Costa Rica 1990-1999. . Dador, J. (2012). Historia de un debate inacabado. La penalización del feminicidio en el Perú. . Perú: Biblioteca Nacional del Perú . Rosales, M. B. (2012). Configuraciones semánticas del cuerpo femenino: Un análisis crítico del tratamiento mediático de los feminicidios. Polémicas Feministas , Buenos Aires .