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1 1. EL LENGUAJE 1.1 ¿QUÉ ES LA LÓGICA? Es la doctrina del pensar. Esto se debe a que el objeto de la lógica se encuentra en el pensar. Las palabras lógicas y lógica son familiares para todos. A menudo se habla de una conducta lógica como contrapuesta a una conducta ilógica, de un procedimiento lógico como contrapuesto a uno ilógico, de explicación lógica, de espíritu lógico, etc. Una persona con espíritu lógico es una persona razonable, puede considerarse que todos estos sentidos derivan de otro más técnico de los términos lógico e ilógico destinado a caracterizar razonamientos. La lógica es el estudio de los métodos y los principios usados para distinguir el razonamiento correcto del incorrecto. Naturalmente, esta definición no pretende afirmar que sólo es posible razonar correctamente si se ha estudiado lógica. La lógica ha sido definida a menudo como la ciencia de las leyes del pensamiento. Aunque ofrece un indicio acerca de la naturaleza de la lógica, no es exacta esta definición. La lógica no puede ser la ciencia de las leyes del pensamiento porque también la psicología es una ciencia que trata de las leyes del pensamiento. Todo razonamiento es pensamiento, pero no todo pensamiento es razonamiento. Otra definición común de la lógica es aquella que la señala como la ciencia del razonamiento. El razonamiento es un género especial de pensamiento en el cual se realizan inferencias. Pero es aún pensamiento porque forma parte también del tema de estudio del psicólogo. Algo muy importante es la distinción entre el razonamiento correcto y el incorrecto es el problema central que debe tratar la lógica. Los métodos y las técnicas del lógico han sido desarrollados esencialmente con el propósito de aclarar esta distinción. 2 El lógico se interesa por todos los razonamientos, sin tomar en cuenta su contenido, pero solamente desde este especial punto de vista. 1.2 OBJETO DE LA LÓGICA Es el pensar el objeto de la lógica, ya que es un acontecimiento real anímico, que se encuentra, con seguridad, en todos los individuos humanos adultos y despiertos. El pensar y los pensamientos se refieren siempre necesariamente a algún objeto. No hay pensamientos sin objeto o pensamientos sin relación con objetos. Los objetos del pensar y de los pensamientos pueden ser, no sólo todas las cosas, sino también todos los estados, propiedades de cosas, todos los procesos, actividades, efectos, relaciones y circunstancias. En primer lugar es necesario un sujeto pensante, de quien parte el pensamiento, o que lo verifica. En segundo lugar viene el pensar mismo, considerado como un acontecimiento del alma, acontecimiento real que comienza en un momento determinado, se prolonga por cierto tiempo y cesa después. En tercer término, en cada acto de pensar es pensado un pensamiento determinado, que constituye su contenido. En cuarto lugar, este contendió mental, en los hombres que dominan un lenguaje, es expresado o visto, mas o menos exactamente, en ciertas formas verbales. Por último, en quinto lugar, el sujeto pensante, el pensamiento y el contenido, vestido de las formas del lenguaje, se refiere siempre a algún objeto, en el sentido general de esta palabra. Estos cinco factores se reúnen en un conjunto merced a un tejido de relaciones peculiares. 1.3 LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO La diferencia resulta de la breve reflexión siguiente: la teoría del conocimiento es, en opinión unánime, la ciencia del conocimiento. Su problema consiste en investigar la esencia del conocimiento en general, los elementos y estructura, las diversas clases, los últimos fundamentos suficientes, los métodos y límites del conocimiento. 3 La teoría del conocimiento, para realizar plenamente su cometido desde su punto de vista, necesita iluminar interiormente los juicios, sus elementos, su estructura, sus pretensiones de verdad, sus clases y nexo, y como esto no puede conseguirse desde su punto de vista, sino solo desde el de la lógica, resulta, al propio tiempo, que la teoría del conocimiento presupone necesariamente la lógica. La lógica, en cambio, puede cumplir plenamente su cometido sin presuponer, en modo alguno, la teoría del conocimiento ni recurrir a su auxilio. La lógica, considera los juicios puramente en sí mismos, sin compararlos con los objetos con quienes quieren coincidir. Por lo tanto, la teoría del conocimiento ha de ir mas allá de la lógica, considerando, en el centro de su estudio, la relación de los juicios con los objetos a que se refieren. No sólo es diferente de la teoría del conocimiento, sino también totalmente independiente de ella. Se ve también fácilmente que, cuando en la lógica domina el punto de vista de la mente, que cuando en la lógica domina el punto de vista de la teoría del conocimiento existe necesariamente el riesgo de extravío; mantendrá la lógica su punto de visto unitario. 1.4 ALGUNOS TÉRMINOS TÉCNICOS Al lógico no le interesa el proceso de la inferencia, sino las proposiciones que constituyen los puntos inicial y terminal de este proceso, así como las relaciones existentes entre ellas. Las proposiciones son verdaderas o falsas; en esto difieren de las preguntas, las órdenes y las exclamaciones. Sólo es posible afirmar o negar proposiciones. Una pregunta puede responderse, una orden darse y una exclamación proferirse, pero ninguna de ellas puede ser afirmada o negada, ni se las puede juzgar como verdaderas o falsas. La gramática divide las formulaciones en el lenguaje a las proposiciones, las preguntas, las 4 órdenes y las exclamaciones en oraciones declarativas, interrogativas, imperativas y exclamativas. Estas nociones son familiares. Es necesario distinguir entre las oraciones declarativas y sus significados. La diferencia entre oraciones y proposiciones se pone de manifiesto al observar que una oración declarativa forma siempre parte de un lenguaje determinado, el lenguaje en el cual es enunciada, mientras que las proposiciones no son propias de ninguno de los lenguajes en los cuales pueden ser formuladas. Las tres oraciones: Llueve. Il pleut. Es regnet. Son diferentes, pues la primera está en castellano, la segunda en francés y la tercera en alemán. Sin embargo, tienen todos un mismo significado. Aunque el proceso de inferencia no concierne a los lógicos, para cada inferencia posible hay un razonamiento correspondiente y son estos razonamientos los que caen dentro del ámbito de la lógica. Un razonamiento no es una mera colección de proposiciones, sino que tiene una estructura. Al describir esta estructura, se emplean comúnmente los términos premisa y conclusión. La conclusión de un razonamiento es la proposición que se afirma sobre la base de las otras proposiciones del mismo, y a su vez estas proposiciones de las que se afirma que ofrecen la razón, para aceptar la conclusión son las premisas del razonamiento. Los razonamientos se dividen tradicionalmente en dos tipos diferentes: deductivos e inductivos. Aunque todo razonamiento lleva implícita la afirmación de que sus premisas 5 ofrecen una evidencia de la verdad de su conclusión, solamente los razonamientos deductivos pretenden de sus premisas que ofrezcan evidencias concluyentes. Todo razonamiento deductivo es válido cuando sus premisas ofrecen un fundamento seguro para la conclusión, es cuando las premisas y la conclusión están relacionadas de tal manera que es imposible que las premisas sean verdaderas sin que la conclusión también lo sea. Todo razonamiento deductivo es válido o inválido y es tarea de la lógica deductiva aclarar la naturaleza de la relación existente entre las premisas y la conclusión en un razonamiento válido, para discriminar entre razonamientos de uno u otro tipo. Un razonamiento inductivo no pretendeque sus premisas ofrezcan una evidencia total de la verdad de su conclusión, sino solamente que ofrezcan cierta evidencia de ella. Los razonamientos inductivos no son válidos o inválidos en el sentido en que estos términos se aplican a los razonamientos deductivos. Solo de proposiciones puede predicarse la verdad y la falsedad, nunca de razonamientos. Existe una conexión entre la validez o no-validez de un razonamiento y la verdad o falsedad de sus premisas y su conclusión, pero esta conexión no es de ninguna manera simple. Algunos razonamientos válidos: Ejemplo: Todas las ballenas son mamíferas. Todos los mamíferos tienen pulmones. Por tanto, todas las ballenas tienen pulmones. Pero un razonamiento puede contener exclusivamente proposiciones falsas y, no obstante ello, ser válido, por ejemplo: Todas las arañas tienen seis patas. Todos los seres de seis patas tienen alas. Por tanto, todas las arañas tienen alas. 6 Los ejemplos precedentes muestran que hay razonamientos válidos con conclusiones falsas, así como razonamientos inválidos con conclusiones verdaderas. Un razonamiento deductivo no logra establecer la verdad de su conclusión si no es válido o bien que no todas sus premisas son verdaderas. Determinar la verdad o falsedad de las premisas es tarea de la ciencia en general. El lógico se interesa por las relaciones lógicas que existen entre ellas, donde por relaciones lógicas entre proposiciones se entienden aquellas que determinan la corrección o incorrección de los razonamientos en los cuales aparecen. 1.5 CONCEPTO Los conceptos pueden ser el contenido significativo de determinadas palabras. Las palabras se componen de fonemas y los conceptos no. En esencia, los conceptos constituyan el contenido de las palabras. Y ni aun siquiera en el pensar humano están los conceptos ligados necesariamente a palabras. La Lógica, para designar conceptos, necesita emplear palabras determinadas, palabras cuyas significaciones normales coinciden de que se trata. Ahora bien, los conceptos de objetos se refieren a objetos. El concepto oro se refiere al objeto oro. Los conceptos, ni son los objetos mismos a que se refieren, ni contienen objetos dentro de sí. El concepto oro es esencialmente distinto del objeto oro. Los conceptos son los últimos elementos de todos los pensamientos. Los pensamientos se componen de conceptos y solo de conceptos. 1.6 DIVERSAS CLASES DE CONCEPTOS 1.6.1 Conceptos Sustantivos. Son conceptos independientes, que no necesitan ser 7 complementados por otros. Además constituye él último apoyo de todas las demás especies de conceptos. Todos los demás conceptos reclamen ser complementados por los sustantivos. Los conceptos sustantivos no pueden ligarse directamente a otros conceptos sustantivos; con ellos solos no pueden construirse ni conceptos compuesto, ni juicios de ningún genero, ni ninguna otra clase de pensamientos. Los conceptos sustantivos sólo pueden unirse a otros conceptos sustantivos por medio de conceptos de acción, funcionales o relacionantes. Solo pueden subordinarse a sus iguales. Pueden ligarse directamente con los conceptos relacionantes. Los conceptos sustantivos son absolutamente necesarios para los juicios. Por consiguiente, todo juicio contiene, necesariamente, al menos un concepto sustantivo. Solo los conceptos sustantivos pueden ocupar en los juicios el puesto de conceptos sujetos. Los conceptos sustantivos son necesarios, pero no suficientes, para constituir un juicio. 1.6.2 Conceptos relacionantes. Son conceptos dependientes, que necesitan complemento. En el juicio no pueden ser conceptos sujetos ni conceptos predicados, pero, en cambio, son necesarios en todo juicio, ya que en todo juicio se pone una relación determinada entre el objeto y sujeto, y la determinación predicada, aunque no se exprese gramaticalmente. 1.6.3 Conceptos funcionales puros. Son conceptos dependientes que requieren complemento. Algunos de ellos pueden unirse con conceptos sustantivos para formar conceptos independientes. Ciertos conceptos funcionales puros son necesarios en todo juicio; son los conceptos de referencia y enunciación. Los conceptos funcionales puros no pueden ser, en el juicio, concepto sujeto ni concepto predicado. Por tanto, no puede construirse un juicio solo con conceptos puramente funcionales. 8 1.7 JUICIO Los juicios se expresan ordinariamente en determinadas proposiciones. Es un pensamiento peculiar, compuesto y enunciativo. El juicio consta de tres conceptos: concepto sujeto, concepto predicado y concepto copula. El juicio se refiere a ciertos objetos, a los cuales somete y sobre los cuales, añadiendo o quitando una determinación, formula una enunciación, acomodándose a la naturaleza y conducta propia de los objetos. El juicio no consta de que consta. Su función de enlace y separación recae sobre los objetos a que se refiere y no sobre sus propios elementos, los conceptos de que consta. A todo juicio determinado corresponde un contenido objetivo determinado. Al juicio “El azufre es amarillo” corresponde el contenido objetivo que consta de la materia “azufre” y de su “ser amarillo”. Así, en el juicio antes citado, el azufre, que es una materia determinada, en el sentido en que se entiende como elemento del contenido objetivo, no es, en ningún sentido, elemento del juicio. El juicio no contiene, como parte suya, ni aquella materia determinada ni aquella cualidad determinada de color, sino que, consta de conceptos, los cuales son esencialmente distintos de toda materia y de todo color. Sin duda, a todo juicio pertenece un contenido objetivo determinado. El cual es lo diseñado por el juicio. Hay, desde luego, juicios que se refieren, a su vez, a juicios o a conceptos, enunciando algo sobre ellos. Estos son precisamente los juicios lógicos. En estos juicios, los contenidos objetivos que el juicio diseña contienen, a su vez, juicios y conceptos. Los tres miembros del juicio se ordenan entre sí de un modo determinado. El primero es el concepto sujeto. En el se apoya la función primaria de la copula, que conduce al concepto predicado y, pasando por encima de este, refiere la determinación del predicado al objeto sujeto, sostenido por el concepto sujeto; luego, sobre el conjunto se tiene la segunda función de la copula, la enunciación, con lo cual queda cerrado el juicio. En la formula “S es P”, la sucesión de los signos se acomoda a este orden interno del juicio. 9 La formulación verbal de los juicios no exige una palabra propia por cada miembro del juicio. Pueden bastar dos palabras, y en algunos idiomas, como el latín, a veces hasta una sola, para expresar un juicio completo. Asimismo, la expresión verbal puede alterar la sucesión de los miembros del juicio, poniendo el predicado en primer lugar y el sujeto en el tercero. Pero no modifica en nada la ordenación lógica de los miembros. 1.8 RACIOCINIO Es la deducción de un juicio sacado de uno o varios juicios. El raciocinio mismo consta, pues, de varios juicios; al menos, de dos distintos. Pero como, a su vez, los juicios se componen de conceptos, el raciocinio contiene, también conceptos. Más aún: en último término consta totalmente de conceptos. En primer lugar, de aquellos conceptos de que se componen sus juicios, pero esos juicios no aparecen en el raciocinio aislados, sino que se encuentran enlazados de una manera determinada. No todo enlace formula un raciocinio. Cuando dos juicios solo están ligados por el concepto “y”, como ocurre en el ejemplo “el oreo es un metal y el azufre es amarillo”, el conjunto formado por ambos no es un raciocinio. Para que haya raciocinio es menester que uno de los juicios sea consecuencia del otro. Al juicio consecuencia se le llama conclusión, y a los otros juicios, premisas.Por consiguiente, los raciocinios se componen de una conclusión y, al menos de una premisa. Ahora bien, la consecuencia por virtud de la cual se enlaza en el raciocinio la conclusión con las premisas no es una mera sucesión temporal de los juicios. La lógica se ocupa solo de los raciocinios validos. No le interesan los raciocinios falsos mas que en aquellos casos particulares. Los raciocinios que se componen simplemente de dos juicios, sacando de un único juicio otro, son raciocinios inmediatos. Los que se componen de mas de dos juicios, de modo que la conclusión se sigue de aún presida por intermedio de la otra, son raciocinios mediatos. La formula gramatical de un raciocinio mediato no necesita expresar todas las 10 premisas, sino que puede también constar simplemente de dos proposiciones enunciativas ligadas por un concepto deductivo. En suma, la lógica de los raciocinios ha de determinar de que manera las distintas especies de juicios pueden enlazarse para formar raciocinios concluyentes. 11 2. LOS USOS DEL LENGUAJE 2.1 LAS TRES FUNCIONES BÁSICAS DEL LENGUAJE El lenguaje es un instrumento tan sutil y complicado que a menudo se pierde de vista la multiplicidad de sus usos. Aquí, como en otros campos, existe el peligro de dejarse llevar por nuestra tendencia a simplificar las cosas. Una queja corriente de aquellos que adoptan un punto de vista demasiado estrecho acerca de los usos legítimos del lenguaje, concierne a la manera en que se desperdician palabras en funciones de tipo social. Esto se manifiesta también en la deplorable conducta de la persona fastidiosa, quien, cuando se le pregunta cómo se encuentra, procede a describir el estado de su salud, habitualmente con gran extensión y detalle. Pero la gente, por lo general, no habla en las fiestas para instruirse mutuamente. Un uso muy importante del lenguaje es comunicar información. Esto se realiza mediante la formulación y la afirmación de proposiciones. En este contexto, la palabra información, se utiliza de modo que incluya también la mala información, o sea tanto las proposiciones falsas como las verdaderas, tanto los razonamientos correctos como los incorrectos. El discurso informativo es usado para describir el mundo y para razonar acerca de él. Que los presuntos hechos descriptivos sean o no importantes, sean generales o particulares, no interesa. En todos los casos, el lenguaje con que se los describe o se transmite algo acerca de ellos es usado informativamente. 12 Además del informativo, se distinguen dos usos o funciones básicos del lenguaje, que son el uso expresivo y el directivo. El lenguaje expresivo es poético. El poeta expresa sus emociones complejas y concentradas en un soneto o en alguna otra forma de poesía. Un fiel puede ante la vastedad y los misterios del universo recitando el Padrenuestro o el Salmo 23 de David. Todos éstos son usos del lenguaje no dirigidos a comunicar información. La expresión puede ser descompuesta en dos componentes. Cuando una persona se maldice a sí misma en momentos en que está sola, cuando un poeta escribe poemas que no muestra a nadie o cuando un hombre ora en la soledad, su lenguaje expresa o revela su propia actitud pero no está destinado a despertar una actitud similar en algún otro. Por otro lado, cuando un orador trata de instar a su auditorio, no a la acción sino a que comparta su entusiasmo; cuando un enamorado corteja a su amada en lenguaje poético; cuando la multitud vitorea a su equipo deportivo preferido, el lenguaje usado no solamente pone de manifiesto las actitudes de los que hablan, sino que pretende también despertar las mismas actitudes en sus oyentes. El discurso expresivo, entonces, se usa ya sea para manifestar los sentimientos del que habla o para despertar ciertos sentimientos en el auditorio. El lenguaje cumple una función directiva cuando se lo usa con el propósito de originar una acción manifiesta. Los ejemplos más claros de discursos directivos son las órdenes y los pedidos. Cuando una madre indica a su pequeño que se lave las manos antes de comer, no pretende comunicarle ninguna información, ni tampoco manifestar o despertar alguna emoción particular. Su lenguaje está dirigido a obtener resultados, a provocar una acción del tipo indicado. Cuando la misma señora pide al almacenero que le mande ciertas mercaderías a su casa, está usando nuevamente el lenguaje de manera directiva para motivar o causar 13 una acción. Plantear una pregunta es, por lo común, pedir una respuesta y debe clasificarse también como discurso directivo. La diferencia entre una orden y un pedido es bastante sutil, pues casi cualquier orden puede traducirse en una solicitud agregando las palabras por favor o mediante cambios adecuados en el tono de voz o en la expresión facial. Los problemas relativos a la adecuación de las órdenes pueden plantearse y resolverse por métodos que se hallan estrictamente dentro del ámbito de la lógica. 2.2 EL DISCURSO QUE CUMPLE FUNCIONES MÚLTIPLES Un poema es fundamentalmente un tipo de discurso expresivo, puede tener una moraleja y por lo tanto ser también un requerimiento al lector para que observe un cierto tipo de vida, y también contener una cierta cantidad de información. Por otra parte, si bien un sermón es de carácter predominantemente directivo, ya que trata de provocar determinadas acciones por parte de los miembros de la congregación, también puede manifestar y despertar sentimientos, cumpliendo así una función expresiva, o incluir alguna información al comunicar ciertos hechos. Un tratado científico, que es informativo, revela algo del propio entusiasmo del autor, con lo cual desempeña una función expresiva, y puede también, con lo cual desempeña una función expresiva, al menos implícitamente, cumplir alguna que otra función directiva, al invitar quizás al lector a que verifique independientemente la conclusión del autor. Puede decirse que toda acción obedece a causas muy complejas. El análisis de las motivaciones corresponde más a un psicólogo que a un lógico, pero es de conocimiento común que, las acciones son el resultado de deseos y creencias. 14 Por consiguiente, las acciones pueden ser provocadas instigando las actitudes apropiadas y comunicando la información pertinente. Suponiendo que sus oyentes son caritativos, en tal caso, el uso del lenguaje será en última instancia directivo, pues su propósito es provocar una cierta acción. En esta situación, una orden descarnada sería mucho menos efectiva que el discurso informativo usado. Algunos estudiosos del lenguaje han sugerido que el discurso sirve a más de estas tres funciones distintas. Sin embargo, es posible considerar cualquier otra función como una mezcla o combinación de dos o quizá de los tres usos básicos. 2.3 LAS FORMAS DEL DISCURSO Los textos de gramática habitualmente definen la oración como la unidad del lenguaje que expresa un pensamiento completo, y dividen las oraciones en cuatro categorías, llamadas comúnmente declarativas, interrogativas, imperativas y exclamativas. Estas cuatro categorías no son las mismas que las de las afirmaciones, las preguntas, las órdenes y las exclamaciones. Se puede estar tentado a identificar la forma con la función y a pensar que las oraciones declarativas y el discurso informativo coinciden o que las oraciones exclamativas solo son adecuadas para el discurso expresivo. Una pregunta como el pedido de una respuesta, consiste exclusivamente en oraciones formuladas en los modos interrogativo e imperativo. Algunas personas identifican la forma con la función, pero no son lectores sensibles, pues esta identificación amenudo impide que comprendan lo que se dice y se pierden mucho de lo que se pretende comunicar. 15 Es un error creer que todo lo que hay en la forma de una oración declarativa es discurso informativo, que deba ser valorado si es verdadero y rechazado si es falso. Muchos poemas y plegarias tienen la forma de oraciones declarativas, a pesar de que su función no es informativa. Considerarlos de esta forma y pretender juzgarlos con criterios de verdad o falsedad equivale a negarse satisfacciones estéticas y religiosas. También, muchas solicitudes y órdenes pueden expresarse indirectamente, de manera quizá más amable, por medio de oraciones declarativas. La oración declarativa, “me gustaría tomar un poco de café”, no será tomada por un mozo de café como un mero informe sobre el hecho psicológico que evidentemente afirma acerca de su cliente, sino como una orden o un pedido para que emprenda una determinada acción. Las oraciones declarativas se prestan para la formulación de cualquier tipo de discurso. Lo mismo ocurre con otras formas de oraciones. La oración interrogativa, puede no ser una pregunta en absoluto, sino una manera indirecta de comunicar información o un intento de expresar y provocar un sentido de hostilidad. Aun lo que gramaticalmente es un imperativo, puede no ser una orden, sino más bien un discurso de tipo informativo en lo que afirma y expresivo en su uso del lenguaje destinado a despertar adecuados sentimientos de solemnidad y respeto. Debe recordarse que algunos tipos de discurso están destinados a servir a dos, o quizás a las tres funciones del lenguaje, simultáneamente. En tales casos, cada aspecto o función de un pasaje debe juzgarse por su criterio adecuado. Así, una parte que tenga una función informativa puede ser estimada como verdadera o falsa. Si el mismo fragmento cumple también una función directiva, se lo podrá valorar como propio o impropio, correcto o incorrecto. Y si cumple también una función expresiva, esta componente del mismo podrá ser estimada como sincera o insincera, como valiosa o de otra manera. 16 Los conceptos de verdad y falsedad, así como los concomitantes de corrección e incorrección de razonamientos, tienen mayor importancia en el estudio de la lógica que los otros que se han mencionado. Pero los criterios del lógico deben aplicarse solamente al discurso informativo. Ser capaces desentrañar la función informativa que cumple un pasaje determinado de cualquier otra función que pueda también desempeñar. Para poder realizar este desentrañamiento se deben saber cuáles son las diferentes funciones que puede cumplir el lenguaje y ser capaces de distinguirlas. La estructura gramatical de un pasaje a menudo suministra un indicio de su función, pero no hay ninguna conexión necesaria entre la función y la forma gramatical. Tampoco entre la función y el contenido, en el sentido de lo que en apariencia afirma el pasaje. Cuando se cita un pasaje aislado, a menudo es difícil decir cuál es la función del lenguaje que primordialmente pretende llenar. La razón de esta dificultad reside en que el contexto es sumamente importante para establecer la respuesta a esa cuestión. Lo que es por sí mismo una oración imperativa o una llana enunciación de hechos, en su contexto propio puede funcionar expresivamente, como parte de una totalidad mayor cuyo efecto poético deriva de la disposición de todas sus partes. Por ejemplo, aisladamente la frase: Dame mi espada Es un imperativo que tiene una función directiva. Es también importante distinguir entre la proposición que una frase formula y lo que el hecho de su enunciación revela acerca de la persona que la profiere o la escribe. Cuando una persona dice, está lloviendo, la proposición que enuncia pone de manifiesto que ella cree que está lloviendo, y éste es un hecho acerca del que habla. Puede también ocurrir que una persona haga una afirmación que se refiere manifiestamente a sus creencias. 17 De igual modo, proferir una orden habitualmente revela los deseos de los que la profiere, y en circunstancias apropiadas afirmar que uno tiene tal o cual deseo equivale a dar una orden. Soltar una exclamación de alegría pone en evidencia que quien la profirió está alegre, aunque en el proceso no haya hecho ninguna afirmación al respecto. 2.4 PALABRAS EMOTIVAS Es importante comprender que el mismo hecho u objeto denotado puede describirse mediante palabras que tienen impactos emotivos sumamente distintos. Podría pensarse que el impacto emotivo de una palabra o frase siempre se relaciona con las propiedades que posee aquello a los cuales se refieren esa palabra o frase. 2.5 TIPOS DE ACUERDO Y DE DESACUERDO Las conjugaciones de verbos irregulares aclaran que una misma situación puede describirse con palabras diferentes que expresan actitudes muy divergentes. Y en la medida en que algo pueda ser descrito mediante frases diferentes, una de las cuales exprese una actitud de aprobación, otra de desaprobación y otra más o menos neutra, hay diferentes tipos de acuerdo o desacuerdo que pueden expresarse con respecto a cualquier situación o actividad. Dos personas pueden diferir sobre si ha ocurrido o no un suceso; cuando se da esta situación, puede decirse que hay desacuerdo en las creencias. Por otra parte, pueden estar de acuerdo en que un acontecimiento realmente ha ocurrido, concordando así en las creencias, pero pueden tener actitudes muy divergentes, y hasta opuesta hacia el mismo. La persona que lo aprueba lo describirá en un lenguaje que exprese aprobación, mientras que la otra elegirá términos que expresen desaprobación. Respecto a cualquier cuestión, dos personas pueden concordar en las creencias y discrepar en la actitud o pueden concordar tanto en unas como en otra. También es posible que coincidan en la actitud, a pesar de discrepar en la creencia. Uno puede creer 18 que fulano de tal ha cambiado de opinión y elogiarlo, mientras que otro puede creer que no ha cambiado en absoluto y elogiarlo por no dejarse influir. Este tercer tipo de situación se da a menudo en la política; diferentes personas pueden apoyar al mismo candidato por razones distintas y hasta incompatibles. También hay una cuarta posibilidad, aquella en la cual el desacuerdo es completo. Una persona puede aprobar cálidamente a alguien por haber reconsiderado juiciosamente una opinión, mientras que otra puede criticarlo con el mismo vigor por ser demasiado testarudo para reconocer su error. En este caso, hay desacuerdo en la creencia y también en la actitud. Si interesa el problema de resolver los desacuerdos es importante comprender que el acuerdo o el desacuerdo pueden referirse, en un caso determinado, no solamente a los hechos, sino también a las actitudes frente a esos hechos. Hay diferentes métodos aplicables a la solución de diferentes tipos de desacuerdo y si no se ve con claridad cuál es el tipo de desacuerdo existente, tampoco se sabrán cuáles métodos deben utilizarse. Si el desacuerdo reside en las creencias, puede resolverse mediante una averiguación concerniente a los hechos. Por otra parte, si hay desacuerdos en las actitudes, y no en las creencias, las técnicas apropiadas para resolverlo son diferentes, más amplias y menos directas. Un intento serio por resolver un desacuerdo en las actitudes puede necesitar la referencia a muchas cuestiones de hecho. En cambio, puede ser útil considerar qué implicaciones o consecuencias se desprenden de la acción referida y cuáles se desprenderían de algún otro curso de acción. Cuando el desacuerdo reside en las actitudes, no en las creencias, puede expresarse el más vigoroso y, naturalmente, genuino desacuerdo con enunciados que son todos ellos literalmente verdaderos, al menos en lo que respecta a su contenidoinformativo. 19 Ejemplo: El abogado, con el banquero ceñudo e impaciente sentado a su lado, presentó ordenadamente los cargos contra La Follete, las medidas que había promovido, la legislación presentada y propuesta, sus métodos políticos, etc. Horrorizado por las cosas mencionadas en su lista y alarmado por la política y el poder que tenía este demagogo, pronunció su veredicto, con emoción, fuerza y elocuencia. El único inconveniente era que a mí las medidas de La Follete me parecían razonables, sus métodos democráticos, sus propósitos justos y moderados, y su firmeza y espíritu de lucha admirables y heroicos. Lo que ocurrió aquí fue que la exposición de los hechos realizada por el abogado, no bastó para producir el tipo de acuerdo en la actitud que el abogado buscaba. Aportar más pruebas de que los hechos eran tales como se los había descrito, no hubiese conducido un ápice a los dos hombres a un acuerdo mayor en la actitud. La emoción, la fuerza y la elocuencia del abogado eran factores importantes, pero no suficientes. Lo que el abogado consideraba como audaces innovaciones y radicales alejamientos del orden establecido. Se tendía a considerarse como mejoras progresistas tendientes a la eliminación de prejuicios anticuados. Ambos estaban de acuerdo en que había cambios. Pero las estimaciones de éstos eran diferentes. La lección de estas consideraciones es simple, pero importante. Cuando dos partes en litigio proclaman un descuerdo y expresan sus puntos de vista divergentes en enunciados que son lógicamente consistentes, todos ellos quizá verdaderos literalmente, sería un error decir que los antagonistas en realidad no discrepan o que su desacuerdo es puramente verbal. No dicen simplemente lo mismo con palabras diferentes. 20 El conocimiento de los distintos usos del lenguaje ayuda a discernir qué tipos de desacuerdo pueden hallarse implicados en una cuestión y puede contribuir, por lo tanto, a resolverlos. Por supuesto que esbozar las distinciones indicadas no resuelve por sí mismo el problema ni hace desaparecer los desacuerdos. Pero aclara la discusión y revela el tipo y el punto neurálgico del desacuerdo. Y si es cierto que los problemas tienen más fácil solución cuando se los comprende mejor, entonces el estudio de los diferentes usos del lenguaje tiene un considerable valor. 2.6 EL LENGUAJE NEUTRO El lenguaje emotivo no tiene nada de anómalo, como tampoco lo tiene el lenguaje no emotivo o neutro. De igual modo, se puede decir que las almohadas y los martillos no tienen nada de malo. Todo esto es cierto, pero eso no quiere decir que se vaya a tener éxito si se trata de clavar clavos con almohadas o que pueda sentir cómodos si se trata de dormir apoyando nuestras cabezas sobre martillos. Es evidente que cuando se esta tratando de averiguar los hechos, de seguir un razonamiento o de conocer la verdad acerca de algo, todo los que distraiga de nuestro propósito tenderá a frustrar. En un lugar común el que las pasiones tienden a oscurecer la razón y esta opinión se refleja en el uso de las palabras desapasionado y objetivo como sinónimos. Se desprende de esto que, cuando se trata de razonar acerca de un lenguaje fuertemente emotivo es un obstáculo y no ayuda. Por ejemplo, si interesa calcular en términos de productividad y eficiencia las consecuencias económicas que se derivarían de diversos grados de control económico gubernamental, hallará una tarea más difícil si se insiste en referir a los fenómenos en cuestión con palabras emocionalmente tan cargadas como libertad e interferencia burocrática, por un lado, o licencia e irresponsabilidad por el otro. 21 El uso de tales estereotipos debe desaprobarse, no porque carezcan de valor literario, sino porque las trilladas reacciones emocionales que ellos agitan se interponen en la apreciación objetiva de los hechos a los cuales se refieren. Este peligro es bien familiar para aquellos que han estudiado las consultas de la opinión pública, como las de Gallup. Al tratar de conocer los puntos de vista de la gente, los que realizan la encuesta deben cuidarse de no deslizar prejuicios en la cuestión formulando sus preguntas de tal modo que graviten en las respuestas. No todas las diferencias emotivas entre palabras estrechamente relacionadas son independientes de sus significados descriptivos; algunas derivan directamente de éstos. Las diferencias que hay en nuestras actitudes hacia la educación y el adoctrinamiento, por ejemplo, se basan en diferencias reales entre las dos actividades, tanto como en cualquier diferencia emotiva que se pueda atribuir a las dos palabras. Lo importante es que si nuestro propósito es obtener y comunicar información, el lenguaje más útil es el que tiene menos impacto emotivo. Los términos más antiguos y con estímulos emotivos, como noble y bajo para caracterizar metales, han sido desplazados por una jerga especial o, a través del tiempo, se ha llegado a divorciarlos por completo. De este modo, se debe investigar la verdad de la falsedad literal de un punto de vista y descubrir sus implicaciones lógicas, la tarea será más fácil se traduce toda formulación fuertemente emotiva sobre aquél a una descripción los más neutra posible. El lenguaje emotivo no es malo en sí mismo, pero cuando es información lo que se busca será bueno elegir palabras cuyos significados emotivos no distraigan o impidan considerar adecuadamente lo que describen. El uso descuidado del lenguaje en los razonamientos a menudo da origen a falacias. 22 3. FALACIAS NO FORMALES Aunque todos los libros de lógica contienen un examen de las falacias, su manera de tratarlas no es en todos la misma. No hay ninguna clasificación de las falacias universalmente aceptada. No hay que sorprenderse ante esta situación. La palabra falacia es en sí misma un poco vaga. Un uso perfectamente correcto de la palabra es el que se le da para designar cualquier idea equivocada o creencia falsa, como la falacia de creer que todos los hombres son honestos. Pero los lógicos usan el término en el sentido más estrecho y más técnico de error en el razonamiento o la argumentación. Una falacia es, entonces, en el sentido en que se usará el tipo de razonamiento incorrecto, se puede decir de dos razonamientos diferentes que contienen o cometen la misma falacia. Muchos argumentos son tan obviamente incorrectos que no engañan a nadie. En el estudio de la lógica, se acostumbra reservar el nombre de falacia a aquellos razonamientos que, aunque incorrectos, son psicológicamente persuasivos. Por tanto, falacia es una forma de razonamiento que parece correcto, pero resulta no serlo cuando se lo analiza cuidadosamente. El estudio de estos razonamientos es provechoso, pues la familiaridad con ellos y su comprensión impedirán que sean engañados por ellos. Estar prevenidos es estar armados de antemano. Las falacias se dividen tradicionalmente en dos grandes grupos, las formales y las no formales. Es más conveniente analizar las falacias formales en conexión con ciertos esquemas de inferencia válidos con los cuales presentan una semejanza superficial. Las falacias no formales se dividen en falacias de atingencia y falacias de ambigüedad. 23 3.1 FALACIAS DE ATINGENCIA El rasgo común a todos los razonamientos que cometen falacias de atingencia es que sus premisas carecen de atingencia lógica con respecto a la verdad o falsedad de las conclusiones que pretenden establecer. La inatingencia es aquí lógica y no psicológica, pues si no hubiera algún tipo de conexión psicológica carecería de efecto persuasivo o de corrección aparente. 3.2 CONCLUSIÓN INATINGENTE Se comete cuando un razonamiento que se supone dirigido a establecer una conclusión particulares usado para probar una conclusión diferente. Es cuando se halla bajo consideración una propuesta particular de dictar una legislación sobre la vivienda, puede levantarse un legislador para hablar a favor de la ley y argumentar que todo el mundo debe tener viviendas decentes. En un juicio, al tratar de probar que el acusado es culpable de asesinato, el fiscal acusador puede argumentar para demostrar que el asesinato es un horrible delito y lograr, efectivamente, probar esta conclusión. Pero, si de sus observaciones acerca de lo horrible que es el asesinato, pretende inferir que el acusado es culpable de él, comete la falacia de conclusión inatingente. En primer lugar, no siempre es obvio que una determinada argumentación constituye un ejemplo de conclusión inatigente. Durante el curso de una discusión prolongada, la fatiga puede originar falta de atención, con la consecuencia de que los errores y la poca atingencia de la conclusión con respecto a las premisas pueden pasar inadvertidos. Esta es una respuesta parcial, naturalmente. La parte que falta se relaciona con el hecho del lenguaje puede servir para despertar emociones, tanto como para comunicar información. 24 3.3 ARGUMENTUM AD BACULUM (APELACIÓN A LA FUERZA) El argumentum ad baculum es la falacia que se comete cuando se apela a la fuerza, o a la amenaza de fuerza, para provocar la aceptación de una conclusión. Usualmente solo se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales. El uso y la amenaza de los métodos de mano-fuerte para doblegar a los opositores políticos suministran ejemplos contemporáneos de esta falacia. La apelación a métodos no racionales de intimidación puede ser, más sutil que el uso abierto o la amenaza de campos de concentración o grupos de choque. En escala internacional, el argumentum ad baculum significa la guerra o la amenaza de la guerra. 3.4 ARGUMENTUM AD HOMINEM (OFENSIVO) La expresión significa literalmente argumento dirigido contra el hombre. Es susceptible de dos interpretaciones. La primera variedad de esta falacia como la del tipo ofensivo. Se la comete cuando, en vez de tratar de refutar la verdad de lo que se afirma, se ataca al hombre que hace la afirmación. Una manera de persuadir a veces este razonamiento falaz es a través del proceso psicológico de la transferencia. Si puede provocarse una actitud de desaprobación hacia una persona, ella puede desbordar el campo estrictamente emocional y convertirse en desacuerdo con lo que esa persona dice. Pero esta conexión es solo psicológica, no lógica. Aun el más perverso de los hombres puede a veces decir la verdad o razonar correctamente. 3.5 ARGUMENTUM AD HOMINEM (CIRCUNSTANCIAL) La segunda interpretación de la falacia del argumentum ad hominem, la variedad circunstancial, puede explicarse de la manera siguiente. En una discusión entre dos personas, una de ellas puede ignorar totalmente la cuestión relativa a la verdad o falsedad de sus propias afirmaciones y tratar de probar, en cambio, a que su antagonista debe aceptarlas debido a especiales circunstancias en las que éste puede hallarse. 25 Así por ejemplo, si uno de los contendientes es un sacerdote, el otro supone que debe aceptar una determinada aserción porque su negación es incompatible con las Escrituras. Esto no es demostrar su verdad, sino urgir su aceptación por ese individuo particular debido a las circunstancias especiales en las que se halla, en este caso su filiación religiosa. El clásico ejemplo de esta falacia es la réplica del cazador al que se acusa de barbarie por sacrificar animales inofensivos para su propia diversión. Su réplica consiste en preguntar a su crítico: ¿porqué se alimenta usted con la carne de ganado inocente? El deportista se hace culpable aquí de un argumentum ad hominem, porque no trata de demostrar que es correcto sacrificar vidas de animales para el placer de los humanos, sino simplemente que su crítico no puede reprochárselo debido a ciertas circunstancias especiales en las que pueda encontrarse, en este caso el no ser vegetariano. Los argumentos de este género no son correctos; no ofrecen pruebas satisfactorias para la verdad de sus conclusiones, sino que están dirigidos solamente a conquistar el asentimiento de algún oponente a causa de especiales circunstancias que se vinculan con éste. 3.6 ARGUMENTUM AD IGNORANTIAM (ARGUMENTO POR LA IGNORANCIA) Se puede ilustrar con el razonamiento de que debe de haber fantasmas porque nadie ha podido demostrar nunca que no los hay. Se comete esta falacia cuando se sostiene que una proposición es verdadera simplemente sobre la base de que no ha demostrado su verdad. Ahora bien, es evidente que nuestra incapacidad para demostrar o refutar una proposición no basta para establecer su verdad o falsedad. Esta falacia suele cometerse con mucha frecuencia en temas relativos a los fenómenos psíquicos, la telepatía, etc., donde no hay pruebas claras en pro o en contra. Es curioso que haya una cantidad de personas instruidas propensas a caer en esta falacia, como lo testimonian los muchos estudiantes de ciencias que afirman la falsedad de las afirmaciones espiritualistas y telepáticas sobre la base de que su verdad no ha sido establecida. El argumento es falaz en todos los contextos excepto en uno: la corte de justicia, donde el principio rector es suponer la inocencia de una persona hasta que se demuestre su culpabilidad. 26 A veces se sostiene que el argumentum ad hominem no es falaz cuando se lo usa en un tribunal de justicia con el propósito de arrojar dudas sobre la declaración de un testigo. En los casos en que esto puede demostrarse, reduce la confianza al testimonio ofrecido. En ciertas circunstancias puede afirmarse con seguridad que si ha ocurrido un cierto acontecimiento, hay investigadores que pueden descubrir pruebas del mismo. Claro esta que una prueba no se basa en nuestra ignorancia, sino en nuestro conocimiento de que si hubiese ocurrido se sabría. En ciertos casos, no sacar una conclusión es tanto una violación del razonamiento correcto como sacar una conclusión equivocada. 3.7 ARGUMENTUM AD MISERCORDIAM (LLAMADO A LA PIEDAD) Es la falacia que se comete cuando se apela a la piedad para conseguir que se acepte una determinada conclusión. Se encuentra con frecuencia este tipo de argumentación en los tribunales de justicia, cuando un abogado defensor deja de lado los hechos que atañen al caso y trata de lograr la absolución de su cliente despertando piedad en los miembros del jurado. 3.8 ARGUMENTUM AD POPULUM Se define a veces como la falacia que se comete al dirigir un llamado emocional al pueblo o a la galería con el fin de ganar un asentimiento para una conclusión que no está sustentada por un razonamiento válido. Pero esta definición es tan amplia que incluye las falacias ad misericoridam, ad hominem y casi todas las otras falacias de atingencia. Si por ejemplo, lo que se trata es de probar que los productos sirven de manera adecuada a sus funciones ostensibles, el político que hace su campaña electoral argumenta que él debe recibir nuestros votos porque todo el mundo vota por él. Se dice que tal o cual marca de alimentos, o de cigarrillos, o de automóviles es la mejor porque es la que más se vende en el país. 27 3.9 ARGUMENTUM AD VERECUMDIAM (LA APELACIÓN A LA AUTORIDAD) Es la apelación a la autoridad, al sentimiento de respeto que siente la gente por las personas famosas, para ganar asentimiento a una conclusión. Este argumento no siempre es estrictamente falaz, pues la referencia a una reconocida autoridad en el campo especial de su competencia puede dar mayor peso a una opinión y constituir un factor de importancia. Si varios legos discuten acerca de algún problema de la ciencia física y uno de ellos apelaal testimonio de Einstein sobre la cuestión, este testimonio es sumamente importante. Aunque no demuestra lo que se sostiene, tiende indudablemente a confirmarlo. Es muy relativo, si en vez de legos son expertos los que discuten acerca de un problema que está dentro del campo de su especialidad, solo deben apelar a los hechos y a la razón, y toda apelación a la autoridad de otro experto carecería completamente de valor como prueba. Pero, cuando se apela a una autoridad en cuestiones que están fuera del ámbito de su especialidad se comete la falacia del argumentum ad verencundiam. Si en una discusión sobre religión uno de los antagonistas apela a las opiniones de Darwin, una gran autoridad en biología, esa apelación es falaz. De igual modo, apelar a las opiniones de un gran físico como Einstein para dirimir una discusión sobre política o economía sería también falaz. Podría sostenerse que una persona lo suficientemente brillante como para alcanzar la categoría de una autoridad en campos complejos y difíciles como la biología o la física, debe también tener opiniones correctas en otros campos que están fuera de su especialidad. Pero la debilidad de este argumento se hace obvia cuando se piensa que, en estos tiempos de extrema especialización, obtener un conocimiento completo en un campo requiere tanta concentración que restringe las posibilidades de adquirir en otros un conocimiento autorizado. 28 Los testimonios de los anunciadores son ejemplos frecuentes de esta falacia. Se insta a fumar esta o aquella marca de cigarrillos porque un campeón de natación o porque un corredor de autos firma su superioridad. Y se asegura que tal o cual cosmético es mejor porque es el preferido de cantantes de ópera o estrellas de cine. Claro que una propaganda de este género puede ser considerada también como una apelación al esnobismo y rotulada como un ejemplo de argumentum ad populum. Pero, cuando se afirma que una proposición es literalmente verdadera sobre la base de su aserción por una autoridad cuya competencia se relaciona con un campo diferente, se tiene una falacia de argumentum ad verecundiam. 3.10 LA CAUSA FALSA Ha sido analizada de diversas maneras en el pasado y ha recibido distintos nombres latinos, tales como non causa pro causa y post hoc ergo propter hoc. El primero es éstos es más general e indica el propter hoc. El primero de éstos es más general e indica el error de tomar como causa de un efecto algo que no es su causa real. El segundo designa la inferencia de que un acontecimiento es la causa de otro simplemente sobre la base de que el primero es anterior al segundo. Todo razonamiento que trata de establecer una conexión causal erróneamente, como un ejemplo de falacia de la causa falsa. La caracterización del razonamiento bueno o correcto en lo relativo a conexiones causales constituye el problema central de la lógica inductiva o método científico y será discutida en posteriormente. Sin embargo, no es difícil ver que el mero hecho de la coincidencia o la sucesión temporal no basta para establecer ninguna conexión causal. Sin duda alguna, se debe rechazar la pretensión del salvaje de que el hacer sonar sus tambores es la causa de la reaparición del sol después de un eclipse, aun cuando pueda ofrecer como prueba el hecho de que cada vez que se hicieron sonar los tambores durante un eclipse, el sol reapareció. 29 Nadie se llamaría a engaño con respecto a este argumento; sin embargo mucha gente cree en testimonios sobre remedios, según los cuales el señor X sufría de un fuerte resfrío, bebió tres frascos de una cocción a base de una hierba secreta, y en dos semanas se curó del resfrío. 3.11 LA PREGUNTA COMPLEJA La última falacia de atingencia es la falacia de la pregunta compleja. Todos saben que es uno poco cómico hacer preguntas como: ¿Ha abandonado usted los malos hábitos? No es pregunta simple, a la que sea posible responder con un directo sí o no. Las preguntas de este tipo suponen que se ha dado ya una respuesta definida a una pregunta anterior, que ni siquiera ha sido formulada. Una pregunta de este tipo no admite un simple sí o no como respuesta, porque no es una pregunta simple o única, sino una pregunta compleja, en la cual hay varias preguntas entrelazadas. Se comete la falacia de la pregunta compleja cuando no se percibe la pluralidad de preguntas y se exige, o se da, una respuesta única a una pregunta compleja, como si fuera simple. No solamente se encuentren ejemplos de esta falacia en bromas obvias, como el ejemplo anterior. En un interrogatorio, un abogado puede plantear preguntas complejas a un testigo para confundirlo, o inclusive para acusarlo. Puede preguntar: ¿dónde ocultó las pruebas?, ¿Qué hizo con el dinero?, etc. En la propaganda, en los casos en que sería sumamente difícil demostrar o conquistar aprobación para una llana afirmación, la idea puede ser infiltrada de manera muy persuasiva por medio de una pregunta compleja. Un portavoz de empresas privadas que explotan servicios públicos puede plantear la pregunta: ¿Por qué la explotación privada de los recursos es mucho más eficiente que cualquier control público? En estos casos, el procedimiento inteligente es tratar la pregunta compleja, no como si fuera simple, sino analizándola en sus partes componentes. Puede muy bien ocurrir que cuando la pregunta implícita previa es respondida de manera correcta, la pregunta explícita simplemente se diluye. Si no he ocultado ninguna prueba, la pregunta de dónde la oculté carece de sentido. 30 Hay también otras variedades de la pregunta compleja. Una madre puede preguntar a su pequeño hijo si quiere portarse bien e ir a acostarse. En este caso, la cuestión es menos engañosa. Claramente se trata de dos preguntas y una de ellas no presume una particular respuesta a la otra. La falacia reside aquí en la suposición de que deba darse a ambas preguntas una única respuesta. ¿Está usted por los Republicanos y la prosperidad, o no? Ésta es una pregunta compleja y es, al menos, concebible que las dos pregunta puedan tener respuestas diferentes. En el procedimiento parlamentario, la moción de dividir la cuestión es una moción de privilegio. Esta regla implica el reconocimiento de que las cuestiones pueden ser complejas y, por tanto, se las puede considerar con mayor claridad si se las divide. 3.12 FALACIAS DE AMBIGÜEDAD El segundo grupo de falacias no formales ha recibido tradicionalmente este nombre o también se les llaman falacias de claridad. Aparecen en razonamientos cuya formulación contiene palabras o frases ambiguas, cuyos significados oscilan y cambian de manera más o menos sutil en el curso del razonamiento y, por consiguiente, lo hacen falaz. Las siguientes son todas falacias de ambigüedad; es útil dividirlas y clasificarlas según las diferentes maneras en que pueden presentarse sus ambigüedades. 3.12.1 El Equívoco. La primera falacia de ambigüedad es la que surge del simple equívoco. La mayoría de las palabras tienen más de un significado literal; por ejemplo, la palabra pico puede designar una herramienta o la boca de un ave. Si se distingue claramente estos sentidos diferentes, no se planteará ninguna dificultad. Un ejemplo tradicional de esta falacia es el siguiente: El fin de una cosa es su perfección; la muerte es el fin de la vida; por lo tanto, la muerte es la perfección de la vida. 31 Este razonamiento es falaz porque en él se confunden dos sentidos diferentes de la palabra fin. Puede significar objetivo o último razonamiento. Hay un tipo particular de equívoco que merece mención especial. Se relaciona con los términos relativos, que tienen diferentes significados en contextos diferentes. Por ejemplo, la palabra alto es una palabra relativa; un hombre alto y un edificioalto están en categorías completamente distintas. Un hombre alto es el que es más alto que la mayoría de los hombres; un edificio alto es el que es más alto que la mayoría de los edificios. Ciertas formas de razonamiento que son válidas para términos no relativos, pierden su validez cuando se sustituyen éstos por términos relativos. El razonamiento: un elefante es animal; por lo tanto, un elefante gris es un animal gris, es perfectamente válido. La palabra gris es un término no relativo. Pero el razonamiento: un elefante es un animal; por lo tanto, un elefante pequeño es un animal pequeño, es ridículo. El quid de la cuestión es que pequeño es un término relativo: un elefante pequeño es un animal muy grande. Se trata de una falacia por equívoco, debido al término relativo pequeño. 3.12.2 El énfasis. Se comete cuando en un razonamiento cuya naturaleza engañosa y carente de validez depende de un cambio o una alteración en el significado. La manera en que los significados cambian en la falacia del énfasis depende de las partes de él que se recalquen o destaquen. Es indudable que algunos enunciados adquieren significados completamente diferentes según las diferentes palabras que se subrayen. Por ejemplo, los diferentes significados que resultan de la siguiente prohibición, según los cuáles sean las palabras en bastardilla que se destaquen: No se debe hablar mal de nuestros amigos. Cuando se la lee sin ningún énfasis indebido, la prohibición es perfectamente correcta. Pero si se extrae la conclusión de que se pueden sentir libres de hablar mal de cualquiera que no sea nuestro amigo, entonces esta conclusión deriva de la premisa solamente si ésta tiene el significado que adquiere cuando se subrayan las dos últimas palabras. Pero, en este caso, ya no es aceptable como ley moral, tiene un significado diferente y es, de 32 hecho, una premisa diferente. Este razonamiento sería entonces un ejemplo de falacia del énfasis. También lo sería el razonamiento que extrajera de la misma premisa la conclusión de que se puede hacer mal a nuestros amigos, a condición de hacerlo silenciosamente. 3.12.3 La composición. Se aplica a dos tipos de razonamientos inválidos íntimamente relacionados entre sí. El primero puede describirse como el razonar falazmente a partir de las propiedades de las partes de un todo, a las propiedades del todo mismo. Un ejemplo muy evidente de esta falacia consistiría dado que todas las partes de una cierta máquina son livianas de peso, la máquina como un todo, es liviana. El error se hace manifiesto cuando se considera que una máquina muy pesada puede estar compuesta por un gran número de partes livianas. Sin embargo, no todos los ejemplos de este tipo de falacia de composición son tan obvios. Algunos son engañosos. He oído sostener seriamente que, puesto que cada escena de una determinada obra de teatro era un modelo de perfección artística, la obra como un todo era perfecta. Pero, esto es una falacia de composición. El primer tipo de falacia de composición se comete cuando se infiere que un todo tiene una cierta propiedad a partir de la premisa de que cada parte constituyente de este todo tiene la propiedad en cuestión. El segundo tipo de falacia de composición es estrictamente paralelo al primero. Aquí el razonamiento falaz procede a partir de las propiedades de los miembros individuales de una colección a las propiedades poseídas por la clase como tal. Esta falacia podría ser considerada como un equívoco. Este segundo tipo de falacia podría ser considerado como la inferencia no válida por la cual, lo que pretende ser predicado con verdad de una clase distributivamente, también puede ser predicado con verdad de esta clase colectivamente. 33 3.12.4 La división. Es simplemente la inversa de la falacia de composición. En ella, se presenta la misma confusión, pero la inferencia procede en la dirección opuesta. Como en el caso de la composición, pueden distinguirse dos variedades de la falacia de división. El primer género de división consiste en argumentar que lo que es cierto de un todo debe serlo también de cada una de sus partes. Sostener que, puesto que una sociedad comercial es muy importante y el señor Doe es funcionario de esta sociedad, por tanto el señor Doe es muy importante, es cometer la falacia de división. Se comete esta primera variedad de la falacia de división en todo razonamiento tal que, por ejemplo, de la premisa de que una cierta máquina es pesada, complicada o costosa se concluya que cualquier parte de máquina también debe ser pesada, complicada o costosa; argumentar que alguien debe ser un extraordinario atleta porque juega en un equipo notable sería también otro ejemplo de este tipo de división. El segundo tipo de falacia de división consiste en deducir de las propiedades de una colección de elementos, las propiedades de los elementos mismos. Suponer que, puesto que todos los árboles de un parque dan una sombra espesa, por tanto cada árbol del parque da una sombra espesa, sería cometer el segundo género de falacia de división. Es evidente que cada árbol puede ser escuálido y lanzar una magra sombra, y sin embargo puede haber tantos que, en conjunto, den una sombra espesa. En este caso, sería cierto que todos los árboles del parque, colectivamente, dan una sombra densa, pero falso que ocurra lo mismo con todos los árboles del parque distributivamente. 3.12.5 La manera de evitar las falacias. Las falacias son trampas en las que cualquiera de nosotros puede caer, cuando se razona. Así como se erigen señales para prevenir a los viajeros y apartarlos de los lugares peligrosos, así también los rótulos para las falacias presentadas pueden considerarse como tantas señales de peligro colocadas para impedir que se caiga en las ciénagas del razonamiento incorrecto. La familiaridad con estos 34 errores y la habilidad para indicarlos y analizarlos pueden impedir que sean engañados por ellos. No hay ningún camino real para evitar las falacias. Evitar las falacias de atingencia requiere una vigilancia constante y la conciencia de las muchas maneras en que la inatingencia puede filtrarse. A ese respecto es útil nuestro estudio acerca de los diferentes usos del lenguaje. La comprensión de la flexibilidad del lenguaje y la multiplicidad de sus usos impedirá que se confundan una exhortación a aceptar y a aprobar una cierta conclusión, con un razonamiento destinado a demostrar que esta conclusión es verdadera. Las falacias de ambigüedad pueden ser muy sutiles. Las palabras son resbaladizas y la mayoría de ellas tienen toda una variedad de sentidos o significados diferentes. Allí donde se confunden estos significados diferentes, en la formulación de un razonamiento, éste es falaz. Para evitar las diversas falacias de ambigüedad se debe tener presente con toda claridad las significaciones de los términos que se usan. Una manera de lograr esto es definir los términos claves que se usan. Dado que los cambios en la significación de los términos pueden hacer falaz un razonamiento y dado que la ambigüedad puede evitarse mediante una cuidadosa definición de los mismos. 35 4. LA DEFINICIÓN 4.1 LOS PROPÓSITOS DE LA DEFINICIÓN El lenguaje es un instrumento muy complicado. Las personas aprenden a usarlo de la misma manera en que aprenden a usar otras herramientas, tales como automóviles o equipos de cocina. Un muchacho que viaja mucho con su padre raramente necesita que se le dé instrucción formal para guiar el automóvil de la familia; adquiere su conocimiento simplemente mediante la observación y la imitación de su padre. Una muchacha que pasa mucho tiempo en la cocina con su madre aprende el uso de aparatos de cocina muy complicados mediante el mismo método. Lo mismo ocurrecon el lenguaje; en la infancia, y muchos de nosotros durante toda nuestra vida, se aprende el uso adecuado del lenguaje observando e imitando la conducta lingüística de la gente con la que se encuentra y de los libros que se lee. Sin embargo, hay un límite para esta especie de aprendizaje inconsciente. Los desastres cada vez más frecuentes debidos a accidentes de tránsito han planteado la conveniencia de que los conductores reciban cierta instrucción formal, además del aprendizaje por imitación que antes era suficiente. La necesidad de que las muchachas complementen su aprendizaje por imitación ha sido reconocida hace tiempo, como lo demuestra la inclusión de cursos sobre economía doméstica en la escuela secundaria y aun en los planes de estudios universitarios. 36 Dar definiciones no es el método fundamental para educar a la gente en el uso y la comprensión correctos del lenguaje; es, más bien, un recurso complementario para llenar las lagunas que ha dejado el método fundamental. En la conversación o en la lectura, a menudo se dan con palabras que no nos son familiares y cuyo significado no queda aclarado por el contexto. Para comprender lo que se dice es menester descubrir lo que las palabras significan; es aquí cuando aparece la necesidad de las definiciones. Un propósito de la definición, por ende, es enriquecer el vocabulario de la persona para la cual se da la definición. Otro propósito al que puede servir la definición es eliminar a la ambigüedad. En algunos contextos, no está claro el sentido que se pretende dar a una palabra determinada y en este caso sería ambigua. Cuando se analiza la ambigüedad, su apariencia persuasiva desaparece y la falacia queda a la vista. Pero, para disipar la ambigüedad se necesitan dar definiciones que expliquen los diferentes significados de la palabra o frase ambigua. El lenguaje no solamente puede llevar a hacer razonamientos falaces, sino que puede también originar discusiones que son puramente verbales. Algunos desacuerdos no corresponden a genuinas diferencias de opinión, sino simplemente a usos diferentes de un término. Allí donde la ambigüedad de un término clave ha originado una disputa verbal, a menudo pone fin al desacuerdo señalando la ambigüedad. El segundo propósito de la definición, por lo tanto, es eliminar la ambigüedad, tanto para poner de manifiesto las falacias de equívoco como para resolver disputas que son puramente verbales. Otro motivo que puede definir un término se presenta cuando se hace uso de él pero no están seguros de los límites de su aplicabilidad. Esta razón para desear definir un término es distinta de la primera. Cuando un término necesita aclaración, se dice que es vago. Un término es ambiguo en un contexto determinado, cuando tiene dos significados distintos y el contexto no aclara en cuál de ellos se lo usa. En cambio un término es vago 37 cuando hay casos límite tales que es imposible decidir si el término en cuestión se aplica o no a ellos. En este sentido, la mayoría de las palabras son vagas. Los científicos no han podido decidir si ciertos virus son o no entidades vivas, no porque ignoren si el virus tiene o no dificultades de locomoción, de reproducción, etc., la dificultad para decidir si un determinado país es o no una democracia, o si una cierta obra de arte es o no obscena. Estas dificultades pueden parecer triviales, pero en ciertas circunstancias pueden adquirir gran importancia práctica. Por ejemplo, cuando se le confía una tarea a alguien de aplicar una ley que estipula la concesión de ayuda financiera a países con gobiernos democráticos. En tal situación, las decisiones referentes a los casos límite tendrían las más graves consecuencias morales, políticas y, quizás, hasta militares, además de consecuencias financieras en las que habría en danza millones de dólares. La indecisión referente a esos casos límite podría resolverse mediante una definición del término vago que aclarara si debe o no aplicársele. Así, para decidir si una casa rodante debe ser conceptuada como vehículo o como vivienda a fines impositivos, se debe ver cómo define estos términos la ley. Y si las definiciones registradas no son lo bastante precisas como para permitir una decisión, el tribunal en cuyo ámbito cae la cuestión debe promulgar nuevas definiciones que permitan una aplicación clara. Otro propósito de la formulación de definiciones que, pues, es suprimir la vaguedad de los términos corrientes. La persona que da una definición persuasiva de un término no trata de explicar el significado literal del mismo, sino de gravitar en las actitudes o agitar las emociones de sus lectores u oyentes de cierta manera definida. Así, una persona puede salir en defensa de un amigo acusado de falta de tacto elogiando la honestidad de su amigo definiendo honestidad como la actitud de decir la verdad sin consideración de las circunstancias. Aquí, el propósito de la persona en cuestión no es dar una explicación del significado literal de la palabra honestidad, sino lograr que sus oyentes transfieran a la conducta de su amigo la valoración emotiva de carácter laudatorio que se adscribe al término honestidad. Su lenguaje no es informativo, sino que funciona expresivamente. 38 Puede discutirse si los recursos retóricos de este género merecen el nombre de definiciones, pero la palabra se usa con frecuencia de esta manera, como en los concursos que abren algunos periódicos para las mejores definiciones de diversos términos. 4.2 TIPOS DE DEFINICIONES Antes de distinguir diferentes tipos de definición, se debe saber que las definiciones son siempre de símbolos, pues solamente los símbolos tienen significados, que las definiciones explican. Al definir la palabra silla, tiene un significado, pero, aunque no puede sentarse sobre ella, pintarla, quemarla o describirla, no se puede definir, pues una silla es un artículo, un mueble, no un símbolo con un significado que se deba explicar. Hay dos maneras de formular una definición: hablando acerca del símbolo definido o hablando de aquello que designa. Así, es igualmente correcto decir: La palabra triángulo designa una figura plana limitada por tres líneas. Un triángulo es (por definición) una figura plana limitada por tres líneas. En este punto, los dos términos técnicos que se usan en la teoría de la definición. El símbolo que se debe definir es llamado el definiendum, y el símbolo o conjunto de símbolos usados para explicar el significado del definiendum recibe el nombre de definiens. Por ejemplo, en la definición anterior la palabra triángulo es el definiendum y la frase: una figura plana limitada por tres líneas rectas es el definiens. El primer tipo de definición es que se da de un término totalmente nuevo, cuando se lo introduce por vez primera. Cualquiera que introduzca un nuevo término tiene completa libertad de estipular qué significado le dará. La asignación de significados a términos nuevos es un problema de elección; a estas definiciones se les llama definiciones estipulativas. 39 Estas definiciones han sido muchas veces designadas a ser llamadas definiciones nominales o verbales. En las ciencias es frecuente la introducción de nuevos términos. Es muy ventajosa la introducción de nuevos términos. Es muy ventajosa la introducción de un símbolo técnico nuevo, definido de manera que signifique algo cuya formulación requeriría una larga sucesión de palabras familiares. Al hacer esto, el científico economiza el espacio que necesita para escribir sus informes o teorías y también el tiempo que ello demanda. Pero, lo que es más importante, reduce de este modo la cantidad de atención o de energía mental necesaria, pues cuando una frase o una ecuación se hace demasiado larga, su sentido no puede ser captado fácilmente. Considérese,por ejemplo, la economía enorme que se logra en matemáticas mediante la introducción del exponente. Lo que ahora puede escribirse brevemente A 12 = B, Antes de la adopción del símbolo especial para la potenciación tenía que expresarse A x A x A x A x A x A x A x A x A x A x A x A = B O mediante alguna oración del lenguaje ordinario, en vez de una ecuación matemática. Hay también otra razón que impulsa al científico a introducir nuevos símbolos. La carga emotiva de las palabras familiares son a menudo un inconveniente para alguien que solo está interesado en su significado literal o informativa. La introducción de nuevos símbolos, definidos explícitamente de manera que tengan el mismo significado literal que los familiares, liberará al investigador de la distracción que puede derivarse de las asociaciones emotivas de estos últimos. Esta ventaja explica la presencia de algunas palabras curiosas en la psicología contemporánea. Claro que las definiciones estipulativas pueden ser apreciadas desde otros puntos de vista. El que un término sirva o no al propósito para el cual fue introducido es una cuestión de hecho. La definición puede ser demasiado oscura o demasiado compleja para cumplir una finalidad útil. 40 No se trata de que una definición estipulativa sea tan buena como cualquier otra, sino de que los criterios para compararlas no pueden ser los de verdad o falsedad, pues estos términos simplemente no se les aplican. Las definiciones estipulativas solamente son arbitrarias en el sentido especificado. Pero, el que sean claras u oscuras, ventajosas o desventajosas, etc., son cuestiones de hecho. Cuando el propósito de la definición es eliminar la ambigüedad o enriquecer el vocabulario de la persona para la cual se la construye, si el término definido no es nuevo sino que tiene ya un uso establecido, la definición es entonces lexicográfica y no estipulativa. Una definición lexicográfica no da al definiendum un significado del cual carecía hasta ese momento, sino que informa acerca del significado que ya tiene. Indudablemente, una definición lexicográfica puede ser verdadera o falsa. Así, la definición: La palabra montaña designa una gran masa de tierra o roca que se eleva a considerable altura por encima de la región circundante. Es verdadera; es un informe veraz acerca de cómo usan la palabra montaña las personas de habla castellana. Por otro lado, la definición: La palabra montaña indica una figura plana limitada por tres líneas rectas. Es falsa, pues es un informe falso acerca de cómo usan la palabra montaña las personas de habla castellana. Ésta es la diferencia importante que existe entre las definiciones estipulativas y las lexicográficas. Puesto que el definiendum de una definición estipulativa no tiene ningún significado aparte de la definición que lo introduce o anterior a ella, ésta no puede ser falsa. Pero, dado que el definiendum de una definición lexicográfica tiene un significado anterior e independiente, su definición es verdadera o falsa, según que este significado se transmita correcta o incorrectamente. Si bien las consideraciones tradicionales a este respecto no 41 son muy claras, parece que las definiciones lexicográficas han sido llamadas a veces definiciones reales. El hecho de que una definición sea estipulativa no tiene nada que ver con el problema relativo a si el definiendum designa algún objeto real o existente. El uso de las palabras es cuestión de estadística y una definición de una palabra cuyo uso esté sujeto a este tipo de variación no puede ser una simple enunciación del significado del término, sino una descripción estadística de los significados del mismo, tales como se hallan determinados por los usos que tiene en el lenguaje corriente. La necesidad de las estadísticas lexicográficas no puede eludirse mediante la referencia al uso correcto, pues esto también es una cuestión de grados, ya que se mide por el número de escritores de primer rango, que coinciden en el uso de un cierto término. Además, los vocabularios literarios y académicos tienden a quedar rezagados respecto del desarrollo del lenguaje vivo, que es el que sale de los labios del hombre de la calle. Los usos heterodoxos suelen llegar a ser ortodoxos; por eso, las definiciones que sólo transmiten los significados aprobados por una aristocracia académica pueden ser muy engañosas. Claro está que la idea de obtener definiciones estadísticas es utópica, pero los diccionarios tratan de aproximarse más o menos a ella indicando cuáles son los significados arcaicos o anticuados y cuáles son familiares o vulgares. Con las anteriores limitaciones, no se puede seguir afirmando que las definiciones lexicográficas son verdaderas o falsas, en el sentido de que representan o no el uso real. Ni las definiciones estipulativas ni las lexicográficas pueden servir para eliminar la vaguedad de un término. Una expresión vaga es aquella que da origen a casos límite, tales que es imposible decidir con respecto a ellos si se les aplica o no. No puede apelarse al uso ordinario en busca de una decisión, pues éste no es suficientemente claro sobre la cuestión. Para llegar a una decisión, pues, es necesario ir más allá del uso ordinario; una definición que permita decidir acerca de los casos límite debe ir más allá de lo puramente lexicográfico. 42 La definición aclaratoria es diferente de la estipulativa, porque su definiendum no es nuevo término, sino que tiene un uso ya establecido, aunque vago. Por consiguiente, el que construye una definición aclaratoria no tiene libertad de asignar cualquier significado que se le ocurra al definiendum; debe, por el contrario, permanecer fiel al uso establecido, hasta donde éste llegue. Con todo, para poder superar la vaguedad del definiendum, debe ir más allá del uso establecido. La exacta medida en que puede ir más allá de éste, la manera en que llena las lagunas o resuelve conflictos que hay en el uso establecido, es en cierto sentido un problema de convención, pero no totalmente. Muchas decisiones de carácter legal formulan definiciones aclaratorias en las cuales se precisan algunos términos que aparecen en las leyes, de modo que incluyan o excluyan específicamente el caso en cuestión. A menudo los juristas presentan argumentos tendientes a justificar esas decisiones. 4.3 DIVERSOS TIPOS DE SIGNIFICADO Puesto que una definición es la explicación del significado de un término, es fundamental que se recuerden los diferentes sentidos de la palabra significado. Este tema fue analizado en el capítulo 2. El significado descriptivo o literal, especialmente con relación a los términos generales o términos de clase, que se aplican a más de un objeto. Un término general tal como planeta es aplicable exactamente en el mismo sentido a Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, etc. En un sentido totalmente aceptable, estos diversos objetos a los cuales se aplica el término planeta son indicados por la palabra, o constituyen su significado. Así, al afirmar que todos los planetas tienen órbitas elípticas, parte de lo que se quiere afirmar es que Marte tiene una órbita elíptica; otra parte, que Venus tiene una órbita elíptica; otra parte, que Venus tiene una órbita elíptica, etc. 43 En cierto sentido, el significado de un término consiste en los objetos a los cuales el término puede aplicarse. Este sentido de la palabra significado, su sentido referencial, ha recibido tradicionalmente el nombre de significado extensional o denotativo. Un término general o de clase denota los objetos a los cuales puede correctamente aplicarse, y estos objetos constituyen la extensión o la denotación del término. Pero el anterior no es el único sentido de la palabra significado. Comprender un término es saber cómo aplicarlo correctamente,