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Puede decirse que esta propuesta excluye el problema de identificación de unidades
de selección porque no hay entre los interactores unidades reales que sean el foco de la
selección o que, como lo sostenía Dawkins, sólo los replicadores cuentan como unidades
en el proceso evolutivo.
Sterelny y Griffiths (1999) que adoptan la versión amplia del individualismo de
Dugatkin y Reeve 27 afirman:
De acuerdo a esta alternativa — individualismo en sentido amplio (broad in-
dividualism)— los grupos y las propiedades de los grupos (trait groups) son
aspectos del ambiente en que ocurrre la selección (STERELNY; GRIFFITHS,
1999, p. 167).
En consecuencia, ponen en duda que ciertos grupos — como tropas de babuinos y de
lobos y familias de castores, que otros consideran verdaderas unidades cohesivas —,
sean entidades genuinas.
Es interesante señalar que, bajo la misma concepción individualista amplia, Dugatkin
y Reeve (1994), con mayor flexibilidad, avalan la traducción mutua entre varios modelos,
de nivel básico a grupo y viceversa, sin dar primacía a alguno de ellos.
Lo que en realidad se consensuó en el tránsito de una a otra etapa del debate fue
el esquema de selección en niveles múltiples. En cambio, bajo esa suerte de paraguas
teórico se cobijan posturas diferenciadas. La representada por Wilson, Sober y muchos
otros reconoce realidad a los interactores que pueden ser grupos; ello se manifiesta en
los fenómenos de comportamiento social, la cooperación, el altruismo y otros casos en el
nivel biológico y ecológico. En esta misma línea, Griffiths y Gray (1997, p.490) afirman:
Los casos de mutualismo, simbiosis y varias formas de sociedades represen-
tan diversos mecanismos por los cuales los individuos fisiológicos se erigen
en nuevas unidades de evolución.
En un lugar casi extremo, Maynard Smith, influyente figura del evolucionismo, ha reite-
rado la convicción sobre la explicación individualista con foco en el gen por considerar
simple su formulación matemática y el modelo más adecuado para investigar las causas,
reconociendo que “la identificación de las unidades es un problema serio para la teoría
evolutiva” (2002, p. 524)28. El señala que es suficiente el empleo de la teoría de juegos
para explicar la cooperación y el altruismo.
Un fenómeno observado desde tiempo atrás, la ritualización de la lucha en animales
de la misma especie que no alcanza una escalada agresiva, se entiende como un proceso
27Estos autores proponen el individualismo en sentido amplio segun el cual “la mayor parte de la
evolución proviene de la competencia reproductiva entre individuos de una población interreproductiva”
(DUGATKIN; REEVE, 1994, p.107)
28Maynard Smith ejercía un liderazgo claro en su opción por la selección individual. Acompañado
de Hamilton (1967) aplica la teoría de juegos al análisis de las tasas extraordinarias de sexualidad
(extraordinary sex-ratios), y a los casos de competencia entre especies entre otros (Cfr. MAYNARD SMITH;
PRICE, 1973; OKASHA, 2005).
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de selección individual, una “estrategia evolutivamente estable” (EEE). Esta estrategia
indica que la conducta óptima para un individuo está en dependencia de la conducta
de los demás individuos de la población:
Una EEE es una estrategia tal que, si todos los miembros de la población la
adoptan, ninguna estrategia mutante podría invadir la población mediante
selección natural (MAYNARD SMITH, 1982, p. 10).
El ejemplo favorito para ilustrar esta estrategia es el juego del Halcón y la Paloma en el
que hay poblaciones compuestas por individuos con distintos patrones de conducta,
uno agresivo y uno pacífico. El primero significa siempre agredir y el segundo, siempre
retirarse. Evaluando ambas situaciones se predice que la estrategia estable es una en
que la selección tiende al equilibrio.
Parecería ser más flexible la posición de Williams (1992), comentada por Lloyd
(2005, nota 17). Williams afirma que la selección natural debe actuar siempre sobre
entidades físicas y que es concebible que los interactores sean seleccionados desde el
nivel molecular hasta el ecosistema. Y agrega que la selección de grupo, propuesta por
Wilson, y los aspectos relacionados con la estructura de la población deben ser factores
importantes en la evolución (LLOYD, 2005, p. 45-46). Sin embargo, sugiere que esos casos
pueden ser representados en forma equivalente como ejemplos de selección individual.
7 Genes: limitaciones de la explicación individualista
El punto de vista genético de la selección recibió muchos comentarios críticos.29
Algunos de ellos son:
1. Registro estadístico (bookkeeping) de frecuencias genéticas, que resulta de la selec-
ción: esta interpretación elude la dinámica interna causal del proceso.
2. La falacia del promedio (averaging fallacy), que considera una única fuerza selectiva,
comparando el promedio de eficacia de los individuos a través de toda la población
(SOBER; WILSON, 1998, p. 31-38).
3. El reduccionismo sobre los niveles de selección consiste en preferir el nivel gené-
tico como la explicación genuina. La objeción es que se excluyen los factores no
genéticos del proceso de selección. Lloyd considera reduccionista al pluralismo
genético adoptado por Sterelny y Kitcher; aunque no es clara esta atribución dado
que estos autores no admiten, para alguna de las entidades, una historia causal
real más allá del ámbito de la descripción. También es reductiva la ubicación de los
29Las críticas provienen principalmente de Sober y Lewontin (1982), Sober (1984); Wimsatt (1980), Gould
y Lloyd (1999), Jablonka y Lamb (1995), Gould (2002).
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	Capítulos
	Niveles y unidades de selección: el pluralismo y sus desafíos filosóficos 
	Genes: limitaciones de la explicación individualista