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BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA2£4
DOS PROBLEMAS FITOGEOGRAFICOS DE LA CUENCA DE
ANDALGALA (PROVINCIA DE CATAMARCA)
Por KURT HUECK
Al Sur de una línea trazada desde Andalgalá hasta Belén, en
la provincia de Catamarca, se extiende una amplia planicie que se
caracteriza por una sequedad extraordinaria. Su altura sobre nivel
del mar alcanza, desde algo menos que 800 metros en su parte Este,
hasta algo más de 1100 metros en el Oeste.
Esta planicie, conocida en su parte Noroeste como Campo de
Belén, y en la parte Nordeste como Campo de Andalgalá, se ex¬
tiende de Norte a Sur sobre más o menos 95 kilómetros y alcanza
en el Norte su mayor ancho con aproximadamente 100 kilómetros.
Su extensión total es de cerca de 5.000 kilómetros cuadrados, pero
debido a la extrema escasez de agua sólo en una angosta franja
marginal está habitada. Las partes centrales de esta cuenca muy
rara vez fueron estudiadas, y observaciones botánicas, aparte de
las noticias de carácter más bien económico que Schickendantz pu¬
blicó en 1875, casi no fueron dadas a conocer.
De acuerdo con su marcada pobreza en precipitaciones pluvia¬
les, se caracteriza la región por una vegetación muy xerófila. Sus
mayores extensiones están ocupadas por estepas arbustosas, inter¬
calándose aisladas dunas pequeñas. Todo el Oeste es un enorme
desierto con dunas migratorias de hasta 20 metros de altura. Al¬
gunos bosques secos de algarrobo existen únicamente en el Este,
sobre el borde del Salar de Pipanaco, el cual carece de toda
vegetación.
Durante dos excursiones que nos llevaron a esa región llamaron
los dos siguientes problemas fitogeográficos nuestra atención:
1) Los sistemas radicales de las plantas esteparias descubiertos
por los efectos erosiónales del viento y de las lluvias, y un
método biológico para medir este fenómeno.
2) La inversión del límite .de bosque en el borde del Salar de
Pipanaco.
1.-Los SISTEMAS RADICALES DE LAS PLANTAS ESTEPARIAS DESCU¬
BIERTOS POR LOS EFECTOS EROSIONALES DEL VIENTO Y DE LAS' LLUVIAS,
Y UN MÉTODO BIOLOGICO PARA MEMR ESTE FENOMENO.
En los alrededores de la localidad de Andalgalá llega la, estepa
arbustosa de "Jarilla" (Larrea cuneiíolia) hasta las últimas huertas
VOLUMEN 3 - ABRIL 1951 - N? 4 225
cultivadas mediante riego artificial. Desde allí se extiende con abru¬
madora monotonía hacia el Sur. Larrea cuneiiolia, Bulnesia retamo,
Cassia aphylla y Tricomaria Usillo son sus principales componentes.
El hecho de estar la estepa arbustosa al Sur de Andalgalá en
extremo expuesta al poder erosional de los vientos y de las aguas
pluviales que se escurren por la superficie, es una circunstancia
que la distingue de muchas otras estepas del mismo tipo. La fuerte
:
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SUPERFICIE PKIMITIUA
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Fig. 1. — Jarilla (Larrea cuneifolia), el cuello radical, descubierto por la
acción del viento.
erosión causó aquí formas de crecimiento que, si bien en otras
estepas arbustosas no son del todo desconocidas, proporcionan a
la estepa de Andalgalá su carácter particular.
Los efectos de la erosión se caracterizan principalmente por la
corona radical de las plantas completamente descubierta. Así apa¬
recen formas de crecimiento que a los arbustos los hacen presentarse
como crecidos encima de un sistema de raíces-estacones (Fig. 1
y Lám. I, 1). La altura de la corona radical descubierta es variable
y alcanza en arbustos jóvenes sólo pocos centímetros, en plantas
más viejas de 15 a 20 cm., y en casos particularmente notables
hasta 25 y 30 centímetros encima del suelo.
Resálta que al nacer estas plantas el nivel del suelo debe haPer
226 BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA
estado tanto más alto como ahora la corona radical se encuentra
encima del suelo. No es de imaginar que el cuello de la raíz por
algún motivo se haya elevado arriba de un suelo cuyo nivel quedó
constante. Como norma para la región observamos una erosión
superficial de 10 a 20 centímetros.
La determinación de la edad de los arbustos no suele ofrecer
dificultades, aunque ello no sea posible contando los anillos de
crecimiento anual, los cuales en parte son muy angostos y en muchos
casos apenas se pueden reconocer. Al parecer tampoco se forman
los anillos regularmente todos los años de acuerdo con e! ritmo
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v\\
ÍUPtRfKie PRIMITIVA
I r
SUPERFICIE ACTUA,
*17777
Fig. 2. — Retamo (Bulnesia Retamo), el cuello radical.
de la temperatura, como en la madera de muchos otros árboles.
En esta zona tan árida, donde el agua es un factor mínimo, influye la
presencia o carencia de la humedad del suelo necesaria sobre el des¬
arrollo de la vegetación en grado mucho mayor que la temperatura.
Es por ello que en años de dos o tres lluvias lo suficiente distan¬
ciadas también se forman dos o tres anillos de crecimiento clara¬
mente distinguibles, y que ellos en años muy secos pueden faltar
del todo.
Bajo tales condiciones debe ser más seguro calcular la edad
de las plantas arbustosas en base a la estructuración de los brotes
aéreos. En este caso oirece la jariila (Larrea cuneiíolia) el siguiente
VOLUMEN 3 - ABRIL 1951 - N? 4 227
aspecto: la jarilla es un arbusto que en esta región puede alcanzar
alturas de hasta dos metros y medio, pero normalmente no desarrolla
más que un metro y medio. Sus ramas muy sinuosas nacen de un
cuello radical fuerte cuyo diámetro llega hasta 15 cm., las ramas más
fuertes alcanzan hasta 6 cm, de diámetro. Este arbusto es casi
perennifolio, ya que recién poco antes de iniciarse la brotación
voltea una parte del follaje viejo. La brotación comienza con la
primera lluvia estival y los brotes anuales alcanzan un largo de
10 a 15 centímetros. En las axilas de las hojas se presentan las
ramas algo engrosadas a manera de nudos. Esta estructura se
pierde en ramas de 10 años de edad. Puede suponerse que los
arbustos más viejos alcanzan hasta 25 años de edad. Llamativo
es también que los sistemas de ramificación de la jarilla se orientan
bajo la influencia de la luminosidad exactamente en dirección
Norte-Sud.
EDAD DELOS
ARBUSTOS
120 AÑOS Pku
i
NjVEI,.PRIMITIVO
NIVEL ACTUALJ 20
T/7TV7TT777 •
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* 's?/r/ ////;//'/ / / /////y ) f
w MONTICULOS PRO: " '
P0RU0UENES—CRUSTACEOS---EROSION COLICA --
ú
Fig. 3. — Esquema de erosión eólica
Según nuestras observaciones, podemos calcular la edad de los
ejemplares de un metro y medio de altura en 10 a 15 añcs. De
manera similar puede investigarse también la edad de Cassia
aphylla, Bulnesia retamo (Fig. 2) y Tricomaria Usillo. Así logramos
• no sólo relacionar la altura del suelo erosionado con el concepto
algo general de la "generación arbustiva", sino en forma muy
concreta con un determinado número de años.
Sin embargo, sería erróneo calcular ahora simplemente la ero¬
sión anual según la fórmula a/b, siendo a la altura del cuello des¬
cubierto y b la edad del arbusto en años. Mediante observaciones
exactas se encuentra que la erosión del suelo en general es mucho
228 BOLETIN DE LA -SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA
mayor de lo que corresponde a la diferencia entre el cuello radical
y el nivel del suelo. Podemos observar que el suelo en las pequeñas
planicies entre los arbustos tiene un nivel más bajo que inmediata-
'mente debajo de los arbustos de jarilla y alrededor del cuello de
las demás especies (ver Figs. 3 y 4 F, y Lám. I, 2). Debido a la afir¬
mación del suelo por ei sistema radical de los arbustos se han
formado montículos casi regulares que pueden resistir la erosión. En
otras palabras, los arbustos están ubicados en pequeñas elevaciones
que sobresalen de la superficie de la estepa normalmente plana.
Además, esta superficie de las pequeñas colinas se halla fre¬
cuentemente cubierta por densos líquenes crustáceos, cuyos apotecios
se extienden por encima del suelo. Difícilmente podemos suponer que
estos líquenes desde un principio han colaborado en la fijación del
terreno y en la formación de las colinas, lo cual probablemente logró
el sistema radical sólo. Al contrario, parece que estoslíquenes crus-
INfilMIA tmONAL COMBINADA DiVIENTO Y AGUA
EDAD DE LOS
ARflUSJOó
- 20 ANOS
NIVEL_ PRIMITIVO.. -
ERO 510 N
ALUVIONAL ,£lA
% UJ
m
f 2 0 cm y
V//// ///}"'*
JMlVEL 1 MONTICULOS PRO.ÿ7
TEGIDOS POR LIQUENES
cmíACÉOS y
EROSION EOLICA
Fig. 4. — Esquema de doble erosión: eólica y aluvional.
táceos recién se han podido desarrollar cuando el suelo ya estaba
firme, circunstancia esta última que no excluye que ahora también
participen de la afirmación interna dél suelo.
Especies herbáceas no juegan papel alguno en estas estepas.
Sobreentiéndese que la erosión del suelo que corresponde a la
altura de estos montículos también debe ser considerada, si desea¬
mos llegar a un cabal concepto de la erosión total. - La altura de
los montículos es en general, igual al largo del cuello radical des¬
cubierto que sobresale en su punto más dito. Sólo ocasionalmente los
encontramos algo más altos. Recién cuando sumamos ambos va¬
lores, el largo del cuello libre y la altura del montículo, y recién
VOLUMEN 3 - ABRIL 1951 - N? 4 329
cuando relacionamos el resultado de esta suma a la edad de los
arbustos, obtenemos una idea acertada del monto de suelo anual¬
mente erosionado. De esta manera llegamos a resultados de una
exactitud hasta aHbra no conocida.
Estas observaciones demuestran en ocho ejemplares analizados
el siguiente comportamiento de Larrea cuneifolia:
iEdad Altura del
cuello
descubierto
Altura de la
colina
Erosión
total
Erosión me¬
dia anual
Ejemplo del
arbusto
1 10-12 aña'
10-12 „
12-15 ,.
12-15 ..
12-15 „
18-20
10 cm.
10 „
18 „
20 ..
15 „
15 „
25 „
30 „
18 cm.
20 „
33 ..
35 „
„ 27 „
27 „
50 „
55 „
8 cm.
10 „
15 „
15 „
12 „
12 „
25 .,
25 „
13 cm.
2,0 „
23 ,
2,7 „
2,0
13 „
23 „
2,7 „
2
3
4
5
6
7 20
208
Así resulta el monto extraordinariamente elevado de una erosión
anual de dos centímétros y más, monto, que no vale únicamente para
algunas áreas de extensión reducida, sino que lo podemos consi¬
derar el promedio en extensas partes de las estepas situadas al
Sud de Andalgalá y que cubren muchos kilómetros cuadrados.
Excediendo esta erosión en mucho aquella que normalmente
se observa como promedio en la región de Andalgalá, hemos 'reali¬
zado mediciones similares en arbustos de Bulnesia retamo.
La B. retamo es un arbusto alto y fuerte, o a veces un pequeño
árbol que puede alcanzar alturas de hasta 6 metros y diámetros
de hasta 40 centímetros. Para el estudio de la erosión sólo se han
contemplado ejemplares jóvenes. El crecimiento anual de los brotes
es muy variable. Brotes largos pueden alcanzar hasta 40 cm„ los
cortos en general no más de 5 a 8 cm. Los resultados de nuestras
mediciones de la erosión en B. retamo son los siguientes:
Edad I Altara del
cuello
arbusto descubierto
Altura de la
colina
total
Erosión
Erosión me¬
dia anual
Ejemplo del
3,0 cm.
2,0 „
23 „
33 „
< 2,6 „
25 cm.
20 ,.
20 ,.
35 „
35 „
1 15 años
20 „
18 „
18 ,.
25 „
20 cm-
20 „
18 „
25 „
30 „
45 -cm.
40 .,
38 .,
60 „
65 „
2
3
4
5
BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA230
La erosión anual de 2,5 cm. de suelo significa mucho: implica
eue de cada 40 metros cuadrados es llevado anualmente un metro
cúbico de suelo. ¡De cada kilómetro cuadrado desaparecen anual¬
mente 25.000 metros cúbicos de suelo!
Surge la pregunta de si en este transporte en masa el agua
corriente o el viento juega el papel principal.
Rastros formativos del suelo dejados por aguas corrientes son
muy frecuentes, en parte en formas estructurales de la superficie
como las deja el agua cuando corre en frente ancho pero con poca
profundidad sobre pendientes suaves, y en parte en forma de zan¬
jones de 1 a 2 metros de profundidad. Los materiales así llevados
llegan al Salar de Pipanaco o por lo menos hasta el borde, donde
lo rodea el bosque de algarrobo. Pero en vista de la gran escasez
de lluvias en aquella región no tiene la erosión aluvional mayor
importancia.
Mucho mayor es el efecto del viento, del "zonda", en cuanto
a la erosión del suelo observada. Desde octubre hasta febrero sopla
este viento con singular regularidad todas las tardes desde las 13
horas hasta la noche, bajando de las cumbres nevadas del Acon-
quija. Con especial claridad observa este fenómeno quien desde
el camino que desde los altos del Campo de Pucará lleva a la
cuenca de Andalgalá contempla las enormes nubes de tierra que
se levantan desde la planicie. Aún en días relativamente calmos
cruzan la cuenca algunos remolinos de viento. Del potencial de los
vientos saben contar relatos .convincentes los habitantes de Andal¬
galá, Belén, Londres y Tinogasta.
El hecho de que no el agua sino el viento juega el papel prin¬
cipal en esta erosión superficial resalta también de las numerosas
marcas de limado eólico que en la vegetación han dejado las arenas
provenientes del Noroeste, la principal dirección de los vientos. La
arena transportada por el viento actúa en forma de polvo de lija
y aumenta los efectos notablemente. Su mayor intensidad la obser¬
vamos inmediatamente encima de la superficie del suelo,' donde
la zona limada frecuentemente ejerce un efecto fatal sobre el cre¬
cimiento de las plantas. Las ramas y ramitas ostentan en esta zona
de mayor peligro lesiones y cicatrices unilaterales en el lado de
la dirección de los vientos, siendo allí descortezadas y a veces
cortadas.
La zona de acumulación de las arenas voladas y demás ma¬
teriales de suelo encontramos en las aisladas dunas al Noroeste del
Salar y unos 30 kilómetros más al Oeste las enormes dunas del
Campo de Belén, donde alcanzan alturas dé hasta 20 metros.
El método aquí desarrollado de medir el efecto erosional del
viento, seguramente podrá ser aplicado, con igual éxito en otras
VOLUMEN 3 - ABRIL 1951 - N? 4 231
zonas de fuerte influencia eólica, como, por ejemplo, en la Puna
y en otras partes de las altas sierras.
2. — LA INVERSIóN DEL LíMITE DE BOSQUE EN EL SALAR DE PIíANACO.
La gran región forestal del Noroeste argentino, cuyo desarrollo
óptimo representa la llamada "Selva Subtropical Tucumana-Bolivia-
na", tiene sü límite Sur en la pendiente Este de las cadenas serranas
que se extienden desde la Provincia de Tucumán, al Oeste de la
localidad de La Cocha hacia el Sur, pasando por los pueblos de
La Viña y Amadores adentro de la Provincia de Catamarca. Allí
toma el paisaje cada vez más un carácter árido y ya no ofrece
condiciones de vida suficientes para el desarrollo de bosques higró-
filos o mesófilos. Finalmente también es dificultado el desarrollo de
tipos de bosques xeromorfos, y se extiende la vegetdción "Monte",
en cúya formación participan Zygophylláceas, Cactáceas y otras
familias xerófilas, y donde sólo en sitios algo más favorables pros¬
pera un tipo de bosque xerófilo, generalmente formado por especies
del género Prosopis.
»•
E 0SIERRA DE HUAÑOm.
sosqvfs
MONTANOS
BOSQUES
CHAQUENOB V
DE TRANSICION
V»
PRADOS
ALPINOSSELVAS
SUB¬
TROPICALES
3000
EL BOSQUE Ot AUPAR H090
ESTEPAS
AROUST OSAS SALAR DE
PIPANACC2000
smmmm,taco
PRECIPITACIONES Nfl
150 MM300 MM1500-2000MMSDO-600 Mil
Fig. 5. — Estepa de Andalgalá: Los tipos de vegetación desde las llanuras
orientales hasta el salar de Pipanaco, mostrando la ubicación de los grandes
algarrobales.
El límite por sequedad' del bosque de algarrobo está en los
alrededores de Andalgalá notablemente por encima de la línea de
300 mm. de lluvias anuales. Donde las precipitaciones merman más
aún falta también este tipo de. bosque, siempre que no existan con¬
diciones especiales. Tanto más deben sorprender los perfiles de
vegetación que resultan de un corte por los alrededores de Andai-
galá y que demuestran la presencia de bosques de algarrobo in¬
clusive en sectores de precipitaciones muy inferiores. Uno de estos
perfiles está representado en la ilustración 5.
¿Cuáles son las causas que motivaron esta inversión del límite
de bosque?
BOLETIN DE LA -SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA232
A fin de comprender bien la existencia del enorme bosque de
algarrobo de Andalgalá, de varios cientos de kilómetros cuadrados,
dentrode una region climáticamente adversa al bosque, es necesario
interesarse detenidamente por las condiciones pluviométricas. La
humedad aportada por los vientos Este se precipita en su mayor
parte en las serranías al Este de Andalgalá. Con frecuencia se
puede observar que Hueve en las amplias llanuras al Este de estas
sierras o por lo menos en la región del pedemonte Este, y que las
cumbres mismas están envueltas por nubes, pero que la pendiente
serrana, dirigida hacia la cuenca de Andalgalá está absolutamente
seca. Observaciones efectuadas durante 25 años dan para Andal-
galá los siguientes promedios de lluvias en milímetros:
En. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Ag. Sep. Oct. Nov. Die. Anual
82,6 60,8 41,9 12.2 5,5 4,6 4,1 4,6 5,2 11,4 15,9 44.5 293.3
En esta oportunidad conviene también llamar la atención sobre
la importancia de la sombra de nubes como factor de influencia
para la vegetación en zonas áridas, un punto que hasta el presente
poco ha sido considerado. Durante todo el año es frecuente qué
sobre la cuenca de Andalgalá no se puede observar ninguna nube,
mientras las cumbres de las serranías circundantes se encuentran
ennubladas, sombreando las nubes también las pendientes del lado
seco en un ancho de 2 a 5 kilómetros. Se comprende que de esta
manera existen en, la zona marginal, hasta donde alcanzan las pen¬
dientes de la serranía, condiciones mucho más favorables para el
desarrollo de la vegetación. La irradiación del calor, extraordina¬
riamente fuerte en el interior de la cuenca, es reducida y la evapo¬
ración vegetal por transpiración merma debido a la sombra.
Más adentro de ia cuenca disminuyen las precipitaciones en
grado ascendente. Según comunicaciones de los habitantes de . la •
región, llueve eñ la llanura seca al Sur de Andalgalá sólo unas
pocas veces por año. Considerando que las indicaciones de los
pobladores probablemente son muy exageradas, nos guiamos mejor
por las mediciones fidedignas que años atrás fueron efectuadas en
Pilciao, y que dieron para esa zona sólo 150 milímetros de lluvias
anuales. Sin embargo, existe allí mismo, en pleno centro de la
región seca, un bosque de algarrobo de varios cientos de kilómetros
cuadrados, prosperando con mucho menos del caudal pluviométrico
normalmente reconocido como indispensable.
Esta observación nos enseña que sería un error juzgar en pla¬
nificaciones forestales el régimen hídrico con demasía o. exclusiva¬
mente en base de las precipitaciones que se producen en determi-
VOLUMEN 3 - ABRIL 1951 - N? 4 233
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1. — Estepa de Andalgalá: Arbusto de Larrea curteifolia de veinte años con su
cuello radical descubierto.
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2. — Rstepa de Andalgalá; Montículos que el sistema radical de Larrea
cuneifolia preservó de la erosión general. Al fondo, el Nevado del Aconquija.
BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA234
nados sitios. Además, nos demuestra la importancia de las masas
de agua procedentes de los alrededores para la existencia de los
basques de Prosopis en la provincia de Catamarca. Los bosques
de algarrobo de Pilciao, La Isla. y La Constancia prosperan en la
parte casi más baja de la cuenca, comienzan en una cota sólo pocos
metros más alta que el fondo más hondo y llegan hasta el borde
del Salar, donde inclusive se propagan a suelos ligeramente salinos.
Recién una mayor salinidad del suelo imposibilita su desarrollo.
Ahora nos preguntamos si es el agua subterránea o el agua
superficial, que llega desde el borde de la cuenca, la que posibilita
la existencia del bosque de algarrobo en este lugar.
En grandes extensiones de las enormes áreas estudiadas en¬
contramos el agua subterránea recién en profundidades de más de
20 metros. En el borde exterior del bosque, por ejemplo cerca de
Pilciao mismo, tienen los pozos de agua 20 metros de profundidad,
y más hacia el Salar encuéntrase el agua subterránea a 10 metros.
Estas son profundidades que inclusive las raíces de los algarrobos
no pueden alcanzar. Las más profundas puntas del sistema radical
de los Prosopis no llegan 'a más de 6-8 metros, según se ha podido
observar en las barrancas de ríos secos. Así ni las precipitaciones
pluviales ni las aguas subterráneas pueden ser el factor que po¬
sibilita el desarrollo del bosque.
Como última solución quedó el agua que ’después de las pocas
lluvias corre superficialmente desde el' borde adentro de la cuenca.
El efecto de estos afluentes es en verdad notable. Por doquier se
presentan en la superficie del suelo rastros de aguas periódicamente
estancadas. Barro desecado y rajaduras superficiales caracterizan
el suelo en muchos lugares, siendo ello una prueba de que el bosque
de algarrobo de Pilciao prospera exclusivamente o con preferencia
debido a las aguas superficialmente afluidas.
Será de importancia investigar este problema del suministro
indirecto de agua-a masas forestales en otras zonas de la provincia
de Catamarca y tomarlo en cuenta para eventuales planificaciones
forestales.
Instituto Miguel Ullo