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Wright, Norman (2005), Un vacío llamado papá

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«Hay	sanidad	y	esperanza	en	este	libro	para	toda	aquella	persona	que	haya	sido
dañada	 por	 un	 padre	 egoísta.	 Con	 toda	 seguridad,	 Dios	 usará	 este	 libro
grandemente».
	
—STEPHEN	ARTERBURN	
Fundador,	New	Life	Ministries	[Ministerios	Nueva	Vida]
	
«Como	líder	de	un	ministerio	para	mujeres,	he	visto	de	primera	mano	el	efecto
que	 tiene	 en	 la	 vida	 de	 una	mujer	 cuando	 la	 relación	 con	 su	 padre	 es	 dañada
porque	éste	no	“estuvo	allí”.	Ya	sea	que	una	mujer	experimente	la	pérdida	de	su
padre	 debido	 a	 la	 muerte,	 el	 divorcio,	 la	 ausencia	 emocional,	 el	 abandono	 o
cualquier	 otra	 razón,	 el	 efecto	 en	 su	 vida	 puede	 ser	 devastador.	 Usando	 la
sabiduría	 bíblica	 y	 la	 experiencia,	Norman	Wright	 ofrece	 esperanza	 y	 ayuda	 a
esas	mujeres	que	tienen	un	vacío	en	su	corazón	llamado	papá.Creo	que	casi	toda
mujer	 podrá	 identificarse	 con	 las	 historias	 que	 se	 comparten	 en	 este	 libro	 y
encontrarán	aliento	en	su	viaje	hacia	la	sanidad	y	la	integridad».
	
—JANE	HANSEN	
Presidenta/Ejecutiva,	Aglow	International
	
Un	
vacío	
LLAMADO	
PAPÁ
H.NORMAN	WRIGHT
Editorial	Betania	es	una	división	de	Grupo	Nelson	
©	2006	por	Grupo	Nelson	
Una	división	de	Thomas	Nelson,	Inc.
Nashville,	Tennessee,	Estados	Unidos	de	América	
www.gruponelson.com
Título	en	inglés:	A	DadShaped	Hole	in	My	Heart	
©	2005	por	H.	Norman	Wright	
Publicado	por	Bethany	House	Publishers	
Una	división	de	Baker	Publishing	Group	
Grand	Rapids,	Michigan,	49516,	EUA.
A	menos	que	se	señale	lo	contrario,	todas	las	citas	bíblicas	son	tomadas	de	la	
Versión	Reina-Valera	1960	©1960	Sociedades	Bíblicas	Unidas	en	América	Latina.
Usadas	con	permiso.
Reservados	todos	los	derechos.
ISBN-10:	0-88113-074-5	
ISBN-13:	978-0-88113-074
Traducción:	Carla	Dongo	Palacios	
Tipografía:	Grupo	Nivel	Uno,	Inc.
Diseño	de	la	portada:	studiogearbox.com	
Imagen	de	la	portada:	Meredith	Heuwer	/	Photonica
Reservados	todos	los	derechos.	
Prohibida	la	reproducción	total	o	parcial	
de	esta	obra	sin	la	debida	autorización	
por	escrito	de	la	editorial.
Impreso	en	Estados	Unidos	de	América
CONTENIDO
	
Introducción
	
Capítulo	1	
Problemas	del	corazón
	
Capítulo	2	
La	perspectiva	de	un	padre
	
Capítulo	3	
Recuerdos	de	papá
	
Capítulo	4	
Hijas	sin	padre
	
Capítulo	5	
Hijas	del	divorcio
	
Capítulo	6	
Mi	papá	murió
	
Capítulo	7	
Aflicción	por	los	padres	ausentes
	
Capítulo	8	
No	estoy	negando	nada…	¿	o	sí?
	
Capítulo	9	
Cambia	tu	relación	con	tu	papá
	
Capítulo	10	
Dale	tu	mente	a	Dios
	
Capítulo	11	
¿Fácil?	¡No!	¿Redentor?	¡Sí!
	
Capítulo	12	
¿Quiénes	tu	verdadero	Padre?
	
Epílogo
	
Acerca	del	autor
	
Notas
	
INTRODUCCIÓN
	
Tu	padre	le	dio	forma	a	la	persona	que	eres	hoy.	Él	sigue	influyendo	en	ti.	Puede
que	 haya	 sido	 una	 parte	 central	 de	 tu	 vida,	 o	 que	 haya	 estado	 ausente.	 Podría
existir	sólo	en	tu	mente	o	puede	que	hables	con	él	todos	los	días.	Puede	que	estés
buscándolo,	o	a	su	sustituto,	en	otros	hombres.	Pese	a	tu	edad,	es	importante	que
entiendas	la	influencia	de	tu	padre	en	tu	vida.
	
Según	como	 lo	veo,	 tomar	este	 libro	es	un	acto	de	valor	de	 tu	parte.	Ya	sea
debido	a	problemas	del	corazón	con	tu	propio	padre,	o	a	conflictos	que	alguien
por	quien	te	preocupas	enfrenta	con	el	suyo,	 tú	estás	buscando	respuestas,	y	sé
que	 eso	 puede	 ser	 un	 proceso	 potencialmente	 atemorizante	 y	 doloroso.	 Abrir
viejas	 heridas	 y	 limpiarlas	 no	 es	 nada	 divertido.	 Pero	 este	 libro	 está	 diseñado
para	ofrecerte	todo	lo	que	necesitas	para	hallar	sanidad	y	un	nuevo	comienzo	con
Dios.
	
No	estás	 sola.	Muchas	personas	 luchan	con	problemas	—tanto	 físicos	 como
emocionales—	 que	 se	 relacionan	 directamente	 con	 su	 vínculo	 con	 su	 padre
terrenal.	En	esta	obra	leerás	testimonios	de	otras	mujeres	que	han	experimentado
muchos	de	los	sufrimientos	que	tienes	y	que	todavía	padecen	con	la	decepción
de	 una	 relación	 fracasada	 con	 su	 padre.	 También	 oirás	 de	 algunas	 victorias
ganadas	sobre	sus	situaciones	emocionalmente	aplastantes.
	
Tendrás	 la	 oportunidad	 de	 abrirte	 paso	 a	 través	 de	 tus	 propios	 problemas
particulares	 en	 los	 ejercicios	 que	 se	 brindan	 en	 algunos	 de	 los	 capítulos.
Recomiendo	 que	 te	 tomes	 el	 tiempo	 para	 considerar	 cuidadosamente	 y	 luego
poner	 en	 palabras	 tus	 experiencias	 de	 carácter	 único.	Te	 asombrarás	 de	 lo	 útil
que	es	articular	tus	sentimientos	y	poner	en	práctica	algunas	de	las	sugerencias
que	siguen.	Si	no	pasas	por	encima	de	estos	ejercicios	de	gran	ayuda,	sé	que	tu
sanidad	se	dará	con	mucha	mayor	rapidez.
	
Como	 terapeuta	 cristiano	 he	 presenciado	 la	 destrucción	 que	 viene	 como
resultado	 de	 las	 relaciones	 humanas	 fracasadas.	 Esta	 es	 la	 razón	 por	 la	 que
escribí	este	libro.	Quiero	verte	a	ti	y	a	muchas	otras	personas	como	tú	liberadas
del	 dolor	 de	 todo	 aquello.	A	 lo	 largo	 de	 los	 años	 he	 llegado	 a	 comprender	 lo
importante	que	es	estar	dispuestos	a	enfrentar	las	cosas	que	ni	siquiera	queremos
admitir	que	están	en	nosotros.	Quiero	ayudarte	a	entender	el	impacto	que	tu	papá
tuvo	en	tu	vida	(bueno	o	malo)	y	mostrarte	cómo	las	experiencias	que	tuviste	con
él	 influyen	 en	 algunas	 de	 las	 elecciones	 que	 haces	 como	 adulta.	 Incluso	 la
manera	 en	que	ves	 la	 vida	 es	 en	gran	parte	 el	 resultado	de	 las	 interacciones	y
experiencias	en	tu	familia.
	
En	mi	práctica	como	consejero	también	he	tenido	la	oportunidad	de	observar
cómo	Dios,	 nuestro	Padre	 celestial,	 ha	 tocado	 el	 corazón	de	 cada	 persona	 que
tuvo	 el	 valor	 suficiente	 para	 enfrentar	 su	 dolor.	 Lo	 he	 visto	 restaurar	 lo	 que
parecía	 una	 situación	 imposible	 con	 Su	 poder	 y	 gracia	 especiales.	 E	 incluso
cuando	la	relación	entre	la	mujer	y	su	padre	no	pudo	restaurarse,	he	visto	a	Dios
satisfacer	las	necesidades	más	profundas	de	ella	y	sanar	el	dolor	en	su	corazón
de	una	manera	que	ella	jamás	habría	podido	prever.
	
Algunas	veces,	es	una	batalla	 larga	y	solitaria	que	 tienes	que	 librar.	Pero	no
pierdas	las	esperanzas.	Puedes	encontrar	una	vida	mejor	a	pesar	de	todos	y	cada
uno	de	los	problemas	que	tal	vez	tu	padre	terrenal	te	haya	ocasionado	en	la	vida.
La	clave	está	en	descubrir	que	todo	el	tiempo	tu	Padre	celestial	estuvo	al	tanto	de
ti	y	 anhelando	 reemplazar	 lo	que	 se	había	perdido.	Nunca	es	demasiado	 tarde.
Una	nueva	vida	 te	 llama	más	 allá	 del	 dolor	 que	 sientes	 hoy.	No	dejes	 que	 tus
decepciones	pasadas	echen	a	perder	el	resto	de	tu	vida.
	
Espero	que	 los	 siguientes	 capítulos	no	 sólo	 te	 permitan	dar	 un	vistazo	 a	 los
tipos	de	problemas	que	pueden	surgir	cuando	tu	padre	terrenal	te	falla,	sino	que
también	 te	den	una	ayuda	concreta	para	vencerlos.	La	buena	noticia	es	que	no
hay	dolor	o	decepción	que	pueda	derrotarnos	 si	ponemos	nuestra	confianza	en
alguien	más	 que	 es	 perfecto	 y	 que	 nos	 ama	 de	manera	 incondicional:	 nuestro
Padre	celestial.	Mi	oración	genuina	por	este	libro	es	que	te	lleve	a	Él.
	
CAPÍTULO	1	
PROBLEMAS	DEL	CORAZÓN
	
Me	gustaría	comenzar	este	primer	capítulo	con	la	historia	de	June.	De	muchas
maneras,	 la	misma	 refleja	el	 lamento	de	 incontables	hijas	como	 tú,	que	 luchan
con	los	efectos	de	un	papá	que	no	estuvo	presente	para	ayudarlas.	Año	tras	año
gimen:	Papito,	¿dónde	estás?	¿Quiéneres?
	
Mi	hijo	nació	hace	cinco	años.	Es	un	niño	saludable	y	lleno	de	energía.	Al	menos,	parecía	estarlo	al
momento	de	su	nacimiento.	Pero	unos	días	después	descubrimos	que	tenía	un	defecto.	No	era	visible.
Nadie	 podía	 verlo.	 Pero	 estaba	 allí,	 y	 era	 grave.	 Tenía	 un	 «vacío»	 en	 el	 corazón,	 es	 decir,	 una
comunicación	 interventricular	 congénita.	Así	 ació.	 Como	 a	 la	 semana	 luego	 de	 descubrirlo,	 los
doctores	le	abrieron	el	pecho	y	repararon	ese	vacío	en	su	corazoncito.	Así	que	pudo	continuar	con	su
vida	de	manera	normal.	Ni	siquiera	está	consciente	de	que	alguna	vez	tuvo	un	vacío	en	su	corazón.
	
Desearía	poder	decir	 lo	mismo.	Mi	hijo	y	yo	nos	parecemos.	Ambos	tuvimos	vacíos	en	nuestro
corazón.	Él	nació	así	y	su	corazón	fue	reparado.	Yo	no	nacícon	un	vacío	en	el	corazón,	pero	a	 lo
largo	de	los	años	de	mi	niñez	el	vacío	se	creó	y	creció	más	jun	junto	conmigo.	No	ha	sido	reparado,
aun	 cuando	 lo	 he	 intentado.	 Este	 vacío	 tiene	 una	 forma	 diferente	 al	 de	 mi	 hijo.	 El	 vacío	 en	 mi
corazón	tiene	la	forma	de	mi	padre.	La	cirugía	física	no	reparara	ese	vacío.	Se	requeriría	de	algo	así
como	cirugía	o	sanidad	emocional	para	que	cerrara	lentamente.	No	estoy	segura	de	cómo	voy	en	el
proceso.	Estoy	confundida.	¿Acaso	depende	de	cómo	mi	padre	entra	en	mi	vida	y	de	alguna	manera
deshace	lo	que	hizo	o	hace	lo	que	no	hizo	hace	años?	Sólo	quiero	un	corazón	completo.	Qué	malo
que	no	haya	transplantes	de	corazón	para	este	tipo	de	desorden.
Hay	muchas	hijas	que	andan	con	un	vacío	en	su	corazón	con	la	forma	de	su
padre.	Les	 falta	 algo	que	debieron	haber	 recibido	de	 él.	O	 él	 les	 respondió	de
maneras	 que	 fueron	 mucho	 más	 allá	 de	 lo	 que	 cualquier	 hija	 debió	 haber
soportado.	 O	 simplemente	 desapareció	 un	 día	 de	 sus	 vidas	 y	 no	 volvió	 a
aparecer.	 Cualquiera	 de	 esas	 experiencias	 puede	 crear	 un	 vacío	 que
aparentemente	 no	 puede	 ser	 llenado	 por	 ninguna	 otra	 cosa.	 Si	 crees	 que	 estás
sola,	que	tu	dolor	es	único	para	ti	y	tu	familia,	espero	que	este	libro	te	muestre
que	 no	 es	 así.	 Escucha	 a	 otras	 hijas	 adultas	 compartiendo	 cómo	 sus	 papás
influyeron	 en	 ellas	 —algunas	 veces	 de	 manera	 positiva,	 y	 otras	 de	 manera
negativa—	más	allá	de	sus	años	infantiles.
	
Mi	 relación	 con	mi	 padre	 fue	 incompleta,	 controlada,	 confusa	 y	 triste.	Era	 un	 hombre	 inteligente,
divertido,	profundo	y	de	personalidad	agradable	cuando	estaba	sobrio,	y	una	caricatura	de	hombre
explosivo,	impredecible,	maltratador,	iracundo,	patético	y	destructivo	cuando	tomaba,	lo	cual	se	hizo
más	frecuente	con	el	pasar	del	tiempo.
	
Mi	padre	y	yo	siempre	hemos	tenido	una	buena	relación.	Siempre	ha	mantenido	estándares	elevados,
pero	estos	nunca	han	sido	irrazonables.	Yo	sostengo	esos	mismos	estándares	hoy:	las	expectativas	de
que	 las	 personas	 siempre	 deben	 tratar	 de	 hacer	 lo	mejor	 que	 puedan,	 ser	 amables,	 comportarse	 y
hacerse	de	un	porvenir	pero,	además,	no	dejar	que	la	ambición	se	interponga	en	la	felicidad.	Puedo
hablar	con	mi	padre	acerca	de	cualquier	cosa	y	sentirme	muy	cómoda	pidiéndole	su	consejo	sobre
cosas	 relacionadas	 con	 las	 finanzas,	 la	 política	 y	 la	 vida	 en	 general.	 Nos	 hemos	 acercado	más	 a
medida	 que	 me	 hice	 mayor	 porque	 compartimos	 el	 mismo	 amor	 por	 la	 historia	 y	 la	 buena
conversación	sobre	cosas	importantes,	además	que	ambos	crecimos	espiritualmente	a	lo	largo	de	los
últimos	cinco	a	diez	años.	Nunca	he	sentido	que	nuestra	 relación	en	general	 sea	mala,	aunque	por
supuesto	hubo	veces	cuando	puede	que	no	hayamos	estado	de	acuerdo,	como	en	cualquier	relación
padrehija.
	
Mi	padre	no	estuvo	conmigo	desde	el	punto	de	vista	emocional.	No	recuerdo	haber	 tratado	alguna
vez	 con	 él	 acerca	 de	 luchas	 o	 problemas,	 o	 haber	 buscado	 su	 consejo.	 Recuerdo	 que	 le	 pedí	 su
consejo	acerca	de	un	novio	una	vez	cuando	estaba	en	la	Universidad.	Tomé	la	decisión	de	ofrecerle	la
oportunidad	de	aconsejarme	porque	pensé	que	tal	vez	no	me	había	dado	consejo	alguno	porque	nunca
se	lo	requerí.	Recuerdo	que	me	contestó	que	en	realidad	no	podía	responder	a	la	pregunta	y	que	yo
tendría	que	tomar	la	decisión,	porque	se	trataba	de	mi	vida.	(Era	evidente	que	no	se	sentía	cómodo
dándome	 consejos.)	 No	 estuvo	 conmigo	 para	 ayudarme	 con	 las	 tareas	 del	 colegio	 o	 para	 darme
consejo	 sobre	 cualquier	 cosa	 como	 elegir	 cursos,	 opciones	 para	 actividades	 extracurriculares,
posibilidades	 de	 carreras,	 mis	 intereses	 o	 metas	 en	 la	 vida,	 decisiones	 morales,	 opciones	 para
universidades,	reparaciones	del	automóvil,	compras	para	la	casa.	Aunque	me	fue	bien	en	la	escuela
(siempre	 aparecía	 en	 los	 cuadros	 de	 honor	 con	 calificaciones	 A	 y	 B)	 era	 y	 soy	 extremadamente
responsable,	 no	 recuerdo	 que	 mi	 padre	 me	 alabara	 o	 reconociera	 mis	 logros	 sino	 en	 muy	 raras
ocasiones,	y	sólo	a	instancias	de	mi	madre.	(Desde	un	punto	de	vista	positivo,	sé	que	está	orgulloso
de	mí	como	adulta,	y	que	me	ama.	Observo	que	pregunta	acerca	de	mi	vida	y	está	tratando	de	llegar	a
conocerme.	Estas	cosas	me	conmueven.)
	
Mi	padre	biológico	estuvo	presente	desde	mi	nacimiento	hasta	que	cumplí	unos	seis	años	y	medio.
Yo	llegué	cinco	años	después	de	que	mis	padres	perdieran	a	una	hija	de	dos	años	de	edad.	Mi	papá
me	engreía,	me	llevaba	en	sus	brazos	o	en	sus	hombros.	Era	amable,	amoroso,	consentidor	y,	oh,	tan
fuerte.	A	mis	seis	años	y	medio	de	edad,	mi	papá	tuvo	una	crisis	nerviosa,	y	no	lo	volví	a	ver	sino
hasta	que	cumplí	los	catorce.	Para	entonces	ya	no	lo	conocía	y	tenía	temor.
	
De	 hecho,	 la	 brecha	 entre	 mi	 padre	 y	 yo	 sigue	 creciendo	 a	 medida	 que	 envejecemos.	 Estoy
comenzando	a	ver	cuán	irrespetuoso	e	hiriente	puede	ser	y	fue	en	el	pasado	con	mi	mamá.	Me	está
costando	reconciliar	al	papito	que	amaba	cuando	niña	con	el	hombre	que	reconozco	en	él	hoy.	Me
avergüenzan	 algunas	 de	 las	 cosas	 que	 hace,	 pero	 aun	 así	 quiero	 defenderlo	 hasta	 la	 muerte.	 Es
doloroso.
	
Mi	 padre	 no	 «estuvo	 conmigo».	Hasta	 que	 cumplí	 los	 trece	 años,	 él	 se	 iba	 desde	 temprano	 en	 la
mañana,	después	del	desayuno,	hasta	la	hora	de	la	cena…	mayormente	para	trabajar.	Cuando	estaba
en	casa,	se	enfrascaba	en	algún	libro	o	encendía	la	radio.	Los	niños	estábamos	para	ser	vistos	pero	no
para	hacer	ruido	alguno.	Él	escuchaba	música	o	las	noticias	durante	las	comidas.	Luego,	el	verano	en
que	cumplí	trece	años,	nos	dejó	a	pedido	de	nuestra	mamá.	Ella	dijo	después	que	no	podía	aguantar
sus	críticas	y	su	silencio.	Yo	me	sentí	aliviada.	Mi	hermano	se	enfureció.	Dijo	que	eso	ponía	fin	a	su
esperanza	de	tener	un	papá	como	todos	los	demás.	Yo	estaba	feliz	de	no	tener	que	fingir	que	dormía
hasta	tarde	los	fines	de	semana	para	evitar	la	ira	de	él.	Cuando	me	comprometí	y	llevé	a	mi	novio	a
conocerlo,	papá	se	negó	a	estrecharle	la	mano.	Estuvo	allí	con	los	brazos	cruzados	sobre	el	pecho	y	le
dijo	 a	mi	 prometido	 que	 algunas	 personas	 trabajaban,	 y	 que	 aquellos	 que	 no	 podían	 trabajar	 eran
maestros.	Mi	novio	era	maestro.
	
Debido	 a	 que	mi	 padre	 era	 alcohólico,	 era	 casi	 como	 tener	 dos	 padres.	Cuando	 estaba	 sobrio,	 era
amoroso	y	divertido.	Cuando	estaba	ebrio	yo	me	convertía	en	la	adulta,	ya	que	él	se	convertía	en	el
que	necesitaba	que	lo	cuidaran.
	
Era	una	relación	maravillosa	e	íntima.	Su	amor	y	respeto	por	mi	madre	era	el	mayor	regalo	que	un
hombre	le	puede	dar	a	su	familia.	Aunque	crecí	durante	la	época	de	la	Depresión,	nunca	dudé	que	él
cuidaría	de	mí.	Era	muy	respetado	en	nuestra	comunidad,	y	yo	sentía	que	era	un	privilegio	ser	su	hija.
	
Padre,	una	 palabra	 poderosa.	 Una	 palabra	 positiva	 para	 algunos	 y	 dolorosa
para	 otros.	 ¿Qué	 es	 un	 padre?	 ¿Quiénse	 supone	 que	 sea,	 y	qué	se	 supone	que
deba	 hacer?	 Algunas	 veces,	 en	 mi	 práctica	 como	 consejero	 he	 escuchado	 a
mujeres	describir	 lo	que	desearían	que	sus	padres	fueran	o	hubiesen	sido,	y	mi
única	respuesta	es:	«Eso	no	existe	en	ninguna	parte».	Sonaba	como	superpadre,
que	podía	saltar	de	un	edificio	a	otro.	Algunas	personas	crean	padres	a	la	imagen
de	 lo	 que	 quieren	 que	 sea	 en	 vez	 de	 lo	 que	 alguna	 vez	 podría	 ser.	A	menudo
también	hacemos	esto	con	Dios,	nuestro	Padre	celestial.
	
Al	trabajar	con	esas	personas	que	sufren	y	padecen	traumas,	a	menudo	se	me
abre	 una	 ventana	 para	mirar	 a	 través	 de	 la	 teología	 de	 ellas.	 Lo	 que	 creemos
acerca	 de	 Dios	 realmente	 pasa	 al	 frente	 cuando	 estamos	 sufriendo.	 Y	 lo	 que
escucho	muy	a	menudo	es	lo	que	estas	personas	desearían	que	Dios	fuera	en	vez
de	quién	es	según	las	Escrituras.	Pero	no	podemos	crear	a	Dios	a	la	imagen	de	lo
que	queremos	que	sea	a	fin	de	satisfacer	nuestras	necesidades.	Él	es	quien	es,	ya
sea	que	eso	cuente	con	nuestra	aprobación	o	no.
	
Del	mismo	modo,	 algunas	mujeresnunca	 tendrán	 el	 padre	 que	 quieren,	 no
debido	a	alguna	deficiencia	en	su	papá	sino	a	que	lo	que	desean	es	algo	irrealista
e	 inalcanzable.	 Para	 otras,	 lo	 que	 quieren	 es	 algo	 razonable,	 y	 sería	 más
saludable	 para	 su	 papá	 si	 él	 fuera	 así.	 Pero	 algunos	 padres	 enfrentan	 retos
emocionales	o	de	desarrollo	 tan	grandes	que	 tomaría	años	de	 trabajo	—tal	vez
incluso	terapia—	para	que	su	sanidad	llegara	a	ocurrir.	Sólo	entonces	podría	su
hija	esperar	ver	el	cambio	que	preferiría	en	su	relación	padrehija.
	
The	Wonder	of	Girls:	Understanding	the	Hidden	Nature	of	Our	Daughters	[La
maravilla	de	las	muchachas:	Entienda	la	naturaleza	oculta	de	nuestras	hijas]	por
Michael	Gurian,1es	uno	de	 los	mejores	 libros	que	he	visto	sobre	este	 tema.	De
una	manera	muy	sucinta,	el	autor	describe	el	impacto	de	un	padre	sobre	su	hija.
Dice:
	
El	padre	que	es	sincero	con	su	hija	en	cuanto	a	sus	propias	fallas	se	convierte	en	su	confidente.	El
padre	que	permanece	estoico	se	convierte	en	un	enigma	que	ella	tiene	que	resolver.	El	padre	que	se
distancia	 demasiado	 de	 su	 hija	 se	 convierte	 en	 una	 carga	 que	 ella	 lleva	 por	 la	 vida.	 Si	 el	 padre
siempre	encuentra	tiempo	para	abrazar	a	su	hija,	escucharla,	lanzarla	al	aire,	bailar	con	ella,	correr	a
su	lado,	prepararla,	consolarla	y	protegerla,	le	dará	el	mejor	regalo	de	la	vida	con	que	fue	equipado
para	dar.	Si	el	padre	no	se	inhibe,	y	le	enseña	a	su	hija	las	habilidades	que	ella	necesita	para	vivir,
comparte	 un	 tipo	 activo	 de	 respeto	 por	 la	 variedad	 en	 el	 desarrollo	 de	 la	 muchacha.	 Si	 el	 padre
compite	 con	 su	 hija	 en	 los	 juegos,	 la	 deja	 ganar	 una	 cantidad	 razonable	 de	 veces,	 cuando	 ella	 es
pequeña,	 le	muestra	 tanto	su	propia	humildad	como	el	potencial	que	ella	 tiene.	Y	cuando	el	padre
ayuda	a	la	hija	a	entrar	en	el	mundo	de	la	sexualidad,	el	romance	y	luego	el	matrimonio,	el	hombre	se
convierte	en	más	que	un	brazo	del	cual	caminar	hacia	el	altar:	se	convierte	en	la	mente	de	su	hija,	en
alguien	intrépido…
	
Cómo	lo	vi
	
Es	 probable	 que	 entiendas	 el	 impacto	 que	 tu	 padre	 tuvo	 sobre	 ti	 si	 puedes
recordar	 cómo	 lo	 veías	 en	 diferentes	 etapas	 de	 tu	 niñez.	 ¿Recuerdas	 lo	 que
pensabas	y	sentías	acerca	de	tu	padre	en	las	siguientes	edades?
	
3	 años
__________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
	
6	 años
__________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
	
9	 años
__________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
	
12	 años
________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
	
He	 visto	 a	 una	 serie	 de	 personas	 y	 amigos	 a	 lo	 largo	 de	 los	 años	 con	 una
variedad	 de	 problemas	 del	 corazón.	 Algunos	 tienen	 irregularidades	 en	 sus
latidos;	 otros	 tienen	 latidos	 demasiado	 rápidos.	 En	 algunos	 casos	 el	 problema
puede	 corregirse	 con	 medicamentos,	 pero	 algunas	 veces	 se	 debe	 colocar	 un
marcapasos.	He	sabido	que	otras	personas	que	experimentaron	 fallas	y	presión
en	el	corazón	debido	a	arterias	bloqueadas.	Un	amigo	que	experimentó	todas	las
señales	clásicas	de	un	ataque	cardíaco	finalmente	fue	a	su	doctor	para	descubrir
que	 era	 un	 milagro	 que	 siguiera	 caminando,	 dos	 de	 sus	 arterias	 estaban
bloqueadas	al	ciento	por	ciento	y	otra	estaba	bloqueada	al	noventa	por	ciento.	De
inmediato	fue	operado	del	corazón	para	recibir	un	puente	quíntuple.
	
Algunas	personas	han	tenido	que	recibir	un	 transplante	completo	de	corazón
para	continuar	viviendo.
	
PROBLEMAS	CARDIOVASCULARES	
COMUNES	EN	LAS	HIJAS
	
Así	 como	 nuestra	 bomba	 física,	 llamada	 corazón,	 puede	 tener	 numerosos
problemas	 que	 los	 doctores	 tienen	 que	 corregir,	 nuestras	 vidas	 emocionales
pueden	 sufrir	 de	 diversos	 males	 del	 corazón	 que	 surgen	 debido	 a	 nuestras
relaciones	defectuosas.
	
1.	El	corazón	magullado.	Una	hija	con	un	corazón	dolorido	se	siente	aplastada.
Siente	que	nunca	puede	ser	lo	suficientemente	buena	como	para	vivir	a	la	altura
de	 las	expectativas	de	quienes	 la	 rodean,	en	especial	 su	padre.	La	mayor	parte
del	 tiempo	 se	 siente	 avergonzada,	 temerosa	 e	 insegura.	 Duele	 demasiado
intentarlo,	así	que	el	 temor	de	cometer	un	error	o	de	perder	 la	hace	renuente	a
entrar	de	lleno	en	la	vida.
	
Vive	en	estado	de	supervivencia	creyendo	que:	«Tengo	que	cuidarme	porque
nadie	más	me	 cuidará.	Y	 si	 dicen	 que	 lo	 harán,	 no	 puedo	 depender	 de	 ellos».
Retirarse	es	una	manera	de	protegerse	y	de	eliminar	la	posibilidad	de	ser	herida.
A	menudo	 es	muy	 sensible,	 y	 a	 veces	 la	 decepción	 y	 la	 desesperanza	 son	 sus
compañeras.
	
Una	mujer	llegó	a	tener	el	corazón	magullado	porque	no	recibió	aprobación,
validación,	suficiente	atención	ni	apoyo	de	las	personas	importantes	en	su	vida.
O	 porque	 su	 padre	 no	 supo	 cómo	 darle	 eso,	 lo	 hizo	 condicional,	 no	 estuvo
presente	 o	 decidió	no	dárselo.	Y	 estos	 cuatro	 elementos	 cruciales	 (aprobación,
validación,	atención,	y	apoyo),	 se	vuelven	como	una	búsqueda	para	 tal	hija.	A
menudo,	 la	 manera	 en	 que	 ella	 va	 por	 la	 vida	 tratando	 de	 encontrarlos	 no	 es
saludable,	creándole	otros	problemas,	o	auto	saboteando	sus	propios	esfuerzos.
	
Lo	 que	 me	 gustaría	 que	 sepas	 desde	 el	 inicio	 de	 esta	 obra	 es	 que	 hay
esperanza	para	 el	 vacío	 del	 corazón.	 Jesucristo	 es	 y	 tiene	 la	 respuesta	 para	 un
corazón	 dolorido,	 por	 cuanto	 Él	 es	 «manso	 y	 humilde	 de	 corazón»	 (Mateo
11.29).	Un	profeta	dijo	de	Jesús:	«La	caña	cascada	no	quebrará,	y	el	pábilo	que
humea	no	apagará»	(Mateo	12.20).	Él	quiere	que	las	hijas	doloridas	recuerden:
Está	bien	si	no	todo	es	bueno.	Puedes	estar	bien	incluso	si	tu	padre	no	lo	estuvo.
Hay	un	Dios	que	está	allí	y	que	proveerá	para	ti.	Él	sí	se	preocupa	y	sí	sana	los
corazones	magullados.
	
2.	El	corazón	emprendedor.	Hay	un	problema	del	corazón	que	a	primera	vista	no
parece	serlo.	Le	pertenece	a	la	hija	que	se	exige	para	ser	la	mejor	en	lo	que	haga.
El	temor	al	fracaso	y	a	la	decepción	es	su	fuerza	impulsora.	Para	algunas	es	un
mensaje	a	su	padre:	«Te	voy	a	enseñar.	Puedo	tener	éxito.	Puedo	ser	la	mejor.	No
me	diste	 lo	que	necesitaba,	así	que	 lo	voy	a	conseguir	por	mí	misma».	Y	para
añadir	a	los	sentimientos	de	ineptitud,	es	selectiva	en	su	búsqueda	de	aprobación.
A	menudo,	busca	sólo	a	aquellos	con	posición,	que	puedan	validar	lo	bien	que	le
va.	 ¿Qué	 impulsa	 a	 una	 hija	 así?	 La	 duda.	 Los	 sentimientos	 de	 ineptitud.	 El
síndrome	 de	 «no	 estoy	 a	 la	 altura	 a	 los	 ojos	 de	 mi	 papá».	 Ella	 invierte	 su
identidad	en	lo	bien	que	se	desempeña,	con	una	idea	que	resuena	en	su	cabeza:
«Puedo	hacerlo	y	lo	haré».	Por	desdicha,	este	corazón	continuamente	tiene	que
hacer	más	y	desempeñarse	mejor	para	ser	valorado.
	
HAY	ESPERANZA	PARA	
EL	CORAZÓN	
CON	UN	VACÍO	
EN	SU	INTERIOR.
Jesús	dirá:	No	es	necesario.	Él	te	valora	por	lo	que	eres.	Esto	no	se	basa	en	tu
rendimiento.	 Dios	 no	 te	 ama	 por	 lo	 que	 haces.	 No	 puedes	 desempeñarte	 lo
suficientemente	bien	en	nada	para	ganarte	Su	amor.	Dios	quiere	que	digas	y	 te
habilita	para	que	lo	afirmes:	«Está	bien	que	no	sea	perfecta.	Dios	me	ve	perfecta
en	Cristo.	No	 tengo	 que	 probarle	 nada	 a	mi	 padre.	Él	 no	 es	 el	 juez	 final	 para
determinar	mi	valor».
	
3.	El	corazón	endurecido.	He	visto	corazones	que	son	duros,	como	el	concreto.
Este	problema	es	una	clara	señal	de	una	tremenda	herida	en	la	relación	padrehija.
En	 este	 caso,	 la	 hija	 ha	 sidoherida	 tanto	 por	 la	 vida	 que	 se	 cierra
emocionalmente	y	se	desarraiga	de	su	corazón.	Ella	piensa:	Si	sientes,	sufres,	así
que	bloquea	los	sentimientos,	tápalos.	La	única	emoción	que	se	permite	sentir	es
ira,	y	la	exterioriza	con	bastante	fuerza.	A	menudo,	la	aprobación	y	la	protección
que	quería	cuando	niña	nunca	llega,	y	esa	decepción	produce	la	herida	en	ella.
Pero	esta	hija	puede	aprender	que	las	decepciones	son	parte	de	la	vida.	Dios	es	el
autor	de	los	sentimientos,	y	es	bueno	experimentar	toda	la	gama	de	emociones.
Dios	está	allí	para	ayudarnos	en	cualesquiera	que	sean	nuestros	sentimientos.	En
vez	de	taparlos,	ella	tiene	que	llegar	a	un	acuerdo	con	lo	que	sucedió	y	aceptar	su
dolor	 como	 una	 respuesta	 legítima	 a	 su	 experiencia.	 Sólo	 entonces	 puede
comenzar	a	sanar	y	a	sentir	que	su	corazón	se	suaviza.
	
4.	El	corazón	adicto	es	otro	de	 los	que	sufre.	Es	un	corazón	que	se	pega	a	 las
personas,	 actividades,	 sustancias,	 comida	 y	 cualquier	 cosa	 que	 cubra	 el	 dolor
interior.	Todo	se	hace	en	exceso	a	fin	de	cubrir	las	decepciones	de	la	vida.	Pero
por	desdicha	no	funciona.	Es	un	sustituto	que	no	está	a	la	altura	de	sus	promesas.
Los	 sufrimientos	 y	 el	 vacío	 siguen	 allí.	 Es	 un	 intento	 fallido	 por	 lidiar	 con	 el
asunto.	Es	un	escape	que	lleva	de	vuelta	a	la	prisión.	El	sentimiento	de	necesidad
sólo	puede	satisfacerse	cuando	el	amor	y	el	mensaje	de	Jesús	—«Estás	bien»—
encuentran	cabida	en	el	corazón.2
	
UNA	MIRADA	BÍBLICA	A	TU	CORAZÓN
	
Tu	 corazón	 es	 extremadamente	 importante.	 Seleccionamos	 gran	 parte	 de	 lo
que	comemos	en	base	a	cómo	se	ve	afectado	nuestro	corazón.	Hacemos	ejercicio
porque	el	corazón	es	uno	de	los	órganos	del	cuerpo	que	más	se	beneficia	de	este.
En	las	Escrituras,	se	hace	referencia	al	corazón	una	y	otra	vez,	pero	no	se	trata
del	órgano	físico.
	
En	 el	 idioma	 hebreo	 el	 corazón	 es	 el	 centro	 del	 ser	 y	 el	 intelecto.	 Es	 con
nuestro	 corazón	 que	 sentimos,	 percibimos	 y	 hacemos	 elecciones	 morales.	 Es
nuestro	corazón	el	que	busca	a	Dios	y	le	responde.	Échale	una	mirada	a	cómo	la
Biblia	en	el	Antiguo	Testamento	utiliza	la	palabra.	Ya	que	nuestro	corazón	es	el
órgano	 del	 «sentimiento»,	 se	 desespera,	 sufre,	 se	 llena	 de	 terror,	 está	 triste	 o
alegre.	 El	 desaliento	 es	 «desanimarse»	 y	 la	 ira	 hace	 que	 el	 corazón	 «arda».
(Véanse	 Deuteronomio	 28.65;	 1	 Samuel	 2.33;	 17.32;	 28.5;	 Nehemías	 2.2;
Salmos	39.3;	119.11;	Proverbios	17.22.)
	
El	 corazón	 también	 es	 el	 centro	 de	 nuestra	 vida	 perceptiva	 o	 pensante.	 Las
Escrituras	declaran	que	nuestro	corazón	sabe	cosas,	discierne	y	tiene	sabiduría.
Es	el	lugar	donde	la	Palabra	de	Dios	se	ha	de	almacenar	para	que	por	medio	del
entendimiento	 de	 lo	 que	 Dios	 quiere,	 no	 pequemos	 contra	 Él	 (Deuteronomio
4.39;	8.5;	1	Reyes	3.9;	10.24;	Salmo	119.11).
	
Nuestro	corazón	es	el	órgano	que	toma	las	decisiones	morales,	y	las	Escrituras
son	bastante	explícitas	en	cuanto	a	eso.	Jesús	dijo:	“Porque	del	corazón	salen	los
malos	pensamientos,	los	homicidios,	los	adulterios,	las	fornicaciones,	los	hurtos,
los	 falsos	 testimonios,	 las	 blasfemias”	 (Mateo	 15.19,	 énfasis	 añadido).	 Pero	 al
otro	lado	de	la	moneda,	el	corazón	puede	ser	recto,	firme	y	lleno	de	integridad
(Salmos	97.11;	108.1;	1	Reyes	9.4).
	
A	todos	se	nos	pide	que	amemos	a	Dios	con	todo	nuestro	corazón.	Este	podría
ser	duro	o	estar	consagrado	a	Él.	Puede	no	estar	arrepentido	y	ser	 incrédulo,	o
ser	sincero	en	su	fe	(Éxodo	8.32;	2	Crónicas	15.17;	19.3;	Job	31.9;	Romanos	2.5;
Hebreos	10.22).	Pero	no	 importa	qué	 tipo	de	padre	 tuviste	o	cuáles	 fueron	 tus
experiencias	con	él,	eres	de	tremendo	valor,	valía	e	importancia.	Considera	estas
palabras:
	
No	eres	un	accidente.	Tu	nacimiento	no	fue	un	error	ni	un	percance,	y	tu	vida
no	 es	 una	 casualidad	 de	 la	 naturaleza…	 Mucho	 tiempo	 antes	 que	 fueras
concebida	por	tus	padres,	lo	fuiste	en	la	mente	de	Dios.	Él	pensó	en	ti	primero…
Él	 hizo	 tu	 cuerpo	 a	 la	 medida,	 tal	 y	 como	 lo	 quería.	 También	 determinó	 los
talentos	naturales	que	poseerías	y	el	carácter	único	de	tu	personalidad…	Lo	más
asombroso,	 Dios	 decidió	 cómo	 nacerías.	 Pese	 a	 las	 circunstancias	 de	 tu
nacimiento	o	quiénes	son	tus	padres,	Dios	tuvo	un	plan	al	crearte.	No	importa	si
fueron	buenos,	malos	o	 indiferentes.	Dios	 sabía	que	esas	dos	personas	poseían
exactamente	la	composición	genética	correcta	para	crear	al	«tú»	a	la	medida	que
pensaba.	Ellos	tenían	el	ADN	con	el	que	Dios	quería	hacerte….	Dios	nunca	hace
algo	por	accidente,	ni	comete	errores,	Él	tiene	una	razón	para	todo	lo	que	crea…
Dios	estaba	pensando	en	ti	aun	antes	que	hiciera	el	mundo…	Esa	es	la	medida
del	amor	de	Dios	a	ti	y	de	cuánto	te	valora.3
	
Lee	ese	párrafo	una	vez	por	día,	en	voz	alta,	durante	un	mes.	Te	sorprenderá	la
diferencia	que	hará	en	tu	vida.
	
NUESTRAS	HISTORIAS	ESPECIALES
	
Al	abordar	este	libro,	quería	que	fuera	más	que	una	fuente	de	información	y
ayudas.	Quería	que	fuera	una	oportunidad	para	que	las	hijas	adultas	contaran	sus
historias.	 Muchas	 jamás	 han	 compartido	 sus	 experiencias	 a	 profundidad.
Algunas	 estuvieron	 vacilantes	 al	 respecto,	 ya	 que	 el	 dolor	 de	 sus	 pérdidas	 se
reactivaba.	 Para	 otras,	 fue	 una	 reflexión	 más	 positiva,	 ya	 que	 fueron	 lo
suficientemente	afortunadas	al	tener	un	padre	que	respondió	como	tal.	Ojalá	sus
historias	te	ayuden	a	echar	una	mirada	de	cerca	a	tu	propia	experiencia.	Tal	vez
tuviste	una	buena	relación	padrehija,	o	podrías	ser	como	la	callada	multitud	de
mujeres	que	llevan	en	su	corazón	un	vacío	donde	debió	estar	papá.
	
Les	 pedimos	 a	 muchas	 mujeres	 por	 todo	 el	 país	 que	 completaran	 un
cuestionario	de	nueve	preguntas	a	fin	de	recopilar	profundas	comprensiones	de
la	relación	única	y	tan	importante	entre	una	hija	y	su	padre	terrenal.
	
Luego	de	leer	estas	historias,	dedica	algún	tiempo	a	reflexionar	sobre	ellas,	y
da	 tus	 respuestas	antes	de	proceder.	Puede	que	estas	 sean	preguntas	que	 jamás
hayas	considerado	antes,	pero	ojalá	te	ayuden	a	comprenderte	a	ti	misma	—y	a
tu	padre—	de	una	manera	nueva.
	
He	aquí	las	nueve	preguntas	que	hicimos	en	la	encuesta:
	
1.	¿Cómo	describirías	tu	relación	con	tu	padre?
2.	¿De	qué	manera	estuvo	tu	padre	contigo?
3.	¿De	qué	manera	estuvo	tu	padre	ausente?
4.	Describe	cómo	ha	influido	o	moldeado	tu	padre	tu	vida	(ya	sea	negativa
o	positivamente).
5.	Si	tu	relación	fue	pobre,	¿qué	has	hecho	para	vencer	eso?
6.	¿Qué	es	lo	que	más	aprecias	y	lo	que	menos	estimas	en	la	participación
de	tu	padre	en	tu	vida?
7.	Si	la	interacción	con	tu	padre	fue	nula,	¿cómo	llenaste	ese	vacío?
8.	¿De	qué	manera	ha	afectado	la	relación	con	tu	padre	terrenal	tu	nexo	con
Dios	y	Jesús?
9.	En	este	momento,	¿qué	te	gustaría	decirle	a	tu	padre?
He	aquí	las	respuestas	de	dos	mujeres:
	
¿Cómo	describiríastu	relación	con	tu	padre?
	
«Era	 controlador,	 perfeccionista,	 del	 tipo	 militar	 y,	 desafortunadamente,
alcohólico.	Le	temía	y,	sin	embargo,	quería	contar	con	su	aprobación	y	su	amor.
Mi	hermana,	mi	madre	y	yo	le	teníamos	miedo.	Por	ejemplo,	se	presentaba	en	mi
habitación	con	guantes	blancos	buscando	algo	 sucio,	 ¡y	 luego	 trataba	de	hacer
rebotar	una	moneda	de	veinticinco	centavos	sobre	mi	cama!	Ahora	puedo	reírme
de	 ello,	 pero	 en	 ese	 entonces,	 vivíamos	 con	 el	 alma	pendiendo	de	un	hilo.	Mi
padre,	 además,	 abusaba	 sexualmente	 de	 mí.	 Es	 difícil	 poner	 en	 palabras	 la
ambivalencia	 que	 sentía	 hacia	 él.	 Lo	 amaba,	 pero	 odiaba	 lo	 que	 me	 estaba
haciendo».
	
¿De	qué	manera	estuvo	tu	padre	ausente?
	
«Estaba	 emocionalmente	 ausente,	 excepto	 de	 maneras	 inapropiadas,
queriendo	decir,	y	me	preguntaba:	“¿Me	amas?”	y	luego:	“Dime	que	me	amas.
Si	me	amaras,	no	saldrías	con	tus	amigos,	te	quedarías	conmigo”.	No	estaba	allí
para	brindarme	seguridad.	Y	me	sentía	temerosa	de	él,	especialmente	cuando	mi
hermana	y	mi	mamá	no	estaban	en	casa.	Mi	papá	no	sabía	cómo	ofrecer	amor	ni
aceptación	incondicional.	Todo	lo	que	me	daba	tenía	un	precio.	Los	obsequios	de
juguetesde	peluche	eran	sobornos,	no	regalos,	y	me	sentía	avergonzada	cuando
me	traía	cosas	(como	un	brazalete	muy	costoso)».
	
Describe	cómo	ha	 influido	o	moldeado	tu	padre	tu	vida	(ya	sea	negativa	o
positivamente).
	
«Negativamente:	 Yo	 no	 tenía	 concepto	 alguno	 de	 límites	 saludables,	 por	 lo
tanto,	 las	relaciones	eran	malsanas.	(No	sabía	dónde	terminaba	lo	mío	y	dónde
empezaba	lo	de	los	demás.)	Sólo	por	la	gracia	de	Dios	mi	esposo	y	yo	llevamos
veintiocho	años	de	casados.	Espiritualmente	hablando,	 luché	por	creer	en	Dios
porque	mi	padre	era	maestro	de	escuela	dominical	y	diácono	en	nuestra	iglesia.
Desde	 el	 punto	 de	 vista	 emocional,	 era	 una	 persona	 frágil.	 Tuve	 que	 trabajar
duro	 para	 vencer	muchos	 temores	 a	 lo	 largo	 de	 toda	mi	 vida	 (temores	 de	 ser
violada,	 de	 estar	 sola,	 de	 rechazo,	 de	 abandono).	Durante	muchos	 años	 estuve
llena	 de	 constante	 preocupación,	 siempre	 alerta,	 con	 el	 alma	 pendiendo	 de	 un
hilo.	 Ahora	 sé	 que	 incluso	 mi	 cerebro	 estaba	 afectado	 debido	 al	 trauma.	 Por
medio	de	muchos	años	de	consejería	cristiana,	Dios	pavimentó	nuevos	senderos
en	mi	cerebro,	en	vez	de	permanecer	atascada	en	el	temor	y	la	inseguridad.	Y	la
intimidad	era	otra	cosa	que	necesitaba	recibir	el	toque	sanador	de	Dios.
	
»Positivamente:	Sabía	que	tenía	que	trabajar	duro	para	sobrevivir	en	la	vida».
	
Si	tu	relación	fue	pobre,	¿quéhas	hecho	para	vencer	eso?
	
«Me	convertí	a	Cristo	a	la	edad	de	treinta	años,	y	Dios	comenzó	un	proceso
sanador	 en	 mi	 vida	 (en	 todos	 los	 aspectos…espiritual,	 emocional,	 mental,
relacional,	físico).	Luego	de	años	de	enfermedad	física	y	depresión,	comencé	la
consejería,	y	Dios	usó	 lo	que	el	hombre	quiso	para	mal	y	 lo	volvió	para	bien.
Lentamente	pude	enfrentar	la	verdad	de	mi	pasado,	la	verdad	de	Su	Palabra,	y	la
verdad	 de	 la	 condición	 de	mi	 propio	 corazón.	 Dios	 hizo	 con	muchísimo	más
abundancia	lo	que	yo	jamás	habría	podido	imaginar.	Él	es	mi	todo	en	todo,	cada
aliento	 que	 doy,	 mi	 agua	 viva,	 mi	 pan	 diario,	 mi	 sanidad	 y	 mi	 gracia
sustentadora,	 el	 que	 ama	 mi	 alma,	 el	 que	 levanta	 mi	 cabeza,	 y	 autor	 y
perfeccionador	de	mi	fe.	Alabado	sea	Dios.	Todo	lo	que	he	experimentado	lo	he
usado	 para	 Su	 gloria	 y	 para	 equiparme	 y	 cumplir	 Su	 propósito.	 Ahora	 soy
consejera	cristiana,	ofreciendo	el	consuelo	que	Dios	me	dio	a	los	demás.	Esta	es
la	vida	abundante.	Cuando	mis	dos	padres	batallaron	contra	el	cáncer	al	mismo
tiempo,	pude	cuidar	de	ellos	y	ofrecerlos	al	amor	de	Cristo».
	
¿De	qué	manera	ha	afectado	la	relación	con	tu	padre	terrenal	tu	nexo	con
Dios	y	Jesús?
	
«Definitivamente	me	fue	difícil	relacionarme	con	Dios	el	Padre.	Por	muchos,
muchos	 años,	 no	me	gustó	 leer	 el	Antiguo	Testamento.	Pero	 el	 amor	 de	 Jesús
derritió	mi	corazón,	y	mientras	continuaba	sanándome,	mi	corazón	se	abrió	a	mi
Padre	celestial».
	
En	este	momento,	¿qué	te	gustaría	decirle	a	tu	padre?
	
«Ély	mi	mamá	murieron	hace	dos	años.	Varias	veces	pude	decirle	a	mi	padre
antes	de	su	muerte	(nos	reconciliamos	dos	años	antes	de	que	se	le	diagnosticara
el	 cáncer),	 que	 lo	perdonaba	 así	 como	mi	 Jesús	me	perdonó.	Oramos	 juntos	y
cuidamos	 de	mi	mamá.	Dios	me	dio	 el	 privilegio	 de	 orar	 con	 ella	 y	 aceptó	 al
Señor,	y	mi	papá	me	dijo	que	él	ya	lo	había	hecho.	Creo	que	lo	hizo.	Sé	que	lo
veré	en	el	cielo	de	la	manera	en	que	Dios	lo	quiso…	la	manera	en	que	era	antes
de	su	estado	herido.	Si	pudiera	hablar	con	él,	imagino	que	le	diría:	“Desearía	que
me	hubieses	podido	amar	con	un	amor	piadoso,	y	que	me	valoraras	como	una
niñita	 debía	 serlo.	 Me	 habría	 encantado	 sentirme	 segura	 al	 sentarme	 en	 tus
rodillas”».
	
Otra	mujer	respondió	a	estas	mismas	preguntas:
	
¿Cómo	describiríastu	relación	con	tu	padre?
	
«De	pequeña	mi	padre	me	aterraba.	A	menudo	desahogaba	su	ira	sobre	mí.	Si
había	 tenido	un	mal	día,	venía	a	casa	y	me	golpeaba.	También	me	decía	cosas
que	me	 herían	 profundamente:	 que	 no	 valía	 nada,	 que	 era	 fea,	 tonta.	También
abusaba	 sexualmente	 de	 mí,	 lo	 cual	 comenzó	 cuando	 era	 una	 niñita	 (mis
primeros	 recuerdos	 se	 remontan	 al	 kindergarten)	 y	 continuó	 hasta	 que	 dejé	 su
casa	a	los	dieciocho	años	de	edad».
	
¿De	qué	manera	estuvo	tu	padre	contigo?
	
«Mi	mente	está	en	blanco	en	cuanto	a	eso.	Sé	que	proveía	para	nosotros,	pero
cuando	 cumplí	 los	 dieciséis	 años	 tenía	 que	 alquilar	 un	 automóvil	 si	 había	 de
usarlo,	 pagar	 la	 gasolina	 y	 comprarme	 mi	 ropa.	 También	 amenazaba	 con
cobrarme	la	renta,	aun	cuando	él	ganaba	muy	bien.	Lo	único	por	lo	que	puedo
darle	crédito	es	que	me	dijo	en	qué	estaba	equivocada	y	que	me	enseñó	a	trabajar
duro».
	
¿De	qué	manera	estuvo	tu	padre	ausente?
	
«No	 me	 daba	 apoyo	 emocional.	 No	 alentaba	 mi	 feminidad:	 ser	 una	 mujer
cerca	 de	 él	 me	 dejaba	 petrificada.	 Me	 asusté	 mucho	 cuando	 comencé	 a
menstruar	 porque	 creía	 que	 el	 abuso	 sexual	 se	 incrementaría.	 También	 tenía
miedo	que	viera	que	estaba	desarrollándome.	Me	escondía	en	ropas	de	tallas	más
grandes.	Llegué	a	tenerles	mucho	miedo	a	los	hombres	mayores	y	a	lo	que	ellos
me	 harían.	 Él	 nunca	 me	 protegió.	 Cuando	 le	 di	 a	 entender	 que	 el	 vecino	 me
estaba	tocando	en	lugares	indebidos,	me	dijo	que	estaba	mintiendo.	Mi	hermano
también	 abusó	 sexualmente	 de	 mí	 y	 mi	 padre	 no	 hizo	 nada	 por	 protegerme.
Cuando	quedé	embarazada	del	vecino,	me	dijo	que	abortara,	y	pagó	por	ello.	Ni
él	 (ni	 mi	 madre)	 hicieron	 algo	 cuando	 sangraba	 mucho	 a	 causa	 del	 aborto;
simplemente	me	obligaron	a	ir	a	la	escuela.	No	podía	hablarles	o	hacerles	saber
en	modo	alguno	lo	que	pensaba.	Se	me	enseñó	a	no	ser	una	persona,	sino	a	ser
sólo	lo	que	ellos	querían	que	yo	fuera.	Mi	padre	me	controlaba	en	todo	aspecto;
siempre	que	le	mostraba	de	cualquier	forma	que	yo	tenía	una	personalidad	más
allá	de	su	control,	se	ponía	muy	violento,	y	algunas	veces	me	estrellaba	la	cabeza
contra	la	chimenea	hasta	que	perdía	el	conocimiento,	o	me	dejaba	cicatrices	en	el
cuerpo	con	una	correa	o	sus	puños».
	
Describe	cómo	ha	 influido	o	moldeado	tu	padre	tu	vida	(ya	sea	negativa	o
positivamente).
	
«Me	enseñó	a	odiarme	a	mí	misma,	a	odiar	a	mi	cuerpo,	a	odiar	que	era	mujer
y	que	 era	 su	 hija.	También	me	 enseñó	 a	 ser	muy	promiscua	porque	 esa	 era	 la
única	manera	en	que	me	mostraba	algún	afecto;	me	decía	que	me	amaba	cuando
quería	 contacto	 sexual	 conmigo.	Me	 enseñó	 a	 tener	miedo	 todo	 el	 tiempo	 y	 a
trabajar	duro	para	mostrarle	que	era	perfecta	para	que	no	me	golpeara.	Creo	que
tuvo	una	influencia	positiva	sobre	mí	porque	he	puesto	lo	negativo	en	las	manos
de	Dios	 y	 constantemente	 le	 pedía	 a	 Él	 que	 cambiara	 eso	 para	 bien.	Dios	me
enseñó	 a	 trabajar	 duro	 para	 encontrar	 quién	 soy	 yo	 en	 Él.	 Creo	 en	 lo	 más
profundo	de	mi	corazón	que	Dios	es	mi	Padre,	y	que	me	adoptó.	Dios	también
ha	puesto	a	muchos	hombres	positivamente	paternales	en	mi	vida.	Me	ha	tomado
mucho	 tiempo	 confiar	 en	 ellos,	 pero	 me	 han	 moldeado	 de	 muchas	 maneras
positivas».
	
ME	ENSEÑÓ	
A	ODIARME	
A	MÍ	MISMA.
Si	tu	relación	fue	pobre,	¿quéhas	hecho	para	vencer	eso?
	
«Dependo	 de	 lo	 que	 soy	 en	Cristo.	Me	 veo	 como	 una	 hija	 valorada	 por	mi
Abba	Padre.	También	soy	una	persona	muy	vehemente.	Quiero	sanar	con	ansias
y	 tener	 un	 corazón	 puro	 para	 enseñarles	 a	 los	 demás	 a	 hacer	 lo	 mismo.	 He
tratado	de	tener	éxito	y	educación,	todo	lo	opuesto	a	lo	que	mi	padre	terrenal	me
enseñó.	Ha	sido	una	batalla	darme	cuenta	de	que	no	soy	tonta,	fea	ni	sin	valía,
para	escapar	de	la	auto	condenación».
	
Si	la	interacción	con	tu	padre	fue	nula,	¿cómollenaste	ese	vacío?
	
«Cuando	 tenía	 veinte	 años,	mi	 padre	 y	mi	madre	me	 dijeron:	 “Hasta	 donde
nos	 concierne,	 tú	 no	 existes”.	 También	me	 repudiaron	 legalmente.	 Eso	 fue	 un
verdadero	 golpe	 e	 hizo	 mi	 mundo	 añicos,	 pero	 de	 muchas	 maneras	 fue	 una
bendición	porque	me	desligué	de	ellos,	de	sus	palabras	abusivas,	y	luego	de	unos
cuantos	años	comencé	a	retomar	mi	vida.	Eso	se	debióprincipalmente	a	que	me
convertí	a	Cristo	y	Dios	comenzó	a	ser	mi	Padre».
	
En	este	momento,	¿qué	te	gustaría	decirle	a	tu	padre?
	
«Te	amo,	te	perdono,	anhelo	verte	en	el	cielo	conmigo.	Tengo	que	deshacerme
de	mi	 ira	 hacia	 ti	 porque	me	 hirió	 demasiado;	 desearía	 que	 experimentaras	 la
gracia	y	el	perdón	de	Dios,	como	yo.	Él	está	esperando	por	ti	y	desea	dártelos».
	
Las	 mujeres	 que	 escribieron	 estas	 respuestas	 son	 sobrevivientes.
Experimentaron	 dolor	 y	 traición	 intensos	 y,	 sin	 embargo,	 encontraron	 sanidad.
Algunas	 personas	 han	 preguntado:	 «¿Cómo	 es	 que	 alguien	 podría	 vencer	 esas
experiencias?	¿Cómo	se	puede	sobrevivir	a	semejante	abuso?»	Algunos	lectores
se	obsesionarán	con	el	dolor,	mientras	que	otros	verán	la	redención.
	
Recuerda,	estas	recuperaciones	fueron	peregrinajes.	No	ocurrieron	de	la	noche
a	la	mañana.	Puede	que	ya	te	encuentres	en	tu	propio	peregrinaje,	o	que	necesites
comenzarlo.	En	cualquier	caso,	ten	en	cuenta	que	esas	victorias	se	ganan	paso	a
paso.	Es	un	proceso	lento,	pero	la	buena	noticia	es	que	la	victoria	es	posible.
	
A	 medida	 que	 continúes	 a	 lo	 largo	 de	 este	 libro,	 lee	 buscando	 entender	 y
descubrir	 los	 pasos	 a	 dar	 para	 sanar	 el	 vacío	 de	 tu	 corazón.	No	 compares	 tus
respuestas	y	reacciones	con	las	de	nadie	más.	Algo	de	lo	que	muchas	personas
no	están	conscientes	es	del	hecho	de	que	un	padre	incompetente	o	ausente	creó
pérdidas	en	su	vida,	y	toda	pérdida	requiere	de	un	proceso	de	duelo.	Espera	que
eso	 sea	 lo	 que	 ocurra.	 Es	 más,	 recíbelo,	 porque	 el	 dolor	 es	 el	 camino	 a	 la
recuperación.	Te	habilita	para	seguir	adelante	con	tu	vida.
	
CAPÍTULO	2	
LA	PERSPECTIVA	DE	UN	PADRE
	
Qué	es	ser	padre?	¿Alguna	vez	has	contemplado	esta	tarea	a	través	de	los	ojos
de	tu	padre?	Él	ve	las	cosas	de	manera	diferente	a	ti.	A	los	¿	hombres	les	gusta
estar	al	mando	y	 tener	el	control.	No	importa	 lo	que	veas	y	escuches	de	él,	no
confía	en	«eso»	que	se	 llama	ser	padre	como	es	posible	que	creas	 tú.	Un	papá
escribió:
	
Realmente	 estoy	 luchando	 con	 el	 hecho	 de	 que	 creo	 que	 no	 expreso	 verbalmente	 con	 suficiente
frecuencia	lo	maravillosas	que	son	mis	hijas.	Sí	se	los	digo,	pero	no	fluye	espontáneamente	de	mi	ser.
No	 tengo	 la	 capacitación	 ni	 modelo	 alguno	 para	 hacerlo.	 Digo:	 «¡Buen	 trabajo!»,	 pero	 tampoco
quiero	que	sea	un	«trabajo».	Usted	sabe,	la	idea	de	que	se	tiene	valor	porque	se	ha	hecho	algo.	Eso	ha
sido	lo	más	duro	para	mí.	Quizás	simplemente	sentarme	con	ellas	rodeándolas	con	mi	brazo,	tal	vez
eso,	les	diga	lo	especiales	que	son	para	mí.	No	estoy	seguro.	Tengo	muy	poca	confianza	en	cuanto	a
mí.1
	
Los	hombres	luchan	con	la	relación	padrehija.	Un	hombre	dijo:	«Simplemente
no	estoy	seguro	de	lo	que	se	supone	que	un	padre	deba	hacer	o	ser	para	una	hija,
¿Cómo	lo	sabría	si	fui	un	hijo	varón?»Muchos	de	los	obstáculos	que	enfrentan
existen	 en	 sus	 pensamientos	 y	 salen	 de	 la	 angustia	 de	 sentir	 que	 no	 tienen	 el
control,	como	les	gustaría	tenerlo.
	
Por	desdicha,	todo	padre	tiene	que	encontrar	su	propia	manera	de	ser	tal	cosa.
¿Quién	 se	 ha	 tomado	 alguna	 vez	 el	 tiempo	 para	 enseñarle	 a	 un	 hombre	 a	 ser
padre,	en	especial	de	una	hija?	Nuestro	primer	bebé	fue	una	niña,	Sheryl.	Tenía
preguntas,	 especialmente	porque	yo	 era	 como	muchos	otros	hombres.	No	 tuve
hermanas.	Mi	experiencia	con	 las	muchachas	era	 limitada.	¿Cómo	se	 sabe	qué
hacer	o	decir?	Era	un	constante	estado	de	aprendizaje	para	mí.
	
Muchos	hombres	 luchan	con	el	papel	de	 ser	padres,	 en	especial	 con	el	 sexo
opuesto.	El	compromiso	de	la	madre	con	su	bebé	es	distinto	porque	se	da	un	tipo
muy	diferente	de	vinculación	afectiva.	El	apego	de	la	madre	es	más	fácil	ya	que
ella	 tiene	 dosis	 más	 elevadas	 de	 oxitocina,	 progesterona	 o	 estrógeno;	 los
bioquímicos	 que	 ayudan	 a	 formar	 las	 relaciones	 afectivas.	 Tu	 padre,	 por	 otro
lado,	 tuvo	que	depender	de	vinculaciones	emocionales	y	sociales	contigo.	Eso,
algunas	veces,	es	difícil	ya	que	en	primer	lugar,	muchos	de	nosotros	los	hombres
enfrentamos	 desafíos	 emocionales.	 Hablando	 en	 términos	 generales,	 tenemos
menos	inclinación	a	las	conexiones	emocionales	que	las	mujeres,	y	a	menudo	no
se	 nos	 enseña	 cómo	 responder	 emocionalmente	 durante	 nuestra	 crianza.
Carecemos	 de	 un	 vocabulario	 básico	 sentimental.	 «¿Cómo	 hablo
“emocionalmente”?»	es	la	lucha	de	muchos	hombres.
	
MUCHOS	HOMBRES	
LUCHAN	CON	
EL	PAPEL	DE	
SER	PADRES.
Nosotros	los	papás,	más	que	las	madres,	tenemos	que	«aprender	a	ser	padres».
No	nos	sale	tan	natural.	El	padre	debe	tenerle	mucho	cariño	a	su	hija,	pero	gran
parte	 de	 lo	 que	 hace	 de	 manera	 cotidiana	 está	 separado	 de	 toda	 vinculación
afectiva.	Como	emprendedores	que	son,	los	hombres	a	menudo	piensan:	«Hago
esto	por	ella,	y	eso	 le	muestra	cuánto	 la	amo»,	pero	puede	que	no	sea	así.	Los
momentos	que	se	pasan	juntos	con	palabras	y	preocupación	significativas	son	los
que	crean	el	afecto	o	la	vinculación	afectiva.
	
LAS	PREOCUPACIONES	QUE	TIENEN	LOS	PAPÁS
	
1.	La	falta	de	experiencia.	La	preocupación	de	un	papá	es	que	«Crecimos
siendo	muchachos».	No	hay	experiencia	en	cuanto	a	cómo	es	una	niña.	Y
aun	menos	cuando	no	hubo	hermanas	en	el	hogar.
Puede	que	estés	casada	y	con	hijas.	Si	es	así,	comparte	esa	información	con
tu	 esposo,	 y	 si	 tienes	 hijos	 varones	 casados,	 aliéntalos	 a	 aprender	 lo	más
que	puedan	acerca	de	sus	hijas.
2.	Nadie	con	quien	hablar.	Otro	problema	es	que	«No	hay	nadie	con	quien
hablar».	 Eso	 no	 tiene	 que	 ser	 una	 preocupación	 si	 hay	 hombres	mayores
alrededor	que	han	 criado	hijas,	 y	 se	podrían	dar	 conversaciones	 con	 ellos
sobre	 cómo	 ser	 padres.	 Desafortunadamente,	 los	 hombres	 tienden	 a	 no
deliberar	 acerca	 de	 la	 crianza	 entre	 ellos,	 dejándoles	 este	 asunto	 a	 las
madres.
3.	Los	estereotipos.	Una	tercera	dificultad	son	los	estereotipos	con	los	que
los	 hombres	 luchan.	 Estos	 pueden	 oscilar	 desde	 competitivos	 hasta
incompetentes	 en	 el	 hogar.	 Un	 gran	 estereotipo	 es	 el	 llamado	 papel	 de
«proveedor».	El	muchacho	crece	hasta	convertirse	en	hombre	aprendiendo
que	el	papel	del	padre	es	el	de	proveedor,	y	a	menudo	eso	simplemente	se
traduce	en	ganar	dinero.	Es	fácil	para	los	hombres	involucrarse	demasiado
en	esa	área	para	evitar	algo	de	la	responsabilidad	interpersonal	en	el	hogar.
Eso	a	menudo	 le	 resta	valor	a	 la	 interacción	y	 la	vinculación	afectiva	que
sólo	puede	venir	con	el	cuidado	diario	de	los	niños.
4.	Falta	de	un	modelo	en	el	hogar.	Un	obstáculo	principal	para	los	padres	es
el	 silencio	 de	 sus	 propios	 progenitores.	 La	 mayoría	 de	 los	 papás	 no
instruyen	a	sus	hijos	varones	en	cuanto	a	cómo	ser	padre.	Muchos	 fueron
simplemente	legisladores	la	mayor	parte	del	tiempo	que	pasaron	con	ellos.
El	padre	de	una	hija	necesita	instrucción	y	la	libertad	para	ser	diferente	a	su
propio	papá.2
La	mente	del	Hombre
	
¿Quépasa	en	la	mente	del	hombre?	¿Cuáles	son	sus	preocupaciones	y	temores
en	 cuanto	 a	 su	 hija?	 Muchos	 hombres	 viven	 con	 un	 conjunto	 de	 respuestas
mixtas	e	 incluso	contradictorias,	 tales	como:	La	mayoría	de	 los	padres	quieren
proteger	a	sus	hijas	más	que	cualquier	otra	cosa,	pero	no	están	seguros	si	van	a
poder	hacerlo.	Pueden	ser	muy	(y	demasiado)	protectores.
	
El	padre	quiere	que	su	hija	sea	atractiva	y	bella,	pero	al	mismo	tiempo	que	no
tenga	atractivo	sexual	alguno	que	cautive	a	 los	muchachos.	Quiere	que	se	case
algún	día,	pero	no	hasta	que	cumpla	los	treinta	años.	Los	muchachos	tienen	que
esperar	para	acercarse	hasta	que	ella	tenga	veintinueve	y	medio.	Nos	amenazan
los	muchachos	que	se	acercan	queriendo	ver	a	nuestra	hija.	Los	saludamos	con
una	expresión	estoica	y	una	mirada	que	dice:	«La	tocas,	y	te	rompo	la	cara».	Les
hacemos	 saber	 que	 tenemos	 un	 buscapersonas	 pegado	 a	 nuestra	 hija,	 y	 sólo
bajaremos	la	escopeta	cuando	se	vayan.
	
A	 los	 padres	 les	 preocupa	 la	 sexualidad	 en	desarrollo	 de	 sus	 hijas	 pero	 casi
nunca	hablan	con	sus	amigos	acerca	de	esas	preocupaciones.Los	padres	no	entienden	las	emociones	que	flotan	en	el	aire.	Como	lo	dijo	un
padre	de	 tres	hijas:	«Mi	hogar	es	una	fábrica	de	hormonas.	Me	gustaría	que	se
pusieran	en	sincronía	para	que	todas	estén	altas	o	bajas	a	un	mismo	tiempo».
	
El	 padre	 quiere	 comunicarse	 con	 su	 hija,	 pero	 ya	 que	 los	 hombres	 y	 las
mujeres	(incluso	las	niñitas)	hablan	estilos	de	lenguaje	distinto,	eso	no	es	lo	más
fácil	de	hacer.	Hay	muchos	temas	que	a	un	papá	le	gustaría	tratar,	pero	a	menudo
no	 sabe	 cómo	 comenzar.	 Aun	 si	 tiene	 éxito	 en	 comenzar	 una	 conversación,
algunas	veces	se	siente	amenazado	por	lo	que	oye.
	
Los	padres	quieren	 forjar	a	 sus	hijas,	pero	a	menudo	sus	esfuerzos	 tienen	el
efecto	contrario.	La	 incongruencia	en	 la	 respuesta	de	una	hija	puede	aguar	 sus
esfuerzos.	Algunos	papás	dicen	que	tratar	con	una	hija,	especialmente	durante	la
adolescencia,	¡es	como	ir	en	una	montaña	rusa	sin	cinturón	de	seguridad!
	
Los	padres	quieren	un	 lugar	especial	en	 la	vida	de	sus	hijas.	Y	algunos	días
son	especiales.	Pero	otros	se	sienten	como	si	tuvieran	una	piedrita	en	el	zapato.
Es	 un	 ajuste	 difícil	 cuando	 los	muchachos	 toman	 ese	 lugar	 especial	 que	 papá
solía	ocupar.
	
La	 conversación	 y	 el	 humor	 con	 las	 hijas	 puede	 funcionar	 una	 vez	 y	 no
resultar	la	siguiente.	En	cierto	momento	a	ella	le	encantan	las	tomaduras	de	pelo
de	su	papá,	al	siguiente	le	indignan,	es	una	lucha	tratar	de	seguir	adelante	en	la
misma	onda	de	conversación.
	
Los	 padres	 se	 sienten	 orgullosos	 de	 que	 sus	 hijas	 aprieten	 el	 paso,	 corran
riesgos	 y	 sean	 ellas	 mismas.	 Pero	 también	 les	 preocupa	 que	 sean	 demasiado
independientes	 y	 que	 ya	 no	 necesiten	más	 de	 ellos.	 «¿Cómo	 te	 desligas	 de	 la
preocupación?»3
	
Un	día	se	le	hizo	la	siguiente	pregunta	a	un	padre:	«¿Qué	quiere	usted	para	la
vida	de	su	hija?»
	
Lo	pensó	por	un	momento	y	luego	dijo:	«Quiero	que	tenga	lo	mejor	de	la	vida
—que	florezca,	que	descubra—;	si	no	tiene	respuestas	entonces	que	haga	buenas
preguntas;	 que	viva	 en	paz	 consigo	misma	y	 con	 los	demás;	 que	 entienda	que
llevarse	bien	con	todos	es	un	arte	refinado	que	involucra	una	comprensión	de	la
naturaleza	 humana;	 sus	 inseguridades,	 temores,	 pero	 también	 sus	 sueños,
aspiraciones	y	sus	creencias	más	profundas,	ya	sea	que	los	estén	viviendo	o	no.
Quiero	que	sea	humilde,	llena	de	gracia	y	una	persona	con	gratitud.	Quiero	que
los	 demás	 se	 sientan	 atraídos	 a	 ella	 por	 las	 cualidades	 de	 su	 carácter.	 Pero
imagino	 que	 estos	 son	 mis	 valores.	 Mis	 deseos.	 Mis	 sueños.	 Son	 lo	 que	 es
importante	para	este	padre».
	
Y	añadió:	«Un	día,	en	una	conversación	con	mi	hija,	le	pregunté:	“¿Qué	crees
que	deba	ser	un	padre?”	Escuché	mientras	ella	hablaba,	y	aprendí.	Había	pasado
mi	 vida	 hablándole	 y	 enseñándole	 y	 ahora	 era	 mi	 turno	 estar	 en	 el	 lado
receptor».
	
»Ella	dijo:	“Creo	que	un	padre	ha	de	amar	a	su	hija,	estar	presente	con	ella,	no
sólo	 físicamente,	arreglar	 las	cosas	escuchando,	dar	consejo	cuando	se	 le	pide,
protegerme	cuando	lo	necesito,	ser	juguetón	pero	serio,	enseñarme	sobre	su	vida
para	que	pueda	yo	valorar	 a	 su	generación	y	 sus	 características	distintivas,	 ser
congruente,	 disciplinar	 pero	 no	 castigar,	 ser	 sabio	 como	 el	 búho,	 proveer,	 ser
digno	 de	 confianza	 por	 sobre	 todas	 las	 cosas,	 recordar	 que	 es	 el	 hombre	 que
causa	 la	mayor	 impresión	 en	 su	 hija.	 Cómo	 serán	mis	 relaciones	 con	 el	 sexo
opuesto	depende	de	la	manera	en	que	mi	padre	me	trata.	Lo	que	mi	padre	haga
como	tal,	se	repetirá	una	y	otra	vez	en	mi	relación	con	los	hombres,	y	eso	mismo
serás	tú”».4
	
¿Qué	 es	 lo	 que	 tu	 padre	 quiere	 o	 quería	 para	 ti,	 su	 hija?	 ¿Alguna	 vez	 ha
expresado	eso	directa	o	indirectamente?	¿Alguna	vez	se	lo	has	preguntado?	¿Y
sabe	él	lo	que	crees	que	debe	ser	un	padre?	Si	tu	respuesta	es	sí,	¿cómo	se	lo	has
dicho?	¿De	manera	indirecta?	¿Directa?	¿Con	calma	o	con	ira,	de	manera	verbal
o	por	escrito?	¿Tratar	esto	te	ayudaría	en	este	momento	de	tu	vida?
	
SENTIMIENTOS	POCO	COMPARTIDOS
	
La	 mayoría	 de	 los	 padres	 experimentan	 una	 intensidad	 de	 sentimientos
abrumadores	 en	 dos	 momentos	 significativos	 en	 la	 vida	 de	 una	 hija:	 en	 su
nacimiento	 y	 en	 su	 matrimonio.	 Escucha	 lo	 que	 la	 mayoría	 de	 ellos	 nunca
comparten	con	sus	hijas	pero	que	realmente	necesitan	hacerlo.
	
«Nada	 de	 lo	 que	 imaginé	 antes	me	 preparó	 para	 verte	 hecha	 de	manera	 tan
perfecta,	tan	resuelta	para	la	vida.	Cada	centímetro	de	ti	latiendo	con	energía,	tus
manitas	buscando	a	tientas,	tus	piernitas	agitándose	y	tu	piel	resplandeciendo	al
rojo	 vivo.	 Yo	 temblaba.	 Cuando	 tu	 cuerpecito	 se	 convulsionó	 al	 recibir	 una
bocanada	de	nuestro	aire	difícil,	contuve	el	aliento.	El	sonido	de	tu	primer	llanto
resonó	por	mis	huesos.	Quería	gritar.	Sin	importar	cuán	antiguo	sea	este	milagro,
ni	 cuántas	 veces	 se	 ha	 repetido	 a	 lo	 largo	 de	 las	 generaciones,	 fue	 algo
totalmente	nuevo	para	mí.	Tú	fuiste	la	primera	bebé	que	jamás	hubiese	nacido,
mi	corazón	estaba	seguro	de	ello».
	
Años	después,	le	dijo	a	su	hija:	«Pronto	caminarás	hacia	el	altar	con	la	gracia
de	una	bailarina.	Con	tu	mano	alrededor	de	mi	brazo,	y	el	ministro	preguntará:
“¿Quién	 entrega	 a	 esta	 novia?”	 Yo	 obedeceré	 a	 la	 costumbre	 y	 a	 tus	 firmes
instrucciones	y	diré:	“Yo”.	Y	sin	embargo,	no	puedo	entregarte,	porque	no	eres
de	mi	propiedad	para	hacerlo.	Para	mí,	reclamar	que	eres	de	mi	propiedad,	como
algunos	padres	fuera	de	sí	 lo	hacen,	sería	como	la	ramita	de	un	gran	roble	que
imagina	que	hizo	el	último	capullo	con	sólo	su	propio	esfuerzo».
	
«Comencéesta	intrincada	carta	recordando	tu	nacimiento,	porque	una	boda	es
un	nacimiento	en	otra	medida.	Al	convertirse	en	marido	y	mujer,	el	hombre	y	la
mujer	 no	 cesan	 de	 ser	 personas	 individuales,	 y	 sin	 embargo,	 se	 convierten
además	en	algo	nuevo,	 en	un	 ser	 compuesto.	Los	dos	 serán	uno,	 como	 lo	dijo
Jesús».5
	
¿Qué	pasó	en	el	corazón	y	 la	mente	de	 tu	padre	cuando	naciste?	¿Lo	sabes?
Pregúntale…	podrías	sorprenderte.
	
Tres	reflexiones
	
He	 aquí	 los	 pensamientos	 y	 sentimientos	 de	 tres	 padres	más.	El	 primero	 de
ellos	escribió:
	
Cuando	 mi	 esposa	 y	 yo	 descubrimos	 que	 íbamos	 a	 tener	 una	 niña,	 no	 me
sorprendió.	Llevaba	diez	años	siendo	entrenador	de	fútbol	americano,	y	los	otros
dos	entrenadores	con	los	que	trabajaba	tenían	seis	hijas	entre	los	dos.	Pensé	que
tal	vez	intentaríamos	tener	un	niño,	pero	ahora	tenemos	ocho	hijas	entre	los	tres
y	probablemente	el	número	se	incremente	a	nueve,	eso	lo	sabremos	pronto.
	
Cuando	 Jenna	 nació,	 recuerdo	 que	 estaba	muy	 cansado.	 Ella	 nació	 con	 dos
semanas	de	retraso	y	mi	esposa,	Suzanne,	tuvo	una	labor	de	parto	de	trece	horas.
Yo	 estaba	 nervioso,	 asustado,	 abrumado	 y	 emocionado.	 El	 doctor	 y	 las
enfermeras	 fueron	 grandiosos.	 Cuando	 pudimos	 ver	 aparecer	 la	 cabecita	 de
Jenna,	 recuerdo	que	me	sentí	como	si	estuviera	en	un	 túnel.	El	 tiempo	parecía
hacerse	más	lento,	y	recuerdo	que	pensé:	Voy	a	proteger	a	esta	niñita	de	todo	lo
que	pueda.	Quería	darle	el	mundo	a	ella.
	
Estaba	 tratando	de	ayudar	a	Suzanne	con	 la	 respiración,	y	al	actuar	como	el
buen	entrenador	que	creía	que	era,	simplemente	la	estaba	irritando.	La	frotaba	y
la	alentaba,	ella	me	dijo	que	ya	no	lo	hiciera.	¡Y	todo	por	ser	un	buen	entrenador!
	
Cuando	 Jenna	 finalmente	 estaba	 por	 salir,	 el	 tiempo	 se	 detuvo.	 Comencé	 a
entrar	en	un	poquito	de	pánico	porque	ella	no	estaba	respirando.	Le	limpiaron	la
nariz	 y	 la	 boca	 pero	 no	 respondía.	 Se	 la	 llevaron	 al	 otro	 lado	 de	 la	 sala	 para
ayudarla	a	que	respirara.	Recuerdo	que	por	un	segundo	pensé:	Puede	que	muera,
y	eso	me	dio	el	susto	de	mi	vida.	Pero	los	doctores	y	las	enfermeras	la	ayudaron
a	respirar,	y	me	sentí	aliviado.
	
Pronto	 estaba	 cargando	 a	mi	 primera	 hija.	 Era	 tan	 pequeña,	 tan	 inocente,	 e
inmediatamente	me	convertí	en	su	padre.	Pronto	la	llevaría	a	casa.	No	tenía	idea
de	 lo	 maravillosoque	 sería	 conocerla,	 enseñarla,	 jugar	 con	 ella,	 y	 observarla
crecer	para	que,	cinco	años	después	se	convirtiera	en	la	bella	niña	que	es	hoy.
	
Ahora,	 tiene	 una	 hermanita,	 Kelly,	 y	 pronto	 descubriremos	 si	 todavía
tendremos	 otra	 hija.	 Amo	 a	 mis	 niñas	 y	 encuentro	 que	 es	 asombroso	 verlas
crecer.	Cuando	 se	 tienen	 hijas,	 emerge	 cierta	 ternura	 y	 gentileza.	 Sus	 abrazos,
sus	 manitas	 en	 las	 mías	 cuando	 caminamos	 juntos.	 Cuando	 me	 llaman:
«¡Papito!»	Cuando	dicen:	«Yo	también	te	amo».	Cuando	me	sacan	en	la	mañana
antes	de	que	me	vaya	al	 trabajo.	Cuando	lloran	en	medio	de	la	noche,	y	yo	las
cargo	 y	 les	 digo:	 «Está	 bien,	 papá	 está	 aquí»	 .	 Son	 regalos	 asombrosos	 y
maravillosos	de	Dios,	soy	muy	bendecido	siendo	su	padre.
	
QUERÍA	DARLE	
EL	MUNDO	
A	ELLA.
El	segundo	padre	dijo:
	
Molly	 nació	 el	 27	 de	 diciembre,	 un	 mes	 después	 de	 salir	 de	 cuentas.	 No
queríamos	 perder	 otros	 mil	 quinientos	 dólares	 dejándola	 llegar	 después	 del
primero	de	enero.	Los	doctores	nos	habían	dicho	que	nunca	tendríamos	hijos,	y
ahora	 íbamos	a	 tener	a	nuestro	segundo	bebé.	Esperaba	que	 fuera	una	niña.	El
doctor	 indujo	 el	 parto,	 y	 esta	 vez	 se	 me	 permitió	 estar	 presente	 en	 la	 sala.
Cuando	el	parto	 se	hizo	más	 lento,	 el	doctor	decidió	usar	 fórceps	para	 sacar	 a
Molly.	Así	que	cuando	nació,	Molly	estaba	magullada	y	su	cabecita	parecía	un
cono.	¡Pero	era	una	bella	y	saludable	bebé	de	4.400	kilogramos!	Lloré	de	gozo,
no	por	no	poder	impedir	que	sufriera,	ni	por	el	dolor	de	su	madre.
	
Unos	 veintidós	 años	 después	 estaba	 en	 Illinois,	 y	 acababa	 de	 regresar	 de
ministrar	en	Rusia.	Llamé	a	Eve,	mi	esposa,	para	decirle	que	estaba	a	salvo	de
vuelta	en	los	Estados	Unidos.	Ella	me	dijo	que	Molly	se	había	casado	con	Larry
mientras	yo	estaba	en	Rusia	y	mi	esposa	estaba	en	Texas.	Como	ya	había	visto	la
película	El	padre	de	la	novia,	había	soñado	con	la	intimidad	de	estar	en	la	boda
de	mi	 hija.	Me	 sentí	 abandonado	 y	 traicionado.	Quedé	 tan	 entumecido	 que	 ni
siquiera	 pude	 llorar,	 aunque	 Eve	 lloraba	 cuando	 me	 lo	 contó.	 Molly	 había
elegido	 su	 propio	 camino	 a	 seguir,	 y	 era	 marcadamente	 diferente	 al	 nuestro.
Viendo	 en	 retrospectiva,	 me	 culpo	 por	 no	 haberla	 advertido	 acerca	 de	 las
seductoras	ilusiones	que	nuestra	cultura	estadounidense	ofrece	como	si	fueran	la
verdad.	Eve	y	yo	 seguimos	orando	por	 la	 redención	de	Molly,	porque,	 aunque
ella	 responde	 a	 Dios	 en	 cierta	 medida,	 sigue	 teniendo	 al	 menos	 un	 pie
firmemente	 asentado	 en	 su	 decisión	 de	 vivir	 como	 cree	 conveniente	 y
subconscientemente	reclama	la	soberanía	sobre	su	vida.
	
Meggan	 nació	 cinco	 años	 después	 que	 Molly.	 Sin	 magulladuras,	 ella	 salió
viéndose	como	un	ángel.	El	doctor	se	la	alcanzó	a	Eve,	y	Meggan	de	inmediato
juntó	 sus	manitos	 como	en	oración	y	 agradeciéndole	 a	Dios	 por	 sacarla	 de	 un
lugar	apretado.	Tomé	fotografías	de	su	nacimiento,	y	desarrollé	una	exposición
en	diapositivas	en	base	a	ellas.	La	última	pieza	musical	era	un	etéreo	«Gracias,
Señor»,	 cantado	 por	 un	 coro	 juvenil.	 No	 lloré	 cuando	 Meggan	 ació.	 Estaba
demasiado	 ocupado	 tomando	 fotografías.	 Pero	 allá	 en	 la	 sala	 de	 partos	 donde
todos	pasamos	un	par	de	horas	conociéndonos,	Eve	y	yo	simplemente	seguíamos
agradeciéndole	 a	 Dios	 por	 semejante	 regalo	 perfecto.	 Meggan	 y	 yo
desarrollamos	un	vínculo	afectivo	especial	que	era	diferente	 a	mi	 relación	con
Matthew	y	Molly.	Parte	de	ese	vínculo	afectivo	se	basaba	en	nuestro	humor.	Nos
reíamos	antes	de	que	sus	hermanos	y	su	madre	supieran	que	algo	era	gracioso.
	
Unos	 veinticuatro	 años	 después,	 estaba	 de	 pie	 en	 el	 nártex	 de	 la	 Iglesia
Betania	en	Long	Beach,	California,	 esperando	para	 llevar	a	Meggan	al	 altar,	y
luego	celebrar	la	ceremonia	de	su	matrimonio,	conteniendo	las	lágrimas	porque
era	una	novia	tan	bella	y	la	estaba	entregando	a	un	joven	maravilloso.	De	camino
hacia	 el	 altar,	 le	 susurré:	 «Estás	 taaaaaaan	 bella»,	 y	 ambos	 reprimimos	 las
lágrimas.	Las	mías	durante	la	ceremonia	fueron	lágrimas	de	estrecha	relación,	de
intimidad,	 de	 gozo	 y	 unas	 cuantas	 que	 rememoraron	 algunos	 de	 nuestros
momentos	especiales	cuando	compartí	 algunas	de	 las	cualidades	de	ella	con	 la
congregación.	 En	 el	 baile	 de	 padre	 e	 hija	 en	 la	 recepción,	 ahora	 lo	 admito,
sollocé	 un	 par	 de	 veces,	 incapaz	 de	 contener	 toda	 la	 admiración,	 el	 gozo	 y	 el
amor	que	sentía	por	Meggan.	Por	supuesto,	oculté	mis	lágrimas	de	todos	excepto
de	ella.
	
Una	noche,	a	los	dos	meses	de	su	último	embarazo,	Eve	fue	al	baño.	Luego	la
escuché	 decir:	 «Cariño,	 acabo	 de	 perder	 al	 bebé».	 Nos	 dirijimos	 al	 hospital
donde	pasamos	el	resto	de	la	noche.	El	doctor	confirmó	el	aborto	espontáneo	de
Eve,	 pero	 «por	 alguna	 razón»	 no	 le	 realizó	 un	 legrado.	 Un	 par	 de	 semanas
después	viajamos	en	automóvil	a	Colorado	para	celebrar	la	Navidad.	Eve	sufrió
por	causa	de	un	virus	y	la	fuerte	medicación,	y	se	cayó	de	las	escaleras	durante
nuestras	vacaciones,	así	que	cuando	regresamos	a	casa	y	ella	sintió	un	bulto	en
su	 abdomen,	 nos	 preocupamos.	 Su	 doctor	 verificó	 que	 seguía	 embarazada,	 y
cuando	le	contamos	acerca	del	aborto	espontáneo	de	Eve,	él	llegó	a	la	conclusión
de	que	habíamos	perdido	a	uno	de	dos	gemelos.	Mindy	nació	en	julio.	Su	primer
llanto	 transmitió	 el	 siguiente	mensaje:	 «Quienquiera	 que	 esté	 al	mando	 puede
retirarse.	Ya	estoy	aquí».
	
Menos	de	tres	meses	después	de	 la	boda	de	Meggan,	 llevé	a	Mindy,	a	quien
llamaba	 «Mi	 sol»,	 hacia	 un	 altar	 que	 habíamos	 armado	 en	 un	 parque	 en
Huntington	Beach.	Ella	eligió	una	boda	al	aire	libre	en	una	tarde	de	verano	en	un
área	 poco	 desarrollada	 del	 parque.	 Todo	 un	 día	 de	 duro	 trabajo	 colectivo	 por
parte	de	todos	en	nuestra	familia	y	de	la	mayoría	de	nuestros	amigos	transformó
la	catedral	de	árboles	eucaliptos	alineados	en	paralelo,	tul,	sillas	blancas	y	pilares
de	mármol	falsos	en	una	increíble	capilla	de	bodas	al	aire	libre.	Ahora,	al	iniciar
juntos	nuestro	camino	hacia	el	altar,	suavemente	comencé	a	cantar:	«Tú	eres	mi
sol,	mi	único	sol».	Seguí	cantando	entre	gemidos	contenidos	a	medias.	Durante
la	ceremonia,	describí	las	cualidades	de	Bryan	y	Mindy	así	como	su	amor	mutuo
y	cómo	Dios	los	había	unido.	La	manera	de	responder	del	uno	al	otro	junto	con
los	recuerdos	de	un	viaje	misionero	al	África	con	Mindy,	los	momentos	de	risa,
de	aprendizaje,	de	vencer	y	de	ser	parte	de	presentar	a	Bryan	ante	Dios	volvieron
a	traer	lágrimas.	Al	caer	el	sol	durante	la	recepción,	se	encendieron	las	titilantes
y	blancas	luces	navideñas	y	la	atmósfera	se	hizo	mágica.	Mindy	genera	la	magia
de	ese	día	con	las	fotografías	que	toma	y	su	presencia.	Todavía	me	abruman	los
intensos	 sentimientos	 que	 acompañan	 los	 recuerdos	 de	 los	 nacimientos	 y	 las
bodas	de	mis	hijas.
	
He	aquí	la	respuesta	del	tercer	padre:
	
Al	 igual	 que	 la	 mayoría	 de	 los	 padres,	 nunca	 olvidaré	 el	 momento	 cuando
nació	mi	primera	hija.	Hannah,	que	vino	al	mundo	el	26	de	septiembre	de	1995,
extendió	su	manita	regordeta	y	tocó	la	mía,	¡la	primera	que	jamás	había	tocado!
¡Balbuceé	 como	 el	 papá	 que	 debía	 ser	 según	 el	 diseño!	 (Desafortunadamente,
esta	 exhibición	 llorona	 se	 ha	 captado	 totalmente	 en	 cinta.)	 Ahora,	 diez	 años
después,	tengo	tres	bellas	niñas	—incluyendo	a	Kylie,	de	siete	años,	y	a	Zoe,	de
dos—	y	cada	nacimiento	ha	quedado	suspendido	en	mi	mente	como	un	copo	de
nieve	único.	Cada	uno	diferente,	cada	uno	encantador.
	
Asimismo,	 como	 la	 mayoría	 de	 los	 padres,	 mi	 esperanza	 es	 que	 mis	 niñas
crezcan	para	ser	más	fuertes,	más	profundas,	más	saludables	y	más	listas	que	su
papá.	A	diferencia	de	conducir	un	automóvil,	no	se	requiere	de	licencia	alguna
para	convertirse	en	papá.	Tal	vez	deba	haberla.	Sé	que	si	así	fuera,	¡la	mayoría
de	mis	amigos	y	yo	probablemente	 tendríamos	que	dar	 la	prueba	 tres	o	cuatro
veces	antes	de	aprobarla!
	
El	problema	de	criar	a	mis	niñases	que	pese	a	cuánto	les	amo,	tengo	defectos
y	 haré	 cosas	 que	 dejarán	 heridas	 emocionales	 y	 espirituales.	 La	 conciencia	 de
mis	 fallas	 me	 asalta	 cada	 día	 a	 pesar	 del	 hecho	 de	 que	 lucho	 por	 hacer	 lo
opuesto:	ser	un	modelo	del	amor	y	la	bendición	de	Cristo.
	
Recuerda	que	no	importa	el	tipo	de	padre	que	hayas	tenido	—bueno,	malo,	u
otra	 definición—	dos	 cosas	 son	 ciertas.	La	 primera	 es	 que	 lo	más	probable	 es
que	él	 te	ama	(o	 te	amó)	más	de	 lo	que	sabes	o	más	de	 lo	que	él	 fue	capaz	de
expresar.	Y	la	segunda,	Dios	te	ama	más	de	lo	que	puedes	saber	o	comprender
totalmente.	Yo	sé,	en	mi	calidad	de	papá	imperfecto,	que	allí	es	donde	encuentro
la	misma	clase	de	gracia.	Y	sólo	en	Él	encontrarás	el	perfecto	amor	de	padre	que
deseas.
	
¿Y	qué	acerca	de	tu	padre?	¿Qué	tan	bien	lo	conocías?	De	hecho,	quién	es	la
persona	a	la	que	mejor	conoces	en	tu	familia?	¿Tu	mamá,	tus	hermanos,	tu	tía,	tu
tío,	 tu	 primo,	 tu	padre?	 ¿A	quién	 conoces	mejor	 que	 a	 tu	padre?	 ¿Quién	 es	 tu
fuente	de	información	acerca	de	tu	papá?	¿Quién	crees	que	es	tu	padre?
	
Al	 tratar	 los	 siguientes	 aspectos	 acerca	 de	 tu	 padre,	 usa	 0	 para	 «nunca	 »;	 1
para	«rara	vez»;	2	para	«como	la	mitad	de	las	veces»;	y	3	para	«casi	siempre/en
extremo».
	
Positivo Negativo
—	trabajador —	que	no	rinde	al	nivel	de	su	capacidad	o	de	lo	quese	le	exige
—	confiado	/	seguro —	con	baja	autoestima
—	independiente —	dependiente	/	necesitado
—	lógico	/	racional —	emocional	/	irracional
—	firme	y	enérgico	/
directo —	manso	/	t	ímido
—	perdonador —	implacable
—	que	cuida —	fr	ío	/	distante
—	considerado —	desconsiderado	/	grosero
—	confiable	/	digno	de
confianza —	desconfiado	/	desleal
—	desprendido	/	generoso —	tacaño	/	codicioso
—	flexible —	r	ígido
—	reflexivo	/	introspectivo —	superficial
—	fresco	/	franco —	taimado	/	manipulador
—	justo	/	razonable —	mandón	/	dominante
—	receptivo	/	comprensivo —	exigente	/	cr	ítico
—	perspicaz	/	sabio —	fr	ívolo	/	superficial
—	humilde —	arrogante	/	jactancioso
—	de	mente	amplia —	intolerante	/	sentencioso
—	asequible —	intimidante
—	religioso	/	espiritual —	no	espiritual
—	relajado —	ansioso	/	tenso
—	satisfecho	o	conforme —	insatisfecho	/	amargo
—	entusiasta	/	optimista —	deprimido	/	pesimista6
Un	puntaje	mayor	 a	 sesenta	 en	 la	 columna	positiva	 significa	 que	 tienes	 una
imagen	 excelente	 de	 tu	 padre.	 Si	 tu	 puntaje	 es	 menor	 a	 diez	 en	 la	 columna
negativa,	 tienes	 que	 preguntarte	 si	 tu	 opinión	 es	 objetiva.	 Pero	 si	 tu	 puntaje
positivo	 es	 menor	 a	 veinticinco	 y	 la	 columna	 negativa	 es	 mayor	 a	 cincuenta,
tienes	una	opinión	pésima;	otra	vez,	¿es	esto	objetivo?7
	
CÓMO	CONOCER	A	TU	PAPÁ
	
¿Alguna	 vez	 has	 tenido	 una	 entrevista	 de	 «Padre	 e	 hija»?	 Es	 una	 de	 las
mejores	maneras	de	llegar	a	conocer	realmente	a	tu	papá	y	cimentar	tu	relación.
Sugerí	esto	hace	años	en	el	libro	Always	Daddy’s	Girl	[La	eterna	hija	de	papá],	y
muchas	 hijas	 lo	 han	 usado,	 incluyendo	 la	 mía.	 Sheryl	 vivía	 a	 doscientos
veinticinco	kilómetros	de	distancia,	y	mientras	leía	el	libro	llegó	a	esta	sección.
Me	 llamó,	 y	 cuando	 hablamos,	 me	 dijo	 que	 había	 leído	 las	 preguntas,	 y	 aun
cuando	tratamos	muchas	de	ellas,	todavía	quedaban	algunas	que	quería	comentar
conmigo,	y	me	pidió	que	la	volviera	a	llamar	para	hablar	al	respecto.	Me	reí	al
darme	cuenta	que	ella	quería	que	yo	pagara	la	cuenta	del	teléfono;	eso	era	típico.
Como	la	mayoría	de	los	padres	descubren,	aun	cuando	una	hija	deje	el	hogar	y	se
case,	 papá	 sigue	 pagando	 algunas	 de	 sus	 cuentas.	 He	 aquí	 algunas	 preguntas
nuevas.	Antes	de	hacerle	estas	preguntas	a	tu	padre,	¿por	qué	no	responderlas	en
base	a	lo	que	sabes	acerca	de	él?	(A	propósito	—prepárate—	puede	que	te	haga
las	mismas	preguntas?:
	
1.	¿Tienes	algún	pariente	favorito,	y	si	es	así,	quién	es	o	fue?
2.	 ¿Cuáles	 son	 tres	 palabras	 que	 usarías	 para	 describir	 a	 tu	madre	 y	 a	 tu
padre?
3.	¿Cuál	es	el	primer	recuerdo	que	tienes	de	cuando	eras	niño?
4.	¿Cuál	es	el	mejor	y	el	peor	recuerdo	que	tienes	de	tu	niñez?
5.	¿Cuál	fue	la	primera	pérdida	que	experimentaste	en	tu	infancia?
6.	¿De	qué	manera	te	mostraron	amor	tu	padre	y	tu	madre?
7.	¿Qué	mascotas	tuviste	de	niño	y	cómo	se	llamaban?
8.	¿Qué	libros	leíste	cuando	eras	niño?
9.	¿De	qué	manera	desearías	que	tu	madre	hubiese	sido	diferente?
10.	¿De	qué	manera	desearías	que	tu	padre	hubiese	sido	diferente?
11.	¿Cuál	era	tu	habitación	favorita	en	tu	casa?
12.	¿Quiénes	fueron	tus	mejores	amigos	en	la	niñez	y	la	adolescencia?
13.	¿Cuál	fue	el	mejor	regalo	de	Navidad	que	recibiste?
14.	¿Cuál	fue	el	mejor	regalo	de	cumpleaños	que	recibiste?
15.	Describe	tu	primer	automóvil.
16.	¿Quiénfue	la	primera	muchacha	a	la	que	besaste?
17.	Si	estuviste	en	las	fuerzas	armadas,	¿de	qué	manera	impactó	tu	vida	esa
experiencia?
18.	¿Cuál	fue	tu	primer	empleo?
19.	¿Cuál	ha	sido	tu	mejor	empleo?
20.	¿Cuál	fue	la	peor	pérdida	que	has	experimentado?
21.	¿Qué	es	lo	que	hago	o	digo	que	te	molesta	más?
22.	¿Cómo	respondiste	a	la	iglesia	cuando	eras	niño?
23.	¿Cómo	respondiste	a	la	iglesia	cuando	eras	adolescente?
24.	Si	le	hicieras	una	pregunta	a	Dios,	¿cuál	sería?
25.	¿Qué	leyes	te	gustaría	que	cambiaran	y	por	qué?
26.	 ¿Cuáles	 emociones	 te	 son	 las	 más	 fáciles	 y	 las	 más	 difíciles	 de
expresar?
27.	Cuando	lloro	delante	de	ti,	¿qué	pasa	en	tu	interior?
28.	¿A	quién	extrañas	más	en	la	vida	en	este	momento?
29.	¿Qué	me	ves	haciendo	de	aquí	a	diez	años?
30.	¿Qué	te	ves	haciendo	de	aquí	a	diez	años?
31.	¿Cuál	es	el	mejor	consejo	que	alguien	te	haya	dado	jamás?
32.	¿Cuál	es	el	mejor	consejo	que	tendrías	para	mí	en	este	momento	de	mi
vida?
33.	¿En	qué	piensas	durante	el	servicio	en	la	iglesia?
34.	¿Qué	pieza	musical	te	habla	o	te	inspira?
35.	Cuando	ocurrieron	los	eventos	del	11	de	septiembre,	¿puedes	describir
lo	que	experimentaste?
36.	 ¿A	 quién	 has	 perdido	 en	 la	 vida	 con	 quien	 desearías	 poder	 seguir
hablando?
37.	¿En	qué	áreas	te	ves	triunfante?
38.	¿En	qué	áreas	desearías	tener	más	éxito?
39.	Cuando	eras	adolescente,	¿tenías	algún	sueño	en	tu	vida?
40.	¿Cómo	describirías	tu	personalidad?
41.	¿Cómo	crees	que	será	el	cielo?
42.	¿Cuál	es	el	tema	del	que	te	es	más	difícil	hablar	conmigo,	y	qué	esperas
que	no	te	pregunte?
43.	¿Qué	deseas	que	yo	hubiese	hecho	diferente	a	medida	que	crecía?
44.	¿Qué	libros	has	leído	en	los	últimos	diez	años?
45.	¿Con	qué	enfermedades	deseas	no	tener	que	lidiar?
46.	¿Qué	quieres	que	las	personas	digan	acerca	de	ti	en	tu	panegírico?
47.	Si	te	encontraras	con	Jesús,	¿qué	le	preguntarías	acerca	de	la	vida?
48.	¿Quiénes	son	tus	amigos	más	íntimos	hoy	y	por	qué?
49.	¿Cuál	fue	el	momento	más	difícil	para	ti	como	padre?
50.	 ¿Qué	 desearías	 haber	 hecho	 de	 manera	 diferente	 conmigo,	 y	 qué
desearías	que	yo	hubiese	hecho	de	manera	diferente	contigo?
51.	Describe	tus	pensamientos	y	sentimientos	cuando	nací.
52.	Describe	tus	pensamientos	y	sentimientos	cuando	me	casé.
Puedes	añadir	otras	preguntas	por	tu	cuenta:
	
1.
__________________________________________________________________________________
2.
__________________________________________________________________________________
3.
__________________________________________________________________________________
4.
__________________________________________________________________________________
5.
__________________________________________________________________________________
6.
__________________________________________________________________________________
7.
__________________________________________________________________________________
8.
__________________________________________________________________________________
9.
__________________________________________________________________________________
10.
__________________________________________________________________________________
	
Llegar	a	conocer	a	tu	padre	será	un	proceso.	No	quieres	ser	una	interrogadora,
sino	 una	 oyente	 interesada.	 Siempre	 que	 estés	 con	 él,	 tal	 vez	 podrías	 lograr
incluiren	la	conversación	alguna	pregunta	que	jamás	le	hayas	hecho.	Siempre	—
y	quiero	decir	siempre—	agradécele	por	compartir.
	
Puede	que	algunas	de	tus	preguntas	se	respondan.	Otras	no.	Tendrás	vacíos	en
la	 comprensión	 que	 tengas	 de	 tu	 padre.	Eso	 está	 bien.	Aquí	 en	 la	 tierra	 no	 se
responderán	 todas	nuestras	preguntas.	Al	 igual	que	 tú,	 tu	padre	es	una	obra	en
proceso.	Y	algunos	padres	hicieron	lo	mejor	que	pudieron	con	lo	que	tuvieron	a
mano.	Puede	que	tu	padre	nunca	sea	todo	lo	que	tú	quieres	que	sea.
	
Pero	sí	tienes	un	padre	que	es	todo	lo	que	siempre	necesitarás.	Se	trata	de	un
padre	 que	 te	 planificó,	 te	 hizo,	 te	 conoce	y	 te	 entiende,	 te	 quiere,	 es	 un	padre
para	ti,	y	nunca	te	dejará.	Te	tiene	esculpida	en	las	palmas	de	Sus	manos	(Isaías
49.16),	y	es	un	padre	para	los	huérfanos	(Salmo	68.5).
	
Aquí	es	donde	radica	la	esperanza	de	toda	mujer,	y	donde	ella	puede	encontrar
su	realización:	en	su	Padre	celestial.	Confía	en	Él	para	todo	lo	que	necesites.
	
Epílogo:	Para	entender	plenamente	todo	lo	que	tienes	de	tu	Padre	celestial,	lee
He	Knows	My	Name	 [Él	 sabe	mi	 nombre],	 por	Tommy	Walker	 (Regal	Books,
2004).
	
CAPÍTULO	3	
RECUERDOS	DE	PAPÁ
	
Tu	vida	está	llena	de	recuerdos.	Sin	ellos,	está	incompleta.	No	tenemos	pasado.
Sólo	una	forma	de	amnesia.	Los	recuerdos	se	borran	con	el	 tiempo.	Pierden	su
agudeza.	Puede	que	necesitemos	fotografías	o	de	alguien	que	nos	haga	recordar
para	 activarlos.	 Pero	 algunas	 veces,	 las	 visiones,	 los	 sonidos	 y	 los	 aromas	 de
algún	 evento	 pueden	 afectarnos	 más	 de	 lo	 que	 nos	 gustaría.	 Aquellos	 que
experimentamos	 algún	 trauma,	 como	 por	 ejemplo	 un	 accidente,	 una	 muerte
violenta	o	un	abuso	—tal	vez	 incluso	ver	cómo	 las	 torres	 se	desmoronaban	en
Nueva	 York—,	 tenemos	 recuerdos	 que	 cuando	 se	 activan	 nos	 pueden
inmovilizar,	creando	el	pánico	y	 trayendo	de	vuelta	 todos	 los	sentimientos	que
tuvimos	cuando	el	hecho	ocurrió.
	
Tú	 y	 yo	 tenemos	 recuerdos	 de	 nuestro	 padre.	 Estos	 cuadros	 podrían	 ser	 un
reflejo	de	quien	eres	hoy.	El	autor	del	libro	titulado	Father	Memories	[Recuerdos
de	padre]	hizo	algunas	sugerencias	perspicaces.	Los	recuerdos	que	 tienes	de	 tu
padre	 contienen	 las	 emociones	 que	 tuviste	 cuando	 niña.	 Eso	 es	 bueno.	 Esa
emoción	 es	 tan	 importante	 como	 el	 recuerdo	 mismo.	 Cuando	 activamos	 los
recuerdos,	debemos	cuidar	de	no	caer	en	la	trampa	de	usarlos	para	culpar	a	los
demás.	Es	tan	fácil	hacerlo.
	
La	memoria	 está	 conformada	 de	 pedacitos	 de	 lo	 que	 podemos	 recordar	 del
pasado.	Los	recuerdos	no	son	tan	sólo	eventos	objetivos.	Se	parecen	mucho	a	un
collage,	en	el	que	se	incluye	sentimientos,	imágenes,	perspectivas	y	fragmentos
que	extendemos	sobre	una	mesa	y	luego	juntamos	para	armar	nuestra	historia.	Se
convierte	 en	 la	 historia	 de	 nuestra	 vida.	 Es	 nuestra	 historia,	 y	 se	 usa	 para
ayudarnos	a	darle	sentido	a	nuestras	vidas.	Una	mujer	dijo:	«No	importa	quién
era	mi	 padre;	 lo	 que	 importa	 es	 quién	 recuerdo	 que	 era».	 ¿Qué	 habrías	 dicho
acerca	 de	 tu	 padre	 hace	 veinte	 años?	 ¿Hace	 diez	 años?	 ¿Hace	 cinco?	 ¿Qué
habrías	dicho	acerca	de	la	historia	de	tu	vida	hace	veinte	años?	¿Hace	diez	años?
¿Hace	 cinco?	 Probablemente	 tuviste	 versiones	 distintas.	 Podría	 haber	 temas	 y
problemas	diferentes.	Los	cambios	se	dan.1
	
Un	autor	puso	esto	en	una	perspectiva	que	es	de	ayuda:
	
Es	este	mismo	fenómeno	el	que	hace	posible	que	se	den	muchas	reconciliaciones.	Antiguas	heridas,
que	parecían	enormes	e	insuperables	en	algún	momento,	a	menudo	entran	en	suspenso	luego	de	una
serie	de	años	al	recopilar	nuevas	experiencias	en	la	vida;	frecuentemente	vemos	las	antiguas	desde
una	 perspectiva	 diferente	 cuando	 somos	 receptivos	 al	 paisaje	 cambiante.	 Nuestras	 vidas	 pueden
expandirse	de	maneras	que	antes	parecían	imposibles.2
	
«El	tiempo	sana	todas	las	heridas»	no	es	necesariamente	cierto.	El	tiempo	en
sí	 no	 es	 sanador.	Y	dependiendo	de	 lo	 que	hagas	durante	 ese	 tiempo,	 tu	 dolor
podría	 incluso	 incrementarse	 si	 los	 pensamientos	 se	 alimentan	 e	 intensifican.
Pero	cuando	 juntas	 el	 tiempo	con	 la	distancia	y	 las	 experiencias	de	una	nueva
vida,	 la	 intensidad	 de	 algunos	 de	 los	 sentimientos	 puede	 suavizarse	 así	 como
también	 el	 deseo	 de	 pago.	 Algunas	 hijas	 se	 endulzan	 con	 los	 años	 y	 quieren
seguir	adelante,	mientras	que	otras	se	vuelven	amargadas	y	se	quedan	atascadas.
¡Le	 permiten	 a	 su	 padre	 que	 controle	 su	 vida	 y	 relaciones	 aun	 cuando	 tienen
setenta	años	de	edad!	Es	interesante	que	estén	iracundas	por	lo	que	hicieron	o	no
cuando	 fueron	 jóvenes	 y	 por	 cómo	 dominó	 sus	 vidas	 con	 eso,	 pero	 no
desprenderse	significa	permitirle	que	él	continúe	dominando.
	
Dan	Allender	dijo:	«La	memoria	es,	hasta	cierto	grado,	una	reconstrucción	del
pasado	 altamente	 susceptible	 a	 la	 erosión,	 la	 parcialidad	 y	 el	 error.	 Es	 una
equivocación	 considerar	 que	 nuestra	 memoria	 sea	 completamente	 precisa,	 sin
importar	 el	 nivel	 de	 intensidad	 emocional	 o	 de	 detalle	 relacionado	 con	 los
recuerdos.	Debemos	mantener	una	visión	tentativa,	abierta	y	no	dogmática	hacia
todos	nuestros	recuerdos».3
	
Algunas	 personas	 con	 las	 que	 he	 trabajado	 dicen	 que	 los	 recuerdos	 son	 la
clave	para	entender	dónde	se	encuentran	ahora	en	la	vida.	Dicen	que	su	pasado
controla	su	presente.	Tal	vez	haya	otra	manera	de	mirar	eso.	Si	estás	 luchando
con	lo	que	está	ocurriendo	en	tu	vida	en	este	momento,	el	presente,	y	asumes	la
responsabilidad	por	ello,	tal	vez	lo	que	necesita	conocerse	acerca	del	pasado	se
aclarará.	 Un	 autor	 dijo:	 «En	 ese	 sentido,	 el	 pasado	 le	 sirve	 al	 presente,	 y	 el
cambio	 en	 el	 presente	 despeja	 el	 camino	 para	 lo	 que	 sea	 que	Dios	 quiera	 que
sepamos	al	respecto».4
	
Los	 padres	 influyen	 en	 nosotros	más	 de	 lo	 que	 jamás	 sabremos.	Dejan	 una
impresión	de	por	vida	en	sus	hijas.	El	autor	de	Father	Memories	dijo:
	
Imagina	a	padres	en	 todo	el	mundo	tallando	sus	 iniciales	en	su	árbol	genealógico.	Al	 igual	que	un
tallado	en	el	tronco	de	un	roble,	a	medida	que	el	tiempo	pasa,	las	impresiones	que	los	padres	dejan	en
sus	hijos	se	hacen	más	profundas	y	amplias.	Dependiendo	de	cómo	crezca	el	árbol,	esas	impresiones
pueden	ser	armónicas	o	distorsionadas.
	
Algunos	padres	hábilmente	tallan	bellos	mensajes	de	amor,	apoyo,	sólida	disciplina	y	aceptación
en	el	centro	de	la	personalidad	de	sus	hijos.	Otros	usan	palabras	y	acciones	que	cortan	profundamente
y	dejan	cicatrices	emocionales.	Puede	que	el	 tiempo	cure	la	herida	y	 le	quite	el	brillo	a	 la	 imagen,
pero	la	impresión	nunca	puede	borrarse	del	todo.	El	tamaño,	la	forma	y	la	extensión	de	la	huella	de	tu
padre	en	tu	vida	pueden	ser	grandes	o	pequeñas,	pero	es	innegable	que	se	encuentra	allí.
La	huella	de	tu	padre	en	ti	se	reconoce	de	la	mejor	manera	en	lo	que	recuerdas	de	las	palabras	y
acciones	de	él	en	relación	contigo	cuando	eras	niña.5
De	vez	en	cuando	será	 importante	que	 te	detengas	y	hagas	un	análisis	de	 lo
que	piensas	y	sientes	acerca	de	tu	padre.	Y	tal	vez	la	pregunta	a	hacer	sea:	«¿De
qué	manera	afectó	papá	mi	vida?»	A	lo	largo	de	este	libro	se	te	harán	numerosas
preguntas.	 Algunas	 no	 te	 afectarán	 en	 absoluto,	 mientras	 que	 otras	 podrían
activar	algunos	sentimientos	intensos.	Toma	otra	hoja	de	papel	y	haz	un	círculo
como	el	que	aparece	aquí:
	
Dibújalo	 y	 luego	 divídelo	 en	 tres	 partes	 iguales	 y	 nombra	 las	 secciones:
Aspectos	positivos,	Aspectos	negativos	y	Preocupaciones	actuales
	
En	la	sección	positiva	identifica	las	contribuciones	afirmativas	de	tu	padre	a	tu
vida	y	sus	cualidades.	En	la	lista	de	la	sección	negativa,	lo	que	crees	que	fueron
los	aspectos	negativos	o	defectos	de	tu	papá.	¿En	qué	manera	no	estuvo	presente
para	ayudarte?	Si	murió,	 te	abandonó	o	si	no	 lo	conociste	bien,	¿cuáles	 fueron
los	 beneficios	 así	 como	 también	 las	 desventajas	 de	 no	 tenerlo	 cerca?	 En	 la
tercera	 área	 (Preocupaciones	 actuales),	 haz	 una	 lista