Logo Studenta

3 The Billionaire's Big Bold Woman

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
The Billionaire's Big Bold Woman 
An Older Billionaire/Younger BBW Romance 
 
 
Nichole Rose 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Tres pueden ser una multitud, pero se necesitan cuatro para hacer 
una familia en este romance dulce y extra apasionado. 
 
Mac Sterling 
Hace dos años, mi ex esposa trató de inculparme por malversación de fondos. 
Mi vida se desmoronó, dejándome como padre soltero de dos niñas pequeñas. 
Juré que nunca volvería a confiar en una mujer... 
Hasta que Jenna Kirby entró en mi vida y la puso patas arriba. 
Ella es como nadie que haya conocido. 
Sus ojos brillantes y su gran personalidad esconden un corazón de oro. 
Nunca he sentido esto por nadie. Tampoco mis hijas. 
Que mi ex-esposa fuera a prisión no nos destruyó, pero perder a Jenna lo hará. 
Si no puedo convencerla de que se quede con nosotros, puede que nunca nos 
recuperemos. 
 
Jenna Kirby 
Vine a la ciudad para hacer un trabajo. 
En lugar de eso, me paso el día jugando a los piratas con dos niñas precoces. 
Cuando conozco a su padre, Mac Sterling, toda mi vida cambia. 
Es el padre más increíble que he conocido. Puede que también sea el más sexy. 
Lo que siento por él y por sus hijas es irreal. 
Pero le dio una oportunidad al amor una vez y se quemó. Y lo que es peor, sus hijas 
también. 
Pedirle que se arriesgue a amarme cuando podría perjudicarlas es aterrador. 
Pero sé que este hombre y sus hijas estaban destinados a mí. 
De alguna manera, le haré ver eso también. 
 
Advertencia: Cuando este multimillonario padre soltero y sus gemelas se enamoran 
de una reportera con curvas, harán todo lo posible para quedarse con ella para 
siempre. Si el romance dulce y apasionado, los papis cariñosos y las niñas astutas 
te hacen vibrar el corazón, ¡te encantarán Mac, Jenna y las gemelas! Como siempre, 
los libros de Nichole Rose se completan con un HEA dulce y garantizado. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 1 
JENNA 
 
—Ser multimillonario debe de ser agotador. — murmuro, 
mirando la extensa mansión que tengo delante. Tiene tres pisos de 
perfección gótica, con magníficos arcos, elegantes agujas y grandes 
ventanales allá donde miro. Incluso los arbustos están perfectamente 
recortados. Es impresionante, pero de ninguna manera querría 
limpiar una casa tan grande. Probablemente me lleve una semana 
entera. 
Para cuando lo tuviera hecho, sería el momento de empezar de 
nuevo. Y entonces tendría que quemarla hasta los cimientos porque 
nadie tiene tiempo para tanta limpieza. Estoy mejor en mi pequeño 
apartamento de Nashville. Al menos solo hay un baño que fregar ahí. 
Sin embargo, estoy deseando conocer al multimillonario que vive 
en este castillo de cuento de hadas. 
Ian Sterling solía jugar al fútbol para los Tennessee Titans. 
Ahora, gana mucho dinero cuidando a las empresas de Fortune 500 
mientras los CEOs sobrecargados de trabajo galopan por el mundo 
para encontrarse a sí mismos. Supongo que se le da bastante bien 
porque su empresa entró en las filas de Fortune 500 hace unos años. 
Tuve la suerte de conseguir una entrevista con él. 
No ha hablado con la prensa en dos años. No desde que su 
cuñada, Marion, malversó un montón de dinero de las empresas que 
representa. Ella trató de culpar a su hermano menor, Mac, que era su 
esposo en ese momento. La prensa se hizo un festín con la historia. 
Ian dejó de dar entrevistas después de eso. Pero es amigo de mi 
hermano, así que accedió a reunirse conmigo. Estoy haciendo un perfil 
sobre él para mi periódico. 
Mi jefe es un hombrecito malvado y horrible. Quería que 
bombardeara a Ian con preguntas sobre el drama de la malversación, 
pero Ian dejó claro que no hablaría de ello. Sinceramente, me sentí un 
poco aliviada. No me malinterpretes, soy tan curiosa como la que más, 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
pero Mac y su ex esposa tienen dos hijas gemelas que aún son 
pequeñas. No lo conozco a él ni a sus hijas, pero no quiero que mi 
historia sea la razón por la que los periodistas empiecen a acosarlos 
de nuevo. 
Sé lo que es ser una niña convertida en noticia, y no es divertido. 
Mi padre era un oficial de policía que fue disparado y muerto en 
el cumplimiento del deber cuando era pequeña. Apenas lo recuerdo, 
pero nunca olvidé lo asustada que estaba cuando un ejército de 
periodistas rodeó nuestro coche mientras mi madre intentaba 
llevarnos a mí y a Jason al colegio justo después de que su asesino 
fuera condenado a cadena perpetua. El coche se balanceaba de un 
lado a otro. Mi madre se derrumbó en el asiento del conductor, 
sollozando porque no se iban. 
Jason solo tenía catorce años en ese momento, pero saltó del 
coche y les ordenó a todos que se retiraran y dejaran en paz a su 
familia. Siempre fue el más valiente de los dos. Ese día se convirtió en 
mi héroe... y de mayor me dediqué al periodismo. 
Específicamente porque nunca olvidé ese día ni cómo me hizo 
sentir. No quiero ser uno de los reporteros que empujan las cámaras 
en la cara de las viudas afligidas. Quiero ser la que ayude a recordar 
a los demás que la compasión, la empatía y el periodismo no son 
mutuamente excluyentes. Es totalmente posible contar la historia de 
alguien de una manera respetuosa y que le proporcione un poco de 
dignidad. 
Todos somos más que nuestros peores momentos. 
Como Mac Sterling, por ejemplo. Aunque su ex esposa era una 
persona horrible que les hizo algo horrible a él y a su hermano, no dejó 
que eso lo rompiera o definiera. Desde que ella fue a la cárcel, se ha 
convertido en un multimillonario por derecho propio. Y sigue criando 
a sus hijas por su cuenta. No tiene un ejército de niñeras que lo hagan 
por él mientras trabaja. Es un padre práctico y cariñoso. Eso me 
encanta. 
Espero poder conocerlo mientras estoy aquí. No porque quiera 
embobarme con él, aunque esté ridículamente caliente. Sino porque 
lo admiro. Y de acuerdo, tal vez estoy un poco enamorada de él, pero 
nadie puede culparme por ello. Es guapísimo, tiene éxito, es padre 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
soltero y sus hijas son adorables. Todo el mundo dice que es amable 
y generoso también. Básicamente, es la veta madre de los hombres. 
No es que crea que tenga alguna oportunidad con él o algo así. 
Por lo que sé, no tiene citas. Pero una chica puede mirar, ¿no? Sí, 
claro. 
El estómago se me revuelve de los nervios mientras me arrastro 
hacia la casa. 
El aire fresco entra por las ventanas, pero no ayuda a calmarme 
en absoluto. Aparte del jefe de mi hermano, Grant Davis, nunca he 
conocido a un multimillonario. No tengo ni idea de qué esperar, pero 
Jason dijo que Ian es relajado, así que espero lo mejor. 
Mierda. Espero estar bien. 
Me tomé mi tiempo para prepararme antes de salir del hotel, no 
quería hacer el ridículo delante de un multimillonario. Llevo el pelo 
rubio recogido en un elegante moño y un poco de maquillaje. Nada 
descabellado, porque no soy una de esas chicas que han nacido con 
el gen del maquillador. Pero mis ojos azules resaltan con el rímel y la 
sombra de ojos, mis mejillas tienen un poco de color, y creo que estoy 
linda con mi traje de poder morado. 
Mido 5,5 y tengo una talla 20. No hay forma de ocultar mis 
curvas, así que ni siquiera lo intento. En cambio, me visto para 
acentuarlas. La chaqueta del traje está desabrochada en la parte 
superior, dejando al descubierto la sedosa camisola negra que hay 
debajo. Desvía la atención de mi vientre de forma que sigue pareciendo 
más profesional que sexy. Los pantalones son de pierna recta, lo que 
hace que mis piernas parezcan más largas. Mis tacones mini a juego 
me dan un poco más de altura sin arriesgar mi vida. 
No soy elegante con tacones. En absoluto. 
La última vez que intenté caminarcon tacones de aguja, me torcí 
el tobillo y casi tuve que abandonar el país. Mi mejor amiga, Stella, y 
yo estábamos en un restaurante. Mi tobillo se torció y caí como una 
tonelada de ladrillos... llevándome toda una mesa de postres. Todo el 
mundo en el restaurante vio la fea escena. Stella tuvo que arrastrarme 
de regreso al coche, cubierta de pastel y vergüenza. Tiré los tacones 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
por la ventana de camino a la sala de emergencias. Espero que hayan 
aterrizado en el infierno, donde deben estar. 
Una niña se interpone en mi camino, impidiéndome avanzar. 
Tiene una mano en la cadera y una espada en el puño. Tiene un ojo 
cubierto por un parche negro. El otro lo tiene entrecerrado. Sus rizos 
oscuros están cubiertos por una alegre gorra de pirata, y estoy segura 
de que lleva una faja de cortina como cinturón. 
— ¡Alto! — grita, dando un pisotón. 
Freno de golpe y me detengo a varios metros de ella. No puedo 
evitar reírme porque parece muy seria. Es la pirata más bonita que he 
visto nunca. Hasta que su hermana sale corriendo de detrás de un 
árbol, vestida igual. Son idénticas en todos los sentidos, hasta en sus 
lindas narices de botón. Y sus cinturones son definitivamente fajas de 
cortina. Los de cuerda elegante con borlas en el extremo. 
—Los piratas no dicen alto. — dice, tropezando hasta detenerse 
junto a su hermana. 
— ¡Sí, lo hacen! 
—Nu-uh. 
Se olvidan por completo de mí mientras discuten de un lado a 
otro sobre lo que los piratas dicen y no dicen cuando detienen el tráfico 
marítimo para saquear y robar. Observo divertida cómo la gemela con 
la espada de juguete la lanza por todas partes mientras intenta 
demostrar su opinión. 
—Dicen '¡Alto! ¿Quién va ahí?' 
—No, no lo hacen. Solo los piratas cojos dicen alto. — dice su 
hermana, levantando la barbilla en una muestra de superioridad que 
me hace reír. Tiene que ser la mayor de las dos. 
— ¡No soy una pirata coja! — jadea su hermana. 
— ¡Isla! ¡Bella! 
Mi corazón da un vuelco cuando veo a un iracundo Mac Sterling 
saliendo de la mansión con los brazos cruzados sobre su pecho 
tonificado y una oscura mueca en su hermoso rostro. Señor, es 
caliente. Tiene unos treinta años, el pelo se está volviendo plateado y 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
la mandíbula cuadrada. Sus ojos son de un tono azul inusual que me 
recuerda al agua del mar. Es grande y musculoso, pero no de forma 
cortada. Es grueso por todas partes, y sexy como el pecado. Es dueño 
de una gran empresa de construcción, así que supongo que pasa 
mucho tiempo cargando con el equipo. Es sólido hasta el final. 
Las gemelas se miran con los ojos muy abiertos. 
—Tírame las maderas. — susurra la de la espada, dejándola caer 
mansamente a su lado. —Papi está enojado. 
—Ajá. — susurra su gemela. 
Mac carga hacia ellas como un toro furioso. Hay un monitor de 
bebé asomando por su bolsillo. Sus ojos oceánicos me miran 
momentáneamente antes de dejarme de lado para hablar con las 
gemelas. 
— ¿Qué les dije sobre salir a escondidas de casa? — pregunta. 
—No nos escabullimos, papi. — dice la gemela con la espada, 
estirando el cuello hacia atrás para mirar a su padre. —Usamos la 
puerta principal. 
—Sin permiso. — dice él, con voz firme. —Eso es escabullirse, 
Bella. 
—Oh. 
—No puedes irte corriendo a donde quieras. 
—Pero papi. — dice Bella. —No podemos jugar a los piratas 
adentro. Tío Ian tiene un botín poco convincente. 
—Sí, y tú has dicho que ya no podemos robar sus cosas. — dice 
Isla. 
—Bella, no lo llames botín. 
— ¿Por qué? Así lo llaman los piratas. 
—Ajá. — asiente su gemela, moviendo la cabeza en un 
exuberante asentimiento. 
Mac suspira con fuerza y luego se ríe, claramente superado. Sin 
embargo, no está molesto por ello. Tengo la sensación de que está 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
envuelto en sus pequeños dedos. Las siguientes palabras que salen de 
su boca confirman mi sospecha. 
—Bien. — dice, dejando caer los brazos a los lados. —Si dejas de 
decir botín, puedes ir a robar la mierda de tu tío otra vez. 
— ¿Podemos llamarlo mierda?— pregunta Isla. 
—Eh, no. Definitivamente no. 
—Bien. — resopla, claramente molesta por esta regla. —Vamos, 
Bella. Vamos a saquear las cosas del tío Ian. — enfatiza las últimas 
palabras, asegurándose de que su papi escuche su molestia. 
— ¡Yarr!— Bella gruñe, haciendo que Mac vuelva a reírse. 
Isla la coge de la mano y se gira hacia la casa, solo para recordar 
que todavía estoy en mi coche. —Papi, hay una princesa en el coche. 
— dice, mirándome fijamente. 
Levanto la mano para saludarla. 
Bella se separa de su hermana para devolver el saludo. 
—Estoy al tanto, Iz. 
—Es linda. — susurra Bella. 
—Sí, lo es. 
Mi corazón da un vuelco. No creí que me mirara lo suficiente 
como para notar algo en mí, pero supongo que me equivoqué porque 
cuando mira por encima de su hombro hacia mí, nuestros ojos se 
conectan. El calor me invade como un maremoto, encendiendo 
pequeños fuegos en lo más profundo de mi vientre. Sus ojos son 
realmente de ese hermoso color azul marino. También arden de 
interés. 
O tal vez eso es solo un deseo, porque Dios sabe que estoy 
ciertamente interesada. Es caliente como el infierno y un padre 
increíble. Ninguna mujer puede resistirse a esa combinación. Sé que 
yo no puedo. Llevo aquí exactamente cinco minutos y mis ovarios ya 
me gritan que haga bebés con este hombre. 
Eso no ha sucedido nunca exactamente. Incluso en las raras 
ocasiones en que acepté salir con alguien, nunca hubo chispa. Nadie 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
pasó de la primera cita, y mucho menos de la puerta de mi casa. 
Empezaba a pensar que iba a morir sola. 
Tal vez aún lo haga, pero si Mac sigue mirándome como lo está 
haciendo ahora, tal vez no muera virgen. Porque ya puedo imaginar 
cómo se sentirá este hombre encima de mí, empujando dentro de mí. 
Y no será suave al respecto. Me tomará como quiera, con sus grandes 
manos sujetándome para mantenerme quieta y esa voz profunda 
susurrando cosas sucias en mi oído. 
Oh, Señor. Deja de pensar en cosas malas. Deja de pensar en cosas malas. 
Sé que debería hacer caso a esa advertencia. Pero... no puedo. 
Intento romper su mirada y apartar la vista, pero estoy atrapada 
en ella, completamente indefensa ante ella. 
— ¿Podemos secuestrarla?— pregunta Bella, llamando su 
atención. 
Gimoteo cuando esos ojos se apartan de mí. 
—Absolutamente no. — gruñe. Literalmente, gruñe. 
Espero que San Pedro esté ocupado buscando en otra parte 
ahora mismo. Porque estoy bastante segura de que tener 
pensamientos sucios sobre un hombre cuando sus hijas gemelas 
están a su lado no me va a llevar al cielo. Y como el infierno es aún 
más caliente que Nashville en el verano, realmente preferiría no ir ahí. 
—No creo que debas jugar nunca a los piratas, papi. — dice 
Bella, arrugando la cara ante Mac. —No serías muy bueno. Tienes 
demasiadas reglas. 
—Sí, los piratas no tienen reglas. 
—Sí las tienen. — dice Mac. —Se llama código. 
—Oh. ¿Qué es un código? 
—Reglas, Poppet. 
La carita de Bella se vuelve a fruncir. —Las reglas son patéticas. 
—Muy patéticas. — coincide Isla. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Chicas, por favor, vayan a robar la mierda de su tío para que 
yo pueda encargarme de nuestra invitada. — dice Mac, sacudiendo la 
cabeza. 
¿Encargarse? Sí, por favor. 
—Vamos, Bella. — Isla se gira hacia la casa. —Apuesto a que tío 
Ian tiene más joyas para la tía Holly en alguna parte. Vamos a 
buscarlas y hagamos que nos pague dinero para devolvérselas. 
— ¡Adiós, papi!— dice Bella. — ¡Adiós, Princesa Dama! 
Empiezo a saludar, pero ella e Isla ya están corriendo hacia la 
casa. Las veo irse, riendo para mis adentros. Son unos pequeños 
terrores adorables. Mac está muy ocupado con ellas, pero es evidente 
que no las cambiaría por nada. Es muy bueno con ellos. 
— ¡Nodespierten a su primo! — grita tras ellas. Observa a las 
chicas hasta que desaparecen por las escaleras de la mansión y luego 
recorre los pocos metros que hay hasta mi coche. Sus ojos oceánicos 
vuelven a recorrerme. 
Agarro con fuerza el volante y lucho contra las ganas de 
retorcerme. Mis bragas están en serio peligro ahora mismo. Hay una 
intensidad en él que no esperaba. Es... dominante. Es casi como si 
esos ojos oceánicos vieran cada pensamiento sucio en mi cabeza y 
estuviera tratando de decidir qué hacer conmigo. 
Tengo algunas sugerencias, y cero planes de decir alguna de 
ellas en voz alta. 
—No estoy segura de si debo agradecerte que me hayas 
rescatado de ser secuestrada por las temibles piratas o si debo 
presentar una queja. — digo, dedicándole una sonrisa nerviosa. Mi 
corazón late tan fuerte que estoy segura de que probablemente pueda 
oírlo. —Robar la mierda de Ian suena divertido. 
Mac ni siquiera esboza una sonrisa. —Eres la reportera. 
—Prefiero Jenna. 
—Dijo que ibas a venir. — me mira fijamente durante un 
segundo, con los labios fruncidos. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Así es. Estoy aquí para entrevistarlo. Um, estoy haciendo un 
perfil sobre él ya que es un ex Titan. — le explico, mi estómago se 
revuelve. Dios mío, es intenso. —Es todo un acontecimiento ya que 
van a ir a la Super Bowl este año. 
— ¿Eres la hermana de Jason Kirby? 
¿Sabe quién soy? 
—Lo soy. — digo. 
—Ian no está aquí. 
Parpadeo. —Confirmó nuestra cita esta mañana. 
—Lo sé. — dice y luego mueve la cabeza hacia la casa. —Será 
mejor que le esperes adentro. No estoy seguro de cuánto tardará. 
— ¿Está todo bien? 
—Holly está embarazada. — dice como si eso lo explicara todo. 
No lo explica. Ni siquiera cerca. 
— ¿Está de parto? 
—No, está en el médico. Ian no se vendrá hasta que termine. 
—Oh. — digo, sin saber muy bien qué significa eso. 
Mac debe notar mi confusión porque me dedica una pequeña 
sonrisa. —Está convencido de que el médico de Holly se la va a robar. 
—Oh. 
—Su médico tiene más de setenta años. 
Me río en voz baja. —Mi hermano es igual con su esposa. — digo, 
poniendo los ojos en blanco. —Miranda lo amenazó con prohibirle ir a 
las citas con ella si no aprendía a comportarse. — Es completamente 
ridículo. Sin embargo, me encanta verlo tan feliz. 
Él y Miranda llevan unos cuantos años casados y siguen 
locamente enamorados. Adora el suelo que ella pisa, y ella anda con 
corazones en los ojos todo el tiempo. Por eso exactamente me estoy 
quedando en un hotel en vez de en su casa. 
Hay algunas cosas que nunca puedes dejar de escuchar. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Detente en la casa, princesa. — dice Mac, tocando el techo de 
mi coche. —Puedes esperar adentro. 
Abro la boca para darle las gracias, pero ya se está alejando. Se 
mueve con elegancia para alguien de su tamaño. Se mete las manos 
en los bolsillos y se ajusta los pantalones sobre el culo. Trago saliva 
audiblemente. Ese culo con esos pantalones debería ser ilegal. 
Mira por encima del hombro y me atrapa mirando. 
Desvío rápidamente la mirada, pero ya me ha atrapado. Mi cara 
arde de vergüenza. Suelto el freno y piso el acelerador con demasiada 
fuerza. El coche sale disparado hacia delante. Doy un chillido de 
sorpresa y vuelvo a pisar el freno, lanzándome un poco hacia delante. 
Mac lo ve todo. Naturalmente. Puede que sea mi imaginación, 
pero creo que lo oigo reír. Definitivamente, sonríe antes de darse la 
vuelta y dirigirse a la casa. 
Si el resto del día va a ser así, estoy en serios problemas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 2 
MAC 
 
Jason Kirby es un imbécil. Hemos sido amigos durante dos años, 
y nunca mencionó que su hermana es un ángel. Lo recordaría si lo 
hubiera hecho. Me habría masturbado pensando en ella mucho antes 
si lo hubiera sabido. Porque maldita sea, es bonita. 
No es difícil ver por qué mis hijas pensaban que era una 
princesa. Entre su pelo rubio, sus grandes ojos azules y esa piel de 
porcelana, es hermosa de una manera totalmente injusta. Añade esa 
sonrisa juguetona y esos peligrosos hoyuelos, y estoy jodido a un nivel 
que actualmente no soy capaz de comprender. 
Literalmente, no puedo comprenderlo. Porque cuando se baja del 
coche y veo sus generosas curvas por primera vez, un desprendimiento 
de tierra me atraviesa, ganando vapor con cada segundo que pasa. La 
sedosa camisa negra que lleva debajo de la chaqueta parcialmente 
desabrochada acentúa su escote, haciendo que gotas de sudor 
resbalen por mi espalda. 
Mi polla cobra vida como un demonio, haciendo que mis 
pantalones estén incómodamente apretados. Mi corazón se aloja en 
mi garganta, latiendo tan fuerte que estoy parcialmente convencido de 
que me está dando un ataque al corazón. ¿Es eso lo que ocurre cuando 
toda la sangre de tu cuerpo se dirige repentinamente a tu polla? 
Si es así, es una forma de morir. 
También es una maldita pena porque ni siquiera he entrado en 
ella todavía. 
— ¿Qué mierda?— murmuro, sacudiendo la cabeza como si eso 
fuera a desalojar el pensamiento. Salvo que... llevo pensando lo mismo 
desde que la vi hace quince minutos, y cada vez es más fuerte e 
insistente. Nunca he sentido nada parecido, lo cual es mucho decir 
porque estuve casado durante una década. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Sin embargo, Marion nunca me puso la polla tan dura. Ni 
siquiera en el instituto. Probablemente eso debería haber sido mi 
primera pista para no involucrarme con ella, pero me obstiné en 
mantener el rumbo hasta que hizo estallar la maldita cosa delante de 
mí. Han pasado dos años y todavía estoy pateando mi camino para 
liberarme de los restos, tratando de recoger los pedazos a medida que 
avanzo. 
Lo que hizo... bueno, hay un lugar especial en el infierno para 
gente como ella, y el horno más grande está reservado solo para ella. 
Si Lucifer alguna vez se cansa de su trono, ella será coronada como 
su sucesora. 
Me importa un demonio que haya tratado de inculparme por sus 
crímenes. Claro, me dolió, pero nuestro matrimonio se acabó mucho 
antes de que ella diera ese golpe. Y francamente, he recibido golpes 
más duros en mi vida, como cuando murieron mis padres y los de Ian. 
Pero ella no solo me hirió a mí. Hizo daño a mis hijas. Hizo daño a mi 
hermano. Eso es imperdonable en lo que a mí respecta. 
Debería haberlo visto venir. El hecho de que no lo hiciera todavía 
me jode. ¿Cuántas veces amenazó con llevarse a las niñas si me iba? 
¿Cuántas veces las usó para protegerse cuando empecé a hacer 
preguntas? Cada vez, lo dejé pasar. Me eché atrás, sin querer 
arriesgarme a perder a mis hijas. Me convencí a mí mismo de que la 
chica que conocí en el instituto seguía ahí, que solo estaba luchando 
por adaptarse a ser madre y que las cosas se estabilizarían con el 
tiempo. 
Resulta que esa chica nunca existió en primer lugar. Todo era 
una actuación con ella. Me odiaba. Estaba resentida con nuestras 
hijas. Nunca nos quiso a ninguno de nosotros. Diablos, ni siquiera 
estoy seguro de que se amara a sí misma. 
Pero ella ya no es mi problema. 
El fraude bancario, el fraude por correo y por cable, el fraude de 
valores, la conspiración, la malversación y una letanía de otros cargos 
federales y estatales la mantendrán en prisión hasta que sea vieja y 
canosa. Y lo que es más importante, nunca volverá a ver a nuestras 
hijas. Nunca me alejará de ellas. No volverá a hacerles daño. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Desearía como el infierno que no hubiera sucedido de la manera 
en que sucedió. Lamentaré que Ian quedara atrapado en el fuego 
cruzado por el resto de mi vida, pero nunca lamentaré haberme librado 
de Marion. Nunca lamentaré que nuestras hijas estén libres de su 
toxicidad. Se merecen una madre que las ame incondicionalmente. 
Marion no era capaz de eso. Pero no se lo digo anuestras hijas. 
En las raras ocasiones en que preguntan por su madre, me 
esfuerzo por guardarme mis opiniones. Aunque no las merezca, sigue 
siendo su madre. Hace tiempo que mató el respeto que le tenía, pero 
las niñas no necesitan saber eso. Todo lo que necesitan saber es que 
son amadas. 
Y son amadas. Isla y Bella son todo mi mundo. No hay nada que 
no haría por ellas. 
Jenna cierra la puerta del coche, llamando mi atención. 
Sus tetas se agitan y rebotan mientras camina hacia mí, sus 
caderas se balancean de una manera demasiado tentadora. Sigo cada 
movimiento, con la polla deseando alivio. Ha pasado mucho tiempo 
desde que estaba en algo que no fuera mi propia mano. Años antes de 
que mi matrimonio terminara. Juré que había terminado con las 
mujeres cuando Marion fue a la cárcel. Pero esta... maldita sea esta 
mujer es tentadora. 
La quiero en mi cama, con su pelo envuelto en mi puño mientras 
la follo por detrás. Quiero que esos muslos envuelvan mi cabeza 
mientras le como su sabroso culito. Quiero corromperla, profanarla, 
follarla hasta saciarme. La forma en que me mira deja claro que quiere 
lo mismo. Sus mejillas están sonrojadas, sus ojos suben y bajan por 
mi cuerpo como si no pudiera apartar la mirada. El pulso de su 
garganta salta como si intentara liberarse mientras sube los escalones 
hacia mí. 
Capto su olor cuando se acerca y mi estómago gruñe. Huele 
como el algodón de azúcar que siempre compran las chicas en la feria, 
pero quince veces más dulce. Quiero sentirla disolverse en mi lengua 
y deslizarse por mi garganta. 
Joder, qué ganas tengo. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Pero Jenna no me parece un tipo de chica de una sola vez. Es 
del tipo que se desliza por debajo de tus defensas y te destroza, 
dejándote irremediable e impotentemente adicto. Si le pongo las 
manos encima, ya sé que no querré volver a quitárselas. Querré 
quedarme con ella, hacerla mía. Lo que significa que no puedo tocarla. 
Tengo dos hijas de cinco años en las que pensar. Lo último que 
necesitan es encariñarse con otra mujer que podría no quedarse. A 
pesar de que Marion era una madre de mierda, las niñas lucharon 
cuando fue a la cárcel. Han pasado dos años, y todavía terminan en 
mi cama al menos una vez a la semana. Si tengo que irme por la noche, 
hacen un santo berrinche. 
¿Cómo reaccionarían si Jenna y yo saliéramos juntos y ella 
decidiera que un padre soltero y gemelas es más de lo que está 
dispuesta a asumir? Amo cada pelo de sus perfectas cabecitas, pero 
soy plenamente consciente de lo difíciles que pueden ser. 
Son precoces, salvajes y demasiado inteligentes para su propio 
bien. Acaban de empezar el jardín de infancia y la profesora de Isla ya 
está intentando convencerme de que la adelante un curso el año que 
viene, cosa que no haré. El mismísimo cielo temblaría de miedo si 
intentáramos separarla de Bella. 
Y Bella... bueno, cada vez que suena mi teléfono, estoy medio 
convencido de que es el colegio llamando para decirme que lo ha 
quemado todo. Es una niña intrépida y feroz que va a cambiar el 
mundo algún día. O lo gobernará con puño de hierro. Cualquiera de 
las dos cosas es posible en este momento. 
Me mantienen ocupado. Así que es mejor para todos si mantengo 
mis malditas manos para mí mientras Jenna está aquí. Tarde o 
temprano, mi polla abandonará la buena lucha y aceptará que no va 
a entrar en ella... ¿verdad? 
Joder, espero que lo haga. Si no, va a ser un día largo y doloroso. 
—Este lugar es tan bonito. — murmura Jenna, regalándome una 
dulce sonrisa cuando por fin llega a mí. Mira a nuestro alrededor con 
los ojos muy abiertos. —Es como un castillo de cuento de hadas. 
—Es una mierda para limpiar. — murmuro, lo cual es cierto. Las 
chicas corren por este lugar como dos pequeños huracanes. Intentar 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
seguirles el ritmo es un ejercicio inútil. Estoy viejo y fuera de forma. 
Así que no intento seguirles el ritmo. Solo espero a que se desmayen, 
y entonces intento reparar los daños antes de llevarlas al coche y 
llevarlas a casa. 
Vivimos no muy lejos de aquí, pero pasamos una buena parte 
del día con Ian y Holly. Durante la semana, el autobús las deja en la 
oficina de Holly después del colegio, y luego Holly las trae a casa con 
ella hasta que termino el día. Las niñas pasan dos fines de semana al 
mes con los padres de Marion. Nosotros pasamos al menos un día de 
cada dos fines de semana aquí con Ian, Holly y Finn. Tiene un año y 
las niñas están obsesionadas con él. 
Jenna hace un sonido que es una mezcla entre una risita y un 
bufido. —No podrías pagarme lo suficiente para vivir en una casa como 
esta. — admite. —Solo de pensar en todas esas escaleras me duelen 
los pies. 
—Las escaleras son la mejor parte de la casa. — digo riendo. —
Las niñas bajan con facilidad después de correr arriba y abajo todo el 
día. Hace que la hora de dormir sea mucho más fácil. 
— ¡Son tan lindas!— dice Jenna, mostrando esos hoyuelos. —Se 
parecen a ti. 
— ¿Dices que soy lindo, hoyuelos?— Me burlo. 
—Um, yo... — tartamudea, su cara se pone roja. 
Cristo, es muy dulce. 
Cuando me río, sus ojos se entrecierran, con un destello de fuego 
en ellos. 
— ¿Ya estás buscando cumplidos? — pregunta. 
— ¿De ti? Siempre. 
Me mira durante un minuto, tratando de decidir si hablo en serio 
o si solo la estoy jodiendo. La verdad es que sé cómo me veo, y no es 
una mierda martillada. Pero ni siquiera un buen traje oculta un 
cuerpo de padre, y definitivamente tengo uno de esos. Aparte de un 
chapuzón nocturno en la piscina, la mayor parte del ejercicio que hago 
estos días consiste en perseguir a las niñas, limpiarlas o correr por 
una de mis obras. El equipo de gimnasia en casa rara vez se usa. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Eres sexy como el infierno, Mac. — dice, echando los hombros 
hacia atrás. —Pero creo que ya lo sabías, ¿no? 
¿Es guapa, dulce como el infierno, atrevida y dispuesta a 
llamarme la atención por mis tonterías? 
Estoy oficialmente jodido. 
Doy un paso hacia ella, metiéndome en su espacio personal. 
No se aparta. Se balancea hacia mí. 
Ese aroma a algodón de azúcar se arremolina a mí alrededor, 
nublando mi mente. Apuesto a que sabe tan bien como huele. 
Especialmente en ese dulce lugar entre sus piernas. ¿Sería tan 
atrevida con mi mano alrededor de su garganta y mis marcas en su 
culo? 
— ¿Alguien te ha dicho alguna vez que no debes pinchar a un 
oso, hoyuelos? 
—Sí. — inclina la cabeza hacia atrás para mirarme, con los ojos 
entrecerrados contra el sol. — ¿Pero sabes lo mejor de ser una mujer 
adulta, Mac? 
— ¿Qué es eso, princesa? 
—Que puedo poner mis propias reglas. 
Jódeme. 
Doy otro paso hacia ella, tan cerca que sé que siente mi erección 
contra su vientre. Ciertamente la siento. Y Jesús, ella es suave en 
todas partes. Su cuerpo se ajusta al mío como si estuviera hecho para 
estar ahí. Aprieto los dientes, resistiendo las ganas de arrinconarla 
contra la pared, empujarla en mis brazos y follarla en seco como si mi 
vida dependiera de ello. 
—Cuando estés en mi cama, seré yo quien ponga las reglas, 
Jenna. — digo, inclinando la cabeza hacia abajo hasta que mis labios 
están a un suspiro de tocar su oreja. — ¿Y pequeña? Las obedecerás. 
— ¿Quién dice que estaré en tu cama? — susurra. Su voz tiembla 
ligeramente, haciéndome saber que no está tan tranquila como le 
gustaría que pensara. Está excitada, desequilibrada. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Bien. Porque me tiene en el mismo estado. 
—Esos pezones duros y ese coño húmedo lo hacen. — le gruño 
al oído. —Puedes mentirme si quieres, pero tu cuerpo dice la verdad, 
princesa. Me deseas. Y cuando te lleve a la cama —cuando no si, 
Jenna— no dirás que no. Tu boca estará demasiado llena. 
Traga saliva audiblemente, el pulso en su garganta se acelera. 
Rozo con mis labios el suave plano de su mejilla. —Metetu sexy 
culo en la casa antes de que haga algo que ambos sabemos que aún 
no estás preparada para que te haga. 
—Li... — la punta de su lengua rosa sale de su boca para patinar 
sobre su labio inferior, mojándolo. — ¿Cómo qué? — susurra 
entonces. 
Gimoteo, sin saber quién de los dos va a ceder primero. ¿Ella? 
¿Yo? Joder. Me tiene de puntillas sobre un alambre de espino, listo 
para dar una voltereta hacia lo que sea que sea esto y hacia donde sea 
que lleve. Siempre he tenido autocontrol. Pero ella está poniendo a 
prueba sus límites. El suelo se está erosionando bajo mis pies, 
amenazando con hacerme caer en picado en algo que nunca he 
experimentado antes. Nunca. 
¿Dónde demonios ha estado esta mujer toda mi vida? 
Mi móvil suena antes de que pueda contestar, sobresaltándonos 
a los dos. Jenna salta hacia atrás como si fuera una bomba a punto 
de estallar. Gruño una maldición y lo saco del bolsillo, maldiciendo de 
nuevo cuando veo que es mi nuevo socio, Justice Foster. He estado 
esperando su llamada. Pero estoy seriamente tentado de ignorarlo solo 
para probar a este angelito atrevido. 
—Deberías contestar. — dice, con los ojos muy abiertos y 
dilatados, aturdidos. 
Me muero de ganas de ver lo oscuros que puedo hacerlos. Más 
tarde. Ahora mismo, necesito un minuto para contemplar lo 
absolutamente jodido que estoy... y para procesar lo poco que me 
molesta. Creo que ella también necesita un minuto. 
La miro a los ojos, haciéndole saber en silencio que esta 
conversación está lejos de terminar. Cuando sus ojos se encuentran 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
con los míos, sus dientes se hunden en el labio inferior. No dice nada, 
y yo tampoco. No creo que ninguno de los dos necesite expresarlo con 
palabras. Pero asiente una vez, haciéndome saber que me oye alto y 
claro. Sabe que es mía. Lo veo escrito en su cara. 
La miro fijamente un segundo más, solo para poder sacar a la 
superficie cada mínimo detalle cuando me folle la mano de pensar en 
ella en el baño más tarde. 
Y entonces atiendo la llamada de Justice. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 3 
JENNA 
 
—Justice. — gruñe Mac al teléfono, apartándose de mí. 
Lo miro fijamente durante un largo momento, sintiéndome un 
poco como si estuviera en dos lugares diferentes a la vez. Una parte 
de mí sigue en una pequeña burbuja con Mac, completamente ajena 
al hecho de que el resto del mundo está girando. La otra parte está 
aquí, tratando de procesar las consecuencias. 
Ni siquiera me ha tocado, y todo mi cuerpo se siente como si lo 
hubiera marcado con su nombre. Hay partes enteras de mí que ni 
siquiera sabía que existían hasta ahora y que están desatando niveles 
volcánicos de vapor. Nunca he sido tímida ni me ha faltado confianza 
en mí misma, pero tampoco me he considerado audaz ni atrevida. 
Decirle que creo que es muy sexy fue un poco de ambas cosas. 
Me estaba tomando el pelo y simplemente... me salió. 
Sin embargo, me alegro de que lo haya hecho. Porque ahora 
estoy cien por ciento segura de que él también me desea. 
Aleluya. 
— ¡Princesa dama! 
Miro dentro de la casa y veo a una de las gemelas de pie en la 
intersección de una enorme escalera. Y vaya. Este lugar es aún más 
hermoso por dentro que por fuera. La escalera es el punto focal de la 
habitación, la parte inferior de la misma flanqueada por dos columnas 
de madera tallada. Los suelos brillan como el oro bruñido. Todo lo 
demás es preciosa madera oscura. Incluso con los juguetes esparcidos 
de un extremo a otro de la casa, es impresionante. 
—Hola, dulzura. — digo, cruzando el umbral. —Eres Bella, 
¿verdad?— Sus ojos azules son solo un tono más oscuro que los de su 
gemela. Realmente espero que la joyería de Holly no sea tan cara como 
imagino que probablemente sea, porque Bella lleva cinco collares 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
diferentes, seis anillos y al menos una docena de brazaletes en su 
pequeño antebrazo. 
—Ajá. — dice, dedicándome una gran sonrisa. — ¿Quién eres 
tú? 
—Soy Jenna. 
— ¿Eres una princesa de verdad? 
— ¿Puedo contarte un secreto?— digo, moviéndome hacia el 
fondo de la escalera. 
Mueve la cabeza, con los ojos muy abiertos. 
Hago un ademán de mirar a mí alrededor antes de poner la mano 
junto a la boca y susurrar: —Todas las chicas son princesas de verdad. 
Solo que no todas vivimos en castillos. 
— ¡La tía Holly vive en un castillo! 
—Ya lo veo. — digo, sonriendo. —Además es un castillo muy 
bonito. 
Arruga la nariz como si no compartiera mi opinión. — ¿Quieres 
jugar a los piratas con nosotras, princesa Jenna? 
—Oh. — Miro hacia afuera y veo que Mac se ha alejado de la 
vista. No estoy muy segura de si debo esperar aquí o qué. No me ha 
dado ninguna pauta. ¿Y no le acabo de decir que yo hago mis propias 
reglas? No puede enojarse conmigo por alejarme si no me dijo que no 
lo hiciera. 
—Claro. — le digo. —Tal vez puedas ayudarme a encontrar algo 
muy importante para mí. 
— ¿Qué? 
Hago ademán de volver a mirar a mí alrededor y luego me inclino 
más hacia ella. —Un mapa. — susurro. —Un malvado rey duende me 
lo robó y ahora no puedo encontrar el camino a casa. 
—Oh, no. — susurra y luego baja tres escalones y extiende su 
pequeña mano. —Ven conmigo, princesa Jenna. Te ayudaré a 
encontrar tu mapa. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
La cojo de la mano y le permito que me suba las escaleras. Tiene 
las uñas pintadas, pero el esmalte está desconchado y manchado. 
— ¡Izzy! ¡Izzy! — grita, prácticamente arrastrándome por la 
escalera de la izquierda. 
—Tenemos que estar tranquilas, dulzura. — le recuerdo, 
recordando la advertencia de Mac a ella y a Isla de no despertar a su 
primo. —No queremos que el rey de los duendes nos oiga, ¿verdad? 
Entonces nunca recuperaremos mi mapa de él. 
—Oh, claro. — susurra en el escenario. Y luego se ríe. —Apuesto 
a que está encerrado en el armario de tío Ian, princesa Jenna. Tiene 
todo tipo de cosas ahí, pero dice que no es para niñas. — frunce el 
ceño. —Los chicos son patéticos. 
—Los chicos son patéticos. — coincido, riendo en voz baja. No 
quiero ni saber lo que Ian guarda en su armario lejos de miradas 
indiscretas y mentes curiosas. Las gemelas tampoco necesitan 
saberlo. 
Bella me hace subir las escaleras y luego gira a la derecha. Como 
era de esperar, cada habitación por la que pasamos es tan bonita como 
la anterior. Podría pasarme horas paseando por esta casa, mirándolo 
todo. Por lo que parece, la mayoría de los muebles son antiguos. 
Realmente es como un castillo, solo que el rey de este reino es benévolo 
y amable... y tiene un hermano menor perversamente sexy. 
Bella y yo encontramos a Isla en la oficina de Ian. Al menos creo 
que es su oficina. Una de las mitades del enorme espacio está en 
perfecto orden, con los suministros encima del antiguo escritorio 
dispuestos de forma perfecta. Los libros de las estanterías tienen la 
misma altura y están encuadernados en cuero. La alfombra tiene 
incluso las líneas de la aspiradora. La otra mitad de la habitación 
parece haber sido golpeada por un tornado. Hay resmas de papel 
apiladas en montones desordenados por todas partes. Si hay otro 
escritorio, está escondido bajo una pequeña biblioteca de libros y 
piezas de ordenador. 
Si las chicas hicieron esto, Mac va a enloquecer. 
—La tía Holly es una desordenada. — dice Bella, riéndose al 
verme boquiabierta ante el desastre. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Isla sale de detrás del escritorio de Ian, con sus rizos castaños 
enredados en la cara. Al igual que Bella, ahora gotea de joyas caras. 
Sin embargo, Mac no parecía preocupado cuando hablaban de robar 
las joyas de Holly, así que no digo nada. Supongo que Ian y Mac 
dejaron que estas dos se salieran con la suya. 
—Tío Ian cerró con llave su escritorio. — informa Isla a su 
gemela. 
—Tal vez ahí es dondeel rey duende escondió tu mapa. — dice 
Bella, arrastrándome más adentro de la habitación. —Izzy, un 
malvado rey duende le robó el mapa, ahora no puede ir a casa. 
Tenemos que encontrarlo por ella. 
Isla me mira, con la cabeza ladeada. — ¿Quién eres tú? 
Sonrío ante su pregunta, la misma que hizo Bella. 
—Esta es la princesa Jenna. — le informa Bella. —Me gusta. Dice 
que todas las chicas son princesas y que los chicos son patéticos. 
—Mi papi no es patético. — dice Isla, frunciendo los labios. Su 
mandíbula se reafirma, dejando claro que no le impresionan ni mis 
opiniones ni yo. 
—Tu papi no es patético. — le doy la razón, sonriéndole. Es un 
hueso más duro de roer que Bella. Pero no importa. Tengo mucho 
tiempo para ganármela. —Pero tu papi no es como la mayoría de los 
chicos. 
— ¿Por qué no? 
—Bueno. — digo, tratando de encontrar una respuesta 
apropiada. Decirle a dos niñas de cinco años que su papi es diferente 
porque quiero que me haga cosas perversas no va a suceder. —Porque 
tiene dos princesas como hijas. ¿Sabes qué significa eso? 
— ¿Qué?— Bella pregunta. 
—Significa que es un rey. — dice Isla, con sus pequeños labios 
aún fruncidos. 
—Exactamente. Y los reyes son valientes, fuertes y demasiado 
buenos para ser patéticos. 
— ¿Y el rey duende? — pregunta, todavía suspicaz. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Me resisto a sonreír. —El rey duende no es un rey de verdad. 
Solo le gusta llamarse así porque le robó un castillo a un rey de verdad. 
—Oh. — dice Isla. Lo piensa durante un minuto y luego se 
encoge de hombros. —Supongo que podemos ayudarte a encontrar tu 
mapa. 
—Gracias, princesa Isla. 
—Deberíamos encerrar al rey duende en la cárcel. — anuncia 
Bella, soltando mi mano para arrastrarse hasta la silla del escritorio 
de Ian. —Eso es lo que le hicieron a mi mami cuando le robó a tío Ian. 
Parpadeo, atrapada por sorpresa y sin saber qué responder a 
eso. No estoy segura de si debo responder o si simplemente debo fingir 
que no lo he oído. Lo último que quiero es molestar a Mac o hacerle 
pensar que estaba interrogando a sus hijas sobre Marion. 
—Se supone que no debemos hablar de eso. — dice Isla. 
— ¡Papi dice que puedo hablar de ello si quiero, Isla Marie! 
— ¡No puedes, Bella Jade! 
—Princesa Jenna, dile a Isla que no es mi jefa y que sí puedo 
hablar de ello. — dice Bella. 
—Bueno... — dudo. Isla sonríe como si pensara que voy a decirle 
a Bella que no puede hablar de ello. Pero recuerdo lo que se siente al 
crecer echando de menos a alguien que se supone que está en tu vida 
pero no lo está. —A veces, es importante hablar de las cosas aunque 
nos pongan tristes o nos asusten o no las entendamos. — digo con 
cuidado. 
Bella sonríe a su hermana. 
—Pero también está bien no hablar de esas cosas cuando no te 
apetece. — digo, con voz suave. Ninguna de las dos chicas se equivoca 
en esto, y no quiero que sientan que estoy eligiendo un bando o 
intentando que hablen de esto. Lo último que quiero es que Mac 
escuche y piense que yo he iniciado esta conversación o la he alentado. 
No es mi lugar. Pero me duele el corazón por ambas. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Solo quiero abrazarlas y decirles que al final todo se arreglará. 
Pero tampoco quiero mentirles. Marion no va a volver en mucho, 
mucho tiempo. 
—También está bien si solo hablas de ello con las personas que 
quieres. — digo. 
—Oh. — Bella se lo piensa un momento y luego me mira. — ¿Está 
bien echarla de menos aunque haya hecho algo malo, princesa Jenna? 
—Por supuesto que sí, dulzura. La gente comete errores a veces, 
pero eso no significa que no podamos quererlos más o que no podamos 
echarlos de menos cuando no están aquí. 
—Pues yo no la echo de menos. — declara Isla, frunciendo el 
ceño a su hermana. 
—Eso también está bien. — me apresuro a decir antes de que 
estalle otra discusión. —Tu corazón puede sentir lo que sienta, aunque 
no siempre tenga sentido para ti. Todo el mundo tiene un corazón 
diferente, incluso las gemelas como ustedes dos. Son los que nos 
hacen especiales, y ustedes dos son muy, muy especiales. 
— ¿Lo somos? 
—Lo son. — confirmo con un movimiento de cabeza. —Son 
poderosas y valientes princesas piratas con un gran rey como papi. 
Eso me parece muy especial. 
Las dos chicas intercambian una mirada. 
—Ahora, ¿quieren ayudarme a encontrar mi mapa para poder 
encontrar el camino a casa?— pregunto, apoyando las manos en las 
caderas como si fuera en serio. —Creo que la princesa Isla dice que el 
cajón del escritorio está cerrado. Deberíamos abrirlo. 
Los ojos de Isla se abren de par en par. — ¿Sabes forzar una 
cerradura? 
—No. — admito y luego le sonrío. —Pero apuesto a que sería 
divertido intentarlo, ¿no? 
Me mira durante un minuto, tan sombría y seria, y luego suelta 
una risita y asiente. — ¡Podemos ser princesas piratas hamburguesas! 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Echo la cabeza hacia atrás y me río cuando dice hamburguesa 
en lugar de ladrón. 
—Necesitamos herramientas. — dice Bella, bajando de la silla. 
—Tienes razón. — Cruzo la habitación y rodeo el escritorio hacia 
ella y su hermana. La cerradura parece bastante sencilla. Espero que 
sea a prueba de ganzúas, o tendré que dar muchas explicaciones 
cuando Mac venga a buscarnos. 
— ¿Qué tipo de herramientas necesitamos, princesa Jenna? 
—Tal vez un clip y una lima de uñas. 
— ¡Oh!— Bella se acerca a mí para abrir el cajón superior del 
escritorio. —Aquí hay muchos clips. 
Hay muchos clips ahí. Como el resto de la habitación, están 
perfectamente ordenados. Ian es una especie de maniático del orden, 
lo que me hace gracia teniendo en cuenta que una mitad de su 
despacho está a una sola ráfaga de viento de ser declarada zona 
catastrófica. 
Selecciono un clip y me dispongo a enderezarlo. 
—Ahora solo necesitamos una lima de uñas. — digo. — ¿Alguna 
de ustedes sabe dónde encontrar una de esas? 
—La tía Holly tiene algunas en su baño. — dice Isla. 
— ¿Por qué no van por una, chicas, y yo espero aquí? — Sugiero. 
Intentar entrar en el escritorio de Ian ya es bastante malo. No necesito 
estar fisgoneando en su habitación y en la de Holly también. 
— ¡Yo iré!— grita Bella, ya corriendo hacia la puerta. 
— ¡Yo también!— Isla sale corriendo tras ella. 
Estoy a punto de ponerme en pie cuando oigo a Bella gritar: — 
¡Papi! Estamos irrumpiendo en el escritorio de tío Ian para robar el 
mapa de la princesa Jenna. 
El corazón me salta a la garganta y casi me tiro al suelo. 
¿Cuánto tiempo lleva ahí afuera? Espero que no mucho. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Eso he oído. — dice, con una voz llena de humor seco. —No 
corras con la lima de uñas, Bella. Y asegúrate de mantener el extremo 
puntiagudo apuntando al suelo. No quiero que te apuñales en el globo 
ocular si te caes. 
—No me voy a caer. — dice. 
—Siempre dices eso. — dice Mac. —Y luego te caes. Con la punta 
hacia abajo. 
—De acuerdo, de acuerdo. — resopla. Aunque su voz se debilita 
a medida que se aleja, la molestia en su tono es evidente. 
Mac entra en el despacho y sus ojos me observan. No puedo 
entender su expresión. No parece enojado porque esté aquí ayudando 
a sus hijas a entrar en las cosas de Ian. Y tampoco me echa, así que 
quizá no haya oído nuestra conversación sobre Marion. 
—Les gustas. — dice antes de que pueda decir nada al respecto. 
—A mí también me gustan. — digo, sonriendo. Es cierto. Las dos 
son niñas dulces con gran imaginación y mentes agudas. Bella es 
ruidosa, franca y llena de vida. Isla es un poco más seria, pero también 
ferozmente protectora de las personas a las que ama. —Vas a tener 
las manos llenas dentro de unos diez años. 
Resopla, con una expresión llena de irónica diversión. —Estás 
sobrestimando drásticamente el tiempo que me queda hasta que tenga 
las manos llenas. Las dos tienen cinco años yendo a los dieciocho. Me 
superan en número. 
— ¿Sí? Creoque te encanta. — me burlo de él. —Estás envuelto 
en sus deditos. 
—Así de obvio, ¿eh? — dice, dando zancadas hacia mí. 
Asiento, tratando de no perder el aliento cuando está lo 
suficientemente cerca como para poder oler su colonia. Es picante, de 
alguna manera relajante y sexy al mismo tiempo. Todo en él es 
relajante y sexy. Me sorprende que alguien pueda hacer lo que Marion 
hizo con él. No porque sea guapo y huela increíble. Ni siquiera porque 
me guste. Sino porque está tan enamorado de sus hijas y no le importa 
quién lo sepa. La mayoría de las mujeres matarían por tener un esposo 
tan dedicado a su familia. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Um, las chicas sacaron a relucir a tu ex-esposa. 
—Lo he oído. 
—Oh. — susurro. —No les pregunté por ella. Nunca les 
preguntaría sobre ella ni utilizaría nada de lo que dijeran en mi 
historia. 
Me mira durante un minuto, todavía completamente ilegible. 
Gah. Es tan intenso. Es como si pudiera sentir la electricidad estática 
que se acumula en el aire a su alrededor mientras me mira, pero no 
tengo ni idea de lo que está pensando. ¿Cree que estoy mintiendo? 
¿Quiere besarme? ¿Se está preguntando si ha apagado la estufa esta 
mañana? No tengo ni idea, pero tengo la sensación de que no está 
pensando en algo tan inocente como la estufa. 
Me gusta su intensidad. Me gusta la excitación que me 
chisporrotea en la piel cuando sus ojos se fijan en mí. 
Me mira como si me viera de verdad. La mayoría de los hombres 
fingen que no existo, o se burlan, o miran con desprecio. Si mi ropa es 
mínimamente sexy, actúan como si debiera sentirme halagada cuando 
hacen comentarios inapropiados. Si me tapo, se burlan. Mi cuerpo les 
ofende independientemente de lo que me ponga. Es lo mismo para la 
mayoría de las mujeres de figura completa. Demonios, es así para la 
mayoría de las mujeres y punto. 
Llevemos lo que llevemos, los hombres se creen con derecho a 
comentar nuestros cuerpos. Nos miran como si existiéramos 
simplemente para su placer. Mac no me mira de esa manera. Me mira 
como si quisiera comerme viva, sí. Pero no me mira las tetas ni se 
ajusta los trastos ni ninguna de las cosas asquerosas que hacen 
tantos otros. Cuando me mira, tan concentrado que nada más parece 
existir para él, me hace sentir... hermosa. 
Pero cuando todavía no ha dicho nada después de un largo 
momento, empiezo a preocuparme de que tal vez piense que estoy aquí 
para conseguir la primicia de su ex esposa o que realmente soy yo 
quien la ha acercado a las chicas. No me conoce ni sabe por qué me 
he dedicado al periodismo. No lo culparía por pensar lo peor después 
de todo lo que ha pasado. Pero la idea de que dude de mí me pone... 
triste. Quiero que este hombre confíe en mí. Ni siquiera estoy segura 
de por qué lo quiero tanto. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Sé que muchos periodistas son insistentes e invasivos, pero yo 
no soy la mayoría de los periodistas. — digo, hablando en voz baja. —
Sé lo que se siente cuando tus peores momentos se convierten en una 
noticia. No estoy aquí para eso. Solo estoy aquí para hablar de Ian y 
de su carrera. 
—No, no eres como la mayoría de los periodistas. — La forma en 
que me mira cuando lo dice hace que me flaqueen las rodillas. Me 
pierdo en su mirada, atrapada en él de nuevo. Es tan fácil hacerlo. Su 
presencia es abrumadora. No se le puede echar de menos, no se le 
puede ignorar. Es como una mancha solar en el borde de mi visión, 
demasiado ahí para ignorarla. 
Creo que yo también soy un poco como una mancha solar para 
él. Somos imanes, polarizados y acercándonos, incapaces de detener 
la reacción. Es emocionante y también un poco aterrador. Apenas lo 
conozco, pero ya me siento atraída por él. Podría enamorarme 
fácilmente de este hombre y de sus hijas. Creo que tal vez ya he 
comenzado el proceso de caer. 
Me mira fijamente durante otro minuto y luego sacude la cabeza 
como para despejarla. —Te creo, hoyuelos. — dice. —Sé que no eres 
tú quien lo ha sacado a relucir. Pero Ian va a tener que cambiar la 
fecha. Van a retener a Holly durante la noche. 
—Oh no. — susurro. — ¿Está bien? 
—Creo que sí. Su presión arterial era un poco alta. Quieren 
monitorizarla. — Se pasa una mano por el pelo oscuro y exhala un 
suspiro. —Ian no se separará de ella hasta que pueda volver a casa 
mañana. Lo que significa que Finn se irá a casa conmigo y las niñas. 
—Pobre Holly. Probablemente lo extraña mucho. ¿Hay algo que 
pueda hacer para ayudar? 
—Sí. Puedes venir a casa conmigo. 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 4 
MAC 
 
Jenna parpadea rápidamente, con una expresión de sorpresa. 
No creo que estuviera preparada para que le pidiera que viniera a casa 
conmigo. Joder, quizá no debería habérselo pedido. Apenas la conozco. 
Apenas me conoce. Tengo que pensar en las niñas. Ella tiene su propia 
vida en Nashville. Los mismos obstáculos y problemas que existían 
hace media hora siguen existiendo. 
Pero la escuché con mis niñas. Cualquier otro reportero se 
habría entrometido, sin tener en cuenta que las niñas solo tienen cinco 
años. Habrían intentado que siguieran hablando, solo para ver qué 
podían soltar. Jenna no lo hizo. Ni siquiera dudó en dejar que la 
historia se le escapara de las manos. Tampoco se limitó a 
desentenderse de ellas, ni a ignorarlas, ni a hacerlas sentir mal por su 
forma de sentir. Por el contrario, calmó los miedos de ambas como si 
fuera algo natural. 
En diez minutos, mostró a mis hijas más empatía y comprensión 
que su madre en los tres primeros años de sus vidas. Nunca imaginé 
que una sola conversación pudiera cambiar el curso de mi vida, pero 
creo que la que acabo de escuchar descaradamente lo ha hecho. 
Quiero a esta mujer. Mi polla está palpitando por esta hermosa 
y atrevida mujer. 
Pero no es por eso por lo que quiero que se vaya a casa conmigo, 
por mucho que lo desee. 
—No te estoy pidiendo que te acuestes conmigo. — murmuro, 
manteniendo el tono de voz bajo por si las chicas vuelven. Son unas 
mierdecillas escurridizas cuando quieren. —Todavía no. Tengo una 
conferencia en una hora. Si la reprogramo, va a retrasar nuestra línea 
de tiempo por semanas. 
— ¿Necesitas que cuide a Finn y a las niñas? 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Para que conste, no soy un imbécil que se escapa y deja a sus 
hijos con extraños al azar. — digo, levantando las manos. Si fuera 
cualquier otra persona, ni siquiera se lo pediría. Pero algún instinto o 
intuición o algo así me hace estar absolutamente seguro de que puedo 
confiar en ella. Además, conozco a su hermano. Sé qué clase de 
hombre es, y sé que no le habría pedido a Ian que se reuniera con ella 
si no confiara implícitamente en ella. —Estaré al final del pasillo todo 
el tiempo. Ian y Holly iban a mantenerlos ocupados mientras yo me 
ocupaba de esto, pero... 
—Pero está ingresada. — dice Jenna, con voz suave. —Por 
supuesto que los vigilaré, Mac. Pero... ¿está bien si nos quedamos 
aquí? 
— ¿No quieres ir a casa conmigo? 
—Sí quiero ir a casa contigo. —inclina su cabeza hacia atrás para 
encontrar mi mirada. —Ese es el problema. Si me voy a casa contigo, 
vamos a hacer algo de lo que podrías arrepentirte. Y ya amo a tus 
chicas. Si vamos ahí y luego te arrepientes, las cosas serán incómodas 
y raras, y probablemente no me dejarás visitarlas. Y realmente me 
gustaría visitarlas, Mac. ¡Son tan dulces! 
Joder. ¿Dónde ha estado toda mi vida? 
— ¿Me estás rechazando por mis chicas, hoyuelos? 
Abre la boca y luego la cierra, aparentemente sin saber cómo 
responder a mi pregunta. Y entonces, pura picardía brilla en sus ojos 
y sale de sus labios. —Obviamente. — dice. — Son princesas piratas 
de hamburguesas de gato. Eso es mejor que ser multimillonario. 
—Culo inteligente. 
—Tú preguntaste. — dice, encogiéndose de hombros. 
—Solo hay un problema con lo que has dicho. — murmuro, 
acercándome aúnmás a ella. 
— ¿Sí? ¿Cuál es? 
Miro por encima del hombro para asegurarme de que seguimos 
solos. Las chicas están tardando un tiempo anormalmente largo en 
encontrar la lima de uñas, lo que significa que probablemente no estén 
tramando nada bueno. Pero sé que Ian les oculta toda la mierda 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
peligrosa y sucia, así que sea lo que sea que estén haciendo en su 
habitación, están a salvo. 
—No has dicho que podrías arrepentirte. — la atraigo hacia mis 
brazos. Se deja caer en mí, su suave cuerpo choca con mi pecho. Y 
joder. Se siente aún mejor en mis brazos de lo que pensaba. Lo cual 
es mucho decir, ya que prácticamente la tenía en mis brazos hace 
media hora. 
Sus manos se posan en mis hombros, sus tetas en mi pecho. Ese 
aroma a algodón de azúcar hace estragos en mis sentidos. Quiero 
saborear esos labios carnosos y el punto de encuentro entre su cuello 
y sus hombros. Y luego más abajo, entre sus piernas. Son tan 
jodidamente sexys. Ella es sexy. No hay un solo punto en ella que no 
encuentre ridículamente atractivo. 
— ¿Te arrepentirías?— Pregunto, mis labios contra su oreja. Y 
aunque no debería hacerlo, no puedo resistirme a probar un poco de 
ella. Mis labios tocan su cuello. Saco la lengua, sintiendo cómo su 
pulso se desboca bajo ella. El que la diseñó era un alquimista, porque 
su piel es la combinación perfecta de salado y dulce. 
—Nunca. — jura, con la voz temblorosa. ¿Porque lo dice en serio? 
¿Porque está excitada? Ambas cosas, creo. 
—Entonces tenemos otro problema, princesa. 
— ¿Qu-qué problema? 
—El de que no me arrepentiría ni un maldito segundo de tenerte 
en mi cama. — gruño. 
—Mac. — susurra. 
— ¿Me quieres? Soy tuyo, Jenna. Te daré exactamente lo que 
necesitas. Pero vengo con dos niñas pequeñas y el caos. Si no estás 
lista para eso, tienes que irte ahora, hoyuelos. — Si no lo hace, ya sé 
que nos vamos a enamorar de ella. Mis hijas la idolatrarán. Ella me 
arruinará para cualquier otra persona. Y me arrancará el corazón del 
puto pecho si decide irse después. 
Echa la cabeza hacia atrás, mirándome con los ojos muy 
abiertos. —Entonces tenemos un tercer problema, Mac. 
— ¿Qué? 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—No quiero irme. — susurra. 
—Joder. — Mis manos se flexionan alrededor de sus caderas, el 
deseo me atraviesa como un vendaval. Tratar de no reclamar esa dulce 
boca aquí y ahora requiere toda mi fuerza de voluntad. Pero no puedo 
dejar que las chicas me vean devorando a esta mujer viva. Si vamos a 
hacer esto, por su bien, tenemos que hacerlo bien. Pasos de bebé. 
Nunca he deseado tanto tomar un atajo en mi vida. 
—Nos quedaremos aquí. — digo. —Puedes entrar en la mierda 
de Ian con las chicas y abrazar a Finn. Una vez que haya terminado 
con esta puta reunión, nos prepararé la cena. Veremos una película 
con los niños. 
— ¿Y luego? 
—Y luego es el turno del rey para jugar con la princesa Jenna. 
Gime en voz baja. 
—No te preocupes, princesa. — le susurro al oído antes de 
morderlo. —Seré amable. Al menos durante un rato. 
—Mac. — dice, mitad gemido de deseo, mitad protesta. 
Aunque me muero por besarla, no lo hago. Aprieto mis labios 
contra su mejilla, la respiro y la suelto. Sigue balanceándose sobre 
sus pies, con los ojos cerrados como si estuviera en otro mundo. Me 
muero de ganas de verla con esa misma mirada después de que haya 
jugado con ella un rato. Si alguna vez ha tenido otro hombre, pienso 
hacer que se olvide de él. Esta atrevida mujer es mía, y no la 
compartiré con nadie, ni siquiera con un recuerdo. 
Espero que esté preparada para mí y mis chicas porque no voy 
a tomar prisioneros. La princesa Jenna va a ser mi reina. Y tengo dos 
armas secretas para ayudarla a caer en mis brazos. 
—Ya estoy deseando que acabe esta puta reunión. — murmuro, 
cruzando hasta el escritorio de Holly y rebuscando hasta encontrar lo 
que necesito. Siempre tiene cosas amontonadas al azar. Dice que lo 
necesita todo, y quizá sea así. Su mente funciona como la de nadie 
más que haya visto. Es buena para mi hermano. Solo espero que ella 
y el bebé estén bien. Si les pasa algo, destruirá todo el mundo de Ian. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Busco un trozo de papel cuadriculado y un bolígrafo y trazo 
rápidamente un mapa, manteniendo los oídos atentos a los pies 
pequeños. Si vuelven a intentar entrar en el armario de Ian, cierro con 
candado la maldita cosa. Una vez encontraron uno de los vibradores 
de Holly. Bella lo estaba usando como un sable de luz. Holly no pudo 
mirarme durante un mes después de que lo confiscase y lo devolviese. 
— ¿Qué estás haciendo?— Jenna pregunta, acercándose a mí. 
—Facilitándote la tarde. — digo, riendo. Una vez que dibujo un 
mapa rudimentario, lo arrugo rápidamente para que parezca más viejo 
y luego lo aliso y lo doblo como un mapa. 
— ¿Nos has dibujado un mapa?— La expresión de Jenna pasa 
de la curiosidad a algo peligrosamente cercano al asombro. Empiezo a 
darme cuenta de por qué Jason nunca me habló de ella. El maldito 
probablemente sabía que no sería capaz de resistirme a ella. Supongo 
que ha estado golpeando a los hombres de ella con un palo durante la 
mayor parte de su vida. 
—Mmhmm. — digo, pasando a su lado. Hay mucho espacio para 
rodearla, pero cuando mi cuerpo roza el suyo, emite un pequeño 
sonido en el fondo de su garganta que me resulta demasiado atractivo. 
Aprieto los dientes como si eso fuera a ayudar a controlar mi reacción 
visceral hacia ella, y luego cruzo hacia el escritorio de Ian. 
No hay nada importante en su cajón. Creo que lo mantiene 
cerrado específicamente para volver locas a mis hijas. Tienen una 
curiosidad insaciable por todas las putas cosas bajo el sol, y rondan 
su mierda sin cesar en busca de tesoros. La culpa es suya por vivir en 
una casa que parece un castillo. Y también por pagarles para que le 
lleven sus cosas. 
Estoy bastante seguro de que gobernaron reinos enteros en una 
vida pasada. O eran mentes maestras criminales. Cualquiera de los 
dos es igualmente posible. 
Busco la llave bajo el borde del escritorio y Jenna se ríe de alegría 
cuando la saco. Tardo dos segundos en meter el mapa en el cajón y 
volver a cerrarlo. Me meto la llave en el bolsillo por si acaso deciden 
desistir e ir a buscarlo. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Puede que sus pequeñas aventuras sobrepasen los límites de lo 
aceptable para dos niñas, pero eso me importa un demonio. Quiero 
que sigan su corazón, sean valientes y busquen la aventura. Quiero 
que conozcan la emoción del triunfo y lo bien que sienta seguir las 
cosas hasta el final. Quiero que sepan lo mucho que son capaces de 
hacer cuando lo intentan. 
Son delicadas, adorables y las protegeré con mi vida. Pero 
también son valientes, atrevidas y están llenas de vida. Nadie puede 
opacar su brillo ni tratar de hacerlas encajar en una pequeña caja. 
Mis hijas pueden ser quienes quieran ser en la vida. Dejaré que se 
metan en la mierda de Ian todos los días si eso les enseña que no 
pertenecen a una caja. No estoy criando niñas obedientes. Estoy 
criando futuras mujeres. Estoy criando guerreras. 
—Realmente estás envuelto en sus dedos. — dice Jenna, 
sonriendo ampliamente. 
No le digo que también pienso enredarme en los suyos. 
Tampoco le digo a dónde lleva el mapa. Lo descubrirá pronto. 
—Iré a buscar a mis hijas ladronas. — digo, estirando la mano 
para tocar su mejilla. —Pueden ir a cualquier parte de la casa excepto 
al gimnasio y a la piscina. — Saco el monitor de Finn de mi bolsillo y 
se lo tiendo. —Las chicas pueden enseñarte dónde está la guardería. 
Todas las cosas de Finn están ahí. Puede que no se levante antes de 
que termine. Acaba de caer antes de que llegaras. 
—Estaremos bien. — promete. —Solía hacer de niñera todo el 
tiempo. Puedo encargarme de los tres. 
—Estaré en el estudio de abajo si necesitas ayuda. 
—Ve. — dice, negando.Aunque sonríe, así que no creo que esté 
demasiado molesta con todas mis instrucciones. —Vamos a entrar en 
el cajón de Ian y luego veremos a dónde nos lleva este mapa. 
—Diviértete, hoyuelos. 
—Siempre, mandón. 
Joder, no puedo esperar a que se enamore de mí. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 5 
JENNA 
 
O el escritorio de Ian necesita una cerradura mejor o las tres 
somos expertas en abrir cerraduras, porque tardamos diez minutos en 
abrirlo con la lima de uñas. Y la mayor parte de esos diez minutos los 
pasamos discutiendo sobre cómo abrir la cerradura. Me encanta lo 
testarudas que son estas chicas. Son tan independientes e 
inteligentes. Se olvidan de sus discusiones cuando la cerradura se 
libera y el cajón se abre. 
— ¡Oh, caramelos!— dice Bella, metiendo la mano para coger un 
puñado de bombones envueltos individualmente. 
—No demasiados, dulce niña. — murmuro. —Tu papi nos va a 
preparar la cena esta noche. 
— ¡Yuck! — dice Isla, estremeciéndose. 
— ¿No sabe cocinar? 
—Sabe cocinar. — dice Bella. —Pero no creo que deba cocinar, 
princesa Jenna. 
—Nunca sabe muy bien. — susurra Isla. 
—Pero le decimos que sí. — Bella se mete un chocolate en la 
boca. —Lo hace sentirse feliz. 
Isla asiente, metiendo la mano en el cajón. Es más exigente que 
su hermana. Busca entre las ofertas y coge dos pequeñas tazas de 
mantequilla de maní. Duda un segundo y luego toma también una 
moneda de chocolate. Cuando sus ojos se cruzan con los míos, sé que 
está preocupada por si se pasa con el tercer trozo. 
—Excelentes elecciones, princesa Isla. — digo, haciendo ademán 
de mirar los dulces. O bien Ian es muy goloso, o bien se encarga de 
abastecer a las niñas. Lo cual es adorable. Aún no lo he conocido y ya 
siento que sé mucho sobre él. Es un gran tío. — ¿Cuál debería elegir? 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Todos. — dice Bella, riéndose alrededor de un bocado de 
chocolate. 
—A mí me gusta la mantequilla de maní. — dice Isla. 
—A mí también. Creo que tomaré uno de esos. — digo, 
extendiendo la mano para coger uno del cajón. También tomo un trozo 
de chocolate con menta y una moneda de chocolate. —Probablemente 
deberíamos tomar solo tres cada una. ¿Qué te parece, Bella? 
Me mira a través de las pestañas, mientras desenvuelve su 
segundo chocolate. 
—No queremos llenarnos demasiado. 
Pone mala cara durante un segundo y luego deja caer de mala 
gana su puñado de caramelos en el cajón. Su mirada se posa en el 
mapa que Mac hizo para nosotros y se vuelve adorablemente amplia. 
—Princesa Jenna. — respira asombrada. — ¡Creo que hemos 
encontrado tu mapa! 
— ¡Déjame ver!— grita Isla. 
—Creo que tienes razón. — digo, sacando el mapa del cajón. No 
sé si las chicas están más emocionadas o si lo estoy yo. Bella baila de 
puntillas, olvidando el caramelo mientras espera que lo despliegue. 
Isla se inclina hacia mí, con los ojos tan abiertos como los de Bella. 
Me muero por saber a qué aventura nos envía Mac y a dónde nos lleva. 
El mapa que ha dibujado es sencillo, pero está claro que es un 
mapa. Incluso ha escrito mapa del tesoro en la parte superior y ha 
marcado con una X el lugar al que tenemos que ir. Mi corazón 
revolotea, una parte de él ondea una bandera blanca de rendición 
mientras se desliza dentro de él como si perteneciera a ese lugar. Creo 
que sí. Apenas lo conozco y ya me estoy enamorando de él. Es tan 
bueno con sus chicas, y tan dulce conmigo. 
Por millonésima vez, me encuentro tratando de entender por qué 
Marion le hizo lo que le hizo. No puedo imaginarme que él haya hecho 
algo para merecer esa clase de traición. Tampoco a Ian, por cierto. 
Sean cuales sean sus razones, estaba equivocada. 
— ¡Deberíamos seguir el mapa, princesa Jenna!— dice Bella, 
todavía bailando de puntillas. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Deberíamos. — estoy de acuerdo. — ¿Tiene su espada, 
princesa Bella? Deberíamos llevarla con nosotros por si la 
necesitamos. 
Pasa bailando por delante de mí y corre por la habitación, 
recogiendo su espada del suelo donde la dejó. —La tengo. 
— ¿Estás lista, princesa Isla? 
Isla asiente. 
—Toma. — le digo, tendiéndole el mapa. —Puedes ser la lectora 
del mapa. 
—No sé leer un mapa. — dice. 
—Oh, no pasa nada. Es un mapa fácil. ¿Lo ves aquí?— Señalo el 
punto del mapa que indica esta habitación. —Aquí es donde estamos 
ahora. Y aquí — digo, señalando la X— es donde vamos. No está muy 
lejos. 
Sonríe, haciéndome saber que tiene esto bajo control. 
Cierro el cajón y agarro el monitor de bebé. —Dirige el camino, 
princesa Isla. Princesa Bella, quédate cerca por si tenemos que luchar 
contra algún duende por el camino. 
Se ríe y salta hacia la puerta antes de asomar la cabeza. —Hasta 
aquí todo bien. — dice, haciendo un gesto para que nos demos prisa. 
Cruzamos hacia ella y luego Isla toma la delantera. El mapa de 
Mac nos lleva hacia las escaleras y luego alrededor de la otra ala de la 
mansión. Al igual que el ala principal, las habitaciones son preciosas. 
Una de ellas está decorada para las niñas, con una sala de juegos al 
lado. Hay juguetes esparcidos de un extremo a otro y estanterías 
llenas de libros. Sonrío cuando lo veo. Aunque hay juguetes por todo 
el suelo, los libros están ordenados en sus estantes, como si las niñas 
los cuidaran mucho. 
El mapa nos lleva a un dormitorio al final del pasillo. 
Sé inmediatamente que es la habitación de Mac. Huele como él, 
relajante y sexy al mismo tiempo. Los muebles son de madera oscura, 
masculinos y elegantes a la vez. La cama es una enorme cama con 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
dosel, con cada poste y el cabecero ornamentados. Es preciosa. Hay 
una pequeña caja en el centro. 
—Esta es la habitación de papi. — dice Isla. 
— ¡Mira!— Bella deja caer su espada y se dirige hacia la cama. 
Es demasiado alta para que pueda alcanzarla, así que se sube al banco 
que hay a los pies de la cama y luego se encarama a ella. 
Isla va dos pasos detrás de ella, ambas emocionadas por ver lo 
que les ha dejado. 
Me quedo cerca de la puerta, sin saber si debería estar en su 
habitación o no. Observo a las niñas y sonrío por lo dulces que son. Y 
por lo dulce que es Mac con ellas. Aunque tenía una reunión 
importante, les dibujó a sus hijas un mapa del tesoro y les dejó algo 
para que lo descubrieran al final. Mis ovarios se desmayan. 
—Oh. — susurra Isla, mirando dentro de la caja cuando Bella 
levanta la tapa. 
—Ohhh. — dice Bella, lanzando la parte superior de la caja por 
la mitad de la habitación en su excitación. 
Ella e Isla meten la mano en la caja al mismo tiempo y sacan dos 
pequeñas bolas de nieve. Las bases de oro y plata tienen la forma de 
una hebilla de cinturón del viejo oeste con joyas de color turquesa. 
Cada una tiene un caballo de plata en su interior. Está sobre sus patas 
traseras, dando zarpazos al aire. Los copos blancos de nieve se 
arremolinan a su alrededor. Son lo suficientemente pequeños como 
para que cada una de las niñas los sostenga en la palma de una mano, 
pero son hermosos. 
—Es tan bonito. — susurra Bella, mirando fascinada cómo la 
nieve se arremolina alrededor del caballo en el suyo. 
— ¿Crees que podemos quedarnos con ellos?— pregunta Isla, 
mirando hacia mí con ojos amplios y esperanzados. 
—Puede ser. — digo, dando zancadas hacia la cama, esperando 
que haya dejado una nota. Hay un pequeño trozo de papel roto en el 
fondo de la caja. Lo saco y lo desdoblo. 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
El hogar está donde está el corazón, princesa Jenna. Espero que nos dejes un 
trozo del tuyo a mí y a las niñas. 
XX, Mac. 
PD: Recuérdale a Bella que tenga cuidado con su tesoro o lo romperá. 
 
Oh, vaya. Trago con fuerza mientras leo su nota, con las 
emociones a flor de piel. Este hombre va a cambiar mi vida, ya lo sé. 
Si esto es lo que se siente al ser seducida por un padre soltero, no creo 
que quieraque termine. Es muy bueno en eso. 
— ¿Qué dice, princesa Jenna?— Isla pregunta. 
— ¿Es del rey duende? 
—Es de tu padre, el rey Mac. — digo, doblando la nota y 
metiéndola en el bolsillo. —Dice que intentó conseguir mi mapa del 
rey duende, pero que el rey duende huyó con él. Pero dejó este tesoro. 
El rey Mac quiere que ustedes dos lo mantengan a salvo. 
—Genial. — susurra Bella, agitando de nuevo la suya para que 
nieve. 
—Qué genial. — coincide Isla, haciéndome sonreír. —Deberías 
quedarte aquí, princesa Jenna. 
—Sí. — coincide Bella. —Puedes vivir con nosotros desde que el 
malvado rey duende huyó con tu mapa. Apuesto a que mi papi te 
dejaría quedarte. 
— ¿Sí?— Sonrío, sin poder evitarlo. — ¿Eso crees? 
—Sí. — dice Bella, agitando de nuevo su bola de nieve. 
—Podemos preguntarle por ti. — dice Isla, con voz suave. 
Si realmente quiere que deje un trozo de mi corazón aquí con él 
y las chicas, ni siquiera va a tener que esforzarse mucho para 
conseguirlo. Porque ya estoy enamorada de sus chicas... y 
enamorándome rápidamente de él. 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
 
— ¡Papi!— grita Bella, agitando el brazo cuando Mac entra en la 
cocina una hora y media después. La harina se le cae encima desde 
donde la tiene en las manos. — ¡Te vamos a hacer la cena esta noche! 
—Por lo que veo. — murmura, con su mirada recorriendo a las 
tres. 
Finn está en su trona, golpeando sus Cheerios con un martillo 
de juguete. Es un niño adorable con un solo diente delantero y las 
mejillas más redondas. Si estaba nervioso por ver a una extraña en 
lugar de a su mamá después de la siesta, no lo demostró. Levantó los 
brazos y dejó que lo cogiera en brazos. 
Desde entonces hemos estado en la cocina, intentando preparar 
la cena para Mac para que no tenga que preocuparse. Las niñas están 
entusiasmadas con la cocina. Aunque no estoy segura de si eso se 
debe a que realmente lo disfrutan o a que realmente no quieren comer 
lo que Mac cocine esta noche. No parecen especialmente emocionadas 
con sus habilidades culinarias. 
Gracias a Dios hay algo que no se le da bien. Estaba empezando 
a pensar que era demasiado perfecto. Por desgracia, es humano como 
el resto de nosotros. No me quejo. Creo que es adorable que sea un 
terrible cocinero. 
—Pensé que estaba cocinando para las princesas esta noche. — 
dice. 
— ¿Después de intentar rescatar mi mapa del rey duende por 
mí, y darles a las chicas un tesoro para que lo guarden? De ninguna 
manera. — digo, sonriéndole. —Eres nuestro héroe, así que esta noche 
cocinaremos nosotros. 
—Héroe, ¿eh?— Se pasea hacia nosotras y se detiene para frotar 
su mano por la cabeza de Finn. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Finn le da una sonrisa babeante y luego vuelve a convertir sus 
Cheerios en polvo. 
—Creía que los héroes debían recibir besos. — dice, levantando 
a las niñas en cuanto las alcanza. Las levanta de sus improvisados 
taburetes, una en cada brazo. Ellas chillan de risa mientras él les 
planta un gran beso en cada una de sus mejillas cubiertas de harina 
y luego inclina la cabeza a cada lado para que ellas también le besen 
las mejillas. 
—Tienes que recibir besos de la princesa Jenna. — declara Bella 
una vez que la pone a ella y a Isla de pie de nuevo. — ¡Ella también es 
una princesa! 
— ¿Sí?— Me mira, con los ojos oscuros y acalorados. 
—Yo... — Trago saliva cuando se acerca a mí, con Bella e Isla 
observando atentamente. 
—Tienes razón. — le murmura a Bella, aunque su mirada no se 
aparta de mi rostro. —La princesa Jenna también debería besar a su 
héroe. 
Oh, Dios. Este hombre va a destrozarme delante de sus gemelas 
y de un niño pequeño, y ni siquiera va a sentirlo. Retiro lo que dije 
antes. No es ridículamente dulce. Es malvado. Y lo sabe. Veo el desafío 
brillando en sus ojos, retándome a decirle que no delante de los 
gemelas. 
Me pongo de puntillas y le doy un gran beso en la mejilla. 
Pero me engaña y gira la cabeza para que mis labios se posen 
sobre los suyos. 
Su lengua me roza el labio inferior y me hace sentir una oleada 
de energía. 
Antes de que pueda procesar el hecho de que me acaba de besar, 
se aleja. 
— ¡Sí, papi!— Bella aplaude. 
Miro rápidamente a Isla, pero ya ha vuelto a amasar la masa de 
la pizza. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
— ¿Qué me van a preparar para cenar, princesas?— pregunta 
Mac, sonando mucho más despreocupado de lo que me siento. Su beso 
ha durado cinco segundos, pero sigo sintiendo sus labios contra los 
míos. 
Cuando encuentro su mirada, me doy cuenta de que él tampoco 
se siente muy casual ahora mismo. Está ardiendo de calor. Y algo que 
no había visto en él hasta este momento. Esperanza. 
—Estamos haciendo pizza. — dice Isla. 
—La princesa Jenna dice que podemos tener la nuestra. — dice 
Bella. —Yo voy a ponerle champiñones a la mía. 
—Disparate. — dice Isla. 
Ian frunce el ceño como si estuviera de acuerdo con su 
apreciación. 
Los dos están locos. Los champiñones son deliciosos. Sobre todo 
en la pizza. 
—Hemos asaltado la cocina. — digo, volviendo a cortar las 
verduras. Como el resto de la casa, la cocina es increíble. Podría vivir 
en ella y morir feliz. —Las chicas querían sorprenderte. 
—Les asusta mi cocina, ¿eh? — pregunta, sonriéndome. —Sé de 
buena fuente que 'no soy muy bueno en la cocina'. 
Bella e Isla sueltan una risita, completamente arrepentidas. 
—No eres muy bueno en la cocina, papi. — dice Isla. 
—Nu-uh. — asiente Bella. 
—Y, sin embargo, ninguno de las dos pasa hambre. — se burla 
él. 
—Eso es porque la tía Holly y la abuela nos dan de comer. 
Mac clava sus dedos suavemente en el costado de Bella, 
haciéndola chillar de risa. 
—Hablando de tu abuela. — dice. —Ustedes dos van a pasar la 
noche con ella mañana. 
—No es su fin de semana. — le recuerda Isla. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Lo sé, pero tengo algo importante que hacer. 
— ¿Más trabajo?— Bella hace un puchero con el labio inferior, 
claramente no está encantada con esto. 
—No, Poppet. No más trabajo. Voy a llevar a una bonita princesa 
a una cita. Si quiere venir conmigo. 
No estoy segura de quién tiene los ojos más abiertos, si los míos 
o los suyos. Sin embargo, mi corazón está definitivamente alojado en 
mi garganta. Lo siento latir ahí. 
— ¿Les parece bien a las dos?— pregunta Mac, observando a las 
chicas con atención. 
— ¿Es la princesa Jenna?— Bella exige saber. 
No parece reacia a la idea, lo cual es un alivio. Bueno, lo es 
siempre y cuando esté hablando de mí. Si no lo hace, me va a romper 
el corazón. Incluso pensar en él mirando a otra mujer me hace querer 
llorar. 
—Es la princesa Jenna. — confirma, calmando los temores de 
ambas. 
— ¿Vas a besarla de nuevo? 
—Sí, si ella me deja. 
Bella me mira como preguntando si voy a dejar que me bese. 
Me encojo de hombros con impotencia, sin saber cómo responder 
a la pregunta de sus ojos. ¿Quiero que me bese de nuevo? Dios, sí. 
¿Quiero molestar a Bella o a Isla? Jamás. No quiero que piensen 
nunca que intento quitarles a su padre o que intento sustituir a 
Marion. 
— ¿Te vas a casar con ella?— Bella me mira. —Deberías casarte 
con mi papi, princesa Jenna. Entonces serías una reina en lugar de 
una princesa, ¡y podríamos tener fiestas de pijamas! 
—Um... — miro a Mac, con los ojos muy abiertos. 
—Un paso a la vez, Poppet. — dice, con humor en su mirada. 
—Bueno. — dice, pensando en su petición. — ¿Pueden ser pasos 
rápidos entonces? 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Ya veremos. — dice Mac. Puedo sentir sus ojos sobre mí. Me 
está haciendo cosas que definitivamente no debería hacer en este 
momento. Él también lo sabe. Su mirada me atraviesa como el fuego. 
Realmente no juega limpio en absoluto. 
— ¿Qué piensas, Isla?— pregunta Mac. Hasta ahora, no ha dicho 
nada, lo que me preocupa. Creía que se había acercado a mí. Pero tal 
vez esto es demasiado, demasiado

Más contenidos de este tema