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Análise de Gênero em La Casa de los Espíritus

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MONOGRAFÍA DE:
ESPAÑOL A: LITERATURA
Análisis de género en “La casa de los espíritus” de Isabel Allende
Autora: Aixa Pabón Ramos
Código BI: xxxxxxxxxx
Supervisor: José Miguel Haro
Convocatoria mayo 2020
Numero de palabras: ---------
RESÚMEN 
El propósito de esta monografía es demostrar como Isabel Allende en su obra La casa de los espíritus logra exponer el tema del género de la época en la que se desarrolla la obra haciendo uso de los personajes, sus acciones y personalidad además de las experiencias que viven los mismos dentro de la sociedad. 
Para iniciar esta monografía se leyó detenidamente la novela con el fin de conocer el contexto de la obra y posteriormente escoger un tema. Luego se analizó la obra mencionada para reconocer los eventos y personajes que mejor reflejasen la situación de género. De igual manera, se leyeron fuentes secundarias relacionadas a la autora y al tema para saber si este había sido previamente estudiado. 
ÍNDICE
Resumen……………………………………………………………………………. 2
Introducción………………………………………………………………………... 4
Capítulo 1……………………………………………………………………………6
Capítulo 2……………………………………………………………………………8
Capítulo 3…………………………………………………………………………….
Conclusión ………………………………………………………………………….
Bibliografía………………………………………………………………………….
INTRODUCCIÓN
Isabel Allende es una escritora, periodista, activista y profesora chilena nacida en 1942. En toda su carrera ha publicado 42 libros que constan de historias, memorias o reflexiones y otras formas artísticas como ópera, teatro o series televisivas. El realismo mágico, una de las formas narrativas que influye en su obra, fue originado en el siglo XX en el cual aspectos reales son distorsionados por hechos fantásticos y son presentados como realisticos dentro de la narrativa. La obra con mayor relevancia en su carrera y la que demuestra explícitamente al movimiento es La casa de los espíritus. Esta novela surge en 1981 cuando Isabel comienza a escribir una carta para su abuelo, la cual recopila memorias y, finalmente, se convertiría en el primer manuscrito para su obra debut.
Así como el realismo mágico fue introducido en los movimientos de la época, una nueva propuesta estaba tomando forma en la segunda década, la llamada posestructuralista, la cual “[…] planteó una visión mucho más amplia y plural en torno al texto literario, ya que éste fue visto no sólo como un sistema regido por leyes generales que lo regulan, sino como un fenómeno discursivo que, por ende y en tanto que habla más que lengua, es atravesado por toda una serie de valores ideológicos y culturales” (Marín, 2008, p. 68). De allí es que estudios sociales y culturales convergen con las técnicas literarias, recursos poéticos y narratológicos para crear nuevas obras literarias. Estas se convierten en formas literarias de exponer acontecimientos pasados, presentes y fantásticos que son de interés social manteniéndose en la estructura común de un texto literario. 
Los valores ideológicos y culturales son un conjunto de pensamientos, costumbres y principios que se adaptan conforme al paso del tiempo y de las situaciones sociales. Allende en su primera obra, como antes dicho, al ser una recopilación de memorias, logra incluir en el texto una serie de valores ideológicos como lo son los conflictos políticos que se generaron entre izquierda y derecha, la desigualdad económica entre personas de distintas clases económicas y la cultura religiosa que influía en todo ámbito; todas estas se vinculan estrechamente con las normas sociales ya que dependiendo de ellas las personas eran o no aceptadas y respetadas en la sociedad. 
Dentro de estas normas sociales se incluyen el análisis de género que estudia las normas o reglas culturales en relación con la conducta y deber de la sociedad. “[…]el espacio de la subalternidad habitado por todo lo que escapa a las pautas culturales construidas como normales, y que se relacionan con el deber ser “hombre” o “mujer”” (Romero, 2018). De esta manera se origina una literatura feminista donde, como expresa Vivero Elizabeth en su artículo “El género en la teoría literaria” (2008, p. 69), no se trata de marginar o crear una distinción entre hombres y mujeres, sino de dar la posibilidad al emisor y receptor de transmitir ideas, pensamientos y hechos que han marcado la cultura desde la perspectiva femenina. A partir de esto, la presente monografía pretende demostrar cómo Isabel Allende bajo sus creencias y experiencias hace uso distintos elementos estructurales de la literatura como el espacio, narrador y personajes para expresar los cambios que se dieron en cuanto al rol de género reflejados en su obra. 
CAPÍTULO 1
Desde las primeras civilizaciones ha existido una organización dividida en base de género y aptitudes. El poder masculino se origina a partir de la fuerza que le otorgaba al hombre las tareas más duras y por lo tanto más valoradas, que lo ubican más arriba en las pirámides sociales. El abuso de este poder ha desembocado en lo que hoy en día se conoce como patriarcado. Este es la marcada división entre el género masculino y el femenino, en el cual el hombre toma poder sobre la mujer. “Podemos empezar diciendo, por tanto, que el patriarcado invisibiliza a las mujeres. Les roba espacios y tiempos propios, les deniega toda responsabilidad que no esté relacionada con las acciones que él mismo considera que les “son propias por naturaleza”” (Rodríguez Prieto; Seco Martínez, 2006)
El espacio dentro de la literatura al igual que el resto de los recursos estructurales de una obra han ido evolucionando conforme el paso del tiempo. Estos han adquirido diferentes enfoques dependiendo de los autores, movimientos artísticos y estilísticos. En el caso del espacio no ha habido ninguna excepción. En el texto escrito por Silvia Araujo y Ximena Picallo (ESPACIO Y LITERATURA: CÓMO SE TRABAJA EL ESPACIO EN LA TEORÍA LITERARIA, 2013) se desarrolla cómo el uso y concepto de este se ha visto cambiante en la literatura. Se expone que en un inicio el espacio literario era tan solo un elemento verbal, inmóvil que tan solo se presentaba para que se desarrollen en él los verdaderos conflictos. Con el paso del tiempo en el siglo XIX y XX los esquemas narratológicos emplean al espacio como un concepto simbólico y explicativo que se vincula con conceptos psicológicos y sociológicos, además de relacionarse con otros elementos como los personajes y el tiempo.
La casa de los espíritus narra la vida de tres generaciones de la familia Trueba. Dentro de esta obra Allende hace uso de este nuevo estilo de espacio que surge en el siglo XIX. El relato se desarrolla peculiarmente en un espacio ficcionalizado, pues nunca se indica literalmente en donde se ubica, sin embargo, el lector lo puede asociar con la nación latinoamericana de Chile. Dentro de este espacio abierto las acciones suceden principalmente en dos espacios cerrados específicos como lo son las Tres Marías y la Casa de la Esquina. Ambos corresponden al llamado tercer espacio planteado por Edward Soja y citado en el texto de Araujo y Picallo. Este tipo de espacio plantea un nuevo concepto el cual está modelado por la política, cultura y espacialidad social, y permite organizar el material narrativo además de ser un exponente de lo que Roland Barthes denomina como “efecto realidad”.
Estas definiciones se logran distinguir dentro La casa de los espíritus mediante las normas sociales que regían sobre el género. En este espacio abierto se desarrollan ideologías de roles en las cuales al hombre se le atribuye un rol que prevalece en el estudio, participación política, el ámbito laboral y hasta en la lucha social, como se lo evidencia con Esteban, Pedro y Miguel como actores principales en los cambios de la nación. Mientras que la mujer, por otro lado, se le otorga un papel dentro de la casa, estudios básicos y tareas familiares. A pesar de la diferenciación de roles que la obra retrata, la narrativa de Allende empodera peculiarmente a las mujeres en su obra, pues en medio de estas actividades masculinas resaltalas actividades femeninas dentro de los mismos espacios. 
Esta nueva perspectiva de género se la evidencia en los espacios cerrados donde existe un contrapunto mucho más evidente entre lo que eran las actividades femeninas y masculinas. Para comprender de mejor manera la idea se analizará a profundidad la Casa de la Esquina en la cual en este caso tiene un símbolo ideológico en la época que es dividida entre Clara y Esteban ada uno ocupaba su espacio para sus actividades respectivas.
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 En toda su narrativa se relata aspectos de amor, odio, muerte, política, religión y género. En cuestión de género se pueden distinguir a dos personajes. Esteban Trueba como el patriarca y a Clara como matriarca. Este relato establece varias relaciones en cuanto al género, que van evolucionando conforme el desarrollo de este. A pesar de la diferenciación de roles que la obra retrata, la narrativa de Allende empodera peculiarmente a la mujer dentro de su obra, Clara con sus poderes, Rosa con su belleza y hasta Nívea con sus intentos por obtener el voto femenino. 
P. 238
P. 298
P. 268
CAPÍTULO 2

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