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Quijano Cuestionesyhorizontes

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Cuestiones y Horizontes
De la Dependencia Histórico-Estructural 
a la Colonialidad/Descolonialidad 
del Poder
Quijano, Aníbal 
 Cuestiones y horizontes: de la dependencia histórico-estructural a la 
colonialidad/descolonialidad del poder / Aníbal Quijano; selección a cargo 
de Danilo Assis Clímaco; con prólogo de Danilo Assis Clímaco. - 1a ed. - 
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2014.
 860 p. ; 20x20 cm. - (Antologías)
 ISBN 978-987-722-018-6 
 1. Sociología. I. Assis Clímaco, Danilo, ed. lit. II. Assis Clímaco, Danilo, 
prolog. III. Título
 CDD 301
Otros descriptores asignados por CLACSO:
América Latina / Dependencia / Colonialidad / Descolonialidad / Estado /
Democracia / Capitalismo / Globalización / Poder / Imperialismo
Aníbal Quijano
Cuestiones y Horizontes
Antología esencial
De la Dependencia Histórico-Estructural 
a la Colonialidad/Descolonialidad del Poder
Selección y prólogo a cargo de 
Danilo assis ClímaCo
Colección antologías
Editor Responsable Pablo Gentili - Secretario Ejecutivo de CLACSO
Directora Académica Fernanda Saforcada
Área de Acceso Abierto al Conocimiento y Difusión
Coordinador Editorial Lucas Sablich 
Coordinador de Arte Marcelo Giardino
Diseño de tapa e interiores Fluxus Estudio
Correción de estilo Eugenia Cervio
Impresión Gráfica Laf
Primera Edición
Cuestiones y Horizontes. De la Dependencia Histórico-Estructural a la Colonialidad/Descolonialidad del Poder
(Buenos Aires: CLACSO, abril de 2014)
ISBN 978-987-722-018-6
© Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723
CLACSO
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Ciências Sociais
Estados Unidos 1168 | C1101AAX Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Tel. [54 11] 4304 9145 | Fax [54 11] 4305 0875 | <clacso@clacso.edu.ar> | <www.clacso.org>
Patrocinado por la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por 
cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a 
los autores firmantes, y su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO.
Índice
Prólogo ........................................................................................................................................ 13
Bibliografía de Aníbal Quijano ................................................................................................. 55
EJE 1
HEtErogEnEiDaD HistóriCo-EstruCtural DEl poDEr 
y las tEnDEnCias DE la Crisis raigal DE la 
ColonialiDaD global DEl poDEr
“Dependencia, cambio social y urbanización en Latinoamérica” ....................................... 75
En: Revista Mexicana de Sociología. Año 30, vol. XXX. Nº 3, 
julio-septiembre, 1968.
“‘Polo marginal’ y ‘mano de obra marginal’” ........................................................................ 125
En: Imperialismo y Marginalidad en América Latina. Lima: Mosca Azul, 
1977. (Primera edición: Santiago: CEPAL, 1970) 
“Sobre la naturaleza actual de la crisis del capitalismo (Primera conferencia)” ............ 171
En: Crisis imperialista y clase obrera en América Latina. 
Lima: Edición del autor, 1974. 
“América Latina en la economía mundial” ........................................................................... 199
En: Problemas del Desarrollo, Instituto de Investigaciones 
Económicas, UNAM, vol. XXIV, Nº 95, octubre-diciembre, 1993. 
“¿Del ‘polo marginal’ a la ‘economía alternativa’?” ............................................................. 215
En: La Economía Popular y sus caminos en América Latina. 
Mosca Azul-CEIS. Lima, 1998. 
“El trabajo al final del siglo XX” ............................................................................................. 263
En : FOUNOU-TCHUIGOUA, Bernard. SY, Sams Dine. DIENG, 
Amady A. (eds). Pensée sociale critique pour le XXie siècle / critical 
social thought forthe XXIst century. Mélanges en I’honneur de/ Essais 
in honour of Sami Amin. Paris: L’Harmattan, 2003.
“Colonialidad del poder y Clasificación Social”................................................................... 285 
En: Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel (eds). El giro 
decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá 
del capitalismo global. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2007 (Primera 
edición en: Festschrift For Immanuel Wallerstein. En Journal of World 
Systems Research, vol. VI, Nº 2, Fall/Winter, pp.342-388. Special Issue. 
Giovanni Arrighi and Walter L. Goldfrank, eds. Colorado, 2000) .
EJE 2
DE la Cultura polítiCa CotiDiana a la soCializaCión y la DEsColonizaCión 
DEl poDEr En toDos los ámbitos DE la ExistEnCia soCial
“José Carlos Mariátegui: reencuentro y debate. Prólogo a 
7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” ...................................................... 331
En: Mariátegui. José Carlos 2007 7 ensayos de interpretación de la 
realidad peruana. Caracas: Biblioteca de Ayacucho, 1979, 3ª ed. 
(Primera edición: 1979).
“Nacionalismo, Neoimperialismo y Militarismo en el Perú 
(Introducción y Parte primera)” y “La modernización 
y homogeneización relativa del capitalismo en el Perú” .................................................... 429
En: Ediciones Periferia. Buenos Aires, 1971 (Primera edición bajo el nombre 
“Carácter y perspectiva del actual régimen militar en el Perú” en Documento de 
Seminario. Santiago de Chile: CESO-Universidad de Chile, 1970).
“El nuevo terreno de la lucha de clases y los problemas de la 
revolución en América Latina”............................................................................................... 507
En: Crisis imperialista y clase obrera en América Latina Lima: Edición 
del autor, 1974. 
“¿Frente popular antimperialista o frente de trabajadores?” ............................................. 529
En: Sociedad y Politica, Nº 6, marzo de 1976. Lima, Perú. 
“Los usos de la democracia burguesa” ................................................................................. 545
En: Sociedad y Politica, Nº 10, noviembre de 1980, Lima, Perú. 
“Poder y democracia en el socialismo”................................................................................. 569
En: Sociedad y Politica, Nº 12, agosto de 1981, Lima, Perú. 
“La crisis en Europa del Este y la Izquierda en América Latina”....................................... 589
En: El Fujimorismo y el Perú. SEDES. Lima, Perú, 1995. 
“¿El fin de cual historia?” ........................................................................................................ 595
En: En Analisis Politico, Nº 32, Setiembre-diciembre, Instituto de Estudios Políticos 
y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia. 
“Estado-nación, ciudadanía y democracia. Cuestiones abiertas” .................................... 605
En: Helena Gonzáles y Heidulf Schmidt, comps. Democracia Para Una 
Nueva Sociedad,Caracas, Nueva Sociedad, 1997. 
“Allende otra vez: en el umbral de un nuevo periodo histórico” ...................................... 625
En: América Latina en Movimiento, 2003. (Primera publicación: Il Manifesto, 
N° 11, Roma, 2003) 
 “El ‘movimiento indígena’ y las cuestiones pendientes en América Latina” ................... 635
 En: Revista Tareas, Nº 119, enero-abril. CELA, Centro de Estudios Latinoamericanos, 
Justo Arosemena, Panamá, R. de Panamá. 2005. pp. 31-62. 
EJE 3
iDEntiDaD latinoamEriCana y EuroCEntrismo; 
El nuEvo HorizontE DE sEntiDoHistóriCo 
y la DEsColonialiDaD DEl poDEr
“Dominación y Cultura. (Notas sobre el problema de 
la participación cultural)” ....................................................................................................... 667
En: Quijano, Aníbal 1980 Dominación y cultura. Lo cholo y el conflicto 
cultural en el Perú (Lima: Mosca azul editores) pp. 17-45. Originalmente 
publicado en Revista latinoamericana de Ciencias 
Sociales (Santiago de Chile) N° 1-2, 1971) 
“Arguedas: la sonora banda de la sociedad” ........................................................................ 691
 En: Hueso Húmero, Nº 19, octubre-diciembre, 1984. Lima, Perú. 
“La tensión del pensamiento latinoamericano” ................................................................... 697
En: Hueso Húmero, Nº 22, Lima, Perú, julio 1987, pp. 106-125 (Primera 
publicación: La torre, revista de la Universidad de Puerto Rico. Coloquio 
Marx ¿Para qué? Sociedad Puertoriqueña de Filosofía, Año XXXIV, No 131, 
132,133, enero-setiembre 1986, Río Piedras, Puerto Rico). 
“Lo público y lo privado: un enfoque latinoamericano” ..................................................... 705
En: Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina. Ediciones 
Sociedad y Política. Lima, 1980. 
“Estética de la Utopía” ............................................................................................................ 733
Republicado en Hueso Húmero, Nº 27, Lima, Perú, 1990 
(Primera publicación: En Estética y Sociedad en America 
Latina, CLACSO. Buenos Aires, Argentina, 1990). 
“La razón del Estado” .............................................................................................................. 743
En: Modernidad en Los Andes, Henrique Urbano y Mirko Lauer, eds., 
Centro Bartolomé de las Casas, Cusco, 1991. 
“‘Raza’, ‘Etnia’ y ‘Nación’ en Mariátegui: Cuestiones Abiertas” ......................................... 757
En: José Carlos Mariategui y Europa : El otro aspecto del descubrimiento. 
Lima: Ed. Amauta. pp. 167-188, 1992. 
“Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina” .............................................. 777
 En: Colonialidad Del Saber Y Eurocentrismo. Edgardo Lander, ed. 
UNESCO-CLACSO 2000. Buenos Aires, Argentina. 
“El regreso del futuro y las cuestiones del conocimiento” ................................................ 833
En: Hueso Húmero, Nº 37. Lima, Perú, 2001. 
“¿Bien vivir?: entre el ‘desarrollo’ y la Des / Colonialidad del poder” ............................... 847
En : Ecuador Debate, Nº 84, diciembre del 2011 (Primera publicación como “‘Bien Vivir’ 
para Redistribuir el poder. Los pueblos indígenas y su propuesta alternativa en tiempos 
de dominación global”. En Informe 2009-2010 Oxfam. Pobreza, desigualdad y desarrollo 
en el Perú, Julio 2010). 
Introducción 
La colonialidad es uno de los elementos cons-
titutivos y específicos del patrón mundial de 
poder capitalista. Se funda en la imposición 
de una clasificación racial / étnica de la pobla-
ción del mundo como piedra angular de dicho 
patrón de poder, y opera en cada uno de los 
planos, ámbitos y dimensiones, materiales y 
subjetivas, de la existencia cotidiana y a escala 
* Castro-Gómez, Santiago y Grosfoguel, Ramón 
(comps.) 2007 El giro decolonial: reflexiones para una 
diversidad epistémica más allá del capitalismo global 
(Bogotá: Siglo del Hombre / Universidad Central / Insti-
tuto de Estudios Sociales Contemporáneos y Pontificia 
Universidad Javeriana / Instituto Pensar). Primera edi-
ción en Giovanni Arrighi and Walter L. Goldfrank (eds.) 
2000 Festschrift For Immanuel Wallerstein en Journal 
of World Systems Research (Colorado) Vol. VI, no. 2, 
Fall/Winter, pp.342-388. Special Issue.
Colonialidad del poder 
y clasificación social*
social1. Se origina y mundializa a partir de Amé-
1 Colonialidad es un concepto diferente, aunque vin-
culado con el concepto de colonialismo. Este último se 
refiere estrictamente a una estructura de dominación y 
explotación, donde el control de la autoridad política, de 
los recursos de producción y del trabajo de una pobla-
ción determinada lo detenta otra de diferente identidad, 
y cuyas sedes centrales están, además, en otra jurisdic-
ción territorial. Pero no siempre, ni necesariamente, im-
plica relaciones racistas de poder. El colonialismo es, 
obviamente, más antiguo, en tanto que la colonialidad 
ha probado ser, en los últimos quinientos años, más pro-
funda y duradera que el colonialismo. Pero sin duda fue 
engendrada dentro de éste y, más aún, sin él no habría 
podido ser impuesta en la intersubjetividad del mundo, 
de modo tan enraizado y prolongado. Pablo González 
Casanova (1965) y Rodolfo Stavenhagen (1965) propu-
sieron llamar “colonialismo interno” al poder racista / et-
nicista que opera dentro de un Estado-nación. Pero eso 
tendría sentido sólo desde una perspectiva eurocéntrica 
sobre el Estado-nación. Sobre mis propuestas acerca del 
concepto de colonialidad del poder, remito, sobre todo, a 
286 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
rica. Con la constitución de América (Latina)2, 
en el mismo momento y en el mismo movimien-
to histórico, el emergente poder capitalista se 
hace mundial, sus centros hegemónicos se lo-
calizan en las zonas situadas sobre el Atlántico 
–que después se identificarán como Europa–, y 
como ejes centrales de su nuevo patrón de do-
minación se establecen también la colonialidad 
y la modernidad. En otras palabras: con Améri-
ca (Latina) el capitalismo se hace mundial, eu-
rocentrado y la colonialidad y la modernidad se 
instalan, hasta hoy, como los ejes constitutivos 
de este específico patrón de poder3.
En el curso del despliegue de esas caracte-
rísticas del poder actual, se fueron configuran-
do las nuevas identidades sociales de la colo-
mis textos (1991: 11-29; 1993 y 1994). Véase, también, mi 
texto escrito junto con Immanuel Wallerstein: “America-
nity as a Concept or the Americas in the Modern World 
System” (1992).
2 La apropiación del nombre “América” por Estados 
Unidos ha originado una extendida confusión que aquí 
nos obliga a recordar que originalmente el nombre 
correspondía exclusivamente a los dominios ibéricos 
en este continente, que abarcaban desde Tierra del 
Fuego hasta más o menos la mitad suroeste del actual 
territorio de los Estados Unidos.
3 Véase “La modernidad, el capitalismo y América 
Latina nacen el mismo día” (1991b).
nialidad (indios, negros, aceitunados, amari-
llos, blancos, mestizos) y las geoculturales del 
colonialismo (América, África, Lejano Oriente, 
Cercano Oriente, Occidente y Europa). Las re-
laciones intersubjetivas correspondientes, en 
las cuales se fueron fundiendo las experiencias 
del colonialismo y de la colonialidad con las 
necesidades del capitalismo, se fueron configu-
rando como un nuevo universo de relaciones 
intersubjetivas de dominación bajo la hegemo-
nía eurocentrada. Ese específico universo es el 
que será después denominado modernidad.
Desde el siglo XVII, en los principales cen-
tros hegemónicos de ese patrón mundial de 
poder –en esa centuria no por acaso Holan-
da (Descartes, Spinoza) e Inglaterra (Locke, 
Newton)–, desde ese universo intersubjeti-
vo fue elaborado y formalizado un modo de 
producir conocimiento que daba cuenta de 
las necesidades cognitivas del capitalismo: la 
medición, la cuantificación, la externalización 
(objetivación) de lo cognoscible respecto del 
conocedor, para el control de las relaciones de 
las gentes con la naturaleza, y entre aquellas 
respecto de ésta, en especial de la propiedad de 
los recursos de producción. Dentro de esa mis-
ma orientación fueron, también, ya formalmen-
te naturalizadas las experiencias, identidades 
y relaciones históricas de la colonialidad y de 
Colonialidad del poder y clasificación social 287
ladistribución geocultural del poder capitalista 
mundial. Ese modo de conocimiento fue, por 
su carácter y por su origen eurocéntrico, deno-
minado racional; fue impuesto y admitido en el 
conjunto del mundo capitalista como la única 
racionalidad válida y como emblema de la mo-
dernidad. Las líneas matrices de esa perspecti-
va cognitiva se han mantenido, no obstante los 
cambios de sus contenidos específicos, y las 
críticas y los debates, a lo largo de la duración 
del poder mundial del capitalismo colonial y 
moderno. Esa es la modernidad / racionalidad 
que ahora está, finalmente, en crisis4.
El eurocentrismo, por lo tanto, no es la pers-
pectiva cognitiva de los europeos exclusiva-
mente, o sólo de los dominantes del capitalis-
mo mundial, sino del conjunto de los educados 
bajo su hegemonía. Y aunque implica un compo-
nente etnocéntrico, éste no lo explica, ni es su 
fuente principal de sentido. Se trata de la pers-
pectiva cognitiva producida en el largo tiempo 
del conjunto del mundo eurocentrado del capi-
talismo colonial / moderno, y que naturaliza 
la experiencia de las gentes en este patrón de 
poder. Esto es, la hace percibir como natural, 
4 He discutido antes esas cuestiones en Modernidad, 
identidad y utopía en América Latina (1988) y en 
“Colonialidad y modernidad / racionalidad” (1991a). 
en consecuencia, como dada, no susceptible 
de ser cuestionada. Desde el siglo XVIII, sobre 
todo con el Iluminismo, en el eurocentrismo se 
fue afirmando la mitológica idea de que Euro-
pa era preexistente a ese patrón de poder; que 
ya era antes un centro mundial del capitalismo 
que colonizó al resto del mundo y elaboró por 
su cuenta y desde dentro la modernidad y la 
racionalidad5. En este orden de ideas, Europa 
y los europeos eran el momento y el nivel más 
avanzados en el camino lineal, unidireccional y 
continuo de la especie. Se consolidó así, junto 
con esa idea, otro de los núcleos principales 
de la colonialidad / modernidad eurocéntrica: 
una concepción de humanidad, según la cual 
la población del mundo se diferencia en infe-
riores y superiores, irracionales y racionales, 
primitivos y civilizados, tradicionales y moder-
nos. Más tarde, en especial desde mediados del 
siglo XIX y a pesar del continuado despliegue 
de la mundialización del capital, fue saliendo 
de la perspectiva hegemónica la percepción 
5 “Europa” es aquí el nombre de una metáfora, no de 
una zona geográfica ni de su población. Se refiere a todo 
lo que se estableció como una expresión racial / étnica 
/ cultural de Europa, como una prolongación de ella, 
es decir, como un carácter distintivo de la identidad no 
sometida a la colonialidad del poder.
288 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
de la totalidad mundial del poder capitalista y 
del tiempo largo de su reproducción, cambio 
y crisis. El lugar del capitalismo mundial fue 
ocupado por el Estado-nación y las relaciones 
entre Estados-nación, no sólo como unidad de 
análisis sino como el único enfoque válido de 
conocimiento sobre el capitalismo; no sólo en 
el liberalismo sino también en el llamado ma-
terialismo histórico, la más difundida y la más 
eurocéntrica de las vertientes derivadas de la 
heterogénea herencia de Marx.
La revuelta intelectual contra esa perspecti-
va y contra ese modo eurocéntrico de producir 
conocimiento nunca estuvo exactamente au-
sente, en particular en América Latina6. Pero 
no levanta vuelo realmente sino después de la 
6 Una crítica explícita al evolucionismo unilineal 
y unidireccional del eurocentrismo está ya presente, 
por ejemplo, en el libro de Haya de la Torre El 
Antiimperialismo y el APRA (escrito según su autor 
en 1924, aunque su primera edición es de 1932). La 
percepción de las relaciones económicas de poder 
en el Perú, implicada en el primero de los Ensayos 
de interpretación de la realidad peruana (1928) de 
José Carlos Mariátegui, puede ser considerada como 
el embrión del concepto de heterogeneidad histórico-
estructural, elaborado a mediados de los años sesenta. 
Véase mi libro Notas sobre el concepto de marginalidad 
social (1966). 
Segunda Guerra Mundial, comenzando, por su-
puesto, en las áreas dominadas y dependientes 
del mundo capitalista. Cuando se trata del po-
der, es siempre desde los márgenes desde don-
de suele ser más visto, y más temprano, porque 
entra en cuestión la totalidad del campo de 
relaciones y de sentidos que constituye tal po-
der. Desde América Latina, sin duda la más in-
fluyente de las tentativas de mostrar de nuevo 
la mundialidad del capitalismo fue la propuesta 
de Raúl Prebisch y sus asociados, para pensar 
el capitalismo como un sistema mundial dife-
renciado en “centros” y “periferias”. Tal visión 
fue retomada y reelaborada en la obra de Im-
manuel Wallerstein, cuya propuesta teórica del 
“sistema-mundo moderno”, desde una perspec-
tiva donde confluyen la visión marxiana del ca-
pitalismo como un sistema mundial y la brau-
deliana sobre la larga duración histórica, ha 
reabierto y renovado, de modo decisivo, el de-
bate sobre la reconstitución de una perspectiva 
global en la investigación científico-social del 
último cuarto del siglo XX7. En ese nuevo con-
7 Véase, de Raúl Prebisch, Hacia una dinámica del 
desarrollo latinoamericano (1963), “Crítica al capitalis-
mo periférico” (1976) y Capitalismo periférico, crisis 
y transformación (1981). Véase también, de Immanuel 
Wallerstein, The Modern World System (1974-1989).
Colonialidad del poder y clasificación social 289
texto están hoy activos otros componentes del 
debate latinoamericano que apuntan hacia una 
nueva idea de totalidad histórico-social, nú-
cleo de una racionalidad no-eurocéntrica. Me 
refiero a las propuestas sobre la colonialidad 
del poder y sobre la heterogeneidad histórico-
estructural de todos los mundos de existencia 
social, de las cuales hablaré inmediatamente.
La cuestión del poder en el 
eurocentrismo
Tal como lo conocemos históricamente, el po-
der es un espacio y una malla de relaciones so-
ciales de explotación / dominación / conflicto 
articuladas, básicamente, en función y en torno 
de la disputa por el control de los siguientes 
ámbitos de existencia social: 1) el trabajo y 
sus productos; 2) en dependencia del anterior, 
la “naturaleza” y sus recursos de producción; 
3) el sexo, sus productos y la reproducción de 
la especie; 4) la subjetividad y sus productos 
materiales e intersubjetivos, incluido el cono-
cimiento; 5) la autoridad y sus instrumentos, 
de coerción en particular, para asegurar la re-
producción de ese patrón de relaciones socia-
les y regular sus cambios. En las dos últimas 
centurias, sin embargo, y hasta la irrupción de 
las cuestiones de subjetividad y de género en 
el debate, la mirada eurocéntrica no ha podido 
percibir todos esos ámbitos en la configuración 
del poder, porque ha sido dominada por la con-
frontación entre dos principales vertientes de 
ideas: una hegemónica: el liberalismo; y otra 
subalterna, aunque de intención contestataria: 
el materialismo histórico.
El liberalismo no tiene una perspectiva uní-
voca sobre el poder. Su más antigua variante 
(Hobbes) sostiene que es la autoridad, acor-
dada por individuos hasta entonces dispersos, 
lo que ubica los componentes de la existen-
cia social en un orden adecuado a las necesi-
dades de la vida individual. Aunque de nuevo 
actual, como sustento del neoliberalismo, du-
rante gran parte del siglo XX cedió terreno a 
la predominancia de las propuestas del estruc-
turalismo, del estructural-funcionalismo y del 
funcionalismo, cuyo elemento común respecto 
del problema es que la sociedad se ordena en 
torno de un limitado conjunto de patrones his-
tóricamente invariantes, por lo cual los com-
ponentes de una sociedad guardan entre sí re-
laciones continuas y consistentes, en razón de 
sus respectivasfunciones, y éstas, a su vez, son 
inherentes al carácter de cada elemento. Con 
todas esas variantes, hoy coexisten y se combi-
nan de muchos modos el viejo empirismo y el 
290 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
nuevo posmodernismo, para los cuales no hay 
tal cosa como una estructura global de relacio-
nes sociales, una sociedad, en tanto que una 
totalidad determinada y distinguible de otras. 
De esa manera se dan la mano con la antigua 
propuesta hobbesiana.
Para el materialismo histórico –la más eu-
rocéntrica de las versiones de la heterogénea 
herencia de Marx–, las estructuras sociales se 
constituyen sobre la base de las relaciones que 
se establecen para el control del trabajo y de 
sus productos. Tales relaciones se denominan 
relaciones de producción. Pero, a diferencia 
de las variantes del liberalismo, no sólo afirma 
la primacía de uno de los ámbitos –el trabajo 
y las relaciones de producción– sobre los de-
más, sino también, y con idéntica insistencia, 
que el orden configurado corresponde a una 
cadena de determinaciones que proviene del 
ámbito primado y atraviesa al conjunto. Desde 
ese punto de vista, el control del trabajo es la 
base sobre la cual se articulan las relaciones de 
poder y, a la vez, el determinante del conjunto 
y de cada una de ellas. A pesar de sus muchas 
y muy marcadas diferencias, en todas esas ver-
tientes se puede discernir un conjunto de su-
puestos y de problemas comunes que indican 
su común linaje eurocéntrico. Aquí es perti-
nente poner de relieve, principalmente, dos 
cuestiones. En primer término, todas presupo-
nen una estructura configurada por elementos 
históricamente homogéneos, no obstante la 
diversidad de formas y caracteres, que guardan 
entre sí relaciones continuas y consistentes –
sea por sus “funciones”, sea por sus cadenas de 
determinaciones–, lineales y unidireccionales, 
en el tiempo y en el espacio. 
Toda estructura social es, en esa perspecti-
va, orgánica o sistémica, mecánica. Y esa es, 
exactamente, la opción preferencial del euro-
centrismo en la producción del conocimiento 
histórico. En esa opción, algo llamado “socie-
dad”, en tanto que una articulación de múltiples 
existencias en una única estructura, o no es po-
sible y no tiene lugar en la realidad, como en el 
viejo empirismo y en el nuevo posmodernismo, 
o si existe sólo puede ser de modo sistémico u 
orgánico. En segundo lugar, en todas esas ver-
tientes subyace la idea de que de algún modo 
las relaciones entre los componentes de una es-
tructura social son dadas, ahistóricas, esto es, 
son el producto de la actuación de algún agente 
anterior a la historia de las relaciones entre las 
gentes. Si, como en Hobbes, se hacen interve-
nir acciones y decisiones humanas en el origen 
de la autoridad y del orden, no se trata en rigor 
de ninguna historia, o siquiera de un mito histó-
rico, sino de un mito metafísico que postula un 
Colonialidad del poder y clasificación social 291
estado de naturaleza, con individuos humanos 
que entre sí no guardan relaciones distintas a la 
continua violencia, es decir, que no tienen en-
tre sí genuinas relaciones sociales. Si en Marx 
también se hacen intervenir acciones humanas 
en el origen de las “relaciones de producción”, 
para el materialismo histórico eso ocurre por 
fuera de toda subjetividad, esto es, también 
metafísica y no históricamente. No de modo 
distinto, en el funcionalismo, en el estructu-
ralismo y en el estructural-funcionalismo, las 
gentes están sometidas ab initio al imperio de 
ciertos patrones de conducta históricamente 
invariantes.
La perspectiva eurocéntrica, en cualquiera 
de sus variantes, implica, pues, un postulado 
históricamente imposible: que las relaciones 
entre los elementos de un patrón histórico de 
poder tienen ya determinadas sus relaciones 
antes de toda historia. Esto es, como si fueran 
relaciones definidas previamente en un reino 
óntico, ahistórico o transhistórico. La moder-
nidad eurocéntrica no parece haber terminado 
con el ejercicio de secularizar la idea de un 
Dios providencial. De otro modo, concebir la 
existencia social de gentes concretas como 
configurada ab initio y por elementos histó-
ricamente homogéneos y consistentes, desti-
nados indefinidamente a guardar entre sí rela-
ciones continuas, lineales y unidireccionales, 
sería innecesario y a fin de cuentas impensable.
La heterogeneidad histórico- 
estructural del poder
Semejante perspectiva de conocimiento difícil-
mente podría dar cuenta de la experiencia his-
tórica. En primer término, no se conoce patrón 
alguno de poder en el cual sus componentes 
se relacionen de ese modo y en especial en el 
largo tiempo. Lejos de eso, se trata siempre de 
una articulación estructural entre elementos 
históricamente heterogéneos, es decir, que pro-
vienen de historias específicas y de espacios-
tiempos distintos y distantes entre sí, que de 
ese modo tienen formas y caracteres no sólo 
diferentes, sino discontinuos, incoherentes y 
aun conflictivos entre sí, en cada momento y en 
el largo tiempo. De ello son una demostración 
histórica eficiente, mejor quizás que ninguna 
otra experiencia, precisamente la constitución 
y el desenvolvimiento histórico de América y 
del capitalismo mundial, colonial y moderno. 
En cada uno de los principales ámbitos de 
la existencia social, cuyo control disputan las 
gentes, y de cuyas victorias y derrotas se for-
man las relaciones de explotación / domina-
292 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
ción / conflicto que constituyen el poder, los 
elementos componentes son siempre históri-
camente heterogéneos. Así, en el capitalismo 
mundial el trabajo existe actualmente, como 
hace quinientos años, en todas y cada una de 
sus formas históricamente conocidas (salario, 
esclavitud, servidumbre, pequeña producción 
mercantil, reciprocidad), pero todas ellas al 
servicio del capital y articulándose en torno 
de su forma salarial. Pero, del mismo modo, en 
cualquiera de los otros ámbitos –la autoridad, 
el sexo, la subjetividad– están presentes todas 
las formas históricamente conocidas, bajo la 
primacía general de sus formas llamadas mo-
dernas: el “Estado-nación”, “la familia burgue-
sa”, la “racionalidad moderna”. 
Lo que es realmente notable de toda estruc-
tura social es que elementos, experiencias, pro-
ductos, históricamente discontinuos, distintos, 
distantes y heterogéneos puedan articularse 
juntos, no obstante sus incongruencias y sus 
conflictos, en la trama común que los urde en 
una estructura conjunta. La pregunta pertinen-
te indaga acerca de lo que produce, permite o 
determina semejante campo de relaciones, y le 
otorga el carácter y el comportamiento de una 
totalidad histórica específica y determinada. Y 
como la experiencia de América y del actual 
mundo capitalista lo demuestra, en cada caso 
lo que en primera instancia genera las condi-
ciones para esa articulación es la capacidad 
que un grupo logra obtener o encontrar para 
imponerse sobre los demás y articular bajo su 
control, en una nueva estructura social, sus he-
terogéneas historias. Es siempre una historia 
de necesidades, pero igualmente de intencio-
nes, de deseos, de conocimientos o ignoran-
cias, de opciones y preferencias, de decisiones 
certeras o erróneas, de victorias y derrotas. De 
ningún modo, en consecuencia, de la acción de 
factores extrahistóricos.
Las posibilidades de acción de las gentes no 
son infinitas, o siquiera muy numerosas y di-
versas. Los recursos que disputan no son abun-
dantes. Más significativo aún es el hecho de que 
las acciones u omisiones humanas no pueden 
desprenderse de lo que está ya previamente 
hecho y existe como condicionante de las ac-
ciones, externamente o no de la subjetividad, 
del conocimiento y/o de los deseos y de las in-
tenciones. Por ello, las opciones,queridas o no, 
conscientes o no, para todos o para algunos, 
no pueden ser decididas, ni actuadas, en un va-
cuum histórico. De allí no se deriva, sin embar-
go, no necesariamente en todo caso, que las op-
ciones estén inscritas ya en una determinación 
extrahistórica, suprahistórica o transhistórica, 
como en el destino de la tragedia griega clási-
Colonialidad del poder y clasificación social 293
ca. No son, en suma, inevitables. ¿O lo era el 
hecho de que Colón tropezara con lo que llamó 
La Hispaniola en lugar de llegar a lo que hoy lla-
mamos Nueva York? Las condiciones técnicas 
de esa aventura permitían lo mismo el uno que 
el otro resultado, o el fracaso de ambos. Pién-
sese en todas las implicaciones fundamentales, 
no banales, de tal cuestión, para la historia del 
mundo capitalista.
La capacidad y la fuerza que le sirven a un 
grupo para imponerse sobre otros no es, sin 
embargo, suficiente para articular heterogé-
neas historias en un orden estructural durade-
ro. Ellas ciertamente producen la autoridad, en 
tanto que capacidad de coerción. La fuerza y 
la coerción, o, en la mirada liberal, el consen-
so, no pueden, sin embargo, producir, ni repro-
ducir duraderamente el orden estructural de 
una sociedad, es decir, las relaciones entre los 
componentes de cada uno de los ámbitos de 
la existencia social, ni las relaciones entre los 
ámbitos mismos. Ni, en especial, producir el 
sentido del movimiento y del desenvolvimiento 
histórico de la estructura social en su conjun-
to. Lo único que puede hacer la autoridad es 
obligar, o persuadir, a las gentes a someterse a 
esas relaciones y a ese sentido general del mo-
vimiento de la sociedad que les habita. De ese 
modo contribuye al sostenimiento, a la repro-
ducción de esas relaciones y al control de sus 
crisis y de sus cambios. 
Si desde Hobbes el liberalismo insiste, sin 
embargo, en que la autoridad decide el orden 
social, el orden estructural de las relaciones 
de poder, es porque también insiste en que to-
dos los otros ámbitos de existencia social arti-
culados en esa estructura son naturales. Pero 
si no se admite ese imposible carácter no-his-
tórico de la existencia social, debe buscarse 
en otra instancia histórica la explicación de 
que la existencia social consista en ámbitos o 
campos de relaciones sociales específicas, y 
que tales campos tiendan a articularse en un 
campo conjunto de relaciones, cuya configu-
ración estructural y su reproducción o remo-
ción en el tiempo se reconoce con el concepto 
de sociedad. ¿Dónde encontrar esa instancia? 
Ya quedó señalada la dificultad de las pro-
puestas estructuralistas y funcionalistas, no 
sólo para dar cuenta de la heterogeneidad 
histórica de las estructuras sociales, sino tam-
bién por implicar relaciones necesariamente 
consistentes entre sus componentes. Queda, 
en consecuencia, la propuesta marxiana (una 
de las fuentes del materialismo histórico) so-
bre el trabajo como ámbito primado de toda 
sociedad, y sobre el control del trabajo como 
el primado en todo poder social. Dos son los 
294 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
problemas que levanta esta propuesta y que 
requieren ser discutidos.
En primer lugar, es cierto que la experien-
cia del poder capitalista mundial, eurocen-
trado y colonial / moderno, muestra que es el 
control del trabajo el factor primado en este 
patrón de poder: éste es, en primer término, 
capitalista. En consecuencia, el control del 
trabajo por el capital es la condición central 
del poder capitalista. Pero en Marx implica, 
de una parte, la homogeneidad histórica de 
éste y de los demás factores, y de otra parte, 
que el trabajo determina, todo el tiempo y de 
modo permanente, el carácter, el lugar y la 
función de todos los demás ámbitos en la es-
tructura de poder. Sin embargo, si se examina 
de nuevo la experiencia del patrón mundial 
del poder capitalista, nada permite verificar 
la homogeneidad histórica de sus componen-
tes, ni siquiera de los fundamentales, sea del 
trabajo, del capital, o del capitalismo. Por el 
contrario, dentro de cada una de esas cate-
gorías no sólo coexisten, sino se articulan y 
se combinan todas y cada una de las formas, 
etapas y niveles de la historia de cada una de 
ellas. Por ejemplo, el trabajo asalariado exis-
te hoy, como al comienzo de su historia, junto 
con la esclavitud, la servidumbre, la pequeña 
producción mercantil, la reciprocidad. Y to-
dos ellos se articulan entre sí y con el capi-
tal. El propio trabajo asalariado se diferencia 
entre todas las formas históricas de acumula-
ción, desde la llamada originaria o primitiva, 
la plusvalía extensiva, incluyendo todas las 
gradaciones de la intensiva y todos los niveles 
que la actual tecnología permite y contiene, 
hasta aquellos en que la fuerza viva de trabajo 
individual es virtualmente insignificante. El 
capitalismo abarca, tiene que abarcar, todo 
ese complejo y heterogéneo universo bajo su 
dominación.
Respecto de la cadena unidireccional de 
determinaciones que le permite al trabajo 
articular los demás ámbitos y mantenerlos 
articulados en el largo tiempo, la experiencia 
del patrón de poder capitalista, mundial, eu-
rocentrado y colonial / moderno no muestra 
tampoco nada que obligue a admitir que el 
rasgo capitalista haya hecho necesarios, en 
el sentido de inevitables, los demás. De otra 
parte, sin duda el carácter capitalista de este 
patrón de poder tiene implicaciones decisivas 
sobre el carácter y el sentido de las relaciones 
intersubjetivas, de las relaciones de autoridad 
y sobre las relaciones en torno del sexo y sus 
productos. Pero, primero, sólo si se ignora la 
heterogeneidad histórica de esas relaciones y 
del modo como se ordenan en cada ámbito 
Colonialidad del poder y clasificación social 295
y entre ellos, sería posible admitir la unili-
nealidad y unidireccionalidad de esas impli-
caciones. Y, segundo, a esta altura del debate 
debiera ser obvio que si bien el actual modo 
de controlar el trabajo tiene implicaciones so-
bre, por ejemplo, la intersubjetividad social, 
sabemos, del mismo modo, que para que se 
optara por la forma capitalista de organizar 
y controlar el trabajo, fue necesaria una in-
tersubjetividad que la hiciera posible y prefe-
rible. Las determinaciones no son, pues, no 
pueden ser, unilineales, ni unidireccionales. 
Y no sólo son recíprocas. Son heterogéneas, 
discontinuas, inconsistentes, conflictivas, 
como corresponde a las relaciones entre ele-
mentos que tienen, todos y cada uno, tales 
características. La articulación de heterogé-
neos, discontinuos y conflictivos elementos 
en una estructura común, en un determinado 
campo de relaciones, implica, pues, requiere, 
relaciones de recíprocas, múltiples y hetero-
géneas determinaciones.
El estructuralismo y el funcionalismo no 
lograron percibir esas necesidades históricas. 
Tomaron un camino mal-conducente, redu-
ciéndolas a la idea de relaciones funcionales 
entre los elementos de una estructura social. 
De todos modos, sin embargo, para que una 
estructura histórico-estructuralmente hete-
rogénea tenga el movimiento, el desenvolvi-
miento o, si se quiere, el comportamiento de 
una totalidad histórica, no bastan tales modos 
de determinación recíproca y heterogénea 
entre sus componentes. Es indispensable que 
uno (o más) entre ellos tenga la primacía –en 
el caso del capitalismo, el control combinado 
del trabajo y de la autoridad– pero no como 
determinante o base de determinaciones en 
el sentido del materialismo histórico, sino es-
trictamente como eje(s) de articulación del 
conjunto. De ese modo, el movimiento con-
junto de esa totalidad, el sentido de su des-
envolvimiento, abarca, trasciende cada uno 
de sus componentes. Es decir, determinado 
campo de relaciones sociales se comporta 
como una totalidad. Pero semejantetotalidad 
histórico-social, como articulación de hetero-
géneos, discontinuos y conflictivos elemen-
tos, no puede ser de modo alguno cerrada, no 
puede ser un organismo, ni puede ser, como 
una máquina, consistente de modo sistémico, 
y constituir una entidad en la cual la lógica de 
cada uno de los elementos corresponde a la 
de cada uno de los otros. Sus movimientos de 
conjunto no pueden ser, en consecuencia, uni-
lineales, ni unidireccionales, como sería nece-
sariamente el caso de entidades orgánicas o 
sistémicas o mecánicas.
Lo que aquí propongo es abrir una cuestión crucial de nuestro crucial período históri-
co: Bien Vivir1 para ser una realización histó-
* Este texto fue publicado en Ecuador debate (Quito) 
N° 84: 77-87, diciembre, 2011. Una primera y breve 
versión se publicó en el Boletín de OXFAM, mayo, 2010.
1 “Bien Vivir” y “Buen Vivir”, son los términos más 
difundidos en el debate del nuevo movimiento de la 
sociedad, sobre todo de la población indigenizada en 
América Latina, hacia una existencia social diferente 
de la que nos ha impuesto la Colonialidad del Poder. 
“Bien Vivir” es, probablemente, la formulación más 
antigua en la resistencia “indígena” contra la Coloniali-
dad del Poder. Fue, notablemente, acuñada en el virrei-
nato del Perú, por nada menos que Guamán Poma de 
Ayala, aproximadamente en 1615, en su Nueva Cróni-
ca y buen gobierno. Carolina Ortiz Fernández es la pri-
mera en haber llamado la atención sobre ese histórico 
hecho. Véase: Ortiz Fernández, Carolina 2009 “Felipe 
Guamán Poma de Ayala, Clorinda Matto, Trinidad Hen-
ríquez y la teoría crítica. Sus legados a la teoría social 
contemporánea” en YUYAYKUSUN (Lima: Universi-
dad Ricardo Palma) N° 2, diciembre. Las diferencias 
rica efectiva, no puede ser sino un complejo 
de prácticas sociales orientadas a la produc-
ción y a la reproducción democráticas de 
una sociedad democrática, un otro modo de 
existencia social, con su propio y específico 
horizonte histórico de sentido, radicalmente 
alternativos a la Colonialidad Global del Po-
pueden no ser lingüísticas solamente, si no, más bien, 
conceptuales. Será necesario deslindar las alternati-
vas, tanto en el español latinoamericano, como en las 
variantes principales del Quechua en América del Sur 
y en el Aymara. En el Quechua del norte del Perú y 
en Ecuador, se dice Allin Kghaway (Bien Vivir) o Allin 
Kghawana (Buena Manera de Vivir) y en el Quechua 
del Sur y en Bolivia se suele decir “Sumac Kawsay” y se 
traduce en español como “Buen Vivir”. Pero “Sumac” 
significa bonito, lindo, hermoso, en el norte del Perú y 
en Ecuador. Así, por ejemplo, “Imma Sumac” (Qué Her-
mosa), es el nombre artístico de una famosa cantante 
peruana. “Sumac Kawsay” se traduciría como “Vivir 
Bonito”. Inclusive, no faltan desavisados eurocentris-
tas que pretenden hacer de Sumac lo mismo que Suma 
y proponen decir Suma Kawsay.
“Bien Vivir”
Entre el “desarrollo” y la 
Des/Colonialidad del Poder*
Todo el dilatado proceso histórico de constitución de la Colonialidad Global del 
Poder ha ingresado en una profunda crisis. El “Bien Vivir” como expresión de las 
poblaciones indígenas de América Latina configura una alternativa de vida social 
que sólo puede ser realiza da como la Des/Colonialidad del Poder.
848 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
der y a la Colonialidad / Modernidad / Euro-
centrada2. Este patrón de poder es hoy aún 
2 La teoría de la Colonialidad del Poder, o Colo-
nialidad del Poder Global, y del Eurocentrismo o 
Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada como su 
específico horizonte histórico de sentido, fue original-
mente propuesta en mis textos desde comienzos de 
la década final del siglo XX. Para los fines del actual 
debate, puede ser útil mencionar los principales. “Co-
lonialidad y modernidad / racionalidad” originalmen-
te publicado en Perú Indígena (Lima),Vol. 13, N° 29, 
1991; publicado en coautoría: Wallerstein, Immanuel 
1992 “Americanity as a Concept or the Americas in 
the Modern World-System” en International Social 
Science Journal (París: UNESCO / Blackwel) N° 134: 
549-557, noviembre.; “América Latina en la Economía 
Mundial” en Problemas del desarrollo (México: Insti-
tuto de Investigaciones Económicas-UNAM) Vol. XXIV, 
N° 95, oct.-dic., 1993; “Raza, etnia y nación: cuestiones 
abiertas” en José Carlos Mariátegui y Europa (Lima: 
Amauta, 1993) pp. 167-188; “Colonialité du Pouvoir et 
Democratie en Amérique Latine” en Future Anterieur: 
Amérique Latine, Democratie et Exclusion (París: 
L’Harmattan, 1994); “Colonialidad, poder, cultura y 
conocimiento en América Latina” en Anuario maria-
teguiano (Lima) Vol. IX, N° 9: 113-122, 1998; “Qué tal 
raza” en Familia y cambio social (Lima: CECOSAM, 
1998); “Colonialidad del poder, eurocentrismo y Amé-
rica Latina” en Lander, Edgardo (comp.) Colonialidad 
del saber, eurocentrismo y Ciencias Sociales (Buenos 
Aires: CLACSO / UNESCO, 2000) p. 201 y ss; “Colonia-
lidad del poder y clasificación social” originalmente 
publicado en Arrighi, Giovanni y Goldfrank, Walter L. 
mundialmente hegemónico, pero también en 
su momento de más profunda y raigal crisis 
desde su constitución hace poco más de qui-
nientos años. En estas condiciones, Bien Vi-
vir, hoy, sólo puede tener sentido como una 
existencia social alternativa, como una Des/
Colonialidad del Poder.
“Desarrollo”, una paradoja 
eurocéntrica: modernidad 
sin Des/Colonialidad
Desarrollo fue, sobre todo en el debate lati-
noamericano, el término clave de un discur-
so político asociado a un elusivo proyecto de 
desconcentración y redistribución relativas 
del control del capital industrial, en la nueva 
geografía que se configuraba en el capitalismo 
colonial-moderno global, al término de la Se-
gunda Guerra Mundial.
(eds.) 2000 Journal of World Systems Research (Colo-
rado) Vol. VI, N° 2: 342-388, fall-winter, Special Issue: 
Festschrift for Immanuel Wallerstein; “Colonialidad 
del poder, globalización y democracia” en San Marcos 
(Lima: Universidad de San Marcos) N° 25: 51-104, julio, 
Segunda época, Versión revisada, 2006. Actualmente se 
desarrolla un debate mundial sobre la teoría.
“Bien Vivir” 849
En un primer momento, ese fue un discur-
so virtualmente oficial. Sin embargo, pronto 
dio lugar a complejas y contradictorias cues-
tiones que produjeron un rico e intenso de-
bate, con reverberación mundial, como clara 
expresión de la magnitud y de la profundidad 
de los conflictos de interés político-social im-
plicados en toda esa nueva geografía de po-
der y en América Latina en particular. Así fue 
producida una extensa familia de categorías 
(principalmente, desarrollo, subdesarrollo, 
modernización, marginalidad, participación, 
de un lado, e imperialismo, dependencia, 
marginalización, revolución, en la vertiente 
opuesta) que se fue desplegando en estrecha 
relación con los conflictivos y violentos mo-
vimientos de la sociedad, que llevaron sea a 
procesos inconducentes o a cambios relati-
vamente importantes, pero inacabados, en la 
distribución de poder3.
3 Los nombres de Raúl Prebisch, Celso Furtado, 
Aníbal Pinto, Fernando Henrique Cardoso, Enzo 
Faletto, Andrew Gunder Frank, Rui Mauro Marini, 
Theotonio Dos Santos, José Nun, entre los muchos 
que tomaron parte en dicho debate, son probable-
mente familiares a la generalidad de los lectores. Y 
hay, por supuesto, disponible, a ese respecto, una ex-
tensa literatura. 
De modo breve, se podría decir que en 
América Latina el resultado principal fue la 
remoción del “Estado oligárquico” y de algu-
nas de sus instancias en la existencia social 
de la población de estos países. Pero ni su 
dependencia histórico / estructural en la Co-
lonialidad Global de Poder, ni los modos de 
explotación y de dominación inherentes a 
este patrón de poder, fueron erradicados o al-
terados suficientementecomo para dar lugar 
a una producción y gestión democráticas del 
Estado, ni de los recursos de producción, ni 
de la distribución y apropiación del producto. 
Ni el debate logró, a pesar de su intensidad, 
liberarse de la hegemonía del Eurocentrismo. 
En otros términos, esos cambios no llevaron 
al “desarrollo”. De otro modo no podría enten-
derse por qué el término reaparece siempre, 
ahora por ejemplo, como fantasma de un in-
concluso pasado4.
4 Ver de Quijano, Aníbal 2000 “El fantasma del de-
sarrollo en América Latina” en Revista venezolana de 
Economía y Ciencias Sociales (Caracas: UCV) N° 2: 
73-91. Quijano, Aníbal 2006 “Os Fantasmas da América 
Latina” en Adauto Novais (org.) Oito Visões da Ameri-
ca Latina (San Pablo: SENAC) pp. 49-87.
850 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
La Colonialidad Global del Poder 
y el fantasma del Estado-nación
La hegemonía del Eurocentrismo en el debate 
llevaba en América Latina a plantearse el “desa-
rrollo” en relación al Estado-nación. Pero, en el 
contexto de la Colonialidad Global del Poder, 
esa perspectiva era históricamente incondu-
cente. Más aún, precisamente cuando después 
de la Segunda Guerra Mundial, este patrón de 
poder ingresaba a escala global, en un prolon-
gado período de cambios decisivos que aquí es 
útil sumarizar:
1. El capital industrial comenzó a vincularse 
estructuralmente con lo que entonces fue 
de denominada como “revolución científi-
co-tecnológica”. Esa relación implicaba, de 
una parte, la reducción de las necesidades 
de fuerza de trabajo viva e individual y, en 
consecuencia, del empleo asalariado como 
estructuralmente inherente al capital en su 
nuevo período. El desempleo dejaba de ser 
un problema coyuntural o cíclico. “Desem-
pleo estructural” fueron los términos poste-
riormente acuñados entre los economistas 
convencionales para significar ese proceso.
2. Esas tendencias de cambio de las relacio-
nes entre capital y trabajo implicaron la 
ampliación del margen de acumulación es-
peculativa, también como tendencia estruc-
tural y no solamente cíclica, y llevaron a la 
dominación progresiva de la “financiariza-
ción estructural”. Así se fue configurando 
un nuevo capital industrial / financiero, que 
pronto tuvo una relativamente rápida ex-
pansión mundial.
3. Un proceso de tecnocratización / instru-
mentalización de la subjetividad, del ima-
ginario, de todo el horizonte de sentido 
histórico específico de la Colonial / Moder-
nidad / Eurocentrada. Se trata, en rigor, de 
un proceso de creciente abandono de las 
promesas iniciales de la llamada “racio-
nalidad moderna” y, en ese sentido, de un 
cambio profundo de la perspectiva ético / 
política de la eurocéntrica versión original 
de la “Colonialidad / Modernidad”. Ésta no 
dejó de ser, no obstante su nuevo carácter, 
atractiva y persuasiva, aun que tornándose 
cada vez más paradójica y ambivalente, his-
tóricamente imposible en definitiva.
4. El desarrollo y la expansión del nuevo capi-
tal industrial/financiero, junto con la derrota 
de los grupos nazi-fascistas de la burguesía 
mundial, en la disputa por la hegemonía del 
capitalismo durante la Segunda Guerra Mun-
dial, facilitaron la desintegración del colo-
“Bien Vivir” 851
nialismo europeo en Asia y África, y, al mis-
mo tiempo, la prosperidad de las burguesías, 
de las capas medias, inclusive de sectores 
importantes de los trabajadores explotados, 
de los países euro/americanos.
5. La consolidación del despotismo burocrá-
tico (rebautizado de “socialismo realmente 
existente”) y su rápida expansión dentro 
y fuera de Europa, ocurrió dentro de ese 
mismo cauce histórico. Dicho modo de 
dominación fue siendo afectado, cada vez 
más profunda e insanablemente, por esa 
corriente tecnocrática e instrumental de la 
“racionalidad” colonial / moderna. 
6. En ese contexto, la hegemonía de esa ver-
sión de la “modernidad” operaba como el 
más poderoso mecanismo de dominación 
de la subjetividad, tanto por parte de la 
burguesía mundial como de la despótica 
burocracia del llamado “campo socialista”. 
De ese modo, no obstante sus rivalidades, 
ambos modos de dominación / explotación 
/ conflicto confluyeron en su antagonismo 
represivo a los nuevos movimientos de la 
sociedad, en particular en torno de la ética 
social respecto del trabajo, del género, de 
la subjetividad y de la autoridad colectiva. 
Sería más difícil explicar de otro modo, la 
exitosa alianza de ambos modos de domi-
nación para derrotar (sea en París, Nueva 
York, Berlín, Roma, Jakarta, Tlatelolco, o 
en Shanghái y Praga) a los movimientos, 
juveniles sobre todo, que entre fines de los 
sesenta y comienzos de los setenta del si-
glo XX, luchaban, minoritariamente pero en 
todo el mundo, entonces ya no solamente 
contra la explotación del trabajo y contra 
el colonialismo y el imperialismo, contra 
las guerras colonial-imperiales (en ese pe-
ríodo, Vietnam era el caso emblemático), 
sino también contra la ética social del 
productivismo y del consumismo; contra 
el pragmático autoritarismo burgués y bu-
rocrático; contra la dominación de “raza” 
y de “género”; contra la represión de las 
formas no convencionales de sexualidad; 
contra el reduccionismo tecnocrático de la 
racionalidad instrumental y por una nueva 
tesitura estética / ética política. Pugnando, 
en consecuencia, por un horizonte de sen-
tido histórico radicalmente distinto que el 
implicado en la Colonialidad / Modernidad / 
 Eurocentrada.
7. Al mismo tiempo, emergía un nuevo patrón 
de conflicto. En primer término, la desle-
gitimación de todo sistema de dominación 
montado sobre el eje “raza” / “género” / “et-
nicidad”. La tendencia comenzó ya desde 
852 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
fines de la Segunda Guerra Mundial, como 
resultado de la revulsa mundial respecto 
de las atrocidades del nazismo y del au-
toritarismo militar japonés. El racismo / 
sexismo / etnicismo de dichos regímenes 
despóticos no sólo quedaba, por lo tanto, 
derrotado en la guerra, sino también y no 
menos, convertido en referencia deslegiti-
matoria de la racialización, del patriarca-
do, del etnicismo y del autoritarismo mili-
tarista en las relaciones de poder. Pero fue 
sobre todo durante la década de los años 
sesenta del siglo XX que el gran debate so-
bre la “raza” y sobre el “género” pudieron 
cobrar un nuevo y definitivo relieve, anun-
ciando el gran conflicto mundial actual en 
torno del control de los respectivos ámbi-
tos de práctica social.
8. Por todo eso, no obstante la de rota de los 
movimientos antiautoritarios y antiburocrá-
ticos, y de la secuente imposición de la “glo-
balización” del nuevo Capitalismo Colonial 
Global, la simiente de un horizonte histó-
rico nuevo pudo sobrevivir entre la nueva 
heterogeneidad histórico / estructural del 
imaginario mundial, y germina ahora como 
uno de los signos mayores de la propuesta 
de Bien Vivir.
El nuevo período histórico: 
la crisis raigal de la Colonialidad 
Global del Poder
El desarrollo de aquellas nuevas tendencias his-
tóricas del capital industrial-financiero llevó a 
ese prolongado período de auge y de cambios a 
culminar con la explosión de una crisis raigal en 
el patrón de poder como tal, la Colonialidad Glo-
bal del Poder, en su conjunto y en sus elementos 
raigales, desde la segunda mitad de 1973.
Con esa crisis, el mundo ha ingresado en 
un nuevo período histórico, cuyos procesos 
específicos tienen profundidad, magnitud e im-
plicaciones equivalentes, aunque con un casi 
inverso signo, a los del período que denomina-
mos como “Revolución industrial / burguesa”. 
Los términos “neoliberalismo”, “globalización” 
y “posmodernidad” (que aquí no podrían ser 
discutidos detenidamente)5 presentan con 
5 Mi contribución al debate de esas cuestiones, 
principalmente en: Modernidad, identidad yutopía 
en América Latina (Lima: Sociedad y política, 1988); 
“Colonialidad del Poder, Globalización y Democracia” 
originalmente publicado en Tendencias Básicas de 
nuestra era (Caracas: Instituto de Estudios Internacio-
nales Pedro Gual, 2001). Una versión revisada, “Entre 
la Guerra Santa y la Cruzada” en San Marcos (Lima: 
Universidad de San Marcos) N° 25, julio, 2006, y origi-
“Bien Vivir” 853
razonable eficacia, no obstante todas sus am-
bivalencias y complejidades, el carácter y las 
tendencias mayores del nuevo período.
Lo primero consiste, básicamente, en la im-
posición definitiva del nuevo capital financiero 
en el control del capitalismo global colonial / 
moderno. En un sentido preciso, se trata de la 
imposición mundial de la “desocupación estruc-
tural”, plenamente tramada con la “financiariza-
ción estructural”. Lo segundo, en la imposición 
de esa definida trama sobre todos los países y 
sobre toda la población humana, inicialmente 
en América Latina, con la sangrienta dictadura 
del general Pinochet en Chile, y después por la 
política de los gobiernos de Margaret Thatcher 
y Ronald Reagan en Inglaterra y en Estados 
Unidos, respectivamente, con el respaldo y/o la 
sumisión de todos los demás países.
Esa imposición produjo la dispersión social 
de los trabajadores explotados y la desintegra-
ción de sus principales instituciones sociales 
nalmente publicada en América Latina En Movimien-
to (Quito) N° 341, octubre, 2001; “El trabajo al final del 
siglo XX” originalmente publicado en Amin, Samir (ed.) 
2003 Pensée Sociale Critique Pour le XXI Siécle (París: 
L’Harmattan) pp. 131-149; y “Paradojas de la colonia-
lidad / modernidad / eurocentrada” en Hueso húmero 
(Lima) N° 53: 30-59, abril, 2009. 
y políticas (sindicatos, sobre todo); la derrota 
y desintegración del llamado “campo socia-
lista”, y de virtualmente todos los regímenes, 
movimientos y organizaciones políticas que le 
estaban vinculados. China, y después Vietnam, 
optaron por ser miembros del nuevo “capitalis-
mo realmente existente”, industrial-financiero 
y globalizado, bajo un despotismo burocrático 
reconfigurado como socio de las mayores cor-
poraciones financieras globales y del Bloque 
Imperial Global6.
En fin, “posmodernidad” denomina, no del 
todo inapropiadamente, la imposición definiti-
va de la tecnocratización / instrumentalización 
de la hasta entonces conocida como la “racio-
nalidad moderna”. Esto es, de la Colonialidad / 
Modernidad / Eurocentrada.
Estamos, pues, inmersos en un proceso de 
completa reconfiguración de la Colonialidad 
Global del Poder, del patrón de poder hegemóni-
co en el planeta. Se trata, en primer término, de 
la aceleración y profundización de una tenden-
cia de re-concentración del control del poder.
Las tendencias centrales de dicho proceso 
consisten, en un apretado recuento, en:
6 Sobre el concepto de Bloque Imperial Global, remi-
to a “Colonialidad del poder, globalización y democra-
cia”, ya citado. 
854 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
1. la re-privatización de los espacios públicos, 
del Estado en primer término; 
2. la reconcentración del control del trabajo, 
de los recursos de producción y de la pro-
ducción-distribución; 
3. la polarización social extrema y creciente 
de la población mundial; 
4. la exacerbación de la “explotación de la na-
turaleza”; 
5. la hiperfetichización del mercado, más que 
de la mercancía; 
6. la manipulación y control de los recursos 
tecnológicos de comunicación y de trans-
porte para la imposición global de la tec-
nocratización / instrumentalización de la 
Colonialidad / Modernidad;
7. la mercantilización de la subjetividad y de 
la experiencia de vida de los individuos, 
principalmente de las mujeres; 
8. la exacerbación universal de la dispersión 
individualista de las personas y de la con-
ducta egoísta travestida de libertad indi-
vidual, lo que en la práctica equivale a la 
universalización del “sueño americano” 
pervertido en la pesadilla de brutal per-
secución individual de riqueza y de poder 
contra los de más; 
9. la “fundamentalización” de las ideologías 
religiosas y de sus correspondientes éticas 
sociales, lo que re-legitima el control de los 
principales ámbitos de la existencia social;
10. el uso creciente de las llamadas “industrias 
culturales” (sobre todo de imágenes, cine, 
TV, video, etc.) para la producción indus-
trial de un imaginario de terror y de mis-
tificación de la experiencia, de modo de 
legitimar la “fundamentalización” de las 
ideologías y la violencia represiva.
La “explotación de la naturaleza” 
y la Crisis de la Colonialidad 
Global del Poder
Aun que aquí de manera apenas alusiva, no se-
ría pertinente dejar de señalar que uno de los 
elementos fundantes de la Colonialidad / Mo-
dernidad / Eurocentrada es el nuevo y radical 
dualismo cartesiano, que separa la “razón” y la 
“naturaleza”7. De allí, una de las ideas / imáge-
nes más características del eurocentrismo, en 
cualquiera de sus vertientes: la “explotación de 
la naturaleza” como algo que no requiere justi-
ficación alguna y que se expresa cabalmente en 
7 Un debate más detenido puede ser encontrado en 
“Colonialidad del poder y clasificación social” en Arrighi 
y Goldfrank (2000), op. cit. 
“Bien Vivir” 855
la ética productivista engendrada junto con la 
“revolución industrial”. No es en absoluto di-
fícil percibir la inherente presencia de la idea 
de “raza” como parte de la “naturaleza”, como 
explicación y justificación de la explotación de 
las “razas inferiores”.
Es al amparo de esa mistificación metafísi-
ca de las relaciones humanas con el resto del 
universo, que los grupos dominantes del homo 
sapiens en la Colonialidad Global del Poder, en 
especial desde la “Revolución industrial”, han 
llevado a la especie a imponer su hegemonía 
explotativa sobre las demás especies animales 
y una conducta predatoria sobre los demás ele-
mentos existentes en este planeta. Y, sobre esa 
base, el Capitalismo Colonial / Global practica 
una conducta cada vez más feroz y predatoria, 
que termina poniendo en riesgo no solamen-
te la sobrevivencia de la especie entera en el 
planeta, sino la continuidad y la reproducción 
de las condiciones de vida, de toda vida, en la 
tierra. Bajo su imposición, hoy estamos matán-
donos entre nosotros y destruyendo nuestro 
común hogar.
Desde esta perspectiva, el llamado “ca-
lentamiento global” del clima en la tierra, o 
“crisis climática”, lejos de ser un fenómeno 
“natural”, que ocurre en algo que llamamos 
“naturaleza” y separado de nosotros como 
miembros de la especie animal Homo Sa-
piens, es el resultado de la exacerbación de 
aquella desorientación global de la especie 
sobre la tierra, impuesta por las tendencias 
predatorias del nuevo Capitalismo Industrial 
/ Financiero dentro de la Colonialidad Global 
del Poder. En otros términos, es una de las 
expresiones centrales de la crisis raigal de 
este específico patrón de poder.
La nueva resistencia: hacia la 
Des / Colonialidad del Poder
Desde fines del Siglo XX, una proporción cre-
ciente de las víctimas de dicho patrón de poder 
ha comenzado a resistir a esas tendencias, en 
virtualmente todo el mundo. Los dominadores, 
los “funcionarios del capital”, sea como due-
ños de las grandes corporaciones financieras 
o como gobernantes de regímenes despótico-
burocráticos, responden con violentas repre-
siones, ahora no sólo dentro de las fronteras 
convencionales de sus propios países, sino a 
través o por encima de ellas, desarrollando una 
tendencia a la re-colonización global, usando 
los más sofisticados recursos tecnológicos que 
permiten matar más gente, más rápido, con me-
nos costo.
856 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
Dadas esas condiciones, en la Crisis de la 
Colonialidad Globaldel Poder y, en especial, de 
la Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada, 
la exacerbación de la conflictividad y de la vio-
lencia se ha establecido como una tendencia 
estructural globalizada.
Tal exacerbación de la conflictividad, de 
los fundamentalismos, de la violencia, apa-
rejadas a la creciente y extrema polarización 
social de la población del mundo, va llevando 
a la resistencia misma a configurar un nuevo 
patrón de conflicto.
La resistencia tiende a desarrollarse como 
un modo de producción de un nuevo sentido de 
la existencia social, de la vida misma, precisa-
mente porque la vasta población implicada per-
cibe, con intensidad creciente, que lo que está 
en juego ahora no es sólo su pobreza, como su 
sempiterna experiencia, sino, nada menos que 
su propia sobrevivencia. Tal descubrimiento 
entraña, necesariamente, que no se puede de-
fender la vida humana en la tierra sin defender, 
al mismo tiempo, en el mismo movimiento, las 
condiciones de la vida misma en esta tierra.
De ese modo, la defensa de la vida humana, 
y de las condiciones de vida en el planeta, se 
va constituyendo en el sentido nuevo de las 
luchas de resistencia de la inmensa mayoría 
de la población mundial. Y sin subvertir y des-
integrar la Colonialidad Global del Poder y su 
Capitalismo Colonial / Global hoy en su más 
predatorio período, esas luchas no podrían 
avanzar hacia la producción de un sentido his-
tórico alternativo al de la Colonialidad / Mo-
dernidad / Eurocentrada.
Des / Colonialidad del Poder como 
continua producción democrática 
de la existencia social
Ese nuevo horizonte de sentido histórico, la 
defensa de las condiciones de su propia vida y 
de las demás en este planeta, ya está planteado 
en las luchas y prácticas sociales alternativas 
de la especie. En consecuencia, en contra de 
toda forma de dominación / explotación en la 
existencia social. Es decir, una Des / Colonia-
lidad del Poder como punto de partida, y la 
autoproducción y reproducción democráticas 
de la existencia social, como eje continuo de 
orientación de las prácticas sociales.
Es en este contexto histórico donde hay que 
ubicar, necesariamente, todo debate y toda ela-
boración acerca de la propuesta de Bien Vivir. 
Por consiguiente, se trata, ante todo, de admitir-
la como una cuestión abierta, no solamente en el 
debate, sino en la práctica social cotidiana de las 
“Bien Vivir” 857
poblaciones que decidan urdir y habitar históri-
camente en esa nueva existencia social posible.
Para desarrollarse y consolidarse, la Des / 
Colonialidad del poder implicaría prácticas so-
ciales configuradas por:
a. la igualdad social de individuos heterogé-
neos y diversos, contra la desigualizante 
clasificación e identificación racial / sexual / 
social de la población mundial; 
b. por con siguiente, ni las diferencias ni las 
identidades no serían más la fuente o el 
argumento de la desigualdad social de los 
individuos;
c. las agrupaciones, pertenencias y/o identi-
dades serían el producto de las decisiones 
libres y autónomas de individuos libres y 
autónomos;
d. la reciprocidad entre grupos y/o individuos 
socialmente iguales, en la organización del 
trabajo y en la distribución de los productos;
e. la redistribución igualitaria de los recursos y 
productos, tangibles e intangibles, del mun-
do, entre la población mundial;
f. la tendencia de asociación comunal de la 
población mundial, a escala local, regional o 
globalmente, como el modo de producción y 
gestión directas de la autoridad colectiva y, 
en ese preciso sentido, como el más eficaz 
mecanismo de distribución y redistribución 
de derechos, obligaciones, responsabilida-
des, recursos, productos, entre los grupos y 
sus individuos, en cada ámbito de la existen-
cia social, sexo, trabajo, subjetividad, auto-
ridad colectiva y co-responsabilidad en las 
relaciones con los demás seres vivos y otras 
entidades del planeta o del universo entero.
Los “indígenas” del “sur global” 
y la propuesta de Bien Vivir: 
cuestiones pendientes
No es por accidente histórico que el debate sobre 
la Colonialidad del Poder y sobre la Colonialidad 
/ Modernidad / Eurocentrada, haya sido produci-
do, en primer término, desde América Latina. Así 
como no lo es que la propuesta de Bien Vivir pro-
venga, en primer término, del nuevo movimiento 
de los “indígenas” latinoamericanos.
América Latina es el mundo constituido en las 
“Indias Accidentales” (irónica referencia a la di-
vulgada idea de “Indias Occidentales”)8. Por eso, 
como el espacio original y el tiempo inaugural de 
un nuevo mundo histórico y de un nuevo patrón 
8 Finley, Robert 2003 Las Indias Accidentales (Bar-
celona: Barataria). 
858 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes
de poder, el de la Colonialidad Global del Poder. 
Y, así mismo, como el espacio / tiempo original e 
inaugural de la primera “indigenización” de los 
sobrevivientes del genocidio colonizador, como 
la primera población del mundo sometida a la 
“racialización” de su nueva identidad y de su lu-
gar dominado en el nuevo patrón de poder.
América Latina y la población “indígena” 
ocupan, pues, un lugar basal, fundante, en la 
constitución y en la historia de la Colonialidad 
del Poder. De allí, su actual lugar y papel en la 
subversión epistémica / teórica / histórica / es-
tética / ética / política de este patrón de poder 
en crisis, implicada en las propuestas de Des / 
Colonialidad Global del Poder y del Bien Vivir 
como una existencia social alternativa.
Empero, si bien América, y en particular 
América Latina, fue la primera nueva identidad 
histórica de la Colonialidad del Poder y sus po-
blaciones colonizadas los primeros “indígenas” 
del mundo, desde el siglo XVIII, todo el resto 
del territorio del planeta, con todas sus pobla-
ciones, fue conquistado por Europa Occidental. 
Y tales poblaciones, la inmensa mayoría de la 
población mundial, fueron colonizadas, racia-
lizadas y, en consecuencia, “indigenizadas”. Su 
actual emergencia no consiste, pues, en otro 
“movimiento social” más. Se trata de todo un 
movimiento de la sociedad cuyo desarrollo po-
dría llevar a la Des / Colonialidad Global del Po-
der, esto es a otra existencia social, liberada de 
dominación / explotación / violencia.
La crisis de la Colonialidad Global del Poder, 
y el debate y la lucha por su Des / Colonialidad, 
han mostrado a plena luz que la relación social 
de dominación / explotación fundadas en torno 
de la idea de “raza” es un producto de la historia 
del poder y de ninguna cartesiana “naturaleza”. 
Pero también hacen patente la extrema hetero-
geneidad histórica de esa población “indigeni-
zada”, primero en su historia previa a la coloni-
zación europea; segundo, en la que se ha produ-
cido por las experiencias bajo la Colonialidad 
del Poder, durante casi medio millar de años y, 
finalmente, por la que está siendo ahora produ-
cida en el nuevo movimiento de la sociedad ha-
cia la Des / Colonialidad Global del Poder.
No tendría sentido esperar que esa histórica-
mente heterogénea población, que compone la 
abrumadoramente inmensa mayoría de la po-
blación del mundo, haya producido o cobijado 
un imaginario histórico homogéneo, universal, 
como alternativa a la Colonialidad Global del 
Poder. Eso no podría ser concebible inclusive 
tomando en cuenta exclusivamente América 
Latina, o América en su conjunto. 
De hecho, todas esas poblaciones, sin excep-
ción, provienen de experiencias históricas de 
“Bien Vivir” 859
poder. Hasta donde sabemos, el poder parece 
haber sido, en toda la historia conocida, no so-
lamente un fenómeno de todas las existencias 
sociales de larga duración, sino, más aún, la 
principal motivación de la conducta histórica 
colectiva de la especie. Tales experiencias de 
poder sin duda son distintas entre sí y respectode la Colonialidad del Poder., no obstante po-
sibles comunes experiencias de colonización.
Sin embargo, las poblaciones “indigenizadas” 
bajo la dominación colonial, primero en “Amé-
rica” bajo Iberia, y más tarde en todo el mundo 
bajo “Europa Occidental”, no sólo han compar-
tido en común, universalmente, las perversas 
formas de dominación / explotación impuestas 
con la Colonialidad Global del Poder. También, 
paradojal pero efectivamente, en la resistencia 
contra ellas han llegado a compartir comunes 
aspiraciones históricas contra la dominación, la 
explotación, la discriminación: la igualdad social 
de individuos heterogéneos, la libertad de pensa-
miento y de expresión de todos esos individuos, 
la redistribución igualitaria de recursos, así como 
del control igualitario de todos ellos, sobre todos 
los ámbitos centrales de la existencia social.
Por todo eso, en la “indigenidad” histórica de 
las poblaciones víctimas de la Colonialidad Glo-
bal del Poder, no alienta solamente la herencia 
del pasado, sino todo el aprendizaje de la resis-
tencia histórica de tan largo plazo. Estamos, por 
eso, caminando en la emergencia de una identi-
dad histórica nueva, histórico / estructuralmente 
heterogénea como todas las demás, pero cuyo 
desarrollo podría producir una nueva existencia 
social liberada de dominación / explotación / vio-
lencia, lo cual es el corazón mismo de la demanda 
del Foro Social Mundial: Otro Mundo es Posible.
En otros términos, el nuevo horizonte de 
sentido histórico emerge con toda su heteroge-
neidad histórico / estructural.
En esa perspectiva, la propuesta de Bien Vi-
vir es, necesariamente, una cuestión histórica 
abierta9 que requiere ser continuamente inda-
gada, debatida y practicada.
9 Acerca de eso, por ejemplo las recientes entrevis-
tas a dirigentes aymaras en Bolivia, hechas y difundidas 
por medio del correo electrónico de la CAOI. La revista 
América Latina en Movimiento, de la Agencia Lati-
noamericana de Información (ALAI), ha dedicado el N° 
452, febrero de 2010, íntegramente a este debate, bajo 
el título general de “Recuperar el sentido de la vida”. 
Respecto de las prácticas sociales mismas, hay ya un 
muy importante movimiento de investigación especí-
fica. Ver: “Vivir Bien frente al desarrollo. Procesos de 
planeación participativa en Medellín” en Gómez, Espe-
ranza et al. (Medellín: Universidad de Medellín, 2010).

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