Absolutamente no.
Mein Kampf no es el Necronomicón, no tiene poderes místicos, ni corrompe a la gente llevándola al lado oscuro. De hecho, es todo lo contrario.
Pese a que los neonazis lo consideren como una lectura esencial, como una Biblia del racismo, tan solo se trata del producto de su tiempo. Fue dictado a Rudolf Hess, que lo mecanografió mientras él y Hitler estaban presos tras la operación fallida de Beer Hall Putsch. Posiblemente es lo más cercano que podamos estar de la mente de Adolf Hitler, ya que las grabaciones de sus conversaciones no están confirmadas como autenticas y deberían ser tomadas con precaución y cierto grado de incredulidad.
Es una obra maligna, una diatriba política y un manifestó de las ideas retorcidas de Hitler, pero también es un importante documento histórico pese a que sea pomposo, aburrido e imposible de ejecutar, tal y como quedó demostrado entre los años 1933 y 1945.
Aprendiendo de nuestros errores evita que los volvamos a cometer. Censurar la voz de la historia es generar ignorancia y volver a reavivar las brasas del mal.
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Metodologia e Prática de Ensino de História e Geografia
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