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«Hay sanidad y esperanza en este libro para toda aquella persona que haya sido dañada por un padre egoísta. Con toda seguridad, Dios usará este libro grandemente». —STEPHEN ARTERBURN Fundador, New Life Ministries [Ministerios Nueva Vida] «Como líder de un ministerio para mujeres, he visto de primera mano el efecto que tiene en la vida de una mujer cuando la relación con su padre es dañada porque éste no “estuvo allí”. Ya sea que una mujer experimente la pérdida de su padre debido a la muerte, el divorcio, la ausencia emocional, el abandono o cualquier otra razón, el efecto en su vida puede ser devastador. Usando la sabiduría bíblica y la experiencia, Norman Wright ofrece esperanza y ayuda a esas mujeres que tienen un vacío en su corazón llamado papá.Creo que casi toda mujer podrá identificarse con las historias que se comparten en este libro y encontrarán aliento en su viaje hacia la sanidad y la integridad». —JANE HANSEN Presidenta/Ejecutiva, Aglow International Un vacío LLAMADO PAPÁ H.NORMAN WRIGHT Editorial Betania es una división de Grupo Nelson © 2006 por Grupo Nelson Una división de Thomas Nelson, Inc. Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América www.gruponelson.com Título en inglés: A DadShaped Hole in My Heart © 2005 por H. Norman Wright Publicado por Bethany House Publishers Una división de Baker Publishing Group Grand Rapids, Michigan, 49516, EUA. A menos que se señale lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera 1960 ©1960 Sociedades Bíblicas Unidas en América Latina. Usadas con permiso. Reservados todos los derechos. ISBN-10: 0-88113-074-5 ISBN-13: 978-0-88113-074 Traducción: Carla Dongo Palacios Tipografía: Grupo Nivel Uno, Inc. Diseño de la portada: studiogearbox.com Imagen de la portada: Meredith Heuwer / Photonica Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la debida autorización por escrito de la editorial. Impreso en Estados Unidos de América CONTENIDO Introducción Capítulo 1 Problemas del corazón Capítulo 2 La perspectiva de un padre Capítulo 3 Recuerdos de papá Capítulo 4 Hijas sin padre Capítulo 5 Hijas del divorcio Capítulo 6 Mi papá murió Capítulo 7 Aflicción por los padres ausentes Capítulo 8 No estoy negando nada… ¿ o sí? Capítulo 9 Cambia tu relación con tu papá Capítulo 10 Dale tu mente a Dios Capítulo 11 ¿Fácil? ¡No! ¿Redentor? ¡Sí! Capítulo 12 ¿Quiénes tu verdadero Padre? Epílogo Acerca del autor Notas INTRODUCCIÓN Tu padre le dio forma a la persona que eres hoy. Él sigue influyendo en ti. Puede que haya sido una parte central de tu vida, o que haya estado ausente. Podría existir sólo en tu mente o puede que hables con él todos los días. Puede que estés buscándolo, o a su sustituto, en otros hombres. Pese a tu edad, es importante que entiendas la influencia de tu padre en tu vida. Según como lo veo, tomar este libro es un acto de valor de tu parte. Ya sea debido a problemas del corazón con tu propio padre, o a conflictos que alguien por quien te preocupas enfrenta con el suyo, tú estás buscando respuestas, y sé que eso puede ser un proceso potencialmente atemorizante y doloroso. Abrir viejas heridas y limpiarlas no es nada divertido. Pero este libro está diseñado para ofrecerte todo lo que necesitas para hallar sanidad y un nuevo comienzo con Dios. No estás sola. Muchas personas luchan con problemas —tanto físicos como emocionales— que se relacionan directamente con su vínculo con su padre terrenal. En esta obra leerás testimonios de otras mujeres que han experimentado muchos de los sufrimientos que tienes y que todavía padecen con la decepción de una relación fracasada con su padre. También oirás de algunas victorias ganadas sobre sus situaciones emocionalmente aplastantes. Tendrás la oportunidad de abrirte paso a través de tus propios problemas particulares en los ejercicios que se brindan en algunos de los capítulos. Recomiendo que te tomes el tiempo para considerar cuidadosamente y luego poner en palabras tus experiencias de carácter único. Te asombrarás de lo útil que es articular tus sentimientos y poner en práctica algunas de las sugerencias que siguen. Si no pasas por encima de estos ejercicios de gran ayuda, sé que tu sanidad se dará con mucha mayor rapidez. Como terapeuta cristiano he presenciado la destrucción que viene como resultado de las relaciones humanas fracasadas. Esta es la razón por la que escribí este libro. Quiero verte a ti y a muchas otras personas como tú liberadas del dolor de todo aquello. A lo largo de los años he llegado a comprender lo importante que es estar dispuestos a enfrentar las cosas que ni siquiera queremos admitir que están en nosotros. Quiero ayudarte a entender el impacto que tu papá tuvo en tu vida (bueno o malo) y mostrarte cómo las experiencias que tuviste con él influyen en algunas de las elecciones que haces como adulta. Incluso la manera en que ves la vida es en gran parte el resultado de las interacciones y experiencias en tu familia. En mi práctica como consejero también he tenido la oportunidad de observar cómo Dios, nuestro Padre celestial, ha tocado el corazón de cada persona que tuvo el valor suficiente para enfrentar su dolor. Lo he visto restaurar lo que parecía una situación imposible con Su poder y gracia especiales. E incluso cuando la relación entre la mujer y su padre no pudo restaurarse, he visto a Dios satisfacer las necesidades más profundas de ella y sanar el dolor en su corazón de una manera que ella jamás habría podido prever. Algunas veces, es una batalla larga y solitaria que tienes que librar. Pero no pierdas las esperanzas. Puedes encontrar una vida mejor a pesar de todos y cada uno de los problemas que tal vez tu padre terrenal te haya ocasionado en la vida. La clave está en descubrir que todo el tiempo tu Padre celestial estuvo al tanto de ti y anhelando reemplazar lo que se había perdido. Nunca es demasiado tarde. Una nueva vida te llama más allá del dolor que sientes hoy. No dejes que tus decepciones pasadas echen a perder el resto de tu vida. Espero que los siguientes capítulos no sólo te permitan dar un vistazo a los tipos de problemas que pueden surgir cuando tu padre terrenal te falla, sino que también te den una ayuda concreta para vencerlos. La buena noticia es que no hay dolor o decepción que pueda derrotarnos si ponemos nuestra confianza en alguien más que es perfecto y que nos ama de manera incondicional: nuestro Padre celestial. Mi oración genuina por este libro es que te lleve a Él. CAPÍTULO 1 PROBLEMAS DEL CORAZÓN Me gustaría comenzar este primer capítulo con la historia de June. De muchas maneras, la misma refleja el lamento de incontables hijas como tú, que luchan con los efectos de un papá que no estuvo presente para ayudarlas. Año tras año gimen: Papito, ¿dónde estás? ¿Quiéneres? Mi hijo nació hace cinco años. Es un niño saludable y lleno de energía. Al menos, parecía estarlo al momento de su nacimiento. Pero unos días después descubrimos que tenía un defecto. No era visible. Nadie podía verlo. Pero estaba allí, y era grave. Tenía un «vacío» en el corazón, es decir, una comunicación interventricular congénita. Así ació. Como a la semana luego de descubrirlo, los doctores le abrieron el pecho y repararon ese vacío en su corazoncito. Así que pudo continuar con su vida de manera normal. Ni siquiera está consciente de que alguna vez tuvo un vacío en su corazón. Desearía poder decir lo mismo. Mi hijo y yo nos parecemos. Ambos tuvimos vacíos en nuestro corazón. Él nació así y su corazón fue reparado. Yo no nacícon un vacío en el corazón, pero a lo largo de los años de mi niñez el vacío se creó y creció más jun junto conmigo. No ha sido reparado, aun cuando lo he intentado. Este vacío tiene una forma diferente al de mi hijo. El vacío en mi corazón tiene la forma de mi padre. La cirugía física no reparara ese vacío. Se requeriría de algo así como cirugía o sanidad emocional para que cerrara lentamente. No estoy segura de cómo voy en el proceso. Estoy confundida. ¿Acaso depende de cómo mi padre entra en mi vida y de alguna manera deshace lo que hizo o hace lo que no hizo hace años? Sólo quiero un corazón completo. Qué malo que no haya transplantes de corazón para este tipo de desorden. Hay muchas hijas que andan con un vacío en su corazón con la forma de su padre. Les falta algo que debieron haber recibido de él. O él les respondió de maneras que fueron mucho más allá de lo que cualquier hija debió haber soportado. O simplemente desapareció un día de sus vidas y no volvió a aparecer. Cualquiera de esas experiencias puede crear un vacío que aparentemente no puede ser llenado por ninguna otra cosa. Si crees que estás sola, que tu dolor es único para ti y tu familia, espero que este libro te muestre que no es así. Escucha a otras hijas adultas compartiendo cómo sus papás influyeron en ellas —algunas veces de manera positiva, y otras de manera negativa— más allá de sus años infantiles. Mi relación con mi padre fue incompleta, controlada, confusa y triste. Era un hombre inteligente, divertido, profundo y de personalidad agradable cuando estaba sobrio, y una caricatura de hombre explosivo, impredecible, maltratador, iracundo, patético y destructivo cuando tomaba, lo cual se hizo más frecuente con el pasar del tiempo. Mi padre y yo siempre hemos tenido una buena relación. Siempre ha mantenido estándares elevados, pero estos nunca han sido irrazonables. Yo sostengo esos mismos estándares hoy: las expectativas de que las personas siempre deben tratar de hacer lo mejor que puedan, ser amables, comportarse y hacerse de un porvenir pero, además, no dejar que la ambición se interponga en la felicidad. Puedo hablar con mi padre acerca de cualquier cosa y sentirme muy cómoda pidiéndole su consejo sobre cosas relacionadas con las finanzas, la política y la vida en general. Nos hemos acercado más a medida que me hice mayor porque compartimos el mismo amor por la historia y la buena conversación sobre cosas importantes, además que ambos crecimos espiritualmente a lo largo de los últimos cinco a diez años. Nunca he sentido que nuestra relación en general sea mala, aunque por supuesto hubo veces cuando puede que no hayamos estado de acuerdo, como en cualquier relación padrehija. Mi padre no estuvo conmigo desde el punto de vista emocional. No recuerdo haber tratado alguna vez con él acerca de luchas o problemas, o haber buscado su consejo. Recuerdo que le pedí su consejo acerca de un novio una vez cuando estaba en la Universidad. Tomé la decisión de ofrecerle la oportunidad de aconsejarme porque pensé que tal vez no me había dado consejo alguno porque nunca se lo requerí. Recuerdo que me contestó que en realidad no podía responder a la pregunta y que yo tendría que tomar la decisión, porque se trataba de mi vida. (Era evidente que no se sentía cómodo dándome consejos.) No estuvo conmigo para ayudarme con las tareas del colegio o para darme consejo sobre cualquier cosa como elegir cursos, opciones para actividades extracurriculares, posibilidades de carreras, mis intereses o metas en la vida, decisiones morales, opciones para universidades, reparaciones del automóvil, compras para la casa. Aunque me fue bien en la escuela (siempre aparecía en los cuadros de honor con calificaciones A y B) era y soy extremadamente responsable, no recuerdo que mi padre me alabara o reconociera mis logros sino en muy raras ocasiones, y sólo a instancias de mi madre. (Desde un punto de vista positivo, sé que está orgulloso de mí como adulta, y que me ama. Observo que pregunta acerca de mi vida y está tratando de llegar a conocerme. Estas cosas me conmueven.) Mi padre biológico estuvo presente desde mi nacimiento hasta que cumplí unos seis años y medio. Yo llegué cinco años después de que mis padres perdieran a una hija de dos años de edad. Mi papá me engreía, me llevaba en sus brazos o en sus hombros. Era amable, amoroso, consentidor y, oh, tan fuerte. A mis seis años y medio de edad, mi papá tuvo una crisis nerviosa, y no lo volví a ver sino hasta que cumplí los catorce. Para entonces ya no lo conocía y tenía temor. De hecho, la brecha entre mi padre y yo sigue creciendo a medida que envejecemos. Estoy comenzando a ver cuán irrespetuoso e hiriente puede ser y fue en el pasado con mi mamá. Me está costando reconciliar al papito que amaba cuando niña con el hombre que reconozco en él hoy. Me avergüenzan algunas de las cosas que hace, pero aun así quiero defenderlo hasta la muerte. Es doloroso. Mi padre no «estuvo conmigo». Hasta que cumplí los trece años, él se iba desde temprano en la mañana, después del desayuno, hasta la hora de la cena… mayormente para trabajar. Cuando estaba en casa, se enfrascaba en algún libro o encendía la radio. Los niños estábamos para ser vistos pero no para hacer ruido alguno. Él escuchaba música o las noticias durante las comidas. Luego, el verano en que cumplí trece años, nos dejó a pedido de nuestra mamá. Ella dijo después que no podía aguantar sus críticas y su silencio. Yo me sentí aliviada. Mi hermano se enfureció. Dijo que eso ponía fin a su esperanza de tener un papá como todos los demás. Yo estaba feliz de no tener que fingir que dormía hasta tarde los fines de semana para evitar la ira de él. Cuando me comprometí y llevé a mi novio a conocerlo, papá se negó a estrecharle la mano. Estuvo allí con los brazos cruzados sobre el pecho y le dijo a mi prometido que algunas personas trabajaban, y que aquellos que no podían trabajar eran maestros. Mi novio era maestro. Debido a que mi padre era alcohólico, era casi como tener dos padres. Cuando estaba sobrio, era amoroso y divertido. Cuando estaba ebrio yo me convertía en la adulta, ya que él se convertía en el que necesitaba que lo cuidaran. Era una relación maravillosa e íntima. Su amor y respeto por mi madre era el mayor regalo que un hombre le puede dar a su familia. Aunque crecí durante la época de la Depresión, nunca dudé que él cuidaría de mí. Era muy respetado en nuestra comunidad, y yo sentía que era un privilegio ser su hija. Padre, una palabra poderosa. Una palabra positiva para algunos y dolorosa para otros. ¿Qué es un padre? ¿Quiénse supone que sea, y qué se supone que deba hacer? Algunas veces, en mi práctica como consejero he escuchado a mujeres describir lo que desearían que sus padres fueran o hubiesen sido, y mi única respuesta es: «Eso no existe en ninguna parte». Sonaba como superpadre, que podía saltar de un edificio a otro. Algunas personas crean padres a la imagen de lo que quieren que sea en vez de lo que alguna vez podría ser. A menudo también hacemos esto con Dios, nuestro Padre celestial. Al trabajar con esas personas que sufren y padecen traumas, a menudo se me abre una ventana para mirar a través de la teología de ellas. Lo que creemos acerca de Dios realmente pasa al frente cuando estamos sufriendo. Y lo que escucho muy a menudo es lo que estas personas desearían que Dios fuera en vez de quién es según las Escrituras. Pero no podemos crear a Dios a la imagen de lo que queremos que sea a fin de satisfacer nuestras necesidades. Él es quien es, ya sea que eso cuente con nuestra aprobación o no. Del mismo modo, algunas mujeresnunca tendrán el padre que quieren, no debido a alguna deficiencia en su papá sino a que lo que desean es algo irrealista e inalcanzable. Para otras, lo que quieren es algo razonable, y sería más saludable para su papá si él fuera así. Pero algunos padres enfrentan retos emocionales o de desarrollo tan grandes que tomaría años de trabajo —tal vez incluso terapia— para que su sanidad llegara a ocurrir. Sólo entonces podría su hija esperar ver el cambio que preferiría en su relación padrehija. The Wonder of Girls: Understanding the Hidden Nature of Our Daughters [La maravilla de las muchachas: Entienda la naturaleza oculta de nuestras hijas] por Michael Gurian,1es uno de los mejores libros que he visto sobre este tema. De una manera muy sucinta, el autor describe el impacto de un padre sobre su hija. Dice: El padre que es sincero con su hija en cuanto a sus propias fallas se convierte en su confidente. El padre que permanece estoico se convierte en un enigma que ella tiene que resolver. El padre que se distancia demasiado de su hija se convierte en una carga que ella lleva por la vida. Si el padre siempre encuentra tiempo para abrazar a su hija, escucharla, lanzarla al aire, bailar con ella, correr a su lado, prepararla, consolarla y protegerla, le dará el mejor regalo de la vida con que fue equipado para dar. Si el padre no se inhibe, y le enseña a su hija las habilidades que ella necesita para vivir, comparte un tipo activo de respeto por la variedad en el desarrollo de la muchacha. Si el padre compite con su hija en los juegos, la deja ganar una cantidad razonable de veces, cuando ella es pequeña, le muestra tanto su propia humildad como el potencial que ella tiene. Y cuando el padre ayuda a la hija a entrar en el mundo de la sexualidad, el romance y luego el matrimonio, el hombre se convierte en más que un brazo del cual caminar hacia el altar: se convierte en la mente de su hija, en alguien intrépido… Cómo lo vi Es probable que entiendas el impacto que tu padre tuvo sobre ti si puedes recordar cómo lo veías en diferentes etapas de tu niñez. ¿Recuerdas lo que pensabas y sentías acerca de tu padre en las siguientes edades? 3 años __________________________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________________________________ 6 años __________________________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________________________________ 9 años __________________________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________________________________ 12 años ________________________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________________________________ He visto a una serie de personas y amigos a lo largo de los años con una variedad de problemas del corazón. Algunos tienen irregularidades en sus latidos; otros tienen latidos demasiado rápidos. En algunos casos el problema puede corregirse con medicamentos, pero algunas veces se debe colocar un marcapasos. He sabido que otras personas que experimentaron fallas y presión en el corazón debido a arterias bloqueadas. Un amigo que experimentó todas las señales clásicas de un ataque cardíaco finalmente fue a su doctor para descubrir que era un milagro que siguiera caminando, dos de sus arterias estaban bloqueadas al ciento por ciento y otra estaba bloqueada al noventa por ciento. De inmediato fue operado del corazón para recibir un puente quíntuple. Algunas personas han tenido que recibir un transplante completo de corazón para continuar viviendo. PROBLEMAS CARDIOVASCULARES COMUNES EN LAS HIJAS Así como nuestra bomba física, llamada corazón, puede tener numerosos problemas que los doctores tienen que corregir, nuestras vidas emocionales pueden sufrir de diversos males del corazón que surgen debido a nuestras relaciones defectuosas. 1. El corazón magullado. Una hija con un corazón dolorido se siente aplastada. Siente que nunca puede ser lo suficientemente buena como para vivir a la altura de las expectativas de quienes la rodean, en especial su padre. La mayor parte del tiempo se siente avergonzada, temerosa e insegura. Duele demasiado intentarlo, así que el temor de cometer un error o de perder la hace renuente a entrar de lleno en la vida. Vive en estado de supervivencia creyendo que: «Tengo que cuidarme porque nadie más me cuidará. Y si dicen que lo harán, no puedo depender de ellos». Retirarse es una manera de protegerse y de eliminar la posibilidad de ser herida. A menudo es muy sensible, y a veces la decepción y la desesperanza son sus compañeras. Una mujer llegó a tener el corazón magullado porque no recibió aprobación, validación, suficiente atención ni apoyo de las personas importantes en su vida. O porque su padre no supo cómo darle eso, lo hizo condicional, no estuvo presente o decidió no dárselo. Y estos cuatro elementos cruciales (aprobación, validación, atención, y apoyo), se vuelven como una búsqueda para tal hija. A menudo, la manera en que ella va por la vida tratando de encontrarlos no es saludable, creándole otros problemas, o auto saboteando sus propios esfuerzos. Lo que me gustaría que sepas desde el inicio de esta obra es que hay esperanza para el vacío del corazón. Jesucristo es y tiene la respuesta para un corazón dolorido, por cuanto Él es «manso y humilde de corazón» (Mateo 11.29). Un profeta dijo de Jesús: «La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará» (Mateo 12.20). Él quiere que las hijas doloridas recuerden: Está bien si no todo es bueno. Puedes estar bien incluso si tu padre no lo estuvo. Hay un Dios que está allí y que proveerá para ti. Él sí se preocupa y sí sana los corazones magullados. 2. El corazón emprendedor. Hay un problema del corazón que a primera vista no parece serlo. Le pertenece a la hija que se exige para ser la mejor en lo que haga. El temor al fracaso y a la decepción es su fuerza impulsora. Para algunas es un mensaje a su padre: «Te voy a enseñar. Puedo tener éxito. Puedo ser la mejor. No me diste lo que necesitaba, así que lo voy a conseguir por mí misma». Y para añadir a los sentimientos de ineptitud, es selectiva en su búsqueda de aprobación. A menudo, busca sólo a aquellos con posición, que puedan validar lo bien que le va. ¿Qué impulsa a una hija así? La duda. Los sentimientos de ineptitud. El síndrome de «no estoy a la altura a los ojos de mi papá». Ella invierte su identidad en lo bien que se desempeña, con una idea que resuena en su cabeza: «Puedo hacerlo y lo haré». Por desdicha, este corazón continuamente tiene que hacer más y desempeñarse mejor para ser valorado. HAY ESPERANZA PARA EL CORAZÓN CON UN VACÍO EN SU INTERIOR. Jesús dirá: No es necesario. Él te valora por lo que eres. Esto no se basa en tu rendimiento. Dios no te ama por lo que haces. No puedes desempeñarte lo suficientemente bien en nada para ganarte Su amor. Dios quiere que digas y te habilita para que lo afirmes: «Está bien que no sea perfecta. Dios me ve perfecta en Cristo. No tengo que probarle nada a mi padre. Él no es el juez final para determinar mi valor». 3. El corazón endurecido. He visto corazones que son duros, como el concreto. Este problema es una clara señal de una tremenda herida en la relación padrehija. En este caso, la hija ha sidoherida tanto por la vida que se cierra emocionalmente y se desarraiga de su corazón. Ella piensa: Si sientes, sufres, así que bloquea los sentimientos, tápalos. La única emoción que se permite sentir es ira, y la exterioriza con bastante fuerza. A menudo, la aprobación y la protección que quería cuando niña nunca llega, y esa decepción produce la herida en ella. Pero esta hija puede aprender que las decepciones son parte de la vida. Dios es el autor de los sentimientos, y es bueno experimentar toda la gama de emociones. Dios está allí para ayudarnos en cualesquiera que sean nuestros sentimientos. En vez de taparlos, ella tiene que llegar a un acuerdo con lo que sucedió y aceptar su dolor como una respuesta legítima a su experiencia. Sólo entonces puede comenzar a sanar y a sentir que su corazón se suaviza. 4. El corazón adicto es otro de los que sufre. Es un corazón que se pega a las personas, actividades, sustancias, comida y cualquier cosa que cubra el dolor interior. Todo se hace en exceso a fin de cubrir las decepciones de la vida. Pero por desdicha no funciona. Es un sustituto que no está a la altura de sus promesas. Los sufrimientos y el vacío siguen allí. Es un intento fallido por lidiar con el asunto. Es un escape que lleva de vuelta a la prisión. El sentimiento de necesidad sólo puede satisfacerse cuando el amor y el mensaje de Jesús —«Estás bien»— encuentran cabida en el corazón.2 UNA MIRADA BÍBLICA A TU CORAZÓN Tu corazón es extremadamente importante. Seleccionamos gran parte de lo que comemos en base a cómo se ve afectado nuestro corazón. Hacemos ejercicio porque el corazón es uno de los órganos del cuerpo que más se beneficia de este. En las Escrituras, se hace referencia al corazón una y otra vez, pero no se trata del órgano físico. En el idioma hebreo el corazón es el centro del ser y el intelecto. Es con nuestro corazón que sentimos, percibimos y hacemos elecciones morales. Es nuestro corazón el que busca a Dios y le responde. Échale una mirada a cómo la Biblia en el Antiguo Testamento utiliza la palabra. Ya que nuestro corazón es el órgano del «sentimiento», se desespera, sufre, se llena de terror, está triste o alegre. El desaliento es «desanimarse» y la ira hace que el corazón «arda». (Véanse Deuteronomio 28.65; 1 Samuel 2.33; 17.32; 28.5; Nehemías 2.2; Salmos 39.3; 119.11; Proverbios 17.22.) El corazón también es el centro de nuestra vida perceptiva o pensante. Las Escrituras declaran que nuestro corazón sabe cosas, discierne y tiene sabiduría. Es el lugar donde la Palabra de Dios se ha de almacenar para que por medio del entendimiento de lo que Dios quiere, no pequemos contra Él (Deuteronomio 4.39; 8.5; 1 Reyes 3.9; 10.24; Salmo 119.11). Nuestro corazón es el órgano que toma las decisiones morales, y las Escrituras son bastante explícitas en cuanto a eso. Jesús dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15.19, énfasis añadido). Pero al otro lado de la moneda, el corazón puede ser recto, firme y lleno de integridad (Salmos 97.11; 108.1; 1 Reyes 9.4). A todos se nos pide que amemos a Dios con todo nuestro corazón. Este podría ser duro o estar consagrado a Él. Puede no estar arrepentido y ser incrédulo, o ser sincero en su fe (Éxodo 8.32; 2 Crónicas 15.17; 19.3; Job 31.9; Romanos 2.5; Hebreos 10.22). Pero no importa qué tipo de padre tuviste o cuáles fueron tus experiencias con él, eres de tremendo valor, valía e importancia. Considera estas palabras: No eres un accidente. Tu nacimiento no fue un error ni un percance, y tu vida no es una casualidad de la naturaleza… Mucho tiempo antes que fueras concebida por tus padres, lo fuiste en la mente de Dios. Él pensó en ti primero… Él hizo tu cuerpo a la medida, tal y como lo quería. También determinó los talentos naturales que poseerías y el carácter único de tu personalidad… Lo más asombroso, Dios decidió cómo nacerías. Pese a las circunstancias de tu nacimiento o quiénes son tus padres, Dios tuvo un plan al crearte. No importa si fueron buenos, malos o indiferentes. Dios sabía que esas dos personas poseían exactamente la composición genética correcta para crear al «tú» a la medida que pensaba. Ellos tenían el ADN con el que Dios quería hacerte…. Dios nunca hace algo por accidente, ni comete errores, Él tiene una razón para todo lo que crea… Dios estaba pensando en ti aun antes que hiciera el mundo… Esa es la medida del amor de Dios a ti y de cuánto te valora.3 Lee ese párrafo una vez por día, en voz alta, durante un mes. Te sorprenderá la diferencia que hará en tu vida. NUESTRAS HISTORIAS ESPECIALES Al abordar este libro, quería que fuera más que una fuente de información y ayudas. Quería que fuera una oportunidad para que las hijas adultas contaran sus historias. Muchas jamás han compartido sus experiencias a profundidad. Algunas estuvieron vacilantes al respecto, ya que el dolor de sus pérdidas se reactivaba. Para otras, fue una reflexión más positiva, ya que fueron lo suficientemente afortunadas al tener un padre que respondió como tal. Ojalá sus historias te ayuden a echar una mirada de cerca a tu propia experiencia. Tal vez tuviste una buena relación padrehija, o podrías ser como la callada multitud de mujeres que llevan en su corazón un vacío donde debió estar papá. Les pedimos a muchas mujeres por todo el país que completaran un cuestionario de nueve preguntas a fin de recopilar profundas comprensiones de la relación única y tan importante entre una hija y su padre terrenal. Luego de leer estas historias, dedica algún tiempo a reflexionar sobre ellas, y da tus respuestas antes de proceder. Puede que estas sean preguntas que jamás hayas considerado antes, pero ojalá te ayuden a comprenderte a ti misma —y a tu padre— de una manera nueva. He aquí las nueve preguntas que hicimos en la encuesta: 1. ¿Cómo describirías tu relación con tu padre? 2. ¿De qué manera estuvo tu padre contigo? 3. ¿De qué manera estuvo tu padre ausente? 4. Describe cómo ha influido o moldeado tu padre tu vida (ya sea negativa o positivamente). 5. Si tu relación fue pobre, ¿qué has hecho para vencer eso? 6. ¿Qué es lo que más aprecias y lo que menos estimas en la participación de tu padre en tu vida? 7. Si la interacción con tu padre fue nula, ¿cómo llenaste ese vacío? 8. ¿De qué manera ha afectado la relación con tu padre terrenal tu nexo con Dios y Jesús? 9. En este momento, ¿qué te gustaría decirle a tu padre? He aquí las respuestas de dos mujeres: ¿Cómo describiríastu relación con tu padre? «Era controlador, perfeccionista, del tipo militar y, desafortunadamente, alcohólico. Le temía y, sin embargo, quería contar con su aprobación y su amor. Mi hermana, mi madre y yo le teníamos miedo. Por ejemplo, se presentaba en mi habitación con guantes blancos buscando algo sucio, ¡y luego trataba de hacer rebotar una moneda de veinticinco centavos sobre mi cama! Ahora puedo reírme de ello, pero en ese entonces, vivíamos con el alma pendiendo de un hilo. Mi padre, además, abusaba sexualmente de mí. Es difícil poner en palabras la ambivalencia que sentía hacia él. Lo amaba, pero odiaba lo que me estaba haciendo». ¿De qué manera estuvo tu padre ausente? «Estaba emocionalmente ausente, excepto de maneras inapropiadas, queriendo decir, y me preguntaba: “¿Me amas?” y luego: “Dime que me amas. Si me amaras, no saldrías con tus amigos, te quedarías conmigo”. No estaba allí para brindarme seguridad. Y me sentía temerosa de él, especialmente cuando mi hermana y mi mamá no estaban en casa. Mi papá no sabía cómo ofrecer amor ni aceptación incondicional. Todo lo que me daba tenía un precio. Los obsequios de juguetesde peluche eran sobornos, no regalos, y me sentía avergonzada cuando me traía cosas (como un brazalete muy costoso)». Describe cómo ha influido o moldeado tu padre tu vida (ya sea negativa o positivamente). «Negativamente: Yo no tenía concepto alguno de límites saludables, por lo tanto, las relaciones eran malsanas. (No sabía dónde terminaba lo mío y dónde empezaba lo de los demás.) Sólo por la gracia de Dios mi esposo y yo llevamos veintiocho años de casados. Espiritualmente hablando, luché por creer en Dios porque mi padre era maestro de escuela dominical y diácono en nuestra iglesia. Desde el punto de vista emocional, era una persona frágil. Tuve que trabajar duro para vencer muchos temores a lo largo de toda mi vida (temores de ser violada, de estar sola, de rechazo, de abandono). Durante muchos años estuve llena de constante preocupación, siempre alerta, con el alma pendiendo de un hilo. Ahora sé que incluso mi cerebro estaba afectado debido al trauma. Por medio de muchos años de consejería cristiana, Dios pavimentó nuevos senderos en mi cerebro, en vez de permanecer atascada en el temor y la inseguridad. Y la intimidad era otra cosa que necesitaba recibir el toque sanador de Dios. »Positivamente: Sabía que tenía que trabajar duro para sobrevivir en la vida». Si tu relación fue pobre, ¿quéhas hecho para vencer eso? «Me convertí a Cristo a la edad de treinta años, y Dios comenzó un proceso sanador en mi vida (en todos los aspectos…espiritual, emocional, mental, relacional, físico). Luego de años de enfermedad física y depresión, comencé la consejería, y Dios usó lo que el hombre quiso para mal y lo volvió para bien. Lentamente pude enfrentar la verdad de mi pasado, la verdad de Su Palabra, y la verdad de la condición de mi propio corazón. Dios hizo con muchísimo más abundancia lo que yo jamás habría podido imaginar. Él es mi todo en todo, cada aliento que doy, mi agua viva, mi pan diario, mi sanidad y mi gracia sustentadora, el que ama mi alma, el que levanta mi cabeza, y autor y perfeccionador de mi fe. Alabado sea Dios. Todo lo que he experimentado lo he usado para Su gloria y para equiparme y cumplir Su propósito. Ahora soy consejera cristiana, ofreciendo el consuelo que Dios me dio a los demás. Esta es la vida abundante. Cuando mis dos padres batallaron contra el cáncer al mismo tiempo, pude cuidar de ellos y ofrecerlos al amor de Cristo». ¿De qué manera ha afectado la relación con tu padre terrenal tu nexo con Dios y Jesús? «Definitivamente me fue difícil relacionarme con Dios el Padre. Por muchos, muchos años, no me gustó leer el Antiguo Testamento. Pero el amor de Jesús derritió mi corazón, y mientras continuaba sanándome, mi corazón se abrió a mi Padre celestial». En este momento, ¿qué te gustaría decirle a tu padre? «Ély mi mamá murieron hace dos años. Varias veces pude decirle a mi padre antes de su muerte (nos reconciliamos dos años antes de que se le diagnosticara el cáncer), que lo perdonaba así como mi Jesús me perdonó. Oramos juntos y cuidamos de mi mamá. Dios me dio el privilegio de orar con ella y aceptó al Señor, y mi papá me dijo que él ya lo había hecho. Creo que lo hizo. Sé que lo veré en el cielo de la manera en que Dios lo quiso… la manera en que era antes de su estado herido. Si pudiera hablar con él, imagino que le diría: “Desearía que me hubieses podido amar con un amor piadoso, y que me valoraras como una niñita debía serlo. Me habría encantado sentirme segura al sentarme en tus rodillas”». Otra mujer respondió a estas mismas preguntas: ¿Cómo describiríastu relación con tu padre? «De pequeña mi padre me aterraba. A menudo desahogaba su ira sobre mí. Si había tenido un mal día, venía a casa y me golpeaba. También me decía cosas que me herían profundamente: que no valía nada, que era fea, tonta. También abusaba sexualmente de mí, lo cual comenzó cuando era una niñita (mis primeros recuerdos se remontan al kindergarten) y continuó hasta que dejé su casa a los dieciocho años de edad». ¿De qué manera estuvo tu padre contigo? «Mi mente está en blanco en cuanto a eso. Sé que proveía para nosotros, pero cuando cumplí los dieciséis años tenía que alquilar un automóvil si había de usarlo, pagar la gasolina y comprarme mi ropa. También amenazaba con cobrarme la renta, aun cuando él ganaba muy bien. Lo único por lo que puedo darle crédito es que me dijo en qué estaba equivocada y que me enseñó a trabajar duro». ¿De qué manera estuvo tu padre ausente? «No me daba apoyo emocional. No alentaba mi feminidad: ser una mujer cerca de él me dejaba petrificada. Me asusté mucho cuando comencé a menstruar porque creía que el abuso sexual se incrementaría. También tenía miedo que viera que estaba desarrollándome. Me escondía en ropas de tallas más grandes. Llegué a tenerles mucho miedo a los hombres mayores y a lo que ellos me harían. Él nunca me protegió. Cuando le di a entender que el vecino me estaba tocando en lugares indebidos, me dijo que estaba mintiendo. Mi hermano también abusó sexualmente de mí y mi padre no hizo nada por protegerme. Cuando quedé embarazada del vecino, me dijo que abortara, y pagó por ello. Ni él (ni mi madre) hicieron algo cuando sangraba mucho a causa del aborto; simplemente me obligaron a ir a la escuela. No podía hablarles o hacerles saber en modo alguno lo que pensaba. Se me enseñó a no ser una persona, sino a ser sólo lo que ellos querían que yo fuera. Mi padre me controlaba en todo aspecto; siempre que le mostraba de cualquier forma que yo tenía una personalidad más allá de su control, se ponía muy violento, y algunas veces me estrellaba la cabeza contra la chimenea hasta que perdía el conocimiento, o me dejaba cicatrices en el cuerpo con una correa o sus puños». Describe cómo ha influido o moldeado tu padre tu vida (ya sea negativa o positivamente). «Me enseñó a odiarme a mí misma, a odiar a mi cuerpo, a odiar que era mujer y que era su hija. También me enseñó a ser muy promiscua porque esa era la única manera en que me mostraba algún afecto; me decía que me amaba cuando quería contacto sexual conmigo. Me enseñó a tener miedo todo el tiempo y a trabajar duro para mostrarle que era perfecta para que no me golpeara. Creo que tuvo una influencia positiva sobre mí porque he puesto lo negativo en las manos de Dios y constantemente le pedía a Él que cambiara eso para bien. Dios me enseñó a trabajar duro para encontrar quién soy yo en Él. Creo en lo más profundo de mi corazón que Dios es mi Padre, y que me adoptó. Dios también ha puesto a muchos hombres positivamente paternales en mi vida. Me ha tomado mucho tiempo confiar en ellos, pero me han moldeado de muchas maneras positivas». ME ENSEÑÓ A ODIARME A MÍ MISMA. Si tu relación fue pobre, ¿quéhas hecho para vencer eso? «Dependo de lo que soy en Cristo. Me veo como una hija valorada por mi Abba Padre. También soy una persona muy vehemente. Quiero sanar con ansias y tener un corazón puro para enseñarles a los demás a hacer lo mismo. He tratado de tener éxito y educación, todo lo opuesto a lo que mi padre terrenal me enseñó. Ha sido una batalla darme cuenta de que no soy tonta, fea ni sin valía, para escapar de la auto condenación». Si la interacción con tu padre fue nula, ¿cómollenaste ese vacío? «Cuando tenía veinte años, mi padre y mi madre me dijeron: “Hasta donde nos concierne, tú no existes”. También me repudiaron legalmente. Eso fue un verdadero golpe e hizo mi mundo añicos, pero de muchas maneras fue una bendición porque me desligué de ellos, de sus palabras abusivas, y luego de unos cuantos años comencé a retomar mi vida. Eso se debióprincipalmente a que me convertí a Cristo y Dios comenzó a ser mi Padre». En este momento, ¿qué te gustaría decirle a tu padre? «Te amo, te perdono, anhelo verte en el cielo conmigo. Tengo que deshacerme de mi ira hacia ti porque me hirió demasiado; desearía que experimentaras la gracia y el perdón de Dios, como yo. Él está esperando por ti y desea dártelos». Las mujeres que escribieron estas respuestas son sobrevivientes. Experimentaron dolor y traición intensos y, sin embargo, encontraron sanidad. Algunas personas han preguntado: «¿Cómo es que alguien podría vencer esas experiencias? ¿Cómo se puede sobrevivir a semejante abuso?» Algunos lectores se obsesionarán con el dolor, mientras que otros verán la redención. Recuerda, estas recuperaciones fueron peregrinajes. No ocurrieron de la noche a la mañana. Puede que ya te encuentres en tu propio peregrinaje, o que necesites comenzarlo. En cualquier caso, ten en cuenta que esas victorias se ganan paso a paso. Es un proceso lento, pero la buena noticia es que la victoria es posible. A medida que continúes a lo largo de este libro, lee buscando entender y descubrir los pasos a dar para sanar el vacío de tu corazón. No compares tus respuestas y reacciones con las de nadie más. Algo de lo que muchas personas no están conscientes es del hecho de que un padre incompetente o ausente creó pérdidas en su vida, y toda pérdida requiere de un proceso de duelo. Espera que eso sea lo que ocurra. Es más, recíbelo, porque el dolor es el camino a la recuperación. Te habilita para seguir adelante con tu vida. CAPÍTULO 2 LA PERSPECTIVA DE UN PADRE Qué es ser padre? ¿Alguna vez has contemplado esta tarea a través de los ojos de tu padre? Él ve las cosas de manera diferente a ti. A los ¿ hombres les gusta estar al mando y tener el control. No importa lo que veas y escuches de él, no confía en «eso» que se llama ser padre como es posible que creas tú. Un papá escribió: Realmente estoy luchando con el hecho de que creo que no expreso verbalmente con suficiente frecuencia lo maravillosas que son mis hijas. Sí se los digo, pero no fluye espontáneamente de mi ser. No tengo la capacitación ni modelo alguno para hacerlo. Digo: «¡Buen trabajo!», pero tampoco quiero que sea un «trabajo». Usted sabe, la idea de que se tiene valor porque se ha hecho algo. Eso ha sido lo más duro para mí. Quizás simplemente sentarme con ellas rodeándolas con mi brazo, tal vez eso, les diga lo especiales que son para mí. No estoy seguro. Tengo muy poca confianza en cuanto a mí.1 Los hombres luchan con la relación padrehija. Un hombre dijo: «Simplemente no estoy seguro de lo que se supone que un padre deba hacer o ser para una hija, ¿Cómo lo sabría si fui un hijo varón?»Muchos de los obstáculos que enfrentan existen en sus pensamientos y salen de la angustia de sentir que no tienen el control, como les gustaría tenerlo. Por desdicha, todo padre tiene que encontrar su propia manera de ser tal cosa. ¿Quién se ha tomado alguna vez el tiempo para enseñarle a un hombre a ser padre, en especial de una hija? Nuestro primer bebé fue una niña, Sheryl. Tenía preguntas, especialmente porque yo era como muchos otros hombres. No tuve hermanas. Mi experiencia con las muchachas era limitada. ¿Cómo se sabe qué hacer o decir? Era un constante estado de aprendizaje para mí. Muchos hombres luchan con el papel de ser padres, en especial con el sexo opuesto. El compromiso de la madre con su bebé es distinto porque se da un tipo muy diferente de vinculación afectiva. El apego de la madre es más fácil ya que ella tiene dosis más elevadas de oxitocina, progesterona o estrógeno; los bioquímicos que ayudan a formar las relaciones afectivas. Tu padre, por otro lado, tuvo que depender de vinculaciones emocionales y sociales contigo. Eso, algunas veces, es difícil ya que en primer lugar, muchos de nosotros los hombres enfrentamos desafíos emocionales. Hablando en términos generales, tenemos menos inclinación a las conexiones emocionales que las mujeres, y a menudo no se nos enseña cómo responder emocionalmente durante nuestra crianza. Carecemos de un vocabulario básico sentimental. «¿Cómo hablo “emocionalmente”?» es la lucha de muchos hombres. MUCHOS HOMBRES LUCHAN CON EL PAPEL DE SER PADRES. Nosotros los papás, más que las madres, tenemos que «aprender a ser padres». No nos sale tan natural. El padre debe tenerle mucho cariño a su hija, pero gran parte de lo que hace de manera cotidiana está separado de toda vinculación afectiva. Como emprendedores que son, los hombres a menudo piensan: «Hago esto por ella, y eso le muestra cuánto la amo», pero puede que no sea así. Los momentos que se pasan juntos con palabras y preocupación significativas son los que crean el afecto o la vinculación afectiva. LAS PREOCUPACIONES QUE TIENEN LOS PAPÁS 1. La falta de experiencia. La preocupación de un papá es que «Crecimos siendo muchachos». No hay experiencia en cuanto a cómo es una niña. Y aun menos cuando no hubo hermanas en el hogar. Puede que estés casada y con hijas. Si es así, comparte esa información con tu esposo, y si tienes hijos varones casados, aliéntalos a aprender lo más que puedan acerca de sus hijas. 2. Nadie con quien hablar. Otro problema es que «No hay nadie con quien hablar». Eso no tiene que ser una preocupación si hay hombres mayores alrededor que han criado hijas, y se podrían dar conversaciones con ellos sobre cómo ser padres. Desafortunadamente, los hombres tienden a no deliberar acerca de la crianza entre ellos, dejándoles este asunto a las madres. 3. Los estereotipos. Una tercera dificultad son los estereotipos con los que los hombres luchan. Estos pueden oscilar desde competitivos hasta incompetentes en el hogar. Un gran estereotipo es el llamado papel de «proveedor». El muchacho crece hasta convertirse en hombre aprendiendo que el papel del padre es el de proveedor, y a menudo eso simplemente se traduce en ganar dinero. Es fácil para los hombres involucrarse demasiado en esa área para evitar algo de la responsabilidad interpersonal en el hogar. Eso a menudo le resta valor a la interacción y la vinculación afectiva que sólo puede venir con el cuidado diario de los niños. 4. Falta de un modelo en el hogar. Un obstáculo principal para los padres es el silencio de sus propios progenitores. La mayoría de los papás no instruyen a sus hijos varones en cuanto a cómo ser padre. Muchos fueron simplemente legisladores la mayor parte del tiempo que pasaron con ellos. El padre de una hija necesita instrucción y la libertad para ser diferente a su propio papá.2 La mente del Hombre ¿Quépasa en la mente del hombre? ¿Cuáles son sus preocupaciones y temores en cuanto a su hija? Muchos hombres viven con un conjunto de respuestas mixtas e incluso contradictorias, tales como: La mayoría de los padres quieren proteger a sus hijas más que cualquier otra cosa, pero no están seguros si van a poder hacerlo. Pueden ser muy (y demasiado) protectores. El padre quiere que su hija sea atractiva y bella, pero al mismo tiempo que no tenga atractivo sexual alguno que cautive a los muchachos. Quiere que se case algún día, pero no hasta que cumpla los treinta años. Los muchachos tienen que esperar para acercarse hasta que ella tenga veintinueve y medio. Nos amenazan los muchachos que se acercan queriendo ver a nuestra hija. Los saludamos con una expresión estoica y una mirada que dice: «La tocas, y te rompo la cara». Les hacemos saber que tenemos un buscapersonas pegado a nuestra hija, y sólo bajaremos la escopeta cuando se vayan. A los padres les preocupa la sexualidad en desarrollo de sus hijas pero casi nunca hablan con sus amigos acerca de esas preocupaciones.Los padres no entienden las emociones que flotan en el aire. Como lo dijo un padre de tres hijas: «Mi hogar es una fábrica de hormonas. Me gustaría que se pusieran en sincronía para que todas estén altas o bajas a un mismo tiempo». El padre quiere comunicarse con su hija, pero ya que los hombres y las mujeres (incluso las niñitas) hablan estilos de lenguaje distinto, eso no es lo más fácil de hacer. Hay muchos temas que a un papá le gustaría tratar, pero a menudo no sabe cómo comenzar. Aun si tiene éxito en comenzar una conversación, algunas veces se siente amenazado por lo que oye. Los padres quieren forjar a sus hijas, pero a menudo sus esfuerzos tienen el efecto contrario. La incongruencia en la respuesta de una hija puede aguar sus esfuerzos. Algunos papás dicen que tratar con una hija, especialmente durante la adolescencia, ¡es como ir en una montaña rusa sin cinturón de seguridad! Los padres quieren un lugar especial en la vida de sus hijas. Y algunos días son especiales. Pero otros se sienten como si tuvieran una piedrita en el zapato. Es un ajuste difícil cuando los muchachos toman ese lugar especial que papá solía ocupar. La conversación y el humor con las hijas puede funcionar una vez y no resultar la siguiente. En cierto momento a ella le encantan las tomaduras de pelo de su papá, al siguiente le indignan, es una lucha tratar de seguir adelante en la misma onda de conversación. Los padres se sienten orgullosos de que sus hijas aprieten el paso, corran riesgos y sean ellas mismas. Pero también les preocupa que sean demasiado independientes y que ya no necesiten más de ellos. «¿Cómo te desligas de la preocupación?»3 Un día se le hizo la siguiente pregunta a un padre: «¿Qué quiere usted para la vida de su hija?» Lo pensó por un momento y luego dijo: «Quiero que tenga lo mejor de la vida —que florezca, que descubra—; si no tiene respuestas entonces que haga buenas preguntas; que viva en paz consigo misma y con los demás; que entienda que llevarse bien con todos es un arte refinado que involucra una comprensión de la naturaleza humana; sus inseguridades, temores, pero también sus sueños, aspiraciones y sus creencias más profundas, ya sea que los estén viviendo o no. Quiero que sea humilde, llena de gracia y una persona con gratitud. Quiero que los demás se sientan atraídos a ella por las cualidades de su carácter. Pero imagino que estos son mis valores. Mis deseos. Mis sueños. Son lo que es importante para este padre». Y añadió: «Un día, en una conversación con mi hija, le pregunté: “¿Qué crees que deba ser un padre?” Escuché mientras ella hablaba, y aprendí. Había pasado mi vida hablándole y enseñándole y ahora era mi turno estar en el lado receptor». »Ella dijo: “Creo que un padre ha de amar a su hija, estar presente con ella, no sólo físicamente, arreglar las cosas escuchando, dar consejo cuando se le pide, protegerme cuando lo necesito, ser juguetón pero serio, enseñarme sobre su vida para que pueda yo valorar a su generación y sus características distintivas, ser congruente, disciplinar pero no castigar, ser sabio como el búho, proveer, ser digno de confianza por sobre todas las cosas, recordar que es el hombre que causa la mayor impresión en su hija. Cómo serán mis relaciones con el sexo opuesto depende de la manera en que mi padre me trata. Lo que mi padre haga como tal, se repetirá una y otra vez en mi relación con los hombres, y eso mismo serás tú”».4 ¿Qué es lo que tu padre quiere o quería para ti, su hija? ¿Alguna vez ha expresado eso directa o indirectamente? ¿Alguna vez se lo has preguntado? ¿Y sabe él lo que crees que debe ser un padre? Si tu respuesta es sí, ¿cómo se lo has dicho? ¿De manera indirecta? ¿Directa? ¿Con calma o con ira, de manera verbal o por escrito? ¿Tratar esto te ayudaría en este momento de tu vida? SENTIMIENTOS POCO COMPARTIDOS La mayoría de los padres experimentan una intensidad de sentimientos abrumadores en dos momentos significativos en la vida de una hija: en su nacimiento y en su matrimonio. Escucha lo que la mayoría de ellos nunca comparten con sus hijas pero que realmente necesitan hacerlo. «Nada de lo que imaginé antes me preparó para verte hecha de manera tan perfecta, tan resuelta para la vida. Cada centímetro de ti latiendo con energía, tus manitas buscando a tientas, tus piernitas agitándose y tu piel resplandeciendo al rojo vivo. Yo temblaba. Cuando tu cuerpecito se convulsionó al recibir una bocanada de nuestro aire difícil, contuve el aliento. El sonido de tu primer llanto resonó por mis huesos. Quería gritar. Sin importar cuán antiguo sea este milagro, ni cuántas veces se ha repetido a lo largo de las generaciones, fue algo totalmente nuevo para mí. Tú fuiste la primera bebé que jamás hubiese nacido, mi corazón estaba seguro de ello». Años después, le dijo a su hija: «Pronto caminarás hacia el altar con la gracia de una bailarina. Con tu mano alrededor de mi brazo, y el ministro preguntará: “¿Quién entrega a esta novia?” Yo obedeceré a la costumbre y a tus firmes instrucciones y diré: “Yo”. Y sin embargo, no puedo entregarte, porque no eres de mi propiedad para hacerlo. Para mí, reclamar que eres de mi propiedad, como algunos padres fuera de sí lo hacen, sería como la ramita de un gran roble que imagina que hizo el último capullo con sólo su propio esfuerzo». «Comencéesta intrincada carta recordando tu nacimiento, porque una boda es un nacimiento en otra medida. Al convertirse en marido y mujer, el hombre y la mujer no cesan de ser personas individuales, y sin embargo, se convierten además en algo nuevo, en un ser compuesto. Los dos serán uno, como lo dijo Jesús».5 ¿Qué pasó en el corazón y la mente de tu padre cuando naciste? ¿Lo sabes? Pregúntale… podrías sorprenderte. Tres reflexiones He aquí los pensamientos y sentimientos de tres padres más. El primero de ellos escribió: Cuando mi esposa y yo descubrimos que íbamos a tener una niña, no me sorprendió. Llevaba diez años siendo entrenador de fútbol americano, y los otros dos entrenadores con los que trabajaba tenían seis hijas entre los dos. Pensé que tal vez intentaríamos tener un niño, pero ahora tenemos ocho hijas entre los tres y probablemente el número se incremente a nueve, eso lo sabremos pronto. Cuando Jenna nació, recuerdo que estaba muy cansado. Ella nació con dos semanas de retraso y mi esposa, Suzanne, tuvo una labor de parto de trece horas. Yo estaba nervioso, asustado, abrumado y emocionado. El doctor y las enfermeras fueron grandiosos. Cuando pudimos ver aparecer la cabecita de Jenna, recuerdo que me sentí como si estuviera en un túnel. El tiempo parecía hacerse más lento, y recuerdo que pensé: Voy a proteger a esta niñita de todo lo que pueda. Quería darle el mundo a ella. Estaba tratando de ayudar a Suzanne con la respiración, y al actuar como el buen entrenador que creía que era, simplemente la estaba irritando. La frotaba y la alentaba, ella me dijo que ya no lo hiciera. ¡Y todo por ser un buen entrenador! Cuando Jenna finalmente estaba por salir, el tiempo se detuvo. Comencé a entrar en un poquito de pánico porque ella no estaba respirando. Le limpiaron la nariz y la boca pero no respondía. Se la llevaron al otro lado de la sala para ayudarla a que respirara. Recuerdo que por un segundo pensé: Puede que muera, y eso me dio el susto de mi vida. Pero los doctores y las enfermeras la ayudaron a respirar, y me sentí aliviado. Pronto estaba cargando a mi primera hija. Era tan pequeña, tan inocente, e inmediatamente me convertí en su padre. Pronto la llevaría a casa. No tenía idea de lo maravillosoque sería conocerla, enseñarla, jugar con ella, y observarla crecer para que, cinco años después se convirtiera en la bella niña que es hoy. Ahora, tiene una hermanita, Kelly, y pronto descubriremos si todavía tendremos otra hija. Amo a mis niñas y encuentro que es asombroso verlas crecer. Cuando se tienen hijas, emerge cierta ternura y gentileza. Sus abrazos, sus manitas en las mías cuando caminamos juntos. Cuando me llaman: «¡Papito!» Cuando dicen: «Yo también te amo». Cuando me sacan en la mañana antes de que me vaya al trabajo. Cuando lloran en medio de la noche, y yo las cargo y les digo: «Está bien, papá está aquí» . Son regalos asombrosos y maravillosos de Dios, soy muy bendecido siendo su padre. QUERÍA DARLE EL MUNDO A ELLA. El segundo padre dijo: Molly nació el 27 de diciembre, un mes después de salir de cuentas. No queríamos perder otros mil quinientos dólares dejándola llegar después del primero de enero. Los doctores nos habían dicho que nunca tendríamos hijos, y ahora íbamos a tener a nuestro segundo bebé. Esperaba que fuera una niña. El doctor indujo el parto, y esta vez se me permitió estar presente en la sala. Cuando el parto se hizo más lento, el doctor decidió usar fórceps para sacar a Molly. Así que cuando nació, Molly estaba magullada y su cabecita parecía un cono. ¡Pero era una bella y saludable bebé de 4.400 kilogramos! Lloré de gozo, no por no poder impedir que sufriera, ni por el dolor de su madre. Unos veintidós años después estaba en Illinois, y acababa de regresar de ministrar en Rusia. Llamé a Eve, mi esposa, para decirle que estaba a salvo de vuelta en los Estados Unidos. Ella me dijo que Molly se había casado con Larry mientras yo estaba en Rusia y mi esposa estaba en Texas. Como ya había visto la película El padre de la novia, había soñado con la intimidad de estar en la boda de mi hija. Me sentí abandonado y traicionado. Quedé tan entumecido que ni siquiera pude llorar, aunque Eve lloraba cuando me lo contó. Molly había elegido su propio camino a seguir, y era marcadamente diferente al nuestro. Viendo en retrospectiva, me culpo por no haberla advertido acerca de las seductoras ilusiones que nuestra cultura estadounidense ofrece como si fueran la verdad. Eve y yo seguimos orando por la redención de Molly, porque, aunque ella responde a Dios en cierta medida, sigue teniendo al menos un pie firmemente asentado en su decisión de vivir como cree conveniente y subconscientemente reclama la soberanía sobre su vida. Meggan nació cinco años después que Molly. Sin magulladuras, ella salió viéndose como un ángel. El doctor se la alcanzó a Eve, y Meggan de inmediato juntó sus manitos como en oración y agradeciéndole a Dios por sacarla de un lugar apretado. Tomé fotografías de su nacimiento, y desarrollé una exposición en diapositivas en base a ellas. La última pieza musical era un etéreo «Gracias, Señor», cantado por un coro juvenil. No lloré cuando Meggan ació. Estaba demasiado ocupado tomando fotografías. Pero allá en la sala de partos donde todos pasamos un par de horas conociéndonos, Eve y yo simplemente seguíamos agradeciéndole a Dios por semejante regalo perfecto. Meggan y yo desarrollamos un vínculo afectivo especial que era diferente a mi relación con Matthew y Molly. Parte de ese vínculo afectivo se basaba en nuestro humor. Nos reíamos antes de que sus hermanos y su madre supieran que algo era gracioso. Unos veinticuatro años después, estaba de pie en el nártex de la Iglesia Betania en Long Beach, California, esperando para llevar a Meggan al altar, y luego celebrar la ceremonia de su matrimonio, conteniendo las lágrimas porque era una novia tan bella y la estaba entregando a un joven maravilloso. De camino hacia el altar, le susurré: «Estás taaaaaaan bella», y ambos reprimimos las lágrimas. Las mías durante la ceremonia fueron lágrimas de estrecha relación, de intimidad, de gozo y unas cuantas que rememoraron algunos de nuestros momentos especiales cuando compartí algunas de las cualidades de ella con la congregación. En el baile de padre e hija en la recepción, ahora lo admito, sollocé un par de veces, incapaz de contener toda la admiración, el gozo y el amor que sentía por Meggan. Por supuesto, oculté mis lágrimas de todos excepto de ella. Una noche, a los dos meses de su último embarazo, Eve fue al baño. Luego la escuché decir: «Cariño, acabo de perder al bebé». Nos dirijimos al hospital donde pasamos el resto de la noche. El doctor confirmó el aborto espontáneo de Eve, pero «por alguna razón» no le realizó un legrado. Un par de semanas después viajamos en automóvil a Colorado para celebrar la Navidad. Eve sufrió por causa de un virus y la fuerte medicación, y se cayó de las escaleras durante nuestras vacaciones, así que cuando regresamos a casa y ella sintió un bulto en su abdomen, nos preocupamos. Su doctor verificó que seguía embarazada, y cuando le contamos acerca del aborto espontáneo de Eve, él llegó a la conclusión de que habíamos perdido a uno de dos gemelos. Mindy nació en julio. Su primer llanto transmitió el siguiente mensaje: «Quienquiera que esté al mando puede retirarse. Ya estoy aquí». Menos de tres meses después de la boda de Meggan, llevé a Mindy, a quien llamaba «Mi sol», hacia un altar que habíamos armado en un parque en Huntington Beach. Ella eligió una boda al aire libre en una tarde de verano en un área poco desarrollada del parque. Todo un día de duro trabajo colectivo por parte de todos en nuestra familia y de la mayoría de nuestros amigos transformó la catedral de árboles eucaliptos alineados en paralelo, tul, sillas blancas y pilares de mármol falsos en una increíble capilla de bodas al aire libre. Ahora, al iniciar juntos nuestro camino hacia el altar, suavemente comencé a cantar: «Tú eres mi sol, mi único sol». Seguí cantando entre gemidos contenidos a medias. Durante la ceremonia, describí las cualidades de Bryan y Mindy así como su amor mutuo y cómo Dios los había unido. La manera de responder del uno al otro junto con los recuerdos de un viaje misionero al África con Mindy, los momentos de risa, de aprendizaje, de vencer y de ser parte de presentar a Bryan ante Dios volvieron a traer lágrimas. Al caer el sol durante la recepción, se encendieron las titilantes y blancas luces navideñas y la atmósfera se hizo mágica. Mindy genera la magia de ese día con las fotografías que toma y su presencia. Todavía me abruman los intensos sentimientos que acompañan los recuerdos de los nacimientos y las bodas de mis hijas. He aquí la respuesta del tercer padre: Al igual que la mayoría de los padres, nunca olvidaré el momento cuando nació mi primera hija. Hannah, que vino al mundo el 26 de septiembre de 1995, extendió su manita regordeta y tocó la mía, ¡la primera que jamás había tocado! ¡Balbuceé como el papá que debía ser según el diseño! (Desafortunadamente, esta exhibición llorona se ha captado totalmente en cinta.) Ahora, diez años después, tengo tres bellas niñas —incluyendo a Kylie, de siete años, y a Zoe, de dos— y cada nacimiento ha quedado suspendido en mi mente como un copo de nieve único. Cada uno diferente, cada uno encantador. Asimismo, como la mayoría de los padres, mi esperanza es que mis niñas crezcan para ser más fuertes, más profundas, más saludables y más listas que su papá. A diferencia de conducir un automóvil, no se requiere de licencia alguna para convertirse en papá. Tal vez deba haberla. Sé que si así fuera, ¡la mayoría de mis amigos y yo probablemente tendríamos que dar la prueba tres o cuatro veces antes de aprobarla! El problema de criar a mis niñases que pese a cuánto les amo, tengo defectos y haré cosas que dejarán heridas emocionales y espirituales. La conciencia de mis fallas me asalta cada día a pesar del hecho de que lucho por hacer lo opuesto: ser un modelo del amor y la bendición de Cristo. Recuerda que no importa el tipo de padre que hayas tenido —bueno, malo, u otra definición— dos cosas son ciertas. La primera es que lo más probable es que él te ama (o te amó) más de lo que sabes o más de lo que él fue capaz de expresar. Y la segunda, Dios te ama más de lo que puedes saber o comprender totalmente. Yo sé, en mi calidad de papá imperfecto, que allí es donde encuentro la misma clase de gracia. Y sólo en Él encontrarás el perfecto amor de padre que deseas. ¿Y qué acerca de tu padre? ¿Qué tan bien lo conocías? De hecho, quién es la persona a la que mejor conoces en tu familia? ¿Tu mamá, tus hermanos, tu tía, tu tío, tu primo, tu padre? ¿A quién conoces mejor que a tu padre? ¿Quién es tu fuente de información acerca de tu papá? ¿Quién crees que es tu padre? Al tratar los siguientes aspectos acerca de tu padre, usa 0 para «nunca »; 1 para «rara vez»; 2 para «como la mitad de las veces»; y 3 para «casi siempre/en extremo». Positivo Negativo — trabajador — que no rinde al nivel de su capacidad o de lo quese le exige — confiado / seguro — con baja autoestima — independiente — dependiente / necesitado — lógico / racional — emocional / irracional — firme y enérgico / directo — manso / t ímido — perdonador — implacable — que cuida — fr ío / distante — considerado — desconsiderado / grosero — confiable / digno de confianza — desconfiado / desleal — desprendido / generoso — tacaño / codicioso — flexible — r ígido — reflexivo / introspectivo — superficial — fresco / franco — taimado / manipulador — justo / razonable — mandón / dominante — receptivo / comprensivo — exigente / cr ítico — perspicaz / sabio — fr ívolo / superficial — humilde — arrogante / jactancioso — de mente amplia — intolerante / sentencioso — asequible — intimidante — religioso / espiritual — no espiritual — relajado — ansioso / tenso — satisfecho o conforme — insatisfecho / amargo — entusiasta / optimista — deprimido / pesimista6 Un puntaje mayor a sesenta en la columna positiva significa que tienes una imagen excelente de tu padre. Si tu puntaje es menor a diez en la columna negativa, tienes que preguntarte si tu opinión es objetiva. Pero si tu puntaje positivo es menor a veinticinco y la columna negativa es mayor a cincuenta, tienes una opinión pésima; otra vez, ¿es esto objetivo?7 CÓMO CONOCER A TU PAPÁ ¿Alguna vez has tenido una entrevista de «Padre e hija»? Es una de las mejores maneras de llegar a conocer realmente a tu papá y cimentar tu relación. Sugerí esto hace años en el libro Always Daddy’s Girl [La eterna hija de papá], y muchas hijas lo han usado, incluyendo la mía. Sheryl vivía a doscientos veinticinco kilómetros de distancia, y mientras leía el libro llegó a esta sección. Me llamó, y cuando hablamos, me dijo que había leído las preguntas, y aun cuando tratamos muchas de ellas, todavía quedaban algunas que quería comentar conmigo, y me pidió que la volviera a llamar para hablar al respecto. Me reí al darme cuenta que ella quería que yo pagara la cuenta del teléfono; eso era típico. Como la mayoría de los padres descubren, aun cuando una hija deje el hogar y se case, papá sigue pagando algunas de sus cuentas. He aquí algunas preguntas nuevas. Antes de hacerle estas preguntas a tu padre, ¿por qué no responderlas en base a lo que sabes acerca de él? (A propósito —prepárate— puede que te haga las mismas preguntas?: 1. ¿Tienes algún pariente favorito, y si es así, quién es o fue? 2. ¿Cuáles son tres palabras que usarías para describir a tu madre y a tu padre? 3. ¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de cuando eras niño? 4. ¿Cuál es el mejor y el peor recuerdo que tienes de tu niñez? 5. ¿Cuál fue la primera pérdida que experimentaste en tu infancia? 6. ¿De qué manera te mostraron amor tu padre y tu madre? 7. ¿Qué mascotas tuviste de niño y cómo se llamaban? 8. ¿Qué libros leíste cuando eras niño? 9. ¿De qué manera desearías que tu madre hubiese sido diferente? 10. ¿De qué manera desearías que tu padre hubiese sido diferente? 11. ¿Cuál era tu habitación favorita en tu casa? 12. ¿Quiénes fueron tus mejores amigos en la niñez y la adolescencia? 13. ¿Cuál fue el mejor regalo de Navidad que recibiste? 14. ¿Cuál fue el mejor regalo de cumpleaños que recibiste? 15. Describe tu primer automóvil. 16. ¿Quiénfue la primera muchacha a la que besaste? 17. Si estuviste en las fuerzas armadas, ¿de qué manera impactó tu vida esa experiencia? 18. ¿Cuál fue tu primer empleo? 19. ¿Cuál ha sido tu mejor empleo? 20. ¿Cuál fue la peor pérdida que has experimentado? 21. ¿Qué es lo que hago o digo que te molesta más? 22. ¿Cómo respondiste a la iglesia cuando eras niño? 23. ¿Cómo respondiste a la iglesia cuando eras adolescente? 24. Si le hicieras una pregunta a Dios, ¿cuál sería? 25. ¿Qué leyes te gustaría que cambiaran y por qué? 26. ¿Cuáles emociones te son las más fáciles y las más difíciles de expresar? 27. Cuando lloro delante de ti, ¿qué pasa en tu interior? 28. ¿A quién extrañas más en la vida en este momento? 29. ¿Qué me ves haciendo de aquí a diez años? 30. ¿Qué te ves haciendo de aquí a diez años? 31. ¿Cuál es el mejor consejo que alguien te haya dado jamás? 32. ¿Cuál es el mejor consejo que tendrías para mí en este momento de mi vida? 33. ¿En qué piensas durante el servicio en la iglesia? 34. ¿Qué pieza musical te habla o te inspira? 35. Cuando ocurrieron los eventos del 11 de septiembre, ¿puedes describir lo que experimentaste? 36. ¿A quién has perdido en la vida con quien desearías poder seguir hablando? 37. ¿En qué áreas te ves triunfante? 38. ¿En qué áreas desearías tener más éxito? 39. Cuando eras adolescente, ¿tenías algún sueño en tu vida? 40. ¿Cómo describirías tu personalidad? 41. ¿Cómo crees que será el cielo? 42. ¿Cuál es el tema del que te es más difícil hablar conmigo, y qué esperas que no te pregunte? 43. ¿Qué deseas que yo hubiese hecho diferente a medida que crecía? 44. ¿Qué libros has leído en los últimos diez años? 45. ¿Con qué enfermedades deseas no tener que lidiar? 46. ¿Qué quieres que las personas digan acerca de ti en tu panegírico? 47. Si te encontraras con Jesús, ¿qué le preguntarías acerca de la vida? 48. ¿Quiénes son tus amigos más íntimos hoy y por qué? 49. ¿Cuál fue el momento más difícil para ti como padre? 50. ¿Qué desearías haber hecho de manera diferente conmigo, y qué desearías que yo hubiese hecho de manera diferente contigo? 51. Describe tus pensamientos y sentimientos cuando nací. 52. Describe tus pensamientos y sentimientos cuando me casé. Puedes añadir otras preguntas por tu cuenta: 1. __________________________________________________________________________________ 2. __________________________________________________________________________________ 3. __________________________________________________________________________________ 4. __________________________________________________________________________________ 5. __________________________________________________________________________________ 6. __________________________________________________________________________________ 7. __________________________________________________________________________________ 8. __________________________________________________________________________________ 9. __________________________________________________________________________________ 10. __________________________________________________________________________________ Llegar a conocer a tu padre será un proceso. No quieres ser una interrogadora, sino una oyente interesada. Siempre que estés con él, tal vez podrías lograr incluiren la conversación alguna pregunta que jamás le hayas hecho. Siempre — y quiero decir siempre— agradécele por compartir. Puede que algunas de tus preguntas se respondan. Otras no. Tendrás vacíos en la comprensión que tengas de tu padre. Eso está bien. Aquí en la tierra no se responderán todas nuestras preguntas. Al igual que tú, tu padre es una obra en proceso. Y algunos padres hicieron lo mejor que pudieron con lo que tuvieron a mano. Puede que tu padre nunca sea todo lo que tú quieres que sea. Pero sí tienes un padre que es todo lo que siempre necesitarás. Se trata de un padre que te planificó, te hizo, te conoce y te entiende, te quiere, es un padre para ti, y nunca te dejará. Te tiene esculpida en las palmas de Sus manos (Isaías 49.16), y es un padre para los huérfanos (Salmo 68.5). Aquí es donde radica la esperanza de toda mujer, y donde ella puede encontrar su realización: en su Padre celestial. Confía en Él para todo lo que necesites. Epílogo: Para entender plenamente todo lo que tienes de tu Padre celestial, lee He Knows My Name [Él sabe mi nombre], por Tommy Walker (Regal Books, 2004). CAPÍTULO 3 RECUERDOS DE PAPÁ Tu vida está llena de recuerdos. Sin ellos, está incompleta. No tenemos pasado. Sólo una forma de amnesia. Los recuerdos se borran con el tiempo. Pierden su agudeza. Puede que necesitemos fotografías o de alguien que nos haga recordar para activarlos. Pero algunas veces, las visiones, los sonidos y los aromas de algún evento pueden afectarnos más de lo que nos gustaría. Aquellos que experimentamos algún trauma, como por ejemplo un accidente, una muerte violenta o un abuso —tal vez incluso ver cómo las torres se desmoronaban en Nueva York—, tenemos recuerdos que cuando se activan nos pueden inmovilizar, creando el pánico y trayendo de vuelta todos los sentimientos que tuvimos cuando el hecho ocurrió. Tú y yo tenemos recuerdos de nuestro padre. Estos cuadros podrían ser un reflejo de quien eres hoy. El autor del libro titulado Father Memories [Recuerdos de padre] hizo algunas sugerencias perspicaces. Los recuerdos que tienes de tu padre contienen las emociones que tuviste cuando niña. Eso es bueno. Esa emoción es tan importante como el recuerdo mismo. Cuando activamos los recuerdos, debemos cuidar de no caer en la trampa de usarlos para culpar a los demás. Es tan fácil hacerlo. La memoria está conformada de pedacitos de lo que podemos recordar del pasado. Los recuerdos no son tan sólo eventos objetivos. Se parecen mucho a un collage, en el que se incluye sentimientos, imágenes, perspectivas y fragmentos que extendemos sobre una mesa y luego juntamos para armar nuestra historia. Se convierte en la historia de nuestra vida. Es nuestra historia, y se usa para ayudarnos a darle sentido a nuestras vidas. Una mujer dijo: «No importa quién era mi padre; lo que importa es quién recuerdo que era». ¿Qué habrías dicho acerca de tu padre hace veinte años? ¿Hace diez años? ¿Hace cinco? ¿Qué habrías dicho acerca de la historia de tu vida hace veinte años? ¿Hace diez años? ¿Hace cinco? Probablemente tuviste versiones distintas. Podría haber temas y problemas diferentes. Los cambios se dan.1 Un autor puso esto en una perspectiva que es de ayuda: Es este mismo fenómeno el que hace posible que se den muchas reconciliaciones. Antiguas heridas, que parecían enormes e insuperables en algún momento, a menudo entran en suspenso luego de una serie de años al recopilar nuevas experiencias en la vida; frecuentemente vemos las antiguas desde una perspectiva diferente cuando somos receptivos al paisaje cambiante. Nuestras vidas pueden expandirse de maneras que antes parecían imposibles.2 «El tiempo sana todas las heridas» no es necesariamente cierto. El tiempo en sí no es sanador. Y dependiendo de lo que hagas durante ese tiempo, tu dolor podría incluso incrementarse si los pensamientos se alimentan e intensifican. Pero cuando juntas el tiempo con la distancia y las experiencias de una nueva vida, la intensidad de algunos de los sentimientos puede suavizarse así como también el deseo de pago. Algunas hijas se endulzan con los años y quieren seguir adelante, mientras que otras se vuelven amargadas y se quedan atascadas. ¡Le permiten a su padre que controle su vida y relaciones aun cuando tienen setenta años de edad! Es interesante que estén iracundas por lo que hicieron o no cuando fueron jóvenes y por cómo dominó sus vidas con eso, pero no desprenderse significa permitirle que él continúe dominando. Dan Allender dijo: «La memoria es, hasta cierto grado, una reconstrucción del pasado altamente susceptible a la erosión, la parcialidad y el error. Es una equivocación considerar que nuestra memoria sea completamente precisa, sin importar el nivel de intensidad emocional o de detalle relacionado con los recuerdos. Debemos mantener una visión tentativa, abierta y no dogmática hacia todos nuestros recuerdos».3 Algunas personas con las que he trabajado dicen que los recuerdos son la clave para entender dónde se encuentran ahora en la vida. Dicen que su pasado controla su presente. Tal vez haya otra manera de mirar eso. Si estás luchando con lo que está ocurriendo en tu vida en este momento, el presente, y asumes la responsabilidad por ello, tal vez lo que necesita conocerse acerca del pasado se aclarará. Un autor dijo: «En ese sentido, el pasado le sirve al presente, y el cambio en el presente despeja el camino para lo que sea que Dios quiera que sepamos al respecto».4 Los padres influyen en nosotros más de lo que jamás sabremos. Dejan una impresión de por vida en sus hijas. El autor de Father Memories dijo: Imagina a padres en todo el mundo tallando sus iniciales en su árbol genealógico. Al igual que un tallado en el tronco de un roble, a medida que el tiempo pasa, las impresiones que los padres dejan en sus hijos se hacen más profundas y amplias. Dependiendo de cómo crezca el árbol, esas impresiones pueden ser armónicas o distorsionadas. Algunos padres hábilmente tallan bellos mensajes de amor, apoyo, sólida disciplina y aceptación en el centro de la personalidad de sus hijos. Otros usan palabras y acciones que cortan profundamente y dejan cicatrices emocionales. Puede que el tiempo cure la herida y le quite el brillo a la imagen, pero la impresión nunca puede borrarse del todo. El tamaño, la forma y la extensión de la huella de tu padre en tu vida pueden ser grandes o pequeñas, pero es innegable que se encuentra allí. La huella de tu padre en ti se reconoce de la mejor manera en lo que recuerdas de las palabras y acciones de él en relación contigo cuando eras niña.5 De vez en cuando será importante que te detengas y hagas un análisis de lo que piensas y sientes acerca de tu padre. Y tal vez la pregunta a hacer sea: «¿De qué manera afectó papá mi vida?» A lo largo de este libro se te harán numerosas preguntas. Algunas no te afectarán en absoluto, mientras que otras podrían activar algunos sentimientos intensos. Toma otra hoja de papel y haz un círculo como el que aparece aquí: Dibújalo y luego divídelo en tres partes iguales y nombra las secciones: Aspectos positivos, Aspectos negativos y Preocupaciones actuales En la sección positiva identifica las contribuciones afirmativas de tu padre a tu vida y sus cualidades. En la lista de la sección negativa, lo que crees que fueron los aspectos negativos o defectos de tu papá. ¿En qué manera no estuvo presente para ayudarte? Si murió, te abandonó o si no lo conociste bien, ¿cuáles fueron los beneficios así como también las desventajas de no tenerlo cerca? En la tercera área (Preocupaciones actuales), haz una lista