¿Qué ocurrió con el equipamiento militar después de la Segunda Guerra Mundial?

Muchos vehículos, aviones y barcos se vendieron como chatarra, se despojaron de sus partes valiosas y se fundieron, ya que los metales como el aluminio podían reutilizarse.

El número de aviones desechados realmente fue asombroso. Entre 1945 y 1946, se desguazaron unos 5.500 aviones, sólo en la base aérea de Kingman, en Arizona.

Acres de aviones de la Segunda Guerra Mundial almacenados, esperando su destino en Kingman, 1946.

Además, gran parte del armamento Aliado estaba disperso por todo el mundo, y era demasiado caro enviarlo todo a casa.

Un Jeep Willys de 1943, la base del diseño de los jeepneys.

En Filipinas quedó tal cantidad de Jeeps estadounidenses, que se creó todo un nuevo tipo de transporte público, al convertirlos en pequeños autobuses llamados "Jeepneys".

En el caso de Libia y Túnez, había tantos vehículos militares abandonados en el campo de batalla, que su recuperación como chatarra ayudó a la economía de estos países a recuperarse después de la guerra.

En la mayoría de los casos, gran parte del equipo utilizado en la batalla había sido destruido sin posibilidad de reparación. Los barcos y los aviones eran especialmente propensos a ello. Un barco que se hundía a mil pies en el fondo del mar, o un avión que se estrellaba contra el suelo a 400 millas por hora, eran normalmente completamente inútiles.

El HMS Ark Royal, un portaaviones británico, fue torpedeado frente a Gibraltar por los alemanes en 1941. Ahora descansa en el lecho marino, a una profundidad de unos 3.300 pies (1.000 metros).

Los tanques eran un asunto totalmente diferente. A menudo podían ser recuperados del campo de batalla, reparados y puestos de nuevo en servicio rápidamente. Sin embargo, al final de la guerra, la mayoría de estos tanques estaban completamente desgastados y casi inservibles.

También existía un problema común: la producción de muchos diseños de la Segunda Guerra Mundial se había parado hacía años. Así que los vehículos, los barcos y los aviones eran demasiado viejos para un mantenimiento adecuado, o ya no eran eficaces en un campo de batalla que evolucionaba rápidamente.

Esto era especialmente cierto en el caso de los equipos alemanes y japoneses, ya que la mayor parte de su capacidad de producción e infraestructura, habían sido destruidas por las campañas de bombardeo masivo de la Segunda Guerra Mundial. Esto hizo que la mayor parte de su equipo militar fuera inviable después de la guerra.

Al final de la guerra, la mayoría de los aviones alemanes habían sido destruidos, estaban en mal estado o habían sido inutilizados deliberadamente por su tripulación. Además, los países eran reacios a utilizar el material del Eje, ya que esas armas se consideraron antiguas herramientas de opresión y odio.

A pesar de ello, hubo casos en los que se utilizó material del Eje, por necesidad o desesperación. Los franceses utilizaron varios tanques alemanes Panther desde el final de la guerra hasta 1949, momento en el que los sustituyó el muy retrasado (y finalmente muy poco exitoso) tanque pesado ARL-44 de producción nacional.

Los libaneses se llevaron un puñado de bombarderos medios italianos SM 79, debido a sus vínculos con Italia y al hecho de que eran baratos de comprar, después de la guerra. Pero los aviones cayeron rápidamente en desuso, ya que eran viejos y estaban escasamente mantenidos.

El fusil de asalto Sturmgewehr 44 fue un diseño alemán innovador. Surgió de la necesidad, en tiempos de guerra, de un fusil de infantería más compacto, semiautomático y con una gran capacidad de cargador, a costa de un menor alcance. El arma influyó posteriormente en el desarrollo del fusil de asalto ruso AK-47.

Pocos sobrevivieron a la guerra, ya que sólo se fabricó un número limitado y el calibre 7,92×33mm lo hacía poco práctico en general para el servicio militar de la posguerra. Sin embargo, fue utilizado durante varios años después, por la Policía Paramilitar de Alemania Oriental.

El STG 44 también fue utilizado por la Policía Paramilitar de Alemania Oriental hasta 1962. Sin embargo, estos usos del armamento del Eje fueron la excepción y no la regla.

A menudo, el método para prolongar el uso de las municiones de la Segunda Guerra Mundial consistía en actualizarlas, para que siguieran siendo útiles y eficaces.

Muchos vehículos blindados de combate demostraron tener diseños muy adaptables. Esta tendencia comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, y un buen ejemplo fue el Panzer 38(t), suministrado por la República Checa, que posteriormente fue reconstruido y convertido en el anti tanque alemán Marder III. Las modificaciones prolongaron su vida útil durante unos años más, aunque, como muchos diseños, el Marder III había alcanzado el límite de su potencial al final de la Segunda Guerra Mundial.

Se había sentado un precedente, y algunos armamentos demostraron tener un potencial tan grande, que fueron mejorados continuamente, alcanzando a menudo la cima de su potencial de diseño, mucho después de los años de guerra.

Un ejemplo de ello fue el tanque estadounidense M4 Sherman, que siguió actualizándose décadas después de su fabricación.

Incluso a principios de la década de 1960, los israelíes modificaron 180 Sherman M4A1 sobrantes. Añadieron una versión acortada del potente cañón francés de 105 mm F1, además de dotarlo de una nueva y mejorada suspensión y motor.

El nuevo tanque recibió la designación M-51 y el apodo de "Super Sherman". Demostró ser muy eficaz contra los tanques soviéticos modernos T-54, T-55 y T-62, que utilizaba el ejército árabe.

El M-51 fue finalmente retirado del servicio israelí en la década de 1980. Se vendieron 100 al ejército chileno, que los utilizó hasta 1999, cuando fueron sustituidos por los Leopard 1.

Algunos diseños eran tan buenos y estaban tan bien hechos, que se mantuvieron durante años con pocas o ninguna modificación. El clásico tanque medio ruso T-34/85 y el avión de combate naval F-4U Corsair, entraban en esta categoría.

El F-4U Corsair se siguió fabricando durante años después de la guerra, y su producción no finalizó hasta 1953. Después de eso, el avión se fue retirando poco a poco del servicio militar, hasta 1976, cuando la Fuerza Aérea de El Salvador lo sustituyó por completo.

Como la construcción de las barcos era costosa y requería mucho tiempo, además de que su funcionamiento requería mucha mano de obra, muchas fueron desechadas después de la guerra. Sin embargo, algunos buques, como el USS Iowa, se mantuvieron.

El Iowa era un acorazado estadounidense de 58.400 toneladas, que se actualizó continuamente y se mantuvo en servicio de forma intermitente hasta 1990, antes de pasar a la reserva naval y, finalmente, en 2011, convertirse en un barco oficial de Museo.

Muy pocos barcos militares se vendieron a particulares, pero es interesante señalar, que el actor John Wayne compró un antiguo YMS-1 estadounidense de la Segunda Guerra Mundial. Era un Yard Mine Sweeper de 136 pies de eslora y lo usó durante los últimos 17 años de su vida.

Se dice que el barco era tan caro de operar, que casi lo llevó a la quiebra varias veces y tuvo que aceptar películas adicionales, para poder pagar para mantenerlo en funcionamiento.

Por otra parte, muchas armas estaban tan mal diseñadas desde el principio, que se desecharon lo antes posible y nunca se utilizaron en la posguerra.

Este fue el caso tanto del Me 163 Komet Jet Interceptor alemán, como de la ametralladora ligera Breda de 6,5 mm modelo 30 italiana. Esta ametralladora era propensa a sobrecalentarse y atascarse, además de no tener asa de transporte, tenía una capacidad de cargador pequeña y un problema de cambio de cañón.

Algunos excedentes de la Segunda Guerra Mundial eran muy atractivos para comprar, ya que eran abundantes y los diseños estaban probados en combate. Este tipo de material tenía la ventaja añadida, de estar fácilmente disponible y a menudo a precios muy asequibles. Por ejemplo, muchos países del tercer mundo compraron aviones de la Segunda Guerra Mundial, como el P-51 Mustang estadounidense, para tareas de contrainsurgencia.

Estos excedentes podían incluso ser canjeados por piezas de repuesto, para mantener en funcionamiento durante años un arma que estaba fuera de producción.

Muchas armas pequeñas eran tan robustas para el exigente entorno de los campos de batalla, que podían mantenerse en uso durante mucho tiempo. También resultaron ser populares en el mercado civil, porque muchas veces eran extremadamente sencillas de manejar; se diseñaron así porque la mayoría de las veces las utilizaban reclutas o tropas poco entrenadas.

Por ello, muchas de las armas pequeñas de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron una larga carrera militar después de la guerra. El subfusil M3 estadounidense fue utilizado hasta hace poco por el ejército filipino, y la ametralladora ligera Bren británica, no dejó de usarse hasta 2006 en las reservas del ejército irlandés.

Algunas armas están tan bien diseñadas o son tan adecuadas para su actualización, que han permanecido en servicio hasta nuestros días. El fusil M1 Garand y la pistola automática Colt M1911A1, son dos excelentes ejemplos.

Un arma de fuego que demostró ser excepcional, fue el rifle semiautomático estadounidense M1 Garand de calibre 30.

Después de la guerra, encontró un nuevo mercado, al principio en su forma original, antes de continuar en el servicio de primera línea después de ser modificado para convertirse en el fusil M14 de 7,62 mm, fusil automático de fuego selectivo. Este fusil permaneció en el servicio del Ejército y del Cuerpo de Marines estadounidense hasta 1964, cuando empezó a ser sustituido por el fusil automático M-16 de 5,56 mm.

Las armas pequeñas de segunda mano de la Segunda Guerra Mundial, fueron populares durante décadas. Es un hecho lamentable que el arma utilizada por Lee Harvey Oswald en 1963 para matar al presidente estadounidense, JFK, fuera un rifle italiano Carcano modelo 91/38, excedente de guerra, que había comprado por correo por sólo 12,98 dólares (107 dólares en valor de 2018).

A algunos de los equipos ex militares de la Segunda Guerra Mundial se les dio un uso más inusual, pero todavía práctico. Por ejemplo, desde 1964, las ahora mundialmente famosas Reno Air Races, en Nevada (Estados Unidos), incluyen una categoría llamada "Unlimited Gold" que es exclusivamente para aviones de la Segunda Guerra Mundial.

El ganador de 2018 de esta clase fue un TMK 20 Sea Fury británico, que tuvo una velocidad media en el recorrido de 418 mph (más de 673 km/h). Otros participantes fueron unos F-8F Bearcats y P-51D Mustangs.

Algunos vehículos militares se reconvirtieron para uso agrícola. Este fue especialmente el caso de Australia. Se quitaron las torretas de los tanques británicos Matilda y se les añadieron palas excavadoras, mientras que los tanques Sherman se utilizaron para ayudar a arar los campos.

Aunque muchos aviones encontraron una nueva vida hasta bien entrada la década de los 50 y 60, como entrenadores, remolcadores de objetivos o transportadores, el transportador militar estadounidense DC3 Dakota, se sigue usando hoy en día como carguero en algunos países sudamericanos.

El carguero naval canadiense de la Segunda Guerra Mundial, el Cromwell Park, se utilizó posteriormente para crear un arrecife artificial en Rivera Beach, Florida. El buque se vendió para el transporte comercial en 1946 y se rebautizó como Harmac Vancouver. Más tarde, fue vendido de nuevo, esta vez a una empresa griega, donde fue rebautizado como Amaryllis.

En 1965, el barco intentaba refugiarse de un huracán, cuando encalló en la costa este de Florida, en Estados Unidos. En 1968, el barco fue remolcado a un lugar de 85 pies (casi 26 metros) de profundidad y hundido para hacer un arrecife artificial permanente.

En la actualidad, muchos vehículos, barcos y aviones se han puesto en museos para su conservación, mientras que otros se han erigido en monumentos conmemorativos en todo el mundo para recordar (además de celebrar) la valentía y la temeridad del hombre, al perseguir la gloria de la guerra.

El hecho de que, más de 70 años después, estas armas sigan existiendo, es un testimonio de su diseño e ingenio perdurables.