¿Cuáles eran los planes de los aliados si atrapaban a Hitler vivo?

Hitler sabía que su destino si era atrapado por los soviéticos y por Stalin sería completamente desagradable; que probablemente sería expuesto en la Plaza Roja de Moscú como un trofeo; ejecutado a la vista de todo el mundo y su cadaver probablemente preservado en algún museo de la capital rusa.

A pesar de ser la anterior solamente una suposición, -pues la historia verdadera fue que el cuerpo de Hitler y de su esposa Eva Braun fueron incinerados por sus guardias de las SS-, Hitler tuvo una referencia de lo que podría pasarle cuando recibió noticias de la caída en desgracia de Benito Mussolini.

A finales del mes de abril de 1945 Benito Mussolini (con una sentencia de muerte a sus espaldas), su amante Clara Petacci y algunos políticos y militares fascistas italianos decidieron probar su suerte mezclándose entre un convoy de la Luftwaffe que pretendía escapar desde el norte de Italia hacia Alemania, con la intención de, en algún punto del camino, ingresar clandestinamente hacia la neutral Suiza a fin de escapar de la justicia. El propio Mussolini tenía tanto miedo de ser reconocido en el trayecto que vestía, de pies a cabeza, un uniforme completo del ejército alemán.

El día 27 de abril dicho convoy sufrió una emboscada por parte de un cuantioso grupo de partisanos italianos comunistas en la zona noroeste del Lago Como, cerca de la frontera con Suiza, siendo obligado a parar en seco su marcha. Fue al momento de escudriñar aquel convoy cuando varios de los políticos fascistas italianos fueron reconocidos, e inmediatamente se exigió a los militares alemanes entregar a todos los italianos que viajaban entre sus filas, a cambio de permitirles continuar su trayecto.

Eventualmente, Mussolini fue también descubierto y, junto con los demás italianos, trasladado a la localidad de Dongo, donde fue recluído junto con su amante Petacci en una granja. Vale la pena destacar que uno de los líderes de aquel grupo de partisanos, Urbano Lazzaro, mencionó que Mussolini, al momento de su captura, "se veía completamente exhausto, con la mirada perdida. Parecía muerto por dentro".

La noticia de la captura del jerarca italiano pronto se extendió por toda Europa, no obstante, los combates continuaban en el norte de Italia y, con el temor de que Mussolini llegase a escapar o ser liberado -como ya había sucedido en 1943- Luigi Longo, Secretario del Partido Comunista Italiano, ordenó a Walter Audisio, uno de sus líderes locales, dirigirse inmediatamente hacia Dongo y encargarse personalmente de la ejecución de Mussolini.

Al día siguiente, el 28 de abril, Audisio y sus hombres llegaron a Dongo, recogieron a Mussolini y a su amante, y condujeron 20 kilómetros al sur, hacia una pequeña localidad llamada Giulino di Mezzegra. El vehículo paró justo en la entrada de un edificio llamado Villa Belmonte, donde fueron finalmente ejecutados “Il Duce” y su amante.

Punto exacto dónde Mussolini y su amante, Clara Petacci, fueron ejecutados por Walter Audisio, en la entrada de Villa Belmonte. Uno de los hombres que acompañaba a Audisio, Aldo Lampredi, escribió en 1972 sus memorias sobre lo sucedido, confirmando esta versión y desmintiendo otras teorías erróneas sobre la muerte de Mussolini.

Sin perder tiempo, los cuerpos de ambos fueron transportados hacia Milán. Al día siguiente, el 29 de abril, fueron exhibidos junto con los de otros políticos y militares fascistas italianos. Los cuerpos fueron mutilados, golpeados, escupidos y muchas otras acciones más por parte de la muchedumbre italiana y, posteriormente, colgados a la vista de todos en la plaza pública Piazzale Loreto.

Cuerpos de Mussolini, Petacci y otros miembros del partido fascista italiano exhibidos en Piazzale Loreto, en Milán.

Cuerpos de Benito Mussolini y Clara Petacci en la morgue después de ser golpeados, mutilados y exhibidos públicamente en Milán.

En conclusión, si un personaje como Mussolini sufrió el destino que sufrió, imagina cuál hubiera sido el de Hitler en manos de su némesis Stalin y de los bolcheviques.