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Una de mis amigas siempre soñó casarse con un millonario. Tras muchas aventuras y años persiguiendo a millonarios, finalmente ha conseguido el suyo. El hombre parecer normal, pero ella tiene que acceder a todas sus fantasías sexuales, lo cual es estresante para ella por razones religiosa. Así que ese brillo que mi amiga tenía en los ojos, y su actitud despreocupada han desaparecido. Ahora se la ve traumatizada e insegura.
De todas las cosas que perseguimos en la vida, el dinero es siempre el objetivo número uno. Sin embargo, nunca he conocido a nadie a quien solo el dinero le haya dado la felicidad. Sería mejor perseguir las cosas que ofrece el dinero: libertad, seguridad, calma y alegría de vivir.
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