La dilución del virus en el agua, combinada con la efectividad antiviral del cloro, hacen que la probabilidad de transmisión del virus en cualquier piscina sea extremadamente remota, muy cercana a cero.
una pequeña cantidad de cloro, (1.5 partes por millón), inactiva el virus, en cuestión de segundos. Incluso si el virus sobreviviera en cantidades suficientes para ser infeccioso, aún tendría que encontrar algún medio de ingresar al torrente sanguíneo de otra persona no infectada para que se produzca la transmisión.
Tendriamos que imaginar un escenario en el que la persona que tiene el virus se sangra copiosamente en la piscina y alguien más se lesiona causandose una herida abierta y que el virus entrara en el nuevo huesped de manera instantánea antes de que el cloro lo inactivara.
A la fecha no hay casos documentados (en publicaciones cientificas) de transmisión del VIH en una piscina.
Foto Greg Louganis, USA Olympic Diver (by Amazon.com)
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