¿Por qué España tiene un historial tan pobre en la defensa de los derechos humanos?

Apliquemos el viejo dicho "medir es saber".

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) emite cada año un informe anual que incluye estadísticas del período 1959-2018 sobre las violaciones del Convenio Europeo de Derechos Humanos del que España, como la mayoría de los países europeos, es signataria. Véanse los enlaces que figuran a continuación:

https://www.echr.coe.int/Documents/Convention_SPA.pdf

https://www.echr.coe.int/Documents/Stats_violation_1959_2018_ENG.pdf

Para un contexto adecuado, cabe señalar que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictado sentencias que confirman violaciones contra todos los signatarios de la Convención. ¡Literalmente no hay excepciones! Es fundamental señalar que ha dictado bastantes sentencias incluso contra los países con las credenciales democráticas y de estado de derecho más sólidas (por ejemplo, Suecia y Suiza).

Esto no debería sorprendernos: los Estados son creaciones humanas. Los humanos son criaturas intrínsecamente falibles. Por lo tanto, debemos esperar que incluso los mejores estados acaben fallando a algunos de sus ciudadanos o residentes de una forma u otra y, por lo tanto, causen violaciones de los derechos humanos. En términos absolutos todos los países violan los derechos humanos. Las estadísticas del CEDH reflejan este hecho y el historial de España debe ser visto en este contexto. La verdadera cuestión es cómo se comporta un país en términos relativos, es decir, en comparación con otros países.

La justicia española es, según estas estadísticas, bastante buena. Según el CEDH, España tenía un total de 112 sentencias de al menos una violación.

En comparación, Alemania tenía 195 sentencias de al menos una violación, Bélgica 175, Suiza 110, y el Reino Unido 315.

Si comparamos el rendimiento de España en términos relativos (por millón de habitantes) encontramos que es sustancialmente mejor que la mayoría de los países mencionados en la pregunta. Sólo Alemania tiene un rendimiento que es sólo un poco mejor. Véase la siguiente tabla:

En el cuadro anterior se incluye el número de sentencias de por lo menos una violación (A) y la población del país (B). Sobre la base de estas dos cifras se calcula un indicador de ejecución por millón de habitantes (C). Véase la fórmula en la tabla anterior.

Sobre una base por millón, España tiene sólo 2,4 violaciones por millón de habitantes, y está prácticamente a la par con la cifra de Alemania, que es de 2,3. Sin embargo, Bélgica tiene la sorprendente cifra de 15,2 violaciones por millón, Suiza también muestra un preocupante 12,9, mientras que España es superada por Reino Unido con 4,7.

Aparentemente España es la menor de nuestras preocupaciones. Tal vez deberíamos empezar a preocuparnos por Bélgica, Suiza y el Reino Unido. Estos países se han dormido en los laureles durante demasiado tiempo.

En lo que a mí respecta, el mundo no tiene derecho a dar lecciones a España.

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Al examinar las estadísticas anteriores, debemos tomar nota de que, al parecer, los dos países de Europa occidental con las historias más sombrías, Alemania y España, se han convertido, en cuanto a democracias, en signatarios excepcionalmente eficaces de la Convención. Se tiene la impresión de que estos dos países pueden haberse convertido en tan buenos ejecutantes precisamente debido a una mayor sensibilidad al sufrimiento humano como consecuencia de su historia.

Mientras tanto, los países que tienen una larga historia de democracia (Suiza, Suecia y el Reino Unido) pueden estar sufriendo la "Ley de la desventaja de una ventaja". Esta "ley" explica cómo una ventaja inicial en cualquier área determinada puede convertirse en una desventaja más adelante. Esto podría explicar por qué los países que empezaron con ventaja (por ejemplo, Suiza, Suecia y el Reino Unido) han sido superados por otros (Alemania y España).

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Debería ser obvio que esta es una cuestión importante, una pregunta que incita o alienta la respuesta deseada, en este caso la confirmación de que España es un infierno terrible y opresivo.

Debemos tomarnos un momento para contemplar el hecho de que actualmente la fuente más importante de estas afirmaciones son los independentistas catalanes que están librando una despiadada guerra propagandística, sin prisioneros, contra España y las autoridades españolas. La esencia de esta guerra de propaganda es que el gobierno español está comprometido en la persecución de los separatistas catalanes y la violación de sus derechos fundamentales.

El hecho es que ningún organismo o institución internacional ha cuestionado la legitimidad de las autoridades españolas y sus procedimientos.

Con un historial tan bueno en comparación con modelos de justicia como Suiza y el Reino Unido, no tenemos que escuchar a los independentistas catalanes que realmente intentan ennegrecer el historial prácticamente dorado de España.

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