La consciencia, es una de las cosas más difíciles de definir.
Según el neurocientífico Giulio Tononi, “la consciencia: es lo que nos abandona cada noche cuando caemos en un sueño profundo, y vuelve a nosotros a la mañana siguiente cuando nos despertamos”
Según el punto de vista de algunos físicos, como Michio Kaku, la consciencia no es más que un conjunto de bucles de retroalimentación que hacen que un ser vivo responda a diferentes estímulos. En su obra El futuro de nuestra mente, clasifica cuatro niveles de consciencia, formando algo a lo que él llama la teoría espacio-temporal de la consciencia:
Ahora, yendo al punto central de la pregunta, ¿Es el cerebro realmente responsable de que los seres seamos autoconscientes?
Pues el cerebro no es un órgano individual que procesa todos nuestros recuerdos, sentimientos e ideas en completo, sino que tiene partes específicas para cada tarea, y una parte encargada de analizar y “supervisar” todo lo que las otras hacen, para generar así una acción.
La Comisurotomía, hace una década, demostró que existen partes del cerebro que pueden trabajar de manera individual si se separan de ese “supervisor”, de manera ajena a los deseos del paciente operado.
Para explicarlo mejor, los Hemisferios cerebrales tienen funciones diferentes, pues el izquierdo se especializa en funciones que incluyan la razón y la lógica en su realización, mientras que el derecho lo hace en acciones que involucran el arte y la creatividad. De ambos el izquierdo tiene la predominancia y supremacía, pues es el que toma la última decisión en todo.
Pues bien, en la comisurotomía se secciona una parte del cuerpo calloso, que deja a ambos hemisferios incomunicados, quitándole así, la última palabra al izquierdo e independizando al derecho. A aquellas personas con esta característica se les llama pacientes con el cerebro dividido.
En estos casos, los neurocientíficos han encontrado algo realmente impresionante: El hemisferio derecho parece tener ideas, gustos, emociones, decisiones y hábitos distintos al izquierdo. Como una segunda consciencia dentro de nosotros, pero que no puede expresarse o mostrarse, por estar atada al hemisferio izquierdo.
Para comprobar esto, se realizaron algunos test a pacientes con el cerebro dividido, y como el hemisferio derecho controla el ojo, brazo y pierna derechos, y el izquierdo a sus contra partes izquierdas; se decidió hacerle las mismas preguntas a ambos hemisferios, pero sin que el otro se enterara.
Los resultados fueron más que sorprendentes, pues si al hemisferio izquierdo de un paciente le preguntaban: ¿Cuál es tu mayor anhelo en cuanto a tu vida profesional? (para eso ponían la pregunta de tal modo que sólo la vea el ojo izquierdo) el paciente respondía (porque el hemisferio izquierdo domina el habla) que deseaba ser piloto de carreras. Pero al realizar esta misma pregunta al hemisferio derecho, el paciente escribía con la mano derecha, dibujante profesional (por poner un ejemplo).
Esto implica que podría haber una consciencia más dentro de nosotros con ideas diferentes a las nuestras, pero que está opacada por el hemisferio izquierdo, que a su vez nos da esa sensación de ser un sólo ser con una sola consciencia.
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