Cuando piensas, ¿te escuchas pensar? Si es así, ¿la voz de tu pensamiento coincide con la que tú escuchas cuando hablas? ¿Cómo se oyen tus...

Es curioso que, aún cuando oímos nuestros pensamientos, de ordinario no tienen un sonido específico: nuestro pensamiento consciente y discursivo no manifiesta voz, que es el sonido natural producido por el ser humano.

De hecho, salvo alucinaciones auditivas como el llanto de un bebé, los gritos de un hombre una mujer, todos los procesos del pensamiento consciente verbalizado son en algún punto sólo gramaticales, no fonéticos. De alguna forma concebimos imágenes conceptuales de nuestra voz interior; no concebimos nada que tenga una referencia auditiva externa.

De hecho, el pensamiento, como tal, no es lingüístico salvo en el caso del .

Para dichas alucinaciones, como para el recuerdo de voces de cantantes, existe una referencia mnémica.

Por poner ejemplo, la mente psicótica que experimenta alucinaciones auditivas en que se introducen voces aparentemente ajenas a la nuestra, que aturullan la conciencia, y se confunden convirtiendo dicha experiencia en una angustia incomprensible (a este estadio previo al diagnóstico, al comienzo y durante la enfermedad, con mis palabras lo denomino “atropello mental”), suele derivar en el delirio y la paranoia, tras largo tiempo e interpretación de sonidos captados aleatoriamente, asumiendo a tales interpretaciones la intrusión de esos otros pensamientos ajenos, alienando el pensamiento y dando la conciencia propia de concepción de la realidad de una mente esquizofrénica.

Otro caso es el de la intrusión de sonidos, o voces genuinamente reconocidas, o no, en el registro mnémico, pero siendo voces o sonidos claramente diferenciados y persistentes (ejemplos como los arriba mencionados de los llantos del bebé son los sonidos traumáticos o la voz de un progenitor acusador).

Cuando imaginamos espacios y formas geométricas, las inspeccionamos, o modificamos en nuestra mente, no estamos de hecho manipulando físicamente ningún tipo de objeto físico directamente, sino una abstracción de éste. El pensamiento es un estadio previo de su expresión oral, esto es, por la voz (aunque es cierto que hay personas que parece que en su vida han pensado antes de hablar, pero esto es otra historia).

Ahora mismo es la respuesta más aceptable que puedo dar (imagina que te parece una estupidez como un piano y que encima lo he pensado antes de expresarlo; para colgarme, pero es otra historia también).

Diré que:

• Percibo mi pensamiento verbalizado, pero no con alguna clase de oído interno que no tenga que ver con el sentido ni el órgano de la audición, pero, aún cuando se da que me sumerjo en reflexiones y me abstraigo de sonidos externos no puedo afirmar que “escuchar” sea correcto aquí, sino más bien “concebir” o “percibir”, tal vez.
• Estoy seguro de que todo lo que viene a mí mente y toma una forma conceptual, desde lo más cabal a lo más grotesco, coincide con mis expresiones gestuales y verbales (salvo cuando consigo omitir por respeto algunas proposiciones polémicas).
• En mi caso, es complicado. Hace algo más de 7 anhos que convivo con un diagnóstico psiquiátrico de Esquizofrenia, y he pasado desde el estadio arriba mencionado de atropello mental, hasta el preclaro delirio, y la paranoia, ya crónica. Tomando el ejemplo del pensamiento consciente como algo más gramatical que fonético, imagina un folio escrito o mecanografiado: puedes leer el texto línea por línea constante e ininterrumpidamente; ahora imagina que las líneas del texto, tomando movimiento, se superponen en múltiples y arbitrarias permutaciones, haciendo prácticamente ilegible el texto. Aquí lo único que es es constante e ininterrumpido es el incremento exponencial de confusión y angustia. Asique: en momentos de claridad, concibo mis pensamientos suficientemente, alguna vez, muy concentrado notablemente (suelo concentrarme hasta que expido el máximo de exactitud de que soy capaz, como un deportivo que consume mucho, se usa para ir del punto A al B y si acaso al C en tiempos récord y se conduce poco eficientemenre, y no como un coche normal y corriente que te lleva cualquier punto: a trabajar, de vacaciones; te facilita desplazamientos cortos, te acompanha incluso en el ocio y usas a diario muy eficientemente; en días complicados esperas que pase el tiempo rápido, intentas evadirte en sea lo que sea que cruce por tu mente con la impronta en tu conciencia de tu condición mental, y lloras, con suerte para ti.