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¿Qué sientes respecto a las personas que tratan a su mascota como si fuera su hijo?

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Materiales y Apuntes

Os voy a contar un pequeña historia.

Toda mi vida he estudiado y trabajado con perros. Antes opinaba que los perros deberían ser tratados como tales, no como bebés.

Nos adelantamos unos años. Estaba pasado un mal momento, me sentía fatal como si la vida me hubiera masticado y escupido. Ya no quería continuar viviendo.

Entonces, siete días antes de mi cumpleaños llegó a mi vida una bola de luz y calor. Pesaba tres kilos y estaba aterrorizado. Había sido abusado, roto, hundido y con miedo. Yo sabía exactamente que hacer con el porque había estudiado comportamiento canino toda mi vida. Bien, resulta que todos mis estudios y conocimientos fueron inútiles porque aquella pequeña alma estaba tan rota que nada parecía funcionar. El veterinario incluso me sugirió dos veces que lo sacrificara.

No tenía ni ide que más podía hacer por él hasta que me di cuenta que también yo había sido abusado, roto, hundido y con aterrorizado. Le abrí mi corazón y muchas noches que no podía dormir porque tenía demasiado miedo me senté con él, llorando hasta las 5 de la mañana. Era casi como si compartieramos nuestras vidas y nos hubiesemos convertido en un solo ser.

Nunca me dijo “lo superarás/todo irá bien” o “no es importante”. Simplemente me escuchó, con la pata encima de mi pierna y mirándome con sus ojos adorables.

Trabajamos juntos, el uno con el otro, para intentar ser capaces de vivir una vida sin ese horrible miedo anestesiante que nos consumía.

Podrías pensar que sí, que era un perro especial y tal, pero la historia continua.

Tengo cinco enfermedades crónicas que se me están comiendo el cuerpo. No estoy mejorando.

Al principio nadie me creyó. Mi familia, mis amigos e incluso mis médicos insistían que estaba todo en mi cabeza y que tenía que continuar con mi vida. Mi perro fue el único que podía ver con sus ojos como sufría con mis ataques de dolor. Venía y sentaba a mi lado para estar conmigo cuando el dolor me estaba consumiendo.

Por culpa de los médicos y sus negligencias al afirmar que mis síntomas eran psicosomáticos, en diciembre del 2017 mi enfermedad finalmente me tocó de lleno.

Sufro la enfermedad renal poliquística, uno de los quistes más grandes que tengo en el riñón se reventó una mañana. Lo único que recuerdo es que intenté arrastrarme desesperadamente al baño pero perdía el conocimiento todo el rato. En uno de los desmayos me golpe la cara contra el suelo; estaba sangrando tanto exteriormente como en el interior.

Eventualmente arrojé la toalla, era incapaz de arrastrarme a gatas para coger el teléfono. Sin embargo, vi que mi pequeño amigo se encontraba a mi lado. Me miraba horrorizado y parecía como si me quisiera ayudar, pero perdí el conocimiento de nuevo.

Cuando me desperté otra vez vi como el perro corría hacia mí, llevaba el teléfono móbil en la boca y lo dejo caer al lado de mi mano. A pesar del dolor que estaba sufriendo, me quedé atónito, no podía creerlo. Él nunca agarra nada con la boca, pero aquel día si que lo hizo, me trajo aquello que tanto necesitaba. Empecé a llamar a la ambulancia pero no me quedaba batería.

Empecé a gritar pateticamente, intenté llamar la atención de alguien, era como cuando tienes una pesadilla y no puedes gritar o correr. Me rendí de nuevo. Abracé al perro y llorando le dije “me estoy muriendo, no quiero morir. Te quiero mucho”. Entonces él me miró intensamente y de repente salió corriendo hacia el dormitorio de mi madre, pese a que sabe que no le estaba permitido entrar. Se subió a la cama de mi madre y empezó a ladrar hasta que se despertó y la trajo hacia mí.

Tras despertarme en el hospital me dijeron que no solo se me había reventado el quiste, sino que por culpa de la caída tambíen el otro riñón estaba sangrando.

El perro se llama Jamie. Jamie me salvó la vida.

Así que por todo lo descrito nunca podré tratarle como un simple perro. ¿Si le hubiera tratado como un perro, crees que me hubiera salvado la vida dos veces? Estamos muy compenetrados, tanto que nota cualquiera de mis cambios de humor, de temperatura, de tensión arterial o si me duele algo. Es mi mejor amigo y es mi todo.

Es mi ángel.

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