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Vicios capitales y virtudes (Bojorge)

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El lazo se rompió y volamos. Vicios capitales y virtudes
Autor: Horacio Bojorge
Un libro práctico y para la práctica
Este es un libro nacido de la práctica y destinado a la práctica. Reúne en un volumen una serie de fichas para la predicación de ejercicios espirituales abiertos, en parroquias, a un público de fieles en general. No pretende, por lo tanto, tratar exhaustivamente la materia de los pecados capitales y de sus virtudes opuestas, sino solamente dar una introducción suficiente para orar sobre ellos, reflexionar y examinarse delante de Jesús expuesto en la Eucaristía, pidiendo luz para alcanzar un conocimiento interno de los obstáculos al amor de Dios en el propio corazón.
Las fichas contienen, por eso, una cantidad limitada de materia, para que pueda exponerse en el término aproximado de media hora. Si alguna ficha contiene más materia de la que puede exponerse en ese lapso, es para permitir el uso opcional de algunos números. Se recurre a menudo a la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica, porque trata clara y brevemente estos asuntos. Al final de cada ficha temática se ofrece un ejercicio que se presta a un trabajo personal o grupal. Como apéndice a algunas fichas hemos agregado, a modo de ejemplo inspirador, algunos casos o ejemplos tomados de la prensa. Además de ilustrar la doctrina refiriéndola a hechos concretos, pueden servir para animar una reflexión grupal.
Inspiración ignaciana
Estas fichas ofrecen a los fieles, una explicación como la que San Ignacio de Loyola aconsejaba darles para iniciarlos en el Primer modo de orar: Aal que se quiere ayudar para instruirse y para alcanzar cierto grado de contento del alma... se puede dar por media hora... el modo de orar sobre los mandamientos, pecados capitales, etc... Esta forma [de dar ejercicios] es más propia para personas menos instruidas, explicándoles cada mandamiento, los pecados capitales y los preceptos de la Iglesia.
El Primer Modo de Orar de San Ignacio es un sabio itinerario de oración, por el cual el ejercitante puede iniciarse y avanzar en el conocimiento de los desórdenes subconscientes que traban e impiden su avance por el camino del amor a Dios. San Ignacio lo recomienda en la Anotación 180 como muy apropiado para los principiantes que quieren instruirse y avanzar en el camino de la conversión y a los que hay que ayudar a la práctica, asidua y fructuosa, de la penitencia y de la comunión eucarística. San Ignacio prescribe al que da ejercicios declarar, o sea instruir, explicar, los mandamientos y los pecados capitales. 
No habiendo encontrado nada adecuado para poner en manos del ejercitante con el fin de ayudarlo a orar sobre los Pecados Capitales y la Virtudes opuestas, emprendimos ya hace años la confección de unas fichas. Ellas fueron creciendo y puliéndose en una larga práctica y experiencia de dar ejercicios. Esas fichas se demostraron con el tiempo útiles no sólo para el uso individual, sino para ser empleadas en ejercicios abiertos a grupos numerosos.
Hemos comprobado, en la experiencia, que el Primer Modo de Orar puede enseñarse con gran provecho en veladas de ejercicios abiertos multitudinarios, con tal de que se le reparta a cada participante la ficha correspondiente al tema de la instrucción. En una parroquia hicieron ejercicios con este método 500 fieles, durante toda una semana, a razón de dos temas por noche, en una sesión de hora y media por día. Hemos repetido numerosas veces esta experiencia, aunque no ante un auditorio tan nutrido como aquella vez, en parroquias de Argentina, Uruguay y Paraguay. El recibimiento brindado a estas fichas nos convence de que son realmente útiles a los fieles.
¿Negatividad?
Hay quien piensa que ocuparse de los pecados y predicar sobre ellos es tarea negativa. No lo es, si al tratar de ellos se los muestra como lo que son: obstáculos en el camino del amor a Dios que hay que remover para poder correr por él, trampas y lazos para el corazón que le impiden volar hacia Dios (ver Salmo 124,7). No lo es, tampoco, si juntamente con ellos se habla de las virtudes opuestas. 
Conocemos esta objeción desde que escribimos nuestra obra sobre la acedia. Y adelantándonos a la misma previsible objeción podemos repetir lo que escribimos allí: No termina de convencerme que sea negativo hablar extensamente de un mal. Como dijo el Arcipreste de Talavera: si el mal no fuere sentido, el bien no sería conocido. Y agregaba: decir mal del malo, loanza es del bueno. Si no se conocen los obstáculos al amor de Dios, es imposible precaverse o removerlos. Si hubiera que aceptar esa crítica, se objetaría la tradición centenaria de la Iglesia y la práctica de los santos, en particular, la de San Ignacio de Loyola.
El motivo por el cual San Ignacio aconseja tratar también de las virtudes opuestas es el siguiente: Apara mejor conocer las faltas hechas en los pecados capitales, mírense sus contrarios, y así para mejor evitarlos proponga y procure la persona con santos ejercicios adquirir y tener las siete virtudes a ellos contrarias.
Es verdad que también el elogio de las virtudes contribuye a hacer aborrecer el pecado y por eso dedicamos atención a ellas en nuestras fichas. "Alaba las virtudes y las verás florecer" decía el jesuita belga Pierre Charles, recomendando a los sacerdotes que predicaran enamorando a los fieles de la hermosura del Bien. Pero nadie podrá ignorar que hay fieles a los cuales, antes de eso, hay que convencerlos de la fealdad del mal. 
Haciendo el elogio de la palabra virtud, una de las tantas desgastadas por la contracultura moderna, recordaba Josef Pieper lo que ese término significa: capacidad, poder, poder amar, poder para amar a Dios.
Lejos de ser negativa, la presentación de los pecados y virtudes dispone a la conversión a Dios y libera para correr por el camino de la caridad.
La civilización de los pecados capitales
Señalamos por fin una característica de estas fichas. Ellas no tratan de los siete pecados exclusivamente en una clave individual, privada o intimista. La civilización moderna está edificada sobre las siete colinas de los siete pecados capitales. Ella los ha convertido en cultura, en espectáculo deleitable, los glorifica en el cine y la televisión, en las novelas y telenovelas. Sus espectáculos hacen la apología de la ira y la violencia, la lujuria, la codicia, la gula[ ], la pereza, la indiferencia religiosa, la envidia y la acedia, la vanidad y la soberbia... Son una academia, una universidad popular de todos los vicios a la vez que desconocen, cuando no desacreditan o toman a burla, todas las virtudes; hasta el punto de que la misma palabra virtud ha de ser recuperada del descrédito.
En los retiros se suele aludir a ejemplos tomados de la prensa, que ilustran las consecuencias del pecado, que esta civilización organiza y promueve, así como la actualidad e importancia de esta doctrina sobre pecados y virtudes. Al final de algunas fichas hemos agregado, como apéndice y a modo de ejemplos, recortes de prensa. El predicador de estos retiros, podrá enriquecer su repertorio con otros, que ilustren los demás pecados capitales y sus consecuencias. Pueden servir para animar la reflexión en grupos.
Nuestra presentación de los pecados capitales señala, pues, a la atención de los ejercitantes la dimensión social, cultural, de los pecados capitales. La tentación que aparta del amor a Dios, no sólo surge de dentro del alma del individuo, herida por el pecado original, sino que le hace violencia desde fuera, desde la cultura, desde el mundo que organiza los siete pecados en forma de civilización y pone sitio al alma justa o que pretende serlo.
Cobra así actualidad lo que San Agustín señalaba a los fieles en La Ciudad de Dios, acerca la existencia de dos ciudades a las que no es posible pertenecer por una doble ciudadanía: La Ciudad de Dios y su antagonista. A través de estas fichas quedan señalados rasgos que emparientan nuestra civilizaciónmoderna con la Babel y la Babilonia bíblica, la gran Prostituta del Apocalipsis, ciudad de los mercaderes cuya codicia desenfrenada destruye la tierra.
Nuestro tratamiento de los pecados capitales y sus virtudes opuestas, trata de evitar, el peligro, no imaginario por cierto, inherente a las presentaciones individualistas, privatistas, casuísticas y moralísticas, responsables de arrojar el descrédito y de relegar por fin al desuso, la parénesis de los pecados y las virtudes. Los pecados capitales, en efecto, no son exclusivamente hechos morales, sino radical y principalmente hechos religiosos. Son actitudes que impiden el encuentro con Dios, el amor a Dios, y por lo tanto, son obstáculos para la salvación. Impiden a los hombres alcanzar la verdadera identidad de Hijos de Dios, a la que han sido destinados desde antes de la Creación del Mundo. Por su lado, las virtudes reciben su forma y su autenticidad, de la suprema virtud: la Caridad, el Amor a Dios, forma de todas las virtudes y a la vez, por eso mismo, remedio de todos los pecados.
Seminario Interdiocesano Santa María Madre de Dios, 
San Rafael, Mendoza
11 de Enero del 2000, Solemnidad de Santa María Madre de Dios 
Presentación, El lazo se rompió y volamos
Un libro práctico y para la práctica
Este es un libro nacido de la práctica y destinado a la práctica. Reúne en un volumen una serie de fichas para la predicación de ejercicios espirituales abiertos, en parroquias, a un público de fieles en general. No pretende, por lo tanto, tratar exhaustivamente la materia de los pecados capitales y de sus virtudes opuestas, sino solamente dar una introducción suficiente para orar sobre ellos, reflexionar y examinarse delante de Jesús expuesto en la Eucaristía, pidiendo luz para alcanzar un conocimiento interno de los obstáculos al amor de Dios en el propio corazón.(1)
Las fichas contienen, por eso, una cantidad limitada de materia, para que pueda exponerse en el término aproximado de media hora. Si alguna ficha contiene más materia de la que puede exponerse en ese lapso, es para permitir el uso opcional de algunos números. Se recurre a menudo a la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica, porque trata clara y brevemente estos asuntos. Al final de cada ficha temática se ofrece un ejercicio que se presta a un trabajo personal o grupal. Como apéndice a algunas fichas hemos agregado, a modo de ejemplo inspirador, algunos casos o ejemplos tomados de la prensa. Además de ilustrar la doctrina refiriéndola a hechos concretos, pueden servir para animar una reflexión grupal.
Inspiración ignaciana
Estas fichas ofrecen a los fieles, una explicación como la que San Ignacio de Loyola aconsejaba darles para iniciarlos en el Primer modo de orar: "al que se quiere ayudar para instruirse y para alcanzar cierto grado de contento del alma... Se puede dar por media hora... el modo de orar sobre los mandamientos, pecados capitales, etc. Esta forma (de dar ejercicios) es más propia para personas menos instruidas, explicándoles cada mandamiento, los pecados capitales y los preceptos de la Iglesia." (2)
El Primer Modo de Orar de San Ignacio es un sabio itinerario de oración, por el cual el ejercitante puede iniciarse y avanzar en el conocimiento de los desórdenes subconscientes que traban e impiden su avance por el camino del amor a Dios (3). San Ignacio lo recomienda en la Anotación 18 como muy apropiado para los principiantes que quieren instruirse y avanzar en el camino de la conversión y a los que hay que ayudar a la práctica, asidua y fructuosa, de la penitencia y de la comunión eucarística. San Ignacio prescribe al que da ejercicios declarar, o sea instruir, explicar, los mandamientos y los pecados capitales. 
No habiendo encontrado nada adecuado para poner en manos del ejercitante con el fin de ayudarlo a orar sobre los Pecados Capitales y la Virtudes opuestas, emprendimos ya hace años la confección de unas fichas. Ellas fueron creciendo y puliéndose en una larga práctica y experiencia de dar ejercicios. Esas fichas se demostraron con el tiempo útiles no sólo para el uso individual, sino para ser empleadas en ejercicios abiertos a grupos numerosos.
Hemos comprobado, en la experiencia, que el Primer Modo de Orar puede enseñarse con gran provecho en veladas de ejercicios abiertos multitudinarios, con tal de que se le reparta a cada participante la ficha correspondiente al tema de la instrucción. En una parroquia hicieron ejercicios con este método 500 fieles, durante toda una semana, a razón de dos temas por noche, en una sesión de hora y media por día. Hemos repetido numerosas veces esta experiencia, aunque no ante un auditorio tan nutrido como aquella vez, en parroquias de Argentina, Uruguay y Paraguay. El recibimiento brindado a estas fichas nos convence de que son realmente útiles a los fieles.
¿Negatividad?
Hay quien piensa que ocuparse de los pecados y predicar sobre ellos es tarea negativa. No lo es, si al tratar de ellos se los muestra como lo que son: obstáculos en el camino del amor a Dios que hay que remover para poder correr por él, trampas y lazos para el corazón que le impiden volar hacia Dios (ver Salmo 124,7). No lo es, tampoco, si juntamente con ellos se habla de las virtudes opuestas. 
Conocemos esta objeción desde que escribimos nuestra obra sobre la acedia (4). Y adelantándonos a la misma previsible objeción podemos repetir lo que escribimos allí: No termina de convencerme que sea negativo hablar extensamente de un mal. Como dijo el Arcipreste de Talavera: si el mal no fuere sentido, el bien no sería conocido. Y agregaba: decir mal del malo, loanza es del bueno.(5) Si no se conocen los obstáculos al amor de Dios, es imposible precaverse o removerlos. Si hubiera que aceptar esa crítica, se objetaría la tradición centenaria de la Iglesia y la práctica de los santos, en particular, la de San Ignacio de Loyola.
El motivo por el cual San Ignacio aconseja tratar también de las virtudes opuestas es el siguiente: para mejor conocer las faltas hechas en los pecados capitales, mírense sus contrarios, y así para mejor evitarlos proponga y procure la persona con santos ejercicios adquirir y tener las siete virtudes a ellos contrarias.(6)
Es verdad que también el elogio de las virtudes contribuye a hacer aborrecer el pecado y por eso dedicamos atención a ellas en nuestras fichas. "Alaba las virtudes y las verás florecer", decía el jesuita belga Pierre Charles, recomendando a los sacerdotes que predicaran enamorando a los fieles de la hermosura del Bien. Pero nadie podrá ignorar que hay fieles a los cuales, antes de eso, hay que convencerlos de la fealdad del mal. 
Haciendo el elogio de la palabra virtud, una de las tantas desgastadas por la contracultura moderna, recordaba Josef Pieper lo que ese término significa: capacidad, poder, poder amar, poder para amar a Dios.
Lejos de ser negativa, la presentación de los pecados y virtudes dispone a la conversión a Dios y libera para correr por el camino de la caridad.
La civilización de los pecados capitales
Señalamos por fin una característica de estas fichas. Ellas no tratan de los siete pecados exclusivamente en una clave individual, privada o intimista. La civilización moderna está edificada sobre las siete colinas de los siete pecados capitales. Ella los ha convertido en cultura, en espectáculo deleitable, los glorifica en el cine y la televisión, en las novelas y telenovelas. Sus espectáculos hacen la apología de la ira y la violencia, la lujuria, la codicia, la gula (7), la pereza, la indiferencia religiosa, la envidia y la acedia, la vanidad y la soberbia... Son una academia, una universidad popular de todos los vicios a la vez que desconocen, cuando no desacreditan o toman a burla, todas las virtudes; hasta el punto de que la misma palabra virtud ha de ser recuperada del descrédito.
En los retiros se suele aludir a ejemplos tomados de la prensa, que ilustran las consecuencias del pecado, que esta civilización organiza ypromueve, así como la actualidad e importancia de esta doctrina sobre pecados y virtudes. Al final de algunas fichas hemos agregado, como apéndice y a modo de ejemplos, recortes de prensa. El predicador de estos retiros, podrá enriquecer su repertorio con otros, que ilustren los demás pecados capitales y sus consecuencias. Pueden servir para animar la reflexión en grupos.
Nuestra presentación de los pecados capitales señala, pues, a la atención de los ejercitantes la dimensión social, cultural, de los pecados capitales. La tentación que aparta del amor a Dios, no sólo surge de dentro del alma del individuo, herida por el pecado original, sino que le hace violencia desde fuera, desde la cultura, desde el mundo que organiza los siete pecados en forma de civilización y pone sitio al alma justa o que pretende serlo.
Cobra así actualidad lo que San Agustín señalaba a los fieles en La Ciudad de Dios, acerca la existencia de dos ciudades a las que no es posible pertenecer por una doble ciudadanía: La Ciudad de Dios y su antagonista. A través de estas fichas quedan señalados rasgos que emparientan nuestra civilización moderna con la Babel y la Babilonia bíblica, la gran Prostituta del Apocalipsis, ciudad de los mercaderes cuya codicia desenfrenada destruye la tierra.
Nuestro tratamiento de los pecados capitales y sus virtudes opuestas, trata de evitar, el peligro, no imaginario por cierto, inherente a las presentaciones individualistas, privatistas, casuísticas y moralísticas, responsables de arrojar el descrédito y de relegar por fin al desuso, la parénesis de los pecados y las virtudes. Los pecados capitales, en efecto, no son exclusivamente hechos morales, sino radical y principalmente hechos religiosos. Son actitudes que impiden el encuentro con Dios, el amor a Dios, y por lo tanto, son obstáculos para la salvación. Impiden a los hombres alcanzar la verdadera identidad de Hijos de Dios, a la que han sido destinados desde antes de la Creación del Mundo. Por su lado, las virtudes reciben su forma y su autenticidad, de la suprema virtud: la Caridad, el Amor a Dios, forma de todas las virtudes y a la vez, por eso mismo, remedio de todos los pecados.
Seminario Interdiocesano Santa María Madre de Dios, 
San Rafael, Mendoza
11 de Enero del 2000, Solemnidad de Santa María Madre de Dios
(1) Para quien desease ampliar el tema ofrecemos una Orientación Bibliográfica somera.
(2) San Ignacio de Loyola, Anotación 18, de los Ejercicios Espirituales. El Primer Modo de Orar de San Ignacio de Loyola está en sus Ejercicios Espirituales en los Nos. 238-248.
(3) Véase: Horacio Bojorge, "Desorden de mis operaciones" [63] y "Primer Modo de Orar" [238-248] en: Manresa 68(1996) pp.249-259. Republicado en: Boletín de Espiritualidad (Prov. Argentina de la Compañía de Jesús, Bs. As.) N1 169, Enero-Febrero 1998, pp. 1-18
(4) En mi sed me dieron vinagre. La civilización de la acedia. Ensayo de teología pastoral. Ed. Lumen, Bs. As. 19992
(5) O.c. p. 176. El Arcipreste de Talavera, Enrique Martínez de Toledo decía estas cosas ya en el siglo XIII en su obra Corbacho (Latiguillo) en la que fustiga, no sin buen humor, los pecados capitales, especialmente la avaricia y la lujuria.
(6) EE 245
(7) Aunque, contradictoriamente, en forma subliminal impulsen a la anorexia a la par que a la bulimia.
Capítulo 1: Amar al mundo o amar al Padre
La triple causa de los pecados
1.
1) El deseo de la carne 
2) El deseo de los ojos 
3) El capricho de esta vida.
2. "No amen el mundo ni las cosas mundanas.
Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo es 
concupiscencia de la carne, 
concupiscencia de los ojos y 
soberbia de esta vida. 
Todo esto no viene del Padre sino del mundo;
pero el mundo pasa, y con él sus deseos.
En cambio, el que cumple los deseos de Dios
permanece eternamente" [1 Juan 2,15-17] 
3. La causa de todo pecado es el deseo desordenado de sí mismo.
O sea amarse a sí mismo más que a Dios. Uno busca el propio bien sea como sea. Y busca lo que le parece bueno para sí mismo. Así que buscando su propio bien, termina corriendo detrás de las cosas que le parecen buenas para realizar su propio bien.
4. Al deseo le llamamos también apetito. Por ejemplo, el apetito de comer, pero también el apetito de riquezas, el apetito de honores. 
A todas las cosas que podemos apetecer o desear, las llamamos bienes. 
5. A la atracción que producen los bienes sobre nosotros, la llamamos pasión. La palabra pasión, viene del verbo padecer. Las cosas que consideramos buenas, nos apasionan, nos atraen, las deseamos. Los bienes nos mueven, nos atraen sufrimos esa atracción. Nos mueven o conmueven aunque no lo queramos.
6. Las pasiones en sí mismas son buenas. Pero cuando se desordenan se hacen malas y se convierten en vicios.
7. Los vicios son hábitos malos. El hábito es la facilidad para obrar que proviene de la repetición de actos. Cuando uno repite actos buenos, se crean hábitos buenos que son las virtudes. Cuando uno repite actos malos, se crean hábitos malos, que se llaman vicios. Los hábitos actúan inconscientemente, y por eso a veces no nos damos cuenta de nuestros vicios más arraigados.
8. En la Sagrada Escritura y en lenguaje de la tradición católica, a los malos deseos, apetitos y pasiones, se les llama concupiscencias. San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales los llama afecciones desordenadas. Es bueno aprender el lenguaje que usa nuestra tradición católica. 
9. Hay varias clases de concupiscencias o malos deseos, como nos dice San Juan: 
1) concupiscencia de la carne 
2) concupiscencia de los ojos. Estas dos concupiscencias dan lugar a 
3) la "soberbia de esta vida". La soberbia de esta vida es la voluntad torcida de los que viven solamente para esta vida.
10. Hay un deseo bueno, que llamamos natural. Es el deseo de los bienes que tocan a la conservación o sustentación de la naturaleza del hombre. 
11. De esos bienes naturales, algunos son necesarios para la conservación del individuo y de su cuerpo: el alimento, la bebida y otros semejantes, como el vestido y el abrigo. 
12. Otros de esos bienes naturales, son necesarios para la conservación de la especie humana, como los bienes sexuales, y los que tienen que ver con la generación y educación de la prole.
13. Cuando el apetito de estos bienes, llamados bienes naturales, se desordena, se habla de "concupiscencia de la carne". Se le llama también intemperancia, o sea: falta de templanza, o de moderación en el uso de los bienes alimenticios o sexuales. 
14. Estos desórdenes, dan lugar respectivamente a los pecados de gula y de lujuria.
15. Hay otro deseo, que en la tradición se ha llamado: animal, en el sentido de anímico, o sea, deseo del alma.
16. Este deseo es el que se refiere a los bienes que percibimos a través de la imaginación. Es decir, bienes que no son reclamados directamente por los movimientos de la carne, (como ser el apetito de comer o el apetito sexual), sino que nos vienen a través de la imaginación: ser aprobados, queridos, estimados, considerados, tenidos en cuenta. A este tipo de bienes pertenece la buena fama, la gloria, el prestigio.
17. A esta esfera de lo que apetece el alma, y no el cuerpo, pertenecen los bienes que hacen que uno sea "bien visto", "mirado" "admirado", "atractivo", "atrayente": 
18. * Lo que uno es: las cualidades personales: 
1)físicas, como la belleza, la silueta o el vestido; 
2)espirituales, 
3)el saber, la educación y la cultura, los 
títulos académicos, un oficio...
4)el buen temperamento y carácter
19. Lo que uno tiene: 
1)el dinero y todo lo que puede adquirirse con él
2)la casa, el auto. 
20. Al desorden del deseo de estos bienes se le llama concupiscencia de los ojos: deseo desordenado de ver y de ser visto y de los bienes que hacen aparentar y aparecer.
Diríamos que son los bienes que nos muestra y nos hace desear desordenadamentela propaganda. La "concupiscencia de los ojos". se llama así porque: 
1) es el apetito de los ojos de la imaginación, con la que se ven estos bienes. 
2)son bienes cuyo deseo se excita después de verlos o imaginarlos y no a partir de una necesidad de la naturaleza, como son los otros. Son bienes de orden social y de la convivencia y del "querer tener y/o ser vistos". 
21. A esta concupiscencia de los ojos corresponden los pecados capitales de vanidad, avaricia, envidia. 
22. Por fin, el desorden del apetito del bien supremo del hombre, es la llamada soberbia de esta vida. La soberbia es el apetito desordenado de la propia excelencia. Es el quererse a sí mismo más que a Dios y en lugar de Dios.
23. Nosotros le llamamos también capricho, por dos motivos: uno porque lo describe bien; y otro porque lo hace reconocible para muchos que se imaginan que la soberbia es algo tan espantoso y monstruoso que no puede ser algo común y frecuente, y menos que menos un mal del que uno pueda estar padeciendo: "¡¿soberbio YO?!" Sin embargo, vemos que el capricho, es el primer defecto que asoma desde temprano en el niño.
24. Al soberbio se le llama adecuadamente caprichoso, porque el soberbio está aferrado a su voluntad de tal manera que no quiere hacer la voluntad de Dios, sino que Dios venga a hacer la voluntad de él. 
25. No quiere servir a Dios, sino que Dios lo sirva a él. No quiere obedecer a Dios, sino que Dios lo obedezca. 
26. El soberbio, reza el Padre nuestro al revés: "glorificado sea mi nombre, venga mi reino, hágase mi voluntad".
El soberbio es por lo tanto: egoísta, egocéntrico y ególatra.
Y la soberbia es pecado capital. Porque de este desorden provienen todos los demás.
27. Cuando no se pueden realizar las concupiscencias o deseos desordenados, entonces se ponen de manifiesto dos pecados capitales más: ira y tristeza. Porque cuando el soberbio o el caprichoso ve contrariada su voluntad, se enoja o se entristece.
28. Y como el soberbio, que se pone a sí mismo como centro, entra en competencia y en rivalidad con Dios, el bien de Dios le parece un mal. Se entristece por el bien de Dios, o se entristece por no ser él Dios. Y eso es la envidia o acedia.
29. Este es el pecado de Satanás o del Ángel Rebelde. Y es el pecado de todos los que se enojan contra Dios, porque no les ha concedido algún deseo: soberbia y envidia. Capricho y rabieta.
30. Así quedan explicados los siete pecados capitales, a partir de las tres concupiscencias de que nos habla San Juan.
A las tres concupiscencias, San Juan opone, como remedio: 
1)el amor a Dios, contra el desordenado amor de sí mismo; 
2)la pobreza, austeridad o templanza contra la gula, la lujuria y toda clase de intemperancia; 
3)el desprecio del mundo contra la vanidad y la avaricia; 
4)la humildad contra la soberbia.
31. De modo que a cada pecado capital se opone una virtud o varias. Vamos a tratar, después, de cada uno de esos pecados capitales y de sus virtudes opuestas.
Ejercicios
Trate de responder solo o en grupo, y si es posible ponga por escrito las respuestas a estas preguntas:
 ¿De qué texto de la Sagrada Escritura sacó la tradición católica la triple causa de todos los pecados? 
 ¿Cuáles son esas tres causas de los pecados?
 ¿A qué concupiscencia o deseo desordenado corresponden la gula y la lujuria? 
 ¿A qué concupiscencia o deseo desordenado corresponden la vanidad, la avaricia y la envidia? 
 ¿Cómo entiende usted lo que es "la soberbia de esta vida"?
 ¿Cuál es el remedio o los remedios que propone el autor de nuestro texto de la Sagrada Escritura para la triple causa de los pecados?
Capítulo 2: Pecado y vicios capitales
Del pecado en general y los Pecados Capitales
1. ¿Qué es el pecado?
Refresquemos primero lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica acerca del pecado (CIC N1 1849 y siguientes):
2. 1849: "El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta.
Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes.
Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.
Ha sido definido por San Agustín como: "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna".
3. 1850: El pecado es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti sólo he pecado, lo malo a tus ojos cometí" (Salmo 51,6).
El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones.
Como el primer pecado, todo pecado es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Génesis 3,5).
El pecado es así "amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios" (S. Agustín).
Por esta exaltación orgullosa de sí mismo, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación.
4. 1851: En la Pasión de Jesús, la misericordia de Cristo vence al pecado. 
En la Pasión es donde el pecado manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilatos y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del príncipe de este mundo, el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados.
La diversidad de pecados
5. 1852: La variedad de pecados es grande.
La Escritura contiene varias listas.
La Carta de San Pablo a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: 
"Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordias, 
celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os 
prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios" (5, 19-21).
6. 1853: Se pueden distinguir los pecados: 
 según su objeto como en todo acto humano (el objeto es el bien hacia el cual tiende deliberadamente la voluntad)
 según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto,
 según los mandamientos que quebrantan. 
 según que se refieran a Dios, al prójimo, a sí mismo;
 se los puede dividir en pecados espirituales y carnales
 o también en pecados de pensamiento, palabra obra y omisión.
Jesús enseña que la raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad:
"Es de adentro del corazón que salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre" (Mateo 15,19-20).
En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.
Pecado venial y pecado mortal
7. 1854: Conviene valorar los pecados según su gravedad.
La distinción entre pecado mortal y venial, perceptible ya en la Escritura, se ha impuesto en la tradición de la Iglesia. La experiencia la corroboran.
8. 1855: El pecado mortal destruye la caridad del corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.
El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.
9. 1856: El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el sacramento de la Reconciliación.
10. Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad, por la que estamos ordenados al último fin, el pecado, por su objeto mismo, tiene causa para ser mortal...sea contra el amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc. o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc.
En cambio cuandola voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua... tales pecados son veniales.
11. 1857: Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: "Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento":
1) materia grave
2) pleno conocimiento
3) deliberado consentimiento
12. 1858: La materia grave es precisada por los Diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: "No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre" (Marcos 10,19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño.
13. 1859: El pecado mortal requiere plena conciencia y entero conocimiento. Presupone que se conoce el carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón, no disminuyen, sino aumentan el carácter voluntario del pecado. 
14. 1860: La ignorancia involuntaria puede disminuir, si no excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre.
Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones, pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal.
15. La proliferación del pecado: los vicios.
Llegamos ahora a la parte del Catecismo que trata de nuestro tema: los pecados o vicios capitales.
16. 1865: El pecado, crea una facilidad para el pecado.
Engendra el vicio por la repetición de actos. 
De ahí resultan inclinaciones desviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal. Así el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz.
17. 1866: Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano y a San Gregorio Magno.
Son llamados (vicios) capitales porque generan otros pecados, otros vicios.
18. 1877: La tradición catequética recuerda también que existen "pecados que claman al cielo". Claman al cielo: la sangre de Abel, el pecado de los sodomitas, el clamor del pueblo oprimido en Egipto, el lamento del extranjero, de la viuda y del huérfano (e.d. del indefenso oprimido), la injusticia para con el asalariado.
19. 1878: El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos:
1)participando directa y voluntariamente
2)ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos
3)no revelándolos o no impidiéndolos, cuando se tiene obligación de hacerlo
4)protegiendo a los que hacen el mal.
20. 1869: Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia, y la injusticia.
Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la bondad divina.
Las "estructuras de pecado" son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal. En cierto sentido pueden llamarse "pecado social".
21. Los pecados capitales.
Los pecados capitales son hábitos viciosos. Es decir, malas maneras de ver, de sentir y de pensar, malas maneras de actuar y de vivir. Los hábitos, buenos o malos, se adquieren por repetición de actos. La repetición de actos malos se hace, por fin, hábito de actuar mal, y se le llama vicio. El vicio da la facilidad y hasta el gusto de obrar mal. Por el contrario, la repetición de actos buenos produce el hábito de obrar el bien que se llama virtud.
22. Los pecados capitales son vicios. Se llaman capitales porque son como cabeza de otros vicios y pecados. Son hábitos malos que generan otros vicios y actos malos.
23. Algunos Padres del Desierto, en vez de hablar de pecados o de vicios los llamaban ensamientos porque están en el espíritu del hombre, o aparecen en él, como maneras de pensar habituales y, por eso mismo, a menudo no conscientes. No es lo mismo el hambre que el pensamiento de la comida o espíritu de gula. Aunque naturalmente, cuando se tiene hambre se es más débil ante el ataque del pensamiento de la comida. En determinadas situaciones el hombre es más susceptible de ser tentado por el asalto de estos pensamientos. Con este nombre: pensamientos, los padres de la espiritualidad ponen de relieve que estos vicios, en su origen, son tentaciones consistentes en pensamientos; y que si no se los resiste, acaban convirtiéndose en modos de pensar y de vivir habituales. Cuando se acepta el pensamiento tentador, uno termina viviendo como piensa y justificando su modo de pensar y de vivir.
24. ¿Cuántos son los pecados capitales?
La lista de los pecados capitales que se encuentra en la tradición católica es variable en número y en nombres, según diversos autores. Pero por encima de las diferencias de detalle hay un acuerdo doctrinal de fondo. 
25. En la tradición de la Iglesia católica hay quienes han contado ocho pecados capitales. Evagrio Póntico, por ejemplo, enumera ocho pensamientos. Pero por lo general se enumeran siete. 
26. En el Catecismo de la Iglesia católica encontramos esta lista: Soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula y pereza (CIC 1866).
27. También hay pequeñas variantes en la lista de los pecados capitales. Unos ponen la tristeza en lugar de la envidia. Otros nombran la acedia en lugar de la envidia o de la pereza. Las razones de este hecho se verán más adelante, cuando hayamos tratado de la acedia. La envidia es una tristeza por el bien ajeno como si fuera un mal propio. Y la acedia es la tristeza por el Bien que es Dios, como si fuera un mal y es el pecado capital radical.
Ejercicio
Comente, pregunte, escriba:
 ¿En qué se diferencia el pecado venial del mortal?
 ¿Cuáles son las tres condiciones necesarias para que un pecado sea mortal?
 ¿Cuál es la diferencia entre un pecado y un vicio?
 ¿Por qué a algunos pecados se los llama capitales?
 ¿Los pecados capitales son vicios? 
 ¿Cómo nos hacemos corresponsables de pecados ajenos?
 ¿Cuántos y cuáles son los pecados capitales?
Capítulo 3: La Gula
Bulimia, anorexia, frugalidad y templanza.
1. Es el apetito desordenado de la comida y la bebida. El desorden puede darse en la cantidad y/o en la calidad de los alimentos y bebidas. Se peca de gula por comer excesivamente o por excederse en la búsqueda de las exquisiteces (por ejemplo las golosinas). Pero también se puede pecar por defecto, por no comer lo suficiente. 
El tabaquismo está relacionado con este mismo vicio. Y también la masticación del chicle, predispone desde niño, para los desórdenes de la oralidad en nuestra cultura.
2. Actualmente la cultura y los medios de comunicación, así como la industria de los alimentos, contribuyen a conductas de gula que redundan en enfermedades. Por un lado la propaganda incita a comer y a beber en exceso. Por otro lado ofrece comidas "light", y productos dietéticos, que reducen el daño producido por los abusos. Pero también presiona para que algunos grupos de la población se abstengan de comer en aras del culto de la figura corporal.
3. Por los excesos en la comida se puede enfermar de muchas enfermedades: insuficiencias digestivas, circulatorias y cardíacas.4. Otra enfermedad es la obesidad. La gordura excesiva es una enfermedad común en algunos países o medios sociales. Existe una asociación llamada Alco, en la que los obesos se ayudan, como los bebedores en la asociación de alcohólicos anónimos, a dominar su ansiedad y los demás mecanismos psicológicos que los lleva a excederse en el comer o el beber.
5. También se puede pecar de gula por defecto, no comiendo lo suficiente y lo que el cuerpo necesita.
6. Actualmente, la cultura y los medios de comunicación presionan sobre los jóvenes, especialmente sobre ellas, para que no coman. A ello contribuye la manipulación del imaginario corporal y la difusión del exagerado "culto del cuerpo" o del "físico". 
Esto se difunde por distintos medios y mecanismos culturales:
 Las muñequitas que forman la imagen de sí misma en la niña pequeña. Una niña que juega con bebés, se hace de sí misma la idea y la imagen de madre. En cambio, la que juega con una muñeca modelo flaca, para vestir, se forma una imagen de sí misma a semejanza de esa modelo. Más tarde, en comparación con esa muñeca, siempre se encontrará gorda.
 Las "modelos" y los"modelos" entre los que se cuentan las y los artistas y demás astros e ídolos.
 Los deportes, y las gimnasias, rítmicas o con aparatos, destinados a la "modelación" corporal o a la exhibición del cuerpo.
 Los concursos de belleza o de reinas, y los desfiles de moda.
 La industria de la confección, que difunde medidas normativas de lo que debe ser el cuerpo de la mujer ()90 x 60 x 90?). O que diseña prendas destinadas a la exhibición narcisista del cuerpo. Narcisista quiere decir enamorado de sí mismo, autocontemplativo. El mito de Narciso cuenta que un joven adolescente, llamado Narciso, vio su figura reflejada en el agua y se enamoró de su propia imagen. Por buscarla, se arrojó al agua y se ahogó. La moraleja del mito es que los que se buscan a sí mismos, mueren. 
 Las revistas, donde tienen difusión tanto las modas como las más variadas dietas.
7. Todos estos y otros estímulos, impulsan, sobre todo a los jóvenes a dos conductas de gula que se llegan a convertir en enfermedades psíquicas de difícil curación y en muchos casos, con consecuencias mortales. Son la bulimia y la anorexia nerviosa. Ambas se combinan fácilmente o se pasa de la una a la otra.
8. La bulimia consiste en comer en exceso para vomitar luego. Así se satisface primero el apetito, pero luego se evita asimilar y engordar. El vómito repetido llega a provocar graves hemorragias. 
9. La anorexia nerviosa es la falta de apetito y el ayuno exagerado. 
Muchos jóvenes que padecen de estas dolencias psíquicas no se dan cuenta de ello hasta que el mal se hace grave. Y tampoco la familia se da cuenta muchas veces.
10. Los jóvenes son particularmente débiles ante todas estas manipulaciones del imaginario corporal porque precisamente en los años de la adolescencia están elaborando su relación con su cuerpo. Su cuerpo de adolescentes es para ellos una novedad. En esos años su cuerpo se desarrolla y crece. Adquiere características propias, al margen y a veces contra su voluntad, que debe reconocer y aceptar, como parte de la aceptación de sí mismo. 
11. El adolescente es espectador asombrado de los cambios que se producen en él. Por eso, como Narciso, al descubrirse a sí mismo, tiende a atender mucho a su figura.
12. El narcisismo es una de las tendencias naturales del adolescente. Pero a veces esta actitud perdura en los adultos inmaduros.
13. Como se ve, en la gula, ya sea por exceso, ya sea por defecto, influyen o se reflejan otros deseos, ansiedades, temores, insatisfacciones acerca de sí mismo. Se ve también cómo se puede pecar de gula por vanidad o vanagloria, orgullo o soberbia.
14. Frugalidad y templanza.
A la gula se le opone la virtud de la frugalidad o templanza en el comer. La Templanza es una de las cuatro virtudes cardinales. Consiste en el recto y moderado uso de los bienes. Cuando uno aprende a comer templada y moderadamente, también usará más fácilmente con templanza y moderación todos los demás bienes deleitables: el sueño, las fuerzas físicas, el dinero, el trabajo, las diversiones, el esparcimiento, el deporte....
15. Los ayunos y abstinencias que nos manda la Iglesia son una escuela de templanza en el comer. Así aprendemos a dominar y a mortificar nuestros apetitos, no sólo el de comer y beber, sino también todos los demás.
16. Jesús es nuestro modelo de templanza, tanto en el ayuno como en el comer. Jesús ayunó como el Bautista, pero también comió con publicanos y pecadores, y con sus discípulos. Por eso lo criticaron algunos:
"Ha venido Juan Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ´tiene demonio´. Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: ´ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. (Lucas 7,33-34)
17. Jesús nos enseña que la mesa es una ocasión sagrada y religiosa del encuentro de personas. Y así ha de ser la mesa familiar, de la que hay que desterrar toda discusión, ira, violencia o malos sentimientos. Y en la que se debe evitar todo lo que impida o dificulte la comunicación entre las personas: por ejemplo la Televisión, las lecturas, etc.
18. San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, le da al ejercitante reglas para ordenarse en el comer en adelante. El principio que regula la comida en ejercicios, es medirse por lo que facilita la comunicación con Dios en la oración. La comida es un medio para estar físicamente en forma para comunicarme con Dios y con mis hermanos.
19. Por algo Dios ha elegido la Eucaristía, es decir un banquete, una comida, y los sacramentos del pan y el vino, para comunicársenos y darnos vida. Jesús nos enseña también que nuestro cuerpo es un instrumento del encuentro con Dios y con los demás. Él nos da su cuerpo en alimento. Así que nuestro cuerpo no es, como lo sugiere la propaganda de nuestra cultura, para ser contemplado y cultivado como un fin en sí mismo. Eso es egolatría y soberbia de esta vida. El cuerpo es instrumento de encuentro con Dios y con los demás e instrumento de la propagación de la vida a través de la maternidad y la paternidad. 
20. Los corintios tenían un refrán que decía: "La comida para el vientre y el vientre para la comida".
San Pablo lo retoma pero lo corrige diciéndoles: "lo uno y lo otro lo destruirá el Señor. Pero el cuerpo no 
es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo... no sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?... Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo" (10 Corintios 6, 12-19). 
21. Ejercicio
Medite o comente con sus compañeros de banco:
 ¿Cuáles son las formas de gula que puede usted observar alrededor suyo?: En su familia, vecinos, entre sus compañeros de escuela, estudio, en la sociedad en que vive.
 ¿Qué formas de manipulación del imaginario corporal ha podido observar alrededor suyo? ¿Ha tenido muñecas adultas? ¿las tienen sus hermanitas? Usted: ¿come de más o de menos?
 ¿Cómo se vive el propio cuerpo en las fiestas de primavera y en las elecciones de reinas? ¿Son ocasión de emulación, envidia, frustración, dietas exageradas, vanaglorias, narcisismo?
 ¿Conoce casos de obesidad, ebriedad, bulimia, anorexia nerviosa?
 ¿Conoce las instituciones Alcohólicos Anónimos, Alanon, Alco, Aluba? Subraye las que conoce.
Capítulo 4: Lujuria
1. "La sexualidad está ordenada por Dios al amor conyugal del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el sacramento" (CIC 2360). 
2. "La Lujuria, es el deseo desordenado del placer venéreo. 
3. El placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las finalidades de procreación y de unión de la pareja"(CIC 2351). Es el sexo sin amor.
4.La virtud opuesta a la lujuria es la castidad, que es parte de la virtud cardinal de la templanza. La castidad es una virtud moral pero también una gracia de Dios.
Nuestra situación actual
5. La cultura neopagana tiende a desintegrar lo que la cultura bíblica y católica procura integrar: la sexualidad como servicio a la vida. El neopaganismo tiende a distinguir y separar lo que llaman: el sexo recreativo del sexo procreativo. O sea el sexo como placer egoísta, del sexo como función altruista de unión de la pareja y de comunicación de la vida: por amor a Dios, a la patria, a la gran familia, a la pareja y a los hijos mismos. En resumen: no por amor a sí mismo sino por amor a los demás. Por el contrario, a la cultura de la muerte, no le importa lo que pase en la cama, mientras no pase nada con la cuna. 
6. Por otro lado, tanto la pornografía como otros programas y telenovelas, banalizan la sexualidad y el cuerpo, los órganos y atributos genitales y sexuales masculinos y femeninos. Usan doble lenguaje, expresiones groseras, chistes verdes y alardes del vicio. Todo eso es gravemente lesivo a la dignidad de la persona sexuada.
7. Para nosotros, los católicos, el cuerpo es instrumento sagrado y sacramento de la donación de la vida. En los medios de comunicación se hace uso irrespetuoso, agresivo y violento, de un lenguaje profanador y sacrílego. Se pretende así, mediante la ingeniería del lenguaje y de las costumbres, cambiar la cultura bíblica y católica de la familia, como marco regulador y normativo de la sexualidad; y cohonestar la lujuria. 
8. La Cultura de la muerte y los medios de comunicación que están a su servicio hacen uso de la acción psicológica y de la manipulación de los deseos sexuales. 
9. A esa acción psicológica se suma la acción política y económica: se retrasa cada vez más la edad en la que los jóvenes pueden formar su hogar y procrearse. Los largos años de estudios y capacitación profesional, el servicio militar, la dificultad en conseguir empleo, en adquirir un techo y poner casa, las estrecheces de sueldos que obligan a trabajar a los dos fuera del hogar, las medidas antinatalistas incluso para la mujer casada...
10. Todo esto contribuye a aislar a la sexualidad del logro de sus fines familiares naturales. En China, por ley, no se puede tener más de un hijo. En Occidente, la ley aún no lo prohíbe, pero la familia está indirectamente limitada mediante los planes de vivienda, la política salarial y otras regulaciones legales y socioeconómicas.
11. Por otro lado el modo en que los medios cacarean los temas como por ejemplo la fecundación in vitro (bebé de probeta), sigue contribuyendo, aún más, a esa separación de la sexualidad y de la procreación, en la mente de la gente. Así hacen pensar en una procreación que no pasa por la unión sexual de los progenitores, y en una sexualidad que no tiene nada que ver con la procreación.
12. Por eso dice el Catecismo que la castidad no es solamente una tarea personal, sino que "implica también un esfuerzo cultural" (CIC 2344). La cultura neopagana propaga la lujuria y dificulta la castidad, especialmente entre los adolescentes y jóvenes.
Inmadurez afectiva de la sexualidad neopagana
13. Los medios de comunicación al servicio de la cultura de la muerte, divulgan una imagen infantil y adolescente de la sexualidad. Esos medios de comunicación hacen propaganda para que los jóvenes adelanten su primera relación sexual a edades cada vez más tempranas, en las cuales la relación sexual raramente puede suceder por verdadero amor al otro; en condiciones de madurez psicológica para recibir al hijo; sino más bien por motivos narcisistas. Por lo general los adolescentes lo hacen por curiosidad, o por probarse a sí mismos, o para ser como los demás, o empujados por compañeros o por adultos, y la mayoría de las veces, ni siquiera por pasión. Ninguno de esos es un motivo válido.
14. ¿Por qué el mundo de los mayores ejerce esa presión sobre los jóvenes para adelantarle las experiencias sexuales? 
Según el psicólogo social francés T. Anatrella, el mundo adulto, presiona a los jóvenes y no retrocede incluso ante la erotización de la infancia, porque ha quedado sexual y afectivamente inmaduro (ver su obra "El Sexo Olvidado" Ed. Sal Terrae 1993). 
15. ¿Hemos visto en pequeñas ciudades del interior del Uruguay concursos de Lambada para niños de ocho años!. Antes, cuando la cultura era católica, protegía a los niños de la erotización precoz. Hoy, los adultos afectivamente inmaduros, y por eso sexualmente frustrados, quieren iniciar precozmente a los niños y adolescentes y los presionan, empujándolos a la lujuria.
16. Según el psiquiatra Tony Anatrella, lo hacen a veces para proyectarse a sí mismos en las experiencias sexuales ajenas que lamentan no haber podido tener cuando ellos eran jóvenes. Otras veces para compensarse por lo que consideran su decadencia sexual, porque añoran su potencia juvenil. La mentalidad de la vieja celestina, (la alcahueta), es precisamente la de proyectarse en aventuras eróticas ajenas, a las que no tuvo, o ya no tiene acceso a causa de su decrepitud. Así los lujuriosos se hacen apóstoles de la lujuria.
Los hijos de la lujuria
17. La lujuria da lugar a numerosos pecados. El Catecismo enumera entre las ofensas a la castidad: la masturbación, la fornicación, la pornografía, la prostitución y la violación (CIC 2396). Y entre las ofensas a la dignidad del matrimonio enumera: el adulterio, el divorcio, la poligamia, la unión libre (CIC 2400).
18. Por masturbación se entiende la excitación voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener un placer venéreo. Es un acto gravemente desordenado (CIC 2352).
19. La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad humana. Y cuando hay corrupción de menores es un grave escándalo (CIC 2353).
20. La pornografía consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, fuera de la intimidad de los protagonistas, exhibiéndolos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual y atenta gravemente contra la dignidad de los que se dedican a ella. Las autoridades civiles deben prohibir su producción y distribución (CIC 2354), que corrompe las mentes de niños.
21. La prostitución atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye pues queda reducida a objeto de placer. El que paga peca gravemente contra sí mismo: quebranta la castidad a la que lo comprometió su bautismo y mancha su cuerpo, templo del Espíritu Santo (ver 10 Corintios 6,15-20) (CIC 2355).
22. La violación es forzar o agredir con violencia la intimidad sexual de una persona. Atenta contra la justicia y la caridad, lesiona profundamente el derecho de cada uno al respeto, la libertad, la integridad física y moral. Produce un daño grave que puede marcar a la víctima para toda la vida. Es siempre intrínsecamente malo. Más grave es todavía la violación cometida por parte de los padres o de educadores con los niños que les están confiados (CIC 2356). 
23. La inclinación al comercio sexual con niños se llama paidofilia. 
24.- El incesto es la relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio. El incesto corrompe las relaciones familiares y representa una regresión a la animalidad (Ver 10 Cor 5,1.4-5) (CIC 2388).
25. La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual a al vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso (CIC 2357).
26. El adulterio es la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno estácasado, establecen una relación sexual, aunque sea ocasional, cometen un adulterio. 
27. Cristo condena incluso el deseo de adulterio (Mateo 5,27-28). El adulterio es una injusticia. El que lo comete falta a sus compromisos. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el contrato. Compromete el bien de la generación humana y de los hijos, que necesitan la unión estable de los padres (CIC 2380-81).
28. La separación de los esposos con permanencia del vínculo matrimonial puede ser legítima en ciertos casos previstos por el Derecho canónico. Si el divorcio civil representa la única manera posible de asegurar ciertos derechos legítimos, el cuidado de los hijos o la defensa del patrimonio, puede ser tolerado sin constituir una falta moral (CIC 2383).
29. El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. Atenta contra la Alianza de salvación, de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura. El cónyuge casado de nuevo se halla en situación de adulterio público y permanente (2384).
30. Hay unión libre cuando el hombre y la mujer se niegan a dar forma jurídica y pública a una unión que implica la intimidad sexual. Esta expresión abarca: el concubinato, rechazo del matrimonio en cuanto tal, incapacidad para unirse mediante compromisos a largo plazo. Todas estas situaciones ofenden la dignidad del matrimonio, debilitan el sentido de fidelidad, son contrarias a la ley moral. Es siempre un pecado grave y excluye de la comunión sacramental CIC 2390). 
31. Ejercicio
Usando los apuntes y consultando con sus compañeros de banco, comente y responda estas preguntas:
 ¿Qué es la lujuria? 
 Cuál es la virtud a la que se opone la lujuria?
 Esa virtud: ¿de qué virtud cardinal es parte?
 ¿Cuáles son los pecados que ofenden la castidad?
 ¿Cuáles son los pecados que ofenden al matrimonio y la familia?
 A su parecer ¿qué es lo que más profana la santidad de la familia?
Capítulo 5: Lujuria y castidad
La lujuria en el varón
1. El varón es más propenso a desordenarse por la lujuria que la mujer. El varón separa más fácilmente el placer sexual del afecto. En la mujer, por el contrario, vida sexual y afectiva están más armoniosamente unidas. 
2. La mujer más bien se inclina a pecar por defecto: atemorizada por las cargas de la maternidad, o por resentimientos y otros sentimientos negativos ante el esposo.
3. El adulterio, en el hombre, no siempre implica necesariamente el plano afectivo, puede ser a veces, y tal vez a menudo, efecto de una debilidad pasional. Esto es, sin embargo, difícilmente comprensible para la mujer, ya que en ella sexualidad y afecto están más armónicamente integradas, puesto que el pecado original ha herido la naturaleza del varón y la de la mujer de manera diversa. En la mujer, el adulterio tiene una causa más afectiva que pasional; es más frecuentemente un asunto de desamor, cuando no de rencor y de venganza por alguna infidelidad del esposo.
4. En los cuentos de hadas, la mujer aparece como la princesa presa en la torre del castillo. La torre simboliza el cuerpo femenino. Un canto de niñas popular dice: Ala torre en guardia... la quiero conquistar. La torre quieren conquistarla todos, no sólo los caballeros andantes sino también los malvados, pero uno solo, el príncipe ama a la princesa prisionera de su torre y la rescata de su prisión. Estos cuentos infantiles expresan la experiencia de la mujer como prisionera de un cuerpo al que los varones suelen poner sitio por el deseo.
5. Como veremos después, el desorden al que es más propensa la mujer no es la lujuria sino la ambición, y en consecuencia la avaricia. También esta verdad se expresa en los cuentos de niños, donde la bruja es avariciosa. Por eso, se ha dicho que "el hombre quiere tener una casa para tener una mujer, y que la mujer quiere tener un hombre para tener una casa".
6. Esa misma estructura de pecado, en el relacionamiento de los sexos, se hace especialmente visible en la prostitución, donde cada uno cede lo que le interesa al otro. La mujer cede su cuerpo al hombre y el hombre cede su dinero a la mujer. Es frecuente oír entre cierto tipo de mujeres: "ellos sólo piensan en eso" o "conseguite uno con plata". 
7. Debido a la lujuria, el varón pierde el control racional de sí mismo que debe caracterizar al ser humano. Deja de ser dueño de sí mismo y se hace esclavo de su pasión. Entonces, si tiene al lado una mujer mala o ignorante, puede caer bajo su dominación. La mujer mala y/o ignorante aprovecha la debilidad sexual del hombre para dominarlo o manipularlo. Existe en los cuentos infantiles la figura de la bruja hermosa y seductora, que seduce a los hombres para destruirlos después.
8. La elección de pareja se propone de diversa manera en la milenaria sabiduría de la cultura católica y en la civilización de la Babilonia lujuriosa, figurada como gran prostituta. Ésta última induce a sus víctimas a confundir la atracción erótica con la elección amorosa.
9. En ese terreno, la mujer es más fuerte que el hombre. Pero paga caro esta manipulación, porque ella necesita de la sana razón del hombre y no tendrá al lado a un varón dueño de sí mismo y de razón sana y fuerte, en el momento en que lo necesite para auxiliarla en sus desequilibrios emotivos. Además, después de dominar al hombre, lo menospreciará.
10. Cuando el hombre se ve despreciado por su propia mujer, no siempre comprende el motivo de ese menosprecio. Pero debido a él, pierde, a menudo, el sentido de su propia dignidad, la autoestima que le es tan necesaria. A veces, el alcoholismo masculino tiene su raíz en el menosprecio de la mujer, que él se ha ganado por su falta de dominio de sí mismo.
11. La mujer buena e inteligente, por el contrario, ayudará al novio o al esposo a dominarse a sí mismo. Será pudorosa y no lo provocará para seducirlo con sus atractivos. Ella debe velar y ser como el ángel guardián de la razón de su marido. Con eso lo ayudará a dominar su pasión y a ser dueño de sí mismo. Ella comprende que esto no le quita ascendiente sobre su novio o esposo. Y como lo quiere bien, no quiere dominarlo. De esta manera la novia o la esposa contribuye a que su pareja pueda serle fiel, ya que un hombre que domina su pasión con su razón, resistirá mejor las tentaciones. 
12. Así tendrá a su lado un hombre de razón clara y vigorosa, un verdadero varón, cuando lo necesite. Como la princesa de los cuentos de hada, ella reina por la caridad esponsal y no por la dominación del embrujo erótico.
13. Por oponerse a la obra de Dios, el demonio tienta a la mujer contra su marido, para que en vez de ayuda se convierta en enemiga y, si es posible, en destructora, la que Dios destinó a ser amiga y ayuda del varón.
14. La castidad es la virtud que se opone a la lujuria. La castidad matrimonial es, además, la virtud que protege a los cónyuges contra la infidelidad. Donde hay castidad matrimonial difícilmente entra la infidelidad que es hija de la lujuria.
Castigo de la lujuria
15. En el libro del Levítico, Dios le manda a su pueblo que no se haga impuro practicando las mismas abominaciones sexuales que practicaban los pueblos paganos entre los cuales vivía: Egipto y Canaán. En Egipto era común el incesto y en Canaán la prostitución sagrada y otras abominaciones similares a las que vemos hoy. 
16. Israel debía tener una conducta sexual distinta, santa, subordinada a la santidad de los vínculos familiares y al servicio de la vida familiar. Dios le advierte que si no guarda una conducta de santidad sexual, la tierra en que viven, que es una tierra santa, tendrá asco de ellos por impuros y los vomitará, como vomitó antes a sus habitantes porpracticar una conducta sexual abominable: incestos, adulterios, prostituciones, homosexualidad, bestialidad. Léase todo el capítulo 18 del Levítico. Aquí citaremos sólo los siguientes versículos:
17. "No os hagáis impuros con ninguna de estas acciones, pues con ellas se han hecho impuras las naciones que yo voy a arrojar ante vosotros. Se ha hecho impuro el país; por eso he castigado su iniquidad, y el país ha vomitado a sus habitantes. Vosotros pues guardad mis preceptos y mis normas, y no cometáis ninguna de estas abominaciones... porque todas estas abominaciones han cometido los que habitaron esta tierra antes que vosotros, y por eso el país se ha llenado de impurezas. Y no os vomitará la tierra por vuestras impurezas, del mismo modo que vomitó a las naciones anteriores a vosotros. Y si alguien entre vosotros comete esas abominaciones, esos han de ser exterminados de en medio de vosotros" (Levítico 18,24-29). 
18. Ha sido mérito del pueblo y de la civilización y de la cultura bíblica y católica, integrar la sexualidad en un contexto de santidad familiar. Así ha surgido la virtud y la cultura de la castidad. 
19. Sigue siendo verdad que la lujuria provoca la disolución y la ruina histórica de la familia y de las naciones. Y en el pueblo de Dios, en la Iglesia, la impureza tiene efectos igualmente devastadores.
Castidad (Enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica)
20. 2337: "La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello la unidad interior del ser humano en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana [es decir, no puramente animal] cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.
La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la totalidad del don." 
Integridad de la persona
21. 2338: "La persona casta mantiene la integridad de las fuerzas de vida y de amor depositadas en ella. Esta integridad asegura la unidad de la persona; se opone a todo comportamiento que la pueda lesionar. No tolera ni la doble vida ni el doble lenguaje".
22. 2339: "La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado. ´La dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y habilidad todos los medios adecuados´".
23. 2341: La virtud de la castidad es parte de la virtud de la templanza, que tiende a impregnar de racionalidad las pasiones y los apetitos de la sensibilidad humana.
24. 2342: El dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la vida.
La totalidan del don de sí
25. 2346: "La caridad es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia la castidad aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de sí está ordenado al don de sí mismo.. La castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios". [Uno se guarda para darse. Y sólo puede darse el que es dueño y señor de sí mismo]
26. 2347: La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. Indica al discípulo cómo seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos, a quien se dio totalmente por nosotros... La castidad es promesa de inmortalidad. Se expresa especialmente en la amistad con el prójimo entre personas del mismo sexo o de otro sexo.
27. 2348-49: Todo bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha revestido de Cristo, modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida... Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en continencia.
28. Ejercicio
 ¿Está Usted de acuerdo con la afirmación de que la pasión dominante, o sea la más fuerte, del hombre es la lujuria y la pasión dominante de la mujer es la ambición? 
 ¿Qué consecuencias destructoras en la personalidad del hombre tiene la lujuria?
 ¿Qué castigo avisa el Señor que atrae la lujuria sobre los pueblos? )Por qué los castiga así la tierra misma?
 ¿En qué libro de la Escritura se habla de esto y de la santidad familiar de la sexualidad?
 ¿Qué consecuencias tiene para el hombre la exhibición del cuerpo y la falta de pudor de la mujer? ¿Es lo mismo que la falta de pudor del hombre produce en la mujer?
 ¿Se puede pecar de lujuria dentro del matrimonio?
 ¿Por qué le parece que la lujuria socializada lleva a la pérdida del sentido moral, al impudor, la desvergüenza y al alarde del vicio, y, por el contrario a burlarse de la castidad? 
29. Apénice
Fealdad de la civilización de la lujuria
(Noticia aparecida en el diario CLARÍN el lunes 2 de febrero de 1998, Sección Información General, página 41) 
El autor de "2001: Odisea del Espacio" 
ARTHUR CLARKE dijo que tiene sexo con chicos.
El escritor británico vive en Sri Lanka desde 1956. Esta semana la Corona lo investirá como caballero. Sri Lanka es uno de los paraísos mundiales de los paidófilos. Hay 30.000 chicos prostituidos.
"Intento recordar cuál fue el muchacho más joven con el que me acosté, pero es difícil saber la edad", le dijo el escritor inglés Arthur C. Clarke a un periodista. En la entrevista que publicó ayer el Sunday Mirror, el autor de "2001: Odisea del espacio" relató y reivindicó su costumbre de tener relaciones sexuales con chicos. Lo dijo en un momento delicado: el miércoles el príncipe Carlos visitará Sri Lanka y lo investirá como caballero. 
Arthur Clarke vive desde 1956 en Sri Lanka. Tiene una casa junto al mar que es una especie de oasis tecnológico: equipos de comunicaciones, computadoras e instrumentos para que la vista toque de cerca las estrellas. Afuera, vegetación y pájaros exóticos.
Allí en la ciudad de Colombo, el autor de El fin de la infancia dijo crudamente: "En cuanto llegan a la edad de la pubertad... OK, no hace daño. Creo que lo que más lastima a los chicos es el lloriqueo histérico de sus padres después. Si los chicos no se molestan, está bien."
Sri Lanka es uno de los paraísos mundiales de los paidófilos. Y el sexo de los chicos es un negocio que mueve plata grande. Según las estadísticas oficiales hay unos 30.000 chicos prostituidos en la isla. Tienen entre ocho y doce años.
En muchos casos, los paidófilos son turistas occidentales en un país pobre: el chico se llevará unos 30 centavos de dólar, alguna cena y una noche entre las sábanas de un hotel cinco estrellas; el adulto que lo entrega - no es raro que sea el padre - cobrará bastante más. Y las leyes serán suaves: hasta hace poco, si se descubría a un adulto abusando de un chico, el joven iría a parar al campo de detención de detención de Halthota durante seis meses como mínimo. El adulto, en el peor de los casos, tendría que pagar una multa de 30 dólares.
Aunque las leyes cambiaron hace un par de años, los negocios montados alrededor de la prostitución infantil son estables y siguen alimentando a muchos adultos. El abuso sexual de niños dejó de parecer terrible.
ABueno, la mayoría había alcanzado la pubertad@, dijo Clarke al periodista en su casa de Sri Lanka, no lejos de la Universidad de Moratuwa, donde es catedrático.
La isla dejó de ser la colonia británica de Ceilán hace cincuenta años. Por eso, esta semana el príncipe Carlos estará de visita. En ese contexto ArthurC. Clarke - nombrado caballero por la reina Isabel II en su lista de honor de Año Nuevo - será presentado por el príncipe a la Alta Comisión Británica en Colombo. 
Además de un abundante comercio sexual, en Internet es posible encontrar páginas de grupos paidófilos. Una es la asociación danesa de paidófilos, de Copenhague. Hay un Frente de Liberación paidófilo. Está NAMBLA, una agrupación norteamericana. Hay incluso una página de Paidófilos británicos famosos. Entre ellos presentan a Lewis Carroll, el autor de "Alicia en el país de las maravillas." 
Capítulo 6: Castidad
Una mística matrimonial
1. Sin adoradores del Padre, la tierra sería como una tapera vacía y el universo se vería privado de la única creatura material, diputada de la materia, boca de la materia para cantar las alabanzas del Creador y corazón de la materia para amarlo. 
Dando la vida, los esposos participan en la paternidad de Dios, aseguran que se multipliquen los hijos de Dios y las bocas y corazones que canten su alabanza en la tierra y eternamente en el cielo. La sexualidad está ordenada al amor conyugal de los hijos e hijas de Dios: del varón y de la mujer, colaboradores de Dios en la multiplicación de sus hijos sobre la tierra.. Este es el sentido pleno, religioso, de la fecundidad como bien, don y fin del matrimonio.
2. La alianza que los esposos creyentes contraen libremente implica un amor fiel, que proviene de su condición de Hijos de Dios, engendrados por el que es Fuente eterna e indeficiente de Caridad siempre fiel. La alianza les confiere la posibilidad y la obligación de guardar indisoluble el matrimonio. 
En el matrimonio, la intimidad conyugal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Cada uno se convierte en don de Dios Padre para el otro. Por eso es que entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el Sacramento. 
3. No se trata de una mera asociación con miras procreativas y fines intramundanos. Criar hijos que los auxilien en su vejez, o los alegren con los nietos en su ancianidad. 
La castidad prematrimonial
4. En este tema, la exposición de la sabiduría de la fe católica no tiene más remedio que entrar en frontal contradicción con una pretendida "sabiduría" mundana, a la que no hay más remedio que contradecir y desenmascarar como errónea y funesta.
5. En el noviazgo, mucho más que en el matrimonio, la erotización excesiva o desenfrenada de las relaciones, va en desmedro del crecimiento de la amistad de pareja y del desarrollo de los intereses que los unen en otros dominios ajenos a la sexualidad. 
La sexualidad y lo erótico tienen una fuerza obsesiva muy grande y tienden a acaparar, si no se los encauza y domina, todas las fuerzas de la pareja, en desmedro de otros aspectos del su relacionamiento humano. La erotización descontrolada deshumaniza y despersonaliza la relación.
6. Una pareja excesivamente erotizada, o fundada solamente sobre el atractivo erótico, descansa sobre un fundamento muy inestable, y se mantiene unida por un vínculo pasajero. Las pasiones pasan o se debilitan con los años o el hastío. Es necesario que la pareja esté unida por un vínculo de verdadera amistad matrimonial, que es el sólo duradero y capaz de resistir hasta la pérdida de los encantos físicos o de la potencia sexual. La amistad matrimonial, que debe comenzar a cultivarse en el noviazgo, debe seguir siendo cultivada y construida a lo largo de los años y la lujuria ahoga los demás intereses humanos que alimentan esa amistad.
7. Más todavía, la lujuria engendra fácilmente las frustraciones y por lo tanto la ira, y puede ser fuente de sentimientos negativos: rencores y hasta odios de pareja. 
8. A veces, las relaciones prematrimoniales dan amargos frutos, a largo plazo, dentro del matrimonio. Cuando surgen las tensiones y conflictos de pareja, las relaciones sexuales mantenidas antes del matrimonio pueden ser fuente de rencores o reproches. 
Unas veces puede ser ella la que le reprocha a él que le haya exigido la prueba de amor antes de tiempo. Otras veces puede ser él, el que le reprocha a ella que se le entregó para atarlo. 
Con los años, las semillas de mentira o de insinceridad que se mezclaron con el trigo del noviazgo, crecen como cizaña que infecta la amistad matrimonial y puede llegar a sofocarla.
9. Las relaciones sexuales entre adolescentes, a veces púberes, tienen lugar por curiosidad más que por pasión, ni qué digamos por amor altruista. Otras veces el motivo es de orden social, "para hacer lo que todos" o "para no ser el único que aún no lo hizo." 
Hay, a esa edad, un uso o instrumentación del otro y de su cuerpo. Y no siempre lo que se averigua movido por la curiosidad, contribuye a hacer feliz. La promesa del conocimiento funciona aquí como tentación, a semejanza de la tentación del paraíso. 
Siempre recuerdo el rencor que me confidenció cierta vez una jovencita hacia el varón con el que se había iniciado y por el que se había sentido tratada como una cosa. Había sido desflorada en una relación frustrante.
10. La desilusión y las frustraciones de este tipo se mantienen en secreto, mientras que la propaganda para inducir a los jóvenes a las relaciones prematrimoniales se bocinea. Los pedazos se recogen en secreto o se barren bajo la alfombra. 
11. Para los que están habituados a recoger los pedazos y enterrar a los muertos, el mítico: está bien con tal de que sea por amor, haría reír si no fuese porque hace llorar. Y lo más triste es que ese mito lo repiten en forma irresponsable algunos padres, muchos educadores, religiosas y hasta sacerdotes en el confesonario. No hay peores ciegos que los que no quieren ver. Y estos arrastran consigo a la fosa a los que guían y pretenden conducir.
12. Son muchos los jóvenes que reconocen que haber mantenido relaciones prematrimoniales, les hace sentirse menos libres, ahora, en su relación con el otro. Se han atado como si fueran esposos y, sin embargo, aún no lo son y en el fondo del corazón albergan el temor de que podrían querer dejar de ser novios. Lo siguen siendo, pero, sintiéndose a menudo inseguros de sus sentimientos, no se sienten libres. Hay como una sombra sobre la relación, que proviene de estar viviendo como estable lo que, de hecho, saben bien que no lo es. A veces, esperando encontrar o habiendo ya encontrado a otra persona, lamentan haber convivido con la anterior.
13. Muchos de nuestros jóvenes católicos, hijos de Dios y llamados a la santidad en el pueblo de Dios, no están siendo informados y educados, en este dominio, por instancias familiares, eclesiales o docentes, capaces de contrarrestar el bombardeo arrogante y mentirosamente seguro, de los mitos y propagandas desviadoras que les viene del ambiente. Se hace cada vez más necesario desenmascarar esos mitos irresponsables que están en la base de tantas infelicidades juveniles y de las crisis matrimoniales tan extendidas. 
Cada vez que en mi práctica sacerdotal me encuentro con una víctima, la animo a convertirse en consejera o consejero que alerte a otros para que no cometan los mismos errores.
14. Uno de esos mitos consiste en recomendar las relaciones prematrimoniales como una garantía de la futura armonía matrimonial: se casan conociéndose bien. 
En realidad, la experiencia muestra que en muchos casos, como los referidos arriba en el número 7, funcionan como una bomba de tiempo para la destrucción del matrimonio.
15. Los sostenedores de este mito han renunciado a pensar y a mirar la realidad de lo que sucede a muchos jóvenes incautos que siguen su receta. Cualquiera que tenga trato con jóvenes, sabe que no es una posibilidad imaginaria que, como en la historia de Amnón y Tamar (2 Samuel 13,1ss) la atracción se convierta en aversión. Y que los que se acuestan creyendo quererse se levanten odiándose. 
16. Lejos de consolidar una alianza de amor, la relación premarital suele desencadenar tormentas del alma que separan en vez de unir e

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