Vista previa del material en texto
pág. 1 INTERACCIÓN COMUNICATIVA ENTRE COMUNIDAD SORDA Y OYENTE, Y LA INCIDENCIA DE ASPECTOS SOCIALES Y CULTURALES EN LAS PRÁCTICAS COMUNICATIVAS VIVIANA CAROLINA ABELLO GOMEZ UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE EDUCACIÓN MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA LÍNEA DE LENGUAJE E INTERPRETACIÓN CULTURAL Bogotá 2017 pág. 2 INTERACCIÓN COMUNICATIVA ENTRE COMUNIDAD SORDA Y OYENTE, Y LA INCIDENCIA DE ASPECTOS SOCIALES Y CULTURALES EN LAS PRÁCTICAS COMUNICATIVAS Trabajo de grado para obtener el título de: Magister en Investigación Social Interdisciplinaria VIVIANA CAROLINA ABELLO GOMEZ 20151057001 Asesor: Dra. MIRIAN GLIDIS BORJA OROZCO UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE EDUCACIÓN MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA LÍNEA DE LENGUAJE E INTERPRETACIÓN CULTURAL Bogotá 2017 pág. 3 AGRADECIMIENTOS A mis padres quienes fueron una voz de aliento y una compañía durante todo el proceso investigativo. A las personas sordas y oyentes participes de la investigación quienes siempre tuvieron la disposición de colaboración para permitirme realizar la investigación. A la profesora Miriam Borja quien me guio y colaboró con las correcciones pertinentes para llevar a buen término el proyecto. pág. 4 RESUMEN Este trabajo tiene como propósito Analizar las formas de interacción comunicativa de la comunidad sorda con la sociedad oyente desde distintas prácticas comunicativas. El interés investigativo se centra en poder dar cuenta de cómo se construyen los espacios de comunicación entre estos dos grupos sociales con sus particularidades lingüísticas, desde una perspectiva intercultural. El marco teórico presenta las generalidades del concepto de discapacidad desde una perspectiva social, así como el campo de lo cultural e intercultural y el discurso en relación con la comunicación. De esta manera, el estudio que se centra en la aplicación de una metodología cualitativa, identifica las formas de interacción entre sordos y oyentes, a su vez que muestra la incidencia de los aspectos socioculturales en dichas prácticas. El proceso metodológico se realiza mediante el uso de las técnicas de observación no participante y entrevista semi-estructurada que son aplicados en diversos contextos en los que se desenvuelven los sujetos propios de la investigación. Finalmente, se muestra el análisis de la información y los resultados, que dan cuenta de cómo se construyen los espacios comunicativos entre las dos culturas, y de los aspectos que empiezan a transformar el campo de la discapacidad. Palabras clave: -Discapacidad -Lenguaje -Cultura -Comunicación -Discurso pág. 5 Contenido INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 6 Planteamiento del problema .......................................................................................... 8 Justificación ................................................................................................................ 11 Objetivos ..................................................................................................................... 13 1. ESTADO DEL ARTE ............................................................................................. 14 2. MARCO TEÓRICO ................................................................................................ 20 2.1 Discapacidad auditiva ........................................................................................... 20 2.2. Cultura, multiculturalidad e interculturalidad ...................................................... 21 2.3. Discurso y comunicación .................................................................................... 25 3. DISEÑO METODOLÓGICO ................................................................................. 28 3.1. Caracterización de la población ....................................................................... 29 3.2. Técnicas de recoleccion de información .............................................................. 30 3.2.1. Observación no participante .......................................................................... 30 3.2.2. Entrevista ....................................................................................................... 30 3.3. Sistematización y análisis de la información ....................................................... 31 4. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LA INFORMACIÓN ................................. 33 4.1. Comunicación y discurso ..................................................................................... 33 4.2. Discapacidad y contexto social ........................................................................... 37 4.3. Cultura e interculturalidad .................................................................................. 39 5. CONCLUSIONES ...................................................................................................... 42 6. RECOMENDACIONES ......................................................................................... 47 7. BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 48 ANEXOS: ....................................................................................................................... 50 ANEXO 1: Observación no participante .................................................................... 50 ANEXO 2: Entrevista semi-estructurada para personas oyentes ................................ 52 ANEXO 3: Entrevista semi-estructurada para personas sordas .................................. 55 ANEXO 4: Entrevista semi-estructurada para intérpretes .......................................... 58 ANEXO 5. Matriz de análisis entrevista semi-estructurada ....................................... 61 ANEXO 6. Matriz de análisis observación no participante ........................................ 80 ANEXO 7. Transcripción de entrevistas y observaciones no participantes………….84 pág. 6 INTRODUCCIÓN En el mundo actual la comprensión de las interacciones sociales ha sido un asunto complejo, y más entendiendo que cada vez hay un mayor esfuerzo por re-significar y dar lugar a las diferencias y particularidades sociales y culturales. Para el caso específico de la sordedad, encontramos que la aproximación al fenómeno desde la perspectiva antropológica, ha surgido a partir del reconocimiento de este grupo social como minoría lingüística que por sus mismas condiciones se ha ubicado socialmente en el plano de la exclusión y la invisibilidad. En este sentido, han sido múltiples los esfuerzos a nivel gubernamental para la reivindicación de dichos sujetos en materia de derechos y garantías ciudadanas. En la Declaración de los Derechos del Sordo a nivel mundial, se ha señalado: La necesidad de establecer los Derechos Humanos fundamentales de las personas disminuidas de oído y de llamar la atención sobre ellas de los gobiernos, Naciones Unidas y Agencias Especializadas de las Organizaciones Internacionales no gubernamentales así como de las instituciones, entes y asociaciones que trabajan en el campo de la rehabilitación y la integración social de los Sordos, a fin de que las Declaraciones de principio de los documentos citados se puedan transformar, también para los Sordos, en una realidad auténtica y activa (Declaración de los Derechos del Sordo. 1999. Consideración No. 6). Así pues, se ha puesto en marcha diversos discursos que giran alrededor del reconocimiento del otro y sus diferencias, con el fin de garantizar una mayor participación de los sordos en los diferentesescenarios sociales. Sin embargo, y pese a que existe una legislación específica para la comunidad sorda, encontramos que lo que se expresa en la legalidad dista mucho de las realidades particulares de estos sujetos en el marco sociocultural. Desde el anterior argumento, y asumiendo el interés específico de la investigación (interacción comunicativa sordo-oyente), encontramos que a pesar que desde el año 1996 en Colombia se crean algunas normas en favor del sordo y sus mediaciones comunicativas, se sigue desdibujando el papel de estas personas en la sociedad, y más allá de entender sus particularidades lingüísticas que son la LSC, el cambio que se dio fue pág. 7 el de otorgarles el derecho a un intérprete de señas para que lograran comunicarse con la sociedad oyente. Esta situación, lo que en realidad demuestra es que no ha habido cambios significativos a nivel de reconocimiento de los sordos, sino que por el contrario las soluciones paliativas de supuesta inclusión, abren más la brecha a las desigualdades sociales. Por años se ha propuesto insertar socialmente a los discapacitados auditivos a partir de la “normalización”, corrigiendo la discapacidad para que puedan ingresar al mundo oyente, y esa afirmación, es la que ha suscitado el interés para el desarrollo de la investigación, porque lo que se propone aquí desde una perspectiva interdisciplinar es entender la situación del sordo como una problemática que pasa por el entendimiento de lo intercultural y el reconocimiento de la existencia de la otredad, de la diferencia y de la diversidad. En definitiva, la investigación propone una perspectiva diferente, la de poder desprenderse de la sordera como discapacidad y demostrar que este término que ha sido utilizado a lo largo de los años desde el ámbito médico, merece una atención desde las ciencias sociales y el lugar que ocupan los diversos lenguajes en las situaciones comunicativas. De ahí que, el desarrollo de esta investigación pretenderá demostrar una perspectiva diferente que percibe a los sordos como una cultura, con sus propias normas y valores y que posee una forma lingüística de comunicación distinta; la lengua de señas. pág. 8 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA El ser humano como sujeto eminentemente social, desde su nacimiento está inserto en una sociedad que de forma directa o indirecta influye en su conducta convencional además de su construcción como ser individual y social. Todas las representaciones individuales y colectivas son una configuración semiótica de la cultura, que tienen un sentido de significación que parte de los sistemas de interacción e interpretación de la realidad que tejen las personas, y que cabe decir son expresiones que se sitúan en un contexto y unas formas de vida particular, En palabras de Geetz “[…] la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden descubrirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa” (1973). Desde una posición holística, se deduce que la construcción de lo cultural “es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad” (Taylor, 1975, p.29). Por ello, las configuraciones culturales pasan por el asumirnos y actuar frente al mundo que nos rodea y nos moldea en modos de vida específicos. Ahora bien, entendiendo que existen códigos socialmente establecidos en cada cultura, y que además esos códigos legitiman las formas de ser y asumirnos frente al mundo y con los demás, es importante preguntarnos qué sucede con las particularidades y la misma diversidad que existen dentro de los grupos sociales. Partimos del hecho que en el plano socio-cultural, el lenguaje hace parte esencial en las formas de comunicación al interior de una comunidad, pero ¿Qué pasa entonces cuando no todas las personas pueden responder a esa “lógica” comunicativa?, podría decirse que existen brechas o rupturas en los discursos que giran en torno a las formas de relacionarse con los demás, dado que ponen en el plano de la invisibilidad a quienes tienen otros códigos y otras configuraciones distintas, a pesar que se encuentran insertos en el mismo contexto que los que si responden a actos comunicativos particulares. pág. 9 Es el caso de la comunidad sorda, la que puede ponerse como ejemplo, para entender que a pesar que son un grupo portador de un lenguaje cultural particular, deben responder a la lengua “natural”, y de no poder hacerlo simplemente son desdibujados en la mayoría de los casos en los diferentes escenarios de la vida cotidiana. Según Skliar (1997) por siglos la comunidad de Sordos ha estado limitada al tema de la sordera, en donde los oyentes han mantenido sus estrategias colonizadoras decidiendo lo más adecuado para ellos y llevando la discusión, casi exclusivamente, al ámbito de la rehabilitación y, por ende, desde un punto de vista patológico. En el contexto colombiano, encontramos que la comunidad sorda, como grupo minoritario, ha sido estereotipada históricamente como personas incapaces o con limitaciones, lo que les dificulta insertarse fácilmente en la sociedad, por lo que en muchos de los casos si no pueden entrar en la “lógica natural” de los demás, se ven obligados a solo poder interactuar con quienes comparten sus misma condición. “Pese a toda esta vida propia de los sordos (el lenguaje, la comunidad, el humor, la cultura, que surge de lo profundo de su propia experiencia como sordos), aún persiste la postura oficial tradicional de que las personas sordas han de recibir enseñanza oral y de que, pese a todo, apenas son aptas para una vida normal” (Sacks, 1989, p. 11) Dada esta situación, es necesario entender que en el plano del reconocimiento a la interculturalidad, la comunicación no puede ser entendida desde pautas homogenizantes que pretenden englobar las formas comunicativas en términos de lo natural, que para el caso de una sociedad oyente es la oralidad, sino que por el contrario, se trata de pensar que de acuerdo a las particularidades en los rasgos lingüísticos de los grupos sociales, es importante dar reconocimiento y lugar de la otredad como aspecto que rescata la pluralidad de las diferencias simbólicas sobre las cuales las personas interactúan con el mundo. Desde los argumentos de Skliar (2007) la discapacidad pone en tela de juicio la existencia de un cuerpo único y normal, de una lengua única y normal, de un aprendizaje único y normal, de un comportamiento único y normal. Desde esta perspectiva y situados en las particularidades de la comunidad sorda, cabe señalar que aprender a vivir en condiciones sociales de diferencia, implica que los procesos comunicativos que se dan entre esta comunidad que tiene un sistema cultural basado en el uso de LSC, con la sociedad oyente que oraliza la mayoría del tiempo para interactuar con las personas de su entorno, requiere del entendimiento de que a pesar de pág. 10 las diferencias lingüísticas de los grupos insertos en una sociedad, finalmente los seres humanos somos heteroculturales, y de ahí la necesidad de conocer las distintas técnicas que ofrecen la posibilidad de interactuar con el mundo, desde diferentes expresiones. Sin embargo, el déficit auditivo y las diferencias lingüísticas han obstaculizado en cierta medida la interacción social de esta población con las personas oyentes, debido a que como no hay apropiación de la lengua oral en los sordos, y sumado a eso tampoco por parte de los oyentes existe conocimiento sobre la lengua de señas, se evidencia entonces, que existe cierta dificultad para poder intercambiardiálogos y significados entre estos dos grupos. Dentro de ese marco, se evidencia que si ciertamente existe un interés por reconocer las particularidades sociales, y la diversidad de formas de comunicación que se pueden dar al interior de un grupo social, aún persiste un dominio de la oralidad frente a los procesos de interacción comunicativa, y este hecho supone un cambio paradigmático frente a las alternativas de vinculación de los sordos en la sociedad oyente, en el que ya no se trate de entender esta población en una dinámica aislada de la sociedad oralizada, sino por el contrario se reconozca el espacio de este grupo con lenguaje propio como parte de un grupo social en el que a pesar de las diferencias lingüísticas es importante la interacción con el resto de individuos del entorno en el que viven. Así pues, atendiendo a estas consideraciones y desde una postura interdisciplinaria, es importante preguntarse: ¿Cómo se construyen los espacios de interacción comunicativa entre la comunidad sorda y la comunidad oyente, desde el reconocimiento de la interculturalidad? pág. 11 JUSTIFICACIÓN El mundo de la comunidad sorda, históricamente ha sido definido desde la mirada de la sociedad oyente, quienes por lo general simplemente asumen la sordedad desde el plano de lo patológico, invisibilizando en la mayoría de las ocasiones las implicaciones la discapacidad auditiva en el plano social. Tal como lo plantea Ramón Puig de la Bellacasaha (1990) hemos etiquetado a esta población refiriéndonos a ellos como los “minusválidos” “impedidos” “lisiados” o “inválidos”. Esta estigmatización, es una total complejidad social, en el sentido de que sin duda, las atribuciones que se le ha dado a esta población es el resultado de una historia de exclusión y menosprecio, sometiendo y limitando a estos sujetos. Desde la antigüedad hasta hoy en día ha existido grandes contradicciones en el trato que se le da a la persona con discapacidad, lo cual constituye una tensión entre las concepciones de las que es objeto el tema discapacidad y lo que respecta como tal al reconocimiento de estos sujetos como iguales a las demás personas. Desde una perspectiva amplia “La discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”. (Convención de la ONU, 2008). Dada la complejidad de la situación, y asumiendo que la enfermedad no solo se traduce en un déficit auditivo, sino que además trae consigo implicaciones sociales bastante importantes, a partir de la década de los sesenta, empieza a surgir desde la visión antropológica, lingüística, sociológica y psicología un interés por entender la enfermedad como una situación que por su sistema cultural especifico en el que sus códigos comunicativos se basan en el uso de la lengua de señas, trae grandes restricciones dentro de la sociedad en general. Así pues, y sin reducir la sordedad al ámbito clínico, sino por el contrario dando paso a diversas miradas desde las diferentes disciplinas, quienes se han interesado por entender las situaciones sociales del sujeto sordo, se vuelve importante empezar a replantearse la situación de esta comunidad en el plano del reconocimiento como grupo minoritario, que históricamente han construido formas de organización y comunicación muy propias de ellos. pág. 12 Si partimos del hecho que, la construcción de la realidad humana, pasa por la construcción lingüística, es indudable que según el tipo de lengua que se hable así mismo las personas construyen la significación sobre su realidad. Por eso es tan importante entender que no simplemente la oralidad o la escritura constituyen el plano comunicacional, sino que además otros elementos como los gestos o las señas que son tan propios de la comunidad sorda, también denotan sentidos sobre la interacción social. pág. 13 OBJETIVOS 1.1. Objetivo General Analizar las formas de interacción comunicativa de la comunidad sorda con la sociedad oyente desde distintas prácticas comunicativas 1.2. Objetivos Específicos Identificar las características de la interacción comunicativa del sujeto sordo en el contexto de la sociedad oyente Describir los principales aspectos sociales y culturales, que inciden de manera positiva o negativa en los espacios de interacción comunicativa de la comunidad sorda con la sociedad oyente pág. 14 1. ESTADO DEL ARTE Para la investigación que aquí se desarrolla, la cual enmarca su interés en la forma como se dan los procesos comunicativos de la comunidad sorda con la sociedad oyente, fue necesario hacer un proceso de revisión bibliográfica de investigaciones que han centrado su interés en el estudio de dicha población desde diferentes metodologías, disciplinas y perspectivas epistemológicas. De esta manera, las investigaciones que se tuvieron en cuenta se encuentran relacionadas con el tema de la discapacidad auditiva más específicamente con lo que implica la condición de sordera en los diferentes espacios y contextos sociales en los que se desenvuelve la vida de estas personas, así como también aquellas investigaciones que muestran la discapacidad auditiva como un asunto que va más allá del simple diagnóstico médico, evidenciando las implicaciones sociales que trae consigo la enfermedad. Las fuentes que se tuvieron en cuenta para la construcción del estado del arte, fueron las que se realizaron en Colombia posterior al año 2005 y que fueron abordadas desde disciplinas del área social. De estos trabajos, se puede rescatar la intencionalidad de mostrar la discapacidad auditiva desde un ámbito más allá de lo clínico, y frente a ello aportes como los planteados en la tesis: Conceptualización de la discapacidad: reflexiones para Colombia de Carlos Andrés Gómez Acosta y Clemencia Cuervo Echeverría (Universidad Nacional de Colombia 2014) permiten abordar la conceptualización de discapacidad desde el reconocimiento de las particularidades de la población en el contexto colombiano y las implicaciones que tiene la limitación auditiva en los diferentes escenarios sociales, políticos y culturales; lo que lleva a pensar, y relacionándolo con el interés de la presente investigación, en cómo esas expresiones que se evidencian desde una realidad particular, en este caso la de una limitación auditiva, pueden considerarse expresiones de un fenómeno de exclusión desventajas y privación, que no son más que el resultado de las barreras sociales que restringen el desarrollo de las personas que tienen deficiencias. Así pues, y en concordancia con lo anterior otro gran aporte es el que sustenta Julio Cesar Beltrán en su tesis Discapacidad en Colombia: Reto para la inclusión de capital Humano de (Fundación Saldarriaga Concha, 2010)donde sostiene que “a pesar de la extensa normatividad y las actividades desarrolladas, se encuentran aún barreras que pág. 15 impide a los discapacitados participar en igualdad de condiciones a las demás personas en la vida familiar, social y comunitaria”(pág. 6), que para el caso particular de los sordos, como bien lo plantea también el autor y basándonos en el interés particular para el desarrollo de esta investigación, las barreras comunicativas se convierten en una restricción para la participación activa y la socialización en el entorno social. Estos elementos entonces ,plasmados en la investigación de Julio Cesar Beltrán que tiene como objetivo describir la dimensión corporal, individual y social de la comunidad sorda a partir de la participación y el desarrollo en general, permite pensar en la comunicacióncomo una situación transversal en cada escenario donde están inmersos estos sujetos. Desde esta perspectiva y dando lugar a los tratados de la sordera producidos desde los discursos hegemónicos que históricamente se han construido sobre esta población, tesis como la titulada: Narrativa corporal de sujetos sordos en resistencia al biopoder de Diana Xiomara Garay (Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano-CINDE. Vol.5 N° 1 2013), permite dilucidar cómo el sujeto sordo, quien es portador de una lengua minoritaria, debe debatirse entre la aceptación de normas y rutinas impuestas por el modelo biomédico que garanticen reconocimiento social, o asumir posturas de ruptura, bajo el riesgo de ser estigmatizados al interior de las dinámicas sociales. En este sentido, y como aporte significativo a la presente investigación que se enmarca en lo comunicacional, Diana Xiomara afirma teóricamente cómo en el campo de la sordera: […] se han atribuido juicios asociados a la mudez desde la concepción de imposibilidad comunicativa fuera del campo de las lenguas orales, es común reconocer la nominación de sordomudo como término empleado desde el imaginario colectivo. Ello conduce a la comprensión del sordo desde una situación de minusvalía o discapacidad que, de ser posible, deberá ser solventada por el acceso a las nuevas tecnologías del cuerpo en asocio con todo tipo de técnicas y métodos que desde la terapia del lenguaje, la fonoaudiología escolar y el acompañamiento audiológico –para el uso adecuado de ayudas auditivas–, den lugar a la producción de voz como canal eficaz de comunicación y participación social (Garay, p.99). Entendiéndose entonces la tendencia de un proceso normalizador y productivo de los sordos (la oralidad), puede evidenciarse relaciones de poder existentes, que involucran un proceso de enculturación de los sordos en la cultura del dominador, es decir, la del oyente. pág. 16 A propósito del ámbito comunicativo y de la necesidad del reconocimiento de la lengua de señas como rasgo lingüístico de los sordos, la investigación de Alex Giovanny Barreto Muñoz que se titula La Incidencia de la Interpretación de Lengua de Señas en la Educación de los Sordos: Dos Hipótesis a Partir de la Obra de Harlan Lane. (Universidad Nacional Abierta y a Distancia, 2014), a pesar de enmarcar su interés en el ámbito educativo, permite a partir de sus aportes,1 extraer elementos interesantes de gran aporte para esta investigación, relacionados con la mirada lingüística y cultural de los sordos, partiendo del hecho que hay políticas que se enmarcan en el plano de la inclusión, pero que no ha borrado las brechas existentes en el marco de la exclusión social para los grupos poblacionales diferentes. Se sustenta entonces que, los sordos son una población en la que la mayoría aprende la lengua de señas colombiana como lengua natural y como primera lengua, sin embargo, al estar insertos en un contexto de oralidad, tienen la necesidad de aprender el español como segunda lengua, presentándose entonces una discusión por la exclusión y la invisibilidad que se le ha dado a los sordos como portadores de una identidad y rasgo lingüístico particular. Desde esta perspectiva entonces, al final de dicha investigación queda para el autor la pregunta de “¿No será que la comunidad sorda colombiana ha sido transformada por los intérpretes y traductores de lengua de señas?, y es entonces cuando el interés de la presente investigación toma fuerza y valor, en evidenciar precisamente qué pasa con la lengua y las formas comunicativas de los sordos dentro de una sociedad oyente. De otro lado y en un panorama más amplio, como lo es el de la condición del sordo en el espacio social, se encuentra que la investigación de Freddys Teresa Poveda Niño y Beymar Torres Baraceta, titulada: vida cotidiana de un grupo de jóvenes sordas y sordos en Bogotá D.C (Universidad de La Salle,2009),la cual tiene como objetivo “Describir la vida cotidiana de las y los jóvenes sordos a partir de sus hábitos e identidad social”, y que resalta la posición de estas personas en el campo de lo social, desde la exclusión y la desventaja. Así pues, afirmaciones como: La condición auditiva restringe la vida de las y los jóvenes en aspectos como la expresión de sus emociones, deseos y opiniones, la comprensión de significados culturales y el poder instruirse para desempeñar actividades productivas. A todo ello se agrega el 1 Aportes basados en el objetivo de la investigación de dicha propuesta “contribuir a través del análisis bibliográfico a una comprensión más profunda de la interpretación de la lengua de señas como un fenómeno cultural, educativo y político de la educación de los sordos en Colombia” pág. 17 desconocimiento de la lengua de señas en las instituciones prestadoras de los servicios médicos y bancarios en general. A su vez se registra una permanente exigencia a la oralización por parte de algunos de los padres de las y los jóvenes, hechos que derivan a dificultades a la hora de transmitir en el ámbito familiar prácticas, patrones de convivencia, opiniones alternas y expresiones de emotividad en el hogar. La condición auditiva no facilita establecer interacción con otras personas más allá de quienes se desempeñen en la lengua de señas (Niño; Baraceta, p.39) Permite ubicar la sordedad en un campo problemático, que en concordancia con la presente investigación, suscita un interés desde el campo interdisciplinar, sobre el cual es importante tomar varios elementos para entender desde una perspectiva holística la condición de ser sordo. A su vez, la investigación de Niño y Baraceta, encuentra que: Con el ánimo de dar cuenta de las condiciones propias de la identidad de los sordos, (condiciones de vida, identificaciones, cualidades, necesidades, intereses, sentimientos, potencialidades, discriminaciones y exclusiones), los sordos se encuentran en una situación de desventaja histórica y de opresión, lo que requeriría un proceso político y de conciencia sobre el reconocimiento de particularidades históricas que son propias a cada grupo, y que por ende también lo son para el grupo de los sordos. Por otra parte, en cuanto a la tesis de investigación de Sara Nidia Sánchez Morales, Neyer Astrid Daza Bejarano y Estefany Castiblanco Gómez, titulada: experiencias laborales de 4 personas en situación de discapacidad auditiva en Bogotá (Universidad de La Salle 2011), se puede aprovechar elementos de gran aporte como lo son: la noción de la discapacidad auditiva desde la perspectiva laboral, en donde se trata de entender la necesidad de las personas sordas a acceder a un trabajo, no solo para dar garantía a los derechos, sino además para procurar un estado de productividad y de inclusión en ese escenario social. En este sentido, e hilando estos argumentos con el interés de la presente investigación, se evidencia un amplio panorama de la situación del sordo en el trabajo y las limitantes que encuentran estos sujetos al enfrentarse a ese campo y en general a un escenario donde predomina la oralidad. Sin embargo, y a pesar que de la tesis se puede sustraer elementos interesantes como el referenciado anteriormente para tomar de referencia, el presente pág. 18 trabajo investigativo va más allá de la situación del sordo en el campo laboral, dando espacio a indagar en cómo se construyen los espacios de interacción comunicativa en los diversos contextos sociales. En cuanto a un acercamiento conceptualmente más cercano al interés investigativo, se encuentra la investigación de Ana María Muñoz Ramírez, titulada: Procesos de comunicación entre sordos y oyentes de la universidad tecnológica de Pereira (Universidad Tecnológica de Pereira 2014), en la que se evidencia el problema comunicacional entre sordosy oyentes, quienes no comparten los mismos códigos y canales de comunicación para lograr una interacción fluida. Sin embargo y a pesar de que esta investigación tiene grandes aportes a nivel teórico como lo es la concepción de la discapacidad en el ámbito comunicacional, la complejidad de la interacción y la representación de la LS para los sordos, solo tiene un alcance de análisis de la discapacidad auditiva en el marco de la educación superior incluyente, lo que demuestra entonces que resulta interesante evaluar esos procesos de comunicación es escenarios diferentes al escolar, sobre todo teniendo en cuenta que en dicha investigación la comunicación da cabida a analizar el papel del interprete dentro del aula, y lo que finalmente interesa en la presente investigación es indagar por la comunicación directa sordo-oyente. Bajo la misma perspectiva de lo comunicacional, pero desde una mirada de lo cultural e intercultural , está la tesis de Julie Paola Rodríguez Baquero, titulada: Interculturalidad, comunicación y cultura en los procesos educativos de los estudiantes sordos del IED San Francisco(Universidad Distrital Francisco José de Caldas) en la que hay un aporte significativo en el abordaje del concepto de interculturalidad como expresión latente en los procesos comunicativos, que aunque son producto de un análisis al interior de una institución educativa, finalmente muestra como las diferentes practicas comunicativas como lo es el bilingüismo a pesar de que tiene pretensiones de inclusión de lenguaje, sigue habiendo una fuerte tendencia a la desinformación y poco conocimiento de la LSC, lo que se traduce entonces en el esfuerzo grande que se debe seguir haciendo por dar lugar a aquellos que han sido desdibujados socialmente. pág. 19 Del mismo modo y desde los propósitos de abordar la sordedad desde el campo de lo social y lo interdisciplinar, está la tesis de Diana Marcela Murcia, titulada: Un acercamiento a las representaciones sociales en torno al concepto de sordedad (Universidad Distrital Francisco José de Caldas), la cual enmarca su propósito investigativo en la descripción y análisis de las representaciones sociales que se han construido socialmente en torno al concepto de sordedad, y de cómo todo ello ha construido una visión y un reconocimiento particular sobre la comunidad sorda. En este sentido, y como aporte significativo para la presente investigación, la tesis de Diana Murcia permite hacer una lectura de qué pasa con la mirada sobre la discapacidad y como se han reproducido discursos desde la exclusión e invisibilización para la población sorda. Así mismo, y dada la intención de la autora en su tesis, se logra evidenciar que el acercamiento entre personas sordas y oyentes ha estado marcado por una imposición de una lengua, la cual es la castellana, y todo ello resulta interesante para el propósito de la presente investigación en la que se pretende precisamente analizar qué pasa con el proceso comunicativo entre estos dos grupos sociales (sordos-oyentes) al manejar formas comunicativas distintas. En definitiva, cada investigación que se tuvo en cuenta para la construcción del estado de arte, se enmarcan de una u otra manera sobre el tema de interés para la presente investigación, es decir; sobre la discapacidad auditiva desde una perspectiva social, sobre las cuales se logró aprovechar elementos importantes como lo son la concepción de la sordedad desde el campo social y la importancia del reconocimiento de la diversidad lingüística, con el fin de no caer en discursos normalizadores que desdibujen la particularidad lingüística de este grupo. Sin embargo, y de forma general se encuentra que a nivel investigativo, existe una fuerte tendencia en trabajar esta problemática desde el campo educativo, o desde el afrontamiento de la enfermedad tras la detección médica, lo que significa que la situación de la presente propuesta investigativa (campo comunicativo entre sordos y oyentes), resulta novedosa y de gran aporte a una perspectiva de la situación, desde el campo interdisciplinar. pág. 20 2. MARCO TEÓRICO 2.1 DISCAPACIDAD AUDITIVA La discapacidad abordada desde el campo de lo científico y desde una mirada clínica plantean que “una discapacidad es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano (OMS, 1980). Ahora bien, con los cambios conceptuales, y la concepción de la discapacidad desde un modelo social, se plantea una visión en la que se permite integrar la noción de las barreras físicas, sociales y actitudinales existentes contra las personas que presentan alguna deficiencia. De esta manera y con la pretensión de construir una perspectiva nueva de la discapacidad, se encuentra la idea de que esta no es simplemente una anomalía médica o fisiológica, sino que además los prejuicios y estereotipos construidos socialmente influirán en el deterioro de las condiciones de la persona que tiene la discapacidad. Dada esta situación, autores como Oliver plantean como alternativa “centrarse en las causas y dimensiones sociales de la discapacidad, entendiendo que una “teoría social” de la discapacidad, debe estar localizada dentro de la experiencia de las propias personas con discapacidad y sus intentos, no solo para redefinir la discapacidad sino también para construir un movimiento político entre ellos mismos y desarrollar servicios proporcionados con sus propias necesidades autodefinidas" (Oliver, 1990, p.11). Bajo estos preceptos, encontramos algunos planteamientos que apoyan esta noción como lo son los planteamientos sustentados por Barton, quien presenta la importancia de mirar la teoría social desde un enfoque emancipador con el fin de contribuir al desarrollo de conocimientos y reflexiones que permitan ir más allá de la visión de la discapacidad como inferioridad biológica, mostrando como las experiencias y la forma de relacionarnos con las personas con discapacidad definen finalmente las implicaciones que esta puede tener. Según el autor, “las personas son discapacitadas no debido a sus insuficiencias físicas o mentales, sino por la configuración de una sociedad diseñada por y para personas no discapacitadas” (1998, p. 163). Por otro lado y haciendo referencia específica a la discapacidad que es de interés para esta investigación (auditiva), encontramos los aportes teóricos de Skliar, quien en pág. 21 términos de la relación del sordo frente a la sociedad en general, encuentra una innegable desventaja sociocultural por los mismos estereotipos que se le ha otorgado a dicho grupo minoritario y sobre los cuales discursos de “normalidad y anormalidad” como lo plantea el autor, incide en las maneras de relación entre las personas, además de determinar las formas de actuación de las personas con su mundo. En palabras de Skliar (1995) la discapacidad es la restricción de lugares y roles sociales que un individuo o grupo de individuos sufren a causa de un déficit. Tales restricciones obstaculizan a estos sujetos el acceso con plenitud a la cultura, en aspectos tan variados como la recreación, la religión, la educación, el mundo laboral, etc. Estas 3 exclusiones pueden ser formales y explícitas o bien informales, resultantes de prohibiciones interiorizadas. Bajo esta perspectiva se entiende que el concepto de discapacidad en el campo de lo social, ha sido parte de la construcción de un discursos que han segregado y estigmatizado a quienes tienen alguna limitación y sobre los cuales pareciese solo se pudiera hacer atribuciones negativas por no responder a los “cánones de normalidad”. De esta manera, el concepto discapacidad puesto en términos del interés investigativo, supone una distinción entre la insuficiencia o limitación y la situación socialque estas personas tienen por su condición, porque si bien no se niega la existencia de una restricción biológica, también es cierto las barreras y limitaciones sociales son constructos sociales que las mismas personas nos encargamos de crear, porque al fin de cuentas como sostiene King Jordan2 “una persona sorda puede hacer cualquier cosa igual que un oyente, excepto oír”(2010, p.67) 2.2. CULTURA, MULTICULTURALIDAD E INTERCULTURALIDAD Considerando que la investigación en el ámbito interdisciplinario no puede desconocer el campo cultural, aquí se hace necesario abordar el concepto para entender por un lado las particularidades de los sordos como cultura, y por el otro para poner en relación esa singularidad y esa forma de ser tan propia de este grupo social, en relación con una cultura oyente. 2 Primer presidente sordo de la Universidad de Gallaudet. La Universidad de Gallaudet es la única universidad del mundo cuyos programas están diseñados para personas sordas. Está situada en Washington DC. pág. 22 En términos generales, se entiende que desde que nacemos nos encontramos insertos en una cultura que nos ubica en un contexto particular y un tejido social sobre el cual empezamos a interactuar y actuar simbólicamente. En la antropología han sido diversos los conceptos que han aparecido en torno a la cultura, algunas de las primeras definiciones hacían alusión al concepto como una totalidad compleja que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres, entre otras capacidades adquiridos por el hombre en sociedad. Con el paso del tiempo y desde una óptica más estructural y funcional, se empieza denotar que lo cultural tiene que ver con los modos de definir las relaciones sociales y el sistema de símbolos. Se observa entonces tendencias como la de Geertz quien asegura que “la cultura consiste en estructuras de significación socialmente establecidas en virtud de las cuales la gente hace cosas” (1973, pag.26), y en este sentido podemos decir que dentro de ella confluye la vida de los sujetos. Hablar entonces en el campo investigativo, de la cultura como elemento que estructura y da sentido al mundo social, supone también desde la postura interdisciplinaria, dar reconcomiendo al lugar de la diferencia y la singularidad, que no es otra cosa más que la muestra de la diversidad misma dentro del gran concepto de cultura. Para Geertz: […] lo que en realidad encara el etnógrafo es una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales están superpuestas o entrelazadas entre sí, estructuras que son al mismo tiempo extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe ingeniarse de alguna manera, para captarlas primero y para explicarlas después.” (1973, p.24). Lo que podría entenderse entonces, es que la diversidad que caracteriza la sociedad, denota unas formas particulares de asumirse frente y con el mundo, cosa que para el caso específico de los sordos lleva a pensar en el reconocimiento del lugar de la diferencia. Bajo estos preceptos, la compresión de la cultura viene a ser no simplemente un conocimiento de las diferencias, sino más bien una compresión y análisis de cómo y por qué han ocurrido dichos cambios. El compromiso entonces se enmarca en entrar a analizar el lugar de lo multicultural e intercultural como elementos estrechamente relacionados con la cultura. pág. 23 En cuanto a lo multicultural, se puede decir que es precisamente el reconocimiento de la existencia de diversos mundos de vida que se encuentran dentro del sistema cultural, en el que se da lugar a “esos otros” que se dan desdibujado tras las posiciones de una cultura de patrones universales, dejando de lado el escenario de identidades plurales. Para Skliar y Duschatzky “El multiculturalismo se levanta contra las posiciones homogeneizadoras reivindicando no sólo la inconmensurabilidad de las culturas según patrones universales sino los derechos plurales no previstos por las narrativas totales” (2000, p. 6). Por otra parte en cuanto a lo intercultural, podemos decir en un primer momento que la sociedad se ha mostrado a lo largo de la historia reticente a convivir con la diversidad, pareciera que se pretendiera englobar las dinámicas sociales en una lógica homogenizante en las que todos los seres humanos son asumidos por iguales sobre las vagas nociones de normalidad, y que quienes se encuentren fuera de esos “parámetros” son vistos desde un punto d vista segregacionista. Esta situación, es el resultado de la dificultad de pensar en la pluralidad que Skliar lo define en términos de que “Hay demasiada ausencia del otro en nosotros” (2005). Es por ello, que el discurso social que ha caído en el error de tratar de asegurar y garantizar las identidades fijas, centradas, homogéneas y estables, ha dejado de lado el lugar de la otredad y por ende toda forma de alteridad3. En este sentido, y dadas las situaciones sociales que puede acarrear una discapacidad, en este caso particular discapacidad auditiva, para Skliar “la deficiencia no es una cuestión biológica, sino una retórica cultural. La deficiencia no es problema de los deficientes y/o de sus familias y/o de los especialistas. La deficiencia está relacionada con la idea misma de la normalidad y su historicidad. (2002, p.118) Dada esta situación, el lugar de la interculturalidad toma su importancia precisamente en el reconocimiento de los otros como sujetos portadores de una marca cultural, en donde hay unos contenidos y unas costumbres muy particulares, pero que ello no implica que no hagan parte de ese gran tejido social, por el contrario, allí radica lo interesante de esa mezcla e intercambio de diferentes formas de significar el mundo. 3 En términos Sociales, y desde los argumentos de Skliar “La alteridad, para poder formar parte de la diversidad cultural "bien entendida" y "aceptable", debe desvestirse, des- racializarse, des-sexualizarse, despedirse de sus marcas identitarias, ser como los demás” pág. 24 Para el caso específico de la cultura sorda en relación con la cultura oyente, encontramos que las particularidades lingüísticas de cada grupo, denotan una diferencia significativa culturalmente hablando, y allí el lugar de la interculturalidad se pone en tensión dada las concepciones de la sordera socialmente construidas, en donde como afirma Rodríguez, los sordos son una comunidad “silenciosa” y al mismo tiempo “silenciada” (Rodríguez, 2005, p.157). Lo que esto quiere decir, es que las diversas formas de conceptualizar la sordera influyen directamente en la situación y la autopercepción de las personas con dificultades auditivas, lo que en últimas se entiende como la falta del lugar del reconocimiento de la diferencia cultural, en donde debería entenderse que existe un mundo sordo en el que el lenguaje natural gestual-visual de este grupo minoritario no puede desdibujarse y obligarse a reemplazar por el rasgo lingüístico de la comunidad oyentes, es decir, la oralidad. Más bien, lo que podría pensarse en el marco de la interculturalidad, es ver como esas diferencias que ponen a la comunidad sorda en el lugar de minoría cultural y lingüística, con respecto a la predominancia de la oralidad de la sociedad oyente, puede generar un espacio de intercambios simbólicos y de significaciones que enriquezcan el sentido cultural y el entendimiento de la multiplicidad de formas de asumir el mundo. De ahí que, el reconocer la presencia del otro en tanto sordo, sin pensarlo, se traza una manera determinada de interpretar el mundo y de nombrar aquello que se torna diferente. Como lo plantea Clavijo (2007), el otro no es el diferente, todos somos diferencia y para comprender esto, es necesario posibilitar la ruptura epistemológica en los pensamientosacerca de ese otro, no solo para la existencia y construcción del propio yo, sino sobre todo, para la construcción de la intersubjetividad, entendida como el proceso de producción de significados desde la perspectiva de cada persona. Todo lo anterior, nos hace pensar que en realidad hay una necesidad de que los oyentes comprendamos el mundo del sujeto sordo, para romper con el “control del conocimiento”, como lo percibe la comunidad sorda, quienes a partir de sus manifestaciones dan a entender que existen patrones que los desdibuja como sujetos portadores de su propia lengua. pág. 25 De esta manera, darle lugar al concepto sordedad, permite hacer hincapié en la naturaleza del ser sordo y en la realidad de su condición, de manera que se contrarreste los discursos hegemónicos oralistas. 2.3. DISCURSO Y COMUNICACIÓN Las personas en condición de discapacidad auditiva se han configurado como una comunidad diferente de las otras por la misma particularidad de su lengua. Todo ello ha llevado a que la configuración del universo simbólico y las prácticas sociales de esta cultura disten de la cultura mayoritaria, es decir la oyente. De ahí que, uno de los aspectos más importantes que giran alrededor del reconocimiento de la interculturalidad y las diferencias lingüísticas de los grupos, es la comunicación, sobre la cual refiere Grimson: “El desafío para la comunicación intercultural es que así como en el lenguaje verbal existen múltiples lenguas, tantas otras se podrán encontrar en el lenguaje del silencio, del gesto, del espacio” (2000,p.61); y en ese sentido se entiende que esa multiplicidad de lenguas en el intercambio social, comunicativo y cultural, están llamados a buscar puntos de encuentro, que en términos de la diversidad no es otra cosa más que el reconocimiento del otro dentro de un mismo contexto. Para el caso particular del espacio comunicativo que se da entre sordos y oyentes, se sabe que socialmente ha existido una barrera en la que se ha desdibujado la LS como rasgo lingüístico propio de los sordos, siendo esto parte de una supuesta lógica comunicativa que gira en torno a la oralidad. Ante esta situación como bien afirma Bayton ““el mayor impacto de la sordera es sobre la comunicación” (2000, p.391). Si nos ponemos a pensar en las posibilidades de una persona sorda dentro de un contexto audible, encontramos que sin lugar a dudas existe grandes brechas o actitudes discriminatorias en todos los ámbitos sociales, pero sobre todo en el plano de la interacción comunicativa de este grupo, que cabe decir es minoritario, frente a la sociedad oyente. Encontramos además, que a causa de universalismos pretensiosos, algunos códigos lingüísticos, que en la generalidad es el habla, históricamente ha adquirido una connotación tan fuerte, que ha pasado a convertirse en el modelo y código formal de pág. 26 comunicación, desdibujando por completo otras posibilidades de interacción “la actitud por la que un código o estilo pasa a ser considerado mejor, o más sofisticado o más eficiente que otros, suele ser un factor altamente persistente en la interacción social en todo el mundo” (Gumperz 1981, p. 127). Dada esta situación, y la necesidad de romper con los esquemas de homogenización que giran alrededor del acto comunicativo, el sociolingüista Dell Hymes con sus investigaciones frente a la etnografía de la comunicación, plantea que los actos comunicativos no pueden asumirse desde la universalización del lenguaje, sino que contrario a ello, hace el análisis de entender que existe una variabilidad dialectal, y que por tanto los signos, los símbolos y códigos sociales son configuración semióticas de cada cultura. (1962) Desde luego, no deja de ser un cuestionamiento o un obstáculo, algunos planteamientos que giran en torno a que existen unas estructuras sociales dadas, o algunos discursos homogenizantes que pretender encasillar el mundo social. Sin embargo y como bien lo plantea Hymes, el lenguaje más allá de su estructura y forma, se ocupa de la manera como este cumple funciones específicas en la Interacción. De esta manera y frente al reconocimiento del lenguaje desde la sociolingüística, la competencia comunicativa exige no sólo la habilidad para manejar una lengua sino además saber situarse en el contexto comunicativo de cada comunidad específica, en sus diversas formaciones sociales, culturales e ideológicas. Es decir, que si hablamos de situaciones comunicativas, obligatoriamente tenemos que aludir a conceptos tales como espacio y lugar, entendiendo que ambos conforman la categoría escenario o entorno social, en el cual indiscutiblemente se reconocen unas particularidades propias del lenguaje. “los eventos comunicativos y otros eventos sociales se definen en relación con los lugares definidos socialmente y viceversa” (Van Dijk, 2011 p. 78). Es así que el discurso resulta ser en términos comunicativos un aspecto importante para hacer visible las relaciones de poder e identificar los patrones culturales que hay detrás de ciertas “verdades sociales”. Sin embargo y con miras en no caer en generalidades, hay que reconocer que en cuanto a las situaciones comunicativas particularmente entre sordos y oyentes, no se puede generalizar o estandarizar las formas de interaccionar, porque evidentemente los eventos comunicativos involucran una serie de constructos simbólicos pág. 27 que dependerá del lugar donde se sitúan los sujetos. Así que, el hablar de las situaciones comunicativas y de las formas de discurso que allí emergen supone entender que “Los modelos de contexto, no son modelos mentales estáticos sino dinámicos, ya que son construidos y reconstruidos en el momento por cada participante de un evento comunicativo, y varían con cada cambio en la interpretación de la situación.”(Van Dijk. 2009, p. 215) Ahora bien, entendiendo que existen modelos situacionales en los actos comunicativos, también es cierto que todo contexto está cargado de dimensiones intersubjetivas en virtud de modelos socio-culturales que influyen de manera directa en los procesos de comunicación. En el caso particular de los sordos y los oyentes, muchos de esos espacios comunicativos, pueden llegar a tener fronteras o limites, sobre todo cuando las manifestaciones discursivas son diferentes, de ahí que el control o la facilidad de acceder a diversas acciones dependerán de las mismas personas que se encuentran en el contexto. De acuerdo a estas ideas, y dada la importancia que toma el papel de la etnografía para entender la particularidad del acto comunicativo, podríamos decir que , bajo los planteamientos de Hymes e incluso del mismo Clifford Geetz, la etnografía de la comunicación cobra un papel importante dentro de las ciencias sociales, dado que permite entender que la lingüística dentro de lo sociocultural, reconoce lo particular dentro del sentido global de la sociedad, ampliando el universo del discurso humano a través de las estructuras significativas que se tejen en la interacción social. En definitiva, pensar entonces en el tejido cultural del mundo sordo en una sociedad audible, parte del hecho de reconocer que vivimos en una sociedad que tiene diversidad en lenguajes culturales y sistemas comunicativos particulares, que dan lugar al mundo de lo simbólico y lo gestual que es tan propio de los sordos como una forma más de comunicar e interactuar con el mundo. De esta manera, es necesario reconocer el acto comunicativo a través de la mediación entre los lenguajes que son tan propios a cada cultura, los cuales no pueden responden a “supuestas lógicas comunicativas bajo el dominio de la oralidad”, o en el peor de los casos ser desdibujados, por el contrario se trata del reconocimiento del lenguaje en su sentido particular y diverso, como construcción de realidades sociales y formas de relación entre elhombre la naturaleza y la cultura. pág. 28 3. DISEÑO METODOLÓGICO Para los objetivos propuestos en este trabajo, se realizó una investigación de corte cualitativo el cual “centra su interés por captar la realidad social a través de los ojos de la gente que está siendo estudiada, es decir, a partir de la percepción que tiene el sujeto de su propio contexto” (Bonilla & Rodriguez, 2005, pág. 84) a partir de la exploración sistemática de los valores, conocimientos de los grupos o individuos identificando los parámetros que son aceptados por ellos en un contexto determinado. Desde esta metodología, el investigador cualitativo capta el conocimiento, el significado y las interpretaciones que comparten los individuos sobre la realidad social, esta como validada y transformada por los sujetos, objetivando de esta manera la investigación en la esencia del fenómeno. De esta manera y con el fin de conseguir un análisis efectivo del problema de investigación, el cual se enmarca en los procesos comunicativos entre sordos y oyentes, se hizo un trabajo analítico, pues este es un buen recurso investigativo para contrastar varios contextos y generar varias miradas desde distintas disciplinas a propósito del interés interdisciplinario. Este tipo de investigación, según Ibáñez (1998), resulta útil puesto que el rol del investigador permite tener una reflexión constante sobre el objeto de estudio y las realidades. De esta forma la propuesta investigativa permite desentrañar las cualidades de las relaciones e interacciones sociales entre los dos grupos particulares a trabajar. Así pues, y de acuerdo a las consideraciones investigativas, se hizo un estudio de caso centrando el interés en el modo particular en que se establecen las situaciones comunicativas entre las dos comunidades, logrando identificar aspectos sociales y culturales propios de la dinámica. El estudio de casos es el examen de un ejemplo en acción. El estudio de unos incidentes y hechos específicos y la recogida selectiva de información de carácter biográfico, de personalidad, intenciones y valores, permite al que lo realiza, captar y reflejar los elementos de una situación que le dan significado (Walker, 1983, p. 45) como se cita en Vásquez (2003, p.16). Bajo estos preceptos, el estudio de caso resulta útil para la investigación por permitir examinar las pautas comunicativas a partir de un lenguaje intercultural entre dos cultural pág. 29 con lenguajes diferentes. De ahí que, con el fin de atender la propuesta metodológica se asumieron los requisitos a tener en cuenta en el estudio de caso, según Vásquez (2003): 1. Ha de tratarse de una especificidad, y no de una función, si bien el caso tiene un carácter único, no debe solo tratarse por ser representativo, pues lo fundamental es lo que se puede aprender de la interpretación del caso en concreto, con la valoración de sus especificidades. 2. Las especificidades y lo único son sustanciales, pero no se puede olvidar la identificación y valoración tanto lo común como lo particular del caso estudiado. 3. La particularidad de un caso, no le quita su complejidad; pues esto significa tener en cuenta las complejidades que lo determinan y definen de la forma más integral posible. 4. Es elemental no perder de vista que el caso representa los valores del investigador, sus ideas teóricas previas y sus particulares convicciones. El estudio de caso no puede ser simplemente una planeación y manipulación con los fines particulares de quien investiga. 5. Además de lo anterior, no se debe perder de vista que el estudio de caso se cimienta en un campo donde interactúa una comunidad con el investigador, un espacio social de relaciones intersubjetivas, cuyas acciones y relaciones van a ser analizadas. 3.1. CARACTERIZACIÓN DE LA POBLACIÓN De acuerdo al interés investigativo, los participantes para la presente investigación, fueron personas sordas y oyentes que compartieron alguna situación comunicativa en un contexto social particular, dichas personas estaban vinculados a carreras técnicas de emprendimiento técnico-humanista (instituto SENA), carrera tecnológica en electricidad (Universidad Distrital Francisco José de Caldas) y carrera a nivel de maestría en infancia y cultura (Universidad Distrital Francisco José de Caldas). El criterio particular que se tuvo en cuenta para la aplicación de instrumentos, fue que los participantes cumplieran con los núcleos de interés para este estudio (modelo oralista y LSC). . pág. 30 3.2. TECNICAS DE RECOLECCION DE INFORMACIÓN Para el trabajo de campo propiamente dicho, se propuso actividades de recolección de datos y evidencias en contacto directo con el contexto, con la ayuda de técnicas como: observaciones no participantes y entrevistas. 3.2.1. OBSERVACIÓN NO PARTICIPANTE Una de las técnicas de recolección de datos fue la observación no participante, dado que este instrumento desde los planteamientos de Ruiz Olabuénaga & Ispizua: […] es una de las actividades comunes de la vida diaria…Esta observación común y generalizada puede transformarse en una poderosa herramienta de investigación social y en técnica científica de recogida de información si se efectúa: - Orientándola y enfocándola a un objetivo concreto de investigación, formulado de antemano - planificándola sistemáticamente en fases, aspectos, lugares y personas - Controlándola y relacionándola con proposiciones y teorías sociales - Sometiéndola a controles de veracidad, de objetividad, de fiabilidad y de precisión» (1989,p. 79-80) De esta manera, la observación permitirá atender al objetivo investigativo que se enmarca en el análisis de situaciones comunicativas, puesto que al aplicarse en contextos naturales de la vida cotidiana, tiene la ventaja de que el observador, en este caso el investigador, sea testigo de diferentes conexiones, correlaciones e interacciones, además de comprender el comportamiento y las experiencias de las personas que se dan en el marco observabilidad. (Ver anexo diseño de instrumento) 3.2.2. ENTREVISTA La entrevista al ser una de las técnicas propias de la investigación social, proporciona testimonios y reportes verbales de los sujetos, por la conversación que se sostiene entre pág. 31 el entrevistador y el sujeto entrevistado, con la finalidad de obtener información necesaria para el interés de la investigación, que en el caso particular del proyecto, estará orientada desde las formas comunicativas que se tejen entre sordos y oyentes. En la entrevista el punto de partida de la información está en el reporte del propio sujeto y generalmente se hace cara a cara entre el entrevistador y el entrevistado. Como ambos están presentes, «hay oportunidad de una gran flexibilidad para dilucidar y aclarar la información que se está obteniendo. Además, el entrevistador tiene la oportunidad de observar al sujeto entrevistado, así como la situación total en la cual este último está respondiendo» (Gallardo de Prada & Moreno Garzón, 1999, pág 68). Con base en los objetivos de la presente investigación, se considera pertinente trabajar una entrevista semi-estructurada como técnica de recolección de información ya que por su carácter flexible es decir de preguntas cerradas y abiertas, permite indagar sobre aspectos relacionados con representaciones, significados, ideas, motivaciones experiencias y actitudes de los sujetos, que quizás en las preguntas cerradas no se pueden evidenciar. 3.3. SISTEMATIZACIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN Para operativizar las técnicas de recolección de información, se propuso la siguiente ruta metodológica: 1. Diseño de instrumentos: Se realizó los diseños de instrumentos de observación no participante y de entrevista, con base a los objetivos planteados en la presente investigación 2. Recolecciónde información: Se aplicaron los instrumentos diseñados, tanto de entrevista como de Observación no participante en cada uno de los espacios elegidos para el análisis de situaciones comunicativas pág. 32 3. Análisis de datos: se tomaron cada uno de los instrumentos aplicados, y se procedió a interpretar la información recolectada de acuerdo a categorías de análisis que dan cuenta del objetivo general y los objetivos específicos 4. Esquemas conceptuales según las categorías: Se realizaron esquemas conceptuales los cuales contienen la información recogida en las etapas anteriores, tomando fragmentos literales que daban cuenta de los propósitos de cada categoría. 5. Redacción de textos: Se realizó la recuperación de la información relevante que se obtuvo de cada escenario donde se aplicaron los instrumentos, y se procedió a realizar el texto interpretativo y analítico que da cuenta de la pregunta de investigación. pág. 33 4. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LA INFORMACIÓN El análisis de la presente investigación, está desarrollada de forma dialógica, entrelazando los dos instrumentos aplicados; entrevista semi-estructurada y observación no participante, teniendo en cuenta los sustentos teóricos en contraste con el trabajo de campo. De esta manera, los elementos propios del análisis dan cuenta de los conceptos de Discapacidad, Cultura, Interculturalidad, Discurso y Comunicación, con el fin de dar respuesta a la pregunta de investigación. Los elementos analizados, son producto de una matriz de análisis y un proceso de sistematización, realizada a las dos herramientas metodológicas utilizadas, que en total constaron de 13 entrevistas; de las cuales 6 fueron realizadas a sordos, 5 a oyentes y 2 a intérpretes, y de 8 observaciones realizadas en el espacio académico universitario de la Universidad Distrital e instituto SENA y en contextos de espacio público (en la calle y en local comercial). De esta manera, a continuación se desarrolla los resultados de forma analítica para cada una de las categorías. 4.1. COMUNICACIÓN Y DISCURSO Teniendo en cuenta la pregunta de la investigación que se enmarca en analizar cómo se construyen los espacios comunicativos entre sordos y oyentes, para esta categoría se hizo importante caracterizar las formas de interacción que se dan particularmente en el acto comunicativo entre estas dos comunidades. Evidentemente y en cuanto a las propiedad especificas del lenguaje, se encuentra que la mayoría de situaciones comunicativas entre las dos comunidades se da mediante el uso del castellano escrito, demostrando de esta manera, que un porcentaje considerable de la población sorda, participe de la investigación, tiene buen manejo de la escritura, siendo esto resultado de cómo algunos lo manifiestan, parte de la influencia del contexto familiar. Además, se observa que por el mismo contexto en el que se encuentran muchos sordos, es decir el espacio académico que es mayoritariamente oyente, muchos hacen uso de la pág. 34 lectura de labios y unos pocos oralizan ciertas palabras, siendo esta la forma que más les facilita acceder a la información y a contenidos académicos. Con lo anterior, parece ser que la lengua de señas está supeditada a la oralidad, puesto que en los discursos de los entrevistados se evidencia una tendencia a naturalizar el uso del castellano. Un entrevistado sordo estudiante del SENA afirma “yo he tenido experiencia en la comunicación con oyentes por medio del escrito, me interesa mucho aprender el español escrito y palabras que no entiendo con facilidad, también utilizando los códigos viso-gestuales en la lengua de señas, para poder entender un poco mejor el significado y las formas de la gramática del español. Siempre puedo comunicarme, desde la oralidad del oyente que vocaliza puedo entender, por eso tengo habilidad en el deletreo de las palabras, esa es la manera de poder comunicarme y que me tengan en cuenta” (Ver Anexo 5.E3). Por otro lado, en el discurso de un intérprete se encuentra que “sin duda para el sordo manejar el castellano es determinante porque claramente hace parte de una minoría lingüística, pero se encuentra inserto en una comunidad mayoritaria oyente a la cual accede para hacer uso de servicios, para hacer….pues…validos sus derechos y acceder a información y toda esa información está en la lengua oral” (Ver Anexo 5.E12) Ante esta situación como bien afirma Bayton “el mayor impacto de la sordera es sobre la comunicación” (2000, p. 391), porque si bien es cierto y como parte de la investigación se encuentra que hay un esfuerzo por dar reconocimiento del sordo y su particularidad lingüística, también es evidente que existe la tendencia de pedirle a la persona sorda hacer uso del castellano para poder interactuar y acceder a diversos contextos sociales. Por otro lado y como elemento común evidenciado en el proceso investigativo, se encuentra que la mayoría de situaciones comunicativas son propiciadas por las personas sordas quienes en el caso particular de los estudiantes de SENA, es motivada por una necesidad de indagar por una información en particular, mientras que en otros escenarios como el de la universidad Distrital, la comunicación tiene lugar a algo más espontaneo, por el mismo pensamiento que allí tienen los estudiantes sobre las personas sordas. En lo que respecta al oyente, puede decirse que aunque casi nunca propicia un espacio comunicativo con el sordo parece ser que el interés por hacerlo dependerá mucho del contexto y el ambiente en el que se desenvuelva; por ejemplo, responde de manera más pág. 35 asertiva un oyente que se encuentra en el espacio de las humanidades y las ciencias sociales, que una persona que se desenvuelve en el campo de la ingeniería. En una pregunta a una persona oyente estudiante de ingeniería sobre que sentía en el momento de interactuar con una persona sorda su expresión fue: “en algunas ocasiones la actitud de uno como oyente es de alerta o desconfianza” (Ver anexo 5. E8), mientras que la respuesta a la misma pregunta por parte de una estudiante de maestría de infancia y cultura de la universidad Distrital fue “si la persona no conoce lenguaje de señas, se le dificulta saber lo que le quiere transmitir una persona sorda, pero me parece que hay algo universal en los seres humano y es el cuerpo y a pesar de que de pronto no lo podamos escuchar, no puedan hablar, el cuerpo tú lo puedes expresar en las situaciones de la cotidianidad, el rostro también dice mucho, entonces pienso que uno debe aprender a observar ese cuerpo independientemente que la persona sea sorda o no, para que en ese orden de ideas, el cuerpo comunique y diga muchas cosas” (Ver Anexo 5. E10) Con lo anterior, no se pretende generalizar que solo algunas disciplinas tengan cierta sensibilidad al campo de lo intercultural, pero si mostrar que es evidente que hay contextos vinculados a los conocimientos socioculturales que como bien lo plantea Van Dijk nos llevan a pensar y actuar influenciados por el contexto “Los modelos de contexto, no son modelos mentales estáticos sino dinámicos, ya que son construidos y reconstruidos en el momento por cada participante de un evento comunicativo, y varían con cada cambio en la interpretación de la situación. El discurso cambia dinámicamente el conocimiento que los participantes tienen del saber de los otros” (Van Dijk, 2011, p.401) De esta manera, puede decirse entonces que el acto comunicativo que se establece entre las dos comunidades (sorda y oyente) no se puede enmarcar en unas características generales puesto que siempre esa situación de encuentro dependerá de las particularidades de las estructuras cognitivas y sociales de los individuos “ los modelos mentales explican el hecho de que los individuos construyan representaciones personalesde un evento, con su propia perspectiva, intereses, evaluaciones y emociones, basándose en su singular historia personal y en su experiencia interpretativa en curso”( Van Dijk, 2011, p.402). Lo que sí es evidente, es que existe una lógica comunicativa basada en el oralismo, la cual ha sido impuesta desde el ejercicio de poder de una ideología dominante en el que las prácticas comunicativas se establecen desde la palabra; de ahí que, podría entenderse pág. 36 que en la comunidad sordas algunas personas tengan la conciencia del bilingüismo como la forma de desenvolverse mejor socialmente. De esta manera podría pensarse que, pese a que actualmente existe mayor reconocimiento de la comunidad sorda, aún las exigencias de los contextos, lleva a los sordos a hacer más uso del castellano que el de su primera lengua. Todo esto lleva a reflexionar sobre ¿en qué consiste el reconocimiento del sujeto sordo quien posee una particularidad lingüística, si finalmente exigimos de responda a la lógica comunicativa de la oralidad? Esto, planteado desde los discursos de algunos oyentes quienes manifestaron reconocer la importancia de la lengua de señas, el lugar de la cultura sorda, pero que finalmente cuando se trata de intercambios culturales, asumen la posición de que la oralidad y el castellano son la mejor manera de comunicarse con ellos. Un oyente afirma “…de todas maneras si es importante el castellano porque no todos manejamos el lenguaje de señas y siento que lo que tienen que decir, lo que tienen que comunicar las personas sordas, pues obviamente la manera más fácil de hacerlo es por el castellano, por ejemplo en estos ámbitos académicos donde la manera más fácil es el castellano escrito” (Ver Anexo 5. E7) Las posibilidades comunicativas del sujeto sordo en un contexto oyente siempre van a depender de la capacidad del sordo en su manejo del castellano, o en la recursividad viso- gestual para hacerse entender y al mismo tiempo comprender el mensaje del oyente. Esto no quiere decir que la persona oyente no permita la fluidez de una interacción comunicativa con un sordo, sino que el hecho de no desligarse del modelo oralista y de tener un pensamiento erróneo de la comunidad sorda frente su sordera, siempre va a representar una barrera comunicativa entre las dos culturas. Desde los planteamientos de Hymes (1962) es importante romper con los esquemas de homogenización, entendiendo que los actos comunicativos no pueden asumirse desde la universalización del lenguaje, sino que contrario a ello, hay que reconocer la existencia de una variabilidad dialectal, y que por tanto los signos, los símbolos y códigos sociales son configuraciones semióticas de cada cultura. pág. 37 4.2. DISCAPACIDAD Y CONTEXTO SOCIAL Para esta investigación, el lugar de la discapacidad trasciende lo clínico y las implicaciones físicas de la limitación auditiva, encontrando en esta condición una problemática de carácter social, particularmente relacionado con las practicas comunicativas, como bien lo afirma Ladd (2003) “la sordera profunda es mucho más que un diagnostico medico: es un fenómeno cultural”. En este sentido y trayendo a colación el sustento del concepto discapacidad desglosado en el marco teórico, encontramos que efectivamente el contexto social y el discurso que se genera a partir de allí sobre el sujeto sordo, genera unas pautas de relación comunicativa con ellos, pautas que por cierto se dan en relación con un discurso que depende del contexto en el que el sujeto se sitúa. Por ejemplo, como resultado investigativo, se evidencia que de manera general se asocia la discapacidad auditiva con un problema de comunicación por no manejar la oralidad, de hecho algunos sordos manifiestan sentir rechazo por su condición. Un estudiante del SENA manifiesta “Cuando las personas sordas estamos hablando, algunas personas piensan, que pena lo digo, piensan que somos mudos, piensan que ese sistema de comunicación en lengua de señas es mal… Nosotros no somos mudos, ni nos comunicamos como animales sino que nuestra lengua, la lengua de señas es así viso- gestual (Ver Anexo 5.E3). Sin embargo un porcentaje mínimo de personas, que como características común tienen el ser parte de una comunidad académica de las humanidades y las ciencias sociales, concuerdan en que si bien tienen una discapacidad que les impide escuchar, su lenguaje que es el de señas, es tan válido como el castellano oral y escrito y que en términos comunicativos existe la posibilidad de mediar las formas de interacción. Un entrevistado oyente afirma: “Si el lenguaje de señas existe es porque precisamente hay un grupo de personas que necesitan de este para comunicarse efectivamente, así que ninguna lengua es superior a la otra cuando el objetivo es comunicarse sea el lenguaje que sea”. (Ver Anexo 5 .E9) Con relación a lo anterior se evidencia que la noción de discapacidad, y el lugar del sordo en la sociedad si bien como lo planteábamos antes, es el resultado de un discurso desde el cual se invisibiliza y excluye muchas veces a esta comunidad, también es cierto que se ha venido haciendo un esfuerzo grande por parte de las ciencias sociales por construir pág. 38 nuevas formar de pensar y ver al sujeto sordo, viéndose reflejado precisamente en esta investigación, en la que se encontró que aunque aún existen muchas atribuciones erradas y negativas sobre los sordos, también existen personas que reconocen la importancia de la particularidad lingüística de esta comunidad y hasta lo interesante que resulta ser la lengua de señas. De esta manera, se deduce que socialmente existen contextos favorables y desfavorables para las personas sordas. Es decir, que en contextos particulares en los que se tiene mayor conocimiento social sobre lo cultural como lo es el contexto académico de las ciencias sociales, evidentemente existe una mayor sensibilización frente a estas comunidades minoritarias, mientras que en contextos de otro tipo de disciplinas, quizás por el desconocimiento y la desinformación misma de las minorías es que aún se reproducen discursos de carácter negativo frente a sujetos con alguna discapacidad. Un intérprete que ha tenido la oportunidad de vivenciar procesos comunicativos entre sordos y oyentes en diversos contextos afirma: “La facilidad o dificultad de comunicación entre un sordo y un oyente, sin duda alguna depende del contexto como para cualquier ser humano, el intercambio comunicativo siempre va a depender del contexto, de la confianza, de la cercanía, del conocimiento previo, pero esto no tiene nada que ver con que los interlocutores sean sordos u oyentes, es lo que pasa en una relación comunicativa entre cualquier ser humano”(ver Anexo 5.E12) Con todo lo anterior, se ratifica lo que Carol Erting4 ha enfatizado y es: […] ha tomado mucho más tiempo a aquellos que no interactúan con las personas sordas en forma regular el ver y empezar a entender que existen, ciertamente, por todo el mundo, cultural vibrantes, de estructura compleja y elaborada con riqueza. Quizás no han sido evidentes dadas las etiquetas con que tradicionalmente se señala a las personas sordas, minusválidos, discapacitados, deficientes auditivos, etiquetas que tienen su origen en un modelo patológico más que cultural (2001.p.19) Ahora bien, hablando de contextos particulares en los que se desenvuelve la vida de un sordo, se encuentra que hay escenarios que representan una mayor barrera de comunicación que otro. Por ejemplo, para varios sordos participes de la investigación, una de las mayores dificultades comunicativas se encuentra en el ámbito médico, puesto que considerando que es un espacio muy personal y donde se maneja un lenguaje técnico, 4 Profesora de la Universidad de Gallaudet en Washington D.C, la única institución académica