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LA PEDAGOGÍA TOMISTA HOY Por: EDGAR A. RAMIREZ Doctor en Pedagogía – Educación edgararamirez@gmail.com Agosto de 2007 "Se enfatiza hoy el papel central del alumno como nuevo sujeto protagónico de la 'revolución pedagógica' moderna, que incide en el cambio de roles con respecto al profesor y las clases magistrales tradicionales. Sin embargo, dicha centralidad ya había sido afirmada desde el siglo XIII por las ideas pedagógicas de Tomás de Aquino, quien a pesar de no haber elaborado un tratado sistemático sobre la educación, en muchos de sus textos pedagógicos reafirmó con claridad el papel activo del alumno en el proceso del aprendizaje: papel protagónico que en la perspectiva de su filosofía educativa al mismo tiempo enfatiza el primado de la persona, la formación integral, la formación de la libertad y las virtudes, el papel básico de la familia en la crianza de los niños, los fines últimos de la educación y la teleología intrínseca a cualquier proyecto educativo."1 Por tomismo se entiende la filosofía y teología desarrolladas a partir del pensamiento de Tomás de Aquino. Este ha tenido una influencia innegable y significativa en el pensamiento occidental y en el cristiano en particular. Hoy, el tomismo sigue siendo la filosofía que sustenta la teología católica (sobre todo, la de la jerarquía eclesiástica) y fundamenta teóricamente (a nivel antropológico, epistemológico y ético) muchos proyectos educativos. A manera de ejemplo, las concepciones que tenemos de la dignidad de la persona humana y de su necesaria formación integral tienen sus raíces en la antropología tomista. De aquí que se pueda afirmar que el tomismo (y la escolástica, el neotomismo y el personalismo derivados de este) se constituye en la mentalidad que más influye en la forma como damos razón de nosotros mismos en occidente. Se sea a no conciente de esta influencia o se esté o no de acuerdo con ella, no se puede dejar de reconocer su importancia: "A la base de nuestra manera de interpretar la realidad sigue operando la lógica bipolar escolástica. Esta sigue determinando nuestros criterios epistemológicos, éticos y estéticos y nos impide el acceso a comprensiones más globales e integradoras."2 Pero el tomismo ha perdido su carácter emancipador de la dignidad humana. Justo por formar parte de la mentalidad occidental, se ha reducido a una serie de sentencias metafísicas que nadie refuta o se usa, en muchos casos, para legitimar y/o justificar "órdenes" educativos, políticos o sociales conservadores y, a veces, totalitarios. Es necesario, entonces, indagar por los antecedentes de la pedagogía tomista, profundizar en la concepción de educación para Santo Tomás y explicitar los retos de la pedagogía tomista hoy. En la época de la globalización de la economía y del conocimiento hay que estudiar el tomismo, no para apologizarlo o pretender repetirlo, como para valorar críticamente qué tanto dependemos de él y plantear su vigencia: - Qué puede y tiene que decir el tomismo frente a la indignidad que viven la mayoría de la humanidad? - Cómo plantear la pedagogía tomista en la era de la globalización del conocimiento? - Qué puede aportar la pedagogía tomista a la necesidad de una educación para el siglo XXI? 1 Rodríguez, Eudoro. Teoría y práctica pedagógica en Tomás de Aquino. USTA. Círculo de estudios E. Mounier. Bogotá. 2005. 2 Ramírez, Edgar A. La Ratio Studiorum como formadora de la mentalidad escolástica. Cuadernos de Filosofía Latinoamericana, N° 91. Julio – diciembre. Pág.: 7 – 15. 2004. 1 Por esto, el objetivo de este trabajo consiste en presentar didácticamente a los neófitos en el tema qué ha sido, qué es y proponer qué debe significar hoy la pedagogía tomista. 1. ANTECEDENTES DEL TOMISMO: En este apartado vamos a hacer una breve ubicación histórica, cultural e intelectual del tomismo. Para esto es necesario caracterizar la alta edad media, identificar el aporte espiritual e intelectual de Domingo de Guzmán y Alberto Magno, explicitar las implicaciones de la irrupción en la Europa medieval del mundo árabe y judío e identificar los retos y problemas que enfrentó Tomás de Aquino. 1.1. La alta edad media Por Edad Media se suele entender el periodo comprendido entre la caída del imperio romano por las invasiones bárbaras y la institucionalización del cristianismo en Europa (Siglo IV) y el Renacimiento, la Reforma y la Contrareforma (Siglo XV). Es un periodo caracterizado por un dominio hegemónico, a nivel cultural, religioso e intelectual, de la Iglesia. La cultura se refugió y conservó en los monasterios y la posibilidad de crear pensamiento estuvo en manos de los religiosos cristianos. La mayoría de ellos se dedican a elaborar grandes recopilaciones del pensamiento acumulado hasta el momento. La riqueza y expansión de la cultura musulmana, a partir del siglo VIII, propició la interacción de diferentes cosmovisiones del oriente medio con las de Europa central. Tanto el judaísmo como el islamismo tuvieron un acceso más directo a la cultura greco-latina y, como el cristianismo, se preocuparon por reinterpretar el pensamiento desconocido desde su respectiva religión. Es decir, desde sus dogmas: el Corán para los árabes y la Torá para los judíos. En el siglo XII los árabes ya habían conocido directamente la cultura griega en Bizancio, mientras que los medievales de Europa la conocían a través de los autores latinos y de los padres de la Iglesia cristiana. El pensamiento árabe opera un cuestionamiento de la fundamentación filosófica del cristianismo. El gran aporte de este movimiento consiste en haber traducido e interpretado el pensamiento de Aristóteles al latín que, hasta este momento, era prácticamente desconocido en la Europa occidental. Estas traducciones produjeron toda una revolución ideológica dentro del cristianismo. El pensamiento de los árabes tiene muchas coincidencias con la escolástica, pero, tal vez, lo que más los distancia es el principio de necesidad formulado por los musulmanes. Según ellos, la necesidad domina el mundo humano y el divino. Por su parte, la escolástica defiende el principio de la contingencia para poder justificar la libre actividad creadora de Dios y el libre albedrío del hombre. Problema central es el de los UNIVERSALES. Estos son aquellas ideas generales que podemos aplicar a todos los individuos de una misma especie. La discusión consiste en determinar si representan algo real o si son un producto de la ilusión del hombre, es decir, si subsisten por sí o son construcciones mentales. La realidad de los universales está determinada por la medida en que sean instrumentos de la acción creadora de Dios o productos de las operaciones cognoscitivas de los hombres. EL NOMINALISMO niega la existencia de las ideas universales. La idea es el resultado de las sensaciones, un simple signo fonético con el cual se indica un cierto número de individuos. Se representante más importante es Guillermo de Ockam. EL CONCEPTUALISMO admite las ideas universales como algo propio y causado por el sujeto, pero, sin correspondencia alguna con la realidad. Es decir, son puramente subjetivas y deducidas íntegramente por el entendimiento. EL realismo absoluto admite los universales, pero, como entes distintos de las cosas y del entendimiento, mientras que el realismo moderado afirma que cada universal representa un conjunto de entes singulares 2 cuya forma universal es dada por la abstracción del entendimiento. El realismo, al afirmar que los universales son la esencia necesaria o substancia de las cosas (la idea de Dios) apoyó el discurso teológico, mientras que, el nominalismo, al reducir los universales a ser signos independientes de las cosas, entró en conflicto con la teología. El filósofo más significativo que abordó este problema fue PEDRO ABELARDO (1079-1142) quien es el primer gran defensor del valor humano del conocimiento.A diferencia de la vida religiosa de la mayoría de los medievales encarna la filosofía en su libertad de vida. 1.2. La ESCOLÁSTICA Movimiento académico e intelectual que florece alrededor del siglo XIII. Su nombre le viene dado por las SCOLAS creadas alrededor de los monasterios para la enseñanza. Es en estas escuelas donde tienen su origen las universidades (París, Bolonia, Oxford y Salamanca) y la Escolástica misma. El objetivo de la escolástica consistió en dirigir la mente humana a comprender la verdad revelada a la luz de las nuevas doctrinas; no en crear o descubrir una verdad nueva. Por esto, la filosofía es un medio para la religión: "Filosofiae ancilla theologiae": la filosofía es sierva de la teología. La escolástica, como corriente de pensamiento, estaba fuertemente influenciada por el esquema de organización feudal de la alta edad media. Esta organización, como la escolástica, estaba regida por un orden fuertemente jerarquizado. Conciben el mundo como un orden necesario en el que cada cosa tiene su puesto y su función. La Iglesia es la suprema guardiana de este orden. Misión que se ejemplifica en el afán de las cruzadas y de la inquisición por mantener la ortodoxia cristiana. Los escolásticos conocen el pensamiento de Aristóteles a través de los musulmanes y judíos. Como corriente de pensamiento, la Escolástica, aborda la discusión generada entre las traducciones hechas de Aristóteles y el platonismo agustiniano, que, en este momento seguía siendo la versión oficial del cristianismo. Por esta razón, el problema que tiene que abordar necesariamente va a ser la relación entre la fe y la razón, que es, en últimas, el problema de la iniciativa y la autonomía racional del hombre, es decir, el problema de su libertad. Las "nuevas" doctrinas ofrecían tal novedad en las nacientes universidades y tal desconfianza en la Iglesia que esta llegó a prohibir la lectura de estos textos. La escuela franciscana se dedica a defender la interpretación platónico-agustiniana del cristianismo y la dominicana a reinterpretar y "corregir" a Aristóteles. Se generan así dos vertientes dentro de la escolástica que podríamos llamar: el platonismo agustinista y el aristotelismo tomista. 1.2.1. Platonismo agustinista: Trata de defender a toda costa la supremacía de la fe, es decir, la subordinación de la filosofía a la teología. Entre sus representantes cabe distinguir a San Anselmo, San Buenaventura y el maestro Eckhart. San Anselmo de Canterbury (1033 Italia - 1109 Inglaterra): Parte de la afirmación de que la fe y la razón son inseparables. La fe es el punto de partida de la razón y viceversa: "Credo ut intelligam; intelligo ut credam" (Creo para entender y entiendo para creer). San Buenaventura (1221 - 1274): Defiende el camino del amor y la voluntad para llegar a Dios. Establece la superioridad de la fe sobre el pensamiento. La fe hace que el hombre acceda a la verdad sin que la duda especulativa pueda apartarlo de ella. Así entendida, la fe implica una entrega efectiva de la persona a la verdad que es Dios. Pero, la fe no excluye el conocimiento. El alma conoce a Dios sin la ayuda de los sentidos, pero, estos son necesarios al momento de querer conocer lo exterior. Los sentidos le dan al alma el material del conocimiento, pero, es Dios quien los ha creado y permite su funcionamiento. Por lo 3 tanto, es Dios quien infunde los principios innatos del conocimiento en el hombre y estos son independientes de los sentidos. El objeto de todo conocimiento es Dios. El Maestro Eckhart (1260 - 1327): Influenciado por el neoplatonismo deriva en un panteísmo. Justifica especulativamente la fe: misticismo especulativo. Para la tradición platónico-agustiniana el tomismo significó una desviación de la ortodoxia cristiana y por algún tiempo la condenó. Sin embargo, la interpretación escolástica del cristianismo se fue convirtiendo en la interpretación oficial de la fe y, aún hoy en día, sigue influenciando, sobretodo, al catolicismo conservador. 1.2.2. Aristotelismo tomista: El redescubrimiento de Aristóteles aficiona a los medievales por el saber pagano y pone en peligro la fe. Tomás de Aquino emprende la tarea de demostrar la no incompatibilidad entre los dos esquemas de pensamiento. Se comienza a realizar una especie de cristianización de Aristóteles por parte de Alberto Magno y Santo Tomás. Santo Domingo de Guzmán3 (España, 1171 – Bolonia, 1221): En una época y región caracterizadas por la pobreza y el hambre en la mayoría de la población manifiesta una elevada sensibilidad por los más pobres. Al punto de desprenderse de sus bienes personales para ayudar a sobrellevar las necesidades de los más necesitados. A diferencia de los monjes de su época se convierte en un misionero austero y alegre dedicado a los pobres y a ganar su corazón con humildad. A su alrededor se congrega un grupo de predicadores que Domingo de Guzmán se encarga de preparar. Con ellos funda la Orden de Predicadores (Padres Dominicos). A sus religiosos enseñaba la necesidad de "contemplari et contemplata aliis tradere": - "Primero contemplar, y después enseñar. O sea: antes dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, y después sí dedicarse a predicar con todo el entusiasmo posible. - Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo." Al dominico le es exigido, entonces, que sea un buscador de la verdad (Facientes Veritatem). Se trata de llenarse de Dios (lo contemplado) para poder predicar una palabra eficaz a quien la necesita (enseñar lo contemplado). Es como estar tan lleno de la verdad que se hace necesario comunicarla. San Alberto Magno (1206 - 1280): "In dulcedine societatis quaerere veritatem" San Alberto Magno Es un monje dominico, profesor de la Universidad de París. 3 Tomado de: Eternal Word Television Network: http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Domingo_de_Guzm%C3%A1n.htm 4 Alberto Magno entiende la búsqueda de la verdad en comunidad, en una compañía agradable: In dulcedine societatis quaerere veritatem (In libr. VIII Polit.). En la armonía de la vida fraterna se dan las condiciones para buscar la verdad. La verdad se construye en la disputatio, pues, la verdad colectiva es superior a la individual. Como diríamos hoy, la investigación de la verdad se hace en equipos, en redes y en comunidades científicas. Su amplia erudición lo hace ser el primero que emprende un estudio sistemático de Aristóteles. Intuyó la consonancia de las verdades aristotélicas con la revelación cristiana y elabora el primer intento, aunque impreciso, de sistematización de los puntos básicos del aristotelismo con los de la escolástica. Considera el pensamiento de Aristóteles como la verdadera filosofía. Separa la filosofía, que procede por silogismos, de la teología, que procede por la fe. Dios se revela a los hombres por medio de una iluminación general o de una iluminación superior. Por medio de la general se revela a la filosofía y de la superior a la teología. Por la primera conocemos las cosas en sí y por la segunda conocemos las verdades de fe. El campo de la filosofía se reduce al de la especulación necesaria y el de la teología al de los principios admitidos por la fe. Alberto Magno cree que la existencia de Dios puede y debe ser demostrada a partir de la experiencia. Dios es el entendimiento agente universal que tiene en sí las ideas de las cosas creadas. El hombre se distingue de los demás seres por la forma que anima su cuerpo, es decir, por el alma. Esta es la forma substancial del cuerpo que le da el ser y lo llevaa actuar." En este ambiente intelectual y teniendo que enfrentar estos problemas teóricos para el cristianismo, surge la figura de Tomás de Aquino, digno discípulo de Alberto Magno. 2. LA EDUCACIÓN PARA SANTO TOMÁS "Educar -para Santo Tomás- es la hermosa y necesaria tarea de abonar, regar y cuidar las “semillas de virtud”, naturales y sobrenaturales, presentes en cada niño. Ayudarle a fortalecer sus facultades intelectuales, volitivas y sensitivas; para que pueda usarlas en obras buenas. Porque educar el “estado de virtud” es, cultivar el desarrollo integral e integrado del conjunto de virtudes necesarias para una vida buena: virtudes intelectuales, morales y teologales, integradas por dos virtudes principales: la prudencia y la caridad."4 2.1. SANTO TOMAS DE AQUINO (1225, Italia – 1274, París): Es monje dominico, estudiante y profesor de teología en París. Toda su obra la dedica a refutar la teología natural de Aristóteles y a demostrar racionalmente la existencia de Dios. Emprende una reforma radical del pensamiento cristiano a la luz de los cuestionamientos planteados por el aristotelismo. Fue apodado Fray Angélico y al conjunto del pensamiento se le denominó: TOMISMO. Sus obras más importantes son: la Suma Teológica y la Suma Contra Gentiles. Parte de delimitar los objetos respectivos de la filosofía y la teología para poder aclarar la relación entre la razón y la fe. Dios excede la comprensión de la razón del hombre, pero, su revelación no la anula, sino que la supone. La razón natural está subordinada y le sirve de auxiliar a la fe. La razón demuestra las condiciones necesarias a la fe misma, aclara por comparaciones las verdades de fe y rebate las objeciones que contra ella se hagan. Sin embargo, la razón tiene su propia verdad que le es infundida por Dios. Por lo tanto, la verdad de la razón no puede contradecir la verdad revelada. Lo que se oponga a la fe no es, estrictamente hablando, racional. Acorde con lo anterior, entonces, ciencias como la teología y la filosofía 4 Mauricio Echeverría Gálvez. Doctor en Filosofía por la Universidad Angelicum de Roma. Decano de la Facultad de Educación y director del Centro de Estudios Tomistas de la Universidad Santo Tomás de Chile. 5 son complementarias y cada una autónoma en su campo. La primera está apoyada en la revelación divina y la segunda en las razones humanas. Ambas estudian a Dios desde diferentes puntos de vista. Si la filosofía es rigurosamente racional no puede haber contradicción con la teología. ‘Lo que se oponga a la fe no es estrictamente racional.’ Santo Tomás postula la distinción real entre la esencia y la existencia. En Dios, por ser acto puro, se identifican esencia y existencia. Por esto, la separación que existe en las cosas creadas, entre la esencia y la existencia exige la creación divina. El ser de las cosas por ser creado es necesariamente una derivación del ser de Dios. Las cosas toman su ser de Dios. Dios y los ángeles pertenecen al orden de los seres espirituales. Los minerales, vegetales y los animales pertenecen a los seres materiales. Y el hombre es un ser intermedio compuesto por un cuerpo material y un alma inmaterial. Las propiedades esenciales de este ser son: la unidad, la verdad, la bondad y la belleza. Por lo tanto, Dios es uno, bueno y verdadero. Crea cinco vías para la demostración de la existencia de Dios sobre la certeza de que Dios, siendo invisible e infinito es demostrable por sus efectos visibles y finitos, o mejor, parte de sus efectos sensibles para probar su existencia. 2.2. La educación tomista: "El fundamento último de esta pedagogía tomista no es otro que el concepto de persona que tenía el Aquinate, pues de la perfección racional de una persona fluye una acción educativa dirigida a otra persona, amada por lo que es y puede llegar a ser. La educación se nos revela de este modo como una actividad inmersa en la vida personal."5 A la base de toda práctica educativa hay una concepción del ser humano, de la forma como aprende y de los fines para los que se educa. Es por esto que podemos hablar de una epistemología, antropología y ética pedagógicas.6 Para Santo Tomás, el ser humano es una criatura divina formada de la unión substancial del cuerpo y el alma. El alma es la forma del cuerpo. Es espiritual e inmortal. Tiene facultades orgánicas (el sentido y el apetito) e inorgánicas (la inteligencia y la voluntad). Pero, la primacía la ejerce su capacidad racional. El fin del hombre es la felicidad, que Santo Tomás la entiende como la plena realización de sí mismo que sólo es posible por Dios y en Dios. Por lo tanto, para la realización espiritual del hombre es necesaria la razón. Fe y razón son facultades complementarias. Distingue las verdades naturales de las sobrenaturales y afirma que son independientes y autosuficientes en sus órdenes respectivos. El designio de Dios sobre el mundo no excluye la libertad del hombre. Dios la prevé como una causa contingente: "Dios mueve todas las cosas del modo que es propio a cada una de ellas. Inclina el hombre hacia la justicia, pero, por su naturaleza el hombre tiene libre albedrío. Por esto, el movimiento hacia la justicia no lo produce Dios independientemente del libre albedrío. Dios infunde el don de la gracia que incita al libre albedrío a aceptar la justicia", pero también, a no aceptarla y este es el origen de la presencia del mal en el mundo. La ética es el movimiento de la criatura racional hacia Dios. Pero, este ascenso implica la voluntad y la libertad del hombre. De la misma manera que el entendimiento no puede tender al error, la voluntad no puede tender hacia el mal. La libertad consiste, entonces, en la capacidad del hombre para escoger un bien relativo, pero, si el hombre actúa racionalmente no podrá equivocarse. 5 Martínez, Enrique. Persona y Educación en Santo Tomás. Citado por E. Rodríguez. Pág. 18. 6 Al respecto recomiendo ver mi artículo: Pedagogía como filosofía de la educación. En: La pedagogía frente a la realidad colombiana. Editorial el Búho. Bogotá. 2007. 6 Las leyes humanas tienen sentido en cuanto sean expresión de la voluntad de Dios y del orden natural. Tanto la ley como el poder derivan de Dios, pero, si el hombre utiliza su razón no puede haber oposición entre las leyes humanas y la voluntad divina. De aquí, su iusnaturalismo. La forma de organización social perfecta será la que sea más racional, y por lo tanto, más parecida con la voluntad divina. Esta ha de ocuparse del bien común para todos. Cuando se desvía de este fin se vuelve tiranía y, santo Tomás afirma, que debe ser derrocada por los cristianos, aún con las armas. A ésta se le denominó la teoría del tiranicidio. Por lo tanto, la vida del ser humano y de la sociedad es un proceso de perfeccionamiento. Es decir, de racionalización y crecimiento hacia su fin y realización definitiva en Dios. Es aquí donde se entiende el sentido de la educación tomista. "… para Tomás de Aquino, la educación no es el simple resultado de una madurez biológica sino de un proceso guiado, intencional (conducción y promoción), orientado al desarrollo pleno de sus potencias operativas (virtudes). Proceso que, por lo demás, no es definitivo sino que se realiza en forma permanente durante toda la vidaen una interacción ininterrumpida entre educador y educando."7 A manera de síntesis esta sería la "Concepción Tomista de la educación: En el contexto del humanismo cristiano, Tomás de Aquino define la educación como “conducción progresiva y promoción hasta el estado perfecto de hombre en cuanto hombre”; esto significa que el educando debe ser guiado por etapas y en sentido ascendente hasta alcanzar el nivel de excelencia (“perfección”), capacidad personal para asumir su proyecto de vida y las exigencias de la convivencia, para actuar responsablemente en cadasituación. Esta capacidad personal auto-directiva puede lograrse mediante una relación dinámica e interactiva que favorezca el papel protagónico del estudiante de cara a su compromiso ético-político."8 2.3. DE MAGISTRO No hay en Santo Tomás un tratado unificado sobre la educación. Pero, su particular modo de ser estudiante y profesor, en las más importantes instituciones académicas de la época, son en sí mismas una cátedra sobre educación. Sin embargo, el texto que mejor ejemplifica su concepción de la educación es: De Magistro, homónimo del texto de San Agustín. De Magistro forma parte de De Veritate en su cuestión 11.9 Está organizado en 4 artículos: 1. Si el hombre puede enseñar y llamarse maestro, o sólo Dios. 2. Si alguien puede llamarse maestro de sí mismo. 3. Si el ángel puede enseñar al hombre. 4. Si el enseñar es acto de la vida activa o de la contemplativa. Nos vamos a detener en el primer artículo, a manera de ejemplo y por ser el más general. En este, Santo Tomás aborda el problema de si ¿Puede el hombre enseñar y llamarse maestro o, al contrario, está reservado a Dios? Esto por que "Parece que sólo Dios enseña y debe llamarse maestro." Para abordar el estudio de este problema Santo Tomás tiene en cuenta los siguientes argumentos: 7 Rodríguez, Eudoro. Teoría y práctica pedagógica en Tomás de Aquino. USTA. Círculo de estudios E. Mounier. Bogotá. 2005. P. 19. 8 Tomado de la Política Curricular para Programas Académicos de la Vicerrectoría Académica General de la Universidad Santo Tomás. 9 Quaestiones Disputatae. Traducción original del latín por Gabriel Ferrer Aloy, O.P. 7 "1. Dice Mt 23,8: Uno es vuestro maestro. Y procede: No queráis que se os llame rabí. Y acerca de este texto dice la Glosa: No atribuyáis el honor divino a los hombres o no usurpéis para vosotros lo que es de Dios. Al parecer, sólo a Dios compete ser maestro o el enseñar. 2. El hombre enseña sólo por signos. Incluso, cuando parece que enseña cosas mediante las cosas mismas, por ejemplo cuando alguien camina para enseñar qué es caminar, no es suficiente si no se añade algún signo, como prueba Agustín en el libro De Magistro. Prueba allí que cuando muchos elementos concurren en una misma cosa, no se sabe a cuál de ellos se refiere la demostración, si a la sustancia o a algún accidente suyo. Ahora bien, no puede llegarse al conocimiento de las cosas por los signos, porque el conocimiento de las cosas es de mayor relevancia que el de los signos, en razón de que el conocimiento de los signos se ordena al conocimiento de las cosas como a su fin y el efecto no es de mayor relevancia que su causa. Luego nadie puede transmitir a otro conocimiento de cosa alguna. No puede, por consiguiente, enseñarle. 3. Si un hombre propone a otro signos de algunas cosas, aquel al que se le proponen, o conoce aquellas cosas de las que son signos, o no. Si ya las conoce, no puede ser instruido en ellas. Si no las conoce, al ignorarlas, tampoco puede conocer el significado de los signos. En efecto, quien no conoce esta cosa, que es la piedra, no puede saber qué significa el nombre piedra. Ignorada la significación de los signos, nadie puede aprender algo por los signos. Por tanto, si la enseñanza no hace más que proponer signos, se sigue que un hombre no puede enseñar a otro. í 4. Enseñar no es más que producir, de algún modo, ciencia en otro. Y el entendimiento es sujeto de la ciencia. Por otra parte, los signos sensibles, que son los únicos medios para poder enseñar, no llegan a la facultad intelectiva, sino que se paran en la potencia sensitiva. 5. Si uno causa la ciencia en otro, la ciencia estaba en el que aprende o no estaba. Si no estaba, y un hombre la causa en otro, un hombre crea la ciencia en otro, lo cual es imposible. Si antes estaba en él, lo era o en estado determinado, y entonces no puede causarse, ya que no se hace lo que existe, o en razón seminal. Pero las razones seminales no pueden llegar al acto por ninguna virtud creada, sino que sólo Dios las infunde en la naturaleza, como dice Agustín, Super Genesim ad litteran. Queda, por tanto, que el hombre no puede de ninguna manera enseñar a otro. 6. La ciencia es un accidente, y el accidente no transita de un sujeto a otro. Como la doctrina no es, al parecer, más que la transfusión de la ciencia del maestro al discípulo, un hombre no puede enseñar a otro. 7. Acerca del texto La fe por el oído (Rom 10,17) dice la Glosa: Mientras que Dios enseña interiormente, el pregonero anuncia exterior-mente. La ciencia se produce interiormente en la mente y no exteriormente en el sentido. Luego el hombre sólo es instruido por Dios, no por otro hombre. 8. Agustín dice en la obra De Magistro que "sólo Dios sienta cátedra en el cielo y enseña la verdad en la tierra; cualquier hombre es a la cátedra lo que el agricultor al árbol". El agricultor no es autor del árbol, sino cultivador. Tampoco el hombre puede llamarse maestro de la ciencia sino preparador para adquirirla. 9. Si el hombre es verdadero maestro, es necesario que enseñe la verdad. Quien enseña la verdad, ilumina la mente, ya que la verdad es la luz de la mente. El hombre, por lo tanto, iluminará la mente, si enseña. Y esto es falso, porque Dios es quien ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9). Luego un hombre no puede enseñar realmente a otro. 10. Si un hombre enseña a otro, es necesario que le haga pasar de esciente en potencia a esciente en acto, lo que significa que es necesario que su ciencia pase de la potencia al acto. Ahora bien, para pasar de la potencia al acto, es necesario que haya un cambio, es decir, que cambie la ciencia o la sabiduría. 8 Pero esto va contra Agustín, que en Liber LXXXIII Quaestionum dice: Cuando la sabiduría llega al hombre, no es ella la que cambia, sino el hombre por ella. 11. La ciencia no es otra cosa que la representación de las cosas en el alma, pues se dice que ciencia es la asimilación del esciente a lo sabido. Pero un hombre no puede imprimir las semejanzas de las cosas en el alma de otro, pues entonces actuaría interiormente en él. Esto es exclusivo de Dios. Luego un hombre no puede enseñar a otro. 12. Dice Boecio, en De Consolatione, que con la enseñanza sólo se incita la mente del hombre a saber. Ahora bien, quien incita el entendimiento a saber no es causa del saber, como quien incita a alguien a ver con sus ojos, no es causa de la vista. Luego un hombre no hace que otro sepa; hablando con rigor, no puede decirse que le enseña. 13. Requiérese para la ciencia certeza de conocimiento, de otra suerte, no es ciencia; es opinión o credulidad, como dice Agustín en el libro De Magistro. Y un hombre no puede producir certeza en otro por los signos que le propone, ya que lo que está en el sentido es más indirecto que lo que está en el entendimiento. La certeza, en efecto, se obtiene siempre por lo conocido directamente. Luego un hombre no puede enseñar a otro. 14. Para la ciencia sólo se requiere la luz inteligible y las especies. Ninguna de estas cosas puede un hombre producirlas en otro. Para ello sería necesario que el hombre creara algo, supuesto que estas formas simples sólo pueden producirse por creación. Luego un hombre no puede producir la ciencia en otro, ni, en consecuencia, enseñarle. 15. Sólo Dios puede crear una forma en la mente del hombre, como dice Agustín. Y como la ciencia es una cierta forma de la mente, se sigue que sólo Dios produce ciencia en el alma. 16. La culpa está en la mente, como también lo está la ignorancia. Y sólo Dios limpia de culpa la mente, según Is 43,25: Soy yo el que limpia tus rebeldías por amor de mí. Luego sólo Dios limpia de ignorancia la mente y, consiguientemente, sólo él enseña. 17. Como la ciencia es conocimiento cierto, alguien recibe la ciencia de aquel cuyas palabras generan certeza. Y nadie adquiere certeza por oír hablar a un hombre, pues,de otra suerte, sería necesario que todo lo que se oye constara como cierto. Al contrario, sólo se tiene certeza de lo que se oye interiormente. Luego la verdad que habla interiormente, que no es otra que Dios, es nuestro maestro, no el hombre. 18. No se puede decir que aprendemos por las palabras de otro lo que, de ser interrogados, habríamos respondido antes de oír esas palabras. Ahora bien, antes que le hablara el maestro, el discípulo, de ser preguntado, respondería acerca de las cosas que el maestro propone. En efecto, no sería instruido por el maestro, si no supiera que las cosas son tal como se las propone el maestro. Por tanto, un hombre no es instruido por las palabras de otro hombre." Contra estos argumentos Santo Tomás hace caer en la cuenta que: "MAS EN CONTRA está lo que se dice en 2 Tim 1,11: Del cual (el evangelio) yo he sido hecho predicador y maestro de los gentiles. Luego el hombre puede ser y llamarse maestro. 2. Dice 2 Tim 3,14: Tú, en cambio, permanece en lo que aprendiste y creíste. Y la Glosa dice: de mí, como de doctor verdadero. Luego se concluye lo mismo que antes. 9 3. Se lee conjuntamente en Mt 23,8: Uno es vuestro maestro y también Uno es vuestro padre. Que Dios sea padre de todos no excluye que también el hombre pueda llamarse verdaderamente padre. Luego no se excluye tampoco que el hombre pueda llamarse verdaderamente maestro. 4. A propósito de Cuan hermosos sobre los montes, etc. (Rom 10,15), dice la Glosa: Estos son los pies que iluminan a la Iglesia. Y allí se habla de los apóstoles. Si el iluminar compete a los doctores, se sigue que el enseñar compete a los hombres. 5. Algo es perfecto, cuando puede engendrar algo semejante a sí, según se lee en el IV Meteororum. Como la ciencia es conocimiento perfecto, se concluye que el hombre que posee ciencia, puede enseñar a otro. 6. Agustín dice en el libro Contra Manichaeos que, al igual que la tierra era regada por la fuente antes del pecado, y necesitó, después del pecado, la lluvia que baja de las nubes, así también la mente humana, significada por la tierra, era fecundada, antes del pecado, por la fuente de la verdad, pero, después del pecado, se halla necesitada de la doctrina de otro como de la lluvia que desciende de las nubes. Por lo tanto, al menos después del pecara do, el hombre enseña al hombre." A lo anterior Santo Tomás propone la siguiente "SOLUCIÓN. Ha de decirse que se da la misma diversidad de opiniones en estas tres cuestiones: en la educción de formas a la existencia, en la adquisición de las virtudes y en la adquisición de las ciencias. Hubo quienes dijeron que todas las formas sensibles existen por un agente extrínseco, que es una sustancia o una forma separada, a la que llaman causadora de formas o inteligencia agente. En ese caso, todos los agentes naturales inferiores no son más que agentes que preparan la materia para la recepción de la forma. De modo parejo, dice Avicena, en su Metaphysica, que nuestra acción no es la causa del hábito virtuoso, sino la que remueve los impedimentos y dispone a recibirlo, dado que este hábito está inherente a la sustancia que confiere su perfección a las almas de los hombres, es decir, al entendimiento agente o algo similar. De pareja manera, afirman que sólo el agente separado produce la ciencia en nosotros y por esta razón afirma Avicena, en el VI De naturalibus, que las formas inteligibles fluyen de la inteligencia agente a nuestra mente. Otros opinaron, por el contrario, que estas formas eran inherentes a las mismas cosas y que su causa no venía del exterior sino que sólo se manifiesta en la acción exterior. Algunos, en efecto, afirmaron que todas las formas naturales estaban latentes en acto en la materia y que el agente natural no hace más que sacarlas de lo oculto a la vista. De pareja manera, otros afirmaron que todos los hábitos de las virtu- des están impresos en nosotros por la naturaleza si bien, por el ejercicio de las obras, se remueven los obstáculos que en cierto modo ocultan los hábitos, al igual que, por la limadura, se quita la herrumbre para que salte a la vista el brillo del hierro. Otros dijeron, asimismo, que la ciencia de todas las cosas fue concreada con el alma y que la enseñanza y demás instrumentos de conocimiento no hacen más que ayudar a que el alma recuerde o considere lo que ya antes sabía. Y con ello vienen a defender que aprender no es otra cosa que recordar. Ambas opiniones carecen de razón. La opinión primera excluye las causas próximas, pues atribuye sólo a las causas primeras todos los efectos que acaecen en los inferiores. Derógase, con ello, el orden del universo, compuesto de una ordenada conexión de causas y conforme al cual la causa primera, por la eminencia de su bondad, otorga a las otras cosas no sólo el existir sino también el ser causas. La opinión segunda incide casi en el mismo inconveniente. En efecto, la remoción de impedimentos es un motor sólo accidental, como se dice en Physicorum VIII. Si los agentes inferiores sólo sacan lo oculto a la luz, removiendo los obstáculos por los que estaban ocultas las formas y los hábitos de las virtudes y de las ciencias, se seguirla que todos los agentes inferiores actúan como causa accidental. 10 Por tanto, en conformidad con la doctrina de Aristóteles, ha de tomarse, en todo lo dicho, una vía intermedia entre estas dos. Según ella, las formas naturales preexisten ciertamente en la materia, pero no en acto, como ellos dicen, sino sólo en potencia, de la que son educidas al acto por el agente extrínseco próximo, y no sólo por el agente primero, como sostenía la otra opinión. Según su propia opinión, en VI Ethicorum, los hábitos de las virtudes preexisten, en nosotros, antes de su pleno desarrollo, en forma de inclinaciones naturales, que son como virtudes incoadas y alcanzan, luego, con el ejercicio de las obras, su desarrollo consumado. Pues bien, esto mismo ha de afirmarse también de la adquisición de la ciencia: preexisten, en nosotros, ciertas semillas de las ciencias, que son los primeros conceptos del entendimiento, conocidos inmediatamente por la luz del entendimiento agente usando las especies abstraídas de los agentes sensibles, tanto si se trata de principios complejos, como los axiomas, como si se trata de nociones simples como la noción de ser, de lo uno u otras semejantes aprendidas instantáneamente. Todo lo que de ello se sigue está incluido en estos principios universales como en sus razones seminales. Y, en consecuencia, cuando la mente es educida a conocer en acto lo que antes sólo conocía en potencia y en universal, es entonces cuando decimos que se adquiere la ciencia. No puede olvidarse que algo preexiste potencialmente en las cosas naturales de dos modos. De un primer modo, en potencia activa completa, cuando el principio intrínseco es suficiente para llevar al acto perfecto. Esto es lo que sucede en la curación por la virtud natural que se da en el enfermo. De un segundo modo, en potencia pasiva, cuando el principio intrínseco no es suficiente para educir el acto, como sucede cuando el fuego se produce del aire, lo cual no puede obrarse por una virtud existente en el mismo aire. Así pues, cuando algo preexiste en potencia activa completa, el agente extrínseco actúa sólo ayudando al agente intrínseco, suministrándole aquellas cosas por las que se puede llegar al acto, por ejemplo cuando el médico coadyuva con la naturaleza en la curación, que es la que obra de manera principal, reforzando la naturaleza y aplicando las medicinas que la naturaleza usa como instrumentos para curar. Cuando, en cambio, algo preexiste sólo en potencia pasiva, el agente extrínseco es quien educe el acto de la potencia, como el fuego hace pasar el aire, que es fuego en potencia, a fuego en acto. Por tanto, en quien aprende la ciencia preexiste en potencia activa y no puramente pasiva. De otra suerte, el hombre no podría adquirir por sí mismo la ciencia. Al igualque uno se cura de dos modos; uno, por la acción de la naturaleza sola y, otro, por la naturaleza con la ayuda de la medicina, así también es doble el modo de adquirir la ciencia: uno, cuando la razón natural llega por sí misma al conocimiento de las cosas ignoradas, y este modo se llama invención, y, otro, cuando alguien ayuda exterior-mente a la razón natural, y este modo se llama disciplina. Sucede que en las cosas que son efecto de la naturaleza y el arte, el arte obra del mismo modo y por los mismos medios que la naturaleza. Por ejemplo, la naturaleza cura al enfermo calentando su cuerpo frío y lo mismo hace el médico. Dícese, por esto, que el arte imita la naturaleza. Y en la adquisición de la ciencia acaece algo semejante. Quien enseña a otro lo lleva a la ciencia de las cosas desconocidas, de la misma manera que alguien, por la invención, se conduce a sí mismo al conocimiento de lo desconocido. El proceso de la razón que, por la invención, llega al conocimiento de lo desconocido, consiste en aplicar principios comunes de suyo conocidos a materias determinadas y de ahí proceder a ciertas conclusiones particulares, y de éstas, sucesivamente, a otras. En consecuencia, se dice que alguien enseña a otro, porque expone a otro mediante signos el mismo proceso de la razón que uno efectúa por sí mismo con su razón natural. De este modo, la razón natural del discípulo adquiere el conocimiento de lo ignorado por los signos que se le proponen, a modo de instrumento. Igual que se dice que el médico causa la curación en el enfermo por la acción de la naturaleza, también se dice que el hombre es causa de la ciencia en otro por la acción de su razón natural. Y esto es enseñar. Y, por lo mismo, se dice que un hombre enseña a otro y que es su maestro. Esto mismo sostiene el Filósofo, en I Posteriorum, al decir que la demostración es un silogismo que hace saber. Si, en cambio, alguien propusiera a otro cosas que no están incluidas en principios de suyo conocidos, o que no aparecen en ellos incluidas, no produciría en él la ciencia, sino, tal vez, la opinión o la fe. Aunque esto es también, en cierto modo, causado por principios innatos, pues, en virtud de estos principios de suyo conocidos, considera que ha de mantenerse con certeza lo que se sigue necesariamente de ellos, ha de ser totalmente rechazado; a lo demás, puede 11 prestarse o no el asentimiento. En conclusión. Dios puso en nosotros la luz de esta razón por la que estos principios nos son conocidos, a modo de cierta semejanza de la verdad increada, hecha presente en nosotros. Y, como toda enseñanza humana sólo puede tener eficacia en virtud de aquella luz, es manifiesto que Dios es el único que enseña interior y principalmente, al igual que la naturaleza es quien interior y principalmente causa la salud. Pero esto no impide que también el hombre cure y enseñe con toda propiedad, en el sentido que acabamos de decir." A continuación responde cada uno de los argumentos en contra: "1. Que el Señor mandara a los discípulos que no se llamaran maestros, no puede entenderse como una prohibición absoluta. La Glosa explica cómo ha de entenderse esa prohibición: se nos prohibió que el hombre se llame maestro, como si se atribuyera la excelencia del magisterio que compete a Dios, como son quienes ponen la esperanza en la sabiduría de los hombres, en lugar de atender ' "preferentemente, en lo que oímos del hombre, a la verdad divina que habla en nosotros por la impronta de su semejanza, que nos da la posibilidad de conocer todo. 2. Se responde que el conocimiento de las cosas se cumple en nosotros, más por el conocimiento de otras cosas que tienen mayor certeza, que por el conocimiento de los signos; es a saber, por los principios que se nos proponen por algunos signos y que se aplican a lo que antes nos era completamente desconocido, si bien, en algún modo secundario, pudiera admitirse que lo conocíamos, como se dijo en la solución del artículo. El conocimiento de los principios es lo que produce en nosotros la ciencia de las conclusiones, y no el conocimiento de los signos. 3. Las cosas que se nos enseñan por signos nos son en parte conocidas y en parte ignoradas. Por ejemplo, si se nos enseña qué es el hombre, es necesario que antes sepamos algo de él; a saber, el concepto de animal o de sustancia; o, al menos, que es un existente, lo cual es imposible ignorarlo. De modo parejo, si se nos enseña una conclusión, es necesario que sepamos, con anterioridad, qué son un predicado y un sujeto, como también los principios de los que se deduce esa conclusión: Toda disciplina se forma por un conocimiento preexistente, se dice al comienzo de Posteriorum. No es válida, por tanto, la objeción. 4. Se responde que el entendimiento produce las intenciones inteligibles a partir de los signos sensibles recibidos en la potencia sensitiva, y con ellos configura su ciencia. De este modo, la causa inmediata de la ciencia no son los signos, sino la razón, la cual discurre de los principios a las conclusiones, como se dijo en la solución del artículo. 5. Se responde que la ciencia no preexistía en acto completo en aquel a quien se enseña, sino sólo en las razones seminales. Sucede que los conceptos universales, cuyo conocimiento lo tenemos infundido naturalmente, son como el germen de todo lo conocido posteriormente. Pero, aunque las razones seminales las infundiera, pueden, sin embargo, pasar al acto lo que en ellas está original y virtualmente, mediante la acción de la virtud creada. 6. Ha de responderse que no se dice que el docente traspasa su ciencia al discípulo, como si produjera en el discípulo la misma ciencia numéricamente que hay en el maestro. Prodúcese, al contrario, en el discípulo, mediante la enseñanza, una ciencia semejante a la que existe en el maestro, educida de la potencia al acto, como se dijo en la solución del artículo. 7. Ha de responderse que, al igual que se dice que el médico causa la curación, aunque obra exteriormente, y que la naturaleza es la sola que actúa interiormente, así también se dice que el hombre enseña la verdad, aunque sólo la anuncia exteriormente, mientras que Dios la enseña interiormente. 12 8. Se responde que Agustín, respecto a lo que afirma en el libro De Magistro que sólo Dios enseña, no intenta excluir que el hombre enseñe exteriormente, sino afirmar que sólo Dios enseña interiormente. 9. Ha de responderse que el hombre puede llamarse con propiedad verdadero maestro, capaz de enseñar y de iluminar la mente, no porque infunda la luz en la razón, sino porque coadyuva a la luz de la razón para llevarla a la perfección de la ciencia por medio de lo propone exteriormente. Esto es lo que se expresa en Ef 3,8: A mí, el más pequeño de los santos, se me ha dado esta gracia de iluminar a todos, etc. 10. Se responde que la sabiduría es doble: la creada y la increada. Ambas fueron infundidas en el hombre, y, con su infusión, el hombre, adelantando, se hace mejor. Pero la sabiduría increada en modo alguno es mutable; cambia, en nosotros, la sabiduría creada accidentalmente; no en sí misma. Y es que ésta puede considerarse de dos modos. De un modo, en relación con las cosas eternas de las que se ocupa; en este sentido es totalmente inmutable. De otro modo, en relación con el modo de ser que tiene en el sujeto humano; en este sentido, al cambiar el sujeto, cambia accidentalmente, por pasar de tener la sabiduría en potencia a tenerla en acto. En efecto, las especies inteligibles, de que está constituida la sabiduría, son semejanzas de las cosas y, simultáneamente, formas perfeccionadoras del entendimiento. 11. Las especies inteligibles, de las que está formada la ciencia recibida por la enseñanza, se imprimen en el discípulo, de modo inmediato por el entendimiento agente y, de modo mediato, por el docente. Este, en efecto, propone los signos de las cosas inteligibles, de las que el entendimiento agente abstrae las intencionesinteligibles y las imprime en el entendimiento posible. En consecuencia, las palabras del maestro, sean oídas o leídas en sus escritos, causan la ciencia en el entendimiento, de la misma manera que lo hacen los objetos que están fuera del alma. De éstos, el entendimiento agente abstrae las especies inteligibles, si bien las palabras del maestro, por ser signos de las especies inteligibles, son una causa más próxima de la ciencia que los objetos sensibles existentes fuera del alma. 12. No es adecuada la semejanza entre el entendimiento y la visión corporal. La visión corporal no es una facultad comparativa que permita deducir unos objetos de otros, aunque es cierto que todos los objetos son visibles para ella, tan pronto como entran en su campo. Quien tiene, por tanto, potencia visiva, percibe todo lo visible, al igual que quien posee el hábito de la ciencia, puede pasar a considerar en acto lo que sabe. Por eso, el vidente no necesita que alguien lo estimule a ver, a no ser en el sentido de que otro le hace fijar su vista en algún objeto visible, sea con el dedo o de otro modo semejante. En cambio, la potencia intelectiva, por ser de naturaleza comparativa, deduce unas cosas de otras y, en consecuencia, no está en la misma situación respecto a todos los objetos inteligibles, y, así, ve instantáneamente cosas que son inmediatamente conocidas, en las que están implícitamente contenidas otras, las cuales sólo llega a entender con la ayuda de la razón, explicitando lo que está implícitamente en los principios. Por ello, antes de tener el hábito, está en potencia esencial, y no sólo accidental, para conocer esas cosas. Y necesita de un motor que, mediante la enseñanza, la reduzca al acto, como se dice en Physicorum VIII, mientras que no lo necesita quien ya conoce algo habitualmente. El maestro, consiguientemente, estimula el entendimiento a saber lo que enseña, haciendo las veces de motor esen- cial que hace pasar de la potencia al acto. En cambio, quien mues-" tra una cosa a la vista corporal, la estimula sólo como motor accidental, al igual que quien posee el hábito de la ciencia, puede ser estimulado por otro a actualizarla. 13. Toda la certeza de la ciencia deriva de la certeza de los principios, pues se conocen con certeza las conclusiones, cuando se las reduce a sus principios. Por tanto, si se sabe algo con certeza es en virtud de la luz de la razón, que es infundida interiormente por Dios y por la que Dios habla en nuestro interior; no, en cambio, por el hombre que enseña exteriormente, a no ser en el sentido de que el docente resuelve las conclusiones en los principios. Pero de él no recibiríamos la certeza de la ciencia, si no poseyéramos la certeza de los principios, en los que se resuelven las conclusiones. 13 14. Se responde que el hombre que enseña exteriormente no infunde la luz inteligible, sino que, en cierto modo, es causa de la especie inteligible, al proponernos ciertos signos de las intenciones inteligibles que nuestro entendimiento recibe de aquellos signos y que guarda muy dentro de sí. 15. Se responde que, cuando se dice "sólo Dios puede crear una forma en la mente", se entiende de su última forma, sin la cual se la considera informe, aunque posea otras muchas formas. La forma última es aquella con la que la mente se convierte al Verbo y a él se adhiere. Así es porque sólo por ella se dice que la naturaleza racional está informada, como claramente se afirma en Super Genesim ad Utteram de Agustín. 16. Se responde que la culpa está en la voluntad, en la que sólo Dios puede influir. Esto se verá luego, en el artículo siguiente. La ignorancia, en cambio, está en el entendimiento en el que puede influir un agente creado, al igual que el entendimiento agente imprime las especies en el entendimiento posible y, por este medio, las cosas sensibles y la enseñanza del maestro producen la ciencia en nuestra alma, como se dijo en la solución del artículo. 17. Se responde que sólo de Dios viene la certeza de la ciencia, como se dijo. El infundió en nosotros la luz de la razón, por la que conocemos los principios de los que deriva la certeza de la ciencia. Pero ello no obsta a que, en cierta manera, también el hombre cause en nosotros la ciencia, como se dijo en la solución del artículo. 18. Se responde que, antes de actuar el maestro, si se le pregunta al discípulo, responderá bien acerca de los principios merced a los cuales puede ser adoctrinado; pero no así acerca de las conclusiones que el maestro le enseñará. Sólo las conclusiones se aprenden del maestro; no los principios." 2.4. La educación como formación integral de la persona "Traductio et promotio prolis, usque ad perfectum statum hominis, inquantum homo est, qui est virtutis status.": Conducción y promoción de los hijos hasta el estado perfecto del hombre en cuanto hombre, que es el estado de la virtud (intelectual y moral). La educación, entonces, es un proceso orientado por el maestro y hacia el perfeccionamiento de la persona humana, es decir, hacia la realización plena de su ser racional y espiritual para que sea lo que debe ser: virtuoso y feliz. El perfeccionamiento del ser humano ha de hacerlo más virtuoso y esta ha de llevarlo a su razón de ser: la felicidad completa en su creador. En Tomás de Aquino no hay distinción entre la vida del ser humano y su dimensión trascendente. Por el contrario, la felicidad del ser humano es la mayor gloria de Dios. Por esto, lo que llamamos hoy 'formación integral de la persona' ya se avizoraba en el pensamiento tomista al explicitar la necesidad de educar armónicamente diferentes dimensiones del ser humano: la educación de la corporalidad, de la sensibilidad, de la racionalidad y de la libertad moral (virtud). Hemos visto cómo la educación para Santo Tomás se centra en la concepción del ser humano como persona10 y en el carácter integral de su formación. Por lo tanto, la formación integral de la persona es la esencia de la pedagogía tomista. Por pedagogía tomista podemos entender, entonces, la concepción de la educación integral de la persona fundada en el pensamiento de Tomás de Aquino. "Educar -para Santo Tomás- es la hermosa y necesaria tarea de abonar, regar y cuidar las “semillas de virtud”, naturales y sobrenaturales, presentes en cada niño. Ayudarle a fortalecer sus facultades intelectuales, volitivas y sensitivas; para que pueda usarlas en obras buenas. Porque educar el “estado de 10 Para profundizar en esto recomiendo el estudio de Eduardo Cárdenas sobre el Personismo Tomista. 14 virtud” es, cultivar el desarrollo integral e integrado del conjunto de virtudes necesarias para una vida buena: virtudes intelectuales, morales y teologales, integradas por dos virtudes principales: la prudencia y la caridad."11 2.5. El método tomista12 "Mucho habla a favor de Tomás el hecho de que considerase el espíritu de la disputatio precisamente como el espíritu de la propia universidad."13 Al revisar la forma como Santo Tomás expone su pensamiento vemos cómo se deriva de esta un método propio de reflexión y de aprendizaje. Incluso se podría decir, de auto-aprendizaje y de educación. Santo Tomás organiza sus Sumas en 'cuestiones' (Quaestio…) que son los grandes problemas teóricos de su época y que Santo Tomás enfrenta de una forma sistemática, analítica, crítica y creativa. Estas cuestiones se organizan, a su vez, en 'artículos' que son problemas particulares en los que se concretan las cuestiones y se dividen para su estudio ordenado. Cada artículo contiene: - Las 'dificultades' o problemas planteados al tema (Videtur quod sic… Videtur quod non…) - Los 'argumentos' a favor y en contra (Sed contra est…) - La 'respuesta' fundada en la filosofía de Aristóteles, el pensamiento de los Padres de la Iglesia y, finalmente, en la Sagrada Escritura (La Biblia). - Las 'soluciones' a cada uno de los argumentosen contra enunciados. De esta manera vemos cómo el método tomista se centra en la búsqueda de la verdad (facientes veritatem), enfrenta racionalmente los problemas que se le plantean (por arduos que sean), se desarrolla como un ejercicio riguroso y dialéctico de argumentación, y construye niveles superiores de racionalidad (verdades argumentadas). En el estudio juicioso de la forma como Santo Tomás enfrentó los grandes dilemas de su época el estudiante perfecciona su propia capacidad para analizar y argumentar, incluso contra su propio maestro. 2.6. El método de docencia: de la Lectio a la Disputatio14 La alta edad media se caracterizó por utilizar la Lectio y la Disputatio como métodos de enseñanza que fueron revolucionarios respecto del pasado y que permitieron sistematizar los estudios y hacer más rigurosa la investigación de los problemas de su época. La Lectio usualmente consistía en la lectura didáctica de un texto que previamente había escrito el maestro y que había sido corregido por otros. Por esto al profesor se le llama 'lector' y a la clase 'lección'. Esto obliga al maestro a sistematizar de forma clara su apropiación personal del pasado intelectual y evita la improvisación o la dispersión en lo accidental. Los textos estaban redactados de forma lógica de manera que se pudiera seguir el desarrollo de la argumentación y el estudiante comprendiera este 11 Mauricio Echeverría. La Renovación de la Pedagogía desde Santo Tomás de Aquino. 12 Al respecto recomiendo ver el estudio de Joaquín Zabalza: El método investigativo de Tomás de Aquino y el de José Sedano González: El método teológico de Santo Tomás. En la Revista Universidad de Santo Tomás. Volumen III. Enero – agosto de 1970. Números 7 y 8. Pág. 71 a 150. 13 Pieper, Josef. Filosofía medieval y mundo moderno. 14 Sobre el tema recomiendo ver: Los métodos pedagógicos de la universidad medieval de M.D. Chenu. En: - Rodríguez, Eudoro. Teoría y práctica pedagógica en Tomás de Aquino. USTA. Círculo de estudios E. Mounier. Bogotá. 2005. P. 25. 15 proceso. Los textos dan cuenta del debate que dio origen a la manera vigente de dar razón de la verdad. Esta es la forma de demostrar la racionalidad de la forma de pensar del maestro. Sobre lo leído el profesor hace anotaciones o 'glosas' al margen que van enriqueciendo y completando el texto. Ser profesor implica tener qué decir y "saber leer" en este sentido. En muchos casos la Lectio desembocó en la escritura por parte del estudiante sobre lo aprendido. Esto a manera de síntesis (súmulas) o de comentarios (los llamados "mamotretos" coloniales). Por supuesto, hubo momentos en los que la lectio se redujo a la repetición facilista de la autoridad de algún autor del pasado (del mismo Santo Tomás, por ejemplo) como si se tratase solo de reproducir una verdad dada y absoluta (lo que se llamó el Principio de Autoridad). Pero nada es más alejado de su espíritu, pues, el método tomista es antidogmático. Pero la lectura desembocaba en la Disputatio, en el debate sobre lo aprendido en los textos. Esta busca apropiarse y afianzar lo aprendido. Es el momento de la pregunta que cuestiona la explicación dada y de que se atiendan juiciosamente los problemas que se le plantean por medios de la claridad y la fuerza de los argumentos. Hay casos en los que entre la Lectio y la Disputatio hay otras prácticas educativas (la quaestio, la demostratio, la repetitio…) que complementan el sentido de estas didácticas, pero estas dos son las fundamentales. La disputa y el debate son, desde entonces, la esencia de la vida académica y universitaria. Se hicieron famosos los debates en la Universidad de París o las Academias en nuestra colonia entre los más brillantes intelectuales de la época. Estos lo son por que tienen algo original que decir y por que son capaces de atender a las objeciones que le plantean los mejores oponentes. Pero el rigor académico escolástico nos hace pensar tanto en nuestra incapacidad para dirimir racionalmente nuestras diferencias como en los problemas actuales de lecto-escritura, es decir, con la calidad con la que los seres humanos aprenden y leen su vida y la reescriben en función de su realización humana y espiritual. No se trata de idealizar o de repetir el pasado (que tiene aspectos que no se deben volver a dar) sino de aprender de el. No por que contemos hoy con mejores medios (los textos digitalizados, el hipertexto, la internet por ejemplo) se opera una mejor calidad de aprendizaje o se alcanzan los conocimientos pertinentes a nuestra época. El asunto está en plantearnos cuáles son los medios y conocimientos necesarios para la búsqueda de la verdad que necesita el ser humano hoy. 2.7. La virtud de la estudiosidad El espíritu del método tomista es la búsqueda rigurosa de la verdad que lleva a la virtud y a la felicidad definitiva en Dios (la realización de la perfección). Por esto el estudio, así entendido es una virtud: la "estudiositas". La virtud de la estudiosidad se ocupa del deseo de conocer: su objeto es el conocimiento. Pero más que una virtud intelectual es una virtud moral: "… Santo Tomás, al considerar el impulso de la naturaleza humana hacia el conocimiento, inmediatamente comprendiera que es menester una virtud moral que lo regule en orden al fin último, igualmente alejada de la negligencia y de la vana curiosidad. Esta es, por eso, la virtud del pensador y 16 especialmente, del pensador cristiano que, como tal, mira y debe mirar hacia la Verdad vivificante. La estudiosidad no es, pues, una virtud intelectual (como la ciencia) ordenada a la búsqueda y contemplación de la verdad, sino virtud moral que tiene por objeto el apetito de conocer, o si se prefiere, el conocimiento. En tal caso, se refiere al acto de aplicación vehemente de la mente a algo (STh. II.II. 166, 1.), que es el acto propio del espíritu. Santo Tomás emplea el término en su sentido preciso (vehementem applicationem mentisalaliquid) puesto que el verbo studeo (del griego stoudéo) significa estudiar, esto es, aplicarse a, ocuparse seriamente de, entregarse a, trabajar con empeño… sostiene Santo Tomás "la estudiosidad se dice propiamente del conocimiento". Es decir, es la materia propia de la estudiosidad y como tal, se opone a una cierta pasión desordenada por el conocimiento como conocimiento; o lo que es lo mismo, pasión no por la verdad sino por el deleite del mero conocer transformado en fin de sí mismo."15 La estudiosidad es una virtud moral por lo que "… es parte potencial de la templanza, pero también está comprehendida bajo la modestia, porque el estudioso debe moderar el movimiento del espíritu hacia la propia excelencia…". "Por un lado, el apetito de conocer corre el peligro de perseguirse a sí mismo, por así decir, desenfrenado tras el mero gozo de conocer, la estudiosidad lo refrena, por otro lado, mis vacilaciones, mis limitaciones físicas dependientes de mí complexión corporal, mi tendencia al menor esfuerzo, obnubilan el ánimo arrastrándolo hacia la negligencia y el abandono. La estudiosidad supera estos obstáculos y azuza el ánimo."16 Santo Tomás mismo es ejemplo de estudiosidad: una vida en decidida y constante "aplicación de la mente" a la búsqueda de la verdad. No por soberbia como por ser alimento para el espíritu y vivencia de la virtud: "… otro aspecto de la estudiosidad, es la civilidad, 'la actitud de la persona es muy importante en primer lugar como signo de su propia dignidad, en seguida por el respeto que debe a quienes lo rodean: esta es la ciencia del buen comportamiento tanto en los ademanes y en la presentación como en la manera de tratar los diversos asuntos con los demás'. La presentación exterior, según S. Tomás, será solamente un reflejo del estado interior; en otras palabras, nuestro aspecto, nuestro comportamiento y nuestras actitudes mostrarán qué tan bien o mal se encuentra nuestra alma,“de la abundancia del corazón habla la boca” (dicho popular)."17 2.8. El tomismo en América "Así, en la América Latina de la Colonia se dan tres escuelas rivales, ellas son las que configuran la escolástica latinoamericana: la tomista, seguida por los dominicos, mercedarios, agustinos, carmelitas y la mayor parte de los clérigos diocesanos; la escotista, seguida por los franciscanos, y la suareciana, seguida por los jesuitas. Ejemplos de estas escuelas en América Latina son: tomistas, Alonso de la Vera Cruz y Tomás de Mercado; escotista, Alfonso Briceño y Francisco Acevedo; suarecianos, Diego Jos, Abad y Francisco Xavier Alegre. Entre ellos se dan, igual que en Europa, acres polémicas, a veces por cuestiones de detalle. La degeneración de las discusiones hizo que la escolástica se hundiera en una decadencia muy fuerte, sobre todo cuando llega la filosofía moderna. A finales del siglo XIX, con el papa León XIII, surge la neoescolástica, sobre todo el neotomismo."18 De acuerdo con el P. Mauricio Beuchot, O.P.19 la filosofía tomista en América se aplicó a problemas del nuevo mundo. Tuvo tres épocas: 15 Frailes de la Orden de Predicadores (Colombia). La estudiosidad y la vida espiritual. http://www.opcolombia.org/regensstudiorum/estuespiri.html - Agosto de 2003. 16 Frailes de la Orden de Predicadores (Colombia). La estudiosidad y la vida espiritual. http://www.opcolombia.org/regensstudiorum/estuespiri.html - Agosto de 2003. 17 Abascal Olascoaga, Luz del Carmen. La Templanza según Santo Tomas de Aquino. http://www.autorescatolicos.org/luzcarmenabascalla.htm 18 Elaborado por Mauricio Beuchot, O.P. y tomado de: http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/escolastica.htm 19 http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/filosofia_colonial.htm 17 En la época humanista (XVI – XVII) autores como Bartolomé de las Casas lo usan para defender la dignidad de los indígenas frente a la conquista europea. En la época barroca (XVII – XVIII) se formalizó su estudio sistemático en las nacientes universidades y entra en contacto con el hermetismo y las ciencias en Europa. Ejemplo de ello puede ser Sor Juana Inés de la Cruz. La época moderna (XVIII – XIX) establece la relación del tomismo con la filosofía europea del momento (racionalismo y empirismo) y las ideas de la Ilustración. Ejemplo de ello pueden ser el P. Félix Varela y José Félix de Restrepo (Colombia). 2.9. La Ratio Studiorum20 “Con el texto final de la Ratio Studiorum se oficializaba el primer sistema educativo que existió en el mundo occidental y cuyos logros le han dado a la educación de la Compañía de Jesús un renombre y un puesto significativo entre los educadores. Es famoso el comentario de Francis Bacon, distinguido filósofo inglés, sobre la pedagogía de los jesuitas en el siglo XVII: ‘En cuanto a la pedagogía la regla más corta es esta: consulte a los Colegios de los Jesuitas; nada mejor se ha realizado en la práctica educativa’.”21 "Ratio Studiorum se denominó la ordenación de los estudios desarrollada por la Compañía de Jesús." Esta se convirtió en la más importante pedagogía occidental moderna y en la aplicación pedagógica más sistemática del tomismo a la vida académica colonial. De aquí su importancia para la formación de la mentalidad escolástica colonial y para la explicación de su influencia en la mentalidad actual. En la primera edición de la Ratio Studiorum (1599) se habla de ella como el “Método y Programa de los Estudios”. Por esto, algunos la reducen a un plan de estudios pero, con el tiempo, se fue consolidando como una pedagogía (como la llamaremos hoy) en cuanto que dispone de una fundamentación antropológica (basada en el humanismo cristiano contrarreformado), desarrolla una forma de explicar la educabilidad del ser humano (el ‘modo’ jesuítico de proceder) y explicita una didáctica que se desprende de ella. Didáctica derivada de la experiencia académica de San Ignacio y que resume los mejores métodos de estudio de la época. La Ratio Studiorum está estructurada en 30 conjuntos de reglas y normas que desarrollan minuciosamente cómo debe formarse un estudiante de un Collegium22. Para esto, determina los deberes de los responsables (comenzando por los del superior provincial, pasando por los de los profesores hasta llegar a los de sus ayudantes), enumera las actividades académicas y lúdicas cotidianas del colegio y explicita, lo que llamaríamos hoy, los criterios de evaluación de los procesos de formación. Procesos estos que podemos llamar ‘integrales’ pues abarcan tanto lo académico y espiritual, como la formación del carácter, lo moral, lo lúdico, lo corporal, lo social, lo estético, etc. Recordemos que la finalidad de la Compañía de Jesús para asumir la educación era el lograr la formación en “virtud y letras” que hoy llamamos “Formación Integral”. 2.10. El neotomismo hoy A finales del siglo XIX el papa León XIII busca revitalizar el tomismo por medio de la encíclica Aeterni 20 Al respecto recomiendo ver mi artículo: Implementación de la Ratio Studiorum en el Colegio de San Bartolomé. Revista Theologica Xaveriana. N° 152. Octubre – diciembre. Año 54/4. Pág.: 651- 677. 2004. 21 Vásquez Posada S.J., Carlos. LA RATIO: sus inicios, desarrollo y proyección. Tomado de: http://www.puj.edu.co/pedagogia/documentos/desarrollos.html 22 Este concepto abarca desde la enseñanza de las "primeras letras" hasta la formación "universitaria" doctoral. 18 Patris (1879), "en la que recomendaba el estudio de la filosofía de Santo Tomás en el mundo intelectual católico"23 por medio de la integración de la ciencia y la filosofía contemporáneas. Obra que fue liderada por la Universidad de Lovaina. Líderes representativos entre nosotros de este propósito son Octavio Nicolás Derisi (Arg.) y Rafael María Carrasquilla (Col.) a comienzos del siglo XX. La "vuelta a Santo Tomás" fue interpretada por muchos como la reimposición de un dogma y llegó a tener consecuencias funestas para la intelectualidad. Baste recordar la guerra civil española o la dictadura de la Rojas Pinilla en Colombia. Sin embargo, entre muchos otros, hay que hacer especial reconocimiento al trabajo de: Enmanuel Mounier (Francia, 1905 - 1950) 24 y su propuesta del personalismo comunitario que tanto ha influido en la fundamentación antropológica de muchos proyectos humanizantes. Se dice, por ejemplo, que la Constitución colombiana (1991) y su Ley General de Educación (1994) son personalistas por la concepción implícita que tienen del ser humano. Bastaría hacer un conteo de las veces que se hace referencia a la 'persona', como categoría. Otro tanto se puede decir de los proyectos educativos (PEIs) que se centran en la formación integral de la persona como propósito fundamental. Bernard Lonergan, S.J. (Canadá, 1904 - 1984) tiene una influencia significativa hoy en el mundo de la economía, la filosofía (Insigth) y la teología (El Método). Mauricio Beuchot, O.P.25 (México, 1950) (Dominico, profesor – investigador de la UNAM) es un estudioso del papel del tomismo en América Latina y ha propuesto la "hermenéutica analógica" como alternativa de pensamiento a nuestra problemática.26 Su propuesta abre un tipo de diálogo filosófico que busca "restablecer puntos de contacto y descubrir convergencias" que "rompan la incomensurabilidad y el relativismo para dar franca oposición al silencio, la falta de compromiso y la intolerancia." Por esto, hay que abordar las necesidades humanas concretas y del estado de los derechos humanos entre nosotros (iusnaturalismo contextualizado). En muchos sitios, un tomismo crítico, contextualizado y renovado ha significado la defensa y promoción de la dignidad humana contra la deshumanización. 3. RETOS DE LA PEDAGOGÍA TOMISTA HOY "En el s. XVI aparecen losgrandes comentaristas del sistema tomista: destacan, aparte de Tomás de Vío (el cardenal Cayetano), los españoles Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Melchor Cano y Domingo Báñez. En los s. XVIII y XIX surge el neotomismo, filosofía teológica que el papa León XIII, en la encíclica Aeterni Patris, de 1879, considera como la filosofía adecuada para expresar la fe católica. En esta misma encíclica el papa proclama que la filosofía debe ser cultivada «ad mentem sancti Thomae», siguiendo a santo Tomás; a partir de este momento, el tomismo es considerado la doctrina oficial de las escuelas católicas: la que se enseñaba, o enseña, en los seminarios, colegios eclesiásticos y universidades católicas, y Tomás de Aquino, el «doctor común»."27 "Inspirada finalmente en la antropología escolástica y tomista la pedagogía católica orientó oficialmente la mentalidad educativa colombiana hasta 1930 y cimentó el pensamiento educativo actual. Tal ha sido su 23 Tomado de: http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/neotomismo.htm 24 Para profundizar en el tema recomiendo ver mi trabajo: El ser humano como persona en comunidad en E. Mounier. Trabajo de grado en Filosofía. Universidad Javeriana. Bogotá. 1995. 25 http://ensayistas.org/filosofos/mexico/beuchot/introd.htm 26 El XI Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana (Bogotá, 2007) se dedicó al tema y beuchot fue su protagonista. 27 Diccionario de filosofía en CD-ROM. Herder. Barcelona. 1996. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. 19 influencia en la mentalidad educativa colombiana que podemos decir que no hemos hecho más que una interpretación escolástica de las nuevas corrientes educativas que se han dado en Colombia, incluso de las más alejadas de la religión. Colombia a finales del siglo XIX era un país católico, conservador y cerrado en sí mismo, producto de la reacción de los regenerados contra los gobiernos liberales. Es un país 'mojigato y rezandero' dirigido ideológicamente, en últimas, por los jerarcas de la Iglesia. Mientras, que el pueblo colombiano se explica el sentido de la realidad desde su ‘fe de carbonero’. Acudimos a la hegemonía del pensamiento de la regeneración con el proyecto del partido conservador fundado en la neoescolástica. Proyecto que se oponía a los abusos del radicalismo liberal y que quedó definido en la Constitución de 1886. Ésta organizó el país alrededor de un Estado central fuerte y del poder moralizador de la religión católica. La Constitución del 86 nos convirtió en un país confesional católico. Partía del supuesto de que la fe católica era ‘el elemento esencial del orden público’. De esta manera, comenzó una política centralista de la educación, volvió la intervención de la Iglesia en educación pública y se reconoció a la neoescolástica como el pensamiento oficial del Estado. Hechos que reforzaron el afán de institucionalización de la ‘mentalidad conservadora’ del pueblo colombiano. También, por esta razón la libre expresión del pensamiento llegó a confundirse con una actitud antireligiosa y, en cierto momento, atea. Atacar el Estado se confundió con atacar a la Iglesia y viceversa. Por Pedagogía Neoescolástica o Católica entendemos el proyecto educativo que se deriva del tomismo y, más particularmente, de la escolástica renovada en el país. Este proyecto se concreta en un conjunto de saberes y prácticas que se inspiraron en la educación católica, en general, y en obra educativa de Juan Bautista de la Salle, en particular. Su representante más destacado en el país es Martín Restrepo Mejía. Su obra principal son los Elementos de Pedagogía (1892). Se podría decir que este texto es el documento clave de la educación católica en Colombia. El Estado, sobre todo durante la hegemonía conservadora, financió en varias oportunidades estas escuelas e internados y sus profesores, en buen número, fueron educadores no religiosos que asimilaron la Pedagogía Católica… Se ha visto como la Iglesia ha tenido una influencia significativa en la historia de la educación colombiana, la forma como la educación católica llenó la mayor parte de las expectativas educativas nacionales hasta al siglo XX y la manera como la neoescolástica más que un método, una orientación educativa o un sistema de enseñanza es una pedagogía que se volvió forma de vida. Estilo de vida que ha marcado esencialmente el modo de ser nacional. La pedagogía tomista y neoescolástica usualmente se ve calificada peyorativamente como ‘educación tradicional’. Así se le suman todos los errores que se quieren evitar, pues, no se ha hecho de ella una valoración crítica que permita identificar sus límites y posibilidades en y para la educación colombiana. También, porque no sabemos qué tanto dependemos de ella en cuanto proyecto de nación. Hay que rescatarle a la pedagogía neoescolástica el hecho de haber formado un alto concepto de dignidad humana en la conciencia nacional y la formación de los hábitos básicos y de la disciplina, sobre todo en las clases populares. Por otro lado, fruto de la práctica de la caridad cristiana y del asistencialismo de la Iglesia se educó en la pedagogía neoescolástica a muchos colombianos pobres. De esta forma, la educación católica ha llenado el vacío que ha dejado el Estado en la educación del pueblo colombiano. Pero esta situación también propició la educación para las diferencias sociales. Una era la educación que la Iglesia le daba a las clases pudientes y otra a la mayoría pobre, pero, las dos abogaban por el mantenimiento del ‘orden social’. A veces las primeras financiaban las segundas y de esta manera se hacía caridad cristiana pero no justicia social. 20 En la pedagogía neoescolástica se educaron grandes humanistas y personalidades. Fruto de la educación neoescolástica de comienzos de siglo XX se formó una élite culta en los clásicos que lograron el reconocimiento de Colombia como la ’Atenas suramericana’ aunque, a la par, se mantenía un alto índice de analfabetismo rural. En la mentalidad neoescolástica se formó a la mayoría de los educadores colombianos, con todas sus implicaciones. Por esto, la neoescolástica es la mentalidad dominante en el pensamiento educativo colombiano, incluso hasta hoy como se verá. Esta fuerte influencia se refleja claramente en la comprensión de la dignidad de la labor del educador. Por un lado, la que se da el educador a sí mismo y, por el otro, la que se deriva del reconocimiento social del trabajo de los educadores. Desde el escolasticismo, del que partimos y en el que estamos ubicados ideológicamente, se ha hecho una interpretación maniquea de la pedagogía, que ha idealizado lo foráneo y ha satanizado la educación tradicional. Por esto, no se han valorado suficientemente las corrientes educativas que han llegado al país ni la herencia que nos ha legado la tradición educativa. La mayor parte del siglo XX la educación colombiana ha tratado de separarse del legado escolástico y de la influencia de la Iglesia. Pero, paradójicamente han sido los colegios religiosos y/o la educación privada, la mayoría de ellos de inspiración cristiana (neoescolástica), los que han estado, en buena parte, a la vanguardia en la implementación de innovaciones pedagógicas, tecnológicas o de la gestión escolar. Es la educación privada (la mayoría de ella de carácter católico) la que lidera la calidad educativa nacional (si nos atenemos a las evaluaciones oficiales)."28 A MODO DE CONCLUSIÓN: La educación tiene la facultad privilegiada de intervenir en la transformación del ser humano y de hacer realidad el poder emancipador de la teoría filosófica y pedagógica. De aquí su importancia en nuestro contexto, en el que está en más grave riesgo la dignidad humana. Hemos visto cómo el tomismo influye hoy, más de lo que usualmente creemos, en nuestra manera de dar razón de nosotros mismos: cristianismo, escolástica,
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