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Castillo interior Resumen

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XII Encuentro con la Mística Carmelitana
Escuela de la Mística Carmelitana 
Lugar de encuentro, entre el cielo la tierra.
Ponente: Elena Briceño.
Bibliografía: Antonio Mas Arrondo, "Acercar el Cielo" Itinerario espiritual con Teresa de Jesús. Editorial SAL TERRAE. Santander.
Introducción
Sugerencias para entender el itinerario. Santa Teresa de Jesús había alcanzado su madurez espiritual y, había atravesado la mitad de su vida, cuando escribió "Las Moradas del Castillo Interior". Con un dominio de la pluma maravilloso, alcanza su obra maestra, según ella, "una joya" que aventaja al Libro de Vida. Es la obra donde se encuentra, toda la experiencia y doctrina teresiana.
Santa Teresa, comenzó a escribir por obediencia a sus superiores. Da inicio a la obra el día 2 de Junio de 1577 y concluye el 29 de Noviembre del mismo año, en San José de Ávila. Tiempo muy corto, para la obra cumbre de la mística Cristiana; sin duda alguna, el Espíritu Santo la acompañó con sus dones y carismas, en su género literario...
Dos preocupaciones tenía la santa en ese momento: El descubrimiento de América y la división de la Iglesia, por los protestantes. Se dedicó a fundar monasterios, a la vida de oración y a dejar constancia de su amor a Dios, a través, de sus escritos; quería que les sirvieran a las personas que llenaran sus conventos y, trascendieran más allá de sus muros. Deseaba "allegar" almas a Dios.
Teresa narró lo que vivió, por eso es una "Mistagoga," se base en su experiencia personal de amistad con Dios, y lo que El hace en su camino de interiorización, hasta llegar a la perfección Cristiana.
¿A quiénes va dirigido este libro?
A todas las personas con hambre y sed de Dios, que buscan en medio de los avatares de la sociedad donde se desenvuelven, un espacio para cultivar las virtudes, valores humanos y espirituales. Cada uno, (Una) será un caminante que según sus necesidades, buscará de la mano de Dios y santa Teresa, una vida digna de alcanzar a través de Las Moradas, el Matrimonio Espiritual con el Amado.
¿Qué se presenta en el Castillo Interior?
"Una manera de interpretar el Evangelio de Jesucristo, como una historia de seguimiento y progresivo acercamiento a su Persona desde lo más profundo del ser humano."
¿Qué reproducen las siete moradas?
"Los grandes siete hitos que debieron recorrer los discípulos de Cristo desde que fueron llamados por El hasta que volvieron a encontrarse tras su Resurrección, cuando fueron enviados a su misión."
¿En qué consiste la originalidad teresiana?
Consiste en haber extraído de los evangelios los siete momentos culminantes de la relación entre Jesucristo y los discípulos y haber experimentado ella misma esos pasos milenio y medio después de los hechos."
La eficacia del Castillo, se centra en esta condición: La relación personal entre Cristo y la persona.
"El desarrollo de la relación contiene siete momentos:
- Las primeras moradas demuestran que toda persona está llamada a vivir en comunión con Dios, por haber sido creada a imagen y semejanza suya.
- En las segundas moradas, Jesucristo llama personalmente a un grupo de personas a conocerlo y seguirlo.
- En las terceras, los discípulos deben decidir seguirlo totalmente, con perfección.
- En las cuartas los conduce al Tabor para que descansen, descubran su gloria y se preparen para lo que va a acontecer.
- Las quintas moradas reproducen, por una parte, la muerte de Cristo en la cruz y, por otra, la necesaria muerte del hombre a sí mismo.
- Después de participar en la muerte de Cristo aprenden a amar; éste será el objeto de las sextas moradas.
- En las séptimas participaremos de la resurrección del Señor y, por tanto, de la nuestra. quedando preparados para ser eficaces en la acción, convertidos
en colaboradores del Crucificado y Resucitado."
¿Quién será el centro del itinerario?
El centro será Jesucristo.
¿De cuántos apartados consta cada morada?
De cinco apartados.
- Dios.
- Jesucristo.
- Forma de oración.
- Cambio personal.
- Acción.
¿Qué aprenderemos en cada morada? 
Relación con Dios y Jesucristo.
Formas de oración.
Virtudes.
Acción-pautas.
En resumen: El itinerario tiene dos actores principales, Dios y el hombre, como vínculo de amor entre los dos está Jesucristo, camino para llegar al Padre.
La oración es la puerta para entrar al Castillo; cualquiera de ellos que fallara, se viene abajo toda la edificación.
Dios: Misterio
Hombre: Antropología
Oración: Puerta, unión con Dios Trino.
¿Qué nos recomienda santa Teresa? Da algunas valiosas recomendaciones que serán luz y guía, en el transcurso del camino. Son, a saber:
"Pongamos los ojos en Cristo" (M 1.2.11).
"Poned los ojos en el centro" (M 1.2.8)
"Los ojos en el verdadero y perpetuo reino que pretendemos ganar" (V 15.11).
¿Qué nos recomienda la santa para visitar cada morada? Nos da una un importante consejo: "No la arrincone ni apriete (Al alma). Déjela andar por esta moradas, arriba y abajo y a los lados, pues Dios le dio tan gran dignidad. No se estruje en estar mucho tiempo en una pieza sola) (cf. M 1.2.8) Nos muestra un recorrido hecho en clave de libertad, hasta alcanzar el esquema de profundización, planteado en las moradas.
Primeras Moradas 
Fuerte llamada a vivir con Dios
En estas Moradas se debe hacer un examen de conciencia profundo. Es la praxis agustiniana del "noverim me", conózcame a mí y, la clásica formula del conócete a ti mismo.
"Si alguien me ama cumplirá mi palabra mi Padre lo amará, vendremos a él y haremos morada en él." (Jn 14,23)
La decisión de entrar en esta Morada la debemos hacer sin ningún temor, ya que no se exigen requisitos especiales, sólo el deseo de llevar una vida más espiritual.
Estas Moradas son las del misterio de Dios. Un Dios que se comunica con las personas, por haber sido creadas a su imagen y semejanza. En estos primeros pasos por la espiritualidad y, con santa Teresa como maestra y guía habrá que preguntarse, sobre cuál es la imagen que tenemos de Dios. Así mismo, nos dejaremos seducir por Jesucristo, para que nos revele la verdadera imagen del Dios Cristiano.
En las primeras Moradas, aprenderemos los elementos de la oración de una manera sencilla y fácil de practicar. Aqui se tratan dos virtudes: Austeridad de vida y conocimiento propio.
Los actores del itinerario: Dios y el Hombre. En un segundo plano el demonio.
Moradas de la unidad de Dios.
¡Qué aspectos veremos en esta Morada? "El misterio de un ser superior a nosotros, al que llamamos Dios, la posibilidad de que haya querido entablar comunicación con el hombre mediante la revelación, y la posibilidad también de adjudicar a Jesucristo la condición de mediador de esta revelación, serán los aspectos que veremos en estos primeros pasos de la vida espiritual."
¿Quiénes visitarán estas Moradas? "Todos los seguidores del itinerario, al necesitar recurrir siempre a la oración vocal y litúrgica. Todos los días vendremos a ellas a conocernos mejor, hasta dejar caer las máscaras con que habitualmente paseamos por la vida. Incluso los habitantes de las séptimas moradas deberán recurrir a diario al conocimiento de si mismos en las primeras. También cuando nuestro comportamiento perjudique a otros o entremos en crisis de fe."
A continuación, veremos las cinco habitaciones de estas moradas:
1.- Un Dios deseoso de comunicarse con el hombre. ¿Quién es Dios para santa Teresa? Es un misterio de comunicación y amor deseoso de relacionarse con las criaturas, las cuales son capaces de entenderlo por haber sido creados a su imagen y semejanza."
¿Qué muestra el Castillo Interior? "Muestra de qué manera ha sido posible la comunicación de Dios con una persona." Para comenzar el itinerario, es Dios mismo quien introduce al caminante por su gratuidad en su presencia.
¿Qué afirman las primeras moradas? "Comienzan afirmando la posibilidad de una relación con Dios, y las últimas la verifican y confirman:
"...nos hará ver que es posible en este destierro comunicarse un tan gran Dios con unos gusanos tan llenos de mal olor;
y amar una bondad tan buena y una misericordia tan sin tasa."(M 1.1.3)
El proceso de la vida espiritual se enraíza en esa misericordia tan sin tasa, Dios no pone límites a su amor.
En esta habitación hemos de preguntarnos, si estamos dispuestos a abrirnos a la gracia de la comunicación con Dios.
IMAGENES DE DIOS "La idea de Dios que llevamos dentro puede ir acompañada de expectativas, determinaciones, proyecciones, etc. Nuestra idea de un ser superior a nosotros la elaboramos dentro de la Iglesia, por la fe recibida de nuestros padres, o al margen de la imagen transmitida por la Iglesia, porque la elaboración de la imagen tiene que ver con el trasfondo de experiencias vividas. De todas la imágenes elaboradas en el Antiguo Testamento, los cristianos pensamos que la mejor y más auténtica nos fue legada por Jesucristo, y que la Biblia ha sido el maco pedagógico en el que se fue fraguando hasta la culminación en Cristo."
¿Cómo fue la experiencia de Teresa?
"La idea de Dios fue evolucionando, pasando de un Dios lejano que provocaba temor, al Dios de Jesucristo, y de ahí al Dios Trinitario. La primera imagen que recuerda la denomina de "temor servil." De ahí evolucionó hasta alcanzar la imagen de Dios misericordioso. Pasó del temor al amor. Después fue revestido con los calificativos designados a los caballeros de esa época: Rey, Señor, Su Majestad, etc."
"...por ruines e imperfectas que fuesen mis obras, este Señor mío las iba mejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecados luego los escondía. Aun en los ojos de quien los ha visto, permite su Majestad se cieguen y los quita de su memoria. Dora las culpas. Hace que resplandezca una virtud que el mismo Señor pone en mí casi haciéndome fuerza para que la tenga." (V 4.10)
¿Qué debemos aspirar? A esta imagen de un Dios misericordioso que, está presente en todas las manifestaciones de nuestra vida, que actúa a través, del amor.
El cambio de una imagen a otra debemos hacerla en estas moradas.
En consecuencia debemos preguntarnos:
1.- Cuál es mi imagen de Dios?
2.- Qué experiencias la acondicionan?
2. El Dios de Jesucristo
El seguimiento de Cristo exige radicalidad. Para avanzar en este itinerario espiritual propuesto por santa Teresa, debemos aceptar en estas primeras moradas,
la idea de que sea propiamente Jesucristo, quien nos vaya llevando hacia la verdadera imagen de Dios.
Si aceptamos la propuesta, nos podemos considerar dentro del cristianismo. Tanto el Evangelio como la Santa nos lo dicen: Jesús es el camino, la verdad y la vida, y nadie va al Padre sin El (M 2.1.11) El es nuestro Salvador (M 1.2.4) En El ponemos los ojos al comenzar el itinerario espiritual (M 1.2.11)
3. La oración vocal.
Para Teresa la oración es una condición dispensable, para poder entrar en el Castillo: "A cuanto yo puedo entender, la puerta para entrar en este Castillo es la oración" (M 1.1.7; C 21.6) Es el puente por el cual, se relaciona Dios con la persona. La oración es relación de amistad con Dios. "Esto exige un tiempo de silencio diario para darle a Dios la oportunidad de hablar y, a nosotros de escucharlo". En medio de tanto ajetreo, debemos tomar un tiempo para entrar en el mundo de la oración con firme decisión.
Aquí nos da la santa una pauta muy clara:
"...los que quieren ir por el y no parar hasta el fin, que es llegar a beber de esa agua de vida, cómo han de comenzar, digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabajase lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda en el mundo." (C 21.2).
A solas y en silencio rezamos con los labios y con el corazón algunas de las oraciones fundamentales para los cristianos: Un Avemaría, el Credo, el Gloria, el Rosario etc."
"De todas las oraciones recibidas, la más importante es, sin duda, el Padrenuestro, por ser la que nos enseñó el mismo Jesús. Dicha con los labios y el corazón, libres de otras preocupaciones, conscientes de la Persona a quien nos dirigimos, puede llevarnos a intensos momentos de oración e incluso d contemplación (cf. C 23.2; C 25.1).
Al comienzo del itinerario no será fácil tener espacios de sosiego, por estar envueltos en muchas emergencias...estaremos llenos de ruidos y obstáculos (Sabandijas que entran en el Castillo", como dirá la Santa). De todas formas, no debemos frustrarnos por eso, debemos seguir adelante con fe y entusiasmo.
"Venga lo que viniere, no ha de tornar atrás (...) Si no nos dejamos vencer saldremos con la empresa" (C 23.5)
4. La persona: un castillo habitado
"Trataremos de entrar en el Castillo, en nosotros mismos, huyendo de la periferia y de la vida superficial para descubrir la importancia de la creación a imagen y semejanza de Dios. El itinerario teresiano se sustenta sobre una concepción altamente positiva del ser humano."
En esta instancia veremos dos virtudes: La pobreza y el conocimiento propio.
Desde las primeras moradas a las terceras, están el bloque de las moradas ascéticas, porque hay más esfuerzo de la voluntad del caminante. Las cuartas son el puente entre las ascéticas y místicas, que son las quintas, sextas y séptimas.
Santa Teresa no sabía como explicar la hermosura del alma, por eso usó la alegoría del Castillo.
El texto de las Primeras Moradas marca la dirección de nuestro camino:
"...considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice él tiene sus deleites. Pues, ¿qué tal os parece que será el aposento un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad" (M 1.1.1).
"La bondad y hermosura del ser humano, su capacidad para entender la comunicación de Dios, encuentra su fundamento, según Teresa, en haber sido creados a su imagen:
"...pues él mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza. Pues si esto es, como lo es, no hay para qué nos cansar en querer comprender la hermosura de este castillo; porque que hay la diferencia d él a Dios que del criador a la criatura, pues es criatura, basta decir su Majestad que es hecha a su imagen, para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima" (M 1.1.1).
Teresa utiliza el verbo "criar" y no "crear." "Dios nos crea criándonos, en ningún instante nos deja de la mano ni nos deja de criar. Más aún, el haber sido creados y criados a imagen de Dios genera un dinamismo. Puede que un ejemplo nos ayude: Según el cristianismo, somos personas humanas desde el mismo momento de la concepción; nacemos personas, pero el tiempo y el entorno, la educación, la familia, etcétera, nos van haciendo más personas. Seremos lo que ya somos desde el inicio, desarrollaremos lo ya dado. En la vida espiritual sucede lo mismo, somos imagen y semejanza de Dios, y hemos de llegar a serlo plenamente. El habitante de las primeras moradas introduce con Teresa en su vida esta idea: Soy imagen de Dios, he de llegar a serlo plenamente; el itinerario me servirá de guía para llegar a ser del todo lo que ya soy en esencia."
1._La virtud de la pobreza
Teresa aconseja tener una virtud que prevalezca sobre las demás: La austeridad de vida.
"La virtud de la pobreza forma parte constitutiva de nuestro itinerario espiritual, en primer lugar, porque hay pobres en el mundo (Este camino espiritual no despegará jamás los pies del suelo); en segundo lugar, porque Jesucristo nació y murió pobre; en tercer lugar, porque la historia de la Iglesia está plagada de ejemplos de quienes hicieron de la pobreza virtud, un modo de vida en el seguimiento de Cristo, como los principales referentes de santa Teresa: San Francisco de Asís y santa Ana."
"Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa, sino en el portal de Belén adonde nació y la cruz adondemurió" (C 2.9) Santa Teresa la llamó: "Santa pobreza," y pensaba que, daba una total libertad, "es un señorío grande" (C 2.5).
La pedagogía de Dios empieza abajo (Flp 2), "levanta al pobre."
En una sociedad (Mundo) que busca el poder, la riqueza, el estatus, el placer, la buena vida etc., cómo puede interpretarse esta propuesta de Teresa, a vivir en clave de austeridad?
"La virtud de la pobreza no solo implica un comportamiento exterior, sino también interior (C 2.3). Abarca moderar el pensamiento y las ambiciones de cualquier tipo" (C 2.8).
2._ El conocimiento propio
Teresa nos dice que, debemos conocernos como herramienta indispensable para entrar en el Castillo: "Es gran cosa el propio conocimiento" (M 1.1.8), "es el pan con que todos los manjares se han de comer" (V 13.15), "No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no nos entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos" (M 1.1.2).
El caminante por estar acostumbrado a vivir en la periferia de la vida, ha llegado a desconocerse de una forma peligrosa. El camino teresiano intenta situarnos en la realidad, sin máscaras. Con máscaras no hay quien nos quiera como somos, es una barrera. Teresa quiere que yo sea yo..."solo aquel que se conoce verdaderamente, sin falsedades ni máscaras, sabe la realidad de sí mismo" (M 1.2.8; V 13.15) "Y tened este cuidado: que en principio y fin de la oración, por subida contemplación que sea, siempre acabéis en propio conocimiento" (C 39.5).
Para encontrar nuestro camino en la vida, debemos tener como una herramienta muy importante y necesaria el conocimiento propio
5. Acciones que realizar:
Una vida llena de sentido frente al misterio del mal.
Paulatinamente iremos cambiando nuestro mundo interior, a medida que vayan creciendo en nosotros las virtudes señaladas; las acciones que realicemos se encargaran de transformar, el mundo exterior.
El proceso de cambio tiene un enemigo, el demonio que tratará de llevarnos hacia las consecuencias más graves, como es el pecado mortal.
La austeridad de vida, el conocimiento propio, la oración el cambio de esquemas...serán casi imperceptibles en nuestra cotidianidad. Aparentemente, todo sigue igual, pero habrá una diferencia muy importante: El sentido religioso, irá llenando nuestra vida.
El demonio "Se ha dicho con razón que la obra teresiana es una epopeya, un camino de encuentro con Dios repleto de dificultades por culpa de los demonios... Teresa los ve, los ahuyenta con agua bendita, los llama "negrillos", incluso nos advierte que el olor a azufre es síntoma de su cercanía, y con frecuencia nos dirá que son legión. En fin, Teresa nos avisa desde el principio acerca de las dificultades que encontraremos en el camino.
El mal existe el el mundo y en cada uno de nosotros. Cada persona es capaza de lo mejor y de lo peor. A veces el sufrimiento padecido o causado a otros a otros adquiere una dimensión descomunal, hasta el punto de poder llamarlo "Mal" (con mayúscula) o "Pecado", como decía Pablo, o sencillamente "Mundo", como preferiría llamarlo el evangelista Juan.
Por el pecado, el hombre puede llegar a faltar al amor verdadero de Dios y al prójimo. Ofende a Dios y a la solidaridad humana.
¿Cuál es el mayor daño para Teresa?
Consiste en apartarse de la fuente de la vida, que es Dios, para echarse en manos del Demonio, del Mal. El árbol de nuestra vida, según ella, hunde sus raíces en el profundo manantial de agua cuyo origen es Dios. El hombre, por naturaleza, está insertado en Dios, habitado por Él; de ahí (ya lo hemos dicho) emerge su dignidad y hermosura. Pero tenemos la libertad de ir con nuestro árbol a otra parte y plantarlo en las aguas sucias del Demonio."
La santa, nos recomienda en estas primeras moradas, plantarnos en el árbol d la vida que es Dios y, alejarnos de los engaños del Demonio, que tratará de seducirnos para que fracasemos en nuestro intento para llegar a ser maduros en nuestra fe. Todo lo que despersonaliza se puede llamar demonio.
Hay que tratar en lo posible con la gracia de Dios, de no cometer actos que perjudiquen al prójimo, ni a nosotros mismos.
Un camino para pecadores
No hay que desistir en el camino ni abandonar el castillo por sentirse un pecador. Santa Teresa se sintió siempre una gran pecadora, lo más importante es reconocerlo, para dejarse transformar a medida que seguimos a Cristo.
La santa le contesta lo siguiente a san Juan de la Cruz:
"Caro costaría, si no pudiésemos buscar a Dios sino cuando estuviésemos muertos al mundo. No lo estaba la Magdalena, ni la Samaritana, ni la Cananea, cuando le hallaron (...). Dios me libre de gente tan espiritual, que todo lo quiere hacer contemplación perfecta, dé do diere. Con todo, los agradecemos el habernos tan bien dado a entender lo que no preguntamos
Por eso, es bien hablar siempre de Dios, que de donde no pensamos nos viene el provecho" (Vej 6-7).
Vemos la identificación de teresa con estás mujeres en situación pecado, que le servían de acicate para buscar a Jesús.
Sin estar muertos al mundo, ni ser puros y perfectos se puede buscar a Dios. Será de gran provecho empezar a frecuentar con regularidad los sacramentos, tener muy en cuenta el de la Reconciliación. "Los remedios y auxilios que ofrece la Iglesia (M 5.2.3).
Santa Teresa concede el título honorífico de: "Siervos del amor" a los que están decididos a vivir este itinerario espiritual.
"Pues hablando ahora de los que comienzan a ser siervos del amor ( que no me parece otra cosa determinarnos a seguir por este camino de oración al que tanto nos amó), es una dignidad tan grande, que me regalo extrañamente en pensar en ella" (V.11.1).
Recuerde:_ "Tome la decisión de llevar una vida espiritual
_ Sepa que Dios le está esperando desde siempre
_ Examine cuál es la imagen que tiene de Dios
_ Dedique un tiempo para usted
_ Acepte su vida pasada y pida perdón a Dios d sus errores
_ Acuda, si lo ve conveniente, a los sacramentos. Son las medicinas para el camino, en especial la Eucaristía y la Reconciliación.
_ Procure no hacer daño a nadie
_ Rece algunas oraciones con los labios y el corazón, sobre todo el Padrenuestro
_ Aprenda -si las desconoce- alguna oración vocal
_ Entre al Castillo sin miedo y tome a Jesucristo como guía
_ No haga nada extraño, pero llene el día de un cierto sabor espiritual
_ Renuncie a buscar el dinero o el poder como meta en su vida".
Oración
¡Oh almas rendidas por la sangre de Jesucristo! ¡Entendeos y habed lástima de vosotras!
¿Cómo es posible que entendiendo esto no procuráis quitar esta pez de este cristal?
Mirad que, si se os acaba la vida, jamás tornaréis a gozar de esta luz. ¡Oh Jesús, qué es ver a un alma apartada de ella! ¡Cuáles quedan los pobres aposentos del castillo! ¡Qué turbados andan los sentidos, que es la gente que vive en ellos! Y las potencias, que son los alcaldes y mayordomos y maestresalas, ¡con qué ceguedad, con que mal gobierno, ¿qué fruto puede dar? (M 1.2.4).
"De estas moradas primeras podré yo dar muy buenas señas de experiencia. Por eso digo que no consideren pocas piezas, sino un millón; porque de muchas maneras entran almas aquí, unas y otras y con buena intención. (M 1.2.12)
No debemos obsesionarnos por saber en qué moradas estamos, eso no es lo más importante. Santa Teresa no lo hizo, estando en la cumbre de la mística se sentía más pecadora que cuando empezó.
El sentido es pasear por cada morada y, tratar de vivirla con más profundidad y entrega siempre que se visite, y se reflexione cada uno de los aspectos que ofrece, para seguir adelante con más firmeza y purificación.
"Los que han visitado y viven en las primeras moradas serán buenas personas. Quienes vivan instalados en las terceras habrán llegado a ser buenos cristianos. Los que caminen habitualmente por las siguientes habrán empezado a ser cristianos adultos. Quien se abandone del todo en manos del misterio del Dios de Jesucristo y entregue su vida, ése caminará dando zancadas por las moradas. El resto lo hará paso a paso. El amor dará la medida del avance."
Segundas Moradas
El conocimiento para seguira Jesucristo
¿Qué sucede por haber entrado en el Castillo? 
Hemos iniciado un proceso espiritual que, nos irá llevando a espacios desconocidos. También hemos dado los primeros pasos en la oración y, hemos hecho firmes propósitos para aplicarlos a nuestras vidas.
¿A dónde nos van a introducir, las segundas moradas? 
En Jesucristo, fundamento de este itinerario espiritual.
¿Qué reproduciremos en nuestras vidas? 
La llamada que Jesucristo les hizo a sus apóstoles, cuando los invitó a que lo conocieran y lo siguieran. "Venid y veréis dónde vivo y lo que hago", es una invitación con compromiso.
¿Cuál es el asunto central de estas moradas? 
El conocimiento amoroso de Jesucristo. Esto siempre estará presente a través, del caminar por las otras moradas.
¿Cuándo visitaremos las segundas moradas?
Siendo el conocimiento e imitación de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo el fundamento del itinerario, estas moradas las visitaremos con regularidad, incluso todos los días.
¿Qué virtudes aprenderemos el estas moradas? 
Perseverancia en la fe, desasimiento de todo lo creado y amor al prójimo.
¿Qué oración aprenderemos aquí? 
La oración de meditación.
¿Quiénes habitan las segundas moradas? 
"Habitan las segundas moradas quienes siguen iniciándose en lo espiritual, procuran aplicar a la vida lo ya expuesto y han decidido tomar a Jesucristo como guía y maestro."
"Por regla general, el conocimiento de Cristo llevará años. Dios respeta los tiempos humanos, al tiempo exige fidelidad y aplicación a la vida de todo cuanto Él nos va enseñando. Como en las segundas moradas se trata de seguir e imitar a Cristo haciéndolo vida de nuestra vida, el siervo del amor probablemente permancerá en ellas largo tiempo, aunque en estos asuntos de Dios no haya otra regla que el amor y la gracia. Según confiesa Teresa, ella estuvo dieciocho años habitando las segundas moradas. La experiencia demuestra que suelen ser muy frecuentes los vaivenes, avances y retrocesos, crisis personales o sociales que nos alejan de la vida espiritual o incluso nos sacan del castillo. Por eso la santa las denomina, moradas del combate espiritual."
Las segundas moradas cuentan con un solo capítulo.
1- El Dios de Jesucristo. ¿Cuál es la esencia del cristianismo? Es Jesucristo. En la Persona de Cristo se unen la plenitud de la Humanidad y la Divinidad, siguiendo la definición del Concilio de Calcedonia. Al Dios amor, llegaremos en estas moradas de la mano de Jesucristo.
2- La "Sacratísima Humanidad" de Cristo. "Partimos de Cristo hombre y, por imitación, nos vamos adentrando en la Divinidad. Porque aquel que pasa la mayor parte de su vida en el silencio del trabajo anónimo, pasea por las orillas del lago de Galilea, anuncia el Reino de Dios, cura a los enfermos o se enfrenta a la muerte, es Dios, Palabra de Dios, Dios hecho hombre, vencedor de la muerte, resucitado de entre los muertos sentado a la derecha del Padre, Señor de la historia. Por tanto, Cristo Hombre se convierte en la vía de acceso a Dios. De donde se deduce que la Humanidad de Cristo es sagrada, "Sacratísima".
"Un hombre nos sale al encuentro en la vida. Nos llama a seguirlo e imitarlo. Desea que lo conozcamos y amemos. En El se encierra alguien igual a mí en todo, (Menos en el pecado) que sabe de tristezas y alegrías, de amor y desamor, de felicidad y de sufrimientos, de amigos y enemigos, de vida y de muerte." Este hombre se llama Jesús.
¿En qué consiste la existencia cristiana? En reproducir en la vida el ejemplo de Jesucristo. "Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes. El le enseñará. Mirando su vida, es el mejor dechado. ¿Qué más queremos de un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí. Miremos al glorioso san Pablo, que no parece se le caía de la boca siempre Jesús, como quien le tenía bien en el corazón ( V 22.7).
"Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir.
Él ayuda y da esfuerzo; nunca falta, es amigo verdadero. Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita.
Muy muchas veces lo he visto por experiencia. Hámelo dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar, si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos" (V 22.6).
En conclusión: La "Sacratísima Humanidad" significa Cristo Hombre, resucitado, en cuerpo glorificado."
"Es gran cosa, mientras vivimos y somos humanos, traerle humano (V 22.9).
El Señor nos invita a todos, a vivir esta experiencia de amor y amistad. "Mirad que convida el Señor a todos" (M 2.3).
3-La oración de meditación
Para reconocer a Cristo, cuando viene diariamente a nuestra vida en ese encuentro amoroso, tenemos como medio para reconocerlo, la oración de meditación y los evangelios.
Esta oración nos dará las respuestas de cómo reconocerlo, escuchar la voz de su llamada y de cómo iniciar el diálogo con Él.
"No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama" (V 8.5).
Claramente nos dice la santa que, tenemos que buscar un espacio de soledad para que se den las condiciones de la amistad con quien nos ama, Jesucristo desde su Humanidad.
Para conocer al otro tenemos que aprender a escucharlo. Debemos poner la mirada en Cristo y en su vida, para que se funda en la nuestra. El canal es el Evangelio. A través, del entendimiento conocemos a Jesucristo tal cual, lo apreciamos en los evangelios que meditamos y, luego los hacemos vida propia.
La persona participa activamente en el conocimiento porque va apropiándose de las cualidades del Señor, las va haciendo suyas y configurándose con Él. De este modo, progresivamente el caminante irá cambiando su forma de ser y de comportarse hasta parecerse más al Señor.
¿Qué propone Teresa?
Ella propone que, en función de la situación del caminante, se vaya conociendo a Jesucristo: 
"Si estáis alegre, miradle resucitado" (C 26.4). "Si estáis con trabajos o triste, miradle camino al huerto," "o miradle atado a la columna," "o miradle cargado con la cruz" (C 26.5).
Leamos este importante texto, fundamental para crecer en la meditación del Evangelio.
"La examinación de la conciencia y decir la confesión y santiguaros, ya se sabe a de ser lo primero. Procurad luego, hija, pues estáis sola, tener compañía. Pues ¿qué mejor que la del mismo maestro que enseñó la oración que vais a rezar? Representad al mismo Señor junto a vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando. Y creedme, mientras pudiereis no estéis sin tan buen amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos y Él ve que lo hacéis con amor y que andáis procurando contentarle, no le podréis -como dicen- echar de vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestro trabajos; tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?" (C 26.1).
Este paso es importantísimo para las próximas moradas, por eso hay que hacerlo bien:
Llegado el momento, cerramos el evangelio y nos dejamos mirar por Él. Su mirada es de amor; nos "engolosina," nos está amando. "No os pido ahora que penséis en Él ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis. (C 26.3)
Casi imperceptiblemente con este juego de miradas amorosas, estamos construyendo el piso para la oración de contemplación y la sanación del yo herido, por medio de Cristo. Para finalizar la oración, debemos volver por un momento sobre nosotros mismos, para discernir cómo hacer vida lo que vamos aprendiendo.
¿De cuántas partes consta la oración de meditación?
Consta de tres partes: La introducción o saludo inicial, la meditación del evangelio y el silencio amoroso de mirar y dejarse mirar. El secreto de esta oración es: dejarse mirar; amar es,dejarse mirar. "Mire que le mira"... (V 13.22)
Oración con imágenes
Las imágenes son un recurso válido para facilitar traer la figura de Cristo a nuestro interior, es un medio no un fin. La santa nos dice: "Tenía tan poca habilidad para con el entendimiento representar cosas, que si no era lo que veía, no me aprovechaba nada mi imaginación, como hacen otras personas que pueden hacer representaciones adonde se recogen. Yo sólo podía pensar en Cristo como hombre". "A esta causa era tan amiga de imágenes" (V 9.6).La lectura espiritual. Al comienzo de su vida espiritual, la Santa sólo podía orar apoyada en algún libro (V 4.7).
"Una última manera de hacer oración de meditación tiene como punto de partida la lectura de un libro de espiritualidad." 4- La transformación de la persona por el crecimiento de las virtudes: la perseverancia en la fe, el amor al prójimo y el desasimiento En estas moradas el "siervo del amor" está en medio de la lucha espiritual. Para estar preparado se necesita con urgencia la ayuda de Dios: "¡Oh Señor mío! aquí es menester vuestra ayuda, que sin ella no se puede hacer nada. Por vuestra misericordia no consintáis que esta alma sea engañada para dejar lo comenzado" (M 2.6).
A pesar de haber empezado vida de oración, el caminante aún no ha desarrollado lo suficiente las virtudes. Por tal razón es posible que caiga y se levante; la presión del medio en el que se desenvuelve le tienta a retroceder incluso a salir del castillo. Se presentan enfermedades, tentaciones del demonio, falta de tiempo para la oración, desánimo, vanidad, orgullo etcétera. Hay que ser consciente de estas tentaciones y tropiezos, recurrir a la meditación en la Pasión de Cristo, y no decaerse ni sentido de culpa si se equivoca o peca. "Porque aquí es el representar los demonios estas culebras de las cosas del mundo y el hacer los contentos de él casi eternos, la estima en que está tenido el él, los amigos y parientes, la salud en las cosas de penitencia (que siempre comienza el alma que entra en esta morada a desear hacer alguna). Y otras mil maneras de impedimentos. (M 2.1.3; C 3.5).
"Tomad mi consejo y no os quedéis en el camino, sino pelead como fuertes hasta morir en la demanda, pues no estáis aquí a otra cosa sino a pelear. Y con ir siempre con esta determinación de antes morir que dejar de llegar al fin del camino... (C 20.2) En esta batalla nos va la vida, "venga lo que viniere, no ha de tornar atrás" (C 20.2). La virtud de la perseverancia. ¿Qué le debemos pedir a Dios, en este combate espiritual? La decisión de entrar en el castillo de las primeras moradas debe consolidarse en estas, pidiéndole a Dios la virtud de la perseverancia. Dónde debemos poner los ojos para alcanzar esta virtud, con la gracia de Dios?
Siempre ponerlos en Cristo, en nuestro interior y en propósito que deseamos obtener. Se presentarán muchas tentaciones demoníacas como el temor a lo desconocido junto a más perturbaciones que tratarán de detener progreso del caminante."Miedos le pondrá e incovenientes que nunca acabe. Yo lo sé esto muy bien por experiencia, y así lo he sabido decir, y digo que no sabe nadie lo mucho que importa" ( C 23.4). Por el contrario, "si persevera, no se niega Dios a nadie. Poco a poco va habilitando él el ánimo para que salga con esta victoria. Digo ánimo, porque son tantas las cosas que el demonio pone delante a los principios para que no comiencen este camino de hecho, como quien sabe el daño que de aquí le viene, no sólo en perder aquel alma sino muchas" ( V 11.4 ).
La virtud del amor. "El crecimiento en la oración debe ir unido al aumento de las virtudes. No cabe en la vida espiritual la una sin la otra." A las ya virtudes mencionadas, encontramos estas tres fundamentales para la vida cristiana: Amor al prójimo, desasimiento de todo o creado y la humildad. El amor como fundamento de las relaciones humanas; el desasimiento como forma de ver el mundo y la humildad, cualidad que nos permite tener una valoración adecuada de nosotros mismos". El itinerario espiritual marcará el rumbo hacia los mandamientos principales del evangelio: El amor a Dios y el amor al prójimo (M 1.2.17 Y M 5.3.7).Desde el principio nuestro modelo perfecto del amor será Cristo, nuestro redentor, el "capitán del amor" (C 7.9).
Le mandó a los apóstoles que se amaran los unos a los otros "como yo os he amado" (Jn 14,34; C 7.4). Esa será la norma esencial: amar como nos ama "el buen amador Jesús" (C 7.4). Jesús nos enseñó que hay más placer en dar que en recibir (Hch 20,35; C 6.7). Por lo tanto amar representa "darnos," es una fuerza que nos permite salir de nuestros egoísmos, para para llegar al prójimo y, encontrarnos con Cristo a través de él. La virtud del desasimiento. Esta virtud está muy vinculada con el amor y la humildad (La humildad la veremos en las terceras moradas). Estar "desasido" equivale a estar sano, en libertad de espíritu y entera paz (C 8.3).
"Ahora vengamos al desasimiento que hemos de tener, porque en esto está el todo, si va con perfección. Aquí digo está el todo, porque abrazándonos con solo el Criador y no se nos dando nada por todo lo criado, Su Majestad infunde de tal manera las virtudes, que trabajando nosotros poco a poco lo que es en nosotros, no tendremos mucho más que pelear, que el Señor toma la mano contra los demonios y contra todo el mundo en nuestra defensa. ¿Pensáis hermanas, que es poco bien procurar este bien de darnos todas al Todo sin hacernos partes?" Este proceso se vive en el interior y exterior de la persona. Toca distintas realidades de nuestra vida como la familia, nuestro yo, el cuerpo etcétera. Aquí surge una pregunta importante: ¿Estoy dispuesto (-ta) a vivir en clave de desasimiento hasta alcanzar la libertad de la que me habla santa Teresa, en mi condición de laico comprometido (da)? "Solo Dios basta".
5- La acción exterior: una vida llena de sentido religioso, el voluntariado hacerse espaldas. Los cambios en el caminante de las segundas moradas, son muy sutiles; el conocimiento que han ido adquiriendo de Jesucristo, los van llevando a adoptar un nuevo estilo de vida dentro de la cotidianidad, poco a poco. Es decir, llevan una vida normal con más sentido, conscientes de la fe que va creciendo en sus corazones por Dios y, los deseos de seguir a Cristo e imitarlo. En el comienzo necesitamos ayuda, debemos acudir a los "remedios" que hay en la Iglesia para fortalecernos, muy especialmente el sacramento de la reconciliación y el de la Eucaristía. Teresa era amiga de confesarse con frecuencia (V 5.9.; V 23.14).
La Eucaristía "será nuestra escuela predilecta, donde aprenderemos a ofrecer nuestra vida a Dios junto con Cristo, como podremos comprobar en las quintas moradas. "Obras de caridad," en lenguaje moderno, voluntariado. Debemos disponer de un tiempo durante la semana, para colaborar en algún lugar donde requieran de personal voluntario, para contribuir al buen funcionamiento de la sociedad y a la Iglesia. "El amor al prójimo, junto con el amor de Dios, forma parte constitutiva del cristianismo, como es sabido por todos. Sobre él se construye la comunidad de personas, tanto familiares como asociativas. Vivido con perfección, constituye la cumbre de la fe cristiana y la mística española, catalogada como mística de la afectividad. El conjunto del itinerario espiritual propuesto en el Castillo Interior es un tratado del amor de Dios al hombre y del hombre a Dios."
El embrión de la comunidad es hacerse espalda y el voluntariado. ¿Qué significa hacerse espaldas? Es ser respetuoso solidario del otro, Teresa le daba mucha importancia a las comunidades pequeñas, que se sustentaban en el amor mutuo y, en el entusiasmo por seguir a Cristo. ¿Cuál es el consejo que nos da la Santa? "Por eso, aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de los mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino para ayudarse unos a otros con sus oraciones, ¡cuánto más que hay mucha ganancia!" (V 7. 20).
Esto nos ayuda a ver que tambiénhabía muchas dificultades en sus comunidades, cómo las hay hoy en día; por eso, el consejo es muy oportuno y útil para salir adelante y, vencer nuestras miserias humanas, vivir de común-acuerdo y amor fraterno dentro de la comunidad. "Porque andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas, que es menester hacerse espaldas unos con otros los que le sirven para ir adelante, según se tiene por bueno andar en las vanidades y contentos del mundo. Y para estos hay pocos ojos: y si uno comienza a darse a Dios, hay tantos que murmuren, que es menester buscar compañía para defenderse, hasta que estén fuertes en no les pesar de padecer; y si no, veránse en mucho aprieto" (V 7.22).
Este camino espiritual nos invita a buscar otras personas con ideales comunes, para compartir vida en el Espíritu, apoyarse unos con otros compartir momentos de oración porque, no es un camino individualista. Siendo un itinerario personal, está muy lejos de ser egocentrista. Hay que seguir creando cosas maravillosas de la mano de Jesucristo, abrir sin ningún temor nuevas habitaciones aceptar nuevos retos, en las segundas moradas.
Recuerde:- "Busque momentos de soledad y silencio para aprovecharlos en oración.- Recurra sin cesar -a poder ser cada día- al Evangelio.- Haga lo posible por dejar crecer las virtudes.- Todo sea hecho con suavidad y alegría (leer el capítulo 13 de Vida).- No deje de practicar el conocimiento propio y repasar la vida pasada en busca de sus equivocaciones y pecados.-
Busque otras personas con quien hablar de la vida espiritual.- Tampoco desee de repente que todos sean personas mu espirituales porque usted haya emprendido este camino. De momento, nos basta con intentar crecer nosotros. Vea en los demás sus virtudes, más que sus pecados, e intente imitarlas.-
Camine por la vida espiritual con confianza en su nuevo amigo Jesús y en las posibilidades que le ofrece si no le deja de la mano.- Viva el itinerario espiritual con alegría y libertad, no se agobie, no se angustie; utilice su sentido común para saber en todo momento cómo conducirse."
Oración "¡Oh Señor mío! Aquí es menester vuestra ayuda, que sin ella no se puede hacer nada. Por vuestra misericordia no consintáis que esta alma sea engañada para dejar lo comenzado. Dadle luz para que vea cómo está en todo esto su bien, y para que se aparte de malas compañías; que grandísima cosa es tratar con los que tratan de esto; allegarse no sólo a los que viere en estos aposentos que él está, sino a los que entendiere que han entrado a los de más cerca; porque le será gran ayuda, y tanto los puede conversar, que le metan consigo.
Siempre esté con aviso de no se dejar vencer; porque si el demonio le ve con una gran determinación de que antes perderá la vida y el descanso y todo lo que le ofrece, que tornar a la pieza primera, muy más presto le dejará. Sea varón, y no de los que se echaban a beber de bruces, cuando iban a la batalla, no me acuerdo con quién, sino que se determine que va a pelear con todos los demonios y que no hay mejores armas que las de la cruz" (M 1.2.6).
Terceras Moradas
La firme decisión de seguir a Jesucristo
Terceras Moradas: Oración de meditación, estado de principiantes. La prueba del amor, superación del egoísmo, logro de un programa de vida espiritual; brotes de celo apostólico.
En estas Moradas se hallan las almas que habitualmente se guardan aún de pecados veniales, de manera que no cometerían uno con advertencia, por ninguna causa.
Son amigas de penitencia; tienen sus horas de recogimiento; gastan bien el tiempo, ejercitándose en obras de caridad con el prójimo y andan muy concertadas en hablar, vestir y gobernar sus casas, los que las tienen (M3 1,5); pero amadoras de sí mismas, se inquietan demasiado y sienten apretamiento de corazón con los desprecios y con el menosprecio de su honra; no buscan a Dios por sí, sino por sus gustos y regalos. Muchas no siguen, porque no pasan las sequedades y desconsuelos. El Señor no deja de probar a estas almas de muchas maneras. Una de ellas -y no la más pequeña- es sequedades en la oración, que invitan a abandonarla y volver atrás.
¿Qué se desenmascara en las Terceras Moradas?
La falsa modestia, el orgullo, el ego, el egoísmo.
¿A qué nos invitan las Terceras Moradas?
"A ir sin temor hacia las profundidades del "Yo"; a descubrir la grandeza de un Castillo único e irrepetible, a visitar los sótanos, las telarañas de nuestras limitaciones y miserias".
¿Qué aprenderemos en estas Moradas?
"La oración de recogimiento y la virtud de la humildad. Aprenderemos el camino de uno de los grandes secretos de la existencia: la aceptación creativa del yo."
¿Cuándo visitaremos estas Moradas?
Cuando sintamos que ha llegado el momento de conocer y meditar el misterio de Dios uno en tres personas; o cuando a través de la meditación de la Palabra, alcancemos una intimidad más profunda con Cristo. El siervo del amor, vendrá con mucha frecuencia a estas Moradas, para revisar la virtud de la humildad; como ya lo hemos dicho anteriormente, es la base de la edificación espiritual.
¿Quiénes viven en las Terceras Moradas?
Quienes tienen bastante tiempo conociendo a Jesucristo, la gracia de Dios; quienes evitan hacer daño por leve que éste sea, a alguien; los que evitan pecados de cualquier tipo; los que intentan corregir sus fallas haciendo crecer las virtudes; los que se abren al conocimiento de las tres Divinas Personas.
¿A qué han llegado estos caminantes?
A un conocimiento real de sí mismos y del mundo que los rodea, han permitido la acción transformante dejando atrás las máscaras; reconocen lo que son: personas que tienen claro lo que deben hacer en la vida y cuál es el puesto que Dios les tiene designado hasta que mueran.
1.- Primera habitación. En los comienzos del Dios Trino. Un paso importantísimo.
¿Qué se va revelando aquí?
El caminante se va abriendo a conocer un poco más, ese misterio de Dios revelado en Jesucristo. A través de la Biblia a la que acude frecuentemente, encuentra referencias a Dios Padre, con quien Jesús tenía una íntima relación ya que, lo llamaba "Abba"; y al Espíritu Santo, que era su compañero inseparable desde su concepción, hasta su resurrección.
¿En qué momento está el visitante y habitante, de las Terceras Moradas?
En el momento de acercarse por experiencia al misterio de una fe monoteísta, de un Dios Único, donde se da la comunión plena entre Personas distintas, Jesucristo nos remite desde el Evangelio al Padre y al Espíritu.
¿Dónde y cómo comenzar a experimentar el misterio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo?
Donde está Dios, es el cielo. San Agustín nos enseño que encontró a Dios dentro de sí después de buscarlo por las vanidades del mundo. Lo llevamos dentro de nosotros, como un huésped incomparable. "Bastará con encontrar momentos de soledad y mirar dentro de nosotros mismos (cfr., CV 28.2). No puedo dejar solo a quien viene a disfrutar y a descansar conmigo. A veces podemos dirigirnos a Él como Padre, otras dirigirnos a Cristo como hermano, o como Señor, o como esposo. El nos enseñará cómo hacerlo. De este modo, nuestro interior se convierte en un pequeño cielo" (cfr., CV 28.3). Se trata de, adentrarnos sin ningún tipo de temor ni reserva, en lo más profundo del yo, para que exista una íntima relación con Dios Padre. Esto estrecha los lazos de unión entre el Creador y la criatura, dando lugar a que el cielo se establezca en la tierra.
¿Qué se le ofrece al siervo del amor, que se adentra en estas Moradas?
Santa Teresa nos dice:
"Pues hagamos cuenta que dentro de nosotras está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas, en fin, como para tal Señor; y que sois vos parte para que ese edificio sea tal, como a la verdad es así, que no hay edificio de tanta hermosura como una alma limpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecientes las piedras; y que en este palacio está este Rey, que ha tenido por bien ser vuestro Padre; y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón" (CV 28.9).
2.- La decisión de seguir a Jesucristocon perfección.
Progresivamente se va viviendo el Evangelio en este Itinerario y, nos sitúa en el lugar de los primeros seguidores de Jesucristo. Las Terceras Moradas, confluyen en el pasaje evangélico del joven rico y, la eleva a categoría universal. Teresa interpreta que nosotros también hemos de responder a esa pregunta (Leer Mt 19,16-22 y par).
¿Cómo interpretamos el relato?
Como una invitación a dar lo que cada uno tiene, para seguir con perfección a Jesucristo en clave de desasimiento y desnudez total. Debemos darnos nosotros mismos por entero, debemos concretarlo con obras.
"Y ese amor, hijas, no ha de ser fabricado en nuestra imaginación, sino probado por obras; y no penséis que ha menester nuestras obras, sino la determinación de nuestra voluntad" (M3 1,7).
¿Qué quiere saber Jesucristo?
Si nos decidimos por El, con palabras y obras. Son las Moradas de la decisión rotunda. Hay otros pasajes del Evangelio a los que hacemos mención en estas Moradas: Lucas 2,25-32 y 18,9-14; es conveniente leerlos.
3.-La oración de recogimiento:
En la espiritualidad Carmelitana, se insiste permanentemente en encaminar al siervo del amor, hacia su propio yo; es la manera en que a pesar de las dificultades, se logra el encuentro consigo mismo y con Dios. Por tal motivo, la oración de las Terceras Moradas busca más profundidad para crecer y dar frutos en la vida mística, es catalogada como "oración de recogimiento".
Cito el texto donde la Santa explica muy bien, lo que significa esta oración:
"Este modo de rezar, aunque sea vocalmente, con mucha más brevedad se recoge el entendimiento y es oración que trae consigo muchos bienes. Llámese recogimiento, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí con su Dios, y con más brevedad a enseñarle su divino Maestro y a darla oración de quietud, de ninguna otra manera. Porque allí metida consigo misma, puede pensar en la Pasión y representar allí al Hijo y ofrecerle al Padre y no cansar el entendimiento andándole buscando en el monte Calvario y al huerto y a la columna" (CV 28.4).
En nuestro corazón está hospedado el mejor huésped del mundo: Dios. Debemos buscarlo adentro no afuera, debemos hacer el intento de entrar en nosotros; al hacerlo junto a la decisión de la voluntad, se hará posible adquirir ese hábito en la oración.
Suavemente van introduciéndose en el Castillo habitado: la memoria, el entendimiento y la voluntad; se va dando procesualmente la comunión de amor con la Majestad que lo habita: Dios.
"Al comienzo puede ser cuestión de unos segundos. Nos costará varios días acostumbrarnos. Con el tiempo, seremos capaces de permanecer más tiempo recogidos" (cfr., CV 28.7).
¿Qué son las potencias?
La persona está compuesta de memoria, entendimiento y voluntad; Santa Teresa las denominaba, alguaciles del Castillo Interior, colaboradores indispensables en el Itinerario Espiritual. La función de la memoria es archivar y ordenar experiencias pasadas; el entendimiento discurre y lucubra; la más importante es la voluntad, ya que de ahí nacerá rápidamente el amor adulto. El amor para Teresa no es un sentimiento, es hijo de la voluntad. Nos recuerda, (La Santa) que la cuestión no está en ser monja o fraile, sino:
"En procurar ejercitar las virtudes y rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo, y que el concierto de nuestra vida sea lo que Su Majestad ordenare de ella, y no queramos nosotras que se haga nuestra voluntad sino la suya" (M 3.2.1).
¿Qué encontramos, junto a las potencias del alma?
"Los sentidos y la imaginación. Los primeros tienen una vida duplicada: los hay exteriores e interiores. Todos son importantes, pues nos ponen en relación con el mundo exterior; pero, al mismo tiempo, los sentidos también existen en el interior y son necesarios para la vida espiritual. La vista, el olfato y el tacto desempeñarán un papel primordial en nuestro acercamiento a las Séptimas Moradas." La imaginación, esta facultad humana nos capacita para soñar futuros, desarrollar la esperanza, etcétera. Pero, lleva una vida autónoma, en ocasiones puede resultar un estorbo. La voluntad decide qué queremos ser y hacer, la imaginación va de aquí para allá, desubicándonos de la meta trazada.
Santa Teresa de Jesús, no sabía diferenciar entre entendimiento e imaginación al principio de sus escritos. Se extrañaba de estar en oración de meditación y, a la vez, con la imaginación en "mil negocios," para nada relacionados con la misma. Con el tiempo llegó a distinguir entre ambas. Nos enseña que la imaginación debemos educarla y aceptarla como es. No debemos hacer caso de ella si estamos en oración de meditación recogida, sino continuar, sin caer en esa tentación. La decisión es lo que da valor a la oración, y no las distracciones que aparezcan para alterar el curso de ella. No estando "huecos en el interior", entramos dentro, y allí queda "sola el alma con su Dios". Como el erizo o el caracol, cuando alguien los toca, el ser humano se recoge dentro de sí. Primero hay que saber esta verdad, después, creer que es posible, y por último, realizarla:
"...si como ahora entiendo que en este palacio pequeñito de mi alma cabe tan gran Rey, que no le dejara tantas veces solo, alguna me estuviera con él, y más procurara que no estuviera tan sucia. Mas ¡qué cosa de tanta admiración, quien hinchiera mil mundos y muy mucho más con su grandeza, encerrarse en una cosa tan pequeña! A la verdad, como es Señor, consigo trae la libertad, y como nos ama, hácese a nuestra medida" (CV 28.11).
Dios no violenta nuestra voluntad. Está esperando y amando, toma lo que le demos, "mas no se da a Sí del todo hasta que nos damos del todo" (CV 8.12).
Todo sucede dentro del hombre:
Primero: acostumbrar al alma a recogerse;
Segundo: meditar el Evangelio siguiendo el ciclo litúrgico, o escogiendo diferentes pasajes dependiendo de nuestro estado personal;
Tercero: leer los textos ya mencionados: El joven rico, Simeón el fariseo y el publicano; también es de vital importancia meditar la pasión y muerte del Señor. Es muy importante saberse amados, el Dios que nos habita no permanece ocioso, todo lo contrario, está acompañando al alma en su peregrinaje desde un amor incondicional.
Esta forma de oración puede tener algunas novedades, algunas luces de lo que va a suceder en las siguientes Moradas. En determinados momentos podemos darnos cuenta que estamos en presencia de Dios, esto puede prolongarse a algunas horas. Cobramos conciencia de vivir en el amor de Dios, y este avance nos proporciona una inmensa alegría; en algunas personas también les produce lágrimas de gozo, por saberse amadas y acompañadas. A estas experiencias se le llaman "contentos", para diferenciarlas de otras más elevadas llamadas "gustos", propias de las Cuartas Moradas (M3 2,10). Los "contentos" son las primeras manifestaciones de lo que será después, un caudal de gracia. Se llaman así, porque ha sido necesario un esfuerzo humano para lograrlos. Son dones de Dios (Todo es don, en el orden de la gracia) logrados con nuestra ayuda activa. Con estos “contentos” Dios "engolosina" a las almas, para que sientan un anticipo de lo que está por venir si continúan el Itinerario del Castillo y no se dejan seducir por los cantos de sirena de la periferia (M3 2,8).
4.- La virtud de la humildad:
La virtud principal de las Terceras Moradas es la humildad; desde el inicio de este Itinerario hemos tratado con algunos esfuerzos de adquirirla, nos hemos ido preparando para entrar en esta habitación, porque la humildad es hija del conocimiento de sí. Los mejores entendidos en esta virtud, son los que mayor esfuerzo han hecho en el trabajo del autoconocimiento.
¿Quién es humilde?
Quien conoce la verdad desnuda de las cosas, del mundo y de sí mismo. Es imposible avanzar en este camino espiritual sin que esta virtud esté bien consolidada, porque es el cimiento del edificio de la vida espiritual. Teresa nos dice:
"Todo este edificio es su cimiento humildad; y si no hay ésta muy de veras, aun por vuestro bien no querrá el Señor subirle muy alto, porque no dé todo enel suelo. Así que, hermanas, para que lleve buenos cimientos, procurad ser la menor de todas y esclava suya, mirando cómo o por dónde las podéis hacer placer y servir; pues lo que hiciereis en este caso, hacéis más por vos que por ellas, poniendo piedras tan firmes, que no se os caiga el Castillo" (M7 4,8).
Hay muchos peligros que se pueden evitar en este camino con la adquisición de esta virtud, porque la humildad nos adhiere a la realidad: "...el caminar que digo es con una grande humildad" (M 3.2.8); ella será el ungüento de nuestras heridas; porque, si la ley de veras, aunque tarde algún tiempo, vendrá el cirujano, que es Dios, a sanarnos" (M3 2,6).
Las Terceras Moradas representan un tiempo de gran trabajo hacia el interior del ser, de gran ascesis y también de crecimiento humano y espiritual. Están mezclados el trigo y la cizaña, debemos optar por el trigo, (Mt 13, 24- 30). De esta opción surgirán los primeros brotes de respuesta y entrega, se tendrán que vencer las dificultades, tentaciones y pruebas. El ser humano tiene un núcleo vital.
¿Qué sucede en ese núcleo? Sucede lo esencial; allí convive el misterio de la vida, lo íntimo de la persona, el amor, las experiencias positivas y negativas. Teresa lo llamará “palmito”, todos tenemos un núcleo que es nuestro "yo" profundo. Hemos rodeado ese yo con una empalizada, para protegerlo del mundo exterior, por sentirlo en ocasiones amenazado. Si entras en ese núcleo desnudo, la conversión es inmediata; Teresa nos pide romper la muralla sin miedo, para llegar al centro, eso es la humildad.
A través de la oración de recogimiento y la virtud de la humildad nos introducimos en tres cosas que pueden parecer antagónicas: 1) La grandeza de cada ser humano por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios; 2) al mismo tiempo, bajar al sótano del yo para desenmascarar las miserias, mirarlas de frente y aceptarlas; 3) reconocer la diferencia entre la grandeza y la miseria.
     Con la ayuda de Dios, que va descubriéndonos el cielo en la tierra, con la compañía de Cristo y la oración de recogimiento, el caminante tratará de asumir la totalidad de su historia pasada y presente, bajo la amorosa mirada de Jesucristo. Cuando se acepta la realidad del yo, no se juzga a nadie, porque se conocen. Aceptar sin mascaras la realidad, ahí se resume este proceso. En este proceso se abarca también la realidad del mundo, con la virtud del desasimiento hasta llegar a decir como la Santa:
     "Paréceme a mí que cuando una persona ha llegándola Dios a claro conocimiento de lo que es el mundo, y qué cosa es mundo, y que hay otro mundo, y la diferencia que hay de lo uno a lo otro, y que lo uno es eterno y lo otro soñado, o qué cosa es amar al Criador o a la criatura (Esto visto por experiencia, que es otro negocio que sólo pensarlo y creerlo), o ver y probar qué se gana con lo uno y se pierde con lo otro, y qué cosa es Criador y qué cosa es criatura, y otras muchas cosas que el Señor enseña a quien se quiere dará ser enseñado de él en la oración o a quien Su Majestad quiere, que aman muy diferentemente de los que no hemos llegado aquí" (CV 6,3).
     Conocer la realidad: ¿Quién es Dios, quién soy yo? La realidad personal que Santa Teresa logró a través de la humildad, la llevó a la profundidad del "Yo". Se considera una mujer "ruin". Junto a los regalos que Dios le daba, iba descubriendo sus propias miserias.
"Verdad es que yo soy más flaca y ruin que todos los nacidos" (V 7,22; M3 1,3). Por tal motivo, sorprende la última frase del Castillo Interior: "...Y así os pido por el mismo Señor que no olvidéis en vuestras oraciones esta pobre miserable" (M4 16).
     Por conocer Teresa sus limitaciones, se vuelve a Dios y deposita toda su confianza en El, reconoce los dones incesantes que recibe de El sabiendo que sin los cuáles, no hubiera podido crecer hasta las cumbres místicas de la santidad. Termina su yo herido entregado en los brazos del Amado, convirtiendo lo que posiblemente se convertiría en un foco de conflictos neuróticos en el fundamento de la libertad. Debemos dejar todo en las manos de Dios para que se cumpla su voluntad.
     "Y con esto, este estado (de la humildad) es excelentísimo; y si no, toda nuestra vida nos estaremos en él y con mil penas y miserias. Porque, como no hemos dejado a nosotras mismas, es muy trabajoso y pesado; porque vamos muy cargadas de esta tierra de nuestra miseria, lo que no van los que suben a los aposentos que faltan" (M3 2,9).
El humilde anda en la verdad, ante la verdad que es Dios: "Y así entendí qué cosa es andar un alma en verdad, delante de la misma Verdad. Esto que entendí, es darme el Señor a entender que es la misma Verdad" (V 40,3).
     ..."Dios es suma verdad, y la humildad es andar en verdad, que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende, anda en miseria" (M6 10,7).
5.- La acción: El valor de la prueba:
¿Cuál será el mejor termómetro?
La vida diaria será el mejor termómetro donde tomar la temperatura espiritual. La práctica se convierte en la mejor forma de comprobar el avance espiritual. De la oración a la acción, y de la acción, volvemos a la oración.
Cuando la Gracia Divina llevó a Santa Teresa a Moradas más altas, nunca olvidó la esencia de las Terceras. A ellas, recurrió siempre. Seguiremos las indicaciones de las Moradas anteriores: Ir llenando la vida de sentido religioso; dedicar un tiempo diario al silencio y a la oración; procurar evitar el pecado grave o leve; nos reuniremos con otras personas deseosas de llevar un camino espiritual; practicaremos los sacramentos y haremos crecer las virtudes.
Recuerde:
-Dedicamos de modo habitual un tiempo para la oración.
- Leemos, estudiamos y meditamos la Palabra de Dios.
-Además de seguir conociendo a Jesucristo, reflexionamos sobre el misterio de la Santísima Trinidad: Dios es nuestro Padre.
-Estamos decididos a seguir a Jesucristo con la mayor perfección.
-Se nos pide entregar nuestro "yo".
-Lo aprendido en las dos primeras Moradas, lo vamos incorporando poco a poco a la vida.
Visitamos con frecuencia esas Moradas.
-A partir de ahora todo sucede en el interior: Oración de recogimiento.
-Ser humilde equivale a aceptar la realidad.
Oración.-
"Buen Padre os tenéis, que os da el buen Jesús. No se conozca aquí otro padre para tratar de él. Y procurad, hijas mías, ser tales que merezcáis regalos con él, y echaros en sus brazos. Ya sabéis que no os echará de sí, si sois buenas hijas. Pues ¿quién no procurará no perder tal Padre? ¡Oh, válgame Dios!, y que hay aquí en qué os consolar, que por no me alargar más lo quiero dejar a vuestro entendimiento; que por disparatado que ande el pensamiento, entre tal Hijo y tal Padre forzado ha de estar el Espíritu Santo, que enamore vuestra voluntad y os la ate tan grandísimo amor, ya que no baste para esto tan gran interés" (CV 27,6-7)
Cuartas Moradas
Un lugar de reposo
Las cuartas moradas son las moradas - frontera entre las tres ascéticas y las tres místicas. Dios pasa al primer plano. El alma toma conciencia de que es El quien toma la iniciativa. Cambia la situación espiritual del alma, porque "comienzan a ser cosas sobrenaturales" (M 4 1,1).
En esta etapa del proceso espiritual, Dios se comunica al alma por medio de la oración de recogimiento infuso y de la oración de quietud o de gustos y contentos. Al entrar en estas moradas del Castillo Interior, se produce un cambio sustancial de gran repercusión. Aquí se tiene que dejar atrás todo lo que tenga el signo de la "ponzoña," en el sentido teresiano, se ha de estar libre de esta atadura. "En estas Moradas pocas veces entran las cosas ponzoñosas, y si entran no hacen daño, antes dejan con ganancia". Y tengo por muy mejor cuando entran y dan guerra en este estado de oración; porque podría el demonio engañar a vueltas de los gustos que da Dios, si no hubiese tentaciones, y hacer mucho más daño que cuando las hay, y no ganar tanto el alma"(M 4,1.3).
Estas moradas son el primer remanso de paz que se alcanza, en el itinerario espiritual.El Señor quiere llevar el alma donde encuentre sosiego tras haber tomado la decisión de seguirle con perfección, Cristo nos ensancha el corazón. Dos montañas conforman según el evangelio la vida del creyente: El Tabor y el Calvario. El Señor visitó más la segunda y, El irá preparando al caminante para que visite la primera, antes de que llegue allá.
¿Qué nos hará experimentar el Señor?
Los primeros dones de su amor, logrados sin esfuerzo de nuestra parte.
¿Qué comenzaremos a ver aquí?
Comenzaremos a ver recompensado el esfuerzo, de las tres moradas anteriores. Ya estaremos preparados para entregar el "yo", ese núcleo vital y, dar el paso hacia las quintas moradas. Cada vez más, comprenderemos que valía el esfuerzo de asumir el reto, hacia el centro del alma.
¿Cuándo visitaremos las cuartas moradas?
Cuando estemos arraigados en la oración de meditación, cuando busquemos la ternura de Dios que produce, el estar recogidos en la oración. También pueden visitarlas quienes necesiten un descanso, de la vida agitada que va minando la conciencia y el interior del ser. Estas moradas son como, un fin de semana de descanso. En el Tabor de las cuartas moradas hay alivio a las tensiones del diario vivir, paz y silencio sonoro. Nos estamos acercando a las séptimas moradas, donde habita el Rey; por lo tanto, mientras más cercanos estemos a ella, más hallaremos cosas hermosas y, difíciles de explicar. El Espíritu Santo permitirá explicar lo inexplicable que sucede en el interior, porque, al estar próximos a la morada del Rey, experimentaremos regalos de Dios que son inefables. Debemos entrar en la galería de las cuartas moradas, sin ningún temor.
¿Quiénes viven en ellas?
Los siervos del amor que, se han decidido seguir a Cristo radicalmente; los que practican a la perfección en la cotidianidad, el mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
¿Quiénes habitan estas moradas?
Los caminantes que han dejado caer las máscaras y se han hecho humildes, los que se han acostumbrado a meditar por recogimiento los misterios de la vida de Jesucristo y se dirigen con frecuencia a las tres Personas de la Trinidad, unas veces con sus propios esfuerzos y, otras por don gratuito.
Durante la meditación a Teresa le surgía un gran sentimiento de ternura hacia Dios, de una manera muy sutil. Lo sentía como un don de Dios; percibía que ella colaboraba para que sucediera. Otras veces, lo percibía como un don inmerecido. El ver lo poco que era, su ingratitud para con Dios, quien tantas veces la había llamado a dar el tercer paso sin ella decidirse, el saberse amada por El sin medida, pensando en los sufrimientos que había tenido que soportar...,todo junto, a veces, provocaba desde el interior unas lágrimas de alegría, un consuelo y agradecimiento tan grandes que quedaba embelesada. Ya estaba en las cuartas moradas; cuando Teresa escribe sobre una morada es porque está ahí, viviendo esa experiencia, en profundidad. Todos estos fenómenos, la ternura, el consuelo la alegría; esto es estar en las cuartas moradas.
Constan estas moradas de tres capítulos:
1.- Remite a las terceras moradas, establece la diferencia entre "contentos" y "gustos" y explica la oración de recogimiento.
2.- Desarrolla la oración de quietud, llamada también de gustos.
3.- Oración de recogimiento sobrenatural.
La oración de "sueño de potencias" apenas es mencionada en el Castillo Interior, debe completarse en Vida y Camino de Perfección.
1.- Dios acerca el cielo.
Dios continúa revelándose a través de Jesucristo. En el Padrenuestro rezamos: "Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino". Dios hace de esta petición una realidad en cada persona: El cielo se acerca a la tierra, sumergiéndose en la profundidad del ser humano. Teresa de Jesús, usa esta frase que será la de las cuartas moradas. El cielo es el reino de Dios. Allí habita Dios.
El corazón del creyente se convierte en un cielo, porque Jesucristo le pide al Padre, y El se lo concede. Teresa lo describe, cercano íntimo:
"Un sosiego y gloria en sí mismos, un alegrarse que se alegren todos, una paz perpetua, una satisfacción grande en sí mismos, que les viene de ver que todos santifican y alaban al Señor y bendicen su nombre y no le ofende nadie. Todos le aman, y la misma alma no entiende en otra cosa sino amarle, ni puede dejarle de amar, porque le conoce" (CV 30.5).
En estas moradas Dios quiere darnos aquí en la tierra las primicias del reino futuro. Sentimos los primeros efectos de la Promesa. Dios se nos revela como Amor, de aquí se deriva el agradecimiento a quien tanto da a los que tan poco merecemos:
"Ahora mirad, hijas, qué sabiduría tan grande de nuestro Maestro. Considero yo aquí, y es bien que entendamos, qué pedimos en este reino. Mas como vio Su Majestad que no podíamos santificar ni alabar ni engrandecer ni glorificar este nombre santo del Padre Eterno conforme a lo poquito que podemos nosotros, de manera que se hiciese como es razón, si no nos proveía Su Majestad con darnos acá su reino, y así lo puso el buen Jesús lo uno cabe lo otro, porque entendamos, hijas, esto que pedimos, y lo que importa importunar por ello y hacer cuanto pudiéramos para contentar a quien nos lo ha de dar" (CV 30.4).
2.- Jesucristo nos lleva al Monte Tabor.
La oración del publicano, el anciano Simeón, la imagen del Buen Pastor y el monte Tabor son los pasajes de la Biblia que acompañan al caminante de las cuartas moradas. El monte Tabor lo aglutina todo.
Al igual que el publicano en el templo, ahora podemos hacer oración sin sentirnos superiores a nadie, conociendo nuestra pequeñez (Lc 18,13). El relato del anciano Simeón se incorpora a nuestra experiencia, porque hemos aprendido a reconocer a Jesucristo en medio de la multitud. Intuir el camino de la salvación a través de Cristo nos llena de paz y alegría, como le sucedió a Simeón (Lc 2,27-32).
Comenzamos a ser conscientes de estar habitados por la Trinidad, que habita el centro profundo del ser en las séptimas moradas. A través de Jesucristo hemos ido entrando en el interior del castillo. Ahora Dios Padre, el Rey, y su Hijo Jesús, tomarán la iniciativa y salen a nuestro encuentro, porque han visto toda la preparación que hemos hecho para que esto sucediera.
Uniendo las dos figuras bíblicas, Rey y Pastor, el dueño del castillo nos llama a recogernos en la intimidad a la fiesta de Dios en la tierra. Como el buen pastor que quiere y reconoce a cada una de sus ovejas, desde su habitación de las séptimas moradas lanza un silbido suave, amoroso, que conmociona las entrañas y recoge a la persona dentro de sí. El Tabor hecho realidad (Lc 9,28-36). Montaña mítica, lugar de la Transfiguración, adonde Cristo llevó a algunos de sus discípulos a descansar. Porque la vida de Cristo según santa Teresa, estuvo repleta de trabajos, y sólo en el monte gozó: "Ves mi vida toda llena de padecer y sólo en el monte Tabor habrás oído mi gozo" (R 36). Aquí se descansa de tanto ajetreo y desasosiego del diario vivir.
En estas moradas, Jesucristo lleva a todos sus seguidores al monte Tabor, para que conozcan por adelantado parte de la gloria que les tiene reservada y, entren sin miedo a la fiesta de Dios, que no es otra que, la del amor. Dios ensancha el corazón colmándolo de regalos, hasta que viva más feliz cada día, en su divina presencia.
3.- Oración de recogimiento sobrenatural, de quietud y sueño de potencias.
Esta es la primera habitación en la que entraremos. Desde las segundas y terceras moradas hemos practicado la meditación sobre los misterios de la vida de Cristo. En las terceras aprendimos a hacerlo recogiéndonos en nuestro interior. A veces hemos tenido la sensación de estar en presencia de Dios, o nos ha invadido una alegría inmensa y desconocida. Teresa llama "contentos" a la forma de relacionarse con Dios en la cual la persona colabora bastante para que esto suceda (M 4.1.4-6).
Sorpresivamente y sin ningún esfuerzo humano llega un regalo nuevo; una dádiva generosa en medio de la cotidianidad, en oración de meditación o vocal. Según Teresa de Jesús son los primeros balbuceos deamor dados por Dios. La línea divisoria con la oración de recogimiento de las terceras será sutil y casi imperceptible:
"Un recogimiento que también me parece sobrenatural, porque no es estar en oscuro ni cerrar los ojos, ni consiste en cosa exterior, puesto que, sin quererlo, se hace esto de cerrar los ojos y desear soledad; y sin artificio, parece que se va labrando el edificio" (M4 3,1).
Cuando Dios quiere, regala al alma, la recoge entera dentro de sí, es decir la concentra. Lo hace mediante un silbido tan suave que comprende el alma no haberlo producido ella misma. Cierra los ojos; desea soledad; procura, si puede, que el entendimiento comprenda lo que sucede en silencio, o bien con algunas palabras amorosas dirigidas al Dios que lo habita. Esto equivale a un despertar repentino de la presencia de Dios:
"Visto ya el gran Rey, que está en la morada de este castillo, su buena voluntad, por su gran misericordia quiérelos tornar a él, como el buen pastor, con un silbido tan suave que aun casi ellos mismos no lo entienden hace que conozcan su voz y que no anden perdidos, sino que tornen a su morada, y tiene tanta fuerza este silbido del pastor, que desamparan las cosas exteriores en que estaban enajenados y métanse en el castillo" (M4 3,2).
Todo aquel que en algún momento haya amado a alguien o se haya sentido amado, puede entender esta forma de oración. Podemos decir como Teresa, que la mayoría ha pasado por esta experiencia de amor. Así son las cuartas moradas, quien te ama te lo hace saber.
Las potencias (Memoria, entendimiento y voluntad) se recogen: de ahí que se denomine esta experiencia "oración de recogimiento". Sucede igual con la tortuga, el erizo y el caracol: Cuando se les toda, se repliegan en su interior. Así Cristo aquí, las llamas y se encierran en el interior del ser. Ahora se nos da en cualquier momento este regalo o gracia en cualquier momento o circunstancia y, con más frecuencia. Teresa nos indica lo que debemos hacer cuando en ese momento:
"Lo que entiendo que más conviene que ha de hacer el alma que ha querido el Señor meter en esta morada es lo dicho y, que sin ninguna fuerza ni ruido procure atajar el discurrir del entendimiento, mas no el suspender ni el pensamiento, sino que es bien que se acuerde que está delante de Dios y quién es Dios. Si lo mismo que siente en sí le embebiere, enhorabuena; mas no procure entender lo que es, porque es dado a la voluntad; déjela gozar sin ninguna industria más de algunas palabras amorosas, que procuremos aquí estar sin pensar nada, se está muchas veces, aunque muy breve tiempo" (M4 3,7).
Es decir Dios se dirige a la voluntad y le da un primer toque de amor para decirle que está ahí, que no abandona a la persona, que si tiene paciencia verá grandes cosas. Puede ser un momento, un suspiro el primer susurro divino entregado gratis, sin que merezcamos ni lo hayamos buscado. Son las primicias de amor.
Oración de "gustos" o de quietud. Entramos en la segunda habitación.
Un paso adelante serán los llamados "gustos", también denominados "oración de quietud".
¿En qué consiste esta oración?
Esta oración equivale a encontrarnos de repente con una alegría inesperada. Es una experiencia muy similar a la anterior, pero con mayor conciencia de que Dios quiere comunicarse secretamente con la persona y le hace el regalo de llevarla al monte a disfrutar de su intimidad.
¿Qué produce esta oración?
Este regalo produce una alegría que nace de algo más profundo que el corazón: del centro del alma, es decir de las séptimas moradas, donde habita Dios junto a lo más profundo del ser humano. Por ejemplo: Es como cuando alguien nos regala algo muy deseado, con mucho amor y, nos sorprende con este detalle. Sentimos una gran alegría de recibir gratis algo que necesitábamos y deseábamos. Tan importante será el regalo, como quien lo hace posible. Empezamos a disfrutar en esta tierra algo de la dicha del reino de los cielos, a través, de estos dones. Teresa de Jesús nos dice:
"Comienza su Majestad a comunicarse a esta alma y quiere que sienta ella cómo se le comunica (...) Quiere Dios por su grandeza que entienda esta alma que está su Majestad tan cerca de ella que ya no ha menester enviarle mensajeros, sino hablar ella misma con El, y no a voces, porque está ya tan cerca que en meneando los labios la entiende" (V 14.5).
Por un breve tiempo -no más de media hora-, la voluntad recibe un gran premio, mientras la memoria, el entendimiento y la imaginación pueden estar distraídos. Estoy en Dios, en Cristo, recibo un regalo suyo y, sin saber cómo, puedo estar distraído a la vez. Al estar la voluntad decidida en las terceras moradas, en estas se le hace el don de comenzar a encenderla en amor. Hemos comenzado una relación de amor adulto, que nos acompañará hasta el final del itinerario espiritual. La santa nos explica:
"Cuando es servido hacer alguna merced sobrenatural, produce con grandísima paz y quietud y suavidad de lo muy interior de nosotros mismos, yo no sé hacia dónde ni cómo, ni aquel contento y deleite se siente como los de acá en el corazón -digo en su principio, que después todo lo hinche: base (se va) revirtiendo este agua por todas las moradas y potencias hasta llegar al cuerpo" (M4 2,4).
El corazón se dilata cuando se conoce por experiencia propia, las primeras caricias del amor de Dios, como en el salmo 118,32.
Todos hemos vivido experiencias en la vida que ensanchan el corazón, están dentro del mundo de la afectividad. Suceden cuando decimos: "Ya puedo respirar tranquilo, "dormir a pierna suelta" etc. Ensancha el corazón lo que hace referencia al amor que todos necesitamos para vivir. Este Tabor de las cuartas moradas abre los primeros resquicios al amor, que, por fin despierta.
Sencillamente amemos. Hagámoslo con palabras breves o silencios llenos, como hacen los amadores.
Nuestra maestra nos describe su forma de revivir este don:
"Me era gran deleite considerar ser mi alma un huerto, y al Señor que se paseaba en él. Suplicábale aumentase el olor de las florecitas de virtudes que comenzaban, a lo que parecía, a querer salir, y que fuese para su gloria y las sustentase, pues yo no quería nada para mí, y cortase las que quisiese, que ya sabían de salir mejores" (V 14.9).
Ahora bien, hay que aprender a amar. Porque no es buscar en la oración el estar a gusto, recibiendo regalos de Dios, sin distraernos. Amar es intentar conformar nuestra voluntad con la de Dios, hacer todo lo posible por Jesucristo y la Iglesia y procurar no pecar. Lo importante está en la voluntad, que ha tomado la decisión de llevar una vida espiritual.
Para concluir esta forma de oración Teresa nos dice:
"Para aprovechar mucho este camino y subir a las moradas que deseamos, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así, lo que más os despertare a amar, eso haced. Quizá no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios y procurar, en cuanto pudiéramos, no le ofender, y rogarle que vaya siempre adelante la honra y gloria de su Hijo y el aumento de la Iglesia Católica" (M4 1,7).
Por lo tanto, ya se tiene una clara diferencia entre "gustos" y "contentos". Mientras los "contentos" empiezan en nosotros y acaban en Dios, los "gustos" operan de manera contraria: comienzan en Dios y acaban en nosotros. En ambos casos está la presencia de Dios, de diferente manera. Santa Teresa usa la metáfora de los dos pilones que se llenan de agua de dos fuentes diferentes. Nos aclara aún más: "Estos dos pilones se hinchen de agua de diferentes maneras: el uno viene de más lejos por muchos arcaduces y artificio; el otro está hecho en el mismo nacimiento del agua y vase (se va) hinchando sin ningún ruido, y si es el manantial caudaloso, como éste de que hablamos, después de henchido este pilón procede un gran arroyo; ni es menester artificio, ni se acaba el edificio de los arcaduces, sino siempre está procediendo agua de ahí" (M 4.2.2-4). Quiere decir Teresa que, el agua que viene de los arcaduces representa

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