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Urbanismo ecológico. Volumen 7. Interactuar - Mohsen Mostafavi (editor)_ Gareth Doherty (editor) - (2014)

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INTERACTUAR
La ecología como “el estudio de la interacciones entre los 
organismos y el entorno” se basa en el principio de la interacción. 
En sus mapas de regiones urbanas, Richard T. T. Forman investiga 
la interacción entre las ciudades y sus periferias. Examina 
38 regiones urbanas de al menos 1.000 km2 y demuestra que 
la ecología no puede entenderse por las fronteras físicas: las 
ciudades interactúan con sus regiones y van más allá. Chris Reed 
entiende la ecología como la “idea (y fuerza) más informadora 
sobre cómo se construyen las ciudades, cómo evolucionan, cómo 
cobran forma y cómo se reconfiguran a través del tiempo”. Pierre 
Bélanger sugiere que la infraestructura proporciona la estructura 
conectiva para regiones y ciudades a lo largo del tiempo: la 
infraestructura estipula el marco donde sucede la interacción. 
El diagrama en sección de Nueva York de Christoph Niemann 
representa las interacciones generadas por las múltiples 
infraestructuras de la ciudad, mientras que el trabajo colectivo de 
los artistas de Rebar, de San Francisco, opera bajo la categoría 
de un llamado “urbanismo generado por los usuarios”, descrito 
como el “urbanismo táctico de quienes son capaces de ingeniar 
usos temporales y provisionales, y para ello buscan nichos y 
lagunas en el tejido socioespacial”. La obra de Rebar hace hincapié 
en el papel de las interacciones como componentes clave de 
un urbanismo ecológico.
 
La ecología urbana y la distribución de la naturaleza 
en las regiones urbanas
Richard T. T. Forman
La agencia ecológica
Chris Reed
Infraestructura neoyorquina
Christoph Niemann
Redefinir la infraestructura
Pierre Bélanger
Urbanismo generado por los usuarios
Rebar
Experimentos urbanos y ecológicos en el espacio público
Alexander J. Felson y Linda Pollack
Una perspectiva holística del fenómeno urbano
Salvador Rueda
Nuevo sistema de parques para Gwanggyo
Yoonjin Park y Jungyoon Kim (PARKKIM)
Una metodología para la innovación urbana
Alfonso Vergara, Mark Dwyer y Aaron Kelley
Greenmetropolis
Henri Bava, Erik Behrens, Steve Craig y Alex Wall
INTERACTUAR
 
 
8
 
INTERACTUAR
La ecología urbana 
y la distribución de la naturaleza 
en las regiones urbanas
Richard T. T. Forman
Aunque el campo de la ecología tiene una larga historia de casi 
ciento cincuenta años, la ecología urbana aparece justo a tiempo 
para vérselas con el “tsunami urbano”, el cambio y la poderosa 
dispersión de la urbanización. Mientras tanto, la naturaleza cir­
cundante y los sistemas medioambientales naturales de los que 
dependemos de manera tan fundamental como cotidiana se 
están replegando rápidamente. El objetivo de este artículo es 
presentar brevemente el desarrollo de la ecología, la ecología 
urbana y el medioambientalismo y delinear algunos principios 
espaciales útiles para comprender la naturaleza que rodea a las 
ciudades, destacar su distribución y ofrecer una visión de su 
planificación en las regiones urbanas.
Ecología, ecología urbana y medioambientalismo
La ecología apareció en Alemania en la década de 1860, y en la 
década de 1890 en Europa fue reconocida como disciplina científi­
ca que aunaba la ecología vegetal y la animal con la biología de 
agua dulce y salada.1 Hacia 1900 llegó al Medio Oeste de Estados 
Unidos, con un énfasis en la sucesión ecológica, y entre 1912 y 1915 
se fundaron asociaciones profesionales y revistas académicas 
dedicadas a su estudio. La ecología moderna se gestó entre las 
décadas de 1940 y 1950, destacando los ecosistemas y la ecología 
teórica de comunidades y de sistemas. Desde la década de 1980 se 
han venido desarrollando muchas subespecialidades, como la eco­
logía de paisajes, la biología conservacionista y la ecología urbana. 
Afortunadamente, los ecologistas de distintos tipos han sabido 
unirse alrededor de una definición central de la ecología como “el 
estudio de las interacciones entre los organismos y el entorno”.
Puesto que va asociada al concepto de ciudad, considero la eco­
logía urbana como “el estudio de las interacciones entre los orga­
nismos, las estructuras construidas y el entorno natural, donde la 
gente se congrega alrededor de las ciudades”. En esencia, los orga­
nismos son las plantas, los animales y los microbios; las estructu­
ras construidas son edificios, calles y carreteras; y el entorno 
natural es el suelo, el agua y el aire. La ecología urbana es útil para 
muchas áreas de estudio relacionadas, entre las que destacan la 
sociología (interacciones entre la gente), el ocio y la estética (inte­
racciones entre la gente y los organismos), la arquitectura y el 
transporte (interacciones entre la gente y las estructuras construi­
das) y la ingeniería y la salud pública (interacciones entre la gente 
y el entorno natural). Desde 1990, la ecología urbana como área 
4
 
embrionaria de estudio ha ido agregando equipos de investiga­
ción sistemática a los continuos descubrimientos de sus percepti­
vos pioneros. Hoy, entre las grandes aproximaciones a la ecología 
urbana y sus centros de estudio se encuentran:2 trazado de hábi­
tats y biotopos (Berlín), tipos y riqueza de especies (Berlín, Mel­
bourne), gradaciones entre la ciudad y el campo (Melbourne, Balti­
more) y modelado y flujos biogeoquímicos y materiales (Phoenix, 
Seattle), sistemas biofísicos humanos (Phoenix, Baltimore, Seat­
tle) o cambio de funciones en la estructura de las regiones urbanas 
(análisis mundiales).3 Hace dos décadas, el diseño medioambien­
tal urbano casi no disponía de una ecología urbana de la que 
valerse, pero hoy las cosas han cambiado.
En los últimos dos siglos de “grandes ideas” sociales –la reli­
gión, la ciencia y el racionalismo, el nacionalismo, el trabajo pro­
ductivo, el comunismo y el crecimiento económico–, el concepto 
del medioambientalismo pasó casi desapercibido.4 Sin embargo, 
y gracias al libro Primavera silenciosa de Rachel Carson,5 un 
buen día empezó a aparecer en los titulares y, durante las déca­
das de 1960 y 1970, se popularizó al relacionarse con un amplio 
espectro de temas: los pantanos, los lobos, los ríos llenos de 
espumas y el aire asfixiante. A las organizaciones medioambien­
talistas, los partidos políticos, las leyes y los reglamentos, le 
siguieron algunos éxitos tan rápidos como visibles, tanto en paí­
ses desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo. Las 
conferencias y los tratados internacionales ayudaron a que el 
medioambientalismo penetrara en nuestras conciencias y, final­
mente, entre las décadas de 1990 y 2000, la urbanización (en 
especial la dispersión urbana) y el cambio climático urbano 
pusieron al medioambientalismo en boca de todos como una de 
las “grandes ideas” de la historia. La ecología, con su embriónica 
variante urbana en rápido crecimiento, ha emergido como un 
área clave para las soluciones sociales.
Principios espaciales para la naturaleza en las regiones urbanas
La región urbana (con un radio de entre 70 y 100 km para una ciu­
dad con más de 250.000 habitantes) cuenta con una zona central 
metropolitana, en esencia construida, rodeada por un anillo 
regional urbano con porciones internas y externas.6 ¿Es preferi­
ble que la gente y la naturaleza coexistan en una región (o paisaje) 
de grano grueso o fino? Las zonas de grano grueso tienen gene­
ralmente grandes parches, mientras que las de grano fino son 
una mezcla de diversos usos de la tierra de menor tamaño.7 Los 
primeros sirven de soporte a la especialización, como en el caso de 
una ciudad con una ópera y un museo de arte, o una zona protegi­
da con osos y gatos monteses, pero acceder a los diferentes recur­
sos comporta una importante inversión de tiempo y de medios. Un 
paisaje de grano fino reduce gran parte de la especialización, pero 
sirve de apoyo a los generalistas que avanzan en base a usos de 
tierra múltiples y cercanos. Para obtener beneficios de ambos 
5INTERACTUAR
tipos de paisaje, se considera un diseño óptimo, tanto para la 
naturaleza como las personas, una región de grano grueso con 
algunas zonas de grano fino.8 Esta solución permite un amplio 
espectro de recursos de uso de tierras, limita los tiempos y los 
costes de transporte y la superficie de tierra contaminada y man­
tiene a los generalistas, la diversidad y la especialización.
La naturaleza o el sistema natural (es decir, aquello que los 
humanos no hemos hecho o alterado demasiado) está presente en 
ciertas zonas de una región urbana, aunque por lo general aparece 
de diversas formas alteradas o degradadas.9 Se pueden reconocer 
fácilmente cuatro categorías, que van desde una zona natural (la 
naturaleza casi “pura”) hasta aquellas donde solo quedan pedaci­
tos y jirones de naturaleza: la natural, la seminatural, la zona verde 
de uso intensivo y las zonas construidas. Una “zona natural” no 
está cultivada y carece de una gestión o un uso intensivos (como un 
bosque relativamente grande o una zona desierta con escasos usos, 
por lo general en el anillo exterior de la región urbana). Una “zona 
seminatural” se asemeja a un ecosistema natural, aunque está sig­
nificativamente alterada o degradada, a menudo se entremezcla 
con espacios de uso intensivo sin construir, como un parque bos­
coso o una vía verde. Una “zona verde de uso intensivo” está princi­
palmente cubierta de vegetación, tiene un gran uso por parte de la 
población o está gestionada o mantenida intensivamente, como un 
parque con hierba y árboles, un campo de golf o una explotación 
agrícola. Por último, una “zona construida” es aquella con edifica­
ción continua y densa que viene acompañada de carreteras, calles 
y demás estructuras humanas, así como zonas residenciales e 
industriales. Estas cuatro categorías, que van de lo natural a lo 
Cuatro principios para comprender 
la naturaleza en las regiones 
urbanas y para su planificación 
o diseño espacial
6
 
construido, representan una amplia secuencia de niveles de altera­
ción o degradación ecológica, donde la actividad humana hace 
decrecer la estructura natural vertical, el patrón horizontal y/o los 
flujos y los movimientos. Recuperar los últimos tres tipos y devol­
verlos a una condición natural (que puede parecer muy distinta del 
estado previo) puede lograrse mediante procesos de sucesión eco­
lógica naturales allí donde cesa el mantenimiento, por sucesión 
humana acelerada o por planificación ecológica.10
Las interacciones y los efectos recíprocos entre las personas y 
la naturaleza son fundamentales para entender y planificar las 
regiones urbanas, pues resulta clave la importancia relativa de 
las cuatro opciones (la gente afecta de manera positiva o negati­
va a la naturaleza, y viceversa).11 Aunque normalmente las perso­
nas tienen muy pocos efectos positivos sobre la naturaleza, estos 
pueden cobrar importancia en el caso en que la naturaleza esté 
especialmente degradada; mientras que los efectos positivos y 
negativos de la naturaleza sobre las personas parecen tener una 
importancia general media. Aunque algunos de estos efectos 
sean muy significativos, como los desastres naturales o los ser­
vicios que ofrece la naturaleza (o los ecosistemas),12 sorprenden­
temente parecen dar pie a poquísima planificación. Aun así, en 
lo que se refiere a la interacción, lo más importante es, sin duda, 
el impacto negativo del hombre sobre la naturaleza, cuya letanía 
no solo nos es familiar, sino excesivamente diversa, mientras 
que sus efectos son casi ubicuos. Este impacto predominante­
mente negativo sobre la naturaleza significa que una mezcla de 
personas y naturaleza de grano fino es el peor diseño posible: se 
acabaría con las áreas naturales dejando solo espacios verdes de 
Disposición de la naturaleza, 
la naturaleza alterada y la gente 
en la región urbana. Aquí se ilustran 
muchos principios espaciales 
y ecológicos. La ciudad dentro de 
un área básicamente metropolitana 
y construida está al fondo; las 
regiones urbanas interiores y 
exteriores pueden verse arriba. 
N = zona natural (protegida); 
S = zona seminatural; I = zona verde 
de uso intensivo; A = tierra 
cultivable (un tipo de zona verde 
de uso intensivo dentro de la región 
urbana); B = zona construida; 
R = zona residencial; I = zona 
seminatural de parques; 
2 = agricultura urbana; 
3 = industria; 4 = comercio; 
5 = parque de uso intensivo; 
6 = zona de gobierno, cívica, 
educativa, cultural y religiosa; una 
línea punteada de un zona natural 
diferencia efectos y condiciones 
de borde significativas.
7La ecología urbana y la distribución de la naturaleza 
 
INTERACTUAR
uso intensivo y zonas construidas a través de una región urbana 
con una naturaleza y sociedad empobrecidas.
¿Qué alcance tienen los efectos del hombre sobre la naturaleza? 
Algunos son globales, como los gases de efecto invernadero, mien­
tras que otros son “regionales” y cubren un radio de entre 10 y 
100 km, y otros “locales” se producen en un radio de 100 y 1.000 m 
y son comunes y especialmente importantes para el análisis y la 
planificación de la región urbana.13 Los efectos del “lugar” a corto 
plazo (es decir, a escala de barrio o más pequeña) son también 
diversos e importantes.14 Obsérvese que los efectos de mayor 
alcance también operan a distancias menores, de modo que un 
gran número e intensidad de interacciones entre personas y natu­
raleza afecta a las zonas adyacentes. Esto refuerza la importancia 
de proteger las zonas naturales grandes y evitar la dispersión 
urbana. Cerca de dos tercios de los efectos del ser humano sobre 
los recursos naturales tienen un rango de cerca de 50 km,15 lo que a 
grandes rasgos comprende el anillo interior de la región urbana en 
las grandes ciudades.16 Este análisis de las distancias supone, de 
una forma un tanto conservadora, que la gran ciudad es la fuente 
de los efectos, pero sin duda hay otras fuentes dispersas a lo largo 
del anillo de la región urbana, de modo el impacto negativo sobre 
la naturaleza es mucho mayor. Es así como las zonas naturales 
suelen situarse en el anillo exterior de la región urbana. Sin duda, 
las porciones limítrofes degradadas17 de zonas naturales son en 
potencia mayores a medida que se acercan a la ciudad, por lo que 
las zonas protegidas dentro del anillo de la región urbana deben 
ser muy grandes para contener una zona natural interior.
La distribución de la naturaleza y la naturaleza degradada en 
las regiones urbanas
Las zonas naturales, las seminaturales, las verdes de uso inten­
sivo y las construidas se disponen de formas bastante predeci­
bles dentro de la región urbana. Las zonas naturales tienden a 
ser escasas; las más grandes suelen situarse en el anillo exterior 
de la región urbana y las más pequeñas en el anillo interior, don­
de las áreas construidas son más extensas y el efecto de límite es 
mayor.18 En contraste, las zonas seminaturales pueden estar 
muy dispersas e incluir grandes parques urbanos, algunos tra­
mos de corredores fluviales, franjas o vías verdes, zonas de tala 
activa, así como porciones limítrofes de las zonas circundantes. 
Las zonas verdes de uso intensivo se caracterizan por ser peque­
ños parques urbanos, partes de parques más grandes, diversos 
tipos de pequeños parches –un campo de golf, un vertedero, una 
planta de tratamiento de aguas, una gravera– y tierras de culti­
vo, entre las que se incluyen la agricultura urbana en el área 
metropolitana, huertos y otras explotaciones agrícolas dentro de 
la región urbana. Las áreas construidas con pedacitos de natura­
leza cubren la zona metropolitana y las áreas residenciales, 
comerciales e industriales circundantes.
1 Worster, Donald, Nature’s Economy, 
Cambridge University Press, Nueva York, 
1977; McIntosh, Robert P., The Back-
ground of Ecology, Cambridge University 
Press, Nueva York, 1985.
2 Sukopp, Herbert y Hejny, S. (eds.), 
Urban Ecology: Plants and Plant Commu-nities in Urban Environments, SPB Acade-
mic Publishing, La Haya, 1990; Pickett, S. 
T. A. et al., “Urban Ecological Systems: Lin-
king Terrestrial Ecological, Physical, and 
Socioeconomic Components of Metropoli-
tan Areas”, Annual Review of Ecology and 
Systematics, núm. 32, 2001, págs. 127-
157; Grimm, N. B. et al. “Global Change 
and the Ecology of Cities”, Science, núm. 
319, 2008, págs. 756-760; Marsluff, J. M. et 
al. (eds.), Urban Ecology: An International 
Perspective on the Interaction Between 
Humans and Nature, Springer, Nueva 
York, 2008; Alberti, Marina, Advances in 
Urban Ecology: Integrating Humans and 
Ecological Processes in Urban Ecosys-
tems, Springer, Nueva York, 2008; McDon-
nell, Mark J.; Hahs, Amy K. y Breuste, Jür-
gen H. (eds.), Ecology of Cities and Towns: 
A Comparative Approach, Cambridge Uni-
versity Press, Nueva York, 2009.
3 Forman, Richard T. T., Urban Regions: 
Ecology and Planning Beyond the City, 
Cambridge University Press, Nueva York, 
2008.
4 McNeill, John Robert, Something New 
Under the Sun, Norton, Nueva York, 2000; 
Forman, Richard T. T., op. cit.
5 Carson, Rachel, Silent Spring, 
Houghton Mifflin/Riverside Press, Boston/
Cambridge (Mass.), 1962 (versión caste-
llana: Primavera silenciosa, Crítica, Barce-
lona, 2005).
6 Forman, Richard T. T., op. cit.
7 Forman, Richard T. T., Land Mosaics: 
The Ecology of Landscapes and Regions, 
Cambridge University Press, Nueva York, 
1995.
8 Ibíd.
9 Forman, Richard T. T., Urban Regions, 
op. cit.
10 Johnson, Bart R. y Hill, Kristina (eds.), 
Ecology and Design: Frameworks for Lear-
ning, Island Press, Washington, 2002; 
Hough, Michael, Cities and Natural Pro-
cess, Routledge, Nueva York, 2004 (ver-
sión castellana: Naturaleza y ciudad: plani-
ficación urbana y procesos ecológicos, 
Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1998).
11 Forman, Richard T. T., Urban Regions, 
op. cit.
12 Daily, Gretchen C., Nature’s Services: 
Societal Dependence on Natural Ecosys-
tems, Island Press, Washington, 1997; 
Millennium Ecosystem Assessment: 
Current State and Trends, Island Press, 
Washington, 2005; Forman, Richard T. T., 
Urban Regions, op. cit.
8
 
El paisaje óptimo de grano grueso con pequeñas zonas de grano 
fino puede apreciarse en zonas naturales, agrícolas y construi­
das.19 Los grandes parches de los tres tipos de usos de la tierra 
conservan su integridad y sus componentes especializados. Los 
parches de grano fino son comunidades de personas con sus pro­
pias parcelas de cultivo y pequeñas zonas verdes de uso intensi­
vo. Cuatro comunidades rodeadas por una red de corredores ver­
des20 es una de las opciones para crear una zona mixta de grano 
fino, a diferencia de la zonificación utilizada en las grandes 
áreas residenciales. Cada comunidad tiene recursos de uso fre­
cuente (comercios, lugares de trabajo, parques), que disponen de 
diferentes sistemas de transporte público o bicicletas. Los efec­
tos de largo alcance que las personas ejercen sobre la naturaleza 
abarcan toda la región;21 los de medio alcance son especialmente 
importantes dentro del anillo de la región urbana y los de corto 
alcance operan en la vecindad inmediata donde la gente vive.
El concepto de una red esmeralda de grandes parches naturales 
y seminaturales conectados por corredores verdes es muy útil 
para la mayoría de las zonas urbanas.22 Los corredores incluyen 
arroyos y ríos (cintas azules y verdes), cintas verdes y cuerdas 
(caminos), pueden potenciarse agregando pequeños parches ver­
des (perlas).23 Estas conexiones funcionan para el desplazamien­
to de las personas (locales y senderistas), la vida silvestre (espe­
cies de plantas y animales) y el agua (arroyos, canales y ríos). Tres 
componentes de esta red tienden a persistir frente al avance de la 
civilización (y del cambio climático):24 las grandes zonas naturales 
(por su integridad y tamaño), los corredores fluviales (muchos ríos 
son demasiado grandes como para cubrirlos o desviarlos, y nor­
malmente las infraestructuras corren paralelas a ellos) y la cade­
na de perlas (al tratarse de un camino transitado conectado con 
parques de barrio).
En conclusión, la ecología urbana ofrece principios espaciales 
valiosos para una época con mayor conciencia ambiental y urba­
na. Aunque las zonas naturales sean escasas en una región urbana, 
la naturaleza abunda en formas entre leve o gravemente degra­
dadas, y puede mejorarse mediante el diseño y la planificación. 
Estos sistemas naturales son especialmente importantes en las 
regiones urbanas, donde deben dar servicio a una gran pobla­
ción, abastecer de agua potable, ocio, control contra inundacio­
nes, tierras cultivables, humedales, protección contra la erosión 
y sedimentación del suelo, biodiversidad, absorción y descom­
posición de los residuos, estética o inspiración. La proximidad 
es un valor económico; la horticultura local abastece de frutas 
y verduras a restaurantes y mercados, los acuíferos protegidos y 
los embalses de las regiones urbanas abastecen de agua limpia 
y los espacios verdes atraen el ocio y el turismo. El futuro de los 
sistemas naturales y de estos servicios en la región urbana está 
en manos de, entre otros, los urbanistas y proyectistas que darán 
un paso al frente por la naturaleza y la sociedad.
13 McDonald, R. I. et al., “Urban Effects, 
Distance, and Protected Areas in an Urba-
nizing World”, Landscape and Urban Plan-
ning (en prensa).
14 Matlack, G. R., “Sociological Edge 
Effects: Spatial Distribution of Human 
Impact in Suburban Forest Fragments”, 
Environmental Management, núm. 17, 
1993, págs. 829-835.
15 McDonald, R. I. et al., op. cit.
16 Forman, Richard T. T., Urban Regions, 
op. cit.
17 Forman, Richard T. T., Land Mosaics, 
op. cit.
18 Ibíd.
19 Ibíd.
20 Forman, Richard T. T., Mosaico territo-
rial para la región metropolitana de Barce-
lona, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 
2004; Urban Regions, op. cit. 
21 McDonald, R. I. et al., op. cit.
22 Múgica, M., de Lucio, J. V. y Pineda, F. 
D., “The Madrid Ecological Network”, en 
Nowicki, P. et al. (eds.), Perspectives on 
Ecological Networks, European Centre for 
Nature Conservation, Arnhem, 1996; Bab-
bitt, B., Cities in the Wilderness, Island 
Press, Washington, 2005; Forman, Richard 
T. T., Mosaico territorial, op. cit.; Urban 
Regions, op. cit.
23 Richard T. T., Mosaico territorial, op. cit.
24 Richard T. T., Urban Regions, op. cit.
9La ecología urbana y la distribución de la naturaleza La ecología urbana y la distribución de la naturaleza 
 
INTERACTUAR
tales. Nótese que en la proximidad 
de la ciudad y de las principales 
zonas boscosas, el bosque es un 
lugar para ocio, arroyos, protección 
de las laderas y de aire limpio y fres-
co. Los grifos representan el sumi-
nistro de agua; los búhos, la biodi-
versidad; las fresas, los huertos, y el 
símbolo de sonido, el ruido de avio-
nes sobrevolando la zona.
Determinar las fronteras de las 
zonas urbanas ayuda a discernir 
las zonas primarias de flujos, movi-
mientos e interdependencias entre 
la ciudad y su entorno. Los modelos 
alternativos de urbanización hori-
zontal (que incluyen la dispersión 
urbana) se evalúan desde la pers-
pectiva de la naturaleza y de las 
personas, recurriendo a los princi-
pios del uso de las tierras tomados 
de la ecología de paisajes, la planifi-
cación del transporte y la hidrología. 
Se señalan los modelos espaciales 
para crear mosaicos de tierras sos-
tenibles y las regiones urbanas se 
consideran en contextos mayores 
que van desde el cambio climático 
hasta la pérdida de biodiversidad, 
los desastres naturales y el sentido 
de pertenencia a un lugar.
Este es un extracto del libro de Richard T. T. 
Forman Urban Regions: Ecology and Plan-
ning Beyond the City (Cambridge University 
Press, Nueva York, 2008), y los gráficos son 
de Taco Iwashima Matthews.
Los sistemas naturales y sus usos 
humanos son de vital importancia 
para las regiones urbanasdonde los 
diversos espacios verdes y construi-
dos de valor similar se entremez-
clan. El libro Urban Regions combina 
el planeamiento urbano y la ciencia 
ecológica y examina 38 regiones de 
todo el mundo. A continuación pre-
sentamos una selección de mapas 
tomados del libro cuyo objetivo prin-
cipal es descubrir los patrones 
comunes o distintivos más impor-
tantes de los sistemas naturales y 
sus usos humanos.
En los mapas, el rojo representa los 
distintos tamaños de las zonas 
metropolitanas. El verde oscuro sim-
boliza los bosques y las zonas fores-
con vistas a la ciudad tienen una 
cobertura vegetal natural de entre 
el 90 y 100 % en las laderas, mien-
tras que el 30 % de las ciudades 
con laderas con vistas a la ciudad 
tienen solo entre un 25 y 30 % de 
cobertura vegetal natural.
 – De media, los embalses cuentan 
con las zonas de drenaje mejor pro-
tegidas por la vegetación, mientras 
que la protección de las zonas de 
drenaje de lagos y ríos es muy 
variable.
 – Una forma metropolitana compacta 
es el atributo más común de un ter-
cio de las regiones urbanas, lo que 
sugiere que la planificación regional 
y una autopista de circunvalación 
son los atributos más frecuentes de 
un sexto de las regiones.
 – Las poblaciones limítrofes con las 
zonas agrícolas y naturales están 
ampliamente difundidas y aparecen 
en más del 75 % de las regiones.
Las conclusiones más destacadas 
de la serie de mapas completa son:
 – Apenas un quinto de las regiones 
está cubierto de vegetación natural, 
más del 80 % alrededor de los ríos y 
los arroyos principales. Otro quinto, 
un 40-70 %, tiene una cubierta natu-
ral. Las tierras de cultivo son el uso 
principal en las inmediaciones de los 
ríos y de los arroyos principales de 
casi todas las regiones urbanas.
 – Más de la mitad de las ciudades 
con colinas o montañas cercanas 
10
 
millas
CIUDAD DE MÉXICO
México
1 Vegetación natural o seminatural y plantación 
 de bosques
2 Frutales, café o té, palmeras datileras, palmeras 
 aceiteras o silvicultura
3 Zona cultivada (arroz, trigo, maíz, alubias, 
 verduras, etc.)
4 Pastos, con y sin ganadería, o sabana boscosa
5 Superficie de tierra desnuda con o sin arbustos 
 dispersos u otras plantas de clima árido
6 Gran ciudad y zona construida adyacente casi 
 continua
Ladera con vistas a la ciudad
Vertedero/eliminación/reciclaje de residuos 
sólidos
Volcán
Mala calidad de agua
Abastecimiento de agua
Humedal
60 % de distancia a una ciudad menor, 
pero > 250.000 personas
70 % de distancia a población < 250.000 
fuera de la región
Tipos de cobertura Lugares
Agua salada
Agua dulce
Bosque/zona forestal1
Cultivo de árboles pequeños2
Tierras de cultivo3
Pastos4
Desierto o zona desertificada5
Zona metropolitana6
Zona construida pequeña/mediana
Río/arroyo principal
Autopista de varios carriles
Carretera principal pavimentada de doble vía
Camino principal sin pavimentar
Frontera de región urbana
Aeropuerto
Calidad del aire pobre
Zona biodiversa
Zona residencial
Muelles
Cuenca de drenaje junto a suministro de agua
Estación terminal
Zona con riesgo de incendios
Zona con riesgo de inundaciones
Zona industrial
Zona de frutales/huertos junto a la ciudad
Mina
Sierra
Ruido de aviones
Frontera política/administrativa
Zona turística o de ocio
Salar o lago intermitente
Tratamiento de agua
11La ecología urbana y la distribución de la naturaleza 
 
INTERACTUAR 12
 
13La ecología urbana y la distribución de la naturaleza 
 
Europa América del Norte Sudamérica África Asia occidental a oriental Sur de Asia a Australia
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n
Longitud del borde de la zona metropolitana (km)
Superficie del anillo de la región urbana (fuera de la zona metropolitana) (km2)
Distancia media entre la zona metropolitana y las ciudades satélites (km)
Número de ciudades satélites en la región urbana (nº)
Número de zonas construidas en el perímetro de la zona metropolitana (nº)
Número de cuñas verdes en el perímetro de la zona metropolitana (nº)
Espacio verde de mayor tamaño en la zona metropolitana (km2)
Densidad estimada de corredores verdes en la zona metropolitana (nº/unidad)
Densidad estimada de parches verdes dentro de área metropolitana (nº/unidad)
Distancia desde la ciudad al aeropuerto más próximo (km)
Distancia del centro de la ciudad al volumen de agua más próximo
(mín. = cerca, máx. = lejos)
Cubierta vegetal natural junto a ríos y arroyos principales (% longitud del río)
Número de paisajes agrícolas en la región urbana (nº)
Número de grandes humedales en la región urbana (nº)
Número de brechas entre paisajes naturales en la región urbana (nº)
Número de brechas y conexiones angostas entre paisajes naturales (nº)
Número de zonas boscosas en la región urbana (nº)
Relación longitud/anchura de metro
Relación perímetro/área de metro
Zona de metro (km2)
Perímetro del metro (km)
Precipitación (cm)
Temperatura (en ºC)
Elevación (m)
Población urbana
La tabla presenta valores con relación al valor más alto para cada criterio.
El valor más alto equivales al 100 % (cuadrado completo) y los demás son proporcionales.
Los mapas del libro Urban Regions de 
Richard T. T. Forman analizan 38 
regiones urbanas alrededor del mundo. 
Este diagrama, organizado por 
continentes y mediante una selección 
de características propias de las 
regiones urbanas, es un resumen de 
alguna de esa información (diagrama 
de Adi Assif, GSD, Harvard University)
14INTERACTUAR
 
Europa América del Norte Sudamérica África Asia occidental a oriental Sur de Asia a Australia
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C
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rr
a
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im
 Y
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 K
ah
n
Longitud del borde de la zona metropolitana (km)
Superficie del anillo de la región urbana (fuera de la zona metropolitana) (km2)
Distancia media entre la zona metropolitana y las ciudades satélites (km)
Número de ciudades satélites en la región urbana (nº)
Número de zonas construidas en el perímetro de la zona metropolitana (nº)
Número de cuñas verdes en el perímetro de la zona metropolitana (nº)
Espacio verde de mayor tamaño en la zona metropolitana (km2)
Densidad estimada de corredores verdes en la zona metropolitana (nº/unidad)
Densidad estimada de parches verdes dentro de área metropolitana (nº/unidad)
Distancia desde la ciudad al aeropuerto más próximo (km)
Distancia del centro de la ciudad al volumen de agua más próximo
(mín. = cerca, máx. = lejos)
Cubierta vegetal natural junto a ríos y arroyos principales (% longitud del río)
Número de paisajes agrícolas en la región urbana (nº)
Número de grandes humedales en la región urbana (nº)
Número de brechas entrepaisajes naturales en la región urbana (nº)
Número de brechas y conexiones angostas entre paisajes naturales (nº)
Número de zonas boscosas en la región urbana (nº)
Relación longitud/anchura de metro
Relación perímetro/área de metro
Zona de metro (km2)
Perímetro del metro (km)
Precipitación (cm)
Temperatura (en ºC)
Elevación (m)
Población urbana
La tabla presenta valores con relación al valor más alto para cada criterio.
El valor más alto equivales al 100 % (cuadrado completo) y los demás son proporcionales.
15La ecología urbana y la distribución de la naturaleza 
 
Lucio
Esturión de lago
Perca sol
Salmón real
Dorosoma
Carpa herbívora
Sander vitreus
Catostomus castomus
Perca blanca
Morone chrysops
Notropis atherinoides
Ambloplites rupestris
Osmerus mordax
Pinchagua
Perca americana
Etheostoma nigrum
INTERACTUAR
La agencia ecológica
Chris Reed
Escribo este artículo desde la perspectiva del paisajismo, el urba­
nismo y las prácticas de diseño contemporáneas, y específica­
mente desde cómo se integran a partir de conceptos tomados de 
la ecología y de los sistemas naturales. En este contexto, quisiera 
abogar por una aproximación más plena y comprometida con lo 
ecológico del urbanismo ecológico, pero no porque crea que sea 
más importante que muchos de los asuntos que conciernen a las 
ciudades y los sistemas urbanos, o a las dinámicas sociales y la 
tecnología, que también entran en juego. Considero el potencial 
de la ecología como idea (y fuerza) más informadora y formativa 
sobre cómo se construyen las ciudades, cómo evolucionan, cómo 
cobran forma y cómo se reconfiguran a través del tiempo.
En mi opinión, las ideas contemporáneas sobre ecología y pla­
nificación pueden rastrearse en la obra de Ian McHarg de media­
dos de la década de 1960 y principios de la de 1970, cuando el 
análisis y la evaluación de los recursos naturales (geología, sue­
los, agua, hábitat, etc.) podían informar a los mejores lugares y a 
las maneras de desarrollar la tierra para la ocupación social.1 
Aunque su metodología pueda ser fácilmente criticable por su 
llamada a la objetividad y su cosificación de los componentes 
del paisaje como algo simplemente registrable y cuantificable, 
la metodología y la práctica de McHarg abrió la planificación a la 
idea de una interconectividad entre las ciudades/suburbios y el 
mundo natural: proyectar CON la naturaleza. Quizás el uso que 
McHarg hizo del término ‘propincuidad’ (proximidad, afinidad y 
semblanza) sea lo que mejor caracterice su sentido de esta rela­
ción entre el mundo humano y el no humano.
Sin embargo, al mismo tiempo que arraigaba la metodología 
de McHarg, aparecieron nuevas ideas sobre la ecología. Por 
ejemplo, los estudios de Richard T. T. Forman entre la década de 
1980 y principios de la de 1990 desarrollaron una nueva com­
prensión y nueva terminología para los sistemas ecológicos –que 
hoy denominamos, por ejemplo, matrices, mallas, redes– y que se 
caracterizaban por sus adyacencias, superposiciones y yuxtapo­
siciones.2 El trabajo de Forman reconoció de un modo significa­
tivo la naturaleza dinámica y viva de los sistemas ecológicos, no 
solo la cosa física que registraba McHarg, sino cómo estas cosas 
físicas soportan el movimiento y el intercambio de la materia 
ecológica (agua, semillas, vida silvestre). Hubo otros que lleva­
ron estas ideas más lejos aún; en efecto, el área de conocimiento 
comenzó a distanciarse de la búsqueda de un equilibrio predeci­
16
 
Lucio
Esturión de lago
Perca sol
Salmón real
Dorosoma
Carpa herbívora
Sander vitreus
Catostomus castomus
Perca blanca
Morone chrysops
Notropis atherinoides
Ambloplites rupestris
Osmerus mordax
Pinchagua
Perca americana
Etheostoma nigrum
lago puerto/bahía estuario río afluente
ble o una condición estable para sistemas típicamente en fluc­
tuación y en proceso de adaptación a cambios sutiles o drásticos 
en materia de aportaciones, recursos y climas. La adaptación, la 
apropiación y la flexibilidad se convirtieron en las marcas de los 
sistemas “exitosos”, pues los ecosistemas subsisten por su capa­
cidad de responder a condiciones medioambientales variables.3
Este cambio abrió nuevos mundos para el discurso crítico 
sobre el urbanismo y el diseño: junto a los sistemas de ingenie­
ría, Stan Allen identificó la nueva ecología como un ejemplo 
importante de “práctica material” que se centraba menos en 
“cómo parecen las cosas” que “en qué pueden hacer”.4 Su trabajo 
en colaboración con James Corner y la ecologista Nina­Marie 
Lister en el concurso para el parque Downsview de Toronto a 
finales de la década de 1990 imaginó el montaje de distintos 
andamios físicos que promoviesen la propagación de ecologías 
emergentes o sistemas naturales. La idea era simplemente intro­
ducirlos en un primer momento para más tarde evolucionar has­
ta niveles de complejidad y adaptabilidad crecientes a través del 
tiempo. Hasta las bases del concurso de Downsview fueron, en 
este caso, importantes, puesto que requerían que las propuestas 
pensaran a largo plazo (y con cierta tolerancia a la incertidum­
bre) sobre la evolución del proyecto.5
Con esto como telón de fondo, quisiera presentar cuatro ten­
dencias emergentes que han asumido este entendimiento revisa­
Hábitat de peces en el lago Ontario: 
el registro de las tendencias 
ecológicas (que tanto los peces 
de río como los de lago se 
reproducen en la interfaz entre 
ambos) informa la calibración 
de las estrategias de diseño para 
la generación del hábitat
17
 
INTERACTUAR
do de la ecología y de los sistemas naturales como base para la 
estrategia proyectual: las ecologías estructuradas, análogas, 
híbridas y de comisariado.
Las “ecologías estructuradas” se refieren a la estrategia de tra­
bajar con o a la par de las cosas y procesos de las ecologías diná­
micas: las mecánicas concretas de cómo crecen, se comportan y 
se adaptan las plantas, las exigencias para el rendimiento de los 
hábitats para la vida salvaje, y el movimiento y las dinámicas 
de los diferentes sistemas de agua en el paisaje. Como en el 
caso de Corner, Allen y Lister, estas estrategias aportan un anda­
miaje físico con condiciones variables (bajas/altas, húmedas/
secas, cerradas/expuestas), de modo que distintas comunidades 
de plantas y formas de vida silvestre puedan ir apropiándose del 
lugar con el tiempo. Este tipo de estrategias anticipa una serie de 
futuros posibles que pueden aparecer en respuesta a una serie 
Gestión de los embalses de 
monte Tabor: la organización 
de las aportaciones del proyecto, 
las construcciones y los 
mecanismos de retroalimentación 
permiten la flexibilidad y 
adaptabilidad a largo plazo
C A T A L I Z A D O R E S
I M P L E M E N T A C I Ó N
F L U J O D E F O N D O S
Fase 2
Crecimiento + sucesión
Rampa de acceso y escenario, embalse 1
 Acontecimientos y conciertos, embalse 1
Extensión de las estrategias y de los elementos norte y sur
Terraza y cascada de filtración, embalse 6
 Extensión del sistema de purificación 
 de aguas, embalse 6
Fase 0 Fase 1Acontecimiento 
instalaciones
Generar curiosidad
Preparación 
del lugar
Protección del 
lugar durante 
la construcción
Fase 
presupuestada 
del desarrollo 
paisajístico
Inicio de la 
intervención
Primera ola de 
construcción 
paisajística
Aperturas + cierres Cimientos + marcos
Inicio de las obras en el embalse Reuniones, programación y diseño
Finalización de las obras/redireccionamiento del agua Activación de los grupos de interés
Paquete de financiación/ 
permisos federalesConstrucción del embalseTours por las plantas de tratamiento
Ventanas hacia las casetas de guardia, edificios de entrada/salida
Montaje de valla (construcción y vida salvaje)
Piscina vernal para el embalse 1: descarga y llenado dos 
veces al año
Movimiento de tierras y muros de contención
Siembra y plantación
Montaje de surcos
Terrazas de escorrentía y zonas de hábitat
Superficie,terrazas con equipos y zonas de reunión
Paseo de madera y malecón hacia embalses 5 y 6
(terreno del embalse 1)
Programa de 
restauración 
de vallado
Expansión de la 
central eléctrica
Crecimiento de las plantas y sucesión del hábitat
Subvenciones para el arte y la cultura/Fondo Nacional para las Artes
Programa para la conservación de las aves migratorias 
neotrópicas/Departamento de Pesca y Vida Salvaje
Subvención para la restauración del hábitat/Acorn Foundation
Fondo de préstamo rotativo estatal para el agua limpia/
Agencia de Protección Ambiental
Producción de cuencas/Departamento de Agricultura
Restauración comunitaria/NOAA
18
 
de cambios medioambientales potenciales (calentamiento climá­
tico, subida del nivel del mar, cambios en el comportamiento del 
viento y la humedad, etc.); en esencia, una estructuración de la 
competencia natural que existe entre las comunidades de plan­
tas, de modo que permitan que el lugar y el resto de los sistemas 
sean capaces de responder, adecuarse y volverse resilentes ante 
dicho cambio.
Las “ecologías análogas” incluyen proyectos que, por analo­
gía, intentan modelar las conductas de respuesta de los sistemas 
vivos en construcciones y procesos no vivos: la habilidad de los 
seres vivos –ecotonos completos, organismos individuales, la 
piel humana– de reaccionar ante los cambios y adaptar su natu­
raleza a la condición nueva o revisada. En arquitectura podemos 
pensar en pieles reactivas como el Adaptative Fritting (fritado 
adaptativo) de Chuck Hoberman, una pared de vidrio con pane­
C A T A L I Z A D O R E S
I M P L E M E N T A C I Ó N
F L U J O D E F O N D O S
Fase 2 Fase nExpansión de 
sistemas físicos, 
ecológicos e 
hidrológicos
Reutilización y 
reprogramación 
de 
construcciones 
históricas
Adaptaciones 
sociales y 
ecológicas
Reutilización de 
los embalses 1 y 6
Reutilización de 
los “campos 
de recarga” 
(mantenimiento)
Crecimiento + sucesión Elaboración + adaptación
Financiación/campaña por capital (público y privado) Reuniones, programación y diseño
Financiación/campaña por capital (público y privado)
Ingresos por la expansión de la central eléctrica
Ingresos por la expansión de la central eléctrica
Venta de créditos tributarios 
históricos
Rampa de acceso y escenario, embalse 1
 Acontecimientos y conciertos, embalse 1
Extensión de las estrategias y de los elementos norte y sur
Terraza y cascada de filtración, embalse 6
 Extensión del sistema de purificación 
 de aguas, embalse 6 Restauración de muros y valla de la casa del guardia, embalse 1
Restauración de muros y valla, embalse 6
Campos de recarga
Utilización del embalse 6 para artes escénicas
 Utilización del embalse 1 
para deportes acuáticos
Adaptación y evolución del hábitat y de la vida salvaje
Subvención para comunidades sostenibles/Penny Family Foundation
Ingresos por concesiones de infraestructuras
Ingresos por generación de energía
Estructura de crédito tributario histórica/aplicaciones
Nikebiz.com/nike corporation
Planificación de la gestión del agua/Agencia de Protección 
Ambiental
Ingresos procedentes de la generación de energía adicional
Fase 
presupuestada 
del desarrollo 
paisajístico
Inicio de la 
intervención
Primera ola de 
construcción 
paisajística
Paquete de financiación/ 
permisos federales
Crecimiento de las plantas y sucesión del hábitat
Fondo de préstamo rotativo estatal para el agua limpia/
Agencia de Protección Ambiental
Producción de cuencas/Departamento de Agricultura
Restauración comunitaria/NOAA
19La agencia ecológica
 
INTERACTUAR
les fritados móviles que cambian con la fluctuación de la luz 
creando espacios y entornos cambiantes. En paisajismo pode­
mos pensar en el proyecto de espacios sociales flexibles: anda­
mios físicos para el desempeño de actividades sociales y cultu­
ras abiertas (aunque no ilimitadas), en contraste con las 
ecológicas. Y en proyectos urbanos a gran escala y de gran com­
plejidad podemos imaginar la puesta en marcha de marcos 
administrativos receptivos, escenarios de tipo “si…, entonces…” 
y estrategias de gestión que fomenten los bucles de retroalimen­
tación a las aportaciones y la sensibilidad en el tiempo.
Las “ecologías híbridas” se refieren al desarrollo de sistemas 
de diseño receptivos que accedan simultáneamente a las dinámi­
cas medioambientales, ingenieriles y sociales, sistemas que 
engranan fuerzas y dinámicas humanas y no humanas. Dichos 
sistemas son de final abierto dadas las múltiples maneras en las 
que se engranan con las dinámicas medioambientales a gran 
escala –precipitaciones y sequía, subidas y bajadas del nivel del 
agua en los lagos, sucesión de plantas, etc.–, al tiempo que hacen 
que los sistemas y elementos humanos y no humanos dialoguen. 
Estas ecologías son, pues, estrategias para la fusión de las esfe­
ras social y ecológica que ponen de manifiesto su mutua interde­
pendencia y su individualidad.
Las “ecologías de comisariado” incluyen proyectos en los que 
podemos asumir el papel de un comisario, o generar una serie de 
dinámicas que estructuramos y a partir de las cuales interactua­
mos en un cierto período de tiempo. La idea aquí no es solo 
enmarcar y separar una serie de ecologías de plantas y de anima­
les que crecen descuidadamente fuera de la interferencia huma­
na directa, sino estructurar modos de interactuar con ellas para 
comisariar una serie evolutiva de impulsos e interacciones eco­
lógicas y urbanísticas fuera de nuestro control, pero que, aun 
así, podrían ser susceptibles de incentivos o recalibrados pro­
Sección del río, tierras bajas del 
río Don, Toronto: la hibridación 
de los sistemas de ingeniería para 
maximizar el espectro completo 
de las condiciones de superficie 
porosas inicia y apoya las dinámicas 
abiertas típicas de las ecologías 
de los ríos y pantanos.
20
 
ductivos, en respuesta a las intenciones o aportaciones en evolu­
ción. En este caso el papel del proyectista o urbanista cambia 
para convertirse en un productor de proyectos en sentido amplio, 
cuya función se activa intermitentemente a medida que las con­
diciones lo exigen, y cuando estos sistemas interconectados y 
mutuamente imbricados crecen y se adaptan.
De una forma más amplia, la ecología puede ser una fuerza 
generadora y un agente tan activo como esquivo dentro de la 
estructuración de la ciudad y la evolución de la vida cívica. Pue­
de ser un agente que engrane física, mecánica y constructiva­
mente las diversas tecnologías avanzadas, las políticas públicas 
y las dinámicas culturales y sociales que están en juego. En todos 
estos casos, la apropiación de los mecanismos, la resilencia y 
hasta del lenguaje de la ecología y de los sistemas ecológicos en 
sus múltiples formas y manifestaciones, como mecanismos y/o 
modelos, forman las bases para un nuevo conjunto de prácticas 
de diseño flexible, receptivo y adaptable a medida que los pro­
yectos evolucionan y se van acumulando a lo largo del tiempo.
1 Véase: McHarg, Ian, Design With 
Nature, John Wiley & Sons, Nueva York, 
1967 y 1992 (versión castellana: Proyectar 
con la naturaleza, Editorial Gustavo Gili, 
Barcelona, 2000).
2 Véanse las numerosas publicaciones de 
Richard T. T. Forman, entre ellas: Land 
Mosaics: The Ecology of Landscapes and 
Regions, Cambridge University Press, 
Nueva York, 1995.
3 Entre los numerosos ecologistas y ensa-
yos que tratan o articulan este cambio de 
paradigma se encuentran: Cook, Robert E., 
“Do Landscapes Learn? Ecology’s ‘New 
Paradigm’ and Design in Landscape Archi-
tecture”, discurso inaugural Ian McHarg en 
la University of Pennsylvania, 22 de marzo 
de 1999; y Lister, Nina-Marie, “Sustainable 
Large Parks: Ecological Design or Designer 
Ecology?”, en Czerniak, Julia y Hargreaves, 
George (eds.), Large Parks, Princeton Archi-
tectural Press, Nueva York, 2007.
4 Allen, Stan, “Infrastructural Urbanism”, 
en Points + Lines: Diagrams and Projects 
for the City, PrincetonArchitectural Press, 
Nueva York, 1999, págs. 46-57 (versión 
castellana: “Urbanismo infraestructural”, en 
García-Germán, Javier [ed.], De lo mecá-
nico a lo termodinámico, Editorial Gustavo 
Gili, Barcelona, 2010, págs. 171-182).
5 La presentación completa del esquema 
de Field Operations/Stan Allen + James 
Corner aparece en Czerniak, Julia (ed.), 
Case: Downsview Park Toronto, Prestel/
Harvard University Graduate School of 
Design, Múnich/Cambridge (Mas.), 2001. 
Para una discusión de las bases del con-
curso y de la idea del andamiaje, véase el 
ensayo “Urban Ecologies: Biodiversity and 
Urban Design” de Kristina Hill que aparece 
en el mismo volumen.
21La agencia ecológica
 
Como director de arte del New York 
Times Magazine se me encargó ilus-
trar la complejidad e importancia de 
la infraestructura en nuestras vidas 
diarias. Quise hacerlo con un estilo 
muy técnico, puesto que la mayor 
parte de los elementos son de 
ingeniería. Otro aspecto que quería 
resaltar era que todos estos elemen-
tos técnicos integran un sistema 
casi orgánico del que dependemos 
para nuestra vida diaria.
Infraestructura neoyorquina
Christoph Niemann
INTERACTUAR 22
 
23
 
INTERACTUAR
Redefinir la infraestructura
Pierre Bélanger
Los sistemas tecnológicos desarrollados –automóviles, carrete-
ras, abastecimiento municipal de agua, alcantarillado, telefo-
nía, líneas férreas, predicción del clima, edificios e incluso orde-
nadores en la mayoría de sus usos– se han convertido en un 
trasfondo naturalizado, tan ordinario y común para nosotros 
como los árboles, la luz natural o el polvo. Nuestras civilizaciones 
dependen de ellos de manera fundamental, aunque nos demos 
cuenta de ellos cuando fallan, lo que rara vez sucede. Son los teji-
dos conectivos y los sistemas circulatorios de la modernidad. 
En breve, estos sistemas se han convertido en infraestructuras.1
Paul N. Edwards, “Infrastructure and Modernity”, 2003
La infraestructura sustenta las ciudades: carreteras, aeropuer­
tos, centrales eléctricas y vertederos figuran entre los iconos del 
urbanismo contemporáneo. La mera escala de estos elementos 
hace de su comprensión un único sistema prácticamente imposi­
ble, pero su buen funcionamiento depende precisamente de su 
continuidad para soportar las economías industriales y urbanas. 
Como a menudo se ubican bajo tierra o en la periferia de la ciu­
dad, la infraestructura es en gran medida invisible hasta que se 
avería. Las inundaciones, los apagones y las carestías sirven 
como potentes recordatorios de la fragilidad de este trasfondo 
invisible, que apenas existía hace menos de un siglo. Rara vez nos 
detenemos para cuestionar el funcionamiento de esta superes­
tructura, pero acontecimientos recientes –como la subida y baja­
da del nivel del agua y los máximos alcanzados en los precios de 
la energía y de los alimentos– nos obligan a una revisión crítica 
de los cimientos sobre los que se asientan las ciudades norteame­
ricanas. Al reflejar las exigencias económicas y los imperativos 
ecológicos actuales, el presente artículo trata de este giro tecno­
cultural, reexamina los preceptos de la infraestructura –el siste­
ma básico de servicios esenciales que soporta la ciudad, la región 
o el país–, los patrones de urbanización de los que emerge y cómo 
las nuevas presiones regionales requieren un completo reexamen 
y una reinversión en este amplio campo de la práctica.
Crisis y conflicto
Para redefinir la infraestructura es necesario que se entiendan 
mejor sus antecedentes. Históricamente se definía como la “red 
colectiva de carreteras, puentes, líneas férreas y obras públicas 
24
 
del género necesarias para el funcionamiento de una economía 
industrial”,2 la infraestructura en América del Norte nació a 
principios del siglo xx, más a partir de la crisis y el conflicto que 
por su diseño.
Inundación y federalización. El primer registro de la palabra 
‘infraestructura’ como “un conjunto de sistemas, obras y redes de 
los que depende una economía industrial; o, el cimiento de las 
sociedades y economías modernas”,3 se produjo en el marco de lo 
que probablemente fuera la riada más destructiva en la historia 
de Estados Unidos: la gran inundación del Misisipí de 1927. Las 
precipitaciones sin precedentes en la cuenca del Misisipí comen­
zaron en agosto de 1926 y, un año después, resultaron en una cre­
cida al sur del golfo de México, frente a la costa de Nueva Orleans. 
Los efectos de las inundaciones fueron devastadores: 120 embal­
ses destruidos, cerca de 66 millones de hectáreas de tierra cultiva­
ble inundadas, 600.000 personas desplazadas y 246 muertos. Se 
necesitaron unos 230 millones de dólares para proyectos de 
reconstrucción y para mitigar los daños, lo que llevó a una reorga­
nización federal y a la reapropiación de los embalses y tierras tri­
butarias de la planicie aluvial por parte del Cuerpo de Ingenieros 
del Ejército. Mediante la Ley para el Control de Inundaciones de 
1928, el control de las aguas y los embalses amplió las operacio­
nes de la Comisión del Misisipí, cuyo mandato ahora incluía la 
Inundación en una ciudad: el río 
Misisipí superó 16 metros el nivel 
de referencia de Arkansas City 
(Arkansas) el 27 de abril de 1927, 
durante la Gran Inundación que 
tuvo lugar ese año
25
 
INTERACTUAR
gestión y protección de las estructuras de transporte (carreteras y 
puentes), la protección de los recursos (petróleo y carbón) y la pro­
ducción de electricidad en el futuro (energía hidroeléctrica). El 
control de las inundaciones se convirtió en un servicio de la región 
hidrológica del Misisipí, que cubre el 41 % del territorio del país.
Zonificación y planificación euclidianas. La implantación de 
la zonificación es una parte fundamental del nacimiento de la 
infraestructura en América del Norte. En un caso de referencia del 
Tribunal Supremo de Estados Unidos de 1926 –“El pueblo de 
Euclid, Ohio, contra Ambler Realty Co., 272 US 365”–, la corte 
aprobó el requerimiento de un municipio para prevenir el desarro­
llo de un polígono industrial junto a un barrio residencial céntri­
co. Como antecedente de los llamados argumentos NIMBY (Not In 
My Backyard, literalmente “no en mi patio trasero”), este caso 
supuso un precedente jurídico para la segregación de los terrenos 
urbanos,4 lo que a su vez precipitó el urbanismo moderno al ins­
taurar una zonificación de una única función. La planificación 
euclidiana condujo a la práctica generalizada de la separación y 
clasificación de los usos de los terrenos y se volvió tan común que, 
ante la falta de un estamento regulador a nivel regional o nacio­
nal, predispuso las tierras cultivables de las periferias como futu­
ras zonas de expansión de la ciudad. Con el auge simultáneo de la 
motorización y de los corredores de transporte, la subdivisión de 
Operaciones públicas: mapa 
para las medidas de desalojo y 
estrategias de reparación a lo largo 
del río Misisipí en 1927 bajo 
el mandato de Hoover
26
 
los usos de las tierras permitió inadvertidamente insertar los 
corredores de transporte y de los servicios como barreras entre 
los usos de tierra incompatibles. Al marcar el inicio de la jurispru­
dencia moderna en materia de uso de tierras en toda América del 
Norte, la zonificación sigue siendo uno de los más importantes 
mecanismos de la estructura económica, social y espacial del pai­
saje norteamericano desde la cuadrícula de Thomas Jefferson.5
La urbanización y el imperativo público de infraestructura
Como telón de fondo de las grandes inundaciones y las leyes de 
zonificación, otras dos importantes transformaciones vinieron a 
marcar el paisaje norteamericano: la urbanización de las econo­
mías de mercado y la regionalización de los recursos locales. Al 
completarse la Gran Marcha hacia el Oestey cerrarse la frontera 
occidental, la urbanización sufrió un giro definitivo desde un 
patrón agrario y rural a otro urbano e industrial. El Censo Nacio­
nal de Estados Unidos puso de manifiesto que hacia 1920 la 
mitad de la población del país vivía en ciudades y suburbios.6 El 
éxodo de granjeros que vivió el siglo xix marcó el punto de 
inflexión: la población urbana estalló, sobre todo en el Nordeste y 
el Medio Oeste del país; así fue como el país se volvió urbano. Este 
aumento del tamaño de las aglomeraciones densas produjo una 
dramática serie de retos para el suministro de servicios básicos.
Vertidos e ingeniería. Mientras que el Cuerpo de Ingenieros del 
Ejército se encargaba de las inundaciones y la recuperación de tie­
rras, el drenaje efectivo de las ciudades y pueblos vio nacer una 
especialidad profesional completamente nueva: el ingeniero sani­
tario. Tras la epidemia de fiebre amarilla de la década de 1790, los 
brotes de cólera a finales de la década de 1800, y el vaciado de las 
aguas sin tratar y el vertido de basura en los cursos de agua que 
servían como fuente de suministro de agua potable, las ciudades 
de la costa este tuvieron muchos casos de enfermedades relacio­
nadas con el agua.7 Tres tipos de vertidos condicionaron la nueva 
disciplina urbana de la ingeniería sanitaria: las aguas subterrá­
neas, las escorrentías y los desagües. El ingeniero sanitario más 
ilustre del siglo xix, el coronel George E. Waring Jr., abogó por la 
separación de los canales para los vertidos, al tiempo que defen­
dió que no podían separarse los componentes en la planificación 
del sistema.8 Desde los pozos negros hasta los vertidos ilegales, la 
descoordinación de los métodos de gestión del alcantarillado pre­
sentaba una clara amenaza para la salud pública, e instó a la 
reconsideración de dos sectores esenciales para el paisaje urbano: 
el saneamiento y el transporte.9 Al limitarse la capacidad de 
superficie, la densidad urbana priorizaba el uso de las carreteras 
y calles para las tuberías (canales cubiertos, arroyos enterrados) y 
los servicios subterráneos como medio principal de transporte, 
duplicando para ello la superficie necesaria.10 Simultáneamente, 
el uso de planes urbanos generales comenzó a caer en desuso, en 
Geometría euclidiana: efecto 
especial de las prácticas de 
zonificación excluyentes en Euclid 
(Ohio), lugar de nacimiento de la 
planificación moderna de tierras, 
donde la carretera interestatal 90 
separa limpiamente las zonas 
residenciales al norte de aquellas 
comerciales e industriales al 
sur (2008)
27Redefinir la infraestructura
 
INTERACTUAR
Urbanizar la infraestructura: plan 
integrado de infraestructuras de 
alcantarillado, viario, manzanas 
y espacios abiertos del paisajista 
Frederick Law Olmsted y del 
ingeniero sanitario George E. Waring 
Jr., superpuesto al sistema viario 
de Joseph Ellicott de 1804
Modernos sistemas de separación: 
secciones de desagües, drenajes 
y arquetas para aguas residuales del 
tratado de 1889 del coronel George 
E. Waring: The Separate System 
of Sewerage and Its Construction
28
 
parte al fracasar en el control de la expansión fragmentada de las 
grandes metrópolis industriales.
Carbón y electricidad. Ningún otro factor tuvo un mayor efecto en 
la ciudad decimonónica que la electricidad. Las ciudades manu­
factureras de la época dependían de la energía del vapor generado 
por carbón. La actividad industrial pesada y nociva, sucia e 
inflexible era más adecuada para las grandes y compactas ubica­
ciones céntricas próximas a las vías férreas y a los puertos para 
abastecerse de petróleo y carbón. Los avances que permitieron la 
trasmisión de energía eléctrica a larga distancia abrieron radical­
mente zonas urbanas mayores. El suministro de energía ininte­
rrumpido y barato también podía generarse a partir del petróleo 
barato del Medio Este o de las abundantes reservas de carbón del 
Medio Oeste. Puesto que el 90 % de la población rural del país aún 
no contaba con electricidad hacia fines de la década de 1920,11 la 
electricidad proporcionó medios para la mecanización y la auto­
matización. La disponibilidad generalizada de electricidad alargó 
las horas de trabajo más allá del horario solar y la refrigeración de 
artículos perecederos urbanizó completamente a la cadena ali­
mentaria tradicional. Llegada la década de 1930, la electricidad se 
generaba de manera aún más efectiva en una gran ubicación cen­
tral, pero su transmisión a grandes distancias aseguró la expan­
sión urbana y la interconectividad regional. Al contrario que las 
ciudades europeas, la electrificación de Estados Unidos anticipó 
su desarrollo urbano y dejó espacio para su crecimiento.12
La combinación de alcantarillado, transporte13 e infraestruc­
tura eléctrica colocó a la ingeniería civil a la vanguardia de la 
planificación y el desarrollo. Ante la ausencia de una ley federal 
o estatal de infraestructuras, los gobiernos municipales asumie­
ron la tarea del desarrollo, mientras que los ingenieros coparon 
el proceso de diseño mediante el uso del registro, la tecnología y 
la construcción de nuevos sistemas urbanos. Se sentaron así las 
bases para la preeminencia de la élite ingenieril tecnocrática, 
que pronto llegaría a dominar el siglo xx.
Roosevelt, la reforma y la regionalización
En retrospectiva, las primeras décadas del siglo xx marcaron un 
punto de inflexión para lo urbano en Estados Unidos. El súbito 
derrumbe de la bolsa a finales de la década de 1920, sumado a 
las prolongadas sequías que sufrió el Medio Oeste durante la 
década de 1930 y el preámbulo militar a la II Guerra Mundial 
pusieron en duda el historial predominante de una economía 
laissez-faire y el papel pasivo del gobierno. Como respuesta a la 
Gran Depresión, el presidente Franklin Delano Roosevelt imple­
mentó rápidamente las obras públicas del New Deal entre 1933 y 
1935 mediante la creación de una serie de agencias facultadas 
para estimular la economía y recuperar tierras.14 Desde el AAA 
(Agricultural Adjustment Act) hasta la WPA (Work Progress 
29Redefinir la infraestructura
 
INTERACTUAR
Administration), la nueva estructura federal se centró en las dos 
cuestiones más urgentes a las que se enfrentaba el país: el estan­
camiento económico y la descentralización inminente. Influen­
ciado por el regionalista Howard W. Odum,15 Roosevelt anticipó 
la necesidad de una planificación cooperativa guiada por el 
gobierno para generar electricidad y preservar suelo, para el 
desarrollo de viviendas y la construcción de carreteras.
De las carreteras privadas a las autopistas públicas. A finales de 
la década de 1920 se produjo otro punto de inflexión para la urba­
nización. La estructura centralizada e inflexible de las ciudades 
industriales y de la industria pesada se desbloqueó gracias a tres 
giros tecnológicos simultáneos: la mayor velocidad del transporte 
en camión, la expansión del abastecimiento de electricidad y el 
boom del automóvil. Aunque en general se atribuye a su segundo 
sucesor, Eisenhower, el sistema de autopistas continental fue un 
Carreteras como obras públicas: el 
primer número de la revista Public 
Roads se publicó en 1918 tras la 
institución de la Ley Federal de 
Carreteras de 1916 y la autorización 
de los primeros fondos de 
financiación para el transporte de la 
Oficina de Carreteras Públicas, que 
originalmente administraba el 
Departamento de Agricultura
El presidente como planificador: 
Franklin Delano Roosevelt y Wally 
Richards revisando un plan general 
mientras recorren Greenbelt, uno 
de los tres suburbios de Maryland 
planificados por la Administración 
para la Reocupación del New Deal 
a finales de la década de 1930
Superplanificación: inauguración 
de la exposición sobre la 
configuración del Sistema Nacional 
de Autopistas bajo los auspicios de 
la Ley de Asistencia Federal para 
las Autopistas de 1956, durante el 
mandato deDwight D. Eisenhower, 
sucesor del Sistema Interregional 
de Autopistas sin Peaje de 
Roosevelt, que constaba 
de siete conexiones este-oeste 
y tres norte-sur
30
 
legado del New Deal de Roosevelt. Hacia finales de la década de 
1930 se volvió urgente construir una red de carreteras. Los tortuo­
sos caminos de tierra que conectaban las granjas con los merca­
dos y las carreteras privadas de peaje presentaban obstáculos 
importantes a la movilidad y las comunicaciones regionales. Las 
carreteras gratuitas eran sinónimo de libertad y democracia.16 Al 
oponerse al control privado de las carreteras, pero siendo cauto 
con las expropiaciones,17 Roosevelt imaginó la red urbana interre­
gional de 66.000 kilómetros como la espina dorsal de una nueva 
red para la descentralización de las ciudades y el desarrollo de 
nuevos asentamientos en los cinturones verdes. Pospuesto a cau­
sa de la II Guerra Mundial, el plan de Roosevelt para el proyecto 
de obras públicas más grandes del mundo, conocido como el Sis­
tema Nacional de Autopistas Interestatales y Defensa, no se 
reanudó hasta 1956 bajo el mandato de Eisenhower.18
Cultivos y conservación. Lo que la motorización hizo por las ciu­
dades, la mecanización lo hizo por la agricultura: las podadoras, 
cosechadoras y arados se vieron reemplazados por los tractores de 
gas, por la producción acelerada de alimentos y por las economías 
rurales en alza. Al ser necesaria menos mano de obra, las cosechas 
se dispararon, pero los bajos precios de los productos agrícolas y 
lo cara que resultaba la maquinaria obligaron a los agricultores 
a cultivar más tierras de menor calidad para poder pagar sus 
nuevos créditos para comprar maquinaria. Las exiguas condicio­
nes económicas durante la Gran Depresión obligaban a reducir 
aún más los costes. Se impuso el cultivo de maíz, trigo y avena, al 
tiempo que se abandonaban las prácticas tradicionales para la 
conservación de suelos. Desde las praderas canadienses hasta las 
del sur de Estados Unidos, los pastos se volvieron vulnerables 
ante las sequías y las tormentas de viento, en un preludio omino­
so a la década que se conocería como Dust Bowl (literalmente, 
Planificador: el doctor Raphael Zon 
fue un pionero en el estudio de la 
relación entre bosques, cursos 
fluviales y control de inundaciones 
con su propuesta de un refugio 
boscoso intercontinental en las 
Grandes Planicies a lo largo de 
las Montañas Rocosas
Tsunami terrestre: un muro de polvo 
y oscuridad de proporciones 
bíblicas se acerca a Stratford 
(Texas) el 18 de abril de 1935, 
cuando las sequías y tornados 
golpearon el Dust Bowl, tras 
décadas de prácticas de cultivo 
implacables y sin reglamentar 
por todo el Medio Oeste de Estados 
Unidos y Canadá durante la década 
de 1930
31Redefinir la infraestructura
 
INTERACTUAR
cuenco de polvo) que afectaba a más de un 75 % del país en más de 
27 estados. La crisis agraria dio como resultado un programa del 
New Deal para regular las prácticas agrícolas, diversificar los 
cultivos y gestionar las cosechas. La Ley de Conservación de Sue­
los de 1935 abordó el problema de la pérdida de suelos y la sequía 
con un gran proyecto para la instalación de cortavientos de más 
de 200 millones de árboles para implementar un cinturón protec­
tor de 160 kilómetros de anchura y 1.900 de longitud desde Alber­
ta hasta Texas. Las medidas preventivas incluían la rotación de 
cultivos, el cultivo por franjas, el arado perpendicular a la pen­
diente y el uso de terrazas para diversificar los cultivos alimenti­
cios, y se crearon las cooperativas regionales de cereales para 
ayudar a que los agricultores mejoraran su capacidad adquisiti­
va mediante consorcios. De ese modo se puso fin a sus prácticas 
descoordinadas e indiscriminadas gracias a un sistema federal 
reglamentado para la conservación de suelos, conocido como Sis­
tema para la Conservación de los Recursos Naturales.19
De los servicios privados al poder público. Los últimos años de la 
década de 1920 señalaron también el fin de la especulación ener­
gética. La Ley de Empresas de Servicios Públicos de 1935 acabó 
con la burbuja de las empresas privadas de servicios, sobredimen­
sionadas e infrarreglamentadas. Los gigantes de servicios –como 
Wilbur Foshay, Samuel Insull y George Ohrstrom– cayeron en 
bancarrota o huyeron del país.20 En su famoso eslogan “Electrici­
dad para la defensa”, Roosevelt vio una importante oportunidad 
de combinar su agenda de recuperación, alivio y reforma con la 
generación y suministro de electricidad de la Tennessee Valley 
Authority (TVA). Creada en 1922 por el Connecticut Valley Power 
Exchange (CONVEX), la TVA combinaba objetivos públicos y pri­
vados en un modelo de planificación regional nunca antes visto en 
Estados Unidos. Bajo los auspicios de Arthur Morgan y Benton 
La región como infraestructura: 
panel de la Tennessee Valley 
Authority que muestra las fronteras 
de la cuenca que atraviesa siete 
estados como un complejo 
sistema que incluye el control 
de inundaciones, la producción 
de electricidad y fertilizantes 
y el desarrollo económico 
de los recursos públicos y 
tierras privadas en el valle del 
río Tennessee
32
 
Mackaye, la TVA gestionó el quinto sistema fluvial más grande del 
país para reducir los daños por inundaciones, producir electrici­
dad, conservar la navegabilidad, proveer oportunidades de ocio y 
proteger la calidad del agua en una cuenca de más de 100.000 km2.
Al hacer de la planificación un imperativo, Roosevelt realineó 
el papel de la gobernanza pública e instituyó un giro decisivo en 
la dinastía dominante del control privado y localizado de los 
recursos de la tierra.21 Mediante la Ley de Defensa de 1916, los 
planes públicos e innovaciones programáticas que Roosevelt 
implementara en la década de 1930 se convirtieron en un ante­
proyecto para una infraestructura interregional donde los cam­
pos de cultivo, los sistemas de drenaje, las redes de transporte, 
las centrales y las redes eléctricas pasaron a considerarse asun­
tos de seguridad social para todo el país.
Desregulación, desinversión, declive y decadencia
En el marco de la economía recalentada de la posguerra, la 
población de Estados Unidos se duplicó (pasó de los 125 millo­
nes de habitantes en 1959 a los 250 en 1990) y ejerció una presión 
desmesurada en la exigencia de servicios públicos. A principios 
de la década de 1980 se produjo un giro mayúsculo en el estilo de 
gobierno federal y la infraestructura pública, bajo la administra­
ción de Ronald Reagan –un reflejo de los métodos que Margaret 
Thatcher empleara en el Reino Unido–, que sentó las bases para 
una desregulación y una desinversión que estimulara la econo­
mía estancada. Para reducir el déficit nacional, la estrategia de 
Reagan confió en la bajada de impuestos a las sociedades y la 
privatización de los servicios públicos.22 De la industria militar 
a la producción eléctrica, ningún sector fue inmune a esta políti­
ca. Siguiendo los pasos de su predecesor, Jimmy Carter, quien 
desreguló el sector del transporte, Reagan comenzó con las 
industrias del gas y el petróleo durante la década de 1980. Dando 
Negligencia causaba por el diseño: 
desde un mal diseño hasta la falta 
de mantenimiento, todo influyó en 
el derrumbe del puente 9.340, que 
conducía a la carretera interestatal 
35W sobre el río Misisipí en 
Minneápolis (Minnesota), que se 
produjo el 1 de agosto de 2007 
en hora punta
33Redefinir la infraestructura
 
INTERACTUAR
Aprender del fracaso y de los 
desastres: línea del tiempo que 
marca los desastres urbanos y 
regionales más graves del último 
siglo y que incluye huracanes, 
sequías e inundaciones como 
respuesta a los peligros de la 
ocupación de infraestructuras de 
ingeniería, como rotura de presas, 
derrumbe de puentes y vertidos 
químicos
34
 
35Redefinir la infraestructuraINTERACTUAR
la vuelta al legado de Roosevelt, la privatización cobró fuerza 
una vez concluido el gobierno de Reagan y pavimentó el camino 
para externalizar los servicios públicos en las sucesivas admi­
nistraciones durante las siguientes tres décadas.23, 24
Con el legado desregulador heredado de la economía de Reagan 
empezó la decadencia de la infraestructura urbana.25 La privati­
zación de los servicios públicos se extendió hasta la propiedad 
de los activos públicos y la gestión de obras públicas, cristaliza­
do en la crisis silenciosa que viene atravesando el país.26 Una red 
importante de infraestructuras de la posguerra –aeropuertos, 
puertos, carreteras, alcantarillado, puentes, diques, embalses, 
corredores eléctricos, terminales y plantas de tratamiento– acu­
sa hoy la falta de reparaciones y mantenimiento. Los derrumbes 
de puentes en Minnesota y Montreal y los efectos prolongados 
del huracán Katrina son todos síntomas de los costes ocultos 
asociados a la privatización de la infraestructura pública. Abru­
mada por el retraso en el mantenimiento y la insuficiencia cróni­
ca de recursos, la infraestructura deteriorada necesita una 
inversión de 2,2 billones de dólares en los próximos cinco años,27 
lo que representa más que el doble de lo que actualmente se 
invierte en ellas. Esto plantea interrogantes urgentes sobre la 
eficacia a largo plazo de las políticas de desregularización.
¿Cómo podemos repensar, pues, la lógica convencional de la 
Momento crítico: vista aérea de 
la planta TVA Kingston de los ríos 
Emory y Cinch en Tennessee, 
donde se derramaron cuatro 
millones de metros cúbicos de 
hulla tras la ruptura de un dique, 
el 22 de diciembre de 2008
36
 
infraestructura –el proceso de fondo para el suministro de servi­
cios básicos que subyace en las ciudades y las regiones–, para 
mantener las poblaciones en expansión y las economías urbanas 
diversificadas en el futuro?
Ecología como economía
El aparato tecnológico genérico de la infraestructura moderna 
ha ensombrecido en cierto sentido la supremacía de los sistemas 
biofísicos subyacentes. Mientras que en el pasado los países 
industrializados se veían obligados a contaminar o destruir el 
entorno para servir a la economía, hoy la ecuación se invierte: la 
economía es inseparable del entorno.
Al responder al estado actual de decadencia de la infraestruc­
tura y a las presiones ecológicas, unos nuevos modelos y prácti­
cas28 comienzan a desafiar el dogma de la desregulación neolibe­
ral y la ausencia de planificación federal:
A. Reingeniería ecológica: los métodos lineales, estáticos y 
monofuncionales dan paso a diseños flexibles, operatividades 
circulares y capacidades multidimensionales para la optimiza­
ción, el rendimiento y las dinámicas.
B. Diseño sinérgico: mediante la interconectividad y la interde­
pendencia, el diseño de la infraestructura depende de las siner­
gias estratégicas para multiplicar su funcionalidad como siste­
ma.29
Apropiación de tierras a escala 
global: flujos de las ventas de 
tierras cultivables y adquisiciones 
para la producción de alimentos 
entre el Oriente Próximo, África, 
Eurasia y América pasada la 
temporada de huracanes del 
Atlántico de 2005, y el pico 
en los precios de alimentos 
a nivel mundial
37Redefinir la infraestructura
 
INTERACTUAR
Ecología de la urbanización: 
diagrama de flujos para los 
procesos externos e internos 
de una ciudad como un sistema 
abierto, por Howard T. Odum
Almacenes con ruedas: el volumen 
de carga previsto para el transporte 
por carretera a larga distancia que 
circula por el Sistema Nacional de 
Carreteras duplicaría su frecuencia 
actual en 2035 con el auge de la 
subcontratación logística
Note: Long-haul freight trucks serve locations at least 50 miles apart, excluding trucks that are use d in intermodal movements.
Source: U.S. Department of Transportation, Federal Highway Administration, O ce of Freight Manageme nt and Operations, Freight Analysis Framework, vers ion 2.2, 2007.
Truck Volume / Day
50,000
25,000 12,500
C a n a d a 
M e x i c o 
Gulf of Mexico
Atlantic
Ocean
Pacific
Ocean
Agua Fibra Alimentos Combustibles Tierras
Residuos
sólidos
Residuos
líquidos
Bienes
Servicios
Viento
Sol
Industria
Transporte Servicios
Comercio
Gobierno
local
Humanos,
viviendas
Rellenos
Mercados
Viento Corrientes
Gobierno
Gente
Aire
viciado
Trans
fere
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Imp
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to
38
 
C. Urbanización como síntesis: volver a zonificar y urbanizar tie­
rras genera mecanismos financieros necesarios para recuperar 
la infraestructura derruida y las tierras contaminadas.
D. Planificación para el fracaso: supeditadas a una cultura de la 
contingencia y la preparación, las predicciones de riesgo son 
generadores de fuerzas en la planificación de las regiones urba­
nas para las generaciones sucesivas.30
E. Regionalización: la cuenca es una infraestructura hidrofísica 
que ofrece una escala estratégica intermedia para la planifica­
ción a nivel interjurisdiccional.
Al cuestionar el protagonismo de la ingeniería civil como una de 
las disciplinas de mayor influencia en el siglo xx –así como la 
inercia, menos obvia, de la planificación urbana–, la infraestruc­
tura cobra una relevancia extrema en las prácticas organizativas 
públicas y privadas. La fusión de sistemas biofísicos e infraes­
tructura contemporánea se está convirtiendo rápidamente en el 
criterio rector de las regiones urbanas. Las redes viarias y los 
suministros de agua potable ya no pueden planificarse al mar­
gen de sus regiones naturales, como tampoco puede hablarse de 
una ingeniería para el tratamiento de desagües o de centrales 
eléctricas sin tenerlas en cuenta, ni diseñar edificios y servicios 
sin considerar sus sistemas energéticos. Desde este punto de vis­
ta, la ecología es una economía.
Apostar por la tierra: imagen 
de satélite de Flint (Michigan), 
antiguamente la “ciudad 
automotriz” y actualmente sede 
del primer banco de tierras de este 
estado. El banco se ocupa de 
reorganizar las tierras abandonadas 
y contaminadas mediante nuevas 
medidas fiscales y ecológicas, en 
asociación con la cuenca del río 
Flint y el condado de Genesee.
Regiones Unidas de Norteamérica: 
el patrón de urbanización de 
Canadá, Estados Unidos y México 
con relación a las 17 cuencas 
principales de América del Norte.
39Redefinir la infraestructura
 
INTERACTUAR
La infraestructura como paisaje. La exigencia de más formas 
renovables de desarrollo e infraestructuras más flexibles está 
promoviendo intercambios entre disciplinas. A caballo entre la 
planificación y la ingeniería, el paisajismo contemporáneo pue­
de proponer un sofisticado sistema operativo para las regiones 
urbanas donde la agencia compleja de los sistemas vivos y los 
procesos dinámicos puedan implementarse mediante una plani­
ficación a largo plazo y a gran escala. A partir del auge de los 
temas ecológicos en la década de 1970 y pasando por la crisis de 
obras públicas de la de 1980 hasta llegar a la merma de las 
estructuras ingenieriles en la de 1990, la rearticulación ecológica 
de la infraestructura urbana debe incluir la gestión del agua, el 
reciclaje de residuos, la producción de electricidad y alimentos y 
el transporte a gran escala. Resulta esencial, tanto para su prác­
tica como para su pedagogía, redefinir y reintegrar la infraes­
tructura como un paisaje instrumental y sofisticado de recursos, 
procesos y servicios básicos que, juntos, apoyen y sostengan la 
urbanización continua e incompleta del siglo xxi.
Agradecimientos: a Richard F. Weingroff 
y Senquola Seabron (División de Infraes-
tructura de la Federal Highway Administra-
tion), Kenneth Johnson (Library of Con-
gress), Jan McDonald (sewerhistory.org) y 
a Angela King (Geology.com/NASA Land-
sat y Departamento de Comunicación de 
la Tennessee Valley Authority), por su 
generosidad y apoyo en la búsqueda de 
imágenes

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