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1. EL LENGUAJE 
 
 
 
1.1 ¿QUÉ ES LA LÓGICA? 
 
Es la doctrina del pensar. Esto se debe a que el objeto de la lógica se encuentra en 
el pensar. Las palabras lógicas y lógica son familiares para todos. A menudo se habla de 
una conducta lógica como contrapuesta a una conducta ilógica, de un procedimiento 
lógico como contrapuesto a uno ilógico, de explicación lógica, de espíritu lógico, etc. Una 
persona con espíritu lógico es una persona razonable, puede considerarse que todos estos 
sentidos derivan de otro más técnico de los términos lógico e ilógico destinado a 
caracterizar razonamientos. La lógica es el estudio de los métodos y los principios usados 
para distinguir el razonamiento correcto del incorrecto. Naturalmente, esta definición no 
pretende afirmar que sólo es posible razonar correctamente si se ha estudiado lógica. 
 
La lógica ha sido definida a menudo como la ciencia de las leyes del pensamiento. 
Aunque ofrece un indicio acerca de la naturaleza de la lógica, no es exacta esta 
definición. La lógica no puede ser la ciencia de las leyes del pensamiento porque también 
la psicología es una ciencia que trata de las leyes del pensamiento. Todo razonamiento es 
pensamiento, pero no todo pensamiento es razonamiento. Otra definición común de la 
lógica es aquella que la señala como la ciencia del razonamiento. 
 
El razonamiento es un género especial de pensamiento en el cual se realizan 
inferencias. Pero es aún pensamiento porque forma parte también del tema de estudio del 
psicólogo. 
 
Algo muy importante es la distinción entre el razonamiento correcto y el 
incorrecto es el problema central que debe tratar la lógica. Los métodos y las técnicas del 
lógico han sido desarrollados esencialmente con el propósito de aclarar esta distinción. 
 
 2 
El lógico se interesa por todos los razonamientos, sin tomar en cuenta su 
contenido, pero solamente desde este especial punto de vista. 
 
1.2 OBJETO DE LA LÓGICA 
 
Es el pensar el objeto de la lógica, ya que es un acontecimiento real anímico, que 
se encuentra, con seguridad, en todos los individuos humanos adultos y despiertos. El 
pensar y los pensamientos se refieren siempre necesariamente a algún objeto. No hay 
pensamientos sin objeto o pensamientos sin relación con objetos. Los objetos del pensar 
y de los pensamientos pueden ser, no sólo todas las cosas, sino también todos los estados, 
propiedades de cosas, todos los procesos, actividades, efectos, relaciones y circunstancias. 
 
En primer lugar es necesario un sujeto pensante, de quien parte el pensamiento, o 
que lo verifica. En segundo lugar viene el pensar mismo, considerado como un 
acontecimiento del alma, acontecimiento real que comienza en un momento determinado, 
se prolonga por cierto tiempo y cesa después. En tercer término, en cada acto de pensar es 
pensado un pensamiento determinado, que constituye su contenido. En cuarto lugar, este 
contendió mental, en los hombres que dominan un lenguaje, es expresado o visto, mas o 
menos exactamente, en ciertas formas verbales. 
 
Por último, en quinto lugar, el sujeto pensante, el pensamiento y el contenido, 
vestido de las formas del lenguaje, se refiere siempre a algún objeto, en el sentido general 
de esta palabra. Estos cinco factores se reúnen en un conjunto merced a un tejido de 
relaciones peculiares. 
 
1.3 LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 
 
La diferencia resulta de la breve reflexión siguiente: la teoría del conocimiento es, 
en opinión unánime, la ciencia del conocimiento. Su problema consiste en investigar la 
esencia del conocimiento en general, los elementos y estructura, las diversas clases, los 
últimos fundamentos suficientes, los métodos y límites del conocimiento. 
 3 
 
La teoría del conocimiento, para realizar plenamente su cometido desde su punto 
de vista, necesita iluminar interiormente los juicios, sus elementos, su estructura, sus 
pretensiones de verdad, sus clases y nexo, y como esto no puede conseguirse desde su 
punto de vista, sino solo desde el de la lógica, resulta, al propio tiempo, que la teoría del 
conocimiento presupone necesariamente la lógica. La lógica, en cambio, puede cumplir 
plenamente su cometido sin presuponer, en modo alguno, la teoría del conocimiento ni 
recurrir a su auxilio. 
 
La lógica, considera los juicios puramente en sí mismos, sin compararlos con los 
objetos con quienes quieren coincidir. Por lo tanto, la teoría del conocimiento ha de ir 
mas allá de la lógica, considerando, en el centro de su estudio, la relación de los juicios 
con los objetos a que se refieren. 
 
No sólo es diferente de la teoría del conocimiento, sino también totalmente 
independiente de ella. Se ve también fácilmente que, cuando en la lógica domina el punto 
de vista de la mente, que cuando en la lógica domina el punto de vista de la teoría del 
conocimiento existe necesariamente el riesgo de extravío; mantendrá la lógica su punto de 
visto unitario. 
 
1.4 ALGUNOS TÉRMINOS TÉCNICOS 
 
 Al lógico no le interesa el proceso de la inferencia, sino las proposiciones que 
constituyen los puntos inicial y terminal de este proceso, así como las relaciones 
existentes entre ellas. 
 
Las proposiciones son verdaderas o falsas; en esto difieren de las preguntas, las 
órdenes y las exclamaciones. Sólo es posible afirmar o negar proposiciones. Una pregunta 
puede responderse, una orden darse y una exclamación proferirse, pero ninguna de ellas 
puede ser afirmada o negada, ni se las puede juzgar como verdaderas o falsas. La 
gramática divide las formulaciones en el lenguaje a las proposiciones, las preguntas, las 
 4 
órdenes y las exclamaciones en oraciones declarativas, interrogativas, imperativas y 
exclamativas. Estas nociones son familiares. 
 
 Es necesario distinguir entre las oraciones declarativas y sus significados. La 
diferencia entre oraciones y proposiciones se pone de manifiesto al observar que una 
oración declarativa forma siempre parte de un lenguaje determinado, el lenguaje en el 
cual es enunciada, mientras que las proposiciones no son propias de ninguno de los 
lenguajes en los cuales pueden ser formuladas. 
Las tres oraciones: 
Llueve. 
Il pleut. 
Es regnet. 
 
Son diferentes, pues la primera está en castellano, la segunda en francés y la 
tercera en alemán. Sin embargo, tienen todos un mismo significado. 
 
 
Aunque el proceso de inferencia no concierne a los lógicos, para cada inferencia 
posible hay un razonamiento correspondiente y son estos razonamientos los que caen 
dentro del ámbito de la lógica. 
 
Un razonamiento no es una mera colección de proposiciones, sino que tiene una 
estructura. Al describir esta estructura, se emplean comúnmente los términos premisa y 
conclusión. La conclusión de un razonamiento es la proposición que se afirma sobre la 
base de las otras proposiciones del mismo, y a su vez estas proposiciones de las que se 
afirma que ofrecen la razón, para aceptar la conclusión son las premisas del 
razonamiento. 
 
 Los razonamientos se dividen tradicionalmente en dos tipos diferentes: deductivos 
e inductivos. Aunque todo razonamiento lleva implícita la afirmación de que sus premisas 
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ofrecen una evidencia de la verdad de su conclusión, solamente los razonamientos 
deductivos pretenden de sus premisas que ofrezcan evidencias concluyentes. 
 
Todo razonamiento deductivo es válido cuando sus premisas ofrecen un 
fundamento seguro para la conclusión, es cuando las premisas y la conclusión están 
relacionadas de tal manera que es imposible que las premisas sean verdaderas sin que la 
conclusión también lo sea. Todo razonamiento deductivo es válido o inválido y es tarea 
de la lógica deductiva aclarar la naturaleza de la relación existente entre las premisas y la 
conclusión en un razonamiento válido, para discriminar entre razonamientos de uno u 
otro tipo. 
 
Un razonamiento inductivo no pretendeque sus premisas ofrezcan una evidencia 
total de la verdad de su conclusión, sino solamente que ofrezcan cierta evidencia de ella. 
Los razonamientos inductivos no son válidos o inválidos en el sentido en que estos 
términos se aplican a los razonamientos deductivos. 
Solo de proposiciones puede predicarse la verdad y la falsedad, nunca de razonamientos. 
 
Existe una conexión entre la validez o no-validez de un razonamiento y la verdad 
o falsedad de sus premisas y su conclusión, pero esta conexión no es de ninguna manera 
simple. Algunos razonamientos válidos: 
Ejemplo: 
Todas las ballenas son mamíferas. 
Todos los mamíferos tienen pulmones. 
Por tanto, todas las ballenas tienen pulmones. 
 
Pero un razonamiento puede contener exclusivamente proposiciones falsas y, no 
obstante ello, ser válido, por ejemplo: 
Todas las arañas tienen seis patas. 
Todos los seres de seis patas tienen alas. 
Por tanto, todas las arañas tienen alas. 
 
 6 
Los ejemplos precedentes muestran que hay razonamientos válidos con 
conclusiones falsas, así como razonamientos inválidos con conclusiones verdaderas. 
Un razonamiento deductivo no logra establecer la verdad de su conclusión si no es válido 
o bien que no todas sus premisas son verdaderas. Determinar la verdad o falsedad de las 
premisas es tarea de la ciencia en general. 
 
El lógico se interesa por las relaciones lógicas que existen entre ellas, donde por 
relaciones lógicas entre proposiciones se entienden aquellas que determinan la corrección 
o incorrección de los razonamientos en los cuales aparecen. 
 
1.5 CONCEPTO 
 
Los conceptos pueden ser el contenido significativo de determinadas palabras. Las 
palabras se componen de fonemas y los conceptos no. En esencia, los conceptos 
constituyan el contenido de las palabras. Y ni aun siquiera en el pensar humano están los 
conceptos ligados necesariamente a palabras. 
 
La Lógica, para designar conceptos, necesita emplear palabras determinadas, 
palabras cuyas significaciones normales coinciden de que se trata. Ahora bien, los 
conceptos de objetos se refieren a objetos. El concepto oro se refiere al objeto oro. Los 
conceptos, ni son los objetos mismos a que se refieren, ni contienen objetos dentro de sí. 
El concepto oro es esencialmente distinto del objeto oro. 
 
Los conceptos son los últimos elementos de todos los pensamientos. Los 
pensamientos se componen de conceptos y solo de conceptos. 
 
1.6 DIVERSAS CLASES DE CONCEPTOS 
 
1.6.1 Conceptos Sustantivos. Son conceptos independientes, que no necesitan ser 
 7 
complementados por otros. Además constituye él último apoyo de todas las demás 
especies de conceptos. Todos los demás conceptos reclamen ser complementados por los 
sustantivos. 
 
Los conceptos sustantivos no pueden ligarse directamente a otros conceptos 
sustantivos; con ellos solos no pueden construirse ni conceptos compuesto, ni juicios de 
ningún genero, ni ninguna otra clase de pensamientos. Los conceptos sustantivos sólo 
pueden unirse a otros conceptos sustantivos por medio de conceptos de acción, 
funcionales o relacionantes. Solo pueden subordinarse a sus iguales. Pueden ligarse 
directamente con los conceptos relacionantes. Los conceptos sustantivos son 
absolutamente necesarios para los juicios. Por consiguiente, todo juicio contiene, 
necesariamente, al menos un concepto sustantivo. Solo los conceptos sustantivos pueden 
ocupar en los juicios el puesto de conceptos sujetos. 
 
Los conceptos sustantivos son necesarios, pero no suficientes, para constituir un 
juicio. 
 
1.6.2 Conceptos relacionantes. Son conceptos dependientes, que necesitan 
complemento. En el juicio no pueden ser conceptos sujetos ni conceptos predicados, pero, 
en cambio, son necesarios en todo juicio, ya que en todo juicio se pone una relación 
determinada entre el objeto y sujeto, y la determinación predicada, aunque no se exprese 
gramaticalmente. 
 
1.6.3 Conceptos funcionales puros. Son conceptos dependientes que requieren 
complemento. Algunos de ellos pueden unirse con conceptos sustantivos para formar 
conceptos independientes. Ciertos conceptos funcionales puros son necesarios en todo 
juicio; son los conceptos de referencia y enunciación. Los conceptos funcionales puros no 
pueden ser, en el juicio, concepto sujeto ni concepto predicado. Por tanto, no puede 
construirse un juicio solo con conceptos puramente funcionales. 
 
 
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1.7 JUICIO 
 
Los juicios se expresan ordinariamente en determinadas proposiciones. Es un 
pensamiento peculiar, compuesto y enunciativo. El juicio consta de tres conceptos: 
concepto sujeto, concepto predicado y concepto copula. El juicio se refiere a ciertos 
objetos, a los cuales somete y sobre los cuales, añadiendo o quitando una determinación, 
formula una enunciación, acomodándose a la naturaleza y conducta propia de los objetos. 
 
El juicio no consta de que consta. Su función de enlace y separación recae sobre los 
objetos a que se refiere y no sobre sus propios elementos, los conceptos de que consta. 
 
A todo juicio determinado corresponde un contenido objetivo determinado. Al juicio 
“El azufre es amarillo” corresponde el contenido objetivo que consta de la materia 
“azufre” y de su “ser amarillo”. Así, en el juicio antes citado, el azufre, que es una 
materia determinada, en el sentido en que se entiende como elemento del contenido 
objetivo, no es, en ningún sentido, elemento del juicio. El juicio no contiene, como parte 
suya, ni aquella materia determinada ni aquella cualidad determinada de color, sino que, 
consta de conceptos, los cuales son esencialmente distintos de toda materia y de todo 
color. Sin duda, a todo juicio pertenece un contenido objetivo determinado. El cual es lo 
diseñado por el juicio. 
 
Hay, desde luego, juicios que se refieren, a su vez, a juicios o a conceptos, enunciando 
algo sobre ellos. Estos son precisamente los juicios lógicos. En estos juicios, los 
contenidos objetivos que el juicio diseña contienen, a su vez, juicios y conceptos. 
 
Los tres miembros del juicio se ordenan entre sí de un modo determinado. El primero 
es el concepto sujeto. En el se apoya la función primaria de la copula, que conduce al 
concepto predicado y, pasando por encima de este, refiere la determinación del predicado 
al objeto sujeto, sostenido por el concepto sujeto; luego, sobre el conjunto se tiene la 
segunda función de la copula, la enunciación, con lo cual queda cerrado el juicio. En la 
formula “S es P”, la sucesión de los signos se acomoda a este orden interno del juicio. 
 9 
 
La formulación verbal de los juicios no exige una palabra propia por cada miembro 
del juicio. Pueden bastar dos palabras, y en algunos idiomas, como el latín, a veces hasta 
una sola, para expresar un juicio completo. Asimismo, la expresión verbal puede alterar la 
sucesión de los miembros del juicio, poniendo el predicado en primer lugar y el sujeto en 
el tercero. Pero no modifica en nada la ordenación lógica de los miembros. 
 
1.8 RACIOCINIO 
 
Es la deducción de un juicio sacado de uno o varios juicios. El raciocinio mismo 
consta, pues, de varios juicios; al menos, de dos distintos. Pero como, a su vez, los juicios 
se componen de conceptos, el raciocinio contiene, también conceptos. Más aún: en último 
término consta totalmente de conceptos. En primer lugar, de aquellos conceptos de que se 
componen sus juicios, pero esos juicios no aparecen en el raciocinio aislados, sino que se 
encuentran enlazados de una manera determinada. No todo enlace formula un raciocinio. 
Cuando dos juicios solo están ligados por el concepto “y”, como ocurre en el ejemplo “el 
oreo es un metal y el azufre es amarillo”, el conjunto formado por ambos no es un 
raciocinio. Para que haya raciocinio es menester que uno de los juicios sea consecuencia 
del otro. 
 
Al juicio consecuencia se le llama conclusión, y a los otros juicios, premisas.Por 
consiguiente, los raciocinios se componen de una conclusión y, al menos de una premisa. 
Ahora bien, la consecuencia por virtud de la cual se enlaza en el raciocinio la conclusión 
con las premisas no es una mera sucesión temporal de los juicios. 
La lógica se ocupa solo de los raciocinios validos. No le interesan los raciocinios falsos 
mas que en aquellos casos particulares. 
 
Los raciocinios que se componen simplemente de dos juicios, sacando de un único 
juicio otro, son raciocinios inmediatos. Los que se componen de mas de dos juicios, de 
modo que la conclusión se sigue de aún presida por intermedio de la otra, son raciocinios 
mediatos. La formula gramatical de un raciocinio mediato no necesita expresar todas las 
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premisas, sino que puede también constar simplemente de dos proposiciones enunciativas 
ligadas por un concepto deductivo. 
En suma, la lógica de los raciocinios ha de determinar de que manera las distintas 
especies de juicios pueden enlazarse para formar raciocinios concluyentes. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2. LOS USOS DEL LENGUAJE 
 
 
 
 
2.1 LAS TRES FUNCIONES BÁSICAS DEL LENGUAJE 
 
El lenguaje es un instrumento tan sutil y complicado que a menudo se pierde de vista 
la multiplicidad de sus usos. Aquí, como en otros campos, existe el peligro de dejarse 
llevar por nuestra tendencia a simplificar las cosas. 
 
Una queja corriente de aquellos que adoptan un punto de vista demasiado estrecho 
acerca de los usos legítimos del lenguaje, concierne a la manera en que se desperdician 
palabras en funciones de tipo social. 
 
Esto se manifiesta también en la deplorable conducta de la persona fastidiosa, quien, 
cuando se le pregunta cómo se encuentra, procede a describir el estado de su salud, 
habitualmente con gran extensión y detalle. Pero la gente, por lo general, no habla en las 
fiestas para instruirse mutuamente. 
 
Un uso muy importante del lenguaje es comunicar información. Esto se realiza 
mediante la formulación y la afirmación de proposiciones. En este contexto, la palabra 
información, se utiliza de modo que incluya también la mala información, o sea tanto las 
proposiciones falsas como las verdaderas, tanto los razonamientos correctos como los 
incorrectos. 
 
El discurso informativo es usado para describir el mundo y para razonar acerca de él. 
Que los presuntos hechos descriptivos sean o no importantes, sean generales o 
particulares, no interesa. En todos los casos, el lenguaje con que se los describe o se 
transmite algo acerca de ellos es usado informativamente. 
 
 12 
Además del informativo, se distinguen dos usos o funciones básicos del lenguaje, que 
son el uso expresivo y el directivo. 
 
El lenguaje expresivo es poético. El poeta expresa sus emociones complejas y 
concentradas en un soneto o en alguna otra forma de poesía. Un fiel puede ante la 
vastedad y los misterios del universo recitando el Padrenuestro o el Salmo 23 de David. 
Todos éstos son usos del lenguaje no dirigidos a comunicar información. 
 
La expresión puede ser descompuesta en dos componentes. Cuando una persona se 
maldice a sí misma en momentos en que está sola, cuando un poeta escribe poemas que 
no muestra a nadie o cuando un hombre ora en la soledad, su lenguaje expresa o revela su 
propia actitud pero no está destinado a despertar una actitud similar en algún otro. 
 
Por otro lado, cuando un orador trata de instar a su auditorio, no a la acción sino a que 
comparta su entusiasmo; cuando un enamorado corteja a su amada en lenguaje poético; 
cuando la multitud vitorea a su equipo deportivo preferido, el lenguaje usado no 
solamente pone de manifiesto las actitudes de los que hablan, sino que pretende también 
despertar las mismas actitudes en sus oyentes. 
 
El discurso expresivo, entonces, se usa ya sea para manifestar los sentimientos del que 
habla o para despertar ciertos sentimientos en el auditorio. 
 
El lenguaje cumple una función directiva cuando se lo usa con el propósito de originar 
una acción manifiesta. Los ejemplos más claros de discursos directivos son las órdenes y 
los pedidos. Cuando una madre indica a su pequeño que se lave las manos antes de 
comer, no pretende comunicarle ninguna información, ni tampoco manifestar o despertar 
alguna emoción particular. 
 
Su lenguaje está dirigido a obtener resultados, a provocar una acción del tipo 
indicado. Cuando la misma señora pide al almacenero que le mande ciertas mercaderías a 
su casa, está usando nuevamente el lenguaje de manera directiva para motivar o causar 
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una acción. Plantear una pregunta es, por lo común, pedir una respuesta y debe 
clasificarse también como discurso directivo. 
 
La diferencia entre una orden y un pedido es bastante sutil, pues casi cualquier orden 
puede traducirse en una solicitud agregando las palabras por favor o mediante cambios 
adecuados en el tono de voz o en la expresión facial. 
 
Los problemas relativos a la adecuación de las órdenes pueden plantearse y resolverse 
por métodos que se hallan estrictamente dentro del ámbito de la lógica. 
 
2.2 EL DISCURSO QUE CUMPLE FUNCIONES MÚLTIPLES 
 
Un poema es fundamentalmente un tipo de discurso expresivo, puede tener una 
moraleja y por lo tanto ser también un requerimiento al lector para que observe un cierto 
tipo de vida, y también contener una cierta cantidad de información. 
 
Por otra parte, si bien un sermón es de carácter predominantemente directivo, ya 
que trata de provocar determinadas acciones por parte de los miembros de la 
congregación, también puede manifestar y despertar sentimientos, cumpliendo así una 
función expresiva, o incluir alguna información al comunicar ciertos hechos. 
 
Un tratado científico, que es informativo, revela algo del propio entusiasmo del 
autor, con lo cual desempeña una función expresiva, y puede también, con lo cual 
desempeña una función expresiva, al menos implícitamente, cumplir alguna que otra 
función directiva, al invitar quizás al lector a que verifique independientemente la 
conclusión del autor. 
 
 Puede decirse que toda acción obedece a causas muy complejas. El análisis de las 
motivaciones corresponde más a un psicólogo que a un lógico, pero es de conocimiento 
común que, las acciones son el resultado de deseos y creencias. 
 
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Por consiguiente, las acciones pueden ser provocadas instigando las actitudes 
apropiadas y comunicando la información pertinente. Suponiendo que sus oyentes son 
caritativos, en tal caso, el uso del lenguaje será en última instancia directivo, pues su 
propósito es provocar una cierta acción. 
 
En esta situación, una orden descarnada sería mucho menos efectiva que el 
discurso informativo usado. 
 
Algunos estudiosos del lenguaje han sugerido que el discurso sirve a más de estas 
tres funciones distintas. Sin embargo, es posible considerar cualquier otra función como 
una mezcla o combinación de dos o quizá de los tres usos básicos. 
 
2.3 LAS FORMAS DEL DISCURSO 
 
 Los textos de gramática habitualmente definen la oración como la unidad del 
lenguaje que expresa un pensamiento completo, y dividen las oraciones en cuatro 
categorías, llamadas comúnmente declarativas, interrogativas, imperativas y 
exclamativas. Estas cuatro categorías no son las mismas que las de las afirmaciones, las 
preguntas, las órdenes y las exclamaciones. 
 
 Se puede estar tentado a identificar la forma con la función y a pensar que las 
oraciones declarativas y el discurso informativo coinciden o que las oraciones 
exclamativas solo son adecuadas para el discurso expresivo. 
 
Una pregunta como el pedido de una respuesta, consiste exclusivamente en 
oraciones formuladas en los modos interrogativo e imperativo. Algunas personas 
identifican la forma con la función, pero no son lectores sensibles, pues esta 
identificación amenudo impide que comprendan lo que se dice y se pierden mucho de lo 
que se pretende comunicar. 
 
 15 
 Es un error creer que todo lo que hay en la forma de una oración declarativa es 
discurso informativo, que deba ser valorado si es verdadero y rechazado si es falso. 
Muchos poemas y plegarias tienen la forma de oraciones declarativas, a pesar de que su 
función no es informativa. Considerarlos de esta forma y pretender juzgarlos con criterios 
de verdad o falsedad equivale a negarse satisfacciones estéticas y religiosas. 
 
También, muchas solicitudes y órdenes pueden expresarse indirectamente, de 
manera quizá más amable, por medio de oraciones declarativas. 
 
La oración declarativa, “me gustaría tomar un poco de café”, no será tomada por 
un mozo de café como un mero informe sobre el hecho psicológico que evidentemente 
afirma acerca de su cliente, sino como una orden o un pedido para que emprenda una 
determinada acción. Las oraciones declarativas se prestan para la formulación de 
cualquier tipo de discurso. Lo mismo ocurre con otras formas de oraciones. La oración 
interrogativa, puede no ser una pregunta en absoluto, sino una manera indirecta de 
comunicar información o un intento de expresar y provocar un sentido de hostilidad. 
 
Aun lo que gramaticalmente es un imperativo, puede no ser una orden, sino más 
bien un discurso de tipo informativo en lo que afirma y expresivo en su uso del lenguaje 
destinado a despertar adecuados sentimientos de solemnidad y respeto. Debe recordarse 
que algunos tipos de discurso están destinados a servir a dos, o quizás a las tres funciones 
del lenguaje, simultáneamente. En tales casos, cada aspecto o función de un pasaje debe 
juzgarse por su criterio adecuado. 
 
Así, una parte que tenga una función informativa puede ser estimada como 
verdadera o falsa. Si el mismo fragmento cumple también una función directiva, se lo 
podrá valorar como propio o impropio, correcto o incorrecto. 
 
Y si cumple también una función expresiva, esta componente del mismo podrá ser 
estimada como sincera o insincera, como valiosa o de otra manera. 
 
 16 
Los conceptos de verdad y falsedad, así como los concomitantes de corrección e 
incorrección de razonamientos, tienen mayor importancia en el estudio de la lógica que 
los otros que se han mencionado. Pero los criterios del lógico deben aplicarse solamente 
al discurso informativo. 
 
Ser capaces desentrañar la función informativa que cumple un pasaje determinado 
de cualquier otra función que pueda también desempeñar. Para poder realizar este 
desentrañamiento se deben saber cuáles son las diferentes funciones que puede cumplir el 
lenguaje y ser capaces de distinguirlas. 
 
La estructura gramatical de un pasaje a menudo suministra un indicio de su 
función, pero no hay ninguna conexión necesaria entre la función y la forma gramatical. 
Tampoco entre la función y el contenido, en el sentido de lo que en apariencia afirma el 
pasaje. Cuando se cita un pasaje aislado, a menudo es difícil decir cuál es la función del 
lenguaje que primordialmente pretende llenar. La razón de esta dificultad reside en que el 
contexto es sumamente importante para establecer la respuesta a esa cuestión. Lo que es 
por sí mismo una oración imperativa o una llana enunciación de hechos, en su contexto 
propio puede funcionar expresivamente, como parte de una totalidad mayor cuyo efecto 
poético deriva de la disposición de todas sus partes. 
Por ejemplo, aisladamente la frase: 
 Dame mi espada 
Es un imperativo que tiene una función directiva. 
 
 Es también importante distinguir entre la proposición que una frase formula y lo 
que el hecho de su enunciación revela acerca de la persona que la profiere o la escribe. 
Cuando una persona dice, está lloviendo, la proposición que enuncia pone de manifiesto 
que ella cree que está lloviendo, y éste es un hecho acerca del que habla. Puede también 
ocurrir que una persona haga una afirmación que se refiere manifiestamente a sus 
creencias. 
 
 17 
De igual modo, proferir una orden habitualmente revela los deseos de los que la 
profiere, y en circunstancias apropiadas afirmar que uno tiene tal o cual deseo equivale a 
dar una orden. Soltar una exclamación de alegría pone en evidencia que quien la profirió 
está alegre, aunque en el proceso no haya hecho ninguna afirmación al respecto. 
 
2.4 PALABRAS EMOTIVAS 
 
 Es importante comprender que el mismo hecho u objeto denotado puede 
describirse mediante palabras que tienen impactos emotivos sumamente distintos. Podría 
pensarse que el impacto emotivo de una palabra o frase siempre se relaciona con las 
propiedades que posee aquello a los cuales se refieren esa palabra o frase. 
 
2.5 TIPOS DE ACUERDO Y DE DESACUERDO 
 
 Las conjugaciones de verbos irregulares aclaran que una misma situación puede 
describirse con palabras diferentes que expresan actitudes muy divergentes. Y en la 
medida en que algo pueda ser descrito mediante frases diferentes, una de las cuales 
exprese una actitud de aprobación, otra de desaprobación y otra más o menos neutra, hay 
diferentes tipos de acuerdo o desacuerdo que pueden expresarse con respecto a cualquier 
situación o actividad. 
 
 Dos personas pueden diferir sobre si ha ocurrido o no un suceso; cuando se da esta 
situación, puede decirse que hay desacuerdo en las creencias. Por otra parte, pueden estar 
de acuerdo en que un acontecimiento realmente ha ocurrido, concordando así en las 
creencias, pero pueden tener actitudes muy divergentes, y hasta opuesta hacia el mismo. 
La persona que lo aprueba lo describirá en un lenguaje que exprese aprobación, mientras 
que la otra elegirá términos que expresen desaprobación. 
 
Respecto a cualquier cuestión, dos personas pueden concordar en las creencias y 
discrepar en la actitud o pueden concordar tanto en unas como en otra. También es 
posible que coincidan en la actitud, a pesar de discrepar en la creencia. Uno puede creer 
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que fulano de tal ha cambiado de opinión y elogiarlo, mientras que otro puede creer que 
no ha cambiado en absoluto y elogiarlo por no dejarse influir. 
 
Este tercer tipo de situación se da a menudo en la política; diferentes personas 
pueden apoyar al mismo candidato por razones distintas y hasta incompatibles. También 
hay una cuarta posibilidad, aquella en la cual el desacuerdo es completo. Una persona 
puede aprobar cálidamente a alguien por haber reconsiderado juiciosamente una opinión, 
mientras que otra puede criticarlo con el mismo vigor por ser demasiado testarudo para 
reconocer su error. En este caso, hay desacuerdo en la creencia y también en la actitud. 
 
 Si interesa el problema de resolver los desacuerdos es importante comprender que 
el acuerdo o el desacuerdo pueden referirse, en un caso determinado, no solamente a los 
hechos, sino también a las actitudes frente a esos hechos. Hay diferentes métodos 
aplicables a la solución de diferentes tipos de desacuerdo y si no se ve con claridad cuál 
es el tipo de desacuerdo existente, tampoco se sabrán cuáles métodos deben utilizarse. 
Si el desacuerdo reside en las creencias, puede resolverse mediante una averiguación 
concerniente a los hechos. 
 
 Por otra parte, si hay desacuerdos en las actitudes, y no en las creencias, las 
técnicas apropiadas para resolverlo son diferentes, más amplias y menos directas. Un 
intento serio por resolver un desacuerdo en las actitudes puede necesitar la referencia a 
muchas cuestiones de hecho. En cambio, puede ser útil considerar qué implicaciones o 
consecuencias se desprenden de la acción referida y cuáles se desprenderían de algún otro 
curso de acción. 
 
 Cuando el desacuerdo reside en las actitudes, no en las creencias, puede 
expresarse el más vigoroso y, naturalmente, genuino desacuerdo con enunciados que son 
todos ellos literalmente verdaderos, al menos en lo que respecta a su contenidoinformativo. 
 
 
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Ejemplo: 
 
El abogado, con el banquero ceñudo e impaciente sentado a su lado, presentó 
ordenadamente los cargos contra La Follete, las medidas que había promovido, la 
legislación presentada y propuesta, sus métodos políticos, etc. 
 
Horrorizado por las cosas mencionadas en su lista y alarmado por la política y el 
poder que tenía este demagogo, pronunció su veredicto, con emoción, fuerza y 
elocuencia. El único inconveniente era que a mí las medidas de La Follete me parecían 
razonables, sus métodos democráticos, sus propósitos justos y moderados, y su firmeza y 
espíritu de lucha admirables y heroicos. 
 
 Lo que ocurrió aquí fue que la exposición de los hechos realizada por el abogado, 
no bastó para producir el tipo de acuerdo en la actitud que el abogado buscaba. Aportar 
más pruebas de que los hechos eran tales como se los había descrito, no hubiese 
conducido un ápice a los dos hombres a un acuerdo mayor en la actitud. La emoción, la 
fuerza y la elocuencia del abogado eran factores importantes, pero no suficientes. Lo que 
el abogado consideraba como audaces innovaciones y radicales alejamientos del orden 
establecido. Se tendía a considerarse como mejoras progresistas tendientes a la 
eliminación de prejuicios anticuados. Ambos estaban de acuerdo en que había cambios. 
Pero las estimaciones de éstos eran diferentes. 
 
 La lección de estas consideraciones es simple, pero importante. Cuando dos partes 
en litigio proclaman un descuerdo y expresan sus puntos de vista divergentes en 
enunciados que son lógicamente consistentes, todos ellos quizá verdaderos literalmente, 
sería un error decir que los antagonistas en realidad no discrepan o que su desacuerdo es 
puramente verbal. No dicen simplemente lo mismo con palabras diferentes. 
 
 20 
 El conocimiento de los distintos usos del lenguaje ayuda a discernir qué tipos de 
desacuerdo pueden hallarse implicados en una cuestión y puede contribuir, por lo tanto, a 
resolverlos. Por supuesto que esbozar las distinciones indicadas no resuelve por sí mismo 
el problema ni hace desaparecer los desacuerdos. Pero aclara la discusión y revela el tipo 
y el punto neurálgico del desacuerdo. Y si es cierto que los problemas tienen más fácil 
solución cuando se los comprende mejor, entonces el estudio de los diferentes usos del 
lenguaje tiene un considerable valor. 
 
2.6 EL LENGUAJE NEUTRO 
 
 El lenguaje emotivo no tiene nada de anómalo, como tampoco lo tiene el lenguaje 
no emotivo o neutro. De igual modo, se puede decir que las almohadas y los martillos no 
tienen nada de malo. Todo esto es cierto, pero eso no quiere decir que se vaya a tener 
éxito si se trata de clavar clavos con almohadas o que pueda sentir cómodos si se trata de 
dormir apoyando nuestras cabezas sobre martillos. 
 
 Es evidente que cuando se esta tratando de averiguar los hechos, de seguir un 
razonamiento o de conocer la verdad acerca de algo, todo los que distraiga de nuestro 
propósito tenderá a frustrar. En un lugar común el que las pasiones tienden a oscurecer la 
razón y esta opinión se refleja en el uso de las palabras desapasionado y objetivo como 
sinónimos. Se desprende de esto que, cuando se trata de razonar acerca de un lenguaje 
fuertemente emotivo es un obstáculo y no ayuda. 
 
Por ejemplo, si interesa calcular en términos de productividad y eficiencia las 
consecuencias económicas que se derivarían de diversos grados de control económico 
gubernamental, hallará una tarea más difícil si se insiste en referir a los fenómenos en 
cuestión con palabras emocionalmente tan cargadas como libertad e interferencia 
burocrática, por un lado, o licencia e irresponsabilidad por el otro. 
 
 21 
 El uso de tales estereotipos debe desaprobarse, no porque carezcan de valor 
literario, sino porque las trilladas reacciones emocionales que ellos agitan se interponen 
en la apreciación objetiva de los hechos a los cuales se refieren. 
 
Este peligro es bien familiar para aquellos que han estudiado las consultas de la 
opinión pública, como las de Gallup. Al tratar de conocer los puntos de vista de la gente, 
los que realizan la encuesta deben cuidarse de no deslizar prejuicios en la cuestión 
formulando sus preguntas de tal modo que graviten en las respuestas. 
 
 No todas las diferencias emotivas entre palabras estrechamente relacionadas son 
independientes de sus significados descriptivos; algunas derivan directamente de éstos. 
Las diferencias que hay en nuestras actitudes hacia la educación y el adoctrinamiento, por 
ejemplo, se basan en diferencias reales entre las dos actividades, tanto como en cualquier 
diferencia emotiva que se pueda atribuir a las dos palabras. Lo importante es que si 
nuestro propósito es obtener y comunicar información, el lenguaje más útil es el que tiene 
menos impacto emotivo. 
 
Los términos más antiguos y con estímulos emotivos, como noble y bajo para 
caracterizar metales, han sido desplazados por una jerga especial o, a través del tiempo, se 
ha llegado a divorciarlos por completo. 
 
 De este modo, se debe investigar la verdad de la falsedad literal de un punto de 
vista y descubrir sus implicaciones lógicas, la tarea será más fácil se traduce toda 
formulación fuertemente emotiva sobre aquél a una descripción los más neutra posible. 
 
 El lenguaje emotivo no es malo en sí mismo, pero cuando es información lo que se 
busca será bueno elegir palabras cuyos significados emotivos no distraigan o impidan 
considerar adecuadamente lo que describen. El uso descuidado del lenguaje en los 
razonamientos a menudo da origen a falacias. 
 
 
 22 
 
 
 
3. FALACIAS NO FORMALES 
 
 
 
 
Aunque todos los libros de lógica contienen un examen de las falacias, su manera 
de tratarlas no es en todos la misma. No hay ninguna clasificación de las falacias 
universalmente aceptada. No hay que sorprenderse ante esta situación. 
 
 La palabra falacia es en sí misma un poco vaga. Un uso perfectamente correcto de 
la palabra es el que se le da para designar cualquier idea equivocada o creencia falsa, 
como la falacia de creer que todos los hombres son honestos. Pero los lógicos usan el 
término en el sentido más estrecho y más técnico de error en el razonamiento o la 
argumentación. Una falacia es, entonces, en el sentido en que se usará el tipo de 
razonamiento incorrecto, se puede decir de dos razonamientos diferentes que contienen o 
cometen la misma falacia. Muchos argumentos son tan obviamente incorrectos que no 
engañan a nadie. 
 
En el estudio de la lógica, se acostumbra reservar el nombre de falacia a aquellos 
razonamientos que, aunque incorrectos, son psicológicamente persuasivos. Por tanto, 
falacia es una forma de razonamiento que parece correcto, pero resulta no serlo cuando se 
lo analiza cuidadosamente. 
 
El estudio de estos razonamientos es provechoso, pues la familiaridad con ellos y 
su comprensión impedirán que sean engañados por ellos. Estar prevenidos es estar 
armados de antemano. Las falacias se dividen tradicionalmente en dos grandes grupos, las 
formales y las no formales. Es más conveniente analizar las falacias formales en conexión 
con ciertos esquemas de inferencia válidos con los cuales presentan una semejanza 
superficial. Las falacias no formales se dividen en falacias de atingencia y falacias de 
ambigüedad. 
 23 
 
3.1 FALACIAS DE ATINGENCIA 
 
El rasgo común a todos los razonamientos que cometen falacias de atingencia es 
que sus premisas carecen de atingencia lógica con respecto a la verdad o falsedad de las 
conclusiones que pretenden establecer. La inatingencia es aquí lógica y no psicológica, 
pues si no hubiera algún tipo de conexión psicológica carecería de efecto persuasivo o de 
corrección aparente. 
 
3.2 CONCLUSIÓN INATINGENTE 
 
 Se comete cuando un razonamiento que se supone dirigido a establecer una 
conclusión particulares usado para probar una conclusión diferente. Es cuando se halla 
bajo consideración una propuesta particular de dictar una legislación sobre la vivienda, 
puede levantarse un legislador para hablar a favor de la ley y argumentar que todo el 
mundo debe tener viviendas decentes. 
 
 En un juicio, al tratar de probar que el acusado es culpable de asesinato, el fiscal 
acusador puede argumentar para demostrar que el asesinato es un horrible delito y lograr, 
efectivamente, probar esta conclusión. Pero, si de sus observaciones acerca de lo horrible 
que es el asesinato, pretende inferir que el acusado es culpable de él, comete la falacia de 
conclusión inatingente. En primer lugar, no siempre es obvio que una determinada 
argumentación constituye un ejemplo de conclusión inatigente. 
 
Durante el curso de una discusión prolongada, la fatiga puede originar falta de 
atención, con la consecuencia de que los errores y la poca atingencia de la conclusión con 
respecto a las premisas pueden pasar inadvertidos. Esta es una respuesta parcial, 
naturalmente. La parte que falta se relaciona con el hecho del lenguaje puede servir para 
despertar emociones, tanto como para comunicar información. 
 
 
 24 
3.3 ARGUMENTUM AD BACULUM (APELACIÓN A LA FUERZA) 
 
El argumentum ad baculum es la falacia que se comete cuando se apela a la 
fuerza, o a la amenaza de fuerza, para provocar la aceptación de una conclusión. 
Usualmente solo se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales. El 
uso y la amenaza de los métodos de mano-fuerte para doblegar a los opositores políticos 
suministran ejemplos contemporáneos de esta falacia. 
 
La apelación a métodos no racionales de intimidación puede ser, más sutil que el 
uso abierto o la amenaza de campos de concentración o grupos de choque. En escala 
internacional, el argumentum ad baculum significa la guerra o la amenaza de la guerra. 
 
3.4 ARGUMENTUM AD HOMINEM (OFENSIVO) 
 
 La expresión significa literalmente argumento dirigido contra el hombre. Es 
susceptible de dos interpretaciones. La primera variedad de esta falacia como la del tipo 
ofensivo. Se la comete cuando, en vez de tratar de refutar la verdad de lo que se afirma, 
se ataca al hombre que hace la afirmación. Una manera de persuadir a veces este 
razonamiento falaz es a través del proceso psicológico de la transferencia. Si puede 
provocarse una actitud de desaprobación hacia una persona, ella puede desbordar el 
campo estrictamente emocional y convertirse en desacuerdo con lo que esa persona dice. 
Pero esta conexión es solo psicológica, no lógica. Aun el más perverso de los hombres 
puede a veces decir la verdad o razonar correctamente. 
 
3.5 ARGUMENTUM AD HOMINEM (CIRCUNSTANCIAL) 
 
La segunda interpretación de la falacia del argumentum ad hominem, la variedad 
circunstancial, puede explicarse de la manera siguiente. En una discusión entre dos 
personas, una de ellas puede ignorar totalmente la cuestión relativa a la verdad o falsedad 
de sus propias afirmaciones y tratar de probar, en cambio, a que su antagonista debe 
aceptarlas debido a especiales circunstancias en las que éste puede hallarse. 
 25 
Así por ejemplo, si uno de los contendientes es un sacerdote, el otro supone que 
debe aceptar una determinada aserción porque su negación es incompatible con las 
Escrituras. Esto no es demostrar su verdad, sino urgir su aceptación por ese individuo 
particular debido a las circunstancias especiales en las que se halla, en este caso su 
filiación religiosa. El clásico ejemplo de esta falacia es la réplica del cazador al que se 
acusa de barbarie por sacrificar animales inofensivos para su propia diversión. Su réplica 
consiste en preguntar a su crítico: ¿porqué se alimenta usted con la carne de ganado 
inocente? El deportista se hace culpable aquí de un argumentum ad hominem, porque no 
trata de demostrar que es correcto sacrificar vidas de animales para el placer de los 
humanos, sino simplemente que su crítico no puede reprochárselo debido a ciertas 
circunstancias especiales en las que pueda encontrarse, en este caso el no ser vegetariano. 
 
Los argumentos de este género no son correctos; no ofrecen pruebas satisfactorias 
para la verdad de sus conclusiones, sino que están dirigidos solamente a conquistar el 
asentimiento de algún oponente a causa de especiales circunstancias que se vinculan con 
éste. 
 
3.6 ARGUMENTUM AD IGNORANTIAM (ARGUMENTO POR LA IGNORANCIA) 
 
 Se puede ilustrar con el razonamiento de que debe de haber fantasmas porque 
nadie ha podido demostrar nunca que no los hay. Se comete esta falacia cuando se 
sostiene que una proposición es verdadera simplemente sobre la base de que no ha 
demostrado su verdad. Ahora bien, es evidente que nuestra incapacidad para demostrar o 
refutar una proposición no basta para establecer su verdad o falsedad. Esta falacia suele 
cometerse con mucha frecuencia en temas relativos a los fenómenos psíquicos, la 
telepatía, etc., donde no hay pruebas claras en pro o en contra. Es curioso que haya una 
cantidad de personas instruidas propensas a caer en esta falacia, como lo testimonian los 
muchos estudiantes de ciencias que afirman la falsedad de las afirmaciones espiritualistas 
y telepáticas sobre la base de que su verdad no ha sido establecida. El argumento es falaz 
en todos los contextos excepto en uno: la corte de justicia, donde el principio rector es 
suponer la inocencia de una persona hasta que se demuestre su culpabilidad. 
 26 
 
A veces se sostiene que el argumentum ad hominem no es falaz cuando se lo usa 
en un tribunal de justicia con el propósito de arrojar dudas sobre la declaración de un 
testigo. En los casos en que esto puede demostrarse, reduce la confianza al testimonio 
ofrecido. En ciertas circunstancias puede afirmarse con seguridad que si ha ocurrido un 
cierto acontecimiento, hay investigadores que pueden descubrir pruebas del mismo. Claro 
esta que una prueba no se basa en nuestra ignorancia, sino en nuestro conocimiento de 
que si hubiese ocurrido se sabría. En ciertos casos, no sacar una conclusión es tanto una 
violación del razonamiento correcto como sacar una conclusión equivocada. 
 
3.7 ARGUMENTUM AD MISERCORDIAM (LLAMADO A LA PIEDAD) 
 
 Es la falacia que se comete cuando se apela a la piedad para conseguir que se 
acepte una determinada conclusión. Se encuentra con frecuencia este tipo de 
argumentación en los tribunales de justicia, cuando un abogado defensor deja de lado los 
hechos que atañen al caso y trata de lograr la absolución de su cliente despertando piedad 
en los miembros del jurado. 
 
3.8 ARGUMENTUM AD POPULUM 
 
 Se define a veces como la falacia que se comete al dirigir un llamado emocional 
al pueblo o a la galería con el fin de ganar un asentimiento para una conclusión que no 
está sustentada por un razonamiento válido. Pero esta definición es tan amplia que incluye 
las falacias ad misericoridam, ad hominem y casi todas las otras falacias de atingencia. Si 
por ejemplo, lo que se trata es de probar que los productos sirven de manera adecuada a 
sus funciones ostensibles, el político que hace su campaña electoral argumenta que él 
debe recibir nuestros votos porque todo el mundo vota por él. Se dice que tal o cual marca 
de alimentos, o de cigarrillos, o de automóviles es la mejor porque es la que más se vende 
en el país. 
 
 
 27 
3.9 ARGUMENTUM AD VERECUMDIAM (LA APELACIÓN A LA AUTORIDAD) 
 
 Es la apelación a la autoridad, al sentimiento de respeto que siente la gente por las 
personas famosas, para ganar asentimiento a una conclusión. Este argumento no siempre 
es estrictamente falaz, pues la referencia a una reconocida autoridad en el campo especial 
de su competencia puede dar mayor peso a una opinión y constituir un factor de 
importancia. Si varios legos discuten acerca de algún problema de la ciencia física y uno 
de ellos apelaal testimonio de Einstein sobre la cuestión, este testimonio es sumamente 
importante. 
 
Aunque no demuestra lo que se sostiene, tiende indudablemente a confirmarlo. Es 
muy relativo, si en vez de legos son expertos los que discuten acerca de un problema que 
está dentro del campo de su especialidad, solo deben apelar a los hechos y a la razón, y 
toda apelación a la autoridad de otro experto carecería completamente de valor como 
prueba. 
 
 Pero, cuando se apela a una autoridad en cuestiones que están fuera del ámbito de 
su especialidad se comete la falacia del argumentum ad verencundiam. Si en una 
discusión sobre religión uno de los antagonistas apela a las opiniones de Darwin, una gran 
autoridad en biología, esa apelación es falaz. 
 
De igual modo, apelar a las opiniones de un gran físico como Einstein para dirimir 
una discusión sobre política o economía sería también falaz. Podría sostenerse que una 
persona lo suficientemente brillante como para alcanzar la categoría de una autoridad en 
campos complejos y difíciles como la biología o la física, debe también tener opiniones 
correctas en otros campos que están fuera de su especialidad. 
 
Pero la debilidad de este argumento se hace obvia cuando se piensa que, en estos 
tiempos de extrema especialización, obtener un conocimiento completo en un campo 
requiere tanta concentración que restringe las posibilidades de adquirir en otros un 
conocimiento autorizado. 
 28 
Los testimonios de los anunciadores son ejemplos frecuentes de esta falacia. Se 
insta a fumar esta o aquella marca de cigarrillos porque un campeón de natación o porque 
un corredor de autos firma su superioridad. Y se asegura que tal o cual cosmético es 
mejor porque es el preferido de cantantes de ópera o estrellas de cine. 
 
Claro que una propaganda de este género puede ser considerada también como 
una apelación al esnobismo y rotulada como un ejemplo de argumentum ad populum. 
Pero, cuando se afirma que una proposición es literalmente verdadera sobre la base de su 
aserción por una autoridad cuya competencia se relaciona con un campo diferente, se 
tiene una falacia de argumentum ad verecundiam. 
 
3.10 LA CAUSA FALSA 
 
 Ha sido analizada de diversas maneras en el pasado y ha recibido distintos 
nombres latinos, tales como non causa pro causa y post hoc ergo propter hoc. El primero 
es éstos es más general e indica el propter hoc. El primero de éstos es más general e 
indica el error de tomar como causa de un efecto algo que no es su causa real. El segundo 
designa la inferencia de que un acontecimiento es la causa de otro simplemente sobre la 
base de que el primero es anterior al segundo. Todo razonamiento que trata de establecer 
una conexión causal erróneamente, como un ejemplo de falacia de la causa falsa. La 
caracterización del razonamiento bueno o correcto en lo relativo a conexiones causales 
constituye el problema central de la lógica inductiva o método científico y será discutida 
en posteriormente. 
 
Sin embargo, no es difícil ver que el mero hecho de la coincidencia o la sucesión 
temporal no basta para establecer ninguna conexión causal. Sin duda alguna, se debe 
rechazar la pretensión del salvaje de que el hacer sonar sus tambores es la causa de la 
reaparición del sol después de un eclipse, aun cuando pueda ofrecer como prueba el 
hecho de que cada vez que se hicieron sonar los tambores durante un eclipse, el sol 
reapareció. 
 
 29 
 
Nadie se llamaría a engaño con respecto a este argumento; sin embargo mucha 
gente cree en testimonios sobre remedios, según los cuales el señor X sufría de un fuerte 
resfrío, bebió tres frascos de una cocción a base de una hierba secreta, y en dos semanas 
se curó del resfrío. 
 
3.11 LA PREGUNTA COMPLEJA 
 
 La última falacia de atingencia es la falacia de la pregunta compleja. Todos saben 
que es uno poco cómico hacer preguntas como: ¿Ha abandonado usted los malos hábitos? 
No es pregunta simple, a la que sea posible responder con un directo sí o no. Las 
preguntas de este tipo suponen que se ha dado ya una respuesta definida a una pregunta 
anterior, que ni siquiera ha sido formulada. Una pregunta de este tipo no admite un simple 
sí o no como respuesta, porque no es una pregunta simple o única, sino una pregunta 
compleja, en la cual hay varias preguntas entrelazadas. 
 
 Se comete la falacia de la pregunta compleja cuando no se percibe la pluralidad de 
preguntas y se exige, o se da, una respuesta única a una pregunta compleja, como si fuera 
simple. No solamente se encuentren ejemplos de esta falacia en bromas obvias, como el 
ejemplo anterior. En un interrogatorio, un abogado puede plantear preguntas complejas a 
un testigo para confundirlo, o inclusive para acusarlo. Puede preguntar: ¿dónde ocultó las 
pruebas?, ¿Qué hizo con el dinero?, etc. En la propaganda, en los casos en que sería 
sumamente difícil demostrar o conquistar aprobación para una llana afirmación, la idea 
puede ser infiltrada de manera muy persuasiva por medio de una pregunta compleja. Un 
portavoz de empresas privadas que explotan servicios públicos puede plantear la 
pregunta: ¿Por qué la explotación privada de los recursos es mucho más eficiente que 
cualquier control público? En estos casos, el procedimiento inteligente es tratar la 
pregunta compleja, no como si fuera simple, sino analizándola en sus partes 
componentes. Puede muy bien ocurrir que cuando la pregunta implícita previa es 
respondida de manera correcta, la pregunta explícita simplemente se diluye. Si no he 
ocultado ninguna prueba, la pregunta de dónde la oculté carece de sentido. 
 30 
 
 Hay también otras variedades de la pregunta compleja. Una madre puede 
preguntar a su pequeño hijo si quiere portarse bien e ir a acostarse. En este caso, la 
cuestión es menos engañosa. Claramente se trata de dos preguntas y una de ellas no 
presume una particular respuesta a la otra. La falacia reside aquí en la suposición de que 
deba darse a ambas preguntas una única respuesta. ¿Está usted por los Republicanos y la 
prosperidad, o no? Ésta es una pregunta compleja y es, al menos, concebible que las dos 
pregunta puedan tener respuestas diferentes. 
 
 En el procedimiento parlamentario, la moción de dividir la cuestión es una moción 
de privilegio. Esta regla implica el reconocimiento de que las cuestiones pueden ser 
complejas y, por tanto, se las puede considerar con mayor claridad si se las divide. 
 
3.12 FALACIAS DE AMBIGÜEDAD 
 
El segundo grupo de falacias no formales ha recibido tradicionalmente este nombre o 
también se les llaman falacias de claridad. Aparecen en razonamientos cuya formulación 
contiene palabras o frases ambiguas, cuyos significados oscilan y cambian de manera más 
o menos sutil en el curso del razonamiento y, por consiguiente, lo hacen falaz. 
 
Las siguientes son todas falacias de ambigüedad; es útil dividirlas y clasificarlas 
según las diferentes maneras en que pueden presentarse sus ambigüedades. 
 
3.12.1 El Equívoco. La primera falacia de ambigüedad es la que surge del simple 
equívoco. La mayoría de las palabras tienen más de un significado literal; por ejemplo, la 
palabra pico puede designar una herramienta o la boca de un ave. Si se distingue 
claramente estos sentidos diferentes, no se planteará ninguna dificultad. 
 
Un ejemplo tradicional de esta falacia es el siguiente: El fin de una cosa es su 
perfección; la muerte es el fin de la vida; por lo tanto, la muerte es la perfección de la 
vida. 
 31 
Este razonamiento es falaz porque en él se confunden dos sentidos diferentes de la 
palabra fin. Puede significar objetivo o último razonamiento. Hay un tipo particular de 
equívoco que merece mención especial. Se relaciona con los términos relativos, que 
tienen diferentes significados en contextos diferentes. Por ejemplo, la palabra alto es una 
palabra relativa; un hombre alto y un edificioalto están en categorías completamente 
distintas. 
 
Un hombre alto es el que es más alto que la mayoría de los hombres; un edificio alto 
es el que es más alto que la mayoría de los edificios. Ciertas formas de razonamiento que 
son válidas para términos no relativos, pierden su validez cuando se sustituyen éstos por 
términos relativos. El razonamiento: un elefante es animal; por lo tanto, un elefante gris 
es un animal gris, es perfectamente válido. La palabra gris es un término no relativo. Pero 
el razonamiento: un elefante es un animal; por lo tanto, un elefante pequeño es un animal 
pequeño, es ridículo. El quid de la cuestión es que pequeño es un término relativo: un 
elefante pequeño es un animal muy grande. Se trata de una falacia por equívoco, debido 
al término relativo pequeño. 
 
3.12.2 El énfasis. Se comete cuando en un razonamiento cuya naturaleza engañosa y 
carente de validez depende de un cambio o una alteración en el significado. La manera en 
que los significados cambian en la falacia del énfasis depende de las partes de él que se 
recalquen o destaquen. Es indudable que algunos enunciados adquieren significados 
completamente diferentes según las diferentes palabras que se subrayen. Por ejemplo, los 
diferentes significados que resultan de la siguiente prohibición, según los cuáles sean las 
palabras en bastardilla que se destaquen: 
No se debe hablar mal de nuestros amigos. 
 
Cuando se la lee sin ningún énfasis indebido, la prohibición es perfectamente correcta. 
Pero si se extrae la conclusión de que se pueden sentir libres de hablar mal de cualquiera 
que no sea nuestro amigo, entonces esta conclusión deriva de la premisa solamente si ésta 
tiene el significado que adquiere cuando se subrayan las dos últimas palabras. Pero, en 
este caso, ya no es aceptable como ley moral, tiene un significado diferente y es, de 
 32 
hecho, una premisa diferente. Este razonamiento sería entonces un ejemplo de falacia del 
énfasis. También lo sería el razonamiento que extrajera de la misma premisa la 
conclusión de que se puede hacer mal a nuestros amigos, a condición de hacerlo 
silenciosamente. 
 
3.12.3 La composición. Se aplica a dos tipos de razonamientos inválidos íntimamente 
relacionados entre sí. El primero puede describirse como el razonar falazmente a partir de 
las propiedades de las partes de un todo, a las propiedades del todo mismo. Un ejemplo 
muy evidente de esta falacia consistiría dado que todas las partes de una cierta máquina 
son livianas de peso, la máquina como un todo, es liviana. El error se hace manifiesto 
cuando se considera que una máquina muy pesada puede estar compuesta por un gran 
número de partes livianas. Sin embargo, no todos los ejemplos de este tipo de falacia de 
composición son tan obvios. 
 
Algunos son engañosos. He oído sostener seriamente que, puesto que cada escena de 
una determinada obra de teatro era un modelo de perfección artística, la obra como un 
todo era perfecta. Pero, esto es una falacia de composición. 
 
El primer tipo de falacia de composición se comete cuando se infiere que un todo 
tiene una cierta propiedad a partir de la premisa de que cada parte constituyente de este 
todo tiene la propiedad en cuestión. 
 
El segundo tipo de falacia de composición es estrictamente paralelo al primero. Aquí 
el razonamiento falaz procede a partir de las propiedades de los miembros individuales de 
una colección a las propiedades poseídas por la clase como tal. Esta falacia podría ser 
considerada como un equívoco. 
 
Este segundo tipo de falacia podría ser considerado como la inferencia no válida por 
la cual, lo que pretende ser predicado con verdad de una clase distributivamente, también 
puede ser predicado con verdad de esta clase colectivamente. 
 
 33 
3.12.4 La división. Es simplemente la inversa de la falacia de composición. En ella, se 
presenta la misma confusión, pero la inferencia procede en la dirección opuesta. Como en 
el caso de la composición, pueden distinguirse dos variedades de la falacia de división. 
 
El primer género de división consiste en argumentar que lo que es cierto de un todo 
debe serlo también de cada una de sus partes. Sostener que, puesto que una sociedad 
comercial es muy importante y el señor Doe es funcionario de esta sociedad, por tanto el 
señor Doe es muy importante, es cometer la falacia de división. Se comete esta primera 
variedad de la falacia de división en todo razonamiento tal que, por ejemplo, de la 
premisa de que una cierta máquina es pesada, complicada o costosa se concluya que 
cualquier parte de máquina también debe ser pesada, complicada o costosa; argumentar 
que alguien debe ser un extraordinario atleta porque juega en un equipo notable sería 
también otro ejemplo de este tipo de división. 
 
El segundo tipo de falacia de división consiste en deducir de las propiedades de una 
colección de elementos, las propiedades de los elementos mismos. Suponer que, puesto 
que todos los árboles de un parque dan una sombra espesa, por tanto cada árbol del 
parque da una sombra espesa, sería cometer el segundo género de falacia de división. 
 
Es evidente que cada árbol puede ser escuálido y lanzar una magra sombra, y sin 
embargo puede haber tantos que, en conjunto, den una sombra espesa. En este caso, sería 
cierto que todos los árboles del parque, colectivamente, dan una sombra densa, pero falso 
que ocurra lo mismo con todos los árboles del parque distributivamente. 
 
 
3.12.5 La manera de evitar las falacias. Las falacias son trampas en las que cualquiera de 
nosotros puede caer, cuando se razona. Así como se erigen señales para prevenir a los 
viajeros y apartarlos de los lugares peligrosos, así también los rótulos para las falacias 
presentadas pueden considerarse como tantas señales de peligro colocadas para impedir 
que se caiga en las ciénagas del razonamiento incorrecto. La familiaridad con estos 
 34 
errores y la habilidad para indicarlos y analizarlos pueden impedir que sean engañados 
por ellos. 
 
 No hay ningún camino real para evitar las falacias. Evitar las falacias de 
atingencia requiere una vigilancia constante y la conciencia de las muchas maneras en 
que la inatingencia puede filtrarse. A ese respecto es útil nuestro estudio acerca de los 
diferentes usos del lenguaje. 
 
La comprensión de la flexibilidad del lenguaje y la multiplicidad de sus usos 
impedirá que se confundan una exhortación a aceptar y a aprobar una cierta conclusión, 
con un razonamiento destinado a demostrar que esta conclusión es verdadera. 
 
 Las falacias de ambigüedad pueden ser muy sutiles. Las palabras son resbaladizas 
y la mayoría de ellas tienen toda una variedad de sentidos o significados diferentes. Allí 
donde se confunden estos significados diferentes, en la formulación de un razonamiento, 
éste es falaz. 
 
Para evitar las diversas falacias de ambigüedad se debe tener presente con toda 
claridad las significaciones de los términos que se usan. Una manera de lograr esto es 
definir los términos claves que se usan. Dado que los cambios en la significación de los 
términos pueden hacer falaz un razonamiento y dado que la ambigüedad puede evitarse 
mediante una cuidadosa definición de los mismos. 
 
 
 
 
 35 
 
 
 
 
4. LA DEFINICIÓN 
 
 
 
 
4.1 LOS PROPÓSITOS DE LA DEFINICIÓN 
 
El lenguaje es un instrumento muy complicado. Las personas aprenden a usarlo de la 
misma manera en que aprenden a usar otras herramientas, tales como automóviles o 
equipos de cocina. 
 
Un muchacho que viaja mucho con su padre raramente necesita que se le dé 
instrucción formal para guiar el automóvil de la familia; adquiere su conocimiento 
simplemente mediante la observación y la imitación de su padre. Una muchacha que pasa 
mucho tiempo en la cocina con su madre aprende el uso de aparatos de cocina muy 
complicados mediante el mismo método. Lo mismo ocurrecon el lenguaje; en la infancia, 
y muchos de nosotros durante toda nuestra vida, se aprende el uso adecuado del lenguaje 
observando e imitando la conducta lingüística de la gente con la que se encuentra y de los 
libros que se lee. 
 
 Sin embargo, hay un límite para esta especie de aprendizaje inconsciente. Los 
desastres cada vez más frecuentes debidos a accidentes de tránsito han planteado la 
conveniencia de que los conductores reciban cierta instrucción formal, además del 
aprendizaje por imitación que antes era suficiente. La necesidad de que las muchachas 
complementen su aprendizaje por imitación ha sido reconocida hace tiempo, como lo 
demuestra la inclusión de cursos sobre economía doméstica en la escuela secundaria y 
aun en los planes de estudios universitarios. 
 36 
 
Dar definiciones no es el método fundamental para educar a la gente en el uso y la 
comprensión correctos del lenguaje; es, más bien, un recurso complementario para llenar 
las lagunas que ha dejado el método fundamental. 
 
 En la conversación o en la lectura, a menudo se dan con palabras que no nos son 
familiares y cuyo significado no queda aclarado por el contexto. Para comprender lo que 
se dice es menester descubrir lo que las palabras significan; es aquí cuando aparece la 
necesidad de las definiciones. Un propósito de la definición, por ende, es enriquecer el 
vocabulario de la persona para la cual se da la definición. Otro propósito al que puede 
servir la definición es eliminar a la ambigüedad. En algunos contextos, no está claro el 
sentido que se pretende dar a una palabra determinada y en este caso sería ambigua. 
 
 Cuando se analiza la ambigüedad, su apariencia persuasiva desaparece y la falacia 
queda a la vista. Pero, para disipar la ambigüedad se necesitan dar definiciones que 
expliquen los diferentes significados de la palabra o frase ambigua. El lenguaje no 
solamente puede llevar a hacer razonamientos falaces, sino que puede también originar 
discusiones que son puramente verbales. 
 
Algunos desacuerdos no corresponden a genuinas diferencias de opinión, sino 
simplemente a usos diferentes de un término. Allí donde la ambigüedad de un término 
clave ha originado una disputa verbal, a menudo pone fin al desacuerdo señalando la 
ambigüedad. El segundo propósito de la definición, por lo tanto, es eliminar la 
ambigüedad, tanto para poner de manifiesto las falacias de equívoco como para resolver 
disputas que son puramente verbales. 
 
 Otro motivo que puede definir un término se presenta cuando se hace uso de él 
pero no están seguros de los límites de su aplicabilidad. Esta razón para desear definir un 
término es distinta de la primera. Cuando un término necesita aclaración, se dice que es 
vago. Un término es ambiguo en un contexto determinado, cuando tiene dos significados 
distintos y el contexto no aclara en cuál de ellos se lo usa. En cambio un término es vago 
 37 
cuando hay casos límite tales que es imposible decidir si el término en cuestión se aplica 
o no a ellos. En este sentido, la mayoría de las palabras son vagas. 
 
Los científicos no han podido decidir si ciertos virus son o no entidades vivas, no 
porque ignoren si el virus tiene o no dificultades de locomoción, de reproducción, etc., la 
dificultad para decidir si un determinado país es o no una democracia, o si una cierta obra 
de arte es o no obscena. Estas dificultades pueden parecer triviales, pero en ciertas 
circunstancias pueden adquirir gran importancia práctica. Por ejemplo, cuando se le 
confía una tarea a alguien de aplicar una ley que estipula la concesión de ayuda financiera 
a países con gobiernos democráticos. En tal situación, las decisiones referentes a los casos 
límite tendrían las más graves consecuencias morales, políticas y, quizás, hasta militares, 
además de consecuencias financieras en las que habría en danza millones de dólares. 
 
 La indecisión referente a esos casos límite podría resolverse mediante una 
definición del término vago que aclarara si debe o no aplicársele. Así, para decidir si una 
casa rodante debe ser conceptuada como vehículo o como vivienda a fines impositivos, se 
debe ver cómo define estos términos la ley. Y si las definiciones registradas no son lo 
bastante precisas como para permitir una decisión, el tribunal en cuyo ámbito cae la 
cuestión debe promulgar nuevas definiciones que permitan una aplicación clara. Otro 
propósito de la formulación de definiciones que, pues, es suprimir la vaguedad de los 
términos corrientes. La persona que da una definición persuasiva de un término no trata 
de explicar el significado literal del mismo, sino de gravitar en las actitudes o agitar las 
emociones de sus lectores u oyentes de cierta manera definida. 
 
Así, una persona puede salir en defensa de un amigo acusado de falta de tacto 
elogiando la honestidad de su amigo definiendo honestidad como la actitud de decir la 
verdad sin consideración de las circunstancias. Aquí, el propósito de la persona en 
cuestión no es dar una explicación del significado literal de la palabra honestidad, sino 
lograr que sus oyentes transfieran a la conducta de su amigo la valoración emotiva de 
carácter laudatorio que se adscribe al término honestidad. Su lenguaje no es informativo, 
sino que funciona expresivamente. 
 38 
 
Puede discutirse si los recursos retóricos de este género merecen el nombre de 
definiciones, pero la palabra se usa con frecuencia de esta manera, como en los concursos 
que abren algunos periódicos para las mejores definiciones de diversos términos. 
 
4.2 TIPOS DE DEFINICIONES 
 
Antes de distinguir diferentes tipos de definición, se debe saber que las definiciones 
son siempre de símbolos, pues solamente los símbolos tienen significados, que las 
definiciones explican. Al definir la palabra silla, tiene un significado, pero, aunque no 
puede sentarse sobre ella, pintarla, quemarla o describirla, no se puede definir, pues una 
silla es un artículo, un mueble, no un símbolo con un significado que se deba explicar. 
Hay dos maneras de formular una definición: hablando acerca del símbolo definido o 
hablando de aquello que designa. Así, es igualmente correcto decir: 
 
La palabra triángulo designa una figura plana limitada por tres líneas. 
 
Un triángulo es (por definición) una figura plana limitada por tres líneas. 
 
En este punto, los dos términos técnicos que se usan en la teoría de la definición. El 
símbolo que se debe definir es llamado el definiendum, y el símbolo o conjunto de 
símbolos usados para explicar el significado del definiendum recibe el nombre de 
definiens. Por ejemplo, en la definición anterior la palabra triángulo es el definiendum y 
la frase: una figura plana limitada por tres líneas rectas es el definiens. 
 
El primer tipo de definición es que se da de un término totalmente nuevo, cuando se 
lo introduce por vez primera. Cualquiera que introduzca un nuevo término tiene completa 
libertad de estipular qué significado le dará. La asignación de significados a términos 
nuevos es un problema de elección; a estas definiciones se les llama definiciones 
estipulativas. 
 
 39 
Estas definiciones han sido muchas veces designadas a ser llamadas definiciones 
nominales o verbales. En las ciencias es frecuente la introducción de nuevos términos. Es 
muy ventajosa la introducción de nuevos términos. Es muy ventajosa la introducción de 
un símbolo técnico nuevo, definido de manera que signifique algo cuya formulación 
requeriría una larga sucesión de palabras familiares. 
 
Al hacer esto, el científico economiza el espacio que necesita para escribir sus 
informes o teorías y también el tiempo que ello demanda. Pero, lo que es más importante, 
reduce de este modo la cantidad de atención o de energía mental necesaria, pues cuando 
una frase o una ecuación se hace demasiado larga, su sentido no puede ser captado 
fácilmente. Considérese,por ejemplo, la economía enorme que se logra en matemáticas 
mediante la introducción del exponente. Lo que ahora puede escribirse brevemente 
 
 A 12 = B, 
Antes de la adopción del símbolo especial para la potenciación tenía que expresarse 
 
A x A x A x A x A x A x A x A x A x A x A x A = B 
 
O mediante alguna oración del lenguaje ordinario, en vez de una ecuación 
matemática. Hay también otra razón que impulsa al científico a introducir nuevos 
símbolos. La carga emotiva de las palabras familiares son a menudo un inconveniente 
para alguien que solo está interesado en su significado literal o informativa. La 
introducción de nuevos símbolos, definidos explícitamente de manera que tengan el 
mismo significado literal que los familiares, liberará al investigador de la distracción que 
puede derivarse de las asociaciones emotivas de estos últimos. Esta ventaja explica la 
presencia de algunas palabras curiosas en la psicología contemporánea. Claro que las 
definiciones estipulativas pueden ser apreciadas desde otros puntos de vista. El que un 
término sirva o no al propósito para el cual fue introducido es una cuestión de hecho. La 
definición puede ser demasiado oscura o demasiado compleja para cumplir una finalidad 
útil. 
 
 40 
 
No se trata de que una definición estipulativa sea tan buena como cualquier otra, sino 
de que los criterios para compararlas no pueden ser los de verdad o falsedad, pues estos 
términos simplemente no se les aplican. Las definiciones estipulativas solamente son 
arbitrarias en el sentido especificado. Pero, el que sean claras u oscuras, ventajosas o 
desventajosas, etc., son cuestiones de hecho. Cuando el propósito de la definición es 
eliminar la ambigüedad o enriquecer el vocabulario de la persona para la cual se la 
construye, si el término definido no es nuevo sino que tiene ya un uso establecido, la 
definición es entonces lexicográfica y no estipulativa. 
 
Una definición lexicográfica no da al definiendum un significado del cual carecía 
hasta ese momento, sino que informa acerca del significado que ya tiene. 
Indudablemente, una definición lexicográfica puede ser verdadera o falsa. Así, la 
definición: 
 
La palabra montaña designa una gran masa de tierra o roca que se eleva a considerable 
altura por encima de la región circundante. Es verdadera; es un informe veraz acerca de 
cómo usan la palabra montaña las personas de habla castellana. Por otro lado, la 
definición: 
 
La palabra montaña indica una figura plana limitada por tres líneas rectas. 
 
Es falsa, pues es un informe falso acerca de cómo usan la palabra montaña las 
personas de habla castellana. Ésta es la diferencia importante que existe entre las 
definiciones estipulativas y las lexicográficas. 
 
Puesto que el definiendum de una definición estipulativa no tiene ningún significado 
aparte de la definición que lo introduce o anterior a ella, ésta no puede ser falsa. Pero, 
dado que el definiendum de una definición lexicográfica tiene un significado anterior e 
independiente, su definición es verdadera o falsa, según que este significado se transmita 
correcta o incorrectamente. Si bien las consideraciones tradicionales a este respecto no 
 41 
son muy claras, parece que las definiciones lexicográficas han sido llamadas a veces 
definiciones reales. 
 
El hecho de que una definición sea estipulativa no tiene nada que ver con el problema 
relativo a si el definiendum designa algún objeto real o existente. El uso de las palabras es 
cuestión de estadística y una definición de una palabra cuyo uso esté sujeto a este tipo de 
variación no puede ser una simple enunciación del significado del término, sino una 
descripción estadística de los significados del mismo, tales como se hallan determinados 
por los usos que tiene en el lenguaje corriente. 
 
La necesidad de las estadísticas lexicográficas no puede eludirse mediante la 
referencia al uso correcto, pues esto también es una cuestión de grados, ya que se mide 
por el número de escritores de primer rango, que coinciden en el uso de un cierto término. 
 
Además, los vocabularios literarios y académicos tienden a quedar rezagados respecto 
del desarrollo del lenguaje vivo, que es el que sale de los labios del hombre de la calle. 
Los usos heterodoxos suelen llegar a ser ortodoxos; por eso, las definiciones que sólo 
transmiten los significados aprobados por una aristocracia académica pueden ser muy 
engañosas. 
 
Claro está que la idea de obtener definiciones estadísticas es utópica, pero los 
diccionarios tratan de aproximarse más o menos a ella indicando cuáles son los 
significados arcaicos o anticuados y cuáles son familiares o vulgares. Con las anteriores 
limitaciones, no se puede seguir afirmando que las definiciones lexicográficas son 
verdaderas o falsas, en el sentido de que representan o no el uso real. Ni las definiciones 
estipulativas ni las lexicográficas pueden servir para eliminar la vaguedad de un término. 
Una expresión vaga es aquella que da origen a casos límite, tales que es imposible decidir 
con respecto a ellos si se les aplica o no. No puede apelarse al uso ordinario en busca de 
una decisión, pues éste no es suficientemente claro sobre la cuestión. Para llegar a una 
decisión, pues, es necesario ir más allá del uso ordinario; una definición que permita 
decidir acerca de los casos límite debe ir más allá de lo puramente lexicográfico. 
 42 
 
La definición aclaratoria es diferente de la estipulativa, porque su definiendum no es 
nuevo término, sino que tiene un uso ya establecido, aunque vago. 
 
Por consiguiente, el que construye una definición aclaratoria no tiene libertad de 
asignar cualquier significado que se le ocurra al definiendum; debe, por el contrario, 
permanecer fiel al uso establecido, hasta donde éste llegue. Con todo, para poder superar 
la vaguedad del definiendum, debe ir más allá del uso establecido. La exacta medida en 
que puede ir más allá de éste, la manera en que llena las lagunas o resuelve conflictos que 
hay en el uso establecido, es en cierto sentido un problema de convención, pero no 
totalmente. 
 
Muchas decisiones de carácter legal formulan definiciones aclaratorias en las cuales 
se precisan algunos términos que aparecen en las leyes, de modo que incluyan o excluyan 
específicamente el caso en cuestión. A menudo los juristas presentan argumentos 
tendientes a justificar esas decisiones. 
 
4.3 DIVERSOS TIPOS DE SIGNIFICADO 
 
Puesto que una definición es la explicación del significado de un término, es 
fundamental que se recuerden los diferentes sentidos de la palabra significado. Este tema 
fue analizado en el capítulo 2. El significado descriptivo o literal, especialmente con 
relación a los términos generales o términos de clase, que se aplican a más de un objeto. 
Un término general tal como planeta es aplicable exactamente en el mismo sentido a 
Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, etc. En un sentido totalmente aceptable, estos diversos 
objetos a los cuales se aplica el término planeta son indicados por la palabra, o 
constituyen su significado. Así, al afirmar que todos los planetas tienen órbitas elípticas, 
parte de lo que se quiere afirmar es que Marte tiene una órbita elíptica; otra parte, que 
Venus tiene una órbita elíptica; otra parte, que Venus tiene una órbita elíptica, etc. 
 
 43 
En cierto sentido, el significado de un término consiste en los objetos a los cuales el 
término puede aplicarse. Este sentido de la palabra significado, su sentido referencial, ha 
recibido tradicionalmente el nombre de significado extensional o denotativo. 
 
Un término general o de clase denota los objetos a los cuales puede correctamente 
aplicarse, y estos objetos constituyen la extensión o la denotación del término. Pero el 
anterior no es el único sentido de la palabra significado. Comprender un término es saber 
cómo aplicarlo correctamente,