A menudo cuando estoy leyendo comienzo a pensar en otras cosas, y aunque mis ojos sigan recorriendo las palabras, no retengo nada de información...

Gracias por tu pregunta.

Lo primero que pensé con tu pregunta fue: "si le doy una respuesta, puede que no retenga ni una palabra…". No obstante, me arriesgaré y te daré una respuesta que sé, vas a guardar.

En un país no muy lejano, vivía una araña Nephila como todos sus ancestros, pasaba sus días tejiendo su tela tal como su madre le había dicho: "fuerte en el centro para atrapar insectos gordos y bien sujeta de las ramas".

Por más que se esforzaba, tejía y tejía, sólo atrapaba uno que otro insecto. Sus días eran duros, con el estómago vacío y poco alimento, ya no sabía qué más hacer. Un día, cuando todo el bosque escuchaba sus lamentos, se le acercó una gran Nephila, la mejor tejedora, la más grande que podrías haber visto. Con calma, se detuvo a su lado y le preguntó: "¿por qué tantos lamentos si aún puedes tejer?". A lo que la pobre araña hambrienta le dijo: "nada funciona, tejo y tejo todo el día y la noche, pero no tengo resultados… ¡ya no sé qué hacer!".

La araña grande se quedó mirándola, tocó la tela tejida y le preguntó: ”¿cómo podrías agarrar grandes insectos si tu tela está enganchada de esas débiles y pequeñas ramas?". Con una de sus patas, le indicó que la siguiera y caminaron rápidamente hasta la copa del árbol.

"¿Ves ese gran árbol de allá?", le dijo, indicando un alerce milenario con ramas que abarcaban el diámetro de la panza de un elefante… de los grandotes. A lo lejos se veía el brillo tornasol de una tela hermosa y meticulosamente tejida. "¡Ésa es mi tela!" - continuó diciendo -, "la he tejido durante varios años, la reforcé y arreglé todas las posibles fallas que pudo tener. Con esos arreglos, la hice cada vez más grande y más fuerte. Llegó un día en el que me di cuenta de que podía cazar incluso a un rinoceronte y no podría escapar de ella". Se detuvo un momento y puso una pata sobre el hombro de su frustrada amiga, diciéndo: "tú sólo has construido lo mismo, una y otra vez… sobre los mismos errores, repitiendo las mismas fallas… tu tela es igual que la de hace años y los insectos ya saben por dónde deben pasar… ése es tu error".

La pequeña araña comprendió que todo el esfuerzo había sido en vano. Desde esa copa de su árbol, se dió cuenta de que éste era igual de grande que el otro, ¡era un bosque de Alerces! Siempre había tejido en las pequeñas ramas y nunca había pensado en que necesitaba ramas más grandes para telas más poderosas, a pesar de que estaban ahí, frente a sus ojos… todo ese árbol siempre había habitado junto a ella… ¡era su hogar! Desde ese día, comenzó a tejer telas grandes y fuertes, empezó a apoyarse en ramas que nadie podría derribar y todo cambió.

Hoy es una araña grande, de esas bellas Nephilas "tenebrosas", y está satisfecha… ¡muy satisfecha!, porque trabaja sobre su tela cada día, y siempre hay algo para llenar el estómago y sobrevivir el invierno.

Muy probablemente te preguntes: ¡¿Qué demonios tiene que ver esto con mi pregunta?!

Tú eres la araña, tu cerebro es la tela y tus pensamientos y conocimientos son las ramas. No puedes retener conocimiento si no tienes de dónde sujetarlo, no hay cómo retenerlo ni tu cerebro tiene la fuerza para aguantar grandes ni pequeños insectos (lo que entra a tu cabeza).

La única forma de hacerlo es dedicarle tiempo y esfuerzo a tener un cerebro más fuerte, más concentrado y eso se entrena… te puedes autoeducar a concentrarte. Comienza con un minuto, después dos y así.

La meditación también es una excelente forma de desarrollar la concentración y la calma.

Y, para qué reforzar lo obvio, el ejercicio, la dieta y la disminución del estrés son BÁSICOS para tener una tela hermosa y fuerte, además de unas ramas bien mantenidas.

Espero que la historia te haya servido para conectar ideas y no perderte en el camino de la desconcentración.

Sé que puedes… sólo empieza.

Que estés muy bien y éxito.